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AUGUSTO COMTE

Para- la traducción de esta obra se ha 'utilizado la


edición francesa de la Sociedad Positivista Internacio-
nal, con su división en partes, capítulos, subcaPitulos
DISCURSO SOBRE EL
y párrafos numerados.
IH,SPIZITUH POSITIV ,

Traducción del francés por It*


CONSUELO BERGES

Prólogo de "sk
ANTONIO RODRIGUEZ SCATP
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1/4.1

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Ifttit, LiGf

AGUILAR ARGENTINA
El título original de esta obra de
ISIDORE AUGUSTE FRANCOIS MARIE COMTE

DISCOU IC0.1904
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H-P72. SPRIV"PP,
y se pul:t icYpor-priríre-ii—vez en 1- 84•1'.:

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/* ED1CION EN ESTA BIBLIOTECA: AÑO 195'3

64 N'U-JON EN ESTA
BIBLIOTECA: AÑO 1971

ES PROPIEDAD
Queda Itedbo el depósito que marea la ley .
..\.;‹) 11.723
.0 1971 by Aguilar Argentina A. de Ediciones, Buenos Airea.

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11V1114 4 414/41114/111111.1111111.11-4

OBJETO DE ESTE DISCURSO PRIMERA PARTE

SUPERIORIDAD MENTAL DEL ESPIRITU


I. El conjunto de los conocimientos astronómicos, con- POSITIVO
siderado hasta ahora demasiado aisladamente, no debe
constituir en lo sucesivo sino uno de los elementos indis-
pensables de un nuevo sistema indivisible de filosofía CAPÍTULO PRIMERO
general, gradualmente preparado por el concurso espon-
táneo de todos los grandes trabajos científicos de los tres Ley de la evolución intelectual
últimos siglos y que hoy ha llegado ya a su verdadera de la Humanidad .
madurez abstracta. En virtud de esta íntima conexión, o ley de los tres estados
muy poco comprendida aún, no podría ser suficiente-
mente apreciada la naturaleza de este Tratado si este 2. Según esta doctrina fundamental todas nuestras es-
necesario preámbulo no fuera consagrado sobre todo a peculaciones, cualesquiera que sean, tienen que pasar su-
definir . convenientemente el verdadero espíritu funda- cesiva e inevitablemente, lo mismo en el individuo que
mental de esta filosofía, cuya instauración universal debe en la especie, por tres estados teóricos diferentes, que las
ser, •en el fondo, la finalidad esencial de tal enseñanza. denominaciones habituales de teológico,-metafísico y po-
Corno se distingue principalmente por una continua sitivo podrán calificar aquí suficientemente, al menos
preponderancia, a la. vez lógica y científica, del punto para aquellos que hayan entendido bien el verdadero
de vista histórico o social, para caracterizarla mejor, debo sentido general de as mismas. El primer estado, aunque
en primer término recordar sumariamente la gran ley indispensable por lo pronto en todos los aspectos, debe
que yo he establecido, en mi Sistema de filosofía positiva, ser 'concebido luego como puramente provisional y prepa-
sobre la completa evolución intelectual de la Humanidad; ratorio; el segundo, que no constituye en realidad más
ley a la que, por lo demás, tendrán que recurrir con que una modificación disolvente del primero, no tiene
frecuencia nuestros estudios astronómicos. nunCa 'más que un simple destino transitorio, para COTIT
12
SUME « EL. ENPIRITU POSITIVO •J
ducir gradualmente al tercero: es en éste, [Mico plena- bien el espíritu, puramente teológico, resultado del des-
mente normal, donde radica, en todos los géneros, el arrollo,- cada vez más sistemático de este estado primor-
régimen definitivo de la razón humana. dial, no hay que limitarse a considerarlo en su última
las.e, que termina, ante nuestros ojos, en los pueblos más
•avanzados, pero que no es, ni mucho menos,' la más ca-
racterística: 4,1,. indispensable echar una ojeada verdade- •••••••
ramente filosófica al conjunto de su marcha natural, a
Estado teológico o ficticio fin de apreciar su fundamental identidaa' bajo las tres
formas principales que le son sucesivamente propial
Ln Sil primera fase, necesariamente teológica, todas 4. La más inmediata y la más pronunciada constituye
nuestras especulaciones manifiestan espontáneaMente una aletichisnw propiamente dicho, ,Lpitsistente. sobre todo
predilección característica por las cuestiones más inso- en atribuir a todos los.cuerpos exteriores una vida.- esen-
lubles, por los temas más radicalmente inaccesibles a toda cialinente...análoga ..a. la nuestra, pero. casi siempre más
investigación decisi.u. Por un contraste que, en nuestros . enérgica, por su acción generalmente más poderow
días, debe parecer a primera vista inexplicable, pero que, adoración de los astros caracteriza el grado más elevado
en el fondo, está entonces en plena armonía con la ver- de esta 'primera fase teológica, que, al principio, difiere
dadera situación inicial de nuestra • inteligencia, ejt un apenas del estado mental en que se quedan los animales
tiempo en que la inteligencia humana está todavía— por: .superiores..Aunque esta primera .forma de la filosofía
debajo de los más sencillos problemas científicos, busca teológica se encuentra con evidencia en la historia intej
ésta ávidamente; y de una manera casi. exclusiva, el origen., lectual de todas nuestras sociedades, hoy ya no dominas
de todas las cosas, las (:ctusas esenciales, ya primeras, ya.. directamente más que en la menos numerosa de las.tres-
últimas, de los diversos, fenómenos que la impresionan,„ grandes razas que componen nuestra especie...
y su modo fundamental de producción: en una palabra, .5. En su segunda' tase esencial,' que constituj5e el ver-
los conocimientos absolut.A. Esta -necesidad primitiva se. daderojo/i,teísrr, demasiado a menudo confundido por
ve naturalmente satisfecha-, hasta donde lo exige situación los modernos con el estado precedente, el espíritu teoló-
tal, y en realidad hasta donde puede quedar nunca satiá- gico 4epresenta netamente la libre preponderancia espe-
fecha, por nuestra tendencia inicial a transportar a todo culativa de la imaginacUa, mientras que, hasta entones,
el tipo humano, asimilando toda clase de fenómenos a los habían prevalecido sobré todo en las teorías humanas el
que nosotrOs mismos producimos, y que, como. tal" .co- instinto y el sentimiento..La filoSoffa inicial experimenta
mienzan por parecernos bastante conocidos, según la in- aquí la más profunda transformación que pueda regis-
tuición inmediata que los acompaña. Para comprender trarse en el conjunto de su destino real, en el sentido de
DISCURSO SOBRE EL ESPÍRITU POSITIVO 45
44 COMTE •
que al fin se retira la vida a los objetos materiales, pata paciones personales oponen hoy un obstáculo demasiado
ser misteriosamente trasladada a diversos seres ficticios, frecuente a su justa apreciación, por falta de una compa-
habitualmente Invisibles, cuya activa y continua interven- ración bastante racional y bastante imparcial con los dos
ción pasa a ser la fuente directa•de todos los fenómenos modos precedentes. .
exteriores, e incluso, luego, de los fenómenos humarus. 7. Por imperfecta que deba parecer actualmenteseme-
....
En esta fase característica, Mal apreciada hoy, és princi- jante Manera de filosofar, importa mucho relackonarin-
palmente donde hay que estudiar, como hay que estudiar disolublemente el estado actual del espíritu humano con
el espíritu teológico, que se desarrolla en ella con una . el conjunto de sus estados anteriores, reconociendo con-
plenitud y una homogeneidad ulteriormente imposibles; venientemente que debió ser durante Mucho tiempo tan
este período es, en todos los aspectos, el de su más grande indispensable como inevitable. Limitándonos aquí a la"
ascendiente, a la vez mental y social. La mayoría 'de nues- simple apreciación intelectual; sería ahora superfluo in-
tra especie no ha salido aún de tal estado, que persiste 1 sistir sobre la tendencia involuntaria que, incluso. hoy,
hoy en la más numerosa de las tres razas humanas, además ' nos lleva a' todos sin duda a las explicaciones esencial-
de en la parte más adelantada de la raja negra y en la mente teológicas; tan pronto como queremos descubrir
menos avanzada de la raza blanca. ,• directamente el misterio inaccesible' del modo .fundamen-
O-. En la tercera fase teológica, d. .inonoteísma propia, tal de producción. de cualquier fenómeno y, sobre todo,
mente dicho, comienza la inevitable declinación de la de aquellos .cuyas leyes reales ignoramos todavía. Los
filosofía inicial, que, aunque conserva durante mucho . más eminentes pensadores pueden comprobar su propia
tiempo una gran iryuencia social, si bien ..más aparente 1, disposición natural al más ingenuo fetichismo, cuando
que efectiva, sufre desde entonces una rápida decadencia . esta ignorancia se encuentra momentáneamente combi-
5 nada, con alguna pasión acentuada. De suerte que, si to-

trir
.11
intelectual, por una consecuencia espontánea de esa sim-
plificación característica, én la que razón viene a yes-
c2gir cada vez más el dominio anterior __ de la imagina-
I das las explicaciones teológicas han caído, en los -mo-
dernos occidentales, en un abandono cre6ente y decisivo,
crón dejando graa-ualmente desarrollarse el sentimiento es únicamente porque las Misteriosas indagaciones que
universal, hasta entonces casi -insignificante, de la suje- esas explicationes 'consideraban han sido cada vez más
ción necesaria de todos los fenómenos naturales a leyes *desechadas como radicalmente inaccesibles a nuestra in-
invariables Bajo formas muy diversas,, y hasta radical- teligencia, que se ha ido habituando a sustituirlas irrevo--.
mente inconciliables, este modo extremo del régimen pre- cablerne-nte por estudios más eficaces y más en armonía
liminar persiste aún, con una energía muy desigual, en con nuestras verdaderas necesidades. Hasta en una época
la inmensa mayoría de la raza blanca; pero, aunque sea en que prevaleció el verdadero espíritu filosófico respecto
así de una observación más fácil, estas mismas preocu- de los fenómenos más simples y en una cuestión tan.fácil
..16 COMTE • D'INCURSO SOBRE EL ESPÍRITU Posrrivo .17

