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Pontificia Universidad Católica de Chile

Escuela de Medicina. Facultad de Medicina

Embriología del Sistema Nervioso


Apuntes Clase

Apuntes embriología general: Oscar Inzunza H, Hermes Bravo C.


Apuntes desarrollo Nervioso: Marcia Gaete
Edición: Natalia Sánchez
Laboratorio de Embriología, Departamento de Anatomía

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DESARROLLO DEL SISTEMA NERVIOSO

Primera semana: Fecundación, Segmentación e Implantación

La fecundación es el resultado de la unión del espermatozoide con el óvulo y


determina la formación del cigoto. La segmentación comienza cuando el cigoto
experimenta su primera mitosis, dando origen a dos células llamadas blastómeras. Las
blastómeras presentan mitosis sucesivas, asincrónicas, donde van aumentando su
número, pero con escaso crecimiento celular. Cuando el embrión en segmentación tiene
8-32 blastómeras presenta el aspecto de una pequeña mora, recibiendo el nombre de
mórula.
La filtración de líquido desde el útero hasta el interior de la mórula genera la
formación de una cavidad única llamada blastocele y el embrión recibe el nombre de
blastocisto. En el blastocisto se diferencian el macizo celular interno que hace
eminencia hacia el blastocele y el macizo celular externo, que forma la pared celular del
blastocisto. El macizo celular interno o embrioblasto da origen al embrión. La masa
celular externa o trofoblasto origina tejidos extraembrionarios, entre ellos la placenta.

Esquema representativo de la fecundación, segmentación e implantación.

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El blastocisto comienza a implantarse en la pared del útero. Junto con eso, el
embrioblasto sufre modificaciones importantes que lo van a transformar en un disco
celular bilaminar y luego en un disco trilaminar.

Disco Germinativo Bilaminar (2ª semana del desarrollo embrionario) y Disco


Germinativo Trilaminar (3ª semana del desarrollo)

Durante la implantación en el embrioblasto se diferencian: el hipoblasto, una capa


formada por células cúbicas orientadas hacia el blastocele; y el epiblasto, una capa
formado por células cilíndricas, altas, dispuestas radialmente, las cuales se han separado
del trofoblasto, generando así la cavidad amniótica. El epiblasto + hipoblasto conforman
el disco germinativo bilaminar.
Al inicio de esta semana, en el disco embrionario bilaminar, que ahora aparece
elongado en sentido cráneo-caudal, ocurre la gastrulación. La gastrulación corresponde
una serie de movimientos celulares a nivel del epiblasto que dará origen a las tres capas
germinativas del embrión: ectodermo, mesodermo y endodermo. Hacia el día 15, en la
mitad caudal del disco embrionario se observa la línea primitiva. En su extremo cefálico se
hace evidente un reborde llamado nodo primitivo y una depresión caudal a este nodo,
que recibe el nombre de fosita primitiva.
La gastrulación se puede dividir didácticamente en tres movimientos que se
sobreponen. El primer movimiento de la gastrulación formará el endodermo, el segundo
movimiento de la gastrulación formará el mesodermo, y finalmente el tercer movimiento
formará la notocorda.

Primer movimiento de la gastrulación. Hacia el día 14-15 las células del


epiblasto proliferan, migran hacia la línea media y se invaginan por el surco primitivo para
luego extenderse hacia lateral desplazando al hipoblasto, originando el endodermo
embrionario.

Segundo movimiento de la gastrulación. Al día 16 una segunda oleada de


células epiblásticas se invaginan por el surco primitivo para intercalarse entre el epiblasto
y el endodermo recién formado, originando así el mesodermo. Las células que quedan en
el epiblasto pasarán en este momento a llamarse ectodermo.

Tercer movimiento de la gastrulación. Células en la región del nodo primitivo


comienzan a invaginarse por la fosita primitiva y migran a nivel de la línea media

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formando la notocorda. La notocorda ejerce un efecto inductor morfogenético sobre
el ectodermo suprayacente el cual aumenta de grosor formando la llamada placa
neural.

Estos tres movimientos generan un embrión con tres capas u hojas embrionarios,
denominándose ahora disco embrionario trilaminar.

Derivados de las hojas embrionarias


Cada una de estas hojas embrionarias dará origen a diferentes tejidos en el
embrión.

