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Abstract: Resumen:
In this essay we are going to explore En este trabajo va a explorarse el
the concept of "origin" beginning from concepto de origen partiendo del
the genealogical method. We uncover método genealógico. Se expondrá el
Nietzsche's genealogical method, método genealógico de Nietzsche
following Foucault's works on the siguiendo las anotaciones sobre este de
matter and, subsequently, we will Foucault y, posteriormente, se explorará
explore the concept of origin on various el concepto de origen en varios niveles:
levels: etymological, historical and etimológico, histórico y filosófico, para
philosophical, so that we can arrive to a conseguir llegar a alguna conclusión
conclusion concerning the reason for acerca del motivo de la búsqueda de los
the search for origins that humanity has orígenes que ha venido practicando
carried out since time immemorial. desde tiempos inmemoriales la
humanidad.
Comencemos este trabajo hablando de Nietzsche, filósofo bien conocido por todos
y que nos va a permitir aproximarnos desde al menos dos perspectivas al concepto de
Origen u Orígenes. A partir del año 1879, nos econtramos con un Nietzsche ya muy alejado
del romanticismo, un Nietzsche que se va a dedicar a una tarea nueva para él. Hacia el
1875 su enfermedad le empezaba a invalidar sobre manera, y sólo disponía de pequeños
lapsos de tiempo de escritura. Es aquí donde comienza su escritura aforística. Su obra
Humano, demasiado humano corresponde al abandono de la metafísica y el idealismo. ¿A
qué nos referimos con el abandono del idealismo? Al abandono del presupuesto que tenía
todo el siglo XIX que consistía en pensar en términos abstractos, en pensar desde lo
1
absoluto. Cuando uno divide el mundo en dos grandes fuerzas, lo apolíneo y lo dionisíaco,
lo que hace es realizar grandes divisiones de lo que es la realidad. Según nuestro autor,
había que abandonar esa manera de proceder, pues no se puede pensar la realidad mediante
conceptos abstractos. ¿Cómo podemos pensarla entonces de otra manera? Nietzsche
encuentra la solución a esta pregunta en el análisis de la moral. En lugar de dividir el
mundo entre lo apolíneo y lo dionisíaco, observará las fuerzas morales que han ido
conformando lo que es la cultura. Según Nietzsche, para analizar lo que es la moral hay
que ser positivista1, debemos abandonar el romanticismo y centrarnos en hacer esa ciencia
gris que hacen los positivistas, ver cómo se comporta la realidad y aplicar eso a la moral.
¿Cómo haremos positivismo con la moral? Describiéndola. Es en este punto donde entra el
gran método de Nietzsche por el que estamos escribiendo este trabajo: el método
genealógico.
Nietzsche, en su obra Humano, demasiado humano da a entender que todo es
producto del hombre, lo que puede equipararse a decir que todo es producto de la
decadencia. Aquí nuestro autor precisa de un criterio para juzgar la moral y analizarla.
¿Cómo criticar a este enemigo que es la moral cristiana y que sabemos que está instalada
en la base de la cultura occidental? Lo hará en una obra posterior, llamada Genealogía de
la moral, que es donde Nietzsche hace la crítica a la moral cristiana a través de su método
genealógico. ¿Por qué precisamos de un método para esta empresa? Por la sencilla razón
de que sin un método adecuado caemos en el relativismo o en la simpleza de criticar la
moral desde la moral. La genealogía tiene como primera premisa que una filosofía debe
descreer o, al menos, dejar de buscar, el origen de las cosas. El gran problema de la
filosofía idealista es que siempre ha tratado de buscar el origen de las cosas (del bien, de la
naturaleza, del hombre, etc.).
Para huir de la metafísica hay que huir de la idea de origen. El origen nos lleva a tratar
maneras de pensar que se tienen a sí mismas como eternas e inmutables. Para salir de aquí,
Nietzsche propone dos conceptos: Emergencia y Procedencia. Las cosas no tienen origen,
emergen y proceden. Lo que va a hacer la genealogía no es buscar de dónde viene en
origen la compasión cristiana, sino su emergencia y procedencia. Estos dos términos
1 Esta idea la da a entender en el tercer apartado del prefacio de la Genealogía de la moral. En concreto
para este trabajo hemos consultado la siguiente traducción: NIETZSCHE, F., La genealogía de la moral;
El crepúsculo de los ídolos; El anticristo; Primeros Opúsculos, traducción de José Mardomingo Sierra,
Gredos, 2014.
