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Los pactos de Dios

Alumnos:

Dolly Gutiérrez Herrera

Jair Rojas

Profesor:

Yesid Rodriguez

2018
INTRODUCCION

Los pactos de Dios La Biblia revela que a Dios le ha placido establecer Pactos con
los hombres. Ocho de estos Pactos se mencionan en las Sagradas Escrituras y
ellos tratan de las relaciones vitales de Dios con el Hombre a través de toda su
historia comenzando desde la Creación. cinco de ellos tiene relación con la Nación
de Israel y el resto es común a toda la raza humana. Los Pactos de Dios se
clasifican en dos clases:

 Un Pacto condicional, es uno en el cual la acción de Dios es en respuesta


a alguna acción de parte de aquellos a quienes va dirigido el Pacto, lo cual
garantiza que Dios hará su parte con absoluta certeza cuando se satisfacen
los requisitos humanos. Pero si el hombre fracasa, Dios no está obligado a
cumplir con su parte del Pacto.

 Un Pacto incondicional, es ciertamente cumplidas en el tiempo y a la


manera de Dios. Un Pacto incondicional se distingue de uno condicional por
el hecho de que su cumplimiento esencial es prometido por Dios y depende
del poder y la soberanía del propio Dios.
Los pactos de Dios

1. El Pacto Edénico -condicional- Genesis. 1:26-31 / 2:16-17

Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra


semejanza; y tenga dominio sobre los peces del mar, y sobre las aves de los
cielos, y sobre las bestias, y sobre toda la tierra y sobre todo animal que se
arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo
creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios y les dijo
Dios: Fructificad y multiplicaos; y henchid la tierra y sojuzgadla; y tened dominio
sobre los peces del mar, y sobre las aves de los cielos y sobre todas las bestias
que se mueven sobre la tierra. Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda hierba
que da semilla qué está sobre la faz de toda la tierra; y todo árbol en que hay fruto
de árbol que da semilla os será para comer. Y a toda bestia de la tierra, y a todas
las aves de los cielos y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida,
toda hierba verde les será para comer. Y fue así. Y vio Dios todo lo que había
hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día
sexto.
Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás
comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día
que de él comieres, ciertamente morirás.

2. El Pacto Adámico -incondicional- Fue hecho con el hombre después de la


caída. El tema La redención. Génesis. 3:16-19

"Enemistad pondré entre ti y la mujer, entre tu linaje y su linaje: él te pisará la


cabeza mientras acechas tú su calcañar. A la mujer le dijo: Tantas haré tus fatigas
cuantos sean tus embarazos: con dolor parirás a tus hijos. Hacia tu marido irá tu
apetencia, y él te dominará. Al hombre le dijo: Por haber escuchado la voz de tu
mujer y comido del árbol que yo te había prohibido comer, maldito sea el suelo por
tu causa; sacarás de él alimento con fatiga todos los días de tu vida".
(Génesis 3:15-17)
El Pacto Adámico fue el primer Pacto que Dios hizo con el hombre. Fue un pacto
condicional con Adán en el cual la vida y bendición o la muerte y maldición
dependían de la fidelidad de Adán hacia Dios. Incluía el dar a Adán
la responsabilidad de ser el padre de la raza humana, sojuzgar la tierra,
tener dominio sobre los animales, cuidar las cosechas y no comer del árbol
del conocimiento del bien y del mal. Por haber fracasado Adán y Eva al comer la
fruta prohibida, fue impuesta la muerte por su desobediencia. Adán y Eva murieron
espiritualmente de inmediato y necesitaron nacer de nuevo para ser dignos de la
salvación. Más tarde murieron también físicamente. Su pecado hundió a toda la
raza humana en el pecado y en la muerte. Pero posteriormente Dios hizo este
Pacto con toda la raza humana después de la caída. Es un Pacto en el que Dios
declara al hombre lo que será su vida por causa del pecado. Como un todo, este
Pacto condiciona la vida humana. Se declara maldita a la serpiente utilizada por
Satanás, se da la promesa del Redentor la cual es cumplida en Cristo, se detalla
el lugar de la mujer en cuanto a quedar sujeta al dolor y a la pena en la
maternidad, y en cuanto a la posición del hombre como cabeza de familia. El
hombre, en lo sucesivo, deberá ganarse el pan con el sudor de su frente, y su vida
será dolorosa y con la muerte física como final.

