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XXII Congreso Nacional de Estudiantes de Economía

Economía Siglo XXI. Problemática, desarrollo y nuevas perspectivas


Bucaramanga - Colombia – 2 al 5 de Octubre de 2007
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ASPECTOS DECISIVOS DE LA CRISIS MUNDIAL.
Las crisis financiera, militar y energética en la decadencia general de la
civilización burguesa.

Jorge Beinstein
jorgebeinstein@yahoo.com

En febrero de este año Alan Greenspan, ex patrón de la Reserva Federal de los


Estados Unidos entre 1987 y 2006, anunció que la superpotencia podría entrar en
recesión durante 2007, no faltaron los desmentidos oficiales (inmediatos) y luego las
evaluaciones aparecidas en numerosos medios de comunicación culpando a las
declaraciones de Geenspan por el sacudón bursátil global que se produjo en esos
días. Las presiones fueron tales que en las semanas siguientes Greenspan tuvo que
suavizar el pronóstico poniendo en condicional sus afirmaciones mas polémicas. En
realidad él estaba expresando los que muchos expertos pensaban o comentaban al
interior de pequeños círculos más o menos cerrados, no lo decían públicamente por
temor a ser calificados de catastrofistas (lo que al parecer era peor que ser
señalados como incompetentes).
A comienzos de septiembre Greenspan volvió a hablar en medio del desinfle de la
burbuja inmobiliaria, la inestabilidad bursátil y los anticipos de enfriamiento en las
economías occidentales. Ya no necesitó emplear giros diplomáticos y trazó el
paralelo entre la crisis actual y las de 1997 y 1998 y señaló su pesimismo respecto
de la capacidad de control de la turbulencia: “la humanidad nunca nunca ha podido
encontrar la vía para enfrentar eficazmente a las burbujas” (1).

Burbujas de hoy
La burbuja inmobiliaria norteamericana ocupa el centro de la escena, numerosos
expertos, funcionarios y comunicadores han llegado a presentarla como causa
principal e incluso única del desorden financiero internacional. Por lo general tienden
a reducirla a los “daños colaterales” causados por deudores con poca solvencia a
los que las instituciones crediticias habrían inundado de manera irresponsable con
sus préstamos, embarcados en una suerte de orgía de “créditos fáciles y baratos”
(2). Sin embargo los impagos de esos créditos no se limitan a los sectores de bajos
recursos (incluidos en la categoría “subprime”), se han extendido a un amplio
abanico de capas medias. A comienzos de agosto un vocero del American
International Group (AIG), uno de los más importantes en los préstamos
inmobiliarios (con un portafolio de cerca de 26 mil millones de dólares), señalaba
que “los impagos de créditos inmobiliarios son cada día más frecuentes entre los
deudores pertenecientes al grupo que se encuentra en el tramo inmediato superior
de la categoría "subprime” (3). Según el AIG los morosos aumentan en los tres
segmentos de préstamos (prime, non-prime y subprime), obviamente con mayor
fuerza a medida que se desciende en el nivel de ingresos. Por su parte desde fines
de Julio Countrywide Financial Corp., lider del crédito inmobiliario residencial en los
Estados Unidos, llamaba la atención acerca del aumento significativo en la
morosidad de los deudores de medianos y altos ingresos (4). Pero la avalancha de
impagos no ha sido un hecho imprevisto, el estancamiento en términos reales del

