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PERIODIFICACION EN ARQUEOLOGIA
PERUANA

Article · August 1994

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1 author:

Gabriel Ramón
Pontifical Catholic University of Peru
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PERIODIFICACION EN
ARQUEOLOGIA PERUANA

Gabriel Ramón Joffré

La división en épocas y su subdivisión no es


simplemente e! hecho de trazar rayas paralelas y
poner nombres; cada época tiene que estar
debidamente precisada a base de los elementos
diagnósticos que le corresponden, ora arrancados
de los cortes estratigráficos, del contenido de las
tumbas o exploraciones del campo...

Rafael Larco Hoyle (1963:13)

La periodificación ha sido peligrosamente descuidada por los


arqueólogos locales, quienes le han otorgado un lugar secundario .1
Especialmente, cuando hoy en dia muchos pretenden ir más allá de la
tradicional descripción histórico-cuíturai. Sin embargo, se trata de una
herramienta metodológica indispensable en nuestra disciplina, en la
medida que nos permite disponer adecuadamente los datos y proponer
una interpretación del proceso histórico.

Por tradición -y presupuesto- las investigaciones en el área andina se


han centrado en determinados lugares. De modo que contamos con

1 En sentido general, vanos a referirnos a la periodificación como el recurso


metodológico de segmentar y ordenar el proceso histórico en base a criterios
cronológicos, estilísticos, políticos y/o económicos. De modo más específico, con
<e$tadJÓ)(o etapa) aludimos a segmentos de las clasificaciones evolutivas, mientras
que \osCpe/fodos)se restringen a lo cronológico. (Cf. Rowe 1962, Lumbreras 1981:138)
Sin embargo algunos autores utilizan tales nombres como sinónimos.

REVISTA INVESTIGACIONES CEAR # 4, 1994 42

Digitalizado por M. Morón (2017)


FERiODiFtCACION ARQUEQLQGiCÁ

trabajos ds síntesis brillan por su ausencia.(Cf,Bonavia 1991:6) Y


cuando ocasionalmente aparecen, notamos que pese a la abundante
información que proveen, flaquean en su organización interna, es decir
en la nomenclatura y la periodificación. Esto muchas veces impide la
articulación entre el material empírico presentado y las hipótesis
planteadas.

Sin embargo la importancia de la periodificación no se restringe a los


trabajos de síntesis, siendo relevante desde el nivel inicial de la
investigación arqueológica. Tácita y explícitamente, es utilizada desde
que llevamos a cabo una prospección, dado que de una u otra forma
procedemos a nominar el material (tiestos, textiles, etc) y los sitios
ubicados pensando siempre en lo que debió existir antes y lo que
vendría después.

A pesar de lo mucho que puede haberse modificado nuestra disciplina


en estas últimas décadas, la inclusión de los "cuadros" o esquemas, es
una constante. Desde los tiempos de Uhle y Tello hasta nuestros dias,
continúan siendo herramientas indispensables. Generalmente, son lo
primero que se aprende y lo último que se propone. Dada esta
continuidad, su comparación es muy útil para conocer ¿cómo?, ¿en
qué?, e incluso ¿por qué? han variado las interpretaciones acerca de
la historia andina prehispánica.

Simplificando, podríamos decir que en nuestro medio han habido dos


tipos de periodificaciones o clasificaciones de! material arqueolóqjco; g/
evolutivo y el cronológico. Quienes optaron por el primero, han preferido
los estadios para organizar sus investigaciones/ordenando sus
categorías en base a criterios económicos o políticos. En eí segundo
caso, se consideraba! periodo como elemento organizativo clave, no
otorgándole a tal categoría más valor que el estrictamente cronológico.
En realidad no se trata de propuestas excluyentes, sin embargo deben
distinguirse al momento de la investigación y la enseñanza.2

2 El historiador Ciro F.S.Cardoso distingue dos posiciones básicas en lo que


a la periodificación respecta: ios realistas y los convenáonaiistas. Los primeros
sostiene que la periodificación proviene de la misma naturaleza del objeto de
investigación. De modo que si son establecidos adecuadamente, los periodos

43
RAMON

E! descuido en la periodificación, ha provocado graves incongruencias


teórico-metodológicas, manifiestas a nivei de ias investigaciones de los
estudiantes, en las publicaciones de conocidos profesionales y
especialmente en los guiones de ios museos. Ya en 1981, el
arqueólogo Luis G. Lumbreras (1981a:22) advertía sobre ei
empantanamiento al que podían conducir los excesos de algunos
investigadores, especialmente al momento de dar nombres a los sitios
o ai hacer sus periodificaciones. De un elemento útil, tai instrumento ha
devenido en una inconsistente mezcia de criterios que ha opacado la
discusión.

Otro de ios problemas es el de aquellos que pretenden hacer cuestión


de estado por la nomenclatura utilizada en la periodificación, es decir
quienes exageran ia importancia de una denominación. Ei nombre es
tan sólo la etiqueta, siendo primordial la definición que va detrás de él.3

Seguidamente no se Intentará una nueva periodificación de la historia


andina, ni nada por el estilo. Nos restringiremos a realizar un recuento
crítico de las más conocidas propuestas de periodificación esbozadas
en ia arqueología peruana 4, mostrando que la discusión al respecto
tiene sus años y que es absolutamente pertinente en la actualidad. Por
más novedosa que se pretenda una propuesta de periodificación, no
puede ignorar lo que ya se ha avanzado en el asunto.

constituyen un reflejo de la realidad histórica. Los otros creen que cualquier


periodificación es arbitraria, justitif¡cable sóio por razones pragmáticas o didácticas.
(1982:206-208)

3 Hace bastante tiempo, W.Bauer (1957:157) señaló que no solamente existe


una posibilidad de periodificación; esta depende de la conveniencia, !a interpretación
y la concepción del mundo deí autor. C.F.Cardoso (1982:207) agrega que ¡as diversas
opciones posibles no son equivalentes, debiendo ser juzagadas según su pertinencia
respecto de ios contenidos concretos que se intenta periodificar con ía ayuda de algún
marco teórico.

4 Como referencia pueden consultarse los trabajos de Lumbreras (1969:20-27)


y Ravines (1970:11 -28) donde se presentan una serie de periodificaciones utilizadas
en nuestro medio. Asimismo en Valcárcel (1967) se reproducen diversos cuadros.

