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¿Qué es el Cambio Climático?

El estudio del clima es un campo de investigación complejo y en rápida


evolución, debido a la gran cantidad de factores que intervienen. El clima de la
Tierra nunca ha sido estático. Como consecuencia de alteraciones en el
balance energético, está sometido a variaciones en todas las escalas
temporales, desde decenios a miles y millones de años. Entre las variaciones
climáticas más destacables que se han producido a lo largo de la historia de la
Tierra, figura el ciclo de unos 100.000 años, de períodos glaciares, seguido de
períodos interglaciares.

Se llama cambio climático a la variación global del clima de la Tierra. Es debido


a causas naturales y también a la acción del hombre y se producen a muy
diversas escalas de tiempo y sobre todos los parámetros climáticos:
temperatura, precipitaciones, nubosidad, etc. El término "efecto de invernadero"
se refiere es la retención del calor del Sol en la atmósfera de la Tierra por parte
de una capa de gases en la atmósfera. Sin ellos la vida tal como la conocemos
no sería posible, ya que el planeta sería demasiado frío. Entre estos gases se
encuentran el dióxido de carbono, el óxido nitroso y el metano, que son
liberados por la industria, la agricultura y la combustión de combustibles
fósiles. El mundo industrializado ha conseguido que la concentración de estos
gases haya aumentado un 30% desde el siglo pasado, cuando, sin la actuación
humana, la naturaleza se encargaba de equilibrar las emisiones.

El cambio climático, la mayor amenaza para la economía mundial

El aumento de la probabilidad para todos los riesgos, tanto ambientales,


sociales, económicos y tecnológicos, determinará la agenda global el presente
año, según el Informe de Riesgos Globales 2016 del Foro Económico Mundial.
En la encuesta anual de este año, casi 750 expertos evaluaron 29 riesgos
globales en términos de impacto y probabilidad en un horizonte de 10 años. El
riesgo con el mayor impacto potencial en 2016 ha resultado ser la falta de
mitigación y adaptación al cambio climático. Esta es la primera vez desde que
se publica el informe (2006) que un riesgo ambiental lidera la clasificación. Este
año, los participantes han considerado que puede causar más daños que las
armas de destrucción masiva (en 2º lugar), las crisis del agua (3º), las
migraciones involuntarias a gran escala (4º) y un importante shock en el precio
de la energía (5º).
Consecuencias del Cambio Climático en África

África necesita una estrategia para hacer frente a las consecuencias del
cambio climático. El continente africano es particularmente vulnerable a los
efectos del calentamiento global y a las variaciones de clima debido a múltiples
factores adversos en los que el hombre también es parte implicada.

Los residuos, los niveles de polución ocasionados por los diversos medios de
transportes y la llegada de fábricas son algunos de los principales problemas.
También la pobreza endémica, la debilidad de las instituciones y los conflictos
armados son señalados por Naciones Unidas como principales males
causados por el ser humano en el continente.

Pero sin duda, el mayor desafío que el continente tiene por delante será hacer
frente a las sequías, las inundaciones y las variaciones en las épocas de lluvia
para garantizar la alimentación para sus ciudadanos. El Presidente del Banco
Mundial (BM), Jum Yong Kim, vaticinó hace dos años un futuro poco alentador
para la tierra: "Si la temperatura de la Tierra aumenta en 2°C -lo que puede
ocurrir en 20 o 30 años- ese fenómeno causará situaciones generalizadas de
escasez de alimentos, olas de calor sin precedentes y ciclones más intensos".
Consecuencias que serán aún más graves en las zonas más pobres de Asia y
África.
"Tenemos que soñar con un futuro en el que los niños de África no tengan que
hipotecar sus vidas por las pérdidas ambientales, donde también tengan
puestos de trabajo duraderos con sectores agrícolas transformados en
industrias fuertes que puedan alimentar a una población joven confiada,
emprendedora, ingeniosa e innovadora". Estas palabras pertenecen al discurso
que Fatima Denton, directora de la división especial de la Comunidad
Económica Africana (CEA) llamada ClimDev, dijo durante una cumbre sobre
medio ambiente en Lima.
Muy conscientes de los efectos acumulativos del impacto del cambio climático,
ClimDev se desarrolló con el propósito de llegar a un entendimiento entre los
54 países africanos para desarrollar políticas específicas y acertadas en cada
contexto para poder preservar el medio ambiente. Sin embargo, Denton critica
la ausencia de programas eficaces y sólidos enfocados a la reducción del
riesgo de desastres.
Sequía y cambio de temperatura

Desde 1970, las sequías se han intensificado en algunos puntos del continente
y las zonas del Sahel y el África meridional se han desertificado. La sequía
provoca que la agricultura y ganadería sean prácticamente imposibles, lo que a
su vez genera hambrunas generalizadas y migraciones en masa con el fin de
encontrar un territorio más amable.

