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Introducción
El trastorno infantil del sueño es un problema de salud pública que sin gozar aparentemente de
una elevada popularidad, sorprendentemente afecta de forma transitoria a un porcentaje muy
elevado de niños, que termina traduciéndose en alteraciones crónicas en lo que se estima un 30%
de la población infantil. Esto pone de manifiesto la gravedad del problema.
Aunque un diagnóstico temprano de cualquier enfermedad es clave, en esta etapa vital en la que
el cerebro está en pleno desarrollo, es aún más agravante, para poder evitar que consecuencias
leves a nivel curricular (rendimiento escolar y cefaleas) y/o emocional (cambios bruscos de
carácter, angustia…) puedan trascender y transformarse en graves, generando repercusiones
físicas que afecten al normal desarrollo psicológico del niño. Afortunadamente los tratamientos en
los trastornos infantiles son mucho más eficaces que en adultos y por ende no suelen provocar
grandes problemas.
Desarrollo
¿Cuáles son las causas que pueden provocar que un niño sufra trastorno del sueño?
Se pueden identificar dos tipos de causas; las denominadas “intrínsecas”: relacionadas con
problemas genéticos o físicos tales como la hiperactividad, los problemas respiratorios…y las
“extrínsecas”: relacionadas con problemas inducidos por un entorno familiar que inculca hábitos
no adecuados (falta de horarios, no habilitar un espacio cómodo para dormir, no controlar la
ingesta de estimulantes después del mediodía, asociación de irse a dormir con una forma de
castigo…) o que se encuentra desestructurado lo que podría provocar depresión y ansiedad en el
niño y un trastorno del sueño.
Si se identifica que el niño manifiesta alguna de las causas arriba mencionadas la historia clínica
será un buen punto de partida para determinar qué tipo de problema padece el niño. Así mismo se
podrá realizar un sencillo cuestionario básico (Pediatric Sleep Questionnaire_ traducido por Tomás
Vila et al 2007) constituido por cuatro preguntas:
a. Intrínsecas
c. Trastornos del ritmo circadiano: dificultades por parte del niño para conciliar el sueño en las
horas habituales, traduciéndose en incapacidad para despertarse en las horas convencionales.
a. Despertar
b. Transición sueño-vigilia
d. Otras:
i. Enuresis: micción involuntaria recurrente durante el sueño más allá de una edad
adecuada para controlar este acto.
ii. Ronquido primario: sonido respiratorio emitido por el paso de aire en la vía aérea alta,
aunque no causa somnolencia diurna, ni insomnio puede dificultar la correcta
conciliación y el efecto reparador del sueño asociado a algún problema respiratorio.
iii. Mioclonías benignas de la infancia: movimientos repetidos que se producen durante
el sueño; suelen ser bilaterales y masivos incluyendo grandes grupos musculares.
Tratamiento
Los trastornos del sueño se producen generalmente durante la lactancia y la primera infancia
siendo clave la colaboración activa de los padres que deben entender bien cuál es el problema,
cuáles han sido las causas que lo han provocado y las posibles consecuencias que podría sufrir el
niño en el caso de no tomar medidas.
En aquellos casos en los que el trastorno haya venido provocado por causas extrínsecas se
podrán aplicar dos tipos de medidas correctoras:
1. Formación a los padres con pautas a seguir para mejorar la calidad del sueño del niño.
Fuente:
2. Terapia familiar (en los casos más agudos) para identificar cuál es la raíz qué ha
provocado el trastorno del sueño (consecuencia de) y encontrar soluciones que puedan
solventar el desencadenante del problema.
En los casos en los que el trastorno haya venido provocado por causas intrínsecas (genética)
será necesaria la intervención médica (quirúrgica o farmacológica).
Conclusión
El sueño es un elemento clave en el proceso evolutivo del niño de ahí radica la importancia de que
los padres tomen conciencia de su papel y lo tengan en cuenta a la hora de educar y enseñar
hábitos sanos a sus hijos que tendrán un impacto positivo en el desarrollo personal del niño.