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Ficha de Cátedra realizada por: Prof. Mayka Surraco y DAA: Benítez Ana
Clara.
Introducción
BERCHERIE P. “LOS FUNDAMENTOS DE LA CLÍNICA”
Historia y estructura del saber psiquiátrico
El trabajo de Paul Bercherie presenta una historia de la evolución de los conocimientos
clínicos en psiquiatría, que analiza, desde Pinel hasta el círculo de Henri Claude, la
organización progresiva de las líneas que fundarán poco a poco la clínica psiquiátrica
moderna y contemporánea.
Los resultados de este trabajo producen entonces un doble esclarecimiento: Muestran lo que
era la psiquiatría francesa y alemana en el momento de la aparición del psicoanálisis. Y
establecen qué raíces encontró el psicoanálisis en la psiquiatría del primer tercio del siglo
XX, en tanto el psicoanálisis es imaginado comúnmente como un comienzo absoluto,
visión escatológica más que histórica.
Otro fenómeno notable reside en el hecho de que la clínica como método consciente de sí
mismo y sistemático apareció con un autor particular, Pinel.
Clínica como campo psicopatológico es primero y ante todo una acción médica, aplicada en
un segundo tiempo a lo que de entrada fue concebido como una rama de la patología del
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cuerpo. Ese es el postulado de la base de la clínica psiquiátrica desde su origen en PINEL.
Las perturbaciones mentales deben Considerarse como una variedad particular de las
perturbaciones somáticas.
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Para este apartado tendremos como referencia central el escrito de Claudio Godoy “La psicopatología: de
las psiquiatría al psicoanálisis”.
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PINEL Medico Francés (1745-1826)
Con Pinel, en el plano del método veremos que funda una tradición: nace la clínica como
un método consciente de sí mismo y sistemático.
Pinel propone que el conocimiento tiene como base la observación empírica de los
fenómenos que constituyen la realidad. A estos fenómenos, materiales en bruto de la
percepción, el sabio debe agruparlos y clasificarlos en función de analogías y diferencias,
construyendo clases, especies, evitando introducir su subjetividad en este trabajo de análisis
y síntesis. Lo único importante es conocer lo que se presenta en lo real para obtener de él
un conocimiento eficaz.
La clínica debe crearse un lenguaje, palabras nuevas de sentido preciso que a diferencia de
las palabras imprecisas y demasiado sometidas al deslizamiento de sentido de la lengua
vulgar, evocarán sentidos englobantes.
El pensamiento de Pinel:
Pinel considera la alienación mental como una enfermedad en el sentido de las
enfermedades orgánicas, una perturbación de las funciones intelectuales, es decir, de las
funciones superiores del sistema nervioso. Por eso las ubica dentro de la clase de las
neurosis “de las afecciones del sistema nervioso sin inflamación ni lesión de estructura”.
Sin embargo cita numerosas causas lesionales junto a las alteraciones idénticas de la
función sin lesión perceptible, lo importante es que la lesión no es constante y que por lo
tanto representa un elemento contingente.
La alienación mental forma parte de las neurosis cerebrales, siendo el cerebro el asiento de
la mente. Hay dos tipos: abolición de la función y perturbación de la función (vesanias).
Las vesanias comprenden la alienación mental, la locura propiamente dicha y otras
enfermedades mentales que no hacen del sujeto un alienado en sentido estricto:
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La hipocondría, el sonambulismo, la hidrofobia.
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un hombre que por cuyas cualidades físicas y morales, sea adecuado para ejercer sobre él
un poder irresistible y para cambiar el círculo vicioso de sus ideas. Para conseguir tales
resultados es conveniente conducirse de una manera que suscite el respeto del alienado y su
confianza.
Ideas de Pinel respecto al tratamiento del alienado.
En primer lugar piensa que nunca debe emplearse la violencia. La dulzura y la comprensión
a menudo bastan.
A veces el sarcasmo, el miedo, visita inesperada calculada por el médico, pueden significar
un choque afectivo buscado que lo saque de su delirio. Todo esto implica según Pinel,
recomendaciones institucionales. Personal numeroso, habituado a observar y comprender a
los enfermos, supervisor jefe que controla perfectamente a sus hombres, que permitan aislar
las diferentes variedades de aislados entre sí.
La posición adquirida por Pinel es la necesidad de reformar las costumbres, una sociedad
sana y reglada, lejos de la decadencia o del tumulto revolucionario.
Pinel concluye que en la inmensa mayoría de los casos la locura está exenta de daño
material del cerebro. Esta toma de posición tiene una primer consecuencia que es la de
proporcionar a la idea de la curabilidad potencial de la locura una base teórica. El cerebro
no está dañado, la mente solo está alterada en su funcionamiento de donde surge la acción
posible del tratamiento moral y la curabilidad potencial de la locura en una proporción que
estima muy elevada.
Pinel se yergue así en contra del dogma de la incurabilidad de la locura.
La crisis de este paradigma es ubicada a mediados del siglo XIX a partir de la obra de J.
Falret (1749-1870).
Falret sostiene que lejos de tratarse de una enfermedad única, la patología mental se
componía de una serie de especies mórbidas. Según su criterio, estas no constituían meras
variedades sino que serían específicas e irreductibles unas a otras. La clínica para Falret era
de una gran precisión y cuidado en la evolución, reconociendo la importancia de los datos
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de la observación. Las especies son caracterizadas y constituyen una marcha determinada y
diferente una a otras.
