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Hombre de Vitruvio, dibujo de Leonardo da Vinci, expresión del canon estético renacentista.
Índice
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1Aspectos generales
o 1.1Contexto histórico
o 1.2Definición
o 1.3Estética
2Arte
o 2.1Etapas
o 2.2Italia
2.2.1Arquitectura
2.2.2Pintura
2.2.3Escultura
o 2.3España
o 2.4Francia
o 2.5Alemania
o 2.6Flandes y Países Bajos
o 2.7Otros países
o 2.8Arte colonial hispanoamericano
o 2.9Artes gráficas y decorativas
o 2.10Jardinería
3Literatura
4Teatro
5Música
6Danza
7Filosofía
8Ciencia
9Vida y costumbres
10Véase también
11Referencias
12Bibliografía
13Enlaces externos
Aspectos generales
Contexto histórico
Artículo principal: Edad Moderna
El Renacimiento marca el inicio de la Edad Moderna, un período histórico que por lo general
se suele establecer entre el descubrimiento de Américaen 1492 y la Revolución francesa en
1789, y que, en el terreno cultural, se divide en el Renacimiento (siglos XV y XVI) y
el Barroco (siglos XVII y XVIII), con subdivisiones como el manierismo, el rococó y
el neoclasicismo. Otros historiadores sitúan la fecha de inicio en 1453, caída
de Constantinopla, o bien remarcan un hecho trascendental como la invención de
la imprenta (hacia 1440 aproximadamente, de la mano de Johannes Gutenberg).2
Los antecedentes históricos del Renacimiento cabe situarlos en la decadencia del mundo
medieval ocurrida a lo largo del siglo XV por diversos factores, como el declive del Sacro
Imperio Romano Germánico, el debilitamiento de la Iglesia católica a causa de los cismas y los
movimientos heréticos —que darían origen a la Reforma protestante—, la profunda crisis
económica derivada del anquilosamiento del sistema feudal, y la decadencia de las artes y las
ciencias, lastradas por una teología escolástica sumida en el escepticismo.3
Frente a esta decadencia, los principales centros académicos europeos buscaron regenerarse
a través del retorno a los valores de la cultura clásica grecorromana. A su vez, comenzó a
fraguarse una nueva sociedad fundamentada en el auge de los nuevos estados centralizados,
con poderosos ejércitos y administraciones burocratizadas —inicio del autoritarismo
monárquico preconizado por Maquiavelo—, así como en el crecimiento demográfico y una
economía centrada en una nueva clase social emergente, la burguesía, que puso los
cimientos del capitalismo y una economía mercantil y preindustrial; todo ello coadyuvado por
el progreso técnico y científico experimentado durante este período, fundamentado en la
imprenta y la consiguiente velocidad de difusión de las novedades.4 Surgió así una visión del
mundo más antropocéntrica, desligada de la religión y elteocentrismo medieval, en la que el
hombre y los avances científicos supondrán la nueva forma de valorar el mundo: el
humanismo, un término inicialmente aplicado a los especialistas en disciplinas grecolatinas
(derecho, retórica, teología y arte), que se haría extensivo a filósofos, artistas, científicos y
cualquier estudioso de las diversas ramas del conocimiento que comenzaron entonces a
aglutinarse en un concepto de cultura general.3
En Italia, el epicentro de la cultura renacentista, la división del territorio en ciudades-estado
con diferentes regímenes políticos —repúblicas comoFlorencia o Venecia, estados
monárquicos como Milán y Nápoles o el dominio papal en Roma— propició el ascenso de una
élite económica que patrocinó la cultura y el arte como instrumentos de propaganda del
estado, cada uno rivalizando con los demás en magnificencia y esplendor. La educación se
volvió más accesible, dejando de estar circunscrita al clero, y se favoreció el debate
intelectual, con la fundación de universidades y el patrocinio de la literatura.5
Por su parte, el siglo XVI estaría marcado por los grandes descubrimientos geográficos
iniciados con la llegada de Colón a América en 1492 (establecimiento de la ruta del
Cabo por Vasco da Gama, 1498; vuelta al mundo de Magallanes, 1519-1521; desembarco
de Cortés en México, 1519; conquista de Perú por Pizarro, 1530-1533), así como por la
ruptura de la unidad cristiana causada por la Reforma protestante de Martín Lutero (1520), el
desarrollo de la ciencia y la técnica (Nova Scientia de Tartaglia, 1538; De
