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Los medicamentos más usados en el tratamiento

del trastorno bipolar


Antipsicóticos, antidepresivos, estabilizadores del ánimo… Si tienes
trastorno bipolar te interesa informarte sobre estos fármacos.
En el tratamiento del trastorno bipolar es totalmente imprescindible el uso de fármacos, incluso en las
épocas de estabilidad, esto es lo primero que hay que tener claro. Los medicamentos actúan en el cerebro
equilibrando los neurotransmisores como la serotonina, la dopamina y la noradrenalina, ya que la alteración
de estos neurotransmisores es lo que provoca el trastorno.

Por otra parte, la terapia psicológica complementa a los fármacos y ayuda a un mejor pronóstico de la
enfermedad.

Los fármacos más usados son:

Estabilizadores del ánimo o eutimizantes

Estos medicamentos se encargan de mantener una estabilidad anímica, es decir, evitan las recaídas tanto de
episodios depresivos como maníacos. Son completamente necesarios durante todo el tiempo en las personas
con trastorno bipolar.

El estabilizador más conocido y también el más usado es el litio. Las dosis diarias oscilan entre 600 y 2400
mg/día. Se ha demostrado que reduce la frecuencia, duración e intensidad de los episodios maníacos y
depresivos. Las personas que lo toman necesitan someterse a analíticas para controlar los niveles de litio en
sangre, que debe encontrarse entre 0,6 y 1,2. Conforme suben las dosis de litio, también suben los niveles en
sangre y, por consiguiente, aumenta la eficacia. Si se está estable valdrá con tener unos niveles de litio entre
0,60 y 0,80. Cuando existe un episodio los niveles deben subir por encima de 0,80.

Como muchos fármacos, el litio tiene algunos efectos secundarios. Los más frecuentes son temblores,
diarreas, aumento de la necesidad de tomar líquidos, molestias gástricas y acné.

El resto de eutimizantes son fármacos anticonvulsivos, es decir que se usan en el tratamiento de la epilepsia
pero que han demostrado ser igualmente eficaces en el trastorno bipolar. Los más habituales son:

- Valproato. Se utiliza en el mantenimiento y en las fases maníacas. Sus dosis habituales varían entre 900 mg
hasta 1800 mg/día. También requiere control de niveles, que deben estar entre 50 y 100 para ser eficaz. Sus
efectos secundarios más comunes son el aumento de peso y la caída del pelo.

- Carbamazepina. Se usa también en el mantenimiento del paciente. El problema de este fármaco es que
interacciona con muchos otros medicamentos. Por eso últimamente está en desuso y se suele sustituir por la
Oxcarbamazepina, que es una forma mucho más evolucionada de la carbamazepina.

- Lamotriginia. Se utiliza sobre todo en la prevención de episodios depresivos (para prevenir episodios
maníacos ha demostrado menor eficacia). Su tratamiento debe iniciarse muy lentamente ya que a veces
produce una reacción en la piel (puntitos rojos que pican). Si estas manchas aparecen en las mucosas o en la
boca debe consultarse inmediatamente al psiquiatra.

Neurolépticos o antipsicóticos

Estos fármacos se usan esencialmente en el tratamiento de los episodios maníacos, aunque no es poco
frecuente que se usen también en mantenimiento (siempre a dosis bajas). Algunos neurolépticos incluso se
usan como antidepresivos, y es que, dependiendo de las dosis, funcionan como antimaníacos, eutimizantes y
antidepresivos.

Los neurolépticos típicos, como el haloperidol, han ido cayendo en desuso por sus efectos secundarios
(rigidez muscular, inquietud y temblor). Sin embargo, los nuevos, también conocidos como atípicos tienen
menos efectos secundarios y son igual de eficaces. Entre los más usados se encuentran la olanzapina, la
risperidona, la quetiapina, el aripiprazol o la ziprasidona.

