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EMPRENDIMIENTO DESDE EL
TRABAJO SOCIAL EN ESPAÑA
www.israelhergon.com
ANÁLISIS DE LA REALIDAD DEL EMPRENDIMIENTO DESDE EL TRABAJO SOCIAL EN ESPAÑA
Proyecto de investigación para curso del Colegio Trabajo Social de Madrid
“Especialista en Promoción y Orientación Laboral”
AUTOR
Israel Hergón
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LICENCIA
“Análisis de la realidad del Emprendimiento desde el Trabajo Social en España”, por Israel Hergón,
está bajo una Licencia CC BY-SA 4.0 UN.
INDICE
1. INTRODUCCIÓN ....................................................................................................................... 3
2. JUSTIFICACIÓN METODOLÓGICA.......................................................................................... 4
5. CONCLUSIONES .................................................................................................................... 17
7. ANEXOS .................................................................................................................................. 22
1. INTRODUCCIÓN
El emprendimiento social es un campo que está bastante a la orden del día en los espacios
relacionados con la innovación, el desarrollo empresarial y de negocios o el propio emprendimiento.
Cada vez es más habitual asociar el apellido “social” a ciertos proyectos que surgen buscando mejorar
la calidad de vida de las personas o generar transformaciones sociales.
Por otra parte, es un tema específico cada vez más presente en la formación. Haciendo una búsqueda
rápida en Internet, será fácil encontrar cursos y talleres al respecto, que buscan aportar competencias
y habilidades a profesionales que decidan emprender con esta mirada social.
Ahora bien, en toda esta realidad nos encontramos con un hecho característico. No suele ser habitual
la presencia de profesionales del ámbito social. Y, específicamente, del Trabajo Social en menor
medida aún.
De hecho, cuándo sí que se da esta circunstancia, suele ser bastante habitual encontrarse ante una
situación de extrañeza por parte del resto de profesionales presentes. Estos son normalmente de otras
disciplinas y tienen un gran desconocimiento sobre el Trabajo Social y sus posibles espacios de
desarrollo profesional.
En definitiva, como bien señalan en el editorial del nº 102 de la Revista “Servicios Sociales y Política
Social” (2013, p. 7), se puede indicar que el fenómeno del Emprendimiento Social ha venido para
quedarse.
Es importante indicar que esta realidad es vivida desde dentro. Yo mismo tengo un proyecto
emprendedor desde el Trabajo Social desde hace poco más de 4 años (iniciado en noviembre de 2013).
Y durante este tiempo recorriendo este camino me he encontrado con varias situaciones de extrañeza,
como las explicadas anteriormente.
Por otra parte, durante el trayecto me he ido encontrando con múltiples colegas de Trabajo Social que
también habían tomado esta vía del emprendimiento. Aunque, si bien es cierto que se ha ido tejiendo
cierta red, también se puede afirmar que había escaso conocimiento de esta realidad tanto fuera como
dentro de la profesión.
Esto último es desde dónde surge, principalmente, esta publicación. Así, realizar un análisis
panorámico descriptivo que permita dar a conocer la realidad del Emprendimiento desde el Trabajo
Social en España. Pero, también es cierto que resulta necesario observar con detenimiento lo que
ocurre, sin prejuicios, para poder ponerlo entenderlo y comprenderlo mejor.
Así pues, este estudio busca poner en valor esta realidad. De un lado, hacía fuera, en el campo del
Emprendimiento Social en general, buscando que nuestra disciplina profesional también sea
escuchada y tenida en cuenta. Y, por otra parte, hacía dentro, para generar reflexión en torno a lo que
esta vía puede aportar para renovar los marcos teóricos y metodológicos.
En definitiva, como señalan en la Revista “Servicios Sociales y Política Social”, “debemos reflexionar
sobre el emprendimiento e innovación social en nuestro quehacer diario, posicionarnos y visibilizar la
figura del trabajador social en este nuevo escenario en el que se habla de necesidades sociales, de
comunidad y otros términos sociales que no son ajenos al Trabajo Social” (Equipo de redacción, 2013,
p. 8).
En primera instancia, el estudio se limita a España por una cuestión práctica y de posibilidades. Esta es
una pequeña investigación que surge en el marco de un curso de Experto en Orientación Laboral. Así
que, intentar abarcar un territorio más amplio sería casi de nivel de Tesis Doctoral.
En relación a esto, también está condicionada por una idea: “en España, desde el Trabajo Social no se
ha tenido especial implicación en esta área de intervención de emprendimiento social” (Equipo de
redacción, 2013, p. 7)
Por ejemplo, “montar un Centro de Día para personas mayores, realizar Peritaje Social o un gabinete
de Mediación es un proyecto de emprendimiento. Pero similares a estos ya existen bastantes, por lo
que no será innovador per se” (Hergón, 2017).
En definitiva, el campo de estudio se delimita en aquellos proyectos con entidad propia, que se hayan
iniciado por diplomados o graduados en Trabajo Social. Y que, en su misión, visión y servicios plateen
un desarrollo profesional en el campo de la intervención social.