2
apuntan, directamente, a la invención, es decir, al momento de surgimiento de un objeto, en
lugar de apuntar a las raices más metafísicas. Un ejemplo del proceso sería el siguiente:
¿Cuando la cultura adopta el elemento de la compasión? “En ‘tal’ momento”. Esas son las
respuestas que buscamos cuando hacemos genealogía. Teniendo ya ese momento de
invención, ahí sí que se analizarían las fuerzas que posibilitaron su emergencia, y, al mismo
tiempo, la procedencia de tal invención, es decir, qué fuerzas exactas están implicadas. La
emergencia es aquello que hace que triunfe algo, la procedencia es lo que conlleva. ¿Qué
conseguimos a través de este método genealógico? Por un lado es un método consciente de
que la historia es un elemento histórico, valga la redundancia. Hay que ir a los momentos
históricos. Por otro lado, nos permite una crítica del objeto analizado, pues con la
genalogía podemos desvelar lo que ha posibilitado que eso sea así. No es una crítica
relativista, es una puesta sobre la mesa de los elementos que laten tras los objetos
culturales, en este caso, la moral. Es un método histórico y crítico, y es crítico porque para
Nietzsche, así como para casi cualquiera, al poner sobre la mesa las fuerzas que se
esconden tras las verdades, se está haciendo crítica.
Como dice Foucault2, términos como Entstehung3 o Herkunft4 señalarían mejor que
Ursprung el objeto propio de la genealogía. Vamos a seguir el análisis que hace Foucault 5
de estos conceptos para poder así profundizar un poco más en la esencia de la genealogía.
Herkunft es un concepto que tiene que ver con la procedencia de algo, con la pertenencia a
un grupo (ya sea a una tradición, a una etnia, una cultura…). Foucault apunta que el
análisis de Herkunft suele traer en su carga semántica a la raza o el tipo social. Pero no se
trata de la vaga descripción de la procedencia de algo, como podría ser decir “Este hombre
es inglés”, sino que más bien el concepto entraña un intento de descubrir las marca sutiles
y singulares que forman una red compleja, aquellas marca subindividuales que son
diferentes entre sí, que permiten hacer una separación, una disociación del Yo y los
acontecimientos.
3
“La procedencia permite también reconocer bajo el aspecto único de un
carácter, o de un concepto, la proliferación de los acontecimientos a
través de los cuales (gracias a los cuales, contra los cuales) se han
formado. La genealogía no pretende remontar el tiempo para establecer
una gran continuidad más allá de la dispersión del olvido. […] Seguir el
hilo complejo de la procedencia es, al contrario, conservar lo que ha
sucedido en su propia dispersión: localizar los accidentes, las mínimas
desviaciones –o al contrario, los giros completos-, los errores, las faltas
de apreciación, los malos cálculos que han dado nacimiento a lo que
existe y es válido para nosotros...”6
4
encuentra con otro suceso, y es la emergencia de variaciones individuales, la cual se
produce ya a otro nivel, en un momento posterior. Aquí los conflictos y peligros ya no
provienen del exterior de la especie, sino del interior. Las envidias, los egoísmos y los
conflictos se suceden y los individuos luchan entre ellos. Se desata el juego de las
dominaciones.
Vemos ahora la potencia de estas fuerzas, cómo funciona lo que Nietzsche llama
emergencia, la entrada en escena de las fuerzas, el impulso que las cataliza y detona.
Estamos hablando de la escena, no de los actores. Nos referimos a la circunstancia del acto,
a la circunstancia que posibilita la aparición de un elemento. La emergencia designa el
lugar de enfrentamiento de las fuerzas, y la procedencia la cualidad de un instinto, su
intensidad o su debilidad, así como la marca que deja en el cuerpo. Pero ¿En qué se
diferencia esto a lo que entendemos por historia? Nietzsche caracteriza a la genealogía
como el sentido o el espíritu histórico.
5
“El sentido histórico, y en eso practica la ‘wirkliche Historia’,
reintroduce en el devenir todo lo que habíamos creído inmortal en el
hombre. ¿Creemos en la perennidad de los sentimientos? Pues todos, y
sobre todo los que nos parecen más nobles y desinteresados, tienen su
historia. Creemos en la sorda constancia de los instintos y nos
imaginamos que siempre pre actúan, aquí y allá, ahora como antaño.
Pero el saber histórico no tiene dificultad en fragmentarlos, -en mostrar
sus avatares, en señalar sus momentos de fuerza y de debilidad, en
identificar sus alternantes reinados, en comprender su lenta elaboración
y los movimientos por los que volviéndose contra sí mismos pueden
enseñarse en su propia destrucción.”
