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2 Introducción
3 PARTE A : LOS PAZOS
o 3.1 A1) Qué son los pazos
o 3.2 A2) Cómo se crean los Pazos
4 PARTE B: LA DEPRESIÓN
o 4.1 Introducción
o 4.2 B1) Que es la depresión
o 4.3 B2) Cómo se crea la depresión
o 4.4 B3) Cómo se sana la depresión, según los Santos Padres
5 PARTE C: ORACIONES PARA LA DEPRESIÓN
o 5.1 C1) Salmos que utilizaba san Arsenio de Capadocia
o 5.2 C2) Oración larga
o 5.3 C3) Oración sencilla y otra corta
Prólogo
En este trabajo pequeño intentaremos con la Jaris (energía increada) de Dios y las bendiciones del
Yérontas- hablar sinópticamente sobre el pecado y los pazos, como causas de las llamadas
patologías psíquicas y muchas veces somáticas (corporales). A continuación presentaremos qué
dicen los santos Padres sobre la depresión, sobre sus causas y su terapia.
Las llamadas enfermedades psíquicas, con cúspide la depresión, en realidad son enfermedades
espirituales, según nuestros Santos. Se deben a la sumisión del hombre a los pazos. Los
instigadores de los pazos son el mundo, el hombre viejo y el diablo.
En este pequeño trabajo, en Dios, intentaremos indagar más analíticamente el principio de
los pazos, sus identidades, la forma que son creados y el nacimiento mutuo entre ellos.
Finalmente, veremos la conexión de estos con las enfermedades somáticas (corporales) y las
llamadas enfermedades psíquicas como también el modo de su terapia.
Por supuesto que nos centraremos más en la depresión, la enfermedad que los Santos Padres la
definen como ακηδία (akidía, acidia o pereza espiritual), αθυμία (azimía, desánimo, desgana),
θλίψη (zlípsi, tristeza, pena, sufrimiento, aflicción).
Rogamos por las intercesiones de la Santísima Zeotocos (madre de Dios) y todos los Santos, que el
trabajo presente sea una pequeña piedrecita en la edificación de nuestra salud psicosomática. Para
doxa=gloria del Dios Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Hieromonje Sabas el Aghiorita, 10 junio 2011
Fiesta de los santos Mártires Alejandro y Antonina.
Introducción
Los Santos Padres que son nuestros verdaderos médicos espirituales, nos han
apocaliptado=revelado todo lo que uno debe conocer sobre los pazos. Por supuesto que en la
praxis (acción) diaria es mejor que no afrontemos los pazos de manera agresiva. El
bienaventurado Yérontas Porfirios sugería que: debemos abandonar las debilidades y el mal, y que
no nos preocupe la existencia de ellos. Al contrario, tenemos que esforzarnos en encontrar las
maneras de amar a Dios. La mejor manera de afrontar los pazos, el pecado y el diablo es el
desprecio.
El Yérontas, claro está, que con sus dichos no daba a entender que debemos ser ignorantes sobre
lo que son los pazos, cómo se crean y cómo se sanan. Simplemente no quería que “nos
sangremos”, afrontándolos “cara a cara”. Por eso aconsejaba que los despreciemos y nos
dirijamos hacia la Luz Increada de Dios.
San Isaac el Sirio dice: “Debes vencer los pazos con buenos loyismí, recordando las
virtudes, en vez de intentar vencerlos con la impugnación o refutación. (La llamada guerra de
impugnación o contradicciones). Porque los pazos cuando son excitados y movidos contra ti, para
combatirte, entonces es cuando forman en tu nus varias imágenes y planos que promueven y
provocan el pecado. Esta guerra contra nuestro nus tiene una fuerza muy grande, puesto que
remueve los recuerdos antiguos y nos alborotan. Pero cuando al ataque de ellos, te cubres con
buenos loyismí, como hemos dicho, entonces ya no aparecerá ni sombra de los pazos en
tu nus después de la expulsión de estos.
El pecado y los pazos conducen al hombre, de acuerdo con el Yérontas Porfirios, en la tristeza,
melancolía, sufrimiento, ansiedad y depresión. En la Santa Escritura tenemos el ejemplo-
descripción de Saúl, quien pecó y se sintió dominado por profunda melancolía y
demonización. Dice la Escritura: “En aquel tiempo el Espíritu del Señor se había alejado de Saúl.
Otro espíritu, por concesión de Dios, espíritu maligno le perturbaba. Los sirvientes de Saúl dijeron:
he aquí, pues, un espíritu maligno, por concesión de Dios, te está ahogando” (1Re 16, 14-15). Los
pecados y los pazos de Saúl, le condujeron a la depresión.
También tenemos el incidente con Nabucodonosor, quien después de sus éxitos y triunfos dentro y
fuera de su imperio, se enajenó a causa de su gran prepotencia y soberbia. Sufrió un tipo de locura,
la llamada likantropía (hombre lobo), por la que abandonaba los hombres y vivía como una bestia
salvaje. Después de siete años, cuando reconoció la grandeza de Dios y se hizo humilde, entonces
consiguió la terapia, y fue sanado de la locura (Dan 4,28-37).
En el Antiguo Testamento, en el libro del Profeta Daniel se escribe: «Todas estas cosas ocurrieron
al rey Nabucodonosor. Doce meses después de este sueño, mientras estaba caminando sobre el
templo de su reinado en Babilonia, tomó la palabra y dijo: “esta no es la gran Babilonia, la que yo he
reconstruido como capital de mi reino con mi gran poder y fuerza, de manera que divulgue mi
grandeza y mi gloria”. Mientras aún estaba este discurso en la boca del rey, vino una voz del cielo.
“En ti, rey Nabucodonosor, se dirige este logos: tu reinado se ha pasado, se ha quitado de ti. Te
expulsarán de la sociedad de los humanos y morada será entre bestias salvajes. Te alimentarán
con hierbas, como un buey y pasarán siete épocas por encima de ti, hasta que conozcas que el
Altísimo Dios es el Señor del reinado de los hombres y que Él entrega al reinado en aquel que él
quiere.»
Exactamente en aquel momento fue cumplido para Nabucodonosor el sueño de la profecía. Porque
él perdió su razón, su cordura, y fue expulsado de la sociedad de los humanos, comía hierba como
un buey y la lluvia del cielo mojaba su cuerpo, hasta que sus pelos crecieron como los del león y
sus uñas se hicieron como de los buitres rapaces.
«Después del paso de este espacio de tiempo, yo Nabucodonosor, alcé mis ojos al cielo y mi lógica
retornó a su sano juicio. Glorifiqué al Altísimo porque Aquel realmente es el poder eterno y Su
reinado y realeza de generación en generación» (Dan 4, 28-37).
De los ejemplos anteriores se deduce que el pecado y sobre todo la prepotencia y el orgullo,
conducen a la melancolía-depresión, en la locura y en la demonización. La metania, la humildad,
la agapi y la alabanza a Dios sanan la psique enferma, porque expulsan el factor enfermizo, que
es el pecado.
Dice san Simeón el Teólogo: “Tal y como es la enfermedad del cuerpo, así también es el pecado en
la psique. Por eso, la medicina de la psique no se ocupa de otra cosa que la lucha contra el
pecado y sus causas, que son los pazos”.
El método terapéutico de la Iglesia Ortodoxa apunta hacia la terapia radical del hombre, de la
liberación del pecado y los pazos y la sustitución de ellos con las virtudes, con la Divina
Jaris (gracia, energía increada) y con el Cristo. Entonces el hombre es realmente sano
psicosomáticamente y feliz en Cristo Dios.
El trabajo presente tiene tres partes:
A´ parte se hace referencia de lo qué son los pazos, según los Santos Padres, cómo estos se
crean y el método de terapia, es decir, cómo se sanan.
B´ parte se presenta la definición, la causa y la terapia de la depresión, según los Santos Padres.
Se da un énfasis en la enseñanza de los carismáticos y santos Yérontas contemporáneos.
C´ parte presentamos los salmos que utilizaba san Arsenio para la terapia de varias enfermedades
psíquicas-espirituales, y continuación hay oraciones relativas con la depresión.
Ojalá, que el Médico (Psicólogo y Psiquiatra) de nuestras psiques y cuerpos Señor Jesús Cristo
bendiga este pequeño trabajo humilde, de modo que resulte –aunque sea lo mínimo- beneficiosa y
terapéutica para todos nosotros.
Los pazos son las fuerzas y energías psíquicas que han tomado el camino equivocado.
Los pazos son direcciones equivocadas, que tienden a obtener las distintas fuerzas de
nuestra psique. La sujeción y subordinación en estos, aleja nuestra existencia del camino hacia el
“como semejanza”. El hombre debe con la Jaris (gracia, energía increada) de Dios, resistir en estos,
despreciarlos y dirigirse hacia el bien, la virtud y la agapi (amor desinteresado) a Dios y a su
prójimo.
«Preguntaron una vez al Yérontas Paísios:
-Yéronta, cuándo el Profeta David decía: “Apóyame con espíritu hegemónico”, ¿qué pedía?
– David pedía de Dios que le diera el carisma de gobernar, dirigir, porque tenía que gobernar a
hombres. Pero también cada hombre necesita “espíritu hegemónico” porque se tiene que gobernar
a sí mismo, para que los pazos no lleven la batuta y le gobiernen.
– ¿Yéronta, qué son los pazos?
– Yo los pazos los veo como fuerzas de la psique. El Dios no da defectos, sino fuerzas y
energías. Pero cuando no las explotamos, ni desarrollamos para el bien, viene el tangalaki
(diablillo), las explota y se convierten en pazos, y después refunfuñamos y nos metemos
contra el Dios. En cambio, si las desarrollamos y aprovechamos bien, las dirigimos contra el
mal, entonces nos ayudan en nuestra lucha espiritual.
