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evitar el sufrimiento humano en tiempo de conflicto armado. En este sentido, el DIH limita los métodos y
el alcance de guerra por medio de normas universales, tratados y costumbres, que limitan los efectos del
conflicto armado con el objetivo de proteger a personas civiles y personas que ya no estén participando
en hostilidades.
La Oficina también coordina sus actividades con el Comité Internacional de la Cruz Roja para dar apoyo a
las decisiones adoptadas por los Estados miembros en material de DIH. Asimismo, en colaboración con el
CICR, esta Oficina organiza cursos y seminarios sobre DIH en las Américas.
Inicialmente, estaba compuesto por dos ramas distintas, el Derecho de la Haya y el Derecho
de Ginebra. La primera comprende las normas que regulan los medios y métodos de
combate mientras que la segunda son las normas dirigidas a la protección de las víctimas de
los conflictos armados. Es a partir de 1968, con la Resolución 2444 de la Asamblea General
de las Naciones Unidas sobre el respeto de los Derechos Humanos en los conflictos
armados, y especialmente con la aparición de los Protocolos Adicionales a los Convenios de
Ginebra en 1977, cuando se produce una convergencia entre ambos grupos de normas al
ponerse de manifiesto que para proteger con mayor eficacia a las víctimas (los heridos,
enfermos, náufragos, prisioneros de guerra, población civil y, por extensión, los bienes
culturales, los bienes indispensables para la supervivencia de la población civil y el medio
ambiente natural) es preciso limitar el uso de la fuerza estableciendo reglas sobre la
conducción de las hostilidades.
pertenece a la segunda:
b) Una vez iniciado el conflicto armado, aplicando el DIH con igual obligatoriedad a todas las
partes implicadas en el conflicto, con independencia de que parte fuera la responsable de
haberlo iniciado o de la conformidad de éste con el ius ad bellum. (IUS IN BELLO o Derecho
aplicable en los conflictos armados).
Este primer Convenio de Ginebra de 1864, que sentó las bases del Derecho Internacional
Humanitario contemporáneo, tenía las siguientes características:
a. se trataba de una norma universal, permanente y escrita destinada a proteger a las
víctimas de los conflictos aplicables en todo tiempo y circunstancias.
A finales del siglo XIX y principios del XX se celebra en La Haya las Conferencias de Paz de
1899 y 1907 que constituyen el más notable intento de codificar el Derecho de la Guerra
clásico. La Conferencia de 1907, que revisó y amplió la primera, aprobó catorce convenios
entre los que destaca el IV Convenio sobre las leyes y costumbres de la guerra terrestres y
su Reglamento. Además se elabora un nuevo Convenio de Ginebra en 1906 para aliviar la
suerte corrida por los heridos y los enfermos de las fuerzas armadas en campaña.
PERIODO DE ENTREGUERRAS.
Por otro lado, debido a los problemas humanitarios que se derivaron de la I Guerra Mundial,
se aprueban los Convenios de Ginebra de 1929, para aliviar la suerte de los heridos y
enfermos de los ejércitos en campaña y el relativo al trato de los prisioneros de guerra.
Trás la II Guerra mundial y las devastadoras consecuencias que tuvo entre la población civil,
la única preocupación de la época fue la represión de la guerra misma más que su
regulación y control. En este sentido, la Carta de las Naciones Unidas prohíbe la guerra e
incluso la amenaza y el uso de la fuerza (artículo 2.4) salvo los casos de legítima defensa
individual o colectiva (artículo 51), por lo que en su Capítulo VII se prevé un sistema
institucionalizado de seguridad colectiva de competencia exclusiva del Consejo de
Seguridad.
I Convenio de Ginebra para aliviar la suerte que corren los heridos y los enfermos de
las fuerzas armadas en campaña.
II Convenio de Ginebra para aliviar la suerte que corren los heridos y los náufragos
de las fuerzas armadas en el mar.
EPOCA ACTUAL.
Respecto del sistema de eficacia, con motivo de los conflictos armados que se desarrollan
en la Ex Yugoslavia y en Ruanda, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas crea el
Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia en 1993 (Resolución 827 de 25 de mayo
de 1993) y el Tribunal Penal Internacional para Ruanda en 1994 (Resolución 955 de 8 de
noviembre). Finalmente, es necesario destacar un hecho de gran importancia en el ámbito
del sistema de eficacia del DIH, la aprobación el Estatuto de Roma de 1998 por el que se
creó el primer tribunal penal internacional de carácter permanente de la historia, la Corte
Penal Internacional.
