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El OBJETIVO de esta iniciativa es formar estudiantes que sean agentes de transformación y

consolidación del modelo democrático adoptado y sostenido por nuestro país desde 1983.

CIUDADANAS Y CIUDADANOS de la UNCUYO que gozan de derechos y deberes, interesados


y comprometidos con las necesidades del entorno social, y partícipes de la construcción
ciudadana y la toma de decisiones colectivas.

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1. INTRODUCCIÓN A LA CIUDADANÍA UNIVERSITARIA

1.1 LA UNIVERSIDAD PÚBLICA

El objeto principal de la Universidad es generar educación y cultura, es por esto que la


enseñanza, la investigación y la función social son las tres funciones sustantivas de la
Educación Superior, las cuales guardan estrecha relación. Es imposible hablar del
componente académico sin tener en cuenta la investigación y la función social. Sin embargo,
ocurre con frecuencia que en las casas de estudios las mismas se ejecutan de forma paralela
sin establecer la vinculación de las mismas.

Las acciones de la Universidad siempre han estado relacionadas con el ser humano, la
ciencia y la sociedad. El propio término universidad se asocia a lo universal en dos sentidos;
por un lado se entiende como centro de enseñanza superior que agrupa diferentes ciencias y
disciplinas y por otro lado porque los conocimientos obtenidos tienen validez universal.

La universidad es una institución social porque son centros del saber, de trasmisión de
conocimientos y de formación cultural que tiene sus normas, valores, organización y
estructura que responden al escenario socioeconómico y político social donde descansa su
actividad.

La universidad moderna en Argentina se asocia directamente a un proceso histórico


fundamental para la historia del desarrollo de la educación en el país: la Reforma
Universitaria de 1918.

1.2 LA REFORMA UNIVERSITARIA


Durante el primer gobierno de Hipólito Yrigoyen (1916-1922) sucedieron los
acontecimientos conocidos como la “Reforma Universitaria de 1918”. Estudiantes de la
Universidad Nacional de Córdoba protestaron contra lo que consideraban prácticas
autoritarias y dogmáticas de quienes dirigían la Universidad, hasta ese momento ya que la
Iglesia mantenía la hegemonía y el monopolio de la Educación Superior, además de Teología
se enseñaba Derecho, Medicina, Filosofía y Artes, con una formación de carácter clerical.

En ese momento histórico, Argentina contaba con tres Universidades Nacionales –las de
Córdoba, la de Buenos Aires y la de La Plata– y dos provinciales –las de Tucumán y el Litoral.
La más antigua era la de Córdoba, creada por la comunidad Jesuita en el siglo XVII, y
convertida en Universidad Nacional en 1856. Desde principios del siglo XX habían
comenzado a formarse organizaciones estudiantiles que reclamaban participar en las
decisiones del gobierno de las diferentes universidades. Pero para que la participación de los
estudiantes fuera posible, era necesario modificar los estatutos universitarios.

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A partir de esto, surge la necesidad de transformar la enseñanza y la función de la
Universidad Pública abierta al más amplio sentido social de la educación.

Con apoyo de algunos intelectuales y profesores, las y los estudiantes reclamaron la


democratización del gobierno universitario, la gratuidad, la promoción de la ciencia, la
libertad de pensamiento y la autonomía.

Como consecuencia de este proceso histórico, la Universidad Pública adquiere la identidad


tal cual hoy la conocemos.

1.3 FUNCIÓN SOCIAL DE LA UNIVERSIDAD

La Universidad Pública precisa de estudiantes, graduadas/os, docentes y personal de apoyo


académico que se comprometan y lleven a la práctica los conocimientos recibidos en las
aulas para acompañar a la sociedad en el crecimiento conjunto tanto político, social y
económico, para fortalecer la idea de un país inclusivo.

Objetivos:

-Contribuir al desarrollo del país desde el desarrollo educativo;

-Generar una fuerte interacción entre la Universidad y la sociedad donde están insertas;

-Satisfacer, a través del trabajo en conjunto, las necesidades más urgentes de la comunidad.

América Latina en general y Argentina, en particular, muestran una grave situación de


exclusión social como consecuencia de la aplicación de políticas neoliberales que asolaron la
región durante los años 90. Hoy, grandes sectores de la población continúan con sus
derechos básicos sistemáticamente vulnerados. Esta situación ha configurado “...una
sociedad profundamente desigual e inequitativa, en la que la mayoría de la población
[parece] condenada a un destino de exclusión del acceso a todos aquellos bienes que
permiten sustentar las condiciones indispensables para una vida digna”. (IEC-CONADU 2007)

Frente a esta realidad, resulta impostergable preguntarnos si la Universidad en su conjunto,


ha asumido un compromiso social real, estratégico, articulado, y sostenible en el tiempo, en
concordancia con los problemas más acuciantes que atraviesa nuestra sociedad.

Hoy, casi nadie duda que la Universidad posee entre sus misiones primordiales la de
comprometerse en la compleja trama social contribuyendo, decididamente, a la solución de
sus problemas y a la construcción de una sociedad más justa, equitativa y respetuosa de los
derechos humanos. Risieri Fondizi, hace ya varias décadas lo ha planteado al expresar que
“esta es, sin duda, la misión más descuidada entre nosotros, aunque una de las más
importantes”. (Frondizi, 2005) Pero “...no es suficiente abrir las puertas de la universidad
pública al medio, para ofrecer lo que sabemos hacer, ni con hacer lo que nos solicitan; hoy la

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Universidad debe hacer lo que es necesario”. (Frondizi, 2005) Es necesario abrirse a la
comunidad y formar parte de ella. El desafío es escuchar, integrar a la Universidad con la
Sociedad e involucrarse para elaborar una respuesta útil y comprometida, no sólo con el
futuro, sino con el presente.

El mismo Frondizi entendía que “si la Universidad no desempeña su misión social, las tres
misiones anteriores [cultural, científica y formación de profesionales] pierden buena parte
de su valor y sentido”. (Frondizi, 2005)

Esta necesidad de compromiso urgente con los problemas concretos que hoy tiene la
sociedad latinoamericana, debe llevar a la Universidad a interactuar con una profunda
actitud ética, reformulando las diferentes modalidades de acción comunitaria, observando
los resultados en los distintos escenarios de intervención y el impacto en la formación de
profesionales con compromiso social.