Por ejemplo, la ira o enfado, muestra que la psique tiene hombría, es la que ayuda en la vida
espiritual. Alguien que no es irascible y no tiene valentía, no puede poner el sí mismo fácilmente en
su sitio. El hombre irascible en la vida espiritual si desarrolla y explota bien la fuerza que tiene, es
como un coche fuerte que cuando toma la recta nadie lo alcanza. Pero si no la desarrolla y se deja
incontrolado al sí mismo, parece al coche que corre con velocidad excesiva en un camino anómalo,
en mal estado y cada dos por tres se descarrilla.
El hombre debe conocer las fuerzas que tiene y girarlas hacia el bien. Así con la ayuda de Dios
llegará en un estado espiritual bueno.
Por ejemplo, al egoísmo dirigírlo contra el diablo y no darse por vencido cuando va a tentarle. La
tendencia a la charlatanería, santificarla, cultivando la bendición u oración del corazón o de Jesús.
¿No es mejor hablar con Cristo que charlatanear y pecar? Es decir, según el cómo el hombre
utilizará las fuerzas psíquicas, puede hacerse bueno o malo.
De lo anterior entendemos que los pazos son fuerzas de la psique que no se utilizan para el
bien. Y en vez de ayudarnos, a acercarnos y a unirnos con el Dios, nos alejan de
Él. Deberemos conocer estas fuerzas psíquicas, las cuales son regalo de Dios y desarrollarlas de
manera para unirnos con el Dios. Entonces el Dios será glorificado y nuestros semejantes
beneficiados.
La ira o la parte irascible de la psique, se nos fue regalada de Dios para movernos hacia Él
con ímpetu, con entusiasmo y con determinación, de manera que Le amemos más que todos y
todo. Utilizándola correctamente esta fuerza, podemos contener también a nosotros mismos del
mal: Podemos destruir los malos loyismí (pensamientos, reflexiones, ideas, imaginaciones) que
siembra el maligno y los malos deseos que aquel, el diablo, remueve en nuestra psique.
Pero nosotros, por regla general, hacemos todo lo contrario que lo anterior; utilizamos la ira para ir
contra nuestros prójimos, para defendernos y para vengarnos.
La corrección de esta dirección mala de la parte irascible de nuestra psique, se consigue
con la agapi universal (amor increado), el silencio y la oración.
El deseo, anhelo o la parte anhelante de la psique, se nos fue dado de Dios para anhelar y
amar a Dios. Nosotros todo lo contrario, esta fuerza la utilizamos para desear las cosas del mundo,
los placeres carnales, el dinero y la vanagloria mundana.
La terapia de esta mala dirección de la parte anhelante de nuestra psique se consigue con la
continencia, autocontrol y autoexamen: continencia en la comida, en dormir, en el descanso
corporal, en los viajes inútiles, en los logos-conversaciones o compañías inútiles.
El egoísmo, decía otra vez el Yérontas Paísios, se nos fue dado para que no nos demos por
vencidos en nuestro combate con el diablo y no entregar nuestras armas al enemigo. Pero nosotros
utilizamos el egoísmo para atacar a nuestros hermanos y aún hasta al mismo Dios.
El nus (el espíritu o energía del corazón humano) o la parte logística de la psique, se nos fue
dado por Dios para orar incesantemente y no enaltecernos, cultivando varios loyismí levitados y
alienados. La terapia de la parte logística de nuestra psique se consigue con la oración
incesante.
Cuando hacemos funcionar así los regalos de Dios, entonces realizamos el propósito de nuestra
existencia y nos asemejamos a Dios, el Cual no tiene pazos sino Divinas Fuerzas y Energías
Increadas, benefactoras para toda la creación.
El ser humano es unidad psicosomática
El hombre está constituido con cuerpo y ψυχή (psijí) psique o alma. Cada elemento por sí solo no
constituye al hombre. San Justino, filósofo y mártir, dice que la psique por sí misma no es el
hombre, sino que se llama psique del hombre. Tampoco el cuerpo se llama hombre, sino cuerpo
del hombre. “Como el hombre no tiene ninguno de estos dos elementos por sí solos, entonces no es
humano, pero se llama humano o hombre esto que resulta del cruce y unión de los dos; y el Dios ha
llamado a la vida y a la resurrección al hombre entero no una parte, o sea, lo que es la psique y el
cuerpo.” (San Justino: Sobre la Resurrección).
El hombre pues, no es dos “cajitas” independientes, o dos partes separadas: psique y cuerpo. Al
contrario, es una unidad psico-somática inquebrantable, que cuando esta unidad se disuelve,
entonces hablamos para la muerte del hombre.
«La psique se crea junto con el cuerpo. El embrión “con su concepción, toma también su psique”.
Junto con la concepción se crea la psique y opera tanto la psique como el cuerpo» (San Juan el
Sinaita). «Cuanto más crece el cuerpo, tanto se manifiesta también la psique con sus energías»
(Ierotheo Vlajos: “Psicoterapia Ortodoxa”).
Nuestras dos partes, psique y cuerpo, están interrelacionadas y el uno contiene al otro. Pero por
muy paradójico que parezca, es verdad: Lo que contiene es la psique y lo contenido es el
cuerpo.
San Gregorio Palamás dice: «Los ángeles y la psique del hombre, que son entes incorpóreos o
inmateriales, no están en un lugar, ni en todas partes. La psique, es la que contiene el cuerpo con
el que se ha creado y se encuentra en todo el cuerpo, no en un lugar o sitio, ni como contenido del
cuerpo, sino que lo compone, lo contiene y lo vivifica, pero a la vez tiene también el “como o a
imagen de Dios”. Tal y como el hierro candente tiene el color rojo del fuego, el fuego rodea lo negro
del metal, lo mismo la psique rodea el cuerpo.
La psique no está sólo dentro, sino dentro, sobre, alrededor y fuera del cuerpo». San Juan
el Damasceno dice: “no está la psique dentro del cuerpo sino el cuerpo dentro de la psique”.
La psique da vida al cuerpo. Si ella enferma entonces también enferma el cuerpo. Si se va
totalmente del cuerpo, entonces el cuerpo queda totalmente muerto, de σώμα (soma) cuerpo
se convierte en πτώμα (ptoma) cadáver. Y cae al suelo como un saco vacío.
El corazón es el centro de la psique, el órgano hegemónico.
La parte logística (el nus) de la psique está unida con el corazón y es el trono de la
Divina Jaris (gracia, energía increada).
«San Gregorio Palamás, teniendo en cuenta que existen personas que colocan la psique en el
cerebro, como una acrópolis* (los helenizantes) y otros la ponen dentro al corazón “como espíritu
psíquico”, como vehículo auténtico, (los Judaizantes); pero nosotros, dice, conocemos exactamente
que lo logístico se encuentra dentro al corazón pero no en un vaso sanguíneo o como recipiente,
puesto que es inmaterial, ni fuera del corazón puesto que está adjunto.
*acrópolis (extremo o el punto más alto de la ciudad).
El corazón (como esencia) del hombre es el órgano hegemónico, según san Gregorio, el trono de
la Jaris (gracia, energía increada). Allí se encuentra el nus y todos los loyismí de la psique.
El santo sostiene que esta enseñanza la hemos recibido del mismo Cristo, Quien es el creador del
hombre. Recuerda el logos de Cristo “Oíd, y entended: No lo que entra en la boca contamina al
hombre; sino lo que sale de la boca, esto contamina al hombre” (Mt 15,11) y también: “Porque del
corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos,
los falsos testimonios, las blasfemias. (Mt 15,19). El santo aún expone también el logos de san
Macario: “el corazón (esencia) domina y reina todos los órganos y cuando la Jaris de Dios
haya dominado el corazón, domina y reina en todos los loyismí y en los miembros; porque
allí está el nus (energía) y los loyismí de la psique».
Por eso el propósito básico de la terapia es, según el santo, “retornar el nus esparcido por los
sentidos y de afuera introducirlo al corazón, que es la caja de los loyismí y el primer órgano
logístico carnal” (Obras san Gregorio Palamás, tomo 2º, pag 124-126).
Qué es la psique y cuáles son sus partes.
Según san Juan Damasceno la psique es esencia simple, viva, incorpórea o inmaterial, de
naturaleza invisible por los ojos físicos, lógica y noerá (espiritual), sin forma definida, utiliza soma
(cuerpo) orgánico y proporciona en este la vida, el nacimiento, el crecimiento y el sentimiento,
sentido o sensación. No tiene el nus separado de ella, sino que nus es la parte más limpia y
pura, exactamente lo que es el ojo para el cuerpo es el nus para la psique. La psique es
independiente, voluntariosa y energética. Es vulnerable, (es decir, cambia, altera su voluntad),
porque también es creada. Todas estas cosas las tiene por naturaleza, puesto que las ha recibido
de la Jaris (gracia, energía increada) de Aquel que la ha creado. De la Jaris la psique ha recibido su
existencia y el ser por lo que es por naturaleza.
La psique tiene tres partes: Λογιστικό, (logístico), Θυμικό (zimikó, irascible o
emocional, Επιθυμητικό (epizimitikó, anhelante, voluntarioso). Estas cosas las estudiaremos
ahora, para que sea entendido el mecanismo de la creación de los distintos pazos.
Escribe san Juan el Damasceno que: «La psique la llamamos tripartita, porque tiene lógica (o lo
logístico), lo irascible (o emoción) y lo anhelante (o voluntad). De modo que con lo lógico
reflexionar y razonar, con lo irascible enojarse y enfadarse contra los demonios, teniendo la
fortaleza y la valentía contra ellos; y finalmente con lo anhelante amar a Dios.
El anhelante o voluntarioso se divide en tres partes:
1. a) Al Divino
2. b) Al físico o natural
3. c) Al carnal, que es diabólico.
Divino es que uno ame a Dios. Físico o natural es que uno ame por naturaleza. Y carnal es que uno
ame contranaturalmente. Por ejemplo, natural es el matrimonio, contra natural es la lujuria,
prostitución y los similares…»
San Gregorio Palamás, refiriéndose en que la psique es como imagen de la Santa Trinidad y
escribiendo que la Santa Trinidad es Nus, Logos y Espíritu, dice que la psique está creada como
imagen Suya, es “noerá, lógica y espiritual”. Por eso debe guardar el orden divino y estar totalmente
entregada a Dios. Ver sólo a Dios y adornarse con la continua memoria y contemplación y con la
calurosísima y candente agapi (Filocalía t.4).