Antidepresivos

El uso de los antidepresivos en el trastorno bipolar es un tema controvertido. Es cierto que son fármacos
muy eficaces en la depresión bipolar, pero también existe un riesgo importante de que al tomarlos, el
paciente pase de estar depresivo a estar maníaco. Por eso, si hay tendencia a sufrir episodios de manía, hay
que ser muy cauto a la hora de recetarlos.

Los antidepresivos tricíclicos (imipramina, amitriptilina y clomipramina) son muy eficaces, pero presentan
una mayor posibilidad de provocar un paso a la manía y con más efectos secundarios. La sedación o el
estreñimiento son algunos de los más frecuentes.

Los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS) son los antidepresivos más usados en la
actualidad ya que, además de ser muy eficaces, tienen muy pocos efectos secundarios. Los más frecuentes
son la fluoxetina, la paroxetina, la sertralina, el citalopram y el escitalopram.

Los inhibidores selectivos de la recaptación de sertonina y noradrenalina (ISRNS) tienen un efecto más
potente que los ISRS y podrían considerarse tan eficaces como los tricíclicos, aunque su posibilidad de
provocar un paso a manía es mayor que con los ISRS. Los más utilizados son la duloxetina y la venlafaxina.

Es importante que sepas que…

- Los fármacos, a parte de las benzodiacepinas, no producen adicción.

- Los efectos secundarios son reversibles.

- Se debe comunicar a otros médicos que se están tomando estos fármacos ante la posibilidad de interacción.

- El tipo de fármaco y la dosis depende del momento en que está el paciente, es decir, en la fase estable el
tratamiento será con un tipo de fármacos y a unas dosis distintas que si está en una fase maníaca,
hipomaníaca o depresiva.

¿El tratamiento para el trastorno bipolar I es diferente del


tratamiento para el trastorno bipolar II?
Answers from Daniel K. Hall-Flavin, M.D.

El tratamiento para el trastorno bipolar, anteriormente llamado depresión maníaca, generalmente incluye
medicamentos y terapia de salud mental (psicoterapia) ya sea que padezcas trastorno bipolar I o bipolar II.
El trastorno bipolar II no es una forma más leve del trastorno bipolar I, sino que tiene un diagnóstico
diferente.
Aunque los episodios maníacos del trastorno bipolar I pueden ser graves y peligrosos, las personas que
padecen el trastorno bipolar II puede ser depresivas por períodos más largos, lo cual puede provocar
deterioros importantes.

Los tipos y las dosis de medicamentos que se recetan dependen de tus síntomas en particular. Ya sea que
padezcas el trastorno bipolar I o II, los medicamentos pueden incluir los siguientes:

 Estabilizadores del estado de ánimo. Por lo general, necesitarás medicamentos para estabilizar el estado de
ánimo a fin de controlar los episodios maníacos o hipomaníacos, lo cual es una forma menos grave de manía.
Algunos ejemplos de estabilizadores del estado de ánimo incluyen los siguientes: litio (Lithobid), ácido
valproico (Depakene), divalproato de sodio (Depakote), carbamazepina (Tegretol, Equetro) y lamotrigina
(Lamictal).
 Antipsicóticos estabilizadores del estado de ánimo. Si los síntomas de la depresión o manía continúan a
pesar del tratamiento con otros medicamentos, puede ser de gran ayuda agregar un antipsicótico como
olanzapina (Zyprexa), risperidona (Risperdal), quetiapina (Seroquel), aripiprazol (Abilify), ziprasidona
(Geodon), lurasidona (Latuda) o asenapina (Saphris). Tu profesional de atención psiquiátrica puede recetar
alguno de estos medicamentos solo o junto con un estabilizador del estado de ánimo.
 Antidepresivos. El profesional puede agregar un determinado tipo de antidepresivo para ayudar a controlar
la depresión. Debido a que un antidepresivo a veces puede provocar un episodio maníaco, se debe recetar
junto con un estabilizador del estado de ánimo o antipsicótico en el trastorno bipolar I.
 Combinación de antidepresivo y antipsicótico. El medicamento Symbyax combina el antidepresivo
fluoxetina y el antipsicótico olanzapina. Funciona como tratamiento para la depresión y como estabilizador
del estado de ánimo. Symbyax está aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos
específicamente para el tratamiento de los episodios depresivos relacionados con el trastorno bipolar I.