REVÍSTA INVESTIGACIONES CEAR # 4, 1994 44


PERiODiFICACiQN ARQUEQLOGiCA

O4-1, f'>>- <C-

Ya en ei siglo pasado hubieron diversos intentos por periodificar la


historia peruana, sin embargo en muchos casos se trataba de
especulaciones débilmente sustentadas. Por tanto, creemos válido
iniciar esta discusión con las propuestas de Max Uhle (1856-1944) y
Julio C. Tello (1880-1947), considerados iniciadores de la arqueología
en nuestro medio.

Uhle llega ai Perú interesado en trabajar en Tiahuanaco, sitio sobre ei


que había escrito un libro -Die Ruinenstátten van Tiahunaca^ 892)- con
Aiphons Stubel. Sin embargo, sus primeras excavaciones ias realizó en
e! complejo de Pachacamac(1896-7) donde estableció la primera
secuencia cronológica para ei Perú en base a la posición de las tumbas
respecto a los estratos.(Fung 1965:90). Pudo diferenciar el material
Tiahuanaco e Inca, ubicando entre ellos los estilos epiganaiass.
Asimismo observó la existencia de estilos anteriores, que inicialmente
no logró identificar claramente, (Uhle 1903)

Para organizar la información de las distintas secuencias locales


obtenidas durante sus investigaciones, Uhle se basó en dos “horizontes
cronológicos’': Tiahuanaco e Inca, En ambos periodos habría aparecido
un estilo relativamente uniforme en la totalidad del área estudiada.
Además -dada su rápida difusión- la presencia de estos estilos indicaba
cierta contemporaneidad y semejanza cultural.

Contando con el apoyo de la Universidad de California, excavó en los


vaiies de lea y Nasca al sur y en Moche en el norte. Estos trabajos le
permitieron ratificar su propuesta, ubicando a los estilos Protochimú y
Protonasca antes de Tiahuanaco.5

5 Epígono. El que sigue las huellas de otro. Aplícase principalmente al que


sigue una escuela o estiio de una generación anterior .(Diccionario Sopeña 1977) En
este caso se alude a los estilos que sucedieron a Tiahuanaco, conservando algunos
de sus rasgos.

45
RAMON

Dado que las referencias de Uhie respecto a io chavín son escasas,


cabe recordar lo que señaló ai referirse a la estela iítica (chavín)
publicada por Middendorf (1895):
Las diferencias son tales que ahora puede tenerse por seguro que no
pertenece ai periodo de Tiahuanaco, sino que es contemporánea de los
nuacos finos de lea (Uhle 1910:381)

Finalmente identificó poblaciones de "pescadores incultos" en distintas


zonas de la costa, caracterizadas por la presencia de los
kjoekkenmoeddings (cónchales). Es así que Uhle deja establecida la
siguiente periodificación (Cf.Uhle 1910):

imperio incaico
Estilos Epigonales de Tiahuanaco
Cultura tiahuanaco
Culturas Protoides (Froto Chimú, Proto Nasca)
Pescadores primitivos dei litoral

Esta propuesta le permitió sustentar la primacia cronológica de la costa


frente a la sierra y consecuentemente la migración mesoamericana.

Sin embargo el científico alemán dejó mucho material sin clasificar, o


le asignó una posición cronológica errada, tal como sucedió con el
material de Cerro Trinidad (Chancay) donde ubicó primero ai estilo
Interlocking y luego al Blanco sobre Rojo.

La labor de organizar las colecciones dejadas por Uhle corresponderá


a Alfred L. Kroeber y su equipo, quienes no sólo cumplieron con la
titánica tarea de publicar ordenadamente el material recolectado, sino
que además le dieron un significado. Kroeber coincidió en observar la
gran difusión de los estilos Tiahuanco e inca en el área andina. En su
informe sobre los materiales recogidos por Uhie en Chincha (1924),
Kroeber señaló la existencia de cuatro Horizontes generales: Pre-
Tlahuanaco, Tiahuanaco, Pre-lnca e inca. .Posteriormente renovó su
nomenclatura aludiendo au

R EV ISTA IN VESTIG ACIO N ES C EA R # 4, 1994 46


PERIOD IFiCACION ARQUEOLOGiCA

PERIODO TEMPRANO U
PERIODO MEDIO U HORIZONTE EPIGONAL TIAHUANACO
PERIODO TARDIO v/
PERIODO U HORIZONTE INCA. í'Kroeber 1930}

Vemos así que con las investigaciones de Max Uhie, A.L. Kroeber y sus
colaboradores, ei criterio de horizonte como elemento ordenador ya
estaba establecido en nuestra arqueología. Sin embargo;
a. ios periodos anteriores a Tiahuanco aún estaban inciertamente
documentados, y
b. las generalizaciones se basaban, esencialmente, en material costeño.

Precisamente vinculado a estos dos últimos puntos es que destaca el


aporte de Julio C. Teíio, quien en uno de sus primeros trabajos de
síntesis (1929) propondrá su Teoría andina de fas tres épocas,
discutiendo la Teoría de ¡as importaciones cuituraies centroamericanas
de Max Uhie.

A Tollo le interesaba resaltar el papel de la sierra en el proceso


histórico andino. En tal sentido, señaló que antes que los pescadores
costeños hubieran optado por la agricultura, los pobladores de la selva
ya habrían tenido ciertos cultivos, que luego difundieron en toda la
sierra y finalmente en el litoral. La civilización sería típicamente serrana,
siendo la costa sólo un receptáculo de influencias.

