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S.c75bKy5EQ0A.O

nulidad o revocatoria apelacion de resolucion peru

ITEMS 6 ESTA BUENAZO

http://tudeladignidad.blogspot.com/2009/03/apelacion-de-felipe-tudela-barreda.html

Apelación de Felipe Tudela Barreda


Expediente: 183512-2007-358
Especialista legal: Liliana Castillo Regalado
Sumilla: Apelación de Sentencia

SEŇORA JUEZ DEL 12 JUZGADO DE FAMILIA TUTELAR DE LIMA:

FELIPE TUDELA BARREDA debidamente representado por su abogada ROCIO MALASQUEZ


RODRIGUEZ, en el presente proceso de interdicción, reiterando domicilio procesal en la
casilla 07431 del Colegio de Abogados de Lima, sito en Avenida Santa Cruz 255, Miraflores,
con el debido respeto dice:

I. PETITORIO

Que, habiendo sido notificado el 2 de marzo de 2009, con la sentencia expedida mediante
resolución de 10 de febrero pasado, dentro del plazo de ley, y al amparo del artículo 365,
inciso 1, del Código Procesal Civil, interpongo RECURSO DE APELACIÓN, a fin que el órgano
jurisdiccional superior examine la sentencia, a fin de que sea anulada en su totalidad o en su
defecto sea revocada en los siguientes extremos del fallo:

- “Declarando INFUNDADA las cuestiones probatorias de Tachas y Oposición formuladas por los
demandados contra los Medios Probatorios ofrecidos en la demanda consistentes en: a)
Dictamen Pericial de “Evaluación Psiquiátrica” expedida por el médico cirujano DELFORTH
MANUEL LAGUERRE GALLARDO, y b) el documento denominado dictamen pericial de
“Protocolo de Pericias Psicológicas” elaborado por el señor Elmer Amado Salas Asencios”.

- “FUNDADA la demanda de Interdicción interpuesta a fojas 25 a 30 en consecuencia se


declara interdicto a Felipe Tudela Barreda, por incapacidad absoluta de ejercicio,
nombrándose curadores del mismo a sus hijos FRANCISCO ANTONIO GREGORIO TUDELA VAN
BREGUEL-DOUGLAS y JUAN FELIPE GASPAR TUDELA VAN BREGUEL-DOUGLAS quienes ejercerán
dicho cargo en forma conjunta y/o indistintamente; consentida o ejecutoriada que sea la
Presente Resolución”.

- “sin costas ni costos del proceso”.

II. PRETENSIÓN IMPUGNATORIA

2.1. PRETENSIÓN PRINCIPAL:

Como pretensión principal solicito se declare la NULIDAD de la sentencia venida en grado por
los fundamentos de hecho y de derecho que fundamentan la presente impugnación y, en
consecuencia, disponga que la A-quo, renueve el acto procesal y expida nueva sentencia con
arreglo a ley, teniendo en cuenta los fundamentos expresados por el superior jerárquico por
ser de justicia.

2.2. PRETENSIÓN SUBORDINADA:

En el supuesto negado de que no se ampare mi pretensión principal, solicito se REVOQUE la


sentencia apelada en los extremos de nuestro petitorio y declarando la revocatoria de la
misma en los extremos apelados, falle:

- “Declarando FUNDADA las cuestiones probatorias de Tachas y Oposición formuladas por la


demandada GRACIELA DE LOSADA MARROU contra los Medios Probatorios ofrecidos en la
demanda consistentes en: a) Dictamen Pericial de “Evaluación Psiquiátrica” expedida por el
médico cirujano DELFORTH MANUEL LAGUERRE GALLARDO, y b) el documento denominado
dictamen pericial de “Protocolo de Pericias Psicológicas” elaborado por el señor Elmer Amado
Salas Ascencios.”

- “Declarando INFUNDADA la demanda de Interdicción interpuesta a fojas 25 a 30.”

- “Con costas y costos del proceso”.

III. FUNDAMENTACIÓN DEL ERROR DE HECHO Y DE DERECHO QUE SUSTENTAN LA


PRETENSION PRINCIPAL

3.1. PRIMERA NULIDAD: LA FALTA DE UN REQUISITO DE PROCEDIBILIDAD

La sentencia es nula por haberse tramitado un proceso sin que se haya cumplido con aparejar
a la demanda un requisito especial (certificación médica del presunto interdicto) que
permitiera conformar una relación jurídica procesal válida, conforme lo dispone el artículo
582, inciso 2, del Código Procesal Civil. En efecto, toda demanda tendiente a la declaración
de interdicción debe cumplir no sólo con los requisitos estipulados en los artículos 424 y 425
del Código Procesal Civil para su admisibilidad y procedencia, sino, además, con los requisitos
especiales regulados en el artículo 582 del mismo cuerpo legal. El inciso 2 del artículo 582 del
Código Procesal Civil exige la presentación de un “certificado médico” sobre el estado del
presunto interdicto. Este requisito especial debe interpretarse de manera sistemática con la
Ley General de Salud. En armonía con las disposiciones internacionales que regulan el
ejercicio de la medicina humana, el artículo 35[1] de la Ley General de Salud prescribe que el
médico sólo puede ejercer en el área que su título[2] determine. Igualmente, el artículo 49
del Código de Ética del Colegio Médico del Perú dispone que el médico especialista debe
abstenerse de atender pacientes cuya dolencia no corresponda al campo de su especialidad.
De modo semejante, distintas disposiciones internacionales expresan la necesidad
insoslayable de que el documento que contenga el informe sobre la salud mental de una
persona sea emitido por experto calificado[3]. Es decir, en el caso en que se pretenda la
incapacidad absoluta por privación de discernimiento del presunto interdicto, el certificado
que debe anexarse a la demanda es uno emitido por un especialista en la materia (médico
psiquiatra[4] o neurólogo). De no adjuntarse un certificado emitido por médico especialista la
demanda no debe ser admitida a trámite.

En lo que respecta a mi persona, los demandantes adjuntaron a la demanda de interdicción


los siguientes documentos[5]:

(a) “Dictamen Pericial de: Evaluación Psiquiátrica” emitido por el médico cirujano Delforth
Manuel Laguerre Gallardo quien falsamente consignó contar con los títulos en la especialidad
de psiquiatría forense y medicina legal. La falta de número de registro nacional de
especialidad[6] en el referido documento hizo evidente que dicha persona carecía de
especialidad en psiquiatría, lo que quedó corroborado con los documentos del Colegio Médico
del Perú[7]aportados por mí al proceso. La propia jueza Torres Valdivia reconoció esta
situación, en la carta remitida al diario “La República” el 2 de julio de 2008, al señalar que
“el señor Delforth Laguerre Gallardo, no era médico psiquiatra”.
(b) el “Dictamen Pericial de Protocolo de Pericia Psicológica”, el cual había sido expedido por
el psicólogo inhábil[8] desde el año 2000, Elmer Salas Asencios, quien no califica como
médico, por lo que tampoco cumplía con el requisito de admisibilidad de la demanda. [Nota:
No me explayo sobre el “Dictamen Pericial de Protocolo de Pericia Psicológica”, emitido por
Elmer Salas Asencios, ya que al no calificar como médico, no cumple con el requisito procesal
para la interposición de la demanda].

En esa línea de pensamiento, los argumentos expresados por mí respecto de los certificados
adjuntados a la demanda no podían ser diferidos para ser evaluados recién al momento de
sentenciar. Bajo nuestro ordenamiento, para dar inicio a un proceso de interdicción por
incapacidad absoluta es imprescindible la presentación de un certificado médico psiquiátrico
o neurológico. Se trata de un requisito de admisibilidad de ineludible cumplimiento para la
validez de la relación jurídica procesal.

De esta manera, no es cierto que únicamente se haya cuestionado el valor probatorio de los
certificados emitidos, pues nuestro argumento tiene incidencia en un hecho previo a la etapa
probatoria como es la calificación de la demanda. En ese sentido, tratándose de un requisito
de admisibilidad, el Juzgado no debió de reservar el pronunciamiento para el momento en
que se expidiera la sentencia. No obstante, habiéndolo hecho así, no cabe que, en un Estado
Democrático de Derecho, se emita pronunciamiento de fondo en un proceso respecto del cual
se ha incumplido con presentar un requisito para su admisibilidad:”certificado médico sobre
el estado del presunto interdicto”. En este orden de ideas, es inaceptable el argumento
expuesto en el noveno considerando de la sentencia, según el cual:

“Que, … doctor Delforth Manuel Laguerre Gallardo ha expedido el dictamen pericial de


evaluación psiquiátrica, en su calidad de médico cirujano con Registro del Colegio Médico del
Perú…, cumpliendo con las formalidades de ley previstas por el inciso segundo del artículo
quinientos ochenta y dos del Código Procesal Civil, aunado a ello ha quedado plenamente
acreditado … con los documentos expedidos por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos
…que el citado médico concluyó estudios en el Programa de Segunda Especialidad en Medicina
Humana –Especialidad de Psiquiatría, entre los años mil novecientos ochenta y nueve a mil
novecientos noventa y uno, advirtiéndose además que… se ha adjuntado el Título de Segunda
Especialidad Profesional en Psiquiatría… expedido por la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos”.

Para la jueza Torres Valdivia, la Ley General de Salud (norma de orden público[9]) es
inaplicable en este caso. Sin embargo, no explica el por qué. Para ella era suficiente que
Delforth Laguerre Gallardo fuera médico cirujano para emitir un dictamen psiquiátrico. Cabe
indicar que Delforth Laguerre Gallardo -quien se atribuye falsamente la calidad de psiquiatra
y médico legista en el “Dictamen Pericial de: Evaluación Psiquiátrica” referido supuestamente
a mí y emitido el 6 de noviembre de 2007- obtuvo la segunda especialidad en psiquiatría
recién el 18 de Setiembre del 2008. En palabras sencillas, cuando emitió el falso informe no
era psiquiatra, por lo que dicho documento deviene en ilícito.

La omisión de adjuntar a la demanda la certificación médica acarrea un vicio insubsanable: el


incumplimiento de un presupuesto procesal (requisitos de la demanda). Dicha inobservancia
trae como consecuencia la invalidez de la relación jurídica procesal establecida. La doctrina
es unánime en señalar que nos encontramos ante una relación jurídico-procesal válida cuando
se cumple con todos los presupuestos procesales y las denominadas condiciones de la acción.
Sobre los presupuestos procesales[10], el Dr. Juan Monroy Gálvez señala:

“Quien ejercita su derecho de acción y lo viabiliza a través de una demanda, debe cumplir
con un conjunto de requisitos al momento de su interposición. Algunos de estos requisitos son
de forma y regularmente consisten en la obligación de acompañar anexos a la demanda o
acompañar a ésta de algunas formalidades que la hagan viable. La firma del abogado, las
tasas o los aranceles correspondientes son ejemplos de ella. Por otro lado, hay algunos
requisitos llamados de fondo porque son intrínsecos, es decir, están ligados a la esencia de la
demanda como acto jurídico procesal. (…)

Tanto uno como otro conforman lo que en doctrina se conoce con el nombre de requisitos de
la demanda, como los otros, para el establecimiento de una relación jurídica procesal
válida”[11]. (El resaltado y subrayado son míos).

La ausencia de un requisito de admisibilidad no constituye un “vicio subsanable”, toda vez


que si no se presenta “un certificado médico sobre el presunto interdicto” el proceso no tiene
ninguna razón de ser. La carga de ofrecer un documento para el inicio de un proceso de esta
naturaleza corresponde al demandante, por lo que es imposible que ello sea subsanado por un
medio probatorio ordenado de oficio. En palabras sencillas, en ningún supuesto puede
omitirse alguno de los elementos necesarios para la validez de la relación jurídica procesal.
De lo contrario, el proceso no puede continuar, incluso si ello no hubiera sido destacado por
las propias partes[12]. Así, por ejemplo, si el Juzgado o el superior jerárquico advirtiese que
una de las partes carece de legitimidad o de interés para obrar, corresponde declarar la
nulidad de todo lo actuado, a pesar de que no hubiere sido oportunamente puesto a
discusión.

Sobre esto se ha pronunciado expresamente la Corte Suprema, al indicar:

“(…) en el caso sub-materia se interpuso demanda de nulidad de cosa juzgada fraudulenta, a


fin de que se declare nula la sentencia de primera y segunda instancia, emitidas en el proceso
de retracto que se les siguió en su contra, anexando como medio probatorio el mérito de las
referidas sentencias, pero no de la resolución que diera por concluido o ejecutado dicho
proceso (…)
(…) no obstante que no se había cumplido con presentar un anexo de la demanda consistente
en el medio probatorio que acreditará que el proceso de retracto había concluido, el Juez de
la causa efectuó el computo del plazo de caducidad (…)
“(…) al no haberse procedido de esta manera se incurrió en causal de nulidad insubsanable
(…)”[13]. [El resaltado y subrayado es mío]

“(…) El estado de cuenta del saldo deudor es un anexos de la demanda (…) el Juez declarará
inadmisible la demanda sino se acompañan los anexos exigidos por Ley (…) cuando no se
acompañan los anexo exigidos por Ley, la demanda es inadmisible (…)”[14] (El resaltado y
subrayado es mío).

Por las razones expuestas, y de conformidad con el artículo 121 del Código Procesal Civil
(último párrafo[15]), la jueza Torres Valdivia debió pronunciarse sobre la validez de la
relación procesal antes de emitir sentencia, y declarar nulo todo lo actuado. Al no haberlo
hecho, corresponde a la Sala actuar de acuerdo a derecho y declarar nulo todo lo actuado por
falta de un requisito de admisibilidad y, por ende, de interés para obrar de los demandantes.

3.2. SEGUNDA NULIDAD (DE LAS CUESTIONES PROBATORIAS):

En la sección tercera de mi escrito de contestación de la demanda, interpuesta por mí, a los


medios probatorios anexados a la demanda (“Dictamen Pericial de: Evaluación Psiquiátrica”,
expedido por Delforth Manuel Laguerre Gallardo, y “Dictamen Pericial de: Protocolo de
Pericia Psicológica” elaborado por Elmer Salas Asencios) y de manera subordinada -en caso las
cuestiones planteadas como documentos nulos fuese desestimada-, de conformidad con los
artículos 199, 242, 300 y 553 del Código Procesal Civil, taché por falsos e ineficaces los
referidos documentos. Igualmente, interpuse a efectos de que no surtan eficacia como
medios probatorios por ser nulos e ineficaces, los referidos medios probatorios anexados a la
demanda y de manera subordinada -en caso las cuestiones planteadas como documentos nulos
fuese desestimada-, de conformidad con los artículos 199, 300 y 553 del Código Procesal Civil,
formulé oposición por falsos e ineficaces contra los mismos.

La sentencia incurre en nulidad insubsanable en los siguientes extremos:


(a) No fundamentar el fallo en el extremo en que declara infundadas las oposiciones
formuladas por mí. En efecto, en la sección denominada “De la Tramitación y Secuela del
Proceso” se refiere a que me adherí a la Oposición formulada por mi para que se declare
nulos e ineficaces los documentos denominados “Dictamen Pericial de: Evaluación
Psiquiátrica”, expedido por Delforth Laguerre Gallardo, y “Dictamen Pericial de: Protocolo de
Pericia Psicológica” elaborado por el Sr. Elmer Salas Asencios.

(b) No fundamentar el fallo en el extremo en que declara infundadas las cuestiones


probatorias de tachas y oposición en lo que se refiere a mi pretensión subordinada para que
se tache por falsos e ineficaces el “Dictamen Pericial de: Evaluación Psiquiátrica”, expedido
por Delforth Laguerre Gallardo, y “Dictamen Pericial de: Protocolo de Pericia Psicológica”
elaborado por el Sr. Elmer Salas Asencios, y mi pretensión subordinada de oposición por falsos
e ineficaces contra los referidos documentos. La jueza Torres Valdivia, ni en la sección
denominada “De la Tramitación y Secuela del Proceso”, ni en la erradamente denominada
“De las Tachas”[16], ni menciona ni analiza estas pretensiones subordinadas, por lo que no
fundamenta adecuadamente su fallo al declarar infundadas las cuestiones probatorias.

(c) Valorar como prueba el título profesional en segunda especialidad (psiquiatría) -emitido el
18 de septiembre de 2008- a favor de Delforth Manuel Laguerre Gallardo, sin que se haya
incorporado como medio probatorio de oficio. Dicho documento fue adjuntado a la Resolución
Nº 275 de 29 de enero de 2009, notificada el 02 de marzo de 2009, fecha en la que también se
me notificó de la sentencia. Es decir, el mismo día en que se me notificó de la sentencia
conocí de dicho documento, no pudiendo contradecirlo, afectando mi derecho a un debido
proceso.

La falta de fundamentación para el fallo de las pretensiones planteadas afecta el derecho de


mi parte a un debido proceso, al haber incumplido la jueza Torres Valdivia su obligación de
motivar su resolución judicial, más aún tratándose de una sentencia. Efectivamente, es un
principio y derecho de los justiciables el que las resoluciones judiciales se encuentren
debidamente motivadas de acuerdo a nuestro ordenamiento jurídico. Ello se señala
expresamente en el inciso 5 del artículo 139 de la Constitución Política del Perú, según el
cual:
“Son principios y derechos de la función jurisdiccional:
5. La motivación escrita de las resoluciones judiciales en todas las instancias, excepto los
decretos de mero trámite, con mención expresa de la ley aplicable y de los fundamentos de
hecho en que se sustentan”.

En esta misma línea, los artículos 50 (inciso 6) y 122 (inciso 3) del Código Procesal Civil
disponen:
Artículo 50.- Deberes.