Además del medicamento para el trastorno bipolar, otros enfoques del tratamiento incluyen lo siguiente:

 Psicoterapia. Como parte clave del tratamiento, el profesional de atención psiquiátrica puede recomendar
terapia cognitiva conductual para identificar comportamientos y creencias negativos y poco saludables y
reemplazarlos por otros positivos y saludables. Otros tipos de terapia también pueden ayudar.
 Tratamiento para el abuso de sustancias. Varias personas con trastornos bipolares también tienen
problemas con el alcohol, el tabaco y las drogas. Las drogas y el alcohol pueden parecer aliviar los síntomas
pero en realidad pueden desencadenar, prolongar o empeorar la depresión o manía. Si tienes problemas con
el alcohol u otras drogas, infórmale al profesional de modo que pueda tratar tanto el consumo de sustancias
como el trastorno bipolar.
 Programas del tratamiento. La participación en un programa de tratamiento ambulatorio para trastornos
bipolares puede ser muy beneficioso. Sin embargo, el profesional puede recomendar la hospitalización si el
trastorno bipolar afecta considerablemente el desempeño de tus funciones o tu seguridad.
 Problemas con el estilo de vida. Además de los medicamentos y otros tipos de tratamiento, el control
exitoso del trastorno bipolar incluye tener estilos de vida saludables, como dormir lo suficiente, comer sano
y hacer suficiente actividad física. Si necesitas más consejos en estas áreas, consulta con tu profesional.

Es posible que debas probar diferentes medicamentos o combinaciones de medicamentos para determinar lo
que funciona mejor. Por ello, es importante que te reúnas regularmente con el profesional de atención
psiquiátrica para ver si tu tratamiento funciona. En caso de ser necesario, el profesional puede realizar
ajustes periódicos de tu medicamento para controlar los síntomas y los efectos secundarios.
Qué es el Trastorno Bipolar: Descripción del trastorno

El Trastorno Bipolar, que antiguamente recibía el nombre de Trastorno Maníaco Depresivo, y que en
ocasiones es nombrado con la común expresión de “Bipolaridad”; es un trastorno que se caracteriza por un
significativo cambio del estado de ánimo. Una persona con Trastorno Bipolar experimenta alternativamente
“altos” (fase maníaca) y “bajos” (fase depresiva). Ambos períodos, el maníaco y el depresivo, pueden ser
breves o los ciclos pueden ser mucho más amplios, produciéndose en períodos de semanas o meses.

La fase maníaca y depresiva varía de duración de unas personas a otras. Algunas personas pueden
experimentar breves períodos de esos intensos cambios en el estado de ánimo, y por su brevedad no ser
conscientes de padecer ningún trastorno.

Un episodio maníaco se caracteriza por una extrema sensación de bienestar, euforia, irritabilidad,
hiperactividad, poca necesidad de sueño y/o pensamientos e ideas fugaces, los cuales pueden inducir a
hablar muy deprisa. Las personas en un episodio maníaco sienten que pueden hacer cualquier cosa, hacen
planes y propósitos y están convencidos de poder realizar todo ello sin que nada les puede parar.

Un episodio depresivo en cambio, se manifiesta con una intensa tristeza, un pérdida de energía o interés por
las cosas, una incapacidad para disfrutar con normalidad de las actividades placenteras, y sentimientos de
impotencia y desesperación.

Entre uno y otro episodio o período, hay tiempos de normalidad que en algunos casos son largos (incluso de
años).