El ectodermo (formado por células epiteliales columnares) da origen a:


1.- Sistema nervioso central y periférico.
2.- epidermis, pelos y uñas.
3.- esmalte dentario.

El mesodermo (formado por células reticulares con abundante matriz extracelular)


da origen a:

1.- dermis, cartílago y hueso

2.- musculatura lisa y estriada

3.- corazón, bazo, vasos sanguíneos y linfáticos


4.- células sanguíneas
5.- gónadas y riñón.

El endodermo (formado por células epiteliales planas) da origen a:

1.- epitelio del tracto digestivo y respiratorio


2.- epitelio de vejiga y uretra

3.- tiroides, paratiroides, hígado y páncreas

4.- amígdalas y timo.

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Fines de la tercera semana y período embrionario (4ª a 8ª semana de
gestación).

Neurulación
A medida que la notocorda se desarrolla, induce al ectodermo suprayacente para
que diferencie un neuroepitelio que se engrosa, formando la placa neural. Esta placa
neural originará el sistema nervioso central. Hacia el día 18 comienza la neurulación,
que es el proceso por el cual el neuroepitelio de la placa neural se convierte en tubo
neural.
Durante el día 20 los bordes de la placa neural se levantan formando los pliegues
neurales que determinan la aparición del surco neural en la línea media. El surco neural
se observa inmediatamente por delante de la línea primitiva. Los pliegues neurales son
especialmente prominentes en el extremo craneal del embrión pues en esa región se
desarrollará el encéfalo. Hacia el final de la tercera semana los pliegues neurales se
aproximan y se fusionan transformando la placa neural en un tubo neural, el que
contiene el canal neural.

Esquema representativo de la formación del tubo neural. Se observa la fusión de la epidermis (azul) y de los
pliegues neurales para formar un tubo (celeste) donde las células de la cresta neural se ubican entre medio de
estas dos capas (puntos azules).

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El cierre del tubo neural no es simultáneo a lo largo de él, sino que comienza en la
región cervical (del cuello) del embrión progresando luego hacia cefálico y caudal. El tubo
permanece temporalmente abierto a la cavidad amniótica en los denominados
neuroporos anterior o cefálico y posterior o caudal los que luego se cierran hacia el
día 25 y 27 en ese mismo orden.

El cierre de los neuroporos es fundamental para el correcto desarrollo del sistema


nervioso; la falta de cierre del neuroporo cefálico origina anencefalia, ausencia de partes
del encéfalo y cráneo. Mientras que la falta de cierre del neuroporo caudal puede originar
una anomalía llamada espina bífida.

A medida que el tubo se cierra, se va también profundizando y quedando cubierto


por ectodermo que se diferencia en la epidermis de la región dorsal (futura espalda). Esta
epidermis, que es la capa más superficial de la piel, continúa creciendo y se expande para
ir rodeando todo el cuerpo del embrión gracias al proceso de plegamiento
embrionario.

Cierre del tubo neural. Esquema de cierre de tubo neural. El cierre se inicia al día 23 en la región cervical. El
neuroporo anterior (flecha negra) presente hacia cefálico, se cierra al día 25. Posteriormente, el día 27 se
cierra el neuroporo posterior (flecha roja) hacia caudal.

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Desarrollo de las flexiones del tubo neural y formación de vesículas
encefálicas
Una vez completado el proceso de neurulación con el cierre de los neuroporos, el
sistema nervioso central queda formado por: 1) una región cefálica, que se dilata en
varias regiones llamadas vesículas encefálicas y 2) una porción más caudal, tubular,
estrecha que dará origen a la médula espinal.

Esquema de la formación del SNC. Se observa que el tubo neural presenta: vesículas encefálicas (rojo,
amarillo y verde) y la médula espinal (azul).

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Estadio de 3 vesículas encefálicas
Durante la cuarta semana se observan 3 vesículas encefálicas primarias que
son: cerebro anterior o prosencéfalo, cerebro medio o mesencéfalo y cerebro
posterior o rombencéfalo. Al comienzo de esta semana se desarrolla en el mesencéfalo
una flexión ventral llamada flexión cefálica. Mientras que por detrás del rombencéfalo se
desarrolla a su vez una curvatura cervical.
Al final de la cuarta semana en la región cefálica del embrión se hacen evidentes
dos engrosamientos ectodérmicos: la placoda del cristalino y la placoda auditiva; las
que invaginarán diferenciando posteriormente la vesícula óptica y la vesícula auditiva.

