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LOS TEGUMENTOS
Un aspecto de gran importancia para la salud humana, aunque muchas veces se suele
pasar por alto, es el mantenimiento de la piel, y en general de todos los tegumentos, en
buen estado. La razón es bien simple: constituyen la primera barrera, y a veces la única,
que se interpone entre el medio y sus pobladores, ya sean éstos inofensivos o patógenos, y
el interior del cuerpo. Pero la piel desempeña también otras funciones importantes, sobre
todo la de mantener el medio interno en unas condiciones uniformes e impedir su
desecación. Además, es la sede donde se ubican muchos de los receptores que nos
proporcionan información de lo que sucede a nuestro alrededor.
LA PIEL
Se trata de un tejido de revestimiento que recubre
la totalidad del cuerpo, dando paso a las mucosas
en los orificios de acceso al interior (por ejemplo,
en la boca). Recibe tam-
bién el nombre de tegu-
mento externo.
Se calcula que la super-
ficie corporal total cubier-
ta por la piel es, por tér-
mino medio, de 1,6 m2.
En la piel pueden dis-
tinguirse dos partes
principales: una más su-
perficial y delgada, for-
mada por la dermis y la
epidermis, y otra pro-
funda, en contacto di-
recto con los músculos y
órganos internos, que
constituye la hipodermis. Hay además en ella di-
versas formaciones anexas, entre las que destacan
el pelo, las uñas, las glándulas sebáceas y las glán-
dulas sudoríparas.
Estructura de la piel
Las tres capas que forman la piel, epidermis, der-
mis e hipodermis, se disponen una debajo de
otra, como se explica a continuación.
La epidermis es la capa más externa. Está for-
mada por células planas y delgadas, generalmente
de aspecto escamoso, queratinizadas, por lo que
son impermeables al agua, y en su mayoría muer-
tas. Desempeña un papel importante como tejido
protector contra el desgaste mecánico, por lo que
se renueva a medida que las células se desgastan, y
van desprendiéndose en forma de escamas.
Por debajo se encuentra la dermis, formada por
tejido conjuntivo que contiene una gran cantidad
de colágeno y fibras elásticas, con las células dis-
puestas en dos estratos sucesivos.
Glándula sebácea
+ a - sensibles:
Violeta oscuro
Violeta medio
Violeta claro
Naranja
Amarillo
Gris
Verde
Corpúsculo
de Pacini
Epidermis
Dermis
Izquierda,
representación
esquemática de las
distintas zonas de
sensibilidad
cutánea. Derecha,
corte esquemático de
la piel.
Hipodermis
Terminaciones
nerviosas
Glándula sudorípara
Folículo piloso
Bulbo del pelo
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ANATOMÍA
Por último, aparece la hipodermis, una capa más
gruesa que las anteriores, en donde se encuentran
la mayoría de los vasos sanguíneos y los nervios
que posee la piel. Contiene tejido graso, que adop-
ta en muchas partes la forma de una capa llamada
panículo adiposo, y que aísla térmicamente el
cuerpo, y gran cantidad de fibras conectivas.
LAS MUCOSAS
Al igual que la epidermis reviste el exterior del
cuerpo, las cavidades interiores y los órganos
huecos están también recubiertos de un tejido de
revestimiento, que recibe el nombre de mucosa.
Se trata, lo mismo que la piel, de un epitelio, for-
mado por células de forma prismática, que se dis-
ponen en una o más capas y que, en este caso, no
están queratinizadas. Las mucosas contienen, ade-
más, fibras elásticas y numerosas glándulas, depen-
diendo del órgano que recubran. Muchas veces
presentan repliegues en forma de vellosidades.
La mucosa gastrointestinal presenta una delga-
da capa muscular en forma de lámina y numero-
sos repliegues, que tienen como misión aumentar
la superficie absorbente de esta porción del tubo
digestivo. Además, cuenta con gran número de
glándulas adicionales, cuya función es secretar
una película que reviste todo el tracto, protegién-
dolo contra la acción corrosiva de las secreciones
gástricas y contra el desgaste mecánico, y que fa-
cilita igualmente el paso de los alimentos al ser
impulsados por los movimientos peristálticos,
que así se deslizan mejor.
La mucosa uterina, llamada también decidua,
muestra igualmente unas características propias,
ya que durante el ciclo menstrual y en el curso del
embarazo modifica profundamente su estructura
para adaptarse a la función reproductora.
LAS UÑAS
Las uñas recubren los extremos de los dedos, tan-
to de las manos como de los pies, y son formacio-
nes laminares de la piel de naturaleza córnea.
Su forma es variable, pero por lo general suele
ser alargada y de sección abovedada, si bien con
frecuencia presentan desviaciones más o menos
acentuadas.
La uña se encuentra situada en un repliegue de
la piel de la tercera falange, y en ella pueden dis-
tinguirse tres partes. Una primera zona libre, en
posición anterior; los bordes laterales y la superfi-
cie inferior de la lámina, que se asientan firme-
mente sobre la piel (constituyendo el denomina-
do lecho); y, finalmente, la matriz, que penetra
en el interior del repliegue y constituye la zona de
crecimiento, donde tiene lugar la regeneración y
cornificación del tejido, a medida
que se va formando. A partir de la
Nódulo
matriz, la uña va creciendo hacia
linfático
la parte anterior libre.
Tipos de mucosas
Todos los órganos internos están recubiertos por
una mucosa que desempeña las mismas funcio-
nes de protección que la piel. Sin embargo, en al-
gunos casos las mucosas se especializan para lle-
var a cabo funciones concretas.
La mucosa del tubo digestivo presenta las mis-
mas características generales en sus porciones ini-
cial (después de formar un tejido de transición en
los labios, reviste la cavidad bucal y el esófago) y
final (principalmente, en el recto y el ano). Sin
embargo, experimenta un cambio estructural im-
portante en su porción media, es decir, en el trac-
to gastrointestinal.
Criptas de
Lieberkühn
Vellosidades
Submucosa
Muscularis
mucosa
Serosa
La mucosa del intestino delgado,
replegado formando unas
evaginaciones llamadas
vellosidades, de entre 0,5 y 1,2 mm
de altura; en las criptas de
Lieberkühn se secretan los enzimas
digestivos.
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La zona situada inmediatamente por encima de
la matriz, junto al repliegue cutáneo, recibe el
nombre de lúnula, por su forma de media luna,
más o menos ancha y de color más claro que el
resto.
EL PELO
El pelo es una estructura filamentosa producida
por la piel, que se encuentra recubriendo con ma-
yor o menor densidad casi la totalidad del cuer-
po, salvo la palma de las manos, la planta de los
pies y la superficie inferior de los dedos, aunque
existen grandes variaciones entre las razas huma-
nas y entre los distintos individuos. Por otra par-
te, su distribución y algunas otras características
varían también en función del sexo.
Estructura
El pelo está formado por queratoproteína, y está
constituido por células epiteliales, desprovistas de
núcleo y con una cantidad variable de melanina,
con lo cual puede presentar distintas coloracio-
nes. El grosor, el aspecto (liso, ensortijado, ondu-
lado, etc.) y la longitud son también distintos en
cada individuo, así como en las diversas partes del
cuerpo donde se localiza, recibiendo entonces di-
ferentes nombres: cabello (en la cabeza), cejas (en
los arcos supraorbitales), pestañas (en los párpa-
dos), vello (en las axilas y el pubis), etc.
Morfológicamente, pueden distinguirse en el
pelo varias partes. En la zona central aparece la
médula, formada por células epiteliales que con-
tienen gránulos de queratoproteína. Rodeando la
médula, se encuentra una cutícula, formada por
células epiteliales y una membrana de tres capas
de células, que es prolongación de la que engloba
también la raíz.
La porción libre del pelo, que sobresale al exte-
rior por la superficie de la piel, se denomina tallo.
La porción interna situada en la base constituye la
raíz, engrosada y formada por capas de células
análogas a las de la epidermis.
La raíz y la parte inferior del tallo se encuentran
encerrados en una cavidad de la piel llamada fo-
lículo piloso. Además, rodeando el conjunto apa-
recen también glándulas sebáceas, cuya función es
lubrificar el pelo, músculos erectores, responsables
de que el pelo se erice, y ramificaciones de los ner-
vios cutáneos.
La raíz es la zona por donde nace el pelo y se
producen nuevas células que provocan su creci-
miento en longitud. Es también el lugar donde se
acumula la melanina que le dará el color caracte-
rístico. Cuando, con la edad, disminuye la canti-
dad de pigmento, en la médula penetra aire y el
pelo adquiere una tonalidad grisácea. Es decir,
aparecen las canas.
La formación del pelo se inicia en el feto a par-
tir de los 3 meses de vida. Aparece entonces un
tipo de pelo muy suave, parecido al vello, que re-
cibe el nombre de lanugo.
Tras el nacimiento, al lanugo le sustituye el pelo
definitivo. La vida media del pelo se calcula en
unos tres años.

EL ESQUELETO
El esqueleto es el elemento estructural básico que permite que el cuerpo humano adquiera
la forma que presenta y realice las funciones que lleva a cabo. Es el resultado de una larga
evolución, que se remonta más allá de nuestros primeros antecesores humanos, hace dos o
tres millones de años, pues tiene sus raíces en la propia evolución de los vertebrados,
grupo zoológico del que formamos parte.
Tiene dos funciones principales. Una es proteger órganos internos tan delicados como el
cerebro o las vísceras, y otra es trabajar en unión de los músculos para hacer posible todo
tipo de movimientos, algunos tan precisos como los de la mano.
LOS TEJIDOS DEL ESQUELETO
Los elementos constituyentes del esqueleto son
los huesos y las articulaciones que los unen entre
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sí. Están formados por dos tipos de tejido, cartila-
ginoso y óseo, que en los puntos de unión se con-
tinúan, manteniendo así la unidad de todo el sis-
tema.
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ANATOMÍA
Ambos tienen su origen en el tejido conjuntivo,
un tejido primario formado a partir del mesoder-
no. Está constituido por una matriz de sustancia
intercelular, que lleva inserta un tipo especial de
células, llamadas fibrocitos, células de forma
alargada y plana, con un núcleo elipsoidal.
interior, está atravesado por fibras de refuerzo y
es mucho más ligero.
ESTRUCTURA
Y FORMACIÓN DE LOS HUESOS
Los huesos están recubiertos por una membrana
resistente, el periostio, que es de tejido conjunti-
vo y lleva vasos y nervios. En el interior, todos los
huesos contienen la médula ósea, que ocupa la
cavidad central en el caso de los huesos largos, y
se aloja en las cavidades del tejido óseo esponjoso
en los restantes.
A medida que el hueso va envejeciendo, la médu-
la se transforma en un tejido de naturaleza grasa y
de color amarillento. Es un tejido de importancia
vital, ya que produce células sanguíneas.
Hay tres tipos de huesos, que se distinguen por
su forma:
Huesos largos: constan de un cilindro con los
dos extremos redondeados; la porción alargada se
llama diáfisis (conocida habitualmente como
«caña»), y los extremos redondeados, epífisis. Un
ejemplo de este tipo es el fémur.
Huesos cortos: presentan un aspecto compacto,
de dimensiones reducidas, y están formados por
tejido óseo esponjoso revestido de una capa del-
gada de tejido óseo compacto. Son huesos cortos,
por ejemplo, las vértebras.
Huesos planos o anchos: están formados por una
lámina aplanada de tejido óseo esponjoso, rodeado
en ambas caras por una lámina de tejido óseo com-
pacto. Un ejemplo es la bóveda del cráneo.
Los huesos se originan a partir de las estructu-
ras de tejido cartilaginoso que
existen previamente. El proceso
se inicia con el crecimiento de la
membrana que rodea a estas úl-
timas, con transformación de
sus células en células precurso-
ras del tejido óseo y producción
de sustancia intercelular. A con-
tinuación comienza a formarse
Un hombro humano visto por
rayos X. El hueso del brazo o
húmero se articula mediante su
parte redondeada o cabeza
humeral.
Tejido cartilaginoso
Es un tejido denso, formado por una red de fibras
colágenas y elásticas, que contiene en una gran
proporción sustancia intercelular gelificada y
unas células llamadas condrocitos. Carece de va-
sos y de nervios.
Según la cantidad y distribución, existen tres ti-
pos de tejido cartilaginoso:
Elástico: se caracteriza por la abundancia de fi-
bras elásticas y la presencia de gran cantidad de
fibrillas de colágeno, inmersas en una matriz gela-
tinosa.
Fibroso: está formado casi íntegramente por fi-
bras de colágeno.
Hialino: tiene fibrillas de colágeno y la matriz
puede formar alrededor de las células unas cavi-
dades llamadas lagunas. Presenta un aspecto tras-
lúcido, de ahí el nombre que recibe. Es el tipo de
tejido cartilaginoso más importante.
El tejido cartilaginoso forma los cartílagos (por
ejemplo, el de la nariz) y reviste las superficies de
las articulaciones.
Tejido óseo
Está formado por una matriz calcificada, fibras de
colágeno y unas células llamadas osteocitos, que
presentan prolongaciones finas del citoplasma y
se encuentran dentro de unas cavidades análogas
a las del tejido cartilaginoso, lla-
madas también lagunas.
El tejido óseo es compacto y
duro, y presenta en su interior
unos delgados canales, llamados
conductos de Havers, que con-
tienen los vasos sanguíneos. Es-
tos conductos están formados
por capas concéntricas de tejido
colágeno cimentado con sales de
calcio.
Según la disposición de estos
elementos, pueden distinguirse
dos tipos principales de tejido
óseo: el compacto, que es denso
y pesado, y el esponjoso, que
contiene espacios huecos en su
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Esqueleto: visión frontal
Frontal
Parietal
Temporal
Huesos propios
de la nariz
Maxilar superior
Cigomático o malar
Maxilar inferior
o mandíbula
Columna cervical
Clavícula
Omóplato o escápula
Húmero
Esternón
Costillas
Columna dorsal
Vértebras
Radio
Columna lumbar
Sacro
Cúbito
Carpianos
Cóccix
Metacarpianos
Falanges
Pelvis
Fémur
Rótula
Peroné
Tibia
Tarsianos
Metatarsianos
Falanges
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ANATOMÍA
Esqueleto: visión dorsal
Occipital
Temporal
Mandíbula
Clavícula
Vértebras cervicales
Vértebras dorsales
Omóplato o escápula
Húmero
Costillas
Radio
Cúbito
Pelvis
Carpianos
Vértebras lumbares
Sacro
Metacarpianos
Cóccix
Falanges
Fémur
Peroné
Tibia
Calcáneo
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una médula ósea y empieza la mineralización, de-
positándose sales de calcio.
Este fenómeno, llamado osificación, discurre en
cuatro fases:
La primera tiene lugar en el feto, y da como re-
sultado la formación de la mayor parte de las es-
tructuras óseas, aunque manteniendo inacabadas
las zonas de crecimiento (por ejemplo, en los
huesos del cráneo). Durante este período se for-
man las diáfisis de todos los huesos largos.
La segunda etapa corresponde a la infancia, du-
rante la cual alcanza su máximo desarrollo la for-
mación de las epífisis y se completa la de los hue-
sos de manos y pies.
La tercera etapa coincide con la pubertad. En
estos años se forman los núcleos de las apófisis
(resaltes secundarios de los huesos, que se dispo-
nen junto a las epífisis para articularse o para in-
sertar la musculatura).
La cuarta y última etapa tiene lugar cuando el
individuo alcanza la edad adulta. En ella se com-
pleta el cierre de las ranuras de las apófisis, y el
esqueleto queda ya totalmente configurado.
El cráneo con todos sus huesos separados. Se trata
de huesos planos o irregulares, cuatro de los cuales,
los temporales y los parietales, son pares.
LOS HUESOS DEL CRÁNEO
Y DE LA CARA
La cabeza engloba uno de los principales órganos,
el encéfalo (cerebro). Para protegerlo, el esqueleto
forma una caja cerrada, el cráneo cuya estructura
geométrica ofrece la máxima resistencia.
Presenta una abertura por la parte inferior, en la
base, para la entrada de los vasos y nervios y para
articularse con la columna vertebral. La parte su-
perior es semiesférica, y recibe el nombre de bó-
veda craneal. La zona anterior, con la mandíbula
inferior articulada y móvil, constituye lo que de-
nominamos cara.
Los huesos craneales están unidos entre sí me-
diante articulaciones inmóviles (llamadas sutu-
ras). Los principales huesos de este conjunto son
los siguientes:
Occipital: situado en la parte posterior, presen-
ta una abertura (el agujero occipital) por donde se
articula con la primera vértebra cervical y da paso
a los vasos y nervios.
Esfenoides: en la base del cráneo, situado en
posición central, presenta un hundimiento (silla
turca) donde se localiza la hipófisis, y se prolonga
lateralmente en forma de dos alas mayores y dos
menores.
Hueso parietal
Hueso frontal
Hueso nasal
Etmoides
Hueso lagrimal
Hueso occipital
Hueso temporal
Cigoma
Conducto auditivo externo
Hueso esfenoides
Dientes fuera de sus alveolos (éstos aparecen debajo)
Mandíbula
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ANATOMÍA
Temporal: en la parte inferior y lateral, com-
prende un conjunto de huesos con diversos resal-
tes y excavaciones, que recoge el oído interno.
Frontal: ocupa toda la zona frontal.
Parietal: uno a cada lado de la cabeza, situados
entre el occipital y el frontal, y unidos mediante
una sutura.
En la parte anterior o cara, los más destacados
son la mandíbula, en la parte inferior, articulada
con movimiento, y el maxilar, en la superior, sin
articulación móvil, actuando ambos de asiento
para los dientes. Otros huesos de la cara son el
palatino, laminar, que forma el paladar, y el cigo-
mático, que forma los pómulos.
tral, que sirve para dar paso a la médula espinal, y
tres apófisis o resaltes.
Las vértebras están separadas entre sí mediante
una lámina fibrosa que se llama disco intervertebral.
La columna vertebral no es recta, sino que pre-
senta una amplia curvatura en forma de S que le
confiere mayor fuerza y resistencia. Las vértebras
son de distintos tipos, según la zona donde se si-
túan:
Cuerpo
Pedículo
LOS HUESOS
DE LA COLUMNA VERTEBRAL
La columna vertebral constituye el eje principal
del cuerpo, y se encuentra situada en la parte pos-
terior del tronco. Está formada por huesos cortos
llamados vértebras. Cada vértebra consta de un
cuerpo vertebral, con un canal en su parte cen-
Atlas
Axis
Apófisis
transversa
Apófisis
articular
superior
Apófisis mamilar
Agujero
vertebral
Apófisis
espinosa
Lordosis
cervical
Carillas
articulares
costales
Apófisis
transversas
Arriba, una vértebra vista desde
la parte superior; abajo, un
disco intervertebral, que se sitúa
sobre el cuerpo vertebral.
Anillo fibroso
Núcleo pulposo
Cifosis
dorsal
Cuerpos
vertebrales
Apófisis
espinosa
Lordosis
lumbar
Cifosis
Sacrococcígea
Cóccix
Sacro
La columna vertebral vista desde
delante (izquierda) y de lado
(derecha).
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Cervicales: en la zona del cuello, en número de
7; la primera es el atlas, y la segunda, el axis.
Dorsales: en la zona de la espalda, en número
de 12.
Lumbares: en la zona de los riñones, en núme-
ro de 5.
Sacras: cada una de las 5 vértebras fusionadas
en una única estructura que recibe el nombre de
sacro.
Coccígeas: en número de 3 a 5, forman el extre-
mo final de la columna y se fusionan en el cóccix.
LOS HUESOS DEL TÓRAX Y DE LA PELVIS
Estos huesos se unen a la columna vertebral por
la parte dorsal o posterior. En el tórax, forman
una caja flexible que alberga en su interior nume-
rosos órganos vitales (corazón, pulmones, etc.),
mientras que la pelvis, que es rígida, protege fun-
damentalmente las vísceras, aunque queda abier-
ta por delante.
Las costillas son 12 pares de huesos arqueados
que se articulan en las vértebras dorsales. Los 10
pares superiores llegan hasta la parte delantera
central y se unen por medio de cartílagos al ester-
nón (hueso del pecho), mientras que los dos pa-
res inferiores quedan libres, por lo que reciben el
nombre de costillas flotantes.
El esternón es un hueso plano e impar, de for-
ma alargada, en el que pueden distinguirse una
porción superior, el manubrio o mango, una zona
media, el cuerpo del esternón, y un extremo infe-
rior, la punta o apéndice xifoides. A él se unen
también las dos clavículas, como elementos de
sostén de las extremidades superiores.
Los huesos de la pelvis
La pelvis, llamada también cintura pelviana o ca-
dera, es una estructura ósea y anular en forma de
copa, que está constituida por varios huesos sol-
dados entre sí. Una de sus principales funciones
es la de actuar como armazón fundamental que
conecta las extremidades inferiores con la colum-
na vertebral.
Los huesos torácicos
Muestra algunas diferencias morfológicas en
La caja torácica queda delimitada por la columna
ambos sexos. Así, la pelvis femenina es más ancha
vertebral (zona posterior) y las costillas (zonas la-
que larga, y su estructura menos resistente, que la
teral y delantera), que se unen en el esternón.
pelvis masculina. Ésta además presenta mayor
longitud que anchura.
Por la parte delantera y lateral,
1ª costilla
Clavícula
la pelvis está formada por los
huesos ilíacos o coxales, que son
la fusión del ilion, el isquion y el
pubis. Por su parte posterior se
une con el sacro y el cóccix.
El ilion forma la parte supe-
rior de la estructura pélvica, y en
su extremo superior presenta un
Omóplato o
resalte, llamado cresta ilíaca, y
escápula
dos prolongaciones (espinas ilía-
Cartílagos
cas). El isquion forma la parte
costales
Esternón
lateral, y presenta una zona tu-
berosa donde se insertan gran-
des músculos. El pubis cierra
por delante la estructura.
La pelvis forma dos cavidades.
Costillas
La pelvis mayor, situada en la
Costillas
parte superior, y la pelvis me-
flotantes
La caja torácica, que incluye los
huesos del hombro, las costillas, el
esternón y parte de la columna
vertebral.
Columna vertebral
12ª vértebra dorsal
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ANATOMÍA
Fosa ilíaca interna
Cresta ilíaca
Agujeros sacros
Ílion
Articulación
sacroilíaca
Sacro
Espina ilíaca
anterosuperior
Acetábulo
o cavidad
cotiloidea
Agujero obturador
Pubis
Isquion
Sínfisis
púbica
Cóccix
Clavícula
Visión anterior de la pelvis, que en las mujeres es
más ancha para permitir el paso del feto durante el
parto.
Húmero
nor, debajo de ella, que sirve de paso al recto, a la
vejiga y además, en la mujer, a la vagina y el úte-
ro.
Omóplato o
escápula
LOS HUESOS
DE LAS EXTREMIDADES SUPERIORES
En su parte superior, cada extremidad se une al
esternón a través de la clavícula, un hueso en for-
ma de S. Por detrás, en la zona de unión, se en-
cuentra un hueso triangular aplanado, el omópla-
to o escápula, que junto con la articulación del
húmero forma el hombro. Las extremidades su-
periores se dividen en tres partes: brazo, antebra-
zo y mano.
El esqueleto del brazo es un hueso largo, el hú-
mero, que se articula en el codo con los dos hue-
sos del antebrazo, el radio y el cúbito, también
largos, pero ambos más delgados.
La unión con la mano forma la muñeca, que
consta de ocho huesos: escafoides, semilunar, pi-
ramidal, pisiforme, trapecio, trapezoide, hueso
grande y ganchoso.
Cúbito
Radio
Huesos
del carpo
Huesos
metacarpianos
Falanges
Los elementos de la extremidad superior, que incluye
los del hombro, el brazo, el antebrazo y la mano,
totalizando treinta y dos huesos.
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La mano está formada por cinco huesos meta-
carpianos, de los que salen los dedos. Éstos cons-
tan a su vez de tres huesos, las falanges, falangi-
nas y falangetas, salvo el pulgar, que carece del úl-
timo de ellos (falangeta).
LOS HUESOS
DE LAS EXTREMIDADES INFERIORES
La articulación superior, en las extremidades inferiores,
está formada por la cabeza del fémur y el coxal de la
pelvis. El fémur es un hueso largo que forma el muslo.
La unión con la pierna se realiza a través de la
articulación de la rodilla, formada por la rótula.
La pierna consta de dos huesos largos, ambos más
delgados que el fémur: la tibia y el peroné. La ti-
bia se articula con el fémur en su parte superior,
con el tobillo en la inferior, mientras que el pero-
né sólo se articula con este último.
A continuación sigue el tarso, conocido también
como empeine, que está formado por siete huesos:
astrágalo (está articulado con la tibia y el peroné, se
une por debajo con el calcáneo, y por delante, con
el escafoides), calcáneo (corto y de forma irregular,
está situado en la parte posterior del pie y constitu-
ye el talón), escafoides (análogo al de la mano), cu-
boides (tiene forma de cubo) y tres cuñas.
Después aparecen cinco huesos metatarsianos,
seguidos de las cinco falanges de los dedos. Ade-
más de estos huesos, complementan la estructura
del pie, aumentando su resistencia, numerosas
piezas óseas accesorias.
Los huesos de la
extremidad inferior, que
incluye los de la pelvis, el
fémur, la tibia y el peroné
y los huesecillos del pie.
La rodilla es la
articulación entre el
muslo y la pierna, y es
muy propensa a las
lesiones.
Fémur
Peroné
Tibia
Metatarsianos
Falanges

LAS ARTICULACIONES
Los movimientos del cuerpo son posibles gracias a que los huesos cuentan con una serie de
músculos que, contrayéndose o distendiéndose, los desplazan en uno u otro sentido. Es una
acción mecánica de palanca que requiere, sin embargo, un elemento adicional para
permitir que el rozamiento no acabe desgastando el hueso. Este elemento es equiparable a
los engranajes y rodamientos de una máquina, y su conjunto constituye lo que
denominamos articulaciones. Las articulaciones impiden que los huesos que participan en
un movimiento entren en contacto entre sí, evitando el desgaste, ya que cada articulación
dispone de una superficie deslizante y en muchas casos también de un líquido lubricante.
CARACTERÍSTICAS GENERALES
Las articulaciones constituyen el complemento
imprescindible para que los huesos puedan orga-
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nizarse formando el esqueleto. Esta función tan
importante la desempeñan de dos maneras: por
un lado, manteniéndolos unidos entre sí y, por
otro lado, permitiéndoles al mismo tiempo un
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ANATOMÍA
grado variable de libertad de movimientos. Pue-
den distinguirse tres tipos fundamentales de arti-
culaciones, según la cantidad y disposición de sus
componentes:
Articulación fibrosa. Es la más sencilla, ya que
consiste simplemente en una membrana y un li-
gamento que unen dos huesos vecinos que for-
man parte de una misma estructura. Garantiza la
integridad de ambos cuando realizan algún movi-
miento. Es el caso que se da entre la tibia y el pe-
roné.
Articulación cartilaginosa. Es más resistente
que la anterior, pues consiste en una porción de
tejido cartilaginoso hialino situada entre los dos
huesos que se articulan. Mantiene firmemente en
su sitio cada hueso. Es el tipo de articulación que
existe entre los huesos del cráneo y entre las cos-
tillas y el esternón.
Articulación sinovial o diartrosis. Es el tipo de
articulación más complejo y el que garantiza un
movimiento perfecto. Los dos huesos en contacto
están recubiertos de tejido cartilaginoso; uno de
Sínfisis púbica
ellos forma una especie de cavidad o de copa (la
cápsula articular), dentro de la cual encaja, de-
jando juego libre, la epífisis del otro hueso; la su-
perficie de ambos está recubierta además por una
membrana continua (membrana sinovial) que
forma una cavidad cerrada (la cavidad articular)
llena de un líquido lubricante (sinovia), el cual
garantiza un deslizamiento sin roces entre los
huesos. Por el exterior de la articulación hay una
serie de ligamentos que refuerzan la estructura.
Es el tipo de articulación que existe, por ejemplo,
en el hombro, entre el omóplato y el húmero.
PRINCIPALES ARTICULACIONES
Acromioclavicular: articulación externa de la cla-
vícula, situada entre ésta y el acromion. Presenta
un disco intermedio y está reforzada mediante un
ligamento.
Atlantoaxial: se encuentra entre la primera y la
segunda vértebras cervicales, y consta de varias
Huesos
del carpo
Pubis
Diartroanfiartrosis
Disco intervertebral
Huesos metacarpianos
Diartrosis artrodias
Vértebras
Fémur
Cuerpos vertebrales
Anfiartrosis verdadera
Cabeza
femoral
Húmero
Cinco ejemplos de
articulaciones del cuerpo
humano. Las anfiartrosis o
sínfisis son las que confieren
menor movilidad, aparte de
las sinartrosis o suturas,
como las de los huesos del
cráneo, que son totalmente
inmóviles.
Cavidad articular
Coxal
Radio
Diartrosis condílea
Diartrosis troclear
Cúbito
229
Menú
i
SALIR
Articulación
en artrosis
Articulación
condílea
Articulación en
«silla de montar»
Símil mecánico de distintos
tipos de articulaciones
sinoviales, las de mayor
movilidad, y los movimientos
que permiten. Las artrosis son
las que dan mayor libertad,
como la del hombro y la de la
cadera; las articulaciones
condíleas son del tipo de la del
radio con los huesos de la
muñeca; las de silla de
montar permiten también una
gran movilidad, siendo un
ejemplo de ellas la que se usa
al oponer el pulgar; la
articulación troclear tiene el
movimiento de una bisagra,
como el del cúbito y el
húmero; y la articulación en
trocus está representada por la
que existe entre el atlas y el
axis, que permite girar la
cabeza a derecha e izquierda.
Articulación
troclear
Articulación
trocus
partes: dos que aparecen a ambos lados y una en
posición central. Esta articulación permite el mo-
vimiento de giro de la cabeza.
Calcaneocuboidea: situada entre el calcáneo y
el cuboideo. La cápsula articular dispone de dos
ligamentos que actúan como un refuerzo, confi-
riendo mayor resistencia al pie.
Carpometacarpianas: se trata de una serie de
articulaciones simples que conectan el carpo y el
metacarpo, uniendo los dos, pero sin apenas pro-
porcionarles capacidad de movimiento.
Coxal: está formada por el acetábulo de la coxa
y la cabeza del fémur.
Constituye la articulación de la cadera, que per-
mite el movimiento de las extremidades inferio-
res. Cuenta con el refuerzo de una serie de liga-
mentos.
Cubital: en ella participan el húmero, el radio y
el cúbito, constituyendo así la articulación del
codo, que está reforzada por varios ligamentos.
Escapulohumeral: está formada por el acetábu-
lo del omóplato y la cabeza del húmero. Permite
los movimientos de ascenso, descenso, abduc-
ción, aducción y giro del brazo. Está reforzada
por numerosos ligamentos. Constituye la articu-
lación del hombro.
Esternoclavicular: articulación esférica situada
entre el esternón y la clavícula, que permite los
230
distintos movimientos de elevación, descenso,
giro, etc. de los hombros.
Humerocubital: parte de la articulación del
codo situada entre el húmero y el cúbito. Participa
en los movimientos de flexión, extensión y des-
plazamiento lateral del antebrazo.
Humerorradial: parte de la articulación del codo
situada entre el húmero y el radio. Participa en los
movimientos de flexión, extensión y giro del an-
tebrazo.
Intercarpiana: cualquiera de las articulaciones
situadas en el carpo, y que apenas brindan movi-
miento a la mano. Forman una unidad funcional
con la articulación mediocarpiana.
Intermetacarpiana: cualquiera de las articula-
ciones situadas en los metacarpianos, que apenas
brindan movimiento a la mano.
Mediocarpiana: articulación situada entre las
dos series de huesos del carpo, que adopta forma
de S, y que forma una unidad funcional con las
articulaciones intercarpianas.
Radiocarpiana: articulación proximal de la
mano, que se encuentra entre el extremo del radio
y el carpo. Está reforzada mediante ligamentos y
constituye una unidad funcional con la articula-
ción mediocarpiana. Participa en los movimien-
tos de flexión y giro de la mano, así como en la
abducción del radio y el cúbito.
Menú
i
SALIR
ANATOMÍA
Rodilla: articulación formada por los cóndilos
del fémur, los dos acetábulos planos de la tibia y
la rótula, que es discoidal. Va provista además de
dos meniscos y de numerosos ligamentos que la
refuerzan. La rodilla permite movimientos de ex-
tensión y distensión de la pierna, así como un
grado considerable de giro de la misma.
Sacroilíaca: se encuentra entre el sacro y la
coxa. Las superficies articulares son planas e irre-
gulares. Los ligamentos son muy fuertes y permi-
ten una escasa movilidad de la articulación, aun-
que en la mujer se relajan al final de un parto.
Subtalar: porción posterior de la articulación
del talón, situada entre el astrágalo y el calcáneo.
Talocalcaneonavicular: porción anterior de la
articulación del talón, situada entre el astrá-
galo, el calcáneo y el escafoides o hueso navicular.
Talocrural: porción superior de la articulación
del talón, situada entre los extremos inferiores de
la tibia y del peroné y el astrágalo. Permite flexio-
nar el pie en sentido dorsal y plantar.
Tarsometatarsianas: articulaciones situadas en-
tre los componentes del tarso y el metatarso.
Temporomandibular: se encuentra entre la fose-
ta articular del hueso temporal y el cóndilo de la
mandíbula, y está dividida por un disco. Permite
los distintos movimientos de elevación, descenso,
avance, retroceso y desplazamiento lateral de la
mandíbula.
Tibiofibular: es una articulación rígida situada
entre la tibia y el peroné, que apenas permite mo-
vimientos.