La psique mediante los pazos y los pecados, se disgrega, por eso necesita estar uniéndose,
unificándose y ofreciéndose a Dios. Esta unificación se logra de muchas maneras, principalmente
con la aplicación del logos de Dios. San Teolepto de Filadelfia, recalca principalmente el valor de la
oración. «Y la oración pura y clara, une hacia sí misma el nus, el logos y el espíritu. Y por el logos
pronuncia el nombre de Cristo, por el nus se acerca, toca sin encantarse o quedarse extasiado a
Dios, y por el espíritu el recogimiento, la devoción, la humildad y presenta la agapi, y así suplica la
sin principio ni fin Trinidad, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, el Dios uno. (Filocalía t.4)». Con el
logos mencionamos continuamente el nombre del Cristo, con el nus nos acercamos y
tocamos a Dios sin encantarnos y con el espíritu nos apoderamos de la devoción, la
humildad y la agapi.
De esta manera se unen e unifican las tres fuerzas o energías de la psique y se ofrecen a la Santa
Trinidad. «Así se consigue la “Psicoterapia” terapia, sanación de la psique… La disgregación
de las fuerzas de la psique constituye enfermedad y la unificación constituye la terapia, sanación
(o psicoterapia)… » (Ieroteo Vlajos: “Psicoterapia Ortodoxa”).
Las fuerzas y energías de la psique
Las fuerzas y energías de la psique se distinguen en:
1. a) Gnósticas o sentidos de la psique, y
2. b) Vitales o apetitosas (estas como dijimos son el anhelo, deseo y la ira o emoción, San Juan
el Damasceno).
PARTE B: LA DEPRESIÓN
Introducción
Como introducción en el tema exponemos un texto muy conciso del hombre sanado o
“psicoterapiado” verdaderamente, es el sabio Yérontas Porfirio, donde se refiere:
1. Sobre mecanismo causal y patológico de la creación de la depresión, y
2. la terapia de la depresión.
Ocurre muchas veces, observa el Yérontas, que el hombre de hoy en día siente tristeza, aflicción,
depresión, melancolía, parsimonia, indolencia, pereza, acidia y todas estas cosas satánicas.
Sucede que esté entristecido, angustiado, melancólico y llorando, y no da ninguna importancia a su
familia; gasta un montón de dinero en psicoanalistas para tomar fármacos. Todas estas cosas los
hombres las llaman “inseguridad”. Nuestra religión Ortodoxia cree que todas estas cosas son
tentaciones (del demonio).
El dolor es una fuerza psíquica que el Dios ha puesto en nuestro interior con el fin de hacer el bien,
la agapi (amor desinteresado, cariño), la alegría y la oración. En vez de esto, el diablo consigue y
toma esta fuerza y energía de la batería de nuestra psique y la utiliza para el mal, la convierte en
depresión y trae en la psique parsimonia, desánimo, indolencia y acidia.
De lo anterior llegamos a la conclusión que la causa de los problemas psicológicos y de la
depresión son los pazos y el astuto maligno que las promueve y estimula.
Y continúa el Yérontas apocaliptando (revelando) también la terapia o psicoterapia: “El gran arte,
pues, el gran secreto, para que seas liberado de la depresión y todas estas cosas negativas es que
te entregues a la agapi (amor, energía increada) de Dios.
Epigramáticamente expresando las palabras del Yérontas, decimos que el egoísta está siendo
robado por el astuto maligno. La fuerza y energía del dolor, que es un regalo de Dios para utilizarlo
para amar a Dios y al prójimo, el diablo lo convierte en tristeza, sufrimiento y depresión.
La terapia de esta desviación es la humildad, como preparación para que sea atraída la
Divina Jaris (energía increada) y después la agapi a Dios a través del Culto y la oración.
3) La sinergia humana
(El término sinergia significa cooperación, colaboración de la energía de la voluntad humana con la
energía increada de la voluntad de Dios).
3a) Es imprescindible la cooperación de Dios y del hombre para “desenredar” al hombre
Sin la cooperación del hombre con la Divina Jaris (gracia, energía increada) no se consigue la
expulsión del egoísmo y en general la terapia del hombre entero.
El hombre espiritual es aquel que “trabaja con la Jaris”, como decía característicamente el
Yérontas Aghiorita Paísios.
El Dios no viene al hombre que tiene muchos conocimientos mundanos, intelectuales o espirituales,
sino al que tiene mucha humildad; al que ha vivido y experimentado Su logos: “Sin mí no podéis
hacer nada” (Jn 15,5).
Este hombre siente con absoluta necesidad la continua búsqueda de la ayuda Divina, que es
la Divina Energía Increada (la Divina Jaris): La común energía increada deificante del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo, la que se llama también Espíritu Santo.
Viendo sus desastres espirituales, su enredo interior, gira –con la oración incesante- hacia el Dios y
le pide ayuda. Así se sana y se libera de los pazos y la depresión que estos provocan.
3b) El hombre sanado por la Iglesia, como coopera con la Divina Jaris, no es castigado y
atormentado de los llamados psicológicos problemas y enfermedades (depresión,
inquietudes, fobias, inseguridades, estrés…)
Hoy en día, tal y como se ha referido anteriormente, los hombres por excelencia nos atormentamos
y nos castigamos de la depresión, la angustia, la ansiedad, las fobias o miedos y las inseguridades.
La causa es que nos hemos encerado en nosotros mismos y no nos esforzamos amar a Dios.
Los Santos que son los verdaderos hombres saludables, sanos, nos muestran el camino de retorno
a Dios. Los mismos se han sanado con la Jaris (energía increada) de Dios y son los prótipos,
modelos para nuestra terapia, sanación.
El hombre sanado, el saludable espiritualmente, no padece de los llamados problemas
psicológicos, sobre todo de la depresión. El Yérontas conocía muchas cosas sobre estos
problemas llamados psicológicos y de los llamados psiquiatras. Decía: “La depresión es un
sentimiento, emoción desagradable que se apodera de uno y le inmoviliza”. La depresión es un
autoengaño, es un cautiverio del hombre a una idea. Cree que el pensamiento es suyo, pero en
realidad es del astuto Maligno.
Los depresivos, los neuróticos, los angostos y los ansiosos tienen egoísmo, influencia
demoníaca. Decía que este tipo de hombres no aceptan nada, no aceptan que sean tocados,
se irritan en seguida por cualquier cosa que les digas, “haz esto así u lo otro de esta
manera”.
Te contestan: no puedo hacerlo, lo dice la ciencia.
-Mira le digo: desgraciado, hazlo aunque lo diga la ciencia. Di que haré obediencia al Yérontas,
¿Entiendes?
Esto es algo demoníaco, es algo que podíamos decir que lo tiene el hombre, no lo sé, lo tiene como
el salvaje que está en el desierto.
El egoísmo que conduce en problemas psicológicos y en depresión, es un estado del
hombre viejo, del hombre post caída, del hombre “asalvajado” enfurecido por los pazos y
fugitivo de la Divina Majestuosidad. Para que sea sanado y salvado debe unirse con el Dios.
Como el hombre no puede subir a Dios, por eso debe cooperar con la Divina Jaris,
haciéndose humilde y obedeciendo los divinos logos-mandamientos.
1. La fe correcta, la ortodoxa
2. Confianza a la Divina Agapi (amor, energía increada) y la Divina Providencia
3. Aplicación de los logos-mandamientos evangélicos
4. Agapi hacia Dios (Divino Eros)
5. Hisijía
6. Oración
7. Humildad y conducta interior humilde
8. Obediencia
9. Rechazo del desánimo y alegría espiritual
10. Trabajo
11. Estudio espiritual
12. Ocupación con el jardín, las flores y el arte
13. Música Bizantina
14. Paseo y recuerdos bellos
15. Expulsión de todos los loyismí desde el principio
16. Expulsión de la envidia y la arrogancia
17. Lucha contra el deseo que nos quieran
18. Paciencia
19. Recalentamiento del celo espiritual
20. Cierre de la televisión y videojuegos
21. Metania y Santa Confesión
Fe correcta, ortodoxa
Por supuesto que no puede sanarse uno si de hecho no cree en la Iglesia ortodoxa y en la
enseñanza de nuestro Θεάνθρωπο (zeánzropo) Dios y hombre Cristo. Dice san Atanasio el Grande:
“Los Padres, todos en una voz y opinión, nos han transmitido que no hay otro cimiento y medio
seguro para la adquisición del perfeccionamiento de la virtud que la humildad, que proviene de la fe,
la apacibilidad y la perfecta pobreza. Mediante estas se logra la agapi perfecta con la jaris (energía
increada) de nuestro Señor Jesús Cristo”.
Cuando se haya realizado todo esto, entonces realmente el hombre cambia y encuentra la raíz de
su existencia, el verdadero cimiento, que no es otra cosa que “el Puesto… Jesús Cristo”. Entonces
se sana espiritualmente, salvaguarda su hipóstasis (base substancial, personalidad o persona) y se
hace “como o a semejanza del Santo Dios Triádico”, realizando el propósito y la finalidad de su vida,
es decir, convertirse y hacerse dios/a por la jaris increada.
Confianza a la Divina Agapi (amor, energía increada y a la Divina Providencia
4a) La terapia de los pazos y de la depresión radica en amar a Dios “con toda la psique, con
todo el corazón y con toda la diania-mente” (Mrc 12,30)
Decía el Yérontas Porfirios que es una exigencia de nuestra psique tener Eros Divino, vivir la
locura divina.
El hombre cuando no satisface esta exigencia de la psique y vivir en la Ortodoxia que es agapi,
es eros, es entusiasmo, es locura, ganas y afán de lo divino, permanece un enfermo estable, sin
sanarse, ansiado, angustiado, vacío, insatisfecho, y en la negrura, en la melancolía y en la
depresión. La agapi en Cristo, la abnegación y la salida de la filaftía (egolatría) son el
antídoto contra el egoísmo y la depresión.
