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La mala calidad del agua impacta en la vida de miles de personas que dependen de lo que producen

los ríos, los cuales son afectados por la acumulación de basura, que hace que el vital líquido no sea
apto ni para la recreación y mucho menos para el riego de cultivos o el consumo humano

El problema se intensifica en sectores donde no llueve mucho; por ejemplo, en municipios de los 11
departamentos que forman el Corredor Seco, pues en esos lugares, pese a que corren algunos ríos,
los pobladores no pueden aprovechar el agua debido a la contaminación, empeorando así la
seguridad alimentaria de las familias.

Sydney Samuels, ministro de Ambiente, comentó que el 95 por ciento de los ríos del país están
contaminados y que sus aguas se desaprovechan.

Añadió que el problema de contaminación de los ríos es tan complejo que muchos productos de
exportación, como la lechuga, son rechazados por no llenar los estándares de calidad que se exigen
para los sistemas de riego. Agregó que debido al consumo de vegetales contaminados, los casos de
diarrea en el país son altos, lo que impacta en la calidad de vida de la población, principalmente de
niños.

Metales pesados

La situación de miles de personas que dependen de las aguas de los ríos Las Vacas y Villalobos, en el
área metropolitana, es desalentadora, pues ambos afluentes están contaminados. El último, por
ejemplo, con metales pesados, causantes de varios tipos de cáncer y dolencias hepáticas.

¿La culpa es de las ciudades?


“La mayor contaminación, no se debe a la industria”, matiza Cobos en sus declaraciones. “El
gran problema son las áreas urbanas, que no tienen plantas de tratamiento y todo lo
tiran al río”.
Según un estudio de 2,002 del Ministerio de Salud con la Organización Panamericana de la
Salud, nueve de cada diez ciudades descargaban sus aguas residuales en los ríos, sin
tratarlas. Casi toda el agua de consumo doméstico regresa contaminada.
Las plantas de tratamiento que existen, tienen capacidad para limpiar menos del 5 por ciento
de los deshechos metropolitanos. Y ni siquiera funcionan bien.
Las grandes ciudades de la nación suelen estar encaramadas en lo alto de las cuencas. Esto
hace que su porquería la reciban más abajo otras comunidades, que probablemente ni la
hierven, ni la filtran, ni le aplican cloro. En Guatemala, un 39 por ciento de hogares no
tienen tratamiento alguno al agua, especialmente en las aldeas. Según Héctor Tuy,
coautor del Perfil Ambiental 2,006, el del agua es un problema agravado por la
despreocupación de las autoridades municipales. “No le han puesto atención a algo que
tiene un costo bajo y que redundaría en la salud de la gente”. Porque de hecho, de las
diez principales causas de enfermedad, la mitad tiene que ver con la calidad de las aguas.

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