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1/4 de segundo
INTELIGENCIA EMOCIONAL
FIN DE SIGLO
Biblioteca Tiflolibros
Este libro es para uso exclusivo de personas ciegas, con baja visión o
con otra discapacidad que no permita la lectura impresa.
Roma Bettoni es
abogada, nació en Montevideo; dedicó los primeros años de su trabajo a
esa profesión. En 1988, luego de un intenso proceso personal, descubre la
comunicación como otra vocación que al principio comparte con la primera
y que, paulatinamente, le absorbe todo su tiempo. En su camino hacia el
conocimiento de Técnicas de Dominio Mental y de Inteligencia Emocional,
asistió a cursos dentro y fuera de Uruguay. A partir de ellos, decidió
difundir y compartir sus conocimientos en cursos,
charlas y programas radiales y televisivos. También plasmó sus
conclusiones en varios libros que acercan al lector formas prácticas de
lograr la tan anhelada felicidad y de alejar las
preocupaciones: Viaje a tu mundo interior (Ed. Fin de Siglo, 1993),
Armoniosa mente (Ed. Fin de Siglo, 1994), Hay otro camino (Ed. Fin de
Siglo, 2005), 1/4 de segundo (Ed. Fin de Siglo, 2005; actualizada en
2010), El libro de oro de la atracción (Ed. Fin de Siglo, 2008) y La
magia de las respuestas (Ed. Fin de siglo, 2010).
www.entrelibros.com
Agradecimiento
Quiero expresar mi agradecimiento a todas las personas que de alguna
forma colaboraron para que este texto fuera realidad.
A todos los maestros que he tenido a lo largo de la vida; a los que
busqué y a los que me enseñaron, aun sin saberlo y a veces con dolor.
A aquellos que se acercan a plantearme sus problemas y luego me
enriquecen con el relato
final de la historia.
índice
Introducción....................................................... 15
CAPÍTULO UNO .....21
Inteligencia emocional y cerebro
Elementos fundamentales de la Inteligencia Emocional
Las cinco habilidades básicas... 21
Inteligencia Emocional y
cerebro..................................................... 21
Cerebro reptil................ 31
Cerebro límbico............. 32
Neocortex o corteza
cerebral....................................................... 34
Inteligencia Emocional en hombres y mujeres..............................
38
La famosa intuición
femenina........................................................... 39
Los niños, la Inteligencia Emocional y el
cerebro......................... 40
Cómo funciona el aparato
emocional.............................................. 42
CAPÍTULO DOS.....47
Utilidad de la Inteligencia Emocional
Ser
conscientes..............................................................
....................... 48
Las emociones se sienten en el
cuerpo............................................ 49
Panorama emocional
ajeno................................................................ 53
CAPÍTULO TRES.....57
Ira - Preocupación - Ansiedad - Tristeza
Ira......................................................................
...................................... 57
Paso a paso: cómo desarmar la
ira.............................................. 65
Preocupación.............................................................
............................. 72
Paso a paso para canalizar la preocupación..............................
74
La voz de la
intuición................................................................
.... 77
Acepta lo que estás
sintiendo...................................................... 78
Ansiedad.................................................................
................................ 79
Paso a paso: cómo desarmar la ansiedad...................................
80
Tristeza...81
Causas más frecuentes de tristeza...84
Formas de liberarse de la tristeza...86
¿Por qué a mí?...87
¿Cuál es tu herida?...88
CAPÍTULO CUATRO....91
Esperanza - Optimismo - Fe - Alegría - Felicidad Amor - Autoestima -
Tolerancia - Gratitud -Merecimiento - Prosperidad - Humor
Esperanza...91
Optimismo...93
Para aumentar el optimismo...95
Optimismo y pesimismo son contagiosos...95
El optimismo se adquiere...98
Fe...100
Alegría...101
Felicidad...102
Amor...106
Formas puras y distorsiones del amor....107
Amor a uno mismo...108
Amor al prójimo...113
Amor incondicional...115
Amor romántico...116
Panorama personal en el amor...117
Objetivos personales para atraer más amor a tu vida.................118
El amor es lo real; lo demás son barreras irreales...119
Para amar con Inteligencia Emocional...121
Cómo saber si es realmente amor...122
El amor requiere atención...123
Lo necesario para ti en una relación personal positiva...124
El fin del amor...125
Inteligencia Emocional en el amor...127
Autoestima...130
Medición de las creencias sobre autoestima...132
Situaciones familiares que desfavorecen
la autoestima en los niños...136
La autoestima en el adulto...137
Pautas para aumentar la autoestima...137
Pensamientos enemigos de la autoestima...139
Tolerancia...141
Recompensas que puedes sumar...146
Para ejercitar la tolerancia...146
Gratitud...148
Técnicas para expresar gratitud...153
Merecimiento...156
¿Se puede variar lo aprendido?...156
Prosperidad...158
El dinero es una forma de energía...162
10 pasos para la manifestación de la Prosperidad en tu vida...164
Humor...165
Recompensas del buen humor cuando lo adoptas como sistema de vida...168
Pasos hacia un corazón alegre...169
Oportunidades para el humor en el hogar...169
CAPÍTULO CINCO.....173
Empatía La emoción "que está de moda"...173
La empatía en el cerebro...176
Evolución de la empatía durante la vida del ser humano...........176
Clave de la empatía: escuchar...179
La empatía de los otros...185
Autoevaluarse y escuchar sin prejuicios...187
Empatía y compasión...191
Conclusión...193
El costado oscuro de la empatía...194
Pautas para reconocer el lado oculto de la empatía...............195
Empatía y honestidad...196
Perdón y empatía...197
Etapas para lograr el perdón y la empatía...198
Apatía, simpatía, antipatía y empatía...198
Apatía...198
Antipatía...199
Simpatía...199
Empatía...199
CAPÍTULO SEIS.....203
El fantasma llamado Miedo
Factores desencadenantes del miedo...206
Buenas funciones del miedo....211
Qué sirve en contra del miedo....212
¿Qué tienen los arriesgados que no poseen los timoratos?.........213
Miedo a los cambios...215
Observar nuestras emociones...216
Sugerencias para vencer el miedo personal al cambio...............217
Los cambios pueden tener diferentes orígenes......................218
Formas de perder el miedo...219
Formas generales y espirituales de perder el miedo...................220
Miedo y susto...222
Conclusión...223
Tomar decisiones...223
Desapego por el resultado...225
Fin del miedo: aceptar la propia responsabilidad...225
CAPÍTULO SIETE.....229
Soledad ¿necesidad o castigo?
Por qué sientes soledad...230
Decir adiós....232
Soledad, aburrimiento, vacío...233
Soledad...233
Aburrimiento...233
Vacío...233
El hombre como ser tridimensional...234
CAPÍTULO OCHO.....241
"Excusitis" y postergación: las enfermedades del fracaso
"Excusitis" de la salud...240
Cómo vencer la "excusitis" de la salud...241
"Excusitis" de la inteligencia...242
Tres formas de curar la "excusitis" de la inteligencia...........244
"Excusitis" de la edad...242
Cura de la "excusitis" de la edad...245
"Excusitis" de la mala suerte....246
Cura para la "excusitis" de la mala suerte...249
"Excusitis" de la falta de tiempo...252
Cura de la "excusitis" de la falta de tiempo...255
"Excusitis" de la soledad o de falta de compañía...255
Cura de la "excusitis" de soledad o falta de compañía.........258
"Excusitis" de las crisis personales o generales
(de tu mundo interior, del planeta, del ambiente en que vives)...259
Excusas frecuentes sobre la crisis personales o generales...........260
Consecuencias de la "excusitis" de las crisis personales o
generales...........................................260
Remedios contra la "excusitis" de las crisis
personales o generales...261
CAPÍTULO NUEVE.....263
Inteligencia Emocional en las relaciones interpersonales
Sanando vínculos...263
La vida es como debe ser...264
No tenemos tiempo para el dolor...264
Reconciliación con uno mismo...265
Reconciliación con los enemigos....265
Reconciliación con la familia...266
Reconciliación con la pareja...267
Cuidado con el papel de víctima...269
Lo que no es amor... es miedo....269
Las relaciones no sanadas enferman el cuerpo.......................270
Claves para sanar un vínculo....271
Razones por las cuales se hace necesario perdonar...............274
¿Hacia quiénes se dirige el perdón?.....276
Clases de perdón....278
Formas de perdonar....278
Formas de procesar el perdón....278
¿Perdonar es olvidar?...279
¿Cómo se conoce que realmente operó el perdón?................ 279
El arte de la buena comunicación....281
Las formas de decir: antigua leyenda....282
Sistemas de representación: visuales, auditivos, kinestésicos...283
Utilidad..............................285
Predicados........................... 286
Visuales..................................286
Auditivos................................ 287
Kinestésicos.............................. 288
Auditivo digital....289
Test para identificar el sistema representacional de tu
preferencia............................................... 290
Lenguaje no verbal.................293
Las emociones y los
gestos.........................................................293
El sentido de la comunicación depende del oyente...294
CAPÍTULO DIEZ.....297
La Inteligencia Emocional en el trabajo
Sistema de valoración personal
Establecer buenas relaciones interpersonales...298
Formas de hacer nuestras valoraciones y conocer las ajenas...... 299
Actuar, no reaccionar...301
Aprender a superar problemas...302
Frustraciones en el trabajo...305
Superar la frustración...307
Cuando juzgar es tu deber...309
Paso a paso frente a un juicio negativo...310
Los remedios infalibles...311
Indagación apreciativa...312
EPÍLOGO.....317
Paz: la emoción más buscada
Un cuarto de segundo que hace la diferencia.........................320
introducción
Cerebro reptil
Cerebro límbico
Ser conscientes
Las buenas relaciones interpersonales son la base del éxito social. Una
persona que, por medio de la Inteligencia Emocional, pueda relacionarse
mejor consigo mismo y con sus semejantes, tiene el triunfo asegurado en
todos los órdenes de su vida. En todos los aspectos de la existencia del
hombre, las relaciones interpersonales eficaces son la clave del éxito.
Si hablamos de trabajo, estudio, pareja, familia, viajes, ventas,
amistad, vecindad, entretenimientos... estamos refiriéndonos a vínculos
entre seres humanos.
Para relacionarnos adecuadamente con ganancias para todas las personas
involucradas, la palabra clave es: comunicación. Si deseamos establecer
relaciones interpersonales de las cuales salgamos beneficiados todos,
debemos tener presente las emociones de los otros, además de las
nuestras. El 70% de la comunicación es no verbal y lo que no decimos,
muchas veces, grita el mensaje más fuerte que las palabras.
Desarrollando la Inteligencia Emocional, podemos detectar, por ejemplo:
una ira detrás de una sonrisa entrecortada, el mal humor detrás de la
ironía, la tristeza disfrazada de silencio.
Si conocemos nuestras emociones estamos más capacitados para entender el
mensaje ajeno.
Si tenemos Inteligencia Emocional, estaremos más aptos para que nuestro
mensaje llegue al destinatario de la mejor forma, y aprovecharemos al
máximo nuestras capacidades y talentos.
Se dice en Programación Neuro-Lingüística: si no te gusta la respuesta
que obtienes, cambia el mensaje. Pero ¿de qué forma?, ¿por cuál? Por uno
efectivo. Pero, ¿cuál es el más efectivo? El que tenga en cuenta, además
de nuestras palabras, de nuestras intenciones y objetivos, las emociones
propias y ajenas.
¿Cuántos casos conoces de personas que se quejan por su mala suerte en el
amor y siempre se conectan con la persona equivocada? Equivocada ¿por
qué? Porque no participa, ni cerca, de nuestras emociones, sentimientos
ni sensibilidad; porque no las expresa; porque es un torbellino indomable
de emociones; porque vive en un caos emocional; porque hoy nos hiere y
destrata y mañana nos jura amor eterno; sólo por mencionar algunas
situaciones.
Lo que buscamos es el equilibrio entre el frenesí o el ataque de furia
violento y la abulia anodina que aburre. Procuramos salir todos
beneficiados con las relaciones y con la mejor comunicación de los
sentimientos en el momento oportuno. Claro, que para saber lo que es la
luz, hay que conocer la oscuridad. Nuestra meta es controlar las
emociones, no hacerlas desaparecer ni reprimirlas.
De la misma forma que tenemos una grabadora interior que está todo el
tiempo pensando, poseemos un torbellino
de emociones pujando por sobresalir. Aun cuando estemos dedicados a una
tarea que requiera mucha concentración, en nuestro interior se libra una
batalla entre las emociones. Todas quieren primar y finalmente ganará
una, que será la que domine la situación. En el momento en que escribo
este párrafo, estoy viviendo exactamente lo que expreso. Me dispuse
temprano en la mañana a reiniciar este trabajo en el punto en que había
dejado ayer. Puse un disco compacto con una bella melodía de Mozart, como
fondo musical. De pronto, soy consciente de que la paz que buscaba está
siendo perturbada por la música... porque su volumen está muy alto. Mis
emociones luchan interiormente: ¿debo seguir en paz, o levantarme y bajar
el volumen? Pero, a la vez, continúo escribiendo como si gozara de una
paz imperturbable. ¿Entiendes? La paz de la tarea buscada o la inquietud
que me produce el volumen de la música, luchan por ganar el momento y te
cuento que gana la inquietud, porque apenas termine este párrafo me
levantaré a corregir el volumen. ¿Y si gana la paz y me toca permanecer?
No importa; lo que interesa es que tengas la imagen de la lucha
permanente que se da en nuestro interior entre las emociones, aun cuando
nuestro exterior esté, aparentemente, calmo.
Lo que indica la existencia de una buena Inteligencia Emocional es el
control de las emociones que nos hacen pasar mal y la búsqueda y
exaltación de las que nos producen momentos de plenitud, siempre
persiguiendo el equilibrio entre ambas.
Términos como "reeducación semántica" o "reingeniería de las actitudes"
son hoy corrientes. Ambos se usan para explicar de qué forma la persona
puede lograr el tan ansiado cambio personal y en su vínculo con los
demás. Un útil cambio en la elección del lenguaje usado tanto para hablar
con nosotros mismos como para dialogar con los demás, puede suponer un
cambio muy importante en nuestra propia mente y en las emociones que
generamos en los otros.
Se busca utilizar un lenguaje más propicio para despertar buenas
emociones y tener mejores actitudes. Es el lenguaje lo que determina cómo
procesamos nuestros conceptos mentales y cómo nos comunicamos hacia
afuera. El pensamiento y el habla se manejan con expresiones y palabras
que repetimos constantemente. ¿Qué te parece comenzar a elegir las
palabras que usas para hablarte a ti mismo, es decir pensar, o para
comunicarte con los demás?
Ira
En esta zona del Hemisferio Sur, en esta parte de América Latina, se
están dando fenómenos que exaltan a las personas, aun a las más
equilibradas y apacibles. También existen en otros puntos del planeta
Tierra y, de hecho, los conocemos por los noticieros a diario; pero esta
región sur se está caracterizando por la ira violenta, agresiva, entre
sus habitantes. A veces, va acompañada de una fuerte sensación de
impotencia, de falta de garantías o de seguridad. En la mayoría de las
oportunidades, se alimenta de la constatación, en el prójimo, de la
carencia absoluta de valores, lo que lleva a muchas personas a hacer
justicia por mano propia. Hoy en día, los titulares de los diarios no
sólo mencionan las clásicas situaciones violentas del tipo de "por
cuestiones
del momento que se trata de establecer... un sujeto agredió a otro...";
ahora se agrega la ira elucubrada, la que "mastica" la venganza. Las
amígdalas será la encargada de sentir el ataque de ira por los motivos
que sean, pero será la corteza cerebral la que, ya fríamente, prepare la
venganza.
Emoción viene del latín "moveré" que significa movimiento, y en la ira es
en la que más se comprueba esta cualidad. La emoción incita al
movimiento.
La ira induce ¡y vaya si lo hace! al movimiento; éste puede llevar al
sujeto a moverse para enfrentar al agresor incluso hasta a golpes de puño
o puede moverlo para huir corriendo. Porque si hay algo que la ira no
produce, es quietud.
Cuando las amígdalas perciben algún estímulo que pueda provocar ira,
malestar, irritación, se pone en movimiento todo un mecanismo que acelera
las reacciones del cuerpo. El corazón late más rápidamente, la sangre
circula con más presión, se da una oleada de calor, las manos suelen
transpirar, en algunos casos todo el cuerpo puede sudar, etc. Esta
reacción tiene distinta duración en cada persona y depende, generalmente,
de nuestra Inteligencia Emocional o, mejor dicho, de nuestra Educación
Emocional. Obviamente, como en todas las emociones, sus disparadores
varían en intensidad y frecuencia, de una persona a otra. Así, hay gente
que se exalta por muy poca cosa y otra que requiere de mayores estímulos
para sentir cólera. Algunos (los más afortunados) nunca conocen los
vaivenes de la ira. De la misma forma que varían los motivos, cambian la
intensidad y las consecuencias. Pero los que son propensos a los ataques
de furia encontrarán, siempre, motivos para desencadenarla.