3. El Pacto con Noe y sus hijos -incondicional- para las generaciones


Subsiguientes a Noe. Genesis. 9:1-18.

Y bendijo Dios a Noé y a sus hijos, y les dijo: Sed fecundos y multiplicaos, y llenad
la tierra. Y el temor y el terror de vosotros estarán sobre todos los animales de la
tierra, y sobre todas las aves del cielo, y en todo lo que se arrastra sobre el suelo,
y en todos los peces del mar; en vuestra mano son entregados. Todo lo que se
mueve y tiene vida os será para alimento: todo os lo doy como os di la hierba
verde. Pero carne con su vida, es decir, con su sangre, no comeréis. Y
ciertamente pediré cuenta de la sangre de vuestras vidas; de todo animal la
demandaré. Y de todo hombre, del hermano de todo hombre demandaré la vida
del hombre. El que derrame sangre de hombre, por el hombre su sangre será
derramada, porque a imagen de Dios hizo El al hombre. En cuanto a vosotros, sed
fecundos y multiplicaos; poblad en abundancia la tierra y multiplicaos en
ella. Entonces habló Dios a Noé y a sus hijos que estaban con él, diciendo: He
aquí, yo establezco mi pacto con vosotros, y con vuestra descendencia después
de vosotros, y con todo ser viviente que está con vosotros: aves, ganados y todos
los animales de la tierra que están con vosotros; todos los que han salido del arca,
todos los animales de la tierra. Yo establezco mi pacto con vosotros, y nunca más
volverá a ser exterminada toda carne por las aguas del diluvio, ni habrá más
diluvio para destruir la tierra. Y dijo Dios: Esta es la señal del pacto que hago entre
yo y vosotros y todo ser viviente que está con vosotros, por todas las
generaciones: pongo mi arco en las nubes y será por señal del pacto entre yo y la
tierra. Y acontecerá que cuando haga venir nubes sobre la tierra, se verá el arco
en las nubes, y me acordaré de mi pacto que hay entre yo y vosotros y entre todo
ser viviente de toda carne; y nunca más se convertirán las aguas en diluvio para
destruir toda carne. Cuando el arco esté en las nubes, lo miraré para acordarme
del pacto eterno entre Dios y todo ser viviente de toda carne que está sobre la
tierra. Y dijo Dios a Noé: Esta es la señal del pacto que he establecido entre yo y
toda carne que está sobre la tierra. Y los hijos de Noé que salieron del arca fueron
Sem, Cam y Jafet; y Cam fue el padre de Canaán.
El Pacto con Noé incluía la profecía concerniente a los descendientes de sus tres
hijos, y designaba a Sem como el único de quien vendría la línea divina que
seguiría hasta la llegada del mesías. El dominio de las naciones gentiles en la
historia del mundo está implicado en la profecía concerniente a Jafet (Génesis
9:25-27). Así como el Pacto Adámico introdujo la dispensación de la conciencia,
así el Pacto Noémico introdujo la dispensación del gobierno humano.

4. El Pacto Abrahamico -incondicional- Genesis. 12:1-4; 13:14-17; 17:1-8.

3 grandes revelaciones de Dios concernientes a la historia futura, profundas


promesas en tres líneas.

a. Gran descendencia.
b. Una gran nación.
c. Una gran bendición al mundo entero.