En los últimos años, en ciertas Universidades de América Latina, se han multiplicado


iniciativas de estas características, muchas de ellas en respuesta a problemas sociales
acuciantes. Hay ejemplos con un fuerte trabajo institucional a través de proyectos de
Extensión y Transferencia o proyectos de Voluntariado, con diferentes niveles de articulación
curricular y sostenida en el tiempo. En otras, estas interacciones se han implementado como
requisito obligatorio de acreditación de algunas cátedras, de algunas carreras o, como
condición previa a la graduación de los estudiantes. Tal es el caso de Costa Rica, México y
recientemente en la República Bolivariana de Venezuela.

El interés planteado en las últimas décadas sobre cómo la Universidad debe relacionarse con
la sociedad, nos conduce a reflexionar que, como dice François Vallaeys, “si hay mucho
interés en la Responsabilidad Social, es que la Universidad está en crisis” (Vallaeys, 2006). Es
por esta razón, que intentamos profundizar en la reflexión “...de lo que significa, y debería
significar y podría significar una real Responsabilidad Social Universitaria, que vaya más allá
del ya conocido tercer pilar de la Universidad latinoamericana, que la reforma de Córdoba
llamó la “misión social” de la Universidad (al lado de la formación académica y la
investigación)”. (Vallaeys, 2006)

Asimismo, la temática planteada asume la diversidad, tanto desde las denominaciones


usadas para referir la relación Universidad-Sociedad, como de las diferentes prácticas que ya
se están ejecutando, y nos pone ante la tarea de realizar una indagación que dé cuenta de su
conceptualización, examinar las diferentes experiencias ya implementadas y, en lo posible,
ofrecer algunas propuestas que resulten potentes, tanto para la formación de los futuros
profesionales, como para la promoción de las comunidades de las que la Universidad forma
parte.

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En un encuadre más específico, aspiramos a contribuir a un esclarecimiento conceptual
sobre los alcances de las diferentes denominaciones asignadas a las actividades de la
Universidad en relación con su función social, en sus distintas modalidades de vinculación
con el entorno, implementadas en las instituciones de educación superior argentinas y de la
región; analizaremos las características de buenas prácticas de interacción Universidad-
Sociedad; examinaremos las posibles relaciones curriculares con las problemáticas
emergentes de las crisis socioculturales y, por último, mencionaremos algunas metodologías
de intervención comunitaria que, entendemos, pueden contribuir a una formación
pertinente de los participantes. Acordamos con la CONADU que “... es preciso asumir que
todas las actividades que se desarrollan en el nivel superior de la educación deben formar
parte de una política de Estado. La enseñanza universitaria, la investigación y los desarrollos
científico-tecnológicos que las Universidades promueven no pueden constituir, de ninguna
manera -y contra una creencia bastante extendida- el coto cerrado en el que algunos
privilegiados llevan a cabo su tarea independientemente de cualquier forma de
condicionamiento externo”. (IEC - CONADU, 2007)

En estos últimos años, aun cuando hay múltiples intentos de acercamiento de la Universidad
a la Sociedad, continúa permaneciendo muy distante y, muchas veces, en disputa con ella;
por ello, creemos que todavía debe transitar un largo camino para convertirse en verdadero
vehículo que impulse la superación de las profundas desigualdades por las que atraviesan los
países que integran la región. Por lo expresado, presentamos este trabajo como una
herramienta política que contribuya a reflexionar sobre la posibilidad de transformación de
la Universidad y de la Sociedad.

Desde la Reforma de 1918, se ha planteado la “misión social” de la Universidad, que no es


única, sino que se “ramifica en una serie de actividades diferentes”. (Frondizi, 2005) En esta
perspectiva, Frondizi, ha planteado cuatro funciones concretas: la primera, la formación de
profesionales, no tanto en su capacidad técnica sino en la “conciencia social”; la misión de
“...estudiar los problemas que afligen al país”; en este sentido considera que “...todos
nuestros países (se refiere a América Latina) sufren males que la universidad puede y debe
ayudar a solucionar”.

Una segunda función es “...la preservación y enriquecimiento de la cultura, que tiene que ver
con formar profesionales que sepan, disfruten y recreen su saber, lo que implica aprender a
pensar, a analizar...”. Expresa Frondizi que no hay que olvidar este aspecto cultural, “...
porque los países, como las personas, tienen necesidades culturales”. (Imen, 2007)

Una tercera función, se vincula con el desarrollo de la investigación, tanto en ciencia básica o
pura, cuanto en ciencia aplicada o tecnológica.

La cuarta, consiste en ayudar a encontrar soluciones para los problemas de desarrollo de un


país, a lo que Frondizi denomina “problemas políticos”, función imprescindible si se tiene en
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cuenta que la Universidad no puede permanecer aislada, indiferente “frente a una situación
que entorpece el progreso del país.” Afirma que, si bien “... la Universidad es prescindente
en materia ideológica, política y religiosa, (...) no se desentiende de los problemas sociales,
políticos e ideológicos, sino que los estudia científicamente”.

Para Frondizi, la ausencia de estas temáticas dentro del ámbito universitario, no se debe
tanto a cuestiones académicas sino a “...la incapacidad de trabajar en equipo con personas
que cultiven otras disciplinas, hablen otro lenguaje y se muevan con otros valores”.
(Frondizi, 2005)

En coincidencia con lo expresado, pensamos que es imprescindible una sensata toma de


conciencia respecto a la importancia fundamental que tiene la educación superior para
concretar el desarrollo sociocultural y económico y, en definitiva, para la construcción del
futuro, en que las nuevas generaciones deberán tener competencias, conocimientos e
ideales muy diferentes a los que ofrecemos hoy.

