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América : Cahiers du CRICCAL

El retorno del Inca rey en la memoria colectiva andina : del ciclo de


Inkarri a la poesia quechua urbana de hoy
Mercedes López-Baralt

Résumé
« Le retour de l'Inca Roi dans la mémoire collective andine : du cycle d'Inkarri à la poésie quechua dans la ville d'aujourd'hui ».
Le messianisme andin demeure vivant dans le cycle d'Inkarri, légendes de la Sierra péruvienne transmises oralement au long
de l'histoire du Pérou colonial : Inka en quechua et rey (roi) en castillan. Elles mettent en scène d'une part la mise à mort de
l'Inca Atahualpa par les Espagnols, par le supplice du garrot, d'autre part celle de l'insurgé du XVIIIème siècle Tupac Amaru, par
décapitation. Dans la tradition andine, ces deux Incas ont été décapités et leurs corps morcelés et dispersés aux quatre coins
de l'Empire. Les morceaux cheminent sous terre pour se rassembler et renaître en une promesse de victoire. Le mythe a revêtu
diverses formes : légendes récitées, drames cérémoniels, dessins, peinture coloniale. L'un des plus remarquables moments est
le relevé par écrit du texte de l'élégie en quechua de la mort d' Atahualpa, d'un auteur anonyme de la fin du XVIIIème siècle à
Cusco. L'actualité de la promesse du retour de l'Inca est confirmée dans la littérature du XXème siècle (J. M. Arguedas, M.
Scorza) et dans une floraison de la poésie urbaine contemporaine en quechua.

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López-Baralt Mercedes. El retorno del Inca rey en la memoria colectiva andina : del ciclo de Inkarri a la poesia quechua
urbana de hoy. In: América : Cahiers du CRICCAL, n°31, 2004. Mémoire et culture en Amérique latine, v2. pp. 19-26;

doi : 10.3406/ameri.2004.1639

http://www.persee.fr/doc/ameri_0982-9237_2004_num_31_1_1639

Document généré le 12/03/2016


El retorno del Inca rey en la memoria colectiva andina:
del ciclo de Inkarri a la poesia quechua urbana de hoy

Para Carmen y Edmundo Vâsquez

La elegia quechua anônima Apu Inka Atawallpaman fue descubierta


por José Maria Farfân y publicada por primera vez en 1942. A partir de ese
hallazgo, el poema ha sido publicado varias veces, con diferentes
traducciones y transcripciones, entre ellas las de Jésus Lara, José Maria
Arguedas, Teodoro Meneses y Lôpez-Baralt/Solâ1. Este trabajo — version
abreviada de un ensayo que figura en el Homenaje a Franklin Pease —
propone una relectura de la elegia por Atahualpa desde varias entradas,
examinando su primera version, visual, en un dibujo de Guaman Poma, y
abordândolo como poema mestizo, elegiaco, dramâtico, mesiânico,
moderno, culto y como intertexto para la literatura peruana del siglo veinte.
Apu Inka Atawallpaman como poema moderno.
El poema plantea problemas de autorîa y fechaciôn. Lara afirma — y
no lo sustenta — que fue compuesto en el siglo dieciséis, pero por razones
ideolôgicas es difîcil que un poema cuzqueno célèbre tan tempranamente la
memoria de Atahualpa, el Inca de Quito, enemigo y rival de su hermano, el
cuzqueno Huâscar. Arguedas no aventura hipotesis concreta en cuanto a la
fecha de composition, pero si afirma que no se trata de un poema temprano.
En cuanto al autor, propongo que pudo ser un nativo aculturado de fines del
siglo dieciocho o comienzos del diecinueve. El dominio del lenguaje déjà
pocas dudas acerca de su naturaleza autôctona. Esta no debe, sin embargo,
inferirse de la casi total ausencia de palabras en espanol en los 138 versos
del poema. Los diccionarios del dieciséis dan fe de la temprana interferencia
del espanol en el léxico nativo. En un contexto colonial, el purismo
lingùïstico solo es posible como intencionalidad, y en este caso se trata
probablemente de la voluntad purista — decididamente polîtica — de un
autor nativo. Postura polîtica que dépende necesariamente de la nociôn

