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Franz Schubert, Lieder

El Lied es una composición musical en formato canción, usualmente para piano y voz. El
nombre proviene del alemán, donde significa “canción”. (Nótese que en alemán los sustantivos se
escriben con mayúscula y que el plural de Lied es Lieder.)
Se recomienda escuchar cada grabación y luego volverla a escuchar siguiendo la letra.

1. Gute Nacht (Buenas noches). Primer Lied de Winterreise (Viaje de invierno, 1827), conjunto de
poemas escrito por Wilhelm Müller entre 1821 y 1824 y para los que Schubert compuso música en
1827. [Trad. anónima tomada de Internet y corregida por E. I.]

Gute Nacht Buenas noches


Fremd bin ich eingezogen, Como un extraño llegué
Fremd zieh' ich wieder aus. y como un extraño me marcho.
Der Mai war mir gewogen Mayo me agasajó
Mit manchem Blumenstrauß. con ramos de flores.
Das Mädchen sprach von Liebe, La doncella habló de amor
Die Mutter gar von Eh', - su madre, incluso de matrimonio...
Nun ist die Welt so trübe, Ahora el mundo rebosa tristeza
Der Weg gehüllt in Schnee. Mi camino está cubierto de nieve.

Ich kann zu meiner Reisen Para mi viaje


Nicht wählen mit der Zeit, no puedo elegir el momento.
Muß selbst den Weg mir weisen Debo hallar mi senda
In dieser Dunkelheit. en la oscuridad.
Es zieht ein Mondenschatten Una sombra vaga a la luz de la luna
Als mein Gefährte mit, Es mi compañera.
Und auf den weißen Matten Y en los blancos campos
Such' ich des Wildes Tritt. veo huellas de animales salvajes.

Was soll ich länger weilen, ¿Por qué habría de quedarme


Daß man mich trieb hinaus? para que se me echara?
Laß irre Hunde heulen ¡Que los perros perdidos aúllen
Vor ihres Herren Haus; frente a la casa de su amo!
Die Liebe liebt das Wandern - Al amor le gusta vagabundear...
Gott hat sie so gemacht - Dios lo hizo así...
Von einem zu dem andern. Iré de una a otra.
Fein Liebchen, gute Nacht! ¡Buenas noches, querida mía!

Will dich im Traum nicht stören, No alteraré tus sueños.


Wär schad' um deine Ruh', Sería una lástima que no durmieras.
Sollst meinen Tritt nicht hören - No escucharás mis pasos,
Sacht, sacht die Türe zu! Suavemente la puerta.
Ich schreibe nur im Gehen Al pasar, escribiré
An's Tor noch gute Nacht, en tu puerta, “Buenas noches”.
Damit du mögest sehen, Así podrás ver
An dich hab' ich gedacht. que he pensado en ti.

Cliquear aquí para escuchar la siguiente grabación: Schubert, Franz. “Gute Nacht”. Winterreise. Int.
Dietrich Fischer-Dieskau (voz) y Gerald Moore (piano). EMI, 2002 [gr. 1955 o 1962]. CD.
2. Gretchen am Spinnrade (Margarita en la rueca, 1814).1

Versión española de Elisa Rapado, disponible en este sitio web: http://www.recmusic.org/lieder/


get_text.html?TextId=23909 (consultado: febrero de 2015).

Meine Ruh' ist hin, Mi sosiego ha huido,


Mein Herz ist schwer, mi corazón pesa,
Ich finde sie nimmer No encuentro la paz,
Und nimmermehr. ni la encontraré jamás.
Wo ich ihn nicht hab Donde no le encuentro
Ist mir das Grab, Siento mi tumba,
Die ganze Welt el mundo entero
Ist mir vergällt. se me extingue.
Mein armer Kopf Mi pobre cabeza
Ist mir verrückt, Me vuelve loca
Mein armer Sinn Mis pobres sentidos
Ist mir zerstückt. Están trastornados.
Meine Ruh' ist hin, Mi sosiego ha huido,
Mein Herz ist schwer, mi corazón pesa,
Ich finde sie nimmer No encuentro la paz,
Und nimmermehr. ni la encontraré jamás.
Nach ihm nur schau ich Por él miro
Zum Fenster hinaus, hacia la ventana,
Nach ihm nur geh ich solamente por él
Aus dem Haus. salgo de casa.
Sein hoher Gang, Su forma de andar,
Sein' edle Gestalt, su noble imagen,
Seine Mundes Lächeln, La sonrisa de sus labios,
Seiner Augen Gewalt, la mirada de sus ojos,
Und seiner Rede Y su conversación
Zauberfluß, Mágica,
Sein Händedruck, el tacto de su mano
Und ach, sein Kuß! y, ¡ah, su beso!
Meine Ruh' ist hin, Mi sosiego ha huido,
Mein Herz ist schwer, mi corazón pesa,
Ich finde sie nimmer No encuentro la paz,
Und nimmermehr. ni la encontraré jamás.
Mein Busen drängt sich Mi pecho se vuelve
Nach ihm hin. hacia él,
Ach dürft ich fassen ah, quisiera tenerle
Und halten ihn, y abrazarle
Und küssen ihn, Y besarle
So wie ich wollt, como yo quisiera,
An seinen Küssen aunque por sus besos
Vergehen sollt! hubiera de morir!