1.4 CIUDADANÍA UNIVERSITARIA EN LA UNCUYO

Desde la Reforma Universitaria Argentina de 1918, como ya se mencionó, el paradigma


acerca de la Universidad Pública cambió rotundamente. Fue a partir de la lucha obrero
estudiantil llevada a cabo en Córdoba, que las y los miembros de la comunidad universitaria
comenzaron a tener un papel protagónico no sólo en la vida diaria, sino en las definiciones
acerca del rumbo que la Universidad debía tomar en la búsqueda del saber. Fue allí cuando
la noción de COGOBIERNO tomó papel protagónico en la Reforma, permitiendo a los
diferentes claustros que componen la comunidad universitaria participar activamente en las
decisiones diarias del Gobierno de la Universidad.

La Universidad Nacional de Cuyo, en los últimos años ha podido palpar aquel proceso
desarrollado en Córdoba durante la Reforma del Estatuto que hoy permite a las personas
que son parte de la comunidad elegir sus autoridades a través de la elección directa, fruto
del debate y la participación cuatripartita de los claustros universitarios.

Hoy, comienza un nuevo desafío, que es el de profundizar aquella noción de comunidad. Las
instituciones educativas, son ámbitos donde la incidencia de las actividades administrativas,
académicas y estudiantiles, da a lugar a relaciones de muy variada índole que se llevan a
cabo en el marco de un sistema de reglas, principios, procedimientos y formas contenidos en
la llamada normativa universitaria.

En el amplio campo de las reglas y principios jurídicos, se ha ido conformando un núcleo de


responsabilidades y deberes que están vinculados y son proyección del muy extenso e
importante derecho humano a la educación.

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Los cuales son expresión de diversos derechos y deberes humanos que tienen incidencia en
las instituciones de educación superior, como el derecho a la igualdad, a la no
discriminación, la proscripción de la violencia, la igualdad de género o el derecho a
procedimientos regulares y justos, en las diversas actividades y relaciones que ocurren en
ellas. Y son las instituciones pertenecientes a la universidad, las que tienen el deber de velar
por el cumplimiento de la normativa.

Pertenecer a la Universidad, entonces, hace de cada persona parte de una red


interrelacional en donde el accionar individual incide en el conjunto íntegro, donde las
normas, los derechos, las costumbres, forman parte de un todo integral. Y es ahí cuando
surge la necesidad de que en la universidad se plantee la idea de ciudadanía universitaria:

1.4.2 ¿QUÉ ES LA CIUDADANÍA?

Partiendo del término «ciudadano/a», que puede ser entendido como el nombre dado a la
persona que por haber nacido o residir en una ciudad, es miembro de la comunidad
organizada que le reconoce la cualidad para ser titular de los derechos y deberes propios de
la ciudadanía, quedando obligado, como ciudadano/a, a hacer que se cumplan. En el ámbito
universitario, puede replicarse el mismo concepto, debiendo ser enfocado desde una
construcción colectiva y no en el despliegue individual o la autorrealización personal.

1.4.3 EL CONCEPTO DE CIUDADANÍA UNIVERSITARIA

Pensar en la ciudadanía universitaria desde un paradigma diferente de universidad: no sólo


como un espacio de circulación de saberes y de socialización, sino como espacio de
identidad, pertenencia, integración social y responsabilidad. Pensar a la universidad como
agente de transformación y consolidación del modelo democrático, principalmente ante al
reto de construir ciudadanas/os completos, interesadas/os por las necesidades del entorno
físico y social, por la toma de decisiones colectivas, que se conciben a sí mismos como
ciudadanas/os partícipes y no únicamente como votantes con miras a satisfacer sus propios
intereses.

La ciudadanía universitaria implica sostener e institucionalizar los espacios deliberativos,


porque esos espacios son los que brindan las herramientas para poder plasmar una gestión
institucional con la tarea de ser garantes, gestores y constructores de un conocimiento, es lo
que permite interrogar, debatir y brindar las condiciones para mejorar el proyecto de vida de
las instituciones.

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Buscar la ciudadanía universitaria requiere el involucramiento constante de las personas, ya
sea desde la lucha, el protagonismo y la participación. Poner en valor la ciudadanía en
términos colectivos, para superar las diferencias sectoriales.

Uno de los desafíos para alcanzar la ciudadanía universitaria es pensar la educación


integrada a la sociedad y en un marco de desarrollo territorial, regional, cultural y político. Es
decir, ser parte y no necesariamente invitadas/os, porque debemos constituirnos en parte
referencial de ese desarrollo.

Profundizar el cambio que necesitamos para construir y sostener una universidad de calidad,
participativa, inclusiva y promotora del bienestar de todos/as, es parte de la construcción
ciudadana diaria.

1.3.4 CIUDADANÍA UNIVERSITARIA EN EL CLAUSTRO ESTUDIANTIL

Dentro de la Comunidad Universitaria, el conjunto de las y los estudiantes conforman el


claustro que mayor cantidad de personas contiene; la UNCUYO cuenta con alrededor de
44.160 estudiantes dentro de una comunidad de más de 50.000 personas.

Si uno realiza un análisis acerca de las relaciones de poder, podríamos aseverar que si bien
las y los estudiantes componen el fundamento de la existencia de la Universidad, son dentro
de la comunidad el agente más vulnerado en cuanto a reconocimiento de derechos o
inclusive de sus propias responsabilidades, por lo que resulta fundamental generar en el
estudiantado la aprehensión del concepto de ciudadanía universitaria, para que puedan
reconocerse como miembros de una comunidad que los hace sujetos de derechos
reconocidos por la Constitución y su réplica en el ESTATUTO y en las diversas normativas.

Generar en el estudiantado la identidad que le permita reconocerse como sujeto de cambio,


donde la participación y el conocimiento total de sus derechos posibilite en cada uno/a salir
de su individualidad y encaminarse hacia una construcción colectiva diaria de la Universidad
Nacional de Cuyo.

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1.5 EL COGOBIERNO UNIVERSITARIO

“Yo ni voy a ir a votar, es perder el tiempo”; “No tengo ni idea quién se presenta así que me
da lo mismo”. Muchas veces escuchamos estas frases en el ámbito universitario sin tomar en
consideración lo que verdaderamente significa esto.