1 . ARGUEDAS, José Maria, Apu Inka Atawallpaman: Elegia quechua anônima. Lima: Juan Mejîa Baca y
P.L. Villanueva, 1955. Lara, Jésus, éd., Tragedia del fin de Atahualpa. Ensayo y monografia.
Cochabamba: Imprenta Universitaria, 1957. MENESES, Teodoro, Apu Inqa Atahuallpaman: elegia
quechua de autor cuzqueno desconocido. Lima: Publicaciones del Institute de Filologîa de la Facultad de
Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, textos Universitarios Num. 15, 1956. LOPEZ
Baralt, Merecedes / Sola, Donald, « The Quechua Elegy to the All-Powerful Inka Atawallpa: A
Literary Rendition of the Inkarri Myth ». Latin American Indian Literatures [Pittsburgh], Vol.IV, num.2
(Otono 1980), p. 79-86.
20 Mercedes Lopez Baralt

moderna de nacionalidad, que no puede ser sino tardia en el Peru. El poeta


anônimo pudo haber estado vinculado, al menos ideolôgicamente, a la
sublevaciôn de Tupac Amaru en 1781 o al movimiento de independencia de
las primeras dos décadas del siglo diecinueve. Y es que la emancipation
americana empleô a menudo la reivindicacion indigena como bandera de
lucha.
La marcada aculturaciôn del autor, évidente en su nivel de
alfabetismo, que le permite el manejo exacto de una forma métrica muy
frecuente en la poesia espanola: el pie quebrado de las Copias de Jorge
Manrique, abona a la tesis de su composition tardia. Y es que la poesia oral
quechua — tanto la prehispânica como la actual — es preferentemente de
versos cortos y rima asonante. En cambio, la belleza sonora de nuestro texto,
esta fundada en una musicalidad que descansa en la regularidad métrica, la
repetition, la aliteraciôn y la rima consonante.
Poema visual.
En un ensayo que titulé « Guaman Poma, primer autor del ciclo de
Inkarrî», y que forma parte del libro Guaman Poma, autor y artista1,
propongo al cronista andino como la primera fuente tanto para el mho oral
como para la elegia anonima. Pues dos de sus dibujos contienen el germen
del ciclo de Inkarrî, al anticipar tanto el mito oral y los dramas rituales como
la elegia que nos ocupa. Me refiero a la pareja simétrica de dibujos en torno
a la decapitation de Atahualpa y Tupac Amaru.
Ya de por si su dibujo sobre Atahualpa transforma la realidad historic a
de la muerte por garrote vil en muerte por decapitation, elemento
indispensable no solo del corpus oral del mito de Inkarri, sino de las
multiples versiones de la Tragedia del fin de Atahualpa, cuya version de
Chayanta, de 1871, acaba de publicar Jean-Philippe Husson en una
monumental ediciôn critica2; de las elegias escritas en su homenaje; de las
representaciones pictôricas de su muerte en cuadros coloniales y vasos
ceremoniales o qeros. . .
Pero en el dibujo sobre la decapitation de Tupac Amaru sucede algo
muy curioso: el espacio visual se divide en dos, horizontalmente, por una
lfnea. Division que nos remite a la dualidad que rige la geografia mîtica
andina, cuya interpretation abordô Garcilaso al recoger en sus Comentarios
reaies el mito de origen del Cuzco, que muestra a los primeros Incas, Manco
Capac y Marna Ocllo, fundando Hanan Cozco y Hurin Cozco,
respectivamente. La notion de hanan, que en quechua quiere decir alto,
adquiere prestigio ritual al asociarse en el mito al varôn; hurin o bajo, résulta
entonces una categorîa subordinada, al ligarse a la mujer. Aun hoy las
comunidades indigenas del Peru se dividen en estas dos mitades, que se
juntan ritualmente en encuentros periôdicos, a veces violentos, que expresan

1 . Guaman Poma, autor y artista. Lima: Pontificia Universidad Catôlica del Peru, 1993.
2. HUSSON, Jean-Philippe, La mort de Atau Wallpa ou la fin de l'empire des Incas. Genève : Patino, 2001.
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simbôlicamente la conflictiva totalidad que constituye el grupo social.


