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1.4 edicién, 2005, 3. edicion, 2012 Faty obra ha sido editada con ayaala de |a Dirccckn General del Libro, Archivos 9 Bibliotecas del Ministerio de Cultura, Reservas todos los derechos. Hl contenido de est obra ests protegido orl Ley, que establece pena de prisin y/o malta, adem de ae correspondiente indemnizaciones pr dafis y pefuicios, para ‘Quienesreprodujren, plagiazen, stebuyeren o comunicaren piiblcamente, en todo o en pate, una obra erat, aritica © cienfica, © su cransformaci, interpretcion 0 ecucién asticafiada en cualquier tpo de soporte comunicada a tavés de cualquier media, sn a peecepewa autvizacion © Jost Luis Blas Arroyo € Baiciones Cétedra (Grupo Anaya, S. A), 2008, 2012 Juan Ignacio Luca de Tena, 18. 28027 Madsid Depénito legal: M. 254-2012 ISBN: 97884-376.22484 Printed in Spain Impreso en Lave, 8. A Humanes de Madrid (Madrid) Indice AGRADECIMIENTOS Inrropuccion UNIDAD TEMATICA PRIMERA: SOCIOLINGUISTICA VARIACIONISTA, LAS VARIABLES LINGUISTICAS ‘TaMa PRIMERO: INTRODUCCION A LA SOCIOLINGOISTICA VARIACIONISTA. "BL CONCEPTO DE VARIAMLE LINGUISTICA, EL ESTUDIO DE LA VARIA {CION FONOLOGICA EN ESPAROL a 1. Introduccién 2 La variable lingiistica corno unidad del andisis variacionista 3. Variables Hinguisticas y sociolingiisticas en espafol 4 5 Caracteesy definicién dels variables lingisticas en expan Gls eves ings as comunidades bl Aiea 6. Hl estudio de la variacin foroldgia en espaol 6, Gursons teas y metaoligias ene ais deias vatiables fonol6gicas 62, Restticciones estructrales en la variaién fonoldgica del espaol 63, [2 in luencia del continua esilistco en la vasiacion fo nolégica 64, Bibliogralia complementaria sobre vatiacén fonolégica cen espaiial side 15 7 ‘Tenaa Ik: EL ANALISIS DE LA VARIACION LING ISTICA MAS ALLA DELA FONOLOGIA (I): CUESTIONES TEORICAS SOBRE EL ESTUDIO DE LA VARIAGION GRAMATICAL ¥ LEXICA EN ESPANOL 1. Introduecién, 2. La viabilidad del estudio sobre la variacin sintéctica en espa” iol: sobre la sinonimia de las variantes 3. Clases de variables gramaticales en espafiol 4, Factores condicionantes de la vatiacign gramatical 5: La nflenci de contin etiisico en varacion game tical 6, Elestudio de la variacin léxica en espaol problemas, me dos y perspectivas seteneecenet ‘Tea I: EL ANAUISIS DE LA VARIAGION LINGOISTICA MAS ALLA DELA FONOLOGIA (IT): FENOMENOS DE VARIACION GRAMATICAL EN EL MUNDO HISPANICO nnn 1. Introduecin 2. Laalternancia 7a“ at 3. Los fendmenos de les, latino y lofano 4. Rendmenos de duplicaion de cos en ‘comunidades his panas 5. Fendmenos de vasiacidn gue afectan al modo veibal en espaol 5.1. La variabilidad verbal en el seno de las oraciones condi- cionales 5.2, El avance del indicativo en detrimento del subjuntivo en algunos contomos sinticticos «rm 6, La expresin variable del futuro verbal en espat 7. La expres del pasado: perio simple pretérito com puesto 8, La sustitucién de er por eta en algunos contomos sintcticn 9. Sobre la varabiliad del sjeto en expaiol 10. Los fendmenos de dequefsmo y queisino : 11, Bibliograffa complementara sobre variacin gramatical en es BOD snus aia Tana IV: EL CONCEPTO DE VARIABLE SOCIOLINGOISNICA. MopEtos: DE DISTRIBUCION SOCIOLINGUISTICA EN EL MUNDO HISPANICO .. |. Tntroduecién Clases de variabies sociolingisticas en el mundo hispanico . Los indicadores sociolingisticos cn espaol. [Los mareadoressociolingisticos Los esteeotipos sociolingisticos Modelos de estatficacibn sociolingisica en las comunidades de habla hispinicas 6 19 121 128 133, 135 135 136 137 138 143 4 UNIDAD TEMATICA UL: LOS FACTORES SOCIALES ‘Tema V: Et FAGTOR «SEXO» ¥ SU INCIDENCIA EN LA VARIACION EN LAS ‘COMUNIDADES DE HABLA HISPANICAS 1. Introduction. sn 2. La variaci6n generoiecial:criteriosdiferenciadoses 211, Diferencias culitativas 222. Diferencias cuantitativas 3. El comportamiento de hombres y mujeres en la interaction vetbal on 4, El modelo de diferenciacin generolectal en ls comunidades de habla hispinicas «wm 5. Interprtaciones sobre el modelo de diferenciacion generlectal ‘TMA VI: LA VARIACION GENOLECTAL EN ESPARIOL 1, Introduccion 2. Algunas diferencias cualtativas en la estatificacion generacional 3. Los fendmenos de identidad generacional ... 