El sentido histórico evita la metafísica, pues no puede apoyarse sobre ningún absoluto si
quiere ser útil a la genealogía. Las fuerzas que se dan en esta lucha, en este juego de la
historia, ciertamente no obedecen a nada más que al azar de la lucha. No poseen ningún
destino preescrito.
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hemos dicho antes, el hombre surge a la vez que el lenguaje, y la inteligencia no puede
concebirse anterior a la comunicación. El hombre se proyecta en el lenguaje, por lo que se
van transformando a la par poco a poco. La cultura humana claramente evoluciona. ¿Cómo
lo hace? Mediante la crítica. “El lenguaje, una vez emancipado, se desarrolla y aboca a un
reconocimiento de sus propios límites. Entonces, el lenguaje se hace crítico. El lenguaje
forcejea con el poder (poder del grupo) que intenta siempre secuestrarlo, monopolizarlo,
fijarlo. El lenguaje forcejea con su incapacidad para autofundamentarse.” 12 Lo que coloca
al hombre fuera de la naturaleza sería el hecho de que puede entercambiar información. Y
es por todo esto que hemos mencionado, por lo que vamos a sumergirnos en el lenguaje y a
explorar los orígenes desde la filología, vamos a continuar haciendo genealogía como
Nietzsche nos enseñó, o, al menos, a intentarlo.
Exploremos los fundamentos etimológicos para ver a dónde nos llevan y así poder
sacar conclusiones. Es necesario, a la hora de estudiar semejantes conceptos como puede
ser el de “Origen” el echar la vista atrás en la historia de nuestra lengua, para intentar
descubrir el sentido último de la palabra y llegar a una mejor comprensión de los avatares
que el término ha sufrido y que han traído como consecuencia la carga semántica que la
raíz aporta. La palabra origen la encontramos en las lenguas romances (así, en francés
origine, italiano orígine e incluso en inglés origin) proveniente del latín origo, -inis con
diversos significados en función del contexto en el que aparece. Según el diccionario
etimológico13, significa origen, principio, nacimiento, procedencia, pero también sangre,
raza, linaje y causa o fuente. De hecho, estos significados quedan atestiguados en autores
latinos y obras de muy distinta índole. Encontramos el término en La república de Cicerón
“Quare prima sit haec forma et species et origo tyranni, inventa nobis in ea republica,
quam auspicato Romulus condiderit…”14 (esta fue la forma y la apariencia y el origen del
tirano que apareció en nuestra república, fundada por Rómulo bajo buenos auspicios…)
refiriéndose al origen de la tiranía de Tarquinio en Roma. Utilizado también por
historiadores como Tito Livio quien ya lo utiliza en el prefacio de su Historia de Roma del
siguiente modo: “quin primae origines proximaque originibus minus praebitura voluptatis
7
sint…” (Eque los orígenes mismos y los tiempos inmediatos a ellos han de gustar poco a la
mayoría...”)15 Pero el sentido de fuente última y nacimiento lo encontramos en Lucrecio, en
De rerum natura:
(“¿Por ventura nuestra vida yacía en aflicción y tinieblas, hasta que amaneció el día de
la creación de las cosas?”), o
Los dos significados, en sentido amplio, que el término posee los podemos indagar
en la raíz indoeuropea, donde encontramos dos raíces fundamentales18: *er- y *gen- .
Por su parte, la raíz indoeuropea *gen- que se atestigua en todas las lenguas
indoeuropeas (sánscrito jajanti, así como armenio, avéstico y albanés) presenta una gran
capacidad de producción tanto en griego como en latín. Así, frente al γένος griego como
“raza, origen” encontramos la palabra latina gens gentis, con raíz en grado vocálico cero, y
15 LIVIO, T., Historia de Roma, Texto y trad. De Antonio Fontán, prefacio, 4, Libro I, C.S.I.C. Madrid
(1987).
16 LUCRECIO, De rerum natura, texto y trad. De José Ignacio Ciruelo Borge, Libro V, v. 175-176, p. 424,
Ed. Bosch, Barcelona (1985).
17 LUCRECIO, Ibíd. Libro V, v. 324-325, p. 434.
18 ROBERTS, E. A. y PASTOR, B. , Diccionario etimológico indoeuropeo de la Lengua Española, p. 54 y
p. 57, Ed. Alianza Diccionarios, Madrid (1996)
19 PABÓN, J. M. Diccionario manual griego – español, p. 434, Ed. Vox, Barcelona (1982)
20 ROBERTS, E. A. y PASTOR, B. Op. Cit. p. 54.
8
significando también “raza, linaje”. Este lexema indoeuropeo, ha sido muy productivo en
todas las lenguas romances, apareciendo en palabras derivadas como genealogía,
eugenesia, genética, heterogéneo, homogéneo, fotogenia y un larguísimo etc.