Volviendo al dibujo de Guaman Poma, arriba podemos observar la muerte
del Inca (justo en el espacio privilegiado de hanan, el de los dominadores),
abajo (en hurin, lugar de los vencidos) llora el pueblo andino — en
quechua— su desolaciôn por la muerte del Inca, en un tono claramente
elegiaco: Ynca uana cauri maytam rinqui sapra aucanchiccho mana
huchayocta concayquiîa cuchon (Inca Huanacauri, £a dônde te has ido?
^Acaso nuestro enemigo barbado te ha cortado el cuello, siendo tu inocente?;
mi traducciôn). Podemos leer el pasaje como poema brève, ya que tiene una
regularidad ritmica y fônica que permite su disposicion grâfica en versos de
seis sflabas, a excepciôn del segundo, que consta de cuatro:

Ynca uana cauri Inca Huanacauri


Maytam rinqui ^adônde te has ido?
Sapra aucanchicho ^Acaso nuestro enemigo barbado
Mana huchayocta - siendo tu inocente -
Concayquita cuchon te ha cortado el cuello?

El texto exhibe rima asonante en « i » en los versos 1 y 2, y


consonante en « cho » en los versos 3 y 5. Tiene acentos ritmicos en quinta
sîlaba en los versos 1, 3, 4 y 5. Este hermoso textito, que convierte al dibujo
en archivo visual de tradiciôn oral andina, tiene el mérito de ser la primera
expresiôn en quechua del dolor por la muerte del Inca que se conserva por
escrito, y como tal, se constituye en germen de Apu Inka Atawallpaman.
Poema andino. En El retorno del Inca rey1 esbocé una aproximaciôn
etnohistôrica a la elegia, intentando interpretarla desde parâmetros andinos.
Para ello me guié por la nociôn de simbolo dominante de Victor Turner:
aquel simbolo persistente a través del tiempo, que metaforiza valores
axiomâticos de la cultura que lo produce, y que condensa sentidos multiples
y aun contradictorios. Tome como signo de referencia la poderosa metâfora
del arco iris negro o yana k'uychi, que abre y a la vez contiene el poema.
Trazar la trayectoria del arco iris desde su apariciôn — en la era
preincaica — en vasijas incisas de Ancôn, vasos efigie mochicas y los frisos
de las ruinas de un templo chimû, hasta su presencia colonial (tanto en la
tradiciôn oral de Huarochiri como en las crônicas de Garcilaso, Pachacuti
Yamqui y Guaman Poma, sin dejar de lado su recurrencia obsesiva en
pinturas y qeros), y aun republicana (un mito cashinawa actual), me permitiô
hacer acopio de las connotaciones simbôlicas asociadas a dicho motivo:
poder religioso, poder politico, fecundidad, lluvia, victoria, fundaciôn de una
nueva era... Pero sobre todo, su posiciôn entre el sol y la tierra
(grâficamente manifiesta en el esquema cosmolôgico andino de Pachacuti
Yamqui, de 1613, que représenta el altar mayor del templo del sol
Coricancha en el Cuzco) o su funciôn como tocado de deidades y guerreros,

1. LOPEZ BARALT, Mercedes, El retorno del Inca rey: mito y profecia en el mundo andino. Madrid:
Playor, 1987.
22 Mercedes Lopez Baralt

