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tema 4 Evaluación de la ansiedad

social

1. EVALUACIÓN DE LA FOBIA SOCIAL


La evaluación de la fobia social pretende confirmar la existencia del problema por
el que podemos necesitar ayuda profesional y comenzar un programa de tratamiento
dirigido a afrontar con éxito las situaciones sociales a las que se temen. Para ello, evaluar
el trastorno debe permitir averiguar los siguientes elementos:
a) Las situaciones en las que se presenta el temor social y la ansiedad
b) Las condiciones que mantienen el comportamiento fóbico o que lo originan.
c) Establecer la hipótesis que explique por qué se produce la fobia en nuestro
caso concreto.
d) Los pensamientos y su naturaleza desadaptativa que generan interpretaciones
erróneas de la realidad social a la que nos enfrentamos.
e) La competencia social de que disponemos para afrontar las relaciones
interpersonales: asertividad, habilidades verbales, etc.
f) La existencia, en su caso, de otros trastornos comórbidos que condicionen la
fobia social (trastornos de la personalidad por evitación, depresión, ansiedad
generalizada, abuso de sustancias tóxicas, fobias específicas, etc.).
g) El grado de malestar psicológico que el trastorno ocasiona a la calidad de vida
deseable de la persona.
Para lograr estos propósitos evaluativos se dispone de un amplio elenco de
instrumentos específicos como los autoinformes (entrevistas semiestructuradas, con

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formato de escala, alternativas al formato clínico convencional) cuestionarios generales,
cuestionarios específicos (escalas de miedo a la evaluación negativa, de ansiedad a hablar
en público y evitación social...), autorregistros, pruebas de observación directa y registros
psicofisiológicos (para un estudio detallado de estos instrumentos véase: Olivares, Rosa y
García-López (2004): Fobia social en la adolescencia. Madrid. Pirámide). El propósito de
esta unidad didáctica es simplificar al máximo el proceso evaluador o identificador de la
fobia social para que pueda ser realizado por el/la propio lector/a. Para ello se presentan
formatos autoevaluativos que permitirán conocer las características básicas del trastorno
y orientarán a la práctica de las orientaciones de autotratamiento.

1.1. Autoevaluación de la fobia social


Para saber si nuestro comportamiento de ansiedad, temor, evitación e impacto
psicológico ante las situaciones sociales en las que hemos de interactuar o intervenir
constituye un trastorno de fobia social, utilizaremos los criterios universalmente aceptados
para ello.

1.1.1. Criterios para el diagnóstico de la fobia social en la adolescencia1


La DSM-IV (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la APA,
2002) establece los criterios por los cuales se realiza el diagnóstico de la fobia social. Para
afirmar que se padece el trastorno deben cumplirse los requisitos (comportamientos)
expresados en los criterios, los cuales se muestran a continuación con la inclusión en cada
uno de ellos de algunos ejemplos-pregunta que podemos formularnos y responderlas.

Primero.
Temor acusado y persistente por una o más situaciones sociales o actuaciones en
público en las que el sujeto se ve expuesto a personas que no pertenecen al ámbito familiar
o a la posible evaluación por parte de los demás. El chico o la chica teme actuar o mostrar
respuestas de ansiedad que puedan ser evaluadas negativamente por los demás generando
para él o ella una situación que sea humillante o embarazosa.
1. Tengo temor cuando he de actuar en público ante personas que no son
conocidas.
2. Tengo temor a que los demás me evalúen y pueda sentirme ridículo/a, pasar
apuros por ello o sentirme humillado/a.
3. Se darán cuenta de que estoy muy nervioso/a.

1. Adaptados del DSM-IV-TR (APA, 2002).

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Segundo.
La exposición a las situaciones sociales temidas provoca casi siempre una respuesta
inmediata de ansiedad, que puede tomar la forma de una crisis de angustia situacional o
más o menos relacionada con una situación.
1. Cuando he de exponerme ante una situación social (hablar en público, iniciar
y mantener conversaciones, pedir algo a una persona con autoridad, etc.) me
pongo muy nervioso/a.
2. Siento que me va a dar un ataque de pánico si he de hablar ante los demás.