LOS MÚSCULOS
El conjunto de los huesos y las articulaciones que forman el esqueleto constituye la
estructura básica que hace posibles los movimientos. Sin embargo, éstos no tienen lugar
hasta que los músculos no se contraen o se relajan. Además, este efecto es variable y está
controlado en la mayoría de los casos por la voluntad del individuo. La musculatura
desempeña asimismo otro papel importante, como elemento de volumen que da forma y
aspecto al cuerpo en general. Es la masa orgánica que rodea al esqueleto y recubre y
protege diversas vísceras. Para su funcionamiento, necesita energía, y ésta procede de los
alimentos y llega en forma de compuestos orgánicos a través de la sangre.
ESTRUCTURA Y FUNCIONAMIENTO
DE LOS MÚSCULOS
Los músculos pueden definirse como órganos de
forma aplanada o ahusada, constituidos por tejido
muscular y rodeados de una vaina o cubierta de na-
turaleza fibrosa, denominada aponeurosis o fas-
cias. Las fibras de colágeno de esta cubierta mantie-
nen una continuidad física con el tejido muscular.
La unión del músculo al hueso puede hacerse
de dos maneras: bien de forma directa, bien a tra-
vés de una banda o cordón de tejido conjuntivo,
que recibe el nombre de tendón. Lo mismo que
los músculos, también los tendones aparecen ro-
deados de una aponeurosis.
Hay que citar también la presencia, en muchos
casos, de unas estructuras de función amortigua-
dora, que tienen forma de bolsas y están llenas de
un líquido seroso. Se disponen junto al músculo,
interponiéndose entre éste y el hueso, o bien en-
tre el tendón y el hueso.
El tejido muscular
El tejido muscular está formado por células de
forma variable, según el tipo de músculos, pero
especializadas en mayor o menor grado en la
contracción. Este efecto mecánico se consigue
mediante la transformación de la energía química
(almacenada en forma de un compuesto químico
orgánico llamado adenosintrifosfato, ATP) en tra-
bajo mecánico, es decir, en una contracción o una
relajación.
La célula muscular puede ser de forma redon-
deada o ahusada, respectivamente, en la muscula-
tura cardiaca y la musculatura lisa, o bien alarga-
da como una fibra, en la musculatura esquelética.
Además de los orgánulos que existen en la ma-
yoría de las células, como las mitocondrias o el
aparato de Golgi, y de diversas sustancias y com-
puestos que aparecen disueltos o dispersos por el
citoplasma, la célula muscular contiene como ele-
mento funcional básico unos filamentos contrác-
tiles, delgados y de gran longitud, que reciben el
231
Menú
i
SALIR
Músculos: visión frontal
Occipitofrontal
Cigomático mayor
Temporoparietal
Orbicular de los párpados
Orbicular de los labios
Mentoniano
Esternocleidomastoideo
Trapecio
Aponeurosis epicraneal
Deltoides
Pectoral mayor
Bíceps braquial
Bíceps braquial
Serrato
Supinador largo
Flexores superficiales
Supinador largo
Recto anterior
del abdomen
Radial externo
Pectíneo
Recto interno
Cuádriceps crural
Abductor mediano
Vasto externo
Sartorio
Vasto interno
Tibial anterior
Gemelo interno
Peroneo lateral largo
Sóleo
Extensor largo
de los dedos
Peroneo lateral corto
Ligamento anular
232
Menú
i
SALIR
ANATOMÍA
Músculos: visión dorsal
Deltoides
Trapecio
Romboide mayor
Infraespinoso
Dorsal ancho
Tríceps braquial
1er radial externo
Extensores superficiales
Cubital posterior
Cubital anterior
Glúteo mayor
Extensor común
de los dedos
Semitendinoso
Vasto externo
Bíceps crural
Semimembranoso
Gemelo externo
Gemelo interno
Sóleo externo
Tendón de Aquiles
Ligamento anular
233
Menú
i
SALIR
Izquierda, unión entre una
fibra nerviosa y un
músculo. Abajo, corte
transversal de un
músculo, en el que se
observa la agrupación de
las fibras musculares en
fascículos, envueltos en
tejido conjuntivo, que a su
vez se reúnen en fascículos
mayores.
nombre de miofibrillas, cuyo número puede lle-
gar a ser muy elevado.
Las miofibrillas se disponen paralelamente al
eje longitudinal de la célula muscular. En los
músculos estriados, presentan unas franjas alter-
nas, unas de color claro (bandas A) y otras oscu-
ras (bandas I), que confieren ese aspecto de es-
trías que da nombre a estos músculos.
Un estudio detallado al microscopio electrónico
muestra que las miofibrillas, a su vez, constan de
un gran número de filamentos todavía más delga-
dos. Se trata de proteínas de dos tipos: miosina y
actina. El deslizamiento de estas fibras ultrami-
croscópicas es lo que determina la contracción o
relajación de la fibra muscular y, por ende, del
músculo.
Tipos de tejido muscular
Pueden distinguirse fundamentalmente dos ti-
pos de tejido muscular, el liso y el estriado, cada
uno de los cuales presenta una morfología distin-
ta y se encarga de funciones también distintas.
El tejido muscular liso está formado por células
alargadas y con un único núcleo, y las miofibrillas
se disponen longitudinalmente, con lo cual,
cuando el músculo se contrae, la célula se acorta.
234
Este tipo de tejido se contrae y relaja de forma re-
lativamente lenta, y lo hace de un modo automá-
tico, siendo su función la de mantener el tono
muscular en los órganos huecos, como, por ejem-
plo, en los vasos sanguíneos, el tubo digestivo, los
conductos excretores, etc. Se encuentra también
en la piel y en los ojos.
El tejido muscular liso está conectado a fibras
nerviosas de los sistemas simpático y parasimpá-
tico, es decir, del sistema nervioso autónomo. Por
consiguiente, su actividad es en buena medida in-
dependiente de la voluntad del individuo.
El tejido muscular estriado está formado por
células alargadas y fusionadas entre sí en una uni-
dad llamada fibra muscular, que en consecuencia
posee varios núcleos. La fibra es, pues, el resulta-
do de la fusión de varias células, que pierden sus
paredes, o bien surge cuando una célula se divi-
de, pero no se forman los tabiques de separación
entre las nuevas células resultantes. Las contrac-
ciones y relajaciones de este tipo de tejido son
más rápidas que en el anterior. Es el tejido que
forma los músculos esqueléticos, es decir, los res-
ponsables de los movimientos mecánicos del
cuerpo. Se encuentra en los músculos de brazos y
piernas, en el tronco y en todas aquellas partes de
la anatomía humana con capacidad de movimien-
to activo.
El tejido muscular estriado está regado por las
ramas musculares de los vasos sanguíneos. Está
conectado además a las ramas periféricas de los
nervios espinales o cerebrales. Es decir, está suje-
to a la voluntad del individuo.
Hay aún un tercer tipo de tejido muscular, el
llamado tejido cardíaco, que es un tipo interme-
dio entre los dos anteriores, pues aun cuando por
su origen es similar al estriado, posee las caracte-
rísticas propias del tejido liso. Las células que lo
forman se unen entre sí entrelazándose como una
red. Este tejido constituye la masa del corazón,
denominándose miocardio, y funciona de un
modo totalmente automático, sin estar sometido
a la voluntad del sujeto, y además con muy bajo
consumo de energía.
Funcionamiento del músculo
La contracción del músculo se produce cuando
éste se acorta al recibir un estímulo, consumiendo
ATP en el proceso. Las bandas I de las miofibrillas
disminuyen de longitud a consecuencia del desli-
zamiento de las fibras de actina y miosina. El pro-
ceso es similar tanto en los músculos lisos como
Menú
i
SALIR
ANATOMÍA
Potencial
de acción
Potencial
de acción
Tensión
[Ca2 +]
[Ca2 +]
Tensión
Músculo esquelético
Músculo cardíaco
Diferencias entre la contracción del músculo
esquelético y el cardíaco. En cada gráfico se dan tres
curvas, la del potencial de acción o descarga de la
célula nerviosa, la de la concentración de calcio,
necesario para que el músculo se contraiga, y la de
la tensión o trabajo llevado a cabo por el músculo.
La cabeza
La musculatura de la cabeza puede reunirse en
dos grandes grupos: los músculos cutáneos y los
músculos masticadores.
Los primeros constituyen el conjunto de músculos
faciales que mueven los diversos elementos que dan
forma al rostro. Entre ellos se cuentan los siguientes:
Los músculos buccinadores: aparecen como
una prolongación de los músculos orbiculares de
los ojos. Accionan la comisura de los labios y pre-
sionan éstos y las mejillas contra los dientes.
Los músculos cigomáticos: situados sobre los pómu-
los, accionan los labios y el pliegue de éstos y la nariz.
El músculo depresor de la glabela: ocupa la
parte superior del dorso de la nariz.
Los músculos elevadores de la nariz y los la-
bios: situados junto a los músculos risorios, aun-
que más próximos a la nariz.
El músculo frontal: ocupa toda la frente.
El músculo mentoniano: rodea el mentón.
El músculo nasal: ocupa el dorso de la nariz.
Los músculos orbiculares de los labios: rodean
los labios.
Los músculos orbiculares de los párpados: ro-
dean las órbitas de los ojos.
Los músculos risorios: se encuentran a ambos
lados de la nariz, formando nudos en las comisu-
ras de los labios; participan en la formación de la
sonrisa.
Los músculos superciliares: son los encargados
de mover la zona de piel donde se sitúan las cejas.
Los músculos triangulares: descienden desde
la comisura de los labios hacia el mentón.
Los músculos masticadores, son los que partici-
pan en la acción masticadora de las mandíbulas,
son los siguientes:
235
en los estriados, si bien en estos últimos las ban-
das miofibrilares se encuentran dispuestas con
mayor rigidez geométrica, y el acortamiento es
más rápido.
La relajación sigue a la contracción, y en ella las
fibras de miosina y actina vuelven a deslizarse
unas sobre otras hasta alcanzar de nuevo la posi-
ción de reposo inicial, con lo cual aumenta la lon-
gitud de las miofibrillas y, en consecuencia, del
músculo. Para que el proceso tenga lugar es nece-
sario que haya disponible ATP.
Para que los músculos puedan llevar a buen fin
su función, se disponen en los huesos formando
pares antagónicos, es decir, ejerciendo cada uno de
ellos una acción contraria a la del otro. Así, por
ejemplo, uno de los dos miembros del par es res-
ponsable de la flexión de una extremidad, mientras
que el otro lo es de su extensión, o bien uno se en-
carga de la aducción y el otro de la abducción.
LOS MÚSCULOS
DE LA CABEZA Y DEL CUELLO
Los músculos de la cabeza participan en activida-
des tan importantes como la masticación o como
la gesticulación, mediante la que podemos dar
una expresión al rostro. El cuello, por su parte, se
encarga fundamentalmente del movimiento de la
cabeza en distintas direcciones.
Menú
i
Temporal
Occipitotemporal
SALIR
Occipitofrontal
Orbicular de
los párpados
Músculos de la cabeza y cuello: visión
lateral.
El músculo esplenio presenta en el
cuello una rama que actúa en conjun-
ción con el esternocleidomastoideo,
para realizar los movimientos princi-
pales de este último.
El músculo digástrico se encuentra
Orbicular de
Esplenio de
sobre la apófisis mastoides, y su fun-
los labios
la cabeza
ción es realizar los movimientos de
descenso de la mandíbula, así como
los de elevación del hueso hioides y
Músculos
de la laringe.
mentonianos
Trapecio
Buccinador
El músculo milohioideo se inserta en
la mandíbula, y se encarga de desplazar
Masetero
Esternocleidomastoideo
Tirohioideo
el hueso hioides en la deglución, y la
mandíbula, para poder abrir la boca.
El músculo masetero: su parte superior se encuen-
El músculo genihioideo se inserta en la mandí-
tra sobre los arcos cigomáticos, descendiendo des-
bula y actúa también, como el anterior, en el des-
pués hasta insertarse en la mandíbula. Desempeña
plazamiento del hueso hioides y de la mandíbula.
una doble función: por un lado, es responsable del
El músculo esternohioides se inserta en el es-
cierre de la boca, elevando la mandíbula, y por otro
ternón, en la articulación esternoclavicular y en la
realiza varios de los movimientos de la masticación.
clavícula, y su función es ejercer tracción sobre el
El músculo Temporal: se inicia en el hueso tem-
hueso hioides y participar en la elevación de la
poral y después desciende hasta la mandíbula. Su
caja torácica.
función es elevarla y desplazarla hacia atrás, parti-
cipando en los movimientos de la masticación.
LOS MÚSCULOS
Los músculos pterigoideos: son dos pequeños
DEL DORSO Y DEL TÓRAX
músculos que se inician en el esfenoides y que
participan también en la masticación.
Los principales músculos de esta región del cuer-
El cuello
po se describen a continuación.
Además de los cutáneos, el cuello dispone de una
El trapecio: es un músculo superficial de la par-
serie de músculos potentes que desempeñan
te superior del dorso, que se extiende desde el
la importante función de mantener la cabeza en la
cuello hasta los hombros, desciende por la zona
posición correcta, según la información propor-
media de la espalda y une la columna vertebral a
cionada por los órganos del sentido del equili-
la cintura escapular. Participa en los movimientos
brio, y de moverla en todas direcciones a volun-
de elevación, descenso y giro de los omóplatos,
tad del sujeto.
así como en el de giro de la cabeza.
Uno de los principales es el esternocleidomas-
El músculo dorsal ancho: se extiende desde la
toideo, que se inserta en el esternón y la clavícu-
columna vertebral, algo por debajo de la cintura,
la, y se extiende hasta la apófisis mastoides del
hasta la zona axilar, y participa en los movimien-
temporal. Además de un nervio accesorio, dispo-
tos de la espalda.
ne de un plexo nervioso. Su función es permitir
El músculo romboides: se encuentra entre los
los movimientos de elevación y descenso de la ca-
dos anteriores, es de menor tamaño que éstos y se
beza, además de mantenerla en la posición nor-
inserta en las vértebras dorsales y cervicales. In-
mal de equilibrio. Actúa también como músculo
terviene en los movimientos del omóplato.
accesorio en el proceso respiratorio, puesto que
Los músculos pectorales mayor y menor: se
eleva las clavículas y la caja torácica.
insertan en el esternón y la clavícula, el primero
Nasal
236
Menú
i
SALIR
ANATOMÍA
Músculos de la espalda.
Esternocleidomastoideo
Esplenio de la cabeza
Trapecio
Esplenio del cuello
Elevador de la escápula
Supraespinoso
Deltoides
El diafragma: es un músculo
especial, que separa la cavidad
torácica de la abdominal, y que
desempeña un papel muy im-
portante en la actividad respira-
toria.
LOS MÚSCULOS
DEL ABDOMEN
Y DE LA PELVIS
Se describen los músculos prin-
Romboide
cipales de esta región del cuer-
mayor
po, atendiendo a la importancia
o complejidad de sus funcio-
Cresta
nes:
ilíaca
El músculo cuadrado lum-
bar: se inserta en el ligamento
iliolumbar y en la porción inter-
na de la cresta ilíaca. Su función
es hacer descender las costillas
Fascia
e inclinar la región lumbar de la
lumbodorsal
columna vertebral.
El músculo recto abdominal:
se inserta en las costillas cinco a
siete, y actúa haciendo descender la caja torácica,
inclinando el tronco y elevando el borde anterior
de la pelvis. Además, mantiene la tensión en la
pared abdominal.
El músculo cremáster: se inserta en la parte in-
terna del arco crural y en la espina del pubis, y ac-
túa como retractor de los testículos.
El músculo transverso del abdomen: se inser-
ta en las seis últimas costillas y en las vértebras
lumbares. Su función, por un lado, consiste en
acercar las costillas hacia el centro, con lo cual
constriñe el tórax y de este modo contribuye a la
espiración, y por otro lado, en comprimir las vís-
ceras contra la columna vertebral.
El músculo oblicuo mayor del abdomen: se
inserta en las ocho últimas costillas y en la apo-
neurosis de la cresta ilíaca. Actúa bajando las
costillas, flexionando el tórax sobre la pelvis y
comprimiendo las vísceras del abdomen.
237
Dorsal ancho
Oblicuo externo del
abdomen
Fascia glútea
Glúteo mayor
de ellos por encima del segundo. Participan en
distintos movimientos del brazo y actúan tam-
bién como músculos auxiliares en la respiración.
El músculo serrato mayor: se inserta en la cara
externa de las nueve primeras costillas y en la es-
cápula. Su función es fijar, girar y adelantar el
omóplato, moviendo de este modo el hombro.
El músculo serrato menor inferior: se inserta en
las cuatro últimas costillas. Su función es atraer
hacia abajo y hacia afuera esas costillas, actuando
además como músculo auxiliar en la inspiración.
El músculo serrato menor superior: se inserta
en la segunda, tercera, cuarta y quinta costillas.
Su función es elevar esas costillas y también ac-
tuar como músculo auxiliar en la inspiración.
El músculo subclavio: se inserta en el primer
cartílago costal, en la primera costilla y en la cara
inferior de la clavícula. Actúa haciendo bajar la
clavícula y el muñón del hombro.
Menú
i
SALIR
El músculo oblicuo menor del abdomen: se
inserta en el arco creural, la espina ilíaca y la cres-
ta ilíaca. Su función es hacer descender las costi-
llas, flexionar el tórax, comprimir las vísceras del
abdomen y flexionar y elevar la pelvis.
Los músculos abdominales: se insertan en los
bordes de la cavidad pélvica. Están recubiertos
por una membrana de naturaleza fibrosa cuyas
fibras se entrelazan por la zona media. Estos
músculos presentan un orificio que permite el paso
del ligamento redondo del útero, en el caso de la
mujer, y del cordón espermático, en el del varón.
LOS MÚSCULOS
DE LAS EXTREMIDADES INFERIORES
La musculatura de esta región del cuerpo presen-
ta un especial desarrollo, puesto que, además de
permitir los movimientos de las extremidades,
debe contribuir también a soportar el peso corpo-
ral. Se describen a continuación algunos de los
músculos principales.
El músculo pectíneo o músculo pectinado: se
inserta en la cresta pectínea y la espina del pubis.
Vasto
externo
Ligamento
rotuliano
Gemelo
interno
Tibial
anterior
Peroneo
largo
Sóleo
Peroneo
corto
Extensor de los
dedos del pie
Tendón
de Aquiles
Maleolo
medial
Maleolo
lateral
Ligamento
anular
Actúa como músculo flexor, aductor y rotador ha-
cia afuera del muslo.
El músculo psoas mayor: se inserta en una vér-
tebra torácica (la 12ª) y en las cuatro primeras
vértebras lumbares. Participa en la flexión y la ro-
tación hacia afuera de la pierna.
El músculo psoas ilíaco: se inserta en los mis-
mos puntos que el psoas mayor y colabora con él
en los movimientos de la pierna.
El músculo glúteo mayor: se inserta en la cresta
ilíaca, en el sacro y el cóccix. Participa en los mo-
vimientos del tronco y en la rotación del fémur.
El músculo glúteo menor: se inserta en el ilion.
Actúa separando el muslo y flexionando la pelvis.
El músculo glúteo mediano: se inserta en la
fosa ilíaca externa y en el borde de la cresta ilíaca.
Es un músculo abductor del muslo y flexor de la
pelvis.
Los músculos obturadores: interno y externo
se insertan en el pubis y el isquion, y actúan
como rotadores del muslo hacia fuera.
El músculo gemelo o gémino superior: se in-
serta en la espina ciática y el trocánter mayor. Su
función es girar el muslo hacia afuera ayudando a
otros músculos.
El músculo cuadrado crural: se in-
serta en el isquion y en el extremo su-
Bíceps
perior del fémur. Su función es actuar
femoral
como rotatorio del muslo hacia fuera.
El músculo sartorio: se inserta en la
espina ilíaca y en la parte superior de
la tibia. Su función es doblar la pierna
Gastrocnemio
sobre el muslo, y doblar el muslo so-
bre la pelvis.
El músculo cuadríceps crural: es
Gemelo
muy voluminoso, y está formado por
externo
cuatro fascículos musculares, inser-
tándose en varios puntos, como la es-
pina ilíaca, el trocánter mayor, el fé-
mur, la rótula y la tibia. Su función es
Sóleo
extender la pierna y flexionar el muslo
sobre la pelvis.
El músculo bíceps crural: se inser-
ta principalmente en la tuberosidad is-
quiática y en la tibia, actuando como
flexor de la pierna sobre el muslo y
como extensor de la articulación co-
xofemoral.
Músculos de la pierna y pie.
238
Menú
i
SALIR
ANATOMÍA
El músculo semimembranoso: se inserta en el
isquion, en la tuberosidad interna de la tibia y en-
tre los dos cóndilos del fémur. Cuando actúa uti-
lizando el isquion como punto de apoyo, dobla la
pierna sobre el muslo, y cuando lo hace en la ti-
bia, dobla el muslo sobre la pierna.
El músculo semitendinoso: se inserta en el is-
quion y en la tibia, doblando la pierna sobre el
muslo, y viceversa.
El músculo aductor mayor: se inserta en la tu-
berosidad isquiática y en el fémur, y forma dos
masas musculares. Su función es flexionar el
muslo hacia dentro y extenderlo.
El músculo aductor mediano: nace en la cara
anterior del pubis y actúa como aductor, flexor y
rotador interno del muslo.
El músculo aductor menor: se inserta en el pu-
bis y actúa como aductor y flexor del muslo, ade-
más de efectuar una ligera rotación interna del
mismo.
El músculo obturador externo: se inserta en
el pubis y en el isquion, y su acción hace girar el
muslo hacia fuera.
El músculo obturador interno: se inserta en los
mismos lugares que el externo, y su efecto es el
mismo.
El músculo sóleo: se inserta en el peroné y la ti-
bia, y actúa elevando el talón, extendiendo el pie
sobre la pierna y participando en los movimiento
del salto y de la marcha.
El músculo tibial anterior: se inserta en las tu-
berosidades anterior y externa de la tibia, y tiene
como función doblar el pie sobre la pierna, hacer-
lo girar hacia adentro y realizar también un movi-
miento de aducción.
El músculo tibial posterior: se inserta en la ti-
bia y el peroné, y su función es extender el pie so-
bre la pierna y girarlo hacia adentro.
El músculo peroneo lateral corto: se inserta en
el peroné y en el quinto metatarsiano. Su función
es actuar como abductor del pie y rotador hacia
fuera del mismo.
El músculo peroneo anterior: se inserta en el
peroné y en el quinto metatarsiano. Su función es
actuar como flexor y rotador del pie.
El músculo extensor de los dedos del pie: se
inserta en la tibia, en el peroné y en las falanges
de los dedos. Provoca el avance de la pierna en el
tobillo cuando el pie está apoyado, y en caso con-
trario extiende los dedos.
El músculo tríceps sural: se forma por la unión
de los músculos gemelos y el músculo sóleo. En
su parte inferior, éstos concurren en el talón de
Aquiles.
El músculo poplíteo: se inserta en el cóndilo
externo del fémur y en la tibia. Actúa flexionando
la pierna sobre el muslo, proporcionándole al
mismo tiempo un giro hacia adentro.
LOS MÚSCULOS
DE LAS EXTREMIDADES SUPERIORES
Los principales músculos de esta región del cuer-
po son los siguientes:
El músculo deltoides: se inserta en el borde an-
terior de la clavícula, el acromion, el omóplato y
el húmero. Actúa como músculo abductor del
brazo, imprimiéndole también un movimiento de
giro. Este músculo da movimiento al hombro.
El músculo subescapular: se inserta en el omó-
plato y el húmero. Actúa girando hacia dentro el
húmero y también aproximándolo hacia el tronco.
El músculo supraespinoso: se origina en la fosa
supraespinosa y actúa como abductor del brazo.
El músculo infraespinoso: se origina en la fosa in-
fraespinosa y actúa como rotador externo del húmero.
Braquiorradial
Ancóneo
Extensor radial
largo del carpo
Extensor radial
corto del carpo
Olécranon
Extensor de
los dedos
Flexor cubital
del carpo
Extensor del
meñique
Extensor cubital
del carpo
Abductor
largo del
pulgar
Ligamento
anular
Extensor corto
del pulgar
Músculos
del antebrazo
y mano.
239
Menú
i
SALIR
El bíceps braquial se inserta en la apófisis cora-
coides y en el radio. Actúa flexionando la articula-
ción del codo y participa también en los movi-
mientos de la articulación del hombro.
El tríceps braquial: forma una masa muscular
voluminosa que se inserta en el omóplato, el hú-
mero y el cúbito. Actúa extendiendo el antebrazo
y también aproximándolo hacia el tronco.
El músculo flexor largo común: se inserta en el
cúbito y en las falanges de los dedos. Su función
es flexionar las falanges.
El músculo supinador corto: se inserta en el
borde del cúbito, en el codo y en la articulación
radiocubital. Su función es hacer girar el radio
desde dentro hacia fuera.
El músculo palmar mayor: se inserta en el se-
gundo metacarpiano, y su efecto es la flexión de
la muñeca junto con el cubital anterior.
EL músculo cubital anterior: se inserta en el
cúbito y en el quinto metacarpiano. Colabora con
el músculo palmar mayor en la flexión de la mu-
ñeca y otros movimientos.
El músculo cubital posterior: se inserta en el
cúbito y en el quinto metacarpiano. Colabora con
el cubital anterior y con los radiales para extender
la muñeca.
El músculo aductor del meñique: se inserta en el
tendón del músculo cubital y en la primera falange
del dedo meñique. Su acción provoca la inclinación
del meñique sobre el quinto metacarpiano.
El músculo abductor largo del pulgar: se inser-
ta en el cúbito, el radio y el primer metacarpiano.
Imprime un movimiento de abducción al pulgar
y a la muñeca.
El músculo braquial anterior: se inserta en el
húmero y en el cúbito, y su efecto es flexionar
el antebrazo sobre el brazo.
El músculo coracobraquial: es el vértice de la
apófisis coracoides que forma un tendón común
con el bíceps en la cara interna de éste. Participa
en la flexión, la aducción y la rotación del brazo.
El músculo primer radial externo: se inserta en
el húmero y en la base del segundo metacarpiano,
y actúa como extensor y abductor de la mano.
El músculo segundo radial externo: se inserta
en la base del tercer metacarpiano, y actúa exten-
diendo la mano, por lo que contribuye a ejercer
presión con los dedos.