Bajo este paradigma se constituye la patología mental como un conjunto de enfermedades
distintas, con sus signos propios y sus modos singulares de evolución. Se despliega la
semiología psiquiatra en su máxima riqueza para poder establecer un pronóstico y un
tratamiento adecuado. Por eso este paradigma puede ser pensado desde la clínica
diacrónica propuesta por Bercherie.
Uno de los psiquiatras más importantes que podemos considerar dentro del paradigma de
Las enfermedades mentales es Kraepelin.
Es decir que kraepelin no pensaba en una cura para la psicosis sino que pensaba que iba
hacia un debilitamiento del pensamiento. Kraepelin, con su concepción de la demencia
precoz se encuentra de lleno en el segundo paradigma postulado por Lanterie-Laura, para
este psiquiatra la demencia precoz constituía una enfermedad que podía ser abordada a
partir de la descripción clínica.
A Kraepelin no le interesaba demasiado la etiología -causa de la enfermedad- ni la
patogenia -el modo en que se produce la génesis y el desarrollo de la enfermedad, su
mecanismo-. Sí le interesó la descripción y la clasificación, siguiendo criterios descriptivos
y evolutivos. Por eso para Lacan, Kraepelin es un genio de la clínica.
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La crisis de este paradigma comienza a producirse en el punto en que la multiplicación de
las especies mórbidas se torna difícil de ordenar. Es el momento también en el que surge el
cuestionamiento de la teoría de las localizaciones cerebrales en donde se ponían las
esperanzas para anclar a las enfermedades mentales en una etiología certera. Pero
fundamentalmente será el surgimiento de la obra de S. Freud y su incidencia en la
psiquiatría como Bleuler en Zurich las que introducirán las bases para la constitución del
tercer paradigma de la psiquiatría.
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BLEULER (1857 – 1939) Psiquiatra Suizo
Conocido por haber acuñado el término esquizofrenia, y por sus contribuciones al campo de
las enfermedades mentales.
Fue el gran iniciador de la nueva psiquiatría del Siglo XX, y un reformador del tratamiento
de la locura, comparable a lo que, un siglo antes, representó Philippe Pinel (1745-1826).
Contemporáneo de Sigmund Freud, de quien fue amigo y defensor, más allá de los
conflictos y los desacuerdos.
Es uno de los primeros psiquiatras que aceptaron al psicoanálisis. Cambió la denominación
de demencia precoz a la de "esquizofrenia". Introdujo el término de esquizofrenia en 1908
en un artículo basado en un estudio de 647 pacientes. Consideró más importante el estudio
transversal de los síntomas, que su curso y desenlace. Recalcó que lo unificador de esta
anormalidad era la "división o fragmentación del proceso del pensamiento". El resto de los
síntomas eran de la misma importancia: aplanamiento afectivo, pensamiento distorsionado,
abulia, ambivalencia. A estos síntomas los denominó "Síntomas fundamentales", mientras
que a los delirios y alucinaciones los consideró "accesorios", ya que también podían
aparecer en trastornos como la psicosis maníaca- depresiva.
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registran casos en los que comienza la enfermedad a los 40 o 50 años edades muchos más
avanzadas de las que suponía Kraepelin.
Influenciado por varios psiquiatras entre otros como Henri Ey (1900–1977), Jacques Lacan
(1901–1981) y Jean-Martin Charcot (1825–1893), Jules Cotard (1840–1889), entre otros,
estudió la nosografía de las alucinaciones, el delirio de la negación, la melancolía, la
paranoia y más ampliamente la psicosis.
En 1892 investigó acerca del fenómeno alucinatorio con lo que dio lugar a su monografía.
Jules Séglas reparó en que el término de delirio hace referencia al conjunto de
pensamientos patológicos que se relacionan con el individuo en sí mismo, junto con el
mundo exterior que lo rodea.
Estas concepciones que establece Séglas suponen una pequeña revolución en el mundo de
la psicopatología, pues desde Baillarger se venía considerando que las alucinaciones tenían
su fuente en el exterior, es decir responderían a un estímulo externo, por el contrario Séglas
pudo comprobar repetidamente que tras los testimonios de sus pacientes se escondía un
pequeño secreto: eran ellos mismos, a través de gorjeos y bisbiseos, de palabras
pronunciadas en tonos y esbozos silábicos, quienes pronunciaban sin saberlo aquello que
decían oír.
Fenómenos sutiles: son fenómenos de interferencia que perturban el curso del pensamiento
pero que no tienen contenido. Henry Ey los llama "interceptaciones".
Verbales
Objetivas
Individualizadas
Temáticas
Se constituye así el "Gran automatismo" o "Triple automatismo", porque es; mental, motor
y sensitivo. El cuadro terminal es un sujeto que no cesa de hablar, en una total es conexión
con el otro. Hay una ruptura de la noción de conversación, es decir, no sólo rompe el
diálogo interno, sino además con el otro (es como una catarata de palabras, una catarata de
significantes, dirá Lacan, salen de algún lado, caen como cascada y no pueden parar).
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Separa la psicosis pasional de la paranoia en donde especifica que es un tipo clínico que
define un estilo de conducta: un sujeto que es desconfiado, hipersensible que se toma a mal
algunas cosa, piensa mal de lo que le dicen, etc. Y finalmente llega a delirar. Entonces sería
una forma de carácter como puede haber otras: hipocondriaca, mística, etc. Las ideas de De
Clérambault, fueron uno de los factores que promovieron a la disolución del concepto de la
psicosis paranoica.
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BIBLIOGRAFÍA
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