Tercero.
El chico o la chica reconoce que este temor es excesivo o irracional y no se
corresponde con las características objetivas de la situación.
1. Para mí, tener que hablar delante de muchas personas, dirigirme a personas
con autoridad, tener que conversar con personas a las que no conozco bien
me produce un miedo excesivo.
2. No debería ponerme tan nervioso/a en tales situaciones pero resulta superior
a mis fuerzas el solucionarlo.

Cuarto.
Las situaciones que potencialmente conllevan actuación o relación con otros o
ante otros se evitan o bien se experimentan con ansiedad o malestar intensos, o incluso
se pueden producir respuestas de escape.
1. Si he de hablar ante los demás intento evitarlo y si no puedo lo paso
horriblemente mal, me pongo muy nervioso/a.
2. Lo paso muy mal cuando sé que debo actuar o relacionarme con otros y sólo
de pensarlo que tuviera que hacerlo me dan ganas de salir huyendo.

Quinto.
Las respuestas de evitación, la anticipación ansiosa de todo lo negativo que puede
ocurrir, o el malestar que aparece en la(s) situación(es) social(es) que requieren relación(es)
con otros o actuación(es) en público temida(s) interfieren acusadamente el quehacer
cotidiano del chico o la chica, en el ámbito académicos, laboral o sociales, o bien producen
un malestar clínicamente significativo.
1. El nerviosismo que me produce tener actuar ante los demás pensando que me
pueden evaluar y sentirme ridículo hace que lo pase verdaderamente mal en
mis estudios, trabajo o vida diaria.

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2. Este problema hace que evite relacionarme con otras personas para evitar
situaciones sociales embarazosas.
3. No podría desarrollar algunos tipos de trabajo de relación social con los demás
debido a mi problema de ansiedad.

Sexto.
En los adolescentes (menores de 18 años) la duración del trastorno ha de prolongarse
como mínimo 6 meses.
1. Este miedo a las situaciones sociales lo vengo arrastrando desde hace ya seis
meses.

Séptimo.
La percepción de la situación como peligrosa (el miedo) o las respuestas de evitación
se presentan también cuando el chico o la chica no están bajos los efectos fisiológicos
directos de una sustancia (p. ej., drogas, fármacos) o de una enfermedad médica y no pueden
explicarse mejor por la presencia de otro trastorno mental (p. ej., trastorno de angustia con
o sin agorafobia, trastorno de ansiedad por separación, trastorno dismórfico corporal, un
trastorno generalizado del desarrollo o trastorno esquizoide de la personalidad).
1. Tener que hablar delante de personas desconocidas es una situación muy
peligrosa (de un miedo elevado) para mí.
2. Hay situaciones sociales en las que prefiero no pensar porque me resultan muy
temibles si tuviera que actuar ante los demás.

Octavo.
Si hay una enfermedad biomédica u otro trastorno del comportamiento o mental,
el temor descrito en el Criterio Primero no se relaciona con estos procesos (p. ej., el
miedo no es debido a la tartamudez, a los temblores de la enfermedad de Parkinson o a
la exhibición de conductas anormales relativas a la alimentación en la anorexia nerviosa
o en la bulimia nerviosa).
Finalmente, si el adolescente cumple los criterios para diagnosticar la existencia de
un trastorno de ansiedad social, la fobia social, se requiere además que se especifique si
ésta es específica o generalizada. Este último caso se corresponde con la presencia en el
chico o la chica de temores referidos a la mayoría de las situaciones sociales.
Con la lectura y las respuestas dadas a estos criterios e ítems ejemplificadores, el/
la lector/a ya podrá haberse formado una opinión objetiva sobre su posible trastorno de
fobia social. No obstante, para una análisis más pormenorizado puede autoaplicarse el
“Cuestionario para la autoevaluación de la fobia social” que se presenta a continuación

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para delimitar el grado de ansiedad, de temor, de evitación y de malestar psicológico que
cada una de las situaciones sociales puede producir en uno/a mismo/a.