Desarrollo de vesículas encefálicas primarias y secundarias y estructuras que forman en el adulto

Estadio de 5 vesículas encefálicas


Hacia la quinta semana se observan 5 dilataciones secundarias, debido a la
división de la primera y la tercera vesícula encefálica. El cerebro anterior o prosencéfalo
se subdivide en 2 partes, el telencéfalo: que formará una parte central y dos
prominencias laterales, los hemisferios cerebrales; y el diencéfalo: caracterizado por la
presencia de vesículas ópticas. El mesencéfalo no se subdivide y se encuentra separado
del rombencéfalo a través del istmo rombencefálico. El cerebro posterior o

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rombencéfalo se subdivide en 2 partes, cuyo límite es el pliegue pontino. Primero, el
metencéfalo: que origina la protuberancia y el cerebelo y, segundo, el mielencéfalo: que
forma el bulbo raquídeo.

Histogénesis del tejido nervioso


Los precursores de los distintos tipos celulares del futuro sistema nervioso
central (neuronas, mayoría de la glía, las células del epéndimo que revisten el canal
central de la medula espinal y los ventrículos encefálicos), se producen gracias a la
proliferación de la capa de células neuroepiteliales que rodean directamente al canal
neural. Esta capa de células en proliferación recibe el nombre de capa ventricular del
tubo neural en diferenciación. La primera oleada de células producidas en la capa
ventricular corresponde a los neuroblastos, de los que derivan las neuronas del sistema
nervioso central. Estos neuroblastos migran hacia la periferia para dar lugar a una
segunda capa, la capa del manto, externa a la ventricular. Esta capa de neuronas
produce la sustancia gris del sistema nervioso central. Las prolongaciones neuronales
nacidas de la capa del manto crecen hacia la periferia para establecer una tercera capa,
la capa marginal, que se convierte en la sustancia blanca del sistema nervioso central.
Los reordenamientos de las capas del manto y marginal que se producen durante la
maduración de la médula espinal son relativamente sencillos, mientras que los cambios
en el encéfalo son mucho más complejos. En general, en todos los niveles del encéfalo
o de la medula espinal, las neuronas motoras se forman antes de que aparezcan los
elementos sensitivos.
Tan pronto como la capa neuroepitelial que recubre al canal neural cesa de
producir neuroblastos, comienza a formar un nuevo tipo de células: los glioblastos. Estas
células se diferencian a distintos tipos de células gliales, entre ellas astrocitos y
oligodendrocitos. La glía proporciona sostén metabólico y estructural a las neuronas del
sistema nervioso central. Por último, la capa neuroepitelial, que queda en el canal neural,
se diferencia in situ para producir las células ependimarias: células especializadas que
revisten los ventrículos cerebrales y el canal central de la medula espinal. En su conjunto
las células ependimarias conforman el epéndimo. El epéndimo es el responsable de la
producción del líquido cerebroespinal o cefalorraquídeo, que ocupa los ventrículos
cerebrales, el canal central de la médula espinal y el espacio subaracnoídeo que rodea al
sistema nervioso central. El líquido cerebroespinal se encuentra a presión, por lo que
proporciona una cubierta líquida que protege y sustenta al encéfalo.

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Médula espinal
Las células del neuroepitelio se organizan como un epitelio pseudoestratificado
que se extiende por todo el grosor de la pared del tubo neural. En el caso de la médula
espinal, similar a lo que ocurre en el encéfalo, las células neuroepiteliales producen
neuroblastos que migran periféricamente formando la capa del manto. Estos
neuroblastos terminan diferenciándose en neuronas que formarán la sustancia gris de la
médula espinal. Las proyecciones axonales de las neuronas de la capa del manto se
dirigen hacia la capa marginal externa y, como resultado de la mielinización, adoptan una
coloración blanquecina, recibiendo así el nombre de sustancia blanca de la médula
espinal. Los glioblastos y las células del epéndimo se producen cuando finaliza la
formación de los neuroblastos.

