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C.

Modernidad y el Occidente

(Cf. Sobre el comienzo [GA70];


El pensar poetizante [Erdenken]
del comienzo]
122. La finalización de la metafísica y
el tránsito al otro comienzo

El que aquí la historia del Ser (Seyn) vire no significa una “vuelta” en el sentido de una
inversión o un retorno; ni siquiera como una hacia el primer Comienzo, independientemente
de que ésta [la vuelta], en tanto no se mantenga como mero conocimiento histórico, deba ella
misma venir desde lo inicial. Esto puede ser entonces solamente el otro Comienzo. La vuelta
acontece en este único espacio-tiempo de la historia del Ser [Seynsgeschichte] solamente
como comienzo. Desde ello debe ser medido qué tanto cada cálculo histórico de las
situaciones, las situaciones planetarias mundiales, no forma parte del curso histórico ni de
aquello que éste exige a la esencialidad del venidero ser humano.

En el tránsito al otro comienzo se manifiesta, en primer lugar, el primero en su


inicialidad. (Cf. Arriba I. El primer Comienzo).

123. La falta del Dios experimentada en la historia del Ser


Hölderlin- el destino del pensar [Denken] de la historia del Ser

¿De qué tipo es la falta del Dios de la edad moderna, tal que solamente el pensar de la historia
del Ser de la reposición (torsión) [Verwindung] del Ser [Seyn], puede experimentar yendo
hacia el comienzo la ver-dad (vera-cidad) [Wahr-heit] de este sepultamiento de cada tiempo-
espacio de la esencia de lo divino y pueda fundar en la duración de dicha experiencia, con lo
cual pueda ser asignado a los humanos en su esencia (a su Da-sein), el lugar habitable de lo
extraño en el Ser como lo a-propiado?
Esta falta del Dios no es sencillamente la pérdida del Dios cristiano. Al contrario, éste
sigue -y ciertamente sin el dominio de la iglesia- aún por todos lados y es llamado de los
modos más irreconocibles y en las formas cambiantes de la creencia genuina y no genuina.
La falta del Dios experimentada en la historia del Ser [Seyn] se origina desde la destinal
huida de la falta de penuria del abandono del ser por el ente (i.e. mediante el poder de la
voluntad de voluntad). La edad moderna de la voluntad de voluntad es carente-de-penuria,
porque el Ser [Sein] como ordenación [Schickung] de la apropiación en su vera-cidad [Wahr-
heit], y con él la reposición (torsión) [Verwindung] hacia el comienzo, del mismo modo que
la fundación esencial del humano, la cual sólo desde la verdad del Ser [Sein] puede ser
determinada, se mantiene inexperimentable.

Esta falta-de-penuria se encuentra en el ocultar la más elevada indigencia, si es que


el olvido del Ser [Sein] originado por el abandono del Ser [Sein] pasa de largo lo más
indigente: la experiencia del Ser [Seyn] en contraposición a toda maquinación y ordenación
de lo ente en la apariencia de su entidad, la cual exhibe a los “hechos”, “efectividades” y
“vivencias” como lo ente.

La falta del Dios es el sepultamiento del tiempo-espacio de una manifestación de una


esencia divina, cuyos dioses aún permanecen en una indecisión. Esta falta del Dios arraiga
no en una mera falta de fe por parte de los hombres o de una incapacidad moral. Esta falta
del Dios es apropiada historia acontecida en la historia del Ser [Seyn] mismo.

En tanto ahora el pensar [Denken] de la historia del Ser [Seyn], tras su primer y no
suficientemente intento comprendido en sí mismo (en “Ser y tiempo”), [puede decirse] miró
arrojado en la falta del Dios [puede decirse], un nombramiento de lo divino y de lo supra
divino que debía volverse destino para que sea históricamente una confrontación, sobre la
cual la disputa pensante conserva la inicialidad de su preguntar, y así esta confrontación
misma, en su propia historia poetizante, se aclara. Por ello mismo, ella [la disputa] nunca se
convierte en medio ni objetivo. Ya que se dejaba ver, no sólo acorde a la mala comprensión
antropológica-existencialista teológica y al abuso de “Ser y tiempo”, que este preguntar aún
tenía que ser impotente para defenderse desde sí mismo de la afluencia de la “metafísica”.
Esta impotencia se extendió tanto, que este pensar [Denken], a pesar de la interna
determinación de su preguntar por la verdad del Ser [Sein], intentó hacerse comprensible en
la región más amplia de la “metafísica”.