como la teoría elemental del choque, el memorable ejem- mente secundada por la predilección originaria de la
plo de Malebranche recordará siempre la necesidad de inteligencia humana por las cuestiones insolubles que
recurrir a la intervención directa y permanente de una perseguía especialmente aquella filosofía primitiva. No
acción sobrenatural, cada vez que se intente llegar a la podemos medir nuestras fuerzas mentales, y, por tanto,
causa primera de un hecho cualquiera. Pero, por otra circunscribir razonablemente el destino de las • mismas.
parte, tales tentativas, por muy pueriles que parezcan, sino después de haberlas ejercitado suficientemente. .Aho-
justamente, hoy, constituyen sin duda el único medio de ra bien: este Indispensable ejercicio no podía ser deter-
determinar el afán continuo de las especulaciones. huma- minado, sobre todo en las facultades más débiles de nues-
nas. liberando espontáneamente nuestra inteligencia del tra naturaleza, sin el enérgico estímulo inherente a tales
circulo en extremo vicioso- en • qu-e. al principio se ve estudios, en los que tantas inteligencias mal cultivadas
necesariamente encerrada por la oposición radical de dos persisten todavía en buscar la .más rápida y completa so-
condiciones igualmente imperiosas. Pues Si los modernos lución de . las cuestiones directarnente usuales. Hasta ha
han tenido que proclamar la imposibilidad de fundar sido precisodurante mucho tiempo, para vencer suficien-
ninguna teoría sólida sin un suficiente concurso de obser- tei»ente nuestra.. nativa - inercia,. recurrir también a. las
vaciones convenientes, no es menos incontestable que el poderosas ilusiones que suscitaba espontáneamente tal
espíritu humano "no podría nunca combinar, ni siquiera filosofía: sobre el poder casi indefinido del hombre _para
recoger, esos indispensables materiales, sin estar siempre modificar a su gusto un Mundo que se concebía entonces
dirigido por algunos principios especulativos previamente como esencialmente ordenado para su uso, y que ninguna
*establecidos. Así, • estas concepciones primordiales sólo gran ley podía aún sustraer a la arbitraria supremacía
pueden, evidentemente, resultar de una filosofía exenta, de las influencias sobrenaturales. Apenas hace tres siglos
por su naturaleza, de toda larga preparación, y suscepti- que, en. lo más selecto de la humanidad, las esperanzas
ble, en una palabra, de surgir espontáneamente, merced _ astrológicas y alquímicas, último vestigio científico de
al único impulso de un instinto directo, por muy qui- aquel espíritu primordial, han dejado realmente de servir
méricas que hubieran de ser, por lo demás, especulacio- a la acumulación diaria de las observaciones correspon-
nes así desprovistas de todo fundamento real. Tal es el dientes, como. lo han indicado respectivamente Kepler y
afortunado privilegio de los principios teológicos, sin
cuales se debe asegurar cine nuestra inteligencia no podia; 8. El concurso decisivo de estos: diversos motivos in-
salir nunca dc su torpeza inicial, y que son los únicol telectuale's quedaría, además, poderosamente demostrado
(pie, dirigiendo su actividad especulativa, han podido per- si la naturaleza de este Tratado me permitiera señalar
mitir la preparación gradual de un mejor orden lógico. en él suficientemente la irresistible influencia (le las altas
Esta aptitud fundamental fue, por lo demás, poderosa- necesidades sociales, que he Valorado convenientemente
.9'Itt tt lit ttlitYtti t ttttlti4114- 1M-•

48 colvíTE DISCURSO SOBRE EL. ESPÍRITU POSITIVO . 49


en la obra fundamental mencionada al comienzo de este
Discurso. Se puede, por" lo pronto, demostrar así plena- '
mente cómo el espíritu teológico tuvo que ser, durante
mucho tiempo, indispensable para la combinación per- .,... : 'Estado
..i..... ffiltafisico.• o abstraciw
manente de las ideas morales y políticas, más especial- -
mente aún Tre para la de /todas las demás, bien por su 9. Por muy sumarias cine hayan sido aquí estas ex-
mayor complicación, bien porque los fenómenos corres- pliCaciones generales sobre la .naturaleza provisional y
pondientes, primitivamente demasiado poco pronuncia- el destino preparatorio de la única 'filosofía que .con-
dos, no podían adquirir un desarrollo característico sino viniera realmente á la infancia de la Humanidad,- bastan
después de un avance muy prolongado de la civilización para darse cuenta de que ese régimen inicial difiere de-
humana. Es una extrafía inconsecuencia, apenas discul- masiado profundamente, en todos los- aspectos, del que
pable por la tendencia ciegamente crítica de nuestro tiem- corresponde, como veremos, a la virilidad, mental,: para
po, reconocer; en cuanto a los antiguos, la imposibilidad • que el tránsito gradual de uno a otro pudiera operarse,..
de filosofar, sobre los temas más sencillos de otro modo .lo mismo en el individuo que en la especie, sin la - asis-
que siguiendo la manera teológica, y desconocer no obs- tencia creciente de una especie de filosofía intermedia,
tante, sobre todo en los politeístas, la insuperable nece-• • esencialmente limitada ,a éste menester transitorio. Tal es
sidad de un régimen análógo con respecto...a las. especu- .la participación especial del estado metafísico. propiamen-
laciones sociales. Pero o preciso también jiarse cuenta, te dicho en la evolución • fundamental. de nuestra inteli-
aunque yo no pueda demostrarlo aquí, de que esa filo-. .gencia, que, mal avenida con todo cambio brusco, puede •
sofía inicial ha sido tan necesaria a los primeros pasos' así elevarse casi insensiblemente del estada puramente
de nuestra sociabilidad como a los de nuestra inteligen-, • teológico 'al estado francamente' positivo, .aunque esta si-
CiP., bien para establecer primitivamente algunas doctrinas: 1' . tuación equíVoca -esté, en el . fondo., mucho más cerca del
comunes, sin las cuales el vínculo social no hubiera po- primero que' del 'último. .1,as especulaciones dominantes
dido adquirir ni extensión ni consistencia, bien suscitan- han conservado aquí e1mismo esencial carácter de ten-
do espontáneamente la única autoridad espiritual que 1 dencia habitual a los conocimientos . absolutos: sólo la
entonces pudiera surgly. solución ha sufrido una transformación notable,' propia .
para facilitar la marcha de las Ideas.. positivas. En reali-
dad, tia metafísica, cor ..z.illiuulip4a, tigu jsárizauáljzi41
eli4.12..., r a ri_ r eza lailLn a de los seres; eli. j2Ij
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50 COMTE DISCURSO SOBRE EL 'ESPÍRITU POSITIVO 51
los • _entes jobrenaturales 2.....roniamente dichos, los reem- en todos . los géneros, caracteriza 'habitualmente al espí-
jiw..a(: a vez—Trill—por • isITTFEtidciciars"er abstracciones ritu metafísico, • incluso en 'sus órganos más eminentes. -
as u.11vrdaderai ""irrite carinarrsTico, Un orden de concepciones tan flexible, quie no tiene . en
122_rermitido a . meriu 0 nr-r-nn el nom e
77
modo alguno la consistencia propia, durante tanto tiem-
(37.77M es muy fáci examinar rárranera e 1- po, del sistema teológico, .debe, por Otra parte, llegar mu-
loso -ar, que, preponderante todavía para los fenómenos cho más rápidamente a la unidad correspondiente, por
más .complicados, presenta continuamente, . hasta en las la gradual subordinación de las diversas entidades particu-
teorías más simples y-menos atrasadas, tantas huellas apre- lares a una sola entidad, general', la Naturaleza, desti-
dables de su largo dominio 1. La: eficacia histórica de nada a. determinar el débil equivalente metafísico de la
estas entidades resulta directamente de su carácter equí-. vaga correlación . universal que resulta .del monoteísmo.
voto, ya que, en cada uno de estos seres hietafískos, inhe- 10. Para comprender mejor, sobre todo en nuestros
rente al cuerpo correspondiente sin ,confundirse Con él, días, la eficacia histórica de tal aparato_filosigico„.con-__
el espíritu . puede, a voluntad, según que esté más cerca yjelle,..1:ecpppppr.,1111q, por su naturaleza,. sólo esespontá- :
del estado teológico o del estado positivo, ver una verda- neamente .capaz .de una simple actividad crítica o disol- •-
dera emanación del poder sobrenatural o bien una sim- vente,› ..inciiiso mental, y, con mayor razón, soeial, sin, que. ;
ple denominación abstracta del fenómeno considerado. pueda ,nunca' organizar . nada que le sea propio.. Radical-
_Entonces la no es la pura imaginación quien domina, ni mente inconsecuente, este espíritu equívoco conserva todos'
es todavía la verdadera observación, sino que interviene los principios fundamentales del sistema • teológico, pero
en gran medida el razonamiento y se prepara confusa- restándoles cada vez más el vigor y Ja fijeza indispensa-
mente al .ejercicio verdaderamente científico. Hay que bles a Su autoridad efectiva; y en semejante alteración
observar, además, que su parte especulativa se encuentra consiste en realidad, en todos los aspectos, su principal'
aquí al principio muy exagerada, a causa de esa obsti- utilidad pasajera, cuando el régimen antiguo, progresivo
nada tendencia a argumentar en vez de observar que, durante mucho tiempo .para -el conjunto de la evolución
humana, llega inevitablemente a ese . grado de prolon-
1. Casi todas las explicaciones habituales relativas a los fenómenos gación abusiva en que tiende a. perpetuar indefinida-
sociales, la mayor parte de las concernientes al hombre intelectual
•)./ moral, una gran parte de nuestras teorías psicológicas o médi- mente el estado de infancia que, en un principio, había
cas, e incluso varias teorías químicas, etcétera, recuerdan aún direc- dirigidó tan felizmente. La metafísica no es, pues, en el
tamente la extraña manera de filosofar tan graciosamente' caracte- Tundo,' más que una especie de teología gradualmente
rizada por lqóiiére, Sin ningtítia'graVe'eYtágeracinkwit tifintrose, por
Vjelnplo, a la virtud "dormitiva" del opio, confornit'a la 'revolución 1 debilitada por simplificaciones disolventes, que le quitan,
decisiva. que Descartes acababa. de producir en todo el régimen-de espontáneaMente el poder directo de impedir el desarrollo •
las :en tid a d es.. especial de las concepciones positivas, aunqu e dejándole
52 COMTE DISCURSO SOBRE :ESPIRITU POSITIVO 53

