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UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO EN CAYEY

DEPARTAMENTO DE HUMANIDADES

CONFERENCIA

Las revoluciones científcas del Renacimiento y la Modernidad

Una mirada flosófca

por

Pedro M. Rosario Barbosa*

pedro.rosario4@upr.edu

En primer lugar, quisiera agradecer al Círculo de Historia y al Círculo de Qímica por

invitarme a dar esta conferencia. Irma y María pospusieron esta ocasión por mucho tiempo,

pero agradezco al Cosmos que se nos ha dado esta oportunidad para compartir esta charla

sobre un tema tan preciado como el de las revoluciones científcas. Algunos de los puntos que

presentaré se han planteado con lujo detalles en varias conferencias anteriores: dos presentadas

en el Recinto de Río Piedras en el 2008 y el 2012 respectivamente, tituladas "La relación entre

las ciencias formales y las ciencias naturales" 1 y"Las ciencias formales en el ámbito de la física

contemporánea", las demás aquí en UPR Cayey: una en el 9 de abril de 2015 titulada "El

concepto de verdad y la investigación histórica"2 y la otra, el 2 de marzo de 2017, la segunda

parte de la serie "La historia como memoria de la humanidad" 3.


* © 2018, Pedro M. Rosario Barbosa. Se hace disponible este escrito bajo la Licencia de Creative Commons
Atribución 4.0 o de cualquier versión posterior de la misma. htp://creativecommons.org/licenses/by/4.0/.
Conferencia que se llevó a cabo el 9 de abril de 2018 en la Universidad de Puerto Rico en Cayey, auspiciado
por el Círculo de Historia y el Círculo de Qímica.
1 htp://pmrb.net/home/?q=node/91.
2 htp://pmrb.net/home/?q=verdad_e_historia.
3 htp://pmrb.net/home/?q=hist_mem_2.
Revoluciones científcas 2

Qisiera comenzar indicando lo que saben todos los historiadores y estudiantes

maduros de historia: la historia no es una colección de datos, sino una manera de formular

teorías para dar cuenta de ellos mediante una narrativa que conecta los hechos acontecidos.

Por ende, este campo del saber es por defnición un proceso creativo que busca explicar

documentos, hallazgos arqueológicos, restos culturales de todo tipo, entre otros. Esto no es

distinto en relación con la historia de las ciencias. Desgraciadamente, me ha tocado explorar

hoy un tema particularmente difícil porque solo tengo una hora aproximada de exposición y

hay mucha tela de donde cortar.

Comienzo la exposición indicando que nuestra manera de distinguir periodos históricos

es decimonónica y en muchos casos ya obsoleta, aunque todavía la utilizamos por

conveniencia. Tales distinciones perjudican nuestro entendimiento adecuado de lo ocurrido.

Por ejemplo, tenemos la Edad Media, el Renacimiento y la Era Moderna. ¿"Edad Media"?

¿"Media" entre qué y qué? Respuesta: entre la "Antigüedad" y la "Era Moderna". La Antigüedad

es un periodo "gradual incremento de la luz de la flosofía y el conocimiento" dominado por las

"grandes civilizaciones" de Grecia y Roma. La Era Moderna es la de los "grandes adelantos de

las ciencias y del crepúsculo de los inventos que cambiarán la vida de la humanidad `para

siempre'". Sin embargo, la Edad Media fue la "Era Oscura", un lapso de decadencia en que la

humanidad "andaba errante sin una vela que le guiara".


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Ilustro este punto con un meme que encontré ayer en Facebook: en esa época, la Iglesia

atontaba a sus seguidores impidiendo así el progreso humano, permeaban los confictos y las

supersticiones, la Inquisición campeaba por sus respetos terminando con todo lo que oliera a

un atisbo de adelanto cultural o disidencia. Esta era una época de guerras santas, cruzadas,

quema de brujas, entre otros grandes vicios históricos. Gracias a ciertos accidentes del pasado,

comenzó el Renacimiento de las antiguas lumbreras y con ello los adelantos científcos.