También las fuentes de agua potable desaparecen con la sequía, lo cual hace
la vida de muchas personas prácticamente imposible, más aún si carecen de
ingresos para comprar bidones de agua. A causa de las sequías, Naciones
Unidas se atreve a vaticinar que en el año 2020 el rendimiento de las cosechas
en algunos países puede disminuir hasta un 50% y algunas grandes regiones
se verán obligadas a dejar de producir.
En África meridional, los ecosistemas naturales así como los bosques y
pastizales están cambiando, algunas veces a zonas más desérticas y hostiles.
Según investigaciones del Banco Mundial (BM), un calentamiento de entre
1,5°C y 2°C, agravado con la sequía y la aridez, supondrá que los agricultores
pierdan "entre el 40% y el 80% de las áreas de cultivo de maíz, mijo y sorgo en
las décadas de 2030 y 2040".

El mismo estudio revela que en 2080 es probable que la temperatura global


haya aumentado 4°C, lo que supondrá que las precipitaciones anuales lleguen
a disminuir hasta un 30% en el África meridional y, por el contrario, aumenten
en el África oriental. A consecuencia de esos cambios, Naciones Unidas cree
que en dentro de 65 años es probable que se hayan aumentado entre un 5% y
un 8% las tierras áridas y semiáridas.

El informe del BM explica en ese aspecto que "el aumento de los niveles de
dióxido de carbono puede provocar cambios en los sistemas pastorales, por
ejemplo una variación de los ecosistemas de sabanas en que las pasturas sean
sustituidas por plantas leñosas, lo que podría reducir el forraje disponible para
el ganado". Actualmente el 25% de las tierras africanas son sabanas, en 2060
las previsiones son de un 14%.

Esta subida de la temperatura afectará también al nivel del mar, que podrá
pasar a tener 30 centímetros más en 2080 si se alcanza el aumento previsto de
4°C. En el caso de las especies de plantas locales, un 1,5°C más en 2030
ocasionará la desaparición de entre el 41% y el 50% de las plantas local únicas
de Sudáfrica y Zambia . Para la fauna las consecuencias también pueden llegar
a ser desastrosas: el aumento de 2°C en 2040 pondrá a entre el 10% y el 15%
de los animales en peligro de extinción, a no ser que inicien migraciones a
climas que garanticen su supervivencia.

Aires contaminados

La vida en las grandes capitales africanas está creciendo considerablemente


durante los últimos años y con ella los efectos negativos para el medio
ambiente. Durante años, han llegado al continente numerosos vehículos,
camiones y autobuses obsoletos en occidente los cuáles han sido
aprovechados en las fronteras africanas.

Es fácil sentir los altos niveles de polución en las capitales. El tráfico es una
constante: filas de autobuses locales, motocicletas, vehículos, taxis... la mayor
parte de ellos fuera de los estándares de calidad requeridos para no
contaminar. La eliminación de basura también es uno de los mayores desafíos.
La ausencia de infraestructuras y logística para la recogida de residuos junto a
la ausencia de cultura del reciclaje, hace que en la mayor parte de países la
gestión de residuos sea deficiente o inexistente.

Muchos países ya están defendiendo proyectos que demuestran que una vía
de desarrollo bajo el carbono hará que la inversión y los negocios se
desarrollen de mejor manera, y esto es algo que debe concienciarse de manera
integral, ya que los impactos del cambio climático no entienden de fronteras.
Algunos líderes han lamentado que una baja e inadecuada mitigación suponga
que algunos países sigan realizando excesivas emisiones globales más allá del
año 2020, lo que tendrá consecuencias incalculables, especialmente traducidas
en el aumento del calentamiento global y además elevará los costes de la
adaptación y la mitigación.

África está ansiosa por hacer la transición hacia economías verdes y azules
que permitan un desarrollo resistente al clima, pero también significa que hay
que limitar las emisiones que realizan actualmente muchos de los negocios que
se han instaurado. El cambio climático puede jugarle una mala pasada al
continente, que puede ver reducidos sus niveles de desarrollo.
Ruanda, la más concienciada

Sin embargo, Ruanda es un oasis de limpieza en el corazón de Los Grandes


Lagos de África. La política de su presidente Paul Kagame ha conseguido en
diez años un gran crecimiento económico además de cambiar la conciencia
ciudadana. Su capital, Kigali, sin duda puede ser bautizada como la más limpia
de todo África. Papeleras y equipos de limpieza son la clave para mantener la
ciudad lejos de la basura a la que acostumbran muchos países del tercer
mundo. Tampoco hay puestos ambulantes de comida o ropa y a penas se ve a
gente ejerciendo la mendicidad, parte del plan del gobierno de dar aires de
progreso al país. Otro gran mal africano es el abuso de las bolsas de plástico,
sobre todo en los supermercados occidentalizados donde el despilfarro es
asombroso. En ese sentido Ruanda ha dado un paso adelante con su
determinación de eliminar del país las bolsas de plástico y sustituirlas por las
bolsas de cartón a las que los americanos nos tienen acostumbrados en las
películas. Esto proporciona una tregua al medio ambiente, ya que las bolsas de
plástico suponen un residuo a largo plazo por su difícil proceso de
desintegración.

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