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RENÉ GUÉNON

MIRCEA A. TAMAS 1

Nuestro mundo moderno, y principalmente el mundo occidental, es hoy en día


morada de seres humanos emocionales y racionales, más emocionales que
racionales, sin lugar para la gente intelectual. Del mismo modo que los
verdaderos Rosa-Cruces desaparecieron y encontraron refugio en Asia en el
siglo XVII, los individuos intelectuales han desaparecido de nuestra vida
pública occidental. Uno de los últimos intelectuales nacido en el mundo
occidental se refugió en Egipto, donde murió hace cincuenta años. Su nombre:
René Guénon.

Durante mucho tiempo, la obra de Guénon estuvo bajo sospecha, y los sabios y
eruditos oficiales intentaron arduamente suprimirla. Un silencio denso reinaba
sobre sus "subversivos" libros; así, quizás un día serían olvidados. Pero René
Guénon no fue olvidado. Su influencia se mantuvo tan poderosa que "la ley del
silencio", que se demostró infructuosa, fue sustituida por "la ley de la logorrea".
Todo el mundo empezó a usar frecuentemente el nombre y los escritos de
Guénon, incluso en Internet, siendo su obra mal interpretada y su estatura
intelectual minimizada; el propósito era reducir a Guénon a un escritor o
filósofo corriente, y de este modo, aniquilar su función espiritual. Por ejemplo,
la calle de Blois (Francia) donde se encontraba su domicilio natal se llama hoy
"René Guénon, orientalista francés", una definición insultante.

Actualmente, muchos se interesan más por la individualidad de Guénon que por


sus trabajos intelectuales. Otros, portadores de la máscara de la apreciación y la
comprensión, han etiquetado a Guénon como una "persona ajena al asunto",
sugiriendo que sólo conocía superficialmente el esoterismo cristiano, el
taoísmo, la cábala hebrea, la tradición hindú e incluso las doctrinas islámicas.

Podemos preguntarnos si es o no Guénon un exponente ortodoxo de la Una-y-


única Tradición. La respuesta, para la gente honesta y cualificada, es simple:
René Guénon ha sido el intérprete providencial de la Tradición eterna. Él es
quien, en Occidente, ha llevado a la metafísica a su real y merecida altura, quien
ha establecido claramente los principios universales de las doctrinas
tradicionales, quien ha ofrecido la visión verdadera de la iniciación y ha descrito
1
Mircea A. Tamas, escritor rumano, es autor de: The Everlasting Sacred Kernel, The Spiritual Symbolism in
Western Literature, Rose-Cross Books, Toronto, 2002; y: Agarttha, The Invisible Center, íd. 2003.
los ciclos cósmicos.2 La cábala hebrea identifica tres elementos simbólicos
principales que constituyen el significado sagrado de los ritos y escritos
tradicionales: el Cosmos, el Año y el Hombre (Sepher Yetsirah II.2). La obra
de Guénon está basada en estudios acerca de la cosmogonía (el Cosmos), la
teoría de los ciclos cósmicos (el Año), la realización espiritual y la iniciación
(el Hombre), si bien en todo momento como aplicaciones de la metafísica, que
es el dominio del Principio supremo.

Guénon dedicó un inmenso esfuerzo a modificar la mentalidad occidental, a


abrir la mente y el pensamiento modernos a las verdades metafísicas e
iniciáticas y a recuperar los significados espirituales y primitivos de los
símbolos tradicionales, para facilitar que las sagradas escrituras fuesen no sólo
leídas sino también comprendidas.3

Esto sólo era una parte de su misión. Es aún más importante que Guénon
consiguiese unificar las distintas tradiciones particulares, pacificar las aparentes
oposiciones, restaurar el "modelo ideal" de lo que habría sido la Tradición
primordial; de una manera conciliatoria, y en absoluto sesgada o estrecha de
miras, Guénon asimiló sintéticamente los datos fundamentales de las diversas
formas tradicionales e intentó recomponer la forma primitiva.4 Teniendo en
cuenta que el momento presente de nuestro ciclo cósmico es favorable a los
elementos sentimentales y emocionales, especialmente en el mundo occidental,
y que el dominio de la metafísica va mucho más allá de la individualidad, René
Guénon elevó los datos tradicionales al nivel del puro intelecto; sólo allí, al más
alto nivel al nivel de la metafísica pura, las tradiciones particulares se unen en