3.1 Los fendmenos de identifcacn generacional en ol habla de los ovenes 3.2, Algunos ejemplos en la sociolingistica hispanica 4. Los fendmenos de antocoreccién genolectal en las comunid- des hispanas 5. Los procesos de adgusicid de la competencia sociolingistica ‘TEMA VII: La INFLUENCIA DE LA “CLASE SOCIAL® ¥ OTROS CONCEP. ‘TOS ESTRATIFIGACIONALES EN LAS COMUNIDADES DE HABLA HS 2. Introduccién 2. El concepto de else social y sus implicaciones para la sco lingiistica 2.1 Los limites tedricos del concepte sn 2.2. Factores en la delimitacién de las clases sociales en socior lingiistica : 3. Las diferencias sociales y su incidencia en la vatiacion del es pao .. 4, Otras variables socioldgicas independientes: la profesion y el nivel educative 4.1. Bl factor ocupacional y fos indices de participacion en ol mercado lingiistico ats owas 42. Elnivel educativo. Las relaciones entre la variaion sociolecaly dialectal Sobre estratifeaciones sociolingisticasabruptas: la teorla de los cédigos sociolingtisticos sore 1s7 158 1st 208 208 210 210 213 217 204 224 a7 232 235 6.1, Fundamentos de la teoria y aplicaciones al dominio his ppinico 62. Algunas criticas a la teorla de los cédigos sociolingais UNIDAD TEMATICA Ii: EL CAMBIO LINGUISTICO ‘Tena VIII: La DIMENSION SOCIAL DEL CAMDIO LINGBISTICO EN ES: PAROL enn : 1, Introd ucci6n as 2. Fundamentos dela sociolingiisticav del cambio lingistico en marcha 3. El componente social de los cambios linglisticos: el modelo, laboveano 1 4, Algunos desaroliosaltemativos al modelo laboveano sobre el cambio lingistco 5. Las fases del cambio y su distibucion social: cambios desde i hj 2. cambios desde arriba en las comunidades hispinics 6. Aspectasteéticos y metodoldgicos en cl estudio del cambio en ‘marcha en espafiol. Investigaciones en tiempo aparent vs. in vestigaciones en tempo real 6.1 Los estudios sobre el cambio basado en la hipotess del tiempo aparente 62. Las investigaciones en tiempo real 7. Desartollos de la socilingilsticahistrica en espaol 8, Perfles de distibucion sociolinglistica asociados al cambio li silico en espaiiol acionsta pata dl estudio UNIDAD TEMATICA IV: ‘TEMAS DE SOCIOLINGUISTICA INTERACCIONAL Teas IX: PRAGMATICA Y SOCIOLINGDISTICA DE LOS FRONOMBEES DE "TRATAMIENTO EN ESPAROL : / 1. Introduecién / 2! Laincidencia de ls factores sociales y comnicativs en Ta elec / cién de los pronombres de tratamiento en expaio .. j 3. Dificltades para la caractetizacign de los ejes pragmaticos y | sus implicaciones en el sistema de los tratarnientes en las co i munidades hispinicas 4, Los pronombres de tratamiento y la cortesia verbal 5. El funcionamiento estratégico de los pronombtes de tratamien to en Ia interaccién verbal / 10 263 269 269 213 24 284 27 297 298 305 308 316 ‘Teama X: Fi. ESTUDIO DE LAS ACTITUDES LINGDISTICAS RN LAS COMU NIDADES DE HABLA HISPANICAS (I); CUBSTIONES TEORICAS ¥ ME TODOLOGICAS. LAS ACTITUDES HACIA LA VARIAGION INTRADIA 1. Introduccion . a 2. Acitudes y creencias en la sociolingiistica Wiis 3. El origen de las actitudes lingisticas .. 4. Cuestiones metodolégicas en la investgacion de las actcudes Tinguisticas 4.1. Los enestionaris y otras téenicasdirectas 42. Los métodos indirectos: Ia ténica del matchedgnse 5. [Ls actitudes hacia la varaciOn intralingistca en el mundo his- piinico .. a 5.1. Actitudes hacia las variedades del espaol 5.2. Conelaciones sociolingtisticas en los juicos sobre la vara ign intradialectal. 