ASAMBLEA UNIVERSITARIA

CONSEJO SUPERIOR

RECTOR/A

VICERECTOR/A

CONSEJO DIRECTIVO

DECANO/A

VICEDECANO/A

La Universidad Nacional de Cuyo funciona como una República dentro de una República,
donde los miembros que la componen son ciudadanas y ciudadanos que garantizan que ese
sistema funciones; las y los que a partir de 1918 conciben y defienden la idea de la
democracia participativa universitaria.

El órgano máximo de nuestra “República” es la ASAMBLEA UNIVERSITARIA en la cual está


representada toda la comunidad universitaria (Estudiantes, Graduadas/os, Personal
Docente, Personal de Apoyo Académico). Este es el ámbito principal de toma de decisiones a
nivel universitario.

Luego, encontramos el CONSEJO SUPERIOR quien cumple función legislativa, jurisdiccional y


administrativa. Se reúne de marzo a diciembre, por lo menos dos veces cada mes.

Siguen el RECTOR/A Y VICERECTOR/A, quienes son también elegidos directamente por la


comunidad universitaria, presiden los órganos anteriormente mencionados y son quienes
dirigen la gestión administrativa, contable, patrimonial y la superintendencia de la
Universidad.

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Los CONSEJOS DIRECTIVOS de cada Unidad Académica donde también somos representados
como comunidad universitaria, como copartícipes de la vida universitaria y entre sus
funciones se destacan la de proponer al C.S la designación de profesoras/es, honorarios,
eméritos y consultos; crear, suprimir o modificar áreas, departamentos o institutos de la
Unidad Académica, con ratificación del C.S.

Por último, DECANO/A Y VICEDECANO/A asumen la representación y gestión de la facultad.


Además proponen el plan de desarrollo institucional de la U.A. y su actualización.

1.6 ELECCIÓN DIRECTA DE AUTORIDADES

La elección directa es el sistema de elección en el cual las y los miembros de la Universidad


eligen a sus representantes sin la intermediación de otras personas. Es decir que la
ciudadanía universitaria, con sus más de 40.000 miembros, elige a las máximas autoridades
de la Universidad y de las Unidades Académicas.

Antes de la Reforma Universitaria del 2013, la elección de representantes para Rector/a,


Vicerrector/a, Decanos/as y Vicedecanos/as se realizaba por medio de la elección indirecta.
Es decir, cada claustro elegía sus representantes (Consejeras/os Superiores y Directivos),
quienes, reunidos en Asamblea Universitaria, realizaban la elección de las autoridades
ejecutivas.

1.6.1 ¿QUIÉNES VOTAN?

Todas las personas de la comunidad universitaria que cumplamos los siguientes requisitos:

 Docentes (Titulares, Asociados, Adjuntos, J.T.P., Ayudantes de 1° y Ayudantes de 2°,


Eméritos y Consultos) efectivos designados hasta la fecha de cierre del padrón y los interinos
con una antigüedad continua e inmediata no menor a 2 años a la fecha de cierre del padrón
(31 de marzo).
 Las y los Estudiantes de cada una de las carreras de grado y de pregrado de nivel superior
de la UNCUYO, que tengan una antigüedad mínima de 1 año en la misma y hayan aprobado,
por lo menos, 2 materias de la carrera en el año académico anterior al de la elección.
 Las y los Egresados de las carreras de grado y de pregrado de nivel superior de la UNCUYO.
Dicha condición podrá ser adquirida hasta el día fijado para el cierre del padrón.
 El Personal de Apoyo Académico que revista en planta permanente designado hasta la
fecha de cierre del padrón y el personal que revista en planta temporaria con una
antigüedad continua e inmediata no menor a 2 años a la fecha de cierre del padrón.

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1.6.2 CARGOS QUE SE VOTAN

Rector/a y Vicerrector/a
Consejeras/os Superiores
por las y los docentes Duran cuatro años en sus funciones
Consejeras/os Superiores y pueden ser reelectos en el cargo
por las y los docentes auxiliares por una vez.
Consejeras/os Superiores
por las y los estudiantes
Consejeras/os Superiores
Duran dos años en su mandato
por las y los egresados
y pueden ser reelectos por una vez.
Consejeras/os Superiores
por el personal de apoyo académico

Y a las autoridades en el Gobierno de las Facultades:

Decano/a y Vicedecano/a Duran cuatro años en sus funciones


Consejeras/os Directivos y pueden ser reelectos en el cargo
Por las y los docentes por una vez.

Consejeras/os Directivos
por las y los estudiantes
Consejeras/os Directivos Duran dos años en su mandato
por las y los egresados y pueden ser reelectos por una vez.
Consejeras/os Directivos
por el personal de apoyo académico

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1.5 NORMATIVA VIGENTE

Estatuto UNCUYO: Resolución Nº 2103/2013 del Ministerio de


NORMATIVA GENERAL
Educación de la Nación. Art. 65 al 71
Declaración de Derechos y creación de la Defensoría Estudiantil
Universitaria: Ord. CS 15/2015
1. Derechos Estudiantiles
Sistema de Licencias Estudiantiles: Ord. CS 39/2013

Condiciones básicas de Ingreso a las carreras de la UNCUYO - Ord.


Nº 31/ 2006 C.S.
Establecer un segundo periodo de inscripción anual para aquellos
aspirantes que cumplan con los requisitos detallados en la
presente norma – Ord. Nº 31/10 C.S.
Condiciones de ingreso para aspirantes mayores de 25 años sin el
nivel secundario completo, según Ley Nº 24521 - Ord. Nº 46/95
C.S.
Ingreso de alumnos con estudios parciales en otras universidades
del país - Ord. 61/91 CS
Ingreso de alumnos con estudios parciales realizados en el
2. Ingreso, permanencia y extranjero - Ord. 70/68 R.
egreso Ingreso por cupo de alumnos extranjeros sin residencia en el país
– Ord. Nº 43/90 C.S.
Ingreso de alumnos extranjeros con residencia en el país – Ord.
Nº 41/93 modificada por Ord. Nº 27/02 C.S. y Res. Nº 206/02 C.S.
Lineamientos y ejes para la creación y/o actualización de carreras
de pregrado y grado en la UNCuyo |
Actividad física obligatoria | Compromiso Social Universitario –
Ord. Nº 7/2016 C.S.
Lineamientos y ejes para la creación y/o actualización de carreras
de pregrado y grado en la UNCuyo (reglamentación) |
Actividad física obligatoria (reglamentación) | Compromiso
Social Universitario (reglamentación) – Ord. Nº 75/2016 C.S.
Rendimiento Académico de los alumnos de la UNCUYO - Ord. Nº
24/2007 C.S. modificada por ord. 45/2016 C.S.
Evaluación de los aprendizajes y sistema de calificaciones – Ord.
3. Derechos, obligaciones y Nº 108/2010 C.S.
sanciones
Abanderado y escolta - Res. 1635/80R.

