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Facultad de Educación
Profs: Nicole Ernst J.-Verónica Sánchez S.
1. Intencionalidad y reciprocidad.
2. Trascendencia.
3. Mediación del significado.
4. Mediación del sentimiento de competencia.
5. Regulación y control de la conducta
6. Mediación del acto de compartir.
7. Individualización y diferenciación psicológica
8. Mediación de la búsqueda, planificación y logro de los objetivos de la conducta.
9. Mediación del desafío. Búsqueda de la innovación y complejidad.
10. Mediación de la conciencia del comportamiento humano, como cambio de identidad.
11. Mediación de una alternativa optimista.
1. INTENCIONALIDAD Y RECIPROCIDAD:
La diferencia más importante entre una interacción mediada y una no mediada
yace en el hecho de que la EAM, está marcada por una interacción animada por un
mediador. Por ej.: un papá, él media entre el niño y la fuente de estímulos.
La interacción del mediador afecta los 3 parámetros involucrados en la interacción: el
estímulo, el niño y el mediador, todos ellos cambian por la intención de mediar. Estas EAM
enfrentan al niño a percibir las cosas con claridad y precisión. Un padre motivado por una
intención de tener una percepción de una cosa en particular transforma el estímulo,
entrega los elementos más atractivos y sobresalientes, cambiando la amplitud del
estímulo.
En contraste, una exposición directa del estímulo en ausencia de esta
INTENCIONALIDAD no asegura que tal situación sea percibida o penetrara al aparato de
pensamiento del niño. El padre aprende a captar la manera en que su hijo percibe las
cosas de tal manera de poder poner los estímulos que deben ser vistos a una óptima
distancia. Tratando que el niño imite su comportamiento gestual o verbal él se asegura
que el niño lo escuche o lo vea, e intentará que su hijo esté en estado de alerta. Si el niño
pierde la atención, el mediador debe valerse de una estrategia para captar su atención.
La intencionalidad transforma la relación triangular: padre, fuente de estimulación
y niño creando dentro del niño los pre‐requisitos para la modificabilidad cognitiva.
También refleja el deseo del padre de formar la funcionalidad del niño en una
dirección consonante con sus valores culturales determinados, objetivos y hábitos; todos
los cuales expresan por sí mismos el contenido de la intencionalidad. Por ej.: escoger
libros, fotos, eventos, reflejarán la cultura, religión, personalidad, emocionalidad y valores
cognoscitivos del padre que él desea transmitir a su hijo como una extensión del mismo.
Además, las condiciones físicas, sensoriales y mentales del niño serán por sí mismas un
poderoso determinante en la elección de estímulos y producirá tipos de interacción
intencional que reflejarán los deseos del padre de proveer las necesidades particulares del
niño.
El aprendizaje mediado está presente cuando hay un fuerte y claro lazo cerrado
entre el emisor y el receptor del proceso comunicacional. No todas las interacciones
mediadas tienen éxito; las razones de esto se pueden deber en algunos casos al emisor y
en otros a la barrera en el comportamiento o condición del receptor.
2. TRASCENDENCIA:
Una interacción de EAM no está nunca limitada a la necesidad inmediata que la
suscitó. Ej.: el grito de la madre para evitar que el niño meta los dedos en el enchufe,
satisface la necesidad inmediata, pero no cumple con el atributo de trascendencia.
En una situación de EAM, la instrucción podría ser complementada con una serie
de explicaciones de las razones, por las cuales se dice "no"; éstas son cruciales en cuanto a
uno de los objetivos de la E.A.M., que es pretender que el niño cambie de una manera
estructural. De este modo, una madre mediadora, después del "no" y de haber separado
al niño del peligro explica las razones por las cuales lo alertó. Ella hace que esta situación
sea distinguible de otras situaciones donde la alerta no es necesaria y provoca un estado
de alerta en el niño, una condición emocional y cognitiva que trascenderá esta situación
particular.
La naturaleza trascendente de la interacción produce flexibilidad en el
pensamiento del niño. Los elementos de trascendencia producidos por el mediador dirigen
objetivos determinados c o n t e x t u a l y culturalmente en los cuales el mediador actúa
como un agente transaccional de su propia cultura.
La trascendencia es el atributo más humanizante de la E.A.M.; también el
componente que es probablemente más descuidado hoy con la baja de la promoción de la
riqueza cultural como un objetivo de la sociedad e individual.
10. MEDIACIÓN DEL CONOCIMIENTO DEL SER HUMANO COMO ENTIDAD CAMBIANTE:
El dominio de la mediación es extremadamente sutil y requiere de un enfoque muy
cuidadoso. Es la forma mediante la cual nuevas estructuras cognitivas se hacen activas en
el individuo capacitándolo para producir cambios en sí mismo sobre una base instruccional.