2. JUSTIFICACIÓN METODOLÓGICA
Para llevar a cabo este análisis, principalmente se utiliza una metodología cuantitativa. Dentro de esta,
la principal técnica utilizada es la encuesta, de corte descriptivo. Esta es la más adecuada ya que se
busca describir la distribución de una o más variables en el total del colectivo objeto de estudio o en
una muestra del mismo (Briones, 1996, p. 52). Además, su elección viene dada porque va en relación al
objetivo de generar un análisis panorámico que permita dar a conocer esta realidad.
Sobre la encuesta, indicar que se realizaron 2 formularios online (elaborado en Google Docs, Anexo
7.2) que fue enviado vía correo electrónico, así como difundido a través de la propia página web y
redes sociales. Con ellos se buscaba llegar al máximo de personas posible que estuvieran dentro del
campo de estudio, ya que actualmente no existe información en este aspecto.
El otro formulario fue el llamado “Estudio de la visión del emprendimiento desde el Trabajo Social en
España”. Este se planteó como una especie de entrevista, en la que se establecían preguntas con
respuestas abiertas y redactadas.
Por otra parte, cabe indicar que, aun teniendo un proyecto emprendedor, he decidido no formar parte
del estudio y no responder la encuesta. La decisión se motiva en considerar que, con ello, el análisis de
resultados sería más limpio y objetivo, al no estar incluidas mis respuestas (que cambiarían los totales).
Por último, también se ha aplicado algo de metodología cualitativa. En este caso se ha realizado un
estudio de referencias bibliográficas, recurriendo a técnicas relacionadas con la recuperación de
información y análisis de textos. Estas, sobre todo, han sido recopiladas a través de búsquedas en
Internet de publicaciones sobre emprendimiento social, dando preferencia a aquellas que plantearan
una relación con el Trabajo Social. Añadir que, principalmente, han sido utilizadas para el
establecimiento del marco teórico.
3. MARCO TEÓRICO
El estudio del Emprendimiento desde el Trabajo Social es un campo poco explorado y desconocido.
Como bien indican en el especial Emprendimiento Social de la Revista “Servicios y Sociales y Política
Social” (nº 102), a partir de la mitad de la década pasada empieza a haber una proliferación de artículos
y libros sobre el tema” (p. 7).
Por otra parte, nos encontramos con que la mayoría de estudios sobre este fenómeno se afrontan
desde escuelas de negocio o facultades de la rama de Empresariales y Economía. Pero, aunque esto
sea así, como indica Parejo (2013) “el fundamento último sobre el que se asientan los pilares teóricos
del emprendimiento social se encuentra en saberes de corte cualitativo y relacionados con la
fundamentación ética y axiomática” (p. 20).
Para arrancar, tomamos como referencia una serie de características esenciales que remarcan en el
editorial de la Revista “Emprendimiento Social” (p. 7):
• El emprendimiento social tiene una orientación hacia la solución de una necesidad social y con
ello se genera valor social.
Ante estas características, cabe añadir que la relación entre ambos conceptos es algo que ya viene
demarcado desde el Libro Blanco del Título de Grado en Trabajo Social (ANECA, 2005). En esta
publicación, nos encontramos con que se recogen un buen listado de nuevos ámbitos de intervención
de los trabajadores sociales (p. 143):
• Marketing social.
• Mediación familiar.
• Terapia familiar.
• Counseling.
• Mediación comunitaria.
• Peritaje social.
Fijándonos pues en este listado, como bien señalan Martínez, Meseguer y Pastor (2013, p. 78), se
vislumbra una clara vinculación del Trabajo Social con el ámbito de la empresa y el emprendimiento
social.
Por otra parte, es oportuno fijarse en las características del emprendedor social. Así, según Daes (1998,
citado por Parejo, 2013, p. 14) lo que diferencia a un emprendedor social son:
• Adopta la misión de crear y sostener valor social (no solo valor privado).
• Actúa con audacia y sin estar limitado por los recursos que actualmente posee.
• Posee un alto sentido de la responsabilidad hacia los grupos atendidos y los resultados
obtenidos.
Así pues, siguiendo la línea de Daes y pensando en un profesional del Trabajo Social, se puede
considerar que todas estas son competencias y habilidades adquiridas durante la formación académica
en esta disciplina. De hecho, como señalan Martínez y Rubio (2012, citado por Martínez et al. , 2013, p.
82) “es quizá el actor social más capacitado para llevar a cabo una actividad empresarial innovadora,
cuyo principal objetivo es la consecución del bien comunitario, social o medioambiental, aunque no por
ello debe prescindir de la obtención de beneficio económico”.
En última instancia, no se puede olvidar hablar del ejercicio libre de la profesión. En torno a esta
realidad se han generado 2 asociaciones en España en estos últimos años: ATSEL (Asociación Nacional
de Trabajadoras y Trabajadores Sociales en el Ejercicio Libre) y EM-Social (Asociación Canaria de
Ejercicio Libre del Trabajo Social). Ambas entidades buscan promover, potenciar y visibilizar el
desarrollo profesional desde esta vía, así como generar una red de apoyo para aquellos profesionales
que emprendan.
