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Después de una lesión en la cabeza, el revestimiento que rodea el cerebro

puede recibir un poco de ayuda de las células inmunes. Así lo afirma un


nuevo estudio, liderado por Dorian McGavern, en el que los expertos
pudieron observar, en tiempo real, cómo diferentes células inmunitarias
asumían trabajos cuidadosamente programados para reparar el
revestimiento dañado del cerebro, también conocido como meninges, en
ratones. Estos resultados pueden ayudar a proporcionar pistas sobre cómo
las meninges en humanos pueden repararse después de una lesión cerebral
traumática leve (mTBI por sus siglas en inglés).
Las meninges son un conjunto de membranas que recubren el sistema
nervioso central y ayudan a proteger el tejido cerebral y de la médula
espinal de diversas lesiones. El daño a las meninges puede causar la
muerte celular en el tejido cerebral subyacente.
"El revestimiento del cerebro, con la ayuda del sistema inmune, tiene una
notable capacidad de recomponerse nuevamente después de una lesión –
explica McGavern en un comunicado – . A medida que aprendamos más
sobre todas las células involucradas en el proceso de reparación, podemos
ser capaces de identificar objetivos potenciales para nuevas terapias”.
La idea del estudio, publicado en Nature Inmunology surgió a partir de
una observación de imágenes de resonancia magnética de pacientes
adultos que experimentaron una conmoción cerebral o mTBI. Alrededor
de la mitad de los pacientes con mTBI muestran evidencia de lesión en los
vasos sanguíneos de las meninges.
El equipo de McGavern descubrió que aunque la mayoría de los pacientes
habían reparado sus vasos sanguíneos en los 20 días, el 17% de los
pacientes todavía mostraban algún tipo de secula tres meses después del
golpe, lo que indica daño meníngeo continuo y recuperación incompleta.
En el primer día de la lesión, las células inmunes de la sangre, llamadas
monocitos inflamatorios, ingresan en el núcleo del tejido meníngeo
lesionado y comienzan a eliminar las células muertas. Estas células son
asistidas unos días más tarde por un tipo diferente de monocitos
sanguíneos que actúan alrededor del borde de la lesión para ayudar a
reconstruir los vasos sanguíneos dañados, que fueron completamente
restaurados y completamente funcionales en una semana. La acción de
estos diferentes tipos de células inmunes no se solapaban y el bloqueo de
la actividad de uno no causaba que el otro asumiera el control.
Los autores señalan que se necesita más investigación para descubrir
moléculas adicionales y genes involucrados en los procesos de reparación
e identificar formas de acelerar el curso de la recuperación después de una
lesión en la cabeza.

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