la aptitud provisional para mantener un cierto ejercido Particular, debía dejar espontáneamente en su lugar al-
indispensable del espíritu de generalización, hasta que guna entidad correspondiente. No obstante, como esta
pueda por fin recibir mejor sustento. Por su carácter primera revolución teológica no pudo entonces dar lugar
contradictorio, el régimen metafísico u ontológico se en- a ninguna verdadera discusión, la intervención continua
cuentra siempre en esa inevitable alternativa de tender del espíritu ontológico no comenzó a devenir plenamente
a una vana restauración def estado teológico para satis- característica hasta la revolución siguiente, por la reduc-
• facer las. condiciones del orden, o impulsar a una sima- ción .del politeísmo a monoteísmo, cuyo órgano natural
•ción puramente negativa a .fin.de librarse del dominio hubo de ser. Su creciente influencia debía parecer orgá-
• opresor de la teología. Esta Okilación necesaria, que nica al principio, Mientras permaneció subordinada al
ahora ya se observa solamente en relación con las más impulso teológico; pero luego, su naturaleza esencialmente
difíciles 'teorías, existió antes incluso en lo relativo a las disolvente debió' manifestarse cada vez más, cuando in-
.más simples, mientras duró su edad metafísica, en virtud tentó gradualmente llevar la simplificación de la teología
de la impotencia .orgániCa propia siempre de semejante • más allá del. monoteísmo vulgar, que constituía,..necesa-
manera de filosofar. Se puede asegurar que, si la razón riamente, la fase extrema verdaderamente posible de la
pública no la hubiera eliminado hace mucho tiempo por filosofía inicial. De esta manera durante los cinco últi-
ciertas razones .fundamentales, .subsistirían todavía esen- mos siglos, el espíritu .metafísico ..ha_ secundado .negativa-
._cialmente las insensatas dudas que suscitó hace veinte mente el desarrollo fundamental de nuestra filosofía mo-
siglos sobre la existencia de los cuerpos exteriores, pues .derna, descomponiendo poco a poco el sistema teológico,
nunca las disipó con ninguna argumentación decisiva. 'que se había hecho .finalmente retrógrado, desde que, a
Puede, pues, considerarse finalmente el estado metafísico finales de la Edad Media, quedó esencialmente agotada la
,como una .especie 'de. enfermedad crónica inherente por eficacia social del régimen monoteísta— Desgraciadamen-
naturalezá a nuestra evólución mental, individual o co- te, la acción excesivamente prolongada de las concepcio-
lectiva, entre la infancia y la virilidad. nes ontológicas,, después de haber cumplido en cada gé•
//. Corno las especulaciones históricas no se remontan nero ese cometido indispensable pero transitorio, hubi
casi nunca, en los modernos, más allá de los tiempos de tender a impedir también cualquier otra organizaciót
politeístas, el espíritu metafísico debe parecer casi tan real del sistema especulativo; de suerte que el obstácult
antiguo corno el mismo espíritu teológico, puesto que ha más peligroso para la instauración final de una verdadera
presidido necesariamente, aunque de una manera implí- filosofía proviene hoy, en realidad,de ese mismo espíritu
cita, la transformación primitiva del fetichismó en po- cine con frecuencia. se abroga todavía e.1 privilegio casi
liteísmo, a fin de suplir ya la activi'dad puramente sobre- exclnsivo de las meditaciones filosóficas.
natural que, retirada así direciatrIenie de cada cuerpo
DISCURSO SOBRE EL Esmarro Po'sruvo ' 55
54 COMTE
hechos, sólo que más _generales y abstractos que aquellos
a los que deben servir de vínculo. Por otra parte, cual-
quiera que sea el modo, racional o experimental, de pro- •
E.stado positivo o real ceder a...su descubrimiento, su eficacia científica resulta
•exclpsivamente de su conlormidad, directa o indirecta,
con los fenómenos observados. La pura. imaginación .pier-
19CARACTER PRINCIPAL: LA LEY O SUBORDINACIÓN
CONSTANTE DE LA IMAGINACIÓN A LA OBSERVACIÓN •
de así , irrevoeablemente su .antigua supremacía mental,
y_se. _s_nbordina necesariamente a la observación, constan-
12. Esta larga sucesión de preámbulos necesariós con- yendii -tin estado lógieo Plenamente normal, sin dejar no
duce al fin nuestra inteligencia, gradualmente emanci- obstante de ejercer, en las especulaciones positivas, un
oficio tan capital como inagotable, para crear o perfec-
pada,',a su estado definitivo de positividad racional, que
debe quedar aquí caracterizada de una manera más espe- cionar los medios de relación, bien definitiva, bien pro-
cial que .los dos estados preliminares. Un vez que tales visional:f:En una palabra, la revolución fundamental que
suagAriza la virilidad de nuestra inteligencia consiste
'ejercicios preparatorios - han comprobado la inanidad
radical de las explicaciones vagas y arbitrarías propias de esencialmente en sustituir en todo la inaccesible determi-
la filosofía inicial, sea teológica, sea metafísica, el espíritu .nación - de las causas propiamente dichas,por la simple
humano renuncia en lo sucesivo a las indagaciones abso- arérignaeión de las leyes, o sea de kW relaciones eons-
tantes'que existen entre ros fenómenos Observado -Trá-
lutas que no convenían Más que a su -' infancia, y cir-
cunscribe sus esfuerzos al dominio, a partir de entonces
tese de los menores o de los más sublimes .efectos, del 1
rápidamente progresivo, dé la verdadera observación, úni-
choque y del peso lo mismo qué del pensamiento y de la
moralidad, nosotros no podemos conocer verdaderamente 1
ca base posible de los conocimientos Verdaderamente acce-
más que las di'versa' relaciones mutuas propias de su
sibles, razonablemente adaptados a nuestras necesidades.
cumplimiento, sin penetrar nunca en el 'misterio de su
realesi.La lógica especulativa había consistido hasta en-
producción.
tonces. en razonar, de una . manera más o menos sutil,
sobre principios confusos, que, careciendo de toda prueba
suficiente, suscitaban siempre debates sin fin.-'En lo suce-
29 NATURALEZA RELATIVA DEL Eseíarru POSITIVO 4
sivo, la lógica reconoce 'corno regla fundamental" que toda
proposición que no es.. estrictamentereducible al simple 1
enunciado, de un hecho; particular o general, no puede 13. 1\16 ° sólo nuestras investigaciones positivas deben
esencialmente reducirse, en todo, a la apreciación siste-
tener ningún sentido real e inteligible::•' Los principios
mismos que emplea no son a su vez más que verdaderos mátiea de lo que es, renunciando a descubrir su origen 1
56, o 11,1 T 1-1 . • ••
DISCURSO SOBRE El. .1...SPIRITU POSITIVO 57

primero- y su." destino final, sino qué intporta además través de la cual observamos los cuerpos celestes fuera
darse .cuenta de que este estudio de los fenómenos, lejos siempre y por todas partes nebulosa. Todo el curso de
• de poder llegar en modo alguno a ser absoluto, debe ser
este Tratado nos ofrecerá frecuentes ocasiones de apre-
siempre relativo a nuestra organización y a nuestra Si-
ciar espontáneamente, de la manera menos equívoca, esa
tuación. Reconociendo, en este doble aspecto, la irriper- íntima dependencia en que el conjunto de nuestras con-
lección necesaria • de nuestros diversos medios especulan.- t.
diciones propias, tanto interiores como exterióres, man-
vos, se ;ve que, lejos dé poder estudiar:completamente-1 tiene a cada uno de nuestros estudios positivos.
ninguna existencia .éfectiva, no podríamos. garantizar en 1 14. Para caracterizar en la medida necesaria esta, na-
modo alguno la posibilidad l» comprobar también, ni .j.
turaleza forzosamente. relativa•de todos nuestros conoci-
siquiera muy superficialmente, todas las existencias rea- : mientos reales, hay que darse cuenta también, desde el
les,. cuya mayor parte debemos quizá desconocer total- . punto de vista más filosófico, de .que, si. nuestras misinas
mente. Si la pérdida de un sentido importante, basta para • concepciones, cualesquiera que sean, 'deben Ser coriside,
ocultarnos radicalmente un orden entero de fenómenos I. radas torno otros tantos fenómenos humanos, tales fenó-
naturales, tenemos todas las razones para pensar que,. '
menos no son simplemente individuales, sino también y
recíprocamente, •la adquisición de un sentido nuevo nos . sobre todo sociales, puesto que resultan en realidad de
descubriría una clase de hechos de los que actualmente 'Una evolución colectiva y continua, en la que todos los .
no tenemos -la menor idea, a menos de creer que la diver.- '
elemenlos y todas las fases están esencialmente conexas.
sidad de los sentidos, tan diferente entre los principales ... De modo que, si, en el primer aspecto,. se reconoce que;
tipos de animalidad, ha llegado en nuestro organismo al nuestras especulaciones deben siempre depender de- las
. más alto grado que p ..!da existir la exploración total del diversas condiciones de nuestra existencia -individual, en.'
nreado•exterior, suposición evidentemente gratitita 'y casi .. el segundo hay, que admitir igualmente que no están
ridícula.- Ninguna ciencia puede poner de manifiesto .'
. mejor que la astronomía La a naturaleza . necesariamente .. menos Aubardinadas al conjunto de la progresión social,.
no pudiendo tener nunca esa 'fijeza absoluta que los me- ,/
'relativa de todos nuestros conocimientos reales, •puesto
tafísicos han supuesto. Ahora bien:/' la ley general del
que, al no poder realizarse la investigación de los. fen67 ,
movimiento fundamental de la Humanidad consiste, a.
menos más que con un solo' sentido, es muy-fácil apreciar .
este respecto, en que nuestras teorías- tienden cada vez
las consecuencias especulativas de su supresióri":o de su.
más a representar exactamente los objetos exteriores de
*simple alteración. Para una especie ciega, por muy in-
nuestras constantes investigaciones, pero sin que pueda,
teligente que la supusiéramos, no podría existir ninguna en ningún caso, ser.plenamente apreciada. la verdadera
astronomía, ni tratándose -de astras oscuros, que son
constitución de cada uno de ellos,. debiendo limitarse la
quizá los más numerosos, ni siquiera si la atmósfera a :
perfección -científica a aproximarse a este límite ideal
COMTE
• • DISCURSO SOBRE EL ESPIRITU POWTIVO
hasta donde lo exigen nuestras diversas necesidades rea-.
lesA,Este segundo género de dependencia, propio de lás J. que no podría ofrecer •más mérito esencial que el de
espeéulaciones positivas, se manifiesta tan Claramente co- la exactitud parcial, importa; pues, darse bien cuenta de
mo el primero en el curso entero de los estudios astronó- que el verdadero espíritu positivo está, en el fondo, tan
micos, considerando, por ejemplo, la serie de las, nociones, lejos del empirismo *como del misticismo; es entre éstas
cada vez más satisfactorias, obtenidas desde, el origen de dos aberraciones, igualmente funestas, por donde debe
la geometría celeste, sobre la figura de la Tierra, sobre . sienipre caminar: la necesidad de tal reserva dontinua,
la forma de las órbitas planetarias„ etcétera. Así,- pues, tan difícil como importante, bastaría por lo demás para
aunque por una parte las doctrinas científicas sean ne- comprobar conforme a nuestras explicaciones iniciales,
-
cesariamente de tina naturaleza bastante variable. como hasta qué punto debe ser 'maduramente preparada la
para obligarnos a desechar toda aspiración a lo absoluto, positividad, para que no pueda en modo alguno convenir •
'Ñus variaciones graduales no presentan, por otra parte, al estado naciente de la Humanidad. En estas leyes de
ningún carácter arbitrario que. pueda motivar un excep- los fenónienos consiste realmente la ciencia, para. la
kis- hechos propiamente dichos, por muy exactos que
ticismo todavía más peligroso; cada cambio sucesivo con- y nume-
serva, por lo demás, espontáneamente, en las teorías co- rosos que pudieran ser, no significan jamás otra cosa que
rrespondientes una aptitud indefinida para.- representar materiales indispensables. Ahora bien: considerando el
los fenómenos que les han servido de base, al menos destino constante de estas leyes, se puede decir, sin nin-
mientras no se tenga que rebasar el grado primitivo de. guna exageración, que la verdadera ciencia, lejos de estar -
precisión efectiva. formada de simples observaciones, tiende siempre a dis-
pensar, en lo posible, de la exploración directa, sustitu-
yendo ésta por .esa previsión racional que constituye, en ;
todos los aspectos, el carácter principal del espíritu posi-
DESTINO DE LAS LEVES POSITIVAS: PREVISIÓN
tivo, como nos lo hará ver' claramente el conjunto de los, 1
RACIONAL
estudios astronómicos. Una previsión tal, consecuencia\ 4
15 Desde que la subordinación constante de la ima- necesaria de las relaciones constantes descubiertas entre'.1,.,
•los_ fenómenos, no permitirá nunca confundir la ciencia \
gi a la observación ha sido unánimemente recono- real con esa vana erudición que acumula inútilmente
cida como la primera condición fundamental de toda 4
sana especulación científica, una viciosa interpretación hechos sin aspirar a deducir unos de otros. Este gran
ha llevado con frecuencia a abusar mucho de éste gran atributo de. todas nuestras sanas especulaciones es tan
'principio lógico, para hacer degenerar la ciencia real en importante para su utilidad efectiva como para su propia 4
, una especie de estéril acumulación de hechos incoheren- dignidad; pues la exploración -directa de los fenómenos
cumplidos riO'l bastaría para permitirnos modificar su
COMTE DISCURSO SOBRE EL ESPIRITU POSITIVO 61