Aunque no se disputan algunos hechos mencionados, casi toda esta narrativa típica del

siglo XIX y gran parte del XX es hoy día rechazada por medievalistas e historiadores

profesionales. Tomen por ejemplo la quema de brujas. Este es un fenómeno renacentista, no

medieval. La base de estas persecuciones fue el Maleus Malefcarum escrito en 1487 y su

popularidad fue tan grande en el Renacimiento que, después de que se crearon distintas

denominaciones protestantes, estas fueron mucho más agresivas persiguiendo a brujas que la

misma Inquisición. Pregúntenle a las brujas de Salem al respecto. Aunque suene casi a un

oxímoron (no lo es), el Maleus Malefcarum era renacentista.


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Otros aspectos de la narrativa son simplistas y los historiadores exigen las debidas

matizaciones. Por ejemplo, se echa casi toda la responsabilidad de los atrasos culturales a la

Iglesia Católica Romana o a "la religión", genéricamente hablando. ¿Es esto cierto? Al contrario,

cuando subieron al poder Carlomagno y después Otón el Grande, ambos emperadores

fomentaron las artes, las ciencias y la cultura. En ninguno de los dos casos la Iglesia Católica

objetó y en gran medida se benefció de sus inversiones. ¡Ojo! No es que no haya contribuido

en nada a atrasos culturales. La quema de libros en los albores de la Edad Media viene a la

mente. Pero hubo quema de libros en otras épocas consideradas (según esta narrativa)

episodios de adelantos de la humanidad en la Antigüedad, el Renacimiento o la misma

Modernidad: tómese la quema de la Biblioteca de Alejandría por Julio César ("sin querer

queriendo"), la destrucción de Siracusa o la destrucción de la Biblioteca de Cesarea por los

árabes (en ambos casos, "queriendo con querer"). 4 Sin embargo, la narrativa que criticamos pasa

por alto otros fenómenos tal vez mucho más pertinentes. Sugiero que tal retroceso se

experimentó en Europa Occidental solo durante unos cuantos periodos desde la caída del

Imperio Romano en la región hasta el siglo XI. Se debió más que nada a luchas entre grupos

germánicos y francos con sus respectivos caudillos y la normativa de divisiones territoriales

tras la muerte de algunos de los jefes de guerra, factor que fomentaba mayores confictos

internos. La inestabilidad generalizada en Occidente durante ciertos periodos del Medioevo

impidió un desarrollo cultural e intelectual durante la Edad Media Temprana.

La expansión del islam, las cruzadas y otros fenómenos medievales, en vez de fomentar

los atrasos, llevaron a Europa a una serie de adelantos. Al enviar a los problemáticos caballeros

y sus jefes guerreros a "Tierra Santa", hubo mayor grado de paz en Europa, así como una vuelta

4 La quema de libros es un fenómeno general ocurrido en muchas culturas en diversas épocas. Ninguna de ellas
representó un "atraso signifcativo" de mil años (el periodo de aproximado de la llamada "Edad Oscura"). Véase
una lista de sucesos de quema de libros en Wikipedia: htps://en.wikipedia.org/wiki/List_of_book-
burning_incidents.
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a la formación de centros urbanos comerciales en lugares claves del continente. Por ello y por

la dedicación del clero y los monasterios a la reproducción de textos antiguos, algunos de ellos

recuperados gracias a los eruditos árabes y persas, hubo un gran interés por adelantar lo que

para entonces se llamaba la flosofía natural (hoy ciencias naturales). Acordémonos que las

universidades nacieron en el Medioevo, siendo la Universidad de Bologna la primera en

establecerse en 1088, la segunda, la Universidad de París en 1150 y la tercera, la Universidad de

Oxford en 1167. Hay historiadores que ven sus fundamentos institucionales como extensión de

actividades de estudios que ya se llevaban a cabo en diversos lugares. No debemos olvidar que

en África los árabes habían creado algunos centros de estudio e investigación y que

simultáneamente en Europa Occidental existían las escuelas catedralicias y las monásticas.

¿Qé se enseñaba en estas universidades? Diversas ramas flosófcas como el derecho, la

retórica, la flosofía natural, la óptica, entre otros.

Antes de proceder, quisiera dar una idea de las contribuciones de las universidades

medievales al Renacimiento. Nada mejor que las artes para eso. Veamos esta pintura medieval

que representa a los cruzados conducidos por Pedro el Ermitaño, el místico que estimuló lo que

hoy se conoce como la "Cruzada del Pueblo" ocurrida antes de la Primera Cruzada "ofcial".
Revoluciones científcas 6

Ahora veamos la siguiente pintura que representa el Concilio de Clermont, en el que el Papa

Urbano II convocó a las cruzadas.