1
grueso de los salarios constituye un fenómeno en marcha desde hace un lustro (5),
la expansión del empleo fue más que compensada por la precarización laboral, de
ese modo la presión salarial disminuyó. En consecuencia el otorgamiento masivo de
créditos combinado con el crecimiento del endeudamiento personal constituyó una
estrategia reactivadora “eficaz”... pero en el corto plazo, tarde o temprano la
insolvencia tenía que irrumpir en el escenario, es lo que ocurrió en 2007. Dicha
tendencia entro en convergencia con el aumento en las tasas de interés (también
inevitable si nos ubicamos en el comienzo de su trayectoria descendente de hace un
lustro) y la declinación de los precios y ventas de las propiedades que comenzó a
mediados de 2006.
Ante un mercado de riesgo creciente las entidades norteamericana embarcadas en
el negocio decidieron transferir la mayor porción posible del problema al resto del
mundo ofreciendo ganancias rápidas a los especuladores globales. Las deudas
hipotecarias estadounidenses fueron transformadas en títulos que pasaron a formar
parte de una colorida gama de productos financieros derivados CDOs
(“collateralized debt obligations “) vendidos en todos los continentes. Como vemos
los grupos financieros de los Estados Unidos no se comportaron de manera
ingenua, tampoco lo hicieron los inversores externos. Ambos bandos sabían desde
el inicio del juego que la fiesta no era eterna y que en este tipo de operaciones-
casino el riesgo es grande... pero también lo son las ganancias (para los que saben
saltar del tren a tiempo). ¿Cual es el volumen de estos títulos esparcidos por el
mundo?, ¿quienes son sus poseedores principales?, la información es confusa y por
lo general aparece cuando el desastre es importante. Así es como se supo
recientemente que el banco alemán WestLB carga en su mochila unos 17 mil
millones de dólares de subprimes norteamericanas (6) y desde Pekín llegaba la
información de que el Bank of China tenia en su cartera unos 11 mil millones de
dólares en ese tipo de papeles, al que se agregaban otros bancos asiáticos como el
ICBC (Industrial & Commercial Bank of China) con 1230 millones, el Mitsubishi UFJ
Financial Group de Japón con 2600 millones, el DBS Holding Group de Singapur
con 1600 millones , etc. (7).
El desinfle de la burbuja inmobiliaria afecta de manera directa tanto a las economía
norteamericana como a las de numerosos países desarrollados y subdesarrollados,
el impacto depresivo es mundial provocando una grave crisis crediticia.
Sin embargo la explosión de esta burbuja no es mas que la punta del iceberg. Otros
turbulencias aguardan su turno, por ejemplo la de los “carry-trade”, gigantescas
bicicletas financieras armadas sobre la base de préstamos obtenidos en un país con
tasas de interés bajas para colocar esos fondos en países donde son
sustancialmente más altas. Por ejemplo sacar dinero de Japón pagando una tasa de
0,5 % anual para invertirlo en los Estados Unidos al 4,5 % anual. En poco tiempo se
acumuló una enorme masa de operaciones encadenadas en uno de cuyos extremos
(el de los créditos baratos) se encuentran las deudas pagaderas en yens y en el otro
cobros futuros en dólares. No existe una evaluación rigurosa del volumen global de
esos negocios, algunos expertos afirman que se trata de más de un billón (un millón
de millones) de dólares otros aumentan la cifra hasta aproximarse a los dos billones.
Pero existe unanimidad en que la historia está llegando a su fin (seguramente
dramático), las desvalorización del dólar (respecto del yen, del euro, etc.) y/o la suba
de la tasa de interés en Japón y/o la baja de la tasa en los Estados Unidos
reducirían drásticamente la brecha de ganancias causando una huida a gran escala
con pisotones y caídas múltiples. El efecto depresivo mundial sería inevitable.
Pero desbordando a esas y otras operaciones aparece un mega océano de
negocios especulativos, el de los “productos financieros derivados”: operaciones
enlazadas hacia el futuro cuya estructura de base está conformada por las

2
cotizaciones de las monedas globales (dólar, yen, euro, etc.), las diferencias entre
tasas las de interés y las trayectorias de los precios de toda clase de productos.
Hacia comienzos de la década actual los “derivados” representaban algo menos del
doble del Producto Bruto Mundial, a fines de 2006 alcanzaban unas ocho veces, si
extrapolamos su rimo de crecimiento del último lustro hacia 2010 llegaríamos a unas
16 veces...
Se trata de una masa financiera inmanejable que alcanzaría niveles caóticos nunca
vistos si el dólar apura su caída y/o si ciertos precios decisivos (petróleo, cereales,
oro, etc.) suben a ritmos muy altos y/o si las tasas de interés rectoras del sistema
mundial (Estados Unidos, Japón, Unión Europea...) abandonan bruscamente las
(ínter)relaciones de equilibrio mantenidas en los últimos años, etc.