Existir significa tener una identidad que permanece igual intacta. Más allá de
cualquier cambio que pudiéramos producir nosotros mismos; vivir por otro lado, es estar
en un proceso de cambio. Estas dos necesidades antagónicas existir es decir, permanecer
igual y vivir, es decir cambiar, requieren de un acto de equilibrio que necesita que el
individuo reconcilie una de estas dos necesidades antagónicas con el propósito de lograr
éxito.
A menudo, la necesidad de cambio no es reforzada (o incluso lo suficientemente
profunda) para una persona que es un actor retardado. El cambio es enfocado con extrema
precaución, particularmente si apunta a la realidad social del individuo, tal como el traer
con certeza, incrementando asertivamente y gritando por una mayor independencia. La
sociedad no siempre es receptiva a tal cambio. Pero el establecimiento de una conducta
asertiva en el individuo con ejecución retardada quien previamente se estaba
comportando de un modo conformista debe ser reforzado y no obviado.
En nuestra práctica hemos visto muchos individuos quienes sufrieron cambios
sustanciales y significativos en sus niveles de funcionamiento.
A menudo estos cambios no fueron aceptados y a veces ignorados por el
establecimiento particularmente para la escuela como algo válido y durable. El ampliar la
capacidad del individuo para aprender su repertorio para funcionar y especialmente sus
aspiraciones de funcionar en niveles elevados, pueden crear incertidumbre acerca de
aceptar al individuo modificado, especialmente cuando se revela en contra de un
ambiente tratando de escapar de él.
Este enfoque hacia el individuo como una identidad sin posibilidad de cambio se refleja
en el intento de algunos profesionales de alertar a los padres en lo peor que se puede
esperar de la condición del niño ignorando una posibilidad de que el destino predicho no
pueda materializarse si ocurre una intervención poderosa. La creencia en la predicción de
ciertos signos bio‐psicológicos es tan fuerte que algunos profesionales piensan que pueden
y deben predecir toda la trayectoria de la vida de un muchacho con ejecución retardada,
llevando de esta manera a asegurar a los padres que nada puede ser cambiado necesita ser
entendida claramente por los profesionales y debe ser perseguido en forma activa a través
de sus esfuerzos mediacionales.
Muchos psicólogos han demostrado que las percepciones de los niños que viven en
orfanatorios, quienes han tenido muy pocas oportunidades de focalizar sobre una figura
materna estable y otros objetos afectivos, tienen habilidades marcadas por una cualidad
pasajera y confusa. Además, estos niños muestran poca disposición para invertir una
cantidad de tiempo en una exploración activa que es necesaria para tener una visión
exhaustiva del objeto con el cual ellos están expuestos. En algunos es consonante con la
necesidad del individuo para conservar su identidad. Un dilema interesante ocurre al
mantener un equilibrio razonable entre la identidad de una persona y el cambio de
apariencia en la consideración de una cirugía plástica para niños con síndrome de Down.
Los individuos deben aprender que transformándose tendrán que asumir diferentes
roles de acuerdo a las situaciones presentadas. De este modo un cambio de rol en un
estudiante con ejecución retardada, producido por un cambio de educación especial a una
regular puede estar acompañado por un stress. El mediador consciente de estos cambios
ayudará al estudiante a anticipar el stress y asegurará que hay apoyo y retroalimentación
para él en cada paso del proceso para ser posible que triunfe y se integre a su nuevo
ambiente. El cambio y la conciencia de ser modificado ciertamente es una fuente de stress
pero no necesariamente debe llegar a convertirse en una fuente de angustia.
Como dijimos tempranamente, la E.A.M. puede aparecer en dos formas. Una forma
directa en la cual el mediador se interpone, algunas veces físicamente, entre el niño y los
estímulos, punteando, focalizando, seleccionando. O esto puede aparecer de una manera
indirecta: el mediador, animado por sus intenciones, crea condiciones que fundarán la
elección estimulada con el poder de penetración del sistema cognitivo del niño,
modelando la presentación de una situación para que algunas cosas sean registradas y las
relaciones entre ellas sean descubiertas y luego aprendidas.
Una combinación de formas directas o indirectas de mediación es considerada por
nosotros como la más efectiva manera de crear flexibilidad de la mente y en la propia
habilidad de cambio del individuo. En el programa de Enriquecimiento instrumental (P.E.I.)
ejercicios de pensamiento directos o indirectos son forjados dentro de un poderosos
sistema de interacción mediacional. Así, los ejercicios del P.E.I. son estructurados,
organizados y dotados con intención. Mediación por el profesor, quien está enterado de
las características de las tareas del P.E.I., sus objetivos y las intenciones subyacentes a su
estructura, se convierte en la voz de ejercicios silenciosos.
Es verdad también, de lo que puede ocurrir en una interacción que es destinada a
mediar una actividad focalizada al niño. Focalizar es una condición extremadamente
importante en la interacción entre el niño y el mundo, por lo que le permite ser capaz de
reunir los datos necesarios para la elaboración. Es focalizando que aseguramos la agudeza
con la que es percibido y lo que permite el reconocimiento del estímulo bajo una variedad
de condiciones más tarde.
