Revista Sujeto, Subjetividad y Cultura, Número 7, Abril 2014, Esc. Psicología UARCIS, Santiago de Chile, ISSN 0719-1553 pp.

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LA RECEPCIÓN DE POLITZER EN
LA OBRA TEMPRANA DE LACAN
(1932 – 1946)1

POLITZER RECEPTION IN THE EARLY

WORKS OF LACAN (1932 – 1946)

Matías Abeijón2
Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina.

Resumen Abstract

El presente trabajo tiene como objetivo rastrear
la recepción de la obra de Georges Politzer en
los escritos tempranos de Jaques Lacan
(1932–1946). Las referencias a Politzer se
dividen en dos cuestiones: por una parte,
Lacan retoma sus críticas a la psicología de la
época; por otra parte, también intenta superar
la crítica de Politzer al psicoanálisis,
centrándose en el problema de lo abstracto y
lo concreto. Así, intentaremos dar cuenta de
cómo los argumentos de la crítica de Politzer
permitieron a Lacan elaborar sus primeros
objetos de estudio, especialmente el concepto
de imago.
Lacan, Politzer, psicoanálisis, drama, imago.
This paper focuses on tracing the reception of
Georges Politzer's work in the early writings of
Jaques Lacan (1932-1946). The references to
Politzer are divided in two questions: on one
hand Lacan takes again his critiques to the
psychology of the epoch; on the other hand he
tries to overcome Politzer's critique to psycho-
analysis, specifically the problem of the
abstract and the concrete. In this way, we will
try to give account on how the arguments of
Politzer's critique allowed Lacan to elaborate
his first study objects, specially the concept of
imago.
Lacan, Politzer, psychoanalysis, drama, imago.

1 Recibido 30 de Enero de 2014, Aceptado 10 de marzo de

2014.
2Licenciado en Psicología (UBA). Docente e investigador en
Facultad de Psicología, UBA. matiasabeijon@gmail.com

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Introducción
Georges Politzer, filósofo nacido en
Hungría y radicado en Francia desde 1921,
escribió su Crítica a los fundamentos de la
psicología en 1928. Si bien la mayoría de los
comentadores suele pasar por alto esta obra, o
bien simplemente mencionarla y remitirla a la
posterior trayectoria intelectual y militante de
Politzer en el Partido Comunista Francés, su
importancia en el campo francés de la psico-
logía y el psicoanálisis radica en que marcó a
toda una generación y circuló asiduamente
entre los universitarios franceses de la época.
Varios son los autores que, sin citarlo
explícitamente, se refirieron a Politzer en sus
primeras obras: Lacan, Sartre, Lagache,
Merleau-Ponty, Althusser e incluso el joven
Foucault.3
En relación a esta recepción en psicó-
logos y filósofos franceses, algo que no suele
ser destacado es que las referencias al
proyecto politzeriano en estos autores no se
limitan a la cuestión nominal de un uso poco
específico de términos como drama o concre-
to. Como objetivo del presente trabajo, nos
proponemos rastrear una doble vía en la
recepción de la Crítica en Lacan. Por doble vía
entendemos que la referencia a Politzer se
divide en dos cuestiones: por una parte, Lacan
3Las razones de este silencio permanecen desconocidas. En
rigor de verdad, a excepción de las pocas páginas que
Roudinesco dedica a la trayectoria de Politzer en La batalla de
los cien años (Roudinesco, 1986) y de fragmentos sueltos
dispersos en las obras de marxistas franceses de la época o de
estudios sobre el Partido Comunista Francés (menciónese a
modo de ejemplo el libro de David Caute, donde las referencias
a Politzer, si bien no son pocas, se limitan a su trayectoria en el
partido) no hay estudios sistemáticos dedicados a la recepción
de Politzer en autores por fuera del marxismo francés. El
presente trabajo no pretende abordar esta cuestión, sin embargo
una posible respuesta al por qué no se citaba explícitamente a
Politzer es la del origen universitario de los autores anterior-
mente mencionados: la figura de Politzer quedó ligada a su
militancia en el PCF y a su muerte trágica al ser fusilado por los
nazis en 1942. De hecho, el libro que más impacto generó en el
porvenir no fue su Crítica sino Principios elementales de
filosofía, un manual marxista editado póstumamente y redactado
en el marco de sus clases en la Universidad Obrera. En líneas
resumidas, podría pensarse que su figura no era adecuada para
ser citada explícitamente en tesis doctorales y trabajos
universitarios. Naturalmente, a esto podría sumársele su prosa y
estilo irónico, y las radicales críticas a la filosofía y psicología
“oficial” (universitaria) de la época.
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retoma sus críticas a la psicología de la época;
por otra parte, también intenta superar la
crítica politzeriana al psicoanálisis, específi-
camente al problema de lo abstracto y lo
concreto.
Esta doble vía en la recepción de
Politzer corre paralela a la formación de un
psicoanálisis francés, y a través de ella intenta-
remos dar cuenta de cómo los argumentos de
la crítica de Politzer permitieron a Lacan elabo-
rar algunos de sus primeros objetos de estu-
dio, especialmente el de imago.
Politzer y la Crítica: psicología,
psicoanálisis y abstracción.
La Crítica a los fundamentos de la
psicología formaba parte de un proyecto
mayor: a elladebían seguir dos volúmenes
más, uno sobre la Gestalttheorie y la fenome-
nología, y otro sobre el Behaviorismo. A su
vez, estos tres volúmenes funcionarían a modo
de preámbulo de un ensayo mayor que se
titularía Essai critique sur les fondements de la
psychologie. Luego de la publicación del
primer volumen, Politzer abandona este proye-
cto.