Genesis. 12:1-4;
Y el SEÑOR dijo a Abram: Vete de tu tierra, de entre tus parientes y de la casa de
tu padre, a la tierra que yo te mostraré. Haré de ti una nación grande, y te
bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te
bendigan, y al que te maldiga, maldeciré. Y en ti serán benditas todas las familias
de la tierra. Entonces Abram se fue tal como el SEÑOR le había dicho; y Lot fue
con él. Y Abram tenía setenta y cinco años cuando partió de Harán.

Genesis 13:14-17

Y Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus ojos, y
mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente.
Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre. Y
haré tu descendencia como el polvo de la tierra; que si alguno puede contar el
polvo de la tierra, también tu descendencia será contada. Levántate, ve por la
tierra a lo largo de ella y a su ancho; porque a ti la daré.

Genesis 17:1-8

La circuncisión, señal del pacto


Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo:
Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto. Y pondré mi pacto
entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera. Entonces Abram se postró sobre su
rostro, y Dios habló con él, diciendo: He aquí mi pacto es contigo, y serás padre de
muchedumbre de gentes. Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu
nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes. Y te
multiplicaré en gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti. Y
estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus
generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia
después de ti. Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que
moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos.
Una tercera área principal del Pacto fue la promesa de que por medio de Abraham
vendría bendición al mundo entero (Génesis 12:3). Esto tendría su cumplimiento
en que Israel sería el canal principal de la revelación divina de Dios, la fuente de
los profetas, quienes revelarían a Dios. En forma suprema, la bendición a las
naciones sería dada a través de Jesucristo, quien sería un descendiente de
Abraham. Dada la revelación especial con Dios, Él pronunció una solemne
maldición sobre aquellos que maldijeran a Israel, y una bendición a quienes
bendijeran a Israel (Génesis 12:3).
El Pacto con Abraham, como el Adámico y el de Noé, es incondicional. Mientras
que cualquier generación particular de Israel podía disfrutar de sus provisiones del
Pacto con tan solo ser obedientes, también podían ser guiados hacia la cautividad
si eran desobedientes.

5. El Pacto Mosaico -condicional- para Israel desde Egipto hasta la tierra


prometida. Éxodo. 20:1 – 31:18.

El pacto mosaico es un pacto condicional entre Dios y la nación de Israel en el


monte Sinaí (Éxodo 19-24). A veces se le llama el pacto del Sinaí, pero
generalmente se le conoce como el pacto mosaico, ya que Moisés fue al líder de
Israel escogido por Dios en ese momento.
El pacto mosaico se centró alrededor de la ley divina que Dios le da a Moisés en el
monte Sinaí. Al entender los diferentes pactos en la biblia y su relación entre sí, es
importante entender que el pacto mosaico difiere significativamente del pacto
abrahámico, y luego de los pactos bíblicos porque es condicional en que las
bendiciones que Dios promete, están directamente relacionadas con la obediencia
de Israel a la ley mosaica. Si Israel es obediente, entonces Dios los bendecirá,
pero si lo desobedecen, entonces Dios los castigará. Las bendiciones y las
maldiciones qué están asociadas con este pacto condicional, se encuentran en
detalle en Deuteronomio 28.

Todos los Mandamientos están clasificados en tres divisiones principales:

a) Los Mandamientos, conteniendo la voluntad expresada por Dios (Éxodo 21:1,


24:11).
b) Los Juicios, relacionados con la vida social y cívica de Israel (Éxodo 21:1,
24:11)
c) Las Ordenanzas (Éxodo 24:12, 31:18).

Dios les maldeciría y les disciplinaría. Aunque ya se había anticipado que Israel
fracasaría, Dios prometió que Él no abandonaría a su pueblo (Jeremías 30:11). El
Pacto Mosaico también fue temporal y finalizaría en la cruz de Cristo. Aunque
contenía elementos de gracia, era básicamente un Pacto de obras.
6. El Pacto Tierra Prometida -incondicional- Deuteronomio. 30:1-10.
Posesión final de la tierra prometida por parte de Israel.