Aquí tienen ustedes la Última Cena por Leonardo Da Vinci, que presenta a Jesús y sus

apóstoles sentados de un lado en una mesa para 24 personas.

Finalmente, vean la Escuela de Atenas por Rafael.


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Podemos notar un gran proceso de sofsticación del arte de la Edad Media al Renacimiento.

Esto se debe en parte a las discusiones y debates de los flósofos naturales en torno principios

de la óptica que luego se aplicaron a las artes. Esto no solo ocurrió en el arte. Tengamos en

cuenta que cuando leemos algunas obras de la Modernidad que se fjan en aspectos

gnoseológicos, sus autores suelen comenzar con teorías o preocupaciones prevalecientes de la

óptica o generalizando a los sentidos a partir de ellas. Ejemplo de estas discusiones son El

Leviatán de Tomas Hobbes y El ensayo sobre el entendimiento humano de John Locke.

¿Cuál es el mensaje de estos ejemplos? Qe las revoluciones científcas están afncadas

en la Antigüedad y el Medioevo. Ellas no se dieron de la noche a la mañana. Hay una continuidad

con el pasado aun en el proceso revolucionario. Aun cuando Galileo decía en sus escritos que

Aristóteles no sabía nada de física, no renunció por completo a la física aristotélica,


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especialmente en el caso la comprensión de los movimientos de los cuerpos celestes del cual no

ofrecía alternativa alguna. Sin embargo, para romper con Aristóteles, realmente se necesitaba

tener algún tipo de convicción fuerte contra el padre de la física. Lancémonos a comprender

este problema más a fondo.

Para proceder, discutamos el tema actual de las revoluciones paradigmáticas. El

paradigma es un concepto propuesto por el flósofo de las ciencias Tomas S. Kuhn, que nunca

pudo defnir satisfactoriamente, pero si se defniera de alguna manera sería de esta manera: un

paradigma es resultado de una matriz (es decir, un producto de un complejo social dinámico) en

la que yacen valores, conceptos y supuestos metafísicos comunes durante la actividad social

científca. Aunque muchas veces se ha querido presentar esta noción como un concepto novel

en la flosofía de las ciencias, vale aclarar que antes de él hubo propuestas parecidas. Ejemplo

de ello es la reformulación del empirista lógico Hans Reichenbach del término "axiomas de

coordinación" y que se refere a un complejo de supuestos convencionales que incluyen

axiomas, teoremas y corolarios lógico matemáticos y conceptos físicos básicos y que los

distinguía de las leyes físicas fundantes de toda teoría científca, a las que llamó "axiomas de

conexión". Para Kuhn, un paradigma es un producto de una matriz social científca sobre las

que se erigen teorías cuyo propósito es la resolución de problemas y acertijos relevantes para la

comunidad científca.

En este sentido hubo revoluciones científcas en Occidente. Esto se puede ver muy

claramente cuando vemos los paradigmas aristotélico y newtoniano. Tómese por ejemplo sus

respectivas teorías de gravitación. Sin lugar a dudas, tras la teoría aristotélica hay supuestos

metafísicos, ya que para él la metafísica es la ciencia prima de la que se nutren todas las demás

ciencias. Parte de estos supuestos era que todos los objetos del universo tienden a moverse a su

estado natural. La tendencia del fuego y el aire es a subir, mientras que la del líquido y los
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sólidos es bajar. Todos podemos percatarnos de que esto es efectivamente lo que sucede ante

nuestros ojos. La caída de los objetos sólidos como una bola de billar se debe a estas leyes de la

naturaleza. Por otro lado, para Newton, la tendencia natural de todos los objetos es atraerse

mutuamente en proporción a las masas involucradas e inversamente proporcional al cuadrado

su distancia. Lo demás, incluyendo el fuego y el aire tienden a elevarse, no porque así lo

prescriben las leyes naturales a la Aristóteles, sino porque circula el aire por diferencias de

temperatura y de densidad presentes en varias capas atmosféricas. El fuego parece subir porque

el humo despedido por este es mucho menos denso que el aire que le rodea. Este es un cambio

paradigmático muy signifcativo: sus valores, supuestos y conceptos son radicalmente distintos.