Politzer anuncia el fin de la psicología
actual, a la cual contrapone una psicología
concreta porvenir. Desde este punto de vista,
la Crítica puede dividirse en dos ejes. En
primer lugar, una serie críticas a la psicología
de la época, especialmente a la psicología
científica, a través de las cuales Politzer
destaca una serie de elementos y mecanis-
mos subyacentes, principalmente lo que él
denomina los mecanismos de abstracción,
realismo y formalismo. Un segundo eje, el que
más le interesa a Politzer y al que está
dedicado la mayor parte del libro, es el de las
críticas al psicoanálisis freudiano, donde se
destacará la presencia de los mismos meca-
nismos subyacentes a la psicología.
Ya desde el inicio del libro, Politzer
plantea su crítica:
Los psicólogos, incapaces de descubrir
la verdad, la esperan un día tras otro:
esperan la traiga alguien, sea quien
fuere y viniera de donde viniere, pero
no tienen idea alguna de la verdad, no
saben reconocerla ni captarla: entonces
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la ven en cualquier cosa y son víctimas
de todas las ilusiones. Primeramente
surgió Wundt, que preconizó la
psicología sin alma, comenzando la
migración de los aparatos de labora-
torio de fisiología a los laboratorios de
los psicólogos. ¡Qué orgullo, qué rego-
cijo! ¡Los psicólogos tenían laboratorios
y publicaban monografías…! ¡No discu-
tamos más, calculemos! Se asían los
logaritmos por los cabellos, y Ribot cal-
cula el número de células cerebrales
con el fin de saber si pueden alojar
todas las ideas. La psicología científica
vino entonces al mundo. (Politzer,
1928, p.18).
Según Politzer, las pretensiones de la
psicología científica sólo representan la impo-
tencia en el uso del método científico: recibi-
endo los métodos matemáticos y experimen-
tales de tercera mano, y no siendo sus objetos
más que la elaboración nocional mitológica de
la antigua psicología del alma, la presunta
psicología científica y experimental se reduce a
una apariencia pomposa: “¿Y qué diremos del
psicólogo? Todo es pompa en él. A despecho
de todas sus protestas contra la filosofía, sólo
ve la ciencia a través de los lugares comunes
que ella le ha enseñado sobre el asunto”
(Politzer, 1928, p.20).
El antiguo culto del alma, así como el
tema de la percepción (de igual antigüedad),
sobrevivieron en el cristianismo y permanecen
en la psicología actual, habiendo derivado en
la metodología y objetos de estudio de las
psicologías científicas y en el postulado de una
“vida interior” de tradición vitalista 4. Si bien la
crítica kantiana debió haberla eliminado, la
noción espiritualista de alma fue reemplazada
por un “realismo empírico”, produciendo un
paralelismo entre la experiencia externa y la
interna. Es decir, sea a través de una psico-
logía de la experiencia y el cálculo, o de una
psicología de la “vida interior”, lo esencial de la
4En palabras de Tutundjian: “El mito tiene por objeto, no al
hombre, sino al alma. Esta manera de ver es el resultado de la
tradición animista en psicología y de la elaboración del mito de la
vida interior. El mito, que ni aun en los laboratorios de psicología
ha sido vencido sino a medias, ha obstaculizado el conocimiento
del hombre” (Tutundjian, 1966, pp.63-64).
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antigua psicología del alma perdura en el
mecanismo de la abstracción.
La abstracción es el proceso a través
del cual los conjuntos dramáticos son separa-
dos y el hombre concreto es reemplazado por
procesos y nociones impersonales. En este
punto, cobra importancia el planteo politzeriano
de la vida. La “verdadera vida” es la vida
propiamente humana, denominada vida
dramática. Esta concepción dramática del
hombre es contrapuesta a una concepción
naturalista:
Las ciencias de la naturaleza que se
ocupan del hombre estudian, en efecto,
aquello que queda una vez que se ha
despojado al hombre de su carácter
dramático. Pero la conexión de todos
los acontecimientos propiamente huma-
nos, las etapas de nuestra vida, los
objetos de nuestras intenciones, el
conjunto de cosas muy particulares que
acontecen para nosotros entre la vida y
la muerte, constituyen un dominio
netamente delimitado, fácilmente reco-
nocible y no se confunde con el funcio-
namiento de los órganos (…)” (Politzer,
1929, p. 55).
“Esta vida dramática presenta todos los
caracteres que hacen posible se estudie su
dominio científicamente. Aunque no existiese
la psicología, habría que inventarla en nombre
de dicha posibilidad” (Politzer, 1928, p.24).
Esta psicología que aún no se ha inventado
representa el proyecto de una psicología
concreta, una psicología del hombre concreto y
su vida dramática, que también implica la
condena al método de la abstracción presente
en la psicología oficial. En el marco de esta
nueva psicología se encuentran tres tenden-
cias que anuncian su arribo y al mismo tiempo
la disolución de la psicología clásica: el psicoa-
nálisis, el behaviorismo y la gestalttheorie. Las
tres, sin embargo, contienen al mismo tiempo
una serie de errores en los cuales perduran
esbozos de la psicología clásica.
La teoría de la Gestalt atrae a Politzer
debido a que sus nociones de estructura y
forma de conjunto rompen con la fragmen-
tación asociacionista de lo concreto y lo real
propia de la psicología clásica. Sin embargo, la
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oposición de lo global y lo elemental conduce a
esta teoría a no establecer entre dichos eleme-
ntos ninguna relación, quedando irresuelto el
problema de la génesis de las estructuras. Por
su parte, el behaviorismo de Watson reconoce
el carácter mitológico de la psicología clásica,
y a través de la noción de behavior busca
definir una psicología científica que no recurra
a ningún tipo de vida interior o introspección.
No obstante, para Politzer el proyecto behavi-
orista se agota en su intención inicial, cayendo
en esquemas biológicos y fisiológicos.