En la búsqueda de conseguir esos objetivos, tanto ATSEL como EM-Social han generado una definición
propia sobre lo que es el Ejercicio Libre del Trabajo Social, que reflejan en sus páginas web. En el caso
de ATSEL indican lo siguiente:
“Actividad profesional de carácter privado ofertada por Trabajadores y Trabajadoras Sociales que deciden
ejercer su actividad, creando su servicio particular, desde el Trabajo Social y como un conjunto de acciones y
servicios profesionales para ejercer funciones propias de la Disciplina. Actúa bajo los principios, técnicas y
código deontológico del Trabajo Social, participa en nuevos ámbitos de intervención social, crea nuevos
campos de acción siendo una oportunidad de ampliar horizontes y enfoques para avanzar, promoviendo el
cambio y desarrollo social.”
“Un trabajador o trabajadora social en ejercicio libre es aquella que lleva a cabo una actividad profesional,
desarrollando roles y funciones propias de la disciplina, en un marco de independencia laboral y no
subordinación. Esto quiere decir que realizan sus trabajos por cuenta propia, bajo su propia organización y
con sus propios medios, asumiendo todas las responsabilidades inherentes al desarrollo de su labor.”
En relación a esto, en la actualidad, y tras los años de crisis económica, las posibilidades de inserción
laboral de los y las profesionales se han reducido drásticamente. Como señala Espinosa (2017), “el
cambio de la sociedad, los nuevos paradigmas y la adaptación a una difícil realidad laboral ha dejado
en la estacada a un gran número de trabajadores sociales que la administración pública y el tercer
sector (los grandes bastiones de empleabilidad hasta ahora) son incapaces de absorber” (p. 1).
Esta problemática puede encontrar sus motivos en el pasado de la disciplina profesional. Pelegrí en
2004 (p. 486) ya nos indicaba que promoción tras promoción, salían al mercado laboral un gran
número de profesionales encaminados a trabajar en las Administraciones Públicas o, en su defecto, en
entidades del ámbito del bienestar y de los Servicios Sociales. Así, como añade, “estas expectativas
laborales, en buena medida, son también responsabilidad de las instituciones de formación porque
son las salidas que conscientemente o no, hemos alimentado a lo largo de su itinerario como alumnos”
(p. 486).
En esta línea también se encuentra Rey Castro (2017), que explica que “la implementación de políticas
neoliberales por parte del Gobierno español y la crisis financiera de 2008 han debilitado el Estado de
bienestar y reducido la oferta laboral para Trabajo Social en instituciones públicas”. (p. 232)
A pesar de esta realidad, también existen otras perspectivas más esperanzadoras. Martínez, Meseguer
y Pastor (2013, p. 90) hablan sobre ello e indican que en estos últimos años, desde la Unión Europea se
buscan fomentar el espíritu emprendedor. Esto, sobre todo, ha sido motivado porque desde las
instituciones europeas se ha tomado conciencia del déficit empresarial existente en su territorio, en
comparación con EE.UU. u otras economías emergentes.
Así pues, si bien es cierto esto, en el caso español “el problema se multiplica por la escasa cultura
empresarial y, durante siglos, la escasa valoración social del empresario” (Martínez, Meseguer y Pastor,
2013, p. 90).
Si partimos de esta idea, es oportuno conocer cómo se afronta esta temática dentro de la formación
universitaria. Sobre esto, Gabriel Martínez, Víctor Meseguer y Enrique Pastor publicaron en 2013 un
artículo bajo el título “Análisis de la integración de las competencias de emprendimiento social en los
títulos de grado en trabajo social en España”. En él, “se presenta un análisis comparativo de los planes
de estudio del Grado en Trabajo Social ofrecido por las diferentes universidades españolas”. Gracias a
ello, se puede valorar en qué medida está integrada la formación en competencias emprendedoras.
De este estudio, poner la atención en el dato que vuelca: del total de 37 universidades que ofrecen el
Grado, únicamente en 6 tienen alguna asignatura sobre la formación en competencias y herramientas
que orienten al alumno hacía la cultura emprendedora o del ejercicio libre. Además, como explican,
todas estas son materias optativas ofrecidas en el 3er o 4º curso (p. 84).
Así pues, como bien señalan los autores, existe una “necesidad de impulsar la carga docente en
materias de competencias vinculadas con el emprendimiento social” (p. 77). . Además, consideran que
es una cuestión pendiente que debe ser motivo de reflexión por parte de los Departamentos, para
poner en marcha asignaturas con estos contenidos de cara a que los futuros egresados adquieran “la
cultura emprendedora que les permita pensar estrategias ante su futuro profesional” (p. 91).
4. ANÁLISIS DE DATOS
Una vez puesto el marco a esta investigación, toca el grueso de esta: el análisis de los resultados
obtenidos mediante los formularios. Para ello, no solo se volcarán gráficos de algunas de las variables,
sino que se hacen necesarias unas consideraciones sobre la muestra, así como un pequeño análisis
conjunto.
A la hora de afrontar este trabajo, se realizó una primera recopilación de contactos (correos
electrónicos) a los que se quería enviar el formulario, por considerar estos que eran proyectos
emprendedores desde el Trabajo Social.
Por otra parte, se tuvo en cuenta la existencia de 2 asociaciones que agrupan a diversos profesionales
en el Ejercicio Libre. La primera, ATSEL (Asociación Nacional de Trabajadoras y Trabajadores Sociales en
el Ejercicio Libre), que engloba a 39 proyectos asociados (a enero de 2018). La segunda, EM-Social
(Asociación Canaria de Ejercicio Libre del Trabajo Social), que agrupa a unos 20 profesionales (según
información de una miembro de la Junta Directiva en enero de 2018).