Placas alares y basales en la médula espinal


El neuroepitelio presente en la médula espinal se diferencia en cuatro columnas
que corren a lo largo de la medula: un par de placas dorsales o alares y un par de
placas ventrales o basales. Las placas alares van a ser el componente sensitivo.
Contienen neuronas de asociación que reciben fibras aferentes de las neuronas de los
ganglios raquídeos. Las placas basales son el componente motor ya que contienen
neuronas motoras somáticas y viscerales. Las placas del suelo y el techo encontradas en
la parte ventral y dorsal respectivamente, no contienen neuroblastos y actúan como vías
para fibras nerviosas.
Las células de las placas ventrales se convierten en las neuronas motoras somáticas de la medula
espinal que inervan las estructuras motoras somáticas tales como los músculos voluntarios (estriados) de la
pared del cuerpo y de las extremidades. Las células de las placas dorsales se transforman en neuronas de
asociación, que conectan entre si las neuronas motoras de las placas ventrales con las prolongaciones
neuronales. Estas penetran en la medula, procedentes de las neuronas sensitivas de los ganglios de las
raíces dorsales. En la mayoría de las regiones medulares (en los 12 niveles dorsales, en los niveles
lumbares L1 y L2, y en los niveles sacros S2 a S4), los neuroblastos de las regiones más dorsales de las
placas basales se separan para formar las columnas intermediolaterales. En las columnas
intermediolaterales dorsales y lumbares se encuentran las neuronas motoras autónomas central es del
sistema simpático, mientras que en las columnas intermediolaterales de la región sacra residen las
neuronas motoras autónomas centrales del sistema parasimpático.

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Fotografía de un corte de médula espinal en desarrollo. Presenta las placas alares (azul), placas
basales (rojo).

Desarrollo desigual de columna vertebral y médula espinal


Al 3er mes la médula espinal se extiende en toda la longitud de la columna y los
nervios raquídeos pasan a nivel del agujero intervertebral en el lugar que se originan. Con
el aumento de la edad la columna vertebral se alarga más rápidamente que el tubo neural
y el extremo terminal de la médula espinal se desvía a un nivel superior. Al momento del
parto, el extremo terminal de la médula se encuentra en L3 y en el adulto en L1. Debido a
este crecimiento desproporcionado los nervios raquídeos discurren oblicuamente desde
su segmento de origen al nivel correspondiente en la columna vertebral. Las fibras
nerviosas que quedan por debajo del extremo terminal de la médula espinal constituyen
por su aspecto, la llamada cola de caballo.

Encéfalo
Al proliferar el neuroepitelio a nivel del encéfalo, se va a formar una corteza
estratificada. Esto se genera debido a oleadas de células neuroepiteliales que van
migrando de regiones más centrales hacia regiones más periféricas del tubo neural,
guiadas por las glías radiales, células alargadas que van de un extremo a otro del tubo.
Cada una de estas oleadas migratorias se deposita en diferentes niveles generando las
diferentes capas de la corteza.

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Esquema de formación de la corteza estratificada encefálica en el tiempo. En la zona ventricular se
presentan las células de la glía radial (rojo). Las células neuroepiteliales (celeste y verde) migran utilizando la
glía radial como guía para colonizar las diferentes capas de la corteza cerebral.

Placas alares y basales en el encéfalo


Al igual que la médula, las placas basales y alares se sitúan a cada lado de la
línea media para el caso del rombencéfalo y del mesencéfalo. Para el caso del
prosencéfalo, que es más anterior, las placas alares son muy pronunciadas y las placas
basales involucionan.

Desarrollo de las vesículas encefálicas


Comencemos a ver el desarrollo de cada una de las vesículas encefálicas desde la
región posterior hacia la región anterior:

Mielencéfalo
El mielencéfalo va a originar el bulbo raquídeo. Presenta placas basales y placas
alares separadas por un surco limitante. Estas se abren quedando en un mismo nivel y
produciendo que la placa del techo se estire formando el cuarto ventrículo. En el techo se
desarrollan los plexos coroideos del cuarto ventrículo que elaboran el líquido
cerebroespinal.