Libreta Universitaria - Ord. Nº 83/2014 C.S.

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Protocolo de Violencia Sexista – Ord. Nº 682/2017 C.S.

Acceso a menú celíaco – Ord. Nº 4/2018 C.S.

Reglamento y tipo de becas que otorga la UNCUYO: BIPU,


Alojamiento, Comedor, Jardín maternal, Alumnos con
discapacidad, Ayuda económica y Prestación de servicios – Ord.
Nº 79/2006 C.S. modificada por Ord. 31/2009 C.S.
Reglamento de Becas de Capacitación Pre profesional
4. Becas y pasantías
Universitaria (PPU) – Ord. Nº 54/2009 C.S.
Reglamento de pasantías educativas para los alumnos de la
UNCUYO – Ord. Nº 21/2010 CS
Reglamento de Becas de prestación de servicios para actividades
académicas – Ord. Nº 41/2016 C.S.
Obligaciones y sanciones disciplinarias aplicables a los alumnos
5. Sanciones disciplinarias
universitarios - Res. 323/40 R.

1.6 DERECHOS ESTUDIANTILES EN LA UNCUYO

La UNCUYO, a través de su Consejo Superior, creó la Ordenanza n° 15/2015 la cual contiene


la DECLARACIÓN DE DERECHOS ESTUDIANTILES vigente en todo el ámbito universitario.

A partir de la mencionada normativa, toda/o estudiante de la Universidad Nacional de Cuyo,


como ciudadana/o plena/o de la Comunidad Universitaria, tiene los siguientes derechos que
deben garantizarse sin ningún tipo de discriminación por motivos de género, etnia, religión,
edad, condición psico - física, situación económica, opción política, ideológica o de otra
índole, lugar de origen, relación con el mercado laboral de acuerdo a las normas que
reglamentan su ejercicio.

1.6.1 DERECHOS GENERALES

Los derechos que aquí se mencionan, se encuentran destinados a garantizar las condiciones
mínimas que requiere una persona para ser considerada/o estudiante de la UNCUYO.

1.6.2 DERECHOS ACADÉMICOS

En este apartado, se pueden observar todos aquellos destinados a garantizar el acceso a una
educación de excelencia y asegurar las condiciones necesarias para garantizarla.

1.6.3 DERECHOS SOCIALES

Los derechos sociales vigentes en la UNCUYO reconocidos a los/as estudiantes se


encuentran orientados a garantizar la igualdad de oportunidades de sus estudiantes,

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teniendo en cuenta especialmente a los estudiantes que pertenecen a los sectores más
vulnerables de la sociedad.

1.6.4 DERECHOS POLÍTICOS

Por último, la Ordenanza analizada menciona los derechos políticos reconocidos en el


ámbito de la UNCUYO según las normativas que los reglamentan.

Declarara a la Universidad Nacional de Cuyo una institución libre de discriminación por


expresión e identidad de género.

1.6.5 IDENTIDAD DE GÉNERO EN EL ÁMBITO UNIVERISITARIO

Luego de desarrollar todos los derechos mencionados, se establece la obligación de todas las
dependencias académicas y administrativas de la Universidad Nacional de Cuyo a reconocer
la identidad de género adoptada y autopercibida de cualquier persona a su sólo
requerimiento.

A partir de lo mencionado, además, establece la necesidad de llevar a cabo toda acción


complemente la garantía del derecho mencionado.

1.7 DEFENSORÍA ESTUDIANTIL UNIVERSITARIA

En el segundo título de la Ordenanza n° 15/2015 del Consejo Superior de la UNCUYO, se crea


además, la Defensoría Estudiantil Universitaria como institución destinada a garantizar el
cumplimiento de los derechos estudiantiles mencionados.

Este espacio resulta un paso histórico a nivel institucional para profundizar en el


reconocimiento y dar respuesta efectiva a los problemas que surgen de malas prácticas en
la comunidad universitaria, donde son principalmente las y los estudiantes quienes se
encuentran con obstáculos que dificultan el ingreso, la calidad de vida estudiantil durante su
permanencia en el cursado y egreso.

Esta herramienta tiene como objetivo actuar ante cualquier situación denunciada donde los
derechos de las y los estudiantes se encuentren vulnerados, en su cursado, exámenes o en el
ámbito edilicio de la Universidad, con el propósito final de generar el empoderamiento
necesario que lleve a las y los estudiantes a mayores niveles de autonomía e igualdad de
oportunidades que les permita convertirse en profesionales comprometidos con la
sociedad.

La Defensoría Estudiantil Universitaria tiene su espacio físico de atención dentro de la


Secretaría de Bienestar Universitario del Rectorado, donde el estudiantado podrán concurrir
a fin de conectarse e interiorizarse con la Defensoría.

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1.8 COMPROMISO SOCIAL UNIVERSITARIO

Las acciones de Compromiso Social Universitario forman parte de las políticas educativas de
la Universidad Nacional de Cuyo, que buscan fortalecer y profundizar la función social de la
Universidad, a través del trabajo voluntario de los ciudadanos universitarios, y sus objetivos
son:

-Involucrar a la comunidad universitaria con la realidad social

-Profundizar el diálogo y la interacción real entre la Universidad y las organizaciones de la


sociedad civil y la comunidad en general

-Generar transformaciones tendientes a satisfacer necesidades sociales a través del trabajo


colectivo

Pero, ¿qué es el Compromiso Social Universitario?