Burbujas del pasado


Lo que está ocurriendo no es culpa exclusiva de la política económica de Bush (y de
Greenspan que presidió la Reserva Federal hasta febrero de 2006), aunque su
contribución al desastre ha sido muy importante. Incluso algunos autores suelen
denominar al auge inmobiliario de esta década como "burbuja Greenspan" como si
se tratara de un grave error de previsión excepcional olvidando que la gran euforia
especulativa inmediata anterior, la burbuja bursátil con centro en las acciones
tecnológicas también lo tuvo a Greenspan como director de orquesta... y si
seguimos atrasando el reloj volveremos a encontrarlo y luego a su antecesor hasta
llegar a 1971 cuando el gobierno norteamericano decidió de manera unilateral el fin
de la convertibilidad total dólar-oro.
Si partimos de mediados de los 1980 observaremos la expansión y estallido (a
comienzos de los 1990) de la burbuja financiera japonesa que sumergió a esa

3
economía, la segunda del mundo, en un prolongado estancamiento, seguido por el
fin de las burbujas de Asia del Este (1997) y Rusia (1998) para culminar con el
desinfle de la burbuja bursátil norteamericana en el año 2000.
A lo largo de más de dos décadas veremos subir y caer burbujas especulativas
pero con una masa financiera global expandiendose vertiginosamente en
contraposición a una tendencia a la disminución en el ritmo de crecimiento del
Producto Bruto Mundial que logró una tasa promedio anual del 4,9 % entre 1950
y 1973 (la era dorada de la economia keynesiana), para bajar a 3,4 % entre 1974
y 1979 (shock petrolero y estanflación), a 3,3% en la década de los 1980
(despegue neoliberal) y a 2,3 % en las de los 1990 (auge neoliberal). Es
precisamente la desaceleración de la economía real que "explica" el ascenso de
la especulación financiera operando como via de salida, de rentabilidad para los
fondos que no encontraban oportunidades de inversión en sistemas
productivos que ralentizaban su marcha. Nos encontramos en consecuencia
ante una crisis de sobreproducción crónica cuyo origen se remonta hacia fines
de los años 1960-comienzos de los años 1970.
La hipetrofia financiera fue asimismo impulsada por los endeudamientos masivos de
los estados de los países ricos cuyos gastos (militares, sociales, de infraestructura,
etc.) permitieron sostener la demanda. El estado norteamericano debía 1,1 billones
de dólares a mediados de septiembre de 1982, en similar fecha de 1992 la cifra
llegaba a 4 billones, en 2002 a 6,2 billones y en septiembre de 2007 superaba la
barrera de los 9 billones de dólares, entre septiembre de 2006 y septiembre de 2007
el estado norteamericano se ha endeudado a razón de 1460 millones de dólares
diarios (8). En 1992 la deuda pública de Japón representaba 60 % de su PBI, en
2003 llegaba al 140 % (9).
El resultado ha sido una avalancha global de acciones, bonos del Tesoro y toda
clase de papeles públicos y privados que se han ido multiplicando en progresión
geométrica.
En realidad la era neoliberal pintada como la reconversión superadora de la
economía de mercado fue esencialmente un desborde financiero cuya dinámica de
ganancias altas y rápidas desestructuró espacios decisivos del sistema mundial.

La madre-dólar de todas las burbujas


Por debajo de todas las olas especulativas de los últimos treinta años se encuentra
la incesante emisión de dólares y papeles dolarizados con los que los Estados
Unidos han ido cubriendo sus déficits crecientes. A estos se agregó un enorme
volumen de dólares virtuales creación de las redes especulativas internacionales,
que expresan una amplia variedad de negocios. Resulta extremadamente difícil
medir la masa de dólares reales y ficticios (es casi una tarea imposible), los
gobiernos de los países centrales y sus instituciones monetarias rectoras han
podido orientarla hasta ahora pero la tarea ha ido perdiendo eficacia con el paso del
tiempo porque dicha masa en expansión expresa al conjunto del comercio
internacional, los desajustes de la superpotencia, las paridades entre las monedas
decisivas, las operaciones financieras derivadas, etc.
El pilar de esa montaña de papeles es el dólar real y su respaldo (económico,
político, militar): los Estados Unidos. La declinación de la economía norteamericana
agravada en la década actual ha impulsado la declinación del dólar respecto de las
otras divisas y del oro. La pérdida de confianza hacia la moneda universal de ahorro
y comercio hace que sus grandes poseedores internacionales estén cada vez más
inclinados a desprenderse de ella, China tiene reservas dolarizadas por más de 1,3

