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McGraw-Hill / Interamericana
de España S. A. U.
DERECHOS RESERVADOS © 2006, respecto a la primera edición en español, por
McGRAW-HILL/INTERAMERICANA DE ESPAÑA, S. A. U.
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ISBN: 84-481-5682-X
Depósito legal: M.
vii
viii Fundamentos de trabajo en equipo para equipos de trabajo
Como coordinador académico de la obra sólo me resta desear que todos cuan-
tos tengan acceso a este manual disfruten de su lectura y sepan apreciar el valor
del “trabajo en equipo” como una alternativa válida de desarrollo organizativo que
también puede contribuir a su enriquecimiento personal.
Capítulo 1
Expectativas y viabilidad
del trabajo en equipo
FAINSTEIN, H. N.
Universidad de Buenos Aires
SÁNCHEZ, J.
Universidad de Cádiz
ÍNDICE
Este capítulo, por ser el primero, intenta introducir la temática y la problemática del
trabajo en equipo. Varias son las preguntas esenciales que recorren su contenido:
Para responder estas preguntas, el capítulo, por una parte, orienta al lector en
las distintas vertientes posibles acerca de la viabilidad del trabajo en equipo, y por
otra, plantea las expectativas que éste genera a nivel organizacional, del equipo, y
de las personas que lo constituyen.
OBJETIVOS DIDÁCTICOS
La lectura y comprensión de este capítulo pretende que el lector pueda:
Gana la organización al lograr cada vez más el alcance de sus objetivos en forma
eficaz y eficiente. Y ganan también las personas o trabajadores, cambiando con la
organización, evolucionando hacia instancias individuales de mayor realización y
satisfacción de sus necesidades de pertenencia, crecimiento y aporte a la comuni-
dad.
Desde otra perspectiva las expectativas son las esperanzas o posibilidades de
conseguir algo, todo ello en espacios y tiempos ya determinados, o que se van
determinando en el proceso: en este caso trabajar en equipo. ¿Para qué? Trabajar
en equipo para lograr mejores resultados organizacionales que los que se lograrían
trabajando individualmente y mejorar las condiciones de motivación y satisfacción
de las necesidades individuales. Las expectativas pueden ser por lo tanto diferen-
tes según las personas; es decir, subjetivas. Incluso pueden llegar a ser diametral-
mente opuestas: algunos pueden tener esperanza de trabajar mejor en equipo y
generar resultados tanto técnicos como sociales, en tanto otros pueden tener temor
de no alcanzar alguna o ninguna de las dos dimensiones antes citadas (social y
técnica) trabajando en equipo.
La construcción de expectativas que potencien la actitud hacia una mayor
proactividad o esperanza de trabajo en equipo es tarea de los integrantes del equi-
po y de sus conductores.
Esta dualidad, que será tratada en el siguiente capítulo, recoge un matiz impor-
tante que nos permite diferenciar el “trabajo en equipo” como habilidad individual
que se expresa en los comportamientos organizativos del “equipo de trabajo” como
Capítulo 1. Expectativas y viabilidad del trabajo en equipo 5
• Personas. Las personas son un aspecto primero y central ya que sin ellas,
y sin una buena coordinación de acciones entre ellas, no hay equipo viable
más allá de sus expectativas y de la articulación con el cambio social y
tecnológico. Se las coloca en primer lugar porque se considera que allí
deben estar; no son un mero recurso, son el corazón de las organizaciones,
y más aún de aquéllas orientadas a equipos.
• Tarea. La tarea o actividad da sentido al equipo. Hay una tarea explícita
que es la que se ve, lo que el equipo hace y que se plasma en el alcance de
los objetivos, y también una tarea implícita, que es construirse como equipo,
6 Fundamentos de trabajo en equipo para equipos de trabajo
aspecto que será analizado con todo detenimiento en el Capítulo 11. Así,
pueden surgir conflictos basados en expectativas distintas de resultados
entre personas, áreas y propia organización, divergencias que deberán re-
solverse en el ámbito de la denominada tarea implícita.
• Resultados. Así como las personas son características de un equipo, el al-
cance de los resultados es la base sobre la cual se diseña el equipo mismo
y la propia organización a la cual el equipo pertenece. Resultados y viabi-
lidad son ideas que orientan hacia los mismos conceptos. Sin resultados
positivos o sinergia, como desarrollaremos en el Capítulo 5, un equipo no
es viable, y a la vez, la presunción de viabilidad se materializa en la medida
que los resultados acompañan.
Por tanto, podemos ir consolidando algunas ideas claves de este epígrafe intro-
ductorio antes de pasar a un desarrollo más pormenorizado.
En este apartado vamos a analizar los intereses que aparecen en cada una de las
partes afectadas cuando surge el proyecto de trabajar en equipo: organizaciones e
individuos, distinguiendo en el primer caso la pretensión de competitividad de la
de resultados directos, y diferenciando en el caso de los individuos a los trabaja-
dores de los directivos.
a los equipos, definiendo con ellos lo que debe hacer el grupo como equipo. Lo
que implica ayudarlos a encontrar un equilibrio entre el desempeño individual, la
tarea delegada y los productos de trabajo en equipo, la mezcla de habilidades
potenciales y el respaldo de recursos.”. Los autores reivindican la idea que la alta
dirección y su compromiso para el trabajo en equipo son fundamento y re-
quisito para la viabilidad de los equipos en organizaciones que requieren cada
vez más herramientas para sobrevivir y crecer.
Este compromiso no puede ser una mera declaración, quedarse en enunciados
de cara a la galería, o ser una moda circunstancial sino que los altos ejecutivos son
en definitiva los responsables de mostrar “en su propio modo de actuar” con los
otros, esta predisposición, esta apuesta firme por el trabajo en equipo.
Capítulo 2
Trabajo en equipo
y equipos de trabajo
GIL, F.
Universidad Complutense de Madrid
ÍNDICE
15
16 Fundamentos de trabajo en equipo para equipos de trabajo
OBJETIVOS DIDÁCTICOS
La lectura y comprensión de este capítulo pretende que el lector pueda:
Desde siempre las personas han venido trabajando, con mayor o menor éxito, en
equipo. La historia nos muestra cómo para sobrevivir nuestros antepasados tu-
vieron que organizarse y coordinar sus habilidades para realizar actividades de
caza, defensa y protección. Desde entonces y a lo largo del tiempo, hemos co-
nocido excepcionales ejemplos de descubrimientos y logros realizados por ex-
ploradores o científicos que han requerido necesariamente de la contribución de
muchas otras personas, las cuales resultan desconocidas. Estos logros requieren
saber trabajar en equipo, esto es, requieren asignar diferentes roles a los miem-
bros de un equipo y realizar tareas de forma cooperativa para lograr metas
compartidas.
Aunque el trabajo en equipo no es nuevo en el ámbito de las organizaciones,
la orientación inicial de expertos y responsables ignoró esta forma de trabajo, in-
teresándose más por el análisis de los trabajos individuales. Por el contrario, en las
últimas dos décadas, los cambios relacionados con factores estratégicos, económi-
cos, técnicos y sociales han cambiado sensiblemente la orientación, promoviendo
en todo el mundo y en todos los ámbitos el diseño/rediseño de organizaciones
estructuradas en torno a equipos interdependientes. Actualmente, en la medida que
las organizaciones modernas están ubicadas en entornos cambiantes y dinámicos
y en escenarios inciertos, crecen en tamaño, son estructuralmente más complejas,
y necesitan dar respuestas rápidas, flexibles y adaptativas, necesitan de forma más
apremiante desarrollar actividades en grupos y con equipos. Los equipos se con-
vierten, por tanto, en bloques básicos de la construcción de la organización, son
las unidades básicas de las organizaciones y su diseño se configura en torno a
estructuras basadas en equipos. Asistimos, por tanto, y después de un largo pe-
ríodo de desvalorización, a la revitalización de los equipos en el contexto del tra-
bajo. Como señalan unos importantes especialistas los grupos ya no son conside-
rados como “el problema”, y comienzan a ser contemplados como “la solución”
(Shea y Guzzo, 1987).
En este contexto, el trabajo en equipo, la realización de actividades colectivas
que implica algún grado de interacción, cooperación y coordinación para lograr
objetivos comunes, se convierte en el procedimiento básico para que estos equipos
funcionen adecuadamente.
A pesar de que en el capítulo anterior hacíamos un repaso detallado de las
expectativas que genera la utilización de estas unidades o equipos de trabajo,
nuevamente insistimos en este aspecto. Y lo hacemos reafirmando que existen
sobradas razones que justifican la aplicación del trabajo en equipo en las organi-
zaciones. Podemos diferenciar ventajas claras e identificables (tangibles), así como
otras menos perceptibles externamente (intangibles) pero no menos importantes.
Siguiendo a West (2004), éstas son las principales:
En cuanto a ventajas tangibles, los equipos pueden responder rápida y efi-
cazmente al continuo cambio del entorno, en la medida que implica conceder
mayor responsabilidad y autoridad a los equipos para que puedan tomar decisiones
18 Fundamentos de trabajo en equipo para equipos de trabajo
• Los equipos hacen que las organizaciones aprendan, y que retengan los
conocimientos con mayor eficacia, puesto que cuando algún empleado
abandona la organización no se pierden los conocimientos del grupo. Este
aspecto de la gestión del conocimiento en el seno de los equipos de trabajo
será analizado con mayor detalle en el Capítulo 9.
• Los equipos interfuncionales ofrecen una mayor calidad de gestión, en la
medida que se cuentan con puntos de vista diferentes desde los que se pue-
de analizar mejor la calidad de los productos o servicios. La diversidad,
como factor esencial de los equipos de trabajo, también será objeto de un
estudio más profundo en el Capítulo 4.
• El intercambio de ideas en los equipos promueve también la calidad y la
innovación.
• El trabajo en equipo proporciona beneficios económicos, pues mejora la
productividad y, por ende, el rendimiento empresarial. Este aspecto de
generación de sinergias será contemplado con mayor grado de detalle en el
Capítulo 5.
• Cuando se trabaja en equipo es más fácil promover e implantar el cambio
en las organizaciones.
• Los equipos proporcionan habilidades y experiencias más diversas para
abordar un problema, generando respuestas más flexibles y adaptativas.
0RGHORGHLPSODQWDFLy
0RGHORGHLPSODQWDFLyQGHO
¶7UDEDMREDVDGRHQ(TXLSRV7%(·
7UDEDMREDVDGRHQ(TXLSRV7%(·
)DVH
5HYLVDUODRUJDQL]DFLyQ
\GHFLGLUHO7%(
)DVH
)DVH
5HYLVDU\GLVHxDU
(YDOXDUHO7%( VLVWHPDVGHDSR\R
)DVH
)DVH
5HYLVDU\VRVWHQHU 6HOHFFLyQ\HQWUHQD
ODHILFDFLDGHOHTXLSR PLHQWRGHOOtGHU
)DVH
'HVDUUROOR
GHHTXLSRV
:HVW \ 0DUNLHZLF]
Figura 2.1. Modelo de implantación del sistema de TBE (Adaptado de West y Mar-
kiewicz, 2004).
personas en un grupo, ponerlas juntas para que realicen tares conjuntas, no garan-
tiza que se consiga el resultado esperado. Es más, estructurar de esta forma el
trabajo puede llegar a ser perjudicial, haciendo que los mejores miembros del
equipo (o incluso todos ellos de forma progresiva o colectiva) reduzcan ostensi-
blemente su esfuerzo y motivación, dando lugar al conocido proceso de holgaza-
nería social (Gil, 2004).
Las consecuencias pueden incluso ser mayores. Un deficiente diseño, dirección
o participación en equipos de trabajo puede acabar en resultados catastróficos o en
situaciones de caos. Acontecimientos recientes relacionados con fracasos en ope-
raciones militares, desastres aéreos, explosiones de plantas nucleares, o errores
médicos, dejan al descubierto problemas de comunicación, coordinación o coope-
ración. Estas situaciones podrían haberse prevenido o controlado si los miembros
supieran trabajar en equipo y afrontar situaciones de estrés.
Para conseguir obtener los máximos beneficios del trabajo en equipo, evitan-
do sus desventajas, es necesario conocer qué son los equipos (concepto y carac-
terísticas), el para qué de los equipos (modelos que explican su eficacia), el cómo
funcionan los equipos (procesos de su funcionamiento) y sus miembros (habili-
dades de sus componentes para trabajar en equipo), y finalmente el cómo mejo-
20 Fundamentos de trabajo en equipo para equipos de trabajo
Se pueden definir los equipos, en este temprano momento del capítulo, como
aquellos conjuntos de dos o más personas que interaccionan entre sí, realizan roles
específicos y mantienen una relación de interdependencia para la consecución de
metas comunes y compartidas en un contexto organizacional particular.
En ocasiones se utiliza indistintamente los términos grupos y equipos. No
obstante, existen importantes diferencias. Las principales características que dis-
tinguen a los equipos respecto de los grupos se muestran en la Tabla 2.1.
Katzenback y Smith (1993) diferencian los conceptos grupo y equipo con base
en el liderazgo compartido del segundo y la existencia de una dirección uniperso-
nal en el primero. En este aspecto, la búsqueda persistente del consenso como fi-
losofía de resolver los problemas de decisión juega un papel fundamental. Como
señala Senge (1998), un equipo es un equipo cuando el grupo comienza a com-
prenderse y aprende a trabajar productivamente juntos.
Williams (1996) propone dos criterios: colectividad, o aceptación e interiori-
zación del objetivo colectivo por encima de los puramente individuales; y depen-
dencia, entendiendo por tal las dificultades existentes para que un miembro del
equipo alcance sus objetivos sin la colaboración de los restantes miembros. Es
precisamente la colaboración el verdadero valor a consolidar: el equipo no es más
que una manera de promover y consolidar el espíritu de cooperación interna. Ba-
sándose en ambos, este autor señala que los equipos se caracterizan por presentar
mayores dosis de ambas cualidades con respecto a los grupos.
Este modelo permite explicar casos reales de equipos, que cuentan con inme-
jorables recursos de entrada (excelentes profesionales por ejemplo), que se des-
aprovechan debido a pérdidas producidas por procesos defectuosos (inadecuada
comunicación o coordinación). Este modelo también explica cómo por el contrario
equipos deportivos, formado por una plantilla justa y discreta de jugadores aficio-
nados, saben sacar el máximo provecho de sus potencialidades a través de proce-
sos facilitadores y constructivos (cohesión, confianza, apoyo mutuo, etc.), derro-
tando a equipos teóricamente muy superiores.
Aunque la mayoría de los modelos muestran esta misma estructura, difieren nota-
blemente respecto a los elementos que identifican en las tres categorías (Alcover, 2003).
Un modelo que cuenta con importante apoyo es el que se muestra en la Figura 2.2.
Este modelo ilustra además cómo el entrenamiento puede moderar las relacio-
nes entre las entradas y los procesos, así como entre estos últimos y los resultados.
Finalmente en el modelo se reconoce que las características organizacionales y
situacionales impregnan, a lo largo de todo el proceso, la eficacia del equipo. Los
distintos factores que componen el modelo de sistemas son:
Los inputs, representan un conjunto de recursos para el equipo, tanto internos
(la composición del equipo en cuanto a conocimientos, habilidades, destrezas,
personalidades, aspectos demográficos, la estructura del grupo, y el diseño de la
tarea), como externos (los refuerzos, el soporte directivo, la cultura, el entrena-
miento, el clima organizacional). Todos estos recursos pueden considerarse en
múltiples niveles (recursos de los miembros, de los grupos, y de la organización).
Todos ellos pueden contribuir a la eficacia del equipo, pero también pueden resul-
tar limitaciones o constricciones que lastran el funcionamiento del equipo.
Los procesos representan los mecanismos psicológicos que permiten a los
miembros combinar el potencial de sus características y recursos para realizar
adecuadamente las tareas (por ejemplo de forma interdependiente), superando las
posibles limitaciones.
Pueden distinguirse procesos:
0RGHOR(ILFDFLDGH(TXLSRV7DQQHQEDXP
0RGHOR(ILFDFLDGH(TXLSRV7DQQHQEDXP HWDO
HWDO
&DUDFWHUtVWLFDV2UJDQL]DFLRQDOHV\6LWXDFLRQDOHV
&DUDFWHUtVWLFDV (VWUXFWXUD
GHOD7DUHD GHO7UDEDMR 3URFHVRV &DPELRVHQ
JUXSDOHV HOHTXLSR
,QWHUYHQFLRQHV (ILFDFLDGHO
GH(TXLSR HTXLSR
&DUDFWHUtVWLFDV &DUDFWHUtVWLFDV
LQGLYLGXDOHV GHO(TXLSR
&DPELRV
LQGLYLGXDOHV
5HWURDOLPHQWDFLyQ
• Colectivas, relacionadas con los resultados del equipo, las cuales podemos
desglosar en
— internas (satisfacción de los miembros, viabilidad del equipo, cohesión,
etcétera)
— externas (eficacia, eficiencia, innovación, seguridad, etcétera).