apunta a una signification medular de mediation entre tierra y cielo, entre el


Inca y su padre el Sol. Descubrir el hecho me permitio confirmar una
primera intuition: en la elegia el arco iris negro no es sino una
transformation de la decapitation de Atahualpa, moneda de dos caras que
constituye una poderosa metâfora de la destruccion de un mundo. La negrura
del arco iris (o la anulaciôn de su poder mediador entre cielo y tierra),
augurio y a la vez resultado de la decapitation de Atahualpa, rompe la
armonia côsmica y causa la desolation del Tawantinsuyo. Que las dos
imâgenes son inseparables se hace elocuente en el cuadro sobre La
degollaciôn de don Juan de Atahualpa en Cajamarca, que Gisbert fecha
hacia fines del siglo dieciocho o principios del diecinueve; la misma
fechaciôn que propongo para Apu Inka Atawallpaman. No me parece
casual idad.
En ultima instancia, el carâcter andino de la elegia que nos ocupa
queda confirmado por la constatacion de su forma germinal en uno de los
dibujos de Guaman Poma, de 1615, que ya examinâramos.
Poem a mesiânico Es de notar que el mesianismo del poema es débil.
Los textos del ciclo de Inkarrî suelen anunciar con mayor o menor certeza el
regreso del Inca rey, aunque terminan siempre en la etapa liminal de un rito
de paso colectivo en que el pueblo andino, perdida su soberania, aun no
accede al tiempo primordial de los orfgenes. El emblema de esta
incertidumbre vital es la cabeza del Inca enterrada y un cuerpo en proceso de
recomposition. Pero en la elegia, el sujeto poético se limita a pedirle al Inca,
no su regreso, sino una breve apariciôn que pueda consolar a su pueblo con
la esperanza del retorno definitivo. Pienso que el hecho de que la esperanza
mesiânica no sea fuerte en esta version del mito de Inkarrî se debe a la
naturaleza misma del texto. Apu Inka Atawallpaman no es un mito, sino un
poema. La obvia aculturacion del poeta anônimo hace que su esfuerzo sea
una recreation consciente, intelectual e individual de un tema importante de
la tradition oral andina. Se trata, en fin de cuentas, de un poema culto, y por
lo tanto, moderno. Para este autor en particular, el regreso de Inkarrî puede
ser mas una metâfora que una promesa concreta. El mesianismo ha cedido a
la utopia.
Poema dramâtico. En términos estructurales, los textos verbales del
ciclo de Inkarrî son homôlogos. Comienzan con la noticia de la muerte del
Inca y terminan con la promesa de su regreso. Pero Apu Inka Atawallpaman
se acerca mas a los dramas ceremoniales conocidos como la tragedia del fin
de Atahualpa que a las versiones orales del mito de Inkarrî, como lo ha
constatado Jean-Philippe Husson.
La estructura dramâtica del poema se révéla mediante los cambios en
el foco narrativo. La voz anônima que introduce los augurios de desgracia
déjà su lugar a otras voces. Asf, esa voz enmarca el soliloquio de la Coya y
después intercede por ella ante el Inca. Un coro quechua llora la muerte del
Inca hacia el final del poema. A esta voz colectiva — équivalente a la
tradition oral — parece referirse el primer narrador cuando utiliza el sufijo s
El retorno del Inca rey en la memoria colectiva andina 23

del validador reportativo quechua (traducible como « dicen que ») para


implicar que él no es testigo presencial de los acontecimientos y que solo los
conoce de oîdas, como es el caso de los versos « Cuentan que ya se vuelven
de plomo los ojos de sol/ del gran Inca » (« Titiyannas Inti naquillan/Apu
Inkaq »).
Poema elegiaco. Sabemos poco del género elegiaco en el contexto
andino, que Lara nombra como wanka y Gonzalez Holguin como wahupaq
harawi y waqapayapuni , y del que Guaman Poma nos ha dado una pequena
joya como muestra. Lo que si parece incuestionable, desde una perspectiva
comparatista, es la universalidad de un género que en el mundo hispânico ha
tenido una trayectoria importantfsima desde que en el siglo catorce Juan
Ruiz llorara a su Trotaconventos en una elegia irônica que pone en duda el
consuelo del trasmundo.
Como texto tardîo, Apu Inka Atawallpaman responde, en términos
genéricos, a dos tradiciones, la indîgena y la hispânica. Ya examinamos su
cercania al poema oral que recoge Guaman Poma en su dibujo sobre la
muerte de Tupac Amaru. Cabe ahora considerar su filiation castellana. El
metro de pie quebrado, cuyos versos cortos imitan el redoble funèbre de una
procesiôn medieval, vincula inmediatamente a nuestra elegîa con el poema
canônico de Manrique. También estân présentes en Apu Inka Atawallpaman
varios de los elementos que caracterizan las Copias: la pregunta retôrica del
ubi sunt o « ^dônde estas?, la evocaciôn de un pasado esplendoroso y ya
perdido, el elogio o retrato tanto moral como fîsico del difunto. Por ultimo,
el final consolador — aunque de muy diverso signo — vuelve a recordarnos
a Manrique: si para el poeta espanol el consuelo final de la vida eterna
corona los consuelos de una vida terrenal virtuosa y de la vida posterior de la
fama, para el poeta andino el consuelo sera tan solo una senal del regreso del
Inca. En ambos casos, es de notar, esta implîcita la resurrection.
Poema mestizo. Vale la pena insistir en la complejidad y el carâcter
necesariamente mestizo de los textos coloniales. Siendo un texto andino,
Apu Inka Atawallpaman todavia exhibe mas elementos occidentales de los
que ya notamos. Piénsese, por ejemplo, en varios pasajes biblicos que bien
pueden subyacer algunas de las estrofas de la elegia: el capitulo cuarto del
Genesis, en el que la alianza de Dios con la tierra tras salvar a Noé del
diluvio se sella con un arco iris; el capitulo 53 de Isaias, en que Cristo es
llevado al matadero como un cordero (esta implîcita aqui la degollaciôn), el
capitulo cuarto del Apocalipsis, en que un arco iris enmarca el trono de
Dios... La estrofa X, que présenta al pueblo andino como venado que llora,
parece remitirnos al Cântico espiritual de San Juan de la Cruz, con su
alusiôn al ciervo herido. Como si todo ello fuera poco, al leer la estrofa XI,
que describe cômo las pallas acogen en su regazo el cadaver de Atahualpa,
no podemos menos que evocar la imagen de la Pietâ, en la famosa escultura
de Miguel Angel.
Poema culto. Si por culto entendemos un texto inserto en una
tradiciôn escrita, que privilégia la forma y la belleza como fines en si
24 Mercedes Lopez Baralt

