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Introducción a la Teología

David De la Cruz sdb, Juan Miguel Verástegui sdb.


Prof. Joaquín Silva Soler.
9 de abril de 2018.

Historia y actualidad de la Teología

A través de la historia distintos teólogos han aportado desde el planteamiento de preguntas


acerca de Dios (relación con el hombre, como se revela en el mundo, su relación con la filosofía),
dando respuestas acordes a su contexto histórico; enriqueciendo en si lo que nosotros entendemos
y estudiamos de la teología.

Cardedal comienza explicitando el origen de la palabra teología que se remonta en un origen


precristiano en el que se hace notar tres aspectos: a.- Como hímnica, b.- en un segundo contexto
teniendo en cuenta la filosofía de Platón quien usa por primera vez la palabra teología que utiliza
para explicar de manera crítica la mitología referida a los dioses, c.- y en un tercer contexto la
filosofía de Aristóteles “theologeín significa hacer dioses a los principios del cosmos atribuyéndoles
un origen divino”1. partiendo de la metafísica. Ya en el Nuevo Testamente no se usa explícitamente
la palabra teología, pero encontramos la reflexión de Dios revelándose al hombre, cuando hasta ese
momento se la veía a la teología como la búsqueda del hombre a Dios.

A grandes rasgos, a lo largo de la historia surgen pensadores planteando diversas formas de


comprender la teología, coincidiendo en que Dios se revela al hombre encarnándose en un
contexto histórico concreto siendo Jesús de Nazaret la revelación plena. En un primer momento
San Agustín define a la teología: “es razón o discurso sobre la divinidad” 2, posteriormente Santo
Tomas de Aquino apoyándose en la filosofía aristotélica define: “La ciencia que habla de Dios en
la medida en que es cognoscible con la luz y la revelación divina” 3; Rahner a su vez expone que:
“la teología es la escucha expresamente esforzada de la propia revelación de Dios acontecida en
la historia”4; Certau por su parte afirma que la teología es una “palabra compuesta que combina
el rigor del logos con la alteridad viviente de Dios” 5; por ultimo Barth haciendo referencia al

1
Olegario González de Cardedal, El quehacer de la teología, vol. 177 (Salamanca: Sígueme, 2008), 22.
2
Ibid., 117:32.
3
Ibid., 117:33.
4
Ibid., 117:34.
5
González de Cardedal, El quehacer de la teología, 177:34.
teólogo considere que es “quien piensa, habla, expone a Dios delante de Dios y para la gloria de
Dios”6.

Queda claro que no existe teología sin teólogos, pero a la vez la teología es un saber previo
y esto lo notamos a través de la historia remitiéndonos a la biografía de los grandes teólogos, ya
que en ellos descubrimos la lógica, los hechos de su existencia, pensamiento, vida, reflexión
interna y externa, ver los avances de sus afirmaciones y también los limites que todo hombre
presenta. “La razón tiene su historia y razón teológica también tiene la propia. El ser humano
creyente comparte esa historicidad” 7.

En la época judeocristiana encontramos un dialogo y una disputa a la vez, ya que sus


modelos de pensar la fe con respecto a la revelación y a la presencia de Dios en su historia es
reinterpretada usando método rabínico encontrando así una respuesta para interpretar el
monoteísmo, la obra de redención, escatología y la antropología, elementos de una teología “para
que los destinatarios de ese tiempo puedan entender” 8.

En la era patrística, queda atrás la reflexión judeocristiana y toda la reflexión encuentra su


base en el evangelio (apoyada en el pensamiento griego). Rápidamente la síntesis histórica-
salvífica planteada por San Irineo es superada por otros pensadores como Orígenes, Gregorio
Nacianceno, San Basilio y Gregorio de Nisa, comienzan a buscar el logos, de este modo dando el
gran paso que “en el ejercicio de la fe no cabe la magia” 9. Surgen los primeros problemas de los
pensadores cristianos en su intento por dar racionalidad y universalidad a la fe; por un lado, nos
lleva aceptar de una manera acrítica y por el otro a confundirla, ejemplos como la inmutabilidad
divina o la omnipotencia de Dios, son fecundos y a la vez peligrosos dando paso así al nacimiento
de las primeras herejías.