4
billones de dólares, Japón por cerca de un billón, el conjunto de la periferia por unos
3,2 billones de dólares. Los principales exportadores de petróleo, entre ellos Rusia e
Irán, presionan al mercado con cada vez mayor fuerza con el fin de desdolarizar sus
cobros, y tanto ellos como los chinos o los sudcoreanos desearían tener menos
dólares en sus reservas. Aunque todos saben que un cambio demasiado brusco
derrumbaría a la economía mundial, recientemente los chinos amenazaron con
desdolarizar sus reservas frente a posibles medidas comerciales proteccionistas por
parte de los Estados Unidos... y bautizaron a dicha alternativa con el nombre de
"opción nuclear".
En síntesis, la madre-dólar de todas las burbujas corre serio riesgo de colapso, la
posibilidad de una huida universal respecto de la moneda norteamericana ha dejado
de ser una hipótesis teórica inofensiva, comienza a ser evaluada como un escenario
con probabilidad en aumento por parte de los grandes decididores públicos y
privados, un brote inflacionario demasiado fuerte en los Estados Unidos o un
conflicto militar (¿Irán?) o un crecimiento rápido del precio del petroleo... podrían
hacer volar la santabárbara.

La crisis militar
En sus últimos escritos Andre Gunder Frank insistía con que todo el poderío
estadounidense se apoyaba en dos pilares interdependientes: el Dólar y el
Pentágono y pronosticaba el resquebrajamiento de ambos (10), el segundo pilar
puede ser entendido como Complejo Industrial Militar o "MIC" por su sigla en inglés,
red de industrias, mandos militares y círculos políticos. Nacido en los Estados
Unidos a mediados de los años 1930, su presencia amenazante fue denunciada por
el presidente Eisenhower en su célebre discurso de 1961. Al concluir la guerra fría
los gastos militares se estancaron pero recomenzaron su vertiginoso ascenso hacia
finales de la presidencia de Clinton (guerra de Kosovo). Si adicionamos al
presupuesto formal del Departamento de Defensa los llamados "otros gastos" como
los que el Departamento de Energía destina a las armas nucleares o los programas
militares del Departamento de Estado, los de la Administración de aeronáutica y
espacio, etc., llegaremos en 2006 a unos 930 mil millones de dólares, a un billón de
dólares en 2007 y a cerca de 1,1 billones en 2008 (11) cifra equivalente a los PBI de
España o Brasil. Desde la presidencia Reagan el MIC se ha ido transformando
ampliando sus relaciones hasta constituir actualmente un sistema que agrupa no
solo a sus áreas tradicionales sino que se extiende hacia una variada gama de
intereses financieros, energéticos, comunicacionales, políticos, de seguridad privada
(que ha tomando una gran importancia en esta década), etc. Podríamos afirmar que
al calor del proceso de elitización y financierización de la economía norteamericana
se ha producido una suerte interpenetración ideológica entre el área militar-industrial
"tradicional" y la nueva zona de negocios y poder que se ha integrado con ella, la
primera asumiendo la cultura privatista neoliberal y la segunda militarizando su
visión del mundo. Numerosos autores se refieren a la "privatización" de la guerra de
Irak; desde la masiva presencia de "contratistas" privados en las operaciones
militares sobre el terreno hasta la participación de empresas de seguridad en temas
de inteligencia y elaboración de estrategias de guerra (12).
Uno de los resultados de esta mutación ha sido la exacerbación del aparatismo
tecnológico como una suerte de solución universal de todos los problemas militares
lo que lleva a la multiplicación de gastos públicos... y beneficios empresarios. Un
buen ejemplo de ello ha sido la puesta en marcha de una abanico de proyectos de
neutralización de los llamados IED (Improvised Explosive Devices), bombas de