Es el psicoanálisis quien representa la
mayor derrota de la psicología clásica y abre la
posibilidad de una futura psicología concreta:
“únicamente el psicoanálisis puede procurar-
nos hoy la visión de la verdadera psicología,
porque sólo él es ya una de sus encarna-
ciones” (Politzer, 1928, p.30). Para Politzer, el
verdadero descubrimiento del psicoanálisis es
la dimensión del sentido y la significación
presente en todas las conductas humanas,
especialmente el sentido del sueño. Para
demostrar lo anterior, Politzer menciona las
críticas presentes al inicio de la
Traumdeutunga las concepciones del sueño
previas a Freud. La psicología clásica
consideraba el sueño como un fenómeno
negativo producido por una serie de procesos
abstractos que se traducían a una explicación
fisiológica. Freud, al contra-rio, otorga un
estatuto positivo al fenómeno onírico al
considerarlo un hecho psicológico:
Freud no reclama la dignidad de hecho
psicológico para el sueño, sino porque
logra demostrar en su base procesos
originales pero irregulares. Pero si
encuentra esos procesos es porque
parte de la hipótesis según la cual el
sueño tiene sentido. Gracias a esa
hipótesis podrá reintegrarse al sueño su
calidad de hecho psicológico. Pero esa
hipótesis constituye por sí sola la
ruptura con el punto de vista de la
psicología clásica, pues esta última se
sitúa en un punto de vista formal y se
desinteresa en cuanto al sentido
(Politzer, 1928, p.41).
La dimensión del sentido y la signifi-
cación que toma como hipótesis el psicoaná-
58
lisis permite considerar los hechos psicológicos
en primera persona, mientras que lo caracte-
rístico de las psicologías clásicas que utilizan
la abstracción es reducir los hechos psicológi-
cos al método de la tercera persona:
El carácter más evidente de los hechos
psicológicos es el de ser en primera
persona. La lámpara que ilumina mi
mesa es un hecho objetivo, precisame-
nte porque es en tercera persona,
porque no es yo sino ella. En la medida
que soy yo quien asienta el ser, la
lámpara es un hecho psicológico
(Politzer, 1928, p.45).
En relación al sueño, al ser un hecho
psicológico en primera persona, el acento será
puesto en lo que Politzer denomina la modula-
ción del yo, según la cual los hechos psicoló-
gicos son considerados como segmentos de la
vida del individuo particular. Finalmente, el
sueño pasa a ser considerado como un
actoque representa una encarnación actual del
yo: “el sueño se convierte en acto(…). El acto
es la única noción inseparable del yo en su
totalidad, desprovisto de todas las nociones,
no puede convertirse más que como encar-
nación actual del yo” (Politzer, 1928, p.63).
Sin embargo, en este punto Politzer
afirma que persiste en el psicoanálisis, más
allá de su inspiración concreta, una serie de
especulaciones propias de la psicología clási-
ca. La mayor parte de la Crítica está dedicada
a demostrar que en el psicoanálisis aún sobre-
viven estas entidades y mecanismos abstra-
ctos. La crítica al psicoanálisis parte del punto
en el cual Politzer destaca la importancia
brindada al relato: “Al ser el hecho psicológico
segmento de la vida de un individuo, lo
interesante no será la materia y la forma del
acto psicológico, sino su sentido, y eso es
aclarado por los materiales proporcionados por
el relato del sujeto” (Politzer, 1928, pp.71-72).
Del relato psicoanalítico se desprenden dos
tipos de contenidos, el contenido manifiesto y
el contenido latente. Si bien en la experiencia
analítica el primero antecede al segundo, la
relación entre ambos es que el contenido
manifiesto representaal contenido latente. Este
tipo de relación Freud la explica a través de los
mecanismos de condensación y despla-
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zamiento. Ahora bien, de lo anterior se despre-
nde un problema fundamental. Respecto a los
dos tipos de contenidos Freud realizaría una
inversión temporal:
Del relato resultante del análisis (Freud)
hace el pensamiento del sueño, conci-
biendo luego dicho pensamiento como
anterior al contenido manifiesto, anteri-
or al sueño mismo. Precisamente,
como los pensamientos del sueño no
pertenecen a los pensamiento disponi-
bles del sujeto, no tienen análoga
existencia a la manera de ser de los
pensamientos disponibles, sino diferen-
te: la forma de su existencia es, pues
inconsciente. Así aparece en el Traum-
deutung la noción teórica fundamental
del psicoanálisis, la noción de lo incons-
ciente (Politzer, 1928, p.95).
Como puede observarse, la distinción
entre dos tipos de contenidos en el relato
conduce a la hipótesis de lo inconsciente.
Efectivamente, según Politzer, mecanismos
como los de condensación y desplazamiento
tienen su sostén en dicha hipótesis. Ahora
bien, si el relato representa una encarnación
actual del yo del sujeto singular y concreto, no
se justifica su desdoblamiento en dos tipos de
contenidos. La hipótesis de lo inconsciente
vendría a llenar el vacío representado por la
anterioridad del contenido latente:
La falsedad del inconsciente queda
evidenciada por el hecho que los
fenómenos pretendidamente inconscie-
ntes están enteramente en el aire, pues
si es cierto que no existe ningún dato
psicológico verdadero, a no ser el relato
efectivo, lo inconsciente resultante de la
realización de los relatos que no se han
efectuado, no puede corresponder a
realidad alguna; para la hipótesis de lo
inconsciente, se trata de un callejón sin
salida del que no le será posible esca-
bullirse (Politzer, 1928, p.155).
El anterior proceso de abstracción
conduce finalmente a una concepción realista
en la supuesta relación entre ambos conteni-
dos: “Esta concepción realista figura en las
especulaciones de Freud: si el contenido
59
latente representa una realidad psicológica
anterior al contenido manifiesto, anterior de
derecho y de hecho, únicamente podrá expli-
car la divergencia existente entre ambos conte-
nidos un trabajo de transposición” (Politzer,
1928, p.96).
