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Temor
nos cueste durante este tiempo de Cuaresma. Es poder
renunciar y refrenar todo lo que alimenta nuestra tendencia
a la sensualidad, a la curiosidad, a criticar a nuestro hermano,
a ser el centro de atención. Este tipo de ayuno es más valioso
a los ojos de Dios y requiere realmente más dominio y, ante
todo, más voluntad de nuestra parte. El papa san León Magno
enseñaba con relación al ayuno que "lo que cada cristiano
está obligado a hacer en todo tiempo, debe practicarlo ahora
con más solicitud y devoción, para que se cumpla la norma
apostólica del ayuno cuaresmal, que consiste en la abstinencia
no solo de los alimentos, sino también y, sobre todo, de los
pecados" (Discurso 6 sobre la Cuaresma, 2).
El papa Francisco también nos dice cómo el verdadero ayuno "es
socorrer al prójimo, mientras que el falso mezcla la religiosidad
con los negocios sucios y los sobornos. También está el ayuno
hipócrita, que es un ayuno que te hace ver a ti mismo como
justo, pero mientras tanto practicas iniquidades, no eres justo,
explotas a la gente". El Santo Padre nos manifiesta cómo Dios
"reprende la falsa religiosidad de los hipócritas que ayunan,
mientras que al mismo tiempo llevan a cabo sus propias
actividades, oprimiendo a sus obreros, golpeando con una
garra perversa: con una mano, haciendo penitencia, mientras
que, con la otra, siendo injustos, haciendo tratos sucios". Es
por esto que el Señor nos llama, en cambio, a un verdadero
ayuno, donde estamos atentos a las necesidades de nuestro
prójimo. Claramente el Papa hace referencia a dos clases de
ayuno que existen en nuestro contexto: El ayuno hipócrita y el
ayuno verdadero.
Dice el Sumo Pontífice que hay un ayuno que es hipócrita, que
es la palabra que Jesús usa tan a menudo: "Un ayuno que te
hace ver a ti mismo como justo, o te hace sentir justo, pero
32
Preparación paro el tiempo de Cuaresma
mientras tanto he practicado iniquidades, no soy justo, exploto
a la gente". Pero el Papa se pregunta: "¿Yo soy generoso, yo
doy una buena ofrenda a la Iglesia?". Ante este interrogante, el
Papa igualmente responde con una contrapregunta: "¿Podrías
pagar un salario justo con tu ayuda? ¿Pagas a tus empleados
por debajo de la mesa? ¿O como lo exige la ley, suficiente para
que puedan alimentar a sus hijos?".
El papa Francisco, citando el pasaje del profeta Isaías, donde
el Señor les dice a los hipócritas acerca del verdadero ayuno, nos
indica que este es el verdadero ayuno que debemos practicar:
"Este es el ayuno que yo quiero: desatar los lazos de
maldad, deshacer las coyundas del yugo, dar la libertad a
los quebrantados, y arrancar todo yugo, partir el pan con el
hambriento y recibir a los pobres sin techo; cubrir al que veas
desnudo y no despreocuparte de tu propia carne" (Is 58, 6-7).
San Juan Pablo 11 nos dice que "el hombre contemporáneo
debe ayunar, es decir, abstenerse no solo de la comida o bebida,
sino de otros muchos medios de consumo, de estímulos, de
satisfacción de los sentidos. Ayunar significa abstenerse,
renunciar a algo". Igualmente refiere cómo la renuncia a
las sensaciones, a los estímulos, a los placeres y también a la
comida y bebida, no debe ser un fin en sí mismo. El ayuno
"debe ser, por así decirlo, allanar el camino para contenidos
más profundos de los que se alimenta el hombre interior. Tal
renuncia, tal mortificación debe servir para crear en el hombre
las condiciones en orden a vivir los valores superiores, de los
que está hambriento a su modo. El ayuno, en el tiempo de
