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La fórmula del niño meme

En menos de cinco meses, el estudiante de Ciencias Políticas Vicente Cornejo


Depolo, conocido como el niño meme, ha convertido su perfil de Instagram
@vcdememes en un referente del ciberhumor y suma más de 80 mil seguidores. Su
receta, y lo que lo diferencia de otras páginas, es que convierte momentos de la
televisión abierta nacional en memes. Dentro de sus creaciones conviven los dichos
de personajes de la farándula, políticos y escenas icónicas de las teleseries que la
rompieron entre los 90 y principios de los 2000.

Por: Juan Cruz Giraldo

Ilustración de: Javiera Méndez C.

Nicole Moreno “Luli” mirando su celular al interior de un auto. Una periodista le pasa el
aparato y le dice: “vimos una foto tuya, se filtró esta foto”. La rubia se queda
boquiabierta, le devuelve el teléfono a la notera del matinal y desaparece en su auto.
En la parte superior se lee: “cuando ves tus fotos de Instagram el día después de
carretear”.

Cecilia Bolocco arrancando de los paparazis en el aeropuerto y grita: “déjense de


hablar estupideces, por favor. No tengo ganas de seguir hablando tonteras. Estoy en
mi país y merezco respeto”. En el encabezado dice: “cuando llegan familiares a la
cena de navidad y te empiezan a preguntar sobre cuándo vas a pololear, cuánto te
falta para terminar la carrera, etc”.

Todas estas imágenes, que han sido transmitidas por la señal abierta, Vicente
Cornejo Depolo (23), estudiante de quinto año de Ciencias Políticas de la Universidad
Católica, las saca de su contexto, las pone como reacciones ridículas a situaciones
cotidianas y las convierte en memes. Cada video alcanza hasta las 200 mil visitas y
supera los mil comentarios de usuarios de Instagram que, con carcajadas, etiquetan a
otros amigos y viralizan el contenido de @vcdememes, un perfil con más de 80 mil
seguidores.

Cuando tenía doce años, Vicente se fue a vivir a Machalí, en la VI región. Ahí,
rodeado de pastizales y vacas, sin conexión a cable y con mucho tiempo libre, tenía
un televisor en su pieza en el que veía los canales que capturaba la antena. Desde
ese lugar, criticaba el contenido y en su memoria guardó las escenas que más le
llamaron la atención y que protagonizan sus memes.

Hoy toma su celular, abre Youtube y ahí busca capítulos completos de teleseries,
realities, programas de farándula, notas de noticieros y matinales, hasta que
encuentra la cuña indicada. De las 128 gigas de espacio que tiene en su teléfono,
más de la mitad lo ocupan los videos que descarga y las aplicaciones que tiene para
editarlos.
Las últimas semanas, el Festival de Viña se fue su principal fuente de contenido. De
hecho, varios portales de noticias hicieron artículos con uno de los meme que él creo:
“Yo en el amor”, y abajo, el video en el que un extraño sorprende a Vesta Lugg en la
alfombra roja y le dice: “te quiero mucho”, a lo que ella responde: “me alegro”. Ese
viral ya cuenta con 200 mil reproducciones.

“Las cosas que hace la gente en la televisión chilena, en su mayoría, son cómicas por
sí mismas. Yo no me burlo de nadie, pero el contenido que la TV ofrece es tan banal,
tan risible y tan lejano a lo que hace cualquier chileno promedio, que es divertido.
Creo que los programas de farándula y los matinales, por ejemplo, son vistos más
porque a la gente le gusta criticarlos, que alabarlos”, dice el estudiante.

Pero, entonces ¿la gente no se siente identificada con lo que ve en la


televisión?

No creo, y por eso es más fácil reírse, porque es lejano, es menos empático. Por lo
mismo, también creo que por eso se está hablando de ´la muerte de la televisión
abierta´. Responde a la distancia que el público tiene con los productos.

¿Y ahí cuál es el papel de los memes?

Parecen chistes inofensivos, pero los memes funcionan como una herramienta
política, a veces la gente comenta reflexiones súper interesantes, sobre cómo ha
cambiado el rol de la mujer en la televisión, cómo pasó de ser la co-conductora y hoy
es protagonista de los espacios, o cómo se ha normalizado positivamente la presencia
de diversidad sexual en los medios. Sí, hay personas que admiran a Luli porque
cumplió su sueño de hacerse famosa, pero hay usuarios que, a partir de los memes,
hacen análisis casi sociológicos de Chile. Es información que llega a muchas
personas, y de maneras, a veces, muy profundas. Los influencian intelectualmente.
Incluso las marcas comerciales saben esto y pagan por aparecer en nuestras páginas.
Todos quieren ser viralizados.

¿Tú lucras con la página?

Hoy no es mi interés convertir mi página en un trabajo o ser un influencer. A mí me


gusta hacer reír no más, y aunque ellos no exigen que uno tenga un rol social, porque
en los memes sólo buscan entretenerse un rato, yo sí quiero generar consciencia en
los temas que me interesan y en los que quiero trabajar profesionalmente: la igualdad
de género y que las mujeres no sean objetivizadas, que no caricaturicen a los
homosexuales y que se visibilicen las necesidades de todas las minorías.

¿Pero Vcdememes tendrá alguna evolución en su formato? ¿Planeas


combinarlo con tu carrera?
Internet es una plataforma muy sensible y hay que ser sutil con el contenido para no
herir a nadie. Yo no voy a vivir de memes, en el futuro me imagino trabajando en una
organización internacional o un ministerio, donde, desde otro lugar, pueda hablar
directamente y con mayor seriedad de los fenómenos sociales que me hacen ruido y
proponer cambios. Hasta ahora, lo que me ha permitido este perfil, ha sido evidenciar
que la televisión chilena entrega constantemente productos ridículos, que la gente sí
se da cuenta de eso, y que incluso, hasta los políticos dan material para la talla.

¿Hay algún meme político que consideres icónico?

Cuando Evelyn Matthei en 2013 pelea con Marta Isasi y le grita “¿tú crees que no lo
sé Marta? ¿y Qué tiene que ver esa webada?’”. Yo le puse como título: “Cuando te
dicen: ‘si hicieras las cosas con tiempo no estarías estresado haciendo todo a última
hora’” y la rompió. Tuvo 29 mil visitas rápidamente. Ese tipo de reacciones también
convierte a estos personajes en humanos y la gente lo disfruta. Muchos comentaban
que les daba cargo de consciencia que una persona de derecha les cayera bien. Y
esa respuesta, con la efusividad con la que la alcaldesa de Providencia reaccionó,
puede aplicarse a muchas situaciones. A veces, cuando me dan consejos un poco
obvios, me dan ganas de gritarles lo mismo: “¿y tú crees que no lo sé? ¿Qué tiene
que ver esa webada”?, y golpear la mesa.

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