6: Sobre (aera y concen a lingbisticas en la comunidades de habla hispsnicas.. i ‘Tea XI: Bk ESTUDIO DE LAS ACTITUDES LINGOISTICAS EN LAS COMU: NIDADES DB HABLA HISPANICAS (I): LAS ACTITUDES LINGUISTICAS EN LAS SITUACIONES DE BILINGUISMO SOCIAL 1, Introduccign 2. Aspectos psico sociolingiisticos del componente actitudinal en las situaciones de bilingdismo social desequilibrado 3, Las acttudes hacia el bilingiismo social en comunidades his ppanoamericanas 4, Las acttudes lingisticas hacia las lenguas en contacto en Esta dos Unidos. Sua 5. El contexto espaol... dentidades eideologiasetnolingisticas en el mundo hispinico - Las atides hacia las consecuencias lingiistcas del contacto UNIDAD TEMATICA V: USOS ¥ FUNCIONES DE LAS LENGUAS EN LAS COMUNIDADES HISPANICAS. ‘Tema XII: La DESCRIPCION DEL BILINGOISMO SOCIAL (0): LA DIGLO® SIA Y OTROS CONCEFTOS ALTERNATIVOS EN LA INTERFRETAGION DDL BILINGDISMO SOCIAL EN LAS COMUNIDADES HISPANICAS 1. Introdueciéa 2. Antecedentesy catacterizacin fegusoneana del concepto de Aiglsia 320 320 321 324 326 326 330 333 333 341 345 350 350 351 353 357 361 373 384 395 395 396 u Las relaciones entre digiosiaybilingismo, La teoria de Fishinan. yy sus aplicaciones al mundo hispnico . 3.1, Introduccién .. 3.2. Bilingiismo y digiosia en Amésica 333. El contexto espanol “Tipos de digiosiaen ef mundo hispinico 5. Concepts aerativs aa iglosa: el conto lingo en las comunidades de habla hispanas : ‘Teowa Xl: La DESCRCION DEL mLANCOSMO SOCIAL}: OOS Mo TDRLOS DE ELECCION LINGOISTICA 1. Introduccién sn 2. Modelos de elecidn lingistca en las cormunidades hispinicas Dilngie5 en 3, La eora del dominio socolindic y sus aplicaciones al émbito ispinico 4, Le negociacidn interaccional en los procesos de cleccidn de lenguasconvegencia y dverpncaingtisca en dicuso bilingile : ‘Tau XV; La pescnreaow bur aNGOSMO socIn UD) Ls > (CESOS DE MANTENIMIENTO, DESPLAZAMIENTO Y MUERTE LINGOIS: TiCOS EN LAS COMUNIDADES DE HABLA HISPANICAS Introducci6n «nu ce “Aspectos estrcturaes del abandono y la muerte de lenguas “Aspectos sociolingiisticos del mantenimiento/sustitucign de las lenguas minoritaras 4, Bl estatus de as lenguas 5, El uso de a lengua en las relacones familiares 6 Los factores demogrificos 7. 8. Ja inmigraci6n srr [ia presencia dela lengua minoritaria en imbitos de uso pit blico : 9. El contexto politica y econdmico 10. Bi tipo de habitat 11, Las acttudes Hinguisticas ‘Tea XV: CUESTIONES DE FLANIFCACION LINGDISTICA EN EL MUNDO 2 HISPANICO, 1, Introduecién 2. Niveles dela planifcacin lingistica 3. Los conceptos de dngua nacional y lengua oily ss implica Las cits indican la probabilidad —en una esala de O2 Ide que un factor intuye «en bs elecidn de una determinada variant. De este modo les pesos umnéticos proximos a fayorecen fa elec de cack variant, mientras que, ene extemo opueso os mis cee ‘anos Ola desfevorecn, Por el contro, lo sila en cfs intermedas ni favorecen ni desfavorecen I aplcacié dela regl variable. Con todo, stor niimerosdifeen en fc el tipo de madelo de regresinutlizado. As, en los programas Pnorials, en ls que se ‘eabaj con tan s6lo des variants, las probubildades neutrals gian en torno al 05. Pore. conto, en Jos modelos tinomiaes, como el que se emplen en el presente etudio, dada Inexstncia de tres vara, ea cia descende hasta 33. Por encima de é, decimios que un factor determinado favorece una variant, mientas que pos debs la deslavorece 30 (1) Agel verano 10s vimos mucho. @) Me voy a quedar con esta foto. G) El domnitorio amu. el dormitorio de matrimonio, cuatrocientas mil (@ Elprofesor et, el irandés que conocises el alo pasado. (©) Vienen las madres de las eproductoras..y de eras madres salen las gallinas eproductoras Estos mismos Factores justifican la mayor variacibn observada en el tescer contexto, aquellos casos en los que el demostrativo desempefia uns finci6n referencial, ya que sirve para localizar ls entidades refer das en el propio discurso, Pese a que la anteposicién continia siendo la posici6n mis privilegiada (64 por 100), los ejemplos de posposicidn aleanzan ahora cifias nada despreciables. Un