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MONOGRAFÍA 13
NIVEL INFORMATIVO
Materia: Sabiduría Antigua
Monografía 13
MONOGRAFÍA 13
LA INICIACIÓN
Contenido
* La Iniciación y los Misterios
Bibliografía recomendada
Besant, Annie: “Cristianismo esotérico” (Lectura de avance)
Eckartshausen, Karl von: “La nube sobre el santuario”, carta V
(Lectura de profundización)
Guénon, René: “El simbolismo de la cruz” (Lectura de
profundización)
La Iniciación y los Misterios
Frater Phileas
La Iniciación
Siendo así, este viaje iniciático dura toda la vida, y lo hollaremos di-
ligentemente mediante la superación de los escollos físicos, vitales,
mentales y emocionales que se nos presentan en la cotidianeidad.
Estos obstáculos no son otra cosa que las “pruebas de los cuatro
elementos”, a las que muchas veces se hace referencia en las ceremo-
nias místicas de las fraternidades y órdenes.
“¡Levántate y despier ta! Ahora que has obtenido tus deseos ¡com-
préndelos! Tan difícil como pasar por el afilado filo de una navaja así
de duro es este camino (hacia el ser)”
(Katha Upanishad (1 A. 3 V.: v 4)
En OPI solemos usar una oración inspirada en Tomás Moro que dice:
Bajo control están las opiniones, las aspiraciones, los deseos y las co-
sas que nos repelen. Estas áreas constituyen con bastante exactitud
nuestra preocupación, porque están directamente sujetas a nuestra
influencia. Siempre tenemos la posibilidad de elegir los contenidos y
el carácter de nuestra vida interior.
Fuera de control, sin embargo, hay cosas como el tipo de cuerpo que
tenemos, el haber nacido en la riqueza o el tener que hacernos ricos,
la forma en que nos ven los demás y nuestra posición en la sociedad.
Debemos recordar que estas cosas son externas y por ende no cons-
tituyen nuestra preocupación. Intentar controlar o cambiar lo que no
podemos tiene como único resultado el tormento.
Recordemos: las cosas sobre las que tenemos poder están natural-
mente a nuestra disposición, libres de toda restricción o impedimen-
to; pero las cosas que nuestro poder no alcanza son debilidades,
dependencias, o vienen determinadas por el capricho y las acciones
de los demás.
Viaje al centro
Según René Guénon “el Principio o «centro» existe antes que toda
distinción, incluida la que hay entre «Cielo» (Tien), y «Tierra» (Ti),
que representa la primera dualidad, siendo estos dos términos equi-
valentes, respectivamente, a Purusha y Prakriti”. (4)
Según el Bhagavad Gita: “Al comienzo del día de Brahma, todas las
entidades vivientes se manifiestan del estado no manifiesto, y luego,
cuando cae la noche, se funden de nuevo en lo no manifiesto”. (Gita
8:17)
El viaje iniciático
La versión más conocida del relato místico del Santo Grial comienza
con José de Arimatea, un rico hebreo que se hizo cargo del cuerpo
de Cristo para enterrarlo y que, según se creía, se quedó también en
posesión del cáliz utilizado por Jesús en la Última Cena. Mientras es-
taba lavando el cuerpo, preparándolo para la sepultura, José recogió
en el cáliz la sangre que manaba de las heridas del Salvador.
Muchos años más tarde, en los tiempos del rey Arturo, la pista del
Grial se había perdido. En la cor te del célebre monarca, Merlín cons-
tituyó la “Tercera Mesa del Grial”, en la que se reunía la Orden de
los Caballeros de la Mesa Redonda, una fraternidad iniciática con
doce hombres dignos: Estos eran: Galahad, Bors, Calogrenant, Ga-
reth, Gawain, Iwayn, Kay, Lancelot, Tristán, Perceval, Pelleas y Tor,
junto al rey Arturo.
Hay varias historias sobre los caballeros que tuvieron éxito en su em-
presa y llegaron hasta el Grial. Las principales versiones se refieren
a Galahad, Perceval y Bors como los tres hombres que superaron las
pruebas iniciáticas. Cada uno de ellos representa del triunfo desde
una perspectiva diferente:
Anteriormente hablamos de las “tres mesas” del Grial, que son las
siguientes:
¿Podemos hablar de una “cuarta mesa”? Claro que sí, pero esta
mesa debe ser construida con esfuerzo y dedicación por todos los
discípulos sinceros que deseen formar par te de esta nueva cofradía
de elegidos.
El Reino de Dios
* “El Reino de los Cielos es semejante a la levadura que tomó una mu-
jer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo”.
(Lucas 13:20) [En este ejemplo nosotros somos la harina que nece-
sita de un elemento que lo vivifique, representado por la levadura,
que es un principio orgánico vivo. Cuando nuestra vida cotidiana
comience a “fermentar”, es decir que nuestra conciencia empiece
a desper tar, toda nuestra existencia comienza a purificarse hasta
alcanzar la perfección”.]
El laberinto
Karl von Eckartshausen afirma que “la verdadera Ciencia Real y Sa-
cerdotal es la ciencia de la regeneración o la reunión del hombre
caído con Dios.
Esta ciencia sólo fue enseñada por el Espíritu de Dios mismo y por
los que estaban en posesión de ese Espíritu, y se distinguía de las
otras ciencias en que enseñaba el conocimiento de Dios, la Natura-
leza y el hombre en una síntesis perfecta; mientras que las ciencias
exteriores no conocían en toda su pureza ni a Dios, ni a la naturaleza,
ni al hombre y su destino.
Los propios reyes-magos (que la Biblia nunca dice que sean “reyes”,
pero que la tradición apócrifa sí ha resaltado) también simbolizan a
estos hombres sabios que se habían autorrealizado integralmente y
que viajaron miles de kilómetros desde Oriente para asistir al naci-
miento del Cristo, el máximo arquetipo iniciático de Occidente.
Referencias bibliográficas