revolutionibus de Copérnico, 1543;Anatomía de Vesalio, 1543) y la expansión del humanismo
(Erasmo de Róterdam, Giovanni Pico della Mirandola, Ludovico Ariosto, Tomás Moro, Juan
Luis Vives, François Rabelais).3
Definición
El término «Renacimiento» procede del italiano Rinascita y fue acuñado por el artista e
historiador Giorgio Vasari en sus Vidas (1542–1550), en alusión al renacer de la cultura
clásica tras el oscurantismo medieval. Como tal, supone un fenómeno tanto social como
político y cultural que abarcó todo el continente europeo durante los siglos XV y XVI.3 En la
historiografía moderna, la primera definición del Renacimiento procede del historiador
francésJules Michelet (La Renaissance, 1855),6 mientras que la visión actual del mundo
renacentista fue forjada por Jacob Burckhardt en su ensayo La cultura del Renacimiento en
Italia (1860).4
Aunque se suele situar el inicio del Renacimiento en el siglo XV numerosos historiadores lo
retrotraen al siglo XIV o aun al XIII, a la obra de algunos artistas considerados precursores,
como Cimabue y Giotto en pintura o Nicola Pisano en escultura. Estos sentaron las bases de
los primeros artistas plenamente renacentistas en la Florencia del primer cuarto del siglo XV,
como el pintor Masaccio, el escultor Donatello o el arquitecto Brunelleschi, todos ellos
interesados en el naturalismo, la armonía y las proporciones matemáticas. 7
En este clima cultural de renovación, basado en modelos de la antigüedad clásica, surgió a
principios del siglo XV un movimiento artístico en Italia de gran vitalidad, que se extendería de
inmediato a otros países de Europa.8 El artista tomó conciencia de individuo con valores
intrínsecos, se sintió atraído por la cultura y el saber en general, y comenzó a estudiar los
modelos de la antigüedad, a la vez que estudiaba disciplinas como la anatomía e investigaba
nuevas técnicas, como el claroscuro y la perspectiva, desarrollándose enormemente las
formas de representar el mundo natural con fidelidad. El paradigma de esta nueva actitud
es Leonardo da Vinci, quien se interesó por múltiples ramas del saber, pero del mismo
modo Miguel Ángel Buonarroti,Rafael Sanzio, Sandro Botticelli y Bramante fueron artistas
conmovidos por la imagen de la antigüedad y preocupados por desarrollar nuevas técnicas
escultóricas, pictóricas y arquitectónicas, así como por la música, la poesía y la nueva
sensibilidad humanística.9
No cabe duda de que el Renacimiento evolucionó en buena medida del arte medieval, una
parte del cual no había dejado de valorar e imitar el arte clásico; pero el artista renacentista
buscó imperiosamente distanciarse de la etapa posterior, a la que menospreciaban por su
supeditación a los valores religiosos y por su estilo antinaturalista, proveniente no de una falta
de habilidad técnica en imitar a la naturaleza, sino de una voluntad propia de eludirla para
enfatizar otros valores más subjetivos, ligados a la espiritualidad. Sin embargo, el propio
artista renacentista no valoró este hecho y se sintió distinto, «renacido»; así, Lorenzo
Valla llegó a afirmar que no sabía por qué las artes «habían decaído hasta tal punto, y casi
muerto; ni tampoco por qué habían resurgido en esa época; apareciendo y triunfando tantos
buenos artistas y escritores».10
Buena parte del surgimiento de esta nueva escala de valores, en que artistas y literatos serán
exaltados por encima de personajes de noble cuna, proviene del sistema de ciudades-estado
italianas de tipo republicano, alejadas así de los modos autoritarios de la aristocracia y el
clero, con sociedades en que se valoraba más el mérito propio que no el proveniente del
nacimiento en una determinada estirpe. En esta nueva sociedad se valora más la virtud cívica
que la caballeresca o contemplativa, el talento personal —fuese en los negocios, la ciencia o
el arte— que el rancio abolengo.11
Conviene remarcar que un factor que coadyuvó enormemente al éxito de las nuevas teorías
artísticas fue el mecenazgo, tanto de ciudades y entidades de diversa índole como de
personajes provenientes tanto de la aristocracia y el clero como de la nueva burguesía
emergente. Para estos personajes, el patronazgo de la cultura era una señal de poder y
estatus social, que otorgaba a quien lo ejercía prestigio y ostentación frente a sus semejantes.