Son deberes de los Jueces en el proceso:



6. Fundamentar los autos y las sentencias, bajo sanción de nulidad, respetando los principios
de jerarquía de las normas y el de congruencia….”

Artículo 122.- Contenido y suscripción de las resoluciones.

Las resoluciones contienen:


3. La mención sucesiva de los puntos sobre los que versa la resolución con las
consideraciones, en orden numérico correlativo, de los fundamentos de hecho que sustentan
la decisión, y los respectivos de derecho con la cita de la norma o normas aplicables en cada
punto, según el mérito de lo actuado;
4. La expresión clara y precisa del o que se decide u ordena, respecto de todos los puntos
controvertidos. Si el Juez denegase una petición por falta de algún requisito o por una cita
errónea de la norma aplicable a su criterio, deberá en forma expresa indicar el requisito
faltante y la norma correspondiente;

La resolución que no cumpliera con los requisitos antes señalados será nula, salvo los decretos
que no requerirán de los signados en los incisos 3., 5. y 6., y los autos del expresado en el
inciso 6”.

En relación a este tema, el Tribunal Constitucional ha expedido sendas jurisprudencias


sustentando el deber de motivación de las resoluciones judiciales. Así, por ejemplo, indica:

“Según el artículo 139, inciso 5, de la Constitución, toda resolución que emita una instancia
jurisdiccional (mandato que no se restringe a los órganos del Poder Judicial, sino también a
toda entidad que resuelva conflictos, incluido el Tribunal Constitucional) debe estar
debidamente motivada. Ello significa que debe quedar plenamente establecida a través de
sus considerandos, la ratio decidendi por la que se llega a tal o cual conclusión. Pero una
resolución (…) en que no se precisan los hechos, el derecho y la conducta responsable, ni
tampoco se encuentra razón o explicación alguna del porque se ha resuelto de tal o cual
manera no respeta las garantías de la tutela procesal efectiva. La debida motivación debe
estar presente en toda resolución que se emita en un proceso. Este derecho implica que
cualquier decisión cuente con un razonamiento que no sea aparente o defectuoso, sino que
exponga de manera clara, lógica y jurídica los fundamentos de hecho y de derecho que la
justifican, de manera tal que los destinatarios, a partir de conocer las razones por las cuales
se decidió en un sentido o en otro, estén en la aptitud de realizar los actos necesarios para la
defensa de su derecho. El derecho a la motivación es un presupuesto fundamental para el
adecuado y constitucional ejercicio del derecho a la tutela procesal efectiva”[17].

El deber de motivación se ha establecido en todo ordenamiento jurídico como el mecanismo


para proscribir la arbitrariedad. Con ello se permite a las partes conocer el razonamiento que
ha llevado al fallo, pudiendo cuestionar el mismo en caso no ajustarse a derecho. Por ello, la
ausencia de motivación se sanciona con nulidad.

En efecto, me es imposible conocer el razonamiento –para así poder cuestionarlo- por el cual
la jueza Torres Valdivia desestima mis oposiciones por nulos e ineficaces de los documentos
denominados “Dictamen pericial de: evaluación psiquiátrica”, emitido por Delfoth Manuel
Laguerre Gallardo y “Dictamen Pericial de: Protocolo de Pericia Psicológica” elaborado por
Elmer Salas Asencios. También me es imposible conocer la razón por la que la jueza Torres
Valdivia declara infundada la tacha y oposición por falsos e ineficaces de los referidos
documentos.

Dicha circunstancia reviste especial gravedad tomando en cuenta que Delfoth Manuel
Laguerre Gallardo, como consecuencia de haber emitido el “Dictamen pericial de: evaluación
psiquiátrica”, se encuentra:
(a) sometido a un proceso penal , el mismo que se sigue ante el 23º Juzgado Penal de Lima
(Exp. Nº 314-2008, Especialista Legal: Samanez), por ejercicio ilegal de la profesión, contra la
fe pública-falsificación en agravio hacia mi persona, según documento que obra en el
expediente.

(b) bajo procedimiento ético disciplinario (signado con el Exp. Nº 0314/08) ante el Colegio
Médico del Perú. Mediante Resolución del Consejo Regional 233CRII-CMP-2008, de 10 de
diciembre de 2008, se resolvió:

“Aprobar la apertura de Procedimiento Ético Disciplinario al Médico Cirujano Dr. DELFORTH


MANUEL LAGUERRE GALLARDO, con Registro CMP N 17128 por falta a los artículos 49[18] y
55[19] del Código de Ética y Deontología del Colegio Médico del Perú”.

(c) bajo procedimiento administrativo disciplinario (Exp. Nº 741-2007-M-FB-GECRH-APAC) ante


el Instituto de Medicina Legal.

En el proceso quedó corroborado -con los documentos aportados por mí que el “Dictamen
Pericial: De Evaluación Psiquiátrica” era un documento falso, por lo que se debió excluir del
mismo. No obstante, la jueza Torres Valdivia no sólo no lo excluye del proceso, sino que ni
siquiera fundamenta cómo se convierte en “cierto” algo evidentemente falso. Esto es que, al
6 de noviembre de 2007, Delforth Manuel Laguerre Gallardo no contaba con el título de
segunda especialidad en psiquiatría forense ni con título de segunda especialidad en medicina
legal. El hecho de que, el 18 de septiembre de 2008, Delforth Manuel Laguerre Gallardo haya
obtenido el título de psiquiatra no hace válido el referido documento. En palabras sencillas,
el título de psiquiatra no tiene efectos retroactivos. El que haya obtenido el título de
psiquiatra el 18 de septiembre de 2008 no lo hace psiquiatra para cuando expidió el
“Dictamen Pericial: De Evaluación Psiquiátrica”: 6 de noviembre de 2007. Peor aún, Delforth
Manuel Laguerre Gallardo -a la fecha- no ha obtenido el título en segunda especialidad en
medicina legal, por lo que el documento, aún en la absurda hipótesis de la “retroactividad”
de la profesión de psiquiatra, sigue siendo falso. En efecto, si bien Delforth Manuel Laguerre
Gallardo trabaja en el Instituto de Medicina Legal, dicha circunstancia no le otorga el título
en medicina legal, título que sólo es otorgado por las Universidades[20] al constituir una
especialidad de la medicina humana. No cuenta con especialidad en medicina legal Delforth
Manuel Laguerre Gallardo, como no es juez todo aquel que trabaja en el Poder Judicial.

Ante la falsedad del documento y ante la evidencia de la comisión de un delito, la jueza


Torres Valdivia se encontraba obligada a suspender el proceso y remitir copias al Ministerio
Público para su investigación. Ello de conformidad con el artículo 3º del Código de
Procedimientos Penales. Sin embargo, la jueza Torres Valdivia no hace nada de esto, sino que
sustenta su fallo en este documento ilícito.

3.2. TERCERA NULIDAD:

La sentencia impugnada incurre en nulidad al declarar la exoneración de costas y costos. Sin


embargo, en la parte considerativa no se sustentan los fundamentos para dicha exoneración,
en contravención con el artículo 412 del Código Procesal Civil. Según éste, la exoneración de
costos y costas debe realizarse mediante declaración judicial expresa y motivada.
La sentencia incurre nuevamente en causal de nulidad por falta de motivación, por lo que nos
remitimos al numeral precedente, en lo que resulte aplicable.

IV. FUNDAMENTACIÓN DEL ERROR DE HECHO Y DE DERECHO EN QUE SUSTENTA LA


PRETENSIÓN SUBORDINADA

En el supuesto negado que el superior jerárquico no ampare la pretensión de nulidad por


ninguno de los vicios denunciados, solicitamos se sirva pronunciarse sobre el fondo de la
controversia, disponiendo la revocatoria de la apelada, estando a que en la sentencia
impugnada se incurre en los siguientes errores de hecho y de derecho:

A. Del Segundo Considerando:

“…cabe señalar que en cuanto a los anexos presentados y a los fundamentos en los que se
sustenta la tacha y oposición formulada contra el dictamen pericial del Dr. Delforth Laguerre
Gallardo, se debe de tener en cuenta que en autos se encuentra acreditado con los
documentos expedidos por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Instituto Peruano de
Seguridad Social, Instituto de Medicina Legal del Ministerio Publico y Asociación Psiquiátrica
Peruana …, así como el informe expedido por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos …
que el citado medico cuenta con la especialización necesaria para emitir certificación médica
en el proceso materia de controversia, conforme a las exigencias previstas por el artículo
doscientos sesenta y dos del Código Procesal Civil, tanto más si … se verifica que se ha
adjuntado el titulo de Segunda Especialidad Profesional en Psiquiatría otorgada al médico
cirujano Delforth Laguerre Gallardo, expedido a nombre de la Nación por la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos …”[21].

El tema en controversia era determinar si Delforth Manuel Laguerre Gallardo tenía título de
segunda especialidad en psiquiatría forense y en medicina legal al momento de expedir el
“Dictamen Pericial: De Evaluación Psiquiátrica” a efectos de determinar si debía restársele
mérito probatorio. Al respecto, debo señalar lo siguiente:

(a) Como lo hemos señalado precedentemente, los artículos 35 y 22 de la Ley General de


Salud (norma de orden público) y el 49 del Código de Ética del Colegio Médico del Perú,
exigen que el médico sólo puede ejercer en el área que su título[22] determine. El “Dictamen
Pericial: De Evaluación Psiquiátrica” realizado supuestamente hacia mi persona por Delforth
Manuel Laguerre Gallardo fue elaborado el 6 de noviembre de 2007, fecha en la que dicho
médico sólo ostentaba la calidad de médico cirujano, pero no de psiquiatra.

(b) El título de segunda especialidad en psiquiatría le fue otorgado a Delfoth Manuel Laguerre
Gallardo el 18 de septiembre de 2008, por lo que al 6 de noviembre de 2007 no era
psiquiatra. Por ello -y por haberse atribuido falsamente Delforth Manuel Laguerre Gallardo la
calidad de médico legista-, resulta falso el “Dictamen Pericial: De Evaluación Psiquiátrica”,
por lo que debió excluirse el mismo del proceso y no dársele mérito probatorio. En efecto, los
demandantes -al momento de absolver las cuestiones probatorias- no ofrecen como medio de
prueba el título de segunda especialidad en ninguna de estas dos áreas de la medicina
humana.
(c) Justamente taché por falso el documento elaborado por Delforth Manuel Laguerre
Gallardo, ya que falsamente se atribuye la calidad de psiquiatra forense y médico legista
(declaraciones falsas). Ello ha sido plenamente acreditado en el proceso. Por ello, ¿cómo
puede valorar la jueza este documento que tiene información falsa? ¿Cómo puede darle
mérito probatorio a un documento ilícito? ¿Cómo puede la jueza Torres Valdivia reconocer
qué parte de este documento es falso y cuál verdadero? Este sólo hecho contamina el
documento y lo hace nulo de pleno derecho.

(d) De conformidad con el artículo 199º concordante con el 243º del Código Procesal Civil, el
documento que cuestiono carece de toda eficacia probatoria por ser FALSO. La FALSEDAD no
sólo se da en consignar que el autor de dicho documento es “psiquiatra forense” y “médico
legista”, sino incluso al contener una opinión contraria a la verdad, lo que acredito con todas
las evaluaciones médicas aportadas por mi marido a su contestación a la demanda.

En el segundo considerando igualmente se manifiesta:

“…asimismo que el numeral dos del artículo quinientos ochenta y dos del Código Procesal Civil
no establece una formalidad de observancia obligatoria referida a que necesariamente la
certificación medica debe estar contenida en un certificado y/o formulario especial…”[23]

La sentencia incurre en error. Si bien el Código Procesal Civil no establece el uso de un


certificado o formulario especial para la certificación médica, ello sí se establece -por
mandato imperativo- en la resolución Nº 379-93-CN[24] del colegio médico del Perú. La jueza
Torres Valdivia evade realizar una interpretación sistemática del ordenamiento jurídico y
sostiene absurdamente que el Código Procesal Civil se debe de aplicar de manera aislada e
incoherente con las otras normas que integran nuestro ordenamiento jurídico.

En lo que se refiere al documento denominado “Dictamen Pericial de Protocolo de Pericia


Psicológica” elaborado por el psicólogo Salas Asencios, el mismo segundo considerando indica:

“…que mediante constancia que obra … se ha demostrado que es miembro de la Orden


Profesional del Colegio de Psicólogos del Perú, que se encuentra Habilitado para el ejercicio
de su profesión y como tal se encuentra facultado para evaluar y diagnosticar sobre el estado
de salud mental del presunto interdicto, tal como además se aprecia del punto tercero del
oficio expedido por el Colegio de Psicólogos Del Perú, … y que por tales razones se deben
desestimar las cuestiones probatorias deducidas por los demandados”[25].

La materia de controversia era determinar si el merito probatorio de este documento debía


ser excluido. Al respecto debo manifestar lo siguiente:

(a) La jueza Torres Valdivia pretende con fecha 21 de enero del 2008[26]. Olvida que el punto
controvertido de la cuestión probatoria no es el determinar si en la actualidad Elmer Salas
Asencios se encuentra habilitado o no para el ejercicio de la profesión, sino si al momento de
expedir el medio probatorio cuestionado se encontraba hábil, de conformidad con el artículo
6º de la Ley Nº 28369, Ley de Trabajo del Psicólogo.

(b) La jueza Torres Valdivia omite pronunciarse sobre el oficio Nº 407-07 CDN-C.P.s.P de 30
de noviembre de 2007. En éste se indica que Elmer Salas Asencios:
“no se encuentra habilitado para ejercer la profesión, de acuerdo al artículo 6º de la Ley Nº
28369, Ley del Trabajo del Psicólogo, desde el mes de septiembre de 2000”[27].

Dicho oficio debía interpretarse al amparo del artículo 5º del Decreto Supremo Nº 007-2007-
SA, Reglamento de la Ley Nº 28369, Ley de Trabajo del Psicólogo, según el cual:

“Para el ejercicio de la profesión en cualquier lugar del territorio nacional se requiere:



2. Registro y habilitación por el Colegio de Psicólogos del Perú”.

(c) Tampoco se pronuncia la jueza Torres Valdivia sobre el oficio Nº 408-07-CDN-


C.P.s.P[28] expedido por el Colegio de Psicólogos del Perú el 30 de noviembre de 2007, según
el cual:

“El Psicólogo no se encuentra facultado para expedir certificación médica.



El psicólogo se encuentra facultado para expedir certificación psicológica mas no médica”.

Reitero que ningún psicólogo se encuentra facultado para expedir certificación medica por lo
que este documento no cumple con ser el requisito especial señalado en el artículo 582º,
inciso 2, del Código Procesal Civil.

(d) Elmer Salas Asencios, emite una opinión FALSA, tal como lo acredito con todas las
evaluaciones médicas que se me han realizado y que él ha anexado a su contestación a la
demanda y que yo hice mías.

B. Del Octavo Considerando:

“Que, … corre el dictamen pericial de evaluación psiquiátrica expedido por el médico


DELFORTH MANUEL LAGUERRE GALLARDO quien concluye en su informe que el presunto
interdicto Felipe Tudela Barreda padece de “DEMENCIA SENIL EN CURSO PROGRESIVO”,
requiriendo por ello de ayuda y control permanente de terceras personas para realizar las
actividades cotidianas de la vida debiendo continuar bajo un severo control y tratamiento
especializado de por vida siendo predecible un aumento de su déficit al sumarse a ello el
deterioro fisiológico propio de su edad; informe pericial que ha sido debidamente ratificado
por el citado galeno, quien en la continuación de audiencia única … ha reconocido el
contenido y firma de dicho documento, manifestando que el certificado médico que ha
expedido lo ha hecho de forma particular a solicitud de los señores TUDELA VAN BREUGEL-
DOUGLAS, que los instrumentos que utilizó para la evaluación del demandado ha sido el
examen clínico a los signos que se expresa, ha evaluado su capacidad mental, no siendo
necesario ser psiquiatra para dicha evaluación, siendo suficiente tener la condición de
médico, pero la especialidad de psiquiatría que él practica le hace tener más facilidad para
ello; indica que la evaluación psiquiátrica que le practicó al citado TUDELA BARREDA, le ha
diagnosticado “DEMENCIA SENIL EN CURSO PROGRESIVO” que quiere decir que la demencia es
un deterioro, una pérdida de funciones que se van acentuando con la edad, mientras más
transcurra la edad, mayor es el déficit, requiriendo así mismo que al momento de la
entrevista que le efectuó al señor Felipe Tudela Barreda, le indico a sus hijos que su
progenitor requiere ayuda de terceras personas; de igual modo señala que la demencia senil
es un debilitamiento y perdida de las funciones cerebrales que alteran gravemente el juicio y
la voluntad, que es el síntoma más importante en el trastorno de memoria y lleva a una
pérdida de funcionamiento global, laboral y social, precisando … que el presunto interdicto
padece de incapacidad absoluta; refiere …que al evaluar a Don Felipe Tudela Barreda
encontró en él signos y síntomas de desorientación en el tiempo y el espacio y alteración del
pensamiento en su curso y contenido, alteraciones de memoria de fijación evocación y
trastorno afectivo que lo imposibilitan en la ejecución de prácticamente todas sus actividades
diarias, debiendo por ello ser asistido por terceras personas; así mismo indica que al tener la
cognición afectada la memoria no responde adecuadamente, el sujeto se va volviendo
dependiente de las personas que lo rodean y de este modo su voluntad que también está
siendo alterada por la enfermedad puede ser subyugada o mediatizada; que siendo ello así ha
quedado acreditado el diagnostico medico de demencia senil de curso progresivo y por ende
la incapacidad absoluta del demandado Don Felipe Tudela Barreda, situación fáctica que se
encuentra contemplada como causal de incapacidad absoluta en el numeral segundo del
artículo cuarenta y tres del Código Civil”.