Cuaresma, es la expresión de nuestra solidaridad con Cristo".
33
Temar
• Limosna
-~--~-~--
"Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando
por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por
las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; en
verdad les digo queya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando
hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu
derecha; así tu limosna quedará en secreto;y tu Padre, que ve
en lo secreto, te recompensará" (Mt 6, 2-4).
La limosna designa ante todo un sentimiento de compasión
y el deseo que nos lleva a aliviar a todo el que tiene una pena.
A la luz de la parábola del buen samaritano, un discípulo
de Jesús no puede pasar indiferente al lado de alguien que
sufre. El Evangelio extendió la exigencia de la caridad hasta
querer y hacer a los demás el bien que deseamos para nosotros
mismos. La limosna de la que se nos habla en el tiempo de la
Cuaresma no es solo la limosna material, que consistiría en
dar unas cuantas monedas a un mendigo o a un habitante de la
calle en una esquina. La limosna tiene que ir mucho más allá.
Básicamente, lo que nos pide el Señor es prestar ayuda a quien
más lo necesita, enseñar al que no sabe, dar buen consejo al que
nos lo pide, compartir alegrías, brindar una sonrisa, ofrecer un
sincero perdón y no en apariencia, a quien nos ha ofendido.
La limosna representa fundamentalmente esa necesidad
de ser disponible, de compartir todo, de no ser apegados
a los bienes materiales, de donamos a nosotros mismos si
medida. Significa tener una actitud de apertura y de ser
caritativos con nuestros hermanos. Bien lo dice el apóstol san
Pablo: ''Aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi
cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, nada me aprovecha"
34
Preparación para el tiempo de Cuaresma
(1 Co l3, 3). San Agustín de Hipona al referirse a esta realidad,
afirma elocuentemente: "Si extiendes la mano para dar, pero
no tienes misericordia en el corazón, no has hecho nada; en
cambio, si tienes misericordia en el corazón, aún cuando no
tuvieses nada que dar con tu mano, Dios acepta tu limosna".
Igualmente, san Gregorio Magno nos dice: "Quien distribuye
sus bienes temporales no abandona más que las cosas exteriores
a él, pero quien da su compasión al prójimo le da algo de sí
mismo".
El papa Francisco, con respecto a la limosna, en alguna de
sus alocuciones nos dice que el término "limosna", proviene
del griego y significa "misericordia". De allí el Santo Padre
parte para indicamos que la limosna "debería traer consigo
toda la riqueza de la misericordia. Y como la misericordia
tiene mil caminos, mil modalidades, así la limosna se expresa
en tantos modos, para aliviar la dificultad de cuantos se
encuentran en necesidad". El Papa, al aludir al texto del libro
del Deuteronomio donde dice que "cuando des algo, lo harás
de buena gana" (Dt 15, 10), nos reafirma que "la caridad exige
una actitud de alegría interior, ofrecer misericordia no puede
ser un peso o un fastidio de la cual liberarse a prisa".
El papa Francisco nos dice que "no es la apariencia la que
cuenta, sino la capacidad de detenerse para mirar en la cara
a la persona que pide ayuda". Es por esto que el Papa nos
interpela, y nos invita a preguntamos sinceramente: "¿Yo soy
capaz de detenerme y mirar en la cara, mirar a los ojos, a la
persona que me está pidiendo ayuda? ¿Soy capaz?". El Santo
Padre nos recuerda nuevamente que "no debemos identificar,
pues, la limosna con la simple moneda ofrecida a prisa, sin