2
"Hablando en términos generales, el trabajo doctrinal de Guénon contempla las más altas verdades
tradicionales, y también las reglas simbólicas y leyes cíclicas que regulan su adaptación tradicional". (Michel
Vâlsan, L'Islam et la fonction de René Guénon, Les Editions de l'Oeuvre, Paris, 1984, p.14). Michel Vâlsan,
nacido en Rumanía, se convirtió en el director de Études Traditionnelles, la revista de Guénon, después de la
muerte corporal de éste.
3
"El carácter universal e integral de las enseñanzas de Guénon explica por qué éstas ofrecen la clave que permite
penetrar a los occidentales en cualquier doctrina metafísica, por medio del entendimiento y la asimilación de
sus aspectos fundamentales" (Charles-André Gilis, Introduction a l'enseignement et au mystère de René
Guénon, Les Editions de l'Oeuvre, Paris, 1985, p.11).
4
"Exponiendo verdades que eran impensables para la gente contemporánea, los modos metafísicos de expresión
de Guénon tenían necesariamente un carácter independiente en comparación con los modos de expresión
doctrinal conocidos o usados en Occidente. Por otra parte, puesto que Guénon no se vinculó exclusivamente a
una sola tradición oriental sino que halló soporte en todo lo que era oportuno y podía servir para expresar ideas
universales, de las cuales él dio la síntesis, esa característica de independencia formal existe, hasta cierto punto,
incluso en comparación con los modos doctrinales de expresión de Oriente; ello era inevitable porque Guénon
escribió en un lenguaje completamente diferente de los lenguajes habituales de las doctrinas regulares"
(Vâlsan, Islam, p. 15).
lo Único.5 Él dejó a un lado voluntariamente los aspectos bhaktiy karma de la
doctrina, y es más, rechazó todas las ramas heterodoxas de la Tradición,
cuidando de no permitir el desarrollo de ninguna confusión o pseudo-
conocimiento.

La rigurosidad de sus escritos tenía como propósito principal modificar la


superficialidad del pensamiento occidental. Incluso hoy en día, algunos eruditos
sentimentales están profundamente disgustados con la dura disciplina impuesta
por Guénon al estilo y la forma de su obra; ahora bien, el enfoque "super-
intelectual" de Guénon es el único válido cuando se trata de una transmisión
teórica.6 El uso de los símbolos y el lenguaje matemático, por más desagradable
que resulte para algunos eruditos e individuos cultos, facilitaba un estilo exacto
y preciso, muy diferente de la fraseología inflada y tortuosa de los racionalistas
modernos.

Nicolás de Cusa, quien tiene muchos parecidos con René Guénon, escribe: "las
matemáticas representan el dominio científico que ofrece el mayor número de
similaridades con la metafísica", y añade: Nihil certi habemus in nostra
scientia, nisi nostram mathematicam, subrayando que, de Pitágoras y Platón a
San Agustín y Boecio, los filósofos afirmaban que nadie podía alcanzar el
conocimiento del orden divino sin aprender matemáticas. "Les seguiremos en
este camino", concluía Cusa, "y puesto que no hay otra vía que conduzca al
orden divino más que la de los símbolos, afirmamos que podemos seleccionar
los signos matemáticos, los cuales contienen una certeza incorruptible."7

Hay alguna gente que se siente molesta porque Guénon no desarrolló ciertos
temas doctrinales específicos, o porque no insistió en la tradición greco-
ortodoxa, por ejemplo, demostrando que no estudió a los Padres de la Iglesia.
Ciertamente, podemos lamentar por siempre jamás que algunos autores no
escribiesen sobre esto o aquello; ahora bien, en el caso de Guénon hemos de
enfatizar que él transmitió todo lo que verdaderamente cuenta, ofreciendo a los
cualificados una guía infalible en el dominio espiritual. Su trabajo, incluso sin
citar a todos los Padres de la Iglesia, es la mejor guía para descifrar el misterio