Según sea esta alternancia el Trastorno Bipolar se clasifica en:

1. Tipo I: Confluencia de episodios maniacos y depresivos a lo largo de la evolución de la enfermedad.


2. Tipo II: Combinación de episodios hipomaniacos y depresivos.
3. Tipo III: Depresiones y manías inducidas (enfermedades, fármacos en especial antidepresivos).
4. Ciclotimia: Episodios de hipomanía y síntomas depresivos que no cumplen criterios de episodio depresivo
mayor; por ejemplo la duración de los episodios puede ser breve o muy breve (horas – días)
5. Ciclación rápida: Hablamos de ciclación rápida cuando se producen más de 4 episodios al año.

La edad media estimada para el inicio del Trastorno Bipolar está entre los 25 y 30 años de edad, aunque hay
casos en que comienza antes; el Trastorno Bipolar aparece antes de los 20 años en aproximadamente uno de
cada cinco individuos maníacos.

El Trastorno Bipolar tiene un curso recurrente, eso significa que más del 90% de las personas que
experimentan un episodio experimentarán otro en el futuro.

Aproximadamente el 70% de los episodios maníacos en un Trastorno Bipolar ocurren inmediatamente antes
o inmediatamente después de los episodios depresivos.

Las personas que padecen un Trastorno Bipolar describen la experiencia como “una montaña rusa de
emociones” y es frecuente que se tenga menor percepción de enfermedad cuando se está en un episodio
maniaco. Las emociones, pensamientos y conductas son a menudo descritas por quienes padecen este
trastorno como “fuera de control”. Eso hace que la relación con familiares, amigos cercanos o compañeros
de trabajo, sea agotadora, para ellos mismos y para los demás.

El objetivo principal del tratamiento es recuperar el equilibrio ajustando las oscilaciones del estado de
ánimo.
Depresión Mayor (Episodio depresivo)

Son los más prevalentes (Judd et al. 2003) y consisten generalmente en síntomas de ánimo bajo, tristeza,
disminución de la energía y las ganas de hacer y disfrutar de las cosas que antes sí disfrutábamos. Es
frecuente que aparezcan dificultades para dormir, apetito bajo y ansiedad. En algunas personas observamos
que estas fases de depresión coinciden con una determinada estación del año, otoño o primavera por
ejemplo, lo que se denomina patrón estacional.

Estos episodios de depresión mayor van a ir acompañados de otros de exaltación del ánimo o euforia de
mayor intensidad –manía– o menor intensidad –hipomanía–.

Manía (Episodio maníaco)

Las características principales para el diagnóstico son el ánimo eufórico o elevado, aumento de la energía,
actividad, verborrea (hablar mucho y a un ritmo muy rápido), bienestar y autoestima exagerados, que si bien
pueden parecer estados agradables en principio también generan una gran frustración y/o conductas de
riesgo para la persona y su entorno (conducción de vehículos a gran velocidad y con un menor sentido del
riesgo, donaciones de dinero en virtud de sentirse generoso, admirable y con recursos ilimitados…).

En estas temporadas las necesidades de sueño y apetito se ven disminuidas, y a veces también se observa en
el entorno una mayor irritabilidad.

Hipomanía (Episodio hipomaníaco)

Serían síntomas similares al episodio maníaco pero de menor intensidad, no hay presencia de síntomas
psicóticos ni la distorsión en la vida y actividad es tan importante; si se deja evolucionar sin tratamiento
puede dar lugar a un cuadro de manía.

Episodios mixtos

Son el resultado de la combinación de síntomas depresivos y eufóricos en el mismo periodo de tiempo; algo
así como un estado de ánimo rápidamente cambiante, irritable, ansioso, acelerado y con gran variabilidad
emocional (paso de la alegría al llanto sin ninguna transición)

Tratamiento del Trastorno Bipolar

El tratamiento del Trastorno Bipolar debe ser integral y abordar los diferentes aspectos del bienestar del
individuo. Los mejores resultados se obtienen cuando se combina el tratamiento psicológico y el
farmacológico.

