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Novela de posguerra

El ambiente de desorientación cultural de la primera posguerra es muy acusado en la novela. La década


de los 40. Dos fechas marcan la resurrección del género: 1942, con La familia de Pascual Duarte de Cela,
y 1944, con Nada de Carmen Laforet. La familia de Pascual Duarte es una novela breve, apretada, sobria
y dramática cuya violencia inicia el estilo tremendista, consiste en deformar la realidad y subraya lo más
desagradable de ella. Nada presenta un ambiente sórdido de ilusiones fracasadas; por primera vez
después de la guerra, la triste realidad cotidiana quedaba reflejada con un tono directo.

Muchos autores seguirán esa senda de reflejar lo amargo de la vida. Algunos autores importantes son
Zunzunegui, Torrente Ballester y, sobre todo, Miguel Delibes cuya trayectoria narrativa constituye una
síntesis de las tendencias narrativas desde la posguerra hasta la actualidad (La sombra del Ciprés).

En los años 50, se producen una serie de cambios en la vida española, tales como cierto aperturismo
internacional y la relajación de la censura, que inciden en la literatura. Para muchos, La colmena, de
Cela, es un precedente de la novela social.

Se observan dos grandes tendencias: el neorrealismo y la novela social. El neorrealismo se centra en los
problemas del hombre como ser individual (la soledad, la frustración…) con autores como Ana María
Matute, Ignacio Aldecoa (“El fulgor y la sangre”). Y la novela social (realismo social) se centra en los
problemas de los grupos sociales. Resalta Jesús Fernández Santos (“Los bravos”).

Ya en los años 60 se produce un agotamiento de la novela social y comienza una renovación ideológica y
estética en todo el mundo. Los jóvenes impulsaron movimientos sociales y culturales que cuestionaban
a las generaciones anteriores y el país comenzaba a salir de su aislamiento, lo que se reflejó en la
novela. Por tanto, se inicia una nueva etapa que rompe con el realismo anterior. Tiempo de Silencio, de
Luis Martín Santos

La novela experimental sufre su auge en los 70, debido a la apertura de los novelistas a las influencias
extranjeras, sobre todo la narrativa hispanoamericana (La ciudad y los perros, de Vargas Llosa). Destaca
la novela de Delibes (Cinco horas con Mario)

Además de la situación novelística de la España de posguerra, hay que tener en cuenta la de autores
que se exilian después del conflicto y que desarrollan su obra de forma diversa, desde el realismo
tradicional hasta el vanguardismo. Abundan fundamentalmente temas de contenido social y de
recuperación de la realidad española. La producción que desarrollan fuera del país se llevó a cabo sin
contacto con el mundo español que no se produjo hasta fechas muy posteriores. Autores exiliados
importantes son Ramón J. Sender, Rosa Chacel, Max Aub.

En los últimos años de la dictadura franquista, suceden una serie de cambios que marcan el desarrollo
de la narrativa española, como son la muerte de Franco y de su régimen, la transición a la democracia y
la definitiva apertura a Europa, y que posibilitaron la llegada de la libertad también a la literatura. La
producción novelística se intensifica, dejando de responder a rasgos comunes y surgiendo una gran
variedad de modelos y temas.

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