Así, las Tres grandes etapas o épocas derivadas de una misma


cultura desarrollada en la sierra serian:

Primera época megaíítica o arcaica andina. Por el avance


mostrado en el arte lítico y textil, habría comprendido un
mayor número de siglos que las otras épocas. (10 siglos)
Segunda época de! desarrollo y diferenciación de las culturas de!
litoral. La cultura andina habría descendido a ios llanos por
las quebradas cisándinas, coexistiendo con las nuevas
culturas Muchik y Nasca, derivadas de la arcaica andina. (8
siglos)

47
RAMON

Tercera época de las confederaciones tribales, que culminará con


la confederación incana o imperio del Tawantinsuyo,
Probablemente la más corta. (355 años) (Telio 1929:17-26)

Posteriormente (1932) ratificará su esquema señalando que mientras


en la sierra se daba una especie de continuum cultural, los grandes
yacimientos de la costa evidenciaban ciaras modificaciones. Los
"troncos culturales" serranos se habrían propagado al litoral en
sucesivos periodos:
a. Primero, las culturas de Chavín y Mantaro que forman el primer Horizonte
o estrato inferior del litoral.

b, Culturas de Cajamarca, Apurimac y Tiahuanaco, que unidas a las culturas


locales formadas al impulso de las primeras, constituyen el Horizonte Medio.

c. Y por último, la cultura incaica que con las culturas desarrolladas


constituyeron el Estrato superior. (1932:108)

A pesar de que sus planteamientos se oponían a los de Uhle, Telio


utilizará el término horizonte para periodificar las cuituraa_costeñas.
incluso correlaciona ciertos rasgos culturales (metalurgia, arquitectura,
alfarería, deformación craneana) con determinados horizontes. (1932:
107)

Los trabajos de Kroeber, Telio y Uhle señalaron las líneas básicas de


la historia andina. Cada uno planteó su propia períodificación, pero
coincidieron en ia existencia de momentos en los que determinados
estilos se difundieron por todo el territorio andino. Si Uhle y Kroeber
lograron definir ios horizontes Tiahuanco e Inca, Telio hizo lo propio con
Chavín. De tal modo quedó establecida la famosa trilogía Chavín-
Tiahuanco/Huari-inca que aún sirve de armazón de ¡as investigaciones
arqueológicas.

REVISTA INVESTIGACIONES CEAR # 4, 1994 48


PERIODIFICACiON ARQUEOLOGICA

11

Después de lo que podríamos denominar etapa fundacional de las


periodificaciones arqueológicas, puede identificarse una nueva
generación de investigadores. En el caso peruano se trataría de la
segunda, brillantemente representada por Rafael Larco Hoyie (1901 -
1966), y en el de los extranjeros de la tercera, estrechamente vinculada
ai Proyecto Virú.

Profundo conocedor del material arqueológico de la costa norte, Larco


planteó en 1938 una periodificación para el valle de Chicama, en base
al estudio de su colección particular y a excavaciones. Para 1946
promovió la Mesa Redonda de Chiclín, donde asistieron numerosos
investigadores nacionales y norteamericanos, para discutir acerca de la
terminología arqueológica. En tal ocasión Larco propuso una
periodificación de siete épocas para toda el área andina, que luego -
actualizada con las investigaciones de Junius Bird en Huca Prieta-
presentaría en el Congreso de Americanistas (1950). Publicado muchos
años después (1963), el esquema de Larco comprendía las siguientes
épocas:

PRE-CERAMiCA
INICIAL DE LA CERAMICA
EVOLUTIVA
AUGE
FUSIONAL
IMPERIAL
CONQUISTA

Mayormente basadas en la cerámica como elemento diagnóstico, cada


una de estas épocas estuvo dividida en tres periodos (inicial, medio y
último) para realizar una mejor explicación de la “evolución de las
culturas0. Así por ejemplo -señalaba Larco- la época evolutiva (que
correspondería a gro$$o modo con el Formativo de Wiliey) se iniciaba
con la cerámica hecha en molde, sin el felino estilizado como motivo
decorativo. En el periodo medio de esta época el motivo felínico inciso

49
BAMQM.

se convertía en elemento diagnóstico básico. Finalmente, en el último,


desaparecía siendo reemplazado por dibujos geométricos incipientes,
aplicados con brocha sobre la cerámica sin engobe, (1963:18)

Eí mismo año en que se realizaba la conferencia de Chiclín (1946), el


institute of Andean Research iniciaba el Proyecto del valle del Virú,
que por los recursos humanos como económicos con los que contaba,
permitió un avance sustancial en la periodiflcación de las culturas
andinas.

La investigación intensiva en el mencionado valle permitió trazar un


cuadro completo de su historia cultural, surgiendo asi la primera
■secuencia maestra de nuestra arqueología. El valle dei Virú se
convirtió en el modelo para las Investigaciones en otras zonas y su
secuencia fue utilizada para interpretar la historia de toda el área
andina. Ei problema residirá en que las secuencias esbozadas incidían
en la problemática local y difícilmente podían generalizarse.

Gracias a la abundante información recuperada, se realizaron algunos


trabajos de síntesis, entre ios que destacan: Settlement Patterns In
Viru Valley (1957) de Gordon Wiiley y Andean Culture History (1949)
de Wendell Bennett y Junius Bird.

En la periodiflcación esbozada por W. Bennett (1949), ya se evidencia


ei problema de distinguir entre lo cronológico (aquellos rasgos que
permiten ubicar el material en un determinado momento) y lo evolutivo
(aquellos rasgos que indican ante que tipo de sociedad o cultura nos
hallamos).

Para organizar la información, Bennett recurrió a dos tipos de


horizontes: simples (caracterizados por un rasgo único, p.e, la cerámica
o los textiles) y complejos (caracterizado por un conjunto de técnicas).

Tales horizontes permitían sincronizar la información de los distintos


valles. De tal forma que para ubicar cronológicamente las
manifestaciones culturales de un valle bastaba con ubicar los horizontes
(inca o Tiahuanaco, p.e.) y hacer comparaciones con la secuencia del
Virú.

REVISTA INVESTIGACIONES CEAR # 4, 1994 50


PERIODIFICACION ARQUEOLOGICA

La presencia de cierto número de estilos horizontales en los Andes


Centrales proporcionaba pruebas adicionales de su unidad cultural.
Pero no sólo se trataba de ubicación cronológica sino que además los
horizontes servían para hacer caracterizaciones evolutivas, A diferencia
de la posterior propuesta de John H. Rowe, el horizonte de Benneti
tiene un valor esencialmente homotaxial, (Cí.Chiíde 1977:48-49),
cultural.

Considerando lo anterior, Benneít esbozó la siguiente períodificacíón:


Primeros agricultores carentes de cerámica y básicamente costeños. La información
esencialmente provenía de los trabajos de Junios Bird en Ruaca Prieta. En
concordancia con Teilo. se planteaba que aunque en la costa habían evidencias del
inicio de la cerámica, se trataría tan sólo de reflejos serranos.

Cultistas caracterizado por un florecimiento repentino y abrupto, presencia de


cerámica bien elaborada. No se tenía un control agrícola completo de Sos valles. Las
manifestaciones deí motivo feiínico sugerirían fuerte cuito religioso, y permiten hablar
de un Horizonte Chavih.