El tratamiento farmacológico es fundamental para conseguir una estabilidad del estado de ánimo que
permita el desarrollo de una vida normalizada y se minimicen el número y la intensidad de las recaídas.

Los fármacos eutimizantes (o estabilizadores del estado de ánimo) son la base del tratamiento, su finalidad
es evitar que se produzcan nuevos episodios y, en caso de que hubiera una recaída, conseguir que tanto la
gravedad de los síntomas como la duración del episodio sea menor. Son el litio o algunos fármacos de la
familia de los antiepilépticos (lamotrigina, ácido Valproico, oxcarbazepina…)

Los antidepresivos deben emplearse con cautela en las personas diagnosticadas de Trastorno Bipolar, ya
que, como hemos comentado antes, pueden provocar un cambio de fase, de depresiva a eufórica,
dificultando la consecución de un ánimo estable. Se reservan para casos donde los síntomas depresivos son
moderados o graves y suelen evitarse en los tratamientos de mantenimiento.
Los fármacos antipsicóticos también se usan para periodos de crisis, donde se necesita una acción rápida y
una desaparición de síntomas de exaltación del ánimo, irritabilidad, síntomas psicóticos asociados o
aparición de conductas de riesgo.

El curso del Trastorno Bipolar es crónico-episódico, con recaídas y periodos sin síntomas.

Otros pilares del tratamiento

 La psicoeducación: enseñanza y conocimiento de qué es el trastorno, su tratamiento, cómo puede empeorar


el pronóstico, ayuda para identificar los factores que preceden a una recaída, prevención, manejo del estrés,
información para familiares…
 Entrenamiento en habilidades sociales que permitan disminuir los conflictos en las relaciones con los demás
y la frustración propia.
 Manejo del estrés y técnicas de relajación.
 Técnicas psicoterapéuticas para el abordaje de factores psicológicos implicados; su aplicación debe realizarse
en contextos de estabilidad clínica.
 Enfoque sociofamiliar: asociaciones de pacientes, aumento del soporte familiar y otros apoyos.

¿Hay alguna prueba que me diga si tengo o heredaré, el Trastorno Bipolar?

En la actualidad, ninguna prueba puede decirle a una persona si está en riesgo de desarrollar el Trastorno
Bipolar. Es poco probable que se descubra algún gen que sea responsable del Trastorno Bipolar en todas las
personas.

¿Qué pasa si conozco a alguien que podría tener un Trastorno Bipolar?

Los miembros de la familia pueden tener dudas de si deben expresar su preocupación ante comportamientos
que sugieran que alguien podría padecer un Trastorno Bipolar. Es conveniente considerar que la persona con
Trastorno Bipolar rechazará en menor grado estas observaciones o comentarios si hay un buen grado de
consenso entre los miembros de la familia o los amigos que han percibido un patrón en el comportamiento.

¿Hay algo que pueda hacer para ayudar en mi trastorno?

Sí. En primer lugar, aprender todo lo que pueda sobre su enfermedad mediante la lectura de libros, ir a
conferencias y consultar con su médico y con profesionales de la salud mental. Obtener el apoyo de otras
personas que también tienen la enfermedad.

¿Cómo puede afectar a mi estilo de vida el Trastorno Bipolar?

La falta de sueño perturba la rutina y en consecuencia puede desencadenar un episodio de estado de ánimo
alterado. La elección de las actividades laborales y de ocio que faciliten el sueño y el adecuado descanso son
vitales para un funcionamiento emocional saludable.

Las familias pueden apoyar en estas medidas contribuyendo conjuntamente a una adecuada higiene del
sueño: horas y ritmos de sueño saludables.

Por otra parte, el consumo de alcohol u otras sustancias tóxicas empeora el pronóstico del trastorno bipolar,
puede precipitar episodios depresivos y maníacos y dificulta el tratamiento por lo que no están nada
recomendados.