• Individuales (el efecto de la experiencia en cada uno de los miembros del
equipo).
• Entrenamiento individual.
• Entrenamiento de equipo.
• Desarrollo de equipos.
• diseño de la tarea
2) Estructura de equipo
• composición del equipo
facilitadora:
• normas centrales de conducta
• sistema de refuerzos
3) Contexto organizacional
• sistema educativo
de apoyo:
• sistema informativo
Tabla 2.2. Condiciones para la eficacia de los equipos. (Elaborado a partir de Hackman,
et al., 2000).
Capítulo 2. Trabajo en equipo y equipos de trabajo 25
Para que los equipos sean efectivos necesitan abordar importantes limitaciones
o constricciones:
0RGHORGHORVSURFHVRVJUXSDOHV
HQFRQWH[WRRUJDQL]DFLRQDO&25(
FRQVWUXFFLy
FRQVWUXFFLyQ
FRQVWUXFFLyQ
RSHUDFLRQHV
RSHUDFLRQHV
UHFRQVWUXFFLy
UHFRQVWUXFFLyQ
UHFRQVWUXFFLyQ
UHODFLRQHVH[WHUQDV
UHODFLRQHVH[WHUQDV
Argote y McGrath, 1993
Figura 2.3. Modelo CORE (elaborado a partir de Argote y McGrath, 1993; véase Ar-
gote, Gruenfeld y Noquin, 2001).
Objetivos
Construcción Recursos
Miembros
Etapas Procesos
Desarrollo de Potencia
confianza Seguridad Psicológica
Obtención de información
Formación Planificación
Desarrollo de estrategias
Rendimiento en condiciones
rutinarias/nuevas
Adaptación
Ayudar y compartir la carga de
Funcionamiento
trabajo
Aprendizaje de minorías y
miembros disidentes
Aprendizaje
Aprendizaje del mejor miembro
del grupo
Finalización
Finalmente, entre los procesos conductuales más destacados, están los si-
guientes:
Modelos mentales
Hacia el trabajo en equipo Adaptabilidad
compartidos
Comprensión de la
Sentido compartido
naturaleza y de las Concepto de equipo
de situaciones
habilidades de equipo
Conocimiento de las
Liderazgo/dirección
responsabilidades y roles Cohesión
del equipo
de los otros
Comunicación
Toma de decisiones
te como tal, sus miembros deben de poseer determinados conocimientos que les
permita desarrollar las estrategias apropiadas para relacionarse, coordinarse y lograr
el máximo rendimiento. Los miembros del equipo deben conocer:
TÉCNICAS GRUPALES
Identificació
Identificación y diagnó
diagnóstico del problema
Creació
Creación estructura Toma de Decisió
Decisión
Búsqueda y codificació
codificación Elecció
Elección de la estrategia
de informació
información de decisió
decisión y de criterios
Identificació
Identificación de alternativas
y valoració
valoración de los criterios
Discusió
Discusión de alternativas
Elecció
Elección de la alternativa má
más adecuada
Implementació
Implementación de decisió
decisión adoptada
er, 2004
Gil y Alcov
Reuniones de grupo
Técnicas para la presentación de información
Representación de papeles
Gestionar el conocimiento:
• Identificar y compartir información
• Almacenar y recuperar información
Generar ideas y solucionar problemas
Grupos de discusión
Técnicas para evaluar alternativas y propuestas
Técnicas para la toma de decisiones
Nuevas tecnologías y técnicas grupales
Capítulo 3
“TEAM MEMBER”: Análisis
de los perfiles en el trabajo en equipo
ROJAS, A.
ROQUETTE, T.
SÁNCHEZ, J.
Universidad de Cádiz.
ÍNDICE
3.1 Introducción.
3.2 El perfil de un miembro de equipo.
3.2.1 Aproximación inicial.
3.2.2 Deseo de pertenencia (voluntariedad).
3.2.3 Competencias.
3.2.4 Formación específica.
3.2.5 Tendencias actuales.
3.3 Consideraciones finales.
35
36 Fundamentos de trabajo en equipo para equipos de trabajo
OBJETIVOS DIDÁCTICOS
La lectura y comprensión de este capítulo pretende que el lector pueda:
3.1 INTRODUCCIÓN
Contexto
organizativo
COMPETENCIAS
Figura 3.2. Flujo de desarrollo del team member. Fuente: elaboración propia.
40 Fundamentos de trabajo en equipo para equipos de trabajo
ción del mismo, pero parece evidente en todos los estudios que la pertenencia a un
equipo requiere de una activación del sujeto, de un querer ser miembro del mis-
mo.
En segundo lugar se estudian las competencias necesarias para pertenecer a un
equipo, que tienen, a nuestro juicio, connotaciones de tipo profesional (capacida-
des suficientes en su ámbito específico de formación), sociales (es necesario un
comportamiento asertivo de los sujetos) y psicológico (resulta imprescindible un
equilibrio emocional suficiente).
Por último, y aún poseyendo todas estas características, creemos que para tra-
bajar en equipo resulta imprescindible una formación específica en el trabajo en
equipo.
3.2.3 Competencias
Cuando hablamos aquí de competencias, estamos refiriéndonos a aptitudes y
actitudes que deben poseer los miembros del equipo de manera individualizada.
Son características que deben tener o aprender antes de poder formar parte del
equipo.
Estas características vamos a diferenciarlas en función de tres grandes paráme-
tros: técnicas o profesionales, sociales y psicológicas.
Otro factor sería la generosidad. Uno de los mayores desafíos que plantea las
dinámicas de los equipos consiste en forzar a los individuos al hallazgo de un
punto de equilibrio entre su compromiso con el objetivo del equipo y su implicación
en sus propias metas individuales (Williams, 1996). Trabajar en equipo, como
asentábamos en el capítulo anterior, es algo más que trabajar en grupo. Existe
responsabilidad compartida sobre los resultados y ello debería propiciar que cada
42 Fundamentos de trabajo en equipo para equipos de trabajo
individuo ofrezca las competencias que puede aportar; así como el establecimien-
to de lazos de solidaridad para optimizar el resultado global aunque sea a expensas
de un resultado individual menos brillante.
Ser generoso es necesario para la realización de las tareas en los equipos que
requieren interacción interpersonal, capacidad social y tacto interpersonal. Una de
las facetas de la generosidad es la propensión para el comportamiento cooperativo.
Puesto que la cooperación ha demostrado ser importante para el éxito a largo pla-
zo de los equipos (Hackman, 1990) es razonable pensar que niveles más altos de
“generosidad” en el equipo pueden provocar mayores éxitos del equipo (Hough,
1992; Barrick et al., 1998; Stevens et al. 1999). En un estudio más reciente Neuman
y de Wright (1999) encontraron que ser generoso era un medidor previo de la
eficacia de los equipos. Thoms et al. (1996) demostraron que existe una fuerte re-
lación entre el ser generoso y la propia seguridad de los individuos cuando trabajan
en equipos autogestionados. Para otros tipos de equipos la generosidad puede ser
poco importante o incluso estar negativamente relacionado con el resultado. McCrae
y Costa (1989) sugieren que el ser generoso está asociado a la cohesión del equipo
y que bajo algunas condiciones puede conducir al funcionamiento acertado del
equipo. Hay que tener cuidado con una alta cohesión del trabajo en equipo ya que
puede conducir al “group-think” o “pensamiento único de grupo” (Janis, 1972) y
pueden anular otras visiones de la realidad, y pueden rechazar o cambiar su decisión
a pesar de tener la información que se lo indique. Estos comportamientos impiden
la eficacia de un equipo en tareas como solucionar problemas. La literatura sugiere
que la generosidad puede ser importante para el funcionamiento de algunos equipos,
especialmente equipos que desarrollan tareas a largo plazo y que implican la per-
suasión, u otras dimensiones socialmente relacionadas. Cuando las tareas no requie-
ren un alto grado de interacción social, la evidencia sugiere que el ser generoso
puede provocar el mal funcionamiento de los equipos.
Esta generosidad no hay que entenderla como sacrificio abnegado; lo lógico
sería plantearlo en términos no sólo de objetivos compatibles, sino complementa-
rios, de manera que la consecución de los objetivos del grupo facilite el logro de
los puramente individuales. Sin embargo, una de las notas singulares de los equi-
pos de alto rendimiento es el compromiso de los componentes no sólo con el ob-
jetivo del grupo, sino también con las metas individuales de los compañeros. Y
éste, sin duda, es un ejercicio de generosidad infinitamente más altruista.
Un tercer aspecto de la asertividad lo marcarían la flexibilidad y la capacidad
de emprender. Este concepto significa estar dotado de iniciativa en la realización
de su trabajo y desempeño de sus roles. En este mismo marco, para que un equipo
alcance la autogestión, hay que apostar indudablemente por individuos emprende-
dores. La no existencia del superior jerárquico, como figura tradicional del que
parten las instrucciones relativas a las obligaciones propias del puesto, aconseja
inclinarse por personalidades dotadas de iniciativa; que habrá de ser aplicada tan-
to al contenido propio del trabajo a realizar como a la gestión del sistema socio-
emocional que les compete.
La decidida apuesta por el “empowerment”, término aún carente de traducción
genéricamente aceptada, significa facultar al equipo y a todos sus miembros en las
tareas que el proyecto, proceso o problema asignado contempla. En consecuencia
Capítulo 3. “TEAM MEMBER”: Análisis de los perfiles en el trabajo en equipo 43
formar un equipo, pero nuestra tradición social, cultural y nuestra propia formación
hacen que nuestra tendencia natural sea el trabajo individual por lo que se hace
necesaria una previa formación específica para el trabajo en equipo.
Esta formación debe incluir entrenamiento en habilidades que potencien las
dinámicas propias del trabajo en equipo (consenso, liderazgo compartido, respon-
sabilidad compartida, apoyo mutuo, etc.). Puede centrarse en temas de comunica-
ción asertiva, ejercicios de confianza y cohesión, dirección de reuniones, manejo
del tiempo, gestión del conocimiento, etc. y debe incluir la creación de un alto
grado de conciencia en los distintos miembros.
Ser consciente identifica que los miembros del equipo son perseverantes,
organizados y que tienen una alta motivación hacia el logro del objetivo. La li-
teratura identifica que unos altos niveles de ser consciente en el trabajo en equi-
po genera una mayor preocupación por los éxitos del equipo (Zander y Forward,
1968). Otros autores también han identificado que equipos con altos niveles en
ser consciente solucionaron problemas complejos más eficientemente (Schnei-
dner y Delaney, 1972) que otros con menores niveles. Barrick et al. (1998)
identifican que existe una relación significativa entre el consciente y el éxito del
equipo.
Las investigaciones sugieren que el ser consciente está muy relacionado con el
funcionamiento del equipo a través de una variedad amplia de tareas tanto a la
consecución a nivel individual como de supervisores en los equipos de recursos
humanos como en los equipos de trabajo.
Capítulo 4
La diversidad
en los equipos de trabajo
SÁNCHEZ, G.
Universidad de Cádiz
ÍNDICE
4.1 Introducción.
4.2 Concepto y medida de la diversidad.
4.3 Efectos de la diversidad sobre la dinámica de los grupos.
4.3.1 Efectos cognitivos o sobre el proceso de toma de decisiones.
4.3.2 Efectos afectivos o sobre las relaciones personales.
4.3.3 Efectos sobre la comunicación.
4.4 La gestión de los efectos de la diversidad: prácticas de dirección de los
recursos humanos.
4.5 Consideraciones finales.
49
50 Fundamentos de trabajo en equipo para equipos de trabajo
En este nuevo capítulo se aborda uno de los ingredientes fundamentales que todo
equipo de trabajo ha de contemplar: la diversidad, entendida como el grado de
heterogeneidad que presentan los miembros de un grupo evolucionado en ciertos
atributos que pueden resultar relevantes para el correcto funcionamiento del
mismo.
Es, sin duda, un concepto complejo que puede referirse a variables objetivos
(edad, sexo, raza, género, etc.) y también a variables subjetivas no menos relevan-
tes para el desempeño del grupo (conocimientos, habilidades técnicas o profesio-
nales, habilidades sociales, etc.). Es por ello que su asimilación y sus posibilidades
de medición son objeto de tratamiento en las páginas que siguen.
OBJETIVOS DIDÁCTICOS
La lectura y comprensión de este capítulo pretende que el lector pueda:
4.1 INTRODUCCIÓN
'LYHUVLGDG
GHHGDG
'LYHUVLGDG
GHJpQHUR
'LYHUVLGDGGH
FRQRFLPLHQWRV
'LYHUVLGDG
GHRULJHQ
'LYHUVLGDG
'LYHUVLGDG FRJQLWLYD
'LYHUVLGDG 'LYHUVLGDG GH
HGXFDWLYD 'HPRJUiILFD
&DSLWDO
+XPDQR 'LYHUVLGDG
GHH[SHULHQFLD
'LYHUVLGDG
IRUPDWLYD
'LYHUVLGDG
GHYDORUHV
'LYHUVLGDGGH
DQWLJHGDG
'LYHUVLGDG
IXQFLRQDO
Para comprender cómo se producen estos efectos, analizaremos las fases del
proceso de toma de decisiones, con la intención de ver en cada una de ellas de qué
manera influye la diversidad de los miembros del grupo.
cuando los esquemas mentales de todos los trabajadores son muy parecidos,
el consenso en torno a cómo ha de formularse el problema es muy elevado,
con lo que se corre el riesgo de definirlo de manera precipitada sin un aná-
lisis profundo de todas sus implicaciones, incluso de las que a priori pudie-
ran parecer más remotas.
3. Propuesta de alternativas de solución. También debido a que, en grupos
diversos, coinciden diferentes patrones de conocimientos y experiencias
personales, el número y la disparidad de soluciones que se originan son muy
superiores. Cuando la cuestión sobre la que ha de decidirse es compleja, lo
normal es que no se adopte sin más una de las soluciones iniciales que se
han propuesto, sino que el grupo inicie un proceso de “negociación” en el
que se expongan las alternativas y se llegue a una propuesta final que en
cierto sentido recoja elementos de las diferentes alternativas de las que se
partía. Si en un principio cada miembro del grupo aporta una visión dife-
rente, podemos esperar que puedan barajarse muchas más alternativas di-
ferentes, que podrán incorporarse o no a la decisión final pero que, por el
simple hecho de haber sido consideradas, habrán enriquecido el proceso
sustancialmente.
4. Consenso. Si en todas las fases anteriores la diversidad presentaba efectos
positivos, en cuanto a la capacidad de los grupos para alcanzar una solución
consensuada la situación es bien diferente. A pesar de que, como acabamos
de ver, las diferencias individuales puedan enriquecer el proceso de nego-
ciación con múltiples opciones alternativas que pueden ser sopesadas, es
probable que, en ocasiones, también produzcan desacuerdos irreconciliables,
que alarguen eternamente la toma de la decisión, o que den lugar a solucio-
nes con las que ninguna de las partes se sientan cómodas. Este aspecto del
consenso será abordado con mayor grado de detalle en el Capítulo 6.
5. Definición de la acción. Una vez adoptada la decisión, el grupo tendrá que
llevarla a cabo, para lo que deberá concretar un plan de acción. En relación
con esta última fase, los efectos de la diversidad vuelven a ser positivos. De
hecho, los grupos heterogéneos suelen desarrollar planes más realistas y
factibles ya que, en su definición, analizan un mayor número de posibles
riesgos que pudiesen amenazar el éxito de la implantación.
en los que conviven trabajadores muy diferentes sean, por naturaleza, más o menos
eficientes. Hemos podido observar que la diversidad presenta consecuencias tanto
positivas como negativas y que, en ambos casos, las implicaciones que se derivan
de ellas pueden llegar a ser muy importantes.
Llegados a este punto, la siguiente pregunta que debemos hacernos es: ¿de qué
depende que un grupo diverso funcione mejor o peor? Como veremos a continua-
ción, la respuesta puede encontrarse en la manera en la que la diversidad se ges-
tione. En el siguiente epígrafe veremos cómo la gestión de los recursos humanos
cumple una función crucial en este sentido. A través de una determinada orientación
de prácticas como la formación, la socialización, la evaluación o la compensación
de los trabajadores es posible conseguir un doble objetivo: (1) minimizar las con-
secuencias negativas de la diversidad y, (2) aprovechar al máximo sus beneficios
potenciales.
que sirva como ejemplo de los roles y los comportamientos que se requieren.
Esta persona servirá, como afirmaron Stumpf y Thomas (1999: 418) “de
sistema nervioso central del grupo, organizando e integrando las actividades
que se desarrollan en su seno”. El desempeño de esta función requiere una
serie de capacidades específicas, por lo que será especialmente importante
que la organización sepa identificarlas y, si es necesario, desarrollarlas
mediante programas de formación o adiestramiento.