mismos, este es el caso de la elegfa, sin menoscabo de que, al mismo tiempo,


forme parte del ciclo tradicional de Inkarrî. Y es que el autor trabaja su
hermosfsimo poema como si de una filigrana se tratase, cuidando el mfnimo
detalle. En El retorno del Inca rey me ocupé de su imaginena y su
coherencia, proponiendo como el arco iris negro y la decapitaciôn de
Atahualpa constituyen las dos caras inseparables de una poderosa metâfora
de destrucciôn côsmica que réverbéra a lo largo del poema. Pero es
interesante notar como el autor anônimo lo anuncia de manera oblicua desde
la primera estrofa. El poeta, en un despliegue de su maestna en el manejo de
la dimension semântica del arte de la versificaciôn, ha logrado proponer
desde la primera estrofa la conexiôn indisoluble entre las dos imâgenes.
Fijémonos en las resonancias de los très versos de pie quebrado en la
primera estrofa que subrayo a continuaciôn, tanto en la version quechua
como en la traducciôn espanola:

Ima k'uychin kay yana k'uychi i Que arco iris es este negro arco iris
sayarimun? que se alza?
Qosqoq awqanpa millay wach'i El horrible rayo del enemigo del Cuzco
illarimun; fulgura,
tukuy imapi saqra chikchi y por doquier granizada siniestra
t'akakamun. golpea.

De manera apenas perceptible, pero contundente, el poeta ha creado


en los verbos finales de los versos cortos — se alza, fulgura y golpea — una
metonimia para el acto de decapitaciôn. El verdugo alza el cuchillo, que
fulgura amenazante, y luego lo baja con un golpe seco que cercena la cabeza
de Atahualpa. Y la escena esta enmarcada — como lo podemos constatar en
el ôleo sobre la muerte de Atahualpa en Cajamarca — por un arco iris negro,
que en este caso abre la estrofa.

Intertexto en la literatura peruana del siglo veinte.


Cabe, para terminar, explorar las repercusiones del poema en la
literatura peruana posterior, vale decir, la del siglo veinte. El convertirse en
motor de diâlogo para otros importantisimos escritores del Peru
contemporâneo bien podria acercar a Apu Inka Atawallpaman a la categoria
de texto canônico o consagrado por la ciudad letrada peruana. Pues bien:
podemos constatar que nuestra elegia ha dejado su huella indeleble en los
dos narradores indigenistas mas importantes del Peru, Arguedas — el
creador del neoindigenismo — y Manuel Scorza, quien cierra de manera
magistral el género a fines de la década de los setenta; asimismo la ha dejado
en la poesia quechua urbana contemporânea.
En el caso de Arguedas, y no podemos olvidar el hecho de que fue
traductor de la elegîa, esta marca de modo palpable su poema bilingue de
1962, Tupac Amaru kamaq îaytanchisman (« A nuestro Padre Creador
Tupac Amaru »), que termina reiterando el ruego que hace el sujeto poético
en la ûltima estrofa de Apu Inka Atawallpaman a su antiguo dios para que
regrese: « Baja a la tierra, Serpiente Dios, infûndeme tu aliento; pon tus
El retorno del Inca rey en la memoria colectiva andina 25