mirar a la persona y sin detenerse a hablar para comprender
qué cosa tiene verdaderamente necesidad. Al mismo tiempo,
35
Temar
debemos distinguir entre los pobres y las diversas formas de
mendicidad que no hacen justicia a los verdaderos pobres".
En conclusión, para el Sumo Pontífice "la limosna es un gesto
de amor que se dirige a cuantos encontramos; es un gesto de
atención sincera a quien se acerca a nosotros y pide nuestra
ayuda, hecho en secreto donde solo Dios ve y comprende el
valor del acto realizado. Pero, dar limosna también debe ser
para nosotros una cosa que sea un sacrificio".
Finalmente, san Juan Pablo II enfatiza cómo "si nos damos
cuenta del significado esencial que tiene la limosna para nuestra
conversión a Dios y para toda la vida cristiana, debemos evitar
a toda costa todo lo que falsifica el sentido de la limosna, de
la misericordia, de las obras de caridad: todo lo que puede
deformar su imagen en nosotros mismos". Ante ello nos recalca
que "es muy importante cultivar la sensibilidad interior hacia
las necesidades reales del prójimo, para saber en qué debemos
ayudarle, cómo actuar para no herirle y cómo comportamos
para que lo que damos, lo que aportamos a su vida, sea un don
auténtico, un don no cargado por sentido ordinario negativo
de la palabra limosna".
• Oración
-~--~-~--
"Y cuando oren, no sean como los hipócritas, que gustan de
orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien
plantados para ser vistos de los hombres; en verdad les digo
que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando vayas a orar,
entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu
Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo
secreto te recompensará. Y al orar, no charlen mucho, como
36
Preparación paro el tiempo de Cuaresma
los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser
escuchados. No sean como ellos, porque su Padre sabe lo que
necesitan antes de pedírselo" (Mt 6, 5-8).
El cristiano no ora solo para invocar a Dios en su socorro, sino
que, ante todo, tiene necesidad de expresar a Dios su alabanza,
su admiración, su reconocimiento comQ nuestro Dios, nuestro
Padre y Creador. Así querrá orar con la mayor frecuencia
posible, en medio de sus ocupaciones. Es por ello que la oración
es apertura a Dios. Sin oración, tanto el ayuno como la limosna
no se mantendrían; caerían totalmente. En la oración, Dios va
transformando nuestro corazón, lo hace más transparente, más
generoso, más comprensivo. En definitiva, va transformando
nuestras actitudes negativas para crear en nosotros un corazón
nuevo, lleno de amor y misericordia. La oración genera amor.
La oración nos lleva a la conversión interior. La oración nos
debe llevar a hacer obras buenas por Dios y por el prójimo.
La oración nos da fuerza y ánimo para salir victoriosos de
las asechanzas y tentaciones del mundo y del enemigo. La
Cuaresma es y debe ser un tiempo fuerte de oración.
San Agustín de Hipona nos dice que el ayuno y la limosna
son "las dos alas de la oración", que le permiten tomar más
fácilmente su impulso y llegar hasta Dios. Igualmente nos dice:
De este modo, nuestra oración, hecha con humildad y caridad,
con ayuno y limosna, con templanza y perdón de las ofensas,
dando cosas buenas y no devolviendo las malas, alejándose del
mal y haciendo el bien, busca la paz y la consigue. Con las alas
de estas virtudes nuestra oración vuela segura y más fácilmente
es llevada hasta el cielo, adonde Cristo nuestra paz nos ha
precedido (Sermón 206, 3 sobre la Cuaresma: pl38, 1042).