cumplimiento si no nos condujera a preverlo convenien- ploración exterior, 'que nos indique previamente la inva-
temente. : De suerte que el verdadero espíritu • positivo riabilidad de las relaciones físicas, sino que, por el
,consiste, sobre lodo, en ver para prever, en estudiar lo contrario, es indudable que el espíritu humano tiene',
*que es para deducir lo que será, segírn el dogma general durante su larga infancia, una inclinación. •muy viva a
de. la invariabilidad de las leyes naturales 1*. desconocerla., incluso allí dónde una: observación impar-
cial la ,pondría ya de manifiesto si su tendencia necesaria
no le- llevara a atribuir todos los hechos, cualesquiera .que
49. EXTENSIÓN • UNIVERSAL DEL DOGMA FUNDAMENTAL sean, y sobre todo los más importantes, a voluntades ar-
DE LA INVARIABILIDAD DE LAS LEYES NATURÁLES • bitrarias. En cada orden de 'fenómenos hay, sin duda,
algunos lo bastante simples y lo bastante familiares para
16. Este principio fundamental de toda la filosofía que su observación espontánea haya sugerido siempre el
positiva, sin que abarque todavía suficientemente; ni mu- sentimiento confuso • e incoherente dé una cierta regula-
cho menos, la totalidad •de los fenómenos, comienza pot ridad secundaria; de suerte que el punto de vista pura- .
- fortuna, desde hace tres siglos, a ser tan familiar, que, mente teológico no ha podido nunca ser rigurosamente
por causa .de los hábitos absolutos anteriormente arraiga- universal. Pero esta cOnvicción parcial y precaria, se limi-
dos, se ha .desconocido siempre hasta ahora su verdadera ta, durante mucho tiempo, a los fenómenos menos nume-
fuente, esforzándose, con una vana y confusa argurrien- rosos y más subalternos, sin . poder siquiera preservarlos
tación metafísica, en representar como una especie de entonces 'de las frecuentes alteraciones atribuidas a la
noción innata, o al menos primitiva, lo que en realidad intervención preponderante de los agentes sobrenatura-
no ha podido resultar sino de una lenta inducción gra- les. El principio de la invariabilidad de las leyes natura-
dual, colectiva é individual a la vez. No solamente no les sólo comenzó realmente a adquirir alguna consistencia
hay pingún motivo racional, independiente de toda ex- filosófica cuando los primeros trabajos verdaderamente
j• Sobre esta apreciación general del espíritu y de la marcha científicos pudieron poner de manifiesto su exactitud
propios del método positivo, se puede estudiar, 'con mucho fruto: esencial en un orden entero de grandes. fenómenos; y
Itk. preciosa obra titulada: "A system of logic, ratiocinative and
inductive", recientemente publicada en Londres (ed. John Parker, esto :sólo podía resultar suficientemente de la fundaCión
West• •Strand, 1843), pür mi eminente amigo M. John Stuart Mill, de la astronomía matemática durante los n'Itimos siglos
tan plenamente asociado en lo sucesivo a la fundación directa de 'del politeísmo. Partiendo de esta introducción sistemá-
la • nueva filosofía. Los siete • últimos capítulos del tomo primero tica, esté orden fundamental ha .tendido, sin, duda, a
contienen una admirable exposición dogmáltica, tan profunda como
luminosa, de la lógica inductiva, -que, me atrevo a asegurarlo, no extenderse, por analogía, a los fenómenos más compli-
podrá nunca concebirse ni caracterizarse nielor desde el punto de vista cados, incluso antes de que pudieran. conocerse sus leyes
en que el autor se ha situado. propias. Pero, aparte su esterilidad efectiva, esta vaga
62 cOTE
.anticipación lógica tenía entonces demasiado- poca ener-
gía para resistir convenientemente a la activa supremacía
mental que aún conservaban las ilusiones teologicometa-
físicas. Luego, fue indispensable un.. primer esbozo 'espe-
cial de las leyes naturales en cada orden principal de
fenómenos para dar a tal noción esa fuerza inconmovible
que comienza a presentar en las ciencias más avanzadas. CAPÍTULO II
Esta convicción no podía llegar a ser lo bastante firme
mientras no se ha extendido semejante elaboración a to- Destino del espíritu positivo
das las especulaciones fundamentales, pues la incertidum-
bre que dejaban las más complicadas tenía que afectar 17. Después de haber considerado el espíritu positivo
más . o menos a. todas las demás. Esta tenebrosa reacción en relación .con los objetos exteriores de nuestras especu-
resulta evidente, incluso hoy, cuando, por la ignorancia laciones, es preciso acabar de caracterizarlo explicando
todavía habitual de las leyes sociológicas, el principio de también su destino interior, para la satisfaccióni continua
la invariabilidad de las leyes físicas permanece aún suje- de nuestras. propias necesidades, lo mismo las concer-
to a graves alteraciones, hasta en los estudios puramente nientes a la - vida contemplativa que a la vida activa.
matemáticos, en los que vemos, por ejemplo, preconizar
cada día un. supuesto cálculo de probabilidades que
supone implícitamente la 'ausencia de toda ley real con
respecto a ciértos acontecimientos, sobre todo cuando en
ellos Interviene el hombre. Pero cuando, por fin, queda Constitución coinpleta y estable de la armonía mental,
.:suficientemente esbozada esa extensión universal, con- individual y colectiva: todo en relación
dición ahora cumplida en las mentes más avanzadas, este a la Humanidad
gran .principio filosófico adquiere inmediatamente una
plenitud decisiva, aunque hayan de permanecer igno- 18. Aunque las necesidades puramente mentales sean
radas durante mucho tiempo aún las leyes efectivas de sin duda las menos enérgicas de todas las inherentes á
la mayor parte de los casos particulares; porque una irre- nuestra naturaleza, su existencia directa y permanente es,
sistible analogía aplica entonces a todos los fenómenos sin embargo, indiscutible en todas las .inteligencias: cons-
de cada orden lo que sólo para algunos, de ellos ha sido tituyen el primer estimulo indispensable á nuestros di-
comprobado, con tal de que tengan una importancia versos 'esfuerzos filosóficos, con demasiada frecuencia
considerable. atribuidos sobre todo a los itnpuls.os prácticos, que cier,.
64 C. O M T 'E DISCURSO SOBRE EL ESPÍRITU POSITIVO 65