Las distintas normas del Derecho internacional humanitario pretenden evitar y limitar el sufrimiento
humano en tiempos de conflictos armados. Estas normas son de obligatorio cumplimiento tanto por
los gobiernos y los ejércitos participantes en el conflicto como por los distintos grupos armados de
oposición o cualquier parte participante en el mismo.
El DIH a su vez, limita el uso de métodos de guerra y el empleo de medios utilizados en los
conflictos, pero no determina si un país tiene derecho a recurrir a la fuerza, tal y como lo establece
la carta de Naciones Unidas.
Índice
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1 Origen
2 Contenido
3 Aplicación
4 Protección
6 Véase también
Origen[editar]
Abrazo de Bolívar y Morillo en ocasión de la firma del Tratado de Armisticio y Regularización de la Guerraen Santa
Ana de Trujillo (Venezuela).
El origen del DIH se remonta a las normas dictadas por las antiguas civilizaciones y religiones. La
guerra siempre ha estado sujeta a ciertas leyes y costumbres. El más importante antecedente del
DIH actual es el Tratado de Armisticio y Regularización de la Guerra, suscrito y ratificado en 1820
entre las autoridades del entonces gobierno de la Gran Colombia y el Jefe de las Fuerzas
Expedicionarias de la Corona Española, en la ciudad venezolana de Santa Ana de Trujillo. Este
Tratado fue suscrito en el marco del conflicto de la Independencia, siendo el primero en su género
en Occidente.
A partir de entonces, en el siglo XIX, los Estados han aceptado un conjunto de normas basado en la
amarga experiencia de la guerra moderna, que mantiene un cuidadoso equilibrio entre las
preocupaciones de carácter humanitario y las exigencias militares de los Estados. En la misma
medida en que ha crecido la comunidad internacional, ha aumentado el número de Estados que ha
contribuido al desarrollo del DIH. Actualmente, éste puede considerarse como un Derecho
verdaderamente universal.
El DIH y las normas relativas a los derechos humanos se aplican durante situaciones tácticas
distintas. Los derechos humanos son exigibles en tiempo de paz, es decir que sus normas son
plenamente operativas en circunstancias normales dentro de un esquema institucionalizado de
poderes en el que el estado de derecho es la regla. El DIH se aplica durante conflictos armados
tanto de carácter interno como de carácter internacional. El DIH es en esencia un derecho de
excepción.
Los derechos humanos y el DIH tienen orígenes distintos. Los derechos humanos se gestaron en
el orden interno de los estados. Aparecen hoy día reconocidos en los sistemas jurídicos nacionales,
incluso con rango constitucional. Los derechos humanos continúan siendo materia regida e
implementada primordial mente por cada estado. A partir de la segunda guerra mundial la
comunidad internacional experimentó la necesidad de controlar en el ámbito internacional a
aquellos que en principio debían garantizar la efectiva aplicación de los derechos humanos dentro
de sus propias jurisdicciones. En reiteradas ocasiones fue el propio estado quien, debiendo
garantizar y proteger los derechos y garantías de los individuos reconocidos en su jurisdicción
doméstica, terminaba siendo el violador sistemático de esos derechos.
La internacionalización de la regulación interna de los derechos humanos determinó un quiebre al
principio de la no-intervención en los asuntos de exclusiva jurisdicción doméstica. Las violaciones
sistemáticas a los derechos humanos dentro de un estado podían involucrar un quebrantamiento o
amenaza a la paz tanto regional como internacional.
La evolución de los derechos humanos tanto en el ámbito interno como internacional estuvo y está
relacionada a posiciones político filosóficas que han dado lugar al desarrollo de ideologías
contrapuestas en cuanto al verdadero contenido y alcance de los derechos sujetos a una debida
protección estadual y a un adecuado control internacional.
Por su parte el DIH irrumpe en las relaciones entre estados durante la segunda parte del siglo XIX
como una respuesta de la comunidad internacional a los horrores de la guerra. En este sentido el
DIH nace y se desarrolla como un movimiento no politizado, tomando distancia de las corrientes del
pensamiento político en general. La necesidad de limitar los sufrimientos innecesarios de los
combatientes heridos y enfermos en el campo de batalla fue el eslabón inicial de una cadena de
protecciones acotadas a categorías específicas de individuos afectados por los conflictos armados.
