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IMPACTO DE LOS PARTIDOS POLITICOS Y DE LOS SISTEMAS DE PARTIDOS EN LA FORMA DE

GOBIERNO

En el análisis politológico de los últimos años puede advertirse un esfuerzo para dotar de
realismo a l examen de los sujetos políticos operantes en el proceso de gobierno , ms
concretamente m, puede advertirse un esfuerzo tendiente a superar la influencia de la tradición
constitucionalista que considera el parlamento y el gobierno en una relación bipolar .Tal
dualismo m basado en la contraposición de sujetos institucionales de órganos constitucionales
del estado , pudo tener sus hora realista en la época de las monarquías constitucionales y en el
primer parlamentarismo .En aquel entonces existía efectivamente una contraposición entre la
legitimidad basada en principios precedente , y tal contraposición se expreso en aquel dualismo
institucional ero la progresiva hegemonía de la soberanía popular y la difusión de los partidos
políticos modernos habría cambiado la realidad esencialmente (rose, 1974:Kuing. 1976 Cotta
1987) .Es incuestionable en todo caso que el desarrollo del “estado de partidos “ha modificado
tan profundamente la realidad gubernamental que el modo de razonar utilizado en las aginas
precedentes es insuficiente y en parte obsoleto (García pelayo1986) .Desde el momento histórico
en que los partidos políticos llenan la escena política , se hace necesario reconsiderar el papel del
gobierno , el parlamento y sus relaciones mutuas .En adelante la propia democracia será
entendida preponderantemente como un sistema de competición electoral entre partidos en al
que se dirime sobre todo el acceso al poder de gobierno del estado. Y de entre las formas de
gobierno mas relevantes y difundidas , es la parlamentaria la mas influenciable por la presencia de
partidos políticos. En efecto para empezar estos protagonizan el proceso electoral y , para seguir
, el parlamento se configurara esencialmente como una asamblea de partidos (Sartori) .A su vez ,
el gobernó será con gran probabilidad la expresión directa del partido o partidos coaligados que
reúnan una u otra mayoría , o por lo menos una minoría suficiente .Disminuye así la posibilidad de
que el parlamento actué como contrapoder el gobierno puesto que la mayoría parlamentaria está
vinculada a este a través del partido o partidos que gobiernan .Disminuye también la posibilidad
que el ejecutivo conserve aquella autonomía relativa que antaño tenia frente al parlamento ,
derivada de su poder de disolución de este y de convocatoria anticipada de lecciones también
aquí se impone la presencia de los partidos ,En suma , subsiste la configuración institucional del
parlamento y el gobierno , ero los partidos políticos sobre determinan su significación y
funcionamiento .el lenguaje típico usual se refiere con frecuencia a tal s instituciones como si las
cosas no hubieses n cambiado esencialmente m, pero parlamento y gobierno representan algo
nuevo , a saber, :constituyen “la arena “ política en la que actúan los partidos políticos y
eventualmente son instrumentos suyos .Antaño se los consideraba como sujetos unitarios , que
establecían relaciones mutuas , identificables empírica y prescriptivamente .De tal manera que el
aumento de poder del parlamento provocaba (debía provocar) una disminución del poder del
gobierno y viceversa :Se establecía a su una suerte de juego de suma cero .Pero , con el
protagonismo de los partidos , dichas instituciones son consideradas en su conjunto y vistas como
sistemas de poderes y recursos , oportunidades y vínculos que enmarcan y dan cierta estructura
a las confrontación entre aquellos .Por consiguiente , la vieja relación entre parlamento y
gobierno , sobre todo si el tipo de gobierno es el parlamentario , tienen otra significación
Sistema de partidos

A la configuración y relaciones entre los partidos importantes de un sistema político


determinado se le denomina “sistema de partidos”: , no todos los partidos q que existen en un
así son importantes desde su influencia política muchos no llegaba a sobrevivir , sin alcanzar
representación política otros consiguen representación política en algunos niveles territoriales y
no en todo el país para determinar cuales son los partidos relevantes de un sistema de partidos
se debe tener en cuenta tres criterios posibilidad de formar gobierno capacidad de veto,
capacidad de coalición , en función de su numerosos los sistemas de partidos pueden ser únicos
bipartidistas o multipartidistas

Los problemas de gobernabilidad que aquejan a las sociedades modernas, particularmente a las
democracias, no han dejado indemnes a quienes son sus principales agentes de gestión s los
problemas que agobia a los gobiernos han transmitido sus efectos deslegitimadores sobre los
partidos políticos, que han visto reducirse progresivamente sus bases de identificación social y sus
márgenes de autonomía institucional, fundamentalmente respecto de la prensa independiente y
de los grupos económicos.

Lo que se denomina crisis de representatividad, es cuando los partidos ya no responderían a las


exigencias de los ciudadanos (revalorizados en su individualidad, en oposición a la categoría de
masas con que anteriormente se los definía) sino a sus propios intereses y los de sus dirigentes,
alejándose del sujeto al que decían responder.