• tamente los desarrollan mucho, pero que no podrían de relaciones contribuyen igualmente a explicar los fe-
:originarios. Estas exigencias intelectuales, relativas, como nómenos, y llevan parejamente a preverlos, aunque
todas las demás, al. ejercicio regular de las funciones :.leyes. de la armonía parezcan destinadas wbre todo a la •
correspondientes,. requieren siempre . una •feliz combina- explicación, y las leyes de sucesión, a la previsión. En
ción de estabilidad y de actividad, de dónde resultan las realidad, trátese de explicar o de prever, todo se reduce
necesidades simultáneas de orden y de progreso, o. de siempre a relacionar: toda relación real, sea estática o
correlación y de extensión. Durante la larga infancia de dinámica, destubierta entre dos fenómenos cualesquiera,
la Humanidad, solamente los conceptos .teológicos meta- permite á la vez explicarlos y preverlos uno después de
físicos podían, según nuestras- .explicaciones anteriores, otro, dado que la previsión.. científica corresponde evi-
cumplir provisionalmente esta doble condición funda- dentemente al presente, e incluso al pasado, tanto como
mental, aunque de. una manera sumamente imperfecta. al ,futuro, puesto que consiste en conocer un hecho inde- -
Pera cuando la razón humana ha llegado por fin a la pendientemente de su exploración directa, en virtud d'e
madurez suficiente para renunciar francamente a las in-, sus relaciones con otros ya dados. Así, por ejemplo., la asi-
dagaciones inaccesibles y circunscribir prudentemente su milación demostrada entre la gravitación celeste y el peso
actividad al dominio verdaderamente apreciable de nues- terrestre ha llevado, fundándose en las variaciones pro-
tras facultades, la filosofía positiva le procura sin duda, •nuticiadas de la primera, a prever las débiles variaciones
en todos los aspectos, una satisfacción mucho más com- de la segunda, que la observación inmediata no bastaba
pleta, a la. vez que Más real, de esas dos necesidades ele- a descubrir, aunque luego las haya confirmado; de la
mentales. -En 'realidad, tal es„ evidentemente, en un nue- misma manera, en sentido inverso, la relación antigua-
vo aspecto, el destino directo de las leyes que descubre mente observada, entre el período elemental de las ma-
sobre los diversos. fenómenos y de la previsión. racional reas y el día lunar quedó explicada en cuanto se com-
inseparable de las mismas. Para cada orden de hechos, probó la elevación de las aguas en cada punto como 're-
estas leyes deben ser divididas en dos clases, según que sultado del paso de la Luna por el 'meridiano local. To-
relacionen por semejanza los que coexisten, o 7-por filia- das nuestras verdaderas necesidades convergen, pues,
ción-7 los _que se suceden. Esta indispensable distinción esencialmente en esta común distinción: consolidar en
corresponde esencialmente, en cuanto al mundo exterior, todo lo posible, mediante nuestras especulaciones siste-
a la que éste nos ofrece sieínpre espontáneamente entre máticas, la unidad espontánea de nuestro entendimiento,
los dos estados correlativos -dl•-existencia y de movimien- constituyendo la continuidad y la homogeneidad de nues-
to; de donde resulta, en toda ciencia real, una funda- tras concepciones de modo que satisfagan igualmente a
mental diferencia entre la apreciación estática y la apre- las exigencias simultáneas del orden y del progreso per-
ciación dinámica de un hecho cualquiera. Ambas clases mitiéndonos recuperar 'la constancia en medio de la
66
COMTE
DISCUR.S0 SOBRE EL ESPÍRITU POSITIVO
variedad. Ahora bien: es evidente que, en este aspecto • 67 .•

fundamental, la filosofía positiva implica necesariamen- 19.


Importa, sin embargo, reconocer en principio que,.
te, en las mentes. bien preparadas, una ,aptitud muy *supe- - en el régimen positivo, la. armonía de nuestras concep-
rior a la que pudo ofrecer nunca la filosofía teologico- . ciones queda forzosamente limitada a cierto grado, por,
metafísica. Aun considerada ésta en los tiempos de su Ja obligación, fundamental de su realidad,
o sea de una
. culminación, a la vez mental y social, o sea en el estado suficiente. conformidad a tipos independientes de -no-
panteísta, la Unidad intelectual se encontraba constituida . . sotros. Nuestra inteligencia, en su ciego.
instinto . de re-
en. ella de una manera ciertamente mucho menos com- lación, aspira casi a poder siempre relacionar entre ellos
pleta. y menos estable que lo estará dentro de poco tiem- dos fenómenos cualesquiera, simultáneos o sucesivos;. pe-
po gracias a la universal preponderancia del espíritu ro el estudio del mundo exterior demuestra, por el con,:.
traria;
positivo, cuando por fin se extienda éste habitualmente que muchas de estas relaciones serían puramente •
a las. más eminentes especulaciones.. Entonces, en efecto, quiméricas y que continuamente se producen innume-
.
reinará en todo, de diversas maneras y en diferentes gra- rabies acontecimientos sin ninguna yerdadera dependen-
dos, esa admirable constitución lógica de la que sólo las cia mutua;. de suerte que esa indispensable 'tendencia
más simples estudios pueden darnos hoy una idea justa, necesita, tanto como cualquier otra, someterse a las re-
y en la que la correlación y la extensión, ambas plena- glas* de una sana apreciación general. La mente humana,
mente garantizadas, resultan, además, espontáneamente habituada durante tanto tiempo a una - especie de unidad
solidarias. Este gran resultado filosófico no exige, por lo de doctrina,, por muy vaga e ilusoria que tuviera que
demás, otra .condición necesaria que la obligación perma- ser bajo el .imperio de las ficciones teológicas y de las
nente, de limitar todas nuestras especulaciones a indaga- entidades metafísicas, al pasar al estado positivo ha in-
ciones verdaderamente accesibles, considerando las rela-. tentado al principio reducir todos las diversos órdenes..
dones reales, sean de semejanza, sean de sucesión, inca- de fenómenos a una sola ley común. Pero todos los inten:-
paces de constituir por si mismas para nosotros otra cosa tos realizados durante los dos últimos siglas. para* obte-
.que simples hechos, generales que hay que procurar siem- ner una explicación universal de la Naturaleza sólo han
pre reducir al menor número posible, sin que el miste- servida para desacreditar radicalmente este propósito, .
rio de su producción pueda nunca ser revelada en Modo abandonado después a las inteligencias mal cultivadas.
algu no, conforme al carácter fundamental del espíritu Una razonable exploración del mundo exterior lo .ha
positivo. Pero si esta constancia efectiva de las relaciones visto mucho menos coherente de lo que supone o lo de-
naturales es lo único que podemos verdaderamente apre; sea nuestro entendimiento, muy dispuesta por su propia.
ciar, también es plenamente suficiente para nuestras ver- habilidad á 'multiplicar relaciones favorables a . su tra-
-
daderas necesidades, ya de contemplación, ya de dirección. bajo, y sobre todo a su reposo. Las. seis categorías funda-
mentales que distinguimos a continuación entre los ferió»
ilXVIVL I I 1VVILL 11 1. 1 1111144 11131.14

(V)

