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RENOUVEN. “EL PAPEL QUE DESEMPEÑA EUROPA EN EL MUNDO A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX”.

El siglo XX está caracterizado por la preponderancia de Europa, siendo la influencia en los destinos del mundo y orienta la
actividad de los demás continentes: por un lado impulsa la explotación de los propios recursos de cada país, imponiendo sus
métodos de producción, su ritmo de trabajo y organizando el sistema económico bajo su dirección, pero otro es el que les
provee la mano de obra, o lo necesario para poner en funcionamiento la técnica occidental, trata de modelar a su imagen estas
antiguas sociedades, extendiendo sus propias concepciones, en lo religioso como en el de las instituciones policías y sociales.

El imperialismo tiene la voluntad de acrecentar el prestigio del Estado y de asegurar sus intereses estratégicos, cumplir una
misión aportando a las poblaciones de Asia y de África la cultura europea. Esta expansión, en su forma colonial, ya había
establecido el dominio político de los europeos en casi toda África, en Oceanía y en la mayor parte de Asia. Una vez acabado
más o menos el reparto del mundo, la expansión continúa de otro modo: estableciendo zonas de influencia.

EXPANSIÓN ECONOMICA Y FINANCIERA.

Europa necesita encontrar salidas para el excedente de su producción industrial, para sus productos textiles y metalúrgicos.
Necesita abastecerse de aquellas materias primas y productos alimenticios.

Lo que quieren es asegurarse una serie de facilidades suplementarias en las regiones del mundo que presenten mayor interés
para su actividad económica.

Las potencias europeas se preocupan de que los otros Estados no europeos delimiten un estatuto favorable a la actividad de
sus súbditos. Estos e suele fijar a través de acuerdos bilaterales, de manera recíproca, o bien a través de trabajos que ofrecen
garantías favorables a los europeos. Pero en los estados asiáticos, los gobiernos europeos han impuesto la existencia de un
régimen extraterritorial.

En el Imperio Otomano, con el régimen de las capitulaciones, los europeos tienen libertad de comercio y en algunos casos se
benefician de una exención de impuestos, tienen derecho a ejercer libremente su culto, poseen una inmunidad en lo referente
a la jurisdicción: los asuntos civiles y criminales entre europeos se sustraen a la competencia de los tribunales otomanos y son
juzgados por cónsules europeos, en los asuntos de los europeos y súbditos otomanos, serán los tribunales turcos quienes se
encarguen de hacer justicia, pero bajo control de la embajada.

En el Imperio chino, los europeos tienen privilegios más amplios. No solo tienen derecho a comerciar y a fijar su residencia en
cualquier parte del imperio, incluso existen barrios enteros que están reservados para ellos y sujetados a su administración (ej
el poder policial no puede ser ejercido en esos barrios). Tienen inmunidad de jurisdicción: todo asunto civil y criminal, se juzga
a través de tribunales consulares sin que pueda aplicarse la legislación china.

Con el fin de garantizar para los productos de su industria el acceso a los mercados situados en los demás continentes, las
potencias europeas negocian tratados de comercio, pero en Asia, habían conseguido imponer, un régimen unilateral que obliga
a los Estados a limitar los derechos de aduana que se perciben por las mercancías extranjeras importantes.

Las importaciones de materias primas y de productos alimenticios procedentes de países no europeos representan, en Gran
Bretaña alrededor del 50% del total de las importaciones, en Francia y Alemania un poco menos. Los europeos no se limitan a
comprar los productos disponibles, sino que organizan por su cuenta la explotación de los recursos del suelo y del subsuelo.

En esta expansión económica, el desarrollo de los medios de transporte (puertos y ferrocarriles) desempeña un papel
primordial, las mercancías europeas pueden penetrar en los países nuevos y los productos agrícolas y de explotación minera,
ser transportados a Europa por barco. Los grupos financieros persiguen los contratos de concesión de ferrocarril.

En Gran Bretaña, Francia y en menor medida, Alemania, están las grandes reservas de capital. En especial Gran Bretaña se
dedica a las inversiones en el extranjero.

Esta expansión financiera favorece la exportación de mercancías europeas, al tiempo que facilita las importaciones destinadas
a Europa, ya que los ingresos de estas inversiones van a permitir la adquisición de materias primas, y productos alimenticios en
mayores cantidades, los países prestamistas disponen de unos medios para presionar a los gobiernos de los países nuevos: las
grandes potencias intervienen para proteger los intereses de sus capitalistas y aprovechan para establecer influencia política.
Existe un tipo de diplomacia económica y financiera cuyo papel en la política de expansión de los estados europeos va siendo
cada vez más importante.

La expansión humana.

Europa es también un inmenso foco de emigración. El rápido aumento de la población es la causa principal del movimiento
masivo. En las regiones agrícolas de Europa, escasean las tierras para la población campesina, que al expatriarse intentara
acceder a una mejora en su nivel de vida. Lo que facilita esto es la facilidad de los viajes transoceánicos, y el bajo costo de los
pasajes, lo que incita a la emigración.

La gran ola de inmigrantes proviene principalmente de la Europa oriental y meridional. Desde Rusia, los polacos y los lituanos
se dirigen hacia América, mientras que los campesinos rusos propiamente dichos prefieren ir a los territorios asiáticos del
Imperio. El gran cupo de inmigrantes se lo lleva Italia.

Los Estados europeos no ponen obstáculos ante este éxodo, incluso son ventajosas desde el punto d vista político y social, es
una válvula de seguridad que puede evitar problemas.

Desde el punto de vista económico, este movimiento de masas favorece la explotación de la tierra de los nuevos países, por la
ayuda de sus inmigrantes europeos, ya que necesitan de la materia prima y productos alimenticios y con esta situación sale
ganando. A demás del que inmigrante contribuye a extender las ideas y los conceptos políticos y sociales de Europa.

La expansión de las ideas políticas.

A principios del siglo XX, Europa es el centro del liberalismo político. El régimen representativo, la libertad de prensa y la
garantía de los derechos individuales, excepto en Rusia y el Imperio Otomano, se consideran como progreso y síntoma de
civilización.

Pero las instituciones se han ido transformando con mayor o menor profundidad, inspirándose en el ejemplo de EEUU. Los
estados más grandes adoptaron el sistema federal, la elección del presidente de la Republica por la nación y abandonan el
régimen parlamentario. La Republica Presidencial se convirtió en el sistema más extendido.

En los estados de extremo oriente, la influencia de las ideas políticas europeas tropieza con la diferencia profunda de las
mentalidades. Y adoptan de manera superficial sus formas políticas, ya que no están convencidos del todo del sistema
propuesto por el europeo.

La expansión religiosa.

El apostolado de las misiones católicas se difunde las doctrinas a través del misionero, propagando un modo de civilización, la
europea, que es de esencia cristiana.

A pesar de la diferencias de métodos, todos persiguen el mismo objetivo: inculcar la fe en el ser humano, cuya mentalidad y
modo de razonar son distintos al de los hombres europeos. La conversión supone una revolución espiritual y moral para
transformar al individuo. Convencido de que la civilización europea es superior a las de Asia, África u Oceanía, el misionero
procura mejorar la vida del indígena. Las obras de caridad y de enseñanza primaria o técnica, suelen ser el modo de entrar en
contacto con las poblaciones que se muestran refractarias a la predicación directa. Se van formando una elite indígena, que
podrá constituir los mandos de la sociedad local y que será un movimiento favorable para el futuro apostolado. El misionero a
demás sirve como auxiliar para la colonización.

En los países de Extremo Oriente, es donde se encuentran las mayores resistencias hacia la obra misionera, ya que el culto a los
antepasados, desempeña un papel preponderante en la vida religiosa.

La presencia de los misioneros favorece la penetración de influencias europeas, facilita el contacto entre la administración y los
indígenas, en las colonias; ayuda a modificar el núcleo familiar, a luchar contra las plagas sociales, a combatir enfermedades
epidémicas.

La expansión intelectual.
En filosofía, literatura, arte, sigue siendo Europa la que orienta la actividad intelectual. A excepción del Extremo Oriente. En
América del sur predomina la influencia Francesa. En América del norte, a partir del siglo XX comienza a emanciparse de la
influencia europea y a cobrar una fisionomía original, pero en lo tocante a la vida artística sigue la influencia europea.

HOBSBAWM: DE LA PAZ A LA GUERRA.


Desde 1815 no había habido una guerra en la que estuvieran implicadas todas las potencias europeas. Las grandes potencias
elegían a sus víctimas entre los débiles y en el mundo no europeo. En el territorio de las víctimas potenciales más próximas y
de mayor extensión, el imperio otomano, en proceso de desintegración desde hacía tiempo, la guerra era una posibilidad
permanente porque los pueblos sometidos intentaban convertirse en estados independientes y posteriormente lucharon entre
sí arrastrando a las grandes potencias a esos conflictos. Los Balcanes cran calificados como el polvorín de Europa y,
ciertamente, fue allí donde estalló la explosión global de 1914.

En la década de 1890 la preocupación sobre la guerra era lo bastante fuerte como para inducir a la celebración de una serie de
congresos mundiales de paz —el 21 congreso debía celebrarse en Viena en septiembre de 1914—. la concesión de premios
Nobel de la Paz (1897) y la primera de las conferencias de paz de La Haya ( 1899), así como reuniones internacionales de
escépticos representantes dc los gobiernos y el primero de muchos encuentros, desde entonces, en los que los gobiernos han
declarado su inquebrantable, aunque teórico, compromiso con el ideal dc la paz. A partir de 1900 la guerra se acercó
notablemente y hacia 1910 todo el mundo era consciente de su inminencia.

Para la mayor parte dc los países occidentales y durante la mayor parte del período transcurrido entre 1871 y 1914, la guerra
europea era un recuerdo histórico o un ejercicio teórico para un futuro indeterminado. La función fundamental de los ejércitos
en sus sociedades era de carácter civil. El servicio militar obligatorio —el reclutamiento— era la regla en todas las potencias
con la excepción del Reino Unido y los Estados Unidos, aunque de hecho no todos los jóvenes eran reclutados; y con el
desarrollo de los movimientos socialistas de masas los generales y los políticos se sentían reticentes ante el hecho de poner las
armas en manos de unos proletarios potencialmente revolucionarios.

