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Cuadernillo 1

Taller de poesía
Martín de Souza - Pasaje Dardo Rocha

Discusiones sobre la palabra/signo y sus consecuencias


con el modo de percibir la realidad.
Joaquín O. Giannuzzi (1924 –2004)

El sapo
Poética
Al pie del agua de un verde inmóvil
había un sapo que dulcemente vi La poesía no nace.
hace tiempo, en un verano, Está allí, al alcance
y su forma contenía un posible mundo de toda boca
desconocido, quizás semejante para ser doblada, repetida, citada
a los vastos cielos de diciembre. total y textualmente.
Pero el cielo mismo no se comprende en Usted, al despertarse esta mañana,
absoluto./ vio cosas, aquí y allá,
Estaba allí, reposado en la placidez objetos, por ejemplo.
de su propia y espesa materia palpitante, Sobre su mesa de luz
sensato como todas las cosas digamos que vio una lámpara,
que desde su centro aguardan una radio portátil, una taza azul.
la disolución de sí mismas. Vio cada cosa solitaria
Me detuve y logré Y vio su conjunto.
alcanzar sus ojos con los míos Todo eso ya tenía nombre.
y pensé que, sin duda, Lo hubiera escrito así.
la perplejidad de ser estaba superada. ¿Necesitaba otro lenguaje,
Consideré inútil otro otra mano, otro par de ojos, otra flauta?
conocimiento. El sapo alcanzaba No agregue. No distorsione.
una región más vasta, No cambie
no extraña precisamente sino la música de lugar.
ajena, una manera Poesía
de sobrevivir lo exactamente necesario. es lo que se está viendo.
Precipitado, aventurado a la existencia,
como un sapo simplemente, más allá (Señales de una causa personal, 1977)
de la belleza
que da paz y enloquece a los hombres
el único significado de todo eso
era la tranquila complacencia
de la húmeda piel verdosa,
vistiendo a un dios obstinado
en la razón secreta de sí mismo
Me inundó un colmado sosiego
y desmentí
la náusea y la muchedumbre de sabios
que desde Thales de Mileto
inclinan hacia el error
el tumulto precipitado bajo la frente.
Ante esa vana fatiga
permanecía idéntico a sí mismo
e infatigable además
el sapo que dulcemente vi
hace tiempo, en un verano.
(Nuestros días mortales, 1958)
Alejandra Pizarnik(1936-1972)

5
por un minuto de vida breve (todo lo que se puede decir es mentira)
única de ojos abiertos el resto es silencio
por un minuto de ver sólo que el silencio no existe
en el cerebro flores pequeñas
danzando como palabras en la boca de un no
mudo/ las palabras no hacen el amor
(Árbol de Diana, 1962) hacen la ausencia
si digo agua ¿beberé?
6 si digo pan ¿comeré?
ella se desnuda en el paraíso en esta noche en este mundo
de su memoria extraordinario silencio el de esta noche
ella desconoce el feroz destino lo que pasa con el alma es que no se ve
de sus visiones lo que pasa con la mente es que no se ve
ella tiene miedo de no saber nombrar lo que pasa con el espíritu es que no se ve.
lo que no existe ¿de dónde viene esta conspiración de
(Árbol de Diana, 1962) invisibilidades?/
ninguna palabra es visible
13 sombras
explicar con palabras de este mundo recintos viscosos donde se oculta
que partió de mí un barco llevándome la piedra de la locura
(Árbol de Diana, 1962) corredores negros
los he recorrido todos
23 ¡oh quédate un poco más entre nosotros!
una mirada desde la alcantarilla
puede ser una visión del mundo mi persona está herida
mi primera persona del singular
la rebelión consiste en mirar una rosa
hasta pulverizarse los ojos escribo como quien con un cuchillo alzado en
(Árbol de Diana, 1962) la oscuridad/
escribo como estoy diciendo
la sinceridad absoluta continuaría siendo
En esta noche, en este mundo lo imposible
a Martha Isabel Moia ¡oh quédate un poco más entre nosotros!