5
"Una tal identidad y universalidad [de la Tradición] es sólo real para el aspecto más elevado de la metafísica.
Los maestros islámicos decían a este respecto: 'la doctrina de la Unidad es única' (at-Tawhîdu wâhidun)"
(Vâlsan, Islam, p. 15).
6
"Esto es por lo que, si uno quisiese traducir la obra de Guénon a cualquier lenguaje oriental, la traducción
debería estar seguida de comentarios. Guénon expresaba y pensaba en modos pertenecientes a lo que podemos
llamar una 'espiritualidad sapiencial', diferentes de los modos regulares que son el soporte de las 'religiones
basadas en la revelación' " (Vâlsan, Islam, p. 15).
7
Nicolás de Cusa, De la docte Ignorance, Guy Trédaniel, 1979, p. 58.
cristiano. Y hemos de tener en cuenta que Guénon no era un académico
ordinario, un filósofo o un pensador, ni tampoco un maestro espiritual.

René Guénon, como individuo, no contaba, como él mismo insistió muchas


veces. Es difícil para la mentalidad moderna, totalmente vinculada al orden
del ego y la individualidad, aceptar una afirmación así. Guénon fue investido,
digámoslo sin elaboraciones, por los Superiores Incogniti 8 con la función de
restaurar la Tradición primordial, una función que comprendía como objetivo
principal la modificación y regeneración de la mentalidad occidental. Sus
escritos no tienen otro propósito. Como transmisor de la Verdad absoluta, los
únicos "errores" de Guénon que podían aparecer eran debidos a la dificultad de
verter en palabras humanas un Conocimiento que sobrepasa el dominio humano
e individual. Aquellos que se llaman a sí mismos "guénonistas", refiriéndose a
Guénon como un individuo, cometen una terrible equivocación. Los que se
denominan a sí mismos "guénonistas" refiriéndose al trabajo de Guénon no
están menos equivocados. La obra de Guénon es sólo el pórtico del Templo; su
trabajo permite un conocimiento teórico del orden metafísico, indispensable
(como el propio Guénon afirmó) pese a que el aprendizaje teórico es únicamente
una preparación para la verdadera realización espiritual. Por otra parte, su obra
es "la obra de Guénon" sólo porque la escribió en forma de libro; ella tiene
orígenes universales, es decir, sobrehumanos.

Gilis subraya que es totalmente inútil intentar descubrir las circunstancias


exactas de los inicios de la carrera iniciática de Guénon (Gilis 27). Podemos
asumir que entre 1908 y 1912 "algo" sucedió a Guénon, y éste adquirió una
"iniciación universal" directamente procedente del centro invisible espiritual,
llamémosle Agartha. Posteriormente, Guénon siguió un camino más "humano"
y fue introducido en todas las tradiciones particulares importantes (Islamismo,
Taoísmo, Hinduismo, Masonería), lo que parece normal considerando su
iniciación global. "Las influencias espirituales que convergen hacia él,
procedentes de centros iniciáticos particulares y que tienen como intermediarios
a individuos que representan a las grandes tradiciones metafísicas de Oriente,
aparecen a consecuencia de un suceso muy importante causado por la
investidura de Guénon" (Gilis 30).

8
"El carácter misterioso del status privilegiado de René Guénon está relacionado con la intervención de una
influencia espiritual operante 'fuera de las vías regulares y comunes de la iniciación', es decir, independiente de
las organizaciones iniciáticas existentes que eran aptas para conferir una vinculación iniciática regular" (Gilis
26).
Guénon "confirmó él mismo a André Préau que recibió por medio de
enseñanzas orales orientales su conocimiento de las doctrinas hindúes, el
esoterismo islámico y el taoísmo. Michel Vâlsan, por su parte, considerando al
Hinduismo, el Taoísmo y el Islamismo desde una perspectiva análoga,
contemplaba a “las tres formas principales del mundo tradicional presente,
representantes del Oriente Medio, el Lejano Oriente y el Cercano Oriente, como
reflejos de tres aspectos del Rey del Mundo”.9 La mención hecha aquí al
misterioso Rey del Mundo es una confirmación de la “misión” de Guénon
procedente del Centro Supremo, actuante en esta ocasión por medio de formas
externas e instituciones tradicionales" (Gilis 31).