En cuanto a los gobiernos y las clases dirigentes, los ejércitos no sólo eran fuerzas que se utilizaban contra los enemigos
internos y externos, sino también un medio de asegurarse la lealtad, incluso el entusiasmo activo, de los ciudadanos que
sentían peligrosas simpatías por los movimientos de masas que minaban el orden social y político. Junto con la escuela
primaria, el servicio militar era, tal vez, el mecanismo más poderoso de que disponía el estado para inculcar un
comportamiento cívico adecuado y, sobre todo, para convertir al habitante de una aldea en un ciudadano patriota de una
nación. Para los habitantes no militares de Europa, entre 1871 y 1914 el aspecto más familiar de los ejércitos fue,
probablemente, la omnipresente banda militar, sin la cual los parques públicos y las celebraciones eran difíciles de imaginar.

Podían ser movilizados para reprimir el desorden y la protesta en momentos dc crisis social. Los gobiernos, especialmente los
que debían preocuparse de la opinión pública y sus electores, tenían cuidado en no poner a las tropas ante el riesgo de disparar
a sus conciudadanos: las consecuencias políticas del hecho de que los soldados dispararan contra los civiles podían ser muy
negativas, pero su negativa a hacerlo podía tener consecuencias aún peores, como quedó demostrado en Petrogrado en 1917.

Los costes dc los ejércitos no dejaban de ser importantes. Sin embargo, el trabajo del soldado en los países occidentales era
mucho menos peligroso que el de algunos grupos de trabajadores civiles, como los de los transportes (especialmente
marítimos) y los de las minas. Los mayores riesgos para la vida y la integridad física no los corrían los hombres de uniforme.

Los gobiernos, se lanzaron con todo entusiasmo a la carrera de equiparse con el armamento cuya novedad tecnológica les
permitiera situarse a la cabeza. La tecnología para matar, ya en proceso dc industrialización a mediados dc la centuria,
progresó de forma extraordinaria en el decenio de 1880. No sólo por la revolución virtual en la rapidez y potencia de fuego de
las armas pequeñas y de la artillería, sino también por la transformación de los barcos de guerra.

Esta carrera de armamentos comenzó de forma modesta a finales del decenio dc 1880 y se aceleró con el comienzo del nuevo
siglo, particularmente en los últimos años anteriores a la guerra-.No ha de sorprender que fuera a la armada, el sector de la
alta tecnología, que equivalía al sector de los misiles del gasto moderno en armamentos, a la que correspondió el crecimiento
más espectacular.

Una consecuencia de tan importantes gastos fue la necesidad dc recurrir a impuestos más elevados, a unos préstamos
inflacionarios o a ambos procedimientos para financiarlos. Pero una consecuencia, fue que convirtió, la muerte por las
diferentes patrias en una consecuencia de la industria a gran escala. La simbiosis dc la guerra y la producción para la guerra
transformó inevitablemente las relaciones entre el gobierno y la industria, como apuntó Friedrich Engels en 1892, «cuando la
guerra se convirtió en una rama de la grande industrie... la grande industrie pasó a ser una necesidad política”, u Al mismo
tiempo, el estado se convirtió en un elemento esencial para determinadas ramas de la industria. No era el mercado el que
decidía qué productos tenía que fabricar la industria, sino la competencia interminable de los gobiernos para conseguir el
aprovisionamiento adecuado de las armas más avanzadas, y por tanto más eficaces. Más aún, los gobiernos no necesitaban
tanto la fabricación real de armas, sino la capacidad para producirlas para satisfacer las necesidades de tiempo dc guerra.

Los estados se veían obligados, pues, a garantizar dc alguna forma la existencia de poderosas industrias nacionales de
armamento. Podrían haberse hecho cargo directamente de las manufacturas dc armamento, como lo habían hecho durante
mucho tiempo. Pero en ese tiempo los diferentes estados preferían establecer acuerdos con las empresas privadas. La guerra y
la concentración capitalista iban de la mano.

La acumulación dc armamento, que alcanzó proporciones temibles en los cinco años inmediatamente anteriores a 1914, hizo
que la situación fuera más explosiva.

II.

Es totalmente seguro que ningún gobierno de una gran potencia en los años anteriores a 1914 deseaba una guerra general
europea y tampoco un conflicto militar limitado con otra gran potencia europea. En vísperas del estallido de 1914, los
conflictos coloniales no parecían seguir planteando problemas insolubles para las diferentes potencias competidoras, hecho
que se ha utilizado, sin justificación, para afirmar que las rivalidades imperialistas no influyeron en absoluto en el estallido de la
primera guerra mundial.

Lo más que puede afirmarse es que en un momento determinado en la lenta caída hacia el abismo, la guerra pareció tan
inevitable que algunos gobiernos decidieron que era necesario elegir el momento más favorable, o el menos inconveniente,
para iniciar las hostilidades. Durante la crisis final dc 1914, precipitada por el intrascendente asesinato de un archiduque
austríaco a manos de un estudiante terrorista en una ciudad dc provincias dc los Balcanes, Austria sabía que se arriesgaba a
que estallara un conflicto mundial al amenazar a Serbia, y Alemania, con su decisión de apoyar plenamente a su aliada, hizo
que el conflicto fuera seguro. Pero como mostraron los acontecimientos, en el verano de 1914, a diferencia de lo que había
ocurrido en otras crisis anteriores, la paz fue rechazada por todas las potencias, incluso por los británicos, de quienes los
alemanes esperaban que permanecieran neutrales, incrementando así sus posibilidades dc derrotar a Francia y Rusia.

El origen del conflicto se halla en el carácter dc una situación nacional cada vez más deteriorada, que fue escapando
progresivamente al control dc los gobiernos. Gradualmente, Europa se encontró dividida en dos bloques opuestos de grandes
potencias. Esos bloques eran nuevos y resultaban esencialmente dc la aparición en el escenario europeo de un imperio alemán
unificado, establecido mediante la diplomacia y la guerra a expensas dc otros entre 1864 y 1871, y que trataba de protegerse
contra su principal perdedor, Francia mediante una serie dc alianzas en tiempo de paz, que a su vez desembocaron en otras
contraalianzas.

El sistema dc bloques dc potencias sólo llegó a ser un peligro para la paz cuando las alianzas enfrentadas se hicieron
permanentes, pero sobre todo cuando las disputas entre los dos bloques se convirtieron en confrontaciones incontrolables.
Pero en 1880, el alineamiento de las potencias en 1914 era totalmente impredecible. Naturalmente, era fácil determinar una
serie de aliados y enemigos potenciales. El rasgo diplomático más característico del período 1871-1914 fue la perpetuación de
la «Triple Alianza» de 1882. Que en realidad era una alianza germano-austríaca, pues el tercer integrante de la alianza, Italia,
no tardó en apartarse y unirse al bando antialemán en 1915.

Tres acontecimientos convirtieron el sistema de alianzas en una bomba de tiempo: una situación internacional de gran fluidez,
desestabilizada por nuevos problemas y ambiciones de las potencias. La lógica de la planificación militar conjunta que permitió
un enfrentamiento permanente entre los bloques y la integración de la quinta gran potencia, el Reino Unido, en uno de los
bloques. Entre 1903 y 1907, el Reino Unido ingresó en el bando antialcmán.

Dada la estructura de la diplomacia británica, una guerra contra Alemania era una posibilidad sumamente remota. La alianza
permanente con cualquier potencia continental parecía incompatible con el mantenimiento del equilibrio de poder que era el
objetivo fundamental de la política exterior británica. Una alianza con Francia podía ser considerada como algo improbable y la
alianza con Rusia resultaba casi impensable. Sin embargo, lo inverosímil se hizo realidad: el Reino Unido estableció un vínculo
permanente con Francia y Rusia contra Alemania.

En primer lugar, La rivalidad de las potencias, que anteriormente se centraba en gran medida en Europa y las zonas
adyacentes, era ahora global e imperialista, quedando al margen la mayor parte del continente americano, destinado a la
expansión imperialista exclusiva de los Estados Unidos a raíz de la doctrina Monroe. Ahora existían nuevos jugadores: Estados
Unidos que, si bien evitaba todavía los conflictos europeos, desarrollaba una política expansionista en el Pacífico, y Japón. De
hecho, la alianza del Reino Unido con Japón (1902) fue el primer paso hacia la Triple Alianza, pues la existencia de esa nueva
potencia, que pronto demostraría que podía derrotar por las armas al imperio zarista, redujo la amenaza rusa hacia el Reino
Unido y fortaleció la posición británica. Eso posibilitó la superación de una serie dc antiguos enfrentamientos ruso-británicos.

La globalización del juego de poder internacional transformó automáticamente la situación del país que, hasta entonces, había
sido la única gran potencia con objetivos políticos a escala global.

En segundo lugar, con la aparición de una economía capitalista industrial de dimensión mundial, el juego internacional
perseguía ahora objetivos totalmente distintos. Si es cierto que el desarrollo capitalista y el imperialismo son responsables del
deslizamiento incontrolado hacia un conflicto mundial, no se puede afirmar que muchos capitalistas deseaban
conscientemente la guerra. La guerra sólo la consideraban aceptable siempre y cuando no interfiriera con el desarrollo normal
denlos negocios. Aquellos a quienes la competencia internacional les favorecía no tenían motivo para la queja.

Los que se veían perjudicados solicitaban protección económica a sus gobiernos, pero eso no equivale a exigir la guerra.
Además, el mayor perdedor potencial, el Reino Unido, rechazó incluso esas peticiones y sus intereses económicos
permanecieron totalmente vinculados con la paz.

Sin embargo, es cierto que el desarrollo del capitalismo condujo inevitablemente al mundo en la dirección de la rivalidad entre
los estados, la expansión imperialista, el conflicto y la guerra.

Si bien es cierto que las transacciones financieras y comerciales del mundo pasaban todavía, y cada vez más, por Londres, el
Reino Unido había dejado de ser el «taller del mundo» y su mercado de importación más importante. Al contrario, había
entrado en un claro declive relativo.

En esas circunstancias, la rivalidad económica fue un factor que intervino de forma decisiva en las acciones políticas e incluso
militares. La primera consecuencia dc ese hecho fue el nacimiento del proteccionismo durante el período de la gran depresión.
Desde el punto de vista del capital, el apoyo político podía ser fundamental para eliminar la competencia extranjera y podía
tener también una importancia vital en aquellas zonas del mundo donde competían las empresas de las economías industriales
nacionales. Desde el punto de vista de los estados, la economía era, pues, la base misma del poder internacional y su criterio.
Era imposible concebir una «gran potencia» que no fuera al mismo tiempo una «gran economía», transformación que se ilustra
por el ascenso de los Estados Unidos y el relativo debilitamiento del imperio zarista.