Condiciones para la restauración y la bendición


Sucederá que cuando hubieren venido sobre ti todas estas cosas, la bendición y la
maldición qué he puesto delante de ti, y te arrepintieres en medio de todas las
naciones adonde te hubiere arrojado Jehová tu Dios, y te convirtieres a Jehová tu
Dios, y obedecieres a su voz conforme a todo lo que yo te mando hoy, tú y tus
hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma, entonces Jehová hará volver a tus
cautivos, y tendrá misericordia de ti, y volverá a recogerte de entre todos los
pueblos adonde te hubiere esparcido Jehová tu Dios. Aun cuando tus desterrados
estuvieren en las partes más lejanas qué hay debajo del cielo, de allí te recogerá
Jehová tu Dios, y de allá te tomará; y te hará volver Jehová tu Dios a la tierra que
heredaron tus padres, y será tuya; y te hará bien, y te multiplicará más que a tus
padres. Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu
descendencia, para que ames a Jehová tú Dios con todo tu corazón y con toda tu
alma, a fin de que vivas. Y pondrá Jehová tu Dios todas estas maldiciones sobre
tus enemigos, y sobre tus aborrecedores que te persiguieron. Y tú volverás, y oirás
la voz de Jehová, y pondrás por obra todos sus mandamientos que yo te ordeno
hoy. Y te hará Jehová tu Dios abundar en toda obra de tus manos, en el fruto de tu
vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, para bien; porque Jehová
volverá a gozarse sobre ti para bien, de la manera que se gozó sobre tus padres,
cuando obedecieres a la voz de Jehová tu Dios, para guardar sus mandamientos
y sus estatutos escritos en este libro de la ley; cuando te convirtieres a Jehová tu
Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.

7. El Pacto Davídico -incondicional-; 2 Samuel. 7: 4-16; I Crónicas. 17:3-15,


Prometió un linaje real sin fin, un trono y un reino total para siempre.

2 Samuel. 7: 4-16
Y Natán dijo al rey: Anda, y haz todo lo que está en tu corazón, porque Jehová
está contigo. Aconteció aquella noche, que vino palabra de Jehová a Natán,
diciendo: Ve y di a mi siervo David: Así ha dicho Jehová: ¿Tú me has de edificar
casa en que yo more? Ciertamente no he habitado en casas desde el día en que
saqué a los hijos de Israel de Egipto hasta hoy, sino que he andado en tienda y en
tabernáculo. Y en todo cuanto he andado con todos los hijos de Israel, ¿ he
hablado yo palabra a alguna de las tribus de Israel, a quien haya mandado
apacentar a mi pueblo de Israel, diciendo: ¿Por qué no me habéis edificado casa
de cedro? Ahora, pues, dirás así a mi siervo David: Así ha dicho Jehová de los
ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe
sobre mi pueblo, sobre Israel; y he estado contigo en todo cuanto has andado, y
delante de ti he destruido a todos tus enemigos, y te he dado nombre grande,
como el nombre de los grandes que hay en la tierra. Además, yo fijaré lugar a mi
pueblo Israel y lo plantaré, para que habite en su lugar y nunca más sea removido,
ni los inicuos le aflijan más, como al principio, desde el día en que puse jueces
sobre mi pueblo Israel; y a ti te daré descanso de todos tus enemigos. Asimismo
Jehová te hace saber que él te hará casa. Y cuando tus días sean cumplidos, y
duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual
procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. El edificará casa a mi nombre, y yo
afirmaré para siempre el trono de su reino. Yo le seré a él padre, y él me será a mí
hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos
de hombres; pero mi misericordia no se apartará de él como la aparté de Saúl, al
cual quité de delante de ti. Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante
de tu rostro, y tu trono será estable eternamente. Conforme a todas estas
palabras, y conforme a toda esta visión, así habló Natán a David.

8. El Nuevo Pacto -incondicional- Profetizado en el Antiguo. Testamento.


Jeremías. 31:31-33. Hebreos. 8:1-13 y cumplido por Cristo.