LA SANGRE
La sangre desempeña en todos los animales dos funciones de gran importancia para el
mantenimiento de la vida. Por un lado, es el vehículo a través del cual el oxígeno
procedente del exterior llega a todas las células del organismo, para que éstas puedan
utilizarlo en el metabolismo. Por otro lado, la sangre sirve también para transportar los
compuestos o elementos que las células necesitan para nutrirse, y que proceden de los
alimentos ingeridos y transformados durante la digestión. Un tercer aspecto, no menos
importante, es el papel que algunos de sus componentes desempeñan en la lucha contra los
organismo patógenos, es decir, como elementos del sistema inmunológico.
LA SANGRE Y LA HEMATOPOYESIS
Puede definirse la sangre como un «órgano líqui-
do» que se desplaza de forma constante a través
de un sistema de conductos que lo distribuyen
por todo el cuerpo.
que llegan hasta ella desde el tubo digestivo a tra-
vés de la pared intestinal), de productos de dese-
cho (residuos de las reacciones metabólicas y res-
tos materiales procedentes de los distintos órga-
nos bañados), de hormonas (llevándolas desde
los órganos que las producen hasta los puntos
donde deben desplegar su acción), de calor (para
mantener la temperatura corporal constante), etc.
La sangre se encuentra en el interior del llama-
do sistema circulatorio, que es un circuito cerrado
formado por el corazón, como órgano propulsor,
y los vasos, como elementos conductores.
Funciones de la sangre
Este órgano tan especial desempeña funciones de
transporte de gases (por ejemplo, el oxígeno ne-
cesario para la respiración), de nutrientes (cual-
quiera de los elementos o compuestos simples
240
Menú
i
SALIR
ANATOMÍA
Hemostasis
El sistema circulatorio está expuesto a errores o
accidentes, como también puede acusar las varia-
ciones de las condiciones imperantes. Una situa-
ción de este tipo puede conducir, por ejemplo, a
la rotura de un vaso, que supone la pérdida de
una cantidad variable de sangre (hemorragia).
Para resolver estos problemas, el organismo dis-
pone de un complejo mecanismo de compensa-
ción denominado hemostasis, o hemostasia, en
el que intervienen numerosos factores.
En la hemostasis se produce, en primer lugar,
una aglutinación de diversos componentes san-
guíneos destinada a producir un cierre mecánico.
A continuación, se produce una coagulación de la
sangre. Se trata de un proceso que se inicia con
una sustancia precursora, la protrombina, que
cuando se encuentra en presencia de un enzima
llamado tromboquinasa se convierte en trombina.
Ésta, a su vez, provoca que el fibrinógeno (una
proteína globular soluble que forma el 0,3 % de la
sangre) se transforme en fibrina (una proteína fi-
brilar insoluble), que es la que tapona el punto de
rotura o lesión vascular.
Ganglios
linfáticos
Hígado
Bazo
Huesos con
médula
ósea
La hematopoyesis
Con este nombre se designa el proceso de forma-
ción o producción de la sangre, y más concreta-
mente de sus corpúsculos.
La hematopoyesis se inicia antes del nacimien-
to, pues el embrión ya necesita realizar un inter-
cambio de sustancias con el exterior, aunque lo
hace todavía de forma extraembrional por medio
de la membrana vitelina. En esta fase comienzan a
producirse las primeras células sanguíneas.
A medida que avanza el desarrollo va incremen-
tándose la funcionalidad del sistema hematopo-
yético. A partir de los dos meses, el embrión
comienza a producir las células también en el
hígado, y a partir de los cinco meses, en el bazo.
Desde el sexto mes la producción de sangre tiene
lugar además en el mesénquima de la médula de
los huesos largos, primero, y algo más tarde en la
médula misma.
De esta manera se completa la organización del
sistema de producción sanguínea que funcionará
durante la vida del adulto.
La producción de la sangre, con todos sus cor-
púsculos, se inicia con unas células indiferencia-
das, llamadas totipotentes, que experimentan un
proceso de determinación, dando lugar después a
las células madre de los distintos componentes
Ubicación de los
lugares del
organismo donde
se produce la
hematopoyesis.
sanguíneos. Al mismo tiempo que se produce esa
primera diferenciación, las células totipotentes
evolucionan en el sistema linfático para dar lugar
a las células T y B.
Dentro de los lugares donde tiene lugar la for-
mación de la sangre, las células madre evolucio-
nan en diversos procesos hematopoyéticos: la eri-
tropoyesis da lugar a los eritrocitos o glóbulos ro-
jos, la granulocitopoyesis produce los neutrófilos,
los eosinófilos y los basófilos, la monocitopoyesis
genera los monocitos, y la megacariopoyesis los
trombocitos.
COMPOSICIÓN DE LA SANGRE
La sangre consta de dos componentes fundamen-
tales: por un lado, las células sanguíneas y diver-
sas sustancias y elementos químicos, y por otro
lado, una parte líquida que contiene las células y
demás sustancias en suspensión, y que recibe el
nombre de plasma sanguíneo.
241
Menú
i
SALIR
Las células sanguíneas: los cinco tipos de leucocitos
o glóbulos blancos (basófilos, eosinófilos,
neutrófilos, monocitos y linfocitos), encargados de la
inmunidad, los trombocitos o plaquetas, encargados
de la coagulación, y los glóbulos rojos o eritrocitos,
transportadores del oxígeno.
Basófilos
Eosinófilos
Neutrófilos
Monocitos
Linfocitos
Plaquetas
o trombocitos
Glóbulos rojos
o eritrocitos
Las células sanguíneas pueden agruparse en tres
tipos fundamentales: glóbulos rojos, o eritrocitos,
glóbulos blancos, o leucocitos, y plaquetas.
Los restantes componentes de la porción sólida
son proteínas, lípidos, sustancias orgánicas nitro-
genadas, enzimas, elementos como sodio o pota-
sio, aglutinógenos y anticuerpos.
Cuando se produce la coagulación de la sangre, se
obtiene un líquido denominado suero sanguíneo.
Los glóbulos rojos o eritrocitos
Son células carentes de núcleo y desprovistas
también de mitocondrias y de retículo endo-
plasmático. Su forma es discoidal, con un hun-
dimiento en el centro por ambas caras, por lo
que vistas lateralmente tienen un perfil bicón-
cavo.
242
Su principal característica es la presencia de he-
moglobina, un pigmento de naturaleza cromo-
proteida, de color rojo, con capacidad de fijar el
oxígeno. Esta propiedad hace que la hemoglobi-
na realice el transporte del oxígeno desde los pul-
mones hasta las células del cuerpo, y el transpor-
te del anhídrido carbónico, después, desde cada
uno de esos puntos remotos del organismo hasta
la superficie de los alveolos pulmonares, para su
eliminación.
Los eritrocitos tienen una vida media de unos
100 a 120 días, con una tasa de sustitución diaria
del 0,8 %. En una persona sana normal se en-
cuentran en una proporción que oscila entre
5.000.000 por mm3, en los varones, y 4.500.000
por mm3, en las mujeres.
Estas células sanguíneas se producen en la mé-
dula ósea, en un proceso llamado eritropoyesis.
Cuando la persona está enferma, la formación de
los glóbulos rojos tiene lugar también en el bazo
y en el hígado, que es el lugar donde se producen
mayoritariamente durante la época fetal.
La eritropoyesis parte de una célula madre ori-
ginal de características totipotentes, que se trans-
forma en una célula denominada proeritroblasto.
Ésta experimenta a continuación una división,
dando lugar a dos eritroblastos basófilos, los cua-
les se dividen a su vez y dan lugar a dos nuevos
eritroblastos, denominados policromáticos. Estos
primeros pasos constituyen la fase de división.
La siguiente fase es la de maduración, y en ella
los eritroblastos policromáticos dan lugar a nor-
moblastos policromáticos, que pasan después a
ser ortocromáticos y, finalmente, reticulocitos.
Entonces la célula se incorpora a la corriente san-
guínea en forma de eritrocito.
Todo el proceso se caracteriza por una progresi-
va disminución en el tamaño de las células, que
se reducen a la mitad o a un tercio de las dimen-
siones originales. Además, se produce también
una pérdida de orgánulos celulares, como las mi-
tocondrias y los ribosomas, que finaliza con la ex-
pulsión del núcleo.
Desde el punto de vista clínico, la relación entre
los eritrocitos y su contenido en hemoglobina es
un valor importante que permite detectar afeccio-
Menú
i
SALIR
ANATOMÍA
nes como la anemia. Esta relación, que se obtiene
al dividir el valor de la hemoglobina por el doble
de las dos primeras cifras del valor numérico de
eritrocitos por cm3, recibe el nombre de índice
hemoglobínico.
Los glóbulos blancos o leucocitos
Bajo este nombre se agrupan varios tipos de células
sanguíneas: granulocitos, linfocitos y monocitos.
Los granulocitos se caracterizan por presentar
en su interior gránulos de citoplasma que pueden
detectarse mediante tinción. Contienen también
diversos enzimas. Participan en el sistema inmu-
nitario, dirigiéndose a través de los vasos sanguí-
neos hasta los lugares donde se encuentran las
sustancias perjudiciales para el organismo, cuer-
pos extraños o parásitos, a los que destruyen por
fagocitosis absorbiéndolos.
Atendiendo a la naturaleza de los gránulos, se
distinguen varios tipos de granulocitos: basófilos
(se tiñen con colorantes básicos), eosinófilos (se
tiñen con eosina o colorantes ácidos) y neutrófi-
los (se tiñen con colorantes neutros, ácidos y bá-
sicos). Se forman en la médula ósea a partir de
mieloblastos, que desarrollan los gránulos trans-
formándose en mielocitos. Poco antes de que és-
tos pasen a la sangre, se han diferenciado ya en
los tres tipos citados.
Los linfocitos son células con un núcleo muy
grande y redondo, rico en cromatina, y escaso ci-
toplasma, que forma una porción periférica. Son
los principales agentes del sistema inmunológico,
pues están dotados de la capacidad de producir
una reacción específica con un antígeno.
Se distinguen varios tipos de linfocitos, depen-
diendo de su papel inmunológico:
Los linfocitos B contienen inmunoglobulinas en
su superficie y, cuando entran en contacto con un
antígeno determinado, se transforman en células
plasmáticas productoras de anticuerpos, o en célu-
las con memoria que, más tarde, cuando vuelven a
entrar en contacto con ese mismo tipo de antígeno,
se reactivan y se transforman también en células
plasmáticas productoras de anticuerpos.
Los linfocitos T tienen la capacidad de destruir
células extrañas al cuerpo, inhibir reacciones in-
munológicas, participar en la formación de los
anticuerpos y almacenar información sobre deter-
minados antígenos. Son los portadores de la in-
munidad.
Los linfocitos granulares son de gran tamaño,
el núcleo es de forma arriñonada o redondeada,
contienen gránulos y el citoplasma es de color
claro. Su función es destruir células extrañas al
cuerpo.
El proceso de formación de los linfocitos es
complejo. Se inicia en la médula ósea, donde sur-
gen a partir de células madre totipotentes. Estas
células van a parar a distintos órganos y experi-
mentan así un proceso de diferenciación. Las que
llegan al timo se convierten en linfocitos T, mien-
tras que las que llegan a los órganos linfáticos cer-
canos al tubo digestivo se convierten en los linfo-
citos B.
Los monocitos, por último, son los leucocitos
de mayor tamaño, con un núcleo grande, irregular
y por lo general de contorno lobulado. Contienen
gran cantidad de fermentos, poseen capacidad fa-
gocitaria y pueden transformarse en los macrófa-
gos, que son células migradoras que se encargan
de eliminar cuerpos extraños y restos celulares, es
decir, de ir limpiando la sangre de residuos. Los
monocitos tienen su origen en los monoblastos,
que proceden de la célula madre indiferenciada y
que se forman en la médula ósea.
En una persona sana normal, la fórmula leuco-
citaria, o sea, la proporción en que aparecen cada
uno de estos tipos en el total de los leucocitos de
la sangre, es la siguiente: neutrófilos 55-70 %, eo-
sinófilos 2-4 %, basófilos 0,5-1 %, linfocitos 25-
40 % y monocitos 3-6 %. La cantidad total de
leucocitos es aproximadamente de 4.000-9.000
por mm3 en los adultos, de 8.000-12.000 por
mm3 en los niños, y de 9.000-15.000/ mm3 en los
lactantes.
Plaquetas o trombocitos
Se trata de pequeños elementos corpusculares de
la sangre, de borde irregular, que desempeñan un
papel muy importante en la coagulación y en la
hemostasis. En una persona normal sana se en-
cuentran aproximadamente en número de
150.000 a 380.000 por mm3, y su vida media os-
cila entre 8 y 12 días, destruyéndose en el bazo.
Se originan a partir de unas células de gran tama-
ño que se forman en la médula ósea, los megaca-
riocitos, que se disgregan en numerosos trombo-
citos antes de incorporarse al riego sanguíneo.
El plasma sanguíneo
Recibe este nombre la porción líquida de la san-
gre, transparente y de color amarillento. Contiene
aproximadamente un 7 % de proteínas, que de-
sempeñan funciones muy diversas, como el trans-
243
Menú
i
SALIR
porte de componentes insolubles, la defensa in-
munológica (con las inmunoglobulinas) y la coa-
gulación de la sangre (participando en las reaccio-
nes de los trombocitos).
El sistema ABO
Landsteiner analizó la sangre de numerosas per-
sonas y aisló los correspondientes anticuerpos y
antígenos, pudiendo diferenciarlos en cuatro ti-
pos distintos, con los cuales formó los denomina-
dos grupos sanguíneos. Son los siguientes:
Grupo A: los eritrocitos contienen el antígeno
de tipo A, y el anticuerpo presente en el suero es
el anti-B. El genotipo correspondiente para la
transmisión de este grupo es el AA o el AO. Las
Esquema de las
posibilidades de
transfusión sanguínea
según la
compatibilidad de los
grupos.
LOS GRUPOS SANGUÍNEOS
Los eritrocitos contienen sustancias que actúan
como antígenos, y el plasma por su parte lleva an-
ticuerpos. Cuando se unen los antígenos de un
tipo con los correspondientes anticuerpos, se
produce una reacción de aglutinación.
Sano
Enfermo
Portador del factor
de la enfermedad
Madre
Padre
xx
xy
x
xoy
x
y
x
x
x
y
x
x
x
y
xoy
xo x
xx
xx
yx
y
x
xx
ox
xox
R
yx
x
xx
xx
E
A
C
B
E
P
T
O
O
R
AB
D
O
La transmisión de la hemofilia tiene lugar por medio
del cromosoma X, donde se encuentra el gen que la
condiciona. En el gráfico superior, el cromosoma X
del padre hemofílico pasa a las hijas, que son
portadoras sin sufrir la enfermedad. Una de ellas
tiene descendencia y transmite la hemofilia a uno de
sus hijos. Éste, si se casa con una mujer portadora,
puede tener hijos sanos o hemofílicos, e hijas
portadoras o hemofílicas.
A
SI
NO
NO
SI
SI
SI
SI
NO
NO
NO
NB
A
SI
NO
N AB NO
T
E
O
SI
SI
SI
244
Menú
i
SALIR
ANATOMÍA
personas de este grupo sólo pueden donar sangre
a las de los grupos A o AB, y pueden recibirla de
los grupos A y O.
Grupo B: los eritrocitos contienen el antígeno
de tipo B,y el anticuerpo presente en el suero es el
anti-A. El genotipo correspondiente para la trans-
misión de este grupo es el BB o el BO. Las perso-
nas de este grupo sólo pueden donar sangre a las
de los grupos B o AB, y pueden recibirla de los
grupos B y O.
Grupo AB: los eritrocitos contienen los antígenos
de los tipos A y B, y el suero no contiene ningún an-
ticuerpo. El genotipo correspondiente para la trans-
misión de este grupo es el AB. Las personas de este
grupo sólo pueden donar sangre a las del grupo AB,
pero pueden recibirla de cualquier otra persona,
por lo que se les denomina receptores universales.
Grupo O: los eritrocitos no contienen antígenos
de tipo A ni B, y el anticuerpo presente en el sue-
ro es el anti-A y el anti-B. El genotipo correspon-
diente para la transmisión de este grupo es el AO.
Las personas de este grupo pueden donar sangre
a las de cualquiera de los otros grupos, pero sólo
pueden recibirla del grupo O, por lo que se les
denomina donantes universales.
Además de estos cuatro grupos principales,
posteriormente se han identificado algunas va-
riantes de efectos menos intensos.
Médula ósea
Células
fagocíticas
Linfocitos
Defensa especial
Defensa
general
Anticuerpo
Célula
plasmática
Defensa de
complemento
Timo
Linfocitos T
Tejido intersticial
Hígado
Macrófago
Linfocitos B
Granulocito
Bacteria
EL SISTEMA INMUNITARIO
En sentido amplio, el sistema inmunitario consis-
te en cualquier célula o sustancia producidos en
el organismo y que actúan protegiéndole contra la
presencia de sustancias extrañas, o bien contra
sustancias que, siendo propias, se han vuelto ex-
trañas o adversas. Cabe distinguir dos tipos de
sistemas de defensa.
Junto a los fagocitos encargados de una defensa
general frente a los cuerpos extraños, los vertebrados
poseen un sistema inmunológico especializado,
formado por los linfocitos producidos en la médula
ósea o, en el caso de los embriones, en el hígado.
El sida es una
enfermedad debida
a la destrucción del
sistema inmutario
por un virus
llamado VIH. En la
fotografía, virus del
sida (color rojo),
situados sobre la
membrana
plasmática de un
linfocito T.
El primer tipo comprende los sistemas no espe-
cíficos, que reciben globalmente el nombre de
«resistencia», y están representados principal-
mente por los macrófagos, los leucocitos de nú-
cleo polimórfico, proteínas básicas, lisozimas, in-
terferón, etc.
Se localizan, por ejemplo, en las mucosas, don-
de determinados enzimas e inhibidores contra-
rrestan la presencia de agentes patógenos. El fenó-
meno se da especialmente en microorganismos,
como las bacterias, que adquieren así capacidad
de supervivencia frente a ciertas sustancias (por
ejemplo, antibióticos).
El segundo tipo consiste en los sistemas especí-
ficos, que constituyen el sistema inmunitario en
sentido estricto, y que están representados por las
células T y los anticuerpos.
245
Menú
i
SALIR

EL SISTEMA
CARDIOCIRCULATORIO
Como en la mayoría de los animales, las células de nuestro cuerpo necesitan el oxígeno del
aire para poder llevar a cabo sus reacciones metabólicas. Este oxígeno sólo puede llegar a
su destino a través de un complejo sistema de canales y conductos que constituye el
sistema circulatorio. Junto a los vasos, el otro elemento esencial para su funcionamiento es
el corazón, que actúa como bomba impulsora que empuja la sangre hasta los últimos
capilares. El sistema circulatorio, en los seres humanos, es doble, es decir, consta de dos
circuitos principales, la circulación mayor y la menor, con lo cual se consigue una mayor
eficacia y rendimiento.
EL CORAZÓN
El corazón es un órgano musculoso hueco que se
encuentra situado entre los dos pulmones, en la
parte izquierda del tórax, por detrás del esternón
y apoyándose sobre el diafragma.
La masa muscular que lo constituye recibe el
nombre de miocardio, y está formada por tejido
cardíaco, una forma especial de tejido estriado
que, a diferencia de lo que sucede normalmente
con este tejido, no está sometida al control de la
voluntad, sino que funciona de un modo total-
mente automático. Esto es esencial para garanti-
zar la supervivencia del organismo.
El miocardio se encuentra revestido exterior-
mente por una membrana de naturaleza serosa,
llamada pericardio, e interiormente por otra
membrana, pluriestratificada, que constituye el
endocardio. En el pericardio pueden distinguirse
además una primera capa externa, que es de
naturaleza fibrosa, y otra interna que es serosa.
Entre ambas delimitan un espacio, la cavidad
pericárdica, que se llena de un líquido especial
(líquido pericárdico) secretado por el estrato
seroso, que desempeña principalmente funciones
de amortiguación.
Arteria
pulmonar
Vena cava
superior
Aurícula
izquierda
Gran vena
cardíaca
Rama anterior izquierda
descendente de la
arteria coronaria
izquierda
Aquí se reduce
el flujo sanguíneo
de la arteria
coronaria
Infarto de
miocardio
(zona del músculo
muerto)
Aorta
ascendente
Arteria
coronaria
derecha
Visión externa del
corazón. Deben
destacarse las dos
arterias coronarias,
encargadas de llevar
oxígeno y glucosa al
corazón. Cuando ello
no sucede por
obstrucción de una
de ellas, se produce
un infarto de
miocardio.
Vena cava
inferior
246
Menú
i
SALIR
ANATOMÍA
El interior del corazón aparece dividido en cua-
tro cámaras, separadas entre sí por dos tabiques.
El tabique central permite distinguir una parte iz-
quierda y otra derecha, que actúan como dos co-
razones: el izquierdo para la sangre arterial, y el
derecho para la venosa. Cada uno de ellos, a su
vez, está dividido en una aurícula, en la parte su-
perior, y un ventrículo, en la inferior.
Cada una de las aurículas está comunicada con el
correspondiente ventrículo a través de un orificio
atrioventricular, provisto de una válvula regulado-
ra. La válvula del lado derecho se llama tricúspide
y la del lado izquierdo mitral o bicúspide.
Cuatro momentos del ciclo cardíaco: diástole
auricular, diástole ventricular, final de la diástole
con máximo llenado del ventrículo, y sístole
ventricular, cuando la sangre sale del corazón.
Funcionamiento del corazón
El corazón se encuentra situado entre los circui-
tos que constituyen el esquema general de la cir-
culación, y actúa fundamentalmente como una
bomba. Su actividad viene regulada por diversos
elementos, tanto en el interior del órgano como
exteriormente al mismo.
Para impulsar la sangre, el miocardio se contrae
y relaja rítmicamente, empujándola por los vasos
de todo el cuerpo. La fase de contracción recibe el
nombre de sístole, y corresponde a la expulsión
de la sangre fuera de la cavidad. La cantidad de
sangre impelida se conoce como volumen por la-
tido. A esta fase sistólica le sigue una de relajación
muscular, que recibe el nombre de diástole, en la
cual pueden distinguirse dos etapas, una que es
la relajación propiamente dicha, y otra (la diásto-
le activa) en que el mismo aumento de volumen
en el interior de la cavidad cardíaca que ha provo-
cado la relajación, ejerce un efecto suctor que
arrastra la sangre hasta su interior.
Este proceso rítmico de contracción y relajación
varía en su frecuencia y velocidad, dependiendo
de numerosos factores, por ejemplo, con el es-
fuerzo o ejercicio físico (y la consiguiente necesi-
dad de oxigenar las células), en los estados de ex-
citación, etc.
Los centros situados en el hipotálamo se encar-
gan de elaborar los impulsos procedentes de la
aurícula derecha y el ventrículo izquierdo, y a tra-
vés de nervios cardíacos, principalmente ramas
cardíacas del nervio vago, y de los llamados me-
diadores, que son sustancias químicas como la
adrenalina y la noradrenalina, actúan sobre el co-
razón regulando el ritmo, la intensidad y la fuerza
de las contracciones, entre otros.
Otro elemento esencial en el funcionamiento
del corazón es el fascículo de His. Consiste en un
haz de fibras de miocardio, que discurre por el ta-
bique interventricular y que conecta las aurículas
con los ventrículos, transmitiendo los estímulos
entre aquéllas y éstos, con lo cual coordina el fun-
cionamiento de ambos.
ARTERIAS, VENAS Y CAPILARES
Se denominan globalmente vasos sanguíneos to-
dos los conductos del aparato circulatorio desti-
nados al transporte de la sangre y de la linfa por
todo el cuerpo.
Según del tipo de sangre que conducen, y algu-
nas diferencias en su estructura, los vasos sanguí-
neos pueden ser de tres tipos: arterias, venas y ca-
pilares.
Las arterias
Las arterias son vasos sanguíneos pulsantes cuyas
paredes están formadas por tres capas: una exter-
247
Menú
i
SALIR
Arteria
Vena
Cubierta
fibrosa
protectora
Músculo
liso
y fibras
elásticas
Tejido
conjuntivo
Capa de
células
planas
Capas de una
arteria y una
vena. Obsérvese
el mayor grosor
de la capa
muscular de las
arterias.
na y otra interna, ambas delgadas, y una capa in-
termedia (la túnica media), más desarrollada, con
fibras elásticas y musculares.
Las arterias de la circulación mayor conducen la
sangre rica en oxígeno y de color más claro («san-
gre arterial»), procedente del ventrículo izquier-
do, hasta todos los órganos que ésta irriga.
Las arterias de la circulación pulmonar, por el
contrario, transportan sangre pobre en oxígeno y
más oscura («sangre venosa»), desde el ventrículo
derecho hasta los pulmones.
Antes de llegar a los tejidos que deben irrigar,
las arterias se ramifican en otros vasos más delga-
dos, denominados arteriolas. Las arteriolas po-
seen en sus paredes células musculares lisas, y
cada una de ellas termina en un capilar.
Las arterias principales
La arteria pulmonar conduce la sangre venosa
desde el ventrículo derecho hasta el pulmón,
donde se oxigena. Forma dos ramas: la arteria
pulmonar derecha, que se divide a su vez en tres
ramas menores, dirigiéndose cada una de ellas a
uno de los tres lóbulos del pulmón derecho, y la
arteria pulmonar izquierda, que se bifurca hacia
los dos lóbulos del pulmón izquierdo.
La arteria aorta es el vaso de mayor tamaño del
organismo, que se inicia en el ventrículo izquier-
do, dirigiéndose hacia arriba, y cambia después
de dirección (en una porción llamada cayado aór-
tico), descendiendo hasta la cuarta vértebra lum-
248
bar. En este punto se bifurca y da lugar a las arte-
rias ilíacas, que son las que irrigan las extremida-
des inferiores.
Las arterias coronarias son ramificaciones de la
arteria aorta ascendente, que irrigan la muscula-
tura del corazón.
Las arterias carótidas son dos arterias que pro-
ceden del cayado aórtico. La externa (derecha)
irriga el cuello, la cara y las paredes del cráneo, y
la interna (izquierda) irriga las estructuras nervio-
sas del interior del cráneo.
Las arterias subclavias parten del cayado aórti-
co e irrigan la médula, parte del encéfalo y parte
de la región torácica.
En las extremidades superiores se encuentran
las arterias axilar, que parte de la subclavia y rie-
ga la axila, humeral, que recorre el húmero y sus
dos bifurcaciones, radial y cubital, que discurren
por el antebrazo y penetran en la mano para irri-
garla.
Varias ramas de la aorta descendente, en su tra-
mo abdominal, irrigan diversos órganos de esta
región, como la arteria gástrica izquierda (estó-
mago), la hepática (hígado), la esplénica (bazo) y
las renales (riñones).
Las arterias mesentéricas proceden también de
la aorta descendente abdominal: la superior riega
el intestino delgado y parte del grueso, y la infe-
rior el resto del intestino.
Las arterias ilíacas comunes nacen en la por-
ción terminal de la aorta abdominal. Cada una de
ellas, a su vez, se divide en dos: las ilíacas internas
o hipogástricas, que riegan parte del recto y el
aparato genitourinario, y las ilíacas externas, que
continúan hacia la extremidad inferior.
En las extremidades inferiores se encuentran
varias arterias procedentes de la ilíaca externa,
entre las que se destacan la femoral, que recorre
el muslo, y la poplítea, que procede de la anterior
y riega la rodilla y la pantorrilla. Esta última se bi-
furca a su vez formando la tibial anterior y la ti-
bioperonea, que llegan hasta el pie asegurándole
el riego sanguíneo.
Las venas
Las venas son vasos sanguíneos cuyas paredes es-
tán formadas por tres capas o túnicas de poco es-
pesor, externa, media e interna, que en los vasos
más pequeños apenas presentan separación entre
sí. Muchas venas están provistas de válvulas que
permiten que la sangre circule en dirección al cen-
tro del cuerpo, impidiendo el reflujo sanguíneo.
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ANATOMÍA
Las venas, exceptuando las del sistema pulmo-
nar, conducen la sangre pobre en oxígeno, y de
color más oscuro, desde los distintos tejidos cor-
porales hasta el corazón.
Antes de llegar a los tejidos de los que deben re-
coger la sangre, las venas se ramifican en otros va-
sos más delgados, denominados vénulas, cada
una de las cuales termina en un capilar. Desde un
punto de vista funcional, las venas pueden consi-
derarse, al contrario de lo que sucede con las arte-
rias, como una prolongación o continuación de
los capilares.
de los pulmones), y se forman al fusionarse las re-
des venosas que se prolongan desde los capilares
pulmonares.
Las venas coronarias conducen, principalmen-
te hacia la aurícula derecha, toda la sangre que
participa en la actividad del corazón.
La vena cava superior se encarga de recoger la
sangre de todos los vasos situados por encima del
diafragma, excepto la procedente de las venas
pulmonar y cardíaca. Es un vaso desprovisto de
válvulas y de corta longitud.
La vena cava inferior recoge toda la sangre ve-
nosa de la mitad inferior del cuerpo, por debajo
Las venas principales
del diafragma. Atraviesa el diafragma y desembo-
Las venas pulmonares llegan a la aurícula iz-
ca en la aurícula derecha. Es también un vaso
quierda en número de cuatro (dos por cada uno
desprovisto de válvulas.
La vena ácigos recoge la
sangre venosa procedente
de la columna vertebral y
de los espacios intercosta-
les, y une la vena cava su-
Vena yugular
Arteria carótida
perior con la cava inferior.
Vena humeral
La vena subclavia recoge
Arteria humeral
la sangre de las zonas que
riega la arteria subclavia.
La vena yugular recoge
Arteria
la sangre de las zonas que
subclavia
Vena subclavia
riegan las venas carótidas.
Tronco arterial
En las extremidades su-
braquiocefálico
Vena cava superior
periores, procedente de la
Cayado aórtico
subclavia, se encuentra
Vena cava inferior
la vena axilar, que discurre
Arteria aorta
por la axila y se prolonga
Vena ilíaca
en el brazo formando dos
venas humerales. En gene-
ral, por cada una de las
arterias que recorren las
Arteria ilíaca externa
extremidades existen dos
venas correspondientes,
que pueden encontrarse en
Vena femoral
zonas profundas o discurrir
también por la superficie.
La vena ilíaca externa es
Arteria femoral
una prolongación de la vena
femoral, que llega hasta la al-
tura de la cuarta vértebra
lumbar. Confluye en la cava
Esquema de las principales
inferior, lo mismo que la
venas (azules) y arterias
vena ilíaca interna, que es un
(rojas) del cuerpo humano. Se
vaso corto al que llegan las
han omitido los sistemas de
venas procedentes de las vís-
circulación pulmonar, renal y
ceras de la cavidad pelviana.
hepática.
249
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La gran vena safena es un vaso largo, provisto
de numerosas válvulas, que recorre la pierna
desde la zona del tobillo hasta desembocar en la
vena femoral. Similar a ésta es la vena safena me-
nor, provista también de numerosas válvulas y
que desemboca en la poplítea.
Las venas femoral y poplítea siguen el curso de
las arterias correspondientes, recogiendo la san-
gre de las zonas irrigadas.
La vena porta es un gran vaso que recoge la
sangre procedente del tracto digestivo, el pán-
creas y el bazo, y la transporta hasta el hígado. Al
penetrar en éste forma infinitas ramificaciones, y
desemboca en las venas hepáticas.
Las venas hepáticas son vasos conductores del
interior del hígado que desembocan en la vena
cava inferior.
lación menor o pulmonar, que forma un circuito
más reducido, que incluye tan sólo el corazón y
los pulmones, y que transporta la sangre a estos
órganos para que se produzca en ellos el inter-
cambio gaseoso. En este caso, la bomba impulso-
ra es el ventrículo derecho.
Dinámica de la circulación
Cuando en el corazón se inicia la sístole (la fase
de contracción), la presión existente en el interior
del ventrículo va aumentando hasta que alcanza
un valor superior al existente en la aorta. Esto
hace que las válvulas semilunares se abran y la
sangre sea empujada hacia la aorta, por donde
continúa circulando mientras la presión en ésta
sigue siendo inferior a la ventricular. Cuando la
presión aórtica supera de nuevo a la ventricular,
las válvulas semilunares se cierran otra vez y se
interrumpe el flujo de sangre.
Este es el proceso fundamental que impele la
sangre por todo el cuerpo, siempre en relación,
sin embargo, con el de relajación del órgano, la
diástole, que se produce después de cerrarse las
válvulas y quedar la cavidad sin sangre.
Considerando todo el conjunto del sistema cir-
culatorio, el ciclo puede describirse de la siguien-
te manera:
La sangre circula por los tejidos del pulmón,
desprendiéndose del dióxido de carbono y enri-
queciéndose en oxígeno; a través de la vena pul-
monar, penetra en la aurícula izquierda; de ésta
pasa al ventrículo izquierdo, que se contrae y, a
través de la aorta, la conduce a las restantes arte-
rias corporales.
Cuando la sangre oxigenada, circulando a tra-
vés de las arterias, las arteriolas y los capilares, lle-
ga a las células de los tejidos, les cede el oxígeno
ligado a la hemoglobina, así como los nutrientes
que transporta, y absorbe a la vez el dióxido de
carbono y los residuos metabólicos que hay que
eliminar.
En esta zona de intercambio se encuentran tam-
bién los capilares linfáticos, que recogen el líqui-
do que se filtra desde los capilares sanguíneos,
conduciéndolo por los vasos linfáticos hasta los
ganglios, desde donde circula de nuevo a través
de los vasos linfáticos hasta verterse en las venas,
que lo conducirán junto con la sangre hasta el co-
razón.
La sangre que ha pasado por los capilares, es re-
cogida por las vénulas, que la conducen hasta las
venas que confluyen en la vena cava; ésta desem-
Los capilares
Los capilares son vasos procedentes de las arterio-
las, más delgados que éstas y desprovistos de
musculatura. Su calibre o diámetro interior es
equivalente al de los corpúsculos sanguíneos que
circulan por ellos. Desembocan en las vénulas,
que recogen la sangre para llevarla hasta las ve-
nas.
Suelen extenderse entre los extremos de las ar-
teriolas y de las vénulas, formando una especie de
red. Al ser sus paredes permeables al plasma san-
guíneo, a través de ellas tiene lugar el proceso de
intercambio de nutrientes con los tejidos irri-
gados.
La presión sanguínea en el interior de los capi-
lares es inferior a la que existe en las arteriolas
que los irrigan. A veces, células de gran tamaño
(por ejemplo, tumorales) o bien agentes patóge-
nos que han penetrado en el organismo pueden
obstruir la luz del conducto, provocando una em-
bolia capilar.
LA CIRCULACIÓN SANGUÍNEA
El sistema circulatorio es cerrado, y la sangre lo
recorre en su totalidad pasando por los distintos
elementos de que se compone.
Tanto en el hombre como en los restantes ma-
míferos, consta de dos grandes partes o subsiste-
mas. Por un lado, la llamada circulación mayor o
corporal, que partiendo del corazón abarca todo
el cuerpo, siendo el ventrículo izquierdo la bom-
ba impulsora. Por otro lado, la denominada circu-
250
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ANATOMÍA
boca en la aurícula derecha; la sangre pasa a con-
tinuación al ventrículo derecho, que al contraerse
inicia la fase pulmonar de la circulación.
La sangre sale entonces del ventrículo derecho a
través de la arteria pulmonar y pasa a los pulmo-
nes, donde se inicia el proceso de absorción de
oxígeno y desprendimiento de dióxido de carbo-
no que se ha descrito al principio; con ello, cam-
bia de color, volviéndose más clara y brillante, y
recibe el nombre de sangre arterial.
LA PRESIÓN ARTERIAL Y VENOSA
Se define como la presión existente en el interior
de los vasos del sistema circulatorio, tanto del siste-
ma corporal como del pulmonar. Se conoce habi-
tualmente como «presión sanguínea», si bien, en
un sentido más estricto, el término se reserva para
designar concretamente sólo la presión arterial.
La presión se mide contra la presión atmosféri-
ca a la altura del corazón.
Depende de factores tales como el esfuerzo del
corazón, la resistencia de los vasos (condiciona-
da por su diámetro y por el grosor de las pare-
des) y la viscosidad de la sangre. Por medio de
señales procedentes de los receptores químicos y
de la presión, y actuando a través de los efecto-
res (con la participación de hormonas y otras
sustancias), el corazón regula la presión sanguí-
nea media ajustándola a las exigencias de cada
momento.