3. Estructura del grupo. La mayoría de los perjuicios de la diversidad pro-
vienen de las estructuras internas informales, que se superponen a la orga-
nización jerárquica diseñada por la empresa y que terminan por condicionar
todos los procesos internos desarrollados. Para paliar esta dinámica, se ha
destacado la necesidad de poner especial cuidado en la definición y la asig-
nación de las tareas. La gestión de los recursos humanos debe intentar, por
todos los medios, que los sistemas de trabajo sean todo lo cooperativos que
se pueda, con la intención de evitar la formación de subgrupos. Para conse-
guir este objetivo, es necesario que el grupo se estructure de tal manera que
las diferencias individuales en cuanto a atributos relacionados con el pues-
to de trabajo (experiencia, conocimientos, habilidades) no coincidan con las
diferencias en otros atributos vinculados a las relaciones personales (géne-
ro, edad, procedencia). Se recomiendan grupos mixtos demográficamente,
pero que compartan capacidades laborales, (“ingenieros con ingenieras”,
“trabajadores con la misma cualificación profesional pero diferentes edades”,
etcétera). En definitiva, es necesario que el equipo funcione verdaderamen-
te como un sistema social y que los individuos que lo componen tengan
cierto protagonismo en la definición de sus objetivos, la discusión de normas
y reglas, o la definición de los procesos de trabajo. En otras palabras, la
gestión de los recursos humanos ha de garantizar procesos participativos,
como un mecanismo para favorecer la aparición de intereses y objetivos
compartidos por todo el grupo.
4. Fomento de la interdependencia. Otro factor que resulta crítico en la
definición de políticas de gestión de la diversidad es el fomento del contac-
to constante entre los individuos que componen los grupos heterogéneos.
Recordando este aspecto, no olvidemos que existen dos tipos de interdepen-
dencia:
que se produzca alguno de los efectos que hemos descrito o, en ocasiones, que
tengan lugar todos de manera simultánea, haciendo la situación aún más compleja.
Cuando esto ocurre, muchos gestores de recursos humanos tienden a pensar que
los grupos son ingobernables. Sin embargo, como se ha podido ver, existen orien-
taciones directivas que pueden “moderar” las consecuencias de la diversidad in-
terna.
Hemos comenzado afirmando que, para que pueda ser gestionada adecuada-
mente, es necesario estudiar no sólo las diferencias entre los trabajadores en cues-
tiones visibles y aparentes, sino también en otro tipo de características más subya-
centes pero que, en última instancia, son las que más pueden beneficiar al trabajo
del grupo. Por ello, podríamos decir que, más que en las diferencias demográficas,
la gestión de los recursos humanos debe enfocar hacia lo que hemos denominado
diversidad de capital humano. Así, la manera en la que los empleados sean gestio-
nados no debe depender de su sexo, su origen o su formación, sino de los valores,
conocimientos, experiencias y capacidades que aportan al colectivo, ya que es en
estas cuestiones donde reside el valor que aportan verdaderamente a la organización.
Prácticas discriminatorias o tratos diferenciados no provocan sólo situaciones in-
justas o contrarias a la legislación laboral, sino que, además, impiden a la organi-
zación aprovechar los beneficios de la diversidad que, como hemos dicho anterior-
mente, pueden ser cruciales cuando el equipo se enfrenta a tareas muy complejas
o debe tomar decisiones rápida y eficientemente.
Otra de las conclusiones fundamentales que se desprende del análisis de la
diversidad es que, si no se gestiona adecuadamente, los grupos pueden desembocar
en una espiral de efectos negativos que dé lugar a equipos desintegrados, divididos
en múltiples subgrupos que se mueven en función de sus propios intereses, que no
se comunican con el resto y que, cuando lo hacen, entran fácilmente en conflictos
que traspasan la frontera de lo estrictamente laboral, y se convierten en problemas
personales de difícil solución. Para que esto no ocurra, la dirección de los recursos
humanos tiene a su disposición una serie de herramientas de gestión que pueden
invertir el proceso. Si se aprovechan las diferencias, podemos conseguir que los
grupos diversos sean mucho más creativos, más eficaces en su trabajo y que re-
suelvan mejor problemas muy complejos. Pero para ello, como hemos visto, es
necesario que sean gestionados de una manera completamente diferente.
El objetivo, indiscutible hasta hace no mucho, de conseguir una cultura com-
partida sólida, deja de tener sentido, y las estrategias han de poner énfasis en
nuevas cuestiones como sensibilización hacia las diferencias, el liderazgo, la mu-
tualidad de intereses o las capacidades de comunicación. Hoy en día, las organi-
zaciones que implantan adecuadamente estos sistemas consiguen funcionar de
manera mucho más efectiva. Sin embargo, el incremento constante de la diversidad
sociodemográfica hará que, dentro de poco, gestionar adecuadamente las diferen-
cias no sea un factor diferencial, o fuente de “ventaja competitiva” como suele
decirse, sino un requisito completamente necesario para intervenir sobre cualquier
equipo de trabajo.
Capítulo 5. La sinergia en los equipos de trabajo 65
Capítulo 5
La sinergia
en los equipos de trabajo
SÁNCHEZ, G.
Universidad de Cádiz
ÍNDICE
65
66 Fundamentos de trabajo en equipo para equipos de trabajo
OBJETIVOS DIDÁCTICOS
La lectura y comprensión de este capítulo pretende que el lector pueda:
los que existen múltiples relaciones. Para abordarlas, el trabajo en equipo se con-
vierte en un requisito imprescindible, una condición necesaria para que los proble-
mas puedan afrontarse con ciertas garantías. Sería difícil, por ejemplo, imaginar
que un único trabajador pudiese enfrentarse sólo a un proceso como el desarrollo
de un nuevo producto, o decidir y actuar ante una emergencia sanitaria. Sin em-
bargo, el establecimiento de grupos de trabajo, a pesar de ser una condición nece-
saria, no resulta suficiente. No basta con poner a trabajar juntos a una serie de
empleados, sino que es necesario estudiar la manera en la que el trabajo de unos
se relaciona con el de los demás, para estudiar cómo pueden enriquecerse mutua-
mente. En este sentido, podríamos decir que existen tres posibilidades:
1. En algunos casos, las tareas desarrolladas por los diferentes miembros del
grupo se neutralizan mutuamente. El trabajo de unos entorpece el de los
demás, haciendo que el efecto global sobre el rendimiento colectivo sea
negativo. En este caso, la suma de las partes resulta incluso inferior al valor
individual de cada una de ellas. Podríamos hablar en este caso de aparición
de “sinergia negativa”.
2. Una segunda posibilidad es que la interacción no produzca efectos multi-
plicadores de ningún tipo, ni positivos ni negativos. En este caso, el trabajo
en grupo no presenta beneficios particulares, pero tampoco perjudica el
rendimiento. Los resultados que proporcionan los diferentes miembros son
simplemente aditivos, se añaden, pero no multiplican el efecto colectivo,
por lo que podríamos decir que, cuando esto ocurre, “la suma de las partes
no es más que la suma de las partes”; es decir, “sinergia neutra”.
3. En tercer lugar, podemos encontrarnos con grupos en los que sí que existe
un efecto multiplicador. El trabajo que desarrolla un empleado beneficia
Capítulo 5. La sinergia en los equipos de trabajo 69
Imaginemos, por ejemplo, que un grupo de comerciales tiene que diseñar una
estrategia adecuada para introducir los productos de la empresa en una nueva
población. El grupo está compuesto por un número relativamente amplio de tra-
bajadores, entre los cuales se encuentran tanto hombres como mujeres, personas
de diferentes edades, con diferentes tipos de formación y de procedencias muy
diversas. Tales diferencias podrían hacer que, a la hora de repartirse los clientes
potenciales, los miembros del grupo no se pongan de acuerdo y entren en conflic-
to por sus diferentes maneras de comprender el trabajo. Esta situación conduciría
inevitablemente a la primera situación ya que, probablemente, los comerciales
terminarían compitiendo por recursos y por conseguir el mayor número de contra-
tos, sobretodo si el sistema salarial está basado en incentivos individuales. Ante
esta situación, y para evitar conflictos, el grupo podría decidir repartirse el merca-
do y dejar que, en cada segmento, los miembros del grupo puedan organizarse
libremente. En este caso, la interacción entre los trabajadores se reduciría al míni-
mo y el resultado colectivo no sería más que la suma de las ventas obtenidas indi-
vidualmente por cada uno de ellos (segunda opción).
Sin embargo, si se dan las circunstancias adecuadas, el grupo puede sacar
ventajas sinérgicas de las diferencias. Unos trabajadores pueden tener más capa-
cidad que otros para extraer información de los clientes, otros para negociar los
contratos, y cada uno de ellos tendrá una red de contactos determinada entre las
que difundir la oferta de la empresa. Si todas estas capacidades se coordinan ade-
cuadamente, el grupo, considerado en conjunto, será mucho más eficaz que si cada
comercial desarrollase todas las funciones individualmente en una porción redu-
cida del mercado. Existen además muchas tareas comunes que podrían estar du-
plicadas y que si se plantean a nivel de grupo podrían desarrollarse de manera más
eficiente, por ejemplo, unificando los envíos postales o las llamadas telefónicas.
En esta tercera situación, la interacción entre los miembros del grupo es especial-
mente positiva, ya que las carencias de unos se compensan con las capacidades del
resto.
No obstante, si el grupo no cultiva esta actividad implícita de enriquecimien-
to continuo de sus rutinas internas, es difícil que las relaciones de trabajo se
establezcan en sentido sinérgico. Para que esto ocurra, es necesario que se den
determinadas condiciones. Por ejemplo, es fundamental que todos perciban que
tienen objetivos comunes y que, por tanto, están igualmente interesados en el
buen funcionamiento del grupo. Este aspecto será tratado en exclusiva en el
Capítulo 11.
También resulta necesario que, en el seno del grupo, todos los miembros pue-
dan expresar su opinión libremente, y que estén dispuestos a reconocer sus dudas,
a plantearlas abiertamente y a buscar información del resto para solventarlas. De
esta forma, el grupo tendrá una mayor capacidad para aclarar datos inciertos y
tomar decisiones complejas. Todo esto conduce a pensar que la organización pue-
de sentar las bases para que los grupos de trabajo aprovechen las sinergias entre
70 Fundamentos de trabajo en equipo para equipos de trabajo
uno de ellos no puede seguir el ritmo, otro le acompaña hasta que se reincorpora
o muere. Como resultado de estas dinámicas, el grupo es capaz de recorrer una
distancia mucho mayor de la que sería capaz de recorrer cada uno de los animales
por separado.
poder de negociación
recursos tangibles
conocimiento
compartido
coordinadas
compartidos
compartido
integración
estrategias
vertical
WUDEDMRHQHTXLSR
interdependencia
SINERGIAS rendimiento del
POSITIVAS grupo
complejidad
crearlas, sino también por mantenerlas en el tiempo. De otra forma, las ventajas
de la complementariedad podrían anularse por la aparición de intereses individua-
les o porque la inercia del grupo termine por desorganizar las redes internas de
relaciones. Se han dado muchas explicaciones acerca de los medios que pueden
utilizarse para mantener las sinergias. Sin embargo, prácticamente todos coinciden
en destacar la importancia de la coordinación de los conocimientos, las habilidades
y las capacidades de los miembros de la unidad. En los grupos sinérgicos, como
hemos visto, las tareas desarrolladas por los diferentes empleados suelen estar muy
relacionadas entre sí. En muchos casos, los resultados que se obtienen de una ac-
tividad determinada dependen de cuándo y cómo se desarrollen otras tareas previas,
como ocurre, por ejemplo, en las cadenas de producción, en las que un retraso en
una de las fases provoca “cuellos de botella” que taponan el proceso y retrasan el
desarrollo del resto. En este tipo de trabajos en los que la interdependencia es
crucial, la necesidad de coordinación se hace más evidente que nunca.
Siguiendo los modelos propuestos por De la Fuente Sabaté et al. (1997); Hod-
ge, Anthony y Gales (1998) o Iversen (1998) podríamos decir que existen varias
alternativas de coordinación del trabajo de los grupos:
Capítulo 5. La sinergia en los equipos de trabajo 73
Al comenzar este capítulo hemos visto cómo los grupos que aprovechan en
mayor medida las sinergias internas son aquéllos que desarrollan tareas complejas
y en los que la actividad de los miembros que los componen son muy interdepen-
dientes. Por ello, podríamos deducir que la mejor manera de mantener el potencial
de estos grupos es la coordinación por adaptación mutua. Cualquier otra opción
supondría formalizar en exceso el trabajo en equipo, algo que no resulta adecuado
ya que, como hemos visto, las sinergias no pueden imponerse. La adaptación mutua,
por el contrario, constituye un vehículo adecuado para que los trabajadores del
grupo vayan acoplando sus tareas de manera informal. El hecho de que sean ellos
mismos los que coordinen sus actividades es especialmente importante, por dos
motivos: (1) por su elevado grado de complejidad, que hace poco probable que haya
nadie más en la organización que las conozca mejor y, (2) porque favorece la fle-
xibilidad, ya que los trabajadores serán capaces de transformar los procedimientos
para mantener las sinergias cuando las circunstancias del grupo lo requieran.
La matriz que representa la Figura 5.4. clasifica gráficamente los tipos de co-
ordinación que acabamos de definir en función de las características del trabajo en
equipo. Como podemos ver, el establecimiento de sinergias sostenibles es posible
cuando se cumplen las condiciones de la celda 2 (tareas complejas, interdepen-
dencia elevada y coordinación por adaptación mutua).
7DUHDV
FRPSOHMDV
VXSHUYLVLyQGLUHFWD DGDSWDFLyQPXWXD
HVWDEOHFLPLHQWRV SINERGIAS
GHSUHFLRVLQWHUQRV
VXSHUYLVLyQGLUHFWD
QRUPDOL]DFLyQ
HVWDEOHFLPLHQWRV
GHSUHFLRVLQWHUQRV
7DUHDV
VLPSOHV
7DUHDV 7DUHDV
LQGHSHQGLHQWHV LQWHUGHSHQGLHQWHV
Como hemos visto, las sinergias son una característica muy sutil de los grupos de
trabajo, que no puede ser directamente observada ni medida. No obstante, la im-
portancia que presenta para el desempeño de determinados equipos hace necesario
que la organización sea capaz de analizarla con la intención de comprobar: (1) si
el trabajo de los empleados está bien coordinado, (2) si existen conflictos internos
que imposibilitan al grupo aprovechar las sinergias y, (3) si la organización está
utilizando al máximo el potencial sinérgico de sus grupos o si, por el contrario,
aún es posible extraer beneficios adicionales cambiando la configuración de los
grupos o fomentando la interdependencia y la mutualidad de intereses.
Para evaluar el grado de sinergia de los grupos no existen indicadores fiables,
por lo que será necesario acudir a evaluaciones más complejas, en las que los
juicios subjetivos tendrán una especial importancia. No obstante, tratando de
ofrecer un procedimiento sistemático de valoración del potencial sinérgico, Goold
y Campbell (2000) diseñaron un esquema compuesto por cuatro fases que se
desarrollarían como muestra la Figura 5.5. Según estos autores, el proceso de
2. Orientación de la
1. Oportunidades sinérgicas empresa hacia la sinergia
3. Efectividad
Sesgos
Obstáculos
Definición de las unidades de
negocio
Éxitos y errores
4. Agenda de cambio
Oportunidades no realizadas
Cambios de mentalidad
Nuevas unidades
quiere decir, como hemos visto, que la organización deba sentarse a esperar a que
las sinergias aparezcan de manera espontánea.
La dirección de recursos humanos dispone de muchas herramientas que pueden
reconducir y reorganizar las dinámicas de los equipos para fomentar la interacción
positiva entre los empleados. Podríamos decir que, más que instaurar sinergias, es
necesario “cosecharlas”, es decir, sentar las bases para que puedan desarrollarse y
sostenerse y los mecanismos adecuados para que la organización pueda aprove-
charse de las ventajas que proporcionan.
A lo largo del capítulo hemos tenido ocasión de observar cómo para fomentar
la aparición de sinergias y explotar sus beneficios, es necesario que la empresa
sepa analizarlas y diseñar sistemas de trabajo adecuados. Revisando lo que autores
de referencia han dicho sobre esta cuestión, se ha explicado cómo, para que esto
ocurra, es necesario fomentar la interacción en el seno de los grupos, que las tareas
no se desarrollen de manera aislada, sino que se discutan las decisiones y se con-
fronten los puntos de vista. Cuando la solución a un problema se adopta en el
primer momento del proceso de toma de decisiones es poco probable que conduz-
ca a un resultado óptimo. Sin embargo, esta situación es bastante común cuando
algún individuo impone su punto de vista, o cuando los empleados no están sufi-
cientemente motivados para interaccionar positivamente.