Teniendo en cuenta esto, el formulario se llegó a enviar a 38 proyectos de manera directa y unos 60 de
manera indirecta. Así, si bien es cierto que algunos de los primeros forman parte de las asociaciones,
se puede afirmar que actualmente en España existen en torno a 90 – 100 proyectos de
Emprendimiento desde el Trabajo Social (a sabiendas que algunos profesionales han lanzado varios
proyectos).
Este fue el punto de partida de la investigación. Pero, por el contrario, se recibieron 50 respuestas
válidas (hubo 2 que fueron invalidados por demasiada información confusa en las respuestas). Es decir,
solo en torno al 50% del número estimado de proyectos existentes han participado.
Este dato, resultaría interesante analizar con algo más de profundidad, estableciendo contacto con las
asociaciones (los proyectos asociados fueron principalmente quiénes nos respondieron). Pero sí que
lleva a cuestionarse si la visibilidad de esta realidad está entre los intereses y objetivos de profesionales
del Trabajo Social que han emprendido. Así como conocer con más detenimiento las posibles causas
que han llevado a esta no participación.
Igualmente, desde la propia experiencia como profesional del Trabajo Social emprendedor me surge
una posible respuesta. Cabe destacar que la gestión de un proyecto propio implica una gran cantidad
de tareas invisibles. Estas, en muchas ocasiones y épocas, dominan gran parte del tiempo de trabajo.
Esto conlleva dejar a un lado algunos focos que, aun siendo de interés, no tienen que ver con el trabajo
productivo como tal, por lo que quedan relegadas a un segundo plano. Y esta puede ser una de las
causas para explicar ese porcentaje de participación en esta investigación.
Por otra parte, cabe explicar que, de todo el estudio, se analizarán las 5 variables que finalmente he
considerado de mayor importancia: año de fundación, forma legal, servicios que se ofrecen, clientes
con los que se trabaja y el equipo emprendedor. De todas formas, el resto de gráficos y resultados
quedarán reflejados en anexos (para su consulta y posible utilización en futuros estudios).
Al observar el Gráfico 1, nos damos cuenta de ciertos aspectos que resaltan. El primero de todos es que
solamente existe un proyecto que fuese iniciado en el siglo XX y el resto ya en el siglo XXI. Este dato
coincide con la época en el que el Sistema Público de Servicios Sociales tuvo un gran peso para el
Trabajo Social (durante los años 80 y 90 del siglo pasado).
12
10
0
1985 2002 2003 2004 2005 2008 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017
PROYECTOS 1 1 1 1 3 1 4 1 2 4 6 12 8 5
El segundo es relacionado con la crisis económica. Antes de esta, existe un repunte (2005). Pero casi
con el inicio de la crisis (2010) arrancaron 4 proyectos. Además, durante los años en los que la crisis fue
más grave (2012 – 2014), se siguieron iniciando nuevos emprendimientos (aumentando cada año). Esto
resulta peculiar por el hecho que, durante este periodo, hubo una gran bajada de presupuestos para
Políticas Sociales.
El último, el más relevante, es el pico de proyectos que han arrancado en el año 2015. Esto ha
conllevado hacer un estudio más allá, conociendo algo de los proyectos fundados en esta fecha. Y ha
sido interesante descubrir que, en su mayoría, eran creados por nuevos y jóvenes profesionales,
graduados durante los años de la crisis económica.
Con todo esto, se puede indicar el alto impacto del sistema de Servicios Sociales antes y después de la
crisis para el emprendimiento desde el Trabajo Social. Su prevalencia previa no incentivaba demasiado
esta alternativa. Pero con la nueva realidad social y económica de estos últimos años, se ha empezado
a ver como un camino válido y viable para el desarrollo profesional.
Como vemos reflejado en el Gráfico 2, un poco más de la mitad de los proyectos funcionan legalmente
bajo el Régimen General de Trabajadores Autónomos (RETA). Mirando los nombres de los proyectos,
varios son los denominados “Gabinetes”. Esto recuerda especialmente al emprendimiento desde una
profesión tan afín como la Psicología.
También llama la atención esa quinta parte que es una Sociedad Limitada. Aquí cabe indicar que varios
proyectos son relacionados con la intervención con personas mayores, el SAD y la teleasistencia. De
ello se puede intuir que, de cara al emprendimiento con este colectivo o en este campo esta forma
legal sea la más acertada. Además, que los y las profesionales del Trabajo Social no rehúyen de
términos más asociados al ámbito más estrictamente empresarial.
54%
27
24
21
18
15
12
20%
6 10%
8%
6%
3
2%
0
Sociedad En proceso de
Autónomo Cooperativa Asociación Colectivo
Limitada establecerse
PROYECTOS 27 10 3 5 4 1
Por el contrario, nos encontramos con pocos emprendimientos que tengan formas legales más
relacionadas con la profesión, como son la cooperativa o la asociación. Una posible razón de esto quizá
sea que este tipo no resulta tan viables y sostenible de cara a un desarrollo profesional de largo
recorrido (sobre todo en las asociaciones, por su gran dependencia de financiación a través de
subvenciones).
