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El oficio del troll: cómo se organiza la manipulación de las redes sociales

Un estudio de la Universidad de Oxford identificó en 28 países las tareas más habituales de los agentes
oficiales u oficiosos que moldean a la opinión pública: candidatos, partidos políticos y gobiernos, de
Argentina a Corea del Norte, de los Estados Unidos a China, de Venezuela a Rusia
13 de septiembre de 2017
La discriminación, la provocación, el acoso,
las campañas políticas, las noticias falsas y la
propaganda comercial son ya parte del paisaje en
las redes sociales. Según un estudio de la Universidad
de Oxford no las realizan solo los individuos: también
se trata de "un fenómeno organizado, con grandes
gobiernos y partidos políticos que
dedican recursos importantes al uso de las redes
sociales para la manipulación de la opinión
pública".

En "Troops, Trolls and Troublemakers: A Global Inventory of Organized Social Media


Manipulation" ("Ejércitos, provocadores y alborotadores: un inventario global de la manipulación
organizada de las redes sociales") Samantha Bradshaw y Philip N. Howardestudiaron 28 países
(entre ellos Argentina, Brasil, México, Venezuela, Ecuador, Estados Unidos, Reino Unido,
Alemania, Israel, China, India, Rusia y Corea del Norte) y concluyeron que:

1. "Los ciberejércitos son un fenómeno generalizado y global".

2. "Todos los regímenes autoritarios hacen campañas en redes sociales que apuntan a su propia
población, mientras que solo unos pocos apuntan a públicos extranjeros".

(iStock)
3. "Casi todas las democracias tienen campañas en redes
sociales que apuntan a públicos extranjeros, mientras que las
campañas de los partidos políticos apuntan a los votantes
locales".

El anonimato en internet —tanto la posibilidad de no identificarse como la de asumir una identidad


falsa— y la importancia de las redes sociales en la vida pública se combinan de esta manera
indeseada. En primer lugar, los jóvenes del mundo desarrollan sus identidades políticas y se
informan en las redes; en segundo lugar, algunas plataformas como Facebook y Twitter "también
se han convertido en herramientas de control social", según Bradshaw y Howard.

Los investigadores aplicaron en un mapa el modo en que los trolls oficiales u oficiosos—los hay
empleados directos de los gobiernos, los hay contratistas independientes— trabajan en internet para
"ejercer influencia sobre las corrientes de información y los canales de comunicación para moldear a
la opinión pública".
Densidad organizativa de los ciberejércitos,
2017.(Bradshaw y Howard, Universidad de
Oxford)
Del rojo (la mayor actividad) al amarillo (la
menor actividad) mostraron los países que,
entre los 28 estudiados, registran manipulación
en las redes sociales. Desde luego, algunos —
como los Estados Unidos— también concentran
el mayor número de usuarios de redes sociales.

"En esta Figura 1 los países con muchas clases de organizaciones (gobiernos, partidos políticos,
grupos de la sociedad civil, ciudadanos organizados o contratistas independientes) aparecen en el
matiz más oscuro del rojo", escribieron los autores del estudio sobre la manipulación organizada de
las redes sociales. Si bien los fondos suelen ser públicos en los regímenes autoritarios y partidarios
en las democracias, "en muchos países los ciberejércitos tienen una multiplicidad de afiliaciones,
financistas o clientes".

Los especialistas del Oxford Internet Institute definieron los ciberejércitos como "equipos
gubernamentales, militares o partidarios que se dedican a manipular la opinión pública en las redes
sociales". Muchos países no tienen las propias, "pero participan en pactos mutilaterales de defensa
mutua con programas para ello".

(iStock)
Algunas de las palabras claves en este campo
son "operaciones
psicológicas", "astroturfing" (campañas de
propaganda electoral o comercial que
fingen espontaneidad), "guerra de
datos", "sockpuppet" (cuenta falsa en redes) y, por
supuesto, "troll".