Experimentadores escasa vinculación respecto ai período anterior, aunque la


cerámica utilitaria, no decorada, mostraría un continuum demográfico. Se percibe la
presencia de un horizonte Blanco sobre rojo , que permitiría sincronizar las
manifestaciones culturales de este periodo, aunque -a diferencia del Chavín- no
indicaría una uniformidad cultural.

Maestros artesanos es la cuim i nación tecnológica y artesanal, inciada en el periodo


precedente. Carece de horizonte estilístico, y hay una profunda regionaiización
(Nasca, Moche).

Expansionistas caracterizado por la conquista como forma de dominio. Continuas


guerras internas y e! desbarajuste de ios sistemas de irrigación, Presencia dei
horizonte Tiahuanaco de tipo compiejo (cerámica, textiles, Utico) vinculada al
fenómeno expansionista. Al culminar eí horizonte, aparecen estilos locales, y en la
costa norte el horizonte negro, blanco y rejo.

Constructores de ciudades aparición de estilos que van más allá de la simple


derivación de io Tiahuanaco, En cada área principal hubo una cultura. Se caracteriza
por ia presencia de pueblos planeados a gran escala.

Imperialistas formulación final de los Andes centrales. Imperio político, y horizonte


complejo (cerámica, arquitectura, técnicas, textilería, metalurgia). Se complementa con
información etnohistórica.

51
R ñW R

Aunque evolucionista, el enfoque de Bennett aprovecha aspectos


estilísticos, como los denominados horizontes, para organizar la
información. Ya no se trataba sólo de ia mentada trilogía (Cnavín-
Tiahuanaco-inca) sino que se contaba con nuevos horizontes (Blanco
sobre Rojo, Negro, Blanco y Rojo).

Por diversos motivos esta propuesta -que en realidad es una


reeiaboración de las existentes- tuvo amplia repercusión. En 1956,
Bushneli ia retoma, añadiendo el periodo de los Cazadores tempranos
y denominando Clásico ai de los maestros artesanos. Posteriormente
{1957} Alden Masón combina más aún el esquema, mezclándolo con
la propuesta de Wiliiam D. Strong y denominando a sus estadios:
Preagrícoia, Agrícola temprano, do Desarrollo (que incluía el Formativo,
Cultista y Experimental), Floreciente y Culminante { incluyendo el
Expansionista, Urbanista e imperialista).

Estas últimas no fueron sino algunas de las diversas nomenclaturas


propuestas, y contribuyeron a una mayor confusión en ia arqueología
local. La principal dificultad de utilizar ios estadios como formas de
organizar la información es que se debía asumir que eventos similares
habían acaecido al mismo tiempo y en ia misma secuencia en todo el
Perú. (Lanning 1967:23)

Otro de los problemas fue el de los nombres utilizados, a veces


enteremente subjetivos, como por ejemplo: Clásico. Destacando a su
vez la mezcla de criterios (artísticos, económicos, etc).

III

Ante este oscuro panorama, los especialistas se verán en la necesidad


de adoptar medidas para intentar acabar con el caos terminológico
imperante.

Uno de ios intentos más meditados por regularizar la terminología


arqueológica peruana se llevó a cabo en enero de 1953, en Lima. La

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PERIODIFICACION ARQUEOLOGICA

famosa Mesa Redonda reunió a notables especialistas nacionales


(Jorge Muelle, Toribío Mejia, Soriano Infante, Luis Vaicárce!) y
norteamericanos (R, Schaedel, L. Stumer, W, Strong), quienes luego de
esbozar una "teoría de sistemas de clasificación" propusieron una serie
de términos aplicables a la culturas de la costa y !a sierra.

La discusión se basó en los sistemas de Julio C, Teilo (tres épocas) y


Rafael Larco H.(siete épocas), considerando especialmente lo que se
había acordado en la reunión de Chiclín (1946). Para nominar a las
culturas se consideraron dos criterios esenciales; étnico y sitio tipo. El
primero era aplicable en el caso de contar con evidencia histórica ( p.e.
crónicas) y se utilizó en los grupos culturales posteriores a la Influencia
tihuanacoide. El otro servía en todos los demás casos y podía ser tanto
ei primer sitio donde se había identificado la cultura o donde se le
encontraba exclusivamente, (Varios 1953)

Recurriendo a los mencionados criterios, se llegaron a eliminar más de


medio centenar de nombres de sitios y/o estilos costeños: 24 de!
norte. 23 del norcentro y 10 de i sur.

Al momento de discutir la periodificación, Jorge Muelle advirtió


oportunamente:
Los términos arcaico y clásico son alusivos a estilos artísticos. Cuando ios
empleamos estamos aludiendo a una clasificación de la cultura. (Varios 1953:9)

Cuando decimos Chavín clásico no <nos> estamos refiriendo a ia clasificación


político-económica sino ai estilo, (lbid:12)

Aclarando así, que los nombres utilizados dependen del tipo de


clasificación (o periodificación) que intentamos,

Considerando lo señalado, los miembros de ia Mesa Redonda (1953)


optaron por dos tipos de clasificaciones: una de criterio económico (Pre-
agrícola, Agrícola Incipiente y Agrícola) y otra de criterio sociopolítico
( Formativo, Regional, Floreciente, Gran Fusión, Reinos y
Confederaciones, e Imperio).

53
BAMOH.

Aunque excesivamente condicionada por la información norcosteña -la


influencia del Proyecto Virú se dejaba sentir-, esta reunión permitió
establecer una terminología uniforme en la periodificación. Desde
entonces, las convenciones establecidas sirvieron de referencia para los
informes de excavación, tanto en la denominación de los estilos como
en la nomenclatura de los períodos, (Cf.Tabío 1965:27} Sin embargo,
el esquema no duraría mucho.

Las señaladas intervenciones de Jorge Muelle no hicieron sino


evidenciar la existencia de dos criterios básicos de periodificación (el
estilístico y e! político- económico). Ambos habían estado presentes
desde ios trabajos de Uhley Telio, pero recién a fines de ios cincuenta
se intentará sistematizarlos. Precisamente 1958, será un año
significativo al respecto: mientras en el Perú se realizaba la Mesa
Redonda de Antropología en la que Jorge Muelle, Edward Lanning y
Eugene Hammel disertaban Sobre el concepto de horizonte en la
arqueología peruana, en ios Estados Unidos Gordon Willey y Philip
Phülips publicaban el ciásico Methods and Theory in American
Archeofogy.