La ira surge cuando alguien viola un principio o valor que nos es muy
apreciado. Cuando se contraría lo que es para la persona una creencia o
valor que defiende vehementemente, reacciona con ira, a veces desmedida y
exagerada.
La ira y la tristeza son emociones que se retroalimentan. Una vez
disparadas, nuestra grabadora interior va encontrando a cada instante más
motivos y más poderosos, para estar irascibles o tristes.
La mayor diferencia entre ambas es que mientras la ira llena de energía
al individuo, la tristeza se la quita. Pero la energía vital, tan
necesaria para encarar la jornada, se desperdicia en enfrentar con gritos
o golpes, en movilizar los recursos físicos para "abalanzarse" contra el
agresor o para huir rápidamente. No se puede usar positivamente, porque
desaparece. Algunas veces, habrás experimentado la sensación de vacío que
queda luego de un ataque de furia. La persona termina cansada, agotada.
Malgastó su energía en intentar dominar, con palabras o actos, al otro.
Si, en cambio, la usó para huir, cargará con la rabia amordazada, lo cual
la irá desgastando porque nada tiene interés o valor si detrás está
veladamente la ira, la furia, la ironía. Si no la procesa con
Inteligencia Emocional, terminará por estallar ante cualquier pretexto o
la somatizará.
El antecedente de la ira es el enojo. Es la respuesta a una frustración.
Algo no colma nuestras expectativas o ataca un calor que defendemos y nos
enojamos; nos corre una fuerte energía, poderosa, que si no se la
canaliza bien, llega a volverse en contra. El proceso inevitable, si no
encauzamos esa fuerte energía, es: enojo, ira, odio. Las consecuencias ya
las sabemos todos: desde agresiones verbales hasta físicas, desde
mutilaciones personales hasta guerras internacionales, desde atentados
masivos hasta sacrificios personales para su logro. En realidad, la
secuencia es: frustración-enojo-ira-vacío-odio-venganza. Muchas veces
reaccionamos exteriorizando la ira, lo cual posteriormente produce una
gran sensación de vacío, antes del odio destructor. Lo importante para
cortar esa cadena ineludible, es cambiar de actitud. Dejar enfriar el
enojo, aunque sea justificado, pasar a la corteza cerebral el estímulo
que nos logró enojar y "elegir" la actitud a asumir.
Aristóteles señaló cinco premisas a tener en cuenta para dejar fluir el
enojo. Si cumples con todas, podrías, legítimamente, enojarte. Te
adelanto que es imposible que las cinco se cumplan, por lo cual no hay
enojo justificado.
Se razona a través de las siguientes interrogantes::
1. ¿Es la persona correcta con quien debo enojarme?
2. ¿Tiene mi enojo la intensidad acertada?
3. ¿Es el momento preciso para enojarme?
4. ¿Es la forma correcta de manifestar mi enojo?
5. ¿El motivo por el cual me enojo, es válido?
Te desafío a que aciertes con todas las respuestas, siempre te faltará
alguna. De ahí que, para Aristóteles, sea inútil enojarse.
Algunas corrientes psicológicas de los últimos tiempos han exaltado
la necesidad de dar rienda suelta a la ira en una especie de "catarsis" y
otras, por el contrario, recomiendan disimularla al extremo de
desconocerla y reprimirla.
Con la Inteligencia Emocional se busca reaccionar de una tercera forma.
No es adecuado ir por la vida peleándose con todos los que no piensan o
sienten como uno, ni darse por vencidos al primer obstáculo o grito
ajeno, lo cual en numerosos casos terminará en enfermedad física. Lo
mejor para la Inteligencia Emocional es analizar la ira buscando los
"motivos- estímulos" que nos la provocan. Si bien la ira surge en las
amígdalas como reacción a alguna provocación y luego pasa al neocortex
que la razona y en algunos casos la agrava, los motivos que la originan
son siempre razonados previamente. Esto hace la diferencia entre una
persona y otra frente a la ira que es capaz de sentir.
Te lo explico con un ejemplo. María es gestora de trámites y por su tarea
debe recorrer diferentes oficinas públicas y privadas. Todo va bien
mientras sus asuntos salen en tiempo y
ella recibe un trato correcto de parte de los empleados. Pero María, de
naturaleza calma y agradable, puede ponerse furiosa cuando le ha
prometido a un cliente un trámite para una fecha y no puede cumplirlo por
negligencia del personal de alguna oficina. Si quieres conocer a María
furiosa, dile que no está pronto el certificado que fue a buscar porque
hubo paro de tareas, se colgó el sistema o fue feriado especial, entre
otros motivos. Cualquier razón que dilate o postergue el resultado pondrá
a María "roja de furia". Cuando escucha al empleado decir que no está
pronto el certificado, las amígdalas de María se apronta para reaccionar
y rápidamente su rostro se pone rojo, su voz comienza a alterarse hasta
que, finalmente, estalla y grita todas las "razones" que le da su corteza
cerebral por las cuales debe sentirse, con total justificación, furiosa.
Para cortar esta cadena de reacciones, María debería seguir un proceso
que le permitiera separar la respuesta del empleado de toda la gama de
razonamientos que ella ha hecho antes de escucharlo y de todos los que le
surgirán después de oírlo.
¿Qué prefieres: tener razón o ser feliz? Esta es la pregunta clave
que debemos hacernos cada vez que afrontamos el riesgo de estar dominados
por la ira.
Al formularnos esta interrogante, la mente automáticamente se calma
porque busca la respuesta con la razón y procura la felicidad, salvo que
su naturaleza lo incite a pelear a cualquier costa.
Estoy segura de que las personas con Inteligencia Emocional, responden
"ser feliz". Este es el camino y la meta. Buscamos por rutas acertadas o
equivocadas la felicidad, siempre.
Repito: lo único que puede evitar que, en el ejemplo, María se ponga
nerviosa, es que se adiestre para separar las razones propias, de la
respuesta ajena; es decir, el hecho objetivo de su interpretación.
Se dice en "Un curso de milagros" (publicación de Foundation for Inner
Peace), libro que te recomiendo calurosamente, que nunca nos enojamos por
el motivo que creemos. En el ejemplo, María se enoja porque no está
pronto el certificado. Pero ¿será eso?, ¿se habría enojado igualmente si
no hubiera estado listo y ella no se hubiera comprometido con el cliente
para entregarlo ese día?, ¿y si éste no lo necesitara para cerrar un
negocio esa misma tarde?, ¿y si ella no perdiera de ganar sus
honorarios?, ¿y si no los necesitara para pagar la factura de la luz que
vence ese día?, ¿y si ella no perdiera un incentivo que paga su empleador
luego de diez gestiones óptimas?, ¿y si no se quedara sin las vacaciones
planeadas, porque debe volver el lunes a buscar el certificado?, ¿y si no
creyera que el empleado la está tomando por tonta?, ¿y si no pensara que
si conociera al jefe de la sección no le pasaría, porque allí siempre
ayudan a los clientes habituales? La lista de preguntas es infinita.
Si María analiza los motivos que desencadenaron su ira, notará que no es
que no esté pronto el certificado sino todos los demás.
Por lo tanto: nunca te enojas por el motivo que crees. Esta afirmación
ayuda a aclarar los pensamientos. Si eres capaz de separar el hecho, de
los motivos de tu reacción, pierde fuerza la ira: pasa a ser controlada.
Si eres capaz de sopesar los pro y los contra (más bien todos los contra)
de tu reacción; si eres capaz de darte cuenta de que eres el único que
pierde energía si te alteras y que a esa energía desaprovechada no la
recuperas más, estarás actuando con Inteligencia Emocional.
Te pongo otro ejemplo que acabo de presenciar. Una pareja joven
entra en el supermercado y luego de dirigirse a la góndola de la
panadería, elige una bolsa con pan para hamburguesas. Mientras miran el
precio, llega un policía y le pide al muchacho que pase a dejar en el
guardabultos una
enorme mochila que lleva en la espalda. Su pareja explica que como es muy
grande no entra en los casilleros. El policía responde que, en ese caso,
la dejen en la gerencia, donde con gusto se la cuidarán. La joven acepta
y se dispone a ir a gerencia, pero el joven que porta la mochila se pone
furioso y le dice al policía que no es ningún ladrón, y que ahora se va y
no compra nada. Toma a su pareja de la mano y la arrastra hacia la
salida, al tiempo que sigue murmurando improperios sobre el supermercado,
sus reglas y el policía. El joven no actuó con Inteligencia Emocional.
¿Quién perdió? El supermercado no se hará más pobre por no vender un
paquete de pan, el policía cumplió impecablemente con su deber, pero los
jóvenes se van sin la compra y con un problema, porque deben buscar otro
lugar donde adquirirlo.
¿Por qué se enojó tanto el joven?: ¿porque el policía cumplió con su
deber?, ¿porque no pudo entrar con la mochila al local?, ¿porque llevaba
una fortuna en la misma? No, no, no; a todo respondemos con una negativa.
El joven se enojó porque se ofendió al creer que el policía le encontraba
cara de sospechoso y pensaba que podía robar algo, cuando el funcionario
solamente cumplía con su deber. A la ofensa, respondió con la ira.
Te voy a contar una intimidad. Cuando era más joven, pero no jovencita,
digamos que alrededor de los treinta años, yo era terriblemente
irascible: cualquier cosa me sacaba de las casillas y me creía el paladín
de la justicia. Tenía el romanticismo y la vehemencia de la juventud,
unidos al ego de creer que mi verdad era la única. Ya me había recibido
de Abogada por lo cual creía que debían temblar los injustos y los
abusadores, los hacedores de maldades, porque yo estaba allí para
defender a los desvalidos. Mi mamá me decía que yo era "una calderita de
lata", ya me entiendes por qué.
En una ocasión, visitó el lugar donde trabajaba, un señor que tuve como
jefe en esa época de autodeclarada postura de paladín de la justicia. Lo
saludé con mucho afecto y un
apretado abrazo, con el reconocimiento que debo a alguien que me ayudó a
crecer y madurar. El respondió de la misma forma. Cuando se fue, comenté
con una compañera que no vivió aquellos años, cuánto apreciaba a esa
persona, cuánto había discutido con él, cuántas veces me había hecho
llorar de rabia, de impotencia, porque no me entendía. Mi compañera con
sus ojos enormes por la sorpresa me respondió: "Tú: ¿gritar, pelearte con
alguien, llorar de impotencia? No te veo". Claro, es que me conoció luego
que la calma llegara a mi vida, dejando atrás esas explosiones de ira.
Ahora la "calderita de lata" ha dejado lugar a una esmaltada con base
vitrificada que demora más en calentarse y lo hace ahorrando energía. Hoy
día me pregunto: ¿qué preferís: tener razón o ser feliz? Y siempre,
siempre, prefiero ser feliz.
Uno sabe cuando tiene razón y no necesita del reconocimiento ajeno. No
importa que el otro sepa, también, que tenemos razón. Lo que interesa es
que los dos salgamos beneficiados de la relación: sea para el caso del
certificado de María, el pan de hamburguesas de los jóvenes o para
encarar un proyecto de vida en común con alguien.
Si María, en lugar de gritar indignada, le explicara al funcionario por
qué lo necesita ese día, ¿no conseguiría mejores resultados? El empleado
se sentiría motivado por la empatia y haría lo que esté a su alcance para
sacarlo en el momento. Si el empleado no puede hacer nada o es inflexible
y nada empático, siempre queda el recurso de hablar con algún superior
jerárquico. Alguno de la cadena del mando va a entender. Para el peor de
los casos de que nadie entendiera, quedaría, todavía, la posibilidad de
pensar que por algo será. Posiblemente esta negativa rotunda a que algo
salga como lo planeamos, encierra algo mejor o nos evita un mal mayor. No
lo veas como una justificación simplista, míralo como una verdad que da
resultado. Si haces todo lo que está a tu alcance pero no tienes las
consecuencias esperadas... por algo será. Recoge tus velas y espera,
porque la respuesta no tardará en llegar.
Muchas veces, pasada la ira, la impotencia, la ofensa, al mirar hacia
atrás, agradecemos que la vida nos haya negado lo que queríamos.
Piénsalo, por favor.
La puedes llamar ira o:
furia
animosidad
resentimiento
fastidio
humillación
injusticia
aflicción
cólera
exasperación
ultraje
irritación
violencia
rabia
ofensa
arrebato
indignación
impotencia
enojo
amor propio
enfado
1. Cálmate
2. Respira profundamente
Responde:
Si me despojo de lo que me causa la irritación, ¿qué
puedo encontrarle de bueno o positivo?
¿Qué me quiere decir la vida a través de esta situación?
¿Qué deberé aprender para que no se repita?
¿Cuándo perdí mi fe en la intuición?
5. Distráete
Evita:
Piensa dejarme.
Creo que no me ama.
Busca humillarme.
Sé que no le importo.
Me quiso estafar.
Busca perjudicarme en el trabajo.
Escribe día a día cómo te estás sintiendo con relación al tema y cuando
sientas que no se te oprime el pecho ni tienes un nudo en el estómago,
estás pronto para hablar.
Preocupación
Busca una posición de meditación, esto es con el cuerpo cómodo, los ojos
cerrados y una tranquila respiración.
Mientras sigues respirando profunda y serenamente, vas focalizando tu
atención en la zona que rodea al corazón. Esta área se relaja, se ilumina
de color verde
y se expande. Esta luz cálida, pero fuerte, que visualizas en el corazón,
tiene el poder de transformar cualquier dolor físico o espiritual que
afecte a este órgano. Lentamente se disipa el dolor, la pena, la
preocupación que te acongoja. Si en esta etapa de tu vida no tienes
dolores espirituales presentes, permite que la luz busque cualquier
incomodidad que esté disimulada o disfrazada de otra emoción. Detrás de
la indiferencia se puede ocultar el odio, detrás del amor, pueden
esconderse necesidad o comodidad (...)
Mientras continúas respirando sosegadamente, oleadas de luz curativa se
expanden desde tu corazón. Es imposible mantener preocupado tu corazón si
lo bañas con luz sanadora, la cual de verde, se torna dorada, para
culminar de un intenso violeta. A cada inspiración, el corazón absorbe
negatividad y dolor, y con el pasaje de esta luz colorida, se transforma
en energía positiva y amorosa.
El poder curativo de esta meditación se alcanza cuando percibes que el
radio de tu influencia es enorme y que, con sólo desearlo, puedes
disolver cualquier dolor que te aqueje.
El dolor espiritual toma, en muchas ocasiones, forma física, de manera
que si sientes algún malestar en el cuerpo, como por ejemplo, dolor de
espalda, de cuello, de nuca, disfonía, alergia y muchos otros, es una
buena ocasión para enviarle tu propia luz sanadora. Alcanza con elegir
transformar el dolor y la preocupación en energía positiva, que te
movilice al perdón y a la acción.
Es bueno que asumas el gran poder que posees y uses la potestad
transformadora de la que estás dotado. Envía, ahora, esa luz sanadora que
tú mismo eres capaz de crear, a todo el grupo cercano de personas (...) a
toda la humanidad (...) para finalizar en una sanación planetaria que
nunca viene mal. (...)
Lentamente, a la cuenta de 5, vuelves a la realidad consciente.
1, 2, 3, 4, 5
La voz de la intuición
Ansiedad
Tristeza
Se la puede llamar:
melancolía
pesadumbre
aflicción
pena
dolor
desolación
desánimo
añoranza
desdicha
pesar
nostalgia
abatimiento
congoja
desconsuelo
cuita
lástima
autocompasión
vacío
"saudade" (en portugués, pero usado en español)
Si afinas un poco el idioma español, verás que cada una de estas
referencias, tiene un componente de tristeza al que se agrega alguna otra
emoción.
Por ejemplo, la nostalgia es tristeza más añoranza. Es una tristeza que
se siente por una pérdida. Desdicha es la tristeza que se siente por la
falta de suerte o felicidad. Vacío, es la tristeza que se experimenta
cuando se carece de sentido en la vida.
En fin, todas son, de alguna manera, formas de tristeza.
La tristeza es la emoción que la gente más se preocupa por superar. Es un
estado que reduce el interés por las actividades, las cosas y las
personas; disminuye la energía y la persona siente que está suspendida en
el tiempo. La duración del proceso es diferente para cada uno,
generalmente, relacionado con el motivo. Si la tristeza se debe a un
hecho concreto, pasará. Los seres humanos poseemos muchos recursos
internos que nos ayudan.