1.1.2. Cuestionario para la autoevaluación de la fobia social


Este cuestionario está fundamentado en los criterios de la DSM-IV. Las preguntas
incluyen las situaciones sociales habituales en las que se puede sentir ansiedad, miedo,
evitarlas y sentir malestar psicológico. La lectura anterior de dichos criterios te habrá
ayudado a clarificar tu “idea” de fobia social y te permitirán afinar todavía más en cada
una de las situaciones sociales en las que te desenvuelves habitualmente.
Lee con atención cada una de ellas y responde sinceramente para que, en el caso
de que realmente lo necesites, puedas beneficiarte de las sesiones de aprendizaje en la
“Guía de autoayuda” que incluye este libro (DSM-IV).

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1.2.3. La interpretación de las respuestas
¿Cuándo podremos considerar calificar a nuestro comportamiento como fóbico
social? Se puede tener cierto temor o cierta ansiedad ante situaciones sociales que no son
habituales en nuestra vida diaria. Ello es perfectamente normal. Sin embargo, empezaremos
a considerar problemática esa ansiedad y el temor a las situaciones sociales cuando nos
cause importante malestar psicológico solamente el hecho de pensar que hemos de
afrontar algunas de dichas situaciones (asistir a fiestas o reuniones sociales, participar
en las actividades públicas de la clase, tener que hablar delante de los demás –ante un
público-, dirigirnos a personas desconocidas, hacer alguna actividad en público como
comer, usar aseos, escribir, leer... conversar con personas a las que conocemos poco, etc.)
y, todavía más, el hecho de tener que actuar o exponerse a dichas situaciones “in vivo”.
La clasificación que podemos establecer para determinar la existencia de fobia
social o no es la siguiente:

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• NO EXISTE FOBIA SOCIAL
-- Cuando se ha contestado NO a las preguntas del cuestionario
-- Cuando se ha contestado SÍ a alguna/s o muchas de las situaciones sociales
pero se ha contestado:
Ansiedad: ninguna o ligera.
Miedo: ninguno o ligero.
Evitación: nunca o raramente.
Influencia negativa: nada o ligeramente.
Malestar personal: nada o ligeramente.

• SÍ EXISTE FOBIA SOCIAL


Si se contesta afirmativamente a cada una de las cuatro preguntas generales
del cuestionario y se cuantifica como bastante, entonces podremos considerar como
preocupante el temor y la ansiedad manifestada.
La pregunta nº 4 está compuesta por 11 situaciones sociales en las que se ha
preguntado por el grado de ansiedad, miedo, evitación, influencia negativa y malestar
personal. En el caso de haber respondido afirmativamente, resulta necesaria la ayuda
psicológica cuando las respuestas han sido, como mínimo, las siguientes:
Ansiedad: moderada.
Miedo: moderado.
Evitación: a veces.
Influencia negativa: moderadamente.
Malestar personal: moderadamente.

Si llevas ya 6 meses padeciendo estas situaciones, entonces sí podemos hablar de


una fobia social que puede ser:
Habiendo situado las respuestas en torno a dichas categorías de la escala, resulta
recomendable la realización de las sesiones de aprendizaje propuestas en la guía de
autoayuda del libro DSM-IV.

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En el caso de que las respuestas en la escala se hayan situado en:
Ansiedad: intensa o muy intensa.
Miedo: intenso o muy intenso.
Evitación: con frecuencia o siempre.
Influencia negativa: mucho o muchísimo.
Malestar personal: mucho o muchísimo.

Entonces es recomendable la consulta a un profesional de la ayuda psicológica que


pueda atender mejor tu caso, habida cuenta que tu fobia social, es intensa y necesitas de
una guía experta que dirija los ejercicios que debes realizar para superar el temor que te
causa el hecho de sentirte evaluado o tener que actuar ante la presencia de los demás.

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