Temar
Sabemos y somos conscientes que por nuestra debilidad,
nos resulta muy difícil hacer silencio para colocarnos en la
presencia de Dios, y tomar sinceramente conciencia de nuestra
condición de frágiles seres humanos que dependemos de Él
ya que estamos necesitados de su amor; por eso en Cuaresma,
se nos exhorta permanentemente a una oración mucho más
intensa, fiel, entregada y a un meditar sobre la Palabra de Dios,
especialmente a la luz de la Lectio Divina o lectura orante de
la Palabra. San Juan Crisóstomo nos invita a ser realmente
hombres y mujeres de oración cuando nos dice:
Embellece tu casa con la modestia y la humildad mediante
la práctica de la oración. Haz espléndida tu habitación con
la luz de la justicia; adorna sus paredes con las obras buenas
como con una capa de orp puro y, en lugar de las paredes
y de las piedras preciosas, coloca la fe y la magnanimidad
sobrenatural, poniendo sobre cada cosa, en lo más alto, la
oración como adorno de todo el conjunto. Así preparas para
el Señor una digna morada; así lo acoges en un espléndido
palacio. Él te concederá transformar tu alma en templo de su
presencia (Homilía 6 sobre la oración).
Para el papa Francisco la Cuaresma es "tiempo de oración,
de una oración más intensa, más asidua, más capaz de
hacerse cargo de las necesidades de los hermanos, oración de
intercesión, para interceder ante Dios por tantas situaciones de
pobreza y de sufrimiento". y es precisamente la oración para
el Sumo Pontífice "la fuerza del cristiano y de cada persona
creyente. En la debilidad y en la fragilidad de nuestra vida,
nosotros podemos dirigirnos a Dios con confianza de hijos y
entrar en comunión con Él". Precisamente, frente a ello, el
Papa nos dice cómo "ante tantas heridas que nos hacen mal
y que nos podrían endurecer el corazón, estamos llamados a
38
Preparación paro e1tiempo de Cuaresma
zambullirnos en el mar de la oración, que es el mar del amor
ilimitado de Dios, para gustar su ternura". Es muy claro el
papa Francisco cuando dice que "la oración no es una varita
mágica. Esta nos ayuda a conservar la fe en Dios y a confiar
en Él, incluso cuando no comprendemos su voluntad. No
debemos desistir en la oración aunque no sea correspondida".
Por tanto, para el Papa "la oración de Jesús, y por lo tanto la
oración cristiana, es ante todo hacer lugar a Dios, dejándole
que manifieste su santidad en nosotros y haciendo avanzar su
reino, a partir de la posibilidad de ejercer su señorío de amor
en nuestras vidas".
Es así como la oración se debe constituir en "la primera y
principal herramienta de trabajo en nuestras manos". En
definitiva, en la oración "insistir con Dios no sirve para
convencerlo, sino para fortalecer nuestra fe y nuestra paciencia,
es decir, nuestra capacidad de luchar junto a Dios por las
cosas que son realmente importantes y necesarias". Podemos
decir entonces que la oración, "si bien nos da paz y confianza,
también nos fatiga el corazón. Se trata de la fatiga de quien no
se engaña a sí mismo, de quien maduramente se hace cargo de
su responsabilidad pastoral, de quien se sabe minoría en 'esta
generación perversa y adúltera', de quien acepta luchar día a
día con Dios para que salve a su pueblo".
El papa Francisco se pregunta: "¿He podido saborear la sencilla
experiencia de poder arrojar las preocupaciones en el Señor (cf.
Sal 54, 23) en la oración?". Ante esta pregunta, el Santo Padre,
nos responde remitiéndonos a un consejo que nos da el apóstol
san Pablo:
"No se angustien por nada, y en cualquier circunstancia
recurran a la oración y a la súplica, acompañadas de acción
39
Temar