El error casi inevitable es que la persona, como consecuencia de lo que
está sintiendo, tienda a aislarse. En algunos casos, dedica el tiempo a
alimentar la tristeza más que a superarla. Por ejemplo: ve películas
dramáticas, escucha las canciones que oía con su amado, pasa por los
lugares visitados en momentos de alegría, recuerda los detalles de cuando
era feliz, pero no para recuperarlos, sino para sumirse en una tristeza
mayor aún.
Dice Eckhart Tolle en "El poder del ahora": Tener una identidad de
víctima es creer que el pasado tiene más fuerza que el presente, que es
lo opuesto a la verdad. Es creer que otras personas y lo que te hicieron
son responsables de lo que eres ahora, de tu dolor emocional y de tu
incapacidad para ser tu mismo. La verdad es que el único poder existente
está contenido en este momento: es el poder de tu presencia. Cuando lo
sabes, también te das cuenta de que
ahora mismo eres responsable de tu espacio interno -nadie más lo es- y de
que el pasado no puede prevalecer ante el poder del ahora".
Cuando la tristeza dura más de lo recomendable psicológicamente, es decir
más de lo que puede soportar una persona aislada y sola, aparece la
depresión. Pero la depresión simple, la que se debe a razones exógenas;
no la originada por problemas de disfunciones químicas cerebrales.
Viktor Frankl explica que cuando una persona está triste tiende a la
hiperreflexión, es decir a pensar reiteradamente en los motivos de su
tristeza, pero raramente esto lleva a encontrar la salida del problema.
Pongamos un ejemplo: por estos días, la crisis financiera y económica
mundial ha dejado a muchísimas personas preocupadas y tristes por una
mala situación personal que las lleva a privarse cada vez más de cosas y
placeres, y hasta de satisfacer sus necesidades básicas. El que está todo
el día pensando en sus penurias no dispone de la energía para buscar
otras actividades rentables, ni siquiera tiene el empuje para cumplir con
las que asumidas. Como está triste, la gente lo evita, no lo llama, no lo
invita. El piensa que está siendo rechazado porque no tiene dinero, lo
que le genera más tristeza, por lo cual se sume más en su soledad y su
congoja, y así sucesivamente. Salvo que resuelva salir a darle batalla a
la situación, quedará postergado hasta que un milagro lo saque de la
tristeza.
Las mujeres son más propensas a sentir tristeza. Puede deberse a que
culturalmente se permiten demostrar más su sensibilidad, se acongojan por
más motivos, llevan el peso de la familia y, en la mayoría de los casos,
tienen menos motivos de escapismo. Son generalidades. También suelen ser
más comunicativas con otras mujeres sobre sus problemas, lo cual a veces
alimenta más la tristeza.
A mis clases vienen, proporcionalmente, más mujeres que hombres y muchas
se quejan de tristeza por soledad y falta de pareja. Cuando les pregunto
qué hacen para cambiar la situación, quedan perplejas. La mayor parte se
queda en su casa el tiempo libre. Los fines de semana alquila una
película, se pone crema en la cara, compra una bolsa de papas fritas y se
dispone a "sufrir" su soledad. Llegan al lunes más solas, más tristes,
más frustradas; pero eso sí, conocen al dedillo los motivos de tristeza
de su amiga con la que vieron la película o hablaron por teléfono. Todo
mal.
A la tristeza se la combate con actividad. A la falta de energía que trae
la tristeza se la destruye con ejercicio, deportes, distracciones, buen
humor, comedias, dietas saludables y, sobre todo, la búsqueda de
soluciones, si las hay, o la concientización de que es a término,
mientras la persona se adapta a su nueva forma de existencia.
¿Cuál es tu herida?
Más tarde o más temprano, todos sufrimos algún dolor. Nadie se salva. Es
posible que los motivos de tristeza de tu prójimo te parezcan ridículos y
los tuyos más serios, pero son, realmente, muy subjetivos en todos los
casos. Lo cierto es que cada uno de nosotros sufrirá por motivos
distintos y durante períodos diferentes.
Últimamente, se lucha por ocultar la tristeza, aun la natural, en el
entendido de que no se debe dar pena o no es conveniente molestar a los
del entorno con nuestros lamentos. Sin embargo, cuando tienes un dolor, y
mientras que no logres superarlo, debes replegarte y esperar, con la
ayuda espiritual que busques, a que pase.
Antiguamente, se usaba el "luto". Las personas que habían tenido algún
fallecimiento cercano, llevaban vestimenta negra, no salían, era natural
que no socializaran. Las mujeres iban vestidas totalmente de negro,
mientras que los hombres llevaban una cinta negra en la manga indicando
su duelo. Esta costumbre, ahora perdida en muchas culturas, indicaba que
la persona de luto tenía derecho a no ser molestada, a no ser interrogada
y, sobre todo, a llorar su dolor sin juicios ajenos. Evitaba el
intercambio social y no era juzgada por ello porque estaba "de duelo".
Cuando te sientas triste o dolorido, exige que te respeten. Haz tu
proceso, cuidando de no enfermar con períodos muy prolongados de dolor.
Pero también respeta al hermano herido y triste, con la misma severidad.
CAPITULO CUATRO
Esperanza
Optimismo
El diccionario expresa: "tendencia a ver y juzgar las cosas en su lado
más favorable; sistema filosófico que atribuye al Universo la máxima
perfección posible."
Se lo puede llamar:
entusiasmo
gozo
euforia
exaltación
certeza
deleite
ligereza de espíritu
satisfacción
brío
dicha
Generalmente, se toma al optimismo como sinónimo de esperanza. Pero no lo
es. El optimismo es el género y la esperanza es una especie. Porque el
optimismo es un sentimiento general que nos hace ver el lado positivo de
las situaciones y las personas. La esperanza apunta a un tema concreto.
Si bien no se puede tener esperanza sin optimismo, sí se puede tener
optimismo sin esperanza en un tema concreto. Yo puedo ser básicamente
optimista y no tener esperanza frente a un tema puntual, por ejemplo. Se
puede ser optimista con
respecto a la vida y no tener esperanza de salvar un examen porque no se
estudió lo suficiente.
Los optimistas ven los fracasos como enseñanzas, las fallas en la
esperanza como maestros; los pesimistas ven derrotas en los obstáculos,
frustración en las negativas.
Cuando a una persona optimista algo no le sale como deseaba, busca las
razones, aprende de ellas, las modifica y vuelve a intentar... con la
esperanza de obtener el resultado anhelado. Los pesimistas creen que todo
es en contra de ellos, buscan quién está detrás y se preguntan: "¿por qué
a mí?" en lugar de "¿para qué a mí?".
Como se vuelven paranoicos, pierden el tiempo y la energía en ver quién
los persigue en lugar de aceptar, corregir y avanzar.
El optimista es positivo, el pesimista, negativo. En ambas situaciones
hay ingredientes naturales que vienen como marca de fábrica, pero sería
muy poco optimista si te dijera que es inmutable porque, afortunadamente,
se puede corregir.
La dotación genética, las creencias familiares y algunos acontecimientos,
pueden hacer de una persona, una optimista o no. Pero lo bueno, como dice
Frankl, es que el hombre en cualquier circunstancia puede elegir la
actitud a adoptar.
Para los pesimistas será un trabajo arduo confiar en lo positivo de la
vida y lentamente la experiencia irá cambiando su postura. Así, deben
combinar la esperanza para cada caso concreto, con el optimismo que abre
las puertas al aire positivo que toda circunstancia encierra. No
obstante, es una visión de la vida y cada uno elige.
Una persona inteligente emocionalmente, mantendrá un sano y realista
optimismo frente a la vida y una incontaminada esperanza por los
resultados concretos.
La experiencia de mis clases me indica que estas emociones son las más
polémicas, porque los pesimistas siempre se empeñan en tener razón para
justificar sus fracasos y los optimistas en encontrar el motivo de la
falla para poder superarla.
El optimismo se adquiere
Fe
Vinculada con el optimismo y la esperanza, aparece la fe. Es la confianza
en alguien o algo. Siempre tiene connotación positiva. No se puede
expresar: "Tengo fe en que perderé el examen".
Fe es la creencia en algo sin necesidad de demostración.
Las personas tenemos fe:
en algo superior, Dios
en uno mismo y sus capacidades
en los demás, vinculada con la empatia
La fe le da alivio al corazón humano; lo deja fluir al compás de la vida,
le evita confrontaciones. En algunos casos se asemeja mucho a la
esperanza: se tiene fe en una persona y esperanza en que un hecho salga
bien.
Alegría
Amor
Formas puras:
aceptación,
compasión,
confianza,
cooperación,
franqueza,
generalidad,
respeto,
empatía,
unión,
sinceridad.
Distorsiones:
apego,
celos,
dependencia,
egocentrismo,
exclusividad,
necesidad,
posesión,
sentimentalismo,
temor al rechazo.
a uno mismo,
al prójimo,
incondicional,
romántico,
sexual,
autoestima.
Vinculadas con el amor surgen otras emociones que iremos viendo,
posteriormente, por separado:
tolerancia,
gratitud,
merecimiento,
prosperidad,
humor.
Cuando se habla de amor sin dar detalles concretos, las personas suelen
asociarlo con el amor de pareja, sea éste romántico o sexual.
Veamos cada uno, entendiendo que el volumen de un texto de este estilo
sólo puede dar aproximaciones.
Amor al prójimo.
Amor incondicional.
Amor romántico
Ejercicio I
Elige, entre las siguientes declaraciones, las que más se acerquen a lo
que piensas del amor.
El amor como tal no existe.
El amor ha sido expresado en el mundo por algunos maestros espirituales
como Cristo o Buda, pero está fuera del alcance de los comunes mortales.
No estoy seguro de haberlo sentido alguna vez.
Sé que soy capaz de dar y recibir amor.
Trato de amar libre, plena y valientemente lo mejor que puedo.
Al ser humano lo rigen solamente dos emociones: el amor y el miedo. Todo
lo que no es amor, es miedo.
Ejercicio II
Los objetivos personales, para que sean efectivos, deben tener estas
características:
1. Ser simples. Las tareas más complejas pueden dividirse en más pequeñas
y simples. Por ejemplo, el objetivo "Buscaré al amor de mi vida" puede
sustituirse por "Saldré más frecuentemente para conocer más gente"
2. Ser específicos. El objetivo general "Seré más cariñoso" puede ser más
concreto: "Invitaré a mis amigos a mi casa todos los meses."
3. Comenzar con una acción concreta. En lugar de " Aceptaré más
invitaciones", decir: "Cuando Juan me invite a bailar la semana próxima,
aceptaré contenta".
4. Reflejar los valores, prioridades y deseos defendidos.
5. Estar enunciados positiva y enfáticamente.
Si estás buscando traer más amor a la vida ¿qué te detiene para tomar
esta decisión?
Ejercicio
1. Considera ahora por qué no tienes más amor en tu vida. Escribe tus
sentimientos y pensamientos al respecto.
2. Completa la frase. "Sería más afectuoso si..."
3. Si algo en tu interior estuviera bloqueándote para ser más afectuoso
¿qué podría ser?
4. Señala entre las afirmaciones siguientes las que reconozcas como
tuyas.
Todavía no ha aparecido la persona adecuada.
Soy feliz como estoy.
Mi vida es plena y satisfactoria como está.
Ahora estoy muy ocupado y no tengo energía ni tiempo para esas cosas.
No soy afectuoso.
No soy bueno, no merezco amor.
Algo anda mal en mí.
Nadie podría amarme si me conociera realmente.
No sé amar.
Soy incapaz de amar.
No quiero problemas.
Temo que me hagan sufrir.
El amor duele.
Ya una vez lo intenté y nunca más.
Podría tener que perder mi libertad.
No estoy preparado para los compromisos.
No puedo confiar en los demás.
Necesito tener el control para sentirme seguro.
No es mi destino el amor.
Cultiva una atención permanente. Será de gran ayuda para detectar cuándo
se acerca el amor, y una vez instalado, cuándo se está en peligro de
perderlo. Vencido el temor al cambio, se descubre que diferente no
equivale a peor y se pueden operar los cambios que la pareja requiera.
Considera los contratiempos como oportunidades para crecer y no como
problemas. Algunas personas están en tu vida solamente para marcarte
lecciones duras, dolorosas y difíciles, pero no estériles si eres capaz
de ver la enseñanza detrás del dolor. Antes de cargar la culpa al otro,
fíjate qué error has cometido, para no repetirlo.
Respeta los sentimientos del otro. No siempre te gustan. Estar
enamorado no significa no estar nunca furioso, celoso, dolido o
decepcionado. Lo importante es que puedas procesar estas emociones y,
eventualmente, comentarlas. No las razones. Ten en cuenta que hombres y
mujeres somos muy distintos a la hora de sentir y comentar las emociones
amorosas. Mientras que la mujer necesita hablar siempre, aunque no esté
buscando ayuda, el hombre solamente lo hace cuando piensa que de ese
comentario puede surgir una solución.
Conserva la risa y el buen humor en tu vida amorosa.
Para no intelectualizar las emociones, necesitas aceptarlas, y una forma
de hacerlo es por medio de la risa.
Los que no pueden reírse de sí mismos tienen dificultades para enfrentar
los defectos propios y de la pareja, y para recibir las sorpresas que la
vida depara.
Presta atención a cómo te sientes cuando tu amor no está cerca. A veces
te cuesta separarte del ser amado, mientras que si está próximo tienes
una inusitada energía. Este es, indudablemente, un buen indicio de la
presencia del amor.
Ejercicio
Señala con cuáles de estas afirmaciones estás de acuerdo. Hazlo
cuidadosamente, pues demuestran tu nivel de INTELIGENCIA EMOCIONAL.
Sé cuidar de mí mismo emocionalmente.
Me gustas porque eres divertido y resulta agradable estar contigo.
Tener una relación contigo me hace sentir mejor conmigo.
No tengo miedo de decirte que te quiero.
No espero que siempre estés de acuerdo conmigo.
Sé que lo que obtenga de la relación está estrechamente relacionado con
lo que haga por ella.
Las decisiones importantes se toman por consenso.
Sé que te importa cómo me siento.
Sabes que me importa cómo te sientes.
No tengo miedo al cambio.
En cuanto conozcas a otra persona me abandonarás.
Me ocupo de ti porque debo hacerlo.
Espero que me lo retribuyas.
Tener una relación contigo me pone a prueba permanentemente.
No podría vivir sin ti.
Si me amas, estarás de acuerdo conmigo siempre.
Repasa lo que leíste anteriormente sobre el amor y saca tus propias
conclusiones.
Con los ojos cerrados y en una posición cómoda, pones tu mano derecha
sobre la zona del corazón. Si lo deseas, puedes acompañar este gesto con
una suave sonrisa, que refleje el estado de tu interior. Con el honesto
deseo de beneficiarte personalmente, así como a los que contactes, haz
algunas inspiraciones profundas, lentas, suaves, que progresivamente
vayan desconectándote del exterior, de ruidos y voces ajenas. Dirige tu
atención a la zona del corazón, mientras comienzas a percibir una calma
sanadora que disuelve cualquier malestar que te haya estado molestando
últimamente. Siente cómo la zona se abre lentamente a nuevas
experiencias, dejando atrás durezas y exigencias. Es posible que alcances
a percibir una suave y cálida sensación de bienestar dominando la zona.
Mientras sigues respirando a un ritmo lento y suave, sin presiones,
concentrado en tu bienestar, comienzas a percibir que momentáneamente
habías perdido esta placidez, tan angustiado como estabas por
limitaciones de emociones paralizantes y entorpecedoras. En tu interior,
hay un inconmensurable caudal de amor puro esperando para salir. El deseo
permanente de bienestar, felicidad y liberación de todo sufrimiento, no
es más que una expresión de ese amor puro. Percibiendo que cada vez estás
más en contacto con esa sensación de beatitud espiritual, puedes comenzar
a decir frases positivas que te motiven a dejar, de una vez y para
siempre, el dolor, el sufrimiento, las exigencias físicas, mentales y
emocionales, para dar paso a ese estado de bienestar que nos corresponde
por derecho propio. Haz las afirmaciones de manera vívida y realista,
mientras tu corazón sigue emitiendo ondas cálidas de bienestar. Tu mano
sigue apoyada en la zona cardíaca y eres consciente del poder inmenso
que, imperceptiblemente, reside en ti.
Puedes repetir mentalmente:
"Que me libere del dolor y el sufrimiento; que me aleje del enojo y la
confusión".
"Que encuentre la anhelada paz, y ella se refleje en mis relaciones
personales".
"Que sólo surjan de mí, expresiones de amor y tolerancia".
"Que mis miedos y limitaciones desaparezcan para siempre".
"Que cambie la visión de mi vida, y florezca una forma sana de existir".
"Que sea feliz y pacífico".
"Que emane de mi corazón la plena alegría de vivir".
Ahora que ya estás tranquilo, que recuperaste la serenidad natural en tu
corazón, que alejaste temores
y sufrimientos desde la conciencia del poder divino que te pertenece,
verás frente a ti a una persona muy querida, con la cual tienes una
relación magnífica, pero que al igual que tú, posiblemente, posee temores
y rencores que no la dejan vivir en armonía. Desde tu corazón brota una
luz incandescente que llega a su corazón, para producir el mismo efecto
que tuvo en ti; mientras esa iluminación se apodera de tu ser querido,
repites para él estas frases.
"Que te liberes del dolor y el sufrimiento; que te alejes del enojo y la
confusión".
"Que encuentres la anhelada paz, y ella se refleje en tus relaciones
personales".
"Que sólo surjan de ti, expresiones de amor y tolerancia".
"Que tus miedos y limitaciones desaparezcan para siempre".
"Que cambie la visión de tu vida, y florezca una forma sana de existir".
"Que seas feliz y pacífico".
"Que emane de tu corazón la plena alegría de vivir".
Cuando hayas finalizado, lentamente cuentas del 1 al 5 y abres los ojos,
pleno de bienestar, paz y amor, tanto que puedes irradiarlo y contagiarlo
al mundo. Esa es tu misión.
1, 2, 3, 4, 5
Autoestima
Ejercicio
Fíjate si has oído algunas de estas afirmaciones con relación a ti.
Nunca serás tan linda como tu hermana.
No tienes ninguna gracia.
Todo lo que haces, lo haces mal.
Te lo dije.
Estoy orgulloso de ti.
Si alguien puede hacerlo, tú también.
Cuidado con eso, no eres bueno para las manualidades.
¡Qué torpeza!
Lo tuyo no es el fútbol, dedícate a estudiar.
Tuviste una brillante idea.
Arréglatelas como puedas.
Puedes contar conmigo.
Si resultas embarazada, igual te querré.
¡Si tienes un hijo, te mato!
Los trapos sucios se lavan en casa.
Eres una persona muy especial.
Es un placer estudiar contigo.
Pero quebremos una lanza por los padres. Muchos provienen de hogares
donde la autoestima se desconocía. Son opacos, inseguros, incapaces de
tomar decisiones; nunca fueron bien tratados. Por allí, leí que algunos
padres son personas a las que les sucedió tener hijos. Realmente, aun
cuando se trate de hijos queridos y buscados con amor, pueden los padres
no haber tenido la formación necesaria para criarlos. No es fácil asumir
con responsabilidad la educación y crianza de los hijos. Han actuado como
pudieron o como supieron. La mayoría de los padres quisieron a sus hijos,
aunque no tuvieran las herramientas para educarlos mejor.
Ahora que somos adultos y tenemos conciencia de estas limitaciones,
debemos asumir la responsabilidad de cambiar y modificar la autoestima.
Algunos niños han sido exigidos hasta la perfección, otros abandonados,
maltratados, castigados, despreciados y otros valorados y amados. Pero
todos somos adultos responsables del valor que tenemos hoy día y del
reflejo que de ese valor damos a la sociedad. Los niños con buena
autoestima son abiertos, confiados y comunicativos. Esto los hace darse
más a los otros, lo cual, por la respuesta que obtienen, alimenta aún más
su confianza.
Un niño (y también un adulto) con baja autoestima, sin creencia en su
propio valor, está constantemente buscando la aprobación ajena para,
probablemente, aumentarla. Si el otro le tiene consideración y lo
aprueba, crece su autoestima.
Si llega a pensar que los demás lo critican, se burlan o lo desprecian,
será menor su autoestima y, en consecuencia, la confianza, por lo cual
cerrará el círculo generando esos sentimientos en los demás.
Para sacar al niño de este estado de retroalimentación, será necesario
destacar algo, por pequeño que sea, que haga bien. No hay nadie tan
incapaz, tan insensible ni tan torpe que no cuente con algo bueno.
Es tarea de los adultos fortalecer esa autoestima, destacando lo bueno.
Con pequeños logros continuados se irá reafirmando su valor.
Si valorar a los niños es importante, apreciar a los adolescentes es
vital. En esta etapa los referentes son sus pares; hay una gran necesidad
de pertenecer a un grupo y cumplir sus reglas. Se visten igual, van a los
mismos lugares, fuman, se drogan, toman alcohol, mantienen relaciones
sexuales, como lo hacen los otros. Del valor y la contención que reciban
en su familia, dependerá su autoestima, la seguridad y la firmeza que
posean para desafiar al grupo y desoír a sus pares. Los que tratan con
adolescentes deben prestar especial cuidado en no etiquetar, pues el
joven funciona muchas veces de acuerdo a como los piensan los demás. Una
crítica hecha sin Inteligencia Emocional puede destruir la autoestima del
joven.
Frente a una discusión fuerte, casi una pelea, entre jóvenes o
adolescentes, en la cual la autoestima de uno o varios de ellos esté en
juego, el proceso correcto a seguir es:
Hablar con los que están peleando.
Hacerles entender la empatía, en la teoría y en la práctica.
Hacerlos reflexionar, por escrito si fueran menores.
Explicarles cómo deben desarrollar la discusión para
que no se transforme en pelea.
Las claves a destacar son:
la tolerancia,
la capacidad de esperar,
la aceptación del otro con sus diferencias,
la capacidad de cambiar sin lesionar la autoestima.
Si quieres que tu hijo sea mejor que tú y tenga lo que a ti te faltó, no
lo obligues a seguir el destino que querías para ti.
Es pésimo para la autoestima del joven indicarle los sacrificios que has
debido hacer por él y transmitirle tus frustraciones transformadas en
exigencias que él debe cumplir. Nadie puede vivir la vida por otro.
Si por el contrario, estás en la otra orilla y has vivido tratando de
concretar el sueño que tus padres no pudieron, di "basta". Seguramente tu
misión en la vida no es cumplir los deseos ajenos. No viniste para
redimir las necesidades de tus padres, abuelos, hijos, pareja, amigos, o
jefes. Estás en el mundo para vivir con responsabilidad, desarrollarte y
crecer con amor al prójimo y a ti mismo. Tus deseos, en la medida en que
sean razonables y justos, sólo dependen de ti.
El que crea que eres una prolongación de su vida y que a través de ti
será inmortal, está equivocado. La inmortalidad se la dará el buen
recuerdo que tengas de él y ¿cómo se puede recordar con amor a alguien
que te transmite sus frustraciones y te hace responsable de revertirlas?
La autoestima se adquiere y se desarrolla por la buena opinión y los
juicios positivos que los demás manifiestan sobre ti y porque acumulando
pequeños éxitos llegas a convencernos de que eres verdaderamente capaz.
1. Fíjate cómo es hoy la vida de tus hermanos. Compárala con el valor que
tu familia les daba, cuando eran niños.
2. Analiza cómo vivían tus padres. Cubre su pasado con un manto de amor.
Quizás, también, fueron víctimas de su educación y circunstancias.
3. Escribe una carta de agradecimiento a quienes te ayudaron, en el
acierto o en el error, a formarte.
La autoestima en el adulto.
Una vez que te has desprendido de lo que han puesto en ti tus padres y
empiezas a reconocer tu valor personal, corres el riesgo de trasladar esa
necesidad de aprobación a las personas de tu entorno. Si bien la
autoestima depende del valor que te den los otros, lo que hagas con ese
valor y el respeto que te tengas, depende de ti.
Si desperdicias tu vida queriendo ser como el otro o teniendo lo que
posee el vecino, no has madurado. Crecer, también, es ser consciente de
las propias necesidades y limitaciones.
La autoestima, ahora, será darte permiso para pensar, sentir, expresarte,
valorarte, sin temer los juicios ajenos.
Ya eres capaz de marcar tu propio valor. La medida del respeto que te
tengan los demás, ahora, depende de lo que sientas por ti.
Ejercicio I de generalización
Ejercicio II de generalización
Tolerancia.
Ejercicio de afirmaciones
Busca una posición cómoda, con los ojos cerrados y comienza a inspirar
lentamente. Con cada inspiración, entras en un nivel más profundo de
relajación.
Imaginariamente, te encuentras en un jardín. Es un lugar que te resulta
conocido, donde tu serenidad está en consonancia con la calma del
paisaje. Por lo menos a eso aspiras.
De pronto, mientras caminas, un viento que comienza siendo una suave
brisa y se convierte en una fuerte ráfaga, se apodera del lugar. Las
hojas de los arbustos y árboles, también las flores, empiezan a moverse
al compás del viento. Se inclinan para un lado y para el otro, sin
quebrarse. Ahora, sin que puedas evitarlo, el movimiento te invade y con
cada oscilación te desprendes de rigideces e intolerancias. Al compás del
viento, vas perdiendo tus limitaciones. Ves cómo vuela tu negatividad,
para otro lado sale el rencor; la necesidad de juzgar se va hacia la copa
del árbol más próximo. Tus defectos te van abandonando y con cada
limitación que se va, tu flexibilidad se hace más notoria. Tu cuerpo, tu
interior y tus emociones se "ablandan"; tus acciones y tus palabras se
vuelven acertadas y se apodera de ti una infinita tolerancia.
El viento cesa, el aire se calma, el perfume de las flores que el viento
ha esparcido, lo invade todo: el jazmín te tranquiliza, la rosa te
enamora, la margarita se muestra orgullosa, los girasoles buscan al sol
entre las nubes y las glicinas penden, tranquilas, de sus ramas.
Todo está en orden; percibes que el paisaje de tu interior también se ha
calmado.
Una lluvia mansa e intermitente comienza, lentamente, a caer. Cada gota
que toca tu cuerpo cicatriza una herida; cura un dolor. Permite que cada
gota caiga donde más la necesites y que este maná purifique, también, tus
emociones.
Tienes la certeza de ser flexible, tolerante, amoroso y a la vez
práctico; haces y dices lo mejor para todos. Pides a los demás,
reciprocidad.
Ya no sientes presión ni necesidad de juzgar.
Lentamente, regresas a la realidad consciente.
1, 2, 3, 4, 5.
Gratitud.
Merecimiento
Prosperidad
Con este título, la primera pregunta que surge es: ¿qué vinculación
tienen el amor y la prosperidad?, ¿la prosperidad y las emociones? Pues,
mucha. ¿Es la prosperidad una emoción? Si por emoción entendemos las
reacciones físicas producidas frente a un estímulo, por supuesto que lo
es. ¿Acaso no se acelera tu pulso cuando estás feliz porque percibes que
prosperas, en múltiples sentidos?
Es tu deber espiritual prosperar, crecer, florecer, tener éxito en todos
los órdenes de la vida. Si no prosperas, estás negándole a la vida la
oportunidad de expresarse a través de ti.
La Abundancia o Prosperidad, dice Deepak Chopra es:
"la experiencia en la que nuestras necesidades se satisfacen con
facilidad y nuestros deseos se cumplen de manera espontánea."
"Toda creación material, todo lo que podemos ver, oír, tocar, saborear y
oler, está formado por el mismo material y proviene de la misma fuente.
El conocimiento de que esto es así, nos da la habilidad para satisfacer
cualquier deseo que tengamos, para adquirir cualquier objeto material y
para experimentar plenitud y felicidad en cualquier plano que las
busquemos".
La prosperidad no es sólo riqueza económica sino también salud, amistad,
amor, libertad. La acumulación de dinero no basta, porque el dinero no
resuelve nada. Hay que gozar de una buena salud para disfrutarlo y para
lograr que continúe produciendo más riqueza. También son precisos la
amistad y el amor, el bienestar, y la energía necesarios para crear más
riqueza; la libertad para gozarla.
Se encuentran personas ricas que actúan como si fueran pobres y pobres
que se comportan como si fueran ricos, disfrutando de todas las
comodidades del mundo. Si alguien es rico pero no es próspero, cuando su
dinero se acabe, nunca más volverá a ser rico. La persona verdaderamente
próspera no piensa en la riqueza, no se preocupa por ella porque sabe que
viene de la abundancia universal y que está más relacionada con sus
actitudes que con las monedas de oro. El rico, pero no próspero, vive
amargado cuidando su riqueza, por temor a que lo roben o se le extinga.
El próspero sabe que de donde vino esa riqueza, vendrá otra y que no
necesita cuidarla, porque nadie le arrebatará lo que le es propio.
No dependemos del dinero para empezar a ser prósperos.
Las personas a través del complicado bordado de sus
experiencias personales más las recibidas oralmente por sus seres
queridos, van elaborando un sentido de lo que les hace falta para vivir
plenamente. A través de mandatos del estilo de: "No confíes en nadie; la
vida es una lucha; el pobre siempre pierde; el hilo se corta por la parte
más fina", conforman su idea de riesgo, pérdida, escasez, confianza. En
algunas personas está tan grabado a fuego que se resisten a cualquier
idea que los contraríe.
Por otra parte, recibimos infinidad de mensajes tendientes a convencernos
de que el mundo es escaso y que si alguien gana, otro debe perder. En los
casos más graves, la persona con una firme idea de escasez se convierte
en un ser avaro, egoísta, envidioso. En cambio, los afortunados que ven
el mundo como una fiesta abundante, donde alcanza con estirar el brazo
para tomar lo que haga falta, son optimistas, generosos, dispuestos a
compartir lo que tienen porque saben dónde encontrar más. Lo interesante
es que ambos hallan en sus experiencias vitales razones que confirmen su
postura.
Lo importante es saber que la prosperidad es un estado interior y que no
está ligada al hecho de poseer más dinero. Mientras que ninguna cantidad
de dinero puede garantizar la experiencia de prosperidad, es posible
sentirse próspero en cualquier nivel económico, excepto cuando somos
incapaces de satisfacer nuestras necesidades básicas.
Cuando se adquiere la conciencia de prosperidad, se logra manifestar
dinero, salud, bienestar y felicidad en cualquier momento de la vida,
porque se está generando riqueza en el Universo.
El primer paso es dar, brindar a los demás, desde el amor, la empatía y
la solidaridad, todo lo que puedas y un poco más, también.
El segundo paso es hacer las paces con el dinero. Si piensas que es algo
sucio, tu mente continuará obedeciendo a tus sentimientos de pobreza y te
alejará de lo indecoroso.
El tercer paso es saber que todos debemos ganar y que
no es necesario que uno pierda, para que otro gane. Hay suficiente en el
Universo para todos, sin que se lo arrebatemos al hermano para poseerlo.
Destierra la avidez, todo a su debido tiempo y en su justa medida. ¿Que
no te parece justo lo que posees? Debes revisar tu concepto de
prosperidad, abundancia, amor al prójimo, generosidad.
A los niños se les debe enseñar, desde muy pequeños, los principios de la
vida con éxito. A los adultos jóvenes se les deben trasmitir estos
principios y motivarlos a embarcarse en una vida de servicio próspero. De
ese modo se sienten felices y están sanos, se autorrealizan, a la vez que
hacen una contribución útil a la sociedad.
No importa la cultura, la formación o la edad que se tengan para cumplir
con estos principios. Uno puede disfrutar de la vida familiar, de las
actividades empresariales, del tiempo de ocio, de las ocasiones para
prestar servicios comunitarios y, al mismo tiempo, continuar con el
estudio, el aprendizaje y el crecimiento. Organizándose, hay tiempo para
todo.
Rica o pobre, enferma o sana, feliz o desgraciada, libre en un Universo
abierto o atada por circunstancias limitantes, cada persona expresa y
experimenta, de acuerdo con sus estados de conciencia y con sus estados
mentales. Cuesta asimilar que cada uno está en el momento que debe y
viviendo las circunstancias que le corresponden. Es más fácil
responsabilizar de todo lo que nos acontece, a la vida, al prójimo, al
gobierno, a los impuestos, a la pareja, al físico, a las crisis
mundiales, a la falta de oportunidades. Es mucho más comprometido y más
difícil reconocer que estamos donde debemos estar, acorde con las
decisiones tomadas en el pasado.
Aunque aceptemos, agradecidos, el apoyo del exterior, es un error pensar
que nuestro bienestar vendrá de personas o circunstancias ajenas a
nosotros. La única garantía de seguridad y felicidad permanente, radica
en nuestra propia
capacidad para permanecer bien alertas a las situaciones vividas y a las
enseñanzas posibles, conscientes de quiénes somos en relación con el
Universo.
Si eliges ser fuerte, competente y próspero, puedes asumir y mantener,
con la misma facilidad, las actitudes y estados de conciencia que sean
más adecuados. A partir de ahora y mientras recuerdes esto, solo tú
determinarás la clase de vida que tendrás. No acuses a nada del pasado o
a las circunstancias del presente, a un incidente o a una persona, por lo
que eres ahora o por lo que puedes llegar a ser.
Acepta todas las buenas propuestas que te hace la vida y extiéndele todo
el bien que puedas. Así es como damos y recibimos. Piensa en términos de
servicio a la vida en todo lo que hagas. Si algo de lo que haces o
piensas es simplemente para servirte a ti mismo, para causar daño a la
naturaleza, a los seres o a las cosas que comparten contigo la Tierra,
deberás atenerte a las consecuencias, que, por supuesto, no estarán
teñidas de prosperidad.
Ejercicio
Dedica un momento a completar estas frases con rapidez y espontaneidad.
Si me convierto en una persona rica podría...
Mi madre cree que el dinero es...
Mi padre cree que el dinero es...
Las personas ricas son...
El dinero es peligroso cuando...
La ventaja de no ser rico es...
Si yo fuera rico y tuviera éxito...
Si yo fuera rico y tuviera éxito no...
Independientemente de tu nivel de ingresos, si tu economía no te crea
dificultades, significa que tu estilo de vida es el apropiado.
Si tienes dificultades económicas considera que algo ocurre en tu
interior, algo que debes modificar. Por ejemplo, tus penurias podrían ser
una señal de que necesitas cuidarte más.
Cuando nos dejamos guiar por nuestra intuición sobre lo que está bien y
lo que no, y ponemos en práctica aquello para lo cual tenemos gran
energía, siempre aparece el dinero suficiente para hacer y tener todo lo
que deseamos.
Cuando seguimos el flujo de nuestra energía, el Universo parece apoyarnos
y nos facilita recursos económicos, a veces sorprendentes e inesperados.
Sucede que si iniciamos nuestro crecimiento personal y nos comprometemos,
el dinero para cualquier actividad relacionada con ello, aparecerá. Casi
siempre tenemos la cifra exacta que somos capaces de administrar, hasta
que crecemos y se nos da más. Es frecuente saber de personas interesadas
en hacer un curso sobre prosperidad pero que no tienen el dinero para
ello. Sin embargo, el Universo se encarga de que aparezca: se encuentra
en un bolsillo de una prenda que no se usa hace tiempo, alguien le regala
el costo, el profesor decide becarlo...
A muchas personas les cuesta recibir. Se debe a la formación religiosa.
Parece más honorable dar que recibir. No obstante, para que uno dé, otro
debe recibir. Cuando dejamos de lado el orgullo y nos permitimos
reconocer nuestras necesidades y recibimos, le estamos brindando a otro
la posibilidad de dar. Por otra parte, cuando recibimos es cuando mejor
se puede ejercer el agradecimiento.
Claro que a otros les cuesta dar. Tienen atrapados sus sentimientos, sus
opiniones, su dinero, sus palabras, su energía. A mucha gente le cuesta
dar, no sólo por egoísmo, sino por baja autoestima, pues piensan que lo
que pueden dar no tiene valor.
Humor
¿Por qué señalar el humor entre las emociones? Porque nos afecta
psicológica y fisiológicamente. Tener sentido del humor implica algo más
que contar chistes o ser ingenioso.
Nos permite salir de la rutina y ver las cosas con los ojos nuevos y el
corazón alegre.
La risa rejuvenece el cuerpo y el espíritu, relaja los músculos, y borra
nudos y tensiones. Ejercita los pulmones y aporta aire fresco a nuestro
cuerpo. Estimula la circulación y limpia nuestro sistema. Las sustancias
que liberamos cuando nos reímos, son analgésicas.
La capacidad de usar el humor eficazmente atrae a los demás y crea
vínculos muy fuertes. A la gente le gusta estar cerca de quien la hace
reír.
El humor, el buen humor, el buen sentido del humor es clave en la
Logoterapia, disciplina que ya hemos mencionado. Viktor Frankl practica,
a través de él, una forma eficiente de derreflexión, de
autodistanciamiento, conceptos tan caros para esta forma de psicoterapia.
El hombre debe distanciarse de la situación que lo aqueja y una buena
forma es aplicar sentido del humor, riéndose de la situación, tomándola
con menos seriedad.
La conciencia de finitud, que nos diferencia de los animales, nos hace
muy serios y circunspectos. El deseo de trascendencia nos induce a dejar
huellas indelebles en la Humanidad y nos resta frescura y espontaneidad.
El sentido del ridículo tan desarrollado en algunas culturas muy amigas
del juicio fácil y despectivo las convierte en congregaciones de seres
rígidos, sin creatividad ni originalidad.
Hay que ver en otras sociedades a los jóvenes con cabellos de colores
estridentes, ropas llamativas, pasear tan campantes, sin captar la
atención de sus conciudadanos. En la vereda de enfrente, aparecen otras
sociedades prejuiciosas y amantes de los "nombretes" y clasificaciones
que lleva a sus habitantes a vestir ropas oscuras, grises o beiges sin
resaltar; todos uniformados, van por la vida con la aspiración última de
parecerse a los demás y de que ¡por favor! no los vayan a etiquetar de
innovadores o diferentes.
En este contexto, es difícil pensar en la risa o en el buen humor. Tan es
así que el ciudadano, catalogado de triste o quejoso, ha debido adoptar
manifestaciones sociales conjuntas para dar rienda suelta a su necesidad
de reír, cantar y bailar.
Dadas así las cosas y la situación, quien logra practicar el buen humor
es un raro espécimen, mirado de costado por sus compatriotas, pero feliz
de ser llamado a vivir la vida con otra energía. Debido a la tristeza que
caracteriza a estos pueblos es que sus integrantes se enferman y pierden
(o no encuentran con facilidad) el sentido de la vida, los índices de
suicidio aumentan notoriamente, y los terapeutas tienen gran trabajo en
acompañar a los que solicitan ayuda.
No hay nada que una buena carcajada no pueda curar a nivel psíquico,
físico o espiritual. Así lo demuestra también el Dr. Patch Adams, un
personaje real llevado al cine, que alegra la vida de los pacientes
infantiles con juegos, "payasadas", cuentos y cantos. En nuestro país,
Uruguay, la organización SER (Salud, Entretenimiento y Recreación) ha
recogido sus enseñanzas y las practica en el Hospital Pereira Rossell,
con resultados espectaculares en los niños y parientes de estos.
El humor, visto como una emoción, consiste en reírse de sí mismo y de la
situación, reírse con el otro y no del otro, sin sarcasmo, sin doble
intención. No como un mecanismo de defensa, rápido y nervioso, sino como
una actitud de vida que le permite convertirse en el objeto de su
técnica, para trascender su destino. Puede destacarse el humor en la
intención paradójica, técnica muy recomendable, creada por Viktor Frankl,
según la cual al paciente se le sugiere enfrentar, precisamente, aquello
a lo que teme; para eso, una cuota de buen sentido del humor facilita la
tarea. La persona aprende a reírse del síntoma y a autodistanciarse del
problema.
En lo que me es personal, el humor es un recurso que aplico a diario
conmigo misma y con los demás; logro desarmar
cualquier situación de tensión haciendo un chiste que desvíe la gravedad
del asunto y permita reubicar el tema, mirándolo desde otro lugar.
Soy consciente de mis limitaciones y con frecuencia las exagero,
anticipándome al comentario negativo de cualquiera.
Sin embargo, es necesario destacar que el sentido del humor es un estado
de gracia, es un estado del alma, es vivir los acontecimientos desde el
lugar de la alegría, no es vivir irresponsablemente ni tomándose las
cosas a la ligera. No debe confundirse, en consecuencia, vivir con
sentido del humor con estar siempre minimizando los acontecimientos desde
la "pavada" y el ridículo. No estamos resaltando el sentido de lo cómico
basado en el ridículo del otro, palabras gruesas o absurdos groseros,
estamos mencionando el optimismo, la alegría, la risa que permite ver con
otros ojos cualquier tristeza o situación grave.
Cuando una persona tiene buen sentido del humor se convierte en un ser
que puede resolver sus conflictos con otra facilidad, que puede ayudar a
los demás a lograrlo, y que generalmente es el foco de atención de los
otros, quienes buscan su compañía por su energía contagiosa: ¿qué más se
puede pedir?
La empatía en el cerebro
Evolución de la empatía durante la vida del ser humano.
Ejercicio
Haz por escrito este ejercicio para clarificar tus conceptos.
Cualidades que me gustan EN LAS PERSONAS (Ejemplo: discreción, simpatía,
puntualidad)
VALORES QUE DEFIENDO (honestidad, lealtad,
fidelidad, etc)
Comportamientos que detesto (Ejemplo: traición, engaño, pereza)
Gente que quiero y lo que me gusta de ella
Gente que me desagrada y por qué
Las preguntas siguientes nos ayudan a descubrir algunas suposiciones
inconscientes.
Aspecto
¿Qué pienso sobre el aspecto de una persona?
¿La prefiero cuando su aspecto es pulcro, aseado o
cuando lleva ropa elegante?
El pelo claro u oscuro, lacio o enrulado, ¿significa algo?
¿Me importa que sea gordo o flaco, alto o bajo?
¿Me importa que se maquille o esté bien afeitado?
¿Me importa que huela a buen perfume?
Orígenes
¿Qué suposiciones están basadas en la raza?
¿Cómo reaccionaría al enterarme de que voy a trabajar con gente de otra
raza?
¿Importa que sea rico o pobre, de familia adinerada
o sin familia?
¿Me interesa que sea extranjero?
¿Me importa que posea un apellido ilustre?
Sexo
¿Qué prejuicio tengo en contra de la gente del otro
sexo?
¿Ser hombre o mujer, condiciona la idea que me
hago de sus opiniones?
¿Tengo algo contra la gente que tiene una opción
sexual distinta?
¿Las mujeres no saben manejar?
¿Los hombres no lloran?
¿Pueden las mujeres llegar a posiciones empresariales o políticas, de
decisión?
¿Qué se comentaba en mi familia al respecto?
Posición
¿Hago suposiciones sobre mi jefe, por el hecho de serlo?
¿Cómo me muestro delante de mis jefes?
Si es subalterno, ¿sabe menos?, ¿tiene menos cultura?, ¿valen sus
opiniones?
¿Respeto a los jefes como personas comunes o como
superiores?
¿Me animaría a cuestionar una orden?
Actitud
¿Considero importante que la empleada no lleve la
pollera muy corta?
¿O si es nueva e inexperta?
¿Si va a trabajar llena de joyas?
¿No me gusta que vaya muy maquillada?
¿Es vacía, una mujer más arreglada?
¿El hombre prepotente es machista?
Si alguien, con quien no tengo demasiada confianza, elogia mi aspecto,
¿es acoso sexual o me está seduciendo?
Comportamientos
¿Creo que la gente que fuma es desprolija?
¿Puede ser competente una chica que come chiclet
en la oficina?
¿La gente que lleva ropa cara es frívola?
¿Los que no recorren un camino espiritual son egoístas o están ausentes
de la vida?
empatía y compasión
Ejercicio
Para experimentar tu capacidad de escuchar, haz el ejercicio siguiente.
Intenta hablar sólo después de que la otra persona haya concluido de
exponer sus argumentos, tú los hayas resumido y el otro haya aprobado tu
resumen.
Pueden ser útiles frases como: "A ver si entendí" "Ayúdame a completar la
idea..."
Es un proceso largo, claro, pero te ejercitará en la escucha atenta y
empática. Luego de practicarlo un tiempo, se logra inconscientemente. Es
cuestión de probar.
Conclusión
La empatía tiene, también, un lado oculto que puede usarse con propósitos
destructivos o manipuladores. La empatía no es derecho exclusivo de la
gente de buen corazón.
Es necesario aprender cuándo una persona está usando la empatía con
buenas intenciones y cuándo busca traicionar, manipular y causar daño.
Pero sin llegar a esos extremos, hay usos de la empatía que si bien no
son trasparentes ni desinteresados tampoco son dañinos. Es el caso de la
publicidad. Cuando en pleno verano, con tardes de intenso calor, te
invitan por televisión a saborear una refrescante cerveza cuya espuma
desborda el vaso, están usando empatía. No tratan de ayudarte solamente a
calmar tu sed, su finalidad es que compres específicamente la marca que
te señalan. Cuando en épocas de crisis económicas y falta de dinero te
invitan, por medio de avisos comerciales, a que intentes suerte con el
azar incitándote a jugar, están usando empatía. Aprovechan la necesidad,
saben de tus carencias y las usan en su beneficio. No está mal, si uno
puede percibirlo a tiempo: si tomas la cerveza o juegas porque lo deseas,
y no porque te lo sugiera o induzca la publicidad.
empatía y honestidad
Sin honestidad la empatía pierde su razón de ser. Comienza con uno mismo.
La empatía honesta, es la habilidad de verse a uno mismo con objetividad,
de entender a los demás con la mayor exactitud posible y de comunicar
estas percepciones con sensibilidad.
La empatía no se basa en decir despiadadamente la verdad. Mucha gente
confunde honestidad con grosería. Nadie te habilita a tratar mal a los
demás; no eres mejor que nadie y debes tenerlo siempre presente. Tu
verdad no es la única y si crees lo contrario, de empatía no has
entendido nada.
Algunas personas creen que ser honestas es lanzarle al otro una opinión
agresiva que no pidió. ¿Quién te convenció que es correcto decirle a tu
amiga que no le queda bien el peinado, si ella no te pidió opinión? ¿Cómo
crees que tienes poder para inmiscuirte en la vida afectiva de tu
compañera de trabajo, simplemente porque crees que el novio no la quiere?
Tus valores no son universales y tu concepción del mundo te pertenece
solamente a ti.
La empatía nunca afirma "mi verdad es la mejor y la única", sino "¿cuál
es la verdad, en este momento particular, para esta determinada persona?"
Aquí aparece el modelo del mundo de cada uno, a veces diametralmente
opuesto del de otros; surgen las creencias, paradigmas de educación y
cultura, idiosincrasias populares. Sin embargo, un error demasiado
generalizado es creer que hay una sola verdad y que uno es el dueño.
La empatía pone de manifiesto que lo más importante que podemos hacer por
otro, es consolarlo. Nuestra primera razón de existir no es ser el
primero o el mejor, el más lindo o el más rico; nuestra misión, si somos
tan afortunados de descubrirla, es preocuparnos por los demás, tanto como
lo hacemos por nosotros mismos. Cuando dejamos de lado los títulos, las
posesiones, el color de la piel y la religión, las opiniones políticas y
el club deportivo de nuestros amores, percibimos que nos parecemos más de
lo que nos diferenciamos.
Perdón y empatía
Ejercicio I
¿Cómo reaccionas?
Cuando te pide limosna un niño pobre y desaliñado: ¿piensas en las
necesidades del chico o en los padres que lo explotan?; ¿le ofreces
dinero, que llevará a la casa o le das un alimento que le sirva en el
momento?
Cuando ves a un anciano con aspecto solitario y vencido: ¿le ofreces tu
compañía y lo acercas a algún grupo de tercera edad o le das dinero y te
lo sacas de encima?
Cuando ves a una persona que ha bebido de más: ¿le tienes asco?, ¿miedo?,
¿comprendes que es una enfermedad y que precisa ayuda?
Cuando piensas que debes hacer dieta por exceso de peso o colesterol y en
otra parte del mundo algunos mueren de hambre: ¿sientes culpa?, ¿crees
que es Karma?, ¿a cada cual le toca lo que le toca?, ¿no puedes pensar
porque ya tienes bastante con la dieta?
Cuando te enteras de personas que precisan lo que a ti te sobra, dinero,
tiempo, amor: ¿eres capaz de compartirlos?
Ejercicio II
¿Estás preparado para sentir empatía?
¿Eres capaz de dejar de pensar en ti y en tus necesidades, por un período
más o menos largo?
¿Puedes escuchar a alguien, atentamente, sin preparar mentalmente la
respuesta?
¿Cuánto tiempo puedes escuchar sin hablar de ti mismo?
¿Cuántas frases puedes escuchar sin interrumpir?
¿Puedes contener a alguien que está llorando, sin trasmitir compasión?
¿Puedes reconocer, sin culpa, que eres feliz, frente a alguien
desgraciado?
CAPÍTULO SEIS
Se han escrito muchos textos sobre temor, fobias, pánico y todas las
formas que el miedo asume. Miedo es esa sensación que paraliza frente a
determinados estímulos; es creer que hasta allí llegaste, que algo te
impide avanzar; es una motivación destructiva que impide tomar decisiones
correctas; "es todo lo contrario al amor" ("Un curso de milagros", ya
citado).
Definitivamente, es una emoción que impide avanzar y crea inseguridad,
cuyos efectos varían de acuerdo a las circunstancias, al motivo, a la
personalidad y a varios elementos, que han de considerarse en cada caso.
Si tuvieras que contestar rápidamente qué te produce miedo, verías que,
generalmente, se relaciona con que suceda algo o con desarrollar alguna
acción. Ejemplo del primer caso, envejecer y del segundo, hablar en
público. Pero la constante en el temor, es el cambio. Sí, seguramente
cuando pensamos en miedo, existe, en todos los casos, un cambio. Es que
realmente a lo que se teme es al cambio que produciría la nueva
situación. En los ejemplos citados no hay que pensar demasiado para
vislumbrar los cambios que apareja la vejez, y en el segundo, el cambio
viene dado por el pasaje de ser uno más, a ser el foco de toda la
atención y las miradas.
Los miedos traen consigo algo tan sencillo como común: la inseguridad con
respecto a la vida y a la gente. Si piensas detenidamente en tus temores
verás que pueden resumirse en esto: inseguridad por la gente, por la
vida, las relaciones o el amor. Se puede temer no tener a nadie
alrededor, no poder hacer nada frente a una situación o que nada esté
bajo nuestro control.
¿Pero qué es, realmente, el miedo? Es un pensamiento de preocupación,
anticipando la posibilidad de que ocurra algún acontecimiento indeseado.
Por lo tanto, nace del pensamiento. Ya vimos extensamente cómo se
desarrollan las emociones en el cerebro, que las trasmite al resto del
cuerpo. Cuando un estímulo desencadena la reacción de temor, produce un
pensamiento desagradable de que algo no deseado pueda ocurrir. De esta
descripción se desprende una de las características más importantes del
temor: está siempre vinculado a algo indeseado, a algo desagradable.
Nadie teme sacar el 5 de Oro o que sus hijos crezcan sanos y felices. El
temor anuncia la posible ocurrencia de algo que querríamos evitar. De
allí que sea un pensamiento restrictivo y angustiante, que produce la
paralización de la acción. Al primer pensamiento le sigue rápidamente
otro u otros de una gama de reacciones emocionales: ansiedad, espanto,
pánico, fobia, terror, acompañado por sentimientos de inquietud,
vulnerabilidad y preocupación.
El miedo es una creación de nuestra imaginación, es un invento del
pensamiento. Ninguna emoción es tan clara con respecto a su origen
imaginario, como el miedo. Percibimos un estímulo que nos despierta la
imaginación negativa que crea en la mente algún acontecimiento no deseado
y lo transforma en algo peligroso. Esta cualidad hace del miedo una
reacción emocional muy personal y subjetiva. Mientras que una persona
puede temer constantemente a algo, otra lo encuentra inocuo. Así,
mientras que asomados a la terraza de un piso 21, unos aprovechan para
apreciar el paisaje, disfrutar de la brisa y la vista, otro, imaginando
que puede caer de allí o que si le pasa algo nadie podrá socorrerlo, se
atemoriza y prefiere no mirar. En consecuencia, como es un producto de la
imaginación y el pensamiento, se deduce que nadie nace con miedos; sí con
la posibilidad de asustarse igual que un gato o un perro, pero el miedo
es adquirido, aprendido. Aparece junto con el desarrollo de la mente
racional. Se habla de niños inconscientes frente al peligro,
precisamente, porque si no han tenido la experiencia del dolor, no la
pueden reproducir; el pensamiento inocente del niño, desconoce el temor.
La mayoría de nosotros tiene miedos; en mayor o menor grado, en un área o
en otra, todos padecemos temores. Por lo tanto, la tarea es, en primer
lugar, reconocerlos, así como sus efectos sobre nosotros; en segundo
término aceptarlos como parte nuestra y, finalmente, disminuir o eliminar
su influencia paralizante. El individuo debe tratar de enfrentar sus
miedos, descubrirlos, comprenderlos y dominarlos. El hombre teme a los
otros hombres y a sí mismo, al dolor, a la carencia de medios económicos
y afectivos, a la responsabilidad y a la disciplina, a la estafa material
o afectiva, al engaño, a la mentira; teme a los amigos y a los enemigos,
a los gobernantes, a los inspectores, a los padres, a los jefes, a los
hijos, en fin, en realidad es: ¡miedo a la vida! Pero a la vez, teme que
ésta termine. El miedo a la muerte, como algo desconocido, es altamente
generalizado.
Otra posibilidad, es que el miedo sea una reacción ante situaciones
amenazadoras o que causan inseguridad, en las que el ser humano teme
perder el control sobre su entorno. Algunas veces hay miedos antagónicos
que, sin embargo, conviven en el mismo ser: las personas pueden temer a
la muerte y a la vida; a la soledad y a los otros seres humanos; a las
enfermedades y a los medicamentos; a la responsabilidad y a la excesiva
libertad; al pasado y al futuro.
Se teme a muchas situaciones que en la mayoría de los casos nunca llegan
a ocurrir, porque son producto de una imaginación desenfrenada. Para
superar el miedo hay que controlar la imaginación. Cuando ésta no tiene
control o es mal usada, nuestro equilibrio interior se desajusta. Es
necesario recordar que la imaginación es un producto de la mente y que en
lo que fijas tu mente, te conviertes. Si imaginas, es decir creas
imágenes mentales, de desdichas, catástrofes, esto es lo que atraerás a
tu vida. En español, la primera persona singular, de los verbos "crear" y
"creer", en presente, se conjuga de la misma forma: "yo creo". Por lo
tanto, la orden mental es igual para creer que para crear. ¿Te queda
alguna duda, teniendo en cuenta el poder de las palabras, de que cuando
crees, creas?
El otro agente productor de miedo, además de la imaginación, es la
programación temerosa y negativa que hemos recibido desde niños. Las
criaturas nacidas y crecidas en familias dominadas por el miedo deben
hacer un esfuerzo doble, por controlarlo. Si creciste con la idea de que
las personas son malas, que mejor solo que mal acompañado, que quien bien
te quiere te hará llorar, que la calle es peligrosa, la ciudad insegura,
que todos te quieren por tu dinero, que los autos siempre se accidentan,
que de noche no es bueno andar por las calles solo, que algunos alimentos
enferman y contagian otros males, que la gente siempre es mala o comenta,
que no eres inteligente para desarrollar una carrera, que tu cuerpo es
débil para esfuerzos físicos, que genéticamente has heredado la
osteoporosis de la abuela, que los juegos de azar son para los otros, que
más vale pájaro en mano que cien volando y todas esas otras ideas que
oías en tu infancia y ya estás recordando, no debe llamarte la atención
vivir paralizado por el temor.
Ejercicio
1. A continuación, en esta lista de miedos, marca los que tengas.
envejecer
enfermar
enloquecer
estar solo
morir
tener un accidente
sufrir una violación
ser víctima de un asalto
cambiar
perder la seguridad económica
sufrir un rechazo
cometer una equivocación
perder a un ser querido
hablar en público
hablar por teléfono
adelgazar
hacer amistades
comenzar o terminar una relación
empezar en un nuevo empleo
manejar un auto
montar a caballo
cocinar
ir solo al cine
que enfermen los seres queridos
que mueran los seres queridos
sufrir físicamente
a los contagios de enfermedades
al deterioro intelectual
a la oscuridad
a depender de los demás
a los lugares abiertos
a los lugares cerrados
a las alturas
a algunos animales: arañas, cucarachas, víboras, etc.
a los ascensores
a enfrentar situaciones
al poder de Dios
al pasado
al futuro
al presente
a las estafas afectivas
a las estafas económicas
a la mentira
a los padres
a los jefes
a los hijos
a los vecinos
al tránsito
a la electricidad
a perder el control
a las tormentas eléctricas
al viento fuerte
al ridículo
a la desorganización
a dar un examen
a los medicamentos
a la libertad
a la responsabilidad
a la intimidad
a visitar al dentista
2. Escribe otros miedos que tengas con respecto a la vida o la gente.
3. ¿Cómo te influyen tus miedos? ¿Cuan poderosos
son? ¿Cuánto te limitan?
4. ¿Cómo y cuándo tus temores toman tus decisiones
con respecto a las relaciones?
5. ¿Qué has dejado de hacer o de vivir por temor?
6. ¿Qué es lo peor que tienen tus miedos?
7. ¿Qué es lo mejor que te ofrecen?
8. ¿Cómo sales adelante, habitualmente, con el miedo? ¿Qué métodos
funcionan para ti?
9. ¿Qué patrón familiar aprendiste respecto al miedo? ¿Qué mensajes y
"debes", relacionados con el miedo, aprendiste, directa o indirectamente,
de tu madre o padre, abuelos, hermanos, maestros?
10. ¿Cuál es el miedo concreto que te impide traer más amor a tu vida en
sentido general, es decir acercarte a la vida y a la gente?
11. ¿Dónde sientes el miedo? Las emociones se sienten en alguna parte del
cuerpo físico. Observa si cuando tienes miedo lo sientes en el estómago,
el pecho, la espalda, las manos que transpiran, el cuello que queda
tieso, etc.
12. ¿Qué tienes en este momento que temas perder?
Ejercicio
Ejercicio
La vida nos depara experiencias nuevas cada día y creemos reaccionar con
respuestas inéditas, sobre todo si se trata de situaciones desconocidas,
no vividas con anterioridad. Sin embargo, nuestra rigidez emocional nos
lleva a reaccionar con respuestas viejas y muchas veces, con el
conocimiento de su ineficacia. Es sorprendente, cómo ignoramos que esa
forma de responder coincide con nuestros antiguos patrones de conducta,
nuestras creencias, prácticas religiosas, dolores, amores y desamores,
cultura, edad, sexo,... en fin, con todo lo que forma nuestro marco de
referencia a través del cual construimos nuestro modelo de mundo.
Peor aún es cuando somos conscientes de que estamos repitiendo el mismo
comportamiento. A pesar de que nos damos cuenta, nos descubrimos
reiterando viejas emociones, conductas conocidas, repetitivas e
insatisfactorias.
Parece que nos obstináramos en reproducir esos guiones conocidos, aún
cuando no estamos seguros de por qué lo hacemos o de si nos gustan y nos
convienen.
Obviamente, si siempre tendemos a reaccionar de la misma forma, aun
inconscientemente, estamos impedidos de crecer y evolucionar.
Sin embargo, si estamos atentos, podemos obtener las pautas para
comprender lo que nos sucede y hacer las modificaciones necesarias.
En definitiva, como ya se expresó: todos los temores se reducen al miedo
a cambiar. Se trate de una pérdida, una ganancia, sea positivo o
negativo, el miedo siempre está vinculado con un cambio y se circunscribe
a este, únicamente. El ser humano le tiene miedo al momento siguiente al
nacimiento, a la vida y a la muerte. La muerte nos enfrenta con lo más
desconocido e inevitable de la vida y en momentos cruciales, la angustia
del devenir puede producir pánico.
Pero la transformación (el camino del crecimiento y la evolución
personal) está constituida por una pequeña muerte y un miedo a morir y un
nacer y un miedo a nacer y así sucesivamente. Dice Gabriel García
Márquez: "Los seres humanos no nacen de una vez para siempre el día que
la madre los pare, sino que la vida los obliga a parirse a sí mismos una
y otra vez".
Cada paso comienza con la muerte de lo conocido y el nacimiento de lo
desconocido y por ende del miedo a lo que no sabemos.
Todos los miedos se curan y contrarrestan con amor a uno mismo y amor al
prójimo.
Ejercicio
Miedo y susto
Conclusión
Ejercicio
Piensa en cualquier decisión que tengas que tomar por estos días.
1. ¿Qué tendrías que hacer en primer lugar?, ¿cuál es el primer
movimiento?
2. ¿Deberías consultar o hablar con alguien sobre la decisión? Por
ejemplo con:
amigos
familiares
profesionales
personas que hayan vivido la experiencia
3. ¿Dónde puedes encontrar material que te dé más información?
4. ¿Qué valores están en juego en la decisión que tomes?
5. ¿Qué miedos debes superar para tomar esta decisión?
6. ¿Qué ganarías si no la tomaras? ¿Y si la tomaras?
7. ¿Qué ganarías aceptando la responsabilidad de que, quizás, no te guste
el resultado?
8. Luego de analizar todo lo anterior y tomar la decisión correcta, ¿te
sentirás conforme contigo mismo?
Ahora, tranquilo, deja fluir la vida y espera los resultados. Sea lo que
sea es lo mejor para ti.
Te será útil repetir esta afirmación que sugiere Susan fe-ffers en
"Aunque tenga miedo, hágalo igual":
"Todo está ocurriendo a la perfección".
Ejercicio
Ahora contesta:
1. ¿Cuándo te sientes víctima de las personas o las circunstancias?
2. ¿De qué te quejas?
Lleva contigo una libretita o un minigrabador y señala cada vez que te
encuentres quejándote. La única dificultad es que a veces está tan
incorporado, que no nos damos cuenta.
3. ¿A qué personas has culpado en el pasado?
4. ¿A cuáles culpas hoy día?
5. Cuando asumes la responsabilidad, ¿cómo te sientes?
CAPÍTULO SIETE
Soledad ¿necesidad o castigo?
Ejercicio
Decir adiós
No es fácil decirle adiós a las personas que hemos querido y con quienes
compartimos proyectos y esperanzas. Pero, muchas veces, debemos hacerlo.
La persona amada desaparece para siempre de nuestras vidas: se fue antes
de este mundo o decidió cortar todo tipo de relación amorosa con uno.
Cuando hablo de personas queridas a las que debemos despedir no me
refiero solamente a las parejas, sino que también se debe abarcar a los
amigos y por qué no a los miembros de la familia. Desilusiones, estafas
afectivas, entredichos que son difíciles de aclarar, son algunas
situaciones que nos pueden alejar de todas las personas que en algún
momento amamos y respetamos. El proceso para que la separación sea menos
dolorosa y no nos deje vestigios de rencor es en todos los casos igual.
Para que el adiós sea menos doloroso y más eficaz, existen algunas pautas
que se pueden seguir.
1. Expresar la emoción: sea rabia, dolor, frustración, impotencia.
Exteriorizar la emoción de una vez y para siempre, es buena medida. Se
debe cuidar de no hacer de esta expresión amarga, una constante en la
vida.
2. Volver a centrar la vida en uno. Frecuentemente, cuando aparece el
amor se descuidan otras relaciones o actividades. Viene bien, recuperar
lo perdido.
3. Aceptar que la vida se forma con todas las diversas experiencias y que
la pérdida es, nada más, una de ellas.
4. Liberarse del dolor no significa olvidar ni ser ingrato. Ni siquiera
es dejar de querer, aunque algunas veces sería mejor que lo fuera.
5. Practicar afirmaciones del tipo: "Aún me quedan muchas puertas por
abrir", "Mi vida continúa floreciente" "Todo ocurre a la perfección".
Frecuentemente, se confunden.
Soledad
Una persona puede estar sola si no tiene compañía con quien compartir su
vida. Falta de familia, pareja, amigos, como vimos, puede angustiarla.
Aburrimiento
Otra puede estar mortalmente aburrida de la vida y no tener ocupaciones,
sin que tenga motivos para sentirse sola. Si está aburrida, lo que la
ayudará será un entretenimiento, no una compañía del alma, que
seguramente tiene y con quien lo pasa bien, pero es la sensación de no
sentirse útil, lo que la agobia y termina por enfermarla. Cuando las
personas se jubilan, deben cuidarse de no caer en este estado de
aburrimiento. Pasan de estados estresantes, de actividad constante, a no
saber cómo llenar las horas. Si no lo controlan a tiempo, pueden llegar a
la enfermedad. Los días se asemejan; ya no se distinguen los domingos de
las demás jornadas y todo se torna gris y lento. Lentamente van perdiendo
el entusiasmo por cualquier actividad y cuando lo perciben ya casi es
tarde para recuperar la actividad.
Vacío
El vacío va asociado con la falta de vida espiritual, con una pérdida de
significado en la vida. Para otros es la falta de conexión con su
interior, sentir que dentro no tienen nada. Por eso, la Logoterapia
afirma, entre sus postulados, que las personas se sanan si encuentran un
sentido en sus vidas. El hallar un "por qué" hace resistir cualquier
"cómo", expresó Nietzsche. Si se encuentra el motivo de la vida, aquello
que le dé valor a la existencia, si se está en conexión con la dimensión
espiritual, no hay manera de sufrir angustia existencial.
CAPÍTULO OCHO
"Excusitis" y postergación: las enfermedades del fracaso
¿Cuántas veces dejaste de hacer algo poniendo una excusa? Muchas más de
las que te gustaría. Seguramente habrá excepciones.
Cuando tienes intención de superarte, una buena forma es mirar los
ejemplos de gente que ya ha tenido éxito. La Programación Neuro-
Lingüística, (PNL) basa buena parte de sus fundamentos en la técnica de
"modelar" a las personas de éxito. Se trata de observar qué los llevó a
ser triunfadores. Afortunadamente, los ejemplos de gente con éxito son
muchos. De manera que estudia a esas personas exitosas y verás que no dan
excusas. Van directamente a la acción.
La gente que nunca ha hecho nada productivo o que se ha quedado por el
camino con sus proyectos tiene un arsenal de razones para justificarse.
Las personas con logros mediocres están siempre prontas para explicar por
qué no tienen, por qué no hacen, por qué no pueden y por qué no son.
Si observas la vida de las personas exitosas, verás que seguramente
podrían excusarse, pero no lo hacen. Si buscas, verás que tienen los
mismos motivos para justificarse que la gente que lo hace, pero nunca
sale de su boca una excusa. Al igual que cualquier otra enfermedad, la
"excusitis" se agudiza si no se trata convenientemente. Una vez que la
víctima de este mal ha escogido una excusa, la repite tantas veces que al
final termina por creer que, realmente, padece un impedimento muy fuerte.
el primer paso, en consecuencia, es reconocer que uno está aplicando una
excusa para no ser, hacer o tener algo.
El segundo paso es curarse y vacunarse contra esta enfermedad. La
"excusitis" se presenta en una variedad de formas, pero vamos a estudiar
aquí las siete más frecuentes:
1. "excusitis" de la salud
2. "excusitis" de la inteligencia
3. "excusitis" de la edad
4. "excusitis" de la mala suerte
5. "excusitis" de la falta de tiempo
6. "excusitis" de la soledad o falta de compañía
7. "excusitis" de las crisis personales o generales
Excusitis" de la salud
"Excusitis" de la inteligencia
"Excusitis" de la edad
"Soy demasiado joven", "Soy demasiado viejo", "Ya no tengo edad para
eso", "No me puedo vestir de esa manera a mi edad", "Cómo me voy a
enamorar nuevamente si ya estoy viejo", son algunas de las varias
expresiones que escuchamos diariamente, cuando alguna persona quiere
dejar de hacer alguna tarea o acción, argumentando que no tiene la edad
(por más o menos) adecuada para ello. ¿Quién determina lo que es adecuado
para cada edad? ¿Por qué no puedes marcar tú, la tendencia o la moda?
Muchas veces en esto de sentirse demasiado viejo influye la publicidad
para los jóvenes, que se hace en distintos
medios. Puede que seas viejo para vestirte como un adolescente, pero no
para pensar como joven. No te excuses en la edad para dar por terminada
tu vida hábil. Muchos jóvenes esperan que les brindes tus conocimientos y
tu experiencia. No te jubiles antes de la época debida. No pases a
cuarteles de invierno. La gente que se siente joven por más tiempo, es la
que se mantiene activa. Seguir rodeándote de gente, sirve mucho para que
no te sientas acabado.
Curarse de la "excusitis" de la edad, abre puertas que ya se creían
cerradas. Siempre hay actividades que puedes hacer. Recuerda que para
trabajar para otros, si eres joven, encontrarás que te dicen que no
tienes experiencia y si eres mayor, que ya no rindes. ¿Cuál es la edad
adecuada? La que tú sientes tener. ¿Te sientes capaz de comenzar el
estudio de un idioma?, ¿y de hacer tejidos de puntos complicados?, ¿y de
manejar una computadora? Nunca es tarde para aprender. Si te ha quedado
pendiente algún estudio, no te rindas y ya mismo ve a averiguar dónde lo
enseñan, cuánto dura y qué costo tiene.
Hace unos días, en clase, nos comentaba una mujer soltera de 35 años que,
por su condición, toda la gente le pregunta qué espera para casarse.
Seguramente, espera al hombre con el cual pueda ser feliz, pero mientras
tanto no quiere pensar que los años pasan irremediablemente. Para ser
madre, la edad se extiende cada vez más y ya no se corren los riesgos de
antaño.
No te desesperes porque aún no te has casado o lo hiciste una vez, sin
éxito. Siempre puede aparecer la persona con quien ser feliz. Y cuando
surja, seguramente, si mantienes una actitud positiva, vas a poder
entender que nunca es tarde.
Cura de la "excusitis" de la edad
Acepta la ley de causa y efecto. Observa a esa gente que tú crees que
tiene suerte y verás que lo que posee es entusiasmo, mentalidad positiva
y preparación. Como no puede, en algunos casos, elegir lo que le pasa,
elige lo que hace con lo que le pasa.
No te escudes en la suerte para justificar tu lentitud o malas
decisiones.
Cuando buscas la suerte en un amuleto, una poción mágica, un número, un
color, en la pastilla que te hará perder diez
quilos en una noche, estás buscando en el lugar equivocado. Si realmente
quieres encontrar a la buena suerte, debes buscar en tu interior; hacer
una mirada introspectiva y observar la calidad de tus actitudes. Los que
dicen tener mala suerte, buscan fuera de sí a los culpables de todo lo
que les pasa; todo el mundo en contra de ellos, todos los demás tienen la
culpa. Nadie en el mundo tiene la potestad de darte mala suerte, ni de
provocártela. La mala suerte no es un castigo del destino, ni el
juramento o la maldición de alguien; nadie tiene el poder de hacerte lo
que tú no concibes ni permites.
La gente "con buena suerte", esos tocados por los dioses, que todo lo
convierten en éxito, que todo les sale redondito, que pueden realizar sus
sueños, tienen una actitud positiva ante la vida y los dominan los
pensamientos positivos. Siempre tienen éxito porque no conciben el
fracaso; encuentran la pareja ideal porque ofrecen lo mismo que buscan;
tienen el mejor empleo porque califican para él; todos los aman porque
brindan generosamente su amor. Pero además, y por sobre todo, se adaptan
a las circunstancias que no pueden cambiar voluntariamente, no viven
aferrados al pasado ni anclados en el rencor. No tienen espacio para la
crítica porque pasan su tiempo perfeccionándose; se rodean de gente
positiva. Trabajan interiormente para abandonar la timidez; son enemigos
de la rutina, se mantienen informados pero no se regodean con las
noticias fatalistas o negativas; tienen conversaciones amenas en las
cuales el tema principal no son ellos sino los otros, es decir se
preocupan más por el prójimo que por alardear de sus éxitos. Toman buenas
decisiones, no vacilan a la hora de avanzar; son seguros, con lo cual
crean un campo electromagnético que solo atrae más situaciones y personas
positivas.
Como su suerte no es más que la ley de atracción manifestada, cuidan
hasta de su apariencia. Visten prolijos y adecuados a cada circunstancia,
huelen rico y demuestran respeto e interés por el prójimo.
La timidez.
Si no te animas a hablar con los demás, si no frecuentas un gran círculo
de amistades, no sales y oyes a las personas, nadie puede ofrecerte lo
que estás buscando.
El pesimismo y la angustia.
Estas emociones son contagiosas y la gente les huye. Estar dominado por
estas emociones hace que te muestres introvertido y amargado, lo cual a
la larga te estanca.
La apatía.
La persona sin ganas de vivir ni de ponerle pasión a todo, acusa a la
mala suerte de sus fracasos, pero en realidad es que no le puso energía a
la concreción de sus sueños.
El egoísmo.
Piensan que son el centro del universo y que todo gira a su alrededor,
por lo tanto no tienen tiempo ni energía para ocuparse de otros. Esta
actitud los lleva a vivir en soledad esperando todo de los demás, pero
dando poco y nada.
Los malos pensamientos.
Todo el mundo está en su contra y viven pensando cómo dañarlos. ¡Por
favor! Deja de pensar que eres el centro del universo.
La gente organizada tiene tiempo para todo ¿Nunca pensaste cómo hacen?
Planifican. Llevan agenda, no asumen compromisos que no pueden cumplir,
calculan bien el tiempo que les insume cada actividad y nunca llegan
tarde. ¿Te animas a encarar las actividades siguiendo estos parámetros?
Te aseguro que es posible.
Te invito a que hagas un alto en el camino, en esa carrera desenfrenada,
no se sabe a dónde, y pienses qué es para ti urgente, importante o
necesario y si es lo mismo que pensabas ayer o el año pasado. Cuando
pones lo importante en su lugar, hay tiempo para todo. No postergues esa
conversación pendiente con tu hijo o tus padres, para salir corriendo a
comprar las prendas de moda o el último modelo de automóvil. Primero lo
primero.
Creo que una buena propuesta es convertir esa soledad en "a solas"; es
transformar ese estado de inquietud negativo no buscado, indeseado, en
una oportunidad para la conexión con el interior que nos proporcione paz.
Precisamente, la soledad resulta más intensa cuando luego del trabajo,
las tareas, la actividad frenética... llega el descanso, el hogar y con
ellos el vacío. Esa es la ocasión exacta para convertir la sensación de
soledad en estar "a solas".
No se puede eliminar lo que no es consciente, por lo tanto primero
debemos tener bien presente la angustia que produce la sensación de
soledad y luego desear, conscientemente, su transformación.
Pero para los que habitualmente tenemos mucha actividad y el descanso no
es soledad sufrida, ¿no será un acto egoísta usar algún momento para
estar "a solas"? No, porque de la existencia y la extensión de este
momento diario depende la calidad de nuestra vida y, en consecuencia, la
que brindamos a los demás.
Y si se trata de amor...
Nada es para siempre y las relaciones amorosas no son la excepción.
Requiere un poco de voluntad.
Acepta que no se puede cambiar la historia.
Es inútil intentar obligar a otro a que te ame.
La relación no mejorará porque niegues su crisis.
Entiende que estás dolido y que te llevará un tiempo sanarte.
Hay un tiempo para llorar, un tiempo para sanar y un tiempo para reír y
volver a vivir.
Evita dar lástima, pero también evita la doble vida: en casa lloro y
doy pena; afuera simulo fortaleza que no tengo.
Permítete escuchar a tu corazón, y cuando estés listo podrás salir otra
vez al ruedo.
1. desánimo general
2. apatía particular
3. resignación
4. depresión
5. más crisis
CAPÍTULO NUEVE
Inteligencia Emocional en las relaciones interpersonales
Como quedó dicho al comienzo, una de las cinco habilidades que demuestran
la presencia de Inteligencia Emocional, consiste en desarrollar y
mantener buenas relaciones interpersonales. Tarea no muy sencilla cuando
las personas se ven dominadas por enormes egos, cuando siempre quieren
tener razón, cuando la ira o el rencor se apoderan de sus vidas, cuando
lo único atractivo es lo que uno tiene para decir, cuando la vida del
otro y sus intereses valen poco.
Sanando vínculos
Ejercicio
Para sanar todos los vínculos, la llave maestra es el PERDÓN. Así, con
mayúscula. Si quieres, realmente, avanzar por la vida con todo el
potencial que la creación puso en ti, si quieres levantar vuelo para
encontrar tu verdadero camino, debes cortar los lazos que te atan a las
circunstancias nefastas que te han acaecido; debes liberar a las personas
que te han hecho daño. Es importante emprender dos tareas: perdonar a
todo el que te hizo daño, y perdonarte tú por el mal que puedas haber
causado.
La práctica del perdón tiene algunas características, que me gustaría que
supieras para que sea más efectiva tu decisión de disolver cualquier
emoción paralizante. Son herramientas necesarias para la efectividad del
perdón desde la razón, pero también desde el alma.
Las iré mencionando sin que este orden establezca prioridades porque si
de situaciones ofensivas se trata, cada quien es un mundo.
Salvo que seas un ángel o un ser de otro planeta, ya perdonaste a alguien
y ya fuiste perdonado. Es imposible transitar esta vida terrenal sin
perjudicar y ser perjudicado, lastimar y ser lastimado, decepcionar y ser
decepcionado. Con o sin intención, una consecuencia natural de las
relaciones humanas es herir y ser heridos. En estos casos, el perdón es
la herramienta única para restaurar el vínculo y la esencia divina en
cada humano. Aun cuando no sea el único, el perdón es un importante medio
de obtener la paz de espíritu. Quizás por ser un recurso muy eficaz para
gozar la tranquilidad de convivir consigo mismo, el verdadero perdón es
difícil de practicar.
Según el diccionario de la lengua española significa: liberar a alguien
de una obligación o castigo, no tener en cuenta la falta u ofensa que
otro ha cometido. Si recurrimos a su
etimología, for-give, ver-geben, per-dón, prácticamente en todos los
idiomas la palabra perdonar tiene su origen en el latín "perdonare",
compuesta por la unión del prefijo "per" (a través de) y la palabra
"donare", que representa el acto de donar o dar, y aún más, de donarse.
En la Biblia el perdón es tema constante. En el Antiguo Testamento,
Moisés instituye un día dedicado a la purificación de los pecados. Esta
fecha es respetada por los judíos, la denominan Yom Kippur, el día del
perdón, que ocurre después del Rosh Hashanah, su año nuevo. No se debe
iniciar un nuevo ciclo sin perdonar y obtener el perdón.
El "Padre Nuestro", la oración más importante en la religión cristiana,
enseñada por el propio Jesús, reza: "perdona nuestras ofensas, así como
también nosotros perdonamos a los que nos ofenden". No sólo se le pide a
Dios perdone nuestros pecados, sino que se promete obrar en el mismo
sentido, perdonando a quienes nos hieran.
El perdón fue motivo de análisis e intercambio de opiniones, también
entre los filósofos griegos. Sócrates, condenado a muerte en la primavera
del 399 a.C, quien no dejó nada escrito, pero sí todas sus enseñanzas a
sus discípulos, afirmaba: "Sólo el que tiene la capacidad de perdonar
conquista el derecho de juzgar".
Por su parte Séneca, contemporáneo de Cristo, vivió entre 4 a.C - 65 d.C.
reconocido como de brillante inteligencia, también tenía su idea sobre el
perdón. Introdujo el perdón en la esfera del Estado. En su obra, "Sobre
la Clemencia", el tutor de Nerón, en la antigua Roma, presenta el arte de
perdonar como la principal arma para que el gobernante actúe con
justicia. Según el filósofo, practicar actos clementes sería ejercitar la
templanza del genio, la tranquilidad del espíritu y la virtud del
erudito. Pese a sus pensamientos, Séneca fue víctima de la falta de
perdón.
Hannah Arendt, filósofa alemana (1906 - 1975) que emigró a los Estados
Unidos con la ascensión del nazismo, escribió, en su libro "La condición
humana": "el perdón es el único modo de reacción que no 'reacciona'
simplemente, sino que acciona de nuevo e inesperadamente, sin ser
condicionado por el acto que lo provocó y de cuyas consecuencias libera
tanto quien perdona como quien es perdonado [...] es la liberación de las
cadenas de la venganza".
Por su parte, Freud, el padre del psicoanálisis, en su texto "Repetición,
recuerdo, translaboración", afirma que el inconsciente que aprisiona la
persona en el pasado y no le permite que viva en armonía en el presente
ni logre ver esperanza en el futuro, sea examinado con valor y grandeza,
venciendo todo tipo de resistencia al cambio, para producir el perdón a
sí mismo.
Es interesante destacar que en su definición encierra un acto voluntario
por el cual el ofendido "decide" no castigar, lo libera de la pena. ¿De
qué manera lo hace? A través del acto personal de dar.
Perdonar es el acto de liberar al otro de la culpa, pero también en su
función libertaria, el perdón libera a quien lo practica. Es un acto de
grandeza de espíritu, que representa, sobre todo, una donación por la
cual no solamente se beneficia el perdonado sino más que nada, quien lo
otorga. El perdón se gesta en el dolor y comienza en el momento que el
ofendido se pregunta qué hará con tanto padecimiento. Se plantea si lo
aumenta y lo potencia en más dolor, planeando una lenta venganza o
aprovecha la ocasión para transformarlo en un acto liberador de todos los
implicados; agrega piedras a su mochila o la baja de su espalda y libera
de la misma carga al ofensor. Perdonar va más allá de decidir no
castigar, es optar por la paz espiritual, por no vivir inmersos en el
odio, estropeando la maravillosa acción de existir.
Quien decide no perdonar y seguir aferrado al rencor no vive desde su
dimensión espiritual, sino que es gobernado por el ego. ¿Quién si no el
ego puede elegir permanecer atrapado en el odio, sintiendo que tiene el
poder de liberar pero no desea hacerlo? ¿Quién si no el ego puede
pretender ser perdonado, sin ser recíproco? Solamente el ego puede
entender que es digno de perdón pero no de practicarlo "porque los demás
no lo merecen".
Ocasiones para perdonar tienes a diario. Es tu elección quedarte anclado
en el pasado, aferrado al mal sentimiento de un dolor provocado por un
hecho que ya nadie puede cambiar, convertir el dolor en sufrimiento o
transformarlo en una experiencia, en un aprendizaje positivo sobre tu
persona y los demás.
¿Por qué oponer perdón y justicia? ¿No pueden ir juntos? Porque amo la
justicia pero no juzgo, elijo perdonar. Perdón no significa justicia.
Perdón es derivado de la justicia. Aplicar la justicia remite la persona
a la tarea de juzgar, que va más allá de la opinión vacía sobre el
comportamiento ajeno, sino que significa entender los motivos de quien
hizo lo que hizo, considerar los efectos de su actitud y decidir sobre la
pena justa y conveniente, que puede ser, entre otras, el perdón.
Algunos no tienen otro remedio que juzgar, son quienes deben sopesar las
razones de las acciones humanas cuando transgreden derechos ajenos.
Analizan, juzgan, condenan o absuelven. Pero en las vivencias personales,
el destino final de toda ofensa no debe ser otro que el perdón.
Trasciende la herida, elije dejar de lado el dolor y vivir con paz
espiritual. Quien queda asido a su dolor que todo lo justifica, le da al
ofensor el poder de determinar la calidad de su vida.
Uno mismo. No pudimos haber sido tan malos que no podamos aspirar al
perdón. Seguramente, hicimos lo que podíamos, con los elementos que
teníamos, en ese momento.
Los otros. Para ello tengamos en cuenta algunos aspectos:
- Rescatar de cada relación lo bueno que pudo tener.
- Buscar las intenciones. A veces las juzgamos con severidad.
- Concentrarnos en la pureza de los otros, no en sus defectos.
- La armonía externa de las relaciones es reflejo de la interna.
- Proceder a la aceptación de todos y de todo, reconociendo nuestra
incapacidad para juzgar.
- La manera más rápida de librarnos de una persona que
nos desagrada, es amarla y aceptarla con todas las facetas de su
personalidad. Si luchamos, más intensa se vuelve la oposición.
- Resolver el problema en nuestra imaginación, luego en
la realidad.
- Practicar alguna meditación para visualizar a la persona, con amor.
Los fallecidos
- El perdón opera desde adentro y no es necesaria la presencia ni la
aprobación del otro.
- Se busca rescatar lo bueno que hubo.
- Intentar una reconciliación a través de la meditación. Resolver el
problema primero mentalmente y luego con el espíritu.
- Llegar hasta un punto en que si la persona estuviera viva, estaríamos
en armonía. Ahí podemos decir que se ha curado la relación.
Las cosas inmateriales: el gobierno, la profesión o el trabajo, el
clima, el barrio, la impositiva, etc.
- Lo primero es reconocer que no hay culpables ni víctimas. Las medidas
afectan a todo un grupo de personas en el que estás incluido.
- Cada uno de nosotros es producto de sus decisiones, y
muchas veces las relaciones con las cosas inmateriales son el obvio
resultado de malas resoluciones.
- El pasado "ya fue", pero tenemos la obligación de sanear el presente de
manera adulta.
Clases de perdón
Formas de perdonar
Sabes que perdonaste cuando eres capaz de contar el hecho ocurrido como
si le hubiera pasado a otra persona; es decir, sin el nudo en el estómago
o en el pecho, que seguramente sientes cuando recuerdas lo acontecido sin
procesar el bálsamo del perdón.
Para ayudarte a lograr el perdón, te acerco una meditación.
Una sabia y conocida leyenda árabe dice que en una ocasión, un Sultán
soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó
llamar a un Adivino para que interpretase su sueño.
- ¡Qué desgracia, Mi Señor! -exclamó el Adivino- cada diente caído
representa la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad.
- ¡Qué insolencia! - gritó el Sultán enfurecido - ¿ Cómo te atreves a
decirme semejante cosa? ¡¡¡Fuera de aquí!!!
Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos.
Más tarde ordenó que le trajesen a otro Adivino y le contó lo que había
soñado.
Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo:
-¡Amado Señor! Gran felicidad te ha sido revelada... ¡El sueño significa
que sobrevivirás a todos tus parientes!
El semblante del Sultán se iluminó con una gran sonrisa y ordenó le
dieran cien monedas de oro.
Cuando el segundo adivino salió del palacio, uno de los cortesanos le
dijo sorprendido:
-¡Parece mentira!, la interpretación que hiciste de los sueños, es la
misma que el primer Adivino. No entiendo por qué al primero le pagó con
cien latigazos y a ti con cien monedas de oro...
-Recuerda bien, amigo mío -respondió el segundo Adivino-: todo depende de
la forma de decir...
uno de los grandes desafíos de la humanidad, es aprender el arte de
comunicarse. De la forma de decir la verdad depende, muchas veces, la
felicidad o la desgracia, la paz o la guerra, la vida o la muerte.
Utilidad
Elige una opción de cada pregunta y luego cuenta de qué letra tienes la
mayoría de las respuestas.
1. Para memorizar una lección prefiero:
a) que me la lean
b) leerla
c) me es indiferente, pero debo estar en un lugar tranquilo
2. Si debo tomar apuntes, prefiero:
a) que me los dicten
b) leer y luego hacer un resumen
c) escribir con lápiz
3. En mis momentos de ocio:
a) escucho música
b) leo o veo televisión
c) converso con amigos, realizo actividades manuales
4. Mientras espero al dentista:
a) siempre me llevo los walkman
b) aprovecho para leer una revista o me llevo un libro
c) juego con mis llaves o monedas en el bolsillo, mientras
converso con alguien
5. Frente a un rompecabezas:
a) me exaspera, no logro hacerlo
b) lo miro en detalle y lo hago lentamente
c) me fascina y divierte
6. Para estar bien informado:
a) escucho la radio
b) miro la televisión o leo el diario
c) no me interesan las noticias
7. En clase:
a) me alcanza con escuchar al profesor
b) me distraigo si no tomo apuntes o miro el pizarrón
c) lo importante es que la silla sea cómoda y la temperatura
agradable
8. Si me invitan a comer caracoles:
a) no puedo ni oír la propuesta
b) de sólo imaginarlo, me da asco
c) quizás, si los pruebo no me desagraden
9. Si tengo dudas sobre la ortografía de una palabra:
a) la deletreo en voz alta
b) la escribo para ver si está bien
c) no le presto atención a la ortografía
10. Si encuentro algún conocido:
a) recuerdo que alguien me dijo su nombre
b) recuerdo la cara de algún lado
c) identifico el lugar donde lo conocí y lo que sentí en ese momento
Ahora cuenta las a, b y c que obtuviste. El resultado parece obvio. Es
preciso recordar que tenemos un poco de todos y uno preferencial.
Mayoría de a: Eres preferentemente auditivo. Los mensajes te llegan a
través de la voz y los sonidos.
Mayoría de b: Eres visual. La información para ser procesada debe pasar a
través de tus ojos.
Mayoría de c: Eres kinestésico. Todo en ti se reduce a sensaciones de
temperatura, comodidad, ternura. La información te llega a través del
tacto, gusto y olfato.
Ejercicio I
Con los ojos cerrados, piensa en una situación del pasado que haya sido
para ti muy agradable. Ahora observa qué fue lo primero que vino a tu
mente:
1. ¿Fue algo que viste?
2. ¿Fue algún sonido o una voz?
3. ¿Fue una sensación o emoción, gusto o aroma?
Ahora imagina las próximas vacaciones. Observa qué es lo primero que
viene a tu mente:
1. ¿Es lo que verás: las playas, montañas, paisajes?
2. ¿Es todo lo que oirás, el mar, el viento, los coches, la voz de tus
seres queridos?
3. ¿Es la sensación de paz, la comodidad de no hacer nada y descansar?
Muy someramente, puedes afirmar cuál es tu sistema preferencial. Pero
recuerda que todos tenemos los tres.
Ejercicio II
Durante una o varias jornadas, estudia a las personas que contactes, para
saber qué sistema de representación preferencial poseen. Extiende la
experiencia a las que veas por televisión. Podrás comprobar que
muchísimos son kinestésicos.
Lenguaje no verbal
CAPÍTULO DIEZ
La Inteligencia Emocional en el trabajo
Ejercicio
Actuar, no reaccionar
Frustraciones en el trabajo
Superar la frustración
Indagación apreciativa
Cada vez con más fuerza se abre camino en las instituciones y las
personas una nueva disciplina denominada Indagación Apreciativa. La
Indagación Apreciativa (AI), también conocida como "investigación
apreciativa" o "diálogos apreciativos" (en Inglés: Appreciative Inquiry)
es una metodología de gestión del cambio y desarrollo organizativo que se
basa en las investigaciones y prácticas desarrolladas durante más de
veinte años en la Weatherhead School of Management de Case Western
Reserve University (Cleveland, USA) bajo el liderazgo de sus co-
creadores: David Cooperrider y Ronald Fry. Este método se ideó porque al
observar el sistema educativo y cultural en Occidente se percibió que
enseña a retener los eventos pasados como "problemas" que se deben
"resolver". Pero, así sólo se generan más problemas. Esto nos precipita
en un círculo vicioso y negativo, lo que destruye nuestro entusiasmo y
nos desmoraliza. En realidad, el pasado se conforma de eventos objetivos
a los cuales las personas les otorgan contenido. Si se los percibe de
forma positiva, y se los usa como experiencias educativas generarán la
energía necesaria para construir un futuro mejor. Uno de los aspectos más
significativos de la Indagación Apreciativa
es su enfoque positivo. Pues desde sus primeros pasos, esta metodología
ha sido concebida como una aproximación alternativa a la gestión del
cambio y al desarrollo organizativo tradicional basado en deficiencias.
Si bien la mayoría de las iniciativas de cambio organizativo surgen
cuando existen o se anticipan problemas, la Indagación Apreciativa
propone un enfoque radicalmente opuesto al conocido y practicado hasta
ahora. Esta filosofía ya se trasmite en el propio término que da nombre a
la práctica por el marcado carácter positivo que tiene la acción de
indagar o buscar fortalezas y la de apreciar aquello que se encuentra
relevante o favorable. Es decir que la metodología, tan en auge por estos
tiempos, aúna las bondades de la Inteligencia Emocional con las de una
actitud positiva imprescindible para encarar cualquier emprendimiento.
Más que detenerse en las carencias, las organizaciones y sus integrantes
deben focalizarse en las fortalezas para lograr cambios sostenibles. La
Indagación Apreciativa utiliza las preguntas que se hace la organización
para determinar si está en el camino del crecimiento o de la involución.
Pero también es importante prestar atención a las respuestas brindadas.
Resumiendo, el material de estudio está formado por: las preguntas que se
formula la organización y sus integrantes, la forma en que se las
plantea, las respuestas que se obtienen y qué se hace con ellas. Las
interrogantes deben ser positivas y tender al logro de un equipo
integrado y cooperativo.
Frente a una crisis, se puede observar lo que está mal y buscar
corregirlo, o rescatar las fortalezas que ayudaron a salir en otras
ocasiones. Para el primer caso solo se procura mejorar lo que está mal
para llegar al nivel de normalidad. En el segundo, se descarta lo que es
error para centrarse en las bondades de la empresa y sus integrantes que
la llevaron hasta donde está. Se intenta elevar el nivel de excelencia
parcial a la totalidad de la institución.
Este proceso se logra a través de cuatro pasos:
1. Descubrimiento de excelencia y realización. La idea es entender que
cada persona percibe la historia de una forma única y diferente. Se
pregunta a las personas sobre sus recuerdos positivos de la organización
y se construye la historia institucional con los datos escondidos en el
subconsciente de sus integrantes. Permite aflorar un sentimiento de
orgullo existente pero suprimido. La realidad se puede construir
escuchando a las personas que integran la organización. Los aspectos
negativos que surjan no se evitan sino que se dejan momentáneamente de
lado para fortalecer las coincidencias positivas.
2. Sueño de una organización ideal. Se sueña con un futuro ideal basado
en los aciertos del pasado. Se describe el futuro deseado con la
creatividad surgida del hemisferio derecho del cerebro.
3. Diseñar nuevas estructuras y procesos. A través de originales ideas se
intenta llegar al consenso para lograr las metas a corto y largo plazo.
Son ideas inusuales para el tipo de organización o de producto.
4. Implementar el sueño. Los integrantes del grupo a través de juegos y
dinámicas, desarrollan roles que contribuyan a implementar el sueño.
Al tratarse de individuos cada uno actúa como lo siente y mientras que
algunos se entusiasmarán con la dinámica propuesta, otros se negarán a
colaborar. El resultado óptimo depende de la cantidad de personas
comprometidas. Dada su versatilidad y flexibilidad siempre es un acierto
pero se logran mejores resultados si los integrantes de la organización
están dispuestos a participar. No hay que perder de vista que los
diálogos negativos son difíciles de cambiar y que el resultado final está
determinado por los
temas abordados. Una buena forma de comenzar es eliminando las palabras
"no" y "pero" del diálogo cotidiano y sustituirlas por "sí" e "y". Estas
segundas unen mientras las otras separan.
EPÍLOGO
Para llegar a esta ansiada paz, se debe aplicar, como quedó dicho, la
Inteligencia Emocional. Pero, ¿de qué forma puede esta intervenir en el
proceso cerebral que va desde la percepción de los sentidos a las
amígdalas y de estas a la corteza cerebral?
En cada instancia hay un momento en que se puede elegir la forma de
percibir el mundo. Esta capacidad de alterar las consecuencias de una
percepción es una de las facultades humanas más sorprendentes. El
hipotálamo recibe la percepción y la envía a las amígdalas y de allí al
neocortex pre-frontal. Pero mientras que las amígdalas reaccionan
inmediatamente haciendo que el cuerpo manifieste de diferentes formas esa
reacción (sudoración, palpitaciones, coloración de la piel, nudos en la
garganta, o el estómago, etc), el neocortex se detiene a considerar la
percepción. El tiempo que media entre el impulso de actuar y la acción en
sí es un cuarto de segundo. Este espacio que fuera del cerebro no
contaría, en él es una eternidad. Es un tiempo suficiente para elegir
interpretar de manera diferente lo que llega por las percepciones de los
sentidos y adoptar una actitud reflexiva. En definitiva, no es que
percibimos el mundo como es, sino que, para cada uno de nosotros, el
mundo es como lo percibimos.
En cada situación de la vida podemos optar entre dos posibilidades:
reaccionar automáticamente y quedarnos con eso, o aprovechar este cuarto
de segundo para elegir la actitud más adecuada.
Cuando la gente no usa ese tiempo y reacciona en forma automática,
estalla, pierde los estribos, sufre ataques de ira o persigue a alguien
con obsesión, dice lo que no piensa, se deprime fácilmente o es presa de
crisis de ansiedad. En muchas oportunidades, pasado el momento, la
persona ni siquiera sabe qué fue lo que pasó ni por qué reaccionó de esa
forma. Se suele decir que lo dominó la ira, que no sabe por qué fue y que
era la rabia la que hablaba, no la persona.
Este cuarto de segundo fue descubierto hace muchos años por el
neurocirujano Benjamín Libet. En ocasión de algunas intervenciones
quirúrgicas cerebrales en las que el paciente permanecía despierto y
lúcido, les pedía que movieran un dedo mientras él observaba
electrónicamente la actividad cerebral en los monitores. Descubrió de
esta forma que hay un retardo entre el impulso de mover un dedo y el
movimiento propiamente dicho. Este tiempo es un cuarto de segundo: el
tiempo que puede hacer la diferencia entre morir de un infarto
proveniente de un ataque de ira o contar hasta diez antes de reaccionar.
Usemos, entonces, esa fracción de segundo y hagamos de cada oportunidad
una opción positiva. Pongamos el acento en lo que podemos hacer.
Destaquemos las sanas posibilidades de elegir, en lugar de centrarnos en
las enfermas limitaciones. De esta forma estaremos usando la inteligencia
del siglo XXI, la Inteligencia Emocional.
Roma
Bettoni
1/4 de segundo
inteligencia
emocional
Ira, tristeza, amor, miedo, preocupación... emociones que sentimos todos;
pero ¿cómo se gestan? ¿qué estímulos son necesarios para que las sientas?
¿en qué zona del físico se te presentan sus consecuencias? ¿eres de los
que reacciona o actúa? ¿es posible conocer esos estímulos, saber con
anticipación de qué forma te afectarán y poder prevenir sus efectos? ¿se
puede educar a niños y jóvenes para que vivan emociones y vínculos sanos?
Estas y otras muchas interrogantes tienen respuesta en la disciplina
denominada Inteligencia Emocional: conocimiento y manejo inteligente de
las emociones. Se puede aprender a cualquier edad y sin ninguna
distinción cultural ni de género.
Roma Bettoni, especialista en Inteligencia Emocional, Ley de Atracción y
Técnicas Mentales, te acerca, en esta edición actualizada, el
conocimiento teórico y las herramientas prácticas que marcan la
diferencia entre las inteligencias intelectual y emocional. En el siglo
XXI ya no es suficiente con tener un alto nivel intelectual; para ser
felices se necesita un buen manejo de las emociones propias y un
conocimiento de las ajenas.