Si se fomenta la mutualidad de intereses y se hacen coincidir los objetivos de
todos los implicados, es mucho más probable que en el desarrollo de la actividad
del grupo se vayan incorporando sucesivamente contribuciones procedentes de los
diferentes trabajadores, dando lugar a un resultado final que, en conjunto, tendrá
un valor muy superior al que hubiesen conseguido por separado.
Capítulo 6. La comunicación y las habilidades sociales en los equipos de trabajo 79
Capítulo 6
La comunicación y las habilidades
sociales en los equipos de trabajo
GUILLÉN, C.
Universidad de Cádiz.
ÍNDICE
6.1 Introducción.
6.2 La interacción humana y la comunicación.
6.3 La habilidad social: conceptualización.
6.3.1 Componentes y dimensiones de las habilidades sociales.
6.3.2 Diferencias entre personas socialmente habilidosas y no habilidosas.
6.4 Importancia de las habilidades sociales en los equipos de trabajo.
6.5 Estilos de conducta social y el trabajo en equipo.
6.5.1 Estrategias específicas para el trabajo en equipo.
6.6 Proceso de toma de decisiones y el consenso en el equipo de trabajo: una
habilidad necesaria.
6.7 Consideraciones finales.
79
80 Fundamentos de trabajo en equipo para equipos de trabajo
OBJETIVOS DIDÁCTICOS
La lectura y comprensión de este capítulo pretende que el lector pueda:
6.1 INTRODUCCIÓN
• Emisor: es la persona que abre el proceso, la que cuenta con una gran fuen-
te de información.
• Receptor: es el destinatario del mensaje.
82 Fundamentos de trabajo en equipo para equipos de trabajo
• Su carácter aprendido.
• La conciencia de complementariedad e interdependencia de la habilidad
social; es decir, todo comportamiento social exige tratar de entender el
punto de vista del otro y la proyección de una autoimagen.
• El desempeño de las habilidades sociales requiere no sólo la adaptabilidad
de sus componentes a la situación social, sino que además los objetivos que
se persiguen con dicha actualización son únicamente comprensibles en si-
tuaciones sociales específicas.
• La habilidad social es considerada como sinónimo de eficacia del compor-
tamiento interpersonal.
Componentes
Afecto, conducta positiva espontánea, coger el momento
mixtos más
apropiado, tomar la palabra, ceder la palabra, saber escuchar.
generales
a) Sujetos de alta habilidad social: presentan más asertividad, más gestos con
las manos, mayor variación de postura, mayor mirada/contacto ocular,
mayor acento y variabilidad de tono, más sonrisas, mayor duración de la
respuesta, mayor tiempo de habla, mayor afecto, más verbalizaciones posi-
tivas, más petición de nuevas conductas, mayor autorrevelación, mayor
volumen de voz, menor latencia de respuesta, más preguntas con final
abierto, mayor número de palabras, mayor número de amigos, etc. Expec-
tativas más precisas sobre la conducta de otra persona, expectativas de
consecuencias más positivas, mayor probabilidad de que ocurran conse-
cuencias favorables, visión amplia de las situaciones, más tolerantes con los
conflictos, confían más en patrones internos que en externos para la reso-
lución de problemas.
b) Sujetos de baja habilidad social: presentan mayor contenido de anuencia,
menor mirada/contacto ocular, mayor índice de ansiedad, poca variación
en la expresión facial, poca variación en la postura, demasiados silencios
amplios, poca conversación, pocas sonrisas, pocos gestos, más autover-
balización negativa, mayor nivel de ideas irracionales, mayor probabili-
dad de que ocurran consecuencias desfavorables, evalúan desfavorable-
mente, mayor recuerdo de la retroalimentación negativa, patrones
patológicos de atribución de los éxitos y los fracasos, deficiencias en la
descodificación de los mensajes a partir de la comunicación no verbal,
menor confianza en sí mismo, baja autoeficacia, limitada sensación de
seguridad personal.
Capítulo 6. La comunicación y las habilidades sociales en los equipos de trabajo 87
Las habilidades sociales son importantes porque las conductas que manifiesta una
persona en una situación de interacción social como ocurre en el trabajo en equipo
están orientadas a conseguir objetivos específicos. Es decir, permitirán obtener las
consecuencias deseadas y poder soportar tanto las consecuencias negativas de la
no consecución de sus objetivos, como aquellas derivadas del malestar que suelen
provocar en los demás las conductas socialmente poco hábiles. Por tanto, un cri-
terio para decidir si las conductas sociales son o no adecuadas (Libet y Lewinnso-
hn, 1973), es cuando las consecuencias de las conductas son positivas, es decir, si
resultan satisfactorias para esa persona y, por consiguiente, si es reforzante. Por el
contrario, cuando los comportamientos conllevan consecuencias desagradables o
poco deseables, es posible que sus conductas sociales sean inadecuadas.
Si nos centramos en el trabajo de un equipo interdisciplinar, el malestar gene-
ralizado, el desinterés por las reuniones de trabajo, los enfrentamientos personales
y la escasa eficacia para cumplir los objetivos de trabajo son las consecuencias
más claras de las conductas sociales inadecuadas de los miembros de un equipo.
Las consecuencias de los comportamientos sociales pueden resultar positivas
cuando aumentan la probabilidad de aparición de algo agradable (p. ej., los miem-
bros del equipo pueden recibir un refuerzo en función del grado de consecución
de los objetivos marcados en el equipo), o porque aumenten la probabilidad de que
desaparezca algo desagradable (p. ej., que se eliminen las tensiones personales
dentro del equipo), siendo en ambos casos consecuencias positivas. Así pues, si
por ejemplo, aplicamos estas conductas de habilidad social a una reunión de equi-
po y el director expone los objetivos de las reuniones con objetividad y claridad,
posibilitará que este comportamiento contribuya a la aparición de consecuencias
agradables (p. ej., un aumento del interés por la reunión) y a la desaparición de
consecuencias desagradables (p. ej., disminución de las faltas de asistencia a las
reuniones, desaparición de la idea de que asistir a las reuniones es perder el tiempo).
La aparición de comportamientos sociales adecuados se mantienen o trascienden a
otras situaciones, la persona ha obtenido consecuencias positivas en alguno de los
dos sentidos mencionados: que aparezca algo deseable o que se libre de situaciones
indeseables. En tales casos, la probabilidad de aparición de esa conducta social
tenderá a incrementarse, y se dice que está siendo reforzada. Se recomienda para
desarrollar el trabajo en equipo, aprender habilidades sociales específicas, según
necesidades y objetivos a alcanzar (Caballo, 1991; Vallejo y Ruiz, 1993).
Otro elemento a tener en cuenta es la idea de que los déficits en habilidades
sociales podrían conducir a un desajuste psicológico de los miembros de los equi-
pos de trabajo. En este sentido Phillips (1978) llega a la conclusión de que la falta
de habilidades sociales es el déficit básico o más característico de cualquier tipo
de trastorno psicológico, ya que la carencia de éstas da lugar a estrategias poco
adaptativas para afrontar problemas y conflictos. Por tanto, es posible concebir el
buen funcionamiento social como un prerrequisito para el ajuste psicológico. Esta
orientación se basa en la relevante atención que en los últimos años ha recibido el
estudio de las habilidades sociales, con un gran número de investigaciones que
88 Fundamentos de trabajo en equipo para equipos de trabajo
• La práctica de la habilidad social exige afrontar situaciones para las que ese
aprendizaje no nos ha preparado, por lo que el profesional debe alcanzar en
su currículo profesional una preparación específica para la comunicación
asertiva.
Capítulo 6. La comunicación y las habilidades sociales en los equipos de trabajo 91
Las habilidades sociales son una necesidad técnica. Los profesionales inmersos
en equipos de trabajo, como señalábamos en el Capítulo 3, han de dominar estos
aspectos pensando en la efectividad de la comunicación; así mejorará y adaptará
su modo de pensar, sentir y relacionarse en el marco del equipo de trabajo, con-
virtiéndose la conducta habilidosa asertiva en una herramienta clave para la coor-
dinación interna.
Las habilidades para poder afrontar estas tareas de forma adecuada necesitan
incorporar diversas competencias (conceptuales, técnicas y sociales) y por tanto
son receptivas a un correcto entrenamiento (Gil, 1991; Gil et al., 1995, 1996). En
definitiva, podemos indicar que hoy día se puede atribuir una gran importancia al
empleo de las habilidades sociales, que permitan generar adecuadas relaciones
interpersonales en el ámbito laboral.
tar con eficacia las distintas fases que se van abordando, como por ejemplo: la
formación, el funcionamiento, los períodos de reestructuración, y el establecimien-
to de relaciones externas. Para todo esto es conveniente y necesario que se empleen
de forma las habilidades requeridas, tendiendo a establecer una progresiva capa-
cidad de delegación y de coordinación (Gil y García Saíz, 1993). Las habilidades
establecidas se pueden y deben establecer y entrenar dentro del ámbito de la for-
mación de los equipos de trabajo (Gil et al., 1995; 1996; Salas et al., 1992).
• Unanimidad menos uno, requiere de todos menos uno para apoyar la deci-
sión. El disidente no puede bloquear la decisión aunque pueda prolongar el
debate.
• Unanimidad menos dos, o menos tres. No permite que dos o tres miembros
puedan bloquear la decisión, pero tiende a encubrir más fácilmente el de-
bate de un solo disidente. Los que están en contra, pueden presentar opinio-
nes alternativas de lo que está mal en la decisión en consideración. Al en-
focarse en dos o tres disidentes y ubicar menos tiempo a sectarios de
consenso, un sistema de este tipo tiende a formar relaciones más fuertes
entre aquéllos que se encuentran a sí mismo solos.
1. Definir el problema
Se procede a preguntar al equipo las siguientes cuestiones: ¿Qué crees que
origina el problema?, ¿Dónde, cómo y qué está pasando?, ¿Por qué está
pasando? Describa de manera específica el problema. Si se presenta un
problema considerado como complejo es aconsejable que se proceda a
contestar las preguntas mencionadas hasta que se logren describir los pro-
blemas relacionados. Otro aspecto a considerar es establecer un orden o
prioridad en los problemas a tratar, distinguiendo entre lo “urgente” y lo
“importante”.
2. Buscar los orígenes potenciales del problema
En esta fase es importante recibir la retroinformación de los que notan el
problema o quienes están siendo afectados por él. Hay que registrar las
opiniones de los miembros, poniendo de manifiesto que se ha escuchado a
los otros, por tanto, conviene realizar una descripción de la causa del pro-
blema, en términos de lo que está pasando, dónde, cuándo, cómo, con quién
y por qué.
3. Identificación y selección de alternativas
Es necesario desarrollar en primer lugar, una “tormenta de ideas” para la
solución del problema, ésta consiste en recoger el mayor número de ideas
posibles y luego analizar las mismas para seleccionar la mejor idea o pro-
puesta. Se han de considerar cuestiones como, ¿Cuál alternativa resolverá
el problema a largo plazo?, ¿Cuál alternativa es más realista al momento?,
¿Qué recursos tenemos? ¿Están accesibles?, ¿Tenemos el tiempo suficien-
te para implementar la alternativa?, ¿Cuál es el riesgo asociado a cada al-
ternativa?
4. Establecer el plan de acción para la implementación de la mejor alter-
nativa
Se planteará lo siguiente:
• ¿Cómo cambiará la situación cuando el problema sea resuelto?
• ¿Qué pasos se han de tomar para la implementación de la mejor alter-
nativa para resolver el problema?
• ¿Qué sistemas o procesos deberían ser cambiados por un procedimien-
to?
• ¿Cómo sabemos que los pasos se están llevando a cabo?
• ¿Qué recursos se necesitan en términos de personas, facilidades y finan-
zas?
• ¿Cuánto tiempo se necesita para implementar la alternativa? Para ello
es necesario la creación de una agenda.
• ¿Quién será el responsable de asegurarse de la implementación del
plan?
5. Supervisar la implementación del plan
Entre los aspectos a considerar estarán el tener que observar que se alcanza
lo esperado a través de la implementación, poder valorar si se está llevando
a cabo la agenda programada y comprobar si el plan establecido no está
dando los resultados esperados al revisar el plan. En definitiva, consiste en
determinar y verificar si son efectivas las actuaciones programadas y si esta
98 Fundamentos de trabajo en equipo para equipos de trabajo
Capítulo 7
El conflicto en los equipos de trabajo
NÚÑEZ, I.
Universidad de La Habana
SÁNCHEZ, J.
Universidad de Cádiz
ÍNDICE
Este capítulo aspira a recoger y presentar de forma ordenada las opiniones, inves-
tigaciones y recomendaciones efectuadas para solventar los problemas que oca-
siona la aparición y enraización del conflicto en el seno de los equipos de trabajo.
El análisis del conflicto en el marco de la cooperación interna es el aspecto alre-
dedor del cual gira este capítulo.
Se aborda inicialmente la figura del conflicto en sentido genérico y organiza-
tivo; para a continuación presentar las singularidades de este fenómeno en el seno
de los equipos de trabajo y culminar con la exposición de consideraciones, todas
ellas directa o indirectamente conectadas con el rendimiento, sobre el conflicto en
estas unidades básicas organizativas.
OBJETIVOS DIDÁCTICOS
La lectura y comprensión de este capítulo pretende que el lector pueda:
CONFLICTO 2ULHQWDFLyQ
COGNITIVO Asociado a la tarea DODWDUHD
los conflictos laborales se relacionan con las tareas y también con las personas.
Luego habría que matizar la anterior separación y admitir que todos los conflictos
participan de estos dos componentes: cognoscitivo y afectivo.
Así, hay muchas situaciones en las que se puede decidir tomar una acción u
otra, y ello generará diversas consecuencias para diferentes personas. Estas con-
secuencias, que son hechos objetivos, perfectamente medibles, para nada dejan
indiferentes a los protagonistas del conflicto; precisamente por ello, la solución no
significa que haya desaparecido el conflicto ni que todos estén contentos y de
acuerdo con ella. Porque la solución, por consenso de todos o por imposición,
consiste en la fijación de las condiciones bajo las cuales discurrirá la relación, pero
el conflicto de intereses puede persistir. Suele ocurrir que, de cuando en cuando,
normalmente cuando se da un cambio de circunstancias, alguna de las partes de-
cide replantear la solución del conflicto, con lo que vuelve a manifestarse el con-
flicto de forma explícita.
Los primeros investigadores que abordaron el estudio del conflicto en las or-
ganizaciones le asignaron una connotación marcadamente negativa; un estado
social a evitar porque sus notas características (tensión, hostilidad, enemistad, etc.)
sólo ejercían consecuencias disfuncionales (Saavedra, Earley y Van Dyne, 1993).
Posteriormente, otras investigaciones centradas en esta relación conflicto-desem-
peño mostraron la existencia, al principio sorprendente, de efectos positivos.
Trabajos más recientes han intentado esclarecer esta misteriosa relación (Amason,
1996; Amason y Schweiger, 1994; Jehn, 1994; Jehn y Mannix, 2001).
En algunos casos, los estilos tradicionales de gestión han usado el conflicto
como motor impulsor de la consecución de las metas, a veces despiadadamente,
como mecanismo de compulsión. Por ejemplo, la competencia entre personas y/o
entre grupos en una organización, con base en los resultados obtenidos, como
medio de progresar profesionalmente y obtener mejores puestos y salarios.
En síntesis: todo conflicto tiene aspectos funcionales y aspectos disfuncionales
para la estructura social donde se produce (López Pintor, 1986)
Forsyth (Stevens y Campion, 1994) señala que el conflicto dentro del equipo
surge cuando las acciones de uno o más de sus integrantes son incompatibles con,
y generan resistencias en, otros miembros. Pero las consecuencias no son sólo
negativas, como en los primeros momentos se creía; también existen efectos po-
sitivos en conflictos de cierta naturaleza (Amason, 1996; Stevens y Campion,
1994). En cualquier caso, el coste económico de un conflicto antagónico deficien-
temente gestionado es tremendo (Reynolds, 1998) y además incluye ramificaciones
difíciles de percibir (tiempo perdido, disminución de la calidad de las decisiones,
rotación de empleados valiosos, rediseño organizativo, descenso de la motivación,
sabotajes, costes de seguridad y salud, etc.).
Ello significa aceptar la conexión del conflicto con el comportamiento organizati-
vo y, por tanto, con el individuo en su singularidad. Así, por ejemplo, el conflicto
emocional aumenta el estrés, la distracción y la animosidad (Amason, 1996; Jehn,
1994, 1995). Y es que el éxito de cualquier grupo, en sentido general, descansa en
cierta predisposición a compartir la información, como tendremos ocasión de com-
probar en el Capítulo 9, y en una comunicación efectiva, como veíamos en el Capítu-
lo 6 (Campion, Medsker y Higgs, 1993; Townsend, DeMarie y Hendrickson, 1998).