andlisis mis potmenosi zado, como el que oftece la tabla siguiente, muestra, incluso, que las proporciones se invierten en determinados contextos discursives. Asi, los porcentaies de posposicidn son mucho altos en los casos de men cidn cataforica (62 por 100) —véase (4)— 0 en la referencia a entide- des que no encontramos en ef cotexto previo o siguiente (no textuales: 86 por 100). Por el contrario, en los contextos anaféricos —ejemplo en (5)—esta posicién se halla claramente en desventaja (23 por 100), a favor de las anteposiciones (77 por 100). ‘Tabla 2 Distribucién de los adjetivos demostrativos en la funcién referencial, segdin Ranson (1999: 133) | | ‘Texruat Notexruat | Tota | I Gatsfra | Gonocido Anwposicon | 40pm) | sem | rasa | 46,6an) | Posposiciin | 12 (23%) 82%) 6 (80%) 26 (36%) [ra | B 7 2 3. VARIABLES LINGDISTICAS Y SOGIOLINGUISTICAS EN ESPANOL En [as etapas iniciales de la investigacién variacionista sucle estar blecerse una distincién entre variables lingistcas y variables socalin- gisticas. De hecho, una misma variable lingiistica puede convertirse 31 en distintas variables sociolingiisticas en diferentes comunidades de habla. En la bibliografia variacionista es conocida a este respecto la evolucién del segmento /*/ postvocalico {por ¢j, ea war, etc.) en el mundo anglosajén, Como mostré Labov (1972a), las normas de pres- tigio en diversas zonas de Gran Bretafia y FF.UU. vatian considerable mente en la pronunciacién del fonema, lo que origina una configura: cién diferente de los perfiles de distrbucién sociolingiistica en cada una de ellas. Entre nosotros no faltan los ejemplos de este mismo tipo. Ast cocurre con el fenémeno de concordancia en el seno de las oraciones impersonales gramaticalizadas con haber, cuya distribucién sociolin- glistica difiere considerablemente entre América y Espafta, y aun dentio de esta titima, entre segiones y sociolectos diferentes. Como es sabido, Ia difusién de variantes concordadas como las de (6) y (7) est ampliamente documentada en la tradicién dialectoldgica hispe noamericana e incluso algunos estudios sociolingitisticos contempo- xineos han mostrado su amplia difusién tanto en la matriz lingtisti- ca como en la social: (© Habian flores en el jardin. (7) Habivon festas en el pueblo la semana pasada En el espafol peninsular, sin embargo, la distribucién sociolingis tica de estas variantes es més irregular, y, por lo general, en los casos en. que se produce, se encuentra marcada sociolectalmente, de forma que las variantes que practican la concorancia no aparecen sistematica: mente en todos los dialectos y cuando lo hacen, surgen con més fre- cuencia entre los sociolectos medio-bajos y bajo! Pese a ello, este mo- delo distribucional tiene una excepcién importante: el espaitol habla- do en las comunidades de habla del ambito lingiistco catalin, En diversos estudios variacionistas sobre Ia cuestibn en otras tantas comar- 4 Blo explicai las esasas muestashalladas por A. Quilise al (1985) en su e- tudio sobre el habla culta madrilefa, uno de los pocos trabajos disponibles en los que fencontramos referencias cuantitativas sobre el tema en Espatia con la excepciga de las regiones del Ambito lingistco catalin (Bas Aroyo 1992, 19934). O también, la afirmacién de De Mello (1994), quien, tas anaizar ef fenémeno en una muestra dle habla correspondiente 2 once ciudades de habla hispana, sostiene que la concor ‘dancia no se produce en el espaol peninrular, al menos en el socioleto culto. Ob viamente ente las habla analizadas no figura ninguna del imbito linglistico cata lin, donde dicho fenémen se practica masivamente, tanto ea espaol como en la Tengua catalana, 32. cas valencianas (Blas Arroyo 1993a) hemos tenido la ocasién de com: probar como Ia concordancia representa una variante muy extendida en estas regiones entre la mayoria de los sociolectos, aunque con dif rencias favorables a los hablantes m4s