EL SISTEMA LINFÁTICO
El sistema circulatorio tiene como complemento necesario una serie de pequeños vasos que
llevan un líquido similar al plasma sanguíneo, cuyas funciones principales son bañar las
células, proporcionándoles el alimento que ha transportado la sangre hasta el tejido del
que forman parte, y la importantísima tarea de llevar los linfocitos del sistema inmunitario
desde los centros de producción hasta la sangre, para que los distribuya por todo el cuerpo.
Si bien dispone de vasos, aunque mucho más simples que los del sistema circulatorio y de
dimensiones menores, el transporte de la linfa se realiza igualmente a través de los
intersticios de los tejidos.
EL SISTEMA LINFÁTICO Y LA LINFA
Bajo el nombre de sistema linfático se agrupan to-
dos los elementos que forman, distribuyen y
transportan la linfa por el cuerpo.
Comprende fundamentalmente los vasos y los
troncos linfáticos, que son conductos de mayores
dimensiones que recogen la linfa y la vierten di-
rectamente en las venas principales, y los órganos
productores del líquido linfático.
La linfa es un líquido transparente, claro o lige-
ramente amarillento, de reacción alcalina, rico en
proteínas y que contiene también numerosas sa-
les, fibrina y agua. Su composición es similar a la
del plasma sanguíneo diluido, pero con unas pro-
porciones distintas. Además, lleva en suspensión
corpúsculos de grasa, ocasionalmente eritrocitos
y sobre todo linfocitos. Lo mismo que la sangre,
la linfa también se coagula.
ÓRGANOS LINFÁTICOS
Se denominan órganos linfáticos todos los ele-
mentos que de modo principal o secundario pro-
ducen o almacenan la linfa y sus productos. A
continuación, se describen los principales.
Los folículos linfáticos son acumulaciones de
tejido conjuntivo y células libres (células plasmá-
ticas, linfocitos, etc.), que forman una estructura
redondeada.
Los ganglios linfáticos son estructuras más o
menos redondeadas, del tamaño de una judía, en
las que se distinguen una zona interna (médula),
carente de folículos, y otra externa (corteza), rica
en folículos. Son los centros de afluencia de los
vasos linfáticos, en los que se filtra la linfa y se eli-
minan los cuerpos extraños y las sustancias tóxi-
cas. La linfa purificada sale a través de numerosos
vasos.
251
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Conductos linfáticos
derecho e izquierdo
Cadenas ganglionares
cervicales
Ganglios axilares
Cisterna de
Pecquet
Conducto torácico
Las amígdalas, situadas
en las paredes laterales de la
faringe, contienen tejido
linfoide, formado por célu-
las linfoides y corpúsculos
linfáticos.
El timo es un órgano si-
tuado en la raíz del cuello,
que sólo es activo durante
la infancia, degenerando
después hasta convertirse
en una masa grasienta.
Contiene tejido linfático.
VASOS LINFÁTICOS
Los vasos más pequeños del
sistema linfático son los ca-
Ganglios inguinales
pilares linfáticos, que se
inician en los espacios que
quedan entre los órganos y
los tejidos. Están formados
por un endotelio, una
membrana basal y una cu-
Cadenas ilíacas
bierta ligera de fibras.
A continuación se encuen-
Ubicación de los tran los vasos linfáticos,
principales ganglios y
vasos linfáticos; la mayoría que conducen la linfa hasta
de las veces se hallan junto los ganglios linfáticos. La
a las arterias y venas. constitución de su pared o
tabique es similar a la de las
Los ganglios linfáticos constituyen un compo-
venas, aunque algo más delgada.
nente importante del sistema inmunitario, y se
Todos estos vasos acaban desembocando en dos
agrupan en determinadas zonas del cuerpo para
grandes troncos, el canal torácico y la vena linfá-
filtrar la linfa coincidente: los de la región ingui-
tica, que conducen la linfa hasta las venas subcla-
nal, por ejemplo, abarcan los vasos de la pared ab-
vias y de este modo la incorporan a la circulación
dominal, de las piernas y de los genitales externos.
general.
El bazo es un órgano impar
Vaso linfático
con forma de judía, situado por
Centros
aferente
germinativos
debajo del diafragma y detrás del
estómago. Consta de una cápsula
Cápsula
fibrosa que envuelve un tejido
ganglionar
formado por folículos linfáticos,
llamado pulpa blanca. Además
de otras funciones, también pro-
duce linfa.
Los ganglios linfáticos son una
especie de colador donde quedan
atrapados los gérmenes; si éstos
son muy numerosos los ganglios
se inflaman.
Zona cortical
Vaso linfático
eferente
252
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ANATOMÍA

EL SISTEMA NERVIOSO
Constituye el conjunto de estructuras que permiten a nuestro cuerpo percibir las
condiciones del medio externo, conocer el estado de los órganos internos, coordinar los
movimientos, sean voluntarios o no, y crear lo que denominamos el pensamiento. Es decir,
aunque no el único, es el principal medio de comunicación y transmisión de la compleja
maquinaria del cuerpo humano.
El sistema nervioso se divide en varias partes, cada una de las cuales se encarga de llevar
a cabo una tarea concreta, aunque en colaboración con los restantes medios de control. Su
unidad básica es la neurona, y su órgano más complejo, el cerebro.
LAS NEURONAS
Y EL TEJIDO NERVIOSO
Las neuronas constituyen las unidades fisiológi-
cas y anatómicas del sistema nervioso. Son células
altamente diferenciadas y especializadas, que se
encargan de recibir impulsos, elaborarlos y trans-
mitirlos de nuevo.
La principal característica anatómica que diferen-
cia a la neurona de otras células es la presencia de
unas prolongaciones del cuerpo celular, que se po-
nen en contacto con otras neuronas o incluso con
células de distinto tipo. Estas prolongaciones pue-
den ser dos tipos. Unas son cortas y relativamente
anchas en la base, ramificándose mucho en su extre-
mo. Reciben el nombre de dendritas, y su función
es doble, recoger los estímulos que llegan a la neuro-
na y también transportar hasta ésta los elementos
nutrientes que requiere para su mantenimiento.
Las otras prolongaciones constituyen lo que se
llama el axón o neurita, que se origina en una es-
tructura especial del cuerpo celular de la neuro-
na, el cono de salida del axón o cono axonal, y
que a diferencia de las dendritas es único en la cé-
lula, aunque en ocasiones puede ramificarse. Es
de forma cilíndrica, y su longitud varía entre unos
milímetros y varios centímetros. Está rodeado de
una prolongación de la membrana de la neurona,
y en su citoplasma contiene mitocondrias, neuro-
filamentos y neurotúbulos. El axón constituye lo
que suele denominarse fibra nerviosa. Su función
es transmitir los impulsos procedentes de la neu-
rona a otra neurona o a los órganos efectores (por
ejemplo, un músculo).
El cuerpo celular de la neurona es siempre irre-
gular, aunque puede adoptar formas muy diver-
sas. En el citoplasma posee una sustancia que de-
sempeña un papel fundamental en la transmisión
Núcleo celular
Dendritas
Axón
Músculo
Esquema de una neurona motora, que inerva un
músculo.
de los impulsos, la sustancia de Nissl (o cor-
púsculos de Nissl), y también fibrillas. El núcleo
es esférico y de gran tamaño.
Entre las neuronas existe una masa celular de
origen ectodérmico, que ocupa también los in-
tersticios que quedan entre las células nerviosas y
los vasos sanguíneos, y que recibe el nombre de
glía o neuroglía. Desempeña funciones de suje-
ción, de apoyo y de nutrición. El conjunto de la
neuroglía y de las neuronas es lo que se conoce
como tejido nervioso.
Atendiendo a su función, se distinguen básica-
mente tres tipos de neuronas:
Las neuronas sensoriales, todas las que son ca-
paces de percibir estímulos y las que constituyen
el sistema nervioso central, es decir, el encéfalo y
la médula espinal.
253
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Las neuronas asociadas, que forman los ele-
mentos intermedios en la transmisión de los im-
pulsos, en el interior del encéfalo y de la médula
espinal, únicos lugares donde pueden encontrar-
se, interconectándose entre sí y participando en
las funciones de coordinación de todo el sistema.
Las neuronas motoras, que suelen estar conec-
tadas a las neuronas asociadas y se encargan de
transmitir los impulsos a los órganos efectores, los
que deben llevar a cabo una determinada acción.
Las zonas por donde las neuronas, o una neuro-
na y otra célula, entran en contacto para transmitir
los impulsos se llaman sinapsis. Constan de tres
elementos: el axón de la neurona que transmite el
impulso (neurona presináptica), y que acaba en
forma de bulbo, un espacio entre ambas células (el
espacio intersináptico) y la célula o neurona re-
ceptora del impulso (neurona postsináptica). El
bulbo del axón contiene unas vesículas con una
sustancia (acetilcolina) que, cuando llega el im-
pulso, se libera al espacio intersináptico. Su mi-
sión es transmitir el impulso por vía química.
Terminaciones
nerviosas que
contienen
encefalinas
Puntos
receptores
en el botón
terminal
Cuerpo
celular
Dendritas
Impulso
doloroso
Extremos de dos axones que entran en contacto
entre sí y con una dendrita de una tercera neurona.
Uno de los axones transmite una sensación dolorosa
y el otro transfiere encefalinas, que la hacen
disminuir. La sensación final es la resta de las
acciones de ambos axones.
EL IMPULSO NERVIOSO
Las membranas biológicas son semipermeables,
es decir, sólo dejan pasar determinados elementos
o sustancias. Esto provoca, a uno y otro lado de la
membrana, cambios en la composición del me-
dio. Además, existe una distribución desigual de
los portadores de carga eléctrica. El resultado fi-
nal es una diferencia de potencial a ambos lados,
que recibe el nombre de potencial de membrana.
Así, cuando una neurona se encuentra en repo-
so, el fluido extracelular presenta una concentra-
ción de iones sodio (Na+) que es diez veces supe-
rior a la existente en el citoplasma neuronal,
mientras que la concentración de iones potasio
(K+) muestra una relación inversa, siendo unas
treinta veces más alta dentro de la neurona que en
su entorno.
Esta diferencia de concentración hace que cada
ión tienda a cruzar la membrana para compensar-
la. Sin embargo, la membrana neuronal apenas
permite el paso de los iones sodio, pero deja pasar
los de potasio. El resultado es que estos iones en-
tran en el citoplasma neuronal y éste se carga ne-
gativamente con respecto al exterior.
Cuando al exterior de la neurona llega un im-
pulso (calor, carga eléctrica, presión mecánica,
ciertas sustancias químicas, etc.) que provoca un
254
aumento de la permeabilidad de la membrana, al-
gunos iones sodio logran penetrar en la neurona.
Pero si ese impulso tienen un determinado valor
mínimo, permite que de manera súbita penetre
gran cantidad de iones sodio, y que en el interior
de la membrana se establezca una carga positiva.
Se produce así un cambio en el potencial eléctrico.
Un cambio de breve duración en el potencial de
membrana se conoce como potencial de acción,
y es la base del funcionamiento del sistema ner-
vioso. Este potencial de acción va propagándose a
lo largo de la membrana formando una especie de
onda. No obstante, no es un proceso comparable
a la transmisión de la energía eléctrica a través de
un conductor, pues se trata de una reacción elec-
troquímica que se propaga por la membrana.
Aunque la neurona es la unidad estructural del
sistema nervioso, en la especie humana el funcio-
namiento es más complejo, y como unidad fun-
cional se considera el denominado arco reflejo.
Consiste en una cadena de procesos que en su
conjunto forman un reflejo, interviniendo una se-
rie más o menos numerosa de neuronas de distin-
tos tipos en cada una de las cuales tiene lugar una
parte del proceso global.
El proceso puede resumirse en los pasos si-
guientes: unas células receptoras se encargan de
recoger el estímulo (por ejemplo, una sensación
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ANATOMÍA
Encéfalo
Ganglio
simpático
Médula espinal
Tronco del encéfalo
Ganglio
raquídeo
Nervios raquídeos
periféricos
Dibujo del
sistema
nervioso central
(izquierda) y
detalle de la
médula espinal
con el
nacimiento de
los ganglios y
nervios
raquídeos
(derecha).
Nervios
raquídeos
Médula
espinal
dolorosa en la piel a causa de un objeto punzan-
te); a continuación, las neuronas sensoriales reco-
gen este impulso y lo dirigen al punto de control,
en este caso, la médula espinal; en la médula, el
impulso pasa a través de las células asociadas has-
ta que en una de ellas se genera una orden, que es
un impulso destinado a realizar una determinada
acción; las neuronas asociadas transmiten enton-
ces este impulso hacia el lugar donde debe cum-
plirse esa orden (en el caso propuesto, por ejem-
plo, la musculatura del brazo); finalmente, el
impulso llega hasta las neuronas motoras, que
accionan los músculos y mueven el brazo (reti-
rándolo del objeto punzante que causaba la sen-
sación dolorosa). Todo el proceso transcurre en
un espacio de tiempo muy reducido.
vioso central (SNC), que comprende el encéfalo y
la médula espinal, y el sistema nervioso periféri-
co, que incluye el conjunto de los nervios cere-
brales y espinales.
Desde un punto de vista funcional, se habla de
sistema nervioso animal o somático y del sistema
nervioso vegetativo o autónomo. El primero de
ellos se encuentra sometido al control de la vo-
luntad, mientras que el segundo funciona de
modo automático y se divide, a su vez, en los sis-
temas simpático y parasimpático.
Todos estos sistemas están relacionados entre sí:
la información relativa a las condiciones internas
del cuerpo es recogida por el sistema nervioso au-
tónomo, que la envía a través de neuronas senso-
riales al SNC, el cual elabora la información y, a
su vez, a través de neuronas motoras, emite las
correspondientes órdenes para tener en cuenta
esas condiciones (adaptándose a los cambios). En
cuanto a la información sobre las condiciones del
medio externo, recogida por neuronas sensoriales
y enviada por el sistema nervioso somático-senso-
rial, el proceso es similar. Una vez llegada la infor-
mación al SNC, éste envía las órdenes correspon-
dientes a través de neuronas motoras.
El sistema nervioso central
El tejido que lo forma consta de células nerviosas
y fibras, que pueden estar o no revestidas de una
cubierta de naturaleza lipídica, y además, entre
unas y otras, la neuroglía. Todos estos elementos
se agrupan formando la llamada sustancia gris
(neuronas y fibras) o la sustancia blanca (fibras).
En la médula espinal, la sustancia gris se en-
cuentra situada en el centro, y está rodeada por la
sustancia blanca. En el encéfalo, por el contrario,
es esta última la que forma la parte central, y la
sustancia gris se dispone en la periferia.
255
EL SISTEMA NERVIOSO
Se define como la unidad de todas las estructuras
nerviosas. Desde el punto de vista morfológico, se
divide en dos partes o elementos: el sistema ner-
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La médula espinal y el bulbo
raquídeo
La médula espinal es la porción
de tejido nervioso situada en el
interior del canal de la columna
vertebral. Se extiende desde el
orificio occipital hasta las dos pri-
meras vértebras lumbares, donde
se prolonga en unas terminacio-
nes nerviosas que forman los ner-
vios espinales.
Vista en sección, la porción in-
terna de la médula, formada por
sustancia gris, presenta forma de
H, con las dos ramas (llamadas
astas) unidas por una comisura.
Por el exterior se encuentra la sus-
tancia blanca, que lleva numero-
sas fibras reunidas en cordones.
Por estos cordones se transmiten
los impulsos motores y los senso-
res de la periferia del cuerpo.
El bulbo raquídeo, conocido
también por el nombre de médula
oblongada, es una prolongación de
la médula caracterizada anatómi-
camente por la presencia de varios
abultamientos. En esta zona se en-
cuentra el control de muchas de
las actividades vitales del organis-
mo, como los movimientos respi-
ratorios, el funcionamiento del co-
razón, los centros del sueño, etc.
Circunvolución
frontal superior
Polo frontal
Cisura
interhemisférica
Surco frontal
superior
Lóbulo frontal
Surco frontal
inferior
Cisura de
Rolando
Surco
postcentral
Circunvolución
parietal
superior
Surco lateral
o cisura
de Silvio
Surco
interparietal
Circunvolución
supramarginal
Cisura
callosomarginal
Polo occipital
Circunvoluciones
occipitales
Surco
parietooccipital
Cisura
interhemisférica
Quiasma
óptico
Trígono
olfatorio
Tubérculo
mamilar
Surco olfatorio
Valle silviano
Uncus o
gancho del
hipocampo
Circunvolución
parietal inferior
Circunvolución
recta
Polo temporal
El encéfalo
Pedúnculo
Conocido vulgarmente como cere- cerebral
Circunvolución
bro (aunque este nombre es sólo,
parahipocámpica
en propiedad, el de su parte más
Surco del
Circunvolución
voluminosa), es la porción del sis- hipocampo
fusiforme
tema nervioso encerrada en el inte-
Lobulillo lingual
rior de la caja craneana. Es un
Surco temporal
órgano de metabolismo muy inferior
intenso, pues aunque no llega a
Circunvolución del
superar el 2 % del peso corporal,
cuerpo calloso
Esplenio del
absorbe cerca del 20 % de la activi-
Surco parietooccipital
cuerpo calloso Cisura calcarina
dad metabólica total, destacando
en particular el consumo de oxíge-
El cerebro visto desde arriba y por su parte inferior.
no. En él se distinguen varias partes y elementos.
El cerebelo se encuentra en la zona inferior de
la parte posterior de la masa encefálica. Está reco-
misferios cerebelosos). La médula es de sustancia
rrido por numerosos surcos y consta de una por-
blanca, pero incluye también acumulaciones de
ción media (vermis) y dos porciones laterales (he-
sustancia gris.
256
Surco
temporal
inferior
Menú
i
SALIR
ANATOMÍA
El puente de Varolio aparece a continuación
del bulbo raquídeo, y se sitúa por delante del ce-
rebelo formando una especie de protuberancia.
El mesencéfalo se encuentra entre el puente de
Varolio y el diencéfalo, uniéndose a éste en el tála-
mo. La zona anterior consta de sustancia gris y de
fibras conductoras de impulsos motores, y forma
varios salientes (pedúnculos cerebrales).
El diencéfalo es continuación del mesencéfalo a
través del tálamo, una estructura par de forma
ovoidal que se dispone a ambos lados de la cavidad
central. La parte basal se denomina hipotálamo, y
contiene la hipófisis (órgano alargado del tamaño
de una avellana, que secreta hormonas esenciales
para la circulación y los órganos sexuales).
El cerebro propiamente dicho se extiende des-
de la base del cráneo hasta su pared superior, y es
la parte más voluminosa del encéfalo. Está dividi-
do en dos porciones (hemisferios cerebrales), se-
paradas por una hendidura (cisura interhemisfé-
rica) y unidas por una estructura situada en la
parte inferior de esta hendidura (el cuerpo callo-
so). Los hemisferios constan de una zona exterior
con gran cantidad de surcos y circunvoluciones,
que es la corteza, y una zona interna formada por
ganglios basales. La corteza cerebral está formada
por sustancia blanca y sustancia gris, y tiene una
importancia vital, ya que en ella se localizan los
centros del pensamiento, de funciones tan impor-
tantes como el habla y de tratamiento de los estí-
mulos recogidos por los órganos sensoriales (vis-
ta, oído, etc.). La porción anterior del cerebro se
conoce también con el nombre de telencéfalo.
Las meninges, por último, son membranas for-
madas por tres estratos fibrosos (la duramadre, en
el exterior, la aracnoide, en el centro, y la piama-
dre, en la base y en contacto directo con el tejido
nervioso), que envuelven el encéfalo y también la
médula espinal.
nódulo, rodeado de una cubierta de neuroglía. Se
presentan como engrosamientos situados a lo lar-
go de los nervios cerebrales y espinales. En el sis-
tema nervioso vegetativo, los ganglios actúan
como zonas de conexión.
El sistema nervioso periférico puede dividirse a
su vez en el sistema somático-sensorial y el siste-
ma autónomo, en el cual, por su parte, se distin-
guen el sistema simpático y el parasimpático.
El sistema somático-sensorial
Está formado por 12 pares de nervios craneales y
31 pares de nervios raquídeos. Su función es
transmitir los impulsos del exterior procedentes
de los receptores hasta el sistema nervioso cen-
tral, y retransmitir las órdenes procedentes de
éste a los correspondientes músculos del cuerpo.
Este sistema es el que coordina las relaciones
generales del cuerpo con el medio exterior, con
ayuda de los órganos sensoriales, y la mayoría de
sus acciones están dirigidas por la voluntad.
El sistema nervioso autónomo
Está formado por una serie de neuronas sensoria-
les y motoras que se conectan a los órganos inter-
nos y a numerosas glándulas, y los ponen en co-
municación con el sistema nervioso central.
Para estimular los órganos efectores, el sistema
utiliza en todos los casos dos neuronas motoras,
una (preganglionar) procedente del SNC que se di-
rige hacia un ganglio intermedio, y otra (postgan-
glionar) que parte de éste y llega hasta el efector.
Casi todas las acciones de este sistema son auto-
máticas, sin que en su génesis intervenga la
voluntad. Además, puesto que todas pueden
desglosarse en dos etapas opuestas (por ejemplo,
estimulación-inhibición, constricción-dilatación,
etc.), el sistema autónomo se divide en otros dos,
cada uno de ellos encargado de una de esas fases,
como se verá a continuación.
El sistema nervioso periférico
El sistema nervioso periférico consta de nervios y
ganglios. Los nervios son fibras nerviosas rodea-
das de una cubierta que las protege y aísla. El
número de fibras puede presentar grandes varia-
ciones dentro de una amplia gama. Las fibras
también están recubiertas de una membrana, que
puede ser de dos tipos, según contenga o no una
sustancia llamada mielina (formada por diversos
lipoides).
Los ganglios son grupos de neuronas y fibras
nerviosas que se apiñan y forman una especie de
El sistema nervioso simpático
Las neuronas motoras preganglionares parten de
la médula espinal y se dirigen a los ganglios dis-
puestos en dos cadenas paralelas a la médula,
donde entran en contacto con varias neuronas
postganglionares. De este modo el impulso, puede
transmitirse a varias neuronas y multiplicarse. Por
esta razón, las acciones producidas por el sistema
simpático son de tipo general.
Entre otras funciones, el sistema simpático dila-
ta la pupila, acelera el ritmo cardíaco, dilata los
257
Menú
i
SALIR
bronquios e inhibe la salivación, el peristaltismo y
la contracción de la vejiga.
El sistema nervioso parasimpático
Los principales nervios del sistema parasimpático
se localizan en la médula oblongada. Las neuro-
nas preganglionares se unen con algunas neuro-
nas postganglionares que se encuentran situadas
en el órgano efector correspondiente.
Las acciones del sistema parasimpático se com-
plementan con las del simpático. Así, por ejem-
plo, el sistema parasimpático contrae la pupila,
atenúa el ritmo cardíaco, contrae los bronquios y
estimula la salivación, el peristaltismo y la con-
tracción de la vejiga, entre otras.
los órganos efectores, por ejemplo, los músculos),
sensitivos (se dirigen desde los receptores de estí-
mulos, por ejemplo, los receptores del tacto, a los
centros de control) o mixtos (llevan componentes
de los dos tipos anteriores).
Para tener una visión general de los principales
nervios que constituyen el sistema nervioso, se
pueden agrupar en relación con los dos principa-
les centros de control: el cerebelo (en el cráneo) y
la médula espinal (en la columna vertebral).
Los nervios craneales
En el encéfalo finalizan o se inician 12 pares si-
métricos de nervios, llamados nervios craneales:
Olfatorio: desde la mucosa de la nariz al telen-
céfalo.
Óptico: desde la retina al tálamo.
NERVIOS PRINCIPALES
Motor ocular común: desde la cavidad orbital
al mesencéfalo.
Los nervios pueden ser de tres tipos principales:
Patético: desde el músculo oblicuo superior del
motores (se dirigen desde los centros de control a
ojo al mesencéfalo.
Trigémino: grueso,
III motor ocular común
I olfatorio
parte de la protube-
IV patético
II óptico
VI motor ocular externo
rancia y presenta
tres ramas con dis-
tintos destinos, la of-
tálmica (frente, pár-
V trigémino
Motor de las
pado superior, dorso
mandíbulas
de la nariz), la maxi-
lar (piel del pómulo,
labio superior, ala de
la nariz, mucosas
nasal, palatina y con-
juntiva, dientes supe-
Glosopalatino
riores) y la mandibu-
VII facial
lar (piel del mentón,
lengua, labio inferior,
dientes inferiores).
VIII estatoacústico
IX glosofaríngeo
X vago
XII hipogloso
XI espinal
Pares de nervios
craneales y funciones
que desempeñan,
tanto sensitivas como
motoras.
258
Menú
i
SALIR
ANATOMÍA
Abducens: desde el músculo recto externo del
ojo al puente de Varolio.
Facial: desde la musculatura mímica del cuello
y la cabeza, el paladar y la mucosa bucal hasta la
protuberancia.
Estatoacústico: formado por dos nervios, el
vestibular (vestíbulo, canales semicirculares del
oído interno) y el coclear (caracol del oído), llega
hasta el tronco encefálico.
Glosofaríngeo: desde el paladar, la lengua y la
faringe hasta el bulbo raquídeo.
Neumogástrico o vago: muy extenso, que inerva la
mayoría de las vísceras y llega hasta el bulbo raquídeo.
Accesorio o espinal: desde la laringe y los
músculos esternocleidomastoideo y el trapecio
hasta el bulbo raquídeo.
Hipogloso: desde la musculatura de la lengua al
bulbo raquídeo.
Los nervios espinales
Se originan en la médula espinal y, después de
atravesar los orificios intervertebrales, se dirigen
hacia distintas regiones corporales. Son en total
31 pares, distribuidos por las diversas regiones de
la columna vertebral (8 en la cervical, 12 en la to-
rácica, 5 en la lumbar, 5 en la sacra y 1 en el co-
xis), y sus ramas anteriores se reúnen formando
plexos (acumulaciones de fibras). Los principales
son:
Plexo cervical: inerva la piel y los músculos del
cuello y el diafragma.
Plexo braquial: inerva los músculos de los
brazos.
Plexo lumbar: inerva el abdomen y las piernas.
Plexo sacro: inerva la región posterior de la
pierna (lleva el nervio ciático, el más grueso y lar-
go del cuerpo).