Capítulo 8
La confianza
en los equipos de trabajo
ROQUETTE, T.
SÁNCHEZ, J.
Universidad de Cádiz
ÍNDICE
8.1 Introducción.
8.2 Sobre la confianza: relevancia y concepto.
8.3 Aspectos antropológicos, psicológicos, sociales y culturales de la confianza.
8.3.1 Aspectos antropológicos.
8.3.2 Aspectos psicológicos.
8.3.3 Aspectos sociales y culturales.
8.4 La confianza en el seno de los equipos.
8.5 Consideraciones finales.
115
116 Fundamentos de trabajo en equipo para equipos de trabajo
El índice y los contenidos pretenden ofrecer una visión genérica del concepto y la
relevancia de la confianza, así como la aparición de los equipos en las organiza-
ciones actuales. Una vez expuestos estos conceptos, intentaremos explicar la im-
portancia de la confianza en los equipos de trabajo y en la organización. Posterior-
mente intentaremos analizar las correlaciones existentes entre confianza y otros
conceptos importantes para el funcionamiento del equipo: rendimiento, cultura,
cohesión, etc. Cerraremos el capítulo con algunas conclusiones y una aproximación
normativa que recoge recomendaciones de interés para generar y mantener la
confianza en los equipos de trabajo.
OBJETIVOS DIDÁCTICOS
La lectura y comprensión de este capítulo pretende que el lector pueda:
8.1 INTRODUCCIÓN
(YROXFLyQGHOD&RQILDQ]D
&RQILDQ]D
7LHPSR
individual, etc… y generalmente este hecho está relacionado con la dificultad que
tenemos para confiar en los demás. En efecto, si no existe confianza en el resto de
miembros del equipo de trabajo, el trabajo se resiente ya que resulta imposible que
cada uno de los miembros del equipo ejecute su propio trabajo de manera idónea
a la vez que controla el trabajo que realizan los demás. Esta falta de confianza
tiene unos orígenes que podemos describir de manera diferenciada.
capaces de exponer nuestras opiniones sobre nada de lo que allí se trataba. Esta
costumbre nos obliga igualmente a no olvidar que para el trabajo en equipo es
necesaria tanto la confianza en los demás como la expresión de las propias opinio-
nes, por lo que no podemos obviar el entrenamiento para que todos los miembros
del equipo sean capaces de opinar y no asentir a todo lo que los demás planteen.
1. Tomar conciencia, y trasmitir a todos los implicados, del papel que juega
la confianza como variable explicativa principal del rendimiento de los
equipos de trabajo.
2. Considerar la confianza, tanto la depositada como la recibida, como criterio
en el proceso de selección de los miembros del equipo.
3. Promover y sostener la participación de todos los miembros del grupo así
como la transmisión interna de valores en el desarrollo de las actividades
cotidianas.
4. Contemplar la formación “outdoor” y el aprendizaje por descubrimiento en
el plan global de formación, como técnicas idóneas para el desarrollo de
este valor.
5. Fomentar el desarrollo de la inteligencia emocional dentro del ámbito de
las habilidades individuales.
Capítulo 9. La gestión del conocimiento en los equipos de trabajo 127
Capítulo 9
La gestión del conocimiento
en los equipos de trabajo
ALBA, M. S.
GARCÉS, E.
Universidad de Cádiz
ÍNDICE
127
128 Fundamentos de trabajo en equipo para equipos de trabajo
OBJETIVOS DIDÁCTICOS
La lectura y comprensión de este capítulo pretende que el lector pueda:
Resulta interesante reparar en las palabras que aparecen en cursiva y que en-
marcan la gestión del conocimiento como la capacidad para actuar, que nos re-
mite a habilidades o capacidades complementarias, centrándose en la Información
y en procesos de aprendizaje y creación mental, atendiendo siempre al contexto
y a la experiencia, aceptando la influencia de valores y generando respuestas
reactivas y proactivas.
Por otra parte, y centrándonos en el objeto material sobre el que recae la gestión,
se pueden aplicar diversos criterios para la clasificación del conocimiento:
COGNITIVO EMOCIONAL
CONSCIENTE
FÁCIL DIFÍCIL
INCONSCIENTE
INFORMACIÓN INFORMACIÓN
CONOCIDA POR UNO DESCONOCIDA
MISMO PARA UNO MISMO
2
LIBRE CIEGA
INFORMACIÓN
CONOCIDA
POR LOS DEMÁS
1 2 1
INFORMACIÓN
DESCONOCIDA
POR LOS DEMÁS
OCULTA DESCONOCIDA
9
1 AUTO-APERTURA 2 RETROALIMENTACIÓN
E
T EXTERIORIZACIÓN (Individual o grupal) X
Á P
C L
I NUEVOS Í
COMBINACIÓN
T EXPLÍCITOS C
O I
T
INTERIORIZACIÓN
O
Aprendizaje por experiencia
TÁCITO TÁCITO
INDIVIDUAL SOCIALIZACIÓN COMPARTIDO
Hansen, et al (1999) distinguen dos estrategias para gestionar estos dos tipos
de conocimiento (tácito y explícito):
Consideran que cualquiera que sea la estrategia que utilice la compañía para
gestionar el conocimiento debe formar parte de su estrategia competitiva. Pero no
basta con la existencia de un stock de conocimientos, que debe ser compartido por
los miembros de la organización, sino que éste debe evolucionar. Es la gestión del
conocimiento la que permite y propicia esta evolución (Medina, 2000). El cono-
cimiento debe ser integrado y gestionado de forma global para que se genere
verdadero capital intelectual (Liyanage et al, 1999).
TECNÓLOGO
SOHQDPHQWHIDPLOLDUL]DGR
FRQOD7HFQRORJtDGH,D
,QIRUPDFLyQ
¾ &RQWUROGHDSOLFDFLRQHV
7HFQROyJLFDV
EMPRESARIO CONSULTOR
GLVSXHVWRDDEDQGHUDUQXHYDV FDSD]GHJHQHUDUQXHYDV
LQLFLDWLYDVGHULHVJR LGHDVDGDSWDGDVDODV
QHFHVLGDGHVGHODHPSUHVD
¾3ODQLILFDFLyQGHDFXHUGR )81&,21(6
FRQODSROtWLFDFRUSRUDWLYD
¾ 'LVHxRLPSODQWDFLyQ\
¾&RPSUHQVLyQGHO DFWXDOL]DFLyQGHVLVWH
QHJRFLR\VXVSURFHVRV PDVGHLQIRUPDFLyQ
DISEÑADOR DE AMBIENTES
FDSD]GHGLVHxDUHQWRUQRV\
SURFHVRVTXHPD[LPLFHQHO
FRQRFLPLHQWR
¾ *HVWLyQGHLQIRUPDFLyQHQWUH
JUXSRVGHODRUJDQL]DFLyQ
Figura 9.4. Funciones del gestor del conocimiento. Adaptado de Portela (2000).
MODELO DE TECNÓLOGO
GESTOR DEL
CONOCIMIENTO
'
L
4 COMPETENCIAS U
EMPRESARIO CONSULTOR
CRÍTICAS H
F
W
L
Y
D
GESTOR del CONOCIMIENTO V
7É&,72\(;3/Ì&,72
'LVHxDGRUGHDPELHQWHV
GHOLGHUD]JR
tas que toman como unidades operativas a los equipos de trabajo y se visualiza
entonces el conocimiento como un recurso colectivo, como el único recurso capaz
de crecer cuando es compartido para un propósito común y siguiendo ciertos pro-
tocolos efectivos.
Capítulo 10. La automotivación para el trabajo en equipo 141
Capítulo 10
La automotivación
para el trabajo en equipo
DE LA TORRE, G.
Recursos Humanos AERTEC
ÍNDICE
10.1 Introducción.
10.2 La motivación y su aplicación al ámbito laboral.
10.3 Teorías y modelos sobre la motivación.
10.3.1 Teoría de las necesidades humanas de Abraham Maslow.
10.3.2 Teoría de las tres necesidades de McClelland.
10.3.3 Teoría X y Teoría Y de McGregor.
10.3.4 La teoría Z de Ouchi.
10.3.5 Teoría de los factores de Herzberg.
10.3.6 Teoría de las expectativas de Vroom.
10.3.7 Modelo de equidad de Adams.
10.3.8 Modelo integrador de la motivación de Hodgetts y Altman.
10.4 Automotivación y trabajo en equipo.
10.5 Claves para motivar a sus colaboradores.
10.6 Consideraciones finales.
141
142 Fundamentos de trabajo en equipo para equipos de trabajo
OBJETIVOS DIDÁCTICOS
La lectura y comprensión de este capítulo pretende que el lector pueda:
10.1 INTRODUCCIÓN
• Necesidades fisiológicas
Están ligadas a su instinto de supervivencia, de forma que el comportamien-
to se orienta a cubrir las condiciones mínimas de subsistencia, como el
alimento, la vivienda, etc.
• Necesidades de seguridad
Reflejan la tendencia a salvaguardarse de situaciones de peligro; se relacio-
nan con el mantenimiento del empleo y evitación de riesgos, amenazas o
situaciones impredecibles.
• Necesidades de afecto y pertenencia
El tercer nivel se activa cuando las necesidades primarias están satisfechas.
Esta necesidad de relacionarse formal o informalmente explica la preferen-
cia de las personas a trabajar incorporadas a un equipo de trabajo, donde
este tipo de necesidades son cubiertas, debido al tipo de relaciones de inter-
dependencia que tienen lugar en estas unidades operativas.
Capítulo 10. La automotivación para el trabajo en equipo 145
Autorrealización
Autoestima
Afecto
Seguridad
Fisiológicas
)LJXUD-HUDUTXtDGHQHFHVLGDGHVGH0DVORZ
• Necesidades de estima
Recoge las sensaciones de ser valorados y estimados por sí mismos y por los
demás. La superación de este nivel conlleva un sentimiento de confianza en sí
mismo, valor, fuerza y conocimiento de sus posibilidades y valores reales.
• Necesidades de autorrealización
Cubiertos los niveles anteriores, se suele experimentar cierta inquietud por
llegar a ser aquello que creemos podemos llegar a ser, para lo que nos con-
sideramos aptos. Esta necesidad es la más individual, y por ello es clave en
el sistema de necesidades de Maslow.
• Necesidad de logro
Es la necesidad que lleva a las personas a querer hacer las cosas bien por el
propio resultado, a luchar por el éxito y alcanzar la excelencia. Interesa el
logro en sí mismo, no la recompensa. Incluye una atracción hacia trabajos
difíciles, retadores y que requieren esfuerzo y responsabilidad.
146 Fundamentos de trabajo en equipo para equipos de trabajo
TEORÍA DE McCLELLAND
• Necesidad de poder
Se refiere a la necesidad de considerarse director, “jefe” más que líder. Este
deseo de hacerse con el control de los medios que permiten dirigir, dominar
e influir en el comportamiento de los demás no implica ineludiblemente que
las personas se comporten de forma despótica y autoritaria para satisfacerlo.
• Necesidad de afiliación
Según los autores de la Escuela de las Relaciones Humanas, la insatisfacción
o desmotivación de los trabajadores se debe a las dificultades en la búsque-
da por satisfacer el deseo de establecer y mantener relaciones afectivas en
el contexto del trabajo.
Hipótesis X Hipótesis Y
De este modo, comprobó que los factores que motivan al estar presentes no son
los mismos que los que desmotivan, y que la eliminación de una fuente de insatis-
facción no genera necesariamente motivación. Por ello establece la siguiente
distinción:
FACTORES FACTORES
HIGIÉNICOS MOTIVADORES
SU
AUSENCIA Ausencia de
Insatisfacción Satisfacción
SU Ausencia de
PRESENCIA Insatisfacción Satisfacción
+ 6DWLVIDFFLyQ
+DELOLGDG
5HFRPSHQVDV
5HFRPSHQVDV
GHVHDGDVSRU
H[WUtQVHFDVH
HOLQGLYLGXR
LQWUtQVHFDV
MOTIVACIÓN Desempeño SRUSDUWHGHOD
EDViQGRVHHQ
VX
RUJDQL]DFLyQ
GHVHPSHxR
DFWXDO
&DSDFLWDFLyQ
_ ,QVDWLVIDFFLyQ
las recompensas que reciben por lo que hacen, recompensas que pueden ser tanto
extrínsecas como intrínsecas.
El grado en que las recompensas son consideradas como justas, y cubren las
expectativas individuales, determinará la satisfacción. A su vez, esta satisfacción
surge de los resultados que ejerza la motivación sobre el desempeño laboral. El
desempeño se verá influido al mismo tiempo por las habilidades y rasgos perso-
nales, así como por las creencias sobre el esfuerzo que entraña una determinada
tarea para alcanzar cierto grado de eficacia.
Muchos modelos y teorías, además de los repasados, hacen alusión a las nece-
sidades, a las expectativas, a las recompensas, etc. para explicar el comportamien-
to de las personas. Algunas de forma general y otras de forma específica en am-
bientes de trabajo.
Alto
tos positivos acerca del resto del equipo y sobre los resultados. En esta etapa conti-
nuarán las fluctuaciones moderadas en la motivación hasta la fase de finalización.
Finalmente, la motivación puede disminuir como consecuencia de la sensación
de pérdida, aunque puede permanecer constante.
La capacidad o competencia, que describe otra línea de desarrollo en el gráfico,
suele analizarse de la mano de la motivación por el carácter vinculante que suelen
ejercer de forma recíproca.
Al respecto, los modelos de gestión de competencias contemplan entre sus
componentes: el conocimiento (saber), las habilidades y destrezas (saber hacer),
la capacidad de adaptarse al contexto (saber estar), la motivación (querer) y por
último, debe disponer de los recursos necesarios para llevar a cabo la competen-
cia (poder). La falta de recursos supone dentro de los equipos la progresiva pér-
dida de motivación, que además incurre en un deterioro del sentimiento de auto-
eficacia. Por el mismo mecanismo, la confianza en los recursos, basada en la
disponibilidad y accesibilidad de éstos, ayuda a la motivación propia de un equi-
po de trabajo.
En casi todas las teorías de mayor relevancia histórica sobre la motivación
encontramos aspectos que identifican las necesidades de los humanos de realizar
trabajos en grupo. Dentro de los equipos, las personas suelen motivarse con res-
ponsabilidades, autonomía, tareas retadoras y capacidad de decisión, aspectos que
se hacen más asequibles por el mero hecho de trabajar en grupo. Por otra parte, el
trabajo en equipo, como señalábamos en el primer capítulo, proporciona impor-
tantes ventajas para el individuo, entre las que destacan:
Existen teorías que apoyan que la motivación, entendida como proceso interno
de la persona, sólo se puede concebir como automotivación, y que por ello las
Capítulo 10. La automotivación para el trabajo en equipo 155
compañías no pueden motivar a sus empleados directamente, sino que deben ge-
nerar ambientes de trabajo donde aflore la automotivación. Lejos o cerca de la
realidad, coincidimos en que la mejor motivación es la que procede del interior de
cada persona, por lo que merece la pena fomentarla.
En los equipos de trabajo no se opera de forma aislada, ni el propio equipo es
independiente del resto, forman parte de otro gran equipo, de una organización
mayor, a saber, la empresa. Esta concepción de la organización como un gran
equipo de equipos se acerca a las culturas que consideran a cada trabajador parte
activa dentro del colectivo mayor o gran equipo de trabajo que supone la empresa
actual (Ouchi, 1981).
Es por ello por lo que las personas están sujetas a condiciones impuestas de
carácter externo y sobre las que no tienen control directo. Estas condiciones deben
ser gestionadas por los responsables y directivos con el fin de crear un ambiente
incentivador y atractivo para desarrollar el trabajo en equipo. Los procedimientos
que contempla el trabajo en equipo, como responsabilidad y liderazgo compartido,
consenso, confianza, etc. son prácticas ampliamente aceptadas para motivar a las
personas en el trabajo. De esta forma se deduce una predisposición general a tra-
bajar en equipos de trabajo por la propia forma de operar.
En el trabajo de la propia automotivación para cualquier aspecto profesional
debemos partir de la idea de llevar a la realidad laboral nuestras preferencias. No
siempre es fácil elegir dónde o cómo preferimos trabajar, sin embargo, en primera
instancia, debemos entender la necesidad de prestar atención a nuestras experien-
cias y expectativas para saber qué tareas y ambientes nos motivan más al desarro-
llo de nuestro trabajo.
El análisis pausado de esta cuestión puede darnos la clave para mejorar el
propio desempeño. Es tan importante la selección que hacen las empresas de los
perfiles que requieren, recuérdese el Capítulo 3; como la selección de la empresa
que debe hacer el candidato, para ofrecerse a las que, de antemano, le faciliten la
automotivación.