En primer lugar, la ponencia sobre el concepto de horizonte, sintetizaba


una serie de preocupaciones muy antiguas en nuestra disciplina.
Acogiéndose a las incipientes propuestas de John Rowe, estos
investigadores proponían una definición operacionai de horizonte, que
lo hiciera útil como elemento ordenador de las clasificaciones. Advertían
que no se trataba de un fenómeno plenamente simultáneo dado que
era muy difícil la difusión instantánea de un estilo. Más bien el
horizonte, podría representarse como una línea ligeramente inclinada.
En sus propios términos
Horizonte es el plano imaginario que conecta un segmento dado de una
columna estratigráfica con el segmento análogo de otras columnas en el
esquema clasificatorio. La conexión se hace por la identificación de un mismo
complejo morfológico. (Muelle, Hammel, Lanning 1958:73)

REVÍSTA INVESTIGACIONES CEAR # 4, 1994 54


P EñiODIFiCACiON ARQUEOLOGICA

Por otro lado, en el trabajo de G, Wiiiey6y P, Phillips (1958} se plantea


una terminología evolutiva específica para toda América, que luego
sería adoptada -y adaptada- por diversos especialistas del continente,
Los estadios propuestos eran: U tico, Aremeo, Fórmame, Clásico y
Postclásico.

El Utico correspondía a los orígenes del pobiamiento americano,


mientras el Arcaico incluía a ios cazadores, recolectores y pescadores
del Holoceno, sin conocimiento de la cerámica, y teóricamente de la
agricultura, El Formativo correspondía a los primeros grupos
agricultores, generalmente poseedores de cerámica y el Clásico se
vinculaba a la urbanización, Finaimente el Post-Clásico aludía a loe
estados militaristas. Mientras ios primeros tres estadios estaban
presentes en toda América, ios dos últimos se ubicaban exclusivamente
en ios Andes y Mesoamérica.

Dado que en buena parte el esquema continua siendo utilizado, vale


hacer algunas observaciones. Lo primero es que las denominaciones
utilizadas corresponden a distintos criterios: el primer estadio está
definido por un tipo de materia! (U tico), otro por un criterio económico
(Formativo, caracterizado por la agricultura), mientras e! Arcaico no
pasa de un periodo artificial sin atributos propios, (Proust 1992:108-109}

Además, al hablar de estadio "Utico" hay cierta exageración, como sí


fuera lá única o la más antigua de las industrias cuando !o que sucede
es que el materia! de piedra ha sido menos perjudicado por el proceso
tafonómico, siendo lo más fácilmente observable por los arqueólogos
(Macera 1978:25)

Ni que decir de las dos últimas denominaciones (Clásico y Post-

6Gordon R. Wiiiey había trabajado en ia costa peruana desde ¡a década del


cuarenta, Dedicado inicialmente ai estudio de ios horizontes estilísticos como
elementos ordenadores de ia información arqueológica andina (1945,1951), enfatizó
posteriormente en ios patrones de asentamiento (1953),

55
RAMON

Clásico), que por aludir a términos artísticos se contraponen


notablemente con las anteriores. Actualmente nadie usa el término
clásico para referirse a Moche o ei de Postdásico para referirse a lo
Inca. En este caso el excesivo énfasis en la secuencia Mesoamericana
perjudicó la nomenclatura.

A pesar de las críticas, el esquema de Wiiiey y Phillips (1958) se ha


mantenido vigente dado que es uno de los más detenidamente
sustentados.

Posteriormente tanto la propuesta evolucionista como ia cronológica o


estilística serían contiínuadas. Los miembros de la escuela de Berkeiey
(John Rowe, Dorothy Menze!, etc) enfatizarían en la importancia del
estilo cerámico como elemento ordenador, mientras que Emilio Choy y
posteriormente Luis G,Lumbreras desarrollarían ei enfoque evolutivo.

iV

Con el fin de evitar las dificultades presentadas por los estadios de


desarrollo, John Rowe propondrá la aplicación de períodos para
organizar la información arqueológica. Estos no aludían a
características culturales sino que se restringían a servir como
referencia cronológica -relativa- para organizar ia información
arqueológica. La base del esquema estaba en la secuencia maestra
que con la colaboración de D.Menze! y Lawrence Dawson habían
elaborado para e! valle de lea. Así los cambios estilísticos en ia
cerámica de esta zona servirían de pauta comparativa para clasificar el
materia! del área andina. En base a ello se propusieron los siguientes
periodos:

PERIODO INICIAL
HORIZONTE TEMPRANO
INTERMEDIO TEMPRANO
HORIZONTE MEDIO
INTERMEDIO TARDÍO
HORIZONTE TARDIO

REVISTA INVESTIGACIONES CEAR # 4, 1994 56


PERiODIFiCÁCiON ARQUEOLOGICA

Así por ejemplo, e! Horizonte Temprano se iniciaba cuando las


influencias estilísticas chavín se percibían en el valle de lea. En la
misma forma el Horizonte Tardío se iniciaba cuando las influencias
incas se evidenciaban en el mencionado valle y no con la emergencia
del estado inca.

Esta periodificación apuntaba simplemente a lo cronológico, de modo


que los horizontes no significaban la generalización de patrones
culturales sino contemporaneidad. Desde !a década de ios sesenta, el
esquema de Rowe se con irtió en el armazón de las diversas
investigaciones de arqueología peruana. Complementando la labor dei
maestro, dos discípulos suyos establecieron detalladas secuencias para
ia costa central durante el Periodo Inicial (Lanning 1960} y para e!
Intermedio Temprano en Lima (Patterson 1966}.