Lo que hizo tan peligrosa esa identificación del poder económico con el poder político-militar fue no sólo la rivalidad nacional
por conseguir los mercados mundiales y los recursos materiales y por el control dc determinadas regiones como el Próximo
Oriente y el Oriente Medio, donde tantas veces coincidían los intereses económicos y estratégicos. Mucho antes de 1914 la
diplomacia del petróleo era ya un factor de primer orden en el Oriente Medio. La penetración económica y estratégica
alemana en el imperio otomano preocupaba a los británicos y contribuyó a que Turquía se alineara junto a Alemania durante la
guerra. Dada la fusión que se había operado entre la economía y la política, incluso la división pacífica de las áreas en disputa
en «zonas dc influencia» no servía para mantener bajo control la rivalidad internacional. La llave para que ese control fuera
posible era la restricción deliberada de los objetivos. En tanto en cuanto los estados pudieran definir con precisión sus
objetivos diplomáticos, el cálculo y la negociación serían posibles.

Pero el rasgo característico de la acumulación capitalista era su ausencia de límites. El nuevo esquema de la política mundial el
que desestabilizó las estructuras de la política internacional tradicional.

Pero lo que hacía que el mundo fuera un lugar aún más peligroso era la ecuación crecimiento económico y poder político
ilimitado, que se aceptó de forma inconsciente.
El peligro estribaba en que una potencia mundial necesitaba una armada mundial y, en consecuencia, en 1897 Alemania
comenzó a construir una gran armada, que tenía la ventaja de representar no a los antiguos estados alemanes, sino
exclusivamente a la nueva Alemania unificada.

El Reino Unido pretendía mantener el statu quo, mientras que Alemania deseaba cambiarlo, inevitablemente, aunque no
intencionadamente, a expensas del Reino Unido. En estas circunstancias, y dada la rivalidad económica entre las industrias de
los dos países, no ha de sorprender que el Reino Unido considerara a Alemania como el más probable y peligroso de sus
adversarios potenciales. La derrota de Rusia había destruido, por vez primera, el equilibrio de las potencias en el continente
europeo que durante tanto tiempo habían dado por sentado los ministros de Asuntos Exteriores británicos. Alemania se reveló
como la fuerza militar dominante en Europa. La Triple Alianza 1882 / la Triple Entente 1907.

A partir dc 1905 la desestabilización de la situación internacional como consecuencia de la nueva oleada de revoluciones
ocurridas en las márgenes de las sociedades «burguesas» añadió nuevo material combustible a un mundo que se preparaba ya
para estallar en llamas. Se produjo la Revolución rusa en 1905, que incapacitó temporalmente al imperio zarista, estimulando a
Alemania a plantear sus reivindicaciones en Marruecos, intimidando a Francia. Berlín se vio obligada a retirarse de la
Conferencia de Algeciras (enero de 1906) como consecuencia del apoyo británico a Francia, en parte porque un conflicto serio
a propósito de una cuestión puramente colonial resultaba poco atractivo desde el punto de vista político y en parte porque la
flota alemana no se sentía todavía lo bastante fuerte como para afrontar una guerra contra la armada británica. Dos años
después, la Revolución -turca dio al traste con todos los acuerdos trabajosamente conseguidos para garantizar el equilibrio
internacional en el siempre explosivo Próximo Oriente. Austria utilizó la oportunidad para anexionarse formalmente Bosnia-
Herzegovina, precipitando así una crisis con Rusia que sólo se pudo resolver cuando Alemania amenazó con prestar apoyo
militar a Austria. La tercera gran crisis internacional.

Alemania envió un barco dc guerra para ocupar el puerto de Agadir, pero se vio obligada a retirarse ante la amenaza británica
de entrar en guerra apoyando a Francia.

La siguiente crisis balcánica se precipitó el 28 de junio de 1914 cuando el heredero al trono de Austria, el archiduque Francisco
Femando, visitaba la capital de Bosnia, Sarajevo.

Comenzó a ser cada vez más difícil controlar y, más aún, absorber e integrar las movilizaciones y contra-movilizaciones de unos
súbditos que estaban en proceso de convertirse en ciudadanos democráticos. La política democrática constituía un elemento
de alto riesgo.

Había una potencia que no podía dejar de afirmar su presencia en el juego militar, porque parecía condenada sin él: Austria-
Hungría, desgarrada desde mediados del decenio de 1890 como consecuencia dc unos problemas nacionales cada vez más
difíciles de manejar, entre los que el más recalcitrante y peligroso parecía ser el que planteaban los eslavos del sur, y ello por
tres razones. En primer lugar, porque no sólo planteaban los mismos problemas que otras nacionalidades del imperio
multinacional, organizadas políticamente, que se hostigaban mutuamente para conseguir ventajas, sino porque la situación se
complicaba al pertenecer tanto al gobierno de Viena, flexible desde el punto de vista lingüístico, como al gobierno dc Budapest,
decidido a imponer la magiarización de forma implacable. En segundo lugar, porque el problema de los eslavos no podía
separarse de la política en los Balcanes. En tercer lugar, porque el hundimiento del imperio otomano condenaba prácticamente
al imperio de los Habsburgo, a menos que pudiera demostrar más allá de toda duda que era todavía una gran potencia en los
Balcanes que nadie podía perturbar.

En resumen, las crisis internacionales y las crisis internas se conjugaron en los mismos años anteriores a 1914. Rusia,
amenazada de nuevo por la revolución social; Austria, con el peligro de desintegración de un imperio múltiple que ya no podía
ser controlado políticamente; incluso Alemania, polarizada y tal vez amenazada por el inmovilismo como consecuencia de sus
divisiones políticas; todos dirigieron la mirada a los militares y a sus soluciones. Los británicos preferían los barcos de guerra a
los soldados: la flota era siempre popular, una gloria nacional aceptable para los liberales como protectora del comercio.

Pero aunque el gobierno británico se mostró partidario de la paz hasta el último momento —o, más bien, se negó a tomar
posición por miedo a producir una división en el gobierno liberal—, no podía plantearse la posibilidad de permanecer al
margen de la guerra. Por fortuna, la invasión de Bélgica por parte de Alemania, preparada desde hacía mucho tiempo según los
esquemas del plan Schlieffen. Proporcionó a Londres la justificación moral a efectos diplomáticos y militares.
Es un error creer que en 1914 los gobiernos se lanzaron a la guerra para quitar hierro a sus crisis sociales internas. A lo sumo,
consideraron que el patriotismo permitiría superar en parte la resistencia y la falta de cooperación.

Los movimientos obreros y socialistas organizados rechazaban apasionadamente el militarismo y la guerra, y la Internacional
Socialista se comprometió incluso, en 1907, a organizar una huelga general internacional contra la guerra, pero los políticos no
tomaron en serio estas amenazas. La llamada de los gobiernos a las armas no encontró una resistencia eficaz.

Las masas avanzaron tras las banderas de sus estados respectivos y abandonaron a los líderes que se oponían a la guerra.

PALMER Y COLTON: PRIMERA GUERRA MUNDIAL.


La anarquía internacional.

El Imperio Alemán era el más fuerte, los estados europeos nunca habían mantenido tan gigantescos ejércitos en tiempo de paz,
como a principios del siglo XX. En 1914, cada una de las potencias tenían, no solo grandes ejércitos en pie de guerra, sino
también millones de reservas con la debida preparación entre la población civil.

Alianzas rivales: La Triple Alianza contra la Triple Entente.

Una vez unidos, los alemanes iniciaron su revolución industrial. Las manufacturas, las finanzas, la marina, la población, se
incrementaron extraordinariamente. Los alemanes estaban convencidos de que necesitaban y merecían algún tipo de
supremacía reconocida como la de los ingleses. Ni los ingleses ni los franceses, que eran los dirigentes de la Europa moderna
desde el siglo XVII, podían entusiasmarse ante aquellas aspiraciones alemanas. Veían a los alemanes alzarse como rivales
coloniales en África, en el Próximo y el lejano Oriente y observaban como otros estados europeos gravitaban en la órbita de
Berlín, mirándolo como su protector.

Con posteridad a 1871, Bismark siguió una política de paz, hasta su retiro en 1890. En 1879, formo una alianza militar con
Austria-Hungría, que duro hasta la Primer Guerra. Sus condiciones eran, que si en algún miembro se veía envuelto en una
guerra con dos o más potencia, sus aliados acudirían en su ayuda con la fuerza de las armas. Bismark firmo un tratado de
resguardo con Rusia también, como Rusia y Austria eran enemigas (a causa de los Balcanes). Tras el retiro de Bismark, el
acuerdo rusa-alemán fue abandonado.

Los franceses, en presencia de la Triple Alianza, no tardaron en aprovechar la oportunidad para formar su propia alianza con
Rusia, la Alianza Franco-Rusa firmada en 1894. En su tiempo, esto fue considerado casi imposible políticamente. La república
francesa representaba todo lo radical y el imperio Ruso, todo lo reaccionario y autocrático.

En 1894, el Continente estaba dividió en dos campos opuestos, el germano-austriaco-húngaro contra el franco-ruso. Las
relaciones inglesas con Francia y con Rusia eran malísimas. Pero políticamente, era difícil cooperar, los alemanes construyeron
una marina de guerra. Un nuevo tipo de carrera se incorporaba al cuadro: la competencia naval entre Alemania y Gran
Bretaña.

En 1912, se consideró como una positiva amenaza. Los alemanes insistían en que ellos necesitaban una marina de guerra para
proteger sus colonias, para seguridad de su comercio exterior y para los fines generales de su grandeza.

En 1902, los ingleses, formaron una alianza militar con el Japón, contra su común enemigo, Rusia. La ruptura decisiva se
produjo en 1904, y a partir de ella se ve la crisis que desembocaron en la Guerra Mundial.

En 1904, los franceses reconocieron la ocupación británica de Egipto y los ingleses reconocieron la penetración francesa en
Marruecos. En 1907, Inglaterra y Rusia resuelven sus diferencias en un convenio anglo-ruso. (Triple entente)

LAS CRISIS DE MARRUECOS Y DE LOS BALCANES.

Los franceses estaban tomando más concesiones y más empréstitos en Marruecos. En marzo de 1905, Guillermo II desembarco
de un buque de guerra alemán en Tánger, donde pronuncio un alarmante discurso en favor de la independencia marroquí.
Para lo que Alemania estaba intentando romper el reciente entendimiento entre Francia e Inglaterra. En 1906, apoyo las
pretensiones francesas en Marruecos.
En 1911, se produjo una 2da crisis en Marruecos, pasó obteniendo los alemanes unas insignificantes concesiones en África, ya
que habían arribado en el lugar.