Por tanto, volviendo al tema central de nuestro estudio, la palabra origo, comparte
ambos radicales y por consiguiente posee un contenido más amplio, dada la semántica de
sus componentes.
Resulta llamativo, sin embargo, que entre los filósofos griegos la palabra que
adquiere mayor relevancia para hablar del principio fundamental, del origen, sea αρχή,
palabra con gran peso en la historia de la filosofía griega con la que calificarían al agua y al
aire como principios (αρχαί) Tales o Anaxímenes21 pero de raíz desconocida. El hecho de
que no se encuentren datos de la misma en diccionarios ni en gramáticas, nos puede llevar
a pensar en un sustrato prehelénico o en una cultura no indoeuropea, pero no serían sino
meras especulaciones sin comprobación científica. Como vemos es una palabra con
muchísima carga y que lleva utilizándose como concepto mucho tiempo en la historia de la
humanidad. Orígenes, siempre el hombre se ha preguntado por los orígenes de las cosas,
incluso por el suyo propio. Hacer genealogía de este acontecimiento requiere más medios,
tiempo y espacio del que disponemos, pero vamos a continuar indagando, observando de
forma positiva lo que circunda a este concepto para al menos, avanzar en el camino,
aunque no lleguemos a alcanzar el puerto, la emergencia.
21 ODDONE LONGO, El universo de los griegos. Actualidad y distancia, p. 337, Ed. Acantilado,
Barcelona (2009).
22 HESÍODO, Teogonía, p. 9, Gredos, Madrid (2014)
9
pregunta filosófica, pues la encontramos en los poemas de Hesíodo y en Homero. En estos
textos encontramos que Océano y Tetis son los dioses principales, por lo que podríamos
decir que son precursores de Parménides. Es deducible de aquí que las preguntas
filosóficas no existen como tales, pues ya se lo preguntaban los poetas, con lo que
estaríamos hablando de preguntas humanas. No deberíamos concederle ese predominio
epistemológico ni al filósofo ni al poeta, sino a todas las personas de la antigüedad. De
hecho, es bien conocido que los poemas homéricos se han de atribuir no a un individuo, no
a un poeta – compositor- recitador, sino a toda una comunidad. En los poemas de
transmisión oral, la autoría de los mismos hay que buscarla en la colectividad y esta
comunidad aspira al conocimiento de los sucesos que le rodean y de su entorno y, por
supuesto, de su origen, con el que se sienten identificados como pueblo. como decía
Aristóteles en su metafísica, “todos los hombres aspiran por naturaleza al saber” 23. En este
caso, las preguntas las encontramos ahora en la tradición poética. La cosmología se
pregunta por el origen (lo primero, protón, πρῶτον , que se convertirá en la primera
pregunta filosófica con los milesios. La pregunta mezcla dioses y elementos naturales.
Posteriormente encontraremos las nociones de las que ya hemos hablado antes, así como
otras que también son de interés para nuestro estudio como ἀρχή, αἰτία (causa) o στοιχεῖον
(elemento). Todos estos elementos están relacionados con la pregunta por la creación del
universo y los dioses, pero hay que tener en cuenta que esa pregunta es muy anterior.
Vamos a ver lo que nos trató de transmitir Hesíodo con más detalle. La respuesta de las
musas a la pregunta que hemos citado antes fue que lo primero que nació fue caos, después
Gea, seguida de Tártaro y Eros. ¿Con esto se nos quiere decir que el origen del universo
consta de cuatro elementos en lugar de uno? Posteriormente aparecerán los filósofos
monistas y pluralistas, pero de lo que no hay duda es que el primer elemento que se nombra
es “Caos”, seguido de Gea, etc. ¿Acaso la secuencia tiene un sentido ontológico o
simplemente es algo debido a la escritura del relato? En el texto se puede comprobar como
no se dice que Gea naciese de Caos, por lo que podría ser que los cuatro tengan el mismo
nivel ontológico. Pero vamos a continuar explorando en la historia y acudamos a Tales de
Mileto. Es interesante el dato de que la mayoría de los que filosofaron por primera vez
consideraron que los únicos principios u orígenes de todas las cosas son de especie
10
material. Aquello a partir de lo cual existen todas las cosas, lo primero a partir de lo cual se
generan y el término en que se corrompen, permaneciendo la sustancia mientras cambian
los accidentes, dicen que es el elemento y el principio de las cosas que existen; por esto
consideran que nada se genera ni se corrompe, pues tal naturaleza se conserva siempre…
Para estos filósofos, tenía que haber alguna naturaleza única o múltiple a partir de la cual
se generaran las demás cosas, conservándose. Tales, quien inició semejante filosofía,
sostiene que es el agua el principio de las cosas. Puede que llegara a esta conclusión a
través de la observación, pues todas las cosas presentan un nivel de humedad, así como que
el calor se transmite y mantiene en la humedad (aquello a partir de lo cual se generan las
cosas es el principio de todas ellas). Quiero recordar a los lectores que estamos haciendo
genealogía del concepto origen y que, para ello, el estudio de todas estas cuestiones es
necesario. Habría sido muy recomendable también acudir a otras culturas como la árabe o
la china, pero tendrá que ser en posteriores trabajos debido a la tarea que eso nos supondría
en este momento.