manos sobre la tela imperceptible que cubre el corazon. Dame tu fuerza,


padre amado », dice Arguedas. En el caso de Scorza, podrîamos considerarlo
como el ultimo autor del ciclo de Inkarrî, ya que comienza la ultima novela
de su ciclo Cantatas — La tumba del relâmpago, de 1 979 — con una
reescritura antimesiânica del mito oral descubierto por Arguedas, en el
capftulo « Origen de los cataclismos que amenazaron con rajar al mundo ».
Pero antes, en El jinete insomne, de 1973, habia ensayado su reescritura
intertextual del ciclo, al canibalizar la elegia por Atahualpa en el capitulo 29.
Precursoras del heroismo reivindicador que anima hoy a las madrés de la
Plaza de Mayo en Argentina, las madrés de los campesinos asesinados por
los soldados en Yanacocha cantan varias estrofas de la esperanzada elegia,
rescatando a sus muertos del olvido final de la muerte.
Apu lnka Atawallpaman termina aludiendo a la orfandad colectiva del
pueblo andino. El poeta anonimo incide asi en uno de los motivos mas
persistentes de la cultura quechua, motor de la obra de Arguedas y présente
tanto en los mitos de Huarichirî como en la Nueva coronica de Guaman
Poma y en El sueho del pongo. Me refiero a la nociôn de wakcha, con sus
connotaciones de huérfano, desposeido, forastero, peregrino y mendigo, que
he examinado en « Un ballo in maschera: hacia un Guaman Poma
multiple »'. Pues bien: el wakcha es el nuevo héroe de la lfrica quechua
escrita por los migrantes a Lima en estos ûltimos anos, de lo que da fe la
importante antologia de Julio Noriega publicada en Lima en 1993 (Centro de
estudios y publicaciones): Poesia quechua escrita en el Peru. En su elegia
bilingue Inkan wanunayan, publicada en la revista Tupac Amaru en 1963 y
recogida por Noriega, Rafael Pezo Mercado reafirma porfiado, aun otra vez,
la esperanza mesiânica, al rogarle al Padre Sol que permita el retorno del
Inca:

Inkan wanunayan - La agonîa del Inka

Wuinay kanchak Eterna luz


Intillay Sol mîo
Allin uywak, Padre justo
Yayallay. Dios mfo
Kkayllarimuy Acércate
Inkayman a mi Inca
Kkawarillay compadécelo
Muchuskanta. en su sufrimiento
Maskasunkin, El te busca
Nawuinwan con sus ojos.
Wajasunkin El te llama
Makinwan. Con sus manos
Manan simin Sus labios
Kannachu ya no sienten.

1. En Revista de critica literaria latinoamericana [Berkeley, California], nûm.41 (1995), p. 69-93.


26 Mercedes Lopez Baralt

Ttipinkkanan Desaparecerâ
Samaynin. Su aliento
Kkayllaykuriy Asomate
Inkayman a mi Inca,
Makiykiwan con tus manos
Allchaykuy curalo .
Ninaykiwan Con tu fuego
Samaykuy dale aliento
Sunkuykiwan Con tu corazôn
Janpiykuy. cûralo
Kausarichiy Revîvelo
Inkayta; a mi Inca.
Kkohskkon munan El Cusco quiere
Payllata. solo a él.
Tukuy suyun El universo todo
Wakkaskan esta llorando
Kausayninta su vida
Manaspa. implorando
Churiykita A tu hijo
Kausachiy revîvelo
Wajchaykikunak para que los pobres
Kusinanpak. Se alegren

La andinizaciôn de la costa, y mâs aun, de la capital, la vieja Ciudad


de los Reyes, se da plena - como lo anunciara Arguedas en su himno a
Tupac Amaru - en la invasion serrana de sus calles y en el regreso de los
antiguos dioses de la mano de estos migrantes de larga estirpe mftica. Con
ellos, Atahualpa vence a la muerte una vez mâs, siempre vivo en las
reverberaciones de una vieja elegia anônima.

Mercedes LÔpez-Baralt,
Universidad de Puerto Rico

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