en esta noche en este mundo los deterioros de las palabras


las palabras del sueño de la infancia de la deshabitando el palacio del lenguaje
muerte / el conocimiento entre las piernas
nunca es eso lo que uno quiere decir ¿qué hiciste del don del sexo?
la lengua natal castra oh mis muertos
la lengua es un órgano de conocimiento me los comí me atraganté
del fracaso de todo poema no puedo más de no poder más
castrado por su propia lengua
que es el órgano de la re-creación palabras embozadas
del re-conocimiento todo se desliza
pero no el de la resurrección hacia la negra licuefacción
de algo a modo de negación
de mi horizonte de maldoror con su perro y el perro de maldoror
y nada es promesa en esta noche en este mundo
entre lo decible donde todo es posible
que equivale a mentir salvo
el poema

hablo
sabiendo que no se trata de eso
siempre no se trata de eso
oh ayúdame a escribir el poema más
prescindible /
el que no sirva ni para
ser inservible
ayúdame a escribir palabra
en esta noche en este mundo
(En Árbol de fuego, Caracas, 45, diciembre
de 1971)
Mirta Rosenberg(1951- )

Lunes 22
donde algo tuyo,
Principalmente el yo, Lengua,
sin metáfora es molesto, Lengua, seguirá lloviendo
pura voz, en estas lluvias todavía,
de tu boca a la mía
y grita.
De tu boca a la mía.
Su advertencia inflamada (El arte de perder, 1998)
irrita a quien es Lengua Cuidada
como vos, ¿ves?: se es
lo que se dice ser,
y a otra cosa, o se es nada.

Soy una raíz prefijada la consecuencia


para las recaídas de la declinación,
en cualquier sentido. Esto es un árbol. La raíz dice raíz
rama cada rama, y en la copa
Alguien que conozco dijo: está la sala de recibo
“Lo mejor de la ilusión de un mirlo que habla.
es la desilusión”,
y a eso tuvo que atenerse por haberlo dicho, La mesa donde escribo
-una fiesta de solteras-
como si no fuera lenguaje está hecha de madera de ese árbol
figurado sino desliz soluble convertida por el uso y por el tiempo
en literalidad. en la palabra mesa.

La traición de la lengua madre Es porque da frutos que caen


en todos los idiomas y por el gremio perenne de sus hojas
es, Lengua, que se renueva el árbol
la desilusión de los sentidos. y que existe la palabra árbol:

Como decir “un vaso de agua” aunque a veces el bosque


“llueve a cántaros” lo oculte a la vista, lo contiene
“llueven gatos y perros” el árbol en la palabra árbol.
por ejemplo,
Y no es que éste sea un poema abstracto.
ya son expresiones aceptadas Es que las palabras se repiten entre sí
que dan por hecha por el sentido: son solteras y sociables
la desilusión del hablante y de sus raíces crece un árbol.
del oyente (El arte de perder,1998)

y de la fuerza
de la costumbre.

Pero si digo
“líquido como un beso
es el sonido de tus palabras”,
soy consuelo del sentido,

una raíz indeclinable


Diana Bellessi (1946- ) su latir. No aún. ¿Quién gime aquí?
(Sur, 1998)
Enero

Dios mío, se abre,


El instante consagra
La rosa en el aire
Pequeñita y perfecta
Es boca entreabierta
De un pálido ámbar
De bella innombrable
¿Pulverizarse? No,
tan sólo entregarse
Volvernos la rosa.
(Mate Cocido, 2002)

Naturaleza encantada...

Naturaleza encantada escribió


Cristóbal y a ella sí otorgo la gracia
de alteridad. No a mí. ¿Y yo a quién?
¿Digo como él tan fermosas tierras

la muralla extraña de palmeras,


peces como el río como sirenas?
Filo la espada desune y taja
de tinta cargada: nomina, mata

La palabra invasora borra aquello


que primorosa hila la lengua
natal, cuando escucha y habla siendo
reino mutuo de santa necesidad

Sentarse ahí, hilvanando nombres


con el latir del corazón. ¿Tarea
que a sus niños reclama pacha, mapu
mamái, dulce tierra ahora abierta

a la voz que surge del manantial?