Algunos de los mecenas más distinguidos fueron: el florentino Lorenzo de Médicis, apodado
«el Magnífico»; Federico da Montefeltro, duque de Urbino;Ludovico Gonzaga, marqués de
Mantua; Alfonso el Magnánimo, rey de Nápoles; Francesco y Ludovico Sforza, duques de
Milán; además de los papas y cardenales de la Iglesia.12
El artista renacentista es heredero de los preceptos de la cultura clásica, pero los reinterpreta
a través del humanismo, reafirmando los valores intrínsecos del mundo perceptible y del ser
humano como parte de esa realidad sensible. Aunque no renuncia a la religión y los valores de
la realidad cristiana, da preponderancia a esta nueva visión humanística por encima de la
trascendencia religiosa. Así, a la visión estática del universo preponderante durante la Edad
Media se sucede una visión dinámica que se sustenta en la experimentación y en la
revalidación del método científico como fuente de conocimiento.13 Por otro lado, los nuevos
valores supremos del artista serán la belleza y la armonía, desligadas de la religión y
sustentadas en el estudio de la naturaleza, que a través de la medida y la proporción otorgan
al artista nuevas herramientas para realizar sus obras.14
Mientras surgía en Florencia el Quattrocento o Primer Renacimiento italiano —así llamado por
desarrollarse durante los años de 1400 (siglo XV)—, originado por la búsqueda de
los cánones de belleza clásicos y de las bases científicas del arte, se produjo un fenómeno
similar y coetáneo en Flandes—especialmente en pintura—, basado principalmente en la
observación de la naturaleza. Este Primer Renacimiento tuvo gran difusión en la Europa
Oriental: la fortaleza moscovita del Kremlin, por ejemplo, fue obra de artistas italianos.9
La segunda fase del Renacimiento, o Cinquecento (siglo XVI), estuvo marcada por la
hegemonía artística de Roma, cuyos papas (Julio II, León X,Clemente VII y Pablo III, algunos
de ellos pertenecientes a la familia florentina de los Médici) apoyaron fervorosamente el
desarrollo de las artes, así como la investigación de la antigüedad clásica. Sin embargo, con
las guerras de Italia (saco de Roma en 1527), muchos de estos artistas emigraron y
propagaron las teorías renacentistas por toda Europa.9
Así, a lo largo del siglo XVI el Renacimiento italiano se extendió por toda Europa,
desde Portugal hasta Escandinavia, y desde Francia hasta Rusia. Muchos artistas viajaron en
busca de formación o mecenazgo, y las grandes cortes europeas —
como Fontainebleau, Madrid, Praga o Dresde— se llenaron de artistas de múltiples
nacionalidades. Se valoraba especialmente a los artistas italianos, pero numerosos
extranjeros que fueron a formarse a Italia adquirieron así una nueva reputación. Un factor
coadyuvante de la difusión del nuevo arte fue el grabado, cuya fabricación en serie permitió
expandir las obras de los artistas por todo el continente.15 También aumentó
considerablemente el mercado del arte, y la labor de los marchantes fue esencial para
conectar a artistas y compradores; uno de los mayores centros de mercado del arte de la
época fue Amberes.16 También creció el coleccionismo, y aparecieron las llamadas «cámaras
de arte» (Kunstkammern), generalmente pertenecientes a personajes de la aristocracia y la
realeza, unas estancias donde se exponían objetos de arte de todo tipo, libros y objetos de
toda clase, e incluso minerales o muestras naturales, de la flora y la fauna; una de las más
afamadas fue la de Rodolfo II en Praga.17
Características
De forma genérica se pueden establecer las características del Renacimiento en:
Surgimiento de una nueva «relación con la naturaleza», que iba unida a una concepción
ideal y realista de la ciencia. La matemática se va a convertir en la principal ayuda de un
arte que se preocupa incesantemente en fundamentar racionalmente su ideal de belleza.
La aspiración de acceder a la verdad de la naturaleza, como en la antigüedad, no se
orienta hacia el conocimiento de fenómeno casual, sino hacia la penetración de la idea.8
Ejemplo canónico para representar la cabeza humana acorde con La Divina Proporción de Luca Pacioli.
Arte
Artículo principal: Arte del Renacimiento
Etapas
David de Miguel Ángel. Diseñada y ejecutada para presidir la plaza principal de Florencia, esta escultura
es en realidad una estudiada alegoría política bajo la apariencia del tema cristiano. La visión resulta
amplificada por las dimensiones colosales de la estatua, pensada para no perderse en el espacio de la
plaza. Hoy en día la sustituye una copia, mientras que el original está en la Academia de Florencia.
Diferentes etapas históricas marcan el desarrollo del Renacimiento: la primera tiene como
espacio cronológico todo el siglo XV: es el denominadoQuattrocento, y comprende el Primer
Renacimiento —también llamado «Renacimiento temprano» o «Bajo Renacimiento»—, que se
desarrolla en Italia; la segunda surge en el siglo XVI y se denomina Cinquecento: su dominio
artístico queda referido al clasicismo o Alto Renacimiento —también llamado «Renacimiento
pleno»—, que se centra en el primer cuarto del siglo. En esta etapa surgen las grandes figuras
del Renacimiento en las artes: Leonardo,Miguel Ángel, Rafael. Es el apogeo del arte
renacentista. Este período desemboca hacia 1520-1530 en una reacción anticlásica que
conforma elmanierismo, que dura hasta el final del siglo XVI. Mientras que en Italia se estaba
desarrollando el Renacimiento, en el resto de Europa se mantiene el arte gótico en sus formas
tardías, situación que se iba a mantener, exceptuando casos concretos, hasta comienzos del
siglo XVI.25
En Italia el enfrentamiento y convivencia con la antigüedad grecorromana, considerada como
un legado nacional, proporcionó una amplia base para una evolución estilística homogénea y
de validez general. Por ello, allí fue posible su surgimiento y precedió a todas las demás
naciones. Fuera de Italia, el desarrollo del Renacimiento dependería constantemente de los
impulsos marcados por Italia: artistas importados desde Italia o formados allí harían el papel
de verdaderos transmisores. Monarcas como Francisco I en Francia o Carlos I y Felipe
II en España impusieron el nuevo estilo en las construcciones que patrocinaban, influyendo en
los gustos artísticos predominantes y convirtiendo el Renacimiento en una «moda».
Italia
Arquitectura
Artículo principal: Arquitectura del Renacimiento
La Iglesia de Santa Maria Novella, en Florencia, con fachada de Leon Battista Alberti. La ordenación
geométrica que propone Aberti en el diseño queda mitigada por el empleo de mármoles polícromos,
conforme a la tradición local.