autéctonos (por ¢}.,valenciano- hablantes habituales, nacidos en teritorios de habla catalana) que apuntan hacia la posibilidad de un fendmeno de convergencia gram tical con el catalén, lengua donde la concordancia es, asimismo, muy frecuente en el discurso oral, aunque —al igual que en espaftol— tam poco normativa desde el punto de vista preceptivo (sobre la concurten- Gia de factores internos y externos en la explicacién de este fendmeno, vvéase mis adelante el tema XVI). En definitiva, y como consecuencia de un proceso de convergen: cia lingiistica con el catalén, en el espafiol hablado en estas comunida des bilingies, la concordancia entre el verbo haber y el sustantivo si guiente representa la variante claramente mayoritaria, sin que la signi ficacién sociolectal que se advierte en otras regiones espafiolas tenga aqui la misma relevancia Otro fendmeno de variacién bien conocido y estudiado, como es la alternancia entze las terminaciones -ra/-e para la expresidn del in perfecto y el pluscuamperfecto de subjuntivo (cantara vs, cantas), eve la, por su parte, la importancia del fictor temporal en la extensibn y va loracién social de las variantes de una misma variable lingiifstica en la historia de la lengua. A este respecto, es sabido que, mientras que las formas en ~e han gozado de mayor difusién y prestigio en la mayotia de las regiones de habla hispana, al menos hasta la mitad del siglo x1x, cn la actualidad la situacién parece haberse invertido radicalmente, por Jo que se deduce de los numerosos estudios dialectologicos y sociolinr siiisticos de que disponemos y de los que nos ocuparemos con detalle mis adelante (véase tema III, § 2) 4, CARAGTERES ¥ DEPINICION DE LAS VARIABLES LINGUISTICAS EN ESPANOL Segiin una conocida definicién, el concepto de variable lingistica da cuenta de «un conjunto de equivalencia de realizaciones 0 expresio: nes patentes de un mismo elemento o principio subyacentes (Ceder {gren 1983: 150), Un ejemplo: si las investigaciones fonol6gicas sobre el espaiiol indican que una serie de realizaciones como (sf, o) consti tuyen un conjunto de equivalencia correspondiente al fonema /s/ en 33 posicién implosiva, (3) es, pues, una variable y sus realizaciones de su: perficie, variantes de la misma (Lépez Morales 1989: 33). Por otro lado, la definicién de este «conjunto de equivalencia» pre isa que se identifiquen los factores que determinan su disttibucin. A ceste respecto, pueden distinguirse cuatro posibilidades te6ricas: 1. variables condicionadas exclusivamente por factores lingiiisticos; 2. variables condicionadas exclusivamente por factores de orden 3. variables condicionadas conjuntamente por factores lingiisticos y sociales; 4. variables no condicionadas ni por factores lingiiisticos ni por fac tores sociales a sociolingiiistica variacionista se ha ocupado principalmente de dos de estos desenlaces, los representados por las opciones 1 y 3. Como veremos mas adelante (véase tema I!) algunos estudios de variacién gra ‘matical sugieren que la variabilidad aparece determinada fandamental- ‘mente por restricciones lingtifsticas, pero no por factores sociales. Con todo, y aunque no faltan ejemplos de ello, la validez general de este principio parece estar lejos de haber sido probada. Por otro lado, el and lisis de la variacién fonolégica en espafiol ha permitido hallar abundan- tes casos en los que se conjugan condicionantes de ambos tipos. Pese a ello, no es infrecuente que entre los resultados de una misma investigacién podamos encontrarnos con ambas posibilidades. Recien- temente, por ¢jemplo, Torres Cacoullos (2001) ha advertido algo de esto en el proceso de gramaticalizacién que afecta a las perifasis aspee tuales estar + genendio y andar + gerundio en wn corpus oral mexicano: (8) asta qué horas ed pisteando abi usted? (©) Las ottas calles, estin libres, pero toda la gente anda dléndove no més la ‘vuelta por esa calle En este trabajo se comprueba cémo ambas perifrasis, que cuentan con valores aspectuales frecuentativos o habituales similares en el pre: 5 Sin embargo, en I sociolingiistica higpénica & conacida la opinién de autores ‘como Terrell (1981), quien niega que en el espail carbefio —al menos en algunos so ciolectos jovenes— el segmento // pueda consderarse como Ia representacion subya ceate de a variable, Al contraro, pas esta autora, las escasa apariciones dels sbi tes se explican como resultado dela aplicaciin de una regla de inserion que opera se ‘in cteris estos. 