El hombre está llamado amar a Dios, de acuerdo con el primer mandamiento. También está llamado
amar a su prójimo, saliendo de su enfermiza agapi que tiene sobre sí mismo y las creaciones.
Entonces, según el sabio psiqui-atra Porfirio, sale también de la depresión.
Recalcaba el Yérontas que la terapia de la depresión es el Divino Eros: la agapi a Dios es la
cosa más grande, es la Divina Energía Increada que cautiva la psique, la rellena plenamente,
la sana, cura, es la psicoterapia perfecta.
El Yérontas teológicamente es muy exacto. Nos decía que cuando el hombre quiere moverse hacia
el Dios y amarle, entonces el Dios viene y llena la psique de este hombre con Su Energía Increada
que se llama Agapi a Dios o Divino Eros.
Entonces la psique del hombre está cautivada de la agapi de Dios, mientras que a la vez se
libera de una idea (o loyismós) que es el elemento y componente básico del pedestal de la
depresión.
La depresión es negrura, oscuridad demoníaca, pero el hombre la consiente, coopera en la creación
y aceptación de ella. Se pregunta san Gregorio el Teólogo: “Qué voy a decir sobre la lipi (tristeza,
aflicción, pena) y la acidia, que esto, los inventos del nus, yo lo llamo oscuridad, negrura”.
La depresión, enseñaba san Porfirio, en la psique es cautividad en una idea, que por supuesto
instiga el astuto maligno o crea, inventa por su cuenta el hombre con pazos. Podríamos sustituirlos
con las ideas compulsivas o pensamientos compulsivos de los “llamados psiquiatras”.
El eros se vence con eros, nos dicen los Santos Padres. La agapi enfermiza hacia nosotros
mismos (egolatría y egoísmo), que es la raíz de la depresión, se vence por la sana agapi a Dios y
al prójimo.
4b) La agapi a Dios libera al hombre del encarcelamiento de la egocéntrica depresión.
La agapi hacia el Dios y la agapi de Dios hacia el hombre, cautiva la psique a través de la
Divina Jaris (energía increada). Así la psique se des-cautiva, libera de la depresión, que es una
mala dirección de la fuerza y energía psíquica, a causa del diablo. Con la depresión el hombre en
vez de utilizar sus fuerzas psíquicas para amar verdadera y desinteresadamente a Dios, las utiliza
para venerar y adorar su yo. Pero no está hecho para funcionar auto-amándose, sino para llegar al
Divino Eros, moviéndose agapíticamente hacia el Bien Supremo, a Dios. El mal uso de las fuerzas y
energías psíquicas le conduce al desastre, a la lipi (aflicción, tristeza y pena) y a la depresión.
El Yérontas, queriendo ayudar a una mujer deprimida, la aconsejaba en principio que hiciera algo
que le gustase, por ejemplo, cuidar del jardín, ocuparse de la música… y sobre todo la agapi a
Dios.
Es la cosa más grande, la que cautiva la psique, porque no es solamente una energía y
acción de la psique hacia el Dios, sino que lo importante es que la jaris (energía
increada) de Dios es la que rellena la psique y la convierte en otra cosa. Es decir, esto que
se había apoderado de ella era una fuerza y energía psíquica y en vez de hacerse el bien, el diablo
esta energía psíquica la convirtió en depresión y atormentaba y castigaba al ser humano.
(Conversación sobre la depresión, pag 11-12).
La agapi hacia el Dios, para que sea conseguida, requiere la humildad según Cristo, la
abnegación y la metania.
Pero para que el hombre pueda negarse a sí mismo, de su egolatría y de sus voluntades egoístas,
deberá primero encontrar su auténtico yo o sí mismo, el corazón profundo, el centro de su
hipostasis (base substancial) psíquica, la esencia de su nus.
El descubrimiento del centro hipostático se hace por la bajada de la noerá perceptiva energía
(del nus) dentro al profundo corazón del hombre. Allí deberá concentrarse la energía noerá y allí
también el nus orando sin cesar. El hombre está llamado a alejarse de la negligencia que conduce
al desánimo, la pereza espiritual y física y la pereza al olvido de Dios. Debe parar el nus de levitar
y vagar por ahí en las creaciones. El recuerdo a Dios, el mantener el nombre de nuestro Señor
Jesús Cristo, deberá hacerse la exclusiva y única preocupación y ocupación.
218) Archimandrita Zacarías Zacaru, Santo Monasterio san Juan el Bautista, Essex Inglaterra, “La
oración de Jesús”: «El Nombre Jesús fue dado por apocálipsis (revelación) de lo Alto. Proviene de
la sin principio ni fin energía increada del Divino Ser y para nada es una invención humana. Esta
apocálipsis es acto y energía increada de la deidad y añade al nombre doxa (gloria, luz increada)
sobrenatural. Este nombre conecta y es unido ontológicamente con la llamada Persona, el Cristo.
La oración por este nombre tiene su piedra angular en los logos del Señor que proclamó un poco
antes de subir a Gólgota: 24 Hasta ahora no habéis pedido nada implorando en mi nombre. A
partir de ahora pedir continuamente y recibiréis, para que vuestra alegría y gozo sean
completas, y lo estaréis comprobando por el hecho que el Padre escuchará vuestras
oraciones… (Jn 16,24);…de verdad en verdad os digo que todo lo que pidan en mi nombre al
Padre os lo concederá (Jn 16,23.) Estos logos de Cristo son a la vez mandamiento y promesa. La
digna imploración de Su nombre cumple el mandamiento y vivifica Su presencia. El que está orando
incesantemente se coloca a sí mismo al camino de los mandamientos, al camino del Señor y el
camino es Él Mismo. Por consiguiente, a Cristo le encuentra como co-caminante y se une con Él. El
nombre de Jesús Cristo se convierte en forma y lugar de unión del fiel con el Salvador Dios. Cuando
invoca este nombre con devoción, tal y como Dios manda, obtiene la complacencia del Espíritu
Santo y vive para siempre ante la Persona del Señor.»
Realmente, “la misión de los escogidos del Señor consiste en que guarden este nombre,
padezcan por este y que consideren como privilegio la deshonra o burla, y por esto también
están preparados para morir por el nombre del Señor Jesús. Miembros del cuerpo de Cristo
son aquellos que sobre ellos se ha invocado el nombre de Jesús Cristo y los mismos
invocan el nombre de Jesús Cristo. En pocas palabras, el nombre del Señor Jesús sella al
fiel y le convierte en templo de la Deidad, lugar de la presencia carismática del Espíritu
Santo” (por el mismo Zacarías Zajaru).
Para que el hombre tenga memoria o recuerdo a Dios, deberá de alejarse y cesar de cualquier otro
recuerdo mundano y angustiosa preocupación. El hombre debe estar en hisijía, alejándose de las
preocupaciones vanidosas, para que pueda hacer la catarsis.
Hisijía
La expulsión del desánimo se hace con el cultivo de la alegría espiritual. Para expulsar la lipi
(tristeza, aflicción, pena)-depresión demoníaca, debemos cultivar la alegría y el gozo espiritual. No
debemos dejarnos en la situación enfermiza del desánimo, sino expulsarlo enérgicamente. Esto lo
conseguiremos sea diciendo la oración de Jesús, sea psalmodeando, cantando o pensando en la
Divina Agapi (amor, energía increada) que nos ha puesto en el camino de la sanación y salvación.
Seamos agradecidos al Señor que nos ha salvado con la Divina Jaris Increada y nos ha hecho
ciudadanos de la Santa Iglesia Ortodoxa.
Decía san Serafín de Sarof: “Para mantener la paz psíquica, debes expulsar lejos el desánimo
y esforzarte en ser alegre, según el logos del sabio Sirac: “La tristeza, depresión ha
arruinado muchos, no hay beneficio en ella” (S.Sir 30,25).
Trabajo
El trabajo con entusiasmo y obediencia es un fármaco importante.
El trabajo en general sobre todo el manual y el cansancio corporal es un fármaco dado por el Dios
contra la acidia y la depresión.
En el libro “Gerontikón” se refiere lo siguiente: “El abad Antonio cuando andaba por el desierto una
vez ha caído en la acidia y gran oscurecimiento de su nus por los loyismí y decía a Dios:
“Señor, quiero sanarme y salvarme, pero no me dejan los loyismí. Enséñame qué hago con mi
sufrimiento y tristeza. Cómo voy a sanarme y salvarme”.
Se levantó y se alejó un poco de su celda. Entonces ve uno que se parecía a él que estaba
sentado y trabajando; después se levanta deja su trabajo manual y oraba, después se sentó
otra vez y tejía con las manos – porque tenía este trabajo manual- y otra vez trabajó mucho y
volvió a orar. Era un ángel enviado por el Señor para rectificar y apoyar a san Antonio. Pues, el
ángel se dirigió a él y le dijo:
“Así tienes que hacer, y así te sanarás y te salvarás”.
Apenas escuchando esto el abad Antonio sintió gran alegría y ánimo. Se liberó de la acidia, hizo lo
que le dijo el ángel y avanzaba al camino de la sanación y salvación.
Para que el hombre sea sanado y liberado del dominio demoníaco, del pazos del egoísmo que
conduce a la depresión, el Yérontas Porfirios indicaba, como se ha dicho, al fármaco, medicamento
del Eros Divino.
Otros medios ayudantes que sugería y utilizaba el Yérontas son: trabajo con entusiasmo,
ocupación con la música, con la psalmodía o música bizantina u otra cosa que le gustaba al
enfermo. Trabajar y actuar con entusiasmo, etc, ayuda al hombre a salir del dominio demoníaco
de los pazos y la depresión.
Decía a un obediente hijo suyo espiritual que era depresivo: “Mañana iremos a la ermita del
Paráclitos, celebraremos la Divina Liturgia y después plantaremos y así lo hizo. Y trabajarás como
un loco con la pala y te vas acordar bien de mí”.