Entrelazando análisis, lleva a plantearse si quizá la elección de autónomo como forma legal este
altamente condicionada por 2 razones. Primero, que suelen ser proyectos individuales. Y, segundo, que
los requisitos para establecerse con esta forma son menos exigentes de partida (no implican poner un
capital inicial, por ejemplo).
SERVICIO PROYECTOS %
Formación 37 74%
Mediación 12 24%
Comunicación 6 12%
Coaching 5 10%
Investigación y publicaciones 3 6%
Orientación Laboral 2 4%
Alojamiento 2 4%
Interpretación en LSE 1 2%
Plataforma online 1 2%
Supervisión de profesionales 1 2%
Catering y restauración 1 2%
A estas, a través de la opción “Otros”, se agregaron varias más. Concretamente, tras el filtrado de los
datos, se han sumado 9 servicios. Además, algunas de las respuestas especificadas manualmente se
agregaron a las ya planteadas o las añadidas.
Como se ve en la Tabla 1, la diversidad de servicios es muy amplia. Esto se puede valorar muy
positivamente, ya que muestra las amplias posibilidades del Trabajo Social de cara al desarrollo
profesional.
Si bien es cierto que varios de los servicios son asociados a la profesión (por ejemplo: Peritaje Social /
Informe Social, intervención familiar o gestión de ayudas), también hay varios que no suelen ser
comunes. Algunos de ellos serían consultoría social, gestión de equipos de trabajo, comunicación o
coaching. Incluso 2 resultan realmente alejados: el de catering y restauración y la plataforma online.
Por último, también llama la atención el alto porcentaje de proyectos que ofrecen servicios de
formación. Casi tres cuartas partes de ellos tienen en este una vía de desarrollo de negocio. Lo que
cabría investigar detenidamente es sobre que temática se suelen plantear. Con ello se podría
vislumbrar si los propios proyectos emprendedores fomentan la formación relacionada al propio
hecho de emprender. O, por el contrario, sigue siendo encaminada a los repetir los roles y tareas
propios de la disciplina (como el peritaje social, por ejemplo).
4.2.4. Clientes
Un aspecto muy importante a la hora de emprender un nuevo proyecto es conocer quiénes son los
clientes. Es decir, a quién te vas a dirigir a la hora de vender tus servicios. Y aquí se realizó una
agrupación según los habituales (personas, empresas, Administración Pública y entidades sociales). Eso
sí, sin dejar la opción abierta, en la que se agregaron profesionales y entidades de derecho público.
36 72%
66%
32
28 54%
48%
24
20
16
12
4 6%
2%
0
Entidades de
Administración Entidades
Personas Empresas Profesionales derecho
Pública Sociales
público
PROYECTOS 36 33 27 24 3 1
Por otro lado, resulta oportuna una aclaración. Al hablar de cliente se hace referencia a aquel que paga
por el servicio. Así, no siempre cliente y usuario tienen porque coincidir. Y solamente lo harán en el
caso que el cliente sean las personas.
Teniendo en cuenta lo comentado, vemos en el Gráfico 3 como un alto porcentaje se dirige a personas
y empresas. Esto tiene mucha relación con el planteamiento de “Ejercicio Libre”, que se hace desde
ATSEL o EM-Social, ya que este tipo de clientes tiene que ver con el ejercicio privado del Trabajo Social.
Así, además, se replica lo que ocurre con otras profesiones, como la medicina, la abogacía o la
educación.
A parte, cabe reseñar que poco más de la mitad se enfoca en trabajar con Administración Pública.
Quizá una razón de ello lo tenemos en la crisis económica, en la que las subvenciones para proyectos
sociales se vieron muy mermadas. Y esto, además, nos vislumbra la posibilidad de desligar la profesión
del ámbito público (Servicios Sociales y tercer sector).
Esta información resulta importante para valorar si emprendimiento desde el Trabajo Social se enfoca
desde una visión multidisciplinar. Pero no solo referido a lo relacionado con los servicios y la
intervención, sino también a la propia gestión del proyecto, que suele conllevar una serie de tareas en
las que no se tienen conocimientos de partida.
68%
33
30
27
24
21
18 32%
15
12
9
6
3
0
SÍ No
PROYECTOS 34 16
En este caso se ve claramente como hay una amplia mayoría de proyectos en los que se cuenta con
otros profesionales implicados. Estos son, principalmente, los que tienen un carácter grupal en su
arranque. Pero también porque el volumen y las características de los servicios hace necesaria la
contratación de otro tipo de profesionales.
En el caso de que no implican a otros profesionales, reseñar que varios de ellos son los que se
desarrollan bajo una marca personal. Con esta característica, resulta obvio que no se cuenta con
profesionales de otras disciplinas, puesto que se tiende a trabajar más por sinergias concretas según
proyectos. Y para ciertas tareas de gestión de negocio, la contratación de servicios específicos (muchas
veces, incluso, con profesionales también autónomos).
Vista y analizada la respuesta afirmativa o negativa, también es importante dar un vistazo a los
sectores de esos otros profesionales implicados. Con esto se puede vislumbrar con que otras
profesiones se tiende más a contar cuándo se emprende desde el Trabajo Social.
