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en 2015
SOREN VARGAS·DOMINGO, 27 DE DICIEMBRE DE 2015
«Se enojó el señor Turrialba por tanta mala poesía» —Yamileth Angulo Rosales
«La gente publica sobre autores que “merecen ser leídos”, pero que ya de por sí
son leídos. ¿Por qué no publican sobre buenos autores que no son leídos?» —
Pablo Aguilar
Los poetas
I
En Costa Rica todos somos poetas. Sino que lo diga el presidente en su reproche
a Silvio Rodríguez: «Le pido disculpas por decirle “querido” Silvio sin haber
tenido el placer de conocerlo personalmente. Sin embargo, ¿cómo no decirle
“querido” al trovador que ha llenado tantas de mis noches de inspiración y tantos
de mis días de luz? ¿Cómo no decirle “querido” a quien me hizo descubrir,
también a mí, el unicornio azul que habitaba en mi jardín?»
II
Sin embargo no todos nuestros políticos tienen las mismas dotes:
«Hoy en el plenario: Dice una diputada que hace poco escribió una poesía y que
se va a permitir leer UN PÁRRAFO.» —Gabriela Salas
III
Aún así, la Constitución Política de Costa Rica protege los más altos valores
artísticos y occidentales, fundamentados en la libertad de expresión. A menudo,
cuando un lector dice que leyó un mal poema, el poeta lo reta públicamente a los
golpes. Son apasionados para defender su obra de la insana envidia.
IV
VI
Eso no quiere decir que no se lean ni se comenten. Hoy dijo mi amiga Emilia
Fallas: «A veces los epítetos que usan algunos para referirse a los escritores
amigos me dan la sensación como cuando presentan a una vedette de variedades:
el maravilloso escritor, el mejor de los últimos tiempos, el inigualable...». Yo
agrego dos adjetivos hiperbólicos, casi fuera de órbita, que nunca faltan en los
blogs o grupos literarios criollos: «Titán» y «Obra Colosal».
VII
El tema es que asumen su oficio hasta en Facebook. No son pocos los perfiles
que tienen la leyenda: «Trabaja en Poesía».
IX
Es un afán tan característico que todos lo siguen al pie de la letra. Cuando estuve
leyendo algo de poesía costarricense reciente, se me ocurrió juntar a los poetas en
una obra de teatro titulada 11 atrapados en un mismo estilo.
XI
—Hola, ¿me puede dar su opinión profesional sobre mis poemas? Quiero
posicionarme editorialmente y necesito algunas opiniones, aunque tenga que
pagarlas. —Con gusto, envíame cinco poemas en formato Word, no te cobro
nada. —Se los mando por acá, por mensaje de Facebook. —Mira, si me los
envías por acá la aplicación me los muestra en bloque de párrafo. De la otra
forma los guardo, los leo en un formato adecuado y te devuelvo algunas
observaciones. —¡Qué falta de humildad la suya! —(¿!) Oye, todo escritor debe
tener sus manuscritos ordenados, además no te estoy cobrando. Tampoco le
puedes mostrar tu trabajo a una editorial por «mensajes de Facebook», por
ejemplo. Si no puedes ahora espero a que llegues a casa y me envíes un archivo.
—Pues Alfonso C., Jorge Debravo y Luis Cernuda sí aceptaron leerlos por este
medio, supongo que su profesionalismo es mayor que el de ellos. —(¡?) Yo no
hablo por el trabajo de los demás, pero me alegra mucho que tengas diversas
opiniones, inclusive desde ultratumba. Ya deseara yo la opinión de Cernuda y de
Debravo. —Imaginése muertos y humildes, igual que sus seres cercanos que
manejan sus páginas.
(Bloqueado)
XII
Aunque a veces uno tiene que ceder, especialmente cuando te agarran el teléfono:
Por este medio me disculpo públicamente con la señorita Sofhía Guevara por
haberla ofendido o desestimado hace tres años por este mismo medio. Tanto su
lucidez como su obra poética reciente me han sorprendido de una agradable
manera. El hecho que ella me esté dictando no invalida mis argumentos. Firma:
Tamara, digo yo.