Si el hombre tiene entusiasmo, hace algo que lo demás le ven y se ríen, en cambio él vive una vida
con entusiasmo.
El entusiasmo –aunque sea exterior- es decir, participación activa a la obediencia, (aunque
sea con el cuerpo), provoca la primera salida de la depresión. La jaris (energía increada) de
Dios completará la obra del hombre, si el hombre se hace humilde. La humildad del cuerpo a causa
de la obediencia y el trabajo, ejercicio físico entusiasta, hace también humilde la psique.
El ejercicio del cuerpo y la humildad sanan al hombre espiritualmente, porque a través de la Divina
Jaris que la atraen, expulsan los pazos y la depresión. San Máximo el Confesor escribe: “La
humildad y el ejercicio físico, liberan al hombre de cada pecado. La humildad expulsa y corta
los pazos de la psique y el ejercicio físico del cuerpo”. Por eso el bienaventurado David,
aplicando esto, dice a Dios en su oración: “Señor, mira mi humildad y el esfuerzo de mi cuerpo, y
perdona todos mis pecados” (Sal 24,18).
Así que, por la humildad, el hombre se prepara para que venga la Divina Jaris, de modo que llegue
a la agapi hacia Dios. Entonces también se sana.
El trabajo, el interés para la vida, y principalmente el interés para la Religión ortodoxa y la humildad,
sanan la depresión.
Estudio espiritual
Con el estudio de las Divinas Escrituras expulsamos la acidia-melancolía-depresión.
San Atanasio el Grande, interpretando el salmo: “tuvo o tiene sueño mi psique por la acidia”, nos
recalca que “no hay otra manera de expulsar el maligno espíritu de la acidia que el estudio de
los divinos logos y los sabios divinos”. El estudio tonifica la nipsis, fortifica la virtud, protege de
los malos loyismí, proporciona “material” para la oración y llena de gozo la psique deprimida.
El principal fármaco sobre la depresión, tal y como se ha escrito, es la humildad y el divino eros. El
Logos de Dios tiene escondida fuerza y energía mística, regenerativa, creativa, curativa (limpiadora,
catártica) e iluminante. Cuando estudiamos el Logos Divino nos llenamos de alegría y luz
(increada). La psique se catartiza (limpia, purifica) de los loyismí y se libera de la ignorancia y la
oscuridad. Por el estudio en humildad del Logos de Dios comulgamos, conectamos y nos
unimos con el Enhipostasiado (personificado) Logos de Dios, el Cristo. El estudio del Logos
Divino es la forma de divina-comunión y unión con el Dios. (Además, por eso en la Divina
Liturgia la primera parte es “la liturgia del Logos” de Dios, donde escuchamos la lectura evangélica y
la apostólica, como también el kerigma interpretativo en relación).
Cuando se ha conseguido esta unión, entonces naturalmente desaparece la acidia-depresión.
La ocupación con el jardín, las flores y el arte
El estudio del logos de Dios como también la ocupación con el arte, el jardín… expulsa la
acidia-depresión.
El Yérontas Porfirios aconsejaba el estudio de los sabios divinos y la ocupación por el arte, el
interés por la vida y el trabajo, el jardín, las flores, la música… como añadidos después de lo que
decía sobre el Eros Divino, que lo consideraba como el fármaco principal para la depresión. El arte,
el jardín, las flores… son cosas muy importantes. El estudio de la Santa Escritura, el interés por la
Religión Ortodoxa, por la agapi de Dios… ¿Para qué quieres estos psiquiatras, psicólogos,
psicoanalistas, los psicofármacos y los narcóticos o las drogas?
No hacen falta los psiquiatras y los psicofármacos, sino sólo si se ha tocado o enfermado el sistema
nervioso del hombre a causa de una grave enfermedad psíquica.
En primera fase, para que uno “salga” de la depresión ayudan mucho las siguientes: trabajo con
entusiasmo y ocupación con algo que mueva mucho el interés del hombre y con algo que movilizará
también su cuerpo. Esto puede ser la ocupación con el jardín, las flores, la naturaleza, el arte… La
“salida” alegre del cuerpo de la depresiva inactividad y el cansancio que esto implica que lo
hace humilde, humilla al cuerpo. La humildad del cuerpo ayuda también la psique hacerse
humilde y moverse hacia el Dios.
Paseo y recuerdo de momentos bellos
Un fármaco importante contra la depresión es la vida en la naturaleza, el paseo terapéutico en la
montaña, en el bosque y el recuerdo de los momentos bellos del pasado.
Relata una mujer, que recientemente había muerto su marido, qué la había aconsejado el Yérontas
Porfirios hacer cuando estaba melancólica y deprimida por la muerte de su marido, considerada por
ella como “muerte prematura”: “En aquellos momentos, me ayudó mucho el Yérontas Porfirios, que
es normal que uno se deprima, cuando empiezan a torturarte las preguntas: ¿Dios mío, por qué ha
muerto tan temprano y joven? Sentía entonces una acidia y un hundimiento al sofá y no podía
levantarme”. Entonces me aconsejaba: “Apenas te sientas esta cosa, salta y ponte en pié, y ves a
dar una vuelta por la montaña.” Y cuando le pregunté si podía salir cuando era de noche, me
contestó: “Sí, puedes salir, trae en tu mente todas las bellas imágenes, como aquel parque que
habíais visitado con tu marido y tus hijos, o aquella bella puesta del sol que habías disfrutado al
mar… Que expulses los malos loyismí y estate diciendo: “Kirie (Señor) Jesús Cristo ten compasión
o misericordia de mi marido y de nosotros”. Me insufló exactamente esta convicción: de que existe
comunicación y comunión entre la Iglesia viviente, militante* y la triunfante* (celeste).
* Militante Iglesia: el conjunto de los fieles que se encuentran en la tierra y luchan dentro, en la
Iglesia Ortodoxa.
*Triunfante Iglesia: el conjunto de los salvados santos y justos que presaborean la Realeza Increada
de Dios.
Música Bizantina
La música bizantina sana la depresión. La música Bizantina es la música de la Iglesia, es la
música de los ángeles. La psique deprimida se sana, se diviniza y santifica por esta música.
Cuenta el Yérontas Porfirios que: una vez un Rey, Saúl, tenía un demonio, e iba a David y le
psalmodiaba, cantaba y el demonio se marchó. Iba con el libro de salmos y el salterio que es un
órgano. Cuando estaba captado por el demonio de la melancolía o el demonio de la acidia, iba a
David, le cantaba y tocaba el salterio y así se marchaba el demonio. ¡Dónde están estos que corren
para encontrar terapia para la depresión! Cuando aprendan la música bizantina y ven que viene la
negrura, enseguida ¡bam! un canto bizantino y la negrura que viene a captarte, como una especie
de melancolía psíquica, se convierte en himno, alabanza a Dios. Yo esto lo creo absolutamente. Os
digo que, un músico que ama la música y es piadoso, puede una dificultad hacerla música o una
obra preparada para cantarla, psalmodearla y ejecutarla. Y así, en vez de estar llorando y
deprimirse, ofrece una doxología-alabanza a Dios.
Los Padres de la Iglesia recalcan frecuentemente, en sus obras escritas, el papel de la música
eclesiástica en la formación y el cultivo de la moral cristiana y animan a los cristianos con la música
alabar a Dios. La música para los Santos Padres es el medio para apaciguar los pazos, de
la catarsis psíquica y el deleite y gozo espiritual.
Escribe san Basilio el Magno: “La psalmodía serena y calma las psiques, provoca paz y reduce los
ruidos y las olas de los loyismí”.
San Atanasio el Grande, escribe: “Con la psalmodía, la turbación, la salvedad y el desorden que
existe en la psique se regulariza, pero la depresión se sana”.
Finalmente, san Juan Crisóstomo, observa: “Con la psalmodía hasta el aire se hace santo…
La diania-mente escucha la voz y cambia, se introduce la melodía y expulsa los pazos de la
avaricia y de la ambición”.
La música bizantina cuando la utilizamos, nos santifica, diviniza sin mucho esfuerzo.
El Yérontas Porfirios enseñaba: “La música bizantina es muy útil. No debe haber ningún cristiano
que no sepa o que no escuche música bizantina. Todos debemos aprenderla. Tiene relación
inmediata con la psique. La música santifica al hombre pacíficamente. Sin esfuerzo,
deleitando, te conviertes santo”.
San Teófanes el recluso, escribía a un hijo suyo espiritual, “que oréis los dos troparios de la
Panayía o Santísima: Te alabamos y bendecimos todas las generaciones, Zeotocos Virgen; porque
en Ti ha cabido el Incabible Cristo Nuestro Dios y complació. Bienaventurados y felices somos
porque te tenemos como Protectora; porque intercedes por nosotros día y noche… por eso te
clamamos: alégrate tú que estás llena gracia increada, el Señor contigo”; y “Zeotocos Virgen, tú que
eres el castillo invencible y la fortaleza de la salvación, te rogamos: Convierta las voluntades
contrarias en diversión, la pena y la tristeza de tu pueblo conviértela en alegría, ruega por la paz del
mundo, porque tú eres la Zeotocos, y nuestra esperanza”.
Expulsión de todos los loyismí desde el principio
Además, de todos los demás males, (indecencia, violencia, pazos, el no desarrollo ético de la
persona, el lavado de cerebro, la maledicencia y la crítica mala) que trae junto con estos la
televisión-la caja del demonio, como lo había profetizado san Cosme de Etolia- ahora se ha añadido
también un conocimiento científico: La televisión y los videojuegos que causan la depresión
adolescente. Largo tiempo viendo la televisión o los videojuegos, puede conducir en depresión
también a los adolescentes, según una investigación científica que alarma sobre el peligro de las
repercusiones de la salud psíquica de los jóvenes a causa de la continua influencia de los juegos
electrónicos. Tal y como se refiere la Agencia Francesa, una investigación de la Facultad de
Medicina de la Universidad de Pittsburg de Estados Unidos, encabezada por Brian Primak y fue
publicada por la revista científica “Archives of General Psychiatry”.