SECTOR PROYECTOS %
Psicología 12 35%
Informática 6 18%
Marketing / Comunicación 2 6%
Financiero / Economía 2 6%
Ingeniería 1 3%
Policía 1 3%
Restauración / Hostelería 1 3%
Limpieza 1 3%
Como se refleja en la Tabla 2, no hay un sector que destaque especialmente. Ahora bien, sí que el
hecho que estén en los primeros lugares el sanitario, el social y la Psicología nos dice mucho de cómo
son los proyectos. Así, se puede considerar que son los habitualmente más relacionados con el
quehacer diario del Trabajo Social, sobre todo en el trabajo con ciertos colectivos (personas mayores
y/o con dependencia, por ejemplo). O bien por el tipo de proyectos concretos que se suelen llevar a
cabo (intervención comunitaria, por ejemplo).
También resulta destacable que un tercio de los proyectos cuentan con profesionales del sector fiscal /
laboral o de administración y gestión. Ambos son los especialmente relacionados con las tareas de
gestión de un negocio (gestiones con la Administración Pública, contratación y gestión de personal, por
ejemplo).
En última instancia, el escaso dato de profesionales del sector del marketing y la comunicación,
también invita a la reflexión. Las tareas relacionadas con este son realmente importantes a la hora de
vender los servicios, así como difundir el trabajo realizado. En cambio, no suelen estar presentes en los
proyectos emprendedores. Eso sí, sería interesante conocer si los proyectos tienen contratados
(subcontratados) este tipo de servicios a otras empresas.
Otro dato relacionado que invita al cruce es ese casi 45% que ofrecen Peritaje Social / Informe Social
(Tabla 1). Esto es casi la mitad de proyectos que prestan este servicio, que es una herramienta propia
del Trabajo Social (puesto que este tipo de documento solo puede ser firmado por profesionales con
esta titulación). Pero esto es importante enlazarlo con ese 75% que tienen a personas por clientes
(Gráfico 3).
Así, en primera instancia se podría afirmar que el cliente objetivo está bien marcado. Ahora bien, quizá
habría que investigar sobre si realmente hay tanto mercado para tal cantidad de proyectos que lo
ofertan. O bien que este no es el que más peso tiene en la cartera de servicios de cada proyecto,
siendo un trabajo más bien residual y con baja asiduidad.
Por último, si seguimos tirando del hilo, surge reflexionar con el porcentaje que tiene a las empresas
como cliente objetivo (Gráfico 3). Resulta curioso fijarse que, por otro lado, apenas hay proyectos que
tengan la forma legal más comúnmente relacionada (Gráfico 2).
Si bien es cierto que fuera de la disciplina también está presente este hecho, se puede afirmar que no
coloca en igualdad de condiciones a vendedor y cliente. Sobre todo porque muchas de las empresas a
las que se dirigen no tienen el mismo enfoque ni punto de partida. Y, además, las empresas no suelen
estar acostumbradas a relacionarse con profesionales del Trabajo Social que ejerzan libremente.
5. CONCLUSIONES
El emprendimiento desde el Trabajo Social es una realidad cada vez más presente. Una realidad que la
disciplina profesional no puede obviar, mirando hacia otro lado. Al contraría, debe incluirla como una
alternativa más en lo que a desarrollo profesional se refiere. Bien es cierto que su presencia en
Congresos y espacios de reflexión profesional ha ido aumentando en estos últimos años, sobre todo a
raíz de la crisis. Pero su peso real es aún bastante bajo, por lo que hace se hacen necesarios ciertos
impulsos y aspectos a tener en cuenta.
El primero aspecto es el de la formación en emprendimiento para los y las profesionales del Trabajo
Social. Este es el que debe servir de base para el buen desarrollo de proyectos en esta vía. Es cierto que
es fácil encontrar cursos y talleres sobre esta temática en la oferta formativa. Pero, en general, estos
suelen estar más bien enfocados a emprendedores de otras disciplinas. Y a penas incluyen la mirada
social en ellos.
Así pues, para dar ese mayor impulso, se hace necesaria una implicación del ámbito académico. Como
hemos visto, son escasas las universidades con Grado en Trabajo Social las que incluyen asignaturas
relacionadas al emprendimiento en su currículo. Y es en este espacio formativo dónde los futuros
profesionales demarcan cuál va a ser su camino.
Este asunto, de hecho, es una de las principales reflexiones y preocupaciones que los y las
participantes en la investigación señalaron dentro del cuestionario sobre la visión, ante la pregunta de
cómo debería ser la dupla Emprendimiento - Trabajo Social. Por ejemplo, con comentarios como que
“debería estar incluido como asignatura obligatoria y existir más información y visualización de esta
forma de realizar nuestro trabajo.
En definitiva, como bien indican Martínez López, Meseguer Sánchez y Pastor Seller (2013, p. 91) “el
espíritu emprendedor - ya no solo en el ámbito del trabajo social - es una cuestión pendiente y que
entendemos debe ser puesta en marcha para que los futuros egresados tengan las herramientas y adquieran
la cultura emprendedora que les permita pensar estrategias ante su futuro profesional”.