Corresponde a Emilio Choy el haber dado una nueva orientación a las


propuestas evolucionistas en la arqueología peruana. En su trabajo
sobre La revolución neolítica y los orígenes de la civilización peruana
(1960) propone dos clasificaciones;

a) Primero, para ei material de la costa norte (valles de Moche,


Chicama y Vira) se refiere a! Salvajismo (o Paleolítico), ai Neolítico
(que incluiría Barbarie Inferior, Media y Superior) y a la Civilización,
que se iniciaría con Mochica i! y Gallinazo II.
b) Su segunda propuesta se refiere a toda el área andina e incluye
Paleolítico, Mesolítlco, Neolítico (o agricultura incipiente), División de
Ciases, Reyes Sacerdotales, Estado y Monarquías confederativas.
(1987:186-188)

A diferencia de las anteriores propuestas evolucionistas, la de Choy no


mezcla categorías. Antes de incorporar nueva información, se trató de
un nuevo ordenamiento que permitiera una explicación articulada de!
proceso. Los diversos artículos de este investigador (1960,1967,1969)
evidenciaban una clara influencia dei trabajo del arqueólogo australiano
Vero Gordon Chiide. Sin embargo, Choy no llegó a desarrollar su
propuesta correspondiendo tal labor a Luis G. Lumbreras.

57
RAMON

En e! artículo Acerca del desarrollo cultural en ios Andes {1969}


Lumbreras propone una división de ios Andes en meridionales,
septentrionales y centrales. Seguidamente, se refiere a los "períodos"
propios de cada región, que en el Area Central serían: Lítsco, Arcaico
(temprano, medio y tardío), Formativo (inferior, medio y tardío),
Desarrollos Regionales, Expansión Wari, Estados Regionales e
Imperio del Tawantinsuyo.

Mientras que los tres primeros se vincularían a la propuesta de Wiliey


y Phillips (1958), se descarta la utilización de ios términos Clásico y
Post-cíásíco, para recurrir a una denominación que apuntaba a rasgos
locales. Como complemento a la periodificación señalada, Lumbreras
propone los siguientes estadios culturales para toda el área andina:
Estadio de los Recolectores
Estadio de los Agricultores Aldeanos
Ei Arcaico
E! Formativo
Las Culturas Regionales
Estadio de la Civilización

Lumbreras señala que no hay necesidad de contraponer periodos a


estadios, dado que se pueden utilizar complementariamente, Ai fina! del
mencionado artículo (1969) acusa el exceso anti-evoiucionista de Rowe,
que lo habría ¡levado a variar e! contenido de conceptos tales como el
de "horizonte"

...fijándole no el sentido homotaxial que tenía desde su incorporación a la


Arqueología andina, sino un tratamiento arbitrariamente "horizontal",
consistente en una línea de tiempo relativo que él y sus alumnos han
establecido por métodos estilísticos en una región de los Andes (lea). (!bid:149)

De modo que Rowe habría destruido ia utilidad instrumental del


concepto de Horizonte, haciendo inúti! su utilización. En tai sentido
Lumbreras menciona una aparente paradoja: e! periodo inca,
normalmente llamado horizonte tardío, comenzaría según Rowe en
1476 a.C. dado que el estilo Tacaraca A coincide temporalmente con
el comienzo de la ocupación inca en lea. Sin embargo la época inca de
Ayacucho, cuya conquista fue anterior a lea, quedaría en el "intermedio

REVISTA INVESTIGACIONES CEAR # 4, 19S4 58


FEñiQDIFiCACiQN ARQUEOLOGICA

tardío” y la última parte de Chimú quedaría incluida en el “horizonte


tardío" dado que su conquista fue posterior. {1969:149}

La propuesta definitiva de Lumbreras aparecería en De los Pueblos de


las Culturas,,. (1969) donde tomando como base un criterio económico
social reconocía tres grandes divisiones:
RECOLECTORES (Lítlco y Arcaico),
AGRICULTORES ALDEANOS (Formativo y Desarrollos Regionales) e
INDUSTRIALES URBANOS {Viejo imperio, Estados Regionales e
Imperio Tawantinsuyo).

Para entonces, ai menos los términos de la discusión referida a la


periodificación ya estaban claros: a) no se podían mezclar criterios
b)periodos y estadios no eran exciuyentes.

Publicado en 1967, el libro Perú feeíore ths Incas de Edward Lanning


contribuirá decisivamente en el asunto de la periodificación. A inicios de
ios sesenta sus trabajos en la costa central habían permitido a)el
conocimiento detallado de! denominado Período Inicial -desde que
aparece la cerámica hasta el horizonte temprano- y b) la periodificación
del Precerámico (Chillón).

Lanning reconoce dos estadios básicos evidenciados por el material


arqueológico: @! Cerámico y el Precerámico. Para eí primero asume la
propuesta de Rowe y divide el segundo en 6 períodos {Precerámico I,
II, etc). Mientras los diversos horizontes e intermedios eran
relativamente simultáneos en toda el área andina central, el Período
Inicial comenzaba en diversos momentos, dado que estaba determinado
por la introducción de la cerámica.

Para evitar ios problemas acarreados por la adopción de estadios


evolucionistas demasiado rígidos, Lanning escoge ciertos rasgos
comparativos para explicar el proceso histórico: Primeros habitantes,
Aldeas y Templos, inicios de !a Cerámica, Cuito Chavín,
Surgimiento de las ciudades, etc.

De modo que aprovechando la sistematización cronológica (Rowe), no

59
BátíüH

deja de lado la cuestión evoiutiva. Evita así generalizaciones


innecesarias, reconociendo la variabilidad existente en las diversas
zonas del área andina.

Otro trabajo importante sobre el tema tratado es Visión histórica del


Perú {1978} del historiador Pablo Macera. Reconociendo que en el
territorio que hoy denominamos Perú, se dieron diferentes historias, el
autor señala que es posible proceder a una seriación cronológica de
éstas. Como criterio de la periodificación señala haber utilizado las
relaciones de poder político y económico. Así, dentro de la época
denominada Autonomía incluye:
LAS PRIMERAS SOCIEDADES PRECLASISTAS (recolectores, cazadores,
pescadores)
LOS PRIMEROS HORTICULTORES Y PASTORES
LOS FORMATIVOS ANDINOS
LAS PRIMERAS D«VERSIFICACIONES REGIONALES
EL HORIZONTE MEDIO. La expansión wari. Proceso de urbanización.
LA SEGUNDA DIVERSIFICACION. Los señoríos regionales
EL HORIZONTE TARDIO Y la expansión imperial inca.

Aunque se señala claramente que una cosa es el horizonte chavín y


otra el estadio Formativo, no sucede lo mismo con períodos posteriores.
Lamentablemente este lúcido trabajo no incluye una clara distinción
entre los criterios evolutivos y los cronológicos.