Resulta contradictorio lo dicho por la jueza Torres Valdivia. En efecto, la jueza Torres
Valdivia, consciente del nulo valor probatorio de los certificados anexos a la demanda,
decretó -mediante Resolución No. 6 de 29 de abril de 2008 (cuaderno cautelar 48)- que no
resolvería la solicitud cautelar presentada, sino hasta que se me practicase la pericia
psiquiátrica ordenada de oficio, debido a que los anexos de la demanda no le causaban
convicción. Dicha resolución fue expedida incluso después de la ratificación de Delforth
Manuel Laguerre Gallardo a que se refiere en este considerando. ¿Qué es lo que ha
determinado que ahora a la jueza Torres Valdivia le haya generado convicción el “Dictamen
Pericial: De Evaluación Psiquiátrica”, cuando no se lo generó a la hora de dictar la medida
cautelar? ¿Por qué no sustentó la medida cautelar en dicho dictamen y ahora sí lo hace en la
sentencia? No se sabe. Este cambio de criterio atenta contra nuestro derecho a la
predictibilidad o a la igualdad frente a la ley a que hace referencia el Tribunal Constitucional
en el exp……

Tampoco se explica por qué ahora se decreta la incapacidad absoluta por falta de
discernimiento, como se señala en este considerando y en el fallo, mientras que para la
medida cautelar indicó:

“Décimo Primero: Con todo lo cual, este Despacho llega al convencimiento de que el Señor
Felipe Tudela Barreda presenta menoscabo mental, debido a su avanzada edad, que si bien no
lo priva totalmente de discernimiento, sí le impide expresar libremente su voluntad,
.encontrándose por lo tanto en el supuesto recogido en el inciso 3 del Artículo 44 del Código
Civil, como un incapaz relativo, con lo que se acredita el peligro en la demora en la
tramitación regular del proceso”. (resaltado y subrayado míos).

Es decir, cuando se trata de la sentencia me nombran incapaz absoluto por falta de


discernimiento. No obstante, cuando se trató de la medida cautelar en la que padecía de
incapacidad relativa por deterioro mental que si bien no me privaba de discernimiento, sí se
me impedía expresar mi voluntad. Igualmente, para la sentencia el “Dictamen Pericial: De
Evaluación Psiquiátrica” de Delforth Laguerre Gallardo le causa convicción, mientras que para
la expedición de la medida cautelar éste no la convencía, razón por la cual requirió un medio
probatorio de oficio (el examen psiquiátrico). Las incoherencias incurridas son más que
evidentes.
C. Del Noveno Considerando:

“Que, cabe señalar que el Dr. Delforth Manuel Laguerre Gallardo ha expedido el dictamen
pericial de evaluación psiquiátrica, en su calidad de médico cirujano con Registro del Colegio
Médico del Perú #17128, aunado a ello que ha quedado plenamente acreditado en autos con
los documentos expedidos por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos que obran a fojas
mil ochenta y seis y mil trescientos cuarenta y tres que el citado médico concluyó estudios en
el programa de segunda especialidad en medicina humana-Especialidad de Psiquiatría entre
los años mil novecientos ochenta y nueve a mil novecientos noventa y uno, advirtiéndose
además de lo actuado que a fojas cinco mil trescientos cincuenta y cuatro se ha adjuntado el
Titulo se Segunda Especialidad Profesional en Psiquiatría otorgada al Médico Cirujano Delforth
Manuel Laguerre Gallardo, expedido a Nombre de la Nación por la Universidad Nacional Mayor
de San Marcos”.

Lo dicho por la jueza Torres Valdivia es falso, por lo siguiente:

(a) En el “Dictamen Pericial: De Evaluación Psiquiátrica”[29], Delforth Manuel Laguerre


Gallardo consigna debajo de su nombre las especialidades de “Psiquiatra Forense. Médico
Legista”. El sello que estampa en cada hoja del documento cuestionado señala ser “Psiquiatra
Forense. Médico Legista”. Consigna, asimismo, que el documento es un “Dictamen Pericial de
Evaluación Psiquiátrica”. Más aún señala en el documento:

“El que suscribe Delforth Manuel Laguerre Gallardo, Psiquiatra Forense y Médico Legista
declara bajo juramento que ha aceptado la nominación de practicar la Evaluación Psiquiátrica
pericial de conformidad a los conocimientos actualizados de la Ciencia Psiquiátrica y a lo que
se precisa en el objeto del estudio pericial poniendo en manifiesto amplia experiencia
profesional e idoneidad en mi especialidad que se ilustra en el informe de Pericia Psiquiátrica
que a continuación se detalla”.

La jueza Torres Valdivia incurre en error cuando señala que Delforth Laguerre Gallardo emitió
el documento en su calidad de médico cirujano, cuando en realidad se arroga títulos que no
tenía: “Psiquiatra Forense” y “Médico Legista”. No es propio de un Estado Constitucional de
Derecho que una magistrada pueda sostener con total impunidad algo tan alejado a la
realidad. En palabras sencillas, es falso que el “dictamen” haya sido emitido en su calidad de
médico cirujano, como dice la jueza Torres Valdivia.

(b) Si bien la jueza Torres Valdivia dice la verdad en cuanto a que Delforth Laguerre Gallardo
“concluyo estudios en el programa de segunda especialidad en medicina humana-Especialidad
de Psiquiatría entre los años mil novecientos ochenta y nueve a mil novecientos noventa y
uno”, omite decir que el título que obra a fojas cinco mil trescientos cincuenta y cuatro le
fue otorgado el 18 DE SETIEMBRE DEL 2008. Es decir, Delforth Laguerre Gallardo NO era
psiquiatra cuando expidió el “Dictamen Pericial: De Evaluación Psiquiátrica” supuestamente
referido a mi persona.

D. Del Considerando Décimo

“Que, así mismo de fojas dieciséis a veintiuno obra el dictamen pericial de Protocolo de
Pericia Psicológica realizado por el Psicólogo Elmer Amado Salas Asencios, donde indica que el
presunto interdicto es una persona adulta mayor en senectud, desorientado en tiempo y
parcialmente orientado en espacio y persona, postrado en silla…, procesos cognitivos
inadecuados, dificultades para mantener la atención y concentración, memoria mediata e
inmediata alterados, concluyendo que es de la opinión que presenta: quiebre en las funciones
cognitivas, pensamiento disgregado, juicio social y/o apreciación de la realidad
desequilibradas demencia senil de curso progresivo, requiriendo de supervisión cercana; que
en dicha evaluación psicológica ha sido debidamente ratificada por el citado psicólogo en la
continuación de la audiencia única que obra a fojas mil cuatrocientos nueve y siguientes, en
la que reconoció en su contenido y firma dicho documento, manifestando que de acuerdo a su
opinión profesional el grado de incapacidad del presunto interdicto es de incapacidad
absoluta”

La jueza Torres Valdivia incurre en error. En efecto, el 6 de noviembre de 2007, momento en


el cual expide el “Dictamen Pericial de Protocolo de Pericia Psicológica”, Elmer Salas
Asencios se encontraba inhabilitado para ejercer la profesión.

E. Del Considerando Décimo Primero:

Que, en cuanto a los informes médicos y psicológicos ofrecidos por Don Felipe Tudela Barreda
en su escrito de contestación de demanda que corre a fojas trescientos setenta y seis a
trescientos setenta y siete(anexo 1-M) expedido por el Dr. Benjamin Alhalel Gabay, de fojas
cuatrocientos diecinueve a cuatrocientos veinticuatro (anexo 1-Y) expedido por los médicos
Juan Manuel Cabrera Valencia y Martin Tipismana Barbaran, de fojas cuatrocientos veintiséis
a cuatrocientos treinta (anexo 1-Z) expedido por la psicóloga Yolanda Robles Arana, de fojas
cuatrocientos treinta y dos y siguientes (anexo 1-AA) expedido por el médico psiquiatra Pedro
García Toledo, de fojas cuatrocientos cuarenta y siete (anexo 1-BB) expedido por el Dr.
Britaldo Yovera Portocarrero, de fojas cuatrocientos cuarenta y nueve (Anexo 1 -CC) expedido
por el doctor Héctor Fortunato Chue Pinche y de fojas cuatrocientos cincuenta y dos y
siguientes (Anexo 1-DD) expedido por el médico psiquíatra Jorge Ernesto Pizarro Sánchez; así
como los documentos e informes médicos ofrecidos por la demandada Graciela de Losada
Marrou en su escrito de contestación de demanda de fojas mil veinticinco a mil cincuenta y
cinco, cabe señalar al respecto que de lo actuado se aprecia que no obstante que el Juzgado
ha cumplido con notificar con arreglo a ley y en reiteradas oportunidades a los citados
médicos, estos no han concurrido a las diligencias programadas a fin de ratificarse en sus
respectivos informes medico y psicológicos, tal como lo exige el inciso segundo del artículo
quinientos ochenta y dos del Código Procesal Civil, siendo que contrariamente a ello se
advierte de autos que presentaban reiterados escritos(fs. 3852, 4286, 4291,4295 y 4299) en
los que señalaban su imposibilidad de concurrir al juzgado, demostrando así su falta de
cooperación para el esclarecimiento de los hechos materia de controversia, situación por la
que en la audiencia única de fecha veintidós de agosto del dos mi ocho, cuya acta obra a
fojas cuatro mil ciento cincuenta y tres y cuatro mil ciento cincuenta y cuatro, se hizo
efectivo el apercibimiento decretado en autos y se resolvió prescindir de dichos medios
probatorios, motivo por el cual no producen convicción de certeza de la capacidad del
presunto interdicto que alega, dejando su diagnostico mucho que desear al no concurrir al
juzgado para su ratificación correspondiente, no cumpliendo tales medios probatorios con la
finalidad prevista en el articulo ciento ochenta y ocho del Código Adjetivo”.

La jueza Torres Valdivia incurre en error al no valorar los medios probatorios ofrecidos.
Dichos medios probatorios fueron ofrecidos como documentos y no como pericias, motivo por
el cual no correspondía se les exigiera a dichos profesionales la ratificación de sus
evaluaciones, estando a la garantía constitucional contenida en el artículo 2 numeral 24
literal a), según la cual “Nadie está obligado a hacer lo que la ley no manda ni impedido de
hacer lo que ella no prohíbe”. Por ende, la jueza Torres Valdivia incurre en un abuso de
autoridad al haber omitido valorar estos medios de prueba, imponiéndoles una obligación a
los profesionales médicos que realizaron dichas evaluaciones que no tenían. En efecto, a
dichos profesionales se les pretendió obligar a asistir al juzgado a ratificar sus evaluaciones
como si hubieran sido emitidas como algo que no fueron (pericias). Esto contraviene el
instrumento aprobado por la Naciones Unidas denominado “PRINCIPIOS PARA LA PROTECCIÓN
DE LOS ENFERMOS MENTALES Y EL MEJORAMIENTO DE LA ATENCIÓN DE LA SALUD MENTAL”22
(norma también aplicable a los imputados de estar afectados con alguna incapacidad mental)
en cuyo Principio 18 numeral 3 prescribe el derecho de mi marido de presentar cualquier
medio de prueba que fuera pertinente para defender su capacidad:

“3. El paciente y su defensor podrán solicitar y presentar en cualquier audiencia un dictamen


independiente sobre su salud mental y cualesquiera otros informes y pruebas orales, escritas
y de otra índole que sean pertinentes y admisibles”.

Con esta arbitraria decisión, la jueza Torres Valdivia ha omitido valorar:

(a) Informes médicos y psicológicos:

(i) Juan Manuel Cabrera Valencia y Martín Tipismana, quienes concluyen –luego de someterlo
a resonancia nuclear magnética cerebral con angioresonancia intracaneana y Electro
Encefalograma (EEG) computarizado digital-:

“Se descarta con estos estudios un cuadro demencial que origine incapacidad de raciocinio”.

(ii) Yolanda Robles Arana, después de una serie de entrevistas, sostuvo:


“preserva…su capacidad intelectual y autocrítica”.
(iii) Benjamín Alhalel Gabay señaló:
“…no he detectado ningún tipo de deterioro mental…no se encuentra en estado de demencia
senil”.
(iv) Pedro García Toledo manifestó:
“…Discierne la situación y conserva su voluntad para decidir”.
(v) Héctor F. Chue Pinche señaló:
“no haber encontrado signos ni síntomas de algún cuadro de demencia senil, estando lúcido y
con capacidad de raciocinio”.
(vi) Jorge Ernesto Pizarro Sánchez concluyó:
“…Felipe Tudela y Barreda está en completo control de sus facultades mentales para hacer
uso de sus derechos civiles…”
(vii) Elard Sánchez Tejada señaló:
“Preserva…la capacidad de discernir situaciones y ejercer actos voluntarios en el sentido de
actos queridos y conscientes”.
(b) Entrevistas a la televisión, prensa escrita y radial (entre otros)

- Entrevista concedida a Juan Carlos Tafur transmitida por “Prensa Libre” que transmite
América Televisión el 19 de noviembre de 2007.
- Entrevista concedida a La Ventana Indiscreta que transmite Canal 2 el 21 de noviembre de
2007
- Entrevista concedida a Carol Ruiz para el programa “Panorama” que transmite Canal 5 el 3
de febrero de 2008
- Entrevista concedida a Reporte Semanal que transmite canal 2 el 24 de febrero de 2008.
- Entrevista concedida a Caretas el 28 de mayo de 2008 que apareció transcrita en su edición
2029 publicada el 29 de mayo de 2008, y que aparece colgada en su página web.
- Entrevista concedida a la República el 29 de mayo de 2008 y grabada, que apareció
transcrita en La República en su edición escrita el 30 de mayo de 2008.
- Entrevista concedida a Carol Ruiz y grabada, en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, para el
programa “Panorama” que transmite Canal 5 el 8 de junio de 2008
- Entrevista concedida a Carol Ruiz y grabada, en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, para el
programa “Panorama” que transmite Canal 5 el 29 de junio de 2008.
- Entrevista concedida por teléfono desde Santa Cruz de la Sierra Bolivia, a Caretas el 22 de
julio de 2008, que apareció en su edición 2037 publicada el 24 de julio de 2008.
- Entrevista concedida para la televisión boliviana el 24 de julio de 2008.
- Entrevista concedida a Rubí Bautista y grabada, en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, para ATV
noticias de Canal 9 y transmitida el 28 de octubre de 2008.
También ha omitido la jueza Torres la conducta de los propios demandantes, para quienes me
nombran como incapaz en algunas circunstancias, pero no lo es en otras. Los demandantes
reconocen expresamente –contrariamente a lo que señalan en su demanda- que su padre no
se encuentra en incapacidad absoluta. Sobre esto han aparecido las siguientes declaraciones:

(a) Dice Francisco Tudela van Breugel-Douglas:

“El día de antes de ayer tuve un almuerzo empresarial y almorcé con mi padre, me senté
junto a él, nos saludamos como siempre, después del aviso publicado en los diarios...”.
[Declaración aparecida el 16 de noviembre de 2007, en el programa ATV Noticias transmitido
por canal 9].
En ese almuerzo estuvo el prestigioso empresario Alberto Benavides de la Quintana. ¿Creen
ustedes, señoras Vocales, que a un almuerzo empresarial se le invita a un demente senil, y a
un demente senil que estaría en tal situación desde hace varios años?
(b) Reportera (voz en off): “Niegan intereses económicos en todo esto. Sin embargo, una
jugosa herencia estimada en cincuenta millones de dólares hace pensar todo lo contrario.
Francisco Tudela asegura que su padre es incapaz ahora, pero no lo era hace unos meses
cuando le concedió un adelanto de herencia”.
Reportera: “¿y ahí cuando hubo el adelanto de herencia su padre sí tenía las capacidades que
ahora no tiene?”
Francisco Tudela: “Bueno. Sí. porque fue hace unos meses v un hombre de noventa v dos años
va perdiendo, digamos, la decisión, la vista. etc. con mayor rapidez que nosotros”.
[Declaración aparecida el día 16 de noviembre de 2007 en el programa “90 Segundos” que
transmite Canal 2].

En efecto, señoras Vocales, los demandantes -según sea su conveniencia- me consideran como
un demente senil dependiendo de las circunstancias. Así, por ejemplo, para los demandantes
NO ERA DEMENTE SENIL cuando:
(i) Recibieron de su padre US$ 920,000 (Novecientos veinte mil y 00/100 dólares americanos),
según ordenes de transferencias de 13 de marzo, 2, 16 y 27 de abril y 17 de agosto de 2007.

(ii) Recibió Francisco Tudela, el 21 de septiembre de 2007, el inmueble ubicado en


Choquehuanca N° 1414-1414-A, San Isidro, Lima, e inscrito en la Partida Electrónica N°
49030876 del Registro de la Propiedad Inmueble de Lima.

(iii) Le solicitaron el 19 de octubre de 2007, a través de su abogado, Dr. Enrique Ghersi, que
les transfiriera el íntegro de SU patrimonio. Textualmente, el Dr. Ghersi señaló:

“Le escribo para comunicarle que sus hijos Juan Francisco Tudela van Breugel Douglas,
Francisco Tudela van Breugel Douglas V Vera Louise Tudela van Breugel Douglas, me han
nombrado como representante legal, para solicitar a usted que extienda una escritura pública
de anticipo de herencia a favor de ellos sobre los bienes que constituyen el patrimonio
familiar.

Este anticipo de herencia mantendría para usted el pleno usufructo y goce de la totalidad de
su patrimonio, dejándolo en libertad para disponer de dichos frutos, según su mejor parecer
(...)”.