XIII
XIV
Los novelistas
I
II
Daniel J. Quirós y Yasdanny Tamayo tienen una teoría. En parte se debe a que
nuestros temas siguen adoleciendo de cierto aldeanismo a la hora de enfocarse en
su público (los lingüistas posmodernos podrían llamarlo «La otredad limitada»).
Juan Rulfo podía universalizar lo local, pero pareciera que el grueso de nuestros
escritores tiene el talento contrario, aunque ubiquen su novela en Saturno. Esto
no quiere decir que sean malos escritores, porque es un problema de enfoque, no
de calidad prosística. Basta una simple prueba para comprobarlo, que nosotros
llamaremos El principio de Tucson: Cambien el nombre de los personajes de
alguna novela local por el de personajes folclóricos, reales o mitológicos, y los
escenarios por un paisaje rural. Como resultado el texto funciona de la misma
forma. Pero si el nuevo personaje se ve incongruente tal fantoche de maizal en
medio de un cuadro de El Bosco, entonces vigilen a su autor, porque ese va por
buen camino y tarde o temprano habrá sangre.
III
IV
IV
Pero siempre tendrán la Feria Internacional del Libro para imaginar que esos son
los lectores que no se ven ni en las estadísticas. Una vez que pasa para nuestros
escritores esta borrachera editorial viene la larga resaca de las críticas literarias,
explícitas o sutiles. Estas se resumen en publicidad o defenestración, no hay
término medio. Lo más interesante es que es el único mundillo en donde tanto
amigos como enemigos pueden optar por una u otra.
La crítica
I
II
¿De dónde saldrá esta mezcla de arrogancia, antipatía e ingenuidad? En que casi
nadie lee y la literatura se toma a la ligera. Y cuando producimos una obra con
valor universal, por alguna extraña razón tiende a esconderse del público.
IV
La censura
I
«Qué miedo dejar que los niños de hoy lean Cocorí, puede que terminen
haciendo muchas preguntas que no queremos contestar.» —Yamileth Angulo
II
«La literatura casi por definición tiene que incomodar y hasta ofender a alguien,
gracias a (o a pesar de) las intenciones del autor. El que piensa que se lee
literatura para aprender a vivir en armonía como sociedad o para ser mejores,
nunca entendió de qué se trataba el asunto y eso lo desautoriza más para decidir
lo que deben leer los demás. El problema no es Cocorí, el problema es el
precedente que desde el Congreso se decida lo que se debe leer en el sistema
educativo.» —Sergio Arroyo
III
«El problema es que solo cuestionen obras con mérito propio y no cuestionen
obras sin valor literario. Ahí está el problema.» —Guillermo Fernández
IV
¿Cómo es que en el siglo XXI no puede haber un profesor capaz de dirigir una
obra literaria en clase, si precisamente ese es su trabajo y no el del libro?
Los intelectuales
I
— Guillermo Fernández
II
«He llegado a la conclusión de que Jacques Sagot sólo sirve para jugar Scrabble»
—Javier Gomez
III
II
Luego tenemos a los imitadores locales. Lo creativo es la forma que usamos para
justificarlos. Cuando alguien los detecta y como no son piezas originales, se les
busca un mérito: «Es que fueron los primeros en hacerlo en Costa Rica». En
cualquier caso un mérito histórico no implica un mérito artístico. En esta época
donde es tan fácil enterarse de todo, la piratería no ocupa ningún lugar solemne.
III
Síntesis
«En este país pululan comunicadores que no saben comunicar, editoriales que no
saben editar, productores que no saben producir y que se dedican a sacar cantidad
y no calidad. Mientras que quienes tratan de hacer bien su trabajo se quedan atrás
precisamente por eso, porque lo están haciendo bien. Sin embargo, leemos y
escuchamos a esos que sólo producen para que los lean y los escuchen, sin
ningún profesionalismo o sentido de la calidad y de la estética. Yo no soy artista,
pero soy espectadora que se respeta; yo exijo que dejen de estarse tirando
pedradas y se pongan a trabajar como se debe.» —Rebeca Bolaños Cubillo