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Vale la pena resaltar, que Semco le apostó a la diversificación con lo cual obtuvo
grandes resultados, “a medida que la depresión se acentuaba, Ricardo estaba aún
más convencido de que la única posibilidad de supervivencia de Semco era
ampliar su línea de productos y reducir su dependencia de la actividad naviera y lo
logró”, poco a poco compró otras industrias enfocadas a actividades diferentes y
así su organización fue creciendo progresivamente.
Otras de las grandes hazañas realizadas por este gran emprendedor, residían en
la gran capacidad que tenía para escoger a sus empleados. Ricardo más allá de
tener en cuenta los estudios que las personas tenían, miraba las experiencias
laborales y la actitud que la gente poseía frente a las diversas situaciones que se
les presentaban en su diario vivir, sobre todo en el rol que tenían como empleados
de otras empresas.
Así fue como poco a poco Semco fue creciendo y cambiando su filosofía, una
filosofía que se basa en el management participativo que muchas empresas están
adoptando actualmente y que de cierta manera es muy importante tener en
cuenta, ya que en el presente, las personas le están dando mayor importancia a
sus trabajos que a sus familias o a las cosas que realmente les gusta hacer. Es
claro que el trabajo es el sustento para la mayoría de personas, pero es
gratificante ver cómo estas empresas le están apostando a algo diferente. Al darle
poder y libertad a sus empleados, estos pueden manejar su tiempo y compartir
con sus familias, convirtiéndolas en la prioridad de sus vidas, sin dejar a un lado
las responsabilidades que tienen en la compañía, cumpliendo con las tareas y el
rol que juegan en esta.
El primer movimiento que tenía Ricardo en mente al adquirir una nueva empresa,
era “reafirmar la filosofía que habían impuesto desde la primer adquisición de no
modificar nada que no comprendieran y proporcionar a las personas que estaban
allí la posibilidad de continuar antes de reemplazarlos por gente de afuera”. Al
momento de adquirir un negocio en operación, hay que tener en cuenta lo anterior,
porque muchas veces se acusa a estas personas cuando las empresas no tienen
éxito, pero no se toma en cuenta que no se les ha dado la libertad para que se
puedan expresar o realizar sus tareas, lo que lleva a la falta de entusiasmo y
motivación por parte del empleado de seguir trabajando.
En el libro, Ricardo Semler habla sobre cuatro causas que dan origen a la
“enfermedad de los horarios”, es decir, la mala administración del tiempo y vale la
conocerlas para poder buscar las soluciones pertinentes y aprender a administrar
el tiempo tanto en la vida personal como en la vida laboral.
Primera causa. La idea de que el esfuerzo y los resultados son directamente
proporcionales.
La mayoría de las personas tienen en mente que entre más se esfuercen más
resultados van a conseguir, con lo cual ponen en riesgo muchas relaciones
personales, y sobre todo la más importante, la relación con la familia. Según
Semler, existe la idea de que el sudor es obligatorio y que con cada nueva gota un
ejecutivo se acerca un poquito más al paraíso financiero. Esto no es nada
saludable ni verdadero. El motivo del éxito en casi todos los casos, se debe a
encontrar un sentido muy preciso de la oportunidad, la habilidad para reconocer la
oportunidad, contar con amigos en los sitios apropiados, algún lapsus moral
ocasional y suerte.
Tercera causa. Las cosas están un tanto inciertas en la oficia en este momento.
Tendré que trabajar más tiempo hasta que todo se reacomode.
Según Ricardo, casi cualquier cambio puede ser una excusa para la mala
administración del tiempo. Permitir que eventos de este tipo determinen el día de
trabajo de una persona es convertirse en un simple corcho que va por el mar a la
deriva.
“El miedo a delegar es creer que nadie es tan competente como uno para
solucionar un problema”. Este tipo de pensamiento, afirma Semler, es el resultado
de creer que las tareas serás realizadas inevitablemente en forma incorrecta a
menos que se encuentren en manos de personas capaces, como usted, por
supuesto.
La solución para aprender a administrar el tiempo, está al dejar a un lado todas las
excusas que impiden avanzar y realizar las actividades laborales con calidad y sin
prejuicios tradicionales que únicamente están creando una mentalidad de arduo
trabajo y despojo de una vida personal y familiar placentera. Hay que establecer
prioridades en cada ámbito de la vida y aprender a decir “no” cuando sea
necesario.
Un factor relevante que sobresale en esta compañía, es la democracia, la cual
“requiere mucho trabajo y debe ser practicada como convicción y sin subterfugio ni
excepción. Y comienza por las cosas pequeñas como corbatas, relojes de entrada
y salida, parqueaderos y uniformes”. Estas pequeñas cosas, hacen que los
trabajadores se sientan como parte de la empresa, ya que al cambiar la filosofía
de la misma, estos empiezan a estar más comprometidos, a ser más constantes
por cumplir los objetivos propuestos, a estar más entusiasmados con sus trabajos
y empiezan a aportar su granito de arena en el crecimiento de la compañía.
No basta solo con permitirles a los empleados ser participativos, muchos de los
problemas que se originan en las empresas se deben a la falta de comunicación,
es de suma importancia aprender a comunicarse dentro de la compañía ya que
esto contribuye a mejorar la competitividad de la organización, satisface las
necesidades de los empleados, aumenta la motivación y compromiso en las
actividades a desarrollar y mejora el clima de trabajo.
Cuando las empresas son muy grandes, es importante la creación de células para
permitir que las personas se acerquen un poco más, se conozcan e interactúen
creando armonía, lo cual aumenta en muchas situaciones la productividad de la
organización.
La rotación en los puestos es otro factor a tener en cuenta, el ser humano por
naturaleza quiere estar en constante cambio y cuando se encuentra en un solo
puesto de trabajo todo comienza a ser rutinario y aburrido, lo que hace que se
pierda la motivación y se torne improductivo. Para Ricardo, la cura en su empresa
(teniendo en cuenta lo anterior) consistía en estimular a los gerentes a
intercambiar trabajos entre sí, comenzando a planear el cambio uno o dos años
antes para que cada uno pudiera aprender las obligaciones del otro y hacer que la
transición fuera un proceso simple. Pero en este mismo proceso, era importante
que los empleados tomaran la iniciativa, probaran por un periodo de tiempo
estipulado y tomaran la decisión por ellos mismos de quedarse más tiempo,
siempre y cuando crearan nuevos desafíos en forma personal.
Al inicio del libro y conforme a como se iba desarrollando, no podía imaginar como
una empresa pudiera tener estos lineamientos, debería haber sido un caos total, y
aunque en muchos momentos lo fue, aprendí que todas las cosas se podían
solucionar a raíz de la comunicación. Para mí una de las cosas más importantes
fue el aprender a comunicarse con franqueza y honestidad, esto marca un antes y
un después cuando se implementa en la compañía, es casi que la cura para todos
los males.
“Si no cometes algunos errores, tal vez sea porque no estas corriendo los
suficientes riesgos”
Ricardo Semler