Basílica de San Pedro, obra de Bramantey Miguel Ángel, autor del diseño final que se ejecutó en su
mayor parte; la cúpula fue terminada por Giacomo della Porta, y la fachada es obra de Carlo Maderno,
de época barroca. Concebida inicialmente según un diseño centralizado, las variaciones en la dirección
de la obra dieron como resultado un nuevo prototipo de iglesia, llamado a extenderse con
laContrarreforma.
El Cinquecento tuvo como centro Roma: en 1506 Donato Bramante terminaba su célebre
proyecto para la Basílica de San Pedro en elVaticano, que sería el edificio que marcaría la
pauta en lo restante del siglo XVI.29 En esta etapa, los edificios tienden más a la
monumentalidad y la grandiosidad. Miguel Ángel introdujo el «orden gigante» en su
proyecto para la basílica vaticana, lo que rompió con el concepto de «arquitectura hecha a
la medida del hombre».30 Los palacios se adornaban con
elaborados bajorrelieves (palacio Grimani de Venecia, 1549, obra de Michele Sanmicheli)
o de esculturas exentas (Biblioteca de San Marcos, 1537–1550, Venecia, obra de Jacopo
Sansovino). Predominaría de este modo la idea de riqueza, monumentalidad y lujo en las
construcciones. A medida que avanza el siglo, el manierismo se introdujo en la
arquitectura, con edificios cada vez más suntuosos, rebuscadas decoraciones y elementos
que pretenden captar la atención del espectador por su originalidad o extravagancia
(palacio del Té, en Mantua, de Giulio Romano). Podemos distinguir, de este modo, como
en las demás disciplinas artísticas, dos periodos: el «clasicismo» de principios de siglo,
con autores como Bramante, Miguel Ángel, Antonio da Sangallo el Viejo, o Jacopo
Sansovino;31 y el «manierismo», que se da a partir de 1530, siendo sus principales
autores Andrea Palladio, Giorgio Vasari, Giulio Romano, Jacopo Vignola y Vincenzo
Scamozzi.32 Hay que apuntar que la ruptura del manierismo no fue radical puesto que ya
en la obra de Miguel Ángel aparecen elementos que la preludian.33
Pintura
Artículo principal: Pintura renacentista
La Virgen, el Niño Jesús y santa Ana, por Leonardo da Vinci, Museo del Louvre, París.
«Verdaderamente celestial y admirable fue Leonardo [...]. Hizo un cartón de Nuestra Señora y santa
Ana, con Cristo, que también les pareció maravilloso a todos los artistas; una vez terminado, estuvo
expuesto dos días para que lo vieran los hombres y las mujeres, los jóvenes y los viejos, como se va a
las fiestas solemnes, para ver las maravillas de Leonardo, que hicieron asombrar a todo este
pueblo». Giorgio Vasari, Las Vidas.
Retrato de Eleonora Gonzaga, por Tiziano. La dama se muestra en la lejanía aristocrática de su
opulento atuendo, pero con ciertas alusiones a la vida cotidiana (reloj, ventana abierta al paisaje, perrito
dormido) que la acercan al espectador. Galleria degli Uffizi,Florencia.
Detalle de la Puerta del Paraíso, en el Baptisterio de Florencia, obra de Lorenzo Ghiberti. Fue Miguel
Ángel quien, admirado por la perfección de los relieves de esta puerta, dijo que merecería ser la del
propio Paraíso.
Aunque se siguieron haciendo obras religiosas, en las mismas se advierte un claro aire
profano; se reintrodujo el desnudo y el interés por la anatomía con fuerza, y aparecieron
nuevas tipologías técnicas y formales, como el relieve en stiacciato(altorrelieve con muy poco
resalte, casi plano) y el tondo, o composición en forma de disco; también la iconografía se
renovó con temas mitológicos, alegóricos y heroicos. Apareció un inusitado interés por la
perspectiva, derivado de las investigaciones arquitectónicas coetáneas, y el mismo se plasmó
en relieves, retablos, sepulcros y grupos escultóricos. Durante el Renacimiento decayó en
cierta manera la tradicional talla en madera policromada en favor de la escultura en piedra —
mármol preferentemente— y se recuperó la escultura monumental en bronce, caída en desuso
durante la Edad Media. Los talleres de Florencia fueron los más reputados de Europa en esta
técnica, y surtieron a toda Europa de estatuas de este material.43
Los dos siglos que dura el Renacimiento en Italia dieron lugar, igual que en las demás artes, a
dos etapas:
La Piedad del Vaticano, de Miguel Ángel, encargada por el cardenal francés Jean Bilhères de Lagraulas
para su sepultura, hoy se encuentra en la Basílica de San Pedro. El idealismo e impasibilidad de los
dioses clásicos se traslada aquí a un tema cristiano; la serena belleza de María y de Cristo apenas se ve
alterada por el dolor o la misma muerte.