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En el caso de las placas alares y basales se van a desarrollar grupos aferentes y
eferentes de los pares craneanos.
La placa basal contiene núcleos motores eferentes, que incluyen las neuronas de
los pares craneales IX, X, XI y XII. La placa alar contiene 3 núcleos sensitivos de
transmisión aferente y reciben impulsos viscerales.

Esquema del desarrollo del mielencéfalo, que forma el bulbo raquídeo.

Metencéfalo
El metencéfalo originará al puente o protuberancia, vía que permite la
comunicación entre la médula espinal y las cortezas cerebral y cerebelosa, y al cerebelo,
centro de coordinación de las funciones de postura y movimiento.

En el caso de las placas alares y basales van a contener grupos aferentes y


eferentes de pares raquídeos que están un poco más situados hacia craneal.
La placa basal consta de 3 grupos de neuronas motoras eferentes que tienen núcleos de
los pares V, VI y VII y la inervación glándula submandibular y sublingual. Las placas
alares contienen 3 núcleos sensitivos aferentes con neuronas de los pares V y VIII.
Además de un núcleo pontino, la capa marginal se expande, creando el puente para las
fibras que conectan la corteza cerebral y cerebelosa con la médula espinal.

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Esquema del Desarrollo del Metencéfalo, que forma Puente y Cerebelo.

El cerebelo se forma a partir de los labios rómbicos compuestos de las partes


dorsolaterales de las placas alares. Ellos crecen y coalescen en la línea media sobre el
techo del cuarto ventrículo. En paralelo al crecimiento del cerebelo, se forman los surcos y
fisuras de los hemisferios cerebelares que se interconectan a través del vermis.

Labios rómbicos
vermis

Desarrollo del cerebelo

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Mesencéfalo.
Cada placa basal del mesencéfalo se divide en 2 núcleos motores eferentes, el
núcleo eferente somático, representado por el III y IV par craneal y el visceral general,
núcleo funcional del III par craneal con su dominio parasimpático. Las placas alares se
cierran formando el acueducto cerebral. Las placas alares forman una lámina, en la que
sobresalen los colículos cuadrigéminos. Los colículos anteriores son un centro de
correlación y reflejo para los impulsos visuales, mientras que los posteriores son para los
reflejos auditivos. También en el mesencéfalo se forma la sustancia negra.

Desarrollo del mesencéfalo.

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Diencéfalo
El diencéfalo origina regiones talámicas, neurohipófisis y retina. Se observa la
formación de la copa y tallo óptico desde el diencéfalo. Este corresponde al desarrollo del
globo ocular.

El resto del diencéfalo formará las regiones talámicas como el epitálamo, tálamo e
hipotálamo. En el techo del diencéfalo se forma la epífisis o glándula pineal, que también
contiene fotoreceptores. La placa alar forma tálamo e hipotálamo.

La porción inferior del diencéfalo llamada infundíbulo (neurohipófisis), se proyecta


en dirección a la cavidad bucal, desde donde se forma la bolsa de Rathke
(adenohipófisis). Ambas porciones constituyen los lóbulos de la hipófisis.

Esquema del desarrollo del diencéfalo.

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Telencéfalo
El telencéfalo es la vesícula más rostral de las vesículas encefálicas y consta de
dos prominencias laterales, los hemisferios cerebrales y una parte media, la lámina
terminal. Los hemisferios cerebrales surgen como evaginaciones de la pared lateral del
prosencéfalo. En la región donde el hemisferio se une al suelo del diencéfalo se forma un
plexo coroideo. La pared del hemisferio por encima del plexo forma el hipocampo.

La corteza en sí se origina a partir de una zona denominada palio, que tiene dos
regiones, el paleopalio y el neopalio. Al comienzo del desarrollo el telencéfalo se observa
liso en su superficie. Sin embargo, con el desarrollo de los hemisferios cerebrales se
forman los lóbulos, que son áreas grandes y cisuras, que son invaginaciones profundas.
Con su crecimiento continuo finalmente se forman numerosos surcos y circunvoluciones.
Debido al gran crecimiento del encéfalo en el feto el tamaño de la cabeza con
respecto al cuerpo es desproporcionado. Al tercer mes la cabeza ocupa la mitad de la
longitud del cuerpo, pero a medida que va avanzando el tiempo se va compensando esta
desproporción, por lo que al nacimiento la cabeza ocupa un cuarto de la longitud del
cuerpo. Esto también se puede observar en la relación de la cara y el cráneo. En un
adulto por ejemplo la cara ocupa bastante espacio en relación al cráneo. Pero esto no fue
siempre así. En los niños, la cara ocupa menos espacio en relación al cráneo debido al
gran desarrollo del sistema nervioso central en las primeras etapas de la vida.