En 1995 se han examinado miles de adolescentes que no habían presentado ninguna depresión,
antes de que aparezcan en abundancia el internet y los DVD, pero siete años más tarde, cuando los
participantes tenían 22 años término medio, el 7,4% había manifestado síntomas de depresión.
Los adolescentes habían dicho que más o menos 2,3 horas veían la televisión, 2,34 horas la radio,
0,62 horas los videocasetes y 0,4 horas jugaban con videojuegos en el ordenador (en otros estudios
actuales estas horas han aumentado más).
Estas horas fueron reducidas de otras actividades, como el deporte, las compañías, el estudio…
que protegen de la depresión. Se ha comprobado que las adolescentes y las mujeres jóvenes
tienen menos posibilidades de desarrollar la depresión en relación con los varones jóvenes, cuando
dedican el mismo tiempo en los medios electrónicos.
Según un estudio, la depresión que a menudo se relaciona con la tercera edad, en realidad
empieza desde la edad de joven o en los primeros años de mayoría de edad.
Los investigadores recalcan también que la frecuente exposición en los medios electrónicos,
puede animar y aumentar la agresividad, las fobias, la ansiedad, la angustia e impedir el
desarrollo de la identidad del joven, mientras que si las horas de seguimiento son de noche,
se perturba la capacidad de dormir.
La investigación incita a los padres que intervengan y animen, entre otras cosas, la incorporación
social del hijo.
Es cierto que, nosotros conocemos que la incorporación social del hijo, no sólo no protege de la
depresión y de todo que nos hemos referido, sino incluso de muchos más peligros que se han
comentado recientemente. Sólo la incorporación Eclesiástica del hijo, como miembro vivo y activo a
la Iglesia Ortodoxa puede traer los resultados deseados y sobre todo los según el Dios.
La confesión regular, desde la edad de los cinco años, el ejercicio espiritual con medida
(prosternaciones, composkini-tipo rosario ortodoxo para la oración de Jesús, ayuno, etc,), la
frecuente Divina Comunión o Efjaristía, el estudio diario de la Santa Escritura, Vidas de los Santos y
Padres de la Iglesia (adaptada a la edad de cada joven), enseñanza sobre la oración noerá o del
corazón o de Jesús (Señor Jesús Cristo eléison me), son elementos imprescindibles para la
educación del niño, de modo que viva la alegría del Paraíso desde esta vida. De otra manera,
estará viviendo en el tedio, la desgana, la depresión y el presabor del infierno, a través de los
medios de comunicación, los distintos videojuegos, las drogas, la variedad de los pecados y la
muerte espiritual, que es el resultado de la vida fuera de la Iglesia.
Metania y Sagrada Confesión
AÑADIDO:
ΑΓΧΟΣ (anjos) ANSIEDAD, ANGUSTIA Y ESTRÉS Y COMO SE AFRONTA
Introducción
Junto con la depresión, el ἄγχος (anjos ansiedad, angustia y estrés) es también una “enfermedad
psíquica” muy extendida, que tiene consecuencias muy lamentables en todo hombre. Afecta la
psique y el cuerpo. Provoca varias enfermedades y sobre todo las llamadas “psicosomáticas”. En
nuestro estudio sobre la depresión exponemos complementariamente una pequeña referencia
sobre el ἄγχος (anjos, ansiedad, angustia y estrés). La energía demoníaca que provoca ἄγχος
(anjos), encuentra un campo apropiado y apto en un hombre con poca o nada de fe, al incrédulo. La
solución del problema se encuentra en la plena dejación y entrega del hombre a la voluntad Divina.
ΑΓΧΟΣ (anjos) ansiedad, angustia y estrés y cómo se afrontan
Respuesta a una psique:
Me has pedido que te escriba un par de páginas sobre ἄγχος (anjos ansiedad, angustia y estrés).
Qué es y cómo se afronta…
Sería bastante que te escribiese sólo dos líneas:
“Encomendémonos o dejémonos nosotros mismos, unos a otros y toda nuestra vida a Cristo
Dios”.
Si cumplimos continuamente esta exhortación nunca seremos dominados por la influencia
demoníaca que se llama ἄγχος (anjos ansiedad, angustia y estrés).
A pesar de esto, vamos a decir algo sobre este tema. De acuerdo con la Dogmática Ortodoxa todo
se hace por complacencia o por concesión de Dios. Por lo tanto, todo es para nuestro bien,
puesto que el Dios no hace nada malo.
Si reaccionamos, gemimos, lamentamos, renegamos, angustiamos y entristecemos a razón de
varios acontecimientos, es como si dijéramos a Dios: “No me amas y nos haces las cosas bien y
correctas”.
Con esta posición nuestra esencialmente blasfemamos a Dios y mostramos ingratitud. En la raíz de
este comportamiento existe incredulidad a la Divina Providencia y a la Bondad de Dios.
A pesar de esto: el Omnipotente y Bondadoso Señor nos ha prometido que se cuidará de nosotros.
Nos ha enseñado que “él se cuida de nosotros”.
Sólo nos pide que confiemos en Él y Le pidamos Su misericordia increada (energía increada),
porque respeta nuestra libertad y nuestro “no”. Es nuestro Padre caritativo. Nos ha dicho que todo
que nos haga falta para la vida terrenal se nos será añadido, basta que nosotros hagamos nuestros
trabajos y ejercicios espirituales, como también pedir del Mismo que se haga Su voluntad.
Él conoce que somos débiles… Además Él nos dijo: “Sin mí no podéis hacer nada” (Jn
15,5). Somos débiles como los niños, pero podemos, si lo queremos, estar en los brazos del Padre
más caritativo, más Bondadoso, más Sabio y más Potente.
¿El niño en los brazos de su Padre tiene ἄγχος (anjos ansiedad, angustia y estrés)?
-¡Nunca! Cómo entonces nosotros. Somos los hijos amados de Dios y si lo queremos, nos tiene en
Sus brazos.
Una cosa sola nos debe preocupar. No vaya ser que nos engañe el enemigo de nuestro Padre y
nos convenza que marchemos de Sus brazos calientes, antiansiolíticos o antidepresivos. Entonces
realmente sentiremos inmensa inseguridad y soledad…
Entonces el malvado astuto nos susurrará silbando: “Toma tu vida en tus manos. Tienes
autoconvicción, autosugestión… lucha, trabaja para vivir…” ay de nosotros si le oímos y hacemos
caso.
Debemos hacer lo contrario y retornar otra vez en los brazos de nuestro Padre.
He aquí como lo dice san Crisóstomo: “No te ocupes con agonía o angustia de tus propios
asuntos, sino déjalas a Dios. Porque, si te cuidadas tú, te preocuparás como humano; pero si
prevé el Dios, prevé como Dios. No te cuides de estas cosas, y seas indiferente de las más
importantes, las espirituales, porque el Dios no pondrá interés sobre estas cosas (terrenales
y materiales). Para que el Dios, pues, provea en grado grande para estas cosas, confíalas
todas en Él. Pues, para que tus asuntos vayan bien y seas liberado de la angustiosa
preocupación, cuídate para las cosas espirituales y desprecia las terrenales y materiales;
porque así conseguirás la tierra junto con el cielo y ganarás los bienes futuros” (Homilía
68,5).
¡Por qué no escuchamos la voz del Señor y nuestro Padre caritativo!
Estudiemos atentamente el texto más antidepresivo, más antiansiolítico y más antiangustioso de
todos los siglos.
Habla el Cristo Dios, Mt 6, 25-34:
25 Por tanto os digo: No os afanéis, estreséis e inquietéis por vuestra vida, qué habéis de
comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más
que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? (El Dios, que os ha dado lo más precioso, ¿no
os va a dar lo inferior?)
26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro
Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?
27¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?
28 Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no
se fatigan ni hilan;
29 pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos.
30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así con
tanta belleza, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?
31 No os afanéis, ni angustiéis y ansiéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué
beberemos, o qué vestiremos?
32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que
tenéis necesidad de todas estas cosas.
33 Mas buscad primeramente la realeza (increada) de Dios y su justicia, (la energía increada,
las virtudes y los bienes espirituales) y todas estas cosas (terrenales) os serán añadidas.
34 Así que, no os inquietéis y estreséis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá
su inquietud. Basta a cada día sus problemas y su propio mal” (Mt 25-34).
Por lo tanto, tenemos al Señor que se preocupa y se cuida de nosotros cariñosamente, nos ama
infinitamente y nos abraza paternalmente. Tenemos Padre Bondadoso, Sapientísimo y
Omnipotente. Él nos ha prometido: “Yo arreglaré y ordenaré todos vuestros asuntos y las
necesidades reales. Vosotros sólo preocupaos de una cosa: Que estéis buscando a Mí y Mi
Realeza (estado en energía increada), la virtud y el bien que YoSoY. Este es vuestro plan y
programa. Así viviréis en el siglo (tiempo espiritual el eterno ahora y el futuro). La agapi
hacia a Mí es la insignia de la vida verdadera, perfecta y llena de belleza. En un tratado
necesario y capaz para que viváis realmente”.
Cuando no confiamos en nuestra persona, de nosotros mismos, de nuestro yo y nuestro loyismós,
de nuestras fuerzas, de nuestra inteligencia y actividad…, sino que lo ponemos y entregamos todo
en manos de Cristo, entonces cumplimos la exhortación litúrgica: ““Encomendémonos o
dejémonos nosotros mismos, unos a otros y toda nuestra vida a Cristo Dios”. Entonces nos
escapamos del ἄγχος (anjos ansiedad, angustia y estrés) que ahoga todas las naciones y todos
los hombres que están sin Dios y sin fe en Él.
