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By a THOMSON ———— - Paicologia social ‘Stephon Worchel, Jool Cooper, Georga R. Gosthals y Jomos M. Olsen Viceprosidente editorial y de produccion: Miguel Angal Teledo Castellanas Editora de desarrollo: Roclo Cabafias Chive Supervisora de manufactur Claudia Galdoron Vakderrama Traduccién: Francisco Javier Davila Martinez, COPYRIGHT © 2002 por Intamational Thomson Editores, S.A. de G. V., una distin de Themsen Learning, Ine. ‘Thomson Leaming™ es una marca registrada usada bajo permiso, Impreso en México Printed in Mexico 1294080302 Para mayor informacién contéctenos Séneca nim. 83 Got, Polanco Mexico, DF, 11860 Puede vistar nuestro sito an ‘hapuwathomseniearing com mx México y Amética Contral: Thomach Leaming Seneca 53 Coal. Polanco México, DF, 11560 Tol 52(55) 5281 29 06 Fax 82 (58) 5281 26 56 ecitorthomsoaioaring.com.me EtCante: ‘Thomson Leaming Home Marigage Plaza 268 Ponce de Leon A. 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Cooper. George R. Goethals y James M. Olson Psicologia socal ISBN 870-686-076-9 1. Psicologia soclal 2. Cognicidn social 3 Ex conocimiento det yo 4, La preseniacion ol yo 5. Definiesin de las acitudes 8. Persuasion 7. Preuicio y esteractipes ® Amor, straccion y telaciones cercanas 2, ‘Alrvismo 10. Agresion 11. trluencia social 12. Confletos entre grupos 13. Dindmica de grupos. 14, Culura y conducta, ‘Cone Sur: Pasaje Santa Rosa 5141 1414 Capita! Federa Buonoe Altos, Argentina Tot (5419}4833.3838 Fax ($41 1}835-3863, thamsong@nomsonloaming com ar Contenido xix PREFACIO 1 El qué, el ué y el como de Ia psicologia social | Capitulo 1 Dofinicién de social 6 La meta de Ja psicologia social: mds do lo que estd ala vista a La historia do la social 13 Los métodos de la social Experimentos 20 Experiments de campo _25 La eleccién del método_ 26 (22___Mis alld de ducas razonables: Ja significancia estadistica 2a Guestiones sticas. 2 El aprendizaje de la psicologia social a tales al miedo-y la congregacién que ocurren en los en- tomnos naturales. Otra preocupacién que surge con la experimen- tacién es la del realismo, del que hemos de considerar dos tipos. El primero, el realismo experimental, ataite al efecta que tiene el experimesto en los sujetos. “Un experimento es reatista sila situacin abarca a los suje> tos, si los obliga a tomarla en serio, si repercute en ellos” (Aronson, Brewer y Carlsmith, 1985, p. 482). Es vital para el estudio tener un gran realismo experimen- tal para sostener que la variable independiente causé la respuesta dependiente, No ¢s diffcil ver que el estudio de Schachter tenfa un alto grado de realismo experi- mental: el ominoso doctor Zilstein que explic6 grave- mente las dolorosas descargas capié sin duda la atencién de los sujetes. El segundo tipo es el realismo mun- dano. Un experimento tiene un gran realism munglano cn Ja medida en que la situacién en que se encuentran Capitulo 1 Psleslogia social Jos sujetos es semejante a fas que enfrentan en el trans- ‘curso normal de su vida. En tanto que un alto grado de realism mundano aumenta el efecto de un estudio, su presencia no cs un requisito indispensable de investi- gaciGn, Por ejemplo, el estudio de Schachter tuvo muy poco realismo mundano (,qué tan seguido nos topamos en Ia vida diarin con un doctor Zilstein que amenaza con darnoy descargas eléctricas?), Sin embargo, cl estu- dio manipulé el miedo que sintieron los sujetos, al tiempo que permitié estudiar las relaciones entre el miedo y el deseo de congregarse. ‘Tener un nivel alto de realismo mundano cn nucstra estudio nas confiere ‘mayor libertad para generalizar mas alld del entomo ex- perimental particular. La psicologia social del sujeto y ¢l experimentador Hasta aqui, nuestro interés ha sido el diseflo y la mani- pulacién del entorno experimental. Los experimentos involucran algo més que el entorno, también son Ia ctapa de interaccidn de los sujetos y el experimentador. Examinemos répidamente la influencia de la psicologia del sujeto y el experimentador en los resultados del es- tudio, El papel del sujeto en el estudio es tinico, Martin ‘Ome (1962) demostré In disposicién de Ia gente a hacer “lo comrecto” en un experimento: es decir, x hacer Io que cree que et experimentador pretende que haga. Uno no desea verse tonto, necio ni recalcitrante, sino ser cooperador y mostrarse como un “buen sujeto”. En al- fgunas de sux demostraciones, Ome probé que Tas