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Formación de los ventrículos
En el centro del tubo neural, existe el canal neural. A nivel de las vesículas
encefálicas este canal se expande formando dilataciones internas llenas de líquido
cerebroespinal. Las cavidades en el telencéfalo van a ser los ventrículos laterales. En el
diencéfalo va haber una cavidad central llamada el tercer ventrículo. En el mesencéfalo
vamos a tener el acueducto cerebral y en el rombencéfalo se observa el cuarto ventrículo.

Estos ventrículos se continúan con el canal central o del epéndimo en la médula


espinal.

Esquema del sistema ventricular.

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Pares craneales
Hacia la cuarta semana de desarrollo se observan los núcleos de los 12 pares
craneales, los cuales (exceptuando el primero y el segundo), emergen del tronco
encefálico. De éstos, sólo el tercero emerge por fuera del rombencéfalo. En el
rombencéfalo se desarrollan segmentos llamados rombómeros que contienen el origen de
la mayoría de los pares craneales. Cada rombómero expresa una combinación única de
genes homeóticos, que controlan su posición. De los rombómeros se originan los nervios
que van a migrar junto con las células de la cresta neural de los somitómeros (porciones
de mesodermo) a los arcos branquiales. Así, por ejemplo, del rombómero 1 y 2 se origina
el trigémino que va a migrar a nivel del somitómero 4 y 5 al primer arco branquial, el que
da origen a las mandíbulas.

Pares craneales.

Período embrionario y fetal. Características generales.


Período Embrionario (4ª a 8ª semana de gestación). Durante estas cinco
semanas se produce el desarrollo de todos los sistemas corporales, aun cuando algunos
sistemas como el nervioso y el cardiovascular ya estaban esbozados a mediados de la
tercera semana, tal como vimos en la sección precedente. Hacia el final de éste período el
embrión presenta un aspecto más humano. Este proceso de morfogénesis involucra una

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serie de interacciones tisulares complejas en una secuencia temporal precisa razón por la
cual, la exposición de embriones a teratógenos (agentes que producen alteraciones del
desarrollo) como radiaciones (rayos x), virus (rubéola) o fármacos (talidomida) provoca
malformaciones congénitas mayores.

Plegamiento del embrión


El desarrollo excepcional que presentan el tubo neural y las vesículas cerebrales
afecta a la forma del embrión, determinando la aparición de curvaturas en el eje
longitudinal y transversal de él.

En el eje longitudinal, se hacen evidentes:


1) Curvatura cefálica, donde el encéfalo en desarrollo se proyecta plegando el
embrión por cefálico, de manera que la cabeza toca el corazón.
2) Curvatura caudal, producida por el desarrollo de la médula espinal, plegando la
porción caudal del embrión de manera que la cola apunta hacia el vientre del embrión.

Gracias al plegamiento el embrión adquiere una forma de C.

Desarrollo de los arcos branquiales. Finales de la cuarta semana.


Paralelamente con el desarrollo de las vesículas cerebrales y la formación de la
curvatura cefálica en la región cefálica del embrión aparecen cuatro pares de rodetes
transversales denominados arcos branquiales o faríngeos que se ubican hacia caudal del
estomodeo o cavidad bucal primitiva. Estos arcos, formados principalmente por las
crestas neurales que migraron desde las vesículas cerebrales, están separados en:

1. Hendiduras faríngeas o la superficie externa del embrión; la primera hendidura


faríngea participa en la formación del conducto auditivo externo y del tímpano.
2. Bolsas faríngeas o membrana interna del embrión, participan en la formación del
oído medio y las vísceras de la faringe: glándula tiroides, paratiroides, timo, cavidad
timpánica, conducto faringo-timpánico y amígdala palatina.

Los arcos faríngeos dan origen a huesos y músculos del territorio maxilofacial y
cervical además de participar en la formación de la lengua, faringe y laringe. A medida
que estos arcos se van desarrollando se va esbozando la cara y cuello del embrión.