Por otra parte, en relación a esto anterior, es la realidad laboral actual. Las posibilidades de desarrollo
profesional han cambiado en esta década por la crisis económica. Así el rol de los y las profesionales
del Trabajo Social ya no está ceñido a la Administración Pública o el tercer sector. Pero también es
cierto que esta situación no es la más óptima y positiva. Porque, como presagiaba Pelegrí Vianya (2004,
p. 486), este hecho no ha traído nada bueno, sino todo lo contrario: precariedad laboral, pérdida del
sentido de servicio público, mayor injerencia en la autonomía profesional, repercusiones en la calidad,
etc.
Ante este hecho, resulta casi obligatorio que el Trabajo Social de un paso al frente y tome la iniciativa.
Iniciativa en forma de la creación de proyectos de emprendimiento en todas sus posibles formas
legales: asociación, fundación, sociedades (anónima o limitada), cooperativas, autónomo… Ahora bien,
sí que, se puede vislumbrar una clasificación tipológica según su enfoque:
• Entidad / Empresa social: una entidad que ofrezca servicios específicos, según el tipo de cliente, y
que tenga un fin social. Esto podría ser montar un centro de día, ofrecer asistencia domiciliaria,
ofrecer alojamiento para personas sin hogar, elaborar y coordinar proyectos sociales o
mediación.
• Ejercicio libre del Trabajo Social: una vía en la que se ejerce la profesión desde lo privado, como
autónomo, ofreciendo servicios como Peritaje Social, la gestión de ayudas, la atención clínica /
terapéutica, la orientación laboral, el coaching o Trabajo Social de Empresa.
• Freelance: siendo autónomo, ofrecer un perfil específico a cualquier tipo de empresa en el que
sea un valor añadido incluir a profesionales de esta disciplina en sus filas. Así, se establecen
sinergias colaborativas en ciertos proyectos de áreas como la comunicación, la RSC / RSE, la
consultoría social o la formación.
Este planteamiento puede resultar un buen punto de partida para una concreción de vías y alternativas
que resulta necesaria. Concreción que ayude a dar mayor enfoque a las posibilidades de desarrollo
profesional. Sobre todo en las 2 últimas, que parecen estar en auge actualmente y resultan más
desconocidas.
Cabe añadir que esta categorización no es excluyente según el tipo de servicios. Así, una entidad y un
profesional en ejercicio libre podrían ofrecer los mismos servicios. La diferencia entre ambas radicará
en su forma legal. Eso sí, sí que se vislumbra una diferencia con ser freelance. Esta radica en su forma
de relacionarse con el cliente, ya que no ofrece servicios, sino un perfil profesional en el que su rol
cambiará según el tipo de proyecto.
Además, también resulta importante aclarar que la forma legal no determina el tipo de marca, ni
viceversa. Porque, como se puede comprobar en la base de datos elaborada por los proyectos
participantes (Anexo 7.3), varios de ellos tienen una forma legal de autónomo pero no desarrollan su
emprendimiento bajo una marca personal.
Con este trasfondo, surge el último aspecto a tener en cuenta. Resulta casi primordial comprender que
emprender es una opción que trasciende más allá de tener un trabajo. Porque apostar por este
camino, como bien indican Raya y Caparros (2013, p. 349), “no es solo una alternativa laboral frente a la
dificultad para acceder al mercado laboral “tradicional” de los trabajadores sociales, sino es sobre todo una
búsqueda de realización profesional”.
Esta afirmación no delimita y demarca el emprendimiento. Al contrario, lo que hace es posicionar a los
y las profesionales antes un reto: ser capaces de innovar y actualizar los trabajos típicos del Trabajo
Social, tan desarrollados durante el s. XX a la realidad actual, con las nuevas condiciones del mercado
laboral y empresarial.
Para conseguirlo, por otra parte, también resulta necesario que la disciplina se repiense así misma,
incluyendo el emprendimiento como una vía más en su marco teórico y metodológico. Gracias a esto
se podrá paliar el desconocimiento bastante amplio de esta realidad, que suele provocar ciertos
comentarios críticos desde colegas profesionales y ha acabado creando algunos mitos, como bien
señala Espinosa (2017, p. 6).
Este hecho explica algo que se vislumbra en las respuestas sobre la dupla Emprendimiento – Trabajo
Social: un ímpetu en mostrar que esta realidad es posible y nada alejada de la profesión. Al fin y al
cabo, lo que intentan transmitir es que “el principal recurso del profesional es hacer Trabajo Social, (…); ser
agente de cambio.” (Raya y Caparrós, 2013, p. 354).
Ahora bien, ante este amplio y complejo escenario, el Trabajo Social debe tener en perspectiva su
propia definición. Esto resulta clave para que los proyectos posicionen a la profesión “como actor clave
en el desarrollo de iniciativas emprendedoras que sirvan para dar respuestas a las necesidades y
problemas sociales” (Raya y Caparrós, 2013, p. 355). Sobre todo porque es innegable que el propio
sistema socioeconómico actual es el causante de muchas de estas situaciones de desigualdad.
En conclusión, el Emprendimiento desde el Trabajo Social siempre tiene que tener muy presente el
Código Deontológico, los Derechos Humanos, los principios de la profesión y los valores de la
disciplina. De esta manera, no solo se estarán abriendo nuevas vías para el desarrollo profesional, sino
también promoviendo cambios y transformación social en el propio sistema.