Al termino crisis se lo puede tomar desde dos visiones la negativa la que es obvia y la positiva
que lo ve como una posibilidad de transformación

rLipset y Rokkan, rastrearon el origen de los partidos políticos occidentales en una serie de cuatro
crisis históricas. En primer lugar la que enfrentó, luego del desmembramiento de los grandes
reinos medievales, a las zonas del centro imperial con las de la periferia, dando nacimiento a los
partidos centralistas o nacionales y a los separatistas o regionales. En segundo término, los
intentos de unificación de los Estados nacionales hicieron lugar a una violenta oposición de los
poderes terrenales de la Iglesia que, temerosa de ver disminuidas sus atribuciones sobre los
territorios reorganizados, encabezó la lucha contra los monarcas seculares y protestantes,
fundando los partidos confesionales en oposición a los laicos. En tercera instancia, la rivalidad
entre el campo y la ciudad que organizaron los partidos urbanos y agrarios, divididos en torno de
la cuestión de la industrialización. Por último, la más profunda de las líneas de ruptura producidas
en la edad moderna fue la que enfrentó al capital y el trabajo, conformando la estratificación en
clases sociales que caracteriza a las sociedades del siglo XX -principalmente porque, a diferencia de
las demás, esta escisión se manifestó en todas las comunidades nacionales dando lugar, por un
lado, a los partidos obreros, y por el otro, a los burgueses

como vemos la utilización misma del concepto de crisis data del origen histórico de los partidos
políticos y se funde con sus identidades, los problemas contemporáneos pueden ser entendidos,
como lo hace Manin, con la idea de la representación: como transformación o, en sus términos,
como "metamorfosis"La más rigurosa encrucijada que enfrentan los partidos políticos en la
actualidad es una fuerte embestida antiestablishment, ejercida como rechazo al monopolio
partidario de las candidaturas y en tanto revalorización del rolde la ciudadanía sin intermediación
(Panebianco, 1982). Esta actitud se manifiesta en la proliferación de outsiders —personajes sin
trayectoria política que, desde afuera de los partidos, se promueven como alternativas a las viejas
dirigencias, alegando ejecutividad y relación directa con la gente. Potenciados a través de los
medios, principalmente la televisión, los ejemplos más conocidos de estos nuevos líderes pueden
encontrarse tanto en países con partidos débiles como los Estados Unidos cuanto en aquellos con
fuertes historia En la República Argentina, al igual que en el resto de América latina, los partidos
políticos responden a un patrón de desarrollo visiblemente distinto del modelo clásico europeo.
En una sociedad preindustrial, de urbanización tardía, con tradiciones populares que se hallaban
más arraigadas en valores de la época de la conquista o provenientes del África negra antes que
en los introducidos por los pensadores iluministas, el proceso de descolonización y la necesidad de
construir una nueva autoridad legítima llevó a los líderes posrevolucionarios a aborrecer las
diferencias internas, pretendiendo suprimirlas con el fin de fortalecer algún tipo de identidad
nacional que consolidara la meta independentista. En esta lucha, la alternativa entre civilización o
barbarie — sostenida por unos— o religión o muerte —enarbolada por otros— se inclinó hacia
quienes más se aproximaban al sentir predominante de las masas populares, desplazando del
poder (y, muchas veces, hasta del n-mismo territorio) a los que disentían de la postura triunfante.
s partidarias

El caudillismo monista —en el sentido de no pluralista— del siglo XIX y el populismo (más o
menos) orgánico del siglo XX son dos manifestaciones históricas de la misma saga, que concibe a la
acción política como producto de un movimiento nacional unitario cuyos enemigos son externos
(o cipayos), ya que la nación es única y no admite divisiones legítimas. Cómo se ve, las facciones no
están muertas para este pensamiento, y los partidos no son algo diferente de ellas.

En la Argentina, en contraste, el primer recambio pacífico de gobierno entre distintos "partidos" se


dio en 1916, Hipólito Yrigoyen . La segunda se repitió en 1989, con la transferencia del mando de
Raúl Alfonsín a Carlos Menem. En las demás oportunidades se registra una serie numerosa de
golpes de Estado, revoluciones frustradas, fraudes electorales o hegemonías persistentes,
escenario que constituyó el marco institucional en el que los partidos políticos surgieron y
actuaron, y al que contribuyeron a desarrollar.

Marcelo Cavarozzi ha afirmado que la debilidad como tal del sistema partidario argentino convive
con una importante identificación de grupos sociales en torno de los partidos, conformando
fuertes subculturas —Cuyo enfrentamiento dará lugar a la idea del bipartidismo polarizado (Grossi
y Gritti, 1989)—. Este marco, y en mayor medida el planteado por Edgardo Catterberg de
bipartidismo a secas (Catterberg, 1989), resultó relativizado por las elecciones realizadas entre
1993 y 1995, en las que el declive de la UCR fue acompañado por el ascenso de terceras fuerzas —
nacionales y provinciales— cuyas perspectivas eran, aparentemente, de crecimiento. El tercer
puesto de la UCR en las presidenciales de 1995, detrás del candidato del FREPASO, pareció
confirmar la defunción del bipartidismo. Sin embargo, la victoria presidencial de la Alianza en
1999, con una fórmula encabezada por el radicalismo, dio por tierra con las hipótesis tempranas
de defunción. La reconfiguración del escenario político con el cambio de siglo siguió así
manifestando un bipolarismo —si no bipartidismo— que, incentivado institucionalmente por la
reforma constitucional de 1994, no hace más que perpetuar la tradición político-electoral
argentina. Si es cierto que no existen en el mundo democracias sin partidos, también podría
afirmarse : que la calidad de la democracia depende de la calidad con que sus partidos
representan, reclutan y gobiernan. A juzgar por los resultados, los partidos políticos
latinoamericanos se encuentran todavía lejos del nivel ideal.
Impacto de los partidos
políticos y sistemas
partidarios en la forma de
gobierno

María Karina Núñez

Profesora: Dra. Díaz Claudia

Carrera: Profesorado de educación secundaria , en ciencia política

Año: 2016

Curso: 3er año

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