68 COMTE
DISCURSO SOBRE EL ESPIRITU POSITIVO 69
menos naturales no sólo no podrían ser reducidas todas a', el objetivo y el subjetivo, propios de un estudio cuaiquie-
una sola ley universal, 'sino que hoy existen muchas ra
ra. Considerada en el primer aspecto, o .sea en cuanto
zones para asegurar que la unidad de explicaCión, toda-,'• , al ,nestmo .
exterior de nuestras teorías, como exacta repre-
vía .perseguida por tantas mentes serias para cada - una
sentación del mundo real, nuestra ciencia no •es cierta-
'ellas tomada independientemente, nos está finaJmente
mente susceptible de una plena sistematización, debido
vedada, incluso en este dominio mucho más restringida:,
.La astronomía ha dado origen, • en eñe aspecto, a espe-: una inevitable diversidad entre los fenómenos funda-
mentales. En este sentido, no debemos buscar otra unidad
ranzas demasiado empíricas, que nunca podrían realizarsei
,que la del método positivo considerado en su conjunto,
en cuanto a los fenómenos más complicados, no solamen- 1 sin aspirar a una verdadera unidad científica, sino sola-
te tratándose de la física propiamente dicha, cuyas cinco. 1,
ramas principales serán siempre distintas entre Si, pese.l. mente a la homogeneidad y a la convergencia de las di
sus indiscutibles relaciones. Se tiende frecuentemente ferentes doctrinas. La cosa es muy diferente en el otro
a exagerar mucho los inconvenientes lógicos . de esta ne- i aspecto, o sea en cuanto a la fuente interior de las teorías
humanas consideradas como resultados naturales de nues-
cesaria dispersión, porque no se aprecian bien las venta-
ja' reales que ofrece la transformación de las inducciones :A tra evolución mental, a la vez individual y colectiva, des-
, tinadas a la normal satisfacción de nuestras propias ne-
en deducciones. No obstante, hay que reconocer franca- ,1
.r
mente que esta imposibilidad directa de incluirlo todo ': cesidades, cualesquiera que sean. Referidos no al .univer-
en una sola ley positiva es una grave imperfección, conse- , so, sino al hombre, o más bien a la Humanidad, nuestros
cuencia inevilable de la condición humana, que nos obli- conocimientos reales tienden, por el contrario, con una
'..evidente espontaneidad, hacia una completa sistematiza-
ga a aplicar una inteligencia muy débil a un universo
demasiado complicado. ción, tanto científica como lógica. De modo que, en el
20. Pero esta indiscutible necesidad, que hay que re- . fondo, sólo se debe concebir una sola ciencia, la ciencia
conocer para evitar todo gasto inútil de fuerzas mentales, , humana, o más exactamente social, 'que tiene como prin-
no impide en modo alguno que la ciencia real tenga cipio y a la' vez como fin nuestra existencia, y en la
en otro aspecto, una suficiente unidad filosófica, equiva- que se funden naturalmente el estudio racional del mun-
lente a la que constituyeron transitoriamente la teología do exterior, en el doble aspecto de elemento necesario y
o la metafísica, y por otra parte muy superior, tanto en de preámbulo fundamental, igualmente indispensable en
estabilidad corno en plenitud. Para percibir la posibili- cuanto al método 57 en cuanto a la 'doctrina, como expli-
dad y apreciar la naturaleza de esa unidad filosófica, hay :aré luego. Unicamente así pueden nuestros conocimien-
que recurrir en primer término a la luminosa distinción ‘• ..os positivos formar .un verdadero sistema y ofrecer por
general esbozada por Kant entre los dos puntos de vista, tanto un, carácter plenamente satisfactorio. La misma
astronomía, aufique objetivamente más perfecta que las
70
COMTE
• DISCURSO SMIRE• EL ESPÍRITU POSITIVO 71
demás ramas de la filosofía 'natural, por su superior sim-
;plicación fundamental extendiéndola del individuo a- la
plicidad, no lo es más que en este aspecto humano, pues especie. 'Esta .indispensable prolongación 'era 'hasta ahora
el conjunto de este Tratado pondrá claramente de mani-
imposible para los filósofos modernos, que,. no habiendo
fiesto que, referida al universo y nó al hombre, resultaría,
podido 'rebasar suficientemente el estado metafísico, no
muy imperfecta, puesto que todos nuestros estudios 'reales
.se limitan en ella necesariamente a nuestro • mundo, 'que se han colocado nunca en el punto de vista social, único .
sin embargo no es sino un mínimo elemento del universo; susceptible de una plena realidad, -científica o lógica,
- puesto que el hombre - no se desarrolla
cuya exploración nos está esencialmente vedada. 'Tal es, - aisladamente, sino
•colectivamente. Desechando, por radicalmente estéril, o
pues, la disposición general que debe finalmente preva- .más - bien profundamente nociva, esa viciosa. abstracción
lecer en la filosofía verdaderamente positiva, no sólo en •-de nuestros psicólogos o ideólogos, la 'tendencia sistemá-
cuanto a las teorías directamente relativas al hombre y
tica que acabamos de señalar en el espíritu positivo
a la sociedad, sino también en cuanto a las que concier-
cobra al fin toda su importancia, porque indica • en él ;
nen a los fenómenos más simples, a los más distantes, en
el 'verdadero fundamento filosófico de la . sociabilidad -
apariencia, de esta común apreciación: concebir todas
humana, al. menos en cuanto ésta depende de .1a inteli-
nuestras especulaciones como productos de nuestra inte gencia, cuya influencia capital, aunque de ningún modo
iigencia, destinados • a satisfacer nuestras diversas .necesi- exclusiva, es indiscutible. .E1 mismo problema humano,
dades esenciales, y no apartándose nunca del hombre sino
'en diversos grados de dificultad, es constituir la unidad
para mejor volver a él. después de haber estudiado los lógiCa. de cada entendimiento aislado o establecer una
demás fenómenos hasta donde es indispensable conocer-
convergencia duradera entre dos entendimientos distin-
los, sea para desarrollar nuestras fuerzas, sea para apreciar tos, cuyo número 'sólo podría, esencialmente, influir en
:nuestra naturaleza y nuestra condición. De esta manera la rapidez de la operación. Por eso, en todo tiempo, el.
se puede ver cómo, en el espíritu positivo, la noción pre- que -ha podido- llegar a ser Suficientemente consecuente
ponderante de 1-a Humanidad debe constituir necesaria- ha adquirido • con ello la. facultad . de agrupar gradual-
mente una plena sistematización mental, por lo menos mente a. los demás, según la similitud fundamental de
equivalente a la que había llegado a constituir la edad • muestra especie. Si, durante la infancia . de la Humanidad;
teológica fundada en- la gran concepción de Dios, reem-
lile la filosofía teológica la única capaz de sistematizar
plazada luego, tan débilmente en este aspecto, por 'la la sociedad, ello se explica, porque era la fuente exclusiva
vaga idea de la Naturaleza. . de 'una cierta armonía mental. Y si• el privilegió de la
21.. Pila vez. caracterizada así la aptitud espontánea'
Coherencia lógica ha pasado ya. de modo irrevocable al
del .espíritu positivo para constituir la unidad final de espíritu positivo, cosa que apenas puede discutirse seria-
nuestro entendimiento, resulta fácil - completar esta ex- mente, habrá que reconocer asimismo en él el único
72 COMTE DISCURSO SOBRE EL ESPÍRITU POSITIVO 73
principio efectivo de esa gran comunión intelectual que ninguna propiedad verdaderamente nueva, manifiesta de
es:base necesaria de toda verdadera asociación humana; una manera mucho más completa y, sobre todo, más
cuando va convenientemente unida a lás otras dos con-;. decisiva, todos los atributos que le hemos reconocido.
diciones fundamentales: una suficiente conformidad• de Aunque, incluso en este aspecto, hayan sido necesarias
. sentimientos y una cierta convergencia de intereses.. La.
durante mucho tiempo las concepciones teológicas para
deplorable situación filosófica de lo más selecto de la. despertar y sostener el ardor del hombre•con la esperanza
Humanidad bastaría hoy para dispensar de toda discw indirecta de una especie de imperio limitado, es precisa-
sión en este punto, puesto que sólo se observa verdadera. mente en este aspecto donde el espíritu humano ha te-
*5 comunidad de opiniones en los •temas ya incorporados nido que mostrar primero su predilección final por los
a: teorías positivas, y que, desgraciadamente, no son, ni• conocimientos reales. En efecto, el estudio positivo de
imucho menos, los más importantes. Una observación la naturaleza hiimana comienza hoy a ser universalmen-
directa y- especial, que estaría aquí .fuera, de lugar, pone te considerado, en especial, como base racional de la
de. claro manifiesto que sólo la filosofía positiva puede acción de la Humanidad sobre el mundo exterior, Nada
realizar gradualmente ese noble proyecto de asociación más cuerdo, en el fondo, que este juicio vulgar y espon-
universal que, en la Edad Media, había esbozado de. táneo; pues, destino tal, cuando es convenientemente
¡modo prematuro el catolicismo, pero que, en el fondo., apreciado, recuerda necesariamente, en la más afortu-
'era necesariamente incompatible, como lolha demostrado nada síntesis, todos los grandes caracteres del verdadero
pot completo la experiencia, con la naturaleza teológica espíritu filosófico,: asf -en cuanto a. la racionalidad co-
de . su filosofía, la cual establecía una coherencia lógica -
mo en cuanto a la. positividad. El orden natural que
demasiado débil para tener tal eficacia social. resulta, en cada caso práctico, del conjunto de las leyes
de 'los fenómenos correspondientes debemos, sin duda,
comenzar por conocerlo bien' para que podamos modi-
ficarlo a nuestra conveniencia, o al menos adaptar a él
nuestra conducta, si es imposible toda intervención hu-
Armonía entre la ciencia y el arte, mana en él, como ocurre con los 'l'echos. celestes. Este
entre la teoría positiva y la práctica estudio sirve sobre todo para hacer • familiarmente apre-
ciable esa previsión racional que, .como hemos visto, cons-
22. Caracterizada ya de modo suficiente la aptitud- tituye, en todos los •aspectos, el carácter principal de la
fundainental del espíritu positivo en relación con la. . verdadera ciencia; pues es evidente que la pura erudición,
vida especultiva, sólo nos falta considerarlo también en en la que los conocimientos, reales pero incoherentes,
relación con la vida activa, que, sin poder mostrar .en él consisten en hechos y no en leyes, no basta para dirigir
74 CO MT E
DISCURSO SOBRE EL ESPIRITU .POSITIVO 75
nuestra actividad. Sería :superfluo insistir aquí en una apreciar la importancia fundamental de este gran destino
- explicación tan poco rebatible. Verdad es que la exor práctico para estimular habitualmente; e incluso. muchas
bitante preponderancia hoy concedida a los intereses veces, para dirigir mejor las grandes especulaciones, con
materiales ha llevado .con demasiada frecuencia a .enten- la única condición normal de una positiviclad constante. ,
der ésta necesaria relación. de una manera '<lúe compro- Entonces, el arte no será únicamente gedmétrico,-
n.lete gravemente el porvenir científico, tendiendo a li- mico o químico, etcétera, sino también, y sobre todo,
mitar las .especulaciones positivas únicamente a las in- político y moral, puesto que la principal acción ejercida
vestigaciones de una - utilidad inmediata. Pero esta ciega por la. humanidad, debe, en todos -
disposición proviene únicamente de una manera falsa los aspectos, consistir
en el perfeccionaniiento continuo de su propia natura-
y angosta. de concebir la gran relación, de la ciencia con leza, individual o colectiva, entre los límites que indica,
el arte, por no haber 'considerado una y otra bastante lo mismo que - en cualquier otro caso, el conjunto dé las
profundamente. Él estudio- de la astronomía e1 el más leyes reales. Cuando haya llegado a realizarse-convenien-
propio 'de todos para 'rectificar tendencia taI, sea porque temente esta solidaridad espontánea de la ciencia con el
su simplicidad superior permite captar mejor el conjun- arte, no Cabe duda de que, lejos de tender en modo
to, sea en virtud• de la espontaneidad más íntima de las alguno a restringir las sanas especulaciones filosóficas, les
aplicaciones correspondientes que, desde hace veinte si- asignaría, por el contrario, un oficio final demasiado
glos, van evidentemente unidas a las más sublimes espe- superior a su' alcance efectivo, si de antemano no hubié-
culaciones, como se verá claro en este Tratado. Pero ramos reconocido, como principio general, la imposibili-
importa. sobre todo saber en éste punto, que la relación dad de • hacer nunca el arte puramente racional, o sea,
fundamental entre la ciencia y el arte no ha • sido hasta de elevar nuestras previsiones teóricas al verdadero nivel
ahora convenientemente concebida, ni siquiera- por las de nuestras necesidades prácticas. Hasta en las artes más
mejores mentes, debido a una consecuencia necesaria- de simples y en las más perfectas, es siempre indispensable
la insuficiente extensión de la filosofía natural, que . to- un desarrollo directo y espontáneo, sin que las indica-
davía permanece ajena a las investigaciones más 'impor- ciones, científicas puedan, en ningún caso, suplirlo com-
tantes y más difíciles, las que conciernen directamente pletamente..Por muy satisfactorias que hayan llegado. a
á la *sociedad humana. En efecto, la concepción .racional ser, por ejemplo, nuestras previsiones astronómicas, su
de la acción del hombre sobre la Naturaleza ha perma- precisión es todavía y será probablemente siempre. infe-
necido esencialmente limitada al mundo inorgánico, de rior a nuestras justas exigencias prácticas, como tendré
donde resultaría un demasiado imperfecto estímulo cien- a menudo ocasión de indicar. . .
tífico. Cuando se - haya salvado suficientemente esta. in- 23. Esta 'tendencia espontánea a constituir directa-
mensa laguna, como comienza a salvarse hoy, se podrá mente una completa armonía entre la vida. especulativa
76 COMTE DISCURSO SOBRE EL ESPÍRITU POSITIVO 77
;y la vida activa debe ser finalmente• considerada como de presentar ningún inconveniente real, sería muy favo-
el privilegio más precioso del espíritu positivo, y ninguna rable a nuestros intereses especulativos, previniendo ese
otra propiedad puede manifestar tan bien el verdadero vano desperklicio de nuestras débiles fuerzas mentales que
carácter del mismo, ni facilitar más su ascendiente real. hoy resulta,.'úiuy a menudo, de una ciega especialización.
Nuestro ardor especulativo es así mantenido, e incluso 'En la evolución preliminar del espíritu positivo, éste
dirigido, por un ,estimulo poderoso y continuo, sin el ha tenido que dedicare a cualesquiera cuestiones que
, cual la inercia natural de nuestra inteligencia la incli? le resultaban accesibles, sin inquirir demasiado su im-
nana con frecuencia a satisfacer sus débiles necesidades portancia final, derivada de su relación propia con un
teóricas con explicaciones fáciles pero insuficientes, mien- conjunto que no ,podía percibirse al principio. Pero ese
tras que el pensamiento de la acción 'final recuerda siem-- instinto provisional, sin el que la ciencia hubiera care-
pre la condición de una precisión convenienke.,,11 mismo cido con frecuencia de un conveniente sustento, debe
tiempo, este gran destino práctico completa y circuns- acabar por quedar 'subordinado habitualmente a una jus-
cribe, en cada caso, la prescripción fundamental relativa ta apreciación sistemática, tan pronto como la plena ma-
11 descubrimiento de las leyes naturales, -tendiendo a
VIt tyv v v v vv vtIt t