Resultan especialmente ilustrativas las referencias que realizan los demandantes sobre esta
solicitud de anticipo de legítima. En efecto, en RPP del día 27 de diciembre del 2007 pasado,
Francisco Tudela, en llamada telefónica a dicha radio, contestó al Dr. Jorge Avendaño,
señalando:

“en segundo lugar, el tema del adelanto de legítima. Yo lo que quiero señalar es que ese fue
el recurso para evitar la interdicción porque nosotros le damos la totalidad del usufructo, es
decir, todas las rentas, utilidades, dividendos, etc a nuestra padre. No teníamos ningún
sueldo. La idea era que él dispusiera de por vida de sus recursos y que hiciese todas las
donaciones que quisiera a Graciela de Losada. Pero que los derechos reales, los derechos
registra les. no fuesen afectados”.

En la misma línea de lo declarado en RPP, Francisco Tudela señala en la revista Cosas[30]:

Reportero: “¿Pero ustedes han pedido un anticipo de legítima?”

Francisco Tudela: “... Nosotros quisimos evitar el interdicto y todas las fórmulas fueron
bloqueadas. Finalmente, la que se nos ocurrió era hacer un anticipo de legítima mediante el
cual la nuda propiedad pasaba a los herederos del testamento y todos los beneficios,
utilidades, dividendos, ingresos extraordinarios por modificaciones en el mercado, todo, hasta
el último décimo de centavo que produjese el patrimonio de mi padre iba de manera vitalicia
para él de manera irrestricta”.

De modo semejante, el Dr. Enrique Ghersi, abogado de los demandantes, sobre ese mismo
anticipo de legítima indicó en un programa televisivo:

“Esa carta, efectivamente, se dirige a don Felipe como consecuencia de una serie de diálogos
que tiene con sus hijos, donde se plantea la fórmula siguiente. Un anticipo a favor de sus
hijos y la constitución de un usufructo vitalicio en favor de don Felipe. Por lo cual, él se
queda en la administración, en la gestión v en el disfrute del patrimonio”. [Declaración
aparecida el día 21 de noviembre de 2007 en el programa “La Ventana Indiscreta” que
transmite canal 2].
Es decir, si les entregaba el íntegro de su patrimonio a sus hijos, ellos no hubieran solicitado
la demanda de interdicción contra su padre. Para eso no era incapaz. Tampoco lo era, en el
supuesto de haberles transferido el íntegro de su patrimonio, de administrar sus rentas o
realizar nuevas donaciones. Para eso no era incapaz. Pero cuando se niega a transferir el
íntegro de su patrimonio a favor de sus hijos, allí si es incapaz, allí sí es demente senil y
“desde hace varios años”.

Resulta especialmente ilustrativa la expresión utilizada por Francisco Tudela van Breugel-
Douglas al señalar que la solicitud del anticipo de legítima fue “el recurso para evitar la
interdicción”. Es decir, para los demandantes la interdicción resultaba o no procedente
dependiendo de si se les transfería o no el patrimonio.

Los demandantes han demandado la interdicción por falta de discernimiento, a sabiendas que
no me encuentro incapaz, según se desprende de las propias declaraciones públicas de los
demandantes (todas posteriores a la interposición de la demanda):

“…mi padre, quien tiene un pensamiento consistente, jamás hubiese dicho que esta demanda
es ilegal o inmoral, nunca se hubiese equivocado con los conceptos y las ideas”[31].

“Sin embargo, yo no estoy diciendo que su incapacidad sea absoluta. Si se sienta acá con
nosotros socialmente va a mantener una conversación en la cual va a cubrir estos vacíos
verbalmente”[32].

“Yo no creo que esté absolutamente incapaz…”

Reportera: “¿Por qué declararlo interdicto, entonces? ¿Por qué declararlo incapaz, doctor
Tudela?”

Francisco: “Considero que para la administración de sus asuntos no tiene los elementos
sensoriales necesarios”[33]

Reportera (voz en off): “Francisco Tudela asegura que su padre es incapaz ahora, pero no lo
era hace unos meses cuando le concedió un adelanto de herencia”

Reportera: ¿Y ahí cuando hubo el adelanto de herencia su padre sí tenía las capacidades que
ahora no tiene?

Francisco: “Bueno, sí, porque fue hace unos meses y un hombre de noventa y dos años va
perdiendo, digamos, la decisión, la vista, etc, con mayor rapidez que nosotros”[34]

F. Del Considerando Décimo Segundo:

“Que, así mismo es necesario recalcar que la Magistrada de la causa en ningún momento ha
variado su forma de pensar en cuanto a la calificación de la demanda en todos los procesos de
interdicción como en el presente caso en que siempre se ha solicitado pericia psiquiátrica
para admitir o declarar fundada la demanda, toda vez que al haberse cuestionado desde un
inicio la calidad de Psiquiatria del Doctor Delforth Laguerre Gallardo, el juzgado de oficio
dispuso que se practique una pericia psiquiátrica al demandado en el Hospital Hermilio
Valdizán, apreciándose de autos que los abogados de la parte demandada cuestionan con
argumentos falsos la actuación de los médicos especialistas asignados por dicho Centro
Médico y para demostrar la imparcialidad de la Suscrita, se ordenó que la pericia psiquiátrica
al demandado se practicara a través del Instituto de Medicina Legal del Ministerio Público, la
misma que tampoco se efectuó por inasistencia del presunto interdicto, con lo que se
demuestra que la suscrita en ningún momento ha variado su forma de pensar en cuanto al
proceso de interdicción”.

La jueza Torres Valdivia señala que ha sido criterio suyo requerir certificado expedido por
psiquiatra para admitir a trámite una demanda de interdicción. Ello es cierto. En efecto,

(a) Ante la falta de prueba de los demandantes, la propia jueza Torres Valdivia ordenó que se
me practique una pericia psiquiátrica. Prueba de lo señalado es que mediante Resolución No.
112, resolvió subrogar a los peritos nombrados por el Hospital Hermilio Valdizán y dispuso que
se oficie al Registro de Peritos Judiciales de la Corte Superior de Justicia de Lima (REPEJ), a
efectos de que informaran si “(…) cuenta con un listado de peritos con especialidad en el área
de psiquiatría (…)”.

El expreso pedido realizado por la jueza Torres Valdivia fue contestado por el REPEJ
señalando que la especialidad de psiquiatría no se encontraba en la nómina de dicha
dependencia. Teniendo en cuenta dicha situación, demostrando lo indispensable que resulta
que el médico o médicos que realizasen el examen fueran psiquiatras y no de cualquier otra
especialidad, mediante Resolución No. 119, ofició al Instituto de Medicina Legal para que
remitiera el listado de médicos con la especialidad de psiquiatría que tenía a su cargo.

Lo relevante de las solicitudes realizadas es que con ellas se demuestra fehacientemente que,
para efectos de declarar que una persona se encuentra privada de discernimiento, es
necesario que sea determinado por un médico psiquiatra. En otras palabras, el Juzgado,
explícitamente, aceptó que un informe pericial emitido por un médico de otra especialidad
no tiene validez en un caso como el que nos ocupa. ¿Si no hubiera sido así, por qué solicito un
listado se psiquiatras al REPEJ?

(b) En un reportaje propalado por el programa periodístico “Panorama” el día 29 de junio de


2008 se ha demostrado que el propio Décimo Segundo Juzgado de Familia de Lima en procesos
de interdicción idénticos al presente, ha actuado de una manera totalmente distinta. En
efecto, en todos los casos solicitó que se anexe a las demandas de interdicción un certificado
emitido por un médico psiquiatra, bajo apercibimiento de ser rechazadas. Es decir, reconoce
que se trata de un requisito de admisibilidad de ineludible cumplimiento. Algunos ejemplos
son los siguientes:

(i) Expediente No. 508-2008: Mediante Resolución No. 2 de fecha 4 de abril de 2008, concedió
a la parte demandante un término de 5 días hábiles para que adjunte un certificado expedido
por un médico psiquiatra y no por un psicólogo.

En nuestro caso, los demandantes presentaron un informe emitido por un médico cirujano
(Delforth Laguerre Gallardo) y un psicólogo inhabilitado (Elmer Salas Asencios), sin embargo,
la jueza Torres Valdivia en ningún momento utilizó el mismo criterio. Es más dispuso su
ratificación y lo ha citado en el texto de la sentencia como si su pronunciamiento fuera
relevante para un caso como el planteado.

(ii) Expediente No. 1114-2008: Mediante Resolución No. 1 de fecha 4 de junio de 2008,
solicitó a la parte demandante que adjunte un certificado expedido por un médico psiquiatra
y no por un médico cirujano.

En nuestro caso concreto, a pesar de que en innumerables oportunidades se ha señalado –y


demostrado- que Delforth Laguerre Gallardo era únicamente médico cirujano (más no
psiquiatra) al momento de expedir el supuesto “Dictamen” sobre la presunta incapacidad, el
Juzgado dispuso su ratificación y decidió seguir adelante con el proceso.
(iii) Expediente No. 936-2008: Mediante Resolución No. 2 de fecha 13 de junio de 2008,
solicitó a la parte demandante “por última vez” que cumpla con adjuntar un certificado
emitido por un médico psiquiatra.

(iv) Expediente No. 534-2008: Mediante Resolución No. 5 de fecha 29 de abril de 2008,
requiere al demandante para que cumpla con adjuntar un certificado emitido por un médico
psiquiatra.

Con la finalidad de que la Sala tenga un mejor panorama de lo señalado, solicito que se oficie
al Décimo Segundo Juzgado de Familia de Lima para que le remita copias certificadas de los
actuados en los autos a que se ha hecho referencia en los párrafos anteriores.

¿Cuál es el motivo por el que la jueza Torres Valdivia varió su criterio únicamente en el caso
concreto de mi marido? En realidad no encuentro ninguna razón distinta a la abierta
animadversión adoptada para con él. De otra forma, no se explica cómo puede variar su
criterio únicamente en la presente causa.

La diferencia de criterio mostrada importa una grave afectación a nuestra igualdad ante la
ley, tal como lo ha señaló el Tribunal Constitucional en su sentencia N° 06450-2007-
PHC/TC[35]. Sin embargo, la jueza Torres Valdivia persiste en aplicar consecuencias distintas
a supuestos idénticos.

Lo más grave es que la propia jueza Torres Valdivia ha declarado en una carta que remitió al
diario “La República” –publicada el 4 de julio de 2008- que el Dr. Delforth Laguerre Gallardo
no era médico psiquiatra:

“Señor Director:

Pido rectificación a la nota con el titular: "Jueza del caso Tudela entra en contradicción",
publicada el 29 de junio, en el siguiente modo: 1) La nota manifiesta que la suscrita había
entrado en contradicciones sobre las pericias psiquiátricas, habiendo aceptado la evaluación
de un médico no especializado en psiquiatría, solo en el caso de interdicción por el caso
Tudela y Barreda; 2) Es falso que la suscrita halla (sic.) tomado como prueba la pericia
psiquiátrica presentada por los demandantes, consta en autos que dicha pericia ha sido
cuestionada, ya que el señor Delforth Laguerre Gallardo, no era médico psiquiatra. Por tal
motivo se dispuso se le realice al demandado Felipe Tudela y Barreda, una pericia psiquiátrica
en el Hospital Hermilio Valdizán; 3) La suscrita, para tener mayor convicción de los hechos,
solicitó medios probatorios de oficio, ordenado que se le practique al demandado la pericia
antes mencionada, la que hasta el momento no se ha practicado porque se encuentra en
Bolivia; 4) El hospital Hermilio Valdizán nombró a los peritos psiquiatras Ricardo Benigno
Neyra y Héctor León, los que también fueron cuestionados por la parte demandada y al no
presentar estos profesionales la pericia solicitada en el término de las 48 horas, se les
subrogó, solicitándose al Registro de Peritos Judiciales de la Corte (REPEJ), que remitan una
relación de peritos psiquiatras, pero la REPEJ no cuenta con estos especialistas, nombrándose
dos médicos de medicina legal. Los cuales hasta el momento no han podido evaluar dicho
informe por la ya indicada presencia en Bolivia; 5) Mi despacho en ningún momento ha
resuelto contradictoriamente las resoluciones en el expediente del demandado Felipe Tudela
y Barreda, este se encuentra en pleno trámite.

Todos los casos de interdicción no son iguales.


Dra. Carmen Torres Valdivia
Juez Titular 12 Juzgado”. [El resaltado y subrayado es mío]

De la transcripción íntegra de la carta referida, es de notarse que la propia titular del


Despacho reconoce que Delforth Laguerre Gallardo no era psiquiatra y que “Por tal motivo se
dispuso se le realice al demandado Felipe Tudela y Barreda, una pericia psiquiátrica en el
Hospital Hermilio Valdizán (…)”. En pocas palabras, en atención a que los demandantes no
cumplieron con lo establecido en la ley, el Juzgado pretendió subsanar de oficio la
inadmisibilidad manifiesta de la demanda.

Dicha determinación vulneró flagrantemente el principio de iniciativa de parte establecido en


la Cuarta Disposición del Título Preliminar del Código Procesal Civil, según el cual todo
proceso judicial (civil) únicamente puede ser promovido por el interesado. En este caso, fue
la autoridad judicial quien buscó “completar” la demanda. La carga de ofrecer un documento
para el inicio de un proceso de esta naturaleza correspondía a los demandantes, por lo que es
contra derecho que la jueza Torres Valdivia pretendiera subsanarlo por un medio probatorio
ordenado de oficio.

Es más, el propio Juzgado, a sabiendas del nulo valor probatorio de los documentos anexos a
la demanda, mediante Resolución No. 6 de fecha 29 de abril de 2008 (cuaderno cautelar)
decidió que no resolvería la solicitud presentada, sino hasta que se le practique la pericia
psiquiátrica ordenada de oficio. Sin embargo –actuando contra su propia resolución- ha
declarado interdicto a mi esposo, a pesar de que a lo largo de todo el proceso los peritos
nombrados nunca juramentaron el cargo, ni fijaron sus honorarios.

Era evidente para la jueza Torres Valdivia la falta de un requisito de admisibilidad, la cual se
dio a conocer luego de la calificación de la demanda. En efecto, desde un comienzo
recalcamos -tanto mi marido como yo- que un informe psicológico no es idóneo para cumplir
con el requisito de admisibildad mencionado (ya que un psicólogo no es médico) y que
Delforth Laguerre Gallardo no era psiquiatra, a pesar de haberse atribuido dicha calidad. En
ese sentido, la afirmación realizada por la jueza Torres Valdivia, según la cual la presentación
de los aludidos documentos constituye el cumplimiento del requisito de admisibilidad
legalmente establecido es errónea. Si bien al calificar la demanda no había tomado
conocimiento de lo señalado, es claro que al momento de advertirlo (con las reiteradas
oportunidades en que fue denunciado) debió -antes de emitir sentencia- pronunciarse sobre la
conformación de la relación procesal, y por ello darles a los demandantes un plazo para que
subsanasen la falta de presentación de este documento. De no cumplir con este mandato los
demandantes, se debió declarar nulo todo lo actuado e improcedente la demanda por falta de
interés para obrar. No obstante, la jueza Torres Valdivia no ha actuado conforme a derecho.
Todo lo contrario, se me ha declarado interdicto por incapacidad absoluta en base a un
documento ilícito, y ante la evidencia pública de que no cuento con falta de discernimiento ni
deterioro mental.
G. Del Considerando Décimo Tercero:

Que, a mayor abundamiento de conformidad con lo dispuesto por el articulo doscientos


ochenta y dos del Código Procesal Civil es necesario tener presente y evaluar la conducta
procesal del presunto interdicto don Felipe Tudela Barreda, quien conforme a lo actuado
durante el desarrollo de todo el proceso ha demostrado su falta de colaboración para el
esclarecimiento de los hechos materia de controversia, toda vez que si bien se ha apersonado
y a ejercido su derecho de contradicción a la demanda conforme a los términos que contiene
su escrito de fojas seiscientos cuarenta y ocho y siguientes en el que niega y contradice los
fundamentos de la demanda alegando que no se encuentra incapacitado mentalmente, que
discierne apropiadamente y que expresa su voluntad de manera clara; sin embargo cabe
señalar que no ha concurrido al juzgado para su entrevista personal ni ha cumplido con
practicarse la evaluación psiquiátrica en el Instituto de Medicina Legal y el Hospital Hermilio
Valdizán, conforme a lo ordenado por la Judicatura en la continuación de audiencia única de
fecha veintidós de Febrero del dos mil ocho,… vulnerando con ello además los principios de
inmediación concentración economía y celeridad procesal previstos por el artículo quinto del
Título Preliminar del Código Procesal Civil, situación de hecho que evaluada conjuntamente
con los medios probatorios actuados en autos permiten presumir a éste Despacho la
incapacidad del demandado invocada en la demanda y por consiguiente declarar
judicialmente su interdicción.”