Una serie de crisis sacudía los Balcanes. Serbios, bosniacos, croatas y eslavos, que adoptaron la denominación de eslavos del
sur o yugoslavos. Los eslavos del sur debían formar un estado independiente propio. Esto significaba que un elemento de la
población austriaco-húngara, las nacionalistas croatas y eslavos, querían abandonar el imperio y unirse con Serbia a través de
la frontera.

A costa de Austria-Hungría encerraba a Croacia-Eslovenia dentro de sus fronteras y ocupaba a Bosnia.

Esta mezcla entro en ebullición en 1908, a causa de dos acontecimientos: el primero consistió en que los Jóvenes Turco, se
disputaron a llevar a cabo una revolución. Obligaron al sultán a restablecer la constitución liberal-parlamentaria de 1876. El
segundo fue que Rusia, intervenía activamente en el escenario balcánico y en el turco. Rusia como siempre, quería el control
sobre Constantinopla. Pero si los Jóvenes Turcos modernizaban y fortalecían en el Imperio Otomano, Austria nunca conseguiría
Bosnia, ni los rusos Constantinopla.

En 1908, convocarían una conferencia internacional, en la que Rusia apoyaría la anexión austriaca de Bosnia y Austria apoyaría
la apertura de los Estrechos a los barcos de guerra rusos. Austria, sin esperar a ninguna conferencia, proclamo la anexión de
Bosnia. Esto enfureció a los serbios, que habían decidido que Bosnia era suya. Mientras tanto, en aquel mismo año, los
búlgaros y los cretenses rompían finalmente con el Imperio Turco, Bulgaria declarándose independiente y Creta uniéndose a
Grecia. La Triple Entente se negaron a apoyarle.

En 1911, Italia declaro la guerra a Turquía, Bulgaria, Serbia y Grecia unieron sus fuerzas para su propia guerra contra Turquía,
esperando anexionarse territorios balcánicos. Turquía no tardó en ser derrotada, pero los búlgaros reclamaron de Macedonia
más de lo que los serbios querían cederles, de modo que la primera guerra balcánica de 1912, se vio seguida en 1913, pi otra
en la que Serbia, Grecia, Rumania y Turquía atacaron y derrotaron a Bulgaria. Luego se desarrolló una tercera más devastadora.

LA CRISIS DE SARAJENO Y EL ESTALLDIO DE LA GUERRA.

El 28 de junio de 1914, un joven revolucionario bosniaco, miembro de la sociedad secreta de la Mano Negra, asesino al
heredero del imperio de los Habsburgo, el archiduque Francisco Fernando, en las calles de Sarajevo, capital de Bosnia, en el
imperio Austriaco. Era conocido por su actitud favorable que pudiera asignarse a los eslavos una situación más equitativa.

El gobierno austriaco, se dispuso a aplastar la independencia de Serbia, núcleo de la agitación de los eslavos del sur, aunque no
a anexionarla, porque ahora se creía que eran ya demasiados los eslavos que había dentro de imperio. Los alemanes, con su
famoso cheque en blanco, animaron a los austriacos a mostrarse firmes. Los austriacos enviaron un drástico ultimátum a
Serbia, exigiendo, permitiese a funcionarios austriacos colaborar en la investigación y en el castigo de los autores del asesinato.
Los serbios contaban con el apoyo ruso, incluso hasta el extremo de la guerra. Francia le entregaba un cheque en blanco a
Rusia. Los serbios rechazaron la actitud crítica de ultimátum austriaco como una intromisión en la soberanía serbia y Austria
seria ayudada por Alemania, Rusia movilizo, imprudentemente, su ejército hacia la frontera alemana, a la vez que hacia la
austriaca. El gobierno alemán exigió que terminase la movilización rusa en su frontera, y al no recibir respuesta, declaro la
guerra a Rusia, el día 1 de agosto de 1914. Convencida de que Francia, en todo caso, entraría en la guerra al lado de Rusia,
Alemania declaro también la guerra a Francia, el día 3 de agosto.

El carácter evasivo de la política británica se convierte en una causa de las que contribuyeron a la guerra. Los ingleses estaban
comprometidos con Francia, la flota francesa se había concentrado en el Mediterráneo, cuidando de sus intereses, mientras la
flota británica cuidaba los intereses franceses en el norte. La costa francesa del Canal se hallaba, expuesta a un ataque naval
alemán, si los ingleses no la defendían. El plan alemán de aplastar rápidamente a Francia solo podía tener éxito cruzando
Bélgica. Los alemanes la invadieron violando el tratado de 1839 que había garantizado la neutralidad belga. Inglaterra declaro
la guerra a Alemania, el día 4 de agosto.

Los alemanes se quejaban de estar cercados por Francia y Rusia. Dispuestos a aceptar incluso una guerra de alcance europeo
para romper su amenaza de cerco por las potencias de la Entente, no podían menos que mantener a su único aliado, Austria
Hungría, que, por su parte, ponía precio a su apoyo. Los franceses temían un inminente conflicto con Alemania. En cuanto a
Rusia, se trataba de dos imperios declinantes. En especial después de 1900, el régimen zarista de un revolucionario endémico y
el imperio de los Habsburgo, de una agitación nacionalista crónica.
Fue Rusia la que arrastro a Francia y luego a Gran Bretaña a la guerra y Austria la que arrastro a Alemania. Desde este punto
de vista, la tragedia de 1914 es la de que las partes, más atrasadas o políticamente desahuciadas de Europa arrastraron al
desastre, por medio del sistema de alianzas, automáticamente, a las partes más avanzadas.

El Imperio Alemán afrontaba también una crisis interna. Los socialdemócratas eran antiimperialistas y antibélicos. La política
estaba decidida por hombres de la antigua clase alta intacta, en la que los intereses del ejército y de la marina, reforzados
ahora por los nuevos liberales participaron de la ambición de la convertir a Alemania en una potencia mundial, a la altura de
cualquier otra.

En un sentido amplio, la incapacidad de Europa para asimilar la Alemania industrial consolidadas que surgió después de 1870 y
emprendió su carrera hacia la posición de potencia mundial relativamente tarde, fue una remota y fundamental causa de la
guerra.

El mundo tenía una economía internacional, pero una política nacional. Los países industriales eran especialmente vulnerables,
al depender, de la importación, a cambio, de bienes, de servicios o de capital. Pero no había un estado mundial para regir el
sistema de alcance mundial y que asegurase la participación en la economía mundial a todas las naciones y en todas las
circunstancias. Esto provoco, en parte, los impulsos imperialistas, con los que cada gran potencia trataba de acotar para sí
misma una parte del sistema mundial. Y provoco también la búsqueda de aliados y de alianzas vinculantes; un mundo que era
anárquico.

EL ETANCAMIENTO ARMADO.

La primer guerra duro más de 4 años, desde 1914 hasta fines de 1918, entrando los Estados Unidos en el último año. Alemania
y sus aliados se llamaron las Potencias Centrales, mientras los gobiernos de la Entente se llamaron los Aliados.

Se esperaba, una guerra corta, Alemania tenía planes de una lucha en dos frentes, contra Francia y contra Rusia, con la ventaja
de las vías férreas. El plan de guerra alemán, PLAN SCHLIEFFEN. La idea consistía en derrotar, primero a Francia, mediante el
rápido desplazamiento rodado de un formidable ejercito a través de Bélgica y luego dirigirse, contra Rusia, cuya gran extensión
y ferrocarriles menos desarrollados, obligarían a un despliegue más lento. Este plan parecía haber funcionado en un primer
momento, pero surgió una dificultad; los rusos lanzaban dos ejércitos contra Alemania, que penetraban en la Prusia Oriental.
Los alemanes tuvieron que retirarse. La esperanza de derrumbar a Francia de un solo golpe se desvaneció. Las grandes victorias
que los alemanes lograron fueron al Este.

Como la aviación estaba solamente empezando y el transporte motorizado era todavía nuevo, las armas que se destacaron fue
la ametralladora. El resultado fue a lo largo estancamiento de la guerra en las trincheras.

En 1915, los alemanes y los austro-húngaro dedicaron su principal esfuerzo a un intento de dejar fuera de combate a Rusia.
Penetraron en el imperio zarista. Las perdidas rusas fueron enormes, los ingleses y los franceses lanzaron un ataque naval
contra Turquía, apuntando a Constantinopla.

En 1916, ambos se centraron de nuevo en la Francia septentrional en un intento de romper el punto muerto. La batalla de
Verdum duró 6 meses, donde los alemanes abandonaron.

LA GUERRA EN EL MAR.

Las leyes internacionales de la época dividían en dos clases los artículos dirigidos a un país en guerra. Una clase se llamaba
contrabando, e incluía municiones y ciertas materias primas especificadas, que podían utilizarse para la fabricación de
pertrechos militares. La otra clase, que incluía víveres y algodón en rama, se definía como no contrabando. Se suponía que,
según la ley internacional, un país podía imponer artículos de no contrabando, incluso en tiempo de guerra.

El propósito consistía en impedir que una potencia marítima (Inglaterra) pudiera condenar al hambre a un enemigo en tiempo
de guerra, ni estorbar siquiera la producción civil normal.

La guerra económica ocupaba un lugar junto al ataque armado, los aliados promulgaron una nueva ley internacional. La
distinción entre contrabando y no contrabando fue gradualmente abolida. La marina de guerra británica procedió a interceptar
todos los artículos de cualquier carácter destinados a Alemania o a sus aliados. A los neutrales, entre quienes los más
perjudicados eran los americanos, los holandeses y los escandinavos, no se les permitía, en absoluto, dirigirse a puertos
alemanes, los estados unidos protestaron contra aquellos métodos. Defendían los derechos de los neutrales. Cuando los
estados unidos entraron en la guerra, adoptaron la posición aliada, y su flota pasó a imponer los mismos métodos.

Los alemanes replicaron con un intenso de bloquear a Inglaterra. Durante algún tiempo, de destruir los barcos ingleses,
confiaban especialmente en los submarinos. El submarino era un arma tosca, no siempre podía decir que tipo de barco estaba
atacando, no hacer muchas coas. El barco de línea Lusitania, fue torpedeado, era un barco inglés, llevaba pertrechos de guerra
fabricados en los estados unidos. El presidente Wilson, informo a los alemanes que otro acto semejante sería considerado
deliberadamente inamistoso. Los alemanes, para evitar conflictos, se convirtieron durante dos años, sin hacer un pleno uso de
sus submarinos.

MANIOBRAS DIPLOMATICAS Y ACUERDOS SECRETOS.

Las dos partes buscaban nuevos aliados. El Imperio Turco se había unido a Alemania, Bulgaria, que era anti-serbia, había hecho
lo mismo en 1915.

