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La preeclampsia (PEE) es una enfermedad especifica del embarazo. Que cursa con
aumento de la tensión arterial acompañada de proteinuria (mayor o igual a 3 grs en un
periodo de 24h), edemas o ambas cosas a la vez, y que aparece generalmente entre las
20 semanas de la gestación y las 24 horas después del parto. Cuando este cuadro se
acompaña de convulsiones y sintomatología del SNC estamos en presencia de
Eclampsia (ECL)
La hipertensión arterial cualquiera que sea su origen, complica uno de cada diez
embarazos y sigue siendo la primera causa de morbimortalidad tanto para la madre
como para el feto (1, 2). De las diferentes alteraciones hipertensivas del embarazo la
forma más frecuente es la PEE, también denominada gestosis, toxemia del embarazo,
nefropatía del embarazo, toxicosis gravídica, proteinuria gestacional o síndrome
hipertensivo gravídico. La patogénesis de la PEE sigue tan oscura como hace cuatro o
cinco décadas y quizá por esta razón continúan sin conocerse los marcadores precoces
de la misma, y su posible prevención
Definición:
La eclampsia es la aparición de convulsiones o coma durante el embarazo en una mujer
después de la vigésima semana de gestación, el parto o en las primeras horas
del puerperio sin tener relación con afecciones neurológicas.
Es el estado más grave de la enfermedad hipertensiva del embarazo. Eclampsia
significa relámpago. Antiguamente se quería indicar con ello la aparición brusca de
una tempestad en un cielo tranquilo. Hoy sabemos que las convulsiones se presentan
generalmente en una gestante que ha pasado por las etapas anteriores de la enfermedad.
Signos y síntomas.
Los síntomas de convulsión inminente suelen incluir:
Ansiedad
Dolor epigástrico
Cefalea (dolor de cabeza)
Visión borrosa.
Se vigilará la aparición de hipertensión arterial extrema, la hiperactividad de los reflejos
tendinosos profundos y el clonus. Las convulsiones pueden evitarse mediante reposo en
cama, en una habitación tranquila y oscura. Debe vigilarse con atención el estado general
de la madre, presión arterial, diuresis y la frecuencia cardíaca del feto.
Para poder diagnosticar la eclampsia se utilizan los siguientes criterios.
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial debe de realizarse con:
Epilepsia.
Traumatismo cerebral.
Hemorragia subaracnoidea.
Aneurisma cerebral roto.
Coma barbitúrico o hipoglicémico.
Prevención.
Los controles prenatales son la mejor forma de prevenir la eclampsia porque permiten
detectar y tratar la eclampsia antes de que se desarrolle en el organismo de la embarazada.
Cuando las mujeres embarazadas controlan su gestación con pruebas y cuidados
prenatales regulares, la eclampsia se puede detectar precozmente y la mayoría de los
problemas pueden prevenirse. Pero si la enfermedad se encuentra en un estadio avanzado
y el bebé es muy prematuro, se recomienda reposo en cama y un control exhaustivo de la
presión arterial, la orina y el peso.
El parto se puede inducir en casos graves de eclampsia, si el embarazo está entre las
semanas 32 y 34. En embarazos de menos de 24 semanas, se recomienda inducir el parto,
pero la probabilidad de supervivencia del feto es muy pequeña. Durante este periodo de
tiempo, es necesario tratar a la madre con inyecciones de esteroides, que ayudan a acelerar
la maduración de algunos órganos como los pulmones, al mismo tiempo que se ejerce un
control permanente sobre la madre y el bebé para observar posibles complicaciones.
Se debe usar sulfato de magnesio para prevenir la aparición de las convulsiones
(eclampsia).