La jueza Torres Valdivia declara la incapacidad absoluta de mi marido, y le convierte en un


muerto en vida, como consecuencia de no haber asistido a su despacho, ni haberse sometido
a la prueba psiquiátrica ordenada irregularmente por ella. La jueza Torres Valdivia le otorga a
su conducta procesal una consecuencia no prevista en la ley. En efecto, y como no podría ser
de otro modo, no existe norma alguna en nuestro ordenamiento jurídico que permita la
interdicción de un ser humano como consecuencia de no haber asistido a las audiencias.
Menos aún se puede considerar que su falta de sometimiento a una prueba psiquiátrica es
prueba suficiente de su incapacidad. Llegar a una conclusión de este tipo contraviene su
derecho a prestar su consentimiento informado que forma parte del derecho a la dignidad,
según lo prescrito en el artículo 5 de la Constitución Europea. Si bien esta norma no es
vinculante, ésta desarrolla el núcleo duro del derecho a la integridad, el mismo que sí se
encuentra recogido en la Convención Americana de Derechos Humanos. La jueza Torres
Valdivia dio mayor importancia a lo que ella llama la conducta procesal de mi marido que a
las pruebas aportadas tanto por él como por mí con las que acredito su capacidad, y que el
hecho de que ni los propios demandantes creen en esta demanda. Con la finalidad de
acreditar su capacidad, Sólo se ha sometido a pruebas psiquiátricas y neurológicas con los
médicos más prestigiosos del Perú, lo que incluye una resonancia nuclear magnética cerebral
con angioresonancia intracraneana y Electro Encefalograma (EEG) computarizado digital, sino
que se ha visto en la necesidad de ofrecer una serie de entrevistas a la televisión y prensa
escrita y radial para acreditar su capacidad ante la opinión pública, todo lo cual obra en el
expediente judicial. No obstante, la jueza Torres Valdivia decreta su muerte en vida, dándole
mayor valor probatorio a su conducta procesal (no haber asistido personalmente a su juzgado
–a pesar de haber sido representado por sus abogados, según lo permite el artículo 554º del
Código Procesal Civil peruano- y no haberse sometido a la prueba psiquiátrica –que según
denuncia de “Caretas” 2028 estaba siendo manipulada y ante peritos que nunca juraron por lo
que nunca fue exigible[36]) que a lo visto y oído por ella misma y todo el Perú en las numeras
entrevistas concedidas a la prensa escrita, radial y televisiva.
Determinar la incapacidad de una persona en base a presunciones infringe de manera
flagrante los “Principios para la protección de los enfermos mentales y el mejoramiento de la
atención de la salud mental”[37]. Este instrumento regula la protección tanto de la persona
presuntamente incapaz[38] como la de los realmente afectados con algún grado de
incapacidad, siendo que el inciso 1 del principio 8 señala:
“La determinación de que una persona padece una enfermedad mental se formulará con
arreglo a normas médicas aceptadas internacionalmente”.

Esta norma debe ser concordada con el Principio 4.2:


“La determinación de una enfermedad mental no se efectuará nunca fundándose en (…)
cualquier otra razón que no se refiera directamente al estado de la salud mental”.

Es norma esencial que la enfermedad mental tiene que ser diagnosticada por un médico
calificado (psiquiatra o neurólogo), y no cualquier médico, y menos aún puede ser
determinada en base a presunciones, como lo hace la jueza Torres Valdivia.

La conducta procesal no puede servir de sustento de una imputación tan grave como la
incapacidad. La determinación de que una persona padece de incapacidad mental y que por
esta circunstancia deba -de ser necesario- restringírsele parte de sus derechos y nombrarle un
curador debe estar sustentada en medios probatorios que apunten directamente a la falta de
capacidad de la persona y no en circunstancias ajenas a ésta.

H. Del Considerando Décimo Cuarto


“Que, …Graciela de Losada Marrou … ha demostrado durante la secuela del proceso su falta
de cooperación para lograr la actuación de los medios probatorios ordenados en autos,
teniendo en cuenta que… reiteradamente ha inasistido a las diligencias de ley programada en
autos para efectos de que preste su declaración de parte …; así mismo ha venido
obstaculizando y cuestionando la realización de la entrevista personal de presunto interdicto,
de la diligencia de visita inopinada así como de la actuación de la pericia psiquiátrica
ordenado por este Despacho, tal como se puede apreciar de los numerosos y reiterados
escritos de apelaciones y nulidad formulados contra los actos procesales expedidos en autos;
… que inclusive lo sacaron del país (a Felipe Tudela Barreda) con destino a la ciudad de Santa
Cruz de Bolivia y posteriormente lo han trasladado a otro país desconociéndose actualmente
su paradero, siendo esto un maltrato físico y psicológico al presunto interdicto; aunado a ello
que conforme se advierte de todo lo actuado la defensa de aquella solo se ha dedicado a
cuestionar la labor jurisdiccional de la Magistrada, formulando reiteradas recusaciones en su
contra, así como interponiendo diversas quejas ante la ODICMA y demandas de Acción de
Amparo y Habeas Corpus, así como han desarrollado una serie de ataques a través de medios
de comunicación dirigidos a la opinión pública con la finalidad de desprestigiar la labor de la
Suscrita…”.

Sobre el particular, debo señalar lo siguiente:


(a) Si bien mi esposa acudió a la primera audiencia, no asistió personalmente a las siguientes,
ya que la jueza Torres desde un comienzo mostró animadversión contra ella. Igualmente, es
importante señalar que en todas las demás audiencias nuestros abogados la han representado.
Dicha falta de parcialidad se hizo patente con la exhibición a los medios públicos de
ambientes privados e íntimos de mi hogar conyugal, como eran los cuartos y baños tanto de
mi esposa como míos.
(b) No se puede imputar a mi esposa falta de cooperación por no “obligarme” a someterme a
una prueba psiquiátrica, la cual, según denuncia de Caretas “2028” estaba siendo
manipulada. En todo caso, era mi decisión si yo acudía al juzgado o me sometía a las pruebas
psiquiátricas ordenadas ilegalmente de oficio, y tal decisión no puede ser imputada a mi
esposa.
(c) Es derecho de mi esposa impugnar o cuestionar las resoluciones o actuaciones de la jueza
Torres Valdivia contrarias a derecho, y tal circunstancia no puede ser valorada en su contra.
(d) Si viajé a Bolivia y posteriormente a los Estados Unidos fue por decisión mía. Lo que
constituye un maltrato y un riesgo para mi salud no son los viajes sino el saber que no podré
nunca más volver al Perú, como consecuencia de haberme secuestrado la jueza Torres
Valdivia mi libertad y derecho a decidir.
(e) No son atribuibles a mi esposa las investigaciones realizadas por la prensa ni la
información que ésta propala, por lo que mal hace la jueza Torres al atribuirle
responsabilidad.

I. Del Considerando Décimo Sexto


“Que, … corresponde a este Despacho designar como curador y/o curadores a las personas
más idóneas…, cabe señalar que en relación a la citada cónyuge se debe considerar su
conducta procesa que ha asumido en la secuela del proceso, siendo evidente su falta de
voluntad para colaborar con el esclarecimiento de los hechos…; aunado a ello que la posible
declaración de interdicción de don Felipe Tudela Barreda, tendría consecuencias legales en la
validación del acto jurídico de la relación matrimonial, teniendo en cuenta que dicho
acontecimiento fue celebrado con posterioridad a la presentación de la demanda, tanto más
se tiene en consideración que ante el Primer Juzgado de Familia se le ha iniciado un proceso
de nulidad de matrimonio civil signado con el numero 183501-2008-0007-0, en el que se ha
expedido sentencia con fecha veintisiete de noviembre del dos mil ocho declarándose
fundada la nulidad de matrimonio conforme es de verse de las piezas procesales que en copia
certificadas corren de fojas cinco mil setecientos dos a cinco mil setecientos veintiuno;
siendo ello así la designación del curador procesal de presunto interdicto corresponde a los
demandantes en su calidad de hijos de don Felipe Tudela Barreda quienes …han manifestado
que para ellos lo más importante es la salud de su padre …”

Al respecto, debo señalar lo siguiente:


(a) Niego rotundamente el que yo requiera de un curador procesal, por no estar incurso en
ninguno de los supuestos de incapacidad.
(b) Aclaro que la sentencia de interdicción tiene efectos desde su expedición y no antes, por
lo que no afectará mi matrimonio civil contraído el 8 de noviembre de 2007. No corresponde a
la jueza Torres Valdivia emitir pronunciamiento sobre un proceso que no obra bajo su cargo,
siendo que la sentencia de Primera Instancia sobre Nulidad de Matrimonio no es firme,
habiéndose interpuesto contra ella recurso de apelación, la que ha sido concedida con efecto
suspensivo, encontrándose la misma en trámite.

En lo que se refiere al nombramiento de los demandantes como curadores, debo reiterar que
si bien ello es contrario a derecho, según lo antes indicado, la jueza Torres Valdivia debe
hacer que éstos provean de los fondos necesarios para mi sostenimiento, de lo que la hago
responsable.

Como es de su conocimiento, desde el mes de julio que decretó la medida cautelar contra mí,
mi curador provisional no ha remitido los fondos necesarios para mi sostenimiento.
Igualmente, hago saber los siguientes excesos en los que ha incurrido Francisco Tudela van
Breugel-Douglas en el ejercicio de sus funciones como curador provisional:
(a) Usurpar y despojar de la posesión a mí y a mi esposa de nuestro hogar conyugal, ubicado
en Lizardo Alzamora Oeste Nº 185, San Isidro, lo que constituye un ilícito penal. En efecto,
dejamos en posesión del inmueble a personal de nuestra confianza al viajar nosotros a
Bolivia, personal que fue despedido y obligado a salir del inmueble el 22 de julio de 2008- sin
autorización judicial- por Francisco Tudela van Breugel-Douglas y otros. Estos hechos fueron
denunciados a la jueza Torres Valdivia sin que haya cumplido con impedir o remediar la
injerencia indebida en la vida privada, domicilio y correspondencia (entre la que estuvo la
injerencia a documentación nuestra protegida con el secreto bancario y que dio lugar a que
esta documentación fuera manipulada y dichos resultados manipulados presentados en este
proceso y difundidos en medios de prensa masiva para afectar la honra y reputación de mi
esposa, vulnerándose sus derechos fundamentales consagrados en el articulo 2 numeral 5, 6,
7, 9 y 10 de la Constitución).
(b) Revocarme como Gerente General de Inversiones Cumbres Altas S.R.L. sin autorización
judicial. Peor aún, Francisco Tudela van Breugel-Douglas se ha nombrado Gerente General de
dicha empresa con facultades de disposición contra lo que en ese entonces disponía la
Resolución Nº 23.
(c) Haber denunciado a mi esposa y a su hija, Gracia, presentándome a mí como supuesto
agraviado, por hurto agravado, investigación que se encuentra en trámite ante la 44 Fiscalía
Provincial de Lima (Exp. Nº 506010144-2008-441-0).
J. Del Considerando Décimo Séptimo
Este no cumple con fijar los límites de la curatela. El límite y su extensión tienen que ser
establecidos de forma literal. Este considerando contraviene el art. 27. 2º de la Convención
Americana de Derechos Humanos y el artículo 17º de la Declaración de los Derechos del
Hombre al permitirle ejercer a mis curadores mis Derecho Civiles, con el agravante de que al
Juzgado ya se le ha puesto en conocimiento de todos los excesos incurridos por el curador
provisional (Francisco Tudela van Breugel-Douglas).

V. FUNDAMENTACIÓN DEL AGRAVIO E INTERES

La jueza Torres Valdivia ha incumplido su obligación legal de administrar justicia, al haber


expedido esta sentencia arbitraria, no sustentada en prueba válida, y contradiciendo las
propias resoluciones anteriores expedidas por ella. Dicha arbitrariedad me produce un
evidente agravio ya que veo que mi destino, junta al de mi marido, será el vivir en el
destierro. En efecto, estando en juego la libertad e integridad física y emocional de mi
marido, éste se ve imposibilitado de regresar al Perú, en tanto se prosiga en presente proceso
en su contra, sin garantías para su persona.

No sólo me causa agravio la sentencia por lo antes señalado, sino también por el hecho de
que a través de ella, los demandantes pretender separarme de hecho de mi marido,
amparados en esta supuesta “curatela”.

Los hechos expuestos demuestran de manera más que evidente el agravio actual y directo que
me supone la sentencia impugnada.

Nuestra parte, de conformidad con el artículo 358º del código adjetivo, ha cumplido con
fundamentar los errores o vicios contenidos en la apelada, fundamentando de este modo cada
una de nuestras pretensiones. Hemos cumplido con motivar el recurso de apelación
exponiendo los fundamentos fácticos y jurídicos que ameritan a nuestro juicio la Anulación o
Revocación de la resolución impugnada; por lo que esta sentencia resulta arbitraria y sin
fundamentos de derecho, toda vez que ha omitido pronunciarse en la parte considerativa
sobre las cuestiones probatorias planteadas, no ha valorado los medios probatorios ofrecidos
por nuestra parte en relación a las cuestiones probatorias y sobre el tema de fondo.

Por otro lado, cabe señalar que fundamenta la sentencia en un medio probatorio que nos es
notificado conjuntamente con la sentencia, afectando nuestro derecho al contradictorio.
Se ha sustentado la sentencia en hechos inexactos , ha redactado la sentencia dando lugar a
sofismas, pues de su redacción se da la impresión de que el Médico Cirujano Delforth Laguerre
Gallardo al emitir el medio probatorio elaborado por èl y cuestionado por nuestra parte
hubiera contado con Titulo de Psiquiatra al momento de su expedición, al omitir de manera
deliberada consignar que este Titulo lo obtuvo el 18 de setiembre del 2008, mientras que el
medio probatorio cuestionado lo elaboro el 06 de noviembre del 2007, arrogándose
falsamente el titulo de Psiquiatra y médico legista.

Por otro lado, en relación al psicólogo hace referencia a una constancia expedida por el
Colegio de Psicólogos del Perú, en la que se señala que Elmer Salas Ascencios es un miembro
hábil de dicha orden; sin embargo, omite valorar en la sentencia mediante oficio 407 -07-
CDN-C.Ec.Ps.P. de fecha 30 de noviembre del 2007 emitido por el colegio de psicólogos del
Perú se informa que desde el año 2000 a esa fecha el Sr. Salas Ascencio se encontraba inhábil
para el ejercicio de su profesión. Lo reseñado acredita una falta de congruencia entre la
verdad material que obra en autos y los considerandos que sustentan su ilícito fallo.

Todo lo expresado deja claro el agravio personal actual, moral y material que me causa la
apelada, estando a que se ha afectado no sólo mi derecho a un Juicio Justo sino que se ha
declarado interdicto a mi cónyuge pretendiéndose incluso afirmar que tenia esta calidad
cuando contraje Matrimonio; se ha afectado mi honor, mi buen nombre y el de toda mi
familia.
Por último, el agravio causado a mi persona me otorga la legitimidad necesaria para
interponer el presente recurso.

VI. FUNDAMENTOS DE DERECHO

El presente recurso de apelación tiene por objeto que el órgano jurisdiccional superior
examine la sentencia de primer grado que por los errores de hecho y de derecho nos causan
agravio; de conformidad con el art. 382 del Código Adjetivo, el Recurso de Apelación contiene
intrínsecamente el de Nulidad.

El presente Recurso de Apelación contra Sentencia, se interpone al amparo de los artículos


364º, 365º inciso 1. Al amparo del artículo 366 de la norma adjetiva; nuestra parte ha
cumplido con señalar que la Resolución Apelada nos produce agravio y hemos precisado la
naturaleza del mismo habiendo realizado una crítica concreta y razonada de la sentencia
impugnada, indicando punto por punto los errores, omisiones y demás deficiencias contenidas
en ésta.

La presente Apelación ha sido interpuesta dentro del plazo legal, por lo que se ha interpuesto
dentro del tercer día de notificada, conforme señala el artículo 556º del Código Procesal
Civil.

Solicitamos que la presente apelación sea concedida con efecto suspensivo a fin de que el
acto impugnado no pueda ejecutarse, hasta que sea resuelto el presente recurso por el
superior; esta solicitud se formula al amparo del artículo 368º inciso 1 del Código Adjetivo.