Según Politzer, Freud fue víctima del
lenguaje de su época; el recurso a nociones
abstractas que lo hacen caer en los procesos
de la psicología clásica, representan un ideal
científico cuyos “(…) principales rasgos están
constituidos por fantasías fisiológicas, energéti-
cas y cuantitativas. Lo que se busca es una
mecánica psíquica que recuerde los esquemas
de que se sirve la física en sus explicaciones”
(Politzer, 1928, p.165).
Como mencionamos, para Politzer no
hay tal desdoblamiento del relato en dos conte-
nidos; la solución que encuentra a dicho
problema es la de postular no una relación
causal sino escénica entre los materiales del
sueño:
En efecto, si consideramos el sueño
como realización de un deseo, aparece
ante nosotros como un escenario. El
escenario tiene por forma precisamente
el deseo en cuestión; el sueño sigue,
por así decirlo, la dialéctica de este
deseo. Lo mismo sucede si considera-
mos que el sueño reproduce, con mate-
riales recientes, construcciones infanti-
les. Ahora bien, para que la disposición
de cierto número de elementos, de acu-
erdo con el escenario de un deseo, o
una construcción infantil, pueda efectu-
arse, no es necesario que el deseo o
construcción en cuestión sea, anterior-
mente al sueño en sí mismo, objeto de
una representación distinta para el
sujeto, lo mismo que tampoco es nece-
sario creer que durante un partido de
tenis las reglas del juego obren incons-
cientemente. De la misma manera sería
inútil atribuir al deseo o a la constru-
cción infantil una existencia psicológica
distinta; pues ese deseo y esa constru-
cción se desprenden del análisis mismo
del relato y representan resultados de
abstracciones. Lo verdaderamente real,
es la significación del relato mismo, y si
nos atenemos a esa significación, nin-
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guna razón tendremos para realizar
aparte y en lo inconsciente, lo que es
implicado como dialéctica en la constru-
cción del sueño (Politzer, 1928, pp.141-
142).
Finalmente, Politzer no responde al
problema de la relación entre los diferentes
elementos o materiales del sueño. Como
puede observarse, si bien sostiene que hay
una presencia actual de todos los contenidos
en el relato, el recurso a la relación dialéctica,
al no estar lo suficientemente desarrollada en
la Crítica,no define cómo se da dicha impli-
cación.
A continuación, veremos que estas
problematicas abiertas por Politzer se encuen-
tran presentes en los escritos tempranos de
Lacan.
Lacan y la imago
Usualmente se atribuye al libro de
Dalbiez La Méthodepsychanalytique et la
Doctrine freudienne (1936) no sólo un papel
primordial en la recepción francesa del psicoa-
nálisis, sino también la separación entre el
método psicoanalítico y la doctrina freudiana.
Según Dalbiez, el error fundamental de Freud
fue considerar su sistema como un bloque
homogéneo y no separar claramente su méto-
do de su doctrina, cuando la doctrina freudiana
estaría construida por hipótesis metafísicas
que se presentan en el mismo plano que los
hechos. A partir de la publicación del libro de
Dalbiez, la metapsicología freudiana quedó
asociada a una concepción metafísica. Inclu-
sive, alrededor de la década del cincuenta se
produjo en Francia un intento fenómenológico
por abordar la problemática epistemológica
freudiana. Desde Jean Hyppolite hasta Paul
Ricouer, en esta lectura fenomenológica del
psicoanálisis la división de Dalbiez permanece
implícita: separación del lenguaje positivista de
Freud de su descubrimiento de los fenómenos
de consciencia como fenómenos significativos
(Assoun, 1981).Sin embargo, como mostra-
mos en el apartado anterior, la Crítica de Polit-
zer, publicada antes que el libro de Dalbiez, ya
separaba el descubrimiento freudiano del
sentido y la significaciónpresente en los actos
60
del sujeto, de las nociones abstractas de la
metapsicología freudiana. Así, podría afirmarse
que Politzer planteó una división en algunos
puntos análoga a la de Dalbiez, y también
preparó el terreno para lecturas posteriores de
corte fenomenológico. Una lectura de ese tipo
se encuentra presente en los primeros escritos
de Lacan en las décadas del treinta y el
cuarenta.5
En su tesis de doctorado De la psicosis
paranoica en sus relaciones con la persona-
lidad (1932) encontramos la presencia implícita
del proyecto politzeriano de una psicología
concreta. Como lo indica su título, la tesis
versa sobre el problema de la personalidad y el
intento de delimitar una ciencia de la
personalidad; 6 a partir de allí, y separándose
de ciertas ideas dominantes en el ámbito de la
psicopatología francesa, a través de un variado
conjunto de referencias teóricas (fenómeno-
logía, psicoanálisis freudiano, psiquiatría de
Krestchmer, biología de von Uexküll y, como
veremos, psicología concreta de Politzer)
Lacan establece un tipo clínico al que denomi-
na paranoia de autopunición7.
Luego de la descripción del caso
Aimée, en el marco de la discusión con las
doctrinas del determinismo constitucional
(carácter innato del determinismo en la
psicosis), Lacan afirma lo siguiente:
En cuanto a nosotros, lo que creemos
es que, si hemos podido dar aquí algún
5 Vale aclarar que no interesa desarrollar exhaustivamente cada
uno de los textos de Lacan que trabajaremos (temática que
excede por mucho los objetivos de este trabajo). Simplemente
intentaremos mostrar cómo en ellos se encuentra de manera
implícita o explícita la figura de Politzer.
6 Pero el ingenio humano ha pasado ya más allá y, gracias a la
utilización de diversas maquinarias, designadas con los títulos
de psicoanálisis, de psicología concreta, de Individualpsycholo-
giey de caracterología (en el alcance que a esta última disciplina
le da Klages), ha asentado ya sus puntos de esbozo una ciencia
que no es otra cosa que la parte propiamente humana de la
psicología: nosotros la llamamos ciencia de la personalidad
(Lacan, 1932, p.286).