6. BIBLIOGRAFÍA Y REFERENCIAS
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7. ANEXOS
LOCALIZACIÓN
LOCALIZACIÓN (Provincia)
(Comunidad Autónoma)
COMUNIDAD
PROVINCIA PROYECTOS % PROYECTOS %
AUTÓNOMA
Madrid 12 24% Madrid 12 24%
Barcelona 2 4% Extremadura 2 4%
Bizkaia 2 4% Catalunya 2 4%
Málaga 2 4% Galicia 2 4%
Castilla y
Zaragoza 2 4% 2 4%
León
Castilla-La
A Coruña 1 2% 1 2%
Mancha
Asturias 1 2% Asturias 1 2%
Granada 1 2%
Huelva 1 2%
Huesca 1 2%
Las Palmas de Gran Canaria 1 2%
Ourense 1 2%
Salamanca 1 2%
Toledo 1 2%
Valencia 1 2%
Valladolid 1 2%
TIPO DE PROYECTO
64%
32
28
24
20
16
12 20%
8
10%
4 4%
2%
0
Ejercicio libre (por Freelance (por Centro (Espacio
ONG (Entidad social) Marketplace
servicios) proyectos) físico)
PROYECTOS 32 10 2 5 1
30
27
24
21
18
30%
15
12
6
8%
0
SÍ No En ciertas épocas
PROYECTOS 15 31 4
30
27
24
21
18
40%
15
12
6
4%
0
SÍ No En ciertas épocas
PROYECTOS 15 31 4
7.2. Formularios
ESTUDIO DE LOS PROYECTOS DE EMPRENDIMIENTO
3. Localización * (Provincia)
4. Página web * (Espacio online con información del proyecto. También válido Página o
perfil de Facebook. Indicar URL completa en este segundo caso)
Autónomo
Sociedad Anónima
Sociedad Limitada
Cooperativa
Asociación
Fundación
En proceso de establecerse
Otro:
7. Tipo de proyecto * (Por servicios = se ofrece un rol profesional que elabora una serie de
tareas "replicables", como peritajes, gestión de ayuda, intervención psicosocial... / Por
proyectos = se ofrece un profesional con unas características, que trabaja por áreas de
intervención, adaptándose al proyecto. Los "servicios" finales se elaboran de manera
concreta según las características de cada proyecto)
Otro:
8. Servicios que ofrece la entidad / profesional * (Marcar todas las posibles. Si no está
reflejado, específicar en casilla "Otros")
Intervención familiar
Atención domiciliaria
Atención diurna
Formación
Comunicación
Mediación
Consultoria Social
RSC / RSE
Otro:
Menores / Infancia
Jóvenes / Adolescentes
Mayores
Mujeres
Violencia de Género
Inmigrantes
Discapacidad
Salud Mental
Otro:
10. Clientes objetivo * (Cliente = quién paga por el trabajo realizado, de dónde viene la
financiación. En una subvención, el cliente es la Administración Pública. Y una
financiación de una obra social, el cliente es la empresa de esa obra social)
Personas
Empresas
Administración Pública
Entidades sociales
Otro:
Sí
No
En ciertas épocas
Sí
No
15. ¿De qué sector son? (En caso que la respuesta anterior sea afirmativa. Marcar las que
sean necesarias)
Administración y Gestión
Fiscal / Laboral
Informática
Ingeniería
Psicología
Otro:
16. Además de este, ¿se han impulsado otros proyectos emprendedores? (Si el/la profesional
ha impulsado otros proyectos de emprendimiento, en el pasado o presente, con otra
marca y estructura, no como un servicio con "nombre propio")
Sí
No
En ciertas épocas
17. ¿Cuántos proyectos se han impulsado? (En caso que la respuesta anterior sea afirmativa)
3. Localización * (Provincia)
7. ¿Cómo crees debe ser la dupla Emprendimiento - Trabajo Social? * (Explica cuál es tu visión
de la unión de ambos conceptos, como debería plantearse, cuáles son los aspectos
importantes...)
Zaintzean, Asistencia
isainz@zaintzean.com Bizkaia zaintzean.com
Personal y Servicios
Spiral Personal.Gabinete
hola@spiralpersonal.es Cádiz spiralpersonal.es
Social & Coach
Gabinete Psicosocial
martinacasas@gabinetepsicosocialsoluciona.es Cadiz gabinetepsicosocialsoluciona.es
Soluciona
Las Palmas de
Socialint hola@socialintweb.com socialintweb.com
Gran Canaria
Instituto de Igualdad,
igualdadyproyectos@gmail.com Madrid institutodeigualdad.com
Formación y Proyectos S.L.
Santa Cruz de
Belen Peyró peyrobelen@gmail.com
Tenerife
Santa Cruz de
Cocreandot elena@cocreandot.com cocreandot.com
Tenerife
Santa Cruz de
Juan David García Pérez j.davidahora@gmial.com
Tenerife
Santa Cruz de
Yaiza Perez ypgonzalez84@gmail.com facebook.com/yaiza.p.g
Tenerife
Santa Cruz de
Jonathan Regalado jpineroregalado@gmail.com jonathanregalado.com
Tenerife