EL SISTEMA SENSORIAL
La capacidad sensorial es una de las características que distinguen a los animales de las
plantas, y que en los mamíferos alcanza una mayor precisión. El conjunto de los receptores
de estímulos es lo que se conoce como sistema sensorial. Su principal función es informar a
nuestro cuerpo de las condiciones existentes en el propio organismo o en el exterior. Sólo
así, los órganos rectores del sistema nervioso, ya sean el animal o el vegetativo, pueden
hacer que los demás órganos corporales trabajen de manera coordinada para conseguir las
mejores condiciones de vida.
LA VISIÓN
La visión, el sentido de la vista, es uno de los sen-
tidos fundamentales para la especie humana y
para los primates en general.
Consiste en la percepción a distancia de los obje-
tos, de su forma y color, gracias a la luz solar, que
transforma esas características en estímulos que el ce-
rebro interpreta componiendo una imagen concreta.
De las numerosas radiaciones electromagnéticas
que llegan a nuestro planeta procedentes del Sol,
los órganos de la visión de los seres humanos sólo
son capaces de detectar las comprendidas dentro
de una estrecha franja de longitudes de onda. Esa
franja configura lo que llamamos la luz visible,
que se encuentra entre los 700 nm para el color
rojo y los 400 nm para el violeta. Por encima y
por debajo de estos límites, respectivamente, apa-
recen el infrarrojo (que se percibe como radiación
térmica) y el ultravioleta.
Senos paranasales
Nervio óptico
Ojo
Oído interno
Bulbos
olfativos
Tímpano
Lengua
Cuatro de nuestros sentidos se hallan concentrados
en la cabeza, cerca del encéfalo, el encargado de
analizar las sensaciones.
259
Menú
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SALIR
Músculo ciliar
Zónula
de Zinn
Iris
Pupila
Polo anterior
Córnea
Cristalino
Humor
vítreo
Corte de un globo ocular,
análogo en su funcionamiento a
una cámara fotográfica. La
retina sería la película
fotográfica, el cristalino la lente
y el iris el diafragma.
Polo
posterior
Nervio
óptico
Humor acuoso
Esclerótica
Retina
Coroides
Abajo, izquierda, un cono,
perceptor de los colores, y un
bastón, de las diferentes
intensidades de luz. Abajo,
derecha, la retina, situada sobre
la coroides; los conos y bastones
se hallan en la parte inferior, y
las neuronas en la superior, de
las que parte el nervio óptico.
Cuerpo sináptico
Axón
Núcleo
Estrato
cerebral
Aparato de Golgi
Retículo endoplásmico
Mitocondrias
Capa de
conos y
bastones
Neuronas
Estrato
neuroepitelial
Pigmento fotorreceptor
Coroides
CONO
BASTÓN
Estrato
pigmentario
El órgano de la visión es el ojo, que funciona de
manera análoga a una cámara fotográfica, reco-
giendo la luz y haciéndola incidir sobre una lámi-
na fotosensible, la retina (equivalente a la película
fotográfica), la cual transforma esos estímulos en
corrientes nerviosas que envía al cerebro para que
en éste se genere una imagen.
La visión humana es binocular, gracias a la exis-
tencia de dos ojos en posición frontal, y permite
apreciar con gran precisión las distancias.
260
Anatomía del ojo humano
El ojo consiste en una estructura más o menos es-
férica, el globo ocular, elástico y duro, con un
peso de casi 8 g en la persona adulta. En su cons-
titución se distinguen varias capas.
La esclerótica, la más exterior, es transparente
y de naturaleza fibrosa, y en su porción anterior for-
ma la córnea. A continuación se encuentra la coroi-
des, una membrana vascularizada que deja una
Menú
i
SALIR
ANATOMÍA
abertura por detrás de la córnea que constituye el
iris (al abrirse o cerrarse, deja pasar una cantidad
variable de luz), con un orificio central que consti-
tuye la pupila. En último lugar se halla la retina, for-
mada por tejido nervioso con células fotosensibles.
El ojo posee además varios elementos adiciona-
les que permiten la creación de la imagen. Entre
la córnea y el iris, formando la cámara anterior, se
encuentra una sustancia transparente, el humor
acuoso. Entre el iris y el cristalino se configura la
cámara posterior. El cristalino está constituido
por fibras prismáticas y actúa como una lente
biconvexa. Está dotada de músculos que le per-
miten variar su forma, para poder adaptarse a la
visión a distintas distancias. Por detrás del crista-
lino se encuentra otra sustancia, el humor vítreo,
que llega hasta la retina.
La retina está formada por células nerviosas de
dos tipos: unas capaces de percibir los colores,
denominadas conos, y otras que captan las dife-
rencias de iluminación, que son de forma alarga-
da y se conocen con el nombre de bastones. Las
terminaciones nerviosas de todas estas células se
reúnen en el nervio óptico, que es el encargado
de conducir esa información visual al cerebro
para que éste elabore la imagen.
Además de los elementos internos, el ojo dispo-
ne también de estructuras auxiliares que le ayudan
en su funcionamiento y le sirven de protección. La
musculatura ocular consta de cuatro músculos
rectos y del músculo elevador del párpado supe-
rior, que permiten la movilidad del globo ocular y,
al hacer que el párpado se cierre, le resguardan de
daños procedentes del exterior. Además del párpa-
do, contribuyen asimismo a su protección la con-
juntiva (membrana transparente que reviste el
interior de los párpados, y que se solapa en sus
bordes sobre el globo ocular), el arco superciliar
(con las cejas) y el aparato lagrimal, que consiste
en una glándula con dos conductos, que produce
un líquido lubricante y bactericida, las lágrimas,
que baña el exterior del globo ocular.
captar las oscilaciones de un medio elástico, el
aire, que van desplazándose a lo largo de este me-
dio en forma de ondas longitudinales de una de-
terminada frecuencia.
El oído humano sólo percibe los sonidos cuya
frecuencia esté comprendida entre 16 y 20.000
Hz (ciclos o vibraciones por segundo). Esta capa-
cidad es mayor en la infancia, y va disminuyendo
con la edad.
El oído, está formado por tres partes o elemen-
tos: oído externo, oído medio y oído interno.
El oído externo
Es la parte del oído visible en el exterior del cuer-
po, formada por un pliegue cutáneo reforzado en
su interior por una masa cartilaginosa, que recibe
el nombre de pabellón auditivo (la oreja). A con-
tinuación se encuentra el conducto auditivo ex-
terno, un canal que desemboca en la membrana
timpánica. Ésta constituye el límite del oído ex-
terno y comunica con el oído medio.
La función principal del pabellón auditivo es
concentrar las ondas sonoras y dirigirlas hacia el
interior, a través del conducto auditivo, hasta la
membrana timpánica, que vibra según las oscila-
ciones de las ondas acústicas.
El oído medio
Es una cavidad (la cavidad timpánica) que se ini-
cia después de la membrana timpánica, revestida
de una mucosa y llena de aire. Contiene una serie
de pequeños huesecillos en contacto con el tímpa-
no, que son sucesivamente los siguientes: marti-
llo, yunque y estribo. Su función es transmitir
hasta el oído interno las vibraciones producidas en
la membrana timpánica por las ondas acústicas.
La cavidad timpánica dispone de un conducto
de comunicación con la nasofaringe y, de este
modo, con el exterior. Recibe el nombre de trom-
pa de Eustaquio, y tiene como misión regular la
presión en el interior del oído.
El oído interno
Es la porción más profunda del oído. Está situada
en una región del hueso temporal llamada peñas-
co, y comunicada con el oído medio a través de
un orificio cubierto por una membrana, que
constituye la ventana oval.
La porción situada dentro del hueso recibe el
nombre de laberinto óseo, y contiene en su inte-
rior unas estructura análoga, el laberinto mem-
branoso. Dentro del laberinto se distinguen tres
261
LA AUDICIÓN
La audición consiste en la capacidad de captar las
vibraciones mecánicas emitidas por una fuente,
transmitidas a través del aire y recogidas por un
órgano especializado, el oído.
Lo que llamamos sonido no es más que la sen-
sación que nos proporciona el órgano del oído al
Menú
i
SALIR
Hueso temporal
Conductos
semicirculares
Cabeza del
martillo
El oído externo
comprende desde el
pabellón auricular
hasta la membrana
timpánica, el oído
medio la cadena de
huesecillos, y el oído
interno el caracol y
los conductos
semicirculares.
Nervio
auditivo
Mango del
martillo
Caracol
Pabellón
auricular
Membrana
timpánica
Conducto
auditivo externo
Conducto auditivo
interno o trompa
de Eustaquio
elementos: la cóclea o caracol, los canales semi-
circulares y el vestíbulo.
El vestíbulo es la cavidad donde se encuentra la
ventana oval, y dispone también de otras comuni-
caciones. En él aparecen dos vesículas (utrículo y
sáculo) y se inician los canales semicirculares,
mientras que por su parte delantera se abre la có-
clea. Está lleno de un líquido llamado endolinfa.
La cóclea o caracol es un tubo de unos 3 cm de
longitud, enrollado en espiral (de ahí su nombre),
que contiene linfa. Está conectada a la ventana
oval y, para compensar las presiones producidas
en la linfa, a un conducto que también está lleno
de este líquido. En el interior de la cóclea se en-
cuentra el llamado órgano de Corti, dotado de
células de sostén y células sensoriales, que son las
que perciben los cambios de presión de la linfa
provocados por los estímulos acústicos, es decir,
son los receptores del sonido.
EL SENTIDO DEL EQUILIBRIO
Consiste en la capacidad de percibir la posición
del propio cuerpo con respecto a la gravedad y
asimismo el desarrollo del movimiento. Es decir,
nos informa de los cambios de posición, las acele-
raciones, etc.
Estas funciones se llevan a cabo con ayuda de
dos de los elementos del oído interno. Se trata,
por un lado, del utrículo y el sáculo, ya citados, y
de los canales semicirculares, por otro.
262
El utrículo y el sáculo son vesículas del laberin-
to membranoso, en forma de saco, situadas en la
base de los canales semicirculares. Ambos contie-
nen endolinfa, y poseen las paredes internas recu-
biertas de células sensoriales sobre las que existen
libres pequeñas concreciones de sales de calcio
(otolitos). Cuando estas partículas se mueven,
con el movimiento de la cabeza, rozan unas u
otras células sensoriales, informando así al cere-
bro de su posición. Éste analiza entonces todas las
señales recibidas y puede conocer así la posición
del cuerpo, es decir, la que ocupa en relación a la
gravedad.
Los canales semicirculares son tres, y se dispo-
nen en cada una de las direcciones del espacio.
También están revestidos de células sensoriales y
contienen endolinfa, y su modo de funciona-
miento es análogo al del sáculo y el utrículo. Este
sistema de canales es el que permite captar el mo-
vimiento del cuerpo humano.
Estos elementos sensoriales son imprescindi-
bles para que el individuo pueda desplazarse co-
rrectamente y manteniendo el equilibrio.
EL OLFATO
El sentido del olfato, en los seres humanos, está
mucho menos desarrollado que en otros mamífe-
ros, y su papel es para el hombre menos impor-
tante que el de otros sentidos, como la vista o el
oído.
Menú
i
Hueso etmoides
SALIR
ANATOMÍA
Cerebro
Hueso frontal
Seno frontal
Vías
olfativas
El órgano del
olfato se
encuentra en el
interior de la
cavidad nasal.
Las neuronas se
hallan embebidas
en la mucosa
olfatoria, que
recubre parte del
tabique nasal y
los cornetes
superiores.
Bulbo
olfatorio
Filetes
olfatorios
Fosas
nasales
Hueso palatino
El olfato nos permite detectar la presencia de
determinadas sustancias químicas aromáticas en
el entorno, y desempeña diversas funciones rela-
cionadas de manera fundamental con la alimen-
tación.
Está situado en el interior de las fosas nasales, y
su receptor es la mucosa nasal, formada por di-
versos tipos de células:
Células de sostén, que son cilíndricas y forman
una estructura de recubrimiento, con espacios li-
bres en los que se intercalan las células olfatorias.
Células basales, cortas, situadas en la zona más
profunda de la mucosa nasal, proporcionando
apoyo a la estructura.
Células olfatorias, que son cilíndricas, con el
núcleo de color claro, y presentan en la superficie
unas prolongaciones ciliares que sobresalen de la
mucosa (los llamados pelos olfatorios) y que se
encargan de detectar la presencia de las sustancias
químicas olfatorias. En el otro extremo, estas cé-
lulas sensoriales tienen varias prolongaciones,
formando un nervio que a través de un bulbo lle-
ga hasta el telencéfalo.
Además de estas células que forman la mucosa
olfatoria, existen en la cavidad nasal otras células
auxiliares, que son células secretoras que emiten
un líquido destinado a mantener húmeda la mu-
cosa nasal, lo que contribuye a mejorar la capaci-
dad receptora.
Los olores se deben a la presencia de sustancias
químicas en el aire o en un medio determinado.
Pocas veces son simples, sino que por lo general
son el resultado de la combinación de un gran nú-
mero de componentes. Así, por ejemplo, el olor de
los geranios se debe a cerca de un centenar de sus-
tancias presentes en las hojas de esta planta.
EL GUSTO
Tampoco este sentido está tan desarrollado en
nuestra especie como en otros mamíferos. Su fun-
ción es fundamentalmente la de servir de auxiliar
para reconocer los alimentos, y frecuentemente
actúa en combinación con el sentido del olfato,
con el que se comunica a través del conducto na-
sofaríngeo.
El sentido del gusto está localizado, por consi-
guiente, en la entrada del aparato digestivo, es de-
cir, en la cavidad bucal. Consiste en un epitelio
que recubre la lengua y el paladar, y está consti-
tuido por las llamadas papilas gustativas. Éstas
son de forma ovalada, con un poro en su parte
superior, y aparecen dispuestas perpendicular-
mente a la superficie del epitelio.
Para poder percibir los sabores, las sustancias
químicas deben estar disueltas en un líquido. Se
distinguen básicamente cuatro tipos de sabores:
dulce, salado, ácido y amargo, cada uno de los
cuales se percibe sobre todo en una zona concre-
ta de la lengua, aunque puedan existir notables
variaciones entre distintas personas.
Los sabores salados se captan sobre todo en una
amplia zona marginal de la mitad anterior de la
263
Menú
i
SALIR
Nódulos de tejido
linfoide
Papila
caliciforme
Papilas
filiformes
nos órganos internos, y pueden ser libres, estar
mezcladas con filamentos de mielina, reunidas
formando papilas, etc.
Hay básicamente cuatro tipos de sensaciones
mecánicas que podemos percibir con ellos: tacto,
presión, tensiones internas y dolor.
El tacto
El contacto con una superficie o un cuerpo se
percibe mediante unos receptores superficiales,
que a menudo están situados junto a los folículos
de los pelos, por lo que detectan también los mo-
vimientos de cada uno de éstos.
Estos receptores del tacto se encuentran distribui-
dos por todo el cuerpo, aunque se concentran sobre
todo en determinadas zonas, como, por ejemplo, la
yema de los dedos o el ápice (punta) de la lengua.
Bulbo
gustativo
Glándulas
salivares
La presión
Es importante que el cuerpo perciba la fuerza de
presión ejercida por un objeto contra la piel o un
órgano interno, con objeto de evitar, por ejemplo,
la interrupción del riego sanguíneo (que puede
provocar la muerte del tejido).
La presión se registra con ayuda de los cor-
púsculos de Pacini, formados por una neurona ro-
deada de una estructura envolvente de tejido con-
juntivo. Están distribuidos por el exterior del cuer-
po y por los órganos internos, y funcionan generan-
do una corriente eléctrica cuando se deforman. Esta
corriente, una vez alcanzado cierto valor mínimo
(umbral), desencadena una señal que es transmiti-
da a los centros de control del sistema nervioso.
Corte esquemático de
la lengua con detalles
de las papilas gustativas
y las glándulas salivares.
Gotas de
saliva
lengua. Los dulces, en esa misma zona, pero en
una franja más estrecha y que se prolonga hacia
atrás en dirección a la base de la lengua. Los
amargos se perciben en la parte poste-
rior, o basal, de la lengua. Los ácidos,
por último, se perciben con los bordes
laterales.
Glándulas
de melanina
Melanosoma
EL SENTIDO DEL TACTO
Y SUS ANÁLOGOS
Estos sentidos perciben los cambios
mecánicos producidos en el medio o
en el propio cuerpo, y los receptores
correspondientes reciben el nombre de
mecanorreceptores.
Los receptores de la piel son prolon-
gaciones de los nervios unidas a es-
tructuras celulares acompañantes.
Estas expansiones se encuentran dis-
persas por la piel, las mucosas y algu-
264
Melanocito
Tras una
exposición
a los rayos
ultravioleta, los
melanocitos
producen la
melanina,
destinada a
proteger la piel.
Menú
i
SALIR
ANATOMÍA
Receptores
táctiles del frío,
del calor y de la
presión,
situados en la
piel y en los
tejidos internos.
De Meissner
(tacto)
De Krause
(tacto y frío)
De Ruffini
(tacto y calor)
De Paccini
(tacto y presión)
Tensión interna
Los estímulos mecánicos (presión, roce, etc.) en
los órganos internos se perciben con ayuda de los
llamados propioceptores.
Son células sensoriales que se caracterizan por
su capacidad de reaccionar de modo permanen-
te a los impulsos, es decir, que aunque el estí-
mulo sea continuo y de intensidad constante, el
receptor no se habitúa y deja de responder,
como sucede, por ejemplo, con los receptores
del tacto.
Los propioceptores se encuentran distribuidos
por todos los músculos y tendones del cuerpo, con
lo que facilitan permanentemente información al
encéfalo referente a la posición corporal y el estado
de contracción. De este modo, el encéfalo puede
controlar los distintos músculos necesarios para un
movimiento complejo, lo que sería imposible sin
conocer su estado en cada momento.
El dolor
La sensación dolorosa es una percepción comple-
ja recogida mediante los receptores del dolor,
pero en la que participan muchos otros recepto-
res sensoriales, como los de la presión o la tempe-
ratura, y también elementos de origen psíquico
(no todas las personas presentan la misma capaci-
dad de resistencia al dolor o consideran dolorosa
una misma sensación). Dependiendo del tipo de
los otros receptores, el dolor muestra sus diversos
matices (pulsante, perforante, ardiente, etc.).
Constituye una señal biológica de alarma, que
hasta una determinada intensidad ejerce una fun-
ción básicamente protectora, aunque por encima de
ese umbral puede provocar alteraciones físicas en el
órgano o la parte corporal afectadas. Un dolor in-
tenso puede hacer bajar la presión sanguínea, indu-
cir un aumento en las secreciones corporales, pro-
vocar la aparición de inflamaciones cutáneas, etc.

APARATO RESPIRATORIO
La función esencial del aparato respiratorio es aportar a nuestro cuerpo el oxígeno
necesario para que las células puedan llevar a cabo sus procesos metabólicos, sin los
cuales las células mueren y, con ellas, todo el organismo. Desde que el aire penetra a
través de la boca y los orificios nasales hasta que las moléculas de oxígeno se fijan a la
hemoglobina de la sangre, se sucede una serie de conductos y cavidades controlados por
otros órganos. Es un proceso fisiológico complejo, de tipo mecánico, que se denomina
respiración externa o ventilación para diferenciarla de la respiración celular, que consiste
básicamente en una reacción química con intervención de oxígeno.
LA NARIZ
Este órgano situado en la cara, además de actuar
como sentido del olfato, desempeña un papel im-
portante en la respiración como vía de entrada
del aire exterior.
Pueden distinguirse en ella dos porciones o re-
giones, una exterior y la otra interior. La nariz ex-
265
Menú
i
SALIR
terna es un saliente óseo-cartilagi-
noso del cráneo, recubierto de piel
y con musculatura mímica. Es
hueca en su interior, y está dividi-
da en dos cavidades por un tabi-
que central. Cada una de estas ca-
vidades se abre al exterior a través
de un orificio (abertura nasal).
La porción interna de la nariz
comprende la ampliación de esas
cavidades, las fosas nasales, deli-
mitadas en su parte superior por
los huesos etmoides, frontal y na-
sales, y en la inferior, por el hueso
palatino. El interior de las fosas
nasales está revestido de una mu-
cosa en la que se encuentran las
papilas olfatorias y además contie-
ne glándulas secretoras.
La nariz está comunicada con la
rinofaringe a través de unos orifi-
cios situados en su parte posterior
(coanas).
Visión posterior de la laringe,
tráquea y bronquios.
Laringe
Tráquea
gos y de glándulas que producen
una secreción seromucosa. En la
parte inferior, la tráquea se bifurca
dando lugar al árbol bronquial.
LOS BRONQUIOS
La bifurcación de la parte inferior
de la tráquea y sus sucesivas ra-
mificaciones constituyen el deno-
minado árbol bronquial.
Bronquios
La primera bifurcación origina
dos ramas, los bronquios, que
son los de mayor tamaño del ár-
bol bronquial y los únicos situa-
dos por fuera del tejido pulmonar (extrapulmo-
nares). El bronquio derecho es más corto y más
grueso que el izquierdo, y está situado en posi-
LA LARINGE
ción más vertical. La estructura de los bronquios
es análoga a la de la tráquea, con semianillos car-
LA laringe es una estructura situada en la parte
tilaginosos.
media del cuello, de hasta 4,5 cm de longitud,
Las ramificaciones que parten de ellos son suce-
formada por varios cartílagos (9 en total) articula-
sivamente más estrechas, y constituyen los llama-
dos entre sí. Dispone de varios músculos y el in-
dos bronquiolos, cuya estructura es diferente a
terior está recubierto por una mucosa. Uno de los
la de los bronquios, ya que carecen de los semi-
cartílagos impares, el tiroides, forma en su parte
anillos cartilaginosos. Los bronquiolos poseen
anterior una prominencia conocida habitualmen-
musculatura lisa, y las ramas más delgadas están
te como nuez de Adán, que en la mujer es mucho
recubiertas en su interior por un epitelio ciliar y
menos visible que en el hombre.
secretor, que produce una sustancia mucosa.
En unos repliegues de la laringe se encuentran
Los pulmones
las cuerdas vocales, estructuras musculares y li-
Son órganos respiratorios pares, voluminosos y de
gamentosas que dejan entre ellas un espacio
forma cónica, situados a ambos lados del tórax.
triangular (la glotis), y que al vibrar con el paso
Entre ellos queda un espacio llamado mediastino,
del aire permiten la emisión de voz.
en el que se encuentran la tráquea, el esófago, los
bronquios, el corazón y los grandes vasos.
LA TRÁQUEA
El pulmón derecho se divide en tres partes o ló-
bulos pulmonares, superior, medio e inferior,
Es una estructura impar, de forma tubular, que
mientras que el izquierdo posee sólo dos lóbulos,
comunica la laringe con los bronquios. Está for-
superior e inferior. Cada uno de estos lóbulos se
mada por una serie de semianillos cartilaginosos
divide en unidades más pequeñas, los lobulillos.
(en forma de herradura) unidos mediante tejido
Los lobulillos constan de 10 a 15 estructuras de-
conjuntivo y provista de musculatura lisa.
nominadas ácinos pulmonares, que consisten en
El interior de la tráquea está recubierto por una
varios alvéolos donde finalizan las últimas ramifi-
mucosa provista de células productoras de mucíla-
caciones de los bronquiolos. En estos alvéolos con-
266
Menú
i
SALIR
ANATOMÍA
fluyen numerosos capilares sanguíneos, y en ellos
tiene lugar el intercambio gaseoso entre el aire y la
sangre. La sangre que llega a los capilares es la san-
gre venosa, y la que sale es la sangre arterial.
Las pleuras
Las pleuras son membranas de naturaleza serosa
que envuelven y protegen los pulmones.
Son de dos tipos, uno es la membrana que está
en contacto con el tejido pulmonar, y el otro la
que reviste la cavidad torácica. El espacio que
queda entre ambas es la cavidad pleural.
FISIOLOGÍA DE LA RESPIRACIÓN
El proceso respiratorio, es decir, la ventilación pul-
monar, se inicia con la inhalación del aire a través
de las ventanas nasales o, en caso de malos hábitos
respiratorios o de obstrucción nasal, por la boca.
Esta inhalación es posible gracias a varios meca-
nismos. En primer lugar, la dilatación de los pul-
mones, que genera un efecto de succión. A esa di-
latación contribuyen decisivamente el diafragma y
la musculatura torácica, que agrandan el volumen
del tórax. La presencia de las pleuras hace que esa
dilatación anatómica arrastre consigo al pulmón.
Si se produce una entrada de aire entre las dos
pleuras (por ejemplo, a causa de una lesión perfo-
rante), el pulmón no se adhiere a la superficie in-
terna del tórax y se colapsa, no siendo suficiente
su propia dilatación para llenarse de aire.
En las cavidades nasales tiene lugar una primera
filtración del aire, que deja allí las partículas que
pueda llevar en suspensión (por ejemplo, polvo) y
además, si se encuentra a baja temperatura, se ca-
lienta. Pasa a continuación a la nasofaringe, y de ahí
a la tráquea. Después, a
través de los bron-
Fibra
quios y sus ramifi-
muscular
caciones, el aire
llega a los al-
véolos pulmo-
nares.Es en es-
te lugar don-
de se produ- Bronquiolo
terminal
Alvéolo
Cartílago
tiroides
Ligamento
cricotiroideo
Tráquea
Cartílago cricoides
Capilares
alveolares
Laringe
Lóbulo superior
derecho
Lóbulo superior
izquierdo
Bronquio principal
derecho
Bifurcación
traqueal o carina
Bronquio
principal
izquierdo
Cisuras
interlobulares
Bronquios
lobulares
Lóbulo
medio
derecho
Lóbulo
inferior
izquierdo
Lóbulo
inferior
derecho
Lóbulo
de la língula
Pulmón derecho
Pulmón izquierdo
Visión anterior
del aparato
respiratorio y de
la fonación;
arriba, detalle de
los alvéolos
pulmonares
vistos desde
fuera (izquierda)
y con la red
capilar al
descubierto
(derecha).
267
Menú
i
SALIR
ce el intercambio gaseoso. Si bien los alvéolos son
de dimensiones muy reducidas, su presencia en
gran número (se calcula que hay alrededor de
300 millones) hace que la superficie total dispo-
nible para ese proceso sea muy grande, entre 70
y 80 m 2. Para dar una idea aproximada de las
proporciones, valga decir que la superficie total
de la piel de un adulto es de 2 m 2 aproximada-
mente.
Los capilares sanguíneos, de pared muy delga-
da, bañan los alvéolos, y a través de las membra-
nas que separan ambos medios tiene lugar un pro-
ceso de difusión que lleva el oxígeno del aire a la
sangre, donde se fija a la hemoglobina. A su vez, el
dióxido de carbono que ésta transporta se des-
prende y pasa a la cavidad alveolar, con lo que será
expulsado al exterior a través de la espiración.
De este modo finaliza la ventilación pulmonar,
es decir, la fase externa de la respiración, y poco
después, una vez finalizado el transporte a través
de la sangre, se inicia la auténtica respiración, la
respiración celular.
El ritmo y la profundidad de la respiración pul-
monar dependen de la cantidad de oxígeno con-
sumido en las células. Pero el factor que los regu-
la no es la mayor o menor cantidad de oxígeno en
las células o en la sangre, sino la concentración de
dióxido de carbono.
El centro regulador se encuentra situado en la
médula oblongada, que cuando detecta una can-
tidad de dióxido de carbono en la sangre superior
a un determinado valor, emite impulsos nerviosos
a la musculatura correspondiente para que acele-
ren el ritmo respiratorio.
Existe también un control local de la respira-
ción localizado en la propia musculatura de los
bronquiolos, que muestra una gran sensibilidad a
las variaciones en la concentración de dióxido de
carbono en la sangre. Cuando ese valor aumenta,
los bronquiolos se dilatan e incrementan así la
cantidad de aire que llega hasta los alvéolos, com-
pensando ese aumento.
Por último, hay que señalar que, aunque la vo-
luntad pueda controlar en cierta medida el ritmo
respiratorio, sólo le es posible hacerlo por un pe-
ríodo limitado, y en ningún caso más allá del mo-
mento en que la concentración de dióxido de car-
bono en la sangre alcance el valor umbral a partir
del cual la médula oblongada emite las señales co-
rrespondientes para acelerar la respiración.