El gobierno italiano ligo su suerte a los aliados en el tratado secreto de Londres de 1915. Se acordó que, si los aliados ganaban
la guerra, Italia recibiría (de Austria) varios territorios. Si Inglaterra y Francia se apoderaban de las colonias africanas de
Alemania, Italia recibiría mejoras territoriales en Libia y en Somalia. Italia abrió un frente contra Austria-Hungría en 1915.

El secretario alemán, atreves de un telegrama, le comunico al presidente mexicano que si los EE.UU. se unían a la guerra, ellos
formarían una alianza con México, lo que le permitiría recuperar territorios perdidos.

Mediante un tratado secreto de 1915, acordaron, una vez acordada la posición aliada, Rusia podría proceder a la anexión de
Constantinopla y otros territorios. En 1917 el gobierno británico prometía apoyar la idea de una patria judía.

Los japoneses veían la oportunidad en la auto-destrucción de los europeos. El Japón declaro la guerra a Alemania.

Objetivos alemanes: su imperio ampliado que dominase toda Europa central y anexiones, satélites tanto en Europa occidental
como oriental. Anexionar Lituania, parte de Polonia, y el resto se uniría a Galitzia austriaca para conformar un nuevo estado de
dominación alemana. Bélgica para acceder al atlántico, Lorena por la minería.

EL HUNDIMIENTO DE RUSIA Y LA INTERVENCION DE LOS ESTADOS UNIDOS.

El régimen zarista perdió la lealtad de todos los elementos del pueblo en marzo de 1917, las tropas de San Petersburgo se
amotinaron, mientras las huelgas y los disturbios devastaban la ciudad. Nicolás II abdico. Tomo el poder un gobierno
provisional, formado por nobles liberales y dirigentes de la clase media, demócratas y constitucionalistas. Sus miembros
partidarios del liberalismo de la Europa occidental, creían que un régimen liberal y parlamentario no podría tener éxito en
Rusia, a menos que el imperio alemán fuese derrotado.

El partido marxista ruso, los socialdemócratas, estaba dividido entre facciones mencheviques y bolcheviques, siendo la ultima
más extremista. Los dirigentes bolcheviques habían vivido, como desterrados en la Europa occidental. El gobierno alemán le
ofreció a Lenin, paso libre a través de Alemania, hasta Rusia. Se trataba de provocar la rebelión contra el gobierno provisional,
eliminando finalmente a Rusia.

En noviembre de 1917, Lenin y los bolcheviques estuvieron en condiciones de adueñarse del poder. Los bolcheviques estaban a
favor de la paz con Alemania, en parte para ganar la adhesión popular rusa, y xq consideraban a la guerra, desde el punto
imparcial, como una lucha entre potencias capitalistas e imperialista, que acabarían destruyéndose unas a otras, en beneficio
del socialismo. El 3 de diciembre, de 1917, se inició una conferencia de paz entre los bolcheviques y los alemanes en Brest-
Litovsk. Mientras tanto, los pueblos que se hallaban dentro de la frontera occidental de la vieja Rusia, polacos, ucranianos,
Besarabianos, estenos, letones, finlandeses, con el respaldo alemán, proclamaron su independencia nacional. Los
bolcheviques, se vieron obligados a formar con Alemania, un tratado al que se le oponían, en 1918, reconociendo la
independencia perdida para RUSIA, POLONIA, UCRANIA, FINLANDIA y las provincias bálticas.

No solo había neutralizado a Rusia, sino que ahora dominaban la Europa oriental mediante los títeres colocados como jefes de
los nuevos estados independientes. Como consecuencia ya no había una guerra de dos frentes.

ESTADOS UNIDOS Y LA GUERRA.


Wilson se inclinaba como neutral, pero con una corriente de amistad con los ingleses. La venta de material de guerra con los
aliados y la compra de los bonos de los gob aliados, habían dado ciertos círculos limitados, pero influyentes, un interés material
por una victoria aliada, que beneficiaria la causa democrática, de lal libertad y el progreso, mucho más que una victoria del
imperio alemán.

Por otra parte, Inglaterra y Francia, eran sospechosas de motivaciones impuras, aliadas con la autocracia rusa, el zarismo
reaccionario y brutal.

Con la caída del zarismo una barrera ideológica se había derrumbado y la demanda de una intervención americana para
salvaguardar la democracia se hacía más insistente.

En Alemania el ejército y la marina habían tomado la más alta política. La guerra submarina ilimitada se reanudaría el 1 de
febrero de 1917. Estaba previsto que los estados unidos declararan la guerra, pero el Alto Mando Alemán creía que esto no
supondría, inmediatamente, ninguna diferencia. Calculaban que entre el momento en que los EE.UU. entrasen en lka guerra y
el momento en que pudieran tomar parte en ella con su ejército, habría transcurrido alrededor de un año. Los autores del
proyecto aseguraban, en un plazo de 6 meses, que ellos podían derrotar a Inglaterra.

El 31 de enero de 1917, los alemanes notificaron a Wilson la reanudación de los ataques submarinos ilimitados. Anunciaban
que hundirían los barcos mercantes que encontrasen en una zona alrededor de las Islas Británicas o en el Mediterráneo.
Wilson rompió las relaciones diplomáticas y ordeno que se armasen los buques de carga americanos. Agentes secretos
alemanes habían estado, en américa, fomentando huelgas y provocando explosiones en fábricas. En febrero y marzo, fueron
hundidos varios barcos americanos. Los EE.UU. entraban en la guerra con el fin de salvar al mundo para la democracia. (para
este momento Inglaterra estaba siendo derrotada, pero los EE.UU. la ayudan a recuperarse) .

Los autro-hungaros, reforzados con tropas alemanas, aplastaron a los italianos en la batalla de Caporetto. Nuevamente el
estancamiento de Europa, ya que los aliados esperaban a los americanos y darles a los americanos tiempo de llegar. Los
americanos emplearon el reclutamiento obligatorio en ese tiempo. La banca privada, concedió préstamos hasta el mismo
gobierno, los aliados lo utilizaban para comprar alimentos y pertrechos en EE.UU. Como consecuencia batía records de
producción las fabricas americanas, transformándose la industria civil en un uso de guerra, pero el consumo civil se redujo.

LA FASE FINAL DE LA GUERRA.

El alto mando alemán notifico a su gobierno que no podía ganar la guerra, después de estar en batalla con los americanos. El
ministerio de negocios extranjeros alemán hizo propuestas de paz al presidente Wilson. Se acordó un armisticio y el 11 de
noviembre de 1918, cesaron las hostilidades en el frente occidental.

EL HUNDIMIENTO DE LOS IMPERIOS AUSTRIACO Y ALEMAN.

Las nacionalidades sometidas a los Habsburgo, o los consejos naciones que las representaban en las capitales occidentales,
obtenían un creciente reconocimiento de los aliados y en octubre declaraban su independencia. El último emperador austriaco,
Carlos I, abdico el 12 de noviembre y a al día siguiente, Austria se proclamaba república, al igual que Hungría, una semana
después. Había surgido, por su propia acción, los nuevos estados de CHESCOLOVAQUIA, YUGOSLAVIA RUMANIA y una
HUNGRIA republicana y una miniatura de Austria republicana.

Al pedir inmediatas negociaciones de paz, lo hacía con dos propósitos. Primero: porque podría ganar tiempo para reagrupar
sus ejércitos y preparar una nueva ofensiva. O el hundimiento se hacía inevitable, entonces serían los elementos civiles o
democráticos de Alemania que los pedirían la paz.

Se pensó que el príncipe liberal Max de Baden presidiese un gabinete en el que figurasen incluso socialistas. En octubre, se
llevaron a cabo algunas reformas, se puso fin al sistema bismarkiano, y Alemania se convirtió en una monarquía constitucional
liberal. Wilson, quería estar seguro de que estaba tratando con el propio pueblo alemán, no con una elite desacreditada. En
Alemania, a medida que se extendía la evidencia del desastre militar, muchas gentes comenzaron a considerar al Kaiser como
un obstáculo de paz. Los marineros se amotinaron y se formaron varios consejos de obreros y de soldados. Los socialistas
amenazaron con retirarse del gabinete de reciente formación. Si Guillermo II no abdicaba. Se inició una huelga general,
capitaneada por una minoría de socialistas y sindicalistas. Guillermo II abdico y huyo. El mismo día, se proclamó la república en
Alemania y la guerra terminaba.
EL IMPACTO ECONOMICO Y SOCIAL DE LA GUERRA.

Para el viejo capitalismo (o liberalismo económico) había sido esencial la idea de que la administración pública debía dejar en
libertad a las empresas, o regular ciertas condiciones generales. Antes de 1914, los gobiernos habían intervenido cada vez más
en el campo económico. Habían impuesto tarifas aduaneras, protegió industrias nacionales, busco mercados o materias primas
mediante la expansión imperialista o aprobando legislaciones sociales proteccionistas en beneficio de las clases asalariadas.

La economía planificada se aplicó por primera vez en la Primera Guerra Mundial. Por primera vez el estado intento dirigir toda
la riqueza, los recursos y el propósito moral de la sociedad a un solo fin.

En 1916,. Cada gobierno había creado un sistema de juntas, oficinas, consejos y comisiones para coordinar su esfuerzo de
guerra. Con el objetivo de que toda la mano de obra sea eficazmente utilizada.

La producción para usos civiles o para simples finalidades de lujo, se redujo al mínimo. No se les permitía a los empresarios que
abriesen o cerraran fábricas por su voluntad. No podían iniciar un nuevo negocio sin su autorización, porque la flotación de
bonos y acciones estaba controlada. Si una fábrica era ineficiente o no producía beneficios el gobierno se hacía cargo de ella. La
meta era la coordinación o racionalización de la producción.

En cuanto a las clases altas y medias, les resultaba embarazoso mostrar sus comodidades, por esto era patriótico comer poco y
utilizar trajes viejos. La guerra de algún modo impulso la idea de igualdad económica. Se introdujeron grandes cantidades de
mujeres en las fábricas y la oficina, reposicionando la posición de la mujer en la sociedad.

El comercio exterior se convirtió en un monopolio del estado, en que las empresas privadas operaban de acuerdo a licencias y
cuotas rigurosas.

En lo referente a los aliados europeos, que ya antes de la guerra habían exportado menos de los que importaban y ahora
exportaban lo menos posible, solo podían hacer compras a EE.UU., gracias a los préstamos del gob americano. Eeuu dejo de ser
deudor y se convirtió en el país acreedor más importante del mundo, al que los europeos debían.