La incorporación de nuevas categorías de víctimas de los conflictos implicó una evolución constante
en cuanto a la ampliación del ámbito de aplicación personal del DIH. A los heridos y enfermos en el
campo de batalla le siguió en el tiempo la regulación de la protección debida a los náufragos, luego
la de los prisioneros de guerra y como consecuencia de las traumáticas experiencias vividas
durante la segunda guerra mundial, finalmente se reguló la protección debida de la población civil
afectada por conflictos armados. Existen hoy día nuevas categorías específicas de personas
protegidas, como así también se protege dentro del DIH a determinados grupos de personas
vulnerables (mujeres, niños) dentro de situaciones de conflictos armados.
Contenido[editar]
El DIH se encuentra esencialmente contenido en los cuatro Convenios de Ginebra de 1949, en los
que son parte casi todos los Estados. Estos Convenios se completaron con otros dos tratados: los
Protocolos adicionales de 1977 relativos a la protección de las víctimas de los conflictos armados.
Hay asimismo otros textos que prohiben el uso de ciertas armas y tácticas militares o que protegen
a ciertas categorías de personas o de bienes. Son principalmente:
Aplicación[editar]
El DIH distingue entre conflicto armado internacional y conflicto armado sin carácter internacional.
En los conflictos armados internacionales se enfrentan, como mínimo, dos Estados. En ellos se
deben observar muchas normas, incluidas las que figuran en los Convenios de Ginebra y en el
Protocolo adicional I. En los conflictos armados sin carácter internacional se enfrentan, en el
territorio de un mismo Estado, las fuerzas armadas regulares y grupos armados disidentes, o
grupos armados entre si. En ellos se aplica una serie más limitada de normas, en particular las
disposiciones del artículo 3 común a los cuatro Convenios de Ginebra y el Protocolo adicional II.
Es importante hacer la distinción entre Derecho internacional humanitario y Derecho de los
derechos humanos. Aunque algunas de sus normas son similares, estas dos ramas del Derecho
internacional se han desarrollado por separado y figuran en tratados diferentes. En particular, el
Derecho de los derechos humanos, a diferencia del DIH, es aplicable en tiempo de paz y muchas
de sus disposiciones pueden ser suspendidas durante un conflicto armado.
El DIH cubre dos ámbitos:
Protección[editar]
En particular, está prohibido matar o herir a un adversario que haya depuesto las armas o que esté
fuera de combate. Mutilar o mancillar los cuerpos de los soldados caídos está también prohibido por
estas convenciones. Los heridos y los enfermos serán recogidos y asistidos por la parte beligerante
en cuyo poder estén. Se respetarán el personal y el material médico, los hospitales y las
ambulancias. Normas específicas regulan asimismo las condiciones de detención de los prisioneros
de guerra y el trato debido a los civiles que se hallan bajo la autoridad de la parte adversa, lo que
incluye, en particular, su mantenimiento, atención médica y el derecho de correspondencia o
contacto con sus familiares, en la medida en que sea posible. El DIH prevé, asimismo, algunos
signos distintivos que se pueden emplear para identificar a las personas, los bienes y los lugares
protegidos. Se trata principalmente de los emblemas de la cruz roja y de la media luna roja, así
como los signos distintivos específicos de los bienes culturales y de la protección civil.
No distinguen entre las personas que participan en los combates y las personas que no
toman parte en los combates, a fin de respetar la vida de la población civil, de las personas
civiles y los bienes civiles;
V. TRIBUNALES. Las conductas constitutivas de violaciones graves al DIH no han sido objeto de
sanción penal internacional hasta la constitución de los Tribunales Militares Internacionales de
Nüremberg y Tokio en 1945 y 1946, respectivamente. En estos tribunales, constituidos por las
potencias vencedoras en la Segunda Guerra Mundial, se condenaron individuos por los delitos de
genocidio, crimen de guerra, agresión y lesa humanidad, no todos reconocidos como tales en los
tratados de DIH vigentes en ese momento. No fue hasta 1993-4 cuando se constituyeron dos
tribunales penales internacionales para sancionar las violaciones graves al DIH cometidas en los
contextos de sendos conflictos armados desencadenados en la entonces Yugoslavia y Ruanda.