APARATO DIGESTIVO
Su función es proporcionar al organismo todos los nutrientes que éste necesita para
realizar sus funciones vitales, tanto de mantenimiento como de crecimiento. Implica a
numerosos órganos y, fundamentalmente, produce dos tipos de transformaciones en las
sustancias alimentarias, una mecánica y otra química. Los órganos del olfato y el gusto
ayudan a seleccionar los alimentos, que sufren la primera transformación en la boca,
donde se desmenuzan y se mezclan con la saliva.
A partir de ahí, pasando por el esófago, el estómago y el intestino, van perdiendo su
estructura física y comienzan a experimentar cambios químicos, que los reducen a
componentes simples. El sistema circulatorio, finalmente, se encarga entonces de
transportarlos hasta las células
LA BOCA
Esta primera porción del aparato digestivo tiene
una gran importancia en un doble aspecto: por
un lado, por cuanto realiza una selección del ali-
mento ingerido y, por otro lado, al constituir la
zona donde se le somete a un primer proceso de
tratamiento, dejándolo en condiciones apropia-
das para que los restantes elementos del sistema
digestivo puedan actuar.
268
Los principales elementos de la boca son el ves-
tíbulo oral, la dentadura y la cavidad oral, con la
lengua.
Vestíbulo oral
Es la porción comprendida entre los labios y los
dientes, y constituye la entrada al sistema digesti-
vo propiamente dicha.
En ella desembocan unas glándulas salivares,
las glándulas labiales.
Menú
i
SALIR
ANATOMÍA
Esmalte
Corona
Boca
Faringe
Dentina
Esófago
Pulpa
dentaria
Cemento
Hígado
Intestino
delgado:
duodeno
Raíz
Páncreas
Estómago
Intestino
grueso
Ciego
Intestino
delgado:
yeyuno e íleon
Esquema de un molar; en el interior
de la pulpa se halla una arteriola, una
vénula y un nervio.
Apéndice
vermiforme
Recto
Dibujo de los órganos de la digestión, que constituyen un
largo tubo con distintas cámaras, en el que desembocan las
secreciones de diversas glándulas, como el hígado y el páncreas.
La dentición humana del adulto y del
niño. A la izquierda se reseña el orden
de erupción, y a la derecha la edad en
meses o años.
La dentadura


6-9
7-10
9-14
La dentadura es el nombre que
recibe el conjunto de los dientes
implantados en los maxilares.
Los dientes son estructura duras
y de color blanco, en las que pue-
den distinguirse tres partes: la
corona, que es la parte externa, y
de forma variable según su función
(ancha para triturar, cortante para
desgarrar); el cuello, que es la zona
intermedia, situada a ras de
la encía, que une la corona con la
parte interna o raíz, la porción
inferior y última del diente, que
penetra en el alvéolo de la encía y
sirve para fijarlo en su posición.
6º/5º

1º 6-8
8-12
16-20



12-16
9-13
5º/6º

9-14
5-8


20-30
meses
10-14

Dentición adulta
Orden de
erupción
Primera dentición
16-22
años
Edad de
la
erupción
269
Menú
i
SALIR
Estructuralmente, los dientes están formados por
una variedad de tejido óseo, que contiene en su
interior otro tejido con vasos y nervios (la pulpa).
En la parte de la corona, están recubiertos por un
material duro, el esmalte, que los protege contra el
roce mecánico y las sustancias químicas. La capa
de revestimiento de la raíz es también de tejido
óseo, se llama cemento y es de estructura laminar.
El alvéolo donde se encuentra el diente dispone de
una lámina dura (periostio) que lo recubre y al
mismo tiempo lo sujeta al hueso maxilar en que se
asienta. Por su forma, los dientes se clasifican en
cuatro tipos: incisivos, que son planos, con el
borde cortante y una raíz simple; caninos, de
forma cónica y con la raíz alargada; premolares,
en forma de cubo, con dos salientes o cúspides y la
raíz dividida en dos ramas; y molares, también en
forma de cubo, más grandes, con dos cúspides y
con la raíz dividida en dos o tres ramas.
La función de los incisivos y los caninos es cor-
tar y desgarrar los alimentos, y la de los caninos
también sujetarlos, mientras que tanto los premo-
lares como los molares, con las cúspides, sirven
para la trituración.
Se distinguen dos tipos de dentadura. La pri-
mera, llamada dentadura de leche, persiste apro-
ximadamente hasta la edad de 7 años, y está com-
puesta por 20 piezas. A partir de esa edad, los
primeros dientes van cayendo y son sustituidos
por otros que constituirán la dentadura definitiva,
compuesta por 32 piezas.
Los dientes se disponen en igual número sobre
ambos maxilares y en las dos ramas de cada uno
de ellos. En la dentadura de leche, cada rama
consta de 2 incisivos, 1 canino y 2 molares. La
dentadura definitiva consta de 2 incisivos, 1 cani-
no, 2 premolares y 3 molares.
da mucina, formada por carbohidratos y proteí-
nas. Contiene además un enzima, la amilasa, que
degrada el almidón.
Cavidad oral
Es el espacio delimitado por los dientes, que está
ocupado en gran parte por un órgano musculoso,
la lengua. La zona superior está formada por el
maxilar y el hueso palatino, revestidos de un teji-
do musculoso, llamado paladar blando, que en la
parte más profunda forma lateralmente dos
repliegues, y en la zona media, una estructura
colgante (la campanilla).
La parte inferior de la cavidad está delimitada
por una porción blanda situada entre el maxilar
inferior y el hueso hioides.
La cavidad oral está recubierta por la mucosa
bucal, y en ella desembocan las glándulas sali-
vares. Es el lugar donde se inicia la primera
transformación de los alimentos, que reciben el
tratamiento previo a su paso al tubo digestivo
propiamente dicho.
La lengua es un órgano musculoso grueso,
dotado de gran movilidad, que se asienta en el
maxilar inferior. Está recubierta por una mucosa
y posee en su interior gran número de vasos y de
nervios. Además, es la sede del sentido del gusto,
cuyos elementos receptores, las papilas gustati-
vas, se disponen por toda la superficie lingual,
aunque agrupándose en mayor número en deter-
minadas áreas.
LA FARINGE Y EL ESÓFAGO
Inmediatamente por detrás de la cavidad oral se
inicia la faringe. Es un conducto que desciende
por el cuello, situándose por delante de la colum-
na vertebral, de unos 14 cm de longitud.
La faringe posee una musculatura potente y está
recubierta por una mucosa. Se divide en tres
regiones perfectamente delimitadas: la primera
(rinofaringe) comunica con las fosas nasales por
medio de unos conductos llamados coanas, la
segunda es la porción que está en comunicación
directa con la cavidad oral, y recibe el nombre de
orofaringe, y la tercera, la laringofaringe, es el
tramo final que está conectado a la laringe.
El esófago es un conducto largo, de unos 25 cm
de longitud, situado detrás de la tráquea, que se
inicia en la faringe y llega hasta el estómago.
Tiene las paredes gruesas, tapizadas interiormen-
Las glándulas salivares
Son glándulas especializadas en la producción de
saliva. Hay cuatro tipos de las llamadas glándulas
salivares menores: las labiales (situadas en el ves-
tíbulo oral), las bucales (cerca de las muelas), las
linguales (en la lengua) y las palatinas (en el pala-
dar). Las glándulas mayores se disponen por
pares y son: las parótidas (situadas en las proxi-
midades del conducto auditivo externo), las sub-
mandibulares (en un promontorio por debajo de
la lengua) y las sublinguales (en la zona de arran-
que de la lengua).
La saliva es un fluido denso y viscoso, que tiene
como principal componente una sustancia llama-
270
Menú
i
SALIR
ANATOMÍA
te por una capa muscular (que es continuación de
la que recubre la faringe), y una mucosa de reves-
timiento que posee también glándulas secretoras
de mucina. La musculatura esofágica se mueve de
manera rítmica, alternando las relajaciones y con-
tracciones para formar una especie de onda. Este
movimiento ondular recibe el nombre peristaltis-
mo, y las ondas de contracción y relajación que lo
producen son las ondas peristálticas.
EL ESTÓMAGO
El estómago es un órgano musculoso situado en
la cavidad abdominal, por debajo del hígado y del
diafragma, y rodeado por el peritoneo. Su forma,
cuando está vacío, es la de un conducto similar al
intestino, y cuando está lleno adopta el aspecto
de una dilatación sacciforme.
Está formado por una capa muscular triestrati-
ficada y potente, con fibras longitudinales, circu-
lares y oblicuas, recubierta por un epitelio secre-
tor de mucus.
El epitelio gástrico está constituido por células
estrechamente unidas, que no dejan intersticios
entre sí, por lo que impiden el paso de los jugos
gástricos hacia las capas interiores. Por otro lado,
el mucus que produce desempeña un papel muy
importante, puesto que forma una capa protecto-
ra continua que impide que los jugos gástricos
puedan digerir la propia pared del estómago.
Además, el epitelio posee numerosas glándulas
en sus paredes (glándulas gástricas), que secretan
entre 400 y 800 ml de jugo gástrico en cada
comida. Estas glándulas son de dos tipos: unas
producen una solución de ácido clorhídrico que
confiere al jugo gástrico un pH comprendido
entre 1 y 2; las otras producen pepsinógeno, una
sustancia que al entrar en contacto con los ácidos
se transforma en pepsina, enzima que degrada las
proteínas.
En el estómago se pueden distinguir dos partes
principales. Una es la porción superior, vertical,
llamada fondo o tuberosidad, y la otra la inferior,
que presenta una amplia curvatura y se denomi-
na cuerpo. La entrada de los alimentos, en la
comunicación con el esófago, se realiza a través
de una zona estrecha, el cardias, mientras que la
salida hacia el intestino se efectúa por el píloro,
una abertura dotada de musculatura y que actúa
como un esfínter.
LOS INTESTINOS
Es la porción del tubo digestivo comprendida
entre el estómago y el ano. Se divide en dos por-
ciones principales, el intestino grueso y el intesti-
no delgado, cada una de las cuales se subdivide a
su vez en varias secciones.
La longitud total de este órgano tubular es de
unos 8,5 m como máximo. Se encuentra parcial-
mente sujeto a la parte posterior de la pared
abdominal, pero también está dotado de movi-
miento.
Por el exterior está recubierto de peritoneo, que
reviste una capa de tejido muscular, a la que
siguen otra de tejido conjuntivo y, finalmente,
hacia la luz intestinal, una mucosa y un epitelio
con microvellosidades. Posee además numerosas
glándulas secretoras y está irrigado por varias
arterias (mesentéricas, rectales, ilíacas, etc.) y
venas (porta, ilíaca, cava y otras).
Esófago
Peritoneo
Cardias
Píloro
El intestino delgado
Constituye la primera porción intestinal, de una
longitud de entre 3 y 5 m, y presenta un recorri-
do muy tortuoso. Comunica con el intestino
grueso a través de la válvula ileocecal.
Su función es producir secreciones ricas en
enzimas digestivos, absorber parte de los com-
puestos simples ya formados y transportar el
resto, gracias a los movimientos peristálticos de
271
Mucosa
gástrica
Duodeno
El estómago y sus válvulas de entrada y de salida, el
cardias y el píloro.
Menú
i
SALIR
Bulbo duodenal
1ª porción del duodeno
Píloro
2ª porción del
duodeno
o porción
descendente
El duodeno, donde desembocan los conductos
procedentes del hígado y el páncreas.
El intestino grueso
Estómago
Pliegues del
duodeno
3ª porción del duodeno
o porción horizontal
su musculatura, hacia el intestino grueso, donde
continuará el proceso digestivo. Consta de tres
partes: duodeno, yeyuno e íleon.
El duodeno es la porción situada inmediata-
mente a continuación del estómago, con el que
está conectado a través del píloro. Mide unos
30 cm de largo y tiene forma de herradura, dis-
tinguiéndose en él una primera parte horizontal,
seguida de una vertical y otra más corta horizon-
tal. La pared interna forma numerosos repliegues.
Contiene diversas glándulas (glándulas duodena-
les) productoras de jugos digestivos (alcalinos,
ricos en bicarbonato y iones sodio, y con amino-
peptidasa; con un pH de 5,9-6,6). Desembocan
en él los conductos procedentes del hígado y del
páncreas, que vierten sus secreciones (bilis y jugo
pancreático, respectivamente).
El yeyuno es la porción media del intestino del-
gado, que abarca aproximadamente las dos quin-
tas partes de su longitud total. Sigue un curso tor-
tuoso y forma numerosas asas. Las paredes son
relativamente gruesas, y están dotadas de nume-
rosos repliegues y vellosidades que aumentan
notablemente la superficie absorbente.
El íleon, la porción final del intestino delgado,
tienen las paredes más delgadas que las anterio-
res, y también su diámetro interior es menor.
Presenta asimismo menos vellosidades y replie-
gues, así como una vascularización menos inten-
sa. Comunica por su extremo inferior con el
intestino grueso a través de un estrechamiento, la
válvula ileocecal.
272
Es la porción del intestino comprendida
entre la válvula ileocecal y el ano. Mide
aproximadamente 1,5 metros de largo y su
diámetro interior es mayor que el del intes-
tino delgado. Su función es reabsorber los
jugos intestinales, eliminar cationes y for-
mar las heces con los restos de la digestión,
reabsorbiendo además la máxima cantidad
posible de agua. Se divide en tres partes:
ciego, colon y recto.
El ciego es una porción corta, de 4-8 cm
de longitud, en forma de saco, cuyo fondo se
prolonga en un apéndice vermiforme (cono-
cido habitualmente como «apéndice»).
El colon es la porción intermedia y más larga
del intestino grueso. Consta de un tramo ascen-
dente, de unos 45 cm de longitud, otro transver-
sal de 50 cm y, por último, el colon descendente,
que mide entre 35 y 45 cm de largo.
El recto mide unos 14 cm de longitud, y se
ensancha en forma de ampolla en su salida al
exterior a través del ano. Presenta una doble cur-
vatura en S y su pared carece de repliegues.
EL HÍGADO
El hígado es una glándula exocrina impar, de forma
ovoide, con un peso de 1,5 kg. Está situado en la
cavidad abdominal, debajo del diafragma, al que se
mantiene unido mediante diversos ligamentos.
Es un órgano de color rojo oscuro, que está
dividido en dos lóbulos, el izquierdo y el dere-
cho, los cuales se subdividen a su vez en diversos
segmentos. Cada segmento consta de varios lobu-
lillos, formado por agrupaciones de células hepá-
ticas. Estas células producen y secretan sustancias
que confluyen en pequeños conductos, los cana-
lículos hepáticos, que después se reúnen forman-
do los conductos hepáticos.
La superficie en contacto con el diafragma es
lisa, pero en la parte inferior presenta numerosos
surcos y fosetas, y es el lugar de entrada de las
venas, arterias y nervios.
El hígado está irrigado por la arteria hepática y
la vena porta, y es un órgano de gran actividad
Menú
i
SALIR
ANATOMÍA
Hígado
nato sódico (neutraliza la acidez del jugo intesti-
nal), amilasa pancreática (hidroliza el almidón),
lipasa pancreática (hidroliza las grasas), tripsina
(degrada algunos enlaces peptídicos), quimotrip-
sina (degrada un tipo de enlaces peptídicos dis-
tintos al anterior), nucleasas (degradan los ácidos
nucleicos) y carboxipeptidasa (hidroliza los pép-
tidos).
Conducto hepático
Vesícula
biliar
Conducto cístico
LA INGESTIÓN
La ingestión constituye la etapa previa a la diges-
tión, y comprende básicamente dos fases, la toma
del alimento, o fase inicial, y su preparación para
que pueda discurrir por el tubo digestivo.
Al comer, introducimos en la boca porciones de
alimento, y los dientes inician un desmenuza-
miento mecánico. Según el tipo de alimento,
primero se desgarra o trocea con los dientes, y
después, reducido a porciones más pequeñas, se
tritura con las muelas.
Al mismo tiempo que tienen lugar estas opera-
ciones, las glándulas salivares van mezclando
la comida con la saliva. La función principal de la
saliva es hacer que las partículas alimenticias for-
men una masa que pueda deslizarse con facilidad,
primero a través de la faringe y después por
el esófago (bolo alimenticio), para llegar hasta el
estómago. Pero la secreción de las glándulas sali-
vares desempeña también un papel adicional que
podemos llamar predigestivo, puesto que contie-
ne un enzima que digiere el almidón (amilasa),
prepara el bolo alimenticio para que resulte más
fácil el proceso químico de la digestión.
Desde que el bolo alimenticio entra en el estó-
mago hasta que los restos son expulsados a través
del ano, tiene lugar la digestión propiamente dicha.
Colédoco
Ampolla
de Vater
Conducto pancreático
o de Wirsung
Duodeno
El hígado, la vesícula biliar y sus conductos de
salida, que vierten la bilis en el intestino delgado.
metabólica, con funciones secretoras, anabólicas
y catabólicas, además de servir de depósito de
sangre. Entre las numerosas sustancias que pro-
duce se encuentran las cetonas, fosfátidos, fosfo-
lípidos, colesterol, albúminas, factores de coagu-
lación, enzimas y bilis.
En la parte exterior del hígado, en su cara infe-
rior, existe una estructura destinada a almacenar la
bilis hasta el momento en que es necesario utili-
zarla. Se trata de la vesícula biliar. Tiene una capa-
cidad de 30 a 40 cm3, y su conducto de salida se
une al conducto hepático para formar el conduc-
to colédoco, que desemboca en el duodeno.
EL PÁNCREAS
El páncreas es una glándula aplanada, de color blan-
quecino, situada transversalmente en la cavidad
abdominal, detrás del estómago. Mide unos 9 cm de
ancho, 3 cm de grueso y de 13 a 18 cm de largo. En
él se pueden distinguir la cabeza, situada en un asa
del duodeno, el cuerpo y la cola, cubierta de perito-
neo y unida al bazo por medio de ligamentos.
Además, se pueden reconocer en el páncreas una
porción exocrina, que produce el jugo pancreático
(que se vierte en el tubo digestivo), y otra endocrina,
que elabora la insulina (que se vierte en la sangre).
El jugo pancreático es un líquido que contiene
principalmente las siguientes sustancias: bicarbo-
LA DIGESTIÓN
La digestión consiste en un proceso de transfor-
mación química de los alimentos, para convertir-
los en sustancias que el organismo pueda utilizar
en sus reacciones químicas de anabolismo y cata-
bolismo.
Aunque la saliva inicia ya una transformación
química, en sentido estricto el proceso digestivo
se inicia en el estómago, continúa en el intestino
delgado y se completa en el intestino grueso con
la absorción total de las sustancias útiles.
273
Menú
i
SALIR
El paso del bolo alimenticio a lo largo de todo el
tubo digestivo se debe a la existencia de una serie
de movimientos de las paredes intestinales, llama-
dos movimientos peristálticos, que provocan una
especie de onda que va empujando su contenido
hacia delante.Cuando el alimento llega al estóma-
go, se activa la secreción del jugo gástrico. El ácido
clorhídrico que éste contiene realiza tres funciones
principales: en primer lugar, sirve para eliminar las
bacterias que puedan llegar con él alimento, con-
tribuye también a la activación de la pepsina (un
enzima digestivo) y, por último, degrada las proteí-
nas convirtiéndolas en componentes más simples.
La pepsina, una vez activada, se encarga de
seguir degradando las proteínas y preparándolas
para que puedan actuar sobre éstas los jugos
digestivos intestinales. El resultado final es una
papilla denominada quimo.
La siguiente fase tiene lugar en el intestino del-
gado. Cuando pasa el bolo alimenticio proceden-
te del estómago, la vesícula biliar descarga en el
duodeno una determinada cantidad de bilis, que
se ha almacenado en ella una vez producida en el
hígado, y que se mezcla entonces con los jugos
pancreáticos procedentes del páncreas, que con-
tienen numerosos enzimas. Todas estas sustancias
hacen que los alimentos queden degradados en
sus elementos más simples (monoglicéridos, disa-
cáridos, péptidos y ácidos grasos).
Se inicia entonces un paso importante, que con-
siste en la absorción de estos componentes simples
a través de las paredes del intestino. Esa absorción
tiene lugar a través de las microvellosidades, que
multiplican la superficie intestinal, las cuales incor-
poran estos elementos al riego sanguíneo, que los
lleva hasta los centros de consumo, es decir, las
células de los distintos tejidos del cuerpo.
Finalizado ese proceso, queda todavía una masa
de materia orgánica formada por residuos no
digeribles, agua y los jugos digestivos. Este bolo
pasa entonces al intestino grueso, donde tiene
lugar la reabsorción de todos los componentes
útiles, evitándose así pérdidas innecesarias. El
resultado final es una masa de residuos que el
organismo no puede utilizar y una cantidad varia-
ble de agua, que constituyen las heces.
miento y reproducción, se requiere una fuente de
energía (combustible) y además una serie de sus-
tancias utilizadas en la síntesis de los compuestos
orgánicos. Todo eso debemos obtenerlo de los
alimentos que consumimos.
El alimento está formado, además del agua
necesaria en cantidades variables, por una serie
de sustancias sólidas y líquidas que son, de modo
general, las siguientes: proteínas, grasas, hidratos
de carbono, sales, vitaminas y elementos vestigia-
les. El conjunto de todos ellos, en unas propor-
ciones equilibradas, constituye la dieta, formada
por alimentos de origen animal y vegetal.
La dieta varía en función de las necesidades
fisiológicas del individuo, y éstas dependen a su
vez de factores tales como la edad, el sexo, el tipo
de actividad desarrollada, las condiciones climáti-
cas del lugar donde se vive, etc. Hay, además, un
factor cultural que desempeña un papel impor-
tante, y que muchas veces distorsiona ese equili-
brio, dando lugar incluso a la aparición de enfer-
medades, bien sea por exceso o por defecto, tanto
en la calidad de los alimentos como en su can-
tidad.
Para medir la cantidad de energía de los ali-
mentos se utiliza el kilojulio (kJ), que sustituye a
la kilocaloría (kcal): 1 kcal equivale de manera
aproximada a 4,14 kJ. Las necesidades ener-
géticas diarias son variables: por ejemplo, se
cifran en 2.300 kJ para lactantes hasta los
2 meses, 6.200 kJ para niños de 4 a 6 años,
10.000-13.000 kJ para jóvenes de 15 a 18 años,
8.300-10.000 para adultos de 45 a 50 años, etc.
Estas cantidades se incrementan de modo pro-
porcional, si el individuo debe llevar a cabo acti-
vidades que requieran un esfuerzo físico intenso
(deporte, trabajo corporal, etc.).
Los alimentos
Las proteínas son compuestos formados por car-
bono, hidrógeno, oxígeno y otros elementos,
como azufre, nitrógeno o fósforo. Se trata de
moléculas de gran tamaño constituidas por cade-
nas largas de aminoácidos. Cuando tienen menos
de 10 aminoácidos, estas cadenas se llaman oli-
gopéptidos, y en caso contrario, polipéptidos.
Constituyen la base material para la formación
de los principales tejidos orgánicos. Dependiendo
de su forma, se distinguen dos tipos de proteínas.
En primer lugar, las proteínas fibrilares, como la
queratina, el colágeno, la elastina y la miosina,
que entran a formar parte de los tejidos estructu-
LA NUTRICIÓN Y LOS ALIMENTOS
Para que el organismo pueda llevar a cabo sus
funciones de mantenimiento de la vida, creci-
274
Menú
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SALIR
ANATOMÍA
rales y de sostén. Por otro lado, las proteínas esfé-
Vitamina A: está presente en la leche, el hígado
ricas, como la globulina o la albúmina, que
(sobre todo de pescado), los huevos, etc. Su caren-
desempeñan diversas funciones (formación de la
cia provoca afecciones cutáneas y de las mucosas,
membrana celular, del núcleo y del citoplasma,
así como lesiones retinianas. Un precursor de esta
inmunoglobulinas, hormonas, enzimas, hemo-
vitamina, la provitamina A, se encuentra también
globina, etc.) Las proteínas que se ingieren como
en los vegetales (hortalizas, frutas).
alimento pueden ser de origen animal (carne,
Vitamina D: está presente en los huevos, la
pescado, leche, huevos) o vegetal (legumbres,
leche, la mantequilla y, sobre todo, el aceite de
cereales, hortalizas, fruta).
hígado de pescado. Su escasez o falta provoca
Las grasas o lípidos están formados por una
raquitismo.
mezcla de glicéridos, y son los alimentos más
Vitamina E (tocoferol): se encuentra sobre todo
ricos en energía, aproximadamente el doble que
en la carne, la leche, los huevos, los cereales y las
las proteínas o los hidratos de carbono. Las grasas
verduras. Es necesaria para el buen funciona-
de origen vegetal se encuentran sobre todo en los
miento de la musculatura, el sistema nervioso y el
frutos y las semillas, mientras que las de origen
aparato reproductor.
animal aparecen en mayor o menor proporción
Vitamina K: se encuentra sobre todo en las verdu-
en casi todos los principales alimentos obtenidos
ras, y su carencia provoca trastornos en la coagulación.
de los animales (carne, leche, etc.).
Las vitaminas hidrosolubles más importantes
Los hidratos de carbono o glúcidos están for-
son las vitaminas del complejo B, que incluye
mados por monosacáridos, de composición quí-
numerosas vitaminas presentes en el mismo tipo
mica muy similar, que se reúnen para formar
de alimentos (cereales, legumbres, hígado) y cuya
moléculas de complejidad diversa. Su valor ener-
ausencia provoca, entre otras afecciones, el beri-
gético es equivalente al de las proteínas. Se
beri, retrasos en el crecimiento, trastornos cutá-
encuentran principalmente en alimentos de ori-
neos, etc. Las principales son: B1 o tiamina, B2 o
riboflavina, B6 o piridoxina y B12 o cobalamina.
gen vegetal, como las frutas y hortalizas.
Las sales y los elementos vesti-
giales corresponden a un gran
número de elementos químicos
que son necesarios para procesos
vitales del organismo, aunque en
cantidades por lo general peque-
ñas. Hay siete minerales cuya
Los niños precisan una
Las proteínas forman
Las grasas pasan a formar
importancia es primordial: calcio,
alimentación
el fundamento
tejido adiposo.
fósforo, magnesio, sodio, potasio,
más rica para favorecer
de las células.
Los hidratos de carbono
el crecimiento.
y las proteínas también
hierro y yodo. Participan en el
pueden convertirse en
equilibrio osmótico de las células,
grasas.
en la transmisión de los impulsos,
Hidratos de
Lípidos
carbono
en la fijación del oxígeno, etc.
Las vitaminas son compuestos
Proteínas
nitrogenados esenciales para la
vida, que nuestro cuerpo debe
tomar, aunque en cantidades
muy pequeñas, de una fuente
exterior. Se reúnen en dos gran-
des grupos: las vitaminas liposo-
lubles y las hidrosolubles. Entre
las vitaminas liposolubles se
hallan las siguientes:
Secuencia esquemática de los
pilares básicos de la alimentación y
la forma en que se utilizan.
Se utilizan las reservas
corporales cuando el
régimen alimentario es
pobre. El cuerpo recurre
a las reservas.
Los hidratos de carbono
constituyen la fuente
energética inicial, después lo
son las grasas almacenadas.
Los alimentos que el
organismo no
gasta se transforman
en grasas.
275
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APARATO EXCRETOR
Cuando la célula ha realizado sus procesos metabólicos, genera unos residuos que deben
eliminarse, pues se trata en general de sustancias tóxicas cuya acumulación acabaría con
la célula. Las células del cuerpo humano no están libres, por lo que el proceso de
eliminación, como sucede en todos los animales, es complejo e implica numerosos órganos
y elementos. El conjunto que éstos forman es lo que conocemos como aparato excretor. Se
ha descrito ya la eliminación de uno muy importante de estos residuos, el dióxido de
carbono. Se describe aquí la eliminación de otros elementos y compuestos, que se
presentan en forma sólida o líquida, y en la que el riñón se convierte en el elemento
central.
EL RIÑÓN
El riñón es un órgano par de naturaleza funda-
mentalmente excretora. Los dos riñones están
situados junto a la pared dorsal del cuerpo, a
ambos lados de la columna vertebral. Tienen
forma de habichuela, son de color pardusco y
pesan alrededor de 150 g cada uno. Miden unos
12 cm de largo por 6 cm de ancho y 3 cm de
espesor.
Están rodeados de una masa de tejido graso que
forma una especie de cubierta, la cápsula adipo-
Cápsula fibrosa
Corteza renal
sa, cuya misión es principalmente protectora,
mientras que en su borde interno presentan un
hundimiento (hilio) que es el lugar por donde
penetran los vasos sanguíneos y los nervios.
En la parte superior, cada riñón lleva adosada
una glándula endocrina, la glándula suprarrenal.
Cortando el órgano paralelamente a sus caras,
para examinar su estructura, pueden distinguirse
una capa externa formada por tabiques o radios,
la corteza renal, y otra interna, la médula renal,
formada por un tejido cuyas células se agrupan
en pirámides. El vértice de estas pirámides
desemboca en una cavidad
interna, el cáliz renal, que a su
Pirámides renales:
médula renal
vez vierte en el uréter.
El tejido renal está constituido
por las nefronas, que son los ele-
mentos excretores más simples.
Pelvis renal
Cada riñón contiene, aproxima-
damente, un millón de nefronas.
La función esencial del riñón es
mantener constante el medio
Vena renal
extracelular del cuerpo, tanto en
su volumen como en su compo-
sición. Para ello, actúa como
lugar de paso obligado de toda
la sangre circulante, retirando
aquellas sustancias que son peli-
grosas para las células y restitu-
Arteria renal
yendo la cantidad de agua nece-
saria para que no se modifiquen
las condiciones del medio en
que éstas se encuentran.
Cáliz renal
Uréter
Corte de un riñón, que muestra
las pirámides renales o de
Malpighi, formadas por nefronas.
276
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ANATOMÍA
LA NEFRONA
La unidad funcional del riñón recibe el nombre
de nefrona o nefrón. La nefrona consiste básica-
mente en un largo tubo abierto por uno de los
extremos, el que se dirige hacia la pelvis renal, y
cerrado por el opuesto, situado en la corteza. Este
último se ensancha, y su pared se pliega de modo
que forma una estructura en forma de copa deno-
minada cápsula de Bowman. En el interior de
esta cápsula se encuentra una serie de capilares
enrollados que se conectan con una arteria.
En el resto del tubo pueden distinguirse tres
zonas. La primera es la continuación de la cápsu-
la de Bowman, sigue un recorrido sinuoso y su
interior está recubierto por numerosas microve-
llosidades. Esta porción se dirige hacia la médula,
donde forma la segunda zona, llamada asa de
Henle (por la doble vuelta que describe), y en la
que el tubo se estrecha notablemente. A conti-
nuación, vuelve a dirigirse hacia la cápsula de
Bowman y se ensancha de nuevo, constituyendo
la zona terminal o túbulo distal, también sinuo-
so, que finaliza en un tubo colector.
Arteria
aferente
Sentido de la
corriente sanguínea
eliminadas. La expulsión de este líquido al exte-
rior lo realizan varias estructuras auxiliares situa-
das fuera del riñón. Se trata de los uréteres, la
vejiga y la uretra.
Los uréteres
Son conductos de 20 a 30 cm de longitud, que
comunican la pelvis renal con la vejiga urinaria.
Sus paredes están formadas por una capa muco-
sa, un estrato de tres capas musculares (dos de
musculatura lisa y, entre ambas, una de muscula-
tura anular) y una capa externa de tejido conjun-
tivo.
Ambos se encuentran situados en posición
retroperitoneal, lo mismo que los riñones. Su fun-
ción consiste simplemente en conducir la orina
desde éstos hasta la vejiga urinaria.
Vejiga urinaria
Es un órgano impar, en forma de saco, situado en
la pelvis ósea menor, cerca del pubis. Tiene una
capacidad de unos 350 cm3. La parte superior
está rodeada de peritoneo, y toda la pared vesical
dispone de una capa de musculatura, concentra-
da principalmente alrededor de la zona de salida
hacia la uretra.
La misión de la vejiga es recoger a través de los
uréteres la orina formada en el riñón y almace-
narla hasta que se elimina a través de la uretra en
el proceso de la micción. Con esto se evita que la
orina fluya constantemente hacia el exterior.
Además, su expulsión queda sometida en cierta
medida a un acto voluntario.
Filtración
de la orina
Cápsula
de Bowman
La uretra
Es el elemento final del aparato excretor. Consiste,
en esencia, en un tubo que comunica la vejiga
urinaria con el exterior del cuerpo. Está recubier-
ta interiormente por un epitelio, seguido de una
capa de musculatura que forma un esfínter. Su
estructura varía en cada uno de los sexos.
La uretra femenina es un tubo de unos 3 o 4 cm
de longitud, con una capa de musculatura lisa
rodeada de otra estriada. Presenta un esfínter
controlado a voluntad y desemboca en el vestíbu-
lo vaginal.
La uretra masculina consiste en un tubo de 20
a 25 cm de longitud, que atraviesa primero la
próstata, después cruza la cavidad pelviana y a
continuación se interna en los cuerpos caverno-
sos del pene, donde se une a los conductos semi-
nales para desembocar al exterior.
277
Capilares
glomerulares
Túbulo proximal
Parte de la nefrona
donde se lleva a cabo
la filtración de la
sangre.
ELEMENTOS EXCRETORES
EXTERIORES AL RIÑÓN
El complejo proceso de la excreción tiene lugar
en el interior del riñón, y en concreto dentro de
cada una de las nefronas que lo constituyen. Una
vez finalizado, se obtiene un líquido, la orina, que
contiene todas aquellas sustancias que deben ser
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Uréter
Vejiga
Vesícula
seminal
Conducto
deferente
Pene
Próstata
Uretra
Testículo
Sector inferior del aparato urinario y aparato
reproductor masculino. En el hombre la uretra
atraviesa la próstata, que forma parte del aparato
reproductor.
FUNCIONAMIENTO DEL RIÑÓN
Los riñones constan aproximadamente de un
millón de nefronas, y su funcionamiento puede
resumirse en el de cada una de las nefronas.
La sangre llega a través de una arteriola aferen-
te hasta los capilares que se encuentran en los
glomérulos de la cápsula de Bowman, y la aban-
dona a través de una eferente. A través de las del-
gadas paredes de estos capilares se filtra líquido
hacia la cápsula, por difusión (impulsado por la
mayor presión a la que se encuentra con respecto
a la cavidad del túbulo), y con él se filtran las
moléculas que lleva en disolución. Se obtiene así
un fluido, llamado filtrado nefrítico, que consti-
tuye la primera etapa en la formación de la orina.
Este filtrado de la cápsula de Bowman comien-
za entonces a pasar por el túbulo renal, inicián-
dose así un proceso de reabsorción de todas aque-
llas sustancias que son útiles para el organismo.
A lo largo de su recorrido, el túbulo está rodea-
do por una red de capilares que confluyen en una
vena. Estos capilares son los encargados de reco-
ger las sustancias que las paredes del túbulo
extraen del filtrado nefrítico.
En la porción inicial del túbulo renal absorben
agua, aminoácidos, glucosa y numerosos iones,
sobre todo de calcio, sodio, potasio y cloro. El
278
proceso continúa en el asa de Henle, donde tiene
lugar un proceso activo de extracción de grandes
cantidades de sodio, lo que hace que el filtrado
presente una concentración salina inferior a la
sangre. Por consiguiente, en la siguiente zona,
la porción terminal del túbulo, tiene lugar una
reabsorción intensa de agua.
Al finalizar el proceso queda un líquido más o
menos denso que contiene diversas sustancias que
podían estar presentes en la sangre (cloruros, fos-
fatos, aminoácidos, creatinina, etc.), algunos iones
minerales y, sobre todo, iones hidrógeno y iones
amonio. De este modo se ha formado la orina.
La orina es un líquido de color más o menos
amarillento según su densidad, de reacción lige-
ramente ácida (con un pH aproximado de 6) y de
olor aromático. La producción diaria oscila entre
500 y 2.000 cm3.
Cada nefrona produce una pequeñísima canti-
dad de orina, pero su elevado número hace posi-
ble la producción de hasta dos litros diarios. Una
vez finalizado el proceso en la sección terminal
del túbulo, la orina de cada nefrona va pasando a
la pelvis renal, donde confluye hacia el uréter,
que la conducirá hasta la vejiga.
La regulación de la función renal
La importancia de los riñones para la salud es
muy grande, ya que eliminan del cuerpo las sus-
tancias tóxicas que provocarían la muerte de las
células, y con ello del organismo entero.
Su funcionamiento es muy complejo y está regula-
do por diversos factores, siendo los principales la
composición y el estado de la sangre y, a través de ella,
la presencia de determinadas sustancias de control.
Uno de los factores decisivos en el proceso de
reabsorción es la cantidad de agua. El organismo
no puede perder agua en exceso, por lo que las
paredes del túbulo renal reabsorben hasta el 85 %
del total. Esa cantidad está controlada por una
hormona llamada ADH o vasopresina, producida
en la glándula pituitaria.
La pituitaria controla la concentración de agua
en la sangre y, según que ésta sea mayor o menor,
libera una menor o mayor cantidad de ADH. Si
el organismo se encuentra sometido, por ejem-
plo, a elevadas temperaturas, con lo que se acti-
va la sudoración y por tanto la sangre contendrá
menos agua, para evitar que se deshidrate se
vierte en ella más cantidad de ADH, que al llegar
a las nefronas del riñón activará la reabsorción de
agua, contrarrestando de este modo la pérdi-
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SALIR
ANATOMÍA
Esquema del funcionamiento del
riñón, donde se filtran los
productos de excreción. Otros
productos, como la glucosa,
algunas sales y gran cantidad de
agua son filtrados y luego
reabsorbidos.
Filtración de agua,
sales, glucosa
Reabsorción
de agua, sales,
glucosa
da provocada por la sudoración.
El caso contrario sería la inges-
tión de gran cantidad de agua o
de algún líquido de propiedades
diuréticas (como té o cerveza).
La sangre se diluye entonces
demasiado, la pituitaria lo detec-
ta e interrumpe la producción de
ADH. En consecuencia, la reab-
sorción en las paredes de los
túbulos de las nefronas se lentifi-
ca y es menos eficaz. El resultado Sangre Sangre
viciada
es un mayor volumen de orina,
purificada
que además está más diluida.
Además de agua, la sangre con-
tiene otras muchas sustancias. La
función esencial del riñón es
mantener estable la composición sanguínea (y por
tanto, también de la linfa) no sólo eliminando
aquellas sustancias que se encuentran en exceso o
sean de acción tóxica, sino también impidiendo
que las útiles se pierdan. Por eso, existen también
Reabsorción
de agua
Excreción
de agua,
urea, sales,
toxinas
reguladores para los restantes componentes, que
consisten en hormonas que regulan la reabsorción
de los distintos elementos que integran el filtrado
nefridial. El proceso es análogo al que se ha des-
crito para el agua.

