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Vida y Saber: Nietzsche. Carlos Muñoz Gutiérrez
1. Ontología: La Vida
¿Qué es la vida?
En Nietzsche, lo que hay y se expresa son fuerzas. Pero la fuerza no es un
concepto físico ni metafísico, sino el deseo de alguien o de algo, el deseo de una
Voluntad de Poder. Así pues, la vida es el deseo de alguien o de algo que quiere lo que
puede, y eso se expresa en términos de fuerza.
La Voluntad de Poder es el elemento genealógico de la fuerza. Genealógico
quiere decir: diferencial y genético:
Además la Voluntad de Poder es también quien interpreta las cualidades de las fuerzas y
para poder ser interprete de la cualidad, debe, a su vez, tener cualidades, estas pueden
ser:
Luego la voluntad de Poder es principio de las fuerzas, pero también quien las interpreta y
las valora:
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Vida y Saber: Nietzsche. Carlos Muñoz Gutiérrez
Las fuerzas:
- Fuerza Reactiva:
1. Fuerza utilitaria, de adaptación y de limitación parcial.
2. Fuerza que separa la fuerza activa de lo que puede, niega la fuerza activa.
(Triunfo de los débiles o de los esclavos)
3. Fuerza separada de lo que puede, que se niega a sí misma o se vuelve
contra sí misma. (Reino de los débiles o de los esclavos)
- Fuerza Activa:
1. Fuerza plástica, dominante y subyugante.
2. Fuerza que va hasta el final de los que puede.
3. Fuerza que afirma su diferencia, que hace de su diferencia un objeto de
placer y de afirmación.
2. Método de dramatización
Primer eje. Concierne a la fuerza, a las fuerzas. Para él, los fenómenos, las cosas, los
organismos, las sociedades, las conciencias y los espíritus son signos o síntomas que
remiten a estados de fuerzas. De esta concepción se obtiene una primera versión del
filósofo. El filósofo como médico o fisiólogo que debe interpretar los síntomas. Dada una
cosa, ¿qué estado de fuerzas exteriores o interiores supone?
Una proposición en sí misma es un conjunto de síntomas que expresan una
manera de ser o un modo de existencia de quien habla, es decir, el estado de fuerzas que
alguien mantiene o intenta mantener consigo mismo y con los demás. Así un modo de
existencia remite un tipo. Por ejemplo, “el hombre esclavo” es el tipo de hombre que se
conforma mediante fuerzas reactivas, que son fundamentalmente “el resentimiento” y “la
mala conciencia”. Teniendo esto presente hay que comprender adecuadamente las
tipologías de Nietzsche. El esclavo no tiene que ver con un régimen de dominación sino
con la composición en su modo de ser de fuerzas reactivas. Un amo puede ser tan
esclavo como el esclavo mismo. El proyecto inicial de Nietzsche es trazar la Historia
universal del resentimiento y de la mala conciencia que ha seguido la cultura occidental.
Segundo eje. El segundo eje concierne a la potencia, y configura una ética y una
ontología. Si toda cosa remite a un estado de fuerzas, el Poder designa la relación
diferencial de las fuerzas presentes. Estas relaciones expresan cualidades dinámicas del
tipo “afirmación” o “negación”. Así que cuando leamos en Nietzsche ‘Poder’ no debemos
interpretar como aquello que la voluntad quiere sino, más bien, lo que quiere en la
voluntad. Por eso Nietzsche rompe con la ontología tradicional de pensar un sujeto de la
enunciación o del ser. Nietzsche sustituye la pregunta ¿qué es...? por ¿quién es...? Pero
ese quién no será nunca una persona, un sujeto sino un acontecimiento, es decir, a las
fuerzas que se encuentran en tal relación en una proposición o en un fenómeno, y a la
relación genética que determina a esas fuerzas (poder).
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Mientras la metafísica tradicional ha formulado sus preguntas del tipo ¿Qué es...?
¿Qué es la belleza o la verdad o el bien? Nietzsche plantea más bien la pregunta
¿Quién? Pues cree, como creyeron los sofistas, que la pregunta por ¿Quién? Es más útil
para investigar la esencia, el ser.
¿Quién? Significa según Nietzsche esto: considerada una cosa, ¿Cuáles son las
fuerzas que se apoderan de ella, cuál es la voluntad que la posee? ¿Quién se expresa, se
manifiesta y al mismo tiempo se oculta en ella? Solo así llegaremos a la esencia, pues la
esencia es solamente el sentido y el valor de la cosa; la esencia viene determinada
por las fuerzas en afinidad con la cosa y por la voluntad en afinidad con las fuerzas.