Hubo una revolución en la física.

¿Qé posibilitó esta revolución? Parte de la clave está en la Edad Media. La historia es

frustrantemente larga para discutir cada aspecto de ella, pero presentaré los elementos que me

parecen más importantes que propiciaron la revolución en cuestión. En las universidades hubo

todo un interesantísimo debate en cuanto a la metodología a adoptarse en la flosofía natural.

Aquí caben destacar las obras de Roger Bacon, Duns Scotus, Robert Grosseteste, Guillermo de

Occam y Nicolás de Autrecourt, quienes exploraron críticamente los detalles de la propuesta

inductivista aristotélica y formularon las suyas propias. Algunas fueron clave para el desarrollo

de la flosofía natural posterior: por ejemplo, la Navaja de Occam, el método del acuerdo, el

método de la diferencia, el falsacionismo (siglos antes de Karl Popper), entre otros. Vale aclarar

que algunos de estos elementos ya estaban presentes bajo el paradigma aristotélico desde la

Antigüedad, pero se reformularon para su aplicación experimental. 5

5 Como diré más adelante, esta es una de las razones por las que no creo en la inconmesurabilidad metodológica
de los paradigmas. Por ejemplo, lo que hoy llamamos "Navaja de Occam" se halla presente en la flosofía
aristotélica milenios antes de Occam. El estagirita criticó la teoría de las ideas de su maestro Platón en parte
porque añadía un número innecesario de entidades (las formas arquetípicas ideales) para dar cuenta del orden
cósmico (Aristóteles, Metafísica A 990b).
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Además, gracias a la sofsticación signitiva mediante la incorporación de números

indoarábigos, se le facilitó a los investigadores universitarios su investigación matemática. El

álgebra y la trigonometría inicialmente desarrolladas por los árabes hicieron posible la

rigorización de los diversos métodos matemáticos y permitieron buscar mejores fundamentos

de la aritmética y la geometría. Johannes Kepler aprovechó precisamente muchos de estos

descubrimientos geométricos para inquirir sobre la posición y el movimiento de Marte y la

Tierra. Pero fue gracias a Descartes, con su creación del plano cartesiano, que se sentaron las

bases del cálculo y con ello la geometría analítica. Esto no es poca cosa, porque parte de dichas

revoluciones paradigmáticas no sucedió debido al cambio de las verdades matemáticas ya

descubiertas (esas nunca han cambiado), sino más bien de los supuestos metamatemáticos que

acompañaban las mentes de los matemáticos cuando investigaban. Sin cambios en estos

supuestos teoréticos metamatemáticos no se hubieran dado estas revoluciones.

En nuestra exploración histórica, no nos olvidemos de que hubo unos cambios

importantes a nivel social. Contrario a las apariencias creadas por nuestra manera grandiosa de

concebir el Renacimiento, debemos recordar que en Europa se dio el gran desastre demográfco

de fnales de la Edad Media Tardía con la peste bubónica (1347) y que atormentó al continente

periódicamente hasta el siglo XVIII. Con la baja demográfca, la corrupción de diversos

gobiernos y de los sectores fnancieros, lo que llamamos "Renacimiento" en realidad fue un

periodo crítico. No obstante el colapso, los intelectuales de Europa Occidental ya habían

obtenido sufcientes recursos conceptuales y teoréticos como para comenzar una revaluación

de la flosofía aristotélica y con esta su correspondiente paradigma. Para la época de Galileo se

cuestionaba seriamente la teoría cinemática aristotélica, llevando a noveles conceptuaciones de

materia, masa y fuerza. La noción de ímpetus fue ampliamente discutida como respuesta a

ciertos problemas de la física aristotélica.


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Varios inventos fueron factores de estas revoluciones científcas, siendo clave la de los

tipos móviles. Esta nueva manera de imprimir no involucraba la reproducción de libros a mano

e hizo posible la diseminación de ideas por Europa porque abarataba los costos de los libros,

haciéndolos así más accesibles al público culto. El invento del telescopio también sentó las

bases de la investigación de los cielos, algo que traería no pocos problemas a una persona como

Galileo. Una vez más, las bases de este aparato se hallan en los estudios medievales de la óptica.

Finalmente, hubo un cambio radical de la cosmovisión europea. Podemos mencionar los

descubrimientos de los portugueses al circunavegar África. Después, las tierras que encontró

Colón fueron reconocidas, no como la India o como Cipango, sino como un continente nuevo.