de gracias, para presentar sus peticiones a Dios. Entonces

la paz de Dios, que supera todo lo que podemos pensar,
tomará bajo su cuidado los corazones y los pensamientos de I

ustedes en Cristo Jesús" (Flp 4,6-7). ,~I~

,,{ .~
;; \
San Juan Pablo II nos dice que "es necesario sobre todo j
comprender bien la grandeza fundamental y la dignidad de
la oración. Oración de cada hombre. Y también de toda la O)

Iglesia orante. La Iglesia llega, en cierto modo, tan lejos como 5. ~ormas áe vivir [a Cuaresma,
la oración. Dondequiera que haya un hombre que ora". Y a
través de la oración, dice san Juan Pablo II "todo el mundo según e[ papa ~rancisco
debe encontrar su referencia justa: esto es, la referencia a
Unidos a estas prácticas cuaresmales, el papa Francisco
Dios: mi mundo interior y también el mundo objetivo, en
propone seis formas para vivir intensamente este tiempo de
el que vivimos y tal como lo conocemos". Por ello, "si nos
Cuaresma. Estas son:
convertimos a Dios, todo en nosotros se dirige a Él. La oración
es la expresión precisamente de este dirigirse a Dios; y esto
es, al mismo tiempo, nuestra conversión continua: nuestro • Practicar la caridad
camino". ~~~

El papa Francisco nos recuerda cómo la caridad es sobre

todo "una gracia, un regalo; poder amar es un don de Dios, y
debemos pedirlo. Y Éllo da gustoso, si nosotros se lo pedimos.
La caridad es una gracia: no consiste en el hacer ver lo que
nosotros somos, sino en aquello que el Señor nos dona y que
nosotros libremente acogemos; y no se puede expresar en el
,
encuentro con los demás si antes no es generada en el encuentro
_1
con el rostro humilde y misericordioso de Jesús".
J
El Papa nos invita a practicar una caridad verdadera, que
brote del corazón, que nos acerque a los más débiles, a los más
necesitados al estilo de Jesús que renunció a su divinidad para
salvamos, para estar en medio de nosotros. En esta práctica de
la caridad, especialmente durante la Cuaresma, el Santo Padre