El Cinquecento (siglo XVI): esta época está marcada por la aparición estelar de uno de los
escultores más geniales de todos los tiempos, Miguel Ángel.45 Hasta tal punto marcó la
escultura de todo el siglo que muchos de sus continuadores no fueron capaces de recoger
todas sus novedades y estas no se desarrollaron hasta varios siglos después. Miguel
Ángel fue, como tantos otros en esta época, un artista multidisciplinar. Sin embargo, él se
consideraba preferentemente escultor. En sus primeras obras recoge el interés
arqueológico surgido en Florencia: así, su Baco ebrio fue realizado con intención de que
aparentara ser una escultura clásica. Igual espíritu se aprecia en la Piedad, realizada
entre 1498 y 1499 para la basílica vaticana. Protegido primero por los Médicis, para los
que creó lasTumbas Mediceas, soberbio ejemplo de expresividad, marchó luego a Roma,
donde colaboró en los trabajos de construcción de la nueva basílica. El pontífice Julio II lo
tomó bajo su protección y le encomendó la creación de su Mausoleo, denominado por el
artista como «la tragedia de la sepultura» por los cambios y demoras que sufrió el
proyecto. En las esculturas hechas para este sepulcro, como el célebreMoisés, aparece lo
que se ha venido denominando terribilitá miguelangelesca: una intensa a la vez que
contenida emoción que se manifiesta en anatomías sufrientes, exageradas y nerviosas —
músculos en tensión—, posturas contorsionadas y escorzos muy rebuscados. Los rostros,
sin embargo, suelen mostrarse contenidos. En sus obras finales el artista desdeña de la
belleza formal de las esculturas y las deja inacabadas, adelantando un concepto que no
volvería al arte hasta el siglo XX. Miguel Ángel continuó con la tradición de monumentos
públicos heroicos y profanos que inició Donatello y la llevó a una nueva dimensión con su
conocido David, esculpido para la Piazza della Signoria de Florencia.46 En los años finales
de la centuria, la huella de Miguel Ángel tuvo sus réplicas en Benvenuto Cellini (Perseo de
la Loggia dei Lanzi de Florencia, espacio concebido como museo de escultura al aire
libre), Bartolomeo Ammannati, Giambologna y Baccio Bandinelli, que exagerarían los
elementos más superficiales de la obra del maestro, situándose plenamente todos ellos en
la corriente manierista. Destaca en esta época también la saga familiar de los Leoni,
broncistas milaneses al servicio de los Habsburgo españoles, auténticos creadores de la
imagen áulica, un tanto estereotipada, de estos monarcas. Su presencia en España llevó
allí de primera mano las novedades renacentistas, extendiendo su influjo hasta la
escultura barroca.47
España
Artículo principal: Renacimiento español
El Greco, La Resurrección de Cristo, pintado para Santo Domingo el Antiguode Toledo. El Greco rebasa
el concepto de artista renacentista por su constante búsqueda de un universo propio y original. Influido
por Tintoretto y Miguel Ángel, su arte va a conocer su mayor desarrollo en Toledo.
En España el cambio ideológico no es tan extremo como en otros países; no se rompe
abruptamente con la tradición medieval, por ello se habla de un Renacimiento español más
original y variado que en el resto de Europa. Así, la literatura acepta las innovaciones italianas
(Dante y Petrarca), pero no olvida la poesía del Cancionero y la tradición anterior. En cuanto a
las artes plásticas, el Renacimiento hispano mezcló elementos importados de Italia —de
donde llegaron algunos artistas, como Paolo de San Leocadio, Pietro Torrigiano o Domenico
Fancelli— con la tradición local, y con algunos otros influjos —lo flamenco, por ejemplo,
estaba muy de moda en la época por las intensas relaciones comerciales y dinásticas que
unían estos territorios a España—. Las innovaciones renacentistas llegaron a España de
forma muy tardía: hasta la década de 1520 no se encuentran ejemplos acabados de las
mismas en las manifestaciones artísticas, y tales ejemplos son dispersos y minoritarios. No
llegaron a España plenamente, pues, los ecos del Quattrocento italiano —solo por obra de la
familia Borja aparecen artistas y obras de esa época en el área levantina—, lo que determina
que el arte renacentista español pase casi abruptamente del gótico al manierismo.
Vista del Patio del Caballo Blanco delpalacio de Fontainebleau, con la famosa escalera, preludio de las
formas barrocas. Fontainebleau fue la auténtica capital artística de Francia durante el Renacimiento. En
el conjunto palaciego intervinieron algunos de los mejores artistas del momento.
En Francia la influencia italiana se dejó sentir desde muy temprano, favorecida por la cercanía
geográfica, los vínculos comerciales y la monarquía, que ambicionaba anexionar los territorios
limítrofes de la península italiana, y lo consiguió en algunos momentos. Sin embargo, el
impulso definitivo a la adopción de las formas renacentistas se dio bajo el reinado
de Francisco I. Este monarca, gran mecenas de las artes y aficionado a todo lo que procediera
de Italia, protegió a importantes maestros, solicitando sus servicios para la corte francesa —
entre ellos el mismo Leonardo da Vinci, que murió en el castillo de Cloux—, a la vez que
emprendió un ambicioso programa de revitalización cultural que revolucionó el desarrollo de
las artes en el país. Conviene tener presente que Francia fue la cuna del gótico y que, por
tanto, este estilo estaba fuertemente arraigado y podía ser visto como un estilo nacional. De
ahí que las formas góticas continuaran presentes durante un tiempo, a pesar del nuevo estilo
impuesto por la corte.