La obra de Copérnico, publicada póstumamente, sugería un nuevo modelo teorético

heliocentrista que parecía dar cuenta mejor (hasta cierto punto) del comportamiento de los

entes celestes, algo que impresionó a muchos flósofos. Además, era matemáticamente mucho

más prometedor que el geocentrista ptolemaico, aunque todavía imperfecto. El concepto

"planeta" empezó a cambiar dramáticamente: en vez de estrellas errantes en el cielo, ahora

simulan ser potencialmente "otras esferas" como la Tierra. Tycho Brahe quiso atender algunos

de los defectos de la obra copernicana combinando las teorías heliocéntrica y geocéntrica. A

pesar de esos esfuerzos, fue Johannes Kepler quien terminó la corrección al descubrir que las

órbitas planetarias eran elípticas, dando cuenta así de gran parte de los datos que no se

ajustaban bien al modelo propuesto por Copérnico.

Galileo solía rechazar los datos que sugerían la elipsidad de las órbitas por pensar que

los planetas giraban en círculos perfectos. No obstante este prejuicio ciego de este distinguido

científco, sí logró hacer unas valiosas contribuciones. El mirar a los planetas como Mercurio,

Venus, Marte, Júpiter y sus lunas y Saturno, sus observaciones le sugerían muy fuertemente
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que la Tierra también era un planeta. No solo eso, sino que la luna parecía ser otra "Tierra",

repleta de "montañas" y "mares".

El choque de Galileo con la Iglesia se dio por una cantidad de factores dispares: algunas

de índole política (debido a la Reforma Protestante, la Iglesia estaba perdiendo el dominio que

antes tenía), otras religiosas (Yahveh detuvo el sol cuando así lo solicitaba Josué), otras

personales (Galileo insinuaba en su obra que su amigo, el Papa, tenía lo que hoy

consideraríamos un cociente de inteligencia bastante bajo), pero ciertamente algunos de los

reparos del clero eran científcas.6 Sin el ánimo de justifcar las medidas de la Inquisición (que

son éticamente injustifcables como quiera que se vean), el problema principal es que la teoría

copernicana con las debidas variantes chocaba de frente en muchos aspectos con el paradigma

aristotelista.

Dos flósofos, Francis Bacon, de la vertiente empirista, y René Descartes, de la

racionalista, emprendieron sendos proyectos de reexamen de los métodos aristotélicos y de su

metafísica. De ahí que Bacon haya escrito el Novum Organum como crítica y reforma del

Organum aristotélico. Por otro lado, Descartes escribió sus dos fabulosas obras Discurso del

método y las Meditaciones metafísicas en las que se postulaba el imperativo de buscar un punto

de apoyo de donde se pueda erigir una confanza razonable en el mundo percibido y,

simultáneamente, sugerir un nuevo método que llevara al alma racional a rumbos nuevos. ¿Por

qué todo esto? El mismo Descartes nos lo dice en el Discurso del método: porque una gran parte

de lo que había aprendido desde su infancia (léase, conocimiento y paradigma aristotélico)

resultaba ser falso. He aquí ante ustedes cómo debieron sentirse muchos intelectuales de su

6 Ejemplo de ello es la "prueba" ptolemaica de que la Tierra no se mueve. Si se salta desde un punto cualquiera
en la Tierra terminamos cayendo siempre en ese mismo punto. Eso signifca que la Tierra es inmóvil, algo que
contradice el modelo copernicano. Antes de la noción de "inercia" newtoniana, Galileo carecía de respuestas
adecuadas a este planteamiento de la Inquisición.
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tiempo tras tantos años de absorber el aristotelismo y fnalmente como en el Truman Show,

chocar con el horizonte.