Como ya hemos dicho, el periodo 1908-1912 es muy enigmático. Este es el


periodo en que los Superiores Incogniti invistieron a Guénon con la función de
mensajero, transmisor y traductor de las verdades absolutas, ante todo, al mundo
occidental. Guénon desempeñaría esta función de forma consistente hasta su
desaparición corporal; no se le permitió ser un maestro espiritual, y ello es por
lo que no aceptó tener discípulos.

En 1908, René Guénon ya estaba implicado en las "escuelas" ocultistas de la


época, intentando hallar una oportunidad para comenzar la renovación de la
mentalidad occidental. Pronto se dio cuenta de que, lamentablemente para el
mundo occidental, no había muchas esperanzas. En el mismo año, Guénon
intenta provocar una grieta en el muro de la mentalidad profana. Miembros de
la Orden Martinista reciben un "mensaje astral" para conducir a René Guénon
al Hotel des Cannettes, y, tras varios encuentros, se funda la Orden del Temple
Renovada con Guénon como líder. No obstante, la actividad de la Orden no
tuvo efectos sobre la mentalidad occidental y Guénon se vio forzado a
desmantelar la organización. Esta experiencia demostró a Guénon "la
necesidad, debido a la imposibilidad de continuar su misión en el interior de la
Orden del Temple, de volverse hacia organizaciones tradicionales 'ordinarias' "
(Gilis 48) como la Masonería y el Islam.10

La vinculación de Guénon al Islam no es una "conversión", sino una aplicación


de su "iniciación universal" para cumplir su función después de que el intento
de generar una organización "extraordinaria" fracasase. "Guénon declaró más

9
Études Traditionnelles, nos. 293-294-295, 1951. Ver Michel Vâlsan, La fonction de René Guénon et le sort
de l'Occident, p. 218. Vâlsan especifica que Guénon fue el primero en dar una definición exacta del Rey del
Mundo.
10
Gilis subraya "la destacable coincidencia entre el final de la Orden del Temple y la vinculación de Guénon al
Islam" (Gilis 47). También, en 1911, Guénon es iniciado en la Masonería (Gilis 48).
de una vez que él jamás se había “convertido” a nada y, en 1938, en una carta a
Pierre Collard, que ni siquiera “había abrazado la religión musulmana” más o
menos recientemente, como algunos intentan hacer creer a la gente por razones
oscuras. Y añadía: “el hecho de la cuestión es que he estado vinculado a las
organizaciones iniciáticas islámicas durante treinta años, lo que por supuesto es
algo completamente diferente" (Gilis 57).

Como hemos dicho, la función de Guénon no era la de ser un maestro espiritual


para una vía específica. Hay algunas personas que se sienten molestas porque
Guénon haya expuesto tan poco acerca de métodos específicos para la
realización espiritual y la Liberación, lo que significa que han malentendido
completamente a Guénon y su función.

Los escritos de Guénon constituyen el fundamento teórico; intencionadamente,


Guénon expone los elementos de las diferentes tradiciones de una forma
general, y se puede advertir su esfuerzo en mantenerse lejos de lo específico y
los detalles para situarse al nivel general, o mejor, universal. Hemos de tener en
cuenta que sus escritos están dirigidos a los occidentales en primer lugar; esta
es la razón por la que Guénon presentaba un tipo ideal de existencia oriental
(que se da en Oriente en realidad, pero no como algo cuantitativamente
mayoritario. Los maestros espirituales genuinos, la iniciación y las doctrinas
tradicionales son una realidad, pese al proceso de profanación y
"occidentalización" que está teniendo lugar en la actualidad). Para conseguir
una "brecha" en el seno de la mentalidad moderna, Guénon empleó distintas
estrategias, todas ellas criticadas hoy en día y consideradas errores.

Hoy, los modernos están hipnotizados por la "información" y por "estar


informados"; muchos de ellos consideran a la obra de Guénon sólo como otra
fuente de información, y contemplan el saber tradicional que le fue transmitido
como una "bibliografía" común que está actualmente obsoleta. Estas personas
buscan nuevos datos, nueva información, luchan por obtener cartas de Guénon
esperando descubrir algún detalle picante de su vida individual; en la actualidad
se publican textos atribuidos a Guénon (ver Psychologie).