Por parte de la empresa, y como comenzamos, es crucial reclutar a candidatos
que presenten una automotivación por determinados aspectos del trabajo que se
van a desarrollar en el puesto para el que se selecciona.
• Divisibles.
• Relevantes.
• Específicos.
3. Enriquecer los puestos de trabajo (variedad de tareas, autonomía).
4. Permitir la participación de los colaboradores en:
• Cómo contribuir a la consecución de los objetivos de la unidad.
• Toma de decisiones.
• Solución de problemas.
5. Favorecer y alentar la creatividad y la innovación.
6. Indagar qué recompensas serán satisfactorias para cada uno y las posibili-
dades de disponer de ellas.
7. Acordar los niveles de rendimiento requeridos.
8. Facilitar la ayuda y recursos necesarios (formación, desarrollo, apoyo per-
sonal, recursos adicionales...).
9. Hacer el seguimiento de los procesos de trabajo.
10. Crear sistemas objetivos y simples de medida (tiempo, cantidad, cos-
tes...).
11. Prever incentivos frecuentes de escasa cuantía.
12. Reforzar los éxitos utilizando las recompensas y alabanzas valoradas por
cada uno.
Capítulo 11
Construcción de equipos de trabajo
ROQUETTE, T.
SÁNCHEZ, J.
Universidad de Cádiz
ÍNDICE
11.1 Introducción.
11.2 Principios en la construcción de equipos.
11.3 El contexto organizativo.
11.4 Enfoques en la construcción de equipos.
11.4.1 Enfoques diferentes.
11.4.2 Enfoques interpersonales.
11.4.3 Enfoque de definición de roles.
11.4.4 Enfoque de valores.
11.4.5 Enfoque orientado a la tarea.
11.5 Cómo combinar los enfoques.
11.5.1 El enfoque de la identidad social en la creación de equipos.
11.6 Etapas en el desarrollo de equipos.
11.6.1 Etapa formativa.
11.6.2 Etapa conflictiva.
11.6.3 Etapa normativa.
11.6.4 Etapa de rendimiento.
11.6.5 Fases y productividad.
11.7 Consideraciones finales.
159
160 Fundamentos de trabajo en equipo para equipos de trabajo
OBJETIVOS DIDÁCTICOS
La lectura y comprensión de este capítulo pretende que el lector pueda:
11.1 INTRODUCCIÓN
rodean y limita nuestra capacidad al necesitar la energía en ese estar alerta ante un
posible “peligro”. Estando seguro toda nuestra energía se canaliza y aprovecha
mejor en el trabajo y en la consecución de objetivos del mismo.
Así que para la creación de un equipo hay que generar las condiciones necesarias
para que sus miembros se perciban entre ellos como “nosotros”, como pertenecien-
tes a una misma unidad con la que puedan identificarse y, esto es muy importante,
queden excluidos todos los de fuera, todos aquellos que no pertenecen al equipo. La
pertenencia de un individuo a un equipo no tiene por qué ser exclusiva (no se trata
de una secta que engloba la totalidad de la personalidad y el tiempo), pero si desapa-
rece la cooperación y se percibe una lucha por los recursos entre los miembros del
equipo éste deja de serlo para convertirse en un simple grupo de individuos.
Pero todos estos enfoques tienen algo en común: están íntimamente ligados a
los profundos mecanismos psicológicos de la identificación social. Más adelante
veremos el enfoque de la identidad social en la creación de equipos, pero ahora
vamos a centrarnos en las ideas y principios de los cuatro enfoques básicos para
la creación de equipos de trabajo con más detalle.
164 Fundamentos de trabajo en equipo para equipos de trabajo
reticencia o inhibición; pero el principio clave era que esta experiencia “limpiaría”
al individuo, proporcionándole un mayor entendimiento de su conducta y liberán-
dole para que actuara abierta y positivamente con sus compañeros cuando volvie-
ran al trabajo.
Estos grupos, también llamados grupos T o de sensibilización, se reúnen sin
un orden del día previo y se abordan todos aquellos sentimientos, dudas, opiniones,
que se tienen sobre cualquier miembro del grupo o cualquier otra persona, esté o
no presente.
El movimiento de la apertura también dejó su marca en las estrategias de crea-
ción de equipos. Aunque sin llegar a tales extremos, hubo grupos de encuentro que
utilizaron técnicas derivadas de los principios de Rogers, intentando desarrollar
habilidades interpersonales entre personas que ya trabajaban como equipo. Lo
normal era enviar a todos los miembros del equipo fuera durante un fin de semana
o un día para que participaran en una serie de ejercicios diseñados para desarrollar
su sensibilidad interpersonal: para escuchar a los demás, para fortalecer la confian-
za, vigilancia y astucia... Estos ejercicios ayudarían a los miembros del equipo a
conocerse entre sí y a saber cómo reaccionarían los demás en distintas situaciones.
Proporcionaban, además, una experiencia compartida y fomentaba el sentimiento
de “nosotros”, tan importante en el trabajo en equipo. En el contexto organizativo
de los años sesenta y setenta, momento en que la gente se mostraba receptiva a
este tipo de enfoque, estos ejercicios solían recoger buenos frutos.
Aunque en aquella época fue una práctica muy popular, este enfoque empezó
a perder prestigio. Kaplan (1986) llegó a afirmar, a mediados de los ochenta, que
cualquier cosa parecida a un grupo de formación o a un grupo de encuentro estaba
terminantemente prohibida en muchas organizaciones. Kaplan atribuyó este decli-
ve al gran número de excesos y abusos de este movimiento. La falta de interés
también pudo venir motivada por la escasa preparación de los mediadores que,
lejos de ejercer una función no-directiva, en el sentido planteado por Rogers, pro-
vocaban expresiones no asertivas de los sentimientos y opiniones de los partici-
pantes que, en el caso de la participación de personas de la misma organización
provocaban nuevos conflictos en la misma.
• Cosas que los demás deberían hacer mejor o con más frecuencia.
• Cosas que deberían hacer con menos frecuencia o dejar de hacer.
• Cosas que debían seguir haciendo.
Posteriormente los miembros del equipo deben reunirse por parejas y “negociar”
sus contratos en los que debe especificarse cuáles de las peticiones de ambas par-
tes son aceptadas por la otra y cuáles son las posibles penalizaciones por el incum-
plimiento de lo firmado. Este contrato, que se realiza por escrito, sirve de referen-
cia clara de cuáles son los roles y evita la incertidumbre que puede producir la
diferencia entre el rol que los demás esperan de alguien y el rol asumido por ese
alguien.
Este enfoque se diferencia del enfoque interpersonal, aunque también esté basa-
do en la sinceridad y en la honestidad de las personas, en que los sentimientos, las
ideas, los conflictos ocultos de cada individuo, son considerados irrelevantes y lo
que realmente importa es lo que la persona hace y lo que necesita de los demás.
Este enfoque evolucionó posteriormente hacia modelos más sofisticados (Ben-
ne y Sheats, 1948), articulándose diferentes roles: de tarea, de creación y mante-
nimiento de grupo y egocéntricos. Para ello se crean ejercicios en los que los di-
ferentes miembros realizan diversas tareas y se analizan por parte de un observador
los roles que cada uno de ellos desempeña en cada uno de los momentos. Luego
se comenta con ellos su comportamiento durante la actividad, de manera que pue-
dan corregir aquellos roles que puedan resultar más destructivos para el grupo y
sustituirlos por otros que ayuden a la construcción del equipo.
Esta alternativa ha sido muy utilizada, aunque ha ido evolucionando más hacia
el análisis de los procesos interpersonales de relación que surgen en los equipos,
más que los roles específicos que adoptan los miembros (Bales, 1950)
Un ejemplo de este tipo de análisis podemos verlo en la Tabla 11.1.
Como podemos ver las categorías utilizadas en el análisis son fundamental-
mente verbales y pueden servir no sólo para analizar las interacciones dentro de
un equipo de trabajo sino las de cualquier tipo de reunión. Esto, que facilita su uso
en equipos consultivos, de participación o de toma de decisiones, dificulta el mis-
mo en equipos de acción o producción.
Este modelo permite que los integrantes del equipo comprendan los distintos
procesos interpersonales y sepan cómo funcionan. Así, saben distinguir los proce-
sos de los contenidos y pueden modificar aquellos cuando afecten al buen funcio-
namiento del equipo. Generalmente, en los equipos existe el riesgo de que los
procesos de relación personal de alguna manera se caricaturicen y que cada uno
de los miembros, o incluso todos, mantengan una sola categoría en sus interrela-
ciones, lo que impide que el equipo sea eficaz.
Es muy importante en este modelo la presencia, al menos al inicio, de un
observador externo, ya que a la mayoría de personas les resulta complicado dis-
tanciarse del contenido de la discusión para poder centrarse en los procesos de
relación interpersonal. Además puede ayudar al equipo a comprender la impor-
tancia de la existencia de las diversas categorías en la relación al explicarles las
consecuencias que la presencia o la ausencia de las mismas tiene en el funciona-
miento del equipo.
168 Fundamentos de trabajo en equipo para equipos de trabajo
Categoría Ejemplos
Otras variantes de este mismo modelo parten directamente del análisis de roles
y se orientan más que a las interrelaciones hacia las tareas a realizar. Vemos un
ejemplo de esos roles en la Tabla 11.2 (Belbin, 1981).
Basándose en este modelo, Belbin analizó diversos equipos, algunos de los
cuales habían tenido éxito y otros no, llegando a la conclusión de que existen
cinco principios clave a la hora de crear un equipo:
1. Cada miembro del equipo debe contribuir con una función y con un rol de
equipo.
2. El equipo debe tener un equilibrio óptimo entre los roles funcionales y los
roles de equipo, dependiendo de su tarea específica.
3. La eficacia de un equipo dependerá de hasta qué punto sus miembros se
identifican y se ajustan a las fuerzas relativas dentro del propio equipo.
4. Cada miembro del equipo debe desarrollar aquellos roles que encajen mejor
con su personalidad y habilidades mentales y sociales.
5. El equipo sólo aprovechará al máximo sus recursos técnicos cuando consi-
ga una variedad y un equilibrio de roles adecuado.
Capítulo 11. Construcción de equipos de trabajo 169
Introduce información
Investigador de Curioso, versátil, sociable,
externa, negocia con la gente
la empresa innovador y comunicativo
de fuera
Otro modelo, también basado en este mismo enfoque, y que ha tenido bastan-
te uso en muchos tipos de organizaciones está basado en los roles definidos por
Margerison y McCann (1991) y es la conocida como “Rueda de la gestión de un
equipo” (véase Figura 11.1).
Un modelo diferente, basado en este mismo enfoque, muy de moda en nuestro
entorno en la actualidad, consiste en la organización de días de convivencia, ge-
neralmente en fines de semana, en los que se realizan actividades físicas (escalada,
rafting, simulaciones de guerra,...) y en las que se busca desarrollar los papeles de
liderazgo y las habilidades para la resolución de problemas del equipo. Esta es-
170 Fundamentos de trabajo en equipo para equipos de trabajo
Promotor
Investigador
Creador
Innovador Asesor
Impulsor
Asesor
Informador Organizador
9Ë1&8/2 Incitador
Defensor
Encargado de Productor
mantenimiento Encargado
de concluir
Controlador
Inspector
de ideas, antes de afrontar las tareas del equipo, ya que estos debates, discusiones,...
son los que minimizan la probabilidad de futuros conflictos, de futuras ineficacias
del equipo de trabajo. Para lograrlo hay que tener presente las cinco dimensiones
de las que puede tener la visión de equipo que se muestran en la Tabla 11.3 (West,
1994).
Este modelo de creación de equipos es útil cuando la vida prevista del mismo
es prolongada en el tiempo, ya que es posible dedicar al arranque, a la construcción
del equipo, el tiempo necesario. Por el contrario, cuando el equipo se crea con el
objetivo de desarrollar una tarea determinada, en la que se ven implicadas decisio-
nes personales de los miembros del equipo, puede resultar ineficaz. También es
viable en aquellos casos de equipos multiprofesionales, donde personas de distin-
ta formación, e incluso procedencia, deben ser capaces de establecer un núcleo de
ideas principales compartido.
En este tipo de enfoque se destaca un aspecto de gran importancia para el
equipo, que es la búsqueda del mantenimiento del equipo. Cuando se aborda el
tema de la construcción de equipos podemos caer en el error de pensar que, una
vez puesto en marcha el mismo, su funcionamiento continúa siendo igual a través
del tiempo. Para que esto se produzca es necesario incorporar mecanismos siste-
172 Fundamentos de trabajo en equipo para equipos de trabajo
cipio, está más indicado para el sector público, donde las tareas de los equipos
pueden durar años y donde los miembros del equipo provienen de profesiones
distintas. Esto no quiere decir que sólo valga para el sector público, pero tiende a
ser más útil en ese sector. Por otra parte, el enfoque de Katzenbach parece más
adecuado para un ambiente comercial con más competencias y más centrado en la
tarea. En este contexto el equipo tiene una misión definida y se deshace cuando
consigue realizar su misión. Aunque sigue siendo importante que el equipo tenga
unos valores claros y similares, es posible que los valores del equipo surjan y se
debatan durante el curso de las actividades del equipo; no tienen por qué ser defi-
nidas desde el principio. Pero los miembros de este tipo de equipo comparten a
menudo más valores al principio que los equipos multidisciplinares del sector
público.
Por tanto, hay distintos enfoques para distintos equipos. La mayoría de los
equipos suele mezclar varios enfoques en vez de adoptar uno excluyendo los demás.
Pero se adopte la estrategia que se adopte, tiene un principio en común con las
demás. El principio de la creación de identificación social. Lo importante es que
los integrantes del equipo puedan trabajar juntos de forma eficaz y con cierto
grado de confianza en los demás. Deben ser capaces de ver a sus compañeros de
equipo como “nosotros” y no como “ellos”.
y “ellos” sean “los que trabajan en esa zona”. Pero a la hora de crear un equipo
debemos esforzarnos para que lo que importe sea el equipo y no otros tipos de
agrupaciones.
Está demostrado que el proceso de dividir a la gente (o a cualquier otra cosa)
por grupos, automáticamente deriva en una exageración de las similitudes con los
que están en nuestro grupo y en una exageración de las diferencias con la gente
de fuera. Tajfel y Wilkes (1963) demostraron que incluso tareas sencillas como
juzgar la longitud de unas líneas estaban influidas por el hecho de que ya habían
sido clasificadas previamente como A o como B. Los participantes del experi-
mento median con precisión las líneas sin etiqueta, pero veían las líneas de la
categoría A más similares entre sí que las de la categoría B, aunque todas medían
lo mismo.
Nuestros juicios sociales también se exageran a través de la clasificación.
Prácticamente en todas las organizaciones podemos comprobar cómo pueden
llegar a exagerar dos departamentos o dos unidades de trabajo sus diferencias y a
ignorar lo que tienen en común. La rivalidad resultante puede ser beneficiosa en
algunos casos, pues puede estimular el rendimiento de ambos departamentos. Sin
embargo, en la mayoría de los casos tiene un coste, pues se dedica gran parte del
tiempo a discutir los unos con los otros o a emprender políticas de enfrentamiento
en vez de cooperar. Las investigaciones psicológicas demuestran que esta rivalidad
es positiva o negativa dependiendo de si los departamentos están compitiendo por
recursos o no. Si compiten por los mismos recursos (o al menos lo creen), la rela-
ción será bastante hostil (Mummendey y Schreiber 1984)
Así que es muy importante definir bien al equipo y que sus miembros lo vean
distinto de los demás. Pero también es fundamental conseguir que el equipo co-
opere con los demás en la organización para que puedan trabajar bien, en vez de
perder el tiempo negociando con otros departamentos o equipos hostiles y adop-
tando juegos sucios. Por tanto, a la hora de crear un equipo, hay que definir clara-
mente los recursos del equipo y asegurarse de que éstos no hayan sido obtenidos
a expensas de otro grupo.
del equipo, todos obtienen una imagen mucho más clara y reconocen sus contri-
buciones y las de los demás. Y la comunicación también es necesaria en los
niveles más altos. Es imposible que dos personas con valores distintos se comu-
niquen eficazmente. Así que, para que el equipo funcione, es necesario compar-
tir los mismos valores. Sea el tipo de equipo que sea, es de gran utilidad estable-
cer un sistema que le permita pronunciar sus valores y llegar a un acuerdo sobre
los mismos.
La comunicación no se consigue sólo con planteamientos formales (memorias,
boletines oficiales, etc.). La comunicación surge informalmente, a través de las
amistades y de las conversaciones. Por esta razón las actividades sociales que unen
a la gente son muy útiles para fomentar la cohesión. No pueden sustituir la infor-
mación oficial, claro está, pero las actividades sociales e informales consolidan
vínculos sociales y establecen amistades informales que complementan emocio-
nalmente la vertiente formal antes aludida. Cuando la gente puede mostrar su lado
“humano”, establece una base de experiencias compartidas y (con suerte) una
amistad personal de gran valor para la cooperación.
lo importante es que se nombre un “equipo del mes”, pues será un esquema más
eficaz que aquél que destaca a individuos en una organización que pretende
fomentar el trabajo en equipos, el equipo se transformará en una unidad cohe-
sionada y aumentarán los informes sobre la aportación del equipo al éxito de su
organización.