7En este punto no coincidimos con la tesis de Ogilvie, según la
cual el desarrollo del concepto de personalidad, y la tesis
general de la elaboración de una ciencia de la personalidad y el
desarrollo del problema de una causalidad psicogenética se
realiza a través de la separación de la fenomenología (Ogilvie,
1987; especialmente pp.17-25). Al contrario, la noción de
personalidad se sostiene, no únicamente pero sí en buena
medida, a través del recurso a argumentaciones fenomenoló-
gicas (véase Lutereau, 2012).
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carácter concreto al cuadro de un tipo
clínico, es en la medida misma en que
hemos abandonado esa hipótesis (se
refiere a la hipótesis del determinismo
innato y de la psicosis como enferme-
dad orgánica), las cuales, dado el caso
que dejen sobrevivir al espíritu de
investigación, enmascaran los hechos o
los deforman, y hacen que queden no
reconocidos los más sencillos de
comprender (Lacan, 1932, p.281, entre
paréntesis nuestro).
Esta referencia implícita al término
politzeriano de lo concreto se repite a lo largo
de la tesis, y Lacan la remite en varias
ocasiones a las relaciones de comprensión
(término tomado de Karl Jaspers) que permiten
captar los fenómenos mentales de la psicosis
paranoica. Así, el carácter concreto se obtiene
por la aplicación del método comprensivo:
Cuando decimos comprender, lo que
queremos indicar es que tratamos de
dar su sentido humano a las conductas
que observamos en nuestros enfermos
y a los fenómenos mentales que ellos
nos presentan. Ciertamente, es éste un
método de análisis lo bastante tentador
en sí mismo para no presentar graves
peligros de ilusiones. Pero sépase bien
que, si el método hace uso de relacio-
nes significativas, fundadas en el asen-
tamiento de la comunidad humana, su
aplicación a la determinación de un
hecho dado puede estar regida por
criterios puramente objetivos, aptos
para protegerla de toda contaminación
con las ilusiones (…) (Lacan, 1932,
p.281).
En este punto, puede observarse que la
referencia a lo concreto en la tesis adquiere
varias aristas. Siguiendo el itinerario politze-
riano del descubrimiento psicoanalítico de la
significación de los actos del sujeto, Lacan no
sólo subraya la pertinencia del método feno-
menológico para abordar los fenómenos de la
patología mental; los criterios objetivos que
explican la determinación de los hechos en
este terreno también se encuentran dados por
su carácter social:
61
En efecto, lo que allí hacemos es definir
un orden de fenómenos por su esencia
humanamente comprensible, es decir
por un carácter social, cuya existencia
de hecho se explica por la génesis,
social a su vez (leyes mentales de
participación). Sin embargo, estos
fenómenos tienen por una parte el valor
de estructuras fenomenológicamente
dadas (momentos típicos del desarrollo
histórico y de la dialéctica de las
intenciones) y dependen, por otra parte,
de una especificidad sólo individual
(momentos únicos de la historia y de la
intención individuales) (Lacan, 1932,
p.284).
Vemos, entonces, cómo lo concreto
implica el análisis del “desarrollo histórico” y de
los “momentos únicos” en la vida del sujeto.
Nuevamente, en este punto puede inferirse un
uso de lo concreto politzeriano. Lo interesante
de este uso es que abre una triple acepción:
por una parte, una referencia a la historia
individual del sujeto (punto de reminiscencia
politzeriana, y donde además Lacan destaca
algunos aportes del psicoanálisis freudiano).
Por otra parte, remite a un carácter socialque
no es desarrollado en la tesis pero que será
retomado en los escritos posteriores 8, y final-
mente una relación a la fenomenología, en
tanto lo concretose establece a través del
análisis fenomenológico.9 Desde este punto de
vista se justifica también que una de las
8 Ogilvie sostiene la hipótesis de que la referencia al carácter
social y a la cuestión general del paralelismo entre “lo individual”
y “lo social”, y lo “normal” y lo “patológico” en la tesis remite a la
Ética de Spinoza (Ogilvie, 1987, pp.61-65).
9 En este punto, vale mencionar también las tendencias
concretas: “Lacan utiliza el concepto de tendencia concreta, por
el que designa el comportamiento de un organismo frente a un
objeto de su medio y en el que se concreta la intención o
tendencia propias de su orientación psíquica con respecto a ese
objeto. (…) Un hecho mental o psíquico puede ser aprehendido
en el comportamiento que lo expresa siempre y cuando se vea
en este comportamiento un ciclo completo correspondiente a
una significación, portador de una intencionalidad (consciente o
inconsciente)” (Ogilvie, 1987, p.55). Si bien las tendencias
concretas remiten en buena medida a los desarrollos de von
Uexküll, las destacamos porque también son ellas las que,
según Lacan, permiten dar a los fenómenos de la psicosis
paranoica su “contenido intencional” (Lacan, 1932, p.308).
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conclusiones que Lacan extrae al final de su
tesis sea la siguiente:
La clave del problema de la psicosis
paranoica debe buscarse en un análisis
psicológico concreto, que se aplique a
todo el desarrollo de la personalidad del
sujeto, a los acontecimientos de su
historia, a los progresos de su cons-
ciencia, a sus reacciones al medio
social (Lacan, 1932, p.314).
En este marco, nótese la referencia
implícita al vocabulario politzeriano que sigue a
la cita anterior: “El valor clínico de nuestro tipo
consiste en primer lugar en el cuadro
concretoque de él podemos dar, en la medida
misma en que abandonamos las concepciones
abstractas anteriores” (Lacan, 1932, p.314. El
segundo subrayado es nuestro).
Esta última referencia a las concep-
ciones abstractas se encuentra desarrolladas
en el artículo “Más allá del principio de
realidad” (1936). Este escrito probablemente
sea el más influenciado por la Crítica de
Politzer.