Uno de los problemas prácticos de mezclar ambas categorías en un


mismo esquema, es que algunas se superponen temporalmente. Así
por ejemplo en la costa central, la parte final del estadio Formativo
(Willey y Phillips 1958:176, Lumbreras 1969) corresponde a estilos
ubicados en el período Intermedio Temprano (Rowe). Es por ello que
quienes las utilizan simultáneamente, tienen problemas en ubicar sus
datos,

Posteriormente este tipo de confusiones se han generalizado. Todavía


muchos asumen que el horizonte temprano es similar al formativo o que
los Desarrollos Regionales equivalen ai Intermedio Temprano.

REVISTA INVESTIGACIONES CEAR # 4, 1994 60


PERiQDiFIGÁCIQN ARQUEOLOGICA

Ei interés por obtener una terminología y criterios de periodificación


uniformes no ha cesado. Asi en el coloquio "Críticas y perspectivas de
la Arqueología Andina" realizado en Paracas (1979} se discutió ai
respecto. En tai reunión M. Moseley (Cf.Lumbreras 1981 a:22) señaló
que en las periodíficaciones se habían utilizado tres criterios básicos:

a. Términos basados en desarrollo: litio©, pre-cerámico, formatüvo,


desarrollo regional, etc.
b. Términos basados en periodos: temprano, intermedio temprano,
etc.
c. Términos basados en expansión de sitios o estilos arqueológicos:
Imperio \¥ari, expansión Tiahuanaco, o (política de fuente
etnohistórica) imperio Tawantmsuyu,

En un trabajo vinculado al referido coloquio, L. Lumbreras reconoce ia


dificultad de aplicar categorías evolutivas para toda el área andina, por
ia gran diversidad que presenta. Reconoce además la necesidad de
recurrir a los planteamientos de John Rowe (horizontes, intermedios)
para ordenar ei materia!, dado que se trata de criterios puramente
cronológicos.(Lumbreras 1981 a:22) Para explicar e! proceso histórico
andino recurre a categorias de valor comparativo como las propuestas
por Gordon Childe para Europa (orígenes de la agricultura, de la
cerámica, de la formación urbana y ei estado, etc.) De este modo se
evitaría una homogenización que en muchos casos resultó abusiva.

Considerando lo anterior, todo parecería indicar que la propuesta de la


escuela de Berkeley, de organizare! material arqueológico de ios Andes
centrales en base a la secuencia maestra de lea, no habría perdido
vigencia, siendo útil por muchos años más.

Sin embargo las críticas, especialmente desde dentro, no faltan.


Richard Burger, doctorado en Berkeley y especialista en !a problemática

81
RAMON.

Chavín, ha hscho una serle de observaciones al concepto de Horizonte


Temprano pianíedo por Rowe, atentando así contra uno de los
supuestos básicos de! armazón cronológico de la arqueología andina.

Teóricamente ei Horizonte Temprano estaría definido por dos eventos


hipotéticos de ¡a historia de lea: a) la llegada de un estilo artístico
foráneo de fuerte orientación religiosa (chavín).
b) cambio en la tecnología decorativa de la alfarería local. (Burger
1993:146)

El problema es que aún no se ha determinado claramente cuando se


inicia la influencia Chavín en lea. Las dos primeras fases propuestas
por Menze!, Rowe y Dawson en The Paracas Poitery ofica (1964) se
basan únicamente en diez vasijas, y las asignadas a ia primera fase
carecen de asociación y procedencia, Lo que sostiene Burger (íbid:147-
149) es que ¡a infuencia chavín aparecería en íca(Ocucaje) antes de la
mencionada secuencia (1964), es decir antes del "Horizonte Temprano",
En tal sentido la división entre Periodo Inicial y Horizonte Temprano no
estaría claramente establecida, ni siquiera en ica.

En un trabajo reciente Peter Kauiicke (1994:547-8) coincide en señalar


que el término Horizonte Temprano se presta a malentendidos dado
que depende directamente de ia precisión tanto cronológica como
estilística de lo que se entiende por estilo Chavín.

Otro problema es la dificultad existente para correlacionar ei material de


ia costa norte o de zonas alejadas con la secuencia maestra de ica.

Observamos así que la aparente solidez deí esquema empieza a


resquebrajarse. Recientemente han aparecido diversos trabajos de
síntesis sobre la arqueología de ios Andes Centrales (Bonavia 1991,
Moseley 1992, Morales 1993, Kauiicke 1994), que en cierta forma
resumen el estado actual de nuestra disciplina y nos indican como
andamos en lo referido a ia periodificación,

Duccio Bonavia y Michaei Moseley coinciden en reconocer la utilidad


del esquema de Rowe como elemento organizativo, aunque ambos
realizan ciertas atingencias. En e! caso de Bonavia, este propone -

REVÍSTA INVESTIGACIONES CEAR # 4, 1994 62


PERIODiFiCACiON ARQUEOLOGICA

paralelamente- un "esquema de desarrollo cultura!"

CAZADORES
RECOLECTORES
DE LA CAZA A LA AGRICULTURA
DOMESTICACIÓN DE PLANTAS Y ANIMALES,
DEL VILLORRIO AL CENTRO MONUMENTAL
LAS PRIMERAS SOCIEDADES ORGANIZADAS
CULTURAS LOCALES Y REGIONALES
PRIMEROS IMPERIOS ANDINOS
RENACIMIENTO DE LAS CULTURAS LOCALES Y
REGIONALES
IMPERIO INCAICO

Estas categorías ie permiten explicar el proceso y complementan la


división cronológica de! esquema de ios horizontes e intermedios.

Por su parte Moseley señala que en ios últimos años se han dado
ciertas modificaciones en ia conceptuaiización de ios horizontes. En ei
caso de! más temprano señala que debe ser ubicado relativamente más
tarde de lo que se suponía. En ei caso de! Horizonte Medio observa
que se trata de un momento en el que se combinan dos influencias
(Wari y Tiahuanaco}. (1992:21)

A pesar de las múltiples investigaciones realizadas, Moseiev observa


que no hay nada que pueda reemplazar el tradicional sistema de
horizontes e intermedios, a los que entiende como simples
subdivisiones cronológicas.

Lo que sorprende en ambos autores es la periodificación adoptada en


lo que corresponde a ios períodos más tempranos, es decir antes de ia
cerámica. Bonavia recurre a la propuesta de Lanning (seis periodos
precerámicos), basada en sus trabajos en Chiveteros, que el mismo
critica duramente en su libro (Bonavia 1991:107-10$).