SISTEMAS GLANDULARES
Y HORMONALES
A medida que hemos avanzado en el estudio del cuerpo humano, hemos descrito su
anatomía y el modo cómo las distintas partes que lo constituyen funcionan y se relacionan.
Hemos pasado después del nivel mecánico a los sistemas de control, entre los que el
sistema nervioso desempeña el papel decisivo. Veremos ahora otro sistema de control no
menos importante y que en algunos casos está en estrecha relación con el anterior. Se trata
del conjunto de órganos glandulares que emiten sustancias químicas como mensajeros de
órdenes emitidas unas veces por los órganos de control directamente y otras veces
formando parte del proceso general del metabolismo, que está regulado ya antes del
nacimiento a través de la dotación genética del individuo.
LAS HORMONAS
Podemos definir las hormonas como sustancias
químicas producidas por unos órganos especiales
del cuerpo, las glándulas, en cantidades general-
mente muy pequeñas, y que sin ser consumidas
participan de modo activo en numerosas reaccio-
nes metabólicas, o bien desencadenan determina-
279
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Adrenalina: activa la fosforilación
del músculo y del hígado, estimula
Glándula pineal
también la degradación del glucóge-
Hipófisis
no y participa en el metabolismo de
los lípidos.
Glucagón: actúa sobre la fosforila-
sa del hígado y participa en el meta-
bolismo de los lípidos.
Paratiroides
Tiroides
Insulina: interviene en el metabo-
lismo de los glúcidos.
Cortisol: es la hormona principal
Timo
en la síntesis de glucosa en el hígado
Suprarrenales
y los riñones.
Hormonas tiroideas: actúan en la
diferenciación y oxidación celular.
Parathormona: regula el metabo-
lismo de los fosfatos y del calcio.
Páncreas
Hormonas sexuales: además de
actuar sobre los procesos sexuales,
intervienen en numeros procesos
metabólicos.
Aldosterona: interviene en el me-
Ovarios
tabolismo del sodio y el potasio.
Vasopresina: controla el paso de
Testículo
agua por las membranas.
Hay también otras sustancias que
aun no siendo hormonas llevan a
cabo una acción análoga a las de
éstas, y participan también en proce-
sos de regulación endocrinos. Entre
Ubicación de las glándulas de secreción interna.
las principales merecen destacarse las prostaglan-
dinas, que están formadas por cadenas de ácidos
grasos poliinsaturados, a diferencia de la estruc-
dos procesos fisiológicos, casi siempre de impor-
tura esteroide que presenta la mayoría de las hor-
tancia vital para la buena supervivencia del orga-
monas. Las prostaglandinas no se sintetizan en
nismo.
glándulas concretas, sino que las producen todas
Las hormonas, pues, actúan como mensajeros
las células del cuerpo, y actúan como mensajeros
químicos que se trasladan por el cuerpo a través
interviniendo en multitud de procesos, como el
de la sangre y la linfa, y llegan a todas las células.
control de las úlceras gástricas, el descenso de la
Las glándulas que las producen, cuando las vier-
presión sanguínea, la regulación del sistema ner-
ten directamente a la corriente circulatoria, reci-
vioso simpático, etc. Actúan también como facto-
ben el nombre de glándulas de secreción interna
res de protección, adaptando los tejidos a los
o glándulas endocrinas.
cambios producidos en su medio con motivo de
El conjunto de estas glándulas es lo que confi-
lesiones, inflamaciones, etc.
gura el sistema hormonal humano. Muchas de
ellas, no obstante, son también parte integrante
HIPÓFISIS
de otros sistemas, como el aparato digestivo o el
aparato excretor.
Conocida también como glándula pituitaria, la
Antes de describir cada una de estas glándulas,
hipófisis se encuentra en la base del encéfalo. Es
se enumeran brevemente las principales hormo-
alargada y muy pequeña, del tamaño de un gui-
nas del cuerpo humano y las vías metabólicas en
sante, y pueden distinguirse en ella tres partes: un
las que participan de modo decisivo:
280
Menú
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SALIR
ANATOMÍA
Hipotálamo
Adenohipófisis
La adenohipófisis, las hormonas que
produce y la acción desencadenada por éstas.
La neurohipófisis es un lugar de paso de la
vasopresina y la oxitocina, sintetizadas por el
hipotálamo.
Neurohipófisis
Crecimiento
corporal
Hor
mon
a de
l cre
l
Pro
ina
act
Secreción mamaria
cim
ient
o
rticotro
op
a
co
adreno
rmona
Ho
at
on
m
i
pa
Hormona
op
a
tr
reo
Ho
rm
on
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mu
sti
a
on o-e
rm cit
Ho lano
me
aa
on
ad
otr
r
Ho
nt
idi
ur
é
rm
on
ag
Función
suprarrenal
tic
a
Contracciones uterinas
te
lan
Ho
Acción antidiurética
Función
tiroidea
Pigmentación cutánea
Función testicular y ovárica
lóbulo anterior de actividad hormonal, otro lóbu-
lo intermedio, que desaparece en la edad adulta,
y el lóbulo posterior, cuya actividad se relaciona
principalmente con el sistema nervioso.
En el lóbulo posterior se almacenan diversas
hormonas producidas por las células nerviosas
del hipotálamo. Entre las más importantes que se
han aislado en este lóbulo se encuentran la vaso-
presina u hormona antidiurética (HAD) y la oxi-
tocina. La primera es inhibidora de la diuresis
(incrementa la permeabilidad y la reabsorción de
agua en las nefronas) y tiene también un efecto
vasoconstrictor sobre las arterias y las venas. La
segunda estimula la contracción de los músculos
lisos, y desempeña un papel importante en el
parto al facilitar el alumbramiento. Se suele inyec-
tar a las parturientas para acelerar el proceso si se
producen retrasos.
En el lóbulo anterior se han aislado las siguien-
tes hormonas:
Hormona humana del crecimiento (HHC) o
somatotropina: es imprescindible para el creci-
miento normal del esqueleto y del resto del cuer-
po. Su falta provoca enanismo, pero el exceso de
secreción causa el efecto contrario, es decir,
gigantismo. La hormona ejerce esta acción hasta
la edad adulta, pero después el organismo sigue
produciéndola, y participa entonces en numero-
sas reacciones metabólicas, interactúa con otras
hormonas, estimula la producción de leche en la
mujer después del parto, etc.
Prolactina: es una hormona lactógena, es decir,
estimuladora de la producción de leche. Durante
el embarazo, la mujer la produce en cantidades
crecientes (en esta fase estimula el desarrollo de
las mamas) y al finalizar el parto su concentración
en el plasma sanguíneo es de 200 microgramos
por litro.
Hormona estimuladora del tiroides (HET) o
tireotropina: su función es promover el creci-
miento de la glándula tiroides y la producción de
tiroxina, pero a su vez ésta inhibe la producción
de HET, por lo que existe una doble regulación.
Hormona adrenocorticotrópica (HACT): sirve
para estimular la corteza de la cápsula suprarrenal
y el vertido a la corriente sanguínea de sus hor-
monas.
Hormona estimulante del folículo (HEF): esti-
mula el desarrollo del folículo ovárico, la secre-
ción de estrógenos y la maduración del óvulo en
la mujer, y la producción de espermatozoides en
el hombre.
281
Menú
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SALIR
Hormona luteinizante (HL): estimula las dis-
tintas fases que conducen a la formación del cuer-
po lúteo tras la maduración del óvulo.
Hormona estimulante del melanocito (HEM):
activa el desarrollo de los melanocitos en la piel.
males en los fluidos orgánicos. Para ello secretan
una hormona, la HPT, en cantidades dependien-
tes de la concentración de los iones calcio.
TIMO
TIROIDES
Es una glándula bilobulada, con forma de herra-
dura, situada en la parte anterior del cuello,
delante de la laringe. Está provista de abundantes
capilares sanguíneos y posee también numerosas
vesículas coloidales en su interior.
La principal hormona que produce la tiroides es
la tiroxina, un aminoácido que contiene yodo y
cuya función es regular el nivel del metabolismo
del organismo. Es una hormona muy importante,
y su producción está regulada, en una compleja
interrelación compensatoria, por la tireotropina
(HET). Tanto el exceso como la falta de tiroxina
provocan enfermedades y alteraciones que pue-
den ser de gran gravedad, sobre todo si se produ-
cen antes de la madurez.
Glándula situada detrás del esternón, constituida
por tejido linfoepitelial y mesenquimático. Tiene
forma bilobular.
Aumenta de tamaño hasta la pubertad, pero a
partir de entonces sufre un proceso degenerativo
y se convierte en una masa de tejido adiposo que
acaba por desaparecer casi por completo.
Produce unas hormonas, llamadas timosinas,
que participan en la producción de los linfocitos
en los nódulos linfáticos.
GLÁNDULAS SUPRARRENALES
Llamadas también cápsulas suprarrenales, consis-
ten en dos pequeñas estructuras que aparecen
sobre los riñones. Poseen abundante irrigación
sanguínea y presentan dos zonas diferenciadas, la
corteza exterior y la médula interior. Cada una de
ellas produce hormonas especializadas en diver-
sas funciones esenciales para la vida.
La corteza suprarrenal
La corteza suprarrenal supone casi las cuatro
quintas partes del peso total de la glándula, y su
parénquima está formado por células muy desa-
rrolladas y a menudo ricas en lipoides. Produce
diversas hormonas del grupo de los esteroides,
con estructuras químicas muy parecidas, que son
esenciales para la vida (su ausencia provoca la
muerte en pocos días). Estas hormonas son de
dos clases:
Glucocorticoides. Llevan a cabo numerosas
funciones de gran importancia para el organis-
mo: intervienen en la transformación de los lípi-
dos y de las proteínas en glucosa, con lo que ele-
van el nivel de azúcar en sangre; participan en la
reducción de las inflamaciones, por lo que se uti-
lizan como fármacos antiinflamatorios; ayudan a
que el organismo se mantenga en buen estado
durante los períodos de tensión una vez que cesa
la influencia de la adrenalina (que es de breve
duración), para lo cual elevan los niveles de azú-
car y sales en la sangre y aumentan la presión
sanguínea. Los principales glucocorticoides son
Sección microscópica de la glándula tiroides,
tapizada de folículos tiroideos.
GLÁNDULAS PARATIROIDES
Son del tamaño de un guisante, y se disponen
sobre la superficie posterior del tiroides, agrupa-
das en dos series.
Desempeñan una importante función en el
mantenimiento de los iones calcio a niveles nor-
282
Menú
i
SALIR
ANATOMÍA
TRH
Estímulos nerviosos procedentes
de los centros termorreguladores
Regulación de la producción del calor a
través de la glándula tiroides. La
adenohipófisis produce TSH, que estimula
la producción de hormonas tiroideas.
Retroalimentación
negativa
Adenohipófisis
TSH
Tiroides
Músculo
Hígado
Riñón
Corazón
Aumenta el consumo de oxígeno y se produce calor
el cortisol (o hidrocortisona) y la corticosterona.
Corticoides minerales. Se encargan de facilitar
la reabsorción de los iones sodio y calcio en los
túbulos renales, incorporándolos de nuevo a la
corriente sanguínea, por lo que garantizan el
mantenimiento de la presión sanguínea y del
volumen de la sangre dentro de los límites nor-
males.
de la sangre, etc. La noradrenalina reduce el
pulso y eleva la corriente coronaria.
La función de ambas hormonas parece ser la de
preparar al cuerpo para realizar un esfuerzo físico
intenso como respuesta a un estímulo superior al
normal.
La médula suprarrenal
Ocupa la porción central de la glándula, es de
color pardo rojizo y está formada por tejido con-
juntivo, células secretoras, vasos sanguíneos,
grandes células ganglionares y fibras nerviosas.
La médula suprarrenal produce sobre todo dos
hormonas importantes: la adrenalina y la nora-
drenalina. Secreta adrenalina siempre que el
cuerpo se ve sometido a cualquier tipo de ten-
sión, ya sea psíquica o física. Y provoca además
una gran variedad de acciones, tales como
aumento del ritmo cardíaco, de la presión sanguí-
nea, del nivel de azúcar en sangre y de la tasa
metabólica, la dilatación de los bronquios y de las
pupilas, la reducción del tiempo de coagulación
LAS GÓNADAS
Las gónadas o glándulas sexuales tienen como
función primordial producir las células sexuales,
es decir, los óvulos y los espermatozoides. Pero, al
mismo tiempo, actúan también como glándulas
endocrinas que producen varias hormonas de
gran importancia.
La descripción anatómica de estas glándulas
queda reservada al capítulo dedicado a la anato-
mía del aparato reproductor. Aquí se considera
únicamente su función endocrina.
Testículos
Contienen tejidos de secreción interna formados
por células intersticiales, que secretan hormonas
283
Menú
i
SALIR
FSH/LH-RH
Testosterona sanguínea baja;
informaciones nerviosas
Las hormonas sexuales masculinas,
su regulación y sus acciones.
Retroalimentación
negativa
Retroalimentación
negativa
Inhibina
LH
FSH
Túbulos seminíferos
(espermatogénesis)
Célula de Sertoli
Células de Leydig
Testículos
Testosterona
TÚBULOS
SEMINÍFEROS
Espermatogénesis
TEJIDO SOMÁTICO
Estimulación del
crecimiento
CEREBRO
Cambios de
comportamiento
CARACTERES
SEXUALES
SECUNDARIOS
MASCULINOS
CARACTERES
SEXUALES
PRIMARIOS
MASCULINOS
sexuales masculinas designadas globalmente
como andrógenos. Una de las principales es la
testosterona, esencial para la aparición en el indi-
viduo de las características sexuales secundarias y
para la producción de esperma.
La producción de andrógenos está supeditada a
que el testículo reciba la estimulación de la hor-
mona HL, secretada en la hipófisis. Los andróge-
nos actúan sobre el organismo promoviendo la
diferenciación sexual y la aparición de las carac-
terísticas masculinas secundarias, así como la
maduración de los órganos sexuales.
Los andrógenos actúan también fomentando el
desarrollo de la masa muscular, por lo que se uti-
lizan, tanto en veterinaria como medicina huma-
na, para incrementar el desarrollo muscular. No
obstante, el uso de estas hormonas como anabo-
lizantes es objeto de intensa polémica por los
peligros que encierra y las posibles consecuencias
de su acumulación en el organismo. El uso de
anabolizantes en deportistas ha provocado algu-
nos casos de muerte, y su empleo por parte de los
284
ganaderos para incrementar el peso de los anima-
les destinados al consumo humano está prohibi-
da en varios países.
Ovarios
En los ovarios se producen los óvulos y también
diversas hormonas esteroideas, englobadas bajo
el nombre de estrógenos.
La función de estas hormonas en el organismo
es doble. Un primer papel es promover la apari-
ción de los caracteres sexuales secundarios. En
segundo lugar, los estrógenos participan activa-
mente en la serie de cambios fisiológicos que
experimenta el cuerpo de la mujer durante el
embarazo, destinados a la preparación del parto.
La producción de estas hormonas está regulada
por otras hormonas, la HEF y la HL, secretadas en
la hipófisis.
Además, dentro del proceso reproductor feme-
nino también se producen otras hormonas
importantes. Entre éstas destaca la progesterona,
secretada por el cuerpo lúteo, que prepara el
Menú
i
SALIR
ANATOMÍA
Las hormonas sexuales femeninas,
su regulación y sus acciones.
Información
nerviosa
Adenohipófisis
Inhibina
Maduración
folicular
Sólo
niveles
elevados
Folículos
maduros
(estrógenos,
inhibina)
Estrógenos
-
+
FSH
LH
LH
FSH
Ovario
Cuerpo lúteo
(progesterona,
estrógenos)
FSH/LH-RH
Progesterona
TEJIDOS
SOMÁTICOS
Estimulación del
crecimiento
GLÁNDULA
MAMARIA
Desarrollo y
mantenimiento
ÓRGANOS REPRODUCTORES
Cambios cíclicos en el
endometrio uterino,
peristaltismo
de la trompa de Falopio
útero para el embarazo e inhibe la aparición de
un nuevo folículo. Cuando se produce el embara-
zo, el cuerpo lúteo continúa secretando progeste-
rona hasta poco antes del parto, momento en que
empieza a producirse relaxina, una hormona que
actúa sobre la musculatura y los ligamentos de la
pelvis provocando la dilatación del canal del
parto.
Los estrógenos se obtienen también sintética-
mente, y se utilizan para controlar la ovulación
(píldora anticonceptiva).
OTRAS GLÁNDULAS ENDOCRINAS
El aparato digestivo cuenta también con varias
glándulas productoras de hormonas. Así, en la
pared del estómago existen células que producen
gastrina, una hormona que estimula la producción
de ácido clorhídrico, necesario para la digestión.
El duodeno contiene células productoras de
secretina y pancreocimina. La misión de estas
hormonas es estimular la secreción de bilis en el
hígado y la vesícula biliar, así como la producción
de jugo pancreático en el páncreas.
El páncreas, además de actuar como glándula
secretora externa que produce el jugo pancreáti-
co, es también una glándula endocrina. Está
formado, aproximadamente, por un millón de
conglomerados de células endocrinas llamados
islotes de Langerhans, que producen una hormo-
na esencial, la insulina. Esta hormona reduce el
nivel de azúcar en la sangre e interviene directa o
indirectamente en todos los procesos metabólicos
del cuerpo humano, y de ahí su gran importancia.
Fue aislada en 1920 (Banting y Best), y en la
actualidad se produce sintéticamente y mediante
tecnología genética.
El riñón, en su papel de glándula endocrina,
secreta tres hormonas: renina, calciferol y eritro-
poyetina. La renina es una proteinasa que contri-
buye a la activación de la angiotensina, que regu-
la la presión sanguínea y el equilibrio del agua y
de los electrolitos. El calciferol o vitamina D no
285
Menú
i
SALIR
es estrictamente una hormona, pero es muy simi-
lar por su estructura química y comportamiento.
En el riñón se convierte en la forma activa que
regula el metabolismo del calcio. La eritropoyeti-
na actúa sobre la médula ósea e induce un incre-
mento en la producción de eritrocitos.