40
Temor
nos propone algunos actos de caridad muy concretos y que
manifiestan el amor de Dios:
1. Sonreír, un cristiano siempre es alegre.
2. Dar las gracias (aunque no "debas" hacerla).
3. Recordarle a los demás cuánto los amas.
4. Saludar con alegría a esas personas que ves a diario.
5. Escuchar la historia del otro, sin prejuicios, con amor.
6. Detenerte para ayudar. Estar atento a quien te necesita.
7. Levantarle los ánimos a alguien.
8. Celebrar las cualidades o éxitos del otro.
9. Seleccionar lo que no usas y regalarlo a quien lo necesita.
10. Ayudar cuando se necesite para que otro descanse.
11. Corregir con amor, no callar por miedo.
12. Tener buenos detalles con los que están cerca de ti.
13. Limpiar lo que uso en casa.
14. Ayudar a los demás a superar obstáculos.
15. Llamar por teléfono a tus padres.
42
Preparación paro e1tiempo de Cuaresma
• Hacernos ricos en Cristo
~~~
El papa Francisco nos dice que "Jesús es nuestra mayor riqueza
y cuando nos acercamos a Él nos hacemos ricos en la pobreza,
compartiendo la 'rica pobreza' y 'pobre riqueza' suyas. Y esta
riqueza consiste en la confianza ilimitada en Dios Padre, es
encomendarse a Él en todo momento, buscando siempre y
solamente su voluntad y su gloria. Como un niño que es rico
porque se siente amado por sus padres y los ama, sin dudar ni
un instante de su amor y su ternura".
Por esto se ha dicho que "la única verdadera tristeza es no ser
santos; podríamos decir también que hay una única verdadera
miseria: no vivir como hijos de Dios y hermanos de Cristo".
Por tanto, el Santo Padre afirma que "la riqueza de Jesús radica
en el hecho de ser el Hijo, su relación única con el Padre es la
prerrogativa soberana de este Mesías pobre. Cuando Jesús nos
invita a tomar su yugo llevadero, nos invita a enriquecernos
con esta 'rica pobreza' y 'pobre riqueza' suyas, a compartir con
Él su espíritu filial y fraterno, a convertirnos en hijos en el
Hijo, hermanos en el Hermano Primogénito (cf. Rm 8, 29).
• Fijarnos en las miserias de nuestros
hermanos y en nuestras propias miserias
~~~
El papa Francisco nos aclara que "existen tres tipos de miserias:
la material que consiste en la falta de bienes como la comida,
el agua, el trabajo, la posibilidad de desarrollo, entre otros,
también existe la miseria moral que la tienen todos aquellos que
se han convertido en esclavos del vicio y del pecado y siempre
43
 Temar
va unida a la tercera forma de miseria que es la espiritual, que
nos golpea cuando nos alejamos de Dios y rechazamos su amor,
y consiste en sacar a Dios de nuestras vidas creyendo que somos
autosuficientes y no necesitamos al Señor".
Por tanto, nos dice el Papa, a imitación de nuestro Maestro,
"los cristianos estamos llamados a mirar las miserias de los
hermanos, a tocarlas, a hacemos cargo de ellas y a realizar
obras concretas a fin de aliviarlas". y es "en la misericordia
que tenemos la prueba de cómo Dios nos ama. Él da todo de sí
mismo, por siempre, gratuitamente y sin pedir nada a cambio.
Viene en nuestra ayuda cuando lo invocamos".
• Anunciar con alegría el Evangelio
~~~
El Santo Padre hace referencia a cómo "el antídoto para la
miseria espiritual es el anuncio de la Buena Noticia; en cada
ambiente, los cristianos están llamados a llevar el anuncio que
exige el perdón de nuestras faltas, que el Señor es más grande
que nuestro pecado y su amor es infinito". El Papa nos dice
cómo es hermoso experimentar "la alegría de extender esta
buena nueva, de compartir el tesoro que se nos ha confiado,
para consolar los corazones afligidos y dar esperanza a tantos
hermanos y hermanas sumidos en el vacío". El Evangelio, el
anuncio de Jesucristo, "se hace en salida, siempre en camino.
Tanto en el camino físico, como en el camino espiritual o en el
camino del sufrimiento. El Evangelio no puede ser anunciado
con el poder humano, no puede ser anunciado con el espíritu
de escalar y subir. Esto no es el Evangelio. El Evangelio se
anuncia con humildad".
44
Preparoción paro el tiempo de Cuaresma
• Despojarse
-~--~-~--
El papa Francisco reflexiona sobre cómo "siempre podemos
privamos de algo para ayudar y enriquecer con la riqueza de
Jesús, pero con sacrificio". Nos dice que no olvidemos que "la
verdadera pobreza duele: no sería válido un despojo sin esta
dimensión penitencial". Por tanto, el Santo Padre se cuestiona
diciendo que "hay que desconfiar de la limosna que no cuesta
y no duele".
Igualmente, nos dice que "todos tenemos que seguir el camino
de Jesús, que se despojó a sí mismo. Se hizo siervo, servidor;
quiso humillarse hasta la cruz. Y si nosotros queremos ser
verdaderos cristianos, no hay otro camino". Es por esto que
"las riquezas acumuladas para sí mismos son causas de guerras,
familias destruidas y pérdida de la dignidad. En cambio, la
lucha de cada día es administrar las riquezas que se poseen y
las de la tierra "para el bien común".
• Ser misericordiosos y agentes de
misericordia
~~~
El Sumo Pontífice nos indica cómo "ser misericordiosos
significa aprender a ser valientes en el amor concreto y
desinteresado, comporta hacerse mayores tanto física como
interiormente". Por tanto, con vehemencia, el Papa nos afirma
que "estamos llamados a ser cristianos capaces de tomar
decisiones y gestos valientes, capaces de construir todos los
días, incluso en las pequeñas cosas, un mundo de paz". Con
respecto al ser agentes de misericordia, el Santo Padre nos
45
 1111

Temor

aclara que "ser un agente de la misericordia significa estar listo

para ser amable y para perdonar a cualquier persona, incluso
a aquellas personas que no son amables con nosotros. A veces,
esto puede ser difícil, pero Dios nos ayuda. Dios nos enseña la
misericordia en la forma en que nos trata".

El Papa nos invita a que ayudados por el Espíritu Santo y bajo

la intercesión maternal de la Virgen María, "llevemos a Cristo
a todos nuestros hermanos, no solo con palabras sino con
hechos concretos".

46