5
fabricación casera con las que la resistencia irakí ha venido jaqueando a las tropas
norteamericanas (coches-bomba, artefactos colocados el las vías de transito de los
vehículos militares, etc.). El gobierno estadounidense contrató entre 2004 y 2006 la
fabricación de carísimos y sofisticados instrumentos de detección y neutralización
(aéreos, espaciales, terrestres) por una suma del orden de los 6100 millones de
dólares equivalentes en valor actualizado a lo que más de seis décadas atrás fuera
conocido como Proyecto Manhatan de puesta a punto de la bomba atómica (13), el
resultado del esfuerzo (despilfarro) ha sido prácticamente nulo.
Toda la doctrina Runsfeld que encuadró las guerras de Irak y Afganistán (y que
prevalece en las evaluaciones oficiales de ataque contra Irán) esta impregnada de
este extremismo tecnológico, apreciación simplista fundada en el convencimiento de
que el súper poder financiero y tecnológico puede doblegar cualquier resistencia
humana. Mi conclusión es que la cultura de la economía virtual (financiera) ha
terminado por parir una suerte de cultura de la "guerra virtual" (desde el ángulo del
bando auto-considerado ganador, poseedor de un poder infinito). De ese modo la
familia de burbujas especulativas ha encontrado una prima hermana en el sector
bélico que tal vez podría ser identificada como "burbuja militar", una suerte de
coloso con pies de barro... pero con puños de acero y arrojando fuego por la boca
(es necesario no descuidar este aspecto del monstruo).
Esa "burbuja" esta sufriendo graves deterioros en Irak y Afganistán, sin embargo los
intereses que representa son hoy hegemónicos en el sistema de poder de los
Estados Unidos y se articulan en torno de una subcultura altamente irracional cuyo
base real es la del imperio económico y político en decadencia. No esperemos
reacciones prudentes ante sus fracasos. Hitler respondió a sus primeros
contratiempos (por ejemplo no pudo derrotar a Inglaterra en su marcha arrolladora
hacia el occidente de Europa) con una loca "fuga hacia adelante", su respuesta a los
reveses fue más y más guerra. Bush cada día más aislado dobla la apuesta y
amenaza con atacar Irán, el candidato republicano favorito a la presidencia Rudy
Giuliani ha propuesto recientemente el ingreso de Israel a la OTAN y otros
incorporaciones que transformarían a esa organización militar en una suerte de
reemplazo imperial de la Naciones Unidas, todo ello con un tono belicista muy
superior al de los halcones tradicionales. Por su parte la candidata demócrata
favorita Hillary Clinton ha dejado muy atrás sus iniciales insinuaciones (solo "sutiles"
insinuaciones) levemente pacifistas respecto a la guerra de Irak y asume cada día
con mayor fuerza el discurso guerrerista. El conjunto de la alta elite politica
norteamericana (salvo algunas excepciones minoritarias) se ha integrado al delirio
militarista. Esta mutación psicológica puede ser evaluada desde distintos ángulos,
en primer lugar (simplemente) como "locura" del Poder estadounidense, así
concluyen algunos estudiosos del tema. Pero señalar la "locura" (al igual que en el
caso de la clase dominante alemana de los años 1930) no alcanza, es necesario
"localizarla" en la Historia. En realidad el Imperio, atrapado por su declinación
económica y con un déficit energético en rápido ascenso tiene dos opciones fuertes:
aceptar la decadencia (adaptación realista) o intentar desesperadamente salir del
pantano empleando todos sus recursos, en especial su fuerza militar sin rival a nivel
de las grandes potencias. Es lo que viene desarrollando actualmente bajo la
conducción de Bush y sus halcones, aunque el fenómeno no emergió de la nada ni
fue el resultado inesperado de los (¿auto?)atentados del 11 de Septiembre de 2001.
A los largo de los años 1990 se fue preparando la tragedia, desde la primera guerra
del Golfo, pasando por los insesantes bombardeos sobre Irak, la guerra de
Kosovo... Solo un gran revés económicó o político-económico-militar del Imperio
podría introducir factores de desestabilización capaces de bloquear (tal vez
desarticular) esa arremetida imperial (neofascista).