En el inicio del artículo, Lacan retoma la
crítica de Politzer a la psicología científica de la
época, según la cual su estatuto de “ciencia
positiva” se agota en meras pretensiones: “A la
psicología que se pretendía científica a fines
del siglo XIX y que, por su aparato de obje-
tividad lo imponía incluso a sus adversarios, le
faltaba ser positiva, lo que excluye por su base
la objetividad” (Lacan, 1936, p.68).
Lacan dirige su crítica a dos flancos: la
concepción mecanicista, representada por la
noción de engrama (unidad última de análisis
psicológico), y la vinculación asociativa del
fenómeno mental. La primera refiere a la
concepción atomista en general, y psicofísica
en particular; en ella habría un olvido de la
“actividad del sujeto en la organización de la
forma” (Lacan, 1936, p.69); es decir, lo que a
rasgos generales se critica es el presupuesto
de la recepción pasiva de determinado eleme-
nto atomístico (impresión, sensación, etc.). La
segunda supone de antemano la forma mental
de la similitud; principalmente, Lacan critica el
anterior supuesto implícito proveniente de las
filosofías empiristas (fórmulas de Locke) de
leyes de asociación cuyo carácter fundante
62
sería trascendental. Como puede observarse,
lo que se critica en ambos casos es la ause-
ncia de la actividad del sujeto en relación a los
fenómenos mentales; en términos politzeri-
anos, la crítica de fondo de Lacan es que los
procedimientos de las psicologías pretendida-
mente científicas caen en la abstracción, haci-
endo a un lado el papel del sujeto en los aná-
lisis psicológicos.
Tres años antes, en un artículo
publicado en la revista Minotaure, Lacan
sostiene una hipótesis similar:
La psicología de escuela, por ser la
novísima de las ciencias positivas y
haber aparecido en el apogeo de la
civilización burguesa que sostiene el
cuerpo de estas ciencias, no podía
menos de consagrar una confianza
ingenua al pensamiento mecanicista
que de manera tan brillante había
demostrado sus capacidades en las
ciencias de la física. Esto, por lo
menos, durante todo el tiempo en que
la ilusión de una infatigable investí-
gación de la naturaleza continuó
recubriendo la realidad con la fabrica-
ción de una segunda naturaleza, más
conforme a las leyes de equivalencia
fundamentales del espíritu, a saber de
la máquina. Se explica así que el
progreso histórico de semejante psico-
logía, cuyo punto de arranque fue la
crítica experimental de la hipóstasis del
racionalismo religioso, haya culminado
en las más recientes psicofísicas (…).
En las condiciones artificiales del
laboratorio no había, en efecto, nada
que pudiera oponerse a un descono-
cimiento tan sistemático de la realidad
del hombre (Lacan, 1933, pp. 333-334).
Volviendo a Más allá (…), en relación a
la abstracción, hacia el final del artículo Lacan
también realiza una crítica a la metapsicología
freudiana y a algunas lecturas de la obra de
Freud que destacarían ese rasgo; principal-
mente, se critica la presencia de una hipótesis
sustancialista subyacente al concepto de
libido:
Sin embargo, hay que distinguir dos
empleos del concepto de libido, perma-
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nentemente confundidos, por lo demás,
en la doctrina: como concepto energé-
tico, que regula la equivalencia de los
fenómenos, y como hipótesis sustanci-
alista, que los refiere a la materia. Desi-
gnamos sustancialista a la hipótesis, y
no materialista, porque el hecho de
recurrir a la idea de la materia no es
más que una forma ingenua y superada
de un materialismo auténtico (Lacan,
1936, pp.83-84).
Lacan destacará el empleo de la libido
como concepto energético, en tanto este
permite, desde una perspectiva dinámica,
considerar los efectos de la imagen en el
comportamiento (temática que Lacan desarro-
llará en sus artículos inmediatamente posterio-
res); no obstante, es interesante observar que
si bien esta crítica es en parte análoga a la
separación establecida por Dalbiez el mismo
año, también en ella puede encontrarse una
relación a la crítica politzeriana del realismo
inherente a la metapsicología freudiana, en
este caso, la referencia a una forma “ingenua”
de recurrir a lo material para conceptualizar la
libido. En este punto, la referencia a Politzer y
a lo que Lacan denominará concepto concreto,
derivan nuevamente en un abordaje fenóme-
nológico.
Retomando las críticas a la psicología,
Lacan afirma, “Inútil decir que así se puede
desconocer por completo la necesidad de una
especie de análisis, de un análisis que exige,
sin duda, sutileza, pero cuya ausencia torna
caduca toda explicación en psicología, y que
se llama análisis fenomenológico” (1936, p.69).
Más adelante, a través de un análisis de la
experiencia analítica, Lacan retoma el
concepto de imagen: “Consideremos ahora los
problemas de la imagen. Este fenómeno, indu-
dablemente el más importante de la psicología
por la riqueza de sus datos concretos, es
importante también por la complejidad de su
función” (Lacan, 1936, p.71). También en este
artículo se destaca otro concepto que se
caracteriza como concreto, el complejo: “Esas
relaciones psíquicas fundamentales se han
revelado a la experiencia, y la doctrina las ha
definido con el término de complejos. Preciso
es ver allí el concepto más concreto y fecundo
63
aportado en el estudio del comportamiento
humano” (Lacan, 1936, pp.82-83). Finalmente,
se relacionará la imagen y el complejo a un
último concepto de raigambre politzeriana, el
drama: “Por la vía del complejo se instauran en
el psiquismo las imágenes que informan a las
unidades del comportamiento, imágenes con
las que el sujeto se identifica una y otra vez
para representar, actor único, el drama de sus
conflictos” (Lacan, 1936, p.83. El subrayado es
nuestro).