De esta pregunta se deriva un método. Dado un concepto, un sentimiento, una
creencia, se les tratará como síntoma de una voluntad que quiere algo. ¿Qué quiere, el
que dice esto, piensa o experimenta aquello?
Ahora bien, lo que quiere una voluntad, de acuerdo con su cualidad, es afirmar su
diferencia o negar lo que difiere. Lo que quiere una voluntad no es un objeto, sino un tipo
que solo se define determinando los ejemplares de dicho tipo: ¿Qué quiere el que busca
la verdad? Se termina resolviendo en ¿Quién busca la verdad?
Recordemos:
La imagen moderna (cartesiana) del pensamiento aparece en tres tesis fundamentales:
1. El pensador ama y quiere la verdad (veracidad del pensador). El pensamiento
contiene o posee formalmente la verdad (a priori de los conceptos). El pensar es el
ejercicio natural de una facultad y basta entonces pensar “verdaderamente” para
pensar con verdad (recta naturaleza del pensamiento, buen sentido compartido
universalmente)
2. Nos desvía de la verdad fuerzas externas al pensamiento (cuerpo, personas, intereses
sensibles). Caemos en el error al tomar lo falso por lo verdadero.
3. Basta un método para pensar bien, para pensar verdaderamente, gracias al método
eliminamos el error.
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"Ese derecho de amo, en virtud del cual se dan nombres, va tan lejos
que se puede considerar el origen mismo del lenguaje como un acto de
autoridad emanado de quienes dominan. Ellos dijeron: "esto es tal cosa",
vincularon a un objeto, a un hecho tal vocablo, y, de ese modo, se los han
apropiado así." (Genealogía de la Moral, I, § 2)
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enmascara. Por eso el filósofo griego a menudo parece un sacerdote y se presenta como
alguien que ama la sabiduría, un personaje ascético que coloca su ideal fuera de la
realidad. Así la filosofía se desarrolla en la historia degenerando y volviéndose contra sí,
enmascarada. E inicia un proceso de juicio a la vida, de colocarla bajo valores superiores
y de juzgarla, limitarla y condenarla con esos valores. Y así triunfa un pensamiento
negativo que desprecia la vida y la conduce a sus formas débiles y enfermizas. El filósofo
legislador, cuya tarea era la crítica de todos los valores establecidos y la creación de
nuevos valores (Martillo y transmutación), cede su sitio al filósofo sumiso. El filósofo deja
de ser fisiólogo o médico para convertirse en metafísico y deja de ser poeta para
convertirse en “profesor público”. Y se presenta sometido a las exigencias de la verdad,
de la razón
La filosofía ha quedado convertida en el recuento de todas las razones que el
hombre se aplica para obedecer. El filósofo evalúa la vida según la aptitud para soportar
pesos, para cargar fardos (camello). Y ese espíritu de pesadez reúne en el mismo
desierto al cargador y lo cargado, la vida despreciada y el pensamiento negativo. Frente
al cargador, Nietzsche reivindica al creador (el niño). Crear es aligerar, es descargar la
vida, inventar nuevas posibilidades de vida.
Por eso el nuevo objetivo filosófico no será ya la verdad o falsedad de los
enunciados, sino su capacidad de favorecer e intensificar la Vida. Nietzsche nos muestra
que la pretendida Verdad que funda la objetividad sólo ocurre en el lenguaje, es decir, en
un proceso antropomórfico de creación de metáforas arbitrarias que desembocan en
ilusiones y ficciones. "Las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que lo son,
metáforas ya utilizadas que han perdido su fuerza sensible..." (Verdad y Mentira en
sentido Extramoral).
5. La Cultura
Para Nietzsche, genéricamente y originariamente el hombre es reactivo. El
hombre es demasiado humano y su esencia es el devenir-reactivo e incluso da al
mundo este mismo devenir-reactivo. La esencia del hombre y del mundo ocupado por
el hombre es el devenir-reactivo de las fuerzas, el nihilismo.
Sin embargo Nietzsche cree que la actividad genérica del hombre debe poder
activar las fuerzas reactivas. A esa actividad genérica la denomina cultura.
Cultura significa adiestramiento y selección. Genealógicamente hay que
diferenciar dos elementos en el hecho de adiestrar o someter:
1. Aquello a lo que se obedece: un pueblo, una raza, una clase. Esto siempre
es histórico y por ello arbitrario, grotesco, estúpido y limitado.
Frecuentemente representa las peores fuerzas reactivas.