Cliquear aquí para escuchar esta grabación: Schubert, Franz. “Gretchen am Spinnrade”. F. Schubert
y R. Schumann. Lieder. Elly Ameling (voz) y Jorg Demus (piano). BMG, 1990 [grab. 1965]. CD.
Schubert toma el texto de una escena de la más importante obra literaria alemana de su
época, el Fausto de Goethe -sobre el que hablaremos la semana próxima-. Margarita, una joven
inocente y desvalida, está enamorada de Fausto. Fausto ha hecho un pacto con Mefistófeles, un
diablo menor, quien le ayuda a seducirla. Mientras hila en su rueca, Margarita piensa en su amado.
La imagen de la mujer hilando en la rueca tiene una larga tradición: la figura del hilo de
Ariadna en la historia griega del Minotauro o el famoso cuadro Las hilanderas de Velázquez. El
hilo, el hilar y el tejer han sido a menudo metáforas del tiempo, de la existencia, de la escritura. La
vida y el relato suelen representarse como un hilo (p. ej. en la expresión perder el hilo de un relato),
en parte por ser fenómenos complejos y multidimensionales pero que experimentamos como algo
unilineal. El texto (palabra proveniente del vocablo latino textus, etimológicamente emparentado
con tejer), se ha visto como un tejido de palabras, y la vida como el tejido de los días; pero el tejido
se produce a partir de un hilo, y la forma en que vivimos es también la de una sucesión lineal.
En Goethe, esta tradición alusiva se modula, además, con relación a la subjetividad de un
individuo. En Las hilanderas las mujeres del primer plano son anónimas, funcionan, en parte, como
símbolos. “Margarita en la rueca” parece ser también un símbolo (¿del destino inexorable del ser
humano?, ¿del deseo erótico como cárcel sin salida?), pero es además la pintura de un personaje, de
su historia, su personalidad, su situación. La condición “universal” del ser humano y la historia
personal de este individuo se integran en una misma imagen.
Schubert intenta recoger esta condición múltiple de la escena, a la vez que construir una
atmósfera, tanto sensorial como emocional. La música parece acompañar los movimientos de la
mujer y la rueca. La rueca consta de una rueda giratoria, movida por la mano o mediante un pedal.
La rueda como imagen del destino (p. ej., la rueda de la fortuna), es un lugar común que Goethe
desarrolla en varios sentidos. Hacer que Margarita cante le permite introducir un estribillo y, así,
dotar de una estructura cíclica al parlamento del personaje. La repetición y la circularidad se
instalan desde la primera estrofa, gracias al uso combinado de la anáfora (repetición de una o más
palabras al comienzo de enunciados sucesivos), y de lo que en la poética española llamamos
aliteración (repetición de uno o varios fonemas, con fines expresivos, como en el verso de Rubén
Darío: “Bajo el ala aleve del leve abanico”). La anáfora se produce ya en los primeros dos versos:
Meine y Mein (formas que equivalen al español mi), mientras que las aliteraciones recorren toda la
estrofa (para percibirlas mejor se recomienda escuchar la grabación con el texto alemán a la vista).
Estas repeticiones, particularmente notorias al comienzo del texto, no solo buscan producir
ciertos efectos de sentido sino que son también un gesto acerca de la propia escritura. El texto no solo
nos habla sobre cómo es el personaje, qué pasa en la historia, o qué sentidos puede tener todo ello, sino
además sobre cómo está construido el propio texto y cómo debemos leerlo. Goethe nos llama la
atención sobre cómo está diseñada esta escena literaria. Esto suele llamarse metatextualidad: un texto
que habla sobre sí mismo, o sobre los textos en general.
Enfatizar un recurso expresivo al comienzo del texto suele usarse para señalar al lector un
camino de asociaciones posibles que podrá reconocer en el resto del texto (sin que haga falta que las
asociaciones sean luego tan marcadas como al comienzo). El hecho de que el pasaje aluda de manera
tan clara a lo circular y a la repetición nos hace percibir la analogía entre ello y el trabajo manual,
repetitivo y circular, que está realizando el personaje, y nos sugiere que quizá haya, en el resto de la
escena, otras “circularidades” involucradas (como veremos en clase). Schubert retoma este recurso de
Goethe en términos musicales. La melodía parece también girar sobre sí misma (es un rondó). Sin
embargo, esos giros no tienen todos el mismo ritmo ni la misma intensidad: ellos acompañan el
conmocionado estado de ánimo de Margarita, como evocando el desparejo pedaleo (ora firme, ora
inseguro), con que la joven mueve la rueca. Así, cuando la emoción de Margarita llega a un clímax
(al recordar el beso de Fausto), la música se detiene por un instante, como si la excitación del
recuerdo paralizara por un momento a la muchacha y la rueda, en consecuencia, se detuviera.
Schubert, pues, proyecta sobre el plano musical la intuición poética de Goethe y la hace
suya. Se trata de un típico ejemplo de la hermandad y el profundo diálogo entre las diferentes artes
que constituyeron una dimensión clave del paradigma romántico.

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