Nótese cómo la referencia a lo concreto
comienza a referir a uno de los conceptos que
se hará presente en los textos de Lacan hasta
principios de la década del cincuenta: la
noción de imagen, que pasará a ser denomi-
nada imago. No pretendemos realizar un aná-
lisis de esta noción en los textos subsiguientes,
pero sí haremos una breve referencia la matriz
politzeriana subyacente a algunas de sus
conceptualizaciones que, como puede obser-
varse, ya se encuentra en el artículo de 1936.
En el artículo “La familia” (1938), lo
concretonuevamente será referido tanto a la
noción de complejo como a la de imago. Conti-
nuando con el desarrollo de dicho concepto, el
complejo se encuentra en relación tanto a
factores culturales10, a una etapa vivida de la
historia del sujeto y finalmente a una situación
actual. Si bien Freud en un primer momento lo
habría definido como esencialmente incons-
ciente, para Lacan “no excluye la posibilidad
de que el sujeto tenga conciencia de lo que
representa” (Lacan, 1938, p.29).En este con-
texto, laimagose define como la represen-
tación inconsciente de efectos psíquicos:
En efecto, bajo esta forma su unidad es
llamativa y se revela en ella como la
causa de efectos psíquicos no dirigidos
por la conciencia, actos fallidos, sueñ-
os, síntomas. Estos efectos presentan
caracteres tan distintos y contingentes
que obligan a considerar como eleme-
nto fundamental del complejo esta enti-
dad paradójica: una representación
inconsciente, designada con el nombre
de imago (Lacan, 1938, p.29).
10 Vale aclarar que las referencias a la sociología y antropología
son de notoria importancia en este artículo. Para un análisis de
las relaciones entre los escritos de Lacan de este periodo y la
sociología, especialmente de Durkheim: Zafiropolus, 2001.
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Finalmente, Lacan destaca su impor-
tancia en el análisis concreto de la familia:
Complejo e imago han revolucionado la
psicología, en particular a la de la
familia, que se reveló como el lugar
fundamental de los complejos más
estables y más típicos: la familia dejó
de ser un tema de paráfrasis morali-
zante y se convirtió en objeto de un
análisis concreto (Lacan, 1938, p.29).
A partir de aquí, el análisis de Lacan se
centra en describir tres complejos (complejo de
destete, de intrusión y de Edipo) y las
imagosque sostienen a cada uno.
A nuestros fines, destacamos cómo en
este artículo Lacan nuevamente refiere al
término politzeriano de drama. Nótese en este
párrafo la referencia implícita a la Crítica de
Politzer:
En lo referente al descubrimiento de los
complejos, la obra de Freud fue revolú-
cionaria debido a que, como terapeuta,
y más preocupado por el enfermo que
por la enfermedad, intentó compren-
derlo para curarlo y se ocupó de lo que
se solía descuidar bajo la rúbrica de
contenido de los síntomas y que es lo
más concreto de su realidad: nos
referimos al objeto que provoca una
fobia, al aparato o a la función somática
interesados en una histeria, a la repre-
sentación o al afecto que ocupan al
sujeto en una obsesión. Fue así que
llegó a descifrar en ese contenido
mismo las causas de esos síntomas:
aunque los progresos de la experiencia
demostraron que esas causas eran
más complejas, no se las debe reducir
a la abstracción, sino profundizar ese
sentido dramático que, en su primera
fórmula, llamaba la atención como una
respuesta a la inspiración de su inves-
tigación (Lacan, 1938, pp.111-112).
Puede observarse en estas líneas que
Lacan condensa lo esencial que Politzer
atribuía al psicoanálisis: el descubrimiento de
la faceta dramáticade los hechos psíquicos. La
noción de drama pasará a ser definida en
64
términos de un drama existencial(Lacan, 1938,
p.117) en relación a la experiencia de fragme-
ntación corporal del estadio del espejo y a la
angustia del trauma de nacimiento, donde el
drama será ubicado en la relación dialéctica
del yo y el otro 11:
En efecto, el yo se diferencia en un
común progreso del otro y del objeto a
partir de una identificación ambivalente
con sus semejantes, a través de la parti-
cipación celosa y la competencia simpá-
tica. La realidad que inaugura ese juego
dialéctico conservará la deformación
estructural del drama existente que con-
diciona y que se puede designar como el
drama del individuo, con el acento que
recibe este término de la idea de la
prematuración específica (Lacan, 1938,
pp.118-119).
Finalmente, en Acerca de la causalidad
psíquica (1946) encontramos la única referen-
cia explícita a Politzer en estos escritos de
Lacan. Su tema central se encuentra dedicado
al tema de la locura, específicamente a una
discusión con el órgano-dinamismo de Henry
Ey; a partir de allí, el escrito se circunscribe a
la problemática más general del lenguaje y el
ser, decantando finalmente en la experiencia
del estadio del espejo y continuando el análisis
de laimago. Un abordaje de este extenso y
complicado artículo excede por mucho las
pretensiones de nuestro trabajo, por consecu-
encia sólo destacaremos los puntos que nos
interesan en relación a la figura de Politzer.
La única referencia explícita a Politzer
la encontramos hacia el final de la discusión
con Ey:
Por ese sentimiento, lo sé, el gran espí-
ritu de Politzer renunció a la expresión
teórica donde iba a dejar su sello
imborrable, para consagrarse a una
acción que nos lo iba a arrebatar
irreparablemente, pues no perdamos de
11A partir de este texto, el término drama, si bien en varias
ocasiones remite al drama politzeriano, también comenzará a
tomar un sentido ligado al drama de la dialéctica del amo y
esclavo hegeliano-kojeviana. En la década del cincuenta, y con
el inicio de los seminarios, las referencias al drama pasarán a
remitir específicamente a dicha matriz. Para un excelente
análisis de las relaciones de Lacan con Kojeve, véase Borch-
Jacobsen, 1991.