1. El Tribunal Internacional para la ex-Yugoslavia. Se crea a partir de la Resolución 827 (1993)
de 25 de mayo de 1993, por la que el Consejo de Seguridad, en base al Capítulo VII de la Carta de
las Naciones Unidas, “decide establecer un Tribunal Internacional con la finalidad exclusiva de
enjuiciar a los presuntos responsables de graves violaciones del Derecho Internacional Humanitario
cometidas en el territorio de la ex-Yugoslavia entre el 1 de enero de 1991 y una fecha que el
Consejo de Seguridad determinará una vez establecida la paz, y, con ese fin, aprobar el Estatuto del
Tribunal Internacional”. El Tribunal Internacional para la ex Yugoslavia está facultado para enjuiciar
violaciones de los Convenios de Ginebra de 1949, de las leyes y costumbres de la guerra, el crimen
de genocidio y los crímenes de lesa humanidad.
2. Tribunal Internacional para Ruanda. El Tribunal Internacional para Ruanda se crea mediante
laResolución 955 (1994) de 8 de noviembre de 1994, en la que el Consejo, tras determinar que la
situación en Ruanda es de “genocidio y otras violaciones sistemáticas, generalizadas y manifiestas
del derecho internacional humanitario....” decide, “...actuando en virtud del Capítulo VII de la Carta
de las Naciones Unidas, establecer un Tribunal Internacional con el propósito exclusivo de enjuiciar
a los responsables de genocidio y otras violaciones graves del derecho internacional humanitario
cometidas en el territorio de Ruanda y a ciudadanos de Ruanda responsables de genocidio y otras
violaciones de esa naturaleza cometidas en el territorio de Estados vecinos entre el 1 de enero de
1994 y el 31 de diciembre de 1994 y, con este fin, aprobar el Estatuto del Tribunal Penal
Internacional para Ruanda que figura en el anexo de la presente resolución.”
3. Corte Penal Internacional. Tras los intentos anteriores, finalmente, la Comunidad Internacional
se dota de un tribunal penal internacional permanente, independiente y complementario de las
jurisdicciones nacionales. Este tribunal ve la luz mediante el Tratado de Roma de 1998, cuya entrada
en vigor se produce en julio de 2002, y que establece el Estatuto de la Corte Penal Internacional,
atribuyendo competencias a este tribunal sobre crímenes de genocidio, lesa humanidad y crímenes
de guerra. El crimen de agresión, contemplado en el Estatuto, no está definido, posponiéndose su
definición para un momento posterior. La puesta en marcha delTribunal Penal Internacional,
vinculado a las NACIONES UNIDAS, supone un gran paso adelante para promover la Justicia Penal
Internacional y combatir la IMPUNIDAD en estos delitos. De hecho, esta Corte asume con carácter
permanente y universal la posibilidad de enjuiciar a personas tanto por violaciones graves
delDERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS, caso de los crímenes de lesa
humanidad, como por violaciones graves del Derecho Internacional Humanitario, caso de los
crímenes de guerra.
VI. RETOS DEL DIH. La extraordinaria evolución del DIH se ha producido, sin embargo, con
notable retraso en relación con la evolución de los conflictos armados, la mayoría de los cuales son
recientemente de carácter “asimétrico”, donde uno de los contendientes tiene una superioridad
militar abrumadora sobre otro u otros.
La evolución de la estrategia, táctica, armamento, formas y métodos de combate ha ido siempre por
delante de la evolución de la norma jurídica. Los Convenios de Ginebra de 1929 fueron una
respuesta a los hechos de la Primera Guerra Mundial; los de 1949 fueron la respuesta a los de la
Segunda. Los Protocolos Adicionales de 1977 procuraron completar las normas a la vista de las
guerras de liberación nacional y las luchas antigubernamentales en numerosos lugares. Por fortuna,
la recopilación de las 161 normas de Derecho Humanitario Consuetudinario supone un salto
adelante importante, que pone barreras a las tendencias desarrolladas en los últimos años de
“revisar” el DIH a la baja.