Algunos eruditos consideran anticuados a Guénon y a sus escritos. Por supuesto,


si se refieren al núcleo sagrado de su obra, su ignorancia no necesita comentario
alguno. Recordamos, a modo de ejemplo, la opinión de un "orientalista" francés
quien nos escribía hace muchos años que Guénon estaba completamente
obsoleto; que su conocimiento de la tradición hindú era muy pobre, lo cual era
normal en su tiempo, pero que ahora estaba anticuado; y que mezclaba tres
elementos: una información incompleta, una llamada "tradición esotérica" de
los orígenes de Occidente, y su imaginación. En aquel entonces expresamos
nuestros comentarios al respecto, pero ahora sólo queríamos ilustrar la
ignorancia a la que nos estamos refiriendo.

Otros se han lamentado de que, visitando a Guénon en el Cairo, éste no dijese


nada diferente de sus escritos; él hablaba sobre las mismas ideas y usaba las
mismas palabras que podían ser encontradas en sus obras. Probablemente, estos
visitantes esperaban oír frases sensacionales o presenciar algún fenómeno
extraño. Si leemos las enseñanzas de Ramana Maharshi, es fácil darse cuenta
de que éste, una y otra vez, planteaba la misma cuestión: ¿Quién soy yo?, una
idea esencial y fundamental que ayuda a la realización espiritual. ¿Quién quiere
más?

Ahora bien, Guénon no aceptó "discípulos". Aunque muchos hayan intentado


calificarse a sí mismos como "guénonistas" o "alumnos" de Guénon, nadie tiene
derecho a este apelativo. René Guénon afirmó claramente, y en numerosas
ocasiones, que su misión no era la de ser un "profesor" y que él no tenía
discípulos; que lo que contaba era el saber tradicional transmitido por medio de
sus escritos, y que cualquier otra cosa relacionada con su individualidad, sus
actos o palabras íntimas, era de su sola incumbencia. Con todo, ningún
estudioso honesto de la obra de Guénon puede evitar la cuestión: ¿cuán válidos
son los seguidores de Guénon, de Schuon a Gilis? Hace muchos años hicimos
esta misma pregunta al fallecido Giovanni Ponte, de la Rivista di Studi
Tradizionali de Turín. He aquí lo que respondió:

"En mi opinión, nadie tiene ni de lejos la autoridad que Guénon tiene. Cada uno
ha expuesto cosas válidas, especialmente Coomaraswamy, pero cada cual ha
estado marcado por su individualidad, seña más o menos decisiva que se ha
vuelto muy perjudicial cuando el individuo en cuestión ha creído ser un maestro
espiritual (como Schuon). En cuanto a Burckhardt, aunque sea más equilibrado
que Schuon, le ha marcado el hecho de haber sido discípulo de Schuon. Por otra
parte, no veo cómo Evola pueda ser llamado un “exponente de la Tradición”.
No conozco muy bien a Eliade; sé que ha usado abundantemente nociones
tradicionales extraídas de la obra de Guénon, pero no creo que él haya ido más
allá del orden profano. Y Matgioi, pese a su profundidad en algunas de sus obras
y su rol destacado en lo relativo al Taoísmo y a Guénon, está lejos de ser una
autoridad indiscutible, considerando la parte final de su vida... Es por lo que
creo que lo importante no es saber mucho sobre los autores o juzgarlos, sino
estudiar profundamente las enseñanzas tradicionales para aplicarlas".
No es este el lugar y no es nuestra labor emitir juicios con respecto al orden de
la individualidad, pero hemos de mencionar que, tras la muerte de Guénon,
algunos de sus "colaboradores" estuvieron muy activos para reducir la obra de
Guénon al nivel profano. Marco Pallis, por ejemplo, quien fue animado y
ayudado por Guénon en sus estudios tradicionales, escribió un curioso artículo
contra Le Roi du Monde de Guénon. Pallis intentó probar que Agartha y el Rey
del Mundo eran sólo resultados de la imaginación de Guénon, y que nadie había
oído hablar en la India o en el Tíbet acerca de Agartha y el Rey del Mundo. Hay
una extraordinaria incomprensión sobre el simbolismo del Rey del Mundo,
acerca de lo que Guénon transmitió realmente en su libro fundamental Le Roi
du Monde.11 Marco Pallis es uno de los ejemplos de esa incomprensión.