EVOLUCIÓN

Con el tratamiento adecuado la evolución es generalmente buena. Sin tratamiento son frecuentes las recaídas
y conllevan importantes repercusiones familiares, sociales y laborales.
La enfermedad puede comenzar de forma imperceptible en la adolescencia y aparecer de forma abrupta en la
edad adulta con una fase depresiva o maníaca.

El primer episodio suele venir precedido de un factor estresante ambiental, pero los siguientes pueden aparecer
de forma independiente de los factores externos.

Hay pacientes con tendencia a recaer en las mismas fechas y el patrón estacional más frecuente es el de
episodios depresivos en primavera, maníacos en verano y nuevamente depresivos en otoño.

Predicen una mala evolución los siguientes factores: el mal cumplimiento del tratamiento, el consumo de
alcohol y drogas, las recaídas múltiples y la falta de apoyo psicosocial.

La tasa de suicidio en los pacientes bipolares no tratados oscila alrededor del 10-15% y la forma de disminuir
este riesgo y de asegurar una mejor evolución es cumplir las cinco reglas básicas:

Cumplir el tratamiento (farmacológico y psicoterapia eficaz), no consumir alcohol ni drogas, seguir horarios
regulares de sueño y realizar actividades estructuradas, realizar un seguimiento por el psiquiatra de referencia
y aprender a detectar los síntomas de recaída.
CUANDO EL PROFESIONAL PREGUNTA

Entrevista con el Paciente

Para llegar a un diagnóstico de depresión en general se requiere una historia clínica algo más detallada de la
que se necesitan en otras situaciones médicas. Mas allá de la historia clínica habitual, la historia clínica de
una depresión debe incluir además un comentario sobre el estado emocional del paciente y su situación
vital, y como más importante todo el material obtenido en una entrevista con sus familiares o amigos
íntimos. La historia clínica debe permitirle al médico confirmar la presencia de una depresión evaluar su
gravedad y ser de utilidad para determinar si el paciente es un potencial suicida y si de algún modo u otro es
posible instaurar un tratamiento a través del propio consultorio o si será necesario derivarlo.

Historia clínica actual

La historia clínica de un paciente con una posible depresión, por supuesto, debe iniciarse con una historia
clínica corriente, ampliada posteriormente para incluir enfermedades psiquiátricas, tratamientos y
hospitalizaciones previas. También se debe interrogar sobre enfermedades médicas o psiquiátricas que
hayan sido tratadas por otros médicos o profesionales de la salud y determinar de otros médicos si han
recibido de otros médicos cualquier tipo de medicamento, si los han obtenido de amigos o si lo han
adquirido en una farmacia sin receta. Tomar nota de todas las enfermedades padecidas y fármacos
administrados, con especial atención a aquellos que inducen a depresión, aún si esas enfermedades se
consideran curadas o bajo control y si los medicamentos han sido suspendidos.

Historias clínicas previas

El médico por su cuenta debe revisar las historias clínicas que fueron obtenidas previamente, así como todos
los registros del paciente; luego debe hacer intervenir al paciente en la revisión. Las antiguas historias
clínicas proporcionan una buena oportunidad para diferenciar los cambios producidos en el paciente vistos
desde la óptica del médico, de los informados por aquél. Por ejemplo, el paciente puede informar “Nunca
sentí nada parecido a esto “, pero los registros pueden certificar informes previos que indican la presencia de
la misma sintomatología. Así mismo una historia clínica anterior puede tener una nota de un medico que
indique que el paciente estaba atento, interesado en contraposición con la actitud de retraimiento que
presenta el paciente en la actualidad. Deben reverse los malestares orgánicos más recientes y pasados del
paciente cuando se sospecha una depresión. Debe prestarse especial atención a los factores claves de la
expresión somática de la depresión, tales como, los trastornos del sueño, de la función gastrointestinal,
sexuales y fatiga. Las historias clínicas anteriores también pueden revelar o confirmar cambios en la
apariencia y forma de presentación del paciente. La enfermera o recepcionista que ve al paciente en la sala
de espera puede proporcionar información de utilidad sobre el aspecto del paciente cuando a éste no le
importa ser observado. Sin duda debe tomarse nota de la apariencia en ese momento.