La edad media trae consigo la apertura de universidades y surgen los primeros movimientos
laicales dentro de ella se estudia la teología con una lógica de la fe y la formalidad del estudio de
las ciencias, de tal modo que la teología se acredita como ciencia formal; en este tiempo resalta la
figura de San Buenaventura que se confronta con el pensamiento de Santo Tomas de Aquino.

El siglo XVI se ve fuertemente marcado por el renacimiento, humanismo (se vuelve a


valorar lo clásico) y en ese contexto se rompe la unidad entre Iglesia y sociedad, fe-razón. Surgen

6
Ibid., 117:34.
7
Ibid., 117:611.
8
Anotaciones hechas de la clase del profesor Joaquín Silva el día 19 de marzo.
9
González de Cardedal, El quehacer de la teología, 177:617.
movimientos los cuales promueven una mirada histórica, filosófica de la Biblia en un esfuerzo por
reinterpretar la fe de los primeros cristianos, específicamente en San Pablo. Se revalora el
pensamiento de Santo Tomas como respuesta al protestantismo español.

En transición del siglo XVII al XVIII nace la línea de espiritualidad católica que Suarez
encabeza con la profundización a la metafísica; por otro lado, en España el teatro y la literatura se
ponen al servicio para interpretar los misterios cristianos. Aparecen en Francia las grandes figuras
de Descartes, Pascal y Bérulle los cuales cuestionan los principios teológicos. En este tiempo no
hay mayor evolución de la teología.

El siglo XIX está fuertemente marcado por el idealismo; Kant reinterpreta la figura de un
Dios autoritario, Hegel desarrolla este idealismo. El siglo XX estará marcado por el acontecimiento
de las guerras mundiales, el silencio después del inacabado Concilio Vaticano I y el surgimiento de
movimientos litúrgicos que recuperan el valor de la Eucaristía y los sacramentos como lugares
concretos de la presencia activa de los misterios de Cristo; se comienza a interpretar la escritura a
la luz de sus cuatro sentidos: alegórico o histórico, espiritual, moral y anagógico, esto motiva a
reforzar el estudio de las Sagradas Escrituras.

La teología llega a nuestros días en medio de una sociedad en permanente y profundos


cambios sociales, culturas y la misión para la teología es la que nos invita a reflexionar teniendo
una mirada constante en la realidad, abrirse al ecumenismo que da paso al dialogo constituyéndose
otro pulmón eclesial. La inculturación del Evangelio requiere una contextualización de los misterios
divinos para responder una cultura determina sin abolir sus riquezas.

Consideramos como reflexiones a tomar en cuenta preguntándonos acerca de las


enseñanzas que nos deja la historia del quehacer de la teología:

– Nos queda claro que el primer presupuesto para hacer teología es la duda motivada por
la fe como punto de partida.

– Definitivamente la teología no es una disciplina que avanza sola, sino que dialoga con
otras ciencias para lograr una mejor reflexión (filosofía, sociología, psicología, entre otras).

– La teología al igual que otras ciencias evolucionan, no en cuanto a sus fundamentos, sino
en cuanto a la reinterpretación que se hace a partir de estas.

– La teología mira siempre su pasado para entender lo que se vive actualmente-


Como desafíos consideremos lo siguiente:

– La teología puede llegar a ser muy buena en cuanto a su estructuración, reflexión, pero
totalmente irrelevante para quien no tiene interés de profundizar su fe.

– La teología nos debe llevar a poder escuchar la revelación a través del tiempo y de la
historicidad.

- Cerramos esta reflexión acotando las palabras de Cardedal;

Uno es de verdad teólogo cuando tiene percepción de la complejidad de la


realidad y de la historia, de Dios y de los hombres. Este sentido le evitará despeñarse
por los desfiladeros de un integrismo que sólo ve el cristianismo desde un dogma,
un artículo del Credo o una virtud teologal; que no encuentra dificultades en nada y
que con un empeño unilateral piensa despejar todas las oscuridades que la vida
humana y la fe llevan consigo, olvidando que vemos solo como en espejo y en
enigma (1 Cor 13, 12).10

Bibliografía:

González de Cardedal, Olegario. El quehacer de la teología. Vol. 177. Salamanca: Sígueme, 2008.

10
Olegario Gonzalo de Cardedal, El quehacer de la teología, Sígume, vol. 177 (Salamanca, 2008), 663.

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