El ἄγχος (anjos ansiedad, angustia y estrés) realmente es incredulidad, falta y poca fe. Confiamos
en nosotros mismos y no a Dios. Creemos sólo teoréticamente que existe el Dios, pero no
confiamos en Sus logos-mandamientos, no seguimos Sus consejos y no buscamos Su voluntad. El
Señor nos ha afirmado que “hasta los pelos de vuestra cabeza están contados”…
¿Quién de nosotros habrá contado sus pelos? El Dios lo ha hecho…
Quiere decirnos con esto que se preocupa hasta de las cosas mínimas… De estas que nosotros
depreciamos y no aceptamos de ocuparnos. Si pues, se cuida y preocupa para nuestros pelos, para
los pájaros y para los lirios del campo, ¿no se preocupará por nuestras grandes necesidades como
alimento, casa y mantenimiento de nuestra vida?
Con una condición: Que busquemos a Él Mismo, que es la Vida, y Su Realeza increada (energía
increada), es decir, tenerle como Señor en nuestra vida cumpliendo y aplicando Sus logos-
mandamientos; que sea Él nuestro Rey. Entonces, Aquel se ha comprometido a proporcionarnos y
asegurarnos los bienes necesarios para la vida.
Todo esto para que sea realizado, se presupone de parte nuestra la Fe en Él. Entonces mediante
esta fe viva, encontraremos la fuerza de liberarnos de las cadenas de la razón humana, del viejo
hombre, del mundo de los pazos y del malvado astuto, dueño de los males.
Cuando no pensamos con la razón mundana y cada problema no lo afrontamos con las pobres
fuerzas humanas esencialmente inexistentes, sino que oramos y nos abrimos agapíticamente,
cariñosamente a Dios, aplicando y cumpliendo Sus logos-mandamientos, entonces nos escapamos
de las inquietantes y ansiosas preocupaciones que ahogan la psique y la hacen sentirse asfixiada
con la inseguridad y con el ἄγχος (anjos ansiedad, angustia y estrés).
Cuando no tenemos un problema inmediato y opresivo, tampoco debemos olvidar el primer
mandamiento, amar a Dios “de todo corazón, con toda la diania-mente, con toda la fuerza de la
voluntad de nuestra psique”. Siempre deberemos persistir permanentemente a la oración al Señor,
en dejar toda nuestra vida, nuestro sí mismo y todos, a Él.
Sin esta confianza inmensurable a Dios, a la Divina Providencia y a la Divina agapi (amor, energía
increada), no podemos encontrar alivio y reposo para nuestras psiques-almas.
El Señor en Mt 11,28-30 nos exhorta:
28 Venid a mí todos los que estáis cansados, afligidos, oprimidos y cargados (por el peso de
los pecados), y yo os aliviará y os haré descansar.
29 Llevad mi yugo sobre vosotros (que es la obediencia en mí), y aprended de mí, que soy
apacible, afable y humilde de corazón; y hallaréis descanso y paz para vuestras psiques-
almas;
30 (no duden, ni tengan miedo), porque mi yugo es bueno, fácil y útil, y ligera mi carga; (la
carga de las obligaciones y deberes que yo os pongo es ligera y fácil de llevar, pero también
yo os ayudo para llevarla).
El hombre que ora y en general el que se subordina a la voluntad de Dios, imita al humilde Cristo,
Quien también como hombre oraba incesantemente y conectaba, comunicaba continuamente con
Su Padre Celeste y subordinaba siempre Su voluntad humana a Dios, para darnos el verdadero
prototipo, modelo de vida.
Cuando uno está subordinado la voluntad de Dios, entonces todo se hace como uno quiere;
porque todo lo recibe y acepta como voluntad de Dios, puesto que esto pide continuamente
con la oración incesante, diciendo “Kirie-Señor Jesús Cristo, eleisón me” y “hágase Tu
voluntad”.
El Señor también nos ha enseñado la parábola “de la viuda y del injusto juez” para que no nos
extenuemos y dejemos la oración, sino al contrario, que oremos continuamente, para así estar
cumpliendo el primer mandamiento, que es la agapi hacia el Dios con toda nuestra existencia y
energía de nuestra voluntad.
La oración incesante es uno de los tres caminos que nos conducen a la humildad, la que trae
el verdadero alivio y reposo en nuestra psique y expulsa el ἄγχος (anjos ansiedad, angustia y
estrés).
Otra fuente del ἄγχος (anjos ansiedad, angustia y estrés), además de la poca o nada de fe o
incredulidad a la Divina Providencia y Agapi, es nuestra avaricia, ansia, vanagloria y ambición.
Quizás en un grado menor, la fuente del ἄγχος (anjos ansiedad, angustia y estrés) es también
nuestra filidonía (amor al hedonismo, voluptuosidad, placerismo).
Estos pazos cuando son cultivados de distintas maneras: a) preocupaciones, b) ansiedades, de
cómo me voy hacerme rico o cómo seré querido, gustado y aceptado… c) preocupaciones de cómo
lo voy a pasar mejor etc.
La vida entonces se hace complicada, cuando uno para conseguir la multitud de sus deseos busca
y utiliza la tecnología. El hombre se hace esclavo de los pazos y trabaja como una máquina para
cubrir sus falsas “necesidades” y deseos.
La sencillez de la vida, el combate contra los tres “f” (Filidonía, filarguiría y filodoxía o sea amigo de
hedonismo, avaricia o codicia y vanagloria o ambición) por la autocontención, autodominio, la
austeridad, pasar desapercibido, la no vanagloria y la pobreza, austeridad o poca fortuna y la en
Cristo humildad y agapi, expulsan el ἄγχος (anjos ansiedad, angustia y estrés), que en realidad
son los pazos que acumulan todo esto.
Decía el bienaventurado Yérontas Paísios: “Haced vuestra vida sencilla para que se vaya
el ἄγχος (anjos ansiedad, angustia y estrés). La sencillez la sigue la santificación, divinización de
la vida, por lo tanto, desaparece la influencia demoníaca que se llama ἄγχος (anjos ansiedad,
angustia y estrés).
Decía otra vez el mismo Yérontas: Cuanto más se alejan los hombres de la vida natural, la sencilla
y avanzan hacia el lujo, tanto más aumenta el humano ἄγχος (anjos ansiedad, angustia y estrés).
Y mientras los hombres se alejan de Dios, es de esperar que no encuentren reposo y alivio en
ninguna parte.
Por lo tanto, fe y plena entrega, dejación a Dios, sencillez, divinización y santificación de
nuestra vida y existencia, son los mejores antídotos contra el ἄγχος (anjos ansiedad,
angustia y estrés) que nos amenaza diariamente.
4º Salmo: Para que el Dios sane los hombres sensibles, que enferman de melancolía y
depresión a causa del comportamiento de hombres duros de corazón.
Oh Dios de mi justicia, cuando clamo por mi oración tú me respondes. Cuando estaba en angustia y
depresión, tú me diste desahogo; Ten misericordia de mí, y oye mi oración.
Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo estaréis duros de corazón; amando la vanidad y buscando la
mentira, contra mí?
Sabed, pues, que el Señor de forma milagrosa me ha salvado en el pasado, a mí su hijo piadoso; y
ahora el Señor oirá mi oración cuando yo a él invoco con toda mi psique-alma.
Temblad, y no pequéis; reflexionad en vuestro corazón y cuando estáis solos en vuestra cama,
reexaminen vuestras culpas y pecados, arrepentíos y estaos en contrición y metania por estos.
Ofreced sacrificios acompañados con obras de justicia, y confiad en el Señor.
Muchos son los que dicen: ¿Quién nos mostrará el bien? Pero sobre nosotros, oh Señor,
resplandeció la luz increada de tu rostro y nos hemos llenado de alegría.
Tú llenaste de gozo y deleite a mi corazón, que nunca prueban mis enemigos pecadores, a pesar
de que ellos están en abundancia de frutos de la tierra, como trigo, vino y aceite.
Pero yo teniendo esperanza firme en ti, en paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú,
Señor, me proteges, aseguras mi descanso y me haces vivir confiado.
27º (28º) Salmo. Para sanar los neuróticos y los que sufren de dolores a causa de los nervios.
A ti clamaré, oh Señor, mi Dios; no te desentiendas de mí, para que no sea yo semejante a los que
descienden al sepulcro.
Oye la voz de mis ruegos cuando clamo a ti, cuando alzo mis manos hacia tu Santuario y desde las
profundidades de mi corazón ardientemente te suplico.
No me arrastres y condenes juntamente con los malvados, ni con los que hacen injusticia, los
cuales hablan de paz con sus prójimos, pero la maldad está en su corazón.
Trátales conforme a su obra, y conforme a la perversidad de sus hechos; dales su merecido
conforme a la obra de sus manos.
Ellos no estudiaron ni valoraron lo que hace el Señor, ni la obra de sus manos, Tú los derribarás, y
no volverás a edificarlos.
Bendito sea el Señor, porque oyó la voz de mi plegaria;
El Dios es mi ayudante y mi escudo; en él confió mi corazón, y fui ayudado, por lo que se gozó mi
corazón y mi cuerpo, y con toda mi voluntad le cantaré y le alabaré.
El Señor es la fortaleza de su pueblo, y el refugio salvador de su ungido.
Salva a tu pueblo, y bendice a tu heredad; y pastoréales, susténtales y sé su guía para siempre.
55º (56º) Para los hombres sensibles que se han herido psíquicamente de sus semejantes
Ten misericordia, compasión de mí, oh Dios, porque el hombre me ha pisoteado. Todo el día me
combate y me oprime.
Todo el día mis enemigos me pisotean; porque muchos son los que pelean desde las alturas contra
mí;
3 durante el día cuando me atacan no tengo miedo, porque en ti confío.
Con mis logos alabaré a Dios; en Dios he puesto mi esperanza; no temeré, lo que va a pensar y
hacer contra mí el ser humano con su cuerpo corrupto;
Todos los días ellos pervierten mi causa; contra mí son todas sus reflexiones para mal.
Conspiran, se esconden y siguen mis rastros, como cuando le acechan a uno para exterminarle.
Sus vidas están llenas de maldad y no los salvarás, oh Dios, tú que con tu justo furor puedes
conducir pueblos enteros a la perdición.
Señor, en ti he expuesto toda mi vida y tú has tenido en cuenta mis lágrimas, de acuerdo con tu
promesa.