Por su parte Moseley señaia ia existencia de un largo Periodo Utico y


un corto Período Precerámico. Dado que generalmente se utiliza ei
término Precerámico para todo !o anterior a ia cerámica, ia propuesta

63
EáMQiNl

confunde bastante.

Parecería que el esquema Rowe/Lanning es escasamente útil para ios


periodos previos a la cerámica.

En ios textos de Daniel Morales (1993) y Peter Kaulicke{1994)7 hay


una posición distinta. Kaulicke rechaza la propuesta de Rowe y prefiere
hablar de Utico, Arcaico y Formativo dado que son términos comunes
entre ios especialistas latinoamericanos. Por su parte Morales mezcla
ios términos propuestos por Rowe y los evolutivos. Luego de referirse
al Utico, Arcaico y Formativo incluye al Intermedio Temprano y al
Horizonte Medio; lo cual provoca cierta confusión, sino que es
metodológicamente incorrecto.

Aunque aportan abundante información estos recientes trabajos no


plantean una periodificacsón novedosa. El esquema de Rowe (Bonavia,
Mose!ey)sigue siendo ei referente esencial, aunque no se deja de lado
la nomenclatura evolutiva {Kaulicke, Morales).

Epílogo

Tanto el acopio como la organización de la información son esenciales


en arqueología, y en buena parte el refinamiento de ambos
procedimientos marca el desenvolvimiento de tal disciplina. Es asi que
la periodificación se convierte en un recurso organizativo medular e
indispensable.

Tal como hemos podido observar a lo largo del recorrido realizado, son
muy diversos los criterios que han guiado a ios investigadores ai
momento de establecer sus periodificaciones. Mientras algunos
escogieron los rasgos estilísticos, otros prefirieron la economía, la

7 A diferencia de ios otros tres trabajos este sólo liega hasta ei Formativo,

REVISTA INVESTIGACIONES CEAR # 4, 1994 84


PERiQDlFÍCÁCiON A R UEOLOGICA

política, etc. Sin embargo es notable la escasa rigurosidad de ia


mayoría de fas clasificaciones. Parece que el asunto de la
periodificación no pasara de ser un problema de último minuto.

A pesar de que cada ano se .hacen nuevos descubrimientos, se refinan


las investigaciones o se plantean nuevas.hipótesis, hay cierta sensación
de desorden en nuestra disciplina. No se han planteada criterios claros
para organizar la nueva información, y a veces.pareciora que por más
sitios que-se excaven y/o estudien los esquemas .planteados hace
varias décadas continuarán inamovibles. "*
; W , .. V. * C • * * * * * ^

Esto se debe a que nuestros especialistas han descuidado aquello que


podem os denórWifíár teoría, quizá, por .el compromiso -que -atenderla
im p to i ($ada/¥é£ conocernos más.sobre sitias .en,particular pero
repetimosiáesquemáé^éxplicativos planteados en. base a .escasa
información. vLaspropuestas de los'sésenta (estilística yvevolucionista)
todavía son la dase-de nuestro diéfiúrso arqüblégíco*'
•' J , v ... * * * . . , • • * * w * W - ♦ * •

j", O J P T

TantQ. Sa qpáión evolucionista como ía cronológica o estilística han


recibido severas criticas,, por lo »cual ■debemos ser Cautelosos al
utilizarlas. En el casolje Japrimera, se ha* visto que tales ‘secuencias
no hacían sino ítómogeneízar abusivamente, anulando toda variabilidad.
^ i ^ l F c a ^ ® í á fp:ropuesta cronológica o estilística de la escueja de
Berkeley (RovpHuuMenzei y^Dawáon), se han observado serias
deficienciás p h rla .íiaraada¿secuencia'maestra de ica. ’Si ía base del
" esquema no está ..claramente sustentadapómo podemos’Utilizarla de
- referencia para toda eí.área andina?-. • .............
: j'Ü.'-Tw.

?T£ír embárgo- nló podemos obviar los.avances hasta hoy conseguidos.


-En tal sentido hoé inclinamos por ja propuesta comparativa s,- que
. ..sustentándose en unYesquema meramente cronológico como el de
,_Rower no deja dedadoMáe referencias a Sos procesos. Rara esto último
.^selecciona ciertos sucesosP'Uttúraimante relevantes y materialmente
evidenciadles. Así podem osalud ir a: domesticación animal, introducción

" r‘ " 8 Un buen ejem plo de esta opción es ei trabajo de Lanning (1087), y
parcialm ente el de Bonavia (1091). L u m b re ra s ./te s ia )J ^ ^ ié rí^ e e o n q c e su utilidad.

65
BMQÜ

■V,

de la .cerámica, -surgimiento de la ciudad, etc. 4

Este esquema no deja de lado la variabilidad regional ni olvida los


elementos comunes, Podemos entender cómo y cuando se dieron estos
procesos en cada zona, procediendo luego a realizar un análisis
comparativo.

Reconociendo ia gran utilidad de la secuencia maestra de lea, creemos


que sería necesario proponer secuencias comparativas en otras zonas.
Cabe señalar que ia de lea fue adoptada como secuencia referencial
dado que era una de las más refinadas, sin embargo actualmente hay
zonas como Lima, Trujilio o Cuzco que cuentan con información
abundante que sólo espera ser organizada. Existiendo varias instancias
comparativas, no sólo sería mas completo el panorama sino que la
división cronológica no dependería exclusivamente de lo sucedido en
el sur medio. -

Ei problema de Ja periodificación no es exclusivo de nuestro medio9, sin


embargo es particularmente relevante entre nosotros dado que el área
central andina cuenta con un gran número de sitios y con una larga
tradición de investigaciones. Estos dos factores no sólo han provocado
una relativa abundancia informativa, sino que han permitido que tai área
se convierta en un modelo para la arqueología americana. Aunque en
las últimas décadas se ha avanzado escasamente en ei asunto de la
periodificación, contamos ahora con ios mejores mediospara replantear
nuestro pasado. / r p
... ... . i, .
i; '• -/V- 'V

ü . ü i j C

9Cf. Proust 1992 para Brasil y O ttonello y Lorandi 1987 para Argentina.

R EV ISTA IN VESTIG ACIO N ES CEA R # 4, 1994 66


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