Apariencia del Paciente

 ¿Parece afligido o triste?


 ¿Está al borde del llanto o parece que hubiera estado llorando?
 ¿Está tan bien vestido, limpio y prolijo como habitualmente?
 ¿Cuál es su postura? ¿Y su posición?
 ¿Cómo es su verbalización? ¿Muy rápida o vacilante?
 ¿Responde fácilmente a las preguntas?
 ¿Cómo está el paciente, coopera o discute?
 ¿Que parte de lo que dice refleja depresión?

Estado Emocional del Paciente

Algunos pacientes le informaran sin problemas que están deprimidos, que se sienten tristes, caídos. Por
cierto debe tomarse nota de toda la información que brinda espontáneamente paciente, pero el interrogatorio
en busca de información sobre su estado emocional no debe terminar tan pronto como el mismo dice “ Si,
estoy deprimido “, las preguntas directas y abiertas, que deben abarcar el ámbito del estado emocional del
paciente debe cubrir los siguientes puntos:

 Estado anímico.
 Preocupaciones e inquietudes.
 Crisis de llanto.
 Capacidad de concentración.
 Preocupaciones e inquietudes sobre la salud.
 Relaciones de pareja.
 Capacidad para relacionarse con las demás personas.
 Frustraciones y decepciones recientes.
 Sentimientos de soledad.
 Sentimientos de culpa, auto reproche, auto castigo.
 Sentimientos de desamparo y de desesperanza.
 Cambios percibidos en los afectos y motivos para esos cambios.

Situación vital del paciente

A medida que el diagnóstico de depresión se torna más evidente, se va ampliando la información sobre la
situación vital del paciente.

- Como es la composición actual de la familia y como ha cambiado en los últimos años?

- Como se siente el paciente respecto de esos cambios? Como percibe a la familia?

- Ha habido una pérdida reciente en la vida del paciente? ¿Se ha incorporado alguien no deseado
en la familia?

- Cual es su situación laboral económica?

- Ha habido muchos cambios en el trabajo o cambios recientes en la situación laboral?

- Cambios en las amistades?

- Cómo es el estilo de vida del paciente?

- Cuales son sus intereses, hobbies, inquietudes sociales, intelectuales, artísticas? ¿Cuan activo es
el paciente? ¿Ha habido algún cambio reciente en el grado de actividad?

- Ha habido algún cambio en los hábitos de ingesta alcohólica o en la conducta frente a las
drogas?

Entrevista con el Grupo Familiar

La Entrevista con el grupo familiar puede proporcionar información que el paciente ha relegado, olvidado o,
en el caso de un menor que no ha conocido referente a la historia familiar o propia. Puede corregir o
confirmar información obtenida del paciente o, simplemente, proporcionar un punto de vista diferente -
aunque no necesariamente mas objetivo- sobre el paciente y la situación vital y condición emocional del
mismo.

Siempre que se considera la posibilidad de un intento de suicidio, la entrevista con el grupo familiar es
imperativa. También es siempre conveniente hablar con el grupo familiar o con amigos íntimos que
conviven con el paciente y/o reemplazan a la familia para permitir establecer un vínculo con las personas
que tendrán un importante papel en el plan de tratamiento.

Cualquier informe sobre los antecedentes familiares de esquizofrenia o psicosis maníaco depresiva
incrementa la posibilidad de enfermedad en el paciente., y deben ser evaluados por un psiquiatra.

¿Ha cambiado mucho el paciente?

Ha sido esto reciente o ha estado sucediendo durante un tiempo prolongado?

Fue repentino el cambio en la conducta?

Ha habido cambios en la actitud del paciente con las personas con respecto al pasado?

Ha tenido el paciente accesos similares en el pasado?

Cuando? Cuanto duró el último acceso? Tiene alguna idea de que desencadenó el cambio de
conducta?