1. El reto de su eficacia es el reto general del DIH. En los estados consolidados, hacer cumplir el
derecho interno tiene sus dificultades, a pesar de que el estado tiene instrumentos para hacerlo,
como son los tribunales, el sistema penitenciario y las fuerzas de orden público. La Comunidad
Internacional no tiene ninguno de estos elementos suficientemente desarrollados, si bien los
tribunales internacionales ad hoc y la Corte Penal Internacional desde 1998, han supuesto avances
importantes en este sentido. Ciertamente es la voluntad política el resorte principal para dar eficacia
al DIH. Es la obligación que tienen los Estados de cumplir y hacer cumplir las normas el principal
recurso para hacer cumplir las normas del DIH. Tiene en este aspecto capital importancia la
voluntad directa de los combatientes, de las fuerzas armadas regulares y de los grupos armados
irregulares de respetar y hacer cumplir las normas.
2. El desarrollo del DIH en materia de guerra aérea y naval. Constituye otro reto importante. El
desarrollo de la tecnología militar en materia aeronaval ha adquirido tal dimensión que los estados y
los ejércitos que posean la más avanzada tienen una superioridad militar ineludible. En cuanto a
bajas humanas se refiere, la impunidad de los mejor dotados tecnológicamente contrasta de forma
abrumadora con la vulnerabilidad de sus oponentes poco dotados. Este desequilibrio favorece la
tendencia a recurrir a acciones armadas desesperadas y actos de terrorismo por parte de los peor
dotados. Solo de forma indirecta, el DIH establece limitaciones al uso de ciertas armas y métodos de
combate utilizados desde buques, aeronaves, satélites e instalaciones de misiles.
3. La prohibición del arma nuclear. Este es sin duda otro de los retos que enfrenta el DIH. El
arma nuclear es la más destructiva, la que produce más efectos indiscriminados sobre personas y
bienes civiles. Sin embargo, no está prohibida ni su tenencia ni su uso. Circunscribir la legitimidad de
su uso a los casos de legítima defensa, como ha hecho el Tribunal Internacional de Justicia
(dictamen consultivo 8 julio 1996), siendo muy interesante, no deja de poner de manifiesto la
oposición de parte de la Comunidad Internacional a su prohibición. La proliferación nuclear de los
últimos veinticinco años hace más problemática la posibilidad de su prohibición.
4. La privatización y desestructuración de los agentes armados. Es otro de losretos actuales. La
utilización de empresas privadas en tareas relacionadas con el esfuerzo o con la acción militar
directa (en Iraq, a finales de 2008, eran más las personas armadas de índole privada que los
soldados estadounidenses) plantea nuevos problemas a la hora de la aplicación del DIH. Requiere
analizar caso por caso y dilucidar si quienes forman parte de esas empresas pueden o no ser
considerados combatientes legítimos y pueden o no ser considerados objetivos militares.
Asimismo, dada la sofisticación alcanzada por determinado tipo de armas, son numerosos los
técnicos no militares que tienen un papel determinante en su manejo y mantenimiento, estando
integrados en el dispositivo militar de planificación y mando. Distinguir si estas personas pueden
considerarse o no objetivos de carácter militar y, por tanto, pueden ser legítimamente atacadas
requiere asimismo analizar caso por caso, pero sin duda es un reto para la aplicación del DIH.
La proliferación de agentes que usan la violencia armada, en muchos casos vinculados o formando
redes de delincuencia transnacional, plantea nuevos retos al DIH y, en este caso, también al
Derecho Penal Internacional general. Organizaciones nacidas en la pura delincuencia han adquirido
un grado de organización y capacidad armada que plantea serios retos a muchos estados y a la
comunidad internacional en su conjunto. En ocasiones protagonizan enfrentamientos armados con
otras organizaciones o con el propio estado y, en ocasiones, establecen relaciones con grupos
armados irregulares o con organizaciones que practican el terrorismo o son cauce para acciones de
terrorismo de estado. Como en el caso de las compañías privadas que hemos visto en párrafos
precedentes, es necesario analizar caso por caso a la luz del DIH
La diversificación operada en el fenómeno bélico, en lo que se refiere al armamento, los métodos de
combate y la proliferación de agentes armados, ha ido acompañada de una diversificación e
internacionalización de los actos de terrorismo y de organizaciones que practican el terrorismo como
método sistemático de actuación. Asimismo, en algunos escenarios el terrorismo de estado se ha
convertido en acción sistemática, complicando aún más el panorama de la aplicabilidad y eficacia del
DIH.