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Defectos en el desarrollo de las crestas neurales afectarán al sistema nervioso
periférico y a la cara.

Características del embrión entre la cuarta y octava semana


Cuarta semana. Al inicio de la cuarta semana el embrión es recto y en el aspecto
dorsal se aprecia el relieve de los somitos (futuras vértebras). Luego aparecen los arcos
branquiales y comienza el plegamiento que encorva al embrión.

Quinta semana. Se observa un desarrollo notable del encéfalo. La cara toca el


corazón y la cola el vientre. Ecográficamente a esta edad es posible visualizar el saco
gestacional, como una imagen quística más o menos esférica.
Sexta semana. En las extremidades superiores se identifican las regiones del
codo, la muñeca y las placas de las manos. En la cabeza, en relación con la primera
hendidura faríngea, comienza a formarse el pabellón auricular. Ecográficamente a esta
edad es posible visualizar en el interior del saco gestacional al embrión, como una
pequeña zona ecorefringente.

Séptima semana. En las manos se observa los rayos digitales que van
delimitando a los dedos. Ecográficamente se aprecian los movimientos cardiacos.

Octava semana. Se distinguen los dedos de manos y pies. La cola ha


involucionado. El embrión ha adquirido características morfológicas humanas. La cabeza
representa la mitad de la longitud del embrión y los párpados se desarrollan y se fusionan
hacia el final de ésta semana. Ecográficamente se observan movimientos reflejos bruscos
del embrión.

Desarrollo fetal (3er mes hasta fecha del parto).


El período fetal se caracteriza por el crecimiento y maduración de los tejidos y
órganos. Durante el período fetal la cabeza crece más lentamente que el cuerpo de modo
que se modifica la relación cráneo/cuerpo, adquiriendo el feto proporciones más
armónicas; observándose un incremento sostenido de la talla y del peso.

Tercer mes. Durante el tercer mes, el rostro adquiere un aspecto más humano debido a
que los ojos adoptan una posición más frontal y los pabellones auriculares, inicialmente
colocados en la zona cervical, se ubican en la región lateral de la cabeza. A ésta edad
gestacional, los párpados están fusionados, aparecen los centros de osificación en los

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huesos largos y en la base del cráneo. Hacia fines del tercer mes los genitales han
alcanzado un desarrollo suficiente como para poder definir el sexo del feto mediante
ecografía.

Cuarto mes. Durante el cuarto mes el feto crece rápidamente aun cuando el peso se
incrementa lentamente; de manera tal que a mediados del período gestacional el feto
tiene la mitad de la talla de un recién nacido pero pesa menos de 500 grs. Al cuarto mes
la piel del feto está cubierta por un vello fino, el lanugo, y son visibles las cejas y el
cabello.

Quinto mes. En el quinto mes, las extremidades inferiores crecen y adquieren una
proporción más armónica. A esta edad la madre percibe los movimientos fetales y es
posible auscultar los latidos fetales.

Sexto mes. Durante el sexto mes se produce la madurez pulmonar, y las células
alveolares producen surfactante, factor tenso activo que permite la permeabilidad alveolar.
La piel es delgada y arrugada por la falta de grasa subcutánea, y se aprecian las uñas de
los dedos de las manos. En este periodo es posible generar algunos reflejos fetales
(movimientos bruscos) al aplicar ruidos vibro acústicos en el abdomen de la madre.
Séptimo mes. Durante el séptimo mes, el sistema nervioso central ha madurado
funcionalmente de manera que puede controlar los movimientos respiratorios y la
temperatura corporal. Los pulmones son capaces de respirar, aparecen las uñas en los
dedos de los pies y comienza el depósito de grasa subcutánea lo que borra las arrugas de
la piel.

Octavo mes. Durante el octavo mes, hay un incremento de la grasa subcutánea lo que
hace que aparezcan redondeados los contornos del feto; dándoles un aspecto rechoncho.

Noveno mes. Durante el noveno mes, el feto presenta reflejo de prehensión y de


orientación a la luz. Se mantiene el depósito de grasa subcutánea y el perímetro craneal
representa la región de mayor circunferencia corporal. El feto de término pesa alrededor
de 3 kilos con una talla de 50 cm medida desde el cráneo al talón.

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