Hemos de tener en cuenta que Guénon transmitía por medio de sus escritos una
doctrina unitaria no afectada por contingencias, una síntesis de todas las
tradiciones particulares que pueden ser encontradas en ella, pero que, al mismo
tiempo, e inevitablemente, son diferentes de aquélla; la unificación de las
doctrinas particulares implica preservar el "espíritu", no la "letra". René Guénon
tuvo como objetivo establecer la esencia doctrinal de la metafísica universal,
abriendo los ojos y allanando el camino hacia el conocimiento espiritual; dejó
a un lado a propósito los elementos específicos que pudieran confundir más que
clarificar a la mentalidad moderna.

Podemos preguntarnos: ¿es René Guénon el creador de una nueva doctrina?


¡No, en absoluto! En el Prefacio de su libro Le Symbolisme de la Croix, Guénon
confiesa que quiere "soit exposer directement certains aspects des doctrines
métaphysiques de l'Orient, soit adapter ces mêmes doctrines de la façon qui
nous paraîtrait la plus intelligible et la plus profitable, mais en restant toujours
strictement fidèle à leur esprit."12 Guénon vistió a los datos tradicionales con
un ropaje esencial y presentó una doctrina unitiva sobre la Unidad; ahí aparece
luminosamente su función providencial.13 Guénon escribe: "nous n'avons
jamais entendu nous renfermer exclusivement dans une forme déterminée, ce
qui serait d'ailleurs bien difficile dés lors qu'on a pris conscience de l'unité
11
"La referencia explícita al Centro Supremo del Mundo y a su Guía marca, más que ningún otro aspecto de la
obra de Guénon, el carácter incomparable y privilegiado de su función en el mundo occidental" (Gilis 16).
12
René Guénon, Le symbolisme de la croix, Guy Trédaniel, 1989, p. 9. Guénon escribe que quiere exponer
directamente algunos aspectos de las doctrinas metafísicas orientales o adaptar dichas doctrinas a nuestra
mentalidad, preservando su espíritu.
13
"La espiritualidad islámica como un todo es especialmente sensible al reconocimiento de la divina Unicidad,
lo que para ella es el fundamento y el primer criterio de validez de cualquier forma religiosa. René Guénon
enseña y afirma la unidad fundamental de las tradiciones existentes porque advierte que la esencia de todas las
doctrinas es la de la Unidad o No-Dualidad del Principio de la Verdad" (Vâlsan, Islam, p.27).
essentielle qui se dissimule sous la diversité des formes plus ou moins
extérieures, celle-ci n'étant en somme que comme autant de vêtements d'une
seule et même vérité."14

Muchos no quieren y no pueden reconocer la doctrina unitaria renovada por


René Guénon, y no nos sorprende. Gandhi luchó toda su vida por la
independencia de la India y no pudo conciliar a los hindúes y los musulmanes,
y la divergencia entre éstos es hoy más fuerte que nunca. En comparación con
las oposiciones agudas y en aumento de este mundo, la doctrina unitaria
transmitida por Guénon aparece como una doctrina redentora. René Guénon no
es el exponente de una nueva doctrina; él es el "servidor" que presentó y
transmitió, en primer lugar, al mundo occidental, la unidad fundamental de
todas las formas tradicionales, ofreciendo una síntesis de varias doctrinas
ortodoxas y teniendo a la Verdad como núcleo sagrado, una Verdad que puede
ser encontrada en todas las tradiciones particulares. René Guénon fue y es el
"servidor del Único." Su nombre islámico, Abdel Wahed Yahia, lo atestigua.

Traducción: Marc García

14
Guénon explica que no quiere estar limitado por el marco de una doctrina específica siendo consciente de la
unidad esencial de todas las doctrinas, cuyas diversas formas son sólo vestiduras de la misma verdad.

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