Cada gobierno creo una junta d la marina, para incrementar su construcción. A si el control y la asignación acabaron
haciéndose internacionales bajo CONSEJO DE LA MARINA INTERALIADA.

Alemania, al negársele el acceso al mar y también a Rusia y a Europa occidental, se vio obligada a adoptar medidas de
autosuficiencia sin precedentes. Sus controles gubernamentales eran más completos y más eficientes, produciendo lo que ellos
llamaron socialismo de guerra. La industria química alemana desarrollo muchos otros productos sustitutivos, como el caucho
sintético. La producción alemana se organizó como campañas de guerra, con la intervención del estado.

INFLACION, CAMBIS INDUSTTRIALES, CONTROL DE IDEAS.

Ningún gobierno podía recaudar todos los fondos que necesitaba, como resultado fue la rápida inflación de los precios. Las
grandes deudas nacionales significaron la elevación de los impuestos. Durante la guerra los aliados continentales tomaron
préstamos de Inglaterra, y ellos y los ingleses de EE.UU. Para pagar la deuda se veían obligados a producir más de lo que
consumían. (antes de 1914 se solía importar más de lo que se exportaba).

El resto del mundo acelero su industrialización, la capacidad productiva de los EE.UU. se incrementó. Los jampones
escomenzaron a vender en la China, India y América del Sur.

Con Alemania marginada del mercado mundial y con Inglaterra y Francia produciendo desesperadamente, la posición de
Europa occidental como taller del mundo estaba siendo socavado. Después de la guerra Europa tuvo más competidores.

La libertad de pensamiento fue desechada, la propaganda y la censura se implementaron. La literatura universal, la prensa de
masa, las películas fueron los medios para la dirección del pensamiento popular.

LA PAZ DE PARIS, 1919.

Los vencedores se reunieron en Paris en 1919 para reconstruir el mundo. Firmaron 5 tratados: con Austria, con Hungría, con
Bulgaria, con Turquía y con Alemania, el tratado de Versalles el más destacado.
LOS CATORCE PUNTOAS Y EL TRATADO DE VERSALLES.

Los 14 puntos exigía que se pusieran fin a los tratados secretos y la diplomacia secreta, libertad de los mares eliminación de las
barreras y desigualdades del comercio internacional, reducción de armamento, reajustes coloniales, evacuación de los
territorios ocupados, autodeterminación de las nacionalidades y el trazado de fronteras a lo largo de las líneas nacionales y por
ultimo una organización política internacional para evitar la guerra. Wilson defendía la realización de los movimientos
democráticos, liberal, progresista y nacionalista del siglo pasado, de las ideas de la ilustración, revolución francesa y de 1848.
Se censuraba la vieja democracia xq conducía a la guerra.

Wilson tenía dificultades para convencerlos de los 14 puntos, los franceses exigían una garantía de indemnización alemana por
los daños de guerra.

27 naciones se reunieron en Paris, en enero de 1919. Las cuestiones se decidían en conferencias entre los cuatro grandes:
WILSON, LLOYD GEORGE, por Inglaterra, CLEMENCEAU, por Francia y Orlando, POR Italia.

Wilson empezó una batalla por la creación de la sociedad de naciones., permanente en el que todas las naciones, sin sacrificar
su soberanía, se reunían a discutir y resolver disputas, sin recurrir a la guerra. Pero Wilson se vio obligado a replantear los 14
puntos.

Los franceses cedieron condición de obtener su seguridad de otra forma, mediante una promesa de Inglaterra y los EE.UU. de
ayudarlos, si eran atacados de nuevo. En Paris se firma un tratado de garantías anglo-franco-americano.

Lorena y Alsacia volvieron a Francia. Las fortificaciones y las tropas alemanas dejarían un ancho cinturón vacío en Renania.
Tropas aliadas ocuparían Renania durante 15 años, para asegurar el cumplimiento del tratado por parte de alemana.

Las partes del antiguo imperio alemán que estaban habitadas por polacos, o poblaciones mixtas, fueron asignadas al nuevo
estado polaco. Separada a la Prusia Oriental del núcleo de Alemania.

Los alemanes bohemios pasaron a ser ciudadanos descontentos de Checoslovaquia. Alemania perdió todas sus colonias, bajo
mandatos las asigno a diferentes potencias para que las administraran. Francia y Gran Bretaña se repartieron las colonias
africanas. En el mundo colonial Italia no obtuvo nada. Japón recibió casi la mitad de los antiguos derechos alemanes en China.

Los aliados se adjudicaron la flota alemán, pero las tripulaciones las hundieron. El ejército alemán quedó reducido a 100.000
hombres. Como los aliados prohibieron el reclutamiento, el ejército se hizo profesional. El tratado prohibía a Alemania tener
artillería pesada, no aviación, ni submarinos.

El tratado no estableció ninguna suma específica por reparaciones. Como primer pago, se exigía que Alemania entregase la
mayor parte de su marina mercante, que hiciese entrega de carbón y que abandonase todas las propiedades de ciudadanos
particulares alemanes en el extranjero. Por el tratado Alemania aceptaba explícitamente la responsabilidad de la guerra. Los
alemanes se negaron a afirmar. Los aliados amenazaron con una reanudación de las hostilidades. En Berlín se produjo una
crisis de gobierno. Una coalición de los partidos socialdemócrata y católico accedió a la firma.

Ahora existían 7 nuevos estados independientes: FINLANDIA, ESTONIA, LETONIA, LIYUANIA, POLONIA, CHECOSLOVAQUIA Y
YUGOSLAVIOA. Rumania amplio su territorio. Austria y Hungría eran ahora pequeños estados y no había conexión alguna entre
ellos. El Imperio Turco desapareció, reducida Constantinopla, Asia Menor, Siria y el Líbano pasaron a Francia. Palestina e Iraq a
Gran Bretaña, el contaron de estados desde Finlandia hasta Rumania estaba considerando como un cordón sanitaire, para
impedir la expansión del comunismo hacia el oeste.

SIGNIFICACION DEL ACUERDO DE PAZ DE PARIS.

Era reconocer el derecho a la autodeterminación nacional, por lo menos en Europa. Cada pueblo o nación, se establecía con su
estado nacional soberano e independiente. El nacionalismo triunfo. Fue la queja de los alemanes en Checoslovaquia de que
eran una minoría oprimida, con la demanda de Alemania de reunir a aquellos hermanos lejanos de su patria, lo que provocó la
crisis de Múnich que precedió a la Segunda Guerra Mundial.

Desde el principio los alemanes no estaban dispuestos a cumplir con el tratado, por un lado el tratado no era lo
suficientemente agresivo para destruir económica y políticamente a Alemania,. A medida que los años pasaban, mucha gente,
en los países aliados, declaraba que algunas cláusulas del Tratado de Versalles eran injustas e insoportables., así abría la puerta
a Hitler.

Los EE.UU. nunca ratificaron el Tratado de Versalles, ya que el senado rechazo a Wilson, también negó cualquier tipo de
promesa de intervención militar.

La sociedad de naciones se estableció en Ginebra. Pero los EE.UU. nunca se incorporaron a ella. Alemania no fue admitida
hasta 1926 y Rusia hasta 1934. Se veían en ella mantener un nuevo status quo en favor de Inglaterra y de Francia. Esta guerra
le dio el último golpe a las instituciones de la monarquía y del feudalismo aristocrático.

HOBSBAWM: LA EPOCA DE LA GUERRA TOTAL.


Los componentes principales del escenario internacional eran las seis «grandes potencias» europeas (Gran Bretaña, Francia,
Rusia, Austria-Hungría, Prusia —desde 1871 extendida a Alemania— y, después de la unificación, Italia), Estados Unidos y
Japón. Sólo había habido un breve conflicto en el que participaron más de dos grandes potencias, la guerra de Crimea (1854-
1856), que enfrentó a Rusia con Gran Bretaña y Francia. Entre 1871 y 1914 no hubo ningún conflicto en Europa en el que los
ejércitos de las grandes potencias atravesaran una frontera enemiga, aunque en el Extremo Oriente Japón se enfrentó con
Rusia, a la que venció, en 1904-1905, en una guerra que aceleró el estallido de la revolución rusa. La mayor parte de ellas eran
enfrentamientos desiguales.

En la primera guerra mundial participaron todas las grandes potencias y todos los estados europeos excepto España, los Países
Bajos, los tres países escandinavos y Suiza.

Ya fueran locales, regionales o mundiales, las guerras del siglo xx tendrían una dimensión infinitamente mayor que los
conflictos anteriores. Las que ocupan los cuatro primeros lugares de la lista se han registrado en el siglo xx: las dos guerras
mundiales, la que enfrentó a los japoneses con China en 1937-1939 y la guerra de Corea. En 1914 se inaugura la era de las
matanzas.

Comenzó como una guerra esencialmente europea entre la Triple Alianza, constituida por Francia, Gran Bretaña y Rusia, y las
llamadas «potencias centrales» (Alemania y Austria-Hungría). Serbia y Bélgica se incorporaron inmediatamente al conflicto
como consecuencia del ataque austríaco contra la primera y del ataque alemán contra la segunda .Turquía y Bulgaria se
alinearon poco después junto a las potencias centrales. Se compró la participación de Italia y también tomaron parte en el
conflicto Grecia, Rumania y, en menor medida, Portugal. Como cabía esperar, Japón intervino casi de forma inmediata para
ocupar posiciones alemanas en el Extremo Oriente y el Pacífico occidental, pero limitó sus actividades a esa región. Los Estados
Unidos entraron en la guerra en 1917 y su intervención iba a resultar decisiva.

El plan alemán consistía en aplastar rápidamente a Francia en el oeste y luego actuar con la misma rapidez en el este para
eliminar a Rusia antes de que el imperio del zar pudiera organizar con eficacia todos sus ingentes efectivos militares. Al igual
que ocurriría posteriormente, la idea de Alemania era llevar a cabo una campaña relámpago. El ejército alemán penetró en
Francia por diversas rutas, atravesando entre otros el territorio de la Bélgica neutral, y sólo fue detenido a algunos kilómetros
al este de París, en el río Marne, cinco o seis semanas después de que se hubieran declarado las hostilidades. (El plan triunfaría
en 1940.) A continuación, se retiraron ligeramente y ambos bandos —los franceses apoyados por lo que quedaba de los belgas
y por un ejército de tierra británico que muy pronto adquirió ingentes proporciones— improvisaron líneas paralelas de
trincheras y fortificaciones defensivas que se extendían sin solución de continuidad desde la costa del canal de la Mancha en
Flandes hasta la frontera suiza, dejando en manos de los alemanes una extensa zona de la parte oriental de Francia y Bélgica.
Las posiciones apenas se modificaron durante los tres años y medio siguientes.