Muy ligado al concepto de Responsabilidad Social Universitaria, pero con matices


diferenciadores, también se está instalando dentro de las prácticas universitarias el
concepto de Compromiso Social Universitario.

La UNESCO ha reiterado como uno de sus principios centrales el promover una “educación
de calidad igual para todos”. Entendemos que ésta es la base del compromiso social de
todas las universidades.

Para comprender el alcance de dicho principio en el marco de la Universidad argentina y


latinoamericana, Rojas Mix, expresa que “...es preciso agregar a este principio al menos dos
vectores: el de finalidad y el de identidad”. (Rojas Mix, 2007) El autor expresa que “la
finalidad de la universidad no es servir al capital privado, sino al bien público” (Rojas Mix,
2007). Se trata de formar un profesional-social, intelectualmente preparado para ejercer con
eficiencia destrezas profesionales y conscientemente formadas en sus deberes solidarios de
ciudadano, de latinoamericano y de ser humano.

Mientras que “...la identidad o las identidades, las encontramos en la cultura,


relacionándose armoniosas en la diversidad cultural y fundamentales en la idea de paz...”.
(Rojas Mix, 2007) Según este autor, el compromiso social universitario es amplio en tanto
está vinculado”... a la reproducción y perfeccionamiento del modelo social: la equidad, la
ciencia, la eficiencia profesional, la cultura y la identidad, el pluralismo ideológico, la ética
social, la conservación de la memoria histórica y de la universalidad del saber, y la creación
de masa crítica”. (Rojas Mix, 2007)

Asimismo, Rojas Mix agrega que “...más allá del compromiso nacional, la universidad tiene
un compromiso continental que puede llegar hasta la integración, especialmente en un
continente desunido por la economía y la política y unido por la cultura” (Rojas Mix, 2007).
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Por otra parte Silvina Andrea Sturniolo, en su ponencia presentada en el V Encuentro
Nacional y II Latinoamericano, cuya temática fue “La universidad como objeto de
investigación”, incluye el concepto de “territorialidad”, como alternativa posible para pensar
la relación Universidad-sociedad y la define “como un compromiso social y crítico”.
(Sturniolo, 2007) Dicho concepto de “territorialidad” supera lo geográfico, en tanto incluye
las relaciones políticas, sociales, culturales y económicas que permiten experiencias de
intercambio, diálogo y aprendizaje colectivo donde confluyen los intereses de los diversos
actores de la sociedad “...Universidad, Estado, Empresas locales, Movimientos sociales, la
calle”.

La autora cita a Boaventura de Souza Santos que en su libro La Universidad en el siglo XXI,
entiende a la Universidad como una entidad con un fuerte componente territorial al ser
permeable a las demandas sociales, especialmente aquellas originadas en grupos sociales
que no tienen el poder de imponerlas (Santos, 2005). Por esa razón, la universidad,
haciendo uso de su libertad académica y autonomía puede garantizar una respuesta
pertinente y creativa frente a los desafíos del compromiso social.

Ante estas expresiones, Jorge A. Huergo se pregunta: “¿Hasta dónde y en qué sentidos la
Universidad está reforzando sociopolíticamente una posición de aislamiento institucional, o -
en cambio- contribuye, desde el compromiso con movimientos y fuerzas sociales, con la
construcción de una articulación política global?” (Huergo, 2006). Hay que tener mucho
cuidado en “... no confundir este compromiso con una constelación de acciones vinculadas
con zonas emergentes del mercado” (Huergo, 2006). Al mismo tiempo, frente a modalidades
de “responsabilidad fuertemente declamatorias o marcadamente academicistas, que
señalan permanentemente el “deber ser” de la Universidad, hay un tipo de compromiso que
se fragua en las prácticas institucionales y subjetivas, y en ellas se juega el sentido del
compromiso social de la Universidad”. (Huergo, 2006)

Desde nuestra experiencia, coincidimos con el autor, ya que, desde diferentes declaraciones
de política educativa, en nuestro país se ha reiterado la necesidad de articularse con los
otros estamentos de la sociedad pero, sin embargo, las acciones que se han implementado,
han sido aisladas, esporádicas, intermitentes y sólo han respondido a la buena voluntad de
los que las han llevado a cabo. Algunas acciones, referidas a propuestas de participación de
sectores específicos como el de los barrios y sus sociedades de fomento; otras, a las
personas de la tercera edad, los jóvenes y el deporte, la salud y la educación, y algunas otras
del mismo tenor. Éstas, si bien han constituido un avance en materia de involucramiento de
la Universidad, éste no alcanza para definir un nuevo rol de la misma. La Universidad
necesita construir compromiso relacionando la producción de conocimientos y prácticas, con
la producción de conocimientos y prácticas que se producen en los espacios y organizaciones
populares, porque es en éstas donde la identidad y la finalidad tienen su expresión.

16
En este sentido, Huergo propone “...abrir microespacios de compromiso social universitario,
a través de la selección de trayectorias formativas (docentes, de investigación y de
extensión), e inscribir microprácticas que hagan efectiva la construcción de ese
compromiso... [lo cual] contribuye a desplazar el compromiso social de la Universidad desde
posiciones meramente discursivas, hacia construcciones prácticas relacionadas con esa línea
de formación del compromiso social, tanto institucional como del universitario (sea desde su
actividad académica o profesional)... [y posibilitan]...la conexión de las aulas con la sociedad
y sus sujetos”. (Huergo, 2006) Considera que, “...por más que creamos que la cultura es una
posesión de ciertas élites, o un conjunto de productos y obras de arte, o el buen gusto y las
buenas costumbres, indudablemente la cultura es el mar donde se mueve la vida de los
hombres y las mujeres. Es la condición natural de los seres humanos, y no una propiedad de
algunos mientras que los otros son in-cultos o poseedores de una cultura baja...”. (Huergo,
2006)