Es una cuestión que se da en prácticamente todas las culturas y desde épocas muy
tempranas, como podemos comprobar en la filosofía hindú, donde ya en la época Védica
(1500 – 800 a.C) podemos encontrar la idea de lo Uno como origen del universo. Parece
como si la pregunta por el origen fuera algo intrinseco al ser humano. ¿Qué podría causar
esto? Vamos a explorar alguna propuesta más para así poder sacar alguna conclusión
aunque sea precipitada. Acudamos ahora a la escuela pitagórica. “Filolao afirmó el
principio de que la diversidad de los elementos corpóreos (agua, aire, fuego, tierra y éter)
dependen de la diversidad de la forma geométrica de las partículas más menudas que los
componen.”24. Debido a que de los pitagóricos no poseemos textos, hay que encontrar sus
doctrinas en otros autores como Platón, por ejemplo en el Timeo, donde se encuentra
esbozada dicha doctrina. Si acudimos a la filosofía islámica, encontraremos elementos del
neoplatonismo así como del aristotelismo, junto a otros elementos que fueron integrados
con la evolución del islam. La china antigua, por su parte, describió el origen del universo
como un caos en el que no había ni olor, ni tenía forma ni sonido, un estado difuso que no
podía ser ni percibido ni conocido.
24 ABBAGNANO, N. Historia de la filosofía, Tomo 1, p. 24, Ed. Montaner y simón, Barcelona (1973).
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Hemos navegado por la etimología de las palabras, así como, muy por encima, por
algunas de las teorías más importantes sobre el origen del mundo. Hemos visto como esta
pregunta por los orígenes es incluso anterior a la filosofía, como si se tratara de una
pregunta que trae el ser humano en lo más profundo de su psique. Más que traer consigo la
pregunta, el hombre tiene que traer consigo una condición que le haga llegar a dicha
pregunta. Si exploramos la naturaleza del concepto, vemos cómo trae intrínseco el
concepto de la nada, pues el origen de algo sólo puede darse en el caso de que no existiera
antes, así como el de creación, pues si algo tiene orígenes ha tenido que ser o bien creado o
bien autocrearse (recordemos la filosofía hindú, donde la propia voluntad de ser de la nada
le hizo ser). A simple vista, se encuentra un paralelismo directo con la naturaleza biológica
del hombre, con su condición de procreador. ¿Sería posible que el hecho de que el hombre
requiera de la procreación, es decir, de la creación de otros individuos, de la creación de
individuos que tienen su origen en un acto determinado como la cópula, para la
continuación de la especie, fuera el causante de esta aparentemente inevitable tendencia a
preguntarse por el origen de las cosas? ¿podría ser que el hecho de saberse original del
vientre de la madre, haga preguntarse al hombre de qué son originales el resto de las cosas
y que así se dé pie a toda una prole de pensamientos, filosofías y especulaciones sobre los
orígenes de las cosas? ¿acaso el hecho de saberse originario de la madre no le hace al ser
humano preguntarse por el origen de sus antepasados, y, en última instancia, de la raza
humana y del mundo? Ciertamente, no es una hipótesis desdeñable, pues hemos podido
comprobar en este trabajo que los orígenes siempre han estado presentes en el hombre, y
que éste siempre ha hecho grandes esfuerzos por descubrirlos.
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BIBLIOGRAFÍA
- LIVIO, T., Historia de Roma, Texto y trad. De Antonio Fontán, C.S.I.C. Madrid (1987).
- LUCRECIO, De rerum natura, texto y trad. De José Ignacio Ciruelo Borge, Ed. Bosch,
Barcelona (1985).
- SNELL, B., El descubrimiento del espíritu: Estudios sobre la génesis del pensamiento
europeo en los griegos, Ed. Acantilado, Barcelona (2008)
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