per~ sons exhiben una variedad de conductas extravagantes para ser buenos sujetos. Por ejemplo, pregumtd a varios individuos si estarian dispuestos a copiar cifras en la biblioteca de Ia escuela, aunque les dijo que no seria ‘de wtilidad para nadie. Los sujetos no s6lo estuvieron de acuerdo en satisfacer la Solicitud, sino que se quedaron después de que el investigadar y el bibliotecario par tieron y jdespués de que cerraron con Have Ia biblio- tecal Es claea fa implicacién de tal conducta, Si las per sonas que quieren ser buenos sujetos se enteran del propésito- del experimento © si tienen alguna idea de Jo que el experimentador desea que hagan, es proba- ble que cooperen. Si las participantes en cl estudio de Schachter hubiesen sabido que él esperaba que se reu- nicran en la condicién de miedo intense y que se quedatan solas en la de miedo ligero, habrian coope- rado, Cuando Ia gente sc conduce de determinada ma- era no porque sea su reaceién caracteristica a la situaci6n, sino porque trata de hacer lo que el investi- zgador desea, decimos que acta de acuerdo con las ea- acteristleas de la demanda del experimento. Hay varios métodos para resguardarse de estas ca- racteristicas en un experimenta. Uno popular, aunque no por fuerza el mis eficaz, es el engafio. En este caso, el experimentador da al sujelo una hipdtesis falsa pero plausible para que, si ejerciera una influencia en su con- ducta, los efectos no fueran sisteméticos de ninguna manera. Mas atin, mediante este engafio 0 cuento encubridor, el investigador evita que Jos sujetos des- cubran la hipstesis verdadera, Schachter se valig del engafo en su estudio. Le dijo a sus participantes que le interesaban los efectos de descargas eléctricas en ellas, cuando en realidad lo que pretendfa era conocer tos efectos del miedo en el deseo de reunise, Otra forma de aminorat el problema de las earac- terfsticas de La demanda es medir la variable dependiente fen un contexto aparte de Ia independiente y utilizar medidas no obstructivas. Asi, un grupo de inves- tigadores (Mortis et l., 1976) empled estas medidas en tun estudio del miedo y el impulso de congregarse. Algunos sujetos se encontraron, al Hegar a la sala de experimentacién, una mesa repleta de aparatos para descargas y equipo médico (miedo intenso), mientras que otros vieron una mesa cubierta de libros y materia- Jes no intimidatorios (miedo ligero). Una nota en la puerta indicaba que el investigador volverfa pronto. No habia sillas ni otros muebles en Ia sala, asi que los sujetos tuvieron que entretenerse solos hasta que el ex- perimentador regresara. Pero en realidad, él y sus asis- tentes se hallaban scntados tras un espejo de una vista anotande con qué frecuencia (y qué tan cerca) s¢ rela cionaban los sujetos unos con otros, Los participantes no sabfan que los observaban. Los resultados mostraron que los sujetos altemaron més y a menores distancias cuando los objetos atemorizadores estaban sobre Ia mesa que cuando faltaban, Como ignoraban que los hhabfan observado, es poco probable que respondieran a Jas caracterfsticas de la demanda o que albergaran in- quietudes acerca de que tos evaluaran, El tltimo problema stafe a Ia psicologia propia det investigador en su empresa de estudio. Las experimen- tadores tienen hip6tesis: creen que saben fo que hardin los sujetos y estin ciertos de lo que quieren que ha- gan para confirmar esas hipétesis. Robert Rosenthal y sus colaboradores demostraron que estas expectativas influyen en la conducta de los sujetos en los experi- ‘mentos. En un estudio, Rosenthal y Fode (1963) usaron fotografias de rostros que habjan calificado como nev tos en funcidn de éxito 0 fracaso. Entregaron las fotos el porauié y el céma de la psicotogia social _ a estudiantes que fungian como asistentes de investi- gacién y les pidieron que obtuvieran calificaciones de sits sujetos sobre si las personas retratadas parectan exi- tosas 0 no. Rosenthal y Fode explicaron a la mitad de fos asistentes que querfan repetir un descubrimiento “bien establecido” de que In gente calificaba como exi- tosas a las personas de las fotografias. A los de la otra ‘mitad les dijeron que el descubrimiento “bien estable- ido” era que la gente califica a las personas de fos Te+ tratos como fracasadas, Armados con fotografias idénticas, los dos geu- pos de asistentes de investigacién salicron a reunir las prucbas, Se les dijo qué decir y emo reunir tas eali- ficaciones. Se