El mismo autor expresa que lo importante es “...el reconocimiento del mundo cultural, los
cruzamientos en la vida cotidiana de la gran historia con las pequeñas biografías y de las
grandes estrategias geopolíticas con las pequeñas tácticas del hábitat, las identidades
operantes y los polos o espacios de identificación, los sentidos que se producen en las
prácticas y los discursos, los modos de formación de sujetos y subjetividades, las formas que
adquiere la socialidad y las maneras en que se expresa la sensibilidad... Se trata de algo más
complejo: de reconocer que el otro, desde su cultura, puede jugar el mismo juego que
nosotros, por así decirlo, sin necesidad de adoptar nuestra cultura para jugarlo; es decir,
asumir como postulado la reciprocidad”. (Huergo, 2006)

El compromiso al que hace referencia Huergo, también es un encuentro político; en tanto


que “...nuestras acciones estratégicas (programas, proyectos, experiencias de extensión...)
tienen como propósito contribuir a la creación de un espacio público, un espacio de diálogo
tendiente a la transformación de prácticas, saberes, relaciones, modos de producción, etc.”
(Huergo, 2006)

Es interesante destacar, además, que Huergo (2004), en este análisis respecto a la cultura,
recupera dos tradiciones del pensamiento latinoamericano: las de Saúl Taborda y Paulo
Freire. Del primero, rescata los conceptos de la creación, la imaginación y la autonomía, pero
sobre un “campo poblado” de sentidos, y no sobre una ‘desertificación sociocultural’ (como
pretendía Sarmiento)”. Menciona el concepto de “cultura comunal” y, para conceptualizarla,
se vale de ideas filosóficas que reflexionan sobre lo particular, lo concreto, y le otorgan un
sentido político. Taborda -según Huergo- “...propone reconectar lo que la ideología
dominante ha segregado: la cultura y lo político, como formas ligadas ya en lo popular”.

Del segundo -Paulo Freire- valora su comprensión de los procesos de comunicación y de


educación en un contexto sociopolítico de opresión o dominación y retoma su lema: “Nadie

17
educa a nadie. Nadie se educa solo. Nos educamos en comunidad, mediatizados por el
mundo” (Freire, 1973). Este lema implica que no hay docentes fijos: el educador se educa y
el educando es educador, incluyendo también los espacios sociales como formativos. Huergo
subraya que una de las contribuciones más significativas de Freire es el concepto de
“mediación” del mundo. “Esa mediación habla de la necesidad de reconocer la cultura, la
ideología, los valores, los lenguajes, las prácticas, el ‘aquí y ahora’ de los sujetos
interlocutores (es decir, de hacer un proceso de reconocimiento del universo vocabular)”.
(Freire, 1969)

Otro aspecto significativo que destaca Huergo, es el sentido del diálogo en las acciones
estratégicas marcado por Freire, sobre todo en su sentido político. Destaca el trabajo con los
otros y no para ellos y la vinculación del diálogo con la transformación del mundo, donde
pronunciar la palabra adquiere pleno sentido al transformar la realidad de dominación. Y, lo
más importante en este contexto, es que el diálogo es praxis, es acción más reflexión, “y
posee un alcance político indiscutible en la formación de sujetos en dos sentidos: uno
relacionado con la democratización de los espacios sociales y los trabajos culturales y, el
otro, vinculado con la intervención transformadora en el mundo social y cultural. El diálogo
culmina en la praxis que, a su vez, lo alimenta a través de la problematización. Es un
encuentro entre hombres ´mediatizados´ por el mundo. Esto quiere decir que el mundo es el
articulador del encuentro en tanto los hombres son seres en y con el mundo”. (Freire, 1969)

Enfatiza Huergo que este enfoque de Freire contribuye a entender el compromiso social
como una forma de comunicación, esto es, como un diálogo y, al mismo tiempo, “...como un
encuentro de saberes y prácticas que tienden a enriquecer y ampliar las lecturas y las
escrituras de la vida, la experiencia y el mundo”. (Huergo, 2006)

Este enfoque que rescata los aportes de Taborda y de Freire, permiten concebir el
compromiso social de la Universidad, como “un modo de leer el mundo cultural, y significa
un modo de ´escribirlo´, donde esa escritura -aunque surja de lecturas y escrituras previas,
nunca aisladas ni individuales- es un acto creativo; un acto que no se ciñe a un cierre
prematuro de los sentidos de la experiencia, la vida y el mundo, sino que inscribe la apertura
de otros mundos y experiencias posibles construidos en la relación Universidad-Sociedad”.
(Huergo, 2006)

Huergo pregunta “... ¿hasta dónde puede incidir la Universidad, a través de su compromiso,
en la construcción de procesos globales de transformación?”

Una de las respuestas podemos encontrarla en la vuelta a la práctica y profundización de


valores éticos, cuando se hace referencia a factores económicos y políticos, a la imperiosa
necesidad de fortalecimiento del capital social (confianza, asociatividad, conciencia cívica), y
a la exigencia de concebir “...el desarrollo en términos más inclusivos tanto en la reflexión
como en la acción. Estos tres vértices de un triángulo virtuoso se alimentan mutuamente, en
18
un sistema que favorece la identificación de distintas estrategias concretas estas expresiones
exigen aplicaciones concretas, en todos los campos de acción y realizadas por todos los
actores de la vida social.

19
2. VIDA UNIVERSITARIA: SECRETARÍA DE BIENESTAR UNIVERSITARIO

Atención básica
primaria y gratuita,
prevención y
SALUD Universidad Saludable

Federados, No
federados y DEPORTES
actividades
recreativas

Menú común y
COMEDOR opciones vegetariana
y celíaca. Desayunos,
meriendas y viandas.

Paquetes turísticos
accesibles para toda la TURISMO
comunidad
universitaria
Se abordan
necesidades socio –
BECAS económicas para
generar igualdad de
oportunidadaes

Para estudiantes becados,


estudiantes de posgrado e RESIDENCIAS
intercambio y huéspedes que
visitan la UNCuyo. Además de
disponibilidad para personas en
el programa de las Consejerías
JARDINES Para hijos menores de 4
MATERNALES años de miembros de la
UNCuyo

-Link de la Secretaría de Bienestar Universitario:


http://www.uncuyo.edu.ar/bienestar/index.php

20
3. ROL DEL PROMOTOR/A DE DERECHOS UNIVERSITARIOS

Formar Promotoras/es de Derechos Estudiantiles supone romper con un modelo


universitario liberal, individualista, donde tanto los derechos como las responsabilidades se
configuran a modo individual, para adherir a otro modelo Universidad basado en la
solidaridad, la justicia y la participación democrática, donde la ciudadanía es concebida como un
derecho que para hacerse efectivo requiere del compromiso y la responsabilidad de toda la
comunidad universitaria.