APARATO REPRODUCTOR
La reproducción es una actividad esencial para la perpetuación de la especie. Los órganos
destinados a esta función son distintos en cada uno de los sexos, y han de estudiarse por
separado. Sin embargo, hay que tener en cuenta que tienen un origen común, aunque en el
curso del desarrollo embrionario se han especializado en uno u otro sentido y han ido
completándose posteriormente, antes de alcanzar el individuo la madurez sexual. Su
funcionamiento depende de muchos otros órganos y sistemas de control, tanto físicos como
psíquicos. Por otro lado, propia de su actividad es la aparición de los caracteres sexuales
externos o secundarios, que distinguen ambos sexos.
EL APARATO REPRODUCTOR
MASCULINO
Está formado por todos aquellos órganos y ele-
mentos complementarios que participan en la
producción de los espermatozoides y en la emi-
sión del semen que los transporta.
Consta, pues, de un órgano par productor de
células sexuales, los testículos, una serie de ele-
mentos auxiliares que contribuyen al transporte
de estas células y a la producción del semen (vesí-
culas seminales, conductos eyaculadores, prósta-
ta, etc.) y una estructura destinada a depositar el
semen con los espermatozoides en el interior de
la vagina femenina, para que estos últimos se des-
placen hasta el ovario y tenga lugar la fecun-
dación.
longa hacia el exterior del testículo en un con-
ducto deferente que transporta los espermatozoi-
des hasta la cavidad abdominal.
Vesículas seminales
Son estructuras formadas por un delgado canal
de trayectoria circular, situadas al final del con-
ducto deferente que sale de los testículos. Uno de
los extremos es ciego, mientras que el otro se
estrecha hacia abajo y desemboca en el conducto
eyaculador.
La función de estas vesículas es producir líqui-
dos lubricantes para el esperma.
Conductos eyaculadores
Son tubos de unos 2 cm de longitud, situados a
continuación de los conductos deferentes, de los
que constituyen una prolongación. Desembocan
en la uretra por su porción anexa a la próstata.
En los conductos eyaculadores desembocan las
vesículas seminales.
Testículos
Son dos órganos de forma ovoide, de unos 20 a
30 g de peso cada uno, situados en el interior de
una especie de saco que constituye la bolsa escro-
tal. En la parte posterosuperior llevan un con-
ducto, el epidídimo, destinado al transporte de
los espermatozoides. El conjunto se encuentra en
el exterior de la cavidad abdominal.
El testículo en sentido estricto es la estructura
ovoide formada por un estroma de células pro-
ductoras de espermatozoides, que se disponen a
lo largo de unos conductos (túbulos seminíferos)
destinados a recoger los que alcanzan la madurez,
y células de función nutriente.
Los túbulos seminíferos confluyen en el epidí-
dimo, de entre 6 y 7 cm de longitud, que se pro-
286
Próstata
La próstata es una glándula que mide unos pocos
centímetros, situada en la pelvis ósea menor, por
debajo de la vejiga, y formada por entre 30 y
50 elementos glandulares de tipo tubuloalveolar.
Estos elementos están rodeados de una masa de
tejido conjuntivo y muscular liso.
Produce una secreción alcalina de aspecto
lechoso (contiene cuerpos de lecitina, leucoplas-
tos y células epiteliales) que forma parte del
semen, y cuya función es estimular el movimien-
to de los espermatozoides.
Menú
i
SALIR
ANATOMÍA
Sínfisis
púbica
Vejiga
urinaria
Próstata
Conducto
deferente
Vesícula
seminal
Cuerpo
cavernoso
del pene
Conducto
eyaculador
Glande
del pene
Recto
Ano
Uretra
Prepucio
Glándula
de Cowper
Testículo
Meato uretral
Epidídimo
Escroto
Sección longitudinal del
aparato reproductor
masculino, que pone de
manifiesto la estrecha
relación con el aparato
urinario.
Pene
Órgano impar en forma de tubo, dividido en tres
partes principales: la raíz, situada en la base, el
cuerpo, cilíndrico y alargado, y un extremo ovoi-
de que constituye el glande.
En su interior se encuentran la uretra, que se
inserta en la raíz, y los conductos eyaculadores,
así como todos los vasos sanguíneos y nervios
correspondientes. Está formado por un tejido
esponjoso (cuerpos cavernosos) que, cuando se
llena de sangre, hace aumentar su tamaño y le
confiere dureza y rigidez (erección). Posee tam-
bién diversos músculos que contribuyen a la erec-
ción y a la expulsión del semen.
El glande posee en su extremo un orificio por el
que desemboca la uretra. Está rodeado de un
repliegue cutáneo (el prepucio), al que se une por
medio de una delgada membrana (frenillo).
pelviana; y la tercera, llamada porción cavernosa,
se extiende a lo largo del pene y está rodeada por
los cuerpos cavernosos. Posee musculatura lisa y
dispone de dos esfínteres, uno interno y otro
externo.
En la uretra desembocan también los conductos
eyaculadores, con lo que se convierte así en vía de
salida común para la orina y el semen, aunque
una serie de estructuras de retención impiden
que ambos se mezclen.
Elementos auxiliares
El aparato reproductor, además de los órganos
propiamente dichos, posee otras estructuras que
contribuyen al buen funcionamiento de aquéllos
y que se disponen en sus proximidades.
El escroto es una bolsa de piel que recubre los
testículos. Está unida de forma continua con la
piel que recubre el pene, el muslo y el perineo.
Está recubierta de pelo y posee glándulas sudorí-
paras y sebáceas.
El cordón espermático está formado por el
conjunto del conducto deferente, los vasos arte-
riales y sanguíneos, los vasos linfáticos y los ner-
vios de los testículos y el pene, y penetra en la
cavidad abdominal.
Las glándulas bulbouretrales son del tamaño
de un guisante, y están situadas donde se inicia la
287
Uretra
La uretra masculina es un órgano tubular, de
unos 18 cm de longitud, que está situado a con-
tinuación de la vejiga y discurre por el interior
del pene, hasta desembocar al exterior a través del
glande.
Se distinguen en ella tres partes o secciones: la
primera atraviesa la próstata; la segunda, llamada
porción membranosa, pasa a través de la cavidad
Menú
i
SALIR
porción cavernosa de la uretra. Secretan un líqui-
do que se incorpora también al semen.
EL APARATO REPRODUCTOR
FEMENINO
Está formado por los órganos reproductores pro-
piamente dichos y sus accesorios, así como por
otras estructuras sometidas a su influencia, aun-
que intervengan en el proceso de la reproducción
sólo de manera secundaria. Presenta mayor com-
plejidad que en el hombre, puesto que desempe-
ña un papel mucho más importante en la forma-
ción del nuevo ser. En efecto, el aparato repro-
ductor femenino no sólo debe permitir la unión
del óvulo y el espermatozoide, sino que también
ha de acoger el cigoto a lo largo de su desarrollo
y preparar al organismo para el proceso del parto.
El ovario
El ovario es el órgano central del aparato repro-
ductor femenino, ya que en él se producen los
óvulos. Tiene forma de almendra, pesa unos 7 g y
es un órgano par. Hay un ovario a cada lado de la
cavidad pelviana, delante del recto.
Su volumen aumenta de modo progresivo hasta
la edad adulta. Después, cuando finaliza el perío-
do fértil en la mujer, ambos ovarios inician un
proceso de regresión que acaba por atrofiarlos.
Cavidad
uterina
Estructuralmente, constan de un tejido conecti-
vo fibroso en su parte central (la médula), con
numerosos vasos sanguíneos, y una serie de acú-
mulos celulares (folículos oóforos) en la periferia,
que configuran la corteza. Los folículos están for-
mados por un óvulo o célula sexual, rodeada de
una serie de células nutricionales que forman una
especie de cubierta, la cual a su vez aparece tapi-
zada por otras células dando lugar a un manto o
teca.
Cuando el folículo crece y madura, produce
un líquido que induce en la pared del ovario un
rechazo contra él, con lo que se desplaza hacia la
periferia. Finalmente, cuando el óvulo alcanza
la madurez apropiada, la pared del folículo se
abre y lo libera hacia la cavidad abdominal.
El folículo actúa también como una glándula
endocrina, puesto que produce gran cantidad de
estrógenos durante toda la etapa fértil de la mujer.
El óvulo expulsado inicia entonces su ciclo vital,
siendo recogido por la trompa uterina. Mientras
tanto, el folículo vacío se transforma en un tejido
cicatrizal especial, el llamado cuerpo lúteo. Éste
actúa también como una glándula endocrina que
secreta otra hormona sexual, la progesterona, que
preparará el útero para un posible embarazo.
Si el óvulo es fecundado, el cuerpo lúteo expe-
rimenta una serie de cambios que lo transforman
en el cuerpo lúteo gravídico. En caso contrario, si
no ha habido fecundación, se convierte en el
Ovario
Útero
Trompa de
Falopio
Fondo del saco
vaginal
Ligamento
uteroovárico
Vejiga urinaria
Cavidad
vaginal
Sínfisis púbica
Ano
Sección longitudinal del
aparato reproductor femenino.
Obsérvese que el útero está
dirigido hacia delante, y que la
vagina es una cavidad virtual
extensible.
Cuello vesical
Vagina
288
Menú
i
SALIR
ANATOMÍA
Ovario
Ovario que muestra folículos ováricos
en distintos grados de madurez, y dos
cuerpos lúteos, los folículos de Graaf
que ya han expulsado el ovocito.
Cuerpo lúteo
Folículos ováricos
o de Graaf
Ovocito
expulsado
Cuerpo
hemorrágico
Folículo ovárico maduro
po uterino, que es la porción supe-
rior más ancha, en la que desembo-
can las trompas de Falopio, y que es
convexo en la mujer nulípara, y más
grande y globoso en la multípara; el
istmo uterino o segmento medio; y
el cuello uterino, la zona inferior
cilíndrica, que se estrecha progresi-
vamente hasta comunicar con la
vagina.
El útero está rodeado de peritoneo, que en algu-
nas zonas da lugar a sacos y pliegues. Su pared
está formada por musculatura lisa, y la superficie
interna está recubierta por un tejido epitelial
mucoso, con diversas glándulas. La mucosa uteri-
na experimenta grandes transformaciones duran-
te el embarazo y en los días del ciclo menstrual.
Vagina
Es un órgano impar, que forma un canal elástico,
de 7 a 10 cm de longitud. En su parte superior
comunica con el cuello uterino, mientras que por
la parte inferior se abre al exterior en la zona vul-
var. Está situada entre el recto y la vejiga.
La pared vaginal está formada por un estrato de
musculatura revestido de una capa mucosa, que
también experimenta cambios periódicos. El ori-
ficio vaginal de la mujer virgen está recubierto de
una delgada membrana, el himen, que se rompe
con las primeras relaciones sexuales completas.
Microfotografía electrónica de un folículo de Graaf
liberando un ovocito maduro (en rojo); a su
alrededor, restos de células de la corona y líquido
folicular.
cuerpo lúteo menstrual, y al cabo de 12 días ex-
perimenta una regresión hasta desaparecer.
Vulva
Bajo esta denominación se engloban los genitales
externos, situados por delante y debajo de la sín-
fisis púbica. Es una estructura compleja, que en
su zona central forma el llamado vestíbulo vagi-
nal, donde se localizan el orificio de la uretra y la
entrada a la vagina. En la parte delantera se
encuentra el clítoris, órgano de gran sensibilidad,
formado por dos pequeños cuerpos cavernosos
que se unen en una estructura llamada glande,
muy rica en terminaciones nerviosas y recubierta
de tejido mucoso. El clítoris equivale al pene
masculino.
Rodeando a estos tres elementos, se encuentran
los labios menores, dos pliegues cutáneos que se
289
Trompas uterinas
Conocidas también como trompas de Falopio,
son unos conductos tubulares que por uno de sus
extremos comunican con el útero, mientras que el
otro, que forma una especie de embudo con
varios salientes en el borde, se abre en la cavidad
abdominal en dirección al ovario.
Su misión es recoger el óvulo desprendido del
folículo y llevarlo hasta el útero.
Útero
El útero es un órgano impar, de forma cónica,
situado dentro de la pelvis menor, entre el recto y
la vejiga. Se distinguen en él tres partes: el cuer-
Menú
i
SALIR
unen en su parte delantera con el clítoris. En el
exterior, aparecen aún los labios mayores, otros
pliegues de mayor tamaño que rodean a los ante-
riores y que en su parte anterior se unen en el
monte de Venus, una prominencia de la piel que
coincide con la sínfisis púbica.

EL DESARROLLO HUMANO
El ser humano, como los restantes organismos, se encuentra sometido a un constante
proceso de cambio que le conduce desde el momento de la fecundación del óvulo hasta el
cese de todas las constantes vitales en el fenómeno denominado muerte. En cada una de
estas etapas presenta unas características distintas, y su organismo muestra también unas
necesidades diferentes, con independencia de las exigencias generales que pueda imponerle
el medio en que vive.
LA FECUNDACIÓN
El proceso de unión de un óvulo y un esperma-
tozoide, que denominamos fecundación, tiene
lugar gracias a la conjunción de otros procesos
complementarios y previos, pero imprescindi-
bles. Son éstos básicamente dos: el ciclo mens-
trual y la copulación.
que inmersos en un líquido (esperma) se unen a
las secreciones de las vesículas seminales y la
próstata para formar el semen. El semen es un
fluido que proporciona las condiciones adecua-
das para la nutrición y
para el desplazamiento de
los espermatozoides.
Al iniciarse el contacto
sexual, los estímulos gene-
rados (excitación sexual)
Fotografía de un
espermatozoide atravesando
la cubierta de un óvulo,
obtenida al microscopio
electrónico.
Ciclo menstrual
Al estudiar el aparato reproductor femenino, se
ha podido ver el destino que le aguarda al óvulo
una vez que se ha desprendido. Esta fase se llama
ovulación, y se inicia entre 12 y 14 días después
del comienzo de la menstruación, siguiendo un
ciclo general que dura unos 28 días.
El óvulo desprendido en la cavidad abdominal
es recogido por la trompa uterina
y llevado al útero. Si no ha encon-
trado ningún espermatozoide,
Fecundación
este óvulo acaba por perecer y
comienza otra vez el ciclo de
maduración de un nuevo óvulo
en los folículos. Sólo cuando el
óvulo está fecundado, se desenca-
denan los cambios que impiden
una nueva ovulación.
Ovulación
Cigoto
Blastómeros
Mórula
Blástula
Implantación
Copulación y fecundación
Los testículos del hombre produ-
cen millones de espermatozoides,
Secuencia de acontecimientos desde
la ovulación a la implantación del
óvulo fecundado.
Trompa
de Falopio
Cavidad
uterina
Ovario
290
Menú
i
SALIR
ANATOMÍA
provocan un gran aflujo de sangre arterial hacia
los cuerpos cavernosos del pene. Al llenarlos, la
presión hace que éste aumente de tamaño (erec-
ción) y adquiera una consistencia dura que le per-
mite introducirse en la vagina de la mujer.
Las contracciones de los conductos deferentes
hacen que el semen salga expulsado por la uretra
(eyaculación), depositándose en la vagina, con lo
que finaliza así el proceso de la cópula. Los esper-
matozoides del semen (hasta 300 millones) ini-
cian entonces una carrera para alcanzar un óvulo.
Se mueven con ayuda de la cola en el líquido que
tapiza la vagina, se introducen en el útero y
ascienden hasta la trompa de Falopio.
En la trompa de Falopio, únicamente un solo
espermatozoide consigue atravesar la pared del
óvulo e introducirse en él. Esto es lo que se llama
fecundación o fertilización. Inmediatamente
después, se crea una cubierta que
impide la entrada de cualquier otro
espermatozoide.
EL EMBARAZO
En el mismo momento en que un
espermatozoide fecunda al óvulo,
comienza el desarrollo embriona-
rio. La célula formada, llamada
cigoto, prosigue su viaje a lo largo
de la trompa de Falopio hasta caer,
al cabo de dos o tres días, en el
útero. Una vez allí, se adhiere a la
pared de este órgano y, algún tiem-
po después, cuando ha transcurrido
una semana desde la fecundación, se introduce
en la pared del útero, que mientras tanto ha
aumentado de espesor. Este proceso es conocido
como implantación o anidación, y se considera
que es el momento en que se inicia el embarazo.
Al implantarse en la pared del útero, el cigoto
ya se ha transformado en una esfera hueca de
células (blastocito). Estas células continúan divi-
diéndose y por diferenciación dan lugar a dos
grupos de células distintas: uno forma el embrión
en sentido estricto, y el otro, las membranas
extraembrionarias.
Estas membranas dan lugar al amnios, un saco
que contiene un fluido especial (líquido amnióti-
co) en cuyo seno se encuentran el embrión, la
placenta (un tejido muy vascularizado unido a
la pared uterina en el que tienen lugar los proce-
El cuerpo de la mujer embarazada
experimenta importantísimos
cambios debidos a causas
hormonales, nutritivas y mecánicas,
fruto de una reacción adaptativa al
desarrollo fetal. Izquierda, fotografía
de un feto humano a los 4 meses de
gestación.
sos de respiración, nutrición y excreción del
embrión, así como la secreción de diversas hor-
monas) y, por último, el cordón umbilical, de
unos 50 cm de longitud, con los vasos conducto-
res que unen al embrión con la placenta.
En los dos primeros meses de gestación se for-
man las estructuras básicas del nuevo ser. Es un
período muy sensible para él, pues cualquier alte-
ración en su desarrollo, por radiaciones, sustan-
cias tóxicas, medicamentos u otros, puede tener
graves consecuencias (monstruosidades, malfor-
maciones, enfermedades, etc.).
A partir de los dos meses, el embrión deja de
ser tan sensible a esos factores y recibe el nombre
de feto.
Cuando han transcurrido unos nueve meses
desde la fecundación, el feto ya está totalmente
291
Menú
i
SALIR
formado. Se inician entonces complicados proce-
sos de regulación hormonal encaminados a pre-
parar el momento del parto.
EL PARTO
El parto consiste fundamentalmente en la salida
del feto al exterior y su desvinculación física del
organismo materno con la rotura del cordón
umbilical.
Previamente, se inicia una serie de cambios físi-
cos y fisiológicos en la madre que preparan el
proceso. En primer lugar, las mamas aumentan de
tamaño y comienzan a disponerse para la secre-
ción de leche. La placenta deja de secretar pro-
gesterona y, en consecuencia, las paredes del
útero empiezan a presentar contracciones, refor-
zadas por la acción de otra hormona, la oxitocina.
Otras hormonas, las prostaglandinas, incitan nue-
vas contracciones, con lo cual comienza el des-
plazamiento del feto para adoptar la posición
adecuada de salida.
Al mismo tiempo, el cuello uterino se dilata.
Las contracciones aumentan de intensidad y fuer-
za, hasta provocar la rotura del amnios y la salida
del líquido amniótico hacia el exterior a través de
la vagina (la «rotura de aguas»). El cuello uterino
y la vagina alcanzan entonces la máxima dilata-
ción y el feto sale al exterior, concluyendo así el
parto.
Si el proceso del parto de inicia y concluye
antes de haberse completado el desarrollo del
feto, y éste no está en condiciones de sobrevivir,
se habla de aborto. Puede ser espontáneo o bien
inducido por la ingestión de tóxicos, determina-
das enfermedades, alteraciones físicas, etc. Se
llama también aborto, habitualmente, a la inte-
rrupción artificial del embarazo, sea o no por
razones médicas.
Cuando el feto que nace antes de completarse el
tiempo de gestación está en condiciones mínimas
de supervivencia (bien sea de modo natural, o
asistido mediante incubadora), se habla de un
nacimiento prematuro.
DESARROLLO INDEPENDIENTE
Desde el momento en que el feto sale al exterior
y se corta el cordón umbilical, el nuevo ser inicia
una vida independiente, aunque en los primeros
tiempos dependa por completo de la madre para
vivir.
Durante el primer mes de vida, el niño se encuen-
tra en la etapa de recién nacido, y se alimenta exclu-
sivamente de leche, artificial o materna.
Lactancia
La lactancia comprende, en sentido amplio, toda
la duración del período en que el niño se alimen-
ta de leche, y en sentido estricto, desde el primer
mes de vida, después de la etapa de recién naci-
do, hasta que ha transcurrido un año desde el
parto, aunque la alimentación pueda cambiarse
antes.
La leche materna contiene todos los elementos
que el lactante necesita para su desarrollo, pero en
caso de que la madre no la produzca, o lo haga en
Fases de un parto normal.
Dilatación
Enclavamiento de la cabeza
Expulsión
292
Menú
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SALIR
ANATOMÍA
el niño va desarrollando su psiquismo, ha apren-
dido a hablar y a desarrollar sus pautas de con-
ducta, a relacionarse con el mundo exterior y a
crear el pensamiento.
Pubertad
La pubertad es el período que se inicia en cuanto
los órganos sexuales empiezan a entrar en activi-
dad. El comienzo se sitúa alrededor de los
12 años, aunque existen variaciones entre
los sexos (es más precoz en las niñas que en los
varones), y está también condicionado por facto-
res culturales. Concluye aproximadamente a los
16 años en la mujer y a los 18 años en el hombre.
La manifestación más clara de su inicio es la
aparición de las primeras características sexuales
secundarias, como el vello púbico, el cambio de
voz, el mayor desarrollo muscular en los niños, el
desarrollo de las mamas en las niñas, la distribu-
ción del tejido adiposo en determinadas partes
del cuerpo para adoptar la figura del adulto (que
sigue pautas distintas entre hombres y mujeres),
la aparición de la menstruación en las niñas, etc.
Cuando termina la pubertad, el individuo
muestra ya todas las características propias de su
sexo y presenta la anatomía y fisiología propias
del adulto.
A partir de los 18 años se inicia un período
intermedio, antes de llegar a la madurez, que se
denomina juventud. En los hombres, la juventud
se prolonga hasta los 25 años, y en las mujeres
hasta los 20 años. Durante este tiempo se com-
pleta el crecimiento, acaban de asentarse los ras-
gos propios del adulto y también el psiquismo
adopta ya unas características definitivas.
La leche materna es la más idónea para cubrir las
necesidades del bebé.
cantidad insuficiente, puede recurrirse a la leche
artificial. Se trata de leche de vaca «maternizada»,
es decir, transformada para que sea en su compo-
sición y concentración análoga a la materna.
Al cabo de unos seis meses, la alimentación con
leche comienza a alternarse con papillas, hasta
que éstas la sustituyen por completo. La compo-
sición de dichas papillas (y otros alimentos pre-
parados) se va modificando a medida que el niño
crece y en función de sus necesidades energéticas.
Infancia
Este primer período en la vida de la persona com-
prende unos doce años, y puede dividirse en dos
fases: primera infancia y segunda infancia.
La primera infancia abarca hasta los dos años, y
se divide a su vez en la etapa de recién nacido
(hasta 1 mes de edad) y la etapa de la lactancia.
La segunda infancia, o infancia propiamente
dicha, se divide igualmente en dos períodos prin-
cipales, marcados por la actividad escolar del
niño: la edad preescolar, que abarca desde los 2
hasta los 6 años, y la edad escolar, de los 6 a los
12 años, conocida también como puericia.
En este período tienen lugar el niño importan-
tes cambios físicos y fisiológicos, como la entrada
en pleno funcionamiento de los distintos órga-
nos, el cambio de dentición (la de leche se susti-
tuye por la definitiva) y, hacia el final, el comien-
zo de la maduración de los órganos sexuales, con
los cambios que a su vez conlleva. Paralelamente,
Madurez
Resulta difícil establecer los límites de este perío-
do, que se inicia convencionalmente al finalizar la
juventud, si bien el estado físico y fisiológico de
ésta puede prolongarse más allá de la edad antes
indicada, dependiendo de factores tales como el
estado general de salud, la alimentación, la activi-
dad física e intelectual, etc.
No obstante, puede decirse que la madurez
comienza en el momento en que todos los órga-
nos han completado su desarrollo funcional y
anatómico, y el organismo trabaja a pleno rendi-
miento con todos sus elementos en perfecto esta-
do. Durante la madurez, la persona consigue por
lo general sus mejores rendimientos globales,
sobre todo en el aspecto intelectual y social. Es la
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Menú
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SALIR
medades anteriores son determinantes para fijar
el momento en que finaliza la madurez.
Sin embargo, puede decirse que, atendiendo a
criterios funcionales, la madurez dura mientras el
cuerpo permanece en una fase de mantenimiento
en que las estructuras experimentan una renova-
ción normal y existe un equilibrio entre las pérdi-
das y las ganancias, tanto a nivel metabólico
como anatómico. Es decir, cuando el estado físi-
co del individuo mantiene unos niveles constan-
tes, con unas características y unos rendimientos
análogos a los de etapas previas.
La calidad de vida (como conjunto de factores
internos y externos al individuo) en los países avan-
zados no sólo ha permitido ampliar la esperanza
media de vida, situándola por encima de los
80 años, y con un porcentaje cada vez mayor de per-
sonas que superan con creces esa edad, sino también
prolongar ese estado de equilibrio (la madurez).
Vejez
Desde el nacimiento hasta la vejez, el hombre
experimenta continuados y progresivos cambios
fisiológicos y psíquicos.
época en que procrea y cría a sus descendientes.
Al final de esta etapa finaliza la edad fértil de la
mujer, con el proceso de la menopausia, que pro-
voca en ella profundos cambios fisiológicos.
La duración de la edad madura es variable entre
las distintas sociedades humanas (está determina-
da por la llamada esperanza de vida, mucho más
baja en los países en vías de desarrollo) y asimis-
mo en función de las condiciones particulares del
individuo. El estado de salud existente y la exis-
tencia o no de secuelas de alteraciones o enfer-
El inicio de esta etapa se caracteriza por un decli-
ve en las funciones metabólicas y el funciona-
miento orgánico del cuerpo. Es decir, cuando
comienza a instaurarse un desequilibrio entre la
producción de elementos orgánicos y la destruc-
ción de los mismos: descenso del metabolismo,
pérdida de fuerzas, disminución de la sensibili-
dad en los órganos de los sentidos, irreversibili-
dad de ciertos cambios, etc.
La vejez finaliza con la muerte del individuo,
que es un proceso normal en el desarrollo vital,
y que se compone de varias fases: cese de la acti-
vidad del cerebro, paro del corazón y los pulmo-
nes, cese de la actividad de los órganos y tejidos,
cese de la producción de hormonas y enzimas,
transformación irreversible de los tejidos y
comienzo de su disolución, etc.
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ANATOMÍA

GLOSARIO
abducción Separación de una parte del cuerpo
(por ejemplo, una extremidad) hacia un lado, ale-
jándose del eje corporal.
acetábulo Cavidad semiesférica del extremo de
un hueso para acoger el extremo redondeado de
otro (cóndilo) en el conjunto de una articulación.
aducción: movimiento de aproximación de una
parte del cuerpo (por ejemplo, una extremidad)
hacia el eje corporal.
aferente Centrípeto, es decir, que conduce
desde la periferia al centro de referencia.
anabolismo Transformación de los nutrientes
en sustancias propias del cuerpo, por ejemplo,
masa muscular, huesos, etc.
anticuerpo Proteína formada por linfocitos B y
células plasmáticas como reacción a la presencia
de un antígeno (cuerpo extraño, sustancia tóxica,
etc.) y que ejerce una acción antagónica contra
éste, destruyéndolo o anulándolo.
antígeno Cualquier sustancia o elemento extra-
ño al cuerpo que provoca en éste una reacción de
defensa, formando antígenos para destruirlo o
anularlo.
atrofia Disminución del volumen y la masa de
un tejido corporal, que puede llegar a desapare-
cer, a causa de la falta de nutrición.
bacteria Microorganismo unicelular, carente
de núcleo, con pared celular, con flagelos y por
lo general sin clorofila. Las bacterias son de
forma espiralada, de bastoncillo o esférica. Se
multiplican por escisión. Muchas especies son
patógenas.
catabolismo Desintegración de las grasas, las
proteínas y los hidratos de carbono en compues-
tos más simples, con liberación de energía.
cóndilo Porción esférica del extremo de un
hueso que se aloja en el acetábulo de otro hueso
formando la articulación.
distal Alejado del centro, de la línea media o
del eje, del cuerpo o de un órgano.
dorsal Relativo a la espalda o al dorso (por el de
la mano).
ECG Siglas de electrocardiograma, registro grá-
fico de los cambios en el tiempo que sufren los
potenciales bioeléctricos o las diferencias de
potencial (las corrientes eléctricas) a causa de la
actividad del músculo cardíaco. Las variaciones
con respecto a la gráfica normal permiten deducir
alteraciones o afecciones del corazón.
EEG Siglas de electroencefalograma, registro
gráfico de las oscilaciones del potencial bioeléc-
trico del cerebro (de la actividad cerebral) en su
actividad normal o bajo el efecto de estímulos
externos. Se usa para el diagnóstico de numerosas
enfermedades y afecciones cerebrales (tumores,
epilepsia, traumatismos, etc.).
eferente Centrífugo, es decir, que conduce
desde el centro de referencia a la periferia.
epigastrio Región superior y central del abdomen.
granuloma Conjunto de células de diversos
tipos y tamaños infiltradas en un punto concreto
de un órgano, formando una estructura de aspec-
to tumoral y consistencia blanda.
hematopoyético Relativo o referente a la for-
mación de sangre; por ejemplo, es un tejido
hematopoyético la médula ósea.
hipertónico De presión superior a la normal.
hipertrofia Aumento del volumen y la masa de
un tejido o un órgano a causa de un incremento
en el número de sus células.
hipocondrio Región superior y lateral del
abdomen, situada a cada lado del epigastrio.
hipotónico De presión inferior a la normal.
inmunoglobulina Proteína del plasma que
actúa como anticuerpo del sistema inmunitario
del organismo.
metabolismo Conjunto de todos los procesos
bioquímicos que tienen lugar en el organismo y
que son necesarios para mantenerlo con vida.
Consta fundamentalmente de dos tipos de reac-
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ciones: anabólicas (del anabolismo) y catabólicas
(del catabolismo).
neoplasma Porción circunscrita de tejido proli-
ferativo, que puede ser benigna o maligna.
papiloma Masa formada por la proliferación de
tejido conjuntivo, con vasos sanguíneos y recu-
bierta de epitelio. Generalmente benigna.
peritoneo Membrana de naturaleza serosa que
reviste las paredes del abdomen y las vísceras.
plantar relativo a la planta del pie o en su direc-
ción.
proximal Cercano al centro, a la línea media o
al eje del cuerpo o de un órgano.
retroperineal Situado detrás del perineo.
rickettsia Microorganismo similar a las bacte-
rias, pero más pequeño y de estructura más sim-
ple. Muchas especies son patógenas.
rótula Hueso de la articulación de la rodilla,
con la parte superior semiesférica y la inferior
ligeramente cónica.
totipotente Se dice de la célula indiferenciada
que más tarde puede transformarse en cualquier
tipo celular.
tumor Abultamiento proliferativo y delimitado
de cualquier tejido, de naturaleza diversa y malig-
nidad variable.
ventral Perteneciente o relativo al vientre.
virus Microorganismo de menor tamaño que
las rickettsias, situado en el límite de la vida, pues
sólo es capaz de multiplicarse en el interior de
otra célula y con ayuda del material genético
de ésta. Consta sólo de una cápsula y en su inte-
rior ADN o ARN. Muchos virus son agentes pató-
genos.
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