durez del estado positivo haya permitido suficientemente


:determinar, según las exigencias de la aplicación, el captar siempre , las verdaderas relaciones esenciales de
grado de exactitud y de alcance de nuestra previsión cada parte con el todo, ofreciendo un ancho' destino a
9 ra.cional, cuya justa medida no podría, en general, fijarse •las más eminentes investigaciones, pero evitando toda es-
'de otro modo. Si, por una parte, no podría la perfección peculación pueril.
científica rebasar tal límite, sino que, poi' el contrario, 21.. Con respecto a esta ínfima armonía entre la cien-
nunca llegará realmente a él, por otra parte no podría cia y el arte, importa por último observar especialmente
franquearlo sin caer inmediatamente en una apreciación la venturosa tendencia que de ella resulta para desarro-
demasiado minuciosa, tan quimérica como estéril, y que llar y consolidar el ascendiente social de la sana filosofía,
hasta comprometería finalmente todos los fundamentos , "por una consecuencia espontánea de la creciente prepon-
de la verdadera ciencia, puesto que nuestras leyes no. derancia que tiene evidentemente la vida industrial en
pueden nunca representar los fenómenos sino con una nuestra civilización moderna. La filosofía teológica sólo
cierta aproximación, más allá de la cual sería tan peli- podía realmente convenir a aquellos necesarios tiempos
groso como inútil llevar nuestras investigaciones. Cuando de sociabilidad preliminar, en los que. la actividad hu-
esta relación fundamental; de la ciencia con el arte. esté mana debía ser esencialmente militar; ,a fin de preparar
convenientemente sistematizada, sin duda tenderá a veces gradualrnen - fé una asociación normal y completa, que • al
a desacreditar tentativas te6ricas cuya radical esterilidad principio era imposible, según la teorfa histórica que en
sería indiscutible; pero esta inevitable disposición, lejos otro lugar he establecido. El politeísmo se adaptaba sobre
78 o 11/.4 1 T E DISCURSO SOBRE EL ESPÍRITU POSITIVO . 79
todo al sistema de conquista de la antigüedad, y el .mono- otro aspecto, - una tendencia antiteológica más o Menos
teísmo a la organización defensiva de la Edad Media. acentuada, pero, tarde o temprano, inevitable, 'cuales-
La sociabilidad moderna, al hacer prevalecer cada vez . quiera qqe hayan podido ser los continuos esfuerzos de
más la vida industrial, debe secundar poderosamente la la prudencia sacerdotal por contener o atemperar el ca-
gran revolución mental que eleva hoy definitivamente rácter 'antiindustrial de - la filosofía inicial,, con la que
fl.u.estra inteligencia, del régimen teológico al régimen sólo la vida guerrera era conciliable en suficiente medida.
positivo._ Esta activa tendencia cotidiana al mejoramien- Tales la íntima solidaridad que hace participar a todos
to práctico de la condición humana no sólo es, por ne- lo.s,espíritus modernos, hasta a los más groseros y *rebeldes,
cesidad, pocolcompatible con las preocupaciones religio- en la sustitución gradual de la antigua filosofía teológica
sas, siempre relativas, especialmente las monoteístas, a por una filosofía plenamente positiva, ya la única sus-
otro muy diferente destino, sino que aderriás una -activi- ceptible de .un verdadero ascendiente • social.
dad tal tiene que suscitar finalmente una universal opo-
sición,, tan radical como espontánea, a toda filosofía teo-
lógica. En. efecto, por una parte, la vida industrial es,
en el fondo, directamente contraria a todo Optimismo
providencial, puesto que aquélla supone necesariamente incompatibilidad final de la ciencia
que el orden natural. es lo - bastante imperfecto coma para con la teología
exigir continuamente la intervención humana,. mientras
que la teología rió admite lógicamente otro . medio •de, 25. Así vamos llegando a completar, al fin,la aprecia-
'modificarlo que el de solicitar un. apoyo sobrenatural. ción directa del espíritu filosófico con una íntima expli-
En segundo lugar, esta oposición, inherente al conjunto cación que, aun siendo•sobre todo negativa, resulta, real-
de nuestras concepciones industriales, se reproduce con- mente indispensable hoy para acabar de caracterizar su-
tinuamente, .bajo formas muy variadas, en la realización ficientemente la naturaleza y. las condiciones de la, gran
.especial dé nuestra.s operaciones, en la cual debemos con- renovación mental actualmente necesaria a lo más selecto
siderar el mundo exterior, no como dirigida por volun- de la Humanidad, manifestando directamente la incom-
tades, cualesquiera que sean, sino coma sometido a leyes, . patibilidad final de las concepciones positivas con todas
susceptibles de permitirnos una suficiente previsión, sin las opiniones teológicas, cualesquiera que sean,. lo mismo
la cual nuestra actividad práctica no tendría ninguna monoteístas que politeístas o fetichistas. Las diversas con-
base racional. De suerte, que la misma fundamental co- sideraciones indicadas en este Discurso han demostrado
rrelación que hace la vida . industrial tan favorable al as- ya implícitamente la imposibilidad de ninguna .concilia-
cendiente filosófico del espíritu positivo, le imprime, en ción duradera entre las dos' filosofíasreti—cuurird"M
:
1040

80
CO M .T E
DISCURSO SOBRE EL ESPiRITU Posrnyo si
tmétodo ni en cuanto a la doctrina;. de suerte que puede
las más graves, •como fuente necesaria que son de, todas las
quedar aquí fácilmente disipada toda incertidumbre a
este respecto. Es verdad que la ciencia y la teología no demás. Ahora. bien: en este nuevo aspecto, no se puede 1,
..., 'Jrie.nos de observar la oposición radical de .los dos órdenes •.1
están en principio en oposición abierta, puesto que no
se proponen las mismas cuestiones; esto es lo que ha per- :de concepciones, en. los que los mismos fenómenos son
',•atribuidos ya a voluntades directrices, ya a leyes invaria-
mitido, durante mucho tiempo, el desarrollo parcial .del
espíritu positivo a pesar del ascendiente general del esPí- bles. La- irregular movilidad, naturalmente inherente a
.todaidea . de . VOlUntad,•no puede en modo alguno avenir-
ritu teológico, y hasta, en muchos aspectos, bajo su previa. se ..63.11 la constancia de las relaciones reales. Por eso, a
ztu.tela. Pero cuando el positivismo racional, limitado al
comienzo a humildes investigaciones matemáticas, de las: medida que se han ido conociendo las leyes físicas, el
que la teología había desdeñado ocuparse especialment&' imperio dé las voluntades sobrenaturales ha ido quedan-
.
comenzó a extenderse al estudio directo de la Naturaleza, do cada vezmás restringido, estando siempre especialmen-
te consagrado a los fenómenqs cuyas leyes permanecían
principalmente en las teorías astronómicas, la colisión
Ilresultó inevitable, aunque latente, en virtud del con- -ignoradas. Incompatibilidad tal se hace directamente evi-,
:traste fundamental, a la vez científico y lógieb, que se .derite cuandó se opone la. previsión racional, que cons-
fue desarrollando progresivamente desde entonces entre - tituye el principal carácter de la verdadera ciencia, a la'.
los dos Órdenes de ideas. Los motivos lógicos por los idiVinación por relación especial, que, según la •teolo-
cuales la ciencia prescinde radicalmente de los misterio- gía, es la que ofrece el. único medio legítimo de conocer
sos problemas de los que la teología se ocupa esencialmen- el porvenir. 'Verdad es que el espíritu positivo, llegado
a - su completa madurez, tiende también a subordinar la
te son como para desacreditar, tarde o temprano, en todos
los buenos entendimientos, unas especulaciones que sólo voluntad misma a verdaderas leyes, cuya existencia es, en
-
se desechan por ser, •de toda necesidad, inaccesibles a l. realidad, tácitamente supuesta por la razón vulgar, puesto
razón - humana. Por otra parte, la - que los esfuerzos prácticos por modifiCar -y prever las
prudente reserva con voluntades humanas no podrían tener sin esto ninguna
que el espíritu positivo procede gradualmente ante temas -
.muy fáciles debe hacer indirectamente ver . la insensata •base razonable. Pero noción tal no conduce en modo al-
guno a conciliar las •dos- nlarieras opuestas, según las cua-
temeridad del espíritu teológico ante las más difíciles
les la ciencia y la teología conciben necesariamente la
cuestiones. . No obstante, es sobre todo en las doctrinas
mismas, donde la incompatibilidad de • ambas 'filosofías dirección efectiva de los diversos fenómenos, pues seme-
debe resultar patente a la mayor parte de 'las inteligen- jante previsión y la conducta que de ella resulta exigen
cias, a las que, generalmente, impresionan muy poco las . evidentemente, un 'profundo conocimien\tó real del ser en
simples disidencias de Método, aunque sean en el, fondo .cuyo seno se producen las voluntades. Ahora bien: este•
fundamento previo no podría provenir sino de un ser
82 COMT E
DISCURSO SOBRE EL ESPÍRITU POSITIVO 83
por lo menos igual, juzgando así por similitud; no puede
Por eso debe concebirse esta inevitable oposición como
concebirse proveniente de un inferior, y la contradic-
la principal causa secreta de las diversas transformaciones
ción aumentaa con la desigualdad de la Naturaleza.
que han ido descomponiendo sucesivamente la filosofía
Por eso la teología ha rechazado siempre la pretensión
geológica, reduciéndola cada vez más. Este es el lugar de
de penetrar de ninguna manera en los designios provi- completar, a este respecto, la indispensable explicación
denciales, así como sería absurdo suponer a los últimos. indicada al comienzo de este
Discurso, en el que. dicha'
animales la. facultad de prever las voluntades del hom- disolución 'gradual ha sido especialmente atribuida al
bre o de los otros animales superiores. No obstante, a estado metafísisco propiamente dicho, que, en el fondo,
esta absurda hipótesis llegaríamos necesariamente que- no podía ser más que el ,simple órgano de la misma, y
riendo conciliar el espíritu teológico con el espíritu po- nunca el verdadero agente. Debemos, en efecto,, advertir
sitivo,
que el espíritu positivo, por el defecto de generalización
26. Históricamente considerada, su oposición radical, •que debía caracterizar su lenta evolución parcial, no
aplicable a todas las fases esenciales de la filosofía ini- podía formular convenientemente sus propias tendencias
cial, es generalmente admitida desde hace Mucho tiempo filosóficas, que, durante nuestros últimos siglos, apenas
en cuanto a las, ya completamente franqueadas por los , habían llegado a ser directamente sensibles. De' aquí re-
grupos humanos más avanzados. Incluso puede decirse sultaba la necesidad especial de la intervención metafísica,
que, en este aspecto, se exagera mucho tal incompatibi- única que podía sistematizar convenientemente la Opo-
lidad, por ese desdén absoluto que inspiran ciegamente sición espontánea de la ciencia naciente a la antigua
nuestros hábitos monoteístas hacia los dos estados ante- teología. Pero, ...aunque este cometido haya obligado a
riores del régimen teológico. La sana filosofía, siempre 'exagerar mucho la importancia efectiva de este espíritu
obligada a considerar el modo necesario como cada una transitorio, es, sin embargo, fácil observar que el pro-
de las grandes fases sucesivas de la Humanidad ha contri- ??greso natural de los conocimientos reales era lo único.
buido efectivamente a nuestra evolución fundamental, que ,daba consistencia seria a su ruidosa actividad. Este
rectificará cuidadosamente esos injustos prejuicios, que Iprogreso• continuo, que, en el fondo, había llegado a
impiden toda verdadera teoría histórica. Pero, aunque "'s•determinar la transformación del fetichismo en politeís-
el politeísmo y hasta el fetichismo hayan realmente se- mo, 'constituyó sobre todo después, la causa esencial del
cundado al principio el impulso espontáneo del espíritut• .paso del politeísmo- al Monoteísmo. Como la colisión
de observación, hay que reconocer, no obstante, que no 'hubo de operarse principalmente por las teorías astronó-
podían ser verdaderamente compatibles • con el sentido micas, este Tratado
. • me proporcionará la ocasión -natural
gradual de la invariabilidad de las relaciones físicas una - para caracterizar • el grado preciso de 1u desarrollo, al que
vez que éste pudo adquirir cierta consistencia sistemática. ay que atribuir, Cli realid.ad, la irrevocable decadencia
COMTE I.DIS U RS() SOBRE El. ES PI R l' OS MITO 85