En cuanto a la arquitectura, la monarquía, fortalecida y en período de expansión territorial,
había patrocinado ya desde el siglo XV la remodelación de los viejos châteaux medievales y la
creación de nuevas residencias más acordes con los tiempos. Pero fue precisamente
Francisco I el que dio un impulso definitivo a esta operación renovadora, que tuvo varios
focos. El primer edificio renacentista en Francia fue el castillo de Saint-Germain-en-Laye,
imponente fortaleza de ladrillo y piedra en la que aparecen pequeños detalles renacentistas,
dentro de una general sobriedad de aire militar. De estilo más avanzado fueron los castillos del
valle del Loira, conjunto de mansiones para la realeza y la nobleza que muestran los rasgos
más característicos del Renacimiento francés: decorativismo de raigambre manierista,
recuerdos goticistas en las estructuras, y quizá lo más novedoso: una perfecta integración de
los edificios en la naturaleza circundante, como se ve en el grácil puente del castillo de
Chenonceau. El más célebre dentro de este conjunto es el castillo de Chambord, que presenta
grandes audacias estilísticas, como una escalera interna helicoidal. Otros ejemplos de estas
residencias suburbanas son los castillos de Amboise, Blois y Azay-le-Rideau.53
Además de todas estas realizaciones, Francisco I se embarcó en la que quizá fue la obra
fundamental de este período: el palacio de Fontainebleau, vieja mansión de los reyes
franceses que se renovó totalmente. En el edificio en sí se aprecia ya el triunfo de las formas
italianas, aunque adaptadas al gusto francés con sus típicas chimeneas y mansardas. Incluye
fragmentos de desbordante creatividad, como la célebre Escalera Imperial, anticipo de
soluciones barrocas. No obstante, quizá lo más destacado del proyecto fue que involucró a
creadores de prácticamente todas las disciplinas artísticas, algunos venidos expresamente de
Italia, como los pintores Francesco Primaticcio o Rosso Fiorentino, el famoso
escultor Benvenuto Cellini o el arquitecto Sebastiano Serlio, importante autor de tratados de
arquitectura del que apenas se conocen obras salvo este palacio. Las novedades que se
fraguaron aquí trapasarían el ámbito local y darían origen a todo un estilo, el «estilo de
Fontainebleau», un manierismo refinado al servicio de los gustos aristocráticos.54
Tras Francisco I, las formas «a la italiana» acabaron imponiéndose definitivamente en la
arquitectura bajo Enrique II, cuya esposa, Catalina de Médicis, pertenecía a la familia
florentina más poderosa. Bajo su mandato (1547-1559) se reformó la antigua sede de la corte
en París, el palacio del Louvre, convirtiéndolo en un moderno edificio de estética plenamente
manierista. La reforma fue dirigida por uno de los arquitectos franceses más destacados del
momento, Pierre Lescot, que diseñó el gran patio central (Cour Carrée), con características
fachadas en las que utiliza el módulo de arco de triunfo clásico.55 Asimismo, estos monarcas
iniciaron la construcción de un nuevo palacio, enfrente del Louvre, el palacio de las Tullerías,
en el que intervino el otro gran arquitecto francés del Renacimiento, Philibert Delorme.56
La Resurrección, obra de Germain Pilon. Todo procede aquí de Miguel Ángel: la anatomía hercúlea de
Cristo, los escorzos, el efecto «no acabado». Hasta el diseño general del grupo remite a las Sepulturas
Mediceas del florentino. Museo del Louvre,París.
La escultura del Renacimiento en Francia fue también al compás de lo dictado por Italia.
Francia dejó de ser ya a finales del siglo XIV el gran centro escultórico de Europa que fue
gracias a los talleres catedralicios, situación que continuaría durante el siglo XV, y aún más en
el XVI. Es paradójico y a la vez revelador que esta situación coincida con la consolidación
progresiva de la institución monárquica, evidentemente deseosa de renovar su imagen y
dispuesta a usar el arte como instrumento propagandístico de primer orden. No obstante de la
pérdida de hegemonía en este campo, que de todas formas nunca había sido definitiva,
surgieron grandes figuras al calor de los proyectos reales; es de destacar el carácter
ornamental y decorativo que tuvieron las esculturas, subordinándose al proyecto general de
los edificios e integrándose en estos. Dos fueron los autores más sobresalientes: Germain
Pilon y Jean Goujon.57
La pintura también experimentó el progresivo declive de las formas góticas tradicionales y la
llegada del nuevo estilo. Como se ha señalado, se conocieron en Francia de primera mano las
formas pictóricas italianas en el siglo XVI gracias a la llegada de autores muy innovadores,
como Leonardo o Rosso Fiorentino. Francisco I impulsó la formación de artistas franceses
bajo la dirección de maestros italianos, como Niccolò dell'Abbate o Primaticcio, siendo este
último el responsable de la decoración del palacio de Fontainebleau y la organización de las
fiestas de la corte, y teniendo por tanto a sus órdenes a muchos artesanos y artistas. Esta
convivencia de talentos, escuelas, disciplinas y géneros dio origen a la llamada «escuela
pictórica de Fontainebleau», una derivación del manierismo pictórico italiano que incide en el
erotismo, el lujo, los temas profanos y las alegorías, todo ello muy del gusto de su clientela
principal, la aristocracia. La mayor parte de los artistas de Fontainebleau fueron anónimos,
precisamente por esa integración de las artes que se propugnaba y por el magisterio de los
artistas consagrados. No obstante, conocemos los nombres de algunos pintores,
figurando Jean Cousin el Viejo o Antoine Caronentre los más destacados. Sin embargo, el
pintor francés más importante de la época, a la vez que uno de los grandes retratistas de
todos los tiempos, aunque gran parte de su obra se haya perdido, fue François Clouet, que
superó a su padre, el también apreciable Jean Clouet, en la fiel plasmación de la vida de los
poderosos de la época, con una profundidad psicológica y brillantez formal cuyo precedente
hay que buscarlo en Jean Fouquet, gran pintor del siglo XV aún en la órbita del gótico.58
Alemania
Artículo principal: Renacimiento alemán
La liebre, obra de Durero. El interés por los fenómenos y los elementos de la naturaleza fue uno de los
pilares del humanismo. Durero analiza el mundo vegetal y animal en multitud de dibujos, bocetos y
acuarelas caracterizados por su precisión de científico. Albertina,Viena.
