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Resumen del Acuerdo Plenario N° 1-2016/CIJ-116 (La agravante del Delito

de Violencia y Resistencia contra la Autoridad Policial: Tipicidad y


Determinación Judicial de la Pena)

El ruido mediático de las condenas que acarrearon las circunstancias antes


mencionadas motivó diversos pronunciamientos: desde quienes aprobaban a
rajatabla tales decisiones judiciales, en pos de la exigencia de respeto a las
instituciones estatales, a otros (entre los que me incluyo) que rechazaban dichos
fallos por considerar que no se analizó debidamente los hechos y/o lo que la
dogmática penal refería respecto a los tipos penales pertinentes. Ahora, la Corte
Suprema, en este II Pleno Extraordinario de las Salas Permanente y Transitoria
ha querido dejar sentada su posición (parágrafo La Situación Problemática 1,
fundamento 7º), con el agregado que es un precedente vinculante para el resto
de magistrados de nuestro país.

Lo primero que habría que tomar en cuenta es que la Corte Suprema


considera que el problema principal, en el marco de la aplicación de los arts. 366°
y 367° CP, fue el no apreciar adecuadamente la aplicación del “principio de
proporcionalidad” (fundamento 12º), como “ayuda a la verificación constitucional
de la norma”, en tanto “no solamente se compone de elementos normativos y
descriptivos, en la misma cohabitan derechos fundamentales”, debiendo estar
sujeta y conforme a la Constitución.

El Supremo Tribunal sugiere hacer un test de proporcionalidad para


determinar la constitucionalidad de la norma (fundamento 13°), pasando por un
triple filtro: el primero de adecuación o idoneidad (si la norma coadyuva a un fin
constitucionalmente legítimo); el segundo de necesidad (verificación de si no
existe un mecanismo alternativo que permita lograr el fin constitucional); el
tercero de proporcionalidad (implica la evaluación de los efectos positivos o
negativos de la norma, de ello dependerá su constitucionalidad);

Asimismo se resalta que el sistema penal está sometido a la Constitución


(fundamento 14°), debiendo interpretarse las normas que la componen (sean de
naturaleza material o procesal) de acuerdo a sus principios (se mencionan el de
legalidad, el de lesividad y el de culpabilidad), de esta manera la característica
de última ratio de la norma penal (reiteramos cualquiera sea su naturaleza) no

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es meramente enunciativa, sino que el comportamiento reprimido “cause un
impacto lo suficientemente importante para que se justifique la intervención
penal”.

Yendo al análisis propio del artículo 367° CP, la Corte Suprema reconoce que
las últimas modificatorias a dichos tipos responden a circunstancias de contexto:
menciona que la Ley N° 30054 que la modificó se dio a partir de los hechos del
desalojo del mercado de comerciantes “La Parada” el 02 de marzo de 2014
(fundamento 17°), que dejó como saldo numerosos efectivos policiales
gravemente heridos. El legislador refiere que tal modificación normativa no se
dio para que la justicia castigue cualquier acción física (acto menor) tomada
contra la autoridad: desobediencias, actos ofensivos o insultos se subsumirán en
otros tipos penales.

Entienden que los actos de violencia en agravio de la integridad de los


funcionarios o servidores públicos deben tener una motivación (fundamento 19°):
“rechazar el ius imperium del Estado representado en el ejercicio del Poder,
competencias y facultades que aquella legalmente ostenta y ejerce. Son, pues,
formas de resistencia activa y violenta contra dicho poder y autoridad”.

La Corte Suprema aclara que, encontrándose los ataques a la integridad de


los efectivos policiales dirigidos precisamente a desobedecer, resistir o
desconocer la autoridad del Estado, estos deben ser circunscritos a la naturaleza
del agravio perpetrado (fundamento 20°):

1. Si la lesión es “menos que leve” (¿una falta?) la pena no podrá pasar de


3 años de privación de la libertad, tomando como criterio cuantitativo el
artículo 122°, inc. 3, lit. a (agravante cualificada de falta leve).

2. Si se produjeron “lesiones leves”, la pena deberá ser no menor de 3 ni


mayor de 6, nuevamente tomando como criterio cuantitativo el artículo
122°, inc. 3, lit. a (agravante cualificada de falta leve).

3. Si se produjeron “lesiones graves”, la pena deberá ser no menor de 6 ni


mayor de 12, tomando como criterio cuantitativo el artículo 121°.

La última parte del plenario se ocupa nuevamente respecto al principio de


proporcionalidad (fundamento 21°) esta vez vinculado con la determinación

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judicial de la pena, añadiendo que para establecer la escala de la misma deben
atenderse al contexto: así insultos o escupitajos no serán considerados violencia
contra la autoridad agravada, al no afectar realmente el bien jurídico bajo
protección, concordando con el artículo previamente señalado (Vega
Llapapasca, pp. 71-72). Incluso el Plenario hace referencia a la imposición de la
pena por debajo del mínimo (fundamento 22°) en circunstancias excepcionales
(estar bajo los efectos de drogas o alcohol, repeler la propia detención, o actuar
en defensa errónea de un familiar); asimismo hace referencia a “bonificaciones
procesales” en casos de confesión sincera, sometimiento a la terminación
anticipada o a la conclusión anticipada.

Finalmente la Corte Suprema hace el pedido al Presidente del Poder


Judicial de hacer una propuesta de lege ferenda para modificar el artículo 367°
CP, formulando un tipo atenuado, cuya pena será no menor de seis meses ni
mayor de cuatro años, “cuando los actos de intimidación o violencia no revistan
gravedad”.

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