Mientras más agudo el enfoque mayor será la percepción inicial y mejor serán las
oportunidades que el individuo reconocerá el estímulo, aun cuando sea presentado de
una manera diferente o cuando aparece en condiciones adversas de percepción, tales
como señales o indicaciones reducidas o bajo condiciones de extrema transformación.
Tomemos, por ejemplo, la tarea de organización de puntos, en la cual al individuo se le
pide encontrar un cuadrado, encajado en una nube de puntos, que es insertada por otras
figuras geométricas, y que aparecen en una orientación atípica. Estas condiciones
adversas hacen difícil para el individuo ver el cuadrado, pero si él ha sido ayudado a
focalizar (invertir) en la percepción de la figura y es asistido para agregar algunos
componentes cognitivos de la tarea, él estará en una buena posición para explorar y
encontrar el cuadrado transformando a pesar de la condición de confusión en la cual es
presentado.
Muchos psicólogos han demostrado que las percepciones de los niños que viven en
orfanatorios, quienes han tenido muy pocas oportunidades de focalizar sobre una figura
materna estable y otros objetos afectivos, tienen habilidades marcadas por una cualidad
pasajera y confusa. Además, estos niños muestran poca disposición para invertir una
cantidad de tiempo en una exploración activa que es necesaria para tener una visión
exhaustiva del objeto con el cual ellos están expuestos. Algunos de estos niños miran a
través de una persona como si él estuviera hecho de vidrio. Su mirada corre alrededor en
una desorganización y forma fugaz.
Experiencias eventuales a través de exposición directa, llegarán a ser significativas
a través de la intervención materna, también. Por ejemplo, manteniendo su pino de
pascua al centro de una foto, la madre observa sus preferencias al mirar hacia algunas
cosas y luego hace esas cosas más accesibles para él. Estas actividades aumentan los
hábitos perceptuales del niño y su eficiencia para recolectar los datos necesarios para
elaborarlos.
La tendencia a focalizar, se afecta muy tempranamente, por las interacciones del
niño con su madre en las cuales la madre crea los pre‐requisitos para conductas efectivas
para resolver problemas y para jerárquicamente aumentar el funcionamiento mental en el
niño. Si esto no ocurre, uno verá que los efectos enfermos del niño serán expuestos al no
seleccionar fuentes de estímulos, esto es, una capacidad disminuida para dar prioridad a
un estímulo comparándolo con muchas otras competencias en su aparato perceptual.
A menudo tendemos a explicar la conducta hiperactiva de ciertos niños especulando
que algunos daños cerebrales han ocurrido. No tomamos en cuenta que un ambiente
desorganizado puede crear también una falta de atención, falta de habilidad para echar
mano a tareas más focalizadas y de una manera exacta. Los niños que viven en un "descuido"
o medio caótico de estimulación, no regulados o seleccionados por ellos, tales como
aquellos que se colocan por largas horas y ven programas frívolos de televisión, son
actualmente a menudo "no sintonizados" mentalmente.
En contraste, interacciones mediacionales, dirigidas, guiadas y formadas por la
intención de la madre, fundando una situación con ciertos significados, comparándolos
con otros que llegan a ignorarse, creando condiciones que imponen dirección en el proceso
mental. La mediación de memoria de largo término puede ilustrar este proceso de
dirección. Los niños a menudo no consideran su memoria como un área que ellos
pueden dominar recuperando desde ella, y eligiendo voluntariamente un dato dado. Si
una memoria está allí espontáneamente, ellos la tienen, pueden expresarla. Pero si esto
no está allí, ellos no pueden hacer nada para hacer que esto suceda (ver el trabajo de John
Flavell y David Elkind en este aspecto). El mediador quien hace al niño llamar su
experiencia pasada, crea conciencia en él de que él puede, por sí mismo, retraer la
información desde donde está almacenada por un proceso de reconstrucción.
Las operaciones cognitivas llegan a ser, entonces el sistema de soporte para
construcción (ej.: completando o excluyendo detalles de acuerdo a reglas) de principios
que gobiernan la vida mental individual. Cuan diferente es esto cuando un mediador
requiere al niño producir algo por construcción activa, en contraste con la situación donde
el niño está dando una respuesta hecha al tiro, o donde la actividad mental del niño es
limitada a una simple reproducción, debido al esfuerzo mental envuelto en la aplicación
de retraer a través de estrategias activas de reconstrucción. Los mediadores
interponiéndose ellos mismos entre el niño y sus respuestas, formando esas respuestas,
dándoles más bien una característica activa que una pasiva, colocando al niño dentro de
un generador de información y no sólo un reproductor de información almacenada o
hecha con anticipación.
Resumiendo, la EAM, como una teoría y como un sistema operacional, nos permite
comprender la plasticidad humana y la modificabilidad. Además, esto sirve como una guía
poderosa dando forma a la interacción del crecimiento humano, llegando de una manera
que le permitirá incrementar su modificabilidad donde quiera que esta no se ha
desarrollado debido a la falta de E.A.M.
BIBLIOGRAFIA