6
La crisis energética
Si referirnos a una "burbuja militar" parece demasiado osado hablar de "burbuja
energética" o de "hipertrofia energética" aparenta ser aún menos realista. En los
casos financiero o militar nos encontramos claramente ante fenómenos parasitarios,
por el contrario en el tema energético se trata de la base principal del sistema
productivo.
De todos modos un primer análisis nos permitiría detectar una amplia gama de
actividades "productivas" destinadas a satisfacer al consumismo desenfrenado de
las clases altas y medias de los países imperialistas y de las burguesías de la
periferia. Desde la hipertrofia de la industria del automóvil hasta los más absurdos
bienes y servicios de lujo.
Un segundo enfoque apuntando hacia el largo plazo revela que el capitalismo
industrial pudo despegar hace más de dos siglos autonomizandose de las fuentes
energéticas renovables. De ese modo rompió el bloqueo que le impedía desarrollar
"sin límites" su reproducción ampliada, aunque los limites existían pero en el muy
largo plazo, y ese "largo plazo" está llegando a su fin. El siglo XIX fue marcado por
el ciclo energético del carbón, con centro en Inglaterra poseedora de recursos
abundantes y baratos lo que le otorgó una enorme ventaja competitiva, pero la cima
de la producción inglesa de carbón llegó a mediados de la segunda década del siglo
XX.
Antes de que el ciclo del carbón inglés llegara a su cima, había comenzado el
ascenso del ciclo del petróleo en torno de la expansión del sistema productivo
norteamericano. La petro-economía estadounidense tuvo su momento de gloria
cuando alcanzó la supremacía mundial hacia mediados del siglo XX, pero al
comenzar la década de los 1970 la extracción de petróleo llegó al nivel máximo en
los Estados Unidos y desde entonces su declinación no se ha detenido.
Sin embargo la prosperidad norteamericana siguió su marcha (expandiendo sus
componentes parasitarias) asociando a las otras grandes potencias (Japón,
Alemania, Francia, Inglaterra) y más adelante a China. Al creciente déficit energético
de los Estados Unidos se agregó el déficit energético de todas esas economías.
Resultado: la cima petrolera norteamericana de los años 1970 deviene ahora cima
petrolera mundial. El despilfarro energético centrado en los Estados Unidos, motor
del capitalismo global, se ha extendido a sus grandes socios industriales y
financieros.
Ya transitamos sobre la meseta de la producción petrolera mundial.
La introducción en gran escala de los biocombustibles no resuelve el problema
energético, es solo un "parche", un alivio. Además esa producción al quitarle tierras
cultivables a la producción de alimentos genera crisis alimentaria. A la suba
irresistible del precio del petroleo se agrega la de los alimentos.

Estanflación y crisis general


Nos encontramos ante tres fenómenos convergentes potenciados por la decadencia
del Imperio norteamericano: crisis financiera, militar y energética.
La crisis financiera centrada en los Estados Unidos es claramente un fenómeno
global y expresa la presencia (también mundial) de la crisis de sobre-producción
crónica. Su agravamiento actual debe derivar inevitablemente en un estancamiento
prolongado adornado con caídas recesivas de duración variable. Podríamos fijar
como punto de partida de la financierización al comienzo de los años 1970

7
(agotamiento de la prosperidad keynesiana de posguerra, fin de la convertibilidad
dólar-oro seguida por dos shocks petroleros), de todos modos el ascenso del capital
financiero es muy anterior, se remonta hacia el fin del siglo XIX y su marcha
hegemónica era evidente antes de los años 1920 (recordar los escritos de
Hilferding, Lenin, Bujarin, etc.).
Por su parte la hipertrofia y crisis militar norteamericana aparece como resultado del
desarrollo del "Complejo-militar-industrial" de la superpotencia iniciado en los años
1930 y que tomó velocidad desde la segunda guerra mundial. Sin embargo el
fenómeno se desarrolló primero en Europa desde fines del siglo XIX, en Alemania,
Inglaterra, etc.
En resumen; el capital financiero y el militarismo moderno (industrial-científico)
nacen juntos entre fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, y llegan hoy a
niveles de hipertrofia e irracionalidad que los convierten al mismo tiempo en
hegemónicos (dominadores absolutos del centro imperial del capitalismo) y en
inviables a mediano plazo.
El ciclo energético (basado en recursos no renovables) es más antiguo, tiene
aproximadamente dos siglos de historia y está compuesto por dos ciclos sucesivos:
el del carbón y el del petróleo, e inicia ahora su decadencia junto al militarismo y la
financierización. La crisis financiera trae recesión, la crisis energética inflación;
tuvimos un modesto anticipo de estanflación en los años 1970.
Observación: las decadencias no tienen porque ser calmas, todo lo contrario, las
clases dominantes imperiales, parasitarias, suelen agravar su irracionalidad
agresiva ante el riesgo de perder su Imperio.
Las "ciencias sociales" en tanto feudos relativamente autónomos tienen grandes
dificultades para integrar los tres fenómenos señalados en una sola dinámica
histórica y así aprehender la realidad de la crisis general, total,
civilizacional.Deberemos trabajar muy duro detrás del objetivo de articulación
científica, de explicación integradora del auge y decadencia de la civilización
burguesa.
Por ejemplo sería útil asociar las expansiones energética y colonial a lo largo del
siglo XIX y hasta la segunda guerra mundial con la "superación" de las sucesivas
crisis de sobreproducción del capitalismo mundial. A esos dos pilares se agregaron
a fines del siglo XIX la irrupción estatal-militar-industrial y el ascenso del capital
financiero.
El acceso a fuentes energéticas, un amplio espectro de materias primas y mano de
obra periférica abundantes y baratas permitieron sortear bloqueos productivos,
compensar ganancias declinantes. La especulación financiera concentró la
economía, permitió el desarrollo de los capitalistas más fuertes y hábiles
practicando el canibalismo con el resto del sistema burgués, la militarización del
estado y de una parte de la industria y la ciencia posibilitó afirmar controles
periféricos, desarrollar la producción de armas a gran escala, objetos muy costosos
que no sirven como medios de producción o consumo humano sino solo como
instrumentos para la muerte.
Las hipertrofias financiera y militar del capitalismo no hubieran sido posibles sin su
base energética y colonial. Y viceversa, la sobre explotación de pueblos periféricos y
recursos no renovables no se hubiera podido sostener sin un sistema de poder
capitalista (principalmente occidental) militarizado y concentrado.
Observación: la etapa colonial del capitalismo no terminó con la segunda guerra
mundial, luego de la cual se produjeron en la periferia numerosas
"independencias" formales. La colonización real de la periferia prosiguió después