La sentencia impugnada contraviene los siguientes tratados internaciones de los que el Perú
es parte:

(A) LA CONVENCION AMERICANA DE DERECHOS HUMANOS


Artículo 3. Derecho al Reconocimiento de la Personalidad Jurídica
“Toda persona tiene derecho al reconocimiento de su personalidad jurídica”.
Artículo 5. Derecho a la Integridad Personal
“Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral”.
Artículo 7. Derecho a la Libertad Personal
1. Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales.
2. Nadie puede ser privado de su libertad física, salvo por las causas y en las condiciones
fijadas de antemano por las Constituciones Políticas de los Estados Partes o por las leyes
dictadas conforme a ellas.
Artículo 8. Garantías Judiciales
1. Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo
razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con
anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra
ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o
de cualquier otro carácter.
2. (…) Durante el proceso, toda persona tiene derecho, en plena igualdad, a las siguientes
garantías mínimas:
d) derecho del inculpado de defenderse personalmente o de ser asistido por un defensor de su
elección y de comunicarse libre y privadamente con su defensor;
h) derecho de recurrir del fallo ante juez o tribunal superior.
Artículo 11. Protección de la Honra y de la Dignidad
1. Toda persona tiene derecho al respeto de su honra y al reconocimiento de su dignidad.
2. Nadie puede ser objeto de injerencias arbitrarias o abusivas en su vida privada, en la de su
familia, en su domicilio o en su correspondencia, ni de ataques ilegales a su honra o
reputación.
3. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra esas injerencias o esos
ataques.
Artículo 17. Protección a la Familia
1. La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y debe ser protegida por la
sociedad y el Estado.
2. Se reconoce el derecho del hombre y la mujer a contraer matrimonio y a fundar una
familia si tienen la edad y las condiciones requeridas para ello por las leyes internas, en la
medida en que éstas no afecten al principio de no discriminación establecido en esta
Convención.
3. El matrimonio no puede celebrarse sin el libre y pleno consentimiento de los contrayentes.
Artículo 24. Igualdad ante la Ley
Todas las personas son iguales ante la ley. En consecuencia, tienen derecho, sin
discriminación, a igual protección de la ley.
Artículo 27. Suspensión de Garantías
2. La disposición precedente no autoriza la suspensión de los derechos determinados en los
siguientes artículos: 3 (Derecho al Reconocimiento de la Personalidad Jurídica); 4 (Derecho a
la Vida); 5 (Derecho a la Integridad Personal); 6 (Prohibición de la Esclavitud y Servidumbre);
9 (Principio de Legalidad y de Retroactividad); 12 (Libertad de Conciencia y de Religión); 17
(Protección a la Familia); 18 (Derecho al Nombre); 19 (Derechos del Niño); 20 (Derecho a la
Nacionalidad), y 23 (Derechos Políticos), ni de las garantías judiciales indispensables para la
protección de tales derechos.
B. LA DECLARACION UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS:
Artículo 1
“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están
de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.
C. LOS PRINCIPIOS PARA LA PROTECCIÓN DE LOS ENFERMOS MENTALES Y EL MEJORAMIENTO DE
LA ATENCIÓN DE LA SALUD MENTAL22 (norma también aplicable a los imputados de estar
afectados con alguna incapacidad mental)
Principio 1, numeral 5
Todas las personas que padezcan una enfermedad mental tendrán derecho a ejercer todos los
derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales reconocidos en la Declaración
Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y otros instrumentos
pertinentes, tales como la Declaración de los Derechos de los Impedidos y el Conjunto de
Principios para la protección de todas las personas sometidas a cualquier forma de detención
o prisión[39].
Principio 1, numeral 6:
“Toda decisión de que, debido a su enfermedad mental, una persona carece de capacidad
jurídica y toda decisión de que, a consecuencia de dicha incapacidad, se designe a un
representante personal se tomará sólo después de una audiencia equitativa ante un tribunal
independiente e imparcial establecido por la legislación nacional. La persona de cuya
capacidad se trate tendrá derecho a estar representada por un defensor. (…) El defensor no
podrá representar en las mismas actuaciones a una institución psiquiátrica ni a su personal, ni
tampoco podrá representar a un familiar de la persona de cuya capacidad se trate, a menos
que el tribunal compruebe que no existe ningún conflicto de intereses. (…) La persona de
cuya capacidad se trate, su representante personal, si lo hubiere, y cualquier otro interesado
tendrán derecho a apelar esa decisión ante un tribunal superior”.
Principio 1, numeral 7
Cuando una corte u otro tribunal competente determine que una persona que padece una
enfermedad mental no puede ocuparse de sus propios asuntos, se adoptarán medidas, hasta
donde sea necesario y apropiado a la condición de esa persona, para asegurar la protección
de sus intereses.
Principio 18 (Garantías procesales):
1. El paciente tendrá derecho a designar a un defensor para que lo represente en su calidad
de paciente, incluso para que lo represente en todo procedimiento de queja o apelación. Si el
paciente no obtiene esos servicios, se pondrá a su disposición un defensor sin cargo alguno en
la medida en que el paciente carezca de medios suficientes para pagar”.
5. El paciente y su representante personal y defensor tendrán derecho a asistir personalmente
a la audiencia y a participar y ser oídos en ella.
D. LOS PRINCIPIOS Y BUENAS PRÁCTICAS SOBRE LA PROTECCIÓN DE LAS PERSONAS PRIVADAS
DE LIBERTAD EN LAS AMÉRICAS[40]
Los Principios y Buenas Prácticas sobre la Protección de las Personas Privadas de Libertad en
las Américas (aprobado por la CIDH en su 131º período ordinario de sesiones, celebrado del 3
al 14 de marzo de 2008) reconocen “el derecho fundamental que tienen todas las personas
privadas de libertad a ser tratadas humanamente, y a que se respete y garantice su dignidad,
su vida y su integridad física, psicológica y moral”, destacando “la importancia que tiene el
debido proceso legal y sus principios y garantías fundamentales en la efectiva protección de
los derechos de las personas privadas de libertad, dada su particular situación de
vulnerabilidad”. Se entiende por “privación de libertad” cualquier forma de custodia de una
persona por razones de tutela, entre otras.
La sentencia ha infringido:
Principio I: Trato Humano
Toda persona privada de libertad que esté sujeta a la jurisdicción de cualquiera de los
Estados Miembros de la Organización de los Estados Americanos será tratada humanamente,
con irrestricto respeto a su dignidad inherente, a sus derechos y garantías fundamentales, y
con estricto apego a los instrumentos internacionales sobre derechos humanos.

Se les protegerá contra todo tipo de … intervención forzada …, métodos que tengan como
finalidad anular la personalidad o disminuir la capacidad física o mental de la persona”.

OTROSI DIGO:
Suscribe la abogada nombrada en autos al amparo del artículo 290 de la Ley Orgánica del
Poder Judicial.

POR TANTO:

Solicito a usted, señora juez, conceder el presente recurso de apelación, y elevarlos actuados
al superior jerárquico para que resuelva conforme a ley.

Lima, 5 de marzo de 2009.

[1] “Quienes desarrollan actividades profesionales, técnicas o auxiliares relacionadas con la


salud de las personas, se limitarán a ejercerlas en el área que el título, certificado o
autorización legalmente expedidos determine”.
[2] El artículo 22 de la Ley Universitaria, Ley N° 23733, modificada por el Decreto Legislativo
N° 739, prescribe claramente que sólo las universidades otorgan a nombre de la Nación los
títulos profesionales de segunda especialidad, como viene a ser el de psiquiatra o neurólogo.
[3] Ver Artículo 7 de la Declaración de los Derechos del Deficiente Mental (proclamada por la
Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de diciembre de 1971, Resolución 2856 XXVI);
Artículo 9, numeral 2 y 3, de la “Declaración de Principios para la protección de las personas
con enfermedad mental y para la mejora de la asistencia en salud mental” (proclamada por la
Asamblea General de las Naciones Unidas el 17 de diciembre de 1991, Resolución 46/119);
Recomendación no. R (99) 4 de 23 de febrero de 1999, del Comité de Ministros del Consejo de
Europa a los Estados miembros sobre los principios concernientes a la protección legal de los
adultos incapaces (principio 12:2).
[4] Es evidente que una determinación de tal importancia como la que declara la incapacidad
total de una persona –por encontrarse privado de discernimiento- debe ser adoptada por un
especialista en la materia. No lo es, por ejemplo, un médico pediatra o un médico
gastroenterólogo.
En esa misma línea, el dictamen emitido por un psicólogo no puede ser la causa de una
declaratoria de incapacidad de una persona, pues nuestro Código Procesal Civil es claro al
solicitar la presentación de un certificado médico y, como es evidente, un psicólogo no lo es,
tal como ha sido señalado por la propia Dra. Torres en los demás procesos que tramita ante su
Despacho.
[5] Ver Anexos de la demanda de Interdicción.
[6] El artículo 8° del Reglamento del Colegio Médico preceptúa que deben inscribirse en el
Registro Nacional de Especialistas los títulos que las universidades expidan al médico
especializado.
[7] Los documentos que se presentaron son los siguientes: (a) Carta N° 569-2-2007-M del 20
de noviembre de 2007, en el cual se señala que el médico cirujano Delforth Manuel Laguerre
Gallardo es médico general y no está registrado como médico especialista en psiquiatría; (b)
Carta 599-2007-M de 3 de diciembre de 2007, en la que se indica que el médico cirujano
Delforth Manuel Laguerre Gallardo no registra especialidad como médico legista ni otra
especialidad a la fecha; (c) Carta 1266-SI-CMP-2007 en la que se señala que el médico
Delforth Manuel Laguerre Gallardo no registra título de especialista y en cuya parte final
textualmente señala “por disposición contenida en la Ley N° 26942, Ley General de Salud, el
ejercicio de la profesión de la medicina, requiere la previa acreditación del título
profesional, colegiación, especialidad, y certificación” (Ver Anexo 1-K a 1-N de mi
contestación a la demanda).
[8] El artículo 5º del Decreto Supremo Nº 007-2007-SA, Reglamento de la Ley Nº 28369, Ley de
Trabajo del Psicólogo, prescribe:
“Para el ejercicio de la profesión en cualquier lugar del territorio nacional se requiere:

2. Registro y habilitación por el Colegio de Psicólogos del Perú”.
[9] Norma de Orden Público de conformidad con el artículo IX del Título Preliminar de la Ley
General de Salud.
[10] “Los presupuestos procesales atienden a condiciones que, si bien referidas al proceso
como conjunto y no a actos procesales determinados, lo que condicionan es que en el proceso
pueda llegar a dictarse una resolución sobre el fondo del asunto. El órgano judicial puede
haber tramitado todo el proceso para advertir, en el momento de dictar sentencia, que en
ésta no puede decidir sobre la pretensión planteada ante la falta de alguna de esas
condiciones”. MONTERO AROCA, Juan. Introducción al Derecho Jurisdiccional Peruano. Lima:
ENMARCE, 1999, p. 243 - 244.
“Por un lado, debe recordarse, una vez más, que los presupuestos procesales no necesitan
excepción y pueden hacerse valer de oficio por el juez (…)”.COUTURE, Eduardo. Fundamentos
del Derecho Procesal Civil. Buenos Aires: Ediciones Desalma, 1962, p. 112.
“Es decir, que hay ciertas condiciones, objetivas y subjetivas (capacidad de las partes,
competencia del juez, etc.) que deben darse en todo caso para que pueda constituirse una
relación procesal válida. Y tan importantes son, que, aun cuando las partes no denuncien su
ausencia, el propio juez puede notar su falta y entonces el proceso no puede continuar. En
realidad no estamos, en ese caso, ante un verdadero proceso, o por lo menos un proceso
válido (…)
El juez, se ha dicho, hace un ‘proceso sobre el proceso’, examina la regularidad de este como
requisito previo a poder examinar la cuestión de fondo. Solo si el proceso se ha desenvuelto
regularmente, el juez podrá entrar al estudio de la cuestión de fondo, a dictar una sentencia
sobre el problema planteado (…)
Si no existen aquellas condiciones previas (presupuestos procesales) desaparece, dice
Calamandrei, el poder-deber de proveer sobre el mérito (fondo de la cuestión) y sobrevive
(nace) el poder-deber de declarar las razones por las cuales se considera que no puede
proveer”. VESCOVI, Enrique. Teoría General del Proceso. Santa Fé de Bogotá: Temis, 1999. p.
80 - 81.
[11] MONROY GALVEZ, Juan. “Conceptos Elementales del Proceso Civil”. En: La formación del
proceso civil peruano. Escritos Reunidos, Lima: Comunidad, 203, p. 183.
[12] Sin perjuicio de ello, debe resaltarse que nuestra parte ha cuestionado desde el primer
momento el vicio denunciado. En efecto, desde el primer escrito presentado luego de la
notificación con la demanda (con el cual se tuvo conocimiento de los informes adjuntos a la
demanda) se ha destacado la invalidez de la relación jurídica procesal, en tanto que ninguno
de los certificados había sido expedido por un médico psiquiatra o neurólogo.
Así, tanto la defensa de mi esposo como la mía lo resaltaron en nuestras contestaciones de
demanda, en la nulidad que formuló mi esposo contra el saneamiento del proceso y en la
apelación que interpuse contra dicha decisión.
[13] Casación No. 500-2004-LORETO del 31 de mayo de 2005.
[14] Casación No. 2854-1999-LIMA del 17 de febrero de 2000.
[15] Mediante la sentencia el Juez pone fin a la instancia o al proceso en definitiva,
pronunciándose en decisión expresa, precisa y motivada sobre la cuestión controvertida
declarando el derecho de las partes, o excepcionalmente sobre la validez de la relación
procesal.
[16] En esta sección se desarrollan cuestiones probatorias, y no sólo tachas.
[17]
“El derecho a la motivación de las resoluciones judiciales no garantiza una determinada
extensión de la motivación, por lo que su contenido constitucional de respeta, prima facie,
siempre que exista: a) fundamentación jurídica, que no implica la sola mención de las normas
a aplicar el caso, sino la explicación y justificación de porque tal caso se encuentra o no
dentro de los supuestos que contemplan tales normas; congruencia entre lo pedido y lo
resuelto, que implica la manifestación de los argumentos que expresaran la conformidad
entre los pronuncionamientos del fallo y las pretensiones formuladas por las partes; y c) que
por sí misma exprese una suficiente justificación de la decisión adoptada, aun si esta es breve
o concisa, o se presenta el supuesto de Motivación por remisión. En relación al contenido
tenemos”. (Jurisprudencias Expedientes 4348-2005/PA/TC, 21/07/2005, P, FJ.2).
“Uno de los contenidos del derecho al debido proceso es el derecho de obtener de los órganos
judiciales una respuesta razonada, motivada y congruente con las pretensiones
oportunamente deducidas por las partes en cualquier clase de procesos. La exigencia de que
las decisiones judiciales sean motivadas en proporción a los términos del inciso 5) del artículo
139 de la Norma Fundamental, garantiza que los jueces, cualquiera sea la instancia a la que
pertenezcan, expresen el proceso mental que los ha llevado a decidir una controversia,
asegurando que el ejercicio de la potestad de administrar justicia se haga con sujeción a la
Constitución y a la Ley, pero también con la finalidad de facilitar un adecuado ejercicio del
derecho de defensa de los justiciables”. (Expediente 1230-2002-HC/TC 20/06/2002,P,FJ 11).

[18] Artículo 49 del Código de Ética del CMP: “El médico especialista debe abstenerse de
atender pacientes cuya dolencia no corresponda al campo de su especialidad, salvo que se
trate de un trato de emergencia”
[19] “Constituye falta a la ética utilizar el acto médico o los hechos o informaciones que el
médico conozca al ejecutarlo, como medio para obtener beneficios o favores para el o para
terceras personas”. Esto se verificó claramente con la noticia propalada de la presencia de los
señor Francisco y Juan Felipe Tudela van Breugel-Douglas acompañando al señor Delforth
Laguerre Gallardo, a las oficinas del Decano de la Universidad de San Marcos. Ante esta
universidad optó el título de Segunda Especialidad Profesional en Psiquiatra: dado y firmado
el 18 de setiembre del 2008.
[20] “Articulo 22: Solo las universidades otorgan los grados académicos de bachiller, maestro
y doctor. Además otorgan a nombre de la Nación, los títulos profesionales de licenciado y sus
equivalentes que tienen denominación propia así como los de segunda especialidad
profesional. Cumplidos los estudios satisfactoriamente se accederá automáticamente al
bachillerato. El titulo profesional se obtendrá a) al la presentación y aprobación de la tesis;
o, b) Después de ser egresado y haber prestado servicios profesionales durante tres años
consecutivos en laborees propias de la especialidad, debiendo presentar un trabajo u otro
documento a criterio de la Universidad: c) o cualquier otra modalidad que estime conveniente
la Universidad”.
“Articulo 263: Para obtener el título de Segunda Especialidad se requiere:
El título Profesional;
Haber completado el curriculum correspondiente;
Sustentar y aprobar un trabajo de investigación o rendir examen de capacidad de acuerdo a lo
que establece cada Facultad.
Otros requisitos que fije el Reglamento respectivo”
Ley Universitaria, ley numero 23733, modificada por el Decreto Legislativo 739.

[21] Segundo Considerando de la página 12, línea 18 y ss bajo título CONSIDERANDO DE LAS
TACHAS.
[22] El artículo 22 de la Ley Universitaria, Ley N° 23733, modificada por el Decreto Legislativo
N° 739, prescribe claramente que sólo las universidades otorgan a nombre de la Nación los
títulos profesionales de segunda especialidad, como viene a ser el de psiquiatra o neurólogo.
[23] Segundo Considerando de la página 12 líneas 6 y ss.
[24] Ver Anexo 1-E de la contestación a la demanda de mi marido.
[25] Segundo Considerando de la página 13 líneas 13 y ss.
[26] fojas 1084.

[27] Anexo 1-O de mi contestación a la demanda.


[28] Anexo 1-G de la contestación de mi marido a la demanda.
[29] “DICTAMEN PERICIAL DE:EVALUACION PSQUIATRICA
EMITIDO POR:DELFORTH MANUEL LAGUERRE GALLARDO
Psiquiatra Forense. Médico Legista
C.M.P. 17128
A SOLICITUD DE PARTE DE:
DON JUAN FELIPE GASPAR JOSÉ TUDELA VAN BREUGEL-DOUGLAS Y DON FRANCISCO ANTONIO
GREGORIO TUDELA VAN BREUGEL- DOUGLAS

[30] Edición Perú N° 382 de 30 de noviembre de 2007.

[31] Declaración de Juan Felipe Tudela van Breugel-Douglas a la Revista Cosas de 11 de enero
de 2008.
[32] Declaración de Francisco Tudela van Breugel-Douglas, aparecida el 18 de noviembre de
2007 en el programa “Día D” que transmite ATV, canal 9.
[33] Declaración de Francisco Tudela van Breugel-Douglas aparecida el 16 de noviembre de
2007 en el Programa 90 Segundos que transmite Frecuencia Latina, canal 2.
[34] Declaración de Francisco Tudela van Breugel-Douglas aparecida el 16 de noviembre de
2007 en el programa “90 Segundos” que transmite Frecuencia Latina, Canal 2
[35] Ciertamente, la uniformidad de criterios puede ser tutelada bajo ciertas condiciones a
través del principio de igualdad. En efecto, el derecho a la igualdad, reconocido en el artículo
2, inciso 2 de la Constitución , tiene dos facetas: igualdad ante la ley e igualdad en la
aplicación de la ley. Mientras la primera constituye un límite al legislador, la igualdad en la
aplicación de la ley se configura como límite al accionar de los órganos jurisdiccionales o
administrativos, exigiendo que estos, al momento de aplicar las normas jurídicas, no
atribuyan distintas consecuencias jurídica a dos supuestos de hecho que sean sustancialmente
iguales (Cfr. Exp. N.º 0004-2006-PI/TC, fundamentos 123-124). En el presente caso, al
alegarse una disparidad de criterios en un mismo proceso judicial, la presunta afectación
debería ser analizada a partir del derecho a la igualdad y no del principio de unidad en la
función jurisdiccional como pretendía el demandante.
[36] La jueza Torres Valdivia equivoca el nombre de uno de los peritos (Ana María del Arroyo
Arpasi cuando el médico legista que fue propuesto era el Dr. Moisés Ponce Malaver). Los
peritos nombrados nunca presentaron escrito alguno ni juramentaron, por lo que la misma no
le era exigible a mi marido.
[37] Proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 17 de diciembre de 1991,
Resolución 46/119.
[38] “c) Por "atención de la salud mental" se entenderá el análisis y diagnóstico del estado de
salud mental de una persona, y el tratamiento, el cuidado y las medidas de rehabilitación
aplicadas a una enfermedad mental real o presunta…” (resaltado mío).