No basta con la comunicación informal para conocer el éxito de un equipo o
de una empresa. Es cierto que la información se extiende rápidamente, pero en este
proceso puede deformarse. La fotocopiadora, o la cafetería, son como “la plaza del
pueblo”, donde la gente habla con sus amigos, cotillean y extienden rumores. Así
que resulta un tanto ingenuo afirmar que los empleados no sabrán algo porque no
se les ha comunicado oficialmente (aunque es increíble la cantidad de directores
que así lo creen). Los rumores, inevitablemente, siempre implican una pizca de
preocupaciones, envidias o esperanzas de quien los extiende, por lo que al final
suelen acabar muy distorsionados. Incluso si pensamos que todo el mundo ya
conoce la información positiva, debemos comunicarla oficialmente si queremos
que tenga un efecto positivo.
Hay otras formas de desarrollar el orgullo de un equipo, como fomentar logros
de la organización principal tanto interna como externamente, para que los em-
pleados puedan ver qué ha conseguido la organización y cómo han contribuido sus
esfuerzos.
Vemos, así, cómo podemos aprender de cada enfoque distintos aspectos del
trabajo en equipo que pueden ser útiles para que las personas trabajen en equipo
de forma más efectiva. Podemos recurrir a todos ellos para crear equipos de tra-
bajo eficaces que respondan a la situación en la que se encuentran y que se enfren-
ten a nuevos retos. Para conseguir un buen equipo es prácticamente inevitable
mezclar varios enfoques y adoptar técnicas distintas. Si comprendemos y aplicamos
los principios generales que sostienen los procesos psicológicos de pertenecer a
un equipo, y de trabajar eficazmente en él, estaremos preparados para gestionar
equipos con éxito.
grupo, conocer a los demás integrantes del equipo, pero, a la vez se muestran
desorientados, con desconfianza hacia los demás, tratando de imponer sus ideas y
planteamientos.
En esta primera etapa se producen los primeros enfrentamientos y se corre el
riesgo de la formación de pequeños subgrupos en los que abunda la crítica hacia
los miembros ausentes. Dada la poca experiencia de trabajo en equipo, las ideas
presentadas suelen ser poco flexibles y la defensa de las propias se torna una cues-
tión personal. El grupo tiene problemas para aceptar cualquier tipo de liderazgo y
cualquiera que lo intenta se encuentra con una fuerte oposición en el grupo. La
tarea del líder debe centrarse en lograr un buen ambiente, un clima que permita el
desarrollo posterior del equipo.
En esta fase debe primar la búsqueda, el conocimiento, el establecimiento de
la confianza interna, en definitiva, todos aquellos aspectos más implicados en las
relaciones personales que el desarrollo de la tarea propiamente dicha. Esta etapa
es la más delicada, “puede ser dramática para los miembros más tímidos o nervio-
sos del grupo; es posible que nunca se recuperen” (Blair, 1982) y pasen a ser
miembros completamente pasivos.
• El grupo comienza a crear una serie de normas de trabajo y relación que son
aceptadas por todos.
• Aparece la verdadera comunicación, en la que los participantes hablan,
opinan sobre los temas, pero también son capaces de “escuchar” al otro.
Capítulo 11. Construcción de equipos de trabajo 179
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Capítulo 12
Caso práctico:
El consorcio de bomberos
de la provincia de Cádiz
FERRER, J. L.
OTÁLORA, F. J.
Consorcio de Bomberos de la Provincia de Cádiz
ÍNDICE
181
182 Fundamentos de trabajo en equipo para equipos de trabajo
Pero sin lugar a dudas, la base fundamental del Consorcio y lo que justifica por
sí sólo su existencia es la idea de las mutuas ayudas entre los parques (17 en la
actualidad), lo que permite una primera intervención en un tiempo inferior a 20
minutos en todos los núcleos de población de más de 1.000 habitantes de la pro-
vincia con un coste para cada administración sensiblemente inferior, ya que para
cada población el número de bomberos del que debe disponer estando integrado
en la estructura del Consorcio es sensiblemente menor que si tuviera que asumir
todo el riesgo en solitario.
En resumidas cuentas, el Consorcio de Bomberos de la provincia de Cádiz es un
modelo de gestión más eficaz (atiende antes las emergencias, de forma coordinada
y jerarquizada y sin problemas de competencias entre administraciones locales) y
Capítulo 12. Caso práctico: El consorcio de bomberos de la provincia de Cádiz 183
más eficiente (con un coste sustancialmente menor) que otras formas de prestación
del servicio más localistas que darían un servicio más limitado a mayor coste.
• Zona Bahía de Cádiz, atendida por los parques de bomberos de Cádiz, Tres
Caminos, Chiclana de la Frontera, Medina y Vejer de la Frontera.
• Zona Campo de Gibraltar, cubierta por los parques de bomberos de Alge-
ciras, Guadacorte, La Línea de la concepción, Jimena de la Frontera, Tarifa
y San Roque.
• Zona Campiña de Jerez, integrada por los parques de bomberos de Jerez de
la Frontera, El Puerto de Santa María, Sanlúcar de Barrameda y Arcos de
la Frontera.
• Zona de la Sierra, en la que se encuentran los parques de bomberos de
Ubrique, Villamartín y Olvera.
En cada zona hay un parque central, que es el apoyo natural e inmediato para
el resto de los parques en caso de necesitar más medios tanto humanos como ma-
teriales. En concreto, los parques cabeceras son Cádiz, Algeciras, Jerez de la
Frontera y Ubrique.
Cuando se recibe una llamada en la Sala de Emergencias se solicita siempre en
primer lugar desde dónde se llama. Cada parque de bomberos tiene asignado un
área de intervención basada en el tiempo de respuesta, de tal forma que el parque
disponible que se encuentra a menor distancia del siniestro es el que se encarga
del mismo. Inmediatamente que la Sala de Emergencias identifica el parque al que
corresponde la intervención conecta su megafonía, de manera que los bomberos
de dicho parque escuchan la conversación entre el solicitante y el operador.
Por ejemplo, el parque de bomberos de El Puerto de Santa María atiende sólo
las actuaciones en dicha ciudad, mientras que el parque de bomberos de Sanlúcar
de Barrameda se encarga de las de la propia población, Trebujena y Chipiona.
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Guardia. En principio, el apoyo inmediato para otro parque suele estar constituido por
lo que se llama segunda salida, que se encuentra bajo el mando del Cabo Jefe de
Salida. Si la disponibilidad de personal lo permite, el Sargento Jefe de Guardia asig-
na hasta 4 bomberos al Cabo Jefe de Salida, que es quien organiza la dotación, siendo
habitual que éste vaya con 3 bomberos en su vehículo y deje a otros dos para movi-
lizar el segundo vehículo específico que se requiera según el tipo de intervención.
Recursos disponibles
Para las intervenciones, cada parque de bomberos tiene una mínima dotación de
vehículos. Entre éstos se pueden destacar:
• Bombero 1: JOSÉ
— Bombero, hijo de bombero, a sus 60 años es un miembro del equipo
carismático para todos y respetado por todo el gremio.
— De carácter tranquilo pero no pusilánime. Más bien activo-reflexivo, le
acompaña una experiencia de más de 40 años en distintas épocas, pues-
tos, emergencias y situaciones.
— Aún procurando los menores daños posibles, tiene muy claro la planifi-
cación de la actuación en función de las víctimas reales y las potenciales
que podrían surgir en función de la decisión de actuación.
— Aplica su experiencia y la explicita cuando puede. En caso de no poder
hacerlo en la actuación, lo hace después en el Parque de Bomberos.
— Alaba en silencio la disposición y valentía y sus compañeros se sienten
reconocidos. No acepta el riesgo inútil y desmedido. Sabe, en definitiva,
priorizar, evaluar y decidir en un sistema de contingencias.
• Bombero 2: ALBERTO
— De 45 años. Nació en Sanlúcar de Barrameda, pero desde los tres años
vive en Jerez.
— Tiene todos los carnés de conducir, incluidos los especiales, desde los
22 años.
— Aficionado desde pequeño a las motos y su mecánica. Trabajó en talle-
res desde aprendiz. Montó después su propio taller y con 25 años con-
siguió la plaza de bombero.
— Le encanta hablar de motores, del camión, de conducción, etc.
— Es muy extrovertido, dicharachero, bromista...
— Está separado y tiene una niña de 11 años.
• Bombero 3: JAVIER
— De 36 años. Hijo de emigrantes en Alemania.
— Su padre, originario de Jerez, sufrió un percance físico muy grave (que
le llevó a la jubilación) cuando manipulaba explosivos en una extracción
minera.
— Trabajaba de cerrajero para pagarse los estudios de artificiero en una
prestigiosa escuela privada alemana.
— Volvió para ocupar la plaza de bombero hace dos años.
— Muy concienzudo, procura estar muy al día en su especialidad aunque
le agobia, a veces, la cantidad de variables que influyen en su ámbito,
sobre todo cuando se trabaja bajo presión de tiempo.
— Habla un español un poco “alemanizado”.
— Lleva una vida basada en su ejercicio físico y en la lectura de revistas
especializadas. Le gusta jugar al ajedrez y es introvertido y de pocas
palabras.
— Jamás fuma, ni bebe nada de alcohol y se cuida en su dieta.
— Su pareja sigue en Alemania, pero planificando su venida a España.
• Bombero 4: MANUEL
— Este impetuoso joven de 28 años cursó estudios superiores de Ciencias
del Trabajo. Decidió presentarse a la plaza al finalizar los estudios a los
23 años.
Capítulo 12. Caso práctico: El consorcio de bomberos de la provincia de Cádiz 187
— En estos casi cinco años se ha mostrado como una persona con iniciativa
pero también testarudo. Le cuesta aceptar órdenes o decisiones y muchas
veces lo hace con retranca de “si ya lo sabía yo” en caso de fracaso.
— Polémico en general, le gusta discutir, matizar y llevar la contraria.
Aunque su valentía y su disposición también es reconocida por los com-
pañeros en los momentos de acción.
• Bombera 5: PAULA
— 25 años. Nació y ha vivido siempre en Arcos de la Frontera hasta que
sacó la plaza y se trasladó a vivir a Jerez.
— Desde pequeña ha practicado mucho deporte y ha llevado una vida fa-
miliar agradable y en armonía con los suyos.
— Espera casarse dentro de un año y le ilusiona tener un hijo.
— Estudió FP superior de electrónica y comunicaciones. Buena alumna,
con buenas calificaciones y con interés por la materia.
— Hace un año sacó la plaza.
— Muy trabajadora, dispuesta y discreta, aunque no introvertida.
— Gran interés en enterarse de las cosas y en aportar todo lo que pueda de
sus conocimientos.
• Bombero 7: ÁNGEL.
De 36 años. Se caracteriza por no saber atender nada más que a las órdenes
de su cabo. No suele tener capacidad de iniciativa y le cuesta asimilar los
conceptos a pesar de la voluntad que pone. Por otro lado, tiene una fortale-
za física innata, por lo que el cabo suele tenerlo como personal de confian-
za cuando actúa directamente en la intervención. Además es disciplinado y
leal con su mando.
• Bombero 8: ADRIÁN.
31 años. Estudioso, colaborador, trabajador. Le gusta su trabajo e intenta
que el equipo funcione lo mejor posible. Defiende a sus compañeros pero
no por ello ataca a sus superiores. El Sargento Jefe de Guardia suele colo-
carlo de mando cuando falta el cabo, ya que confía plenamente en él. Dada
la posible magnitud del siniestro, directamente lo pone al mando del segun-
do vehículo de apoyo. Le gusta especialmente todo lo relacionado con ve-
hículos, por lo que conoce el funcionamiento de los mismos hasta en los
detalles más nimios. Dentro de dichos vehículos siente predilección por los
vehículos dotados de bomba, y sobre todo los de altura, en los que se puede
considerar un verdadero experto.
Por tanto, las dotaciones para el caso que nos ocupa quedarían de la siguiente
forma:
Autoescalera (E14):
de salida de la Sala no tardará en producirse. Por ello, el cabo Jefe de Guardia del
Parque, José Antonio, que ya ha organizado la misma al principio del turno, co-
menta que se preparen las dos salidas ya que se van a desplazar los vehículos U38
y P23.
Entretanto, el operador, le pregunta al vigilante si la nave se encuentra aislada
o, por el contrario, se encuentra formando parte de una manzana de naves, a lo que
el vigilante le contesta que al lado hay una carpintería y una nave que él sabe que
almacena material pirotécnico. Asimismo, le pregunta si hay alguien de la empre-
sa dentro, a lo que el vigilante le responde que lo desconoce, ya que él se encuen-
tra solo en la calle y no ve a nadie por los alrededores.
En ese momento, Manuel, que ya se encuentra en el vehículo de primera salida,
dice: “vaya tela: la empresa pirata de fuegos artificiales y petardos”. José Antonio
comprueba que las dotaciones de los dos vehículos se encuentran en sus puestos
pendientes de la correspondiente orden de salida.
Una vez que el operador recibe la información que le ha solicitado al vigilante,
da orden de salida al Parque de Bomberos de El Puerto de Santa María dándoles,
aunque evidentemente ya la tienen, la información del tipo de siniestro, su ubica-
ción exacta y los riesgos que le han trasladado.
José Antonio pulsa los “status” (confirmación de salida del vehículo U38). Y
Javier pulsa los del vehículo P23. José Antonio da la salida a los dos vehículos
comentando a Paula, conductora del segundo vehículo, que no le pierda de vista,
pero que se mantenga a una distancia prudencial del U38.
Entretanto, el operador de sala le comenta al vigilante que la dotación de bom-
beros se encuentra de camino, pero le ruega que no cuelgue y le dice que la comu-
nicación la están escuchando los integrantes del equipo que se dirige hacia allí.
También le hace hincapié para que se retire de la nave, se ponga en un lugar segu-
ro y que se haga visible en el vial para ayudar a los vehículos a localizar el incen-
dio. En los vehículos, Manuel comenta que vaya pregunta que hace, porque el
incendio a esas horas y de esa envergadura habría que estar ciego para no verlo.
José Antonio le responde que el operador está haciendo su trabajo y está siguien-
do la dinámica habitual de preguntas y que no dé nada por supuesto. De todas
formas, por el tono de voz del comunicante, o todo lo que dice es verdad o se
trata de un actor estupendo, porque la ansiedad que brota de sus palabras es difícil
de reproducir si no es cierta.
El operador de Sala confirma que el vigilante está en línea y pregunta al Jefe
de Guardia si ha recibido toda la comunicación. Éste responde que perfectamente
y que le insista al comunicante que los espere en un lugar visible y alejado de la
nave, preferentemente en el vial de acceso.
que realice con presteza, pero con seguridad, el desplazamiento, que 10 segundos
más o menos no van a cambiar de manera significativa el estado del incendio y
que no se puede arriesgar en la carretera. Así que le dice: “tranquilo, sin forzar”.
A Alberto le atenaza la ansiedad y, aunque intenta controlarse, se encuentra al
volante en una postura muy rígida. José le da una palmada en el hombro y le
dice: “palante pero con precaución”. Alberto se relaja algo y comienza a condu-
cir más suelto.
El P23 parece que quiere “empujar” al U38, así que José Antonio se dirige a
Paula y le comenta que se coloque a mayor distancia “por si hay que desviar el
segundo vehículo por otra vía”, aunque lo que realmente quiere es que no meta
presión a Alberto e inconscientemente le obligue a ir más rápido.
Paula se pone algo nerviosa y le comenta a Javier que por qué van tan lentos,
que esos vehículos pueden ir más rápido. Javier le dice que lo más importante es
llegar, y que, jugándosela en cada rotonda, no va a ganar más que unos segundos
y que por esto no merece la pena tomar ningún riesgo extra.
José le comenta a José Antonio que cuando lleguen al siniestro no olvide tener
una actitud decidida y que tenga claro si va a realizar una táctica defensiva u ofen-
siva, pero que no tome riesgos innecesarios.