¿Tuvo alguna relación el cambio de conducta del paciente con un hecho doloroso?

Cuando sucedió este hecho?

Cómo actuó el paciente en ese momento?

Cómo actuó antes de ese hecho?

Ha tenido alguna perdida o frustración importante?

¿Han notado alguna diferencia en la salud física del paciente?

Ha padecido alguna enfermedad? De que tipo?

Tiene algún problema con el apetito? Con el sueño? Con la actividad sexual?

Emplea habitualmente o a veces pastillas para dormir? Tranquilizantes? Drogas? Alcohol?

Conoce alguna medicación que él /ella tome aún medicación recetada por otro médico, o tónicos u
otros artículos adquiridos en la farmacia? Alguien en la familia que tome cualquier medicamento que el
paciente pueda haber tomado aún por poco tiempo?

¿Ha habido alguien en la familia que se haya comportado o que haya cambiado su conducta en la
forma que lo ha hecho el paciente?

Ha habido alguien en la familia que alguna vez haya sido tratado o internado por padecer depresión u
otras enfermedades de tipo emocional?

Ha habido alguien en la familia que haya cometido suicidio?

Ha habido alguien en la familia que haya fallecido en un accidente?

¿Ha amenazado alguna vez el paciente con cometer suicidio?

Ha dicho alguna vez que no vale la pena vivir y que desea la muerte?
Ha dicho alguna vez que andarían mejor si él / ella estuvieran muertos?

Ha amenazado alguna vez con matar a otros?

Ha tenido algún accidente inexplicado?

A menudo los accidentes y las amenazas de homicidio son parte del perfil suicida del paciente
deprimido. Los accidentes pueden ser una forma de morir dentro de los límites permitidos por la
sociedad o sin engendrar mayor culpa ante el intento. El homicidio, o la amenaza de llevarlo a cabo
pude ser parte de la depresión. El acto culmina los pensamientos del paciente

“el mundo es un lugar terrible, que me hace cosas terribles. Quiero morir ¿Cómo puedo abandonar a
aquellos que quiero para que solos se enfrenten al terror?

Interrogatorio para pesquisar la depresión

1. ¿Cómo ha estado durmiendo? ¿Está frecuentemente cansado? ¿Más de lo habitual?

2. Cuándo se despierta a la mañana, ¿qué piensa acerca del día que tiene por delante? ¿Se siente mejor, peor
o igual a medida que pasa el día?

3. ¿Cómo ha estado su humor? ¿Ha podido disfrutar de la vida últimamente? ¿Tanto o menos de lo habitual?
¿Cómo la ha pasado en su casa y en el trabajo?

4. ¿Ha tenido dificultades para concentrarse o para hacer frente a las cosas? ¿Más de lo habitual?

5. ¿Ha estado comiendo bien? ¿Tiene buen apetito? ¿Ha aumentado o perdido peso? ¿Tiene alguna
preocupación referente a su salud que no hayamos comentado? ¿Ha tenido algún cambio en su vida sexual o
en su apetito sexual?

6. ¿Siente esta semana que esta distinto respecto a un mes o dos atrás?

7. ¿Cómo ve las perspectivas del futuro? ¿Se pregunta alguna vez si vale o no la pena vivir?

(Si se da una respuesta positiva a esta pregunta, seguir con las preguntas sobre suicidio en la página 56)

Muchos pacientes que niegan estar deprimidos no están ocultando sus sentimientos: en realidad los
desconocen. En algunos pacientes la depresión es tan crónica, se ha incorporado tanto a su vida cotidiana,
que no pueden deslindar la tristeza de su estado anímico “normal”

Uno de los signos diagnósticos más claros de la depresión es la tendencia del paciente deprimido a sentirse
mejor a medida que transcurre el día. Cuando sospeche que existe una depresión, pero la entrevista no es
concluyente, trate de citar al paciente temprano a la mañana, cuando la depresión supuestamente está en su
peor fase.

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