suponfa que los dos grupos debfan con- ducirse exactamente de Ja misma manera; pero tos resultados fueron muy distintos. Todos los experimen- tadores que fueron inducidos a ereer que la gente eali- fica a las personas fotografiadas como exitosas ob- tuvieron mayores calificaciones de éxito que los que esperaban obtener calificaciones de fracaso. Desde Juego, la influencia de los experimentadores en las ca- lificaciones de sus sujetos no fue intencional: sin em- bargo, de algiin modo les comunicaron sus expectativas y ellos se comportaron en consecuencia. La influcncia tn el desempeiio de un sujeto-en funcién de las expec- tativas del investigader se denomina sesgo del experi- mentador, El sesgo del experimentador es un problema diffeil y ahora los investigadores son mis euidadosos para asegurarse de que sts hip6tesis no son profecfas que se cumplen solas por esa causa. La mejor manera de im- pedir que las expectativas del investigadar influyan en Ja condueta de Ia gente es mantenerlo en la ignorancia del tratamiento experimental al que se someten los sus _jetos. A menvdo se wtilizan dos experimentadores para obiener estos resultados. Por ejemplo, en la investi- gaci6n de Schachter, cualquier posibilidad de un sesgo del investigador se habrfa eliminado si otra persona aparte del doctor Zilstcin hubiese preguntado a las par- Uicipantes si querfan estar juntas o soles. Séla él habria sabido qué mujeres fueron sometidas al tratamiento de miedo intense o al de miedo ligera, Por tanto, s6lo sus expectativas habrian influido en la medida final. Si al- glien mas hubiese hecho esta medida, no subria que es- perar en cuanto al grado del deseo de congregarse. Experimentos de campo Una eritica comiin a los experimentas de laboratorio es que, comoel entomo no se parece a nada que acontezca en el mundo seal, es dificil erear una experiencia im- pactante para los sujetos. Aunque defendamos que el estudio de Schachter tuvo en realidad un efecto en sus sujetos, también se podria argumentar que la mani- pulaci6n no fue tan conveniente como se pretend{s pues las participantes sabfan que estaban en un experi= mento; quizé paliaron sus temores diciéndose que cl doctor Zilstein no les haria nada demasiado horrible porque no era mis que un experimento. Pars conseguir un efecto del mundo real, es probable que queramos relizar un experimento de campo. En tearia, el experimento-de campo es similar al de Iaboratorio, salvo porque el lugar es distnto, El experi- mento de campo se tealiza en un medio natural y los sujetos por fo general no saben en qué toman parte. El experimentadior modifica la variable independiente y exa- mina los efectos de esta manipulaci6n en la variable de- pendiente, El realismo que afiade ¢l emtorne deberia conferir una mayor generalidad a los resultados de los experimentos de campo. Por ejemplo, Freedman y Fraser (1966) quisicron poner a prucba la hipétesis de que In gente accederd a "iia edie, sehr Rodeigues que em esta eneesta no hay ‘modo de registrar una respuesta mo verbal! una petici6n mayor si primero se fe solicita un favor pe- ‘quello. El objetivo era conseguir que las personas acep- taran colocar un anuncio: grande frente a su casa con la leyenda Maneje con Cuidado, En algunos casos, el ex- perimentador visits al azar casas escogidas de un vecin- dario y pidi6 a los residentes que exhibieran en su ventana un letrero de menos de 20 centimetros cuadra- dos que decfa Sé un Conductor Seguro. Casi todos con- sintieron a esta minima solieitud. Dos semanas mis adelante, otro investigador visité a los residentes y lex pidi6 que aceptaran colocar un gran cartel frente a su casa, De los que aceedieron pegar en la ventana el le- trero pequetio, 76 por ciento estuvieran de acuerdo en poner Ia monstruosa cartelera en el patio frontal; en cambio, slo 17 por ciemto de aqueltes a los que no se Pidis que exhibieran ef letrero pequeflo accedi6 a ello Como se ve, este estudio de campo incluyé Ia dis. tribuci6n aleatoria de las sujetos a las condiciones. Tuvo 1h veniaja de estudiar a personas que, en su medio natu- ral, condescendieron con actos que sin duda las afer taban. Es evidente que Ia situacién era impactante © importante para los sujeios y en el estudio se logréechar mano de algunos eootroles vitales. Sin embargo, antes de que nos apresuremos & adlop- tar este métode, consideremos algunos de sus puntos

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