Sin embargo, pese a toda la complejidad que podemos contemplar, los preceptos del DIH son claros
en lo esencial y especialmente claros en lo que se refiere a la protección de las víctimas. No se trata
tanto de modificar y acomodar las normas, aunque sin duda es necesario hacerlo, especialmente en
lo que se refiere a la guerra aérea y naval. Se trata de fortalecer la voluntad política para cumplirlas
y hacerlas cumplir. Este es el reto más difícil, que evidentemente no es un reto jurídico sino político,
pero trascendental para el asunto que nos ocupa.
En cualquier caso, tras la recopilación de las 161 normas de Derecho Internacional Humanitario
Consuetudinario, no es excusable el intento de “relajar” la normativa vigente en materia de DIH que
desde algunos medios se propone, como no es excusable el desprecio sistemático del DIH que
desde algunos estados y organizaciones se practica.
Cruz Roja
Uno de los principales objetivos del Derecho es regular las relaciones de las personas,
para lo cual cuenta con ramas específicas, encargadas cada una de ellas de regular
situaciones particulares que se nos presentan a diario, es así como encontramos el
derecho laboral, comercial, penal, civil entre otros.
ORIGEN:
Esa era la realidad de las normas humanitarias cuando en 1859 tiene lugar en el norte
de Italia la batalla de Solferino, una de las más sangrientas de su época. Los soldados
heridos estaban condenados a morir ya que los ejércitos carecían de servicios
sanitarios o bien estos eran insuficientes.
Henry Dunant, ciudadano suizo, se encontraba en el lugar por razones de trabajo y fue
testigo de esta cruenta batalla, y conmovido por el sufrimiento de los soldados,
organizó una acción de socorros sin discriminar a que bando pertenecían quienes
recibían la asistencia.
Con posterioridad a la publicación del libro, que causó un gran impacto en la opinión
pública, y la voluntad de los Estados a aceptar normas humanitarias básicas, el
gobierno Suizo convocó, en 1864, a una Conferencia Diplomática, en la que
participaron 16 Estados, quienes aprobaron "El Convenio para el Mejoramiento de la
Suerte que Corren los Militares Heridos de los Ejércitos de Campaña", éste sentaba
las bases del desarrollo del DIH contemporáneo, y sus características principales eran:
COBERTURA:
Sin embargo, actualmente, estas dos ramas se han unido formando un solo Derecho, el
DIH, que cubre, por lo tanto, fundamentalmente dos ámbitos:
b) Legislación Interna,
3) Distinguir entre los objetivos militares y los civiles. Solo pueden atacarse
objetivos militares.
4) Respetar a los civiles y los bienes protegidos.
Los Protocolos adicionales, por su parte vienen a complementar los Convenios debido
a la evolución experimentada por el DIH a lo largo de los años.
Los DDHH tienen por objeto fundamental hacer respetar las garantías y libertades
individuales del ser humano, su bienestar y protegerla frente al Estado en todo tiempo,
haya guerra o paz. Sin perjuicio que en situaciones de guerra o cuando se encuentra
amenazada la paz interior se permita al estado restringir ciertos derechos o más bien
libertades en atención a las circunstancias.
El DIH en cambio, tiene por objeto fundamental, como ya hemos visto, proteger a la
persona humana en situaciones de conflicto armado ya sea internacional o interno
pero no recibe aplicación en tiempo de paz. Sus disposiciones se formulan atendiendo
a las circunstancias especiales de la guerra y no pueden ser derogadas ni restringidas
nunca.
En tiempos de paz insta a los Estados a tomar medidas prácticas para que las normas
del DIH sean aplicadas efectivamente en tiempos de guerra, por ejemplo: que
traduzcan los convenios y protocolos, que lo promueven y apoyen las gestiones en
este sentido, etcétera.
Por último el CICR hace lo posible por dar a conocer él mismo este derecho,
particularmente en las Fuerzas Armadas, para lo que realiza numerosos seminarios.
Frente a las violaciones del DIH, el CICR no es juez ni tribunal, por lo tanto
interviene de manera confidencial ante las autoridades competentes. Si tales
violaciones son graves, repetidas y atestadas se reserva la posibilidad de tomar
públicamente posición, denunciando esa infracción, siempre y cuando considere que
tal publicidad redunda en interés de las personas afectadas o amenazadas. Por ende se
trata de una medida excepcional.
Fuente: www.cruzroja.cl