Cuando llegan a la nave incendiada, y dada la magnitud del siniestro, el cabo
Jefe de Guardia, José Antonio, solicita que la Sala avise al Jefe de Parque y que
informe al Parque de Jerez de la salida al siniestro, aunque el Parque Central de
Zona ya ha escuchado el tipo de intervención y una dotación (compuesta por el
U37 y E14) está preparada y esperando la orden de salida. También le solicita que
localice a alguien de la empresa. La sala le responde que va a proceder a realizar
las gestiones solicitadas, a lo que Manuel contesta que se dé prisa que el siniestro
no pinta nada bien. Es más, comenta que le gustaría que más de uno de la Sala
viese este “fuego de la leche”. José Antonio le responde que los que tienen que
apagar el incendio van a ser ellos, y que lo mejor que puede hacer Manuel es
aportar alguna idea constructiva y no comentarios que no conducen a nada. José
se dirige a Manuel y le dice que este siniestro puede ser gordo y que la vida de
todos depende de todos los que están allí y sólo de ellos mismos y los compañeros
que puedan venir, así que le pide que se concentre en el siniestro y que deje los
comentarios de listillo para el parque.
De forma inmediata se pone en contacto el Jefe de Parque, Carlos, con la Sala
y solicita que dé orden de salida a la dotación del Parque de Jerez.
El cabo ubica los vehículos U38 y P23 a barlovento del incendio (para mayor
seguridad, de forma que no se vean afectados al encontrarse relativamente a favor
de viento) controlando la entrada principal y en sentido escape mientras ordena a
los conductores Alberto y Paula ir montando dos instalaciones de 45 mm por cada
autobomba (las mínimamente adecuadas para un incendio de esta envergadura, las
más cómodas de 25 mm son claramente insuficientes para estos menesteres). Deja
al mando a José. Éste le dice a Manuel que se vaya ajustando el equipo y que no
pierda de vista nunca el incendio, que nunca le dé la espalda. Mientras, José An-
tonio realiza una inspección perimetral junto a Javier, dejándole avisado de que no
entre nadie en la nave debido al riesgo de hundimiento y que le avise en cuanto
llegue el responsable de la nave.
192 Fundamentos de trabajo en equipo para equipos de trabajo
En cuanto confirma José Antonio que las naves colindantes son una carpintería
y una pirotecnia, pone todo el énfasis en proteger la posible propagación del in-
cendio hacia ésta última, por lo que indica a Javier y Paula que fuercen el acceso
a la pirotecnia y evalúen el riesgo de propagación y que en cualquier caso refrige-
ren con una de las líneas que están disponibles la medianera con la nave incendia-
da. También le dice a Manuel que supervise su actividad a cierta distancia, por si
tiene que entrar a rescatarlos, y que esté pendiente en todo momento de ellos por
si hay que ayudarlos. José, que sabe que Manuel sabe hacer su trabajo, le aconse-
ja que tenga cuidado y le pide que se lo tome en serio. Manuel responde que no se
preocupe, que él nunca deja tirado a un compañero, y que si hay que entrar a por
ellos él es la persona adecuada. José Antonio le aconseja al oído que no se haga
el héroe y que, ante la menor duda de que el incendio se mete al interior de la pi-
rotecnia, avise a los compañeros. Finalmente, le da ánimos sabiendo que va a
realizar lo que le pide. Javier se dirige a Paula y, mientras él coge la punta de
lanza, le dice a ella que observe la evolución del incendio. Entretanto, José Anto-
nio, le pide a Alberto que busque un hidrante (toma de agua para bomberos con
un caudal superior a 500 litros por minuto) para garantizar el abastecimiento de
agua ya que con 4 líneas de 45 mm sólo tienen agua para unos minutos y es vital
parar la propagación hacia la nave con material pirotécnico.
Alberto localiza el hidrante, y se lo comenta a José Antonio que dispone las
dos autobombas para proteger la nave de pirotecnia. En ese momento, la sala de
Emergencia le comunica que una autobomba urbana pesada del Parque de Jerez,
así como un vehículo de altura, se encuentran en camino y que se ha localizado al
responsable de la empresa que va hacia la nave y que llegará en unos 5 minutos,
pero que ya avisa que a esas horas suele haber una señora de la limpieza y que
puede que se encuentre dentro de la nave. Asimismo, Carlos el Jefe de Parque
llama por emisora diciendo que ya va en camino y que está llegando.
En ese momento, José Antonio se dirige a Manuel para que coloque una línea
de 45 y que se vayan preparando para una posible entrada en la nave de reconoci-
miento y le comenta a José que se prepare para estar detrás en la línea por si tiene
que ayudar a sus compañeros. Realmente, José Antonio quiere tener cierta idea de
la distribución de la nave antes de ordenar una intervención en el interior ya que
esos minutos que se están empleando previamente en recabar información pueden
hacer que la intervención sea más rápida y segura. José le indica a José Antonio
que espera la llegada del responsable de la empresa, ya que, aunque parezca que
se está perdiendo tiempo, no es así, ya que se gana con la información que pueda
dar y así realizar un reconocimiento de la nave más rápido y seguro.
De forma intuitiva gira la cabeza y ve cómo llega Carlos, el Jefe de Parque, con
el M36. Agradece su llegada porque la tensión que comienza a soportar le parece
insostenible. Carlos se dirige a él y le pide que le informe cómo se encuentra la
situación. Carlos no se precipita y no le releva el mando en tanto que no se ha
hecho una composición de lugar del siniestro en su conjunto. Observa que José
Antonio ha garantizado el suministro de agua, que ha protegido el almacén de
material pirotécnico y que está organizando la entrada en la nave.
Una vez que tiene información suficiente, sabe que es posible que haya que
realizar un rescate, pero que no hay garantía en absoluto del mismo y que el res-
Capítulo 12. Caso práctico: El consorcio de bomberos de la provincia de Cádiz 193
ponsable de la empresa está a punto de llegar. Para descargar la presión que está
sufriendo José Antonio asume el mando y le asigna que se encargue de preparar
la entrada de José y Manuel para la realización del posible rescate de la limpiado-
ra. Asimismo se dirige a Alberto para que se prepare y esté pendiente de las bom-
bas de los vehículos pero que esté listo por si hay que ir a auxiliar al equipo de
Javier y Paula o bien a José y Manuel. Para ello José Antonio se va a encargar de
ser la seguridad de ellos dos junto con Alberto.
Llega el responsable de la empresa y le confirma que ha llamado al móvil de
la chica de la limpieza y que no se lo coge. Carlos le solicita que le haga un plano
básico de la nave y el lugar donde cree más factible que se puede encontrar la
chica. Cuando completa la información básica mira a José para que entre junto a
Manuel en la nave. En la mirada hay complicidad, saben que significa que tenga
cuidado. José, con experiencia en este tipo de siniestros, le comenta a Manuel que
no se separe de él, que se sitúe justo detrás, y que esté en silencio intentando cap-
tar cualquier sonido que indique bien la presencia de la chica o bien de algún
riesgo más o menos imprevisto. Carlos se alivia al ver que llega la dotación de
Jerez con otro vehículo autobomba y un vehículo de altura. Saluda a la dotación y
comprueba que llega el U37 y el E14.
Reúne a la dotación completa que acaba de llegar y le explica el plano de la
nave. Hace mucho hincapié en la protección que le van a ofrecer la dotación del
U38 y P23 para que el fuego no pase hacia la pirotécnica. Se dirige a Aurelio y le
dice que Juan Pedro (conductor del U37) y Adrián, se encarguen de la misma de
forma que la autobomba U37 abastezca a la escala E14. Adrián dice que él se
encarga de desplegar la escala y de proteger el avance del incendio hacia la piro-
técnica.
En ese momento Carlos decide proteger la empresa de material pirotécnico
desde la escala y le dice a Javier y Paula que coloquen instalaciones para realizar
la misma función con la carpintería para evitar la propagación del incendio. Javier
le pide ayuda a Alberto que, con el consentimiento de José Antonio, ayuda a los
dos a desmontar las líneas y montarlas de nuevo hacia la carpintería. Una vez mon-
tadas, Javier le agradece la colaboración a Alberto que vuelve con José Antonio.
Una vez que la dotación del U37 ha visto el esbozo del plano de la nave, Carlos
le indica a Aurelio que, junto con Ángel, realice una penetración en la nave en la
que se encuentran José y Manuel. Al mismo tiempo, a Juan Pedro lo deja como
seguridad de sus compañeros, ya que sabe que es capaz de realizar un rescate de
forma rápida. Aurelio, que conoce de varios años a José, se comunica con él a
través del portátil de comunicaciones y le pregunta que cuánto tiempo llevan y que
por qué parte de la nave (izquierda o derecha) han comenzado a explorar. Tal como
se está desarrollando el incendio no tienen garantizado mucho tiempo antes de que
la nave pueda colapsar, puesto que, aunque el fuego ha bajado de intensidad, la
estructura metálica de la nave no soportará mucho más. José y él son conscientes
de ello, por lo que están explorando la nave con celeridad.
En ese momento, el responsable de la empresa le comenta que en un despacho
de la parte de oficinas de la nave hay una caja que contiene recipientes a presión
valiosos y que cree que, sometidos a un fuego intenso, podrían explotar. Esto se
lo comunica a los que han entrado y que les dice que no intenten extinguir el fue-
194 Fundamentos de trabajo en equipo para equipos de trabajo
go, pero que se protejan con la lanza mientras realizan el reconocimiento. Juan
Pedro lleva el control del tiempo que llevan dentro sus compañeros, tanto para
estimar el aire que les queda disponible como para calcular el tiempo en que la
estructura puede verse afectada por el incendio, y así informa a José Antonio, que
le responde que todavía tienen aire suficiente en las botellas.
Carlos sigue frente a la fachada de la nave, junto al responsable de la nave y
los agentes de la autoridad a los que ha solicitado que revisen las naves anexas
para verificar que no hay nadie en el resto de las naves, aunque, dada la hora que
es, no es lo más probable.
Carlos sabe que el incendio está confinado, y la propagación hacia las naves
colindantes, una pirotécnica y una carpintería, está controlada con las dotaciones
que ve. Pero que hay un equipo dentro de la nave desde hace unos 7 minutos que
está intentando encontrar a una posible víctima.
Carlos le pregunta al responsable de la empresa qué medio de transporte suele
emplear la chica de la limpieza para ir al trabajo ya que dada la hora a la que rea-
liza su trabajo no es posible que sea el transporte público. El responsable cae en la
cuenta que suele venir con un ciclomotor de color rojo. Carlos ve que no hay nin-
gún ciclomotor en los alrededores, por lo que le pregunta el nombre y solicita a la
Policía Local su localización urgente en su domicilio, si es posible por teléfono
fijo, ya que han verificado que el móvil está apagado. La Policía Local realiza la
gestión y la localizan en su casa ya que ese día se había encontrado muy mal y no
había ido a trabajar.
De forma inmediata Carlos comunica a la dotación que salga de la nave, lo que
éste comunica a Aurelio que inmediatamente se lo comunica a José para que aban-
donen la búsqueda y salgan a la mayor brevedad posible utilizando la manguera
como vía de escape. José Antonio le dice a Alberto que dé golpes periódicos, pero
a intervalos largos y regulares, con algo metálico en la puerta para indicar a sus
compañeros a qué distancia están de la puerta. Gracias a este detalle Aurelio y
Ángel son conscientes de a qué distancia se encuentran de la puerta y saben que
van a salir pronto.
Una vez que salen, Carlos da orden a José Antonio y Alberto, dado que ya saben
dónde se encuentra el incendio, porque han estado en la puerta, que coloquen rápi-
do un monitor lanzando agua hacia el mismo y que la escala E14 ataque el incendio
desde el exterior sin descuidar la posible propagación hacia la carpintería.
Al cabo de una hora, el incendio puede considerarse confinado y controlado,
lo que hace que Carlos reúna a las dotaciones, salvo a los de la escala, para que
extremen las precauciones, dado que ese momento es realmente peligroso, y que
no se confíen. Media hora más tarde empieza a salir vapor de agua en más cantidad
que humo por las ventanas, por lo parece que el incendio ha sido extinguido. Al
mismo tiempo, ha pasado el tiempo suficiente para que si un recipiente a presión
estaba sometido a fuego haya estallado o vaciado su contenido.
Alfonso considera que ya es seguro entrar en la nave y comenta con Carlos
que sería conveniente realizar una inspección, aunque no debe olvidarse de llevar
una línea de protección por si acaso. Carlos elige a José Antonio y José para
realizar la inspección mientras que le indica a Aurelio que ordene recoger todo
el material.
Capítulo 12. Caso práctico: El consorcio de bomberos de la provincia de Cádiz 195
voz que estaba empleando José Antonio y dado que lo conoce bien sabía que el
siniestro era de envergadura y que éste daba muestras de ansiedad porque la inter-
vención superaba los medios con los que contaba. Por eso, cuando escuchó la
primera orden de protección de la nave colindante, es decir, una táctica defensiva,
le pareció lo más correcto. Cuando llegó ya había escuchado la información de que
era posible que la limpiadora estuviera en el interior de la nave pero que, con la
situación que tenía José Antonio y sabiendo que llegaba la dotación de Jerez, le
pareció adecuado que esperase a su llegada, dado que no había ninguna garantía
de que la chica se encontrara dentro, y que era consciente de que el responsable de
la empresa se encontraba bastante cerca y que, con la información que éste ofre-
ciera, el rescate iba a ser más rápido y seguro.
Cuando llega a la nave, y una vez relevado al mando y considerando la presión
que tiene le delega una función concreta en la que centrarse asumiendo directa-
mente toda la dirección de la intervención.
Una vez que llega el responsable de la nave, le demanda toda la información
posible (plano de la misma, hábitos de los trabajadores, actividades concretas,...)
y cuando llegan las dotaciones del parque de Jerez, ya tiene más o menos esboza-
das las funciones que se han de realizar y decide delegar tareas de forma que a José
Antonio, ayudado por Juan Pedro, le encarga la seguridad de los que se encuentran
dentro de la nave mientras que a Aurelio tiene decidido encomendarle el posible
rescate.
En ese momento, Carlos, que sabe que el rescate necesita más fuerza que pro-
tección, comenta a Salvador que elige a José porque se fía de él y a Manuel porque
a pesar de su carácter es muy buen profesional. Salvador le pregunta a José si esa
elección él la tenía clara. Le responde que él prefiere a personas como Manuel que
sabe lo que tiene que hacer y que con él nunca ha tenido ningún problema opera-
tivo, ya que ambos saben la forma de trabajar de cada uno, y que es un bombero
comprometido con el compañero. Manuel le dice a Salvador que en estas situacio-
nes donde uno se la tiene que jugar se fía de José porque sólo asume los riesgos
imprescindibles. Por tanto, cree que la decisión de Carlos de formar ese equipo es
acertada.
Salvador pregunta a la segunda dotación por cómo se encontró el siniestro.
Aurelio, el Jefe de Guardia de la misma, cree que era un incendio “peligroso” pero
que ya se encontraron el servicio organizado. Incluso antes que Carlos les dé las
explicaciones, sabían que a su llegada iban a cambiar de táctica y que seguramen-
te iban a tener que participar en un rescate, lo que exigiría una táctica más ofensi-
va. Por tanto, lo primero que le preguntan a Carlos es si conocía la distribución de
la nave.
Carlos comenta que esa información la acababa de recibir del responsable de
la nave, en lo que podríamos llamar puesto de mando avanzado (este es un lugar
relativamente seguro donde se encuentran todas las personas con información y
capacidad de decisión en el siniestro). Es importante que estén físicamente juntas
en un lugar para una mayor coordinación de la intervención, lo que redunda en una
mayor eficacia y seguridad de la misma.
Por tanto, sabiendo que Aurelio conocía las instalaciones, quiere alguien como
él y a alguien capaz de cargar holgadamente con una persona, por lo que eligieron
Capítulo 12. Caso práctico: El consorcio de bomberos de la provincia de Cádiz 197
a Ángel, el más fuerte de los que estaban disponibles. Ángel tiene claro que él
sigue a Aurelio donde le diga ya que confía en él y sabe que es bueno en instala-
ciones industriales. Aurelio echa en falta que Carlos no haya sido más explícito en
la descripción de los posibles aparatos de la nave. Carlos le comenta que el res-
ponsable de la nave se mostró muy esquivo y que, ante la premura de tiempo,
prefirió una distribución clara para darle prioridad al rescate.
De hecho, Carlos aseveró que siguió sacando información hasta que se pudo
desechar con bastante seguridad que había una posible víctima en la nave, por lo
que inmediatamente se inclinó hacia desalojo de la misma.
Salvador preguntó entonces si alguien se había sentido desamparado y la res-
puesta fue que alguno pensó que no se le había tenido en cuenta pero que ahora,
tras el análisis de la intervención, eran conscientes que se estaban tomando otras
medidas prioritarias y que entendían la secuencia de actividades y las prioridades
establecidas.
La sensación final compartida fue nuevamente la de reforzar las contribuciones
individuales antes, durante y después de las intervenciones para lograr, mantener
y mejorar los niveles de coordinación colectiva que les permita abordar de mane-
ra efectiva todo tipo de intervenciones.
Apéndice A. Referencias bibliográficas 199
Apéndice A
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FUNDAMENTOS DE TRABAJO
EN EQUIPO PARA EQUIPOS
DE TRABAJO
José Sánchez Pérez