8
de esa fecha adoptando nuevos rostros. Incluso ahora, cuando la penuria
energética es inminente, los Estados Unidos y las otras potencias capitalistas
proyectan recolonizar la periferia obligándola a producir biocombustibles a costa
de la alimentación de sus pueblos.

Por encima de sus diferentes edades (las trayectorias energética y colonial son
mucho más viejas que las del capital financiero y la militarización) todos lo ciclos
mencionados se articulan, se unifican en un solo gran ciclo: el de la civilización
burguesa industrial que ahora estaría ingresando en su fase declinante.
Al presentarse ese hecho amanece una nueva etapa histórica seguramente signada
por alternativas radicales capitalistas y anticapitalistas. La barbarie militarista es una
opción a la que se aferra el sistema de poder imperial, las resistencias a la misma
se van desarrollando en especial en los países directamente agredidos como Irak y
Afganistán. Pero también comienzan a mostrar su presencia opciones sociales
superadoras, en América Latina, por ejemplo, aparece la idea y la practica del
"socialismo del siglo XXI".
La primera guerra mundial abrió un largo período de revoluciones y contra
revoluciones, probablemente no se trató más que de un anticipo de lo que está
comenzando a suceder.
-----------
(1) BBC News, 2007-09-07 “Greenspan points market 'fear'.”.
(2) Greg Ip y J. E. Hilsenbrath, “Como el auge del crédito fácil y barato aumentó el riesgo en los
mercados”, La Nación, sec. 2, pág. 5, 7 de agosto de 2007.
(3) Reuters, 9 de agosto 2007.
(4) Danielle Bleitrach, “Crise des 'subprimes' et ou crise d'un systeme”,
http://eldib.wordpress.com/2007/08/13.
(5) Steven Greenhouse and David Leonhardt, “Real Wages Fail to Match a Rise in Productivity”, New
York Times, August 28, 2006.
(6) D. Bleitrach, art.cit.
(7) La Tribune, “Les banques asiatiques rattrapées par la crise du 'subprime' “, Paris, 24-08-07.
(8) US Public Debt Bureau, http://www.publicdebt.treas.gov/bpd/bpdhome.htm
(9) OCDE.
(10) Andre Gunder Frank On the Internet, http://www.rrojasdatabank.org/agfrank/agf_internet.htm
(11)Robert Higgs, "The Trillion-Dollar Defense Budget Is Already Here" March 15, 2007, The
Independent Institute (http://www.independent.org/newsroom/article.asp?id=1941)
(12) "La privatisation de la grande politique", Dedefensa.org, 01-08-2007.
(13) "L'horreur technologique", Dedefensa.org, 01-05-2006.

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