Ese era el «frente occidental», Millones de hombres se enfrentaban desde los parapetos de las trincheras formadas por sacos
de arena, bajo los que vivían como ratas y piojos. Durante días, o incluso semanas, la artillería realizaba un bombardeo
incesante para «ablandar» al enemigo y obligarle a protegerse en los refugios subterráneos hasta que en el momento
oportuno oleadas de soldados saltaban por encima del parapeto, protegido por alambre de espino, hacia «la tierra de nadie»,
un caos de cráteres de obuses anegados, troncos de árboles caídos, barro y cadáveres abandonados, para lanzarse hacia las
ametralladoras que, como ya sabían, iban a segar sus vidas.
En 1916 (febrero-julio) los alemanes intentaron sin éxito romper la línea defensiva en Verdún, en una batalla en la que se
enfrentaron dos millones de soldados y en la que hubo un millón de bajas. La ofensiva británica en el Somme, cuyo objetivo era
obligar a los alemanes a desistir de la ofensiva en Verdún, costó a Gran Bretaña 420.000 muertos.

Gran Bretaña perdió una generación, en su mayor parte de las capas altas, cuyos jóvenes, obligados a dar ejemplo en su
condición de oficiales, avanzaban al frente de sus hombres y eran, por tanto, los primeros en caer. en 1917-1918 los ejércitos
norteamericanos sólo lucharon durante un año y medio (tres años y medio en la segunda guerra mundial) y no en diversos
frentes sino en una zona limitada.

La experiencia contribuyó a brutalizar la guerra y la política. Al terminar la guerra, los políticos, al menos en los países
democráticos, comprendieron con toda claridad que los votantes no tolerarían un baño de sangre como el de 1914-1918. A
corto plazo, esta actitud contribuyó a que en 1940 los alemanes triunfaran en la segunda guerra mundial en el frente
occidental, ante una Francia encogida detrás de sus vulnerables fortificaciones e incapaz de luchar una vez que fueron
derribadas, y ante una Gran Bretaña deseosa de evitar una guerra terrestre masiva como la que había diezmado su población
en 1914-1918.

Los alemanes pulverizaron a una pequeña fuerza invasora rusa en la batalla de Tannenberg en el primer mes de la guerra y a
continuación, con la ayuda intermitente de los austríacos, expulsaron de Polonia a los ejércitos rusos. Pese a las
contraofensivas ocasionales de estos últimos, era patente que las potencias centrales dominaban la situación y que, frente al
avance alemán, Rusia se limitaba a una acción defensiva en retaguardia. Los aliados, a pesar de que ocuparon Grecia, no
consiguieron un avance significativo hasta el hundimiento de las potencias centrales después del verano de 1918. Rusia se
hallaba en una situación de creciente inestabilidad como consecuencia de la derrota que estaba sufriendo en la guerra y el
imperio austrohúngaro avanzaba hacia su desmembramiento, que tanto deseaban los movimientos nacionalistas locales y al
que los ministros de Asuntos Exteriores aliados se resignaron sin entusiasmo, pues preveían acertadamente que sería un factor
de inestabilidad en Europa.

El problema para ambos bandos residía en cómo conseguir superar la parálisis en el frente occidental, pues sin la victoria en el
oeste ninguno de los dos podía ganar la guerra, tanto más cuanto que también la guerra naval se hallaba en un punto muerto.

Ambos bandos confiaban en la tecnología. Los alemanes utilizaron gas tóxico en el campo de batalla, donde demostró ser
monstruoso e ineficaz. Los británicos fueron los pioneros en la utilización de los vehículos articulados blindados, «tanque »,
pero sus generales, poco brillantes realmente, no habían descubierto aún cómo utilizarlos. Ambos bandos usaron los nuevos y
todavía frágiles aeroplanos y Alemania utilizó curiosas aeronaves en forma de cigarro, cargadas de helio, para experimentar el
bombardeo aéreo, aunque afortunadamente sin mucho éxito.

La única arma tecnológica que tuvo importancia para el desarrollo de la guerra de 1914-1918 fue el submarino, pues ambos
bandos, al no poder derrotar al ejército contrario, trataron de provocar el hambre entre la población enemiga. Dado que Gran
Bretaña recibía por mar todos los suministros, parecía posible provocar el estrangulamiento de las Islas Británicas. Fue el
principal argumento que motivó la participación de los Estados Unidos en la guerra. Por su parte, los británicos trataron por
todos los medios de impedir el envío de suministros a Alemania, a fin de asfixiar su economía de guerra y provocar el hambre
entre su población. La superioridad del ejército alemán como fuerza militar podía haber sido decisiva si los aliados no hubieran
podido contar a partir de 1917 con los recursos prácticamente ilimitados de los Estados Unidos. Alemania, a pesar de la carga
que suponía la alianza con Austria, alcanzó la victoria total en el este, consiguió que Rusia abandonara las hostilidades, la
empujó hacia la revolución y en 1917-1918 le hizo renunciar a una gran parte de sus territorios europeos. Poco después de
haber impuesto a Rusia unas duras condiciones de paz en Brest-Litovsk (marzo de 1918), el ejército alemán se vio con las
manos libres para concentrarse en el oeste y así consiguió romper el frente occidental y avanzar de nuevo sobre París. Aunque
los aliados se recuperaron gracias al envío masivo de refuerzos y pertrechos

Desde los Estados Unidos, durante un tiempo pareció que la suerte de la guerra estaba decidida. Cuando los aliados
comenzaron a avanzar en el verano de 1918, la conclusión de la guerra fue sólo cuestión de unas pocas semanas. Las potencias
centrales no sólo admitieron la derrota sino que se derrumbaron.

Ninguno de los gobiernos existentes entre las fronteras de Francia y el mar del Japón se mantuvo en el poder.

En 1914, no era la ideología lo que dividía a los beligerantes, excepto en la medida en que ambos bandos necesitaban movilizar
a la opinión pública.
A diferencia de otras guerras anteriores, impulsadas por motivos limitados y concretos, la primera guerra mundial perseguía
objetivos ilimitados. En la era imperialista, se había producido la fusión de la política y la economía. La rivalidad política
internacional se establecía en función del crecimiento y la competitividad de la economía, pero el rasgo característico era
precisamente que no tenía límites. Alemania aspiraba a alcanzar una posición política y marítima mundial como la que
ostentaba Gran Bretaña. En cuanto a Francia, sus aspiraciones tenían un carácter menos general pero igualmente urgente:
compensar su creciente, y al parecer inevitable, inferioridad demográfica y económica con respecto a Alemania. También aquí
estaba en juego el futuro de Francia como potencia de primer orden. En ambos casos, un compromiso sólo habría servido para
posponer el problema.

Precipitó a los países derrotados en la revolución y a los vencedores en la bancarrota y en el agotamiento material. Gran

Bretaña no volvió a ser la misma a partir de 1918 porque la economía del país se había arruinado al luchar en una guerra que
quedaba fuera del alcance de sus posibilidades y recursos. Además, la victoria total, ratificada por una paz impuesta que
establecía unas durísimas condiciones, dio al traste con las escasas posibilidades que existían de restablecer, una Europa
estable, liberal y burguesa. Si Alemania no se reintegraba a la economía europea, sería imposible recuperar la estabilidad.

Las condiciones de la paz impuesta por las principales potencias vencedoras sobrevivientes (los Estados Unidos, Gran Bretaña,
Francia e Italia) y tratado de Versalles, respondían a cinco consideraciones principales. La más inmediata era el
derrumbamiento de un gran número de regímenes en Europa y la eclosión en Rusia de un régimen bolchevique revolucionario
alternativo dedicado a la subversión universal e imán de las fuerzas revolucionarias de todo el mundo. En segundo lugar, se
consideraba necesario controlar a Alemania. En tercer lugar, había que reestructurar el mapa de Europa, tanto para debilitar a
Alemania como para llenar los grandes espacios vacíos que habían dejado en Europa y en el Próximo Oriente la derrota y el
hundimiento simultáneo de los imperios rusos, austrohúngaro y turco. Los principales aspirantes a esa herencia, al menos en
Europa, eran una serie de movimientos nacionalistas. De hecho, el principio fundamental que guiaba en Europa la
reestructuración del mapa era la creación de estados nacionales étnico-lingüísticos, según el principio de que las naciones
tenían «derecho a la autodeterminación».

La reorganización del Próximo Oriente se realizó según principios imperialistas convencionales —reparto entre Gran Bretaña y
Francia— excepto en el caso de Palestina, donde el gobierno británico, anhelando contar con el apoyo de la comunidad judía
internacional durante la guerra, había prometido, no sin imprudencia y ambigüedad, establecer «una patria nacional» para los
judíos.

El cuarto conjunto de consideraciones eran las de la política nacional de los países vencedores —en la práctica, Gran Bretaña,
Francia y los Estados Unidos— y las fricciones entre ellos. La consecuencia más importante de esas consideraciones políticas
internas fue que el Congreso de los Estados Unidos se negó a ratificar el tratado de paz, que en gran medida había sido
redactado por y para su presidente, y por consiguiente los Estados Unidos se retiraron del mismo, hecho que habría de tener
importantes consecuencias.

Finalmente, las potencias vencedoras trataron de conseguir una paz que hiciera imposible una nueva guerra.

Salvar al mundo del bolchevismo y reestructurar el mapa de Europa eran dos proyectos que se superponían, pues la maniobra
inmediata para enfrentarse a la Rusia revolucionaria en caso de que sobreviviera era aislarla tras un cordon sanitaire, de
estados anticomunistas. Dado que éstos habían sido constituidos totalmente, o en gran parte, con territorios de la antigua
Rusia, su hostilidad hacia Moscú estaba garantizada. Finlandia, tres nuevas pequeñas repúblicas bálticas (Estonia, Letonia y
Lituania), Polonia, que recuperaba su condición de estado independiente después de 120 años, y Rumania, cuya extensión se
había duplicado con la anexión de algunos territorios húngaros y austríacos del imperio de los Habsburgo y de Besarabia, que
antes pertenecía a Rusia.

El intento de prolongar ese aislamiento hacia el Cáucaso fracasó, principalmente porque la Rusia revolucionaria llegó a un
acuerdo con Turquía (no comunista, pero también revolucionaria), que odiaba a los imperialismos británico y francés.