3.1 ¿QUÉ SIGNIFICA PROMOVER?

Para la Real Academia Española, promover (del latín promovére), significa 1.- iniciar o
impulsar una cosa o un proceso, procurando su logro; 2.- levantar o elevar a alguien a una
dignidad o empleo superior al que tenía; 3.- tomar la iniciativa para la realización o el logro
de algo.

3.2 ¿QUÉ SIGNIFICA SER PROMOTORES/AS DE DERECHOS UNIVERSITARIOS?

El voluntariado está orientado a miembros de la comunidad que se forman para promover el


respeto por los derechos estudiantiles, como así también su promoción; que ofrecen la
información necesaria sobre temáticas vinculadas a las y los estudiantes y generan una red
que multiplica las ciudadanía universitaria en el ámbito de la Universidad Nacional de Cuyo.

El y la promotor/a de Derechos Universitarios tiene presencia permanente en sus


respectivas Unidades Académicas, como así también dentro de todo el ámbito universitario,
por lo cual resulta fundamental formar referentes en materia de Derechos Universitarios
quienes puedan:

-crear y recrear las condiciones en los espacios universitarios en los que se desarrollen que
permitan el intercambio de experiencias y el debate de las problemáticas en materia de
Derechos Universitarios.

-capacitarse de manera permanente, de manera tal que puedan comprender y estructurar


las demandas estudiantiles a fin de lograr una Universidad comprometida y participativa.

-poseer capacidad para trabajar con estudiantes.

-desarrollar habilidades de comunicación (oratoria, confianza, empatía, lenguajecon


perspectiva de género).

21
Promover los derechos estudiantiles, implica además, construir la ciudadanía universitaria
de manera proactiva y consiente; significa intervenir positivamente, sobre los factores que
condicionan la vida universitaria.

22
ANEXO
COMPROMISOS del CIUDADANO/A UNIVERSITARIO

Defender y promover los Derechos Humanos. Pone en valor el respeto a las personas y a los
bienes primarios sin los cuales no es posible la realización de una vida digna (el derecho a la
vida, la integridad física, la autonomía moral, la libertad de expresión y movimiento y el
desarrollo personal).

Reconocer la Ciudad Universitaria. Conlleva las condiciones de pertenencia y estimación de


la ciudad. La pertenencia es pública y comprobable; la estimación es mutua y recíproca y se
manifiesta en el deber de cuidado, construcción y preservación de los bienes públicos.

Ejercer de forma activa la ciudadanía. Exige el reconocimiento de la persona individual


como sujeto de deberes y derechos, es decir, comprometido con la defensa y promoción de
los valores y principios preferenciales que autorregulan la vida universitaria.

Reconocer al otro como interlocutor válido. Exige la aceptación de que el diálogo tiene
carácter vinculante; compromete tanto al individuo que dialoga como a quienes legalmente
representa.

Ejercer la autonomía individual. Implica la capacidad de tomar decisiones propias y de


asumir las consecuencias que de ellas se derivan.

Reconocer la institucionalidad. Exige, respetando el derecho al debate y a la protesta


civilizada, la aceptación de que la comunidad y el campus universitario están regidos por un
Gobierno universitario, facultado legalmente con el derecho y el deber de administrar; por lo
tanto, las decisiones que tome deben ser cumplidas por toda la comunidad universitaria.

Cumplir los compromisos con la sociedad. Conlleva que la Universidad realice de forma
permanente e ininterrumpida sus funciones misionales: investigación, docencia y extensión,
para contribuir al desarrollo regional y nacional.

Defender el carácter público de la Universidad. Exige que el medio universitario sea un


escenario abierto y disponible para su buen uso, orientado hacia el interés general. La
Universidad es un bien social en el que todos los ciudadanos tenemos derechos y deberes.
Requiere la responsabilidad individual y la rendición de cuentas.

Construir una cultura de paz. Exige compromiso con una pedagogía de la paz y con la
búsqueda de la resolución de los conflictos a través de la argumentación y la consolidación
de un escenario de convivencia pacífica en donde el cierre de la Universidad, la obstrucción
del ejercicio de las funciones académicas y laborales, las prácticas violentas e intimidatorias,
el vandalismo y las conductas delincuenciales, vinieren de donde vinieren, no tienen cabida.

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Practicar como modelo de acción política de los universitarios la participación democrática
pluralista. Implica que la ciudad universitaria se construye y se renueva gracias al concurso
de las propuestas y acciones de todos y cada uno de los miembros de su comunidad.

Reconocer los principios inherentes a la ética de la información. Exige no sólo


transparencia, pertinencia y suficiencia, sino además los criterios de veracidad y de
verificación de las fuentes y un sentido de responsabilidad frente a su difusión.

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BIBLIOGRAFÍA Y LINKS DE INTERÉS

-COGOBIERNO UNIVERSITARIO
http://gobierno.uncu.edu.ar/sitio/

-DEFENSORÍA ESTUDIANTIL UNIVERSITARIA


http://www.uncuyo.edu.ar/bienestar/defensoria

-ESTATUTO UNIVERSITARIO – UNCUYO


http://www.uncuyo.edu.ar/relaciones_institucionales/upload/estatutouniversitario.pdf

-PLAN ESTRATÉGICO 2021 – UNCUYO


http://www.uncu.edu.ar/planificacion/upload/plan-estrategico-1.pdf

-PORTAL DE DERECHOS ESTUDIANTILES


http://www.uncuyo.edu.ar/bienestar/derechos-estudiantiles

-SECRETARÍA DE BIENESTAR UNIVERSITARIO


http://www.uncuyo.edu.ar/bienestar/

-SPOT DE DEFENSORÍA ESTUDIANTIL


https://www.youtube.com/watch?v=H7YPAtd0j94

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