En este instante del derribamiento de los últimos malentendidos a través de la


metafísica, es decir, en el instante de la primera y más extrema dignidad de ser interrogado
del Ser [Seyn] mismo y su vera-cidad [Wahr-heit] (conferencia de la verdad 1929/30) se
vuelve la palabra de Hölderlin destino, palabra ya desde antes conocida, como los otros
poetas al principio. Esto es visto desde fuera, como el vuelo del pensar hacia la certeza de la
poesía. Esto es pensado metafísica-cristianamente, cuando es en realidad pensado.

Todo recae ahora en “los Dioses”. Estamos obligados ciertamente, en la referencia


hacia los poetas, en hablar, de acuerdo a su palabra, de los “Dioses”. Pero debemos aquí
como en todo lo demás saber, que nuestro hablar puede ser sólo un escuchar atento al dominio
de la aún no experimentada verdad (sacralidad) de esta poesía.

No podemos decidir sobre los “Dioses”, ya sea desde la esencia del cristianismo y su
aceptado monoteísmo, ni podemos dedicarnos a hacer útiles los mitos de la antigua
“mitología” como un remedio en contra del exceso de la técnica. De ese modo, nos
mantenemos totalmente en la metafísica, y ciertamente en la inexperimentada y la carente de
resolución. Y nos alejamos a nosotros mismos de la penuria del camino hacia el lugar
habitable de la inicial perdida del Dios.

124. La consumación de la modernidad∗

1
es la época de la finalización de la metafísica.

De acuerdo a la historia del ser, se manifiesta la metafísica en su consumación según tres


aspectos, los cuales en sí mismos como unidad determinan lo igual [das Selbe]:

La dominación de la visión del mundo (imagen del mundo-orden-valor)

La técnica (la planeación del cálculo)

1
Cf. La superación de la metafísica [en GA 67]; La historia del Ser [GA 69].
La historia [Historie] (el cálculo de la planeación). 2

En todos ellos comienza al modo de una estrella errante el abatimiento de todos los
poderes hacia la voluntad de voluntad, la cual en sí tiene configurado el orden del
ordenamiento hacia la “meta”. Ello es una “meta”, la cual malograda mediante la designación
esencial de metas, jamás tiene permitido, por lo cual la voluntad vuelve sobre sí misma y así
constantemente crea la posibilidad para quererse y nada más.

Aquí acontece la consumada expropiación del ente por el Ser [Sein], de tal manera
que el Ser [Sein] es a su vez olvidado y es sustituido en lo ente.

La finalización de la metafísica en una visión del mundo es acontecimiento de acuerdo


a la historia del Ser del abandono del ser. La técnica es la técnica de la historia [H]; la historia
[H] es la historia [H] de la técnica. Este título no significa aquí las “manifestaciones” fácticas
de la “cultura” en tanto metafísica, sino las encubiertas figuras esenciales de la verdad del
ente, el cual se ha incrustado en la entidad en el sentido de la realidad efectiva [Wirklichkeit]
(“vida”) y la objetualidad [Gegenständlichkeit].

El brotamiento en conjunto de los “poderes” en la voluntad de voluntad se realiza


desde la unanimidad encubierta en la esencia; esta mutua pertenencia es la razón para la
agudeza y pasión de la discordia, la cual sólo otorga validez a la nihilización alternante, ya
que en la voluntad de aniquilación vive la voluntad de la univocidad de una esencia, de la
esencia de querer. La total destrucción al modo de una estrella errante tiene su único
fundamento en la unanimidad de todos los poderes en la misma voluntad. De allí que sea
guiada la orientación técnica de la aún permanente "historia" [Geschichte], la cual se ha
resuelto en un mero ordenamiento de los procesos vitales en servicio de la voluntad de
voluntad, por el principio de la más rápida imitación y el avance cualitativo; en ningún lugar
hay transformación, meditación, reconfiguración, sino sólo el arremetimiento de más
mecanismos de la voluntad y armamentos.

2
La maquinación como la esencia de la voluntad de voluntad y a la vez como la in-esencia de Φυσις-
τέχνη, Ζωή-. Aseguramiento-voluntad de voluntad y así el poder en la figura de la moral.

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