El Renacimiento artístico no fue en Alemania una tentativa de resurrección del arte clásico,
sino una renovación intensa del espíritu germánico, motivado por la Reforma
protestante. Alberto Durero fue la figura dominante del Renacimiento alemán. Su obra
universal, que ya en vida fue reconocida y admirada en toda Europa, impuso la impronta del
artista moderno, uniendo la reflexión teórica con la transición decisiva entre la práctica
medieval y el idealismo renacentista. Sus pinturas, dibujos, grabados y escritos teóricos sobre
arte ejercieron una profunda influencia en los artistas del siglo XVI de su propio país y de
los Países Bajos. Durero comprendió la imperiosidad de adquirir un conocimiento racional de
la producción artística, e introdujo el idealismo de raigambre italiana en el arte alemán.59
La pintura germánica conoció en esta época uno de sus mayores momentos de esplendor.
Junto a la figura fundamental de Durero surgieron otros grandes autores, como Lucas Cranach
el Viejo, pintor por antonomasia de la Reforma protestante; Hans Baldung Grien, introductor
de temáticas siniestras y novedosas, deudoras en cierto modo del arte medieval; Matthias
Grünewald, uno de los precursores del expresionismo; Albrecht Altdorfer, excelente paisajista;
o Hans Holbein el Joven, que desarrolló casi toda su producción, centrada en el retrato,
en Inglaterra.60
En escultura pervivieron las formas góticas hasta bien entrado el siglo XVI. Destaca la obra
de Peter Vischer, autor de las tumbas imperiales deInnsbruck (1513) y de la tumba de San
Sebaldo en Núremberg (1520). También trabajaron aquí algunos artistas flamencos,
como Hubert Gerhard, autor del San Miguel de la fachada de la iglesia de San Miguel de
Múnich.61
En arquitectura, los primeros exponentes de relevancia fueron los edificios patrocinados por la
familia Fugger en Augsburgo, como la Capilla Fugger en la iglesia de Santa Ana (1509-1518)
o el barrio de casas obreras llamado Fuggerei (1519-1523).62 Tras la Reforma, el mecenazgo
de la nobleza alemana se centró en primer lugar en la arquitectura, por la capacidad de esta
para mostrar el poder y prestigio de los gobernantes. Así, a mediados del siglo XVI se amplió
el castillo de Heidelberg, siguiendo las directrices clásicas. Sin embargo, la mayoría de los
príncipes alemanes prefirieron conservar las obras góticas, limitándose a decorarlas con
ornamentación renacentista.63
Flandes y Países Bajos
Artículo principal: Pintura flamenca (siglos XV y XVI)
Pieter Brueghel el Viejo: El regreso de los rebaños. El paisaje se ha convertido en el tema principal del
cuadro. Brueghel introduce casi siempre la figura —en este caso, los pastores— como anécdota o
contrapunto a un universo del que el ser humano solo es una parte, mínima y frágil. Obsérvese el interés
por la plasmación de los efectos atmosféricos en los nubarrones que oscurecen el cielo. Museo de
Historia del Arte, Viena.