[39] CLAUSULA GENERAL DE LIMITACION


El ejercicio de los derechos enunciados en los presentes Principios sólo podrá estar sujeto a
las limitaciones previstas por la ley que sean necesarias para proteger la salud o la seguridad
de la persona de que se trate o de otras personas, o para proteger la seguridad, el orden, la
salud o la moral públicos o los derechos y libertades fundamentales de terceros.
[40] Aprobado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en su 131º período
ordinario de sesiones, celebrado del 3 al 14 de marzo de 2008

CAS. N° 3136-06 CUSCO.

Lima, catorce de agosto del dos mil siete.-

LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA


REPUBLICA; vista la causa número tres mil ciento treintiséis - dos mil seis, con los
acompañados, en Audiencia Pública de la fecha, y producida la votación con arreglo
a ley, de conformidad con lo opinado en el dictamen de la señora Fiscal Supremo en
lo Civil, emite la siguiente sentencia;

MATERIA DEL RECURSO: Se trata del recurso de casación interpuesto por Augusto
Gabino Calderón Alvarez y Ana Lechuga Alegría de Calderón mediante escrito de
fojas doscientos cincuenticinco, contra la sentencia de vista emitida por la Primera
Sala Civil de la Corte Superior de Justicia del Cusco, de fojas doscientos
cuarenticinco, su fecha veintiuno de junio del dos mil seis, que confirma el auto
dictado enla Audiencia de Saneamiento Procesal, Conciliación y Pruebas, cuya acta
obra a fojas noventidós, que declaró saneado el proceso y la existencia de una
relación jurídica procesal válida, y confirma la sentencia apelada de fojas doscientos
quince, que declara fundada la demanda interpuesta por Delma Kopa Cruz y, en
consecuencia, ineficaz el anticipo de legitima del veinte de junio del dos mil tres
otorgado por Augusto Gabino Calderón Alvarez y Ana Lechuga Alegría de Calderón
a favor de su hija Katy Gloria Calderón Lechuga, integrándola en el sentido de que la
ineficacia es respecto únicamente de la demandante Delma Kopa Cruz, y declarando,
asimismo, nulo y sin efecto los extremos de la apelada en que se declara la ineficacia
de la inscripción registral y ordena que las cosas vuelvan al estado anterior del acto
jurídico declarado ineficaz;

FUNDAMENTOS DEL RECURSO: Que, el recurso de casación fue declarado


procedente mediante resolución del veinticuatro de octubre del dos mil seis, por la
causal prevista en el inciso tercero del artículo trescientos ochentiséis del Código
Procesal Civil, en virtud de lo cual los recurrentes denuncian la contravención de las
normas que garantizan el derecho a un debido proceso, toda vez que: a) se ha
transgredido lo dispuesto en el inciso cuarto del artículo ciento veintidós del Código
Procesal Civil, pues las resoluciones deben expresar claramente lo que se decide en
cualquier instancia, lo que significa que ninguna decisión se presume o menos puede
sobrentenderse su efecto; y en el caso de autos el juzgado concedió a esta parte la
apelación sobre el resultado de las excepciones, sin efecto suspensivo y con la
calidad de diferida; sin embargo, la Sala Superior sólo se pronuncia confirmando el
auto que declara saneado el proceso y la existencia de una relación jurídico procesal
válida, en consecuencia, la Sala no ha resuelto las excepciones, pues sólo reproduce
el efecto de dichas excepciones, mas no lo que debe decidir sobre ellas; b) la Sala
Superior determina que la pretensión instada es la de revocatoria de otorgamiento
de escritura publica de anticipo de legítima e inscripción registral, sin embargo desde
el parágrafo tres punto dos al tres punto siete el Colegiado analiza la ineficacia del
acto jurídico de anticipo de legítima como consecuencia de un fraude procesal; en
tal sentido, se confunde el continente con el contenido o, lo que es lo mismo, el acto
jurídico de anticipo de legítima, su ineficacia como consecuencia de un presunto
fraude procesal y el documento en el que el acto esta contenido, incurriendo en un
grave vicio de incongruencia procesal en la motivación; c) la Sala Superior sostiene
que, por razón de economía procesal, debe pronunciarse sobre el fondo de la
controversia, aún cuando implícitamente la conclusión es que la sentencia es nula.
Una cosa es pronunciarse por economía procesal y otra cosa es renunciar a
administrar justicia con sujeción a la ley pretendiendo una supuesta celeridad
procesal para justificar vicios de nulidad existentes en el acto procesal materia de
revisión, siendo que el principio que aplica la Sala no puede salvar el vicio que afecta
al acto; y,

CONSIDERANDO:

Primero.- Que, al amparo del artículo ciento noventa y cinco del Código Civil, que
regula acción de ineficacia de acto jurídico (conocida también como acción
revocatoria o pauliana), Delma Kopa Cruz interpuso demanda para que se declare la
revocatoria del otorgamiento de la transferencia de la propiedad inmueble sito en el
Pasaje San Pedro, Manzana H - dos, Lote dieciséis, Urbanización Ttio, Distrito de
Wanchaq, que efectuaron Augusto Gabino Calderón Alvarez y Ana Lechuga Alegría
de Calderón a favor de su hija Katy Gloria Calderón Lechuga, contenido en la minuta
y escritura publica de Anticipo de Legítima del veinte de junio del dos mil tres, acto
con el cual la codemandada Ana Lechuga Alegría de Calderón, a sabiendas de la
existencia de un adeudo impago que afianzó a favor de la actora (ascendente a nueve
mil dólares americanos) dispuso de su patrimonio conocido dificultando el cobro de
su acreencia;

Segundo.- Que, el petitorio así formulado no fue cuestionado por los demandados, y
si bien la codemandada Ana Lechuga Alegría de Calderón formuló excepción de
oscuridad o ambigüedad en el modo de proponer la demanda, fue por que
consideraba que el cobro del adeudo no debía dirigirse contra aquella sino contra los
deudores y obligados directos del mismo, y que ella es sólo una garante;

Tercero.- Que, las instancias de mérito se han pronunciado declarando la ineficacia


de la escritura publica de Anticipo de Legítima del veinte de junio del dos mil tres,
precisándose por el Colegiado Superior que aquella debe entenderse sólo respecto
de la demandante Delma Kopa Cruz, para lo cual recurren al análisis de la institución
regulada en el artículo ciento noventa y cinco del Código Civil; sin embargo, los
recurrentes sostienen que tal análisis no debió darse, ya que no se demanda la
ineficacia del acto jurídico, sino del documento que lo contiene, por lo que se habría
incurrido en causal de nulidad por transgresión al principio de congruencia procesal.
Al respecto, cabe señalar que el Juez, como director del proceso, tiene el deber de
resolver el litigio conforme a la norma sustantiva o material que verdaderamente
corresponda, a fin de efectivizar una justa composición del litigio, con arreglo a
derecho; y si bien es cierto que existe la limitación que impone el principio de
congruencia procesal, dado que el Juez sólo debe sentenciar según lo alegado y
probado por las partes, sin embargo este principio no se contradice con el deber de
suplir y corregir la motivación jurídica de la demanda (lura Novit Curia), sino por el
contrario se complementan, pues es razonable y coherente señalar que corresponde
a las partes exponer y probar únicamente el petitorio y los hechos que lo sustentan,
y al Juez efectuar la calificación jurídica de los mismos;

Cuarto.- Que, en tal contexto, se advierte que el petitorio expuesto por la demandante
y los hechos en los que se sustentan se encuentran perfectamente comprendidos en
el supuesto que regula el primer párrafo del artículo ciento noventa y cinco del
Código Civil, pues la ineficacia que se demanda es respecto del “otorgamiento de la
transferencia de la propiedad inmueble...", es decir, respecto del acto jurídico
propiamente dicho y, como tal, correspondía analizar el caso concreto partiendo por
establecer y determinar los elementos constitutivos del fraude en el acto jurídico
cuestionado, y como es que ello determinaba la ineficacia de la escritura publica de
Anticipo de Legítima respecto de la actora, para efectos de que pueda hacer efectivo
contra la fiadora Ana Lechuga Alegría de Calderón el cobro de los créditos afianzados
a su favor. Por ello, cuando la Sala Superior procede a calificar los hechos aplicando
el derecho respectivo no contradice ni transgrede el principio de congruencia
procesal, ya que no confunde el acto jurídico con el documento que sirve para
demostrarlo, más aún si lo que persigue a través de la acción revocatoria o pauliana
es la declaración de ineficacia de los actos que perjudican el cobro de la acreencia
de la actora que finalmente se materializaron en la acotada escritura publica de
Anticipo de legítima; razón por la cual la denuncia contenida en el acápite b) de los
fundamentos del recurso no merecen ser amparada;
Quinto.- Que, los recurrentes alegan también que la Sala Superior no se habría
pronunciado sobre la apelación interpuesta contra el auto que resolvió las
excepciones deducidas, sino que se limita a confirmar el extremo que declaró
saneado el proceso y la existencia de una relación jurídica procesal válida. Es el caso
señalar, en primer lugar, que la apelación interpuesta por el abogado defensor de los
demandados se dirigió expresamente a impugnar "el acto que sanea el presente
proceso", tal como así se consigna en el acta de la Audiencia de Saneamiento
Procesal, Conciliación y Pruebas, específicamente en el folio noventinueve; por ello,
cuando el Colegiado Superior se pronuncia confirmando el citado auto que declara
saneado el proceso, no ha dejado de pronunciarse sobre la apelación concedida en
la referida audiencia ni se ha pronunciado sobre algún extremo no apelado. En
segundo lugar, se advierte de la lectura de la misma acta que la impugnación estuvo
dirigida a cautelar únicamente los derechos de la codemandada Katy Gloria Calderón
Lechuga, respecto a la excepción deducida por su parte, tal como así se consigna a
fojas cien, pues los fundamentos expuestos por el abogado defensor estuvieron
dirigidos a sustentar la falta de legitimidad para obrar de aquella codemandada, por
el hecho de no haber tenido participación alguna en la obligación dineraria asumida
por su madre Ana Lechuga de Calderón; en tal sentido, se advierte que, de haber
incurrido el Colegiado Superior en alguna omisión al pronunciarse en apelación
sobre la defensa de forma deducida, ello sólo hubiera afectado a la codemandada
Katy Gloria Calderón Lechuga y no a los recurrentes, por lo que se advierte que éstos
carecen de interés alguno para pretender cuestionar vicios de nulidad en la recurrida,
pues la presunta omisión no les agravia, siendo de aplicación lo normado en el
artículo ciento setenta y cuatro del Código Procesal Civil. En tercer lugar, conforme
se desprende del numeral tres punto uno de la sentencia de vista, el Colegiado
Superior se pronunció expresamente sobre las excepciones deducidas tanto por la
codemandada Katy Gloria Calderón Lechuga como por la codemandada Ana Lechuga
de Calderón, por lo que se ha cumplido a cabalidad con motivar, en extenso, lo que
se decide respecto de la apelación diferida, resolviéndola conforme a ley; razón por
la cual la causal procesal contenida en el acápite a) de los fundamentos del recurso
de casación tampoco resulta amparable;

Sexto.- Que, finalmente, los recurrentes sostienen que los vicios procesales
advertidos por la Sala Superior debieron motivar la declaratoria de nulidad de la
sentencia apelada y no su confirmatoria, pues aquellos vicios no podían salvarse
aplicando el principio de economía procesal. Los vicios procesales advertidos por el
Colegiado Superior, a que se refieren los recurrentes, son dos: 1) el pronunciamiento
extra petita incurrido por el Juez de la causa al declarar "que las cosas vuelvan al
estado anterior al acto declarado ineficaz", y 2) que debe considerarse que la
inoponibilidad o ineficacia del acto ineficaz se produce únicamente respecto del
acreedor. Ambos puntos motivaron que el Colegiado: i) integre la sentencia apelada
en el sentido que se entienda que la ineficacia declarada es únicamente respecto de
la demandante Delma Kopa Cruz, y ii) anule la misma sentencia en los extremos que
se declara la ineficacia de la inscripción registral y ordena que las cosas vuelvan al
estado anterior del acto jurídico declarado ineficaz;

Sétimo.- Que, al respecto, debe tenerse en cuenta que la acción revocatoria o


pauliana persigue como finalidad principal que el acreedor quirografario o
insuficientemente garantizado pueda ejecutar su crédito sobre los bienes objeto del
acto fraudulento, no obstante que ya no pertenezcan al deudor, es decir, se coloca a
los bienes materia de enajenación en situación que puedan ser embargados y
rematados judicialmente por el acreedor, subsistiendo el acto celebrado entre el
deudor que transfirió o enajenó y el tercero que adquirió, reputándose válido y eficaz
entre ellos, pero inoponible al acreedor demandante. Tal es la conclusión a la que
igualmente arriba el Juez de la causa al emitir su sentencia, sin embargo, sin referir
motivación alguna, aquel extendió los alcances de su fallo en la parte resolutiva en
los términos ya referidos en el sexto considerando de la presente resolución. Es
evidente que tal pronunciamiento del A quo es producto de una errónea
interpretación de los alcances del instituto de la ineficacia del acto jurídico regulado
en los artículos ciento noventa y cinco y siguientes del Código Civil, la misma que
sólo requería ser corregida pues, en esencia, se resolvió conforme al petitorio
demandado. En consecuencia, y atendiendo a que la corrección en la motivación no
modificaría sustancialmente el sentido de lo resuelto, en la medida que los
magistrados han declarado que el acto jurídico cuestionado es, en efecto, ineficaz,
no había lugar a declarar la nulidad de la sentencia impugnada;

Octavo.- Que, cabe agregar a lo expuesto que la omisión incurrida por el Juez de la
causa al no precisar que la ineficacia declarada es sólo respecto de la demandante
se circunscribe únicamente a la parte resolutiva de su fallo, pues en la parte
considerativa del mismo, específicamente en el considerando tercero, sí se señala el
efecto que persigue la acción revocatoria; por tanto, no procedía declarar la nulidad
de la sentencia apelada, sino sólo su integración en la parte omitida, al amparo del
último párrafo del artículo ciento setenta y dos del Código Procesal Civil;

Noveno.- Que, por lo demás, conforme a los principios de trascendencia y


conservación del acto procesal, no cabe declararse la nulidad del mismo cuando
existan dudas sobre los defectos o vicios que se alegan, salvo que se haya afectado
el derecho de defensa de una de las partes, circunstancia última que no se advierte
en autos. En consecuencia, cuando el Colegiado Superior procede a integrar la
apelada y anular los extremos resolutivos que no se ajustan a los efectos de la acción
revocatoria o pauliana contenida en el artículo ciento noventa y cinco del Código
Civil, invocando para ello el principio de economía procesal, no ha renunciado a su
deber de administrar justicia, como afirman los recurrentes; razón por la cual la
causal procesal contenida en el acápite c) de los fundamentos de recurso también
debe ser desestimada;

Décimo.- Que, siendo así, al no verificarse la causal de contravención de las normas que
garantizan el derecho a un debido proceso, el recurso de casación debe ser desestimado,
procediendo conforme a lo normado en los artículos trescientos noventa y siete, trescientos
noventa y ocho y trescientos noventa y nueve del Código Procesal Civil; por cuyas razones,
Declararon: INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por Augusto Gabino Calderón
Alvarez y Ana Lechuga Alegría de Calderón mediante escrito de fojas doscientos
cincuenticinco; en consecuencia, NO CASARON la sentencia de vista de fojas doscientos
cuarenticinco, su fecha veintiuno de junio del dos mil seis; CONDENARON a la parte
recurrente al pago de las costas y costos originados por la tramitación del presente recurso,
así como al pago de una multa ascendente a dos Unidades de Referencia Procesal;
ORDENARON la publicación de la presente resolución en el Diario Oficial El Peruano; en los
seguidos por Delma Kopa Cruz contra Augusto Gabino Calderón Alvarez y Otros sobre
ineficacia de acto jurídico (acción revocatoria o pauliana), Vocal Ponente señor Ticona
Postigo; y los devolvieron.-
SS. TICONA POSTIGO, SOLIS ESPINOZA, PALOMINO GARCIA, CASTAÑEDA SERRANO,
MIRANDA MOLINA

Publicado el 30/05/2008, p. 22162

CAS. N° 879-2008 AREQUIPA.

Sumilla: ”...el debate entre las partes se ha centrado sobre las nulidad de los actos jurídicos
cuestionados, no obstante ello, la Sala Superior, aplicando el principio "iura novit curia" (Art
VII TP CPC), se ha pronunciado sobre la anulabilidad de los actos jurídicos, sin tener en
cuenta que su regulación y configuración son sustancialmente distintos, ya que la nulidad
de un acto jurídico se configura por ausencia o violación de sus presupuestos, requisitos o
elementos, mientras que la anulabilidad del acto jurídico se configura por vicios en la
manifestación de la voluntad, por lo que la Sala, de considerar que la cuestión en litis versa
sobre la anulabilidad de un acto jurídico, debió dar oportunidad a que los demandados
formulen su defensa sobre este aspecto jurídicamente distinto al planteado por la parte
demandante…”

Lima, veintisiete de mayo del dos mil ocho.

LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA


REPUBLICA; vista la causa número ochocientos setenta y nueve - dos mil ocho, con los
acompañados; en Audiencia Publica de la fecha, y producida la votación con arreglo a ley,
emite la siguiente sentencia:

1. MATERIA DEL RECURSO: Se trata de los recursos de casación interpuestos por doña
Milagros Emperatriz Sosa Mendoza y el Banco Continental del Perú, mediante escritos de
fojas cuatrocientos setenta y ocho y cuatrocientos ochenta y nueve, respectivamente,
contra la sentencia de vista emitida por la Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia
de Arequipa, de fojas cuatrocientos sesenta y seis, su fecha siete de enero del año en curso,
que revoca la sentencia apelada de fojas trescientos cincuenta y ocho, su fecha treinta y
uno de enero del año dos mil siete, que declaró infundada la demanda, reformándola la
declara fundada la demanda de nulidad de acto jurídico.
2. FUNDAMENTOS POR LOS CUALES SE HA DECLARADO PROCEDENTE EL
RECURSO: Esta Corte por resoluciones de fecha nueve de abril del año en curso, ha
estimado procedentes los recursos de casación por las causales previstas en los incisos
1°, 2° y 3° del artículo 386 del Código Procesal Civil, en base a los siguientes fundamentos:
a) el recurso de casación propuesto por doña Milagros Emperatriz Sosa Mendoza, donde
se denuncia la interpretación errónea del artículo 2014 del Código Civil, ya que -según la
recurrente- en la impugnada interpretan de manera errada el segundo párrafo del artículo
2014 del Código Civil, pues, de manera indebida concluyen que la protección registral no
alcanza al acto de compra venta con préstamo hipotecario, conclusión errónea, pues, han
compulsado de manera indebida los medios probatorios adecuados para acreditar, probar
y concluir que la recurrente conocía la inexactitud del registro, pues, de la ficha literal del
inmueble aparece registrada en el asiento 010 la carga correspondiente al pacto de
retroventa por cinco meses, siendo cierto que asimismo en el asiento 011 aparece inscrita
con fecha ocho de noviembre del dos mil dos, la extinción del pacto de retroventa; en
consecuencia queda clara la interpretación errónea del principio de fe pública registral que
protege las adquisiciones de los terceros adquirientes y que se hayan producido confiados
en el contenido de los asientos registrales, por considerarse exactas y completas;
inaplicación del artículo 2013 del Código Civil, el cual establece que el contenido de la
inscripción se presume cierto y produce todos sus efectos, mientras no se rectifique o se
declare judicialmente su invalidez, debiendo considerarse que en el asiento 09 aparece
inscrito la compra venta realizada el veintiocho de noviembre de dos mil uno a favor de
Mauricio Molina, situación que acredita que dicha persona gozaba de facultades para
disponer del inmueble, máxime si se tiene en cuenta que también aparece registrada
inscrita en el asiento 011 con fecha tres de noviembre de dos mil dos la extinción del pacto
de retroventa, en tal sentido el derecho de propiedad del Mauricio Molina no se encontraba
limitado con carga y/o gravamen alguno; contravención a las normas que garantizan el
derecho a un debido proceso la sentencia de vista violenta el derecho a un debido proceso
por cuanto declara fundada la demanda por una causal de anulabilidad, cuando la
pretensión de la demanda es la de nulidad, siendo una sentencia extrapetita, más aun si de
oficio dispone la cancelación de los asientos registrales, situación que no concuerda con el
petitorio de la demanda; ratificándose de tal forma que no se han valorado de manera
adecuada y conjunta los medios probatorios ofrecidos por las partes: b) el recurso de
casación interpuesto por el Banco Continental del Perú, donde se denuncia: aplicación
indebida se ha aplicado indebidamente el artículo 1111 del Código Civil extendiendo
indebidamente el ámbito de aplicación de este dispositivo a un panorama de hechos ajenos
al derecho de garantías reales que es el ámbito de aplicación de este dispositivo. Si de los
hechos probados se desprende que los mismos se subsumen en el supuesto de una
simulación relativa, resulta una incongruencia jurídica que a pesar de reconocer que los
hechos o actos de juzgamiento se encuentran bajo el ámbito de la simulación relativa a esa
situación se le haya aplicado los dispositivos generales que legislan sobre la constitución
de hipotecas, específicamente la aplicación indebida del artículo 1111 del Código Civil, que
declara la ilegalidad del pacto comisorio; inaplicación: a) Inaplicación del inciso 3° del
artículo 221 del Código Civil. Si ya se ha establecido de la existencia de un acto jurídico
celebrado con simulación relativa, en consecuencia corresponde identificar el dispositivo
legal que lo sanciona y este dispositivo no es otro que el citado artículo que no ha sido
aplicado por el Colegiado; b) Inaplicación de los artículos 193 y 222 del Código Civil. Si se
ha determinado el . acto jurídico bajo simulación relativa, es pertinente determinar los
agentes que la ley sustantiva señala y favorece para ejercitar la correspondiente acción que
permita la declaración de nulidad, en ese sentido el artículo 222 del Código Civil, que ha
sido inaplicado, en forma expresa señala que la declaración de nulidad sobre un acto
anulable se pronunciará a petición de parte, lo que implica interpretar que este derecho no
puede ser asumido de oficio por la autoridad jurisdiccional, convirtiendo en improcedente
que el juzgador en aflicción del principio iura novit curia declare de oficio la nulidad del acto
sub materia, situación que se corrobora por el artículo 193 del Código Civil, que fija las
partes legitimadas para pedir la nulidad, y para el caso de una simulación relativa la acción
corresponde al tercero perjudicado. De lo observado en la interposición de la demanda se
concluye que la accionante no es la tercera perjudicada; c) Inaplicación del Inciso 4° del
artículo 2001 del Código Civil, cabe precisar que el acto jurídico se celebró mediante
escritura pública de fecha veintiocho de noviembre de dos mil uno y la demanda de nulidad
se interpuso en marzo de dos mil cuatro, esto es luego de dos años que concede el
dispositivo legal antes anotado; contravención de las normas que garantizan el derecho a
un debido proceso, como se advierte de la demanda, en ninguno de sus extremos se
expuso razones o causales de anulabilidad de actos jurídicos, por tanto el marco de
pronunciamiento expuesta en la sentencia de primera instancia, también se limitó al
juzgamiento de la pretensión bajo calificación de nulidad y bajo las causales de simulación
absoluta. Y sobre este marco fáctico es que se ha ejercido el derecho de defensa, y si luego
el Colegiado ha identificado que los hechos constituyen un acto de simulación relativa, por
tanto no ha sido objeto de contradicción en esta primera instancia y al practicar un
pronunciamiento de fondo en la sentencia de vista sin haber tenido oportunidad de
contradicción, sobre tal tema este constituye un recorte del derecho de defensa y con ello
la infracción del principio de un debido proceso, violándose el artículo 1 del Título Preliminar
del Código Procesal Civil y segundo párrafo del artículo 2° del citado Código.

3. CONSIDERANDOS:

Primero: Que, habiéndose declarado procedentes los recursos de casación por la causal
de contravención a las normas que garantizan el derecho a un debido proceso, es necesario
que primero se analice dicha causal in procedendo, pues, de ser amparada, resultaría
innecesario cualquier pronunciamiento sobre el fondo de la controversia.

Segundo: Es del caso señalar que en materia casatoria, sí es factible ejercer el control
casatorio de las decisiones jurisdiccionales para determinar si en ellas se han infringido o
no las normas que garantizan el derecho al debido proceso. Éste, supone la observancia
rigurosa, por todos los que intervienen en él, no sólo de las reglas que regulan la
estructuración de los órganos jurisdiccionales, sino también de las normas, de los principios
y de las garantías que regulan el proceso como instrumento judicial, cautelando sobre todo
el ejercicio absoluto del derecho de defensa de las partes en litigio.

Tercero: Aparece de autos que a) doña Elsa Celestina Dueñas Aquise demanda la nulidad
de la escritura pública de compra venta con pacto de retroventa celebrada el veintiocho de
noviembre de dos mil uno, entre la demandante como vendedora y don Mauricio Molina
Mostajo, como comprador respecto del inmueble ubicado en el Pueblo Joven
Independencia distrito de Alto Selva Alegre, manzana sesenta y seis zona A lote uno,
asimismo solicita la nulidad de la escritura pública de compra venta del mismo inmueble,
de fecha veintiuno de noviembre de dos mil tres celebrada entre Mauricio Molina Mostajo,
como vendedor y doña Milagros Emperatriz Sosa Mendoza como comprador con
intervención del Banco Continental como acreedor hipotecario; alega que el demandado
Molina Mostajo el veintiocho de noviembre le otorgó un préstamo dinerario por el monto de
tres mil novecientos dólares americanos -que sólo le entregó tres mil dólares americanos el
resto eran los intereses-haciéndole firmar una escritura pública de compra venta con pacto
de retroventa de cinco meses de duración, en vez de un contrato de préstamo con garantía
hipotecaria y que no era voluntad de la recurrente firmar un contrato de compra venta, dicho
préstamo fue pagado hasta el monto de tres mil setecientos dólares americanos; grande
fue su sorpresa cuando le llega la notificación de desalojo por parte del señor Molina como
nuevo propietario del inmueble en litis, desvirtuando completamente el trato. Asimismo, el
contrato de compra venta de fecha veintiuno de noviembre de dos mil tres celebrada entre
el señor Molina y doña Milagros Emperatriz Sosa Mendoza es nula por tener un fin ilícito,
pues, se celebro sólo con la intensión de sustraerse de las consecuencias del acto jurídico
simulado, la voluntad del banco ha sido engañada por los demás demandados; b) el
demandado Molina Mostajo en su defensa alega que no es cierto que haya existido un
préstamo de dinero, sino lo que celebró con la demandante era un contrato de compra venta
con pacto de retroventa; c) el banco demandado señala que su actuación fue amparada en
el principio de fe pública registral; d) asimismo, se han fijado como puntos controvertidos
de la presente causa, determinar si el contrato de compra venta de fecha veintiocho de
noviembre de dos mil uno, adolece de simulación absoluta o si es contrario a las normas
que interesan al orden público o a las buenas costumbres; y como consecuencia de los
anteriores, determinar si el contrato de compra venta de mutuo con garantía hipotecaria
celebrado el veintiuno de noviembre del dos mil tres, incurre en causal de fin ilícito y por
consiguiente debe ser declarado nulo. e) la sentencia de primera instancia para desestimar
la demanda se fundamenta en que no ha sido acreditado la simulación del contrato de
compra venta de fecha veintiocho de noviembre de dos mil uno, ni mucho menos que éste
sea contrario a las normas de orden público, pues, la demandante en la audiencia ha
reconocido que ha celebrado un contrato de compra venta con pacto de retroventa, lo que
se corrobora con la carta notarial de fojas diecinueve, donde comunica su decisión unilateral
de vendedora de resolver la venta y efectuar la retroventa en su favor, y respecto a la
nulidad del contrato de compra venta de fecha veintiuno de noviembre de dos mil tres,
señala que éstos fueron celebrados al amparo de los principios de legitimidad y fe pública
registral por lo que no adolece de causal de nulidad; f) la sentencia de vista para revocar la
sentencia apelada y amparar la demanda sostiene -entre otros- que el comprador Molina
Mostajo entregó la cantidad de tres mil novecientos dólares americanos a la vendedora
demandante para que en un plazo de cinco meses devolviera dicho monto, atribuyendo a
la enajenación otorgada el carácter de temporal y no perpetua, dado que en el caso que no
se devolviera dicha suma el comprador se convertiría recién en propietario legítimo, lo que
significa que la finalidad inicial del contrato era de proveer un dinero en préstamo (acto
disimulado) a plazo determinado con garantía del inmueble objeto del contrato y sólo si el
indicado mutuo no se devolvía el contrato producía el efecto de un pacto comisorio, dicho
contrato lo denominó en el marco de una compra venta simulada; en cuanto al segundo
contrato de compra venta con préstamo hipotecario, los terceros -la codemandada Milagros
y el Banco- conocían el contenido de las cláusulas tercera y cuarta del contrato denominado
"compra venta con pacto de retroventa", de la cual aparece literalmente el otorgamiento de
un préstamo con la obligación de devolverse (como acto disimulado) y una compra venta
(como acto simulado) que la compra venta se realizó por un precio muy inferior a su valor
real y que la posesión la detentaba la demandante, convirtiéndose la adquisición de sus
derechos (de propiedad e hipoteca) en actos anulables, por lo que no existe buena fe
subjetiva por existir razonablemente la posibilidad de conocer la existencia del derecho de
la actora y la simulación ocurrida, en consecuencia, duda de la legitimidad del título de
propietario del enajenante; en virtud del principio de iura novit curia aplica el artículo 191
del Código Civil, referida a la simulación relativa.
Cuarto: Que, de lo expuesto se puede advertir que no obstante la pretensión versa sobre
la nulidad de un acto jurídico, la Sala Superior en virtud del principio iura novit curia resuelve
la causa aplicando normas de anulabilidad de acto jurídico, en ese sentido, debe
determinarse si con dicho pronunciamiento se ha contravenido el derecho a un debido
proceso de los recurrentes, específicamente el derecho de defensa.

Quinto: Que, en todo proceso el Juez es libre para decidir la norma jurídica que a su juicio,
proporciona la solución al litigio planteado, sin que las partes del proceso posean capacidad
alguna para incidir directamente en esa decisión, debido a que se presume que el juez
conoce el derecho, pero, obviamente, debe argumentar las razones por las que no asume
la selección normativa de las partes.

Sexto: Que, el principio iura novit curia, recogido en el artículo VII del Título Preliminar del
Código Procesal Civil, no es absoluto, pues, a pesar de que el juez es quien posee el control
para la selección de las normas jurídicas que van a ser utilizadas para resolver la litis, su
actividad está limitada por algunos principios procesales de inexcusable cumplimiento para
que sea respetado el derecho de defensa de las partes, sobre todo en un modelo de
proceso adversarial como el nuestro, caracterizado por la contradicción entre las posiciones
de las partes y la congruencia con la decisión.

Sétimo: Que, así uno de los aspectos del derecho de contradicción es que las partes deben
tener permanentemente conocimiento de las normas jurídicas que se considera aplicables
al litigio tanto por la otra parte como por el Juez y de las modificaciones que sobre este
aspecto se produzcan a lo largo del proceso. Por ello cuando el órgano jurisdiccional -en
su decisión- ejerce los poderes concedidos por el principio iura novit curia y altera la
calificación jurídica realizada por las partes y las normas consideradas por aquellas, el
principio de contradicción opera como un límite para el juez, imponiéndole la obligación de
motivar el rechazo de la selección o calificación normativa de las partes y otorgarles la
posibilidad de alegar lo que estimen conveniente si el órgano jurisdiccional formula una
opinión jurídica distinta.

Octavo: Que, en el caso que nos ocupa se puede advertir que durante la secuela del
proceso el debate entre las partes se ha centrado sobre las nulidad de los actos jurídicos
cuestionados, no obstante ello, la Sala Superior, aplicando el principio "iura novit curia", se
ha pronunciado sobre la anulabilidad de los actos jurídicos, sin tener en cuenta que su
regulación y configuración son sustancialmente distintos, ya que la nulidad de un acto
jurídico se configura por ausencia o violación de sus presupuestos, requisitos o elementos,
mientras que la anulabilidad del acto jurídico se configura por vicios en la manifestación de
la voluntad, por lo que la Sala, de considerar que la cuestión en litis versa sobre la
anulabilidad de un acto jurídico, debió dar oportunidad a que los demandados formulen su
defensa sobre este aspecto jurídicamente distinto al planteado por la parte demandante.

Noveno: Que, en consecuencia, con el pronunciamiento emitido por la Sala Superior se ha


vulnerado el derecho a un debido proceso de los demandados, específicamente el derecho
a contradicción, configurándose de esta manera la causal adjetiva denunciada por los
demandados recurrentes, por lo que corresponde anular la recurrida, careciendo de objeto
emitir pronunciamiento sobre las demás causales sustantivas denunciadas.

4. DECISION: Por las consideraciones expuestas, habiéndose configurado la causal de


contravención a las normas que garantizan el derecho a un debido proceso, de conformidad
con lo dispuesto por el acápite 2.1 del inciso 2° del artículo 396 del Código Procesal Civil,
declararon: a)FUNDADOS los recursos de casación interpuestos por doña Milagros
Emperatriz Sosa Mendoza y el Banco Continental del Perú, mediante escritos de fojas
cuatrocientos setenta y ocho y cuatrocientos ochenta y nueve, en consecuencia: NULA la
sentencia de vista de fojas cuatrocientos sesenta y seis, su fecha siete de enero del
presente año, emitida por la Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Arequipa.
b) ORDENARON que la Sala Superior de su procedencia emita nueva resolución teniendo
en cuenta las consideraciones expuestas en la presente resolución. c) DISPUSIERON la
publicación de la presente resolución en el Diario Oficial El Peruano en el modo y plazo de
ley; en los seguidos por Elsa Celestina Dueñas Aquise, sobre nulidad de acto jurídico en
contra de Mauricio Molina Mostajo y otro; intervino como Vocal Ponente el Señor Miranda
Canales; y los devolvieron.-

SS. SÁNCHEZ-PALACIOS PAIVA, CAROAJULCA BUSTAMANTE, MANSILLA NOVELLA,


MIRANDA CANALES, VALERIANO BAQUEANO C-237841-413

Publicado 04-09-08 página 22967

http://www.jurisperu.com/boletin/740nq.htm

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