Entre las estrategias a las que recurre la manipulación organizada de las redes sociales se destaca el
comentario a una publicación. "Algunos ciberejércitos se concentran en mensajes positivos que
refuerzan o apoyan la posición o la ideología oficial", según Bradshaw y Howard. "Las interacciones
negativas implican abuso verbal, acoso o provocación de individuos con posiciones críticas del
gobierno", agregaron, y dieron como ejemplo la persecución en redes de periodistas en México.

En general se recurre a una combinación, a la que se suman otras formas de comentar que no son
positivas ni negativas. "Arabia Saudita, por ejemplo, practica la intoxicación de hashtags, por la cual
los ciberejércitos envían trending hashtags a modo de spam, que interrumpen la crítica u otras
conversaciones indeseadas mediante una inundación de tuits que nada tienen que ver".

(iStock)
Elegir blancos individuales es otra estrategia. Los ciberejércitos atacan de manera sistemática y
prolongada a un individuo o un grupo influyente en las redes sociales. "En Polonia, por ejemplo, se
elige cuidadosamente como blanco a los líderes de
opinión como los bloggers importantes, los
periodistas y los activistas, para convencerlos de
que sus seguidores tienen determinadas creencias
o valores".

La forma más conocida de esta variante es el


acoso, que "por lo general implica abuso verbal,
discriminación y/o trolling contra los valores, las
creencias o la identidad de un usuario o un
grupo". Se trata de "un aspecto persistente del
ecosistema de internet" que se usa para silenciar
el disentimiento en línea", explicaron los
investigadores. "También es una de las formas más
peligrosas de actividad de los ciberejércitos, ya que
con frecuencia los individuos reciben amenazas
sobre su vida real y sufren el daño de su
reputación".

Criticas idénticas a la política tarifaria del gobierno en Argentina.


Las cuentas falsas complementan a las cuentas de los gobiernos: muchos ciberejércitos ocultan
su identidad y sus intereses. El fenómeno, llamado astroturfing, muchas veces se compone
con bots (bits de código escrito para imitar a los usuarios humanos). "Según denuncias de los
medios, los actores gubernamentales de Argentina, Azerbaiyán, Irán, México, las Filipinas,
Rusia, Arabia Saudita, Corea del Sur, Siria, Turquía y Venezuela han utilizado bots" con el fin
de "inundar las redes sociales con spam y noticias falsas".

La creación de contenidos (entradas de blogs,


videos de YouTube, noticias falsas, fotos o
memes) es una de las formas más comunes de
operación psicológica. Y no siempre es
visiblemente partidaria: en Rusia existe un blog
sobre adivinación que brinda predicciones sobre
relaciones, consejos para bajar de peso, Feng
Shui "y de vez en cuando, geopolítica, con el
fin de entretejer propaganda, sin que se note,
en lo que parecen ser las cavilaciones cotidianas
de una persona común".

A veces los ciberejércitos son equipos que


integran las organizaciones oficiales, como el
Departamento de Educación y Propaganda de
Vietnam, el Ministerio de Comunicaciones de
Venezuela o la Brigada 77 de los militares
británicos. "Y en China, la administración pública
detrás de sus actividades es increíblemente
vasta", con estructuras regionales. "En Argentina y en Ecuador han sido vinculadas con la oficina
presidencial", agregaron los autores.

Otras veces los ciberejércitos son parte de la estrategia de campaña de un candidato, o de los
partidos políticos: "Las cuentas falsas se usan para inflar artificialmente el número de seguidores,
'me gusta', compartir o retuitear, lo cual crea una impresión falsa de popularidad", ilustraron Bradshaw
y Howard. Estas fuerzas, por lo general contratadas, suelen continuar su trabajo cuando el
candidato gana: "En Rusia, la Agencia de Investigaciones en Internet, una empresa privada, coordina
parte de las campañas de redes sociales del Kremlin".

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