Es más, aunque Descartes continuaba sosteniendo ciertas convicciones aristotélicas

(algunas expresadas en sus obras flosófcas), él mismo abrazaba bastante de la flosofía natural

galileana que utilizaba como base para contribuir a las ciencias, gracias en parte a los

desarrollos matemáticos de las nociones galileanas. Galileo y Descartes, ambos, retaron a su

manera la teoría cinemática de Aristóteles. En el caso de Galileo, se dio al constatar

empíricamente que no había correlación entre la aceleración gravitacional y la cantidad de masa

de los cuerpos al momento de caer. Además, hacía falta dar cuenta de los movimientos de los

objetos en el aire, algo que era imposible de explicar satisfactoriamente desde el aristotelismo

(la evidencia empírica obtenida bajo su propio paradigma no justifcaba la explicación provista

por el distinguido flósofo). Estas fueron unas revoluciones en la cinemática, pero todavía no de

la física completa. Ambos científcos estaban rechazando muchos aspectos del aristotelismo que

parecían aplicar solo a los acontecimientos de la Tierra, pero su teoría cinemática no se

aplicaba a los cielos.

Por otro lado, Kepler partía plenamente del paradigma aristotélico en gran parte de su

obra pero con modifcaciones platónicas o pitagóricas y una cierta perspectiva exótica en

relación con el sol. Sin embargo, también se apartaba del antiguo pensador cuando vio en el

cielo lo que hoy sabemos que era una supernova (1604). Esto ponía entre signos de

interrogación la tesis de Aristóteles de que contrario al ámbito terrestre, el ámbito celeste era

inmutable y perfecto. Es más, tuvo en cuenta el descubrimiento de Tycho Brahe de que los

cometas pertenecían al ámbito celeste, contrario a lo propuesto por Aristóteles. 7

7 Aristóteles pensaba que los cometas tenían aparente comportamiento errático, por lo que infrió que
pertenecía al ámbito terrestre. Brahe refutó esta tesis al hacer unas mediciones rigurosas que colocaban a los
cometas frmemente como miembros de lo que hoy llamamos Sistema Solar.
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Ahora que hablamos de cometas, podemos concluir la historia de estas revoluciones con

un gran científco llamado Edmond Halley. Gran inventor, diplomático y espía, Halley estaba

interesado en el fenómeno de la gravitación según fue trabajado por el científco excéntrico,

Isaac Newton. Entre Gotfried Wilhelm Leibniz y él, los dos hicieron una valiosa aportación a

las matemáticas al desarrollar independientemente el cálculo infnitesimal, algo que abría las

puertas a la geometría analítica. Newton en particular había utilizado el cálculo para desarrollar

una teoría unifcadora que incluyera en ella la cinemática galileana y cartesiana, las órbitas

elípticas de Kepler, la formulación de la noción de inercia, las tres leyes de movimiento y la ley

de gravitación.

Halley tenía un problema particular. Estudiando la aparición de unos cometas en los

cielos, sospechaba que el cometa que había visto en 1682 había aparecido también en 1607 y en

1531. Poder determinar su órbita a partir de ciertos puntos celestes en que apareció era una

labor que matemáticamente no parecía tener solución. Fue a Cambridge a buscar respuestas y

accidentalmente se enteró de que Newton tenía los recursos matemáticos para encontrarlas.

Fue a donde este, pero el catedrático de Cambridge no sabía dónde había dejado los

documentos pertinentes. Tiempo después, le envió a Halley la información pertinente, por el

cual, este científco pudo resolver el problema cometario. Además, le permitió predecir que ese

fenómeno celestial regresaría en 1758 o 1759. Desde que se cumplió esta predicción en

diciembre de 1758, el cometa en cuestión lleva el nombre de este gran científco.

Debido al potencial explicativo y la elegancia matemática de la solución newtoniana al

problema, Halley le sugirió a Newton escribir un libro acerca de ello. Esto llevó a la publicación

de Los principios matemáticos de la flosofía natural, mejor conocida como la Principia. La

revolución paradigmática se había completado en la física.


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El enorme éxito no solo explicativo, sino predictivo, llevó a que todos los demás

elementos que aparentemente no parecían asociados a esta disciplina se entendieran en

términos de la física newtoniana: dinámica de fuidos, mareas, órbitas planetarias, metereología,

etc. Esta fue una de las causas que iniciaba una nueva era con un Zeitgeist hoy conocido como

la Ilustración, en el que generalmente los intelectuales de todo tipo acentuaban más el

acercamiento racional y empírico (es decir, científco) a los problemas de la Modernidad.