Austria y Bohemia: unidos por el imperio de los Habsburgo, estos países contaron con la
labor patrocinadora del emperador Rodolfo II, un gran coleccionista que atesoró en su
corte de Praga una gran variedad de obras de arte y objetos de todo tipo (joyas,
minerales, relojes, autómatas, instrumentos científicos), ya que también era un gran
amante de la ciencia. Adquirió cuadros de artistas como Brueghel, Tiziano,Leone
Leoni o Durero, y acogió a artistas como Giuseppe Arcimboldo, un original pintor de
retratos confeccionados con elementos propios de los bodegones.69 En Bohemia se
construyeron diversos palacios, como el Comunal de Pilsen y el de Schwarzenberg en
Praga; y castillos, como los de Litomyšl, Černý y Kostelec.70
Hungría: este país contó con el gran mecenazgo del rey Matías Corvino, un gran amante
del arte italiano, quizá por influjo de su esposa, Beatriz de Nápoles.72 El monarca compró
numerosas obras de arte italianas, y contrató artistas y arquitectos italianos para reformar
y decorar sus palacios, como Benedetto da Maiano, Clemente Camicia y Giovanni
Dalmata; el miniaturista Attavante degli Attavanti fue autor del Breviario de Matías
Corvino y del Códice de Marciano Capella; el escultor Andrea Ferracci realizó el altar de
la Anunciación de lacatedral de Esztergom.73
Rusia: durante esta época continuó la tradicional arquitectura rusa de influencia bizantina,
pero se recibió alguna influencia del Renacimiento italiano a través del
arquitecto boloñésAristotele Fioravanti, que viajó en 1475 a Rusia invitado por Iván III,
donde construyó la catedral de la Dormición en el Kremlin de Moscú (1475-1479); otro
arquitaliano, Aloisio Nuovo, fue el encargado de construir la catedral del Arcángel
Miguel también en el Kremlin (1505-1508). La influencia italiana se denota igualmente en
la catedral de San Basilio de Moscú, obra dePóstnik Yákovlev (1555-1560).75
Arte colonial hispanoamericano
Artículo principal: Arte colonial hispanoamericano
Catedral de Puebla.
Las artes industriales tuvieron un gran auge debido al gusto por el lujo de las nuevas clases
adineradas: se desarrolló la ebanistería, sobre todo en Italia y Alemania, destacando la técnica
de la intarsia, embutidos de madera de varios tonos para producir efectos lineales o de ciertas
imágenes. La tapicería destacó en Flandes, con obras basadas en bocetos desarrollados por
pintores como Bernard van Orley. La cerámica se elaboró en Italia con barnices vidriados,
consiguiendo tonos brillantes de gran efecto. El vidrio se desarrolló notablemente
en Venecia (Murano), decorado a veces con hilos de oro o con filamentos de vidrios de
colores. La orfebrería fue cultivada por escultores como Lorenzo Ghiberti o Benvenuto Cellini,
con piezas de gran virtuosismo y elevada calidad, destacando especialmente
los esmaltes y camafeos.79
En esta época se desarrollaron notablemente las artes gráficas, especialmente gracias a la
invención de la imprenta, apareciendo o perfeccionándose la mayoría de las técnicas
de grabado: calcografía (aguafuerte, aguatinta, grabado al buril, grabado a media
tinta o grabado a punta seca), linograbado, xilografía, etc. En Italia se desarrolló el grabado en
metal, practicado especialmente por los orfebres florentinos durante los siglos XV y XVI,
mientras que en el Cinquecento se perfeccionó el aguafuerte gracias a la obra
del Parmigianino. En Alemania destacó la obra de Durero, especialista de la técnica del buril,
aunque también realizó xilografías. En Francia, el grabado fue practicado por la escuela de
Fontainebleau, en la que destacó Jean Duvet, famoso por su serie del Apocalipsis(1561). En
Flandes surgieron notables grabadores en la ciudad de Amberes, como los hermanos Wierix,
autores de estampas de excelente técnica y detallismo, aunque basadas en composiciones
ajenas; o Hieronymus Cock, que reprodujo numerosas obras de Brueghel.80
Jardinería
Artículo principal: Jardín italiano
Jardín del Château d'Ambleville, Francia.
Literatura
Artículo principal: Literatura renacentista
Don Quijote (1605), de Miguel de Cervantes.
Música
Artículo principal: Música del Renacimiento
Orfeo - Toccata
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Danza
Artículo principal: Danza renacentista
La danza renacentista tuvo una gran revitalización, debida de nuevo al papel preponderante
del ser humano sobre la religión, de tal manera que muchos autores consideran esta época el
nacimiento de la danza moderna. Se desarrolló sobre todo en Francia –donde fue
llamado ballet-comique–, en forma de historias bailadas, sobre textos mitológicos clásicos,
siendo impulsado principalmente por la reina Catalina de Médicis. Se suele considerar que el
primer ballet fue el Ballet comique de la Reine Louise (1581), de Balthazar de Beaujoyeulx.
Las principales modalidades de la época eran la gallarda, la pavana y el tourdion. En esta
época surgieron los primeros tratados sobre danza: Domenico da Piacenza escribió De arte
saltandi et choreas ducendi, siendo considerado el primer coreógrafo de la historia; Thoinot
Arbeau hizo una recopilación de danzas populares francesas (Orchesographie, 1588).89
Filosofía
Artículo principal: Filosofía renacentista
Tiziano: Amor sacro y amor profano (Galería Borghese, Roma, 1514). Esta obra representa la
contraposición entre el amor humano (Venus Vulgaris) y el amor divino (Venus Caelestis), un reflejo de
la teoría neoplatónica de la época sobre que la belleza terrenal es un reflejo de la belleza celestial,
propugnada por Marsilio Ficino y la Academia Platónica Florentina.
Ciencia
Artículo principal: Historia de la ciencia en el Renacimiento
Vida y costumbres