4 sente estadio de lengua, se v principales®, Sin embargo, tan s6lo la perifrasis andar + gerundio apare ce condicionada significativamente por factores no estructurales. Fren: tea la mayor neutralidad sociolectal de estar + gerundio, as expresiones con andar aparecen preferentemente en el habla de los sociolectos ba- jos (P .690 2s. P 188 para el ehabla culta») asi como en la alusién a ac tividades que tienen lugar preferentemente en contextos rurales y al aire libre (P .624 vs, P 150 para «actividades interiores») favorecidas por ciertas clases de verbos TaBLa3 Porcentajes y probabilidades de aparicién de aidar + gerundio en diversos contextos lingiifsticos y extralingiisticos, segiin Torres Cacoullos (2001) % P Cuase:e veo (GeRLNEIO) Movimiento no dieccional 37 81 (trot verbos de movimiento a al Actividades fisias 23 665 Verbos de lengu lt 508 ‘Accin (general) B 45 | Accin corporal 3 351 Estatives loeativos, mental 4 1 Cons i Popular 2 oo | Calo 3 188 Entrevista 2 459 Lucan be 14 ACTIVIDAD oer (suales..) | 36 04 Dentro 3 150, Indeterminado 5 44 6 Enel cato de andar, por ejemplo, los verbos que Favorecen su presencia soa los ver bos de movimiento, como en (9), 0 verbos que implican actividades fisicas (gr sugam don et). Sin embargo, tanto los verbos estativos yJocativos como los de percepesén desfavorecen la priass con anda al cont ne sucede con estar 35 Finalmente, y aunque menos numerosos por lo general, también podemos encontrar ejemplos en los que la variabilidad lingiistica se ve influida tan s6lo por factores extralingilisticos. Recientemente hemos obtenido un resultado de este tipo en un estudio sobre la variabilidad que afecta a la formacién del plural en un préstamo del érabe que durante el pasado reciente conocié una extraordinaria difusién en espaiiol. Nos referimos al término talibén, uusacdo —tanto en funcién muclear como adyacente— para referinse a Ia etnia integrista musulmana que dirigié Afganistin hasta su derrota en la guerra con FE.UU. (Blas Arroyo 20022). Tras el estudio varia cionista correspondiente de mas de dos mil ocurrencias del mismo, tanto en corpus orales como escritos’, hemos comprobado como la eleccién de las variances en contlicto (taliban vs. alibanes) no viene dleterminada por factores lingiisticos, sino por variables extralingiis ticas. Entre éstas destaca por encima de todas la presiGn ejercida des de diversas instituciones normativas, como la Real Academia, que condujo 2 un cambio lingtifstico abrupto en poco tiempo, especial mente en algunos medios de comunicacién escritos. Como puede observarse en la tabla 4, el cambio en detrimento del plural «los tal bin», mds frecuente en el periodo anterior al comienzo de la guerra de Afganistin (1.° periodo), y favorable, por consiguiente, ala forma hispanizada «talibanes» es general tanto en el corpus oral como en cl escrito, pero en este iltimo a velocidad del cambio es mucho mas, radical. 7 Bl subcorpus oral se extse de las seccines de eebat, foros, chats, etc» destina dos la paricipacién de los lctores y que parecieron en la seecones de Intemet de lot comespandientes dass durante algunos meses entre septiembre de 2001 y mediador de 2002. A diferencia de los textos excitos, que comten a cizgo de loeredactores de lot peribdicos, la mayoria de aquéllos se caracteizan por rasgos como la inmediatz, la ausencia de formