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2- El Cadejo
Esta leyenda habla de una novicia de suprema belleza, quien posteriormente pasará a
convertirse en la Madre Elvira de San Francisco. Esta mujer vivía en un convento, el cual
describe desde una perspectiva emocional a lo largo de la leyenda.
La Madre Elvira de San Francisco se encuentra profundamente consternada porque su
trenza incita a la excitación física y sexual de los hombres. Esta perturbación la lleva a
cortársela.
Una vez es cortada, se convierte en una serpiente que se enrolla alrededor de una vela
encendida, haciendo que su llama se desprenda y mande a los hombres al infierno (Sanles,
2016).
3- El sombrerón
El protagonista de esta leyenda es un monje que es tentado por una esfera que se balancea
a través de la ventana hasta entrar en su celda.
El monje se encuentra cautivado por la esfera y empieza a preguntarse si ésta se encuentra
relacionada con el diablo. A pesar de sus pensamientos, el monje pasa horas jugando con
la esfera.
Posteriormente, encuentra a una mujer que reclama la esfera, pues ésta le pertenece a su
hijo. Ante la posibilidad de entregar la esfera, el monje se siente compungido.
Los vecinos comienzan a señalar que el monje se parece al diablo y eventualmente se
deshace de la esfera, devolviéndosela al niño que la reclama con la mirada nublada. La
esfera se convierte entonces en un sombrero negro que cae sobre la cabeza del niño
(Letona, 2015).
4- El volcán
Formación volcán
La leyenda comienza con seis hombres, tres que surgieron del agua y tres que surgieron del
viento. Sin embargo, sólo tres de estos hombres se podían ver. Cada grupo de hombres
interactuaba con la tierra de forma natural, alimentándose de todo lo que ella les diese.
Un día, al caminar los hombres, encontraron a Cabrakán, una montaña capaz de escupir
fuego. De esta forma, Cabrakán estalló en llamas y fue abrazada por Hurakán, una montaña
de nubes que buscaba abrir la cima de Cabrakán al pelar su cráter con las uñas.
Todos los hombres, menos uno, fueron arrasados y el bosque de árboles donde vivían fue
destrozado. El hombre sobreviviente recibía el nombre de Nido.
Nido caminó siguiendo la voz de su corazón y alma hasta encontrarse con una trinidad
sagrada que le indicaba la construcción de un templo. De esta manera, Nido construyó su
templo y alrededor de éste, hizo 100 casas, donde viviría su pueblo. El volcán cesaría su
actividad y el bosque volvería a florecer.
7- La máscara de cristal
Cuenta la leyenda que un escultor habilidoso de nombre Ambiastro, puesto que en vez de
manos tenía astros, huyó de su pueblo con la llegada del hombre blanco y se internó en una
caverna en las montañas, desde la cual esculpiría sus maravillosas obras en roca.
Un día, Ambiastro, hastiado de esculpir en roca y reluctante a esculpir en madera (por su
poca durabilidad) sale en busca de nuevos materiales. Al acercarse a un arroyo es cegado
por el brillo del cristal de roca y decide tallarlo.
Ambiastro pasó días y noches en vela esculpiendo el cristal, su cara era cortada por el cuarzo
y barría el suelo solo para espantar la penumbra. Finalmente, terminó de esculpir la máscara
de la diosa Nana Lluvia y volvió a su cueva.
Al volver, las figuras que ya había esculpido le golpearon con el objetivo de matarle. De esta
manera, Ambiastro se puso la máscara de Nana Lluvia para escapar, pero cuando logró salir
de la cueva, ya era tarde, ya estaba muerto.
8- La campana difunta
Cuenta la leyenda que tres fundidores asturianos llegaron a Guatemala a finales del siglo
XVII. Estos fundidores se encargaban de fabricar campanas para iglesias y de esta forma
iban recorriendo América y se marchaban de regreso a España.
Llegados al convento de las monjas clarisas, los asturianos iniciaron el proceso de fundición
para la campana de su iglesia, de esta forma recolectaron oro de todas las monjas.
Cada monja entregaría su joya más preciada a los fundidores y vería como ardería esta joya.
Sor Clarineta de Indias era una monja de ojos amarillos como el oro, que no tenía ningún
tipo de joya para entregar a la fundición.
Por sugerencia de una compañera y con la fijación de hacer un mayor sacrificio que las
demás, Sor Clarineta decide en sueños sacarse los ojos y echarlos a la fundición. De esta
manera, la campana sería la de Santa Clara de Indias y haría honor a su sacrificio.
Después de su sacrificio, Sor Clarineta pide ser absuelta por su soberbio sacrificio, petición
que le es negada. Se dice que, al sonar la campana por primera vez, ésta pedía a gritos ser
absuelta, como lo hizo Sor Clarineta después de entregar sus ojos.
9- Los matachines
La leyenda de los matachines cuenta que un parte de habitantes de Machitán, llamados
Tamachín y Chitanam, conocidos como los matachines, prometieron que si la matachina (su
amada) estaba muerta, ellos mismos de batirían en duelo hasta la muerte.
Llegados al pueblo, fueron a una casa de citas, donde una vieja llamada la Pita-Alegre les
contó que la matachina estaba muerta, pero que en las noches cobraba vida, pues soñaba
que estaba viva.
La Pita-Alegre seguía perfumando y bañando el cuerpo de la matachina para que los clientes
degenerados y borrachos la usaran. Ante este escenario, los matachines le cortaron las
manos a la Pita–Alegre.
Resueltos los matachines, decidieron batirse en duelo hasta la muerte, pero antes de esto,
se encontraron con el mono Telele y el Gran Rasquinagua, protector del bosque que soñaba
con los ojos abiertos.
De esta forma, Rasquinagua les promete que pueden morir y volver a la vida, y les da unos
talismanes para resucitar.
Los matachines acceden a este pacto y se baten en duelo hasta la muerte, destrozando sus
cuerpos con los machetes. Al volver a la vida, vuelven como montaña y árbol,
reconociéndose con el paso del tiempo, decididos al volver a Machitán (Asturias, 1930).
Había una vez un hombre tan pequeño que se subió encima de una canica y dijo: ¡El mundo
es mío!
La maestra:
- Jaimito, si en esta mano tengo 8 naranjas y en esta otra 6 naranjas ¿Qué tengo?
- Unas manos enormes, señorita.
Esto son dos mosquitos que van en una moto y el de atrás le dice al de delante:
-¡Oye, para, que se me ha metido una mosca en el ojo...!
En un juncal de Junqueira,
juncos juntaba Julián.
Juntase Juan a juntarlos
y juntos juntaron más.
Papá ornitorrinco y
sus cinco ornitorrinquitos
recorren rincones sequitos.
Mi mamá me mima
y yo mimo a mi mamá.
2- Marinero
Marinero que se fue a la mar y mar y mar,
Para ver que podía ver y ver y ver y
Lo único que pudo ver y ver y ver,
Fue el fondo de la mar y mar y mar.
7- De tin Marín
De tin Marín de do pingué
Cucara macara títere fue
Yo no fui fue teté
Pégale pégale que ese merito fue.