Austria y Hungría fueron reducidas a la condición de apéndices alemán y magiar respectivamente, Serbia fue ampliada para
formar una nueva Yugoslavia al fusionarse con Eslovenia (antiguo territorio austríaco) y Croacia (antes territorio húngaro), así
como con un pequeño reino independiente y tribal de pastores y merodeadores, Montenegro. Se constituyó otro nuevo país,
Checoslovaquia, mediante la unión del antiguo núcleo industrial del imperio de los Habsburgo, los territorios checos, con las
zonas rurales de Eslovaquia y Rutenia, en otro tiempo parte de Hungría. Se amplió Rumania, que pasó a ser un conglomerado
multinacional, y también Polonia e Italia se vieron beneficiadas.

A Alemania se le impuso una paz con muy duras condiciones, justificadas con el argumento de que era la única responsable de
la guerra y de todas sus consecuencias (la cláusula de la «culpabilidad de la guerra»), con el fin de mantener a ese país en una
situación de permanente debilidad. El procedimiento utilizado para conseguir ese objetivo no fue tanto el de las amputaciones
territoriales (aunque Francia recuperó Alsacia-Lorena, una amplia zona de la parte oriental de Alemania pasó a formar parte de
la Polonia restaurada —el «corredor polaco» que separaba la Prusia Oriental del resto de Alemania— y las fronteras alemanas
sufrieron pequeñas modificaciones) sino otras medidas. En efecto, se impidió a Alemania poseer una flota importante, se le
prohibió contar con una fuerza aérea y se redujo su ejército de tierra a sólo 100.000 hombres; se le impusieron unas
«reparaciones». Teóricamente infinitas; se ocupó militarmente una parte de la zona occidental del país; y se le privó de todas
las colonias de ultramar. Se sustituyó el nombre de «colonias» por el de «mandatos» para garantizar el progreso de los pueblos
atrasados, confiados por la humanidad a las potencias imperiales.

Era instaurar una «Sociedad de Naciones» (es decir, de estados independientes) de alcance universal que solucionara los
problemas pacífica y democráticamente antes de que escaparan a un posible control, a ser posible mediante una negociación
realizada de forma pública, pues la guerra había hecho también que se rechazara el proceso habitual y sensato de negociación
internacional, al que se calificaba de «diplomacia secreta». Ese rechazo era una reacción contra los tratados secretos
acordados entre los aliados durante la guerra, en los que se había decidido el destino de Europa y del Próximo Oriente una vez
concluido el conflicto, ignorando por completo los deseos, y los intereses, de la población de esas regiones. Cuando los
bolcheviques descubrieron esos documentos comprometedores se apresuraron a publicarlos. La Sociedad de Naciones se
constituyó, pues, como parte del tratado de paz y fue un fracaso casi total, excepto como institución que servía para recopilar
estadísticas. Pero la negativa de los Estados Unidos a integrarse en la Sociedad de Naciones vació de contenido real a dicha
institución.

El tratado de Versalles, Estaba condenado al fracaso desde el principio y, por lo tanto, el estallido de una nueva guerra era
prácticamente seguro. Como ya se ha señalado, los Estados Unidos optaron casi inmediatamente por no firmar los tratados y
en un mundo que ya no era eurocéntrico y eurodeterminado, no podía ser viable ningún tratado que no contara con el apoyo
de ese país, que se había convertido en una de las primeras potencias mundiales. Dos grandes potencias europeas, y
mundiales, Alemania y la Unión Soviética, fueron eliminadas temporalmente del escenario internacional y además se les negó
su existencia como protagonistas independientes.

Apoyaron a los ejércitos de la contrarrevolución en la guerra civil rusa y enviaron fuerzas militares para apoyarles y,
posteriormente, no mostraron entusiasmo por reconocer su supervivencia. Los empresarios de los países europeos rechazaron
las ventajosas ofertas que hizo Lenin a los inversores extranjeros en un desesperado intento de conseguir la recuperación de
una economía destruida.

La segunda guerra mundial tal vez podía haberse evitado, o al menos retrasado, si se hubiera restablecido la economía anterior
a la guerra como un próspero sistema mundial de crecimiento y expansión. En 1920 la economía mundial se sumergió en la
crisis. Y esa crisis instaló en el poder, tanto en Alemania como en Japón, a las fuerzas políticas del militarismo y la extrema
derecha, decididas a conseguir la ruptura del statu quo mediante el enfrentamiento, si era necesario militar, y no mediante el
cambio gradual negociado.

Todos los partidos alemanes, desde los comunistas, en la extrema izquierda, hasta los nacionalsocialistas de Hitler, en la
extrema derecha, coincidían en condenar el tratado de Versalles como injusto e inaceptable. Los dos países derrotados en los
que sí se había registrado una revolución, Rusia y Turquía, estaban demasiado preocupados por sus propios asuntos, entre
ellos la defensa de sus fronteras, como para poder desestabilizar la situación internacional. En los años treinta ambos países
eran factores de estabilidad y, de hecho, Turquía permaneció neutral en la segunda guerra mundial. Sin embargo, también
Japón e Italia, aunque integrados en el bando vencedor, se sentían insatisfechos; los japoneses con más justificación que los
italianos, cuyos anhelos imperialistas superaban en mucho la capacidad de su país para satisfacerlos.

El triunfo del fascismo, movimiento contrarrevolucionario y, por tanto, ultranacionalista e imperialista, subrayó la insatisfacción
italiana. En cuanto a Japón, su considerable fuerza militar y naval lo convertía en la potencia más formidable del Extremo
Oriente, especialmente desde que Rusia desapareciera de escena. Esa condición fue reconocida a nivel internacional por el
acuerdo naval de Washington de 1922, que puso fin a la supremacía naval británica en relación con las fuerzas navales de
Estados Unidos, Gran Bretaña y Japón.

Por muy inestable que fuera la paz establecida en 1918 y por muy grandes las posibilidades de que fuera quebrantada, es
innegable que la causa inmediata de la segunda guerra mundial fue la agresión de las tres potencias descontentas, vinculadas
por diversos tratados desde mediados de los años treinta. Los episodios que jalonan el camino hacia la guerra fueron la
invasión japonesa de Manchuria en 1931, la invasión italiana de Etiopía en 1935, la intervención alemana e italiana en la guerra
civil española de 1936-1939, la invasión alemana de Austria a comienzos de 1938, la mutilación de Checoslovaquia por
Alemania en los últimos meses de ese mismo año, la ocupación alemana de lo que quedaba de Checoslovaquia en marzo de
1939 (a la que siguió la ocupación de Albania por parte de Italia) y las exigencias alemanas frente a Polonia, que
desencadenaron el estallido de la guerra. La decisión de la Sociedad de Naciones de no actuar contra Japón, la decisión de no
adoptar medidas efectivas contra Italia en 1935, la decisión de Gran Bretaña y Francia de no responder a la denuncia unilateral
por parte de Alemania del tratado de Versalles y, especialmente, a la reocupación militar de Renania en 1936, su negativa a
intervenir en la guerra civil española («no intervención»), su decisión de no reaccionar ante la ocupación de Austria, su
rendición ante el chantaje alemán con respecto a Checoslovaquia (el «acuerdo de Munich» de 1938) y la negativa de la URSS a
continuar oponiéndose a Hitler en 1939.

Japón, a pesar de la influencia militar en la vida política del país, habría preferido alcanzar sus objetivos —en esencia, la
creación de un imperio en el Asia oriental— sin tener que participar en una guerra general, en la que sólo intervino cuando lo
hicieron los Estados Unidos. HITLER: una guerra contra Polonia (a la que apoyaban

Gran Bretaña y Francia) en 1939 no entraba en sus previsiones, y la guerra en la que finalmente se vio envuelto, contra la URSS
y los Estados Unidos, era la pesadilla que atormentaba a todos los generales y diplomáticos alemanes.

Alemania (y más tarde Japón) necesitaba desarrollar una rápida ofensiva por las mismas razones que en 1914. Los japoneses
tuvieron más éxito que los alemanes y evitaron la coalición de sus enemigos, pues se mantuvieron al margen en la guerra de
Alemania contra Gran Bretaña y Francia en 1939-1940 y en la guerra contra Rusia a partir de 1941. Japón sólo participó en la
guerra contra Gran Bretaña y los Estados Unidos, pero no contra la URSS, en diciembre de 1941.

En los años treinta,

Y a pesar de que se aproximaba la guerra, Gran Bretaña y Francia no se unieron a la Rusia soviética, que finalmente prefirió
pactar con Hitler, y por otra parte, los asuntos internos sólo permitieron al presidente de los Estados Unidos, Roosevelt, prestar
un respaldo verbal al bando al que apoyaba apasionadamente.

Por consiguiente, la guerra comenzó en 1939 como un conflicto exclusivamente europeo, y, en efecto, después de que
Alemania invadiera Polonia, que en sólo tres semanas fue aplastada y repartida con la URSS, enfrentó en Europa occidental a
Alemania con Francia y Gran Bretaña. En la primavera de 1940, Alemania derrotó a Noruega, Dinamarca, Países Bajos, Bélgica
y Francia con gran facilidad, ocupó los cuatro primeros países y dividió Francia en dos partes, una zona directamente ocupada y
administrada por los alemanes victoriosos y un «estado» satélite francés con su capital en un balneario de provincias, Vichy.
Para hacer frente a Alemania solamente quedaba Gran Bretaña, donde se estableció una coalición de todas las fuerzas
nacionales encabezada por Winston Churchill y fundamentada en el rechazo radical de cualquier tipo de acuerdo con Hitler.
Fue en ese momento cuando la Italia fascista, para decantarse por el lado alemán.

A efectos prácticos, la guerra en Europa había terminado. Aun si Alemania no podía invadir Gran Bretaña por el doble
obstáculo que suponían el mar y Ia Royal Air Force, no se veía cómo Gran Bretaña podría retornar al continente, y mucho
menos derrotar a Alemania. El programa de rearme de los Estados Unidos («defensa hemisférica») de junio de 1940 daba por
sentado que no tenía sentido seguir enviando armas a Gran Bretaña, e incluso cuando se comprobó su supervivencia, el Reino
Unido seguía siendo considerado esencialmente como una base defensiva avanzada de los Estados Unidos. La URSS, previo
acuerdo con Alemania, ocupó los territorios europeos que el imperio zarista había perdido en 1918 (excepto las partes de
Polonia que se había anexionado Alemania) y Finlandia, contra la que Stalin había librado una torpe guerra de invierno en
1939-1940.

La guerra se reanudó con la invasión de la URSS lanzada por Hitler el 22 de junio de 1941, fecha decisiva en la segunda guerra
mundial. Era una operación tan disparatada —ya que forzaba a Alemania a luchar en dos frentes.

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