Este suceso en la física no fue la única revolución en las ciencias. También se dio la

revolución de la medicina y la química. Un alquimista y médico llamado Paracelso rechazaba a

Aristóteles y a Galeno y estableció ciertas bases de la química y la toxicología. De hecho,

todavía se sostienen hoy los principios toxicológicos formulados por Paracelso, a saber, que

"todo lo que consumimos es veneno, que solo la dosis hace al veneno". William Harvey

revolucionó el entendimiento de la circulación del cuerpo humano. Andreas Vesalius hizo lo

mismo con la anatomía. Esto daría pauta a personas como Voltaire a declarar la necesidad de

salir de las supersticiones que tanto habían embrutecido las mentes de los pueblos, porque lo

que ocurre en la Tierra y en los cielos son hechos sujetos a leyes naturales y no prodigios sin

reglas.

Aquí pues la historia. ¿Cuál es mi opinión como flósofo ante estos hechos? Una vez

más, por falta de tiempo, algunas de mis perspectivas que no podré discutir están en otras

conferencias. Sin embargo, hay varias cosas que podemos decir. Estos sucesos nos invitan a

pensar muy seriamente en el tema de las revoluciones científcas de Kuhn al que tanto se han

aferrado ciertos historiadores y sociólogos. Para Kuhn, un paradigma ofrece una plataforma

para resolución de acertijos (puzzle-solving) durante un periodo al que el flósofo ha

denominado "ciencia normal". Luego ocurre un periodo de ciencia extraordinaria en que se

busca dar cuenta de anomalías, después hay un periodo crítico en el que el paradigma no es útil
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tras el cúmulo de anomalías por lo que eventualmente la comunidad científca lo sustituye por

otro. Como hemos visto, esto no es exactamente lo que ocurre en una revolución científca. A

prima facie parece que es así, pero cuando se miran los detalles, ese no es el panorama.

En primer lugar, hay que notar lo que han señalado muchos flósofos e historiadores de

la ciencia: los paradigmas no cambian debido a crisis a la Kuhn. Puede ser que varios científcos

hayan notado fallas empíricas de un cuerpo teorético o que no les ayude a resolver algunos

problemas en relación con fenómenos de la experiencia. Solo hay cambio paradigmático cuando

aparece una mejor alternativa que pueda explicar lo que resolvió el paradigma previo y que dé

cuenta mejor de lo que previamente no se podía solucionar. Si no existe ese nuevo paradigma

viable, la comunidad científca sigue manteniendo el existente por razones funcionales. Esto

aplica no solo a los paradigmas sino a cualquier nivel teorético de mayor o menor grado. Un

paradigma es solo uno de estos niveles, el más básico, que a su vez es formalmente fundado en

el ámbito lógico matemático (en la mathesis universalis) como sine qua non de toda teoría

científca.

Qisiera añadir que de rechazo la tesis de la inconmesurabilidad metodológica de los

paradigmas, aunque sí se puede argumentar a favor de una inconmesurabilidad taxonómica.

También critico algunas versiones de esta tesis que son extremas, como la que sugiere que los

cambios paradigmáticos son casi o puramente irracionales. Un problema que tienen Kuhn (en

algunas de sus obras) y algunos historiadores que conozco es que se centran demasiado en el

pensar racional e irracional de fguras claves como Aristóteles Kepler, Copérnico y Newton y se

les olvida que junto a ellos hay un mar de científcos e investigadores de diversos pareceres,

flosofías de vida y cosmovisiones que gradualmente aceptaron las conclusiones de estas

fguras históricas, no por capricho ni necesariamente por elementos irracionales (aunque en la

mayoría de los casos sí hay momentos de irracionalidad), sino porque al fnal del día ponían a
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prueba (tested) sus hipótesis y vieron que eran sólidas. En otros casos, hicieron importantes

correcciones. Véase el de Émilie du Chatelet, la amante leibniciana del newtoniano Voltaire.

Ella pensaba que Leibniz estaba en lo correcto cuando formuló su tesis de la élan vital, que

había algo inmanente en la materia que le daba mayor fuerza o ímpetu. Ella logró demostrar

que la noción de fuerza se conformaba más a la de Leibniz que a la de Newton. Hoy día casi

ningún científco sostiene la tesis de la élan vital, pero sí sostiene la corrección nómica de tan

distinguida dama de las ciencias.