He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa
de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día
que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi
pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que
haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en
su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán
por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano,
diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño
de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y
no me acordaré más de su pecado.

El mediador de un nuevo pacto


El punto principal es el siguiente: tenemos un sumo sacerdote quien se sentó en el
lugar de honor, a la derecha del trono del Dios majestuoso en el cielo. Allí sirve
como ministro en el tabernáculo* del cielo, el verdadero lugar de adoración
construido por el Señor y no por manos humanas. Ya que es deber de todo sumo
sacerdote presentar ofrendas y sacrificios, nuestro Sumo Sacerdote también tiene
que presentar una ofrenda. Si estuviera aquí en la tierra, ni siquiera sería
sacerdote, porque ya hay sacerdotes que presentan las ofrendas que exige la ley.
Ellos sirven dentro de un sistema de adoración que es sólo una copia, una sombra
del verdadero, que está en el cielo. Pues cuando Moisés estaba por construir el
tabernáculo, Dios le advirtió lo siguiente: «Asegúrate de hacer todo según el
modelo que te mostré aquí en la montaña»*. Pero ahora a Jesús, nuestro Sumo
Sacerdote, se le ha dado un ministerio que es muy superior al sacerdocio antiguo
porque él es mediador a nuestro favor de un mejor pacto con Dios basado en
promesas mejores. Si el primer pacto no hubiera tenido defectos, no habría sido
necesario reemplazarlo con un segundo pacto. Pero cuando Dios encontró
defectos en el pueblo, dijo: «Llegará el día, dice el SEÑOR, en que haré un nuevo
pacto con el pueblo de Israel y de Judá. Este pacto no será como el que hice con
sus antepasados cuando los tomé de la mano y los saqué de la tierra de Egipto.
Ellos no permanecieron fieles a mi pacto, por eso les di la espalda, dice el
SEÑOR. Pero éste es el nuevo pacto que haré con el pueblo de Israel en ese día,*
dice el SEÑOR: Pondré mis leyes en su mente y las escribiré en su corazón. Yo
seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Y no habrá necesidad de enseñar a sus
vecinos ni habrá necesidad de enseñar a sus parientes,* diciendo: “Deberías
conocer al SEÑOR”. Pues todos ya me conocerán, desde el más pequeño hasta el
más grande. Y perdonaré sus maldades y nunca más me acordaré de sus
pecados» Cuando Dios habla de un «nuevo» pacto, quiere decir que ha hecho
obsoleto al primero, el cual ha caducado y pronto desaparecerá.

Bendiciones del Nuevo Pacto: Hebreos. 8:1 -13.


A. Alcanza a Todos.
B. Efectúa la Regeneración.
C. Traerá la Iluminación.
D. Esta basada en la Justificación.

Cuidado con los “pactos” por:


Sanidades: 2 Corintios. 12:1-9.
Dinero: 2 Corintios. 8:12-13; Lucas. 16:1-13.
Ministerios: I Corintios. 12:11.
Promesas: Efesios. 1:3; Lucas. 15:25-31.
CONCLUSION

En la consideración de estos ocho grandes Pactos de Dios nunca podrá decirse


que se está dando demasiado énfasis a la soberanía de Dios o al absoluto fracaso
humano, en lo que se refiere al cumplimiento de los Pactos. Pero podemos
estar seguros y convencidos de que todo lo que Dios se ha comprometido a hacer
por medio de dichos Pactos, Él lo hará con toda la perfección de su infinito Ser.
En todos los casos Dios toma la iniciativa: no se trata de un acuerdo entre partes
iguales; Dios establece los términos. Los da a conocer y sólo Él garantiza su
cumplimiento. Los seres humanos disfrutan de las bendiciones del Pacto en tanto
obedezcan y cumplan los mandatos de Dios.
"Tú, que eres bueno y bienhechor, enséñame tus preceptos"
(Salmo 119:173)

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