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bancaria hasta los que se encargan de la ejecución de obras para el Estado, los
fideicomisos se han convertido en una opción atractiva para diversas
actividades públicas. Son contratos que proveen mecanismos ágiles, que
permiten procedimientos más rápidos y menos farragosos que los que la ley
impone por lo general a las entidades estatales.
Hasta 1976, en Guatemala sólo se había usado esta figura para el manejo de
recursos privados, pero el terremoto ocurrido el 4 de febrero de ese año le dio
al Gobierno Kjell Laugerud el motivo para poner en marcha el primer
fideicomiso público del país. Su objetivo era hacer más eficiente el manejo de
los recursos y atender de manera más rápida la emergencia.
Dos fideicomisos más durante esa década y ocho más durante la siguiente
marcaban el inicio de esta tendencia, pero hasta ese momento, se enfocaban en
proyectos de asesoría técnica, apoyo empresarial y fortalecimiento a
actividades económicas. Durante la década de 1990 se superaron todos los
precedentes en el uso de fideicomisos públicos. Se crearon 40 más y sus
funciones empezaron a dirigirse especialmente hacia el área de ejecución de
obras.
Funciones a la medida
A pesar de la necesidad de que existan más controles y de los problemas que
los fideicomisos representan para la transparencia, no se puede asegurar que
todos sean dañinos para el Estado. Barrientos resalta que hay experiencias
positivas. Una de ellas es la del Fideicomiso de Exclusión de Activos, creado
tras la quiebra del Banco de Comercio. Se instaló como resultado de una
decisión de la Junta Monetaria en 2006 y tenía la finalidad de recuperar los
activos de la entidad bancaria y devolver los recursos a sus acreedores.
El economista del Icefi apunta que hay actividades de la gestión pública que
pueden verse muy beneficiadas con el uso de los fideicomisos, debido a que
coinciden con el tipo de funciones que desempeñan los bancos. Además de
casos relacionados con la quiebra de bancos y recursos que buscan salvarse, se
encuentran los programas de créditos para actividades productivas o los
orientados a facilitar el acceso a propiedades, como lo hace el Fondo Nacional
de Tierras (Fontierras).
Difíciles de registrar
Sin embargo, al no existir una ley de fideicomisos públicos, se da lugar a que
cada dependencia del Estado pueda crear uno en cualquier banco como una
vía para atender sus necesidades del momento. A pesar de que la Ley de
Contrataciones del Estado rige todas las adquisiciones de bienes y servicios
para uso público, los fideicomisos tienen la libertad de crear sus propios
reglamentos, lo que les da condiciones diferentes a las que se aplican en el
resto del sector gubernamental.
que tampoco la CGC tiene un control total. Esta potestad sólo le corresponde a
la Superintendencia de Bancos. (Para crear un fideicomiso siempre es
necesario un banco o una financiera, que actúa como fiduciario.)
Actualmente, el Ministerio de Finanzas, la Contraloría y la Superintendencia
de Bancos no comparten su información. Si las reformas propuestas se
aprueban, este punto quedaría corregido ya que se propone un registro único
para los fideicomisos públicos.
Este es el caso del Fideicomiso del Fondo Vial, de Covial, constituido durante
el Gobierno de Álvaro Arzú por un acuerdo gubernativo como un mecanismo
para agilizar la ejecución de obra física para el mantenimiento, bacheo y
limpieza de carreteras.
En esta parte Barrientos, no obstante, vaticina una ventaja: al tener que pasar
por todos estos procesos de control, el atractivo actual -la ejecución rápida y
opaca- quedará anulado, se esfumará, y los fideicomisos dejarán de ser un
instrumento de encubrimiento y desaparecerán. “Selección natural”.
https://www.plazapublica.com.gt/content/fideicomisos-un-acto-de-fe
El plan de regularización deberá contener como mínimo alguna o todas las medidas siguientes,
según el caso: a) La reducción de activos, contingencias y/o la suspensión de operaciones sujetas a
requerimiento patrimonial; b) La capitalización de reservas y/o utilidades necesarias para cubrir las
deficiencias patrimoniales; c) El aumento del capital autorizado y la emisión de acciones en el
monto necesario para cubrir las deficiencias patrimoniales; d) El pago con sus propias acciones a
sus acreedores, con el consentimiento de éstos; e) La contratación de uno o más créditos
subordinados dentro de la estructura de capital del banco; f) La venta en oferta pública de un
número de acciones del banco o la sociedad financiera que, colocadas a su valor nominal o a uno
distinto, permitan subsanar total o parcialmente, según sea el caso, la deficiencia patrimonial,
observando lo dispuesto en el artículo 19 de esta Ley. Si el banco o la sociedad financiera no
cuenta con suficiente capital autorizado para emitir el monto de acciones requerido, entonces, el
capital autorizado se entenderá automáticamente incrementado por ministerio de la ley, en la
suma que fuere necesaria para cubrir la deficiencia; y, g) La enajenación o negociación de activos
y/o pasivos. Cuando la sucursal de un banco extranjero presente deficiencia patrimonial, la
Superintendencia de Bancos lo comunicará a la casa matriz, quien deberá subsanar la deficiencia
dentro del plazo de treinta días, contado a partir de la fecha de la comunicación. En caso de no
subsanarse dicha deficiencia, se le aplicará el régimen de suspensión de operaciones y exclusión
de activos y pasivos a que se refiere la presente Ley, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 18
de esta Ley. ARTICULO 71. Informes. La Superintendencia de Bancos mantendrá informada a la
Junta Monetaria sobre los bancos y las sociedades financieras que presenten deficiencia
patrimonial.
Los bancos y las sociedades financieras que estén sujetos a regularización por deficiencia
patrimonial deberán rendir informes a la Superintendencia de Bancos sobre su posición
patrimonial, con la periodicidad que esta última determine. Los bancos y las sociedades
financieras que estén sujetos a regularización por deficiencia patrimonial solamente podrán abrir
nuevas agencias o sucursales con aprobación previa de la Superintendencia de Bancos. ARTICULO
72. Deficiencia patrimonial de grupos financieros. Cuando un grupo financiero presente deficiencia
patrimonial, conforme lo establecido en el artículo 69 de esta Ley, la empresa controladora o la
empresa responsable deberá informarlo inmediatamente a la Superintendencia de Bancos; de no
hacerlo quedará sujeta a las sanciones previstas en esta Ley, sin perjuicio de aplicar otras
disposiciones legales que correspondan. Asimismo, deberá subsanar la deficiencia. Si la empresa
controladora o la empresa responsable no regulariza la deficiencia patrimonial que de
conformidad con la ley sea causa de disolución total de la empresa deficitaria de que se trate, la
Superintendencia de Bancos solicitará a juez competente la disolución correspondiente. En caso se
trate de un banco o sociedad financiera se aplicará lo dispuesto en el capítulo II de este Título. La
empresa controladora o empresa responsable deberá rendir informes a la Superintendencia de
Bancos, con la periodicidad que ésta determine, sobre la posición patrimonial consolidada del
grupo financiero e individual de cada una de las empresas integrantes.