Mis enemigos retrocederán e huirán cuando te invoque. He aquí, yo te he conocido muy bien y me
he convencido que tú eres mi Dios;
En gloria de Dios compondré mi himno y psalmodiaré al Señor larga doxología (o alabanza);
En Dios he confiado y no temeré lo que puede hacerme el hombre.
Oh Dios, debo cumplir los votos que te hice y te tributaré alabanzas.
Porque has librado mi psique-alma y mi vida de la muerte y mis pies de la caída, para que ande
delante de Dios en la luz de la vida.
56º (57º) Para los hombres que sufren de dolores de cabeza y mucha tristeza, angustia y
depresión.
Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí, porque en ti ha confiado mi psique-alma y
en la sombra de tus alas me ampararé hasta que pasen los quebrantos y los peligros de los
hombres malos.
Clamaré al Dios Altísimo, al Dios que me favorece.
El me enviará la sanación y salvación desde los cielos y humillará a los que me acosan; Dios
enviará su misericordia y su verdad.
Ha salvado mi vida de mis enemigos que parecen leones. He dormido con miedo y angustia, porque
estos hombres, mis enemigos tienen dientes como leones, tienen armas y saetas, y su lengua es
como espada aguda.
Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios, y sobre toda la tierra sea tu gloria.
Han tendido una trampa a mi camino y con sus amenazas han desalentado y deprimido mi psique-
alma; han cavado hoyo delante de mí y en medio de él han caído ellos mismos.
Y ahora está preparado mi corazón, oh Dios, mi corazón está dispuesto para vencer las tentaciones
y afrontar los peligros; yo te cantaré al son de instrumentos y compondré himnos en gloria tuya.
Despierta, psique-alma mía; despierta, salterio y quitara; me levantaré de mañana para alabarte,
Señor.
Te alabaré entre los pueblos, oh Señor, y te cantaré entre las naciones.
Porque grande es hasta los cielos tu misericordia, y hasta las nubes tu verdad.
Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios, y sobre toda la tierra sea expandida tu gloria (increada).
97º (98º) Salmo. Para que el Dios dé consuelo a los afligidos y no sufran.
Cantad a Señor cántico nuevo, porque ha hecho maravillas; Su diestra ha salvado su pueblo, y con
su omnipotente brazo santo hizo estas maravillosas obras.
Señor ha hecho notoria la salvación de su pueblo y a vista de las naciones ha descubierto su
justicia.
Se ha acordado de su misericordia que había prometido a Jacob y de su verdad para con la casa de
Israel; los confines de la tierra han visto y conocido la salvación de nuestro Dios.
Aclamad a Señor todos los hombres de la tierra; deleitaos alabando, cantando y psalmodiando
salmos a Dios.
Cantad salmos al Señor con el arpa y al son de instrumentos musicales;
Aclamad con trompetas y sonidos de bocina, delante de nuestro Rey
Señor.
Resuene el mar de alegría y todo lo que hay en él, el mundo y todos sus habitantes;
Los ríos aplaudan con alegría y los montes regocijaos delante de Señor, porque viene a gobernar y
a juzgar la tierra.
Juzgará al mundo con justicia y a los pueblos con rectitud.
7º Salmo. Para los que han sufrido fobias por amenazas de hombres malos.
Señor Dios mío, en ti he confiado; sálvame de todos los que me amenazan, y líbrame de los que me
persiguen.
No sea que alguien de ellos desgarre mi psique-alma como un león, y me destroce sin que haya
quien me libere.
Señor Dios mío, si yo he cometido algún mal, si hay en mis manos injusticia;
si he devuelto mal por mal, que pierda mi esperanza y sea vencido por mis enemigos.
Por lo tanto que persiga el enemigo mi psique-alma y le alcance; que pisotee sobre el suelo mi vida
y cubra con tierra mi gloria y honra.
Levántate, oh Dios, en tu ira, álzate en contra de la furia de mis enemigos, oh Señor Dios, en favor
mío levántate para el juicio que mandaste.
Te rodeará congregación de pueblos, y presídelos tú, desde lo alto.
El Señor juzgará a los pueblos; júzgame, oh Señor, conforme a mi justicia, y de acuerdo a mi
integridad.
Que acabe la maldad de los pecadores, mas establece y dirige tú al justo; Porque el Dios justo
sondea la profundidad del corazón de los hombres, sus pensamientos y deseos.
Es justa hacia mí la ayuda de Dios, que salva a los rectos de corazón.
Dios es juez justo, fuerte y tolerante y está airado contra el impío cada día.
Si los pecadores no os convertís ni os arrepentís, él afilará su espada; Armado tiene ya su arco, y lo
ha preparado.
Asimismo ha preparado armas de muerte y ha labrado saetas ardientes.
He aquí, el impío concibió maldad, se preñó de iniquidad, y dio a luz engaño.
Para captarme, pozo ha cavado, y lo ha ahondado y en el hoyo que hizo caerá.
Su maldad volverá sobre su cabeza, y su agravio caerá sobre su propia coronilla.
Alabaré a Señor conforme a su justicia y cantaré al nombre del Señor el Altísimo.
24º (25º) Salmo. Para los hombres que envidia la tentación y trae contrariedades continuas
en sus vidas para que sean afligidos, perturbados, quejosos y entristecidos
A ti, oh Señor, que eres mi Dios, elevé mi psique-alma.
Dios mío, en ti confío, no sea yo avergonzado en la vida presente por mis pecados, ni se rían de mí
mis enemigos.
Ciertamente ninguno de los que esperan en ti tendrá que avergonzarse,
se avergonzarán los caídos en pecados y vanidades.
Muéstrame, oh Señor, tus caminos y enséñame tus sendas.
Guíame en tu verdad, y enséñame, porque tú eres el Dios de mi salvación, y en ti he espero todo el
día.
Acuérdate, oh Señor, de tus piedades y de tus misericordias, que son perpetuas.
De los pecados de mi juventud, y de mi ignorancia, no te acuerdes; conforme a tu misericordia
acuérdate de mí, por tu bondad, oh Señor.
Bueno y recto es el Señor; por tanto, él enseñará a los pecadores el camino.
Encaminará a los humildes hacia la virtud, y enseñará a los apacibles su carrera.
Todas las sendas de Señor son misericordia y verdad, para los que guardan su alianza y sus
testimonios.
Por amor de tu nombre, oh Señor, perdonarás también mi pecado, que es grande.
¿Quién es el hombre que teme a Señor? Él le indicará y le enseñará el camino que ha de escoger.
La psique-alma de él gozará de bienestar, y su descendencia heredará la tierra (el paraíso o la
realeza increada en el corazón).
La comunión íntima de Señor es con los que le temen, y a ellos hará conocer su pacto o
testamento.
Mis ojos están siempre hacia Señor, porque él sacará de mis pies las trampas de la red.
Mírame, y ten misericordia de mí, porque soy hijo único, estoy solo y afligido.
Las angustias de mi corazón se han aumentado; sácame de mis congojas.
Mira mi humildad, mi esfuerzo y mis fatigas, y perdona todos mis pecados.
Mira mis enemigos, cómo se han multiplicado, y qué odio injusto y violento me tienen.
Guarda mi psique-alma, y líbrame de mis enemigos; no sea yo avergonzado, porque en ti confié.
Integridad y rectitud me guarden, porque en ti he esperado.
Redime, oh Dios, a mí y a Israel de todas sus angustias.
41º (42º) Salmo. Para los jóvenes que enferman por amor, cuando se hiere una persona y se
entristece y se aflige
Como el ciervo sediento busca las fuentes de las aguas, así anhela por ti, oh Dios, mi psique-alma.
Mi psique-alma tiene sed de Dios, del Dios vivo y fuerte; ¿Cuándo iré y contemplaré la persona
(rostro) de Dios?
Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, mientras mis enemigos me dicen todos los días:
¿Dónde está tu Dios?
Me acuerdo de estas cosas, y mi psique-alma ora ardientemente dentro de mí, ¡de cómo iba en
medio de la multitud y la guiaba hacia la Casa de Dios, entre cantos de alegría y alabanza, en el
júbilo de la fiesta!
¿Por qué te deprimes, alma mía? ¿Por qué te inquietas? Ten esperanza en Dios, y yo volveré a
darle gracias, a él, que es mi salvador y mi Dios.
Dios mío, mi psique-alma está deprimida: por eso me acuerdo de ti, desde la tierra del Jordán y el
Hermón, desde el pequeño monte me acuerdo y te pido consuelo.
Un abismo llama a otro abismo, con el estruendo de tus cataratas del río Jordán; tus torrentes y tus
olas pasaron sobre mí.
Pero de día mandará el Señor su misericordia (increada), y de noche su cántico estará conmigo, y
mi oración al Dios de mi vida.
Diré a Dios: protector mío, ¿por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué tendré que estar triste y
deprimido por la opresión del enemigo?
De mi depresión mis huesos se quebrantan por la burla de mis adversarios;
mientras me preguntan cada día: ¿Dónde está tu Dios?
¿Por qué te deprimes, psique-alma mía? ¿Por qué te inquietas? Espera en Dios, y yo volveré a
darle gracias, a él, que es mi salvador y mi Dios.
45º (46º) Salmo. Para los jóvenes que el enemigo impide casarse y tener familia.
Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las depresiones y tribulaciones.
Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del
mar;
Aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza.
Los canales del río alegran la ciudad de Dios, que el Altísimo ha santificado para ser su lugar de
residencia.
Dios habita en medio de ella, no será conmovida. Dios la ayudará al clarear la mañana.
Tiemblan las naciones, se tambalean los reinos; él hace oír su voz y se derrita la tierra.
El Señor de los ejércitos está con nosotros; nuestro baluarte es el Dios de Jacob.
Venid, ved las obras de Señor, que ha puesto en la tierra.
Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra. Que quiebra el arco, corta la lanza y quema
los carros en el fuego.
Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones y enaltecido en toda la
tierra.
El Señor de las potencias angelicales está con nosotros; nuestro baluarte es el Dios de Jacob.