Como carne al hueso atada flamean
lo necesario y la gratuidad
perdido es lo perdido, ahora

resuelto en el humus de lo virtual


Mas es el sueño viviente que a las
formas sostiene, mismo cauce del
río, un quieto oír, revivenciar

Volver a ti, signo que demanda es


ser el otro, dejarnos ser a mí
volver. Tersa ley, torpeza de la
música que apresa y no libera
Jorge Luis Borges(1899-1986)

Correr o ser

¿Fluye en el cielo el Rhin? ¿Hay una forma


universal del Rhin, un arquetipo,
que invulnerable a ese otro Rhin, el tiempo,
dura y perdura en un eterno Ahora
y es raíz de aquel Rhin, que en Alemania
sigue su curso mientras dicto el verso?
Así lo conjeturan los platónicos;
así no lo aprobó Guillermo de Occam.
Dijo que Rhin (cuya etimología
Es rinan o correr) no es otra cosa
que un arbitrario apodo que los hombres
dan a la fuga secular del agua
desde los hielos a la arena última.
Bien puede ser. Que lo decidan otros.
¿Seré apenas, repito, aquella serie
de blancos días y negras noches
que amaron, que cantaron, que leyeron
y padecieron miedo y esperanza
o también habrá otro, el yo secreto
cuya ilusoria imagen, hoy borrada
he interrogado en el ansioso espejo?
Quizá del otro lado de la muerte
sabré si he sido una palabra o alguien.
(La cifra, 1981)
Jorge García Sabal (1948-1996)

En penumbra, en fuego de ritos,


ceremonias, dibujos en cuevas,
cuevas como dibujos, avanzan,
retroceden y aprenden las estaciones,
lo que trae y quita el tiempo: frío,
calor.
Sin voz miran y tiemblan
cuando señalan el bisonte, el jabalí,
el caballo, el ave que es halcón o buitre
o cuervo. Sin nada oyen, en los ojos,
en la imaginación de luz y de sombra,
el mundo, el silencio raro del mundo,
el miedo.
Y gruñen, bostezan palabras, nombres,
desilusiones.
(Sutura, 1994)

Todo está por ocurrir y nada es cierto.


Hay aquí zarcillo y calas y violetas
y juncos y árboles altos y raíces
secas alzadas de la tierra, devoradas,
inhóspitas, estirándose al aire, a nada.
Y también frutas y frutos que van y vienen,
puntuales en la sequía, puntuales
en su primitivo ardor. Y también hay aquí
algo que no ocure, algo, alguna cosa,
cualquiera, que no da paso al ocurrir
y no está ni bien ni mal: sólo no ocurre.

En fin, quería decir, que no hay violetas


ni juncos ni plantas de nada ni sequía
ni ardor. Este lugar es sólo el lugar
del no ocurrir: un sueño aturdido
de voces, raíces, gestos contra la muerte.
(Sutura, 1995)
Wallace Stevens(1879-1955)
III
Estudio de dos peras Giraba el mirlo con los vientos otoñales.
Era su breve papel en la pantomima.
I
Oposculum pedagogum. IV
Las peras no son violones, Un hombre y una mujer
desnudos o botellas. Son uno.
No se parecen a ninguna otra cosa. Un hombre y una mujer y un mirlo
Son uno.
II
Son formas amarillas
compuestas de curvas
combándose hacia la base.
Son toques rojos.

III
No son superficies planas
de curvados perfiles.
Son redondas,
ahusadas en el vértice.

IV
Tal como están modeladas
hay porciones de azul.
Una tiesa hoja seca cuelga
del vástago.

V
El amarillo resplandece,
brilla en distintos amarillos,
limones, verdes y naranjas
que florecen en la piel.

VI
Las sombras de las peras
son burbujas sobre el verde mantel.
Las peras no se ven
como el observador quiere.

Trece modos de contemplar un mirlo


(fragmento)

I
Entre veinte nevados montes
Lo único móvil
Era el ojo del mirlo.

II
Yo era de tres opiniones,
Como un árbol
Sobre el que se posan tres mirlos.
William Carlos Williams(1883-1963).

Retrato proletario

Una joven alta sin sombrero


con delantal

Su pelo cogido atrás parada


en la calle

Un pie en calcetín la punta


en la acera

Su zapato en la mano. Mirando


atentamente adentro

Le saca la plantilla de papel


para dar con el clavo

Que la ha estado lastimando.

La carretilla roja

tanto depende
de

una carretilla
roja
reluciente de gotas
de lluvia

junto las gallinas


blancas.

The red wheelbarrow


so much depends/upon
//a red wheel/barrow
//glazed with rain/water
//beside the white/chicken

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