mental del régimen politeísta, que veremos cómo es 'lógi- humana, se puede asegurar que el régimen monoteísta,
camente incompatible con la fundación decisiva, por la favorable durante muelo tiempo al impulso primitivo
escuela de Tales, de la astronomía matemática. de los conocimientos reales, dificulta profundamente la
27. El estudio racional de está oposición demuestra marcha sistemática que. dichos' conocimientos deben to-
claramente que no podía limitarse a la teología antigua, mar en lo sucesivo, impidiendo al sentido fundamental
y que tuvo que extenderse luego al monoteísmo mismo, de la invariabilidad . de las leyes físicas adquirir, al fin,
aunque su energía debió decrecer al mismo tiempo que su indispensable plenitud filosófica. Pues el pensamiento
sir necesidad, a medida que el espíritu teológico conti- continuo de una súbita perturbación arbitraria de la
nuaba declinando a consecuencia del mismo progreso economía natural debe ser siempre inseparable, al menos
espontáneo. Sin duda, ésta fase extrema de la filosofía virtualmente, de toda teología, aun - reducida toda lo
inicial era mucho menos contraria que las precedentes al posible. En efecto, a no ser por este obstáculo, que sólo
desarrollo de los conocimientos reales, que ya no trope- puede desaparecer con el completo abandono del espíritu
zaban a. cada paso con la peligrosa Competencia de una teológica, el espectáculo cotidiano del orden real habría
explicación natural especialmente formulada. Por eso determinado ya una universal adhesión al principio fun-
la evolución preliminar del espíritu positivo hubo .de damental de la filosofía positiva:.
cumplirse sobre todo bajo ese régimen monoteísta. Pero 28. Varios siglos antes de que el impulso científico
no por menos explícita y más tardía, resultaba la incom- permitiera apreciar directamente esta oposición radical,
patibilidad menos finalmente inevitable, inclUso antes la tradición •metafísica había intentado, bajo su secreto
del tiempo en que la nueva filosofía llegase a ser lo impulso, •limitar, en. el seno mismo del monoteísmo, el
bastante general como para tornar un carácter verdade- ascendiente de la .teología, dejando arbitrariamente pre-
ramente. orgánico, reemplazando irrevocablemente a la valecer, en el último período de la Edad Media, la cé-
teología en su Misión social tanto como en su destino lebre doctrina escolástica que somete la acción efectiva
mental. Como el Conflicto se ha planteado también es- del motor supremo a las leyes invariables, leyes que ese
pecialmente por la 'astronomía, demcistraré aquí con Motor supremo habría establecido primitivamente . prohi-
precisión qué evolución más avanzada ha extendido ne- biéndose variarlas jamás. Pero esta especie de transac-
•cesariamente hasta el más simple monoteísmo su oposi- ción. espontánea entre el principio teológico y el espí-
, ción radical, antes limitada al politeísmo propiamente ritu positivo no tenía, evidentemente, sino una existen-
dicho: entonces se reconocerá que esta inevitable.influen- cia pasajera, propia para facilitar más la declinación
cía resulta • del descubrimiento del doble movimiento de continua del uno y el triunfo gradual del otro. Su im-
la Tierra, inmediatamente seguido de la fundación .de perio estaba, además, limitado a las mentes cultivadas,
la mecánica celeste. En el estado presente de la razón . pués mientras la fe subsistió realmente, el instinto po-
86 cOTE
DISCURSO SOBRE EL ESPÍRITU POSITIVO 87
pular tuvo que rechazar siempre con energía una con-:-
'.tituyen el .ordert efectivo. Pero esta disposición inicial
cepción que, en el fondo, tendía a anular el poder:
•• tiende luego a desaparecer, no menos necesariamente,
providencial, condenándolo a una sublime inercia que.
a medida que el espíritu positivo, tomando un carácter
dejaba toda la actividad habitual a la gran entidad .me- cada vez más sistemático, va sustituyendo > poco a poco,.
tafísica, estando así la Naturaleza asociada al gobierno', •el dogma de. las causas finales por el principio
univerltil, a título de ministro obligado y responsable al de las
•condiciones. de existencia,
que debían dirigirse en lo sucesivo la mayor parte de las que ofrece, en más alto grado, e
quejas y de las peticiones. Se ve que, en todos los as- todas las propiedades lógicas, sin presentar ninguno de
sus graves peligros científicos. Entonces ya no resulta
pectos esenciales, esta concepción se parece mucho a la (.0
extraño. que la constitución de los seres naturales , sea
que la situación moderna ha hecho prevalecer cada vez
más en cuanto a la - monarquía constitucional; y esta :• tal, en cada caso, que permita el cumplimiento de sus e
fenómenos efectivos. Estudiando con Cuidado esta inevi-
analogía no es en modo alguno fortuita, puesto que el' '• table armonía, con el único propósito de conocerla me-
tipo teológico ha dado, en realidad, la base racional del e
jor, se acaba luego por descubrir las profundas imper-
tipo político. Esta doctrina contradictoria, que destruye
fecciones que presenta, en todos los aspectos', el orden e
la base social del principio teológico, sin consagrar el, real, casi siempre menos sabio que. la economía artificial
ascendiente fundamental del principio positivo, no po- e
que establece nuestra débil intervención humana en su
dría corresponder a ningún estado verdaderamente nor- e
limitado dominio. Como estos vicios naturales deben ser'
mal y duradero: constituye solamente el más poderoso tanto más grandes .cuanto más complicados son los fe-
de los medios de transición propios de la última misión nómenos de que se trata, las indicaciones irrecusables e
necesaria del espíritu teológico.
29. Finalmente, la necesaria incompatibilidad de la que nos ofrecerá, en este aspecto, el conjunto de la :as-
tronomía, bastarán aquí para hacernos prever cuánto
ciencia con la teología ha tenido que manifestarse • tarn, debe extenderse semejante apreciación, con • una nueva .
bién en otra forma general, especialmente adaptada al • energía filosófica, a todas las demás partes esenciales de
estado monoteísta, haciendo resaltar cada Vez más la la ciencia real.. Pero al tratar .de esta nueva crítica, es
radical imperfección del orden real,- opuesto así al in- importante comprender, en general, .que no tiene sólo
evitable optimismo providencial. Este- optimismo debió, Un destino pasajero, corno simple medio antiteológico.
sin duda:, seguir siendo conciliable, durante mucho tiem-,.
Está unida, de una manera más intima y duradera, - al -
po; con el desarrollo espontáneo de los conocimientos: espíritu fundamental de la filosofía positiva, en la rela-
positivos, porque un primer análisis de la Naturaleza' ción general .entre• la especulación y la acción. Si, por'
debía inspirar una ingenua admiración general por el una, parte, nuestra activa intervención permanente se
modo de cumplirse los principales fenómenos que cons-' basa ante todo én el exacto conocimiento de la epotio-
OSO
88 COMTE
mía natural, no debiendo nuestra economía artificial
ser otra cosa que el mejoramiento progresivo de aquélla
10# en todos los aspectos, no es, por otra parte., menos cier-
PO) to que suponemos así la imperfección necesaria de este
Orden espontáneo, cuya modificación gradual constituye
la meta . de nuestros Cotidianos esfuerzos, individuales o
Colectivos. Ifitciendo abstracción de toda crítica pasa-. CAPiTULO III
1110) 'jerá, la justa apreciación de los diversos 'inconvenientes
propios de la constitución efectiva del mundo real debe, ,Itributo5 correlativos del espíritu
pues, ser concebida en lo sucesivo corno inherente al positivo y del buen sentido
conjunto de la filosofía positiva, incluso en los casos
inaccesibles a nuestros pobres medios de perfeccionamien-
- tú, a fin de conocer mejor nuestra condición fundaMen-
tal y el 'destino esencial 'de nuestra actividad continúa.
De 'la palabra Positivo: sus diversas
acepciones resumen los atributos
104 del verdadero espíritu filosófico

30. El concurso espontáneo de las diversas conside-


raciones generales indicadas en este discurso basta aho-
• ra para caracterizar aquí, en todos los aspectos principa-
Ok • les, el verdadero espíritu filosófico, que, después de una
lenta evolución preliminar, llega hoy a su estado siste-
• mático. Vista la eVidente necesidad en que nos encontra-
mos ya de calificarlo habitualmente con una breve de-
nominación especial, he tenido que preferir aquella a la
Ida que esta universal preparación ha dado cada día más,
durante los tres últimos siglos, la preciosa propiedad de
resumir lo mejor posible el conjunto de sus 'atributos
fundamentales. Como todos los términos -Vulgares así
elevados gradualmente a, la dignidad filosófica, la pala-
Ola

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