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vista, el exigir, después de él, que una
psicología concreta se constituya en
ciencia, que sólo estamos en postula-
ciones formales al respecto. Quiero
decir que todavía no hemos podido
formular la menor ley en la que se
paute nuestra eficiencia. (…) Sería
desde luego hermoso que, gracias a
una pura artimaña del espíritu,
pudiésemos ver delinearse el concepto
del objeto en que se fundara una
psicología científica. La definición de
concepto tal es lo que siempre he
declarado necesario, lo que he anun-
ciado como próximo, y, animado por el
problema que me proponéis, voy a
intentar proseguir exponiéndome hoy, a
mi vez, a vuestras críticas (Lacan,
1946, p.152. El subrayado es nuestro).
En la cita puede observarse un
homenaje a la figura de Politzer, y sobre todo a
su muerte trágica. Sin embargo, lo que
interesa destacar es la referencia de Lacan al
proyecto politzeriano de fundar una verdadera
psicología científica; las ciencias psicológicas
actuales aún se encontrarían en un estado
meramente formal respecto a ella, y lo que
Lacan se propone es delimitar el objetopropio
de esta psicología. Este objeto es la imago:
“Creemos, pues, poder designar en la imagoel
objeto propio de la psicología, exactamente en
la misma medida en que la noción galileana
del punto material inerte ha fundado la física”
(Lacan, 1946, p.178).
Efectivamente, luego del apartado dedi-
cado al problema de la causalidad de la locura,
Lacan retoma el análisis de la imago: “La
historia del sujeto se desarrolla en una serie
más o menos típica de identificaciones ideales,
que representan a los más puros de los fenó-
menos psíquicos por el hecho de revelar,
esencialmente, la función de la imago” (Lacan,
1946, p.168). A través de las relaciones entre
la formación imaginaria del yo y las
identificaciones mencionadas, Lacan destacará
el papel formativo de la imago, y princi-
palmente su función alienante: “(…) el primer
efecto de la imago que aparece en el ser
humano es un efecto de alienación del sujeto.
En el otro se identifica el sujeto, y hasta se
65
experimenta en primer término” (Lacan, 1946,
p.171). En este punto, se introduce
nuevamente el estadio del espejo para analizar
la experiencia alienante antes mencionada.12
Retomando la fundamentación de por
qué la imago es el objeto propio de la psicolo-
gía, Lacan sintetiza varias de las cuestiones
anteriores:
Le da fundamento a una forma de cau-
salidad, que es la causalidad psíquica
misma: la identificación; ésta es un
fenómeno irreductible, y la imago es
esa forma definible en el complejo
espacio-temporal imaginario que tiene
por función realizar la identificación
resolutiva de una fase psíquica, esto
es, una metamorfosis de las relaciones
del individuo con su semejante (Lacan,
1946, p.178).
Finalmente, el objeto concreto de la
psicología, aquel que Lacan delimita en estos
primeros escritos anteriores a la década del
cincuenta y a su ubicación dentro del estructu-
ralismo francés, radica en la imago.
Conclusión
El breve análisis realizado de estos
textos de Lacan muestra la presencia implícita
de varios de los tópicos de la Crítica. En primer
lugar, en Más allá del principio de realidad
Lacan retoma la crítica de Politzer a la
psicología. Por otra parte, si bien Lacan no
menciona las críticas de Politzer al psico-
análisis, el problema de la superación de la
abstracciónpermanece subyacente en varios
de los tópicos tratados. Podría pensarse que la
insistencia de Lacan respecto al estable-
cimiento de lo concreto, sea como metodología
o análisis, o bien como delimitación de un
objeto,intenta superar el problema de las
nociones abstractas, presentes principalmente
en la psicología de la época, pero también en
la metapsicología freudiana; representativo de
ello es que Lacan pocas veces utilice el
12Para un análisis del estadio del espejo, véase: Le Gaufey,
1997. Si bien en este punto su trabajo no es exhaustivo, Le
Gaufey destaca algunas influencias fenomenológicas (sobre
todo de Husserl) subyacentes a algunas tesis en torno a lo
especular.
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término inconsciente en estos escritos. Final- Roudinesco, E. (1993). Lacan. Buenos Aires: Fondo de Cultura
Económica. 1994.
mente, resulta significativa la referencia a Tendlarz, S. (1999). Aimée con Lacan. Buenos Aires: Lugar
laimagocomo objeto de la psicología en 1946. Editorial.
Tutundjian, Ovsiène (1966). La psicología de Georges Politzer.
Teniendo en cuenta el análisis realizado, En Bauleo, A. (comp.). Vicisitudes de una relación. Buenos
podría pensarse que Lacan finalmente encu- Aires: Granica. 1973.
entra en la imago el objeto concreto que esbo- Zafiropoulos, M. (2001). Lacan y las ciencias sociales. Buenos
Aires: Nueva Visión. 2002.
za en sus escritos anteriores.
Puede observarse, entonces, que la
recepción de la Crítica de Politzer en Lacan no Cómo citar,
se limita a una referencia poco específica a Abeijón, M. (2014)La recepción de Politzer en
sus conceptos. Tal vez el hecho de que hasta la obra temprana de Lacan (1932 –
la década del sesenta sean pocas las veces en 1946),Revista Sujeto, Subjetividad y Cultura, 7,
que fue citada explícitamente por fuera del Abril, pp. 55-66.
campo del marxismo francés, hizo que la
Crítica de 1928 pasara desapercibida por
varios historiadores de la psicología y el psico-
análisis. No obstante, los conceptos de
concreto y dramático resuenan constanteme-
nte en esta temprana producción de la obra de
Lacan, y las diferentes acepciones que estos
conceptos poseen allí (fenomenológica, socio-
lógica, psicoanalítica, hegeliano-kojeviana,
etc.), y el papel determinante que tienen en la
producción del concepto lacaniano de imago,
no hubiera sido posible sin el proyecto politze-
riano de una psicología concreta.

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