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José Naún Vásquez

Amado en mi familia:
Objetivo: poner el empeño en confiar en los miembros de mi familia, aceptando las
virtudes y limitaciones de cada uno de ellos para tener la capacidad de amar.
Oración: Señor, haznos jóvenes valientes, que dejemos reinar en nosotros el
respeto, el amor y la comprensión para con nuestras familias. Que aprendamos a
poner amor donde no lo hay, para ser testigos de tu amor comenzando en nuestras
familias y luego a los que lo rodean. Quédate con nosotros y danos tu fortaleza para
no caer en la adversidad.
Canto inicial: pescador
Hecho en la vida: Pedro es un joven de 19 años, recién graduado, con un índice de
89% en la carrera de bachillerato Técnico profesional en Informática. Es el tercer
hijo de 5 hermanos y vive con su padre que es cafetalero y su madre es ama de
casa. Una familia muy cristiana y unida en la que comparten sus experiencias de
cada día. Al graduarse los padres de pedro deciden comprarle un celular con la
mejor tecnología del momento, pero a los pocos meses notaron que Pedro pasaba
muy distraído con su celular; al momento de compartir en familia, su celular era lo
primario, pero nunca le pusieron atención pensaron que era normal. Poco a poco el
amor y el tiempo para compartir con la familia se iban perdiendo para Pedro y
también su carácter se estaba volviendo muy violento para sus hermanos y hasta
responde muy duro a sus padres. Sus amigos de las redes sociales importaban más
que su familia y sus compromisos familiares. A los seis meses, regresando de
comprar, le salieron dos personas queriendo robar el celular y como se resistió, le
golpearon tan fuerte que lo dejaron casi muerto. Tuvieron que internarlo en el
hospital, solamente su familia estuvo con él durante el tiempo que estuvo internado
en el hospital, ahí se dio cuenta lo mucho que vale para su familia.
Dialoguemos sobre la realidad:
¿Qué piensas de Pedro? ¿Sus padres tuvieron culpa de lo que le pasó?
¿te identificaste con Pedro? ¿hizo algo malo Pedro? ¿Qué te inspira esta historia?
¿Qué cosas están por encima de tu familia?
El amor de amistad unifica a la familia en todos sus aspectos, en lo cual ayuda a los
miembros de la familia a seguir adelante en todas las etapas. En la familia es
necesario utilizar tres palabras: ¡permiso, gracias, perdón, tres palabras claves!
Cuando en una familia no se es entrometido y se pide ´´permiso´´, cuando en una
familia no se es egoísta y se aprende a decir ´´gracias´´, y cuando en una familia
uno se da cuenta que hizo algo malo y sabe pedir ´´perdón´´, en esa familia hay paz
y hay alegría. No seamos mezquinos en el uso de estas palabras, seamos
generosos para repetirlas día a día. San Pablo nos exhortaba con fuerza: que el
Señor os haga progresar y sobreabundar en el amor de unos con otros.

El Diálogo
El diálogo es una forma privilegiada e indispensable de vivir, expresar y madurar el
amor en la vida familiar, es decir; darse tiempo, tiempo de calidad, que consiste en
escuchar con paciencia y atención, hasta que el otro haya expresado lo que necesita
liberar. Se trata de valorar su personalidad, de reconocer que tiene derecho a existir.
Finalmente, reconozcamos que para que el diálogo valga la pena, hay que tener
algo que decir, y eso requiere una riqueza interior, que se alienta en la lectura de la
Palabra, la reflexión personal, la oración y la apertura a la sociedad.

Ser hijos
En primer lugar, hablemos de los propios padres. Jesús recordaba a los fariseos
que el abandono de los padres está en contra de la ley de Dios (cf. Mc 7,8-13). A
nadie le hace bien perder la conciencia de hijo. En cada persona, incluso cuando se
llega a la edad de adulto o anciano, también se convierte en padre en un sitio de
responsabilidad, por debajo de esto permanece la identidad de hijo porque todos
somos hijos y tenemos que asumir, o contar con nuestras responsabilidades. Y esto
nos conduce siempre al hecho de que la vida no nos la hemos dado nosotros
mismos, sino que la hemos recibido, el gran don de la vida es el primer regalo que
se nos ha sido dado.
Por eso el cuarto mandamiento pide a los hijos, que honren al padre y a la madre
(cf. Ex 20,12). Este mandamiento viene inmediatamente después de los que se
refieren a Dios mismo. En efecto encierra algo sagrado, algo divino, algo que está
en la raíz de cualquier otro tipo de respeto. Una sociedad de hijos que no horren a
sus padres es una sociedad sin honor. Es una sociedad destinada a poblarse de
jóvenes desapacibles y ávidos.

Ser hermanos
La relación entre los hermanos se profundiza con el paso del tiempo, y el vínculo de
la fraternidad que se forma en la familia, si se da en un clima de educación abierto
a los demás, es una gran escuela de libertad y de paz. En la familia la convivencia
entre hermanos, se aprende la convivencia humana. Talvez no siempre somos
conscientes de ello, pero es precisamente la familia que introduce la fraternidad en
el mundo.
Crecer entre hermanos brinda la hermosa experiencia de cuidarnos, de ayudar y ser
ayudados. Por eso la fraternidad de a familia resplandece de forma especial cuando
vemos al ciudadano comprometido en la sociedad. Hay que reconocer que tener un
hermano, una hermana que te quiere, es una experiencia fuerte, impagable e
insustituible.

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