En cuanto a la observación que hice en un momento en torno a la mathesis universalis

(la lógica y las matemáticas formales), este es el fundamento no fundado de cualquier teoría o

paradigma. Con esto en mente, observamos que los cambios paradigmáticos tienen una capa

adicional de complejidad. Por ejemplo, les hablé de cómo las leyes matemáticas per se no

cambian, pero los supuestos metamatemáticos pueden cambiarse para dar cuenta de las leyes a

priori ya probadas y, simultáneamente, abrir las puertas a otros métodos matemáticos de rigor

fundados en nuevas consideraciones teoréticas de la lógica y las matemáticas. Ese fue el caso

del cálculo infnitesimal según fue desarrollado por Newton y Leibniz. Sin tal nuevo campo

teorético matemático, la física newtoniana no hubiera concluido ese periodo revolucionario de

las ciencias. Por cierto, lo mismo puede decirse de Henri Poincaré y Albert Einstein en cuanto a

la adopción de la geometría no euclidiana como base potencial para una adoptar la teoría física

más simple posible de la gravitación. En el caso de Einstein nos referimos, por supuesto, a su

teoría general de la relatividad.

Finalmente, quisiera mencionar el muy poco leído artículo de un flósofo de las ciencias

Werner Diederich, quien publicó una serie de escritos en la revista Diálogos del Departamento

de Filosofía de nuestra universidad en Río Piedras. Su título es "Te Structure of the Copernican

Revolution". Este es uno de los textos que asigno a mis estudiantes de flosofía de las ciencias
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cuando hablamos de las revoluciones paradigmáticas de Kuhn. Allí nos sugiere lo que debería

ser obvio. Debemos abandonar el esquema lineal de revoluciones científcas y adoptar una

perspectiva más compleja y que capte de manera más precisa lo que ocurrió en el Renacimiento

y de la Modernidad: la ciencia es una matriz generadora, dialogante y debatiente de ideas.

Diederich sugiere un modelo inspirado en la teoría de los magnetos.

Según esta teoría, un metal magnetizable que se encuentre no magnetizado tiene átomos

orientados en diferentes direcciones. Una vez se imantan, se orientan en la misma dirección.

Pues así son las revoluciones científcas: los científcos parten de un paradigma representado

como un imán con átomos orientados en una dirección. Sin embargo, a medida que pasa el

tiempo y aparecen revisiones que van en contra de estos paradigmas, unos cuantos átomos

empiezan a reorientarse. Finalmente, vía el debate y el cúmulo de la evidencia científca

presentada, van gradualmente adoptando un paradigma distinto, uno que sea más efectivo

resolviendo problemas y cuyo cuerpo teorético da cuenta mucho mejor de los hechos dados. En

mi opinión, esta es una perspectiva mucho más verosímil de lo que usualmente ocurre en las

ciencias como una empresa social.

Aquí termino mi presentación recordándoles que por falta de tiempo no he tocado todos

los temas interesantes relacionados con las revoluciones científcas. Esta es solamente una

presentación en la que pretendo se utilice de base para futuros debates entre flósofos,

sociólogos de la ciencia e historiadores. Aquí quedo con ustedes concluyendo con una refexión

en torno a la resistencia social que hubo en todas las épocas hasta hoy en la medida que

ocurrieron estas revoluciones, en gran medida porque individuos o grupos han rehusado

cambiar el paradigma propuesto por sus cosmovisiones. Esto no es exclusivo de la Iglesia


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medieval o renacentista, también ocurre hoy día en todas las esferas sociales, desde la derecha

hasta la izquierda política: la negación de la evolución, de la antropogénesis del cambio

climático, del nivel de salud de los transgénicos, de la conveniencia de la energía nuclear, entre

otros. Para que vean algunos casos de los males sociales que los movimientos anticientífcos

con paradigmas ideológicos erróneos generan por no valorar los métodos de las ciencias y la

razón, les recomiendo la lectura del libro que ven aquí en pantalla Galileo's Middle Finger. En

cuanto a otras fuentes que les podría ayudar a corregir ciertas preconcepciones históricas que

sin duda escucharán de otros colegas y fuera del campus, les recomiendo el libro Te Galileo

Afair de Maurice Finocchiaro, Galileo Goes to Jail and Other Myths about Science and Religion,

Misconceptions about the Middle Ages e Introducción histórica a la flosofía de las ciencias de John

Losee. Todas ellas respaldadas por eruditos de gran calidad académica.

Muchas gracias.

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