2. El hecho de que se obedezca a algo. Obedecer a la ley porque es la ley,
que va más allá del pueblo, la raza y las clases. La forma de la ley significa
que cierta actividad, cierta fuerza activa, viene ejercida sobre el hombre y
se fija por tarea adiestrarlo. Aquí se muestra una actividad del hombre
como ser genérico, la actividad del hombre como especie ejercida sobre el
individuo.
Adiestrar al hombre significa formarlo de tal manera que sea capaz de activar
sus fuerzas reactivas. La cultura proporciona hábitos, modelos para que las fuerzas
reactivas sean aptas para ser activadas.
La Cultura se ejerce en varias direcciones: fuerzas reactivas del inconsciente,
fuerzas digestivas e intestinales, pero sobre todo, refuerza la conciencia, que se apoya
en la facultad del olvido, con una nueva facultad: la memoria.
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crueles, los lascivos, los insaciables, los ateos, y vosotros seréis también
eternamente los desventurados, los malditos y condenados."1
7. El Nihilismo
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F. Nietzsche, La genealogía de la Moral, I Disertación, § 7.
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8. La Voluntad de Poder
El giro nietzscheano del yo quiero al yo puedo, que niega la visión paulina del yo-
quiero-y-no-puedo y, por consiguiente, toda la ética cristiana, está basado en un Sí
incondicional a la Vida, en una elevación de la vida experimentada fuera de la actividad
espiritual al rango supremo a partir del cual todo lo demás debe ser evaluado.
¡Qué ávida se acerca esta ola! ¡Parece como si quisiera alcanzar algo! ¡Cómo se
arrastra con temible premura hasta los más recónditos rincones del rocoso barranco!
Parece como si fuera al encuentro de alguien; parece que allí hay algo escondido que tiene
valor, un gran valor. Y ahora regresa, un poco más despacio, todavía lo bastante blanca a
causa de la excitación. —¿Está decepcionada? ¿Ha encontrado lo que buscaba? ¿Se
muestra decepcionada?—. Mas ya se aproxima otra ola, aún más ávida y feroz que la
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Cfr. F. Nietzcshe. La Voluntad de Poder, nº 417
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primera; su alma parece estar llena de misterios y del deseo de rastrear tesoros. Así viven
las olas —¡Así vivimos nosotros, los que tenemos voluntad!—, no digo más. ¿Cómo?
¿Desconfías de mí? ¿Estáis enfadados conmigo, bellos monstruos? ¿Teméis acaso que
desvele por completo vuestro secreto? ¡Bien! Podéis enfadaros conmigo, pero ¡elevad tan
alto como podáis vuestros peligrosos cuerpos verdes! ¡Construid una muralla entre el sol y
yo! —¡Cómo ahora! A decir verdad, ya no queda nada del mundo más que un verde
crepúsculo y verdes resplandores. Impulsadlos como queráis, vosotras insolentes, rugid de
deseo y de maldad, o sumergiros de nuevo, sacudid vuestras esmeraldas en lo más
profundo del mar, arrojad encima vuestros infinitos y blancos mechones de espuma y las
crestas de ola sobre ellos: todo ello me parecerá justo, pues todo os sienta tan bien y os lo
agradezco todo tanto. ¡Cómo os podría traicionar! Pues —¡oídme bien!—: yo os conozco a
vosotras y a vuestros secretos, conozco vuestra especie. ¡Pues vosotros y yo somos de
una misma especie! —¡Pues vosotras y yo tenemos un mismo secreto!.3
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F. Nietzsche. La Gaya Ciencia lib. IV, nº 310.
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F. Nietzsche. Genealogía de la Moral, nº 28
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F. Nietzsche. La Gaya Ciencia, lib. IV, nº 341.
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Y Nietzsche resume :
1. El Devenir no pretende un estado final, no fluye en el ser.
2. El Devenir no es un mero estado aparente; es posible que el mundo de los
seres sea una mera apariencia.
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F.Nietzsche. La Gaya Ciencia, IV, nº 324.
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Cfr. F. Nietzsche. La Voluntad de Poder nº 585.
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Cfr. F. Nietzsche. El Crepúsculo de los Ídolos, especialmente “Los cuatro grandes errores”.
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F. Nietzsche. Así habló Zaratustra, parte II.
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F. Nietzsche. La Voluntad de Poder, nº 708L.
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Cfr. F. Nietzsche. La Gaya Ciencia, IV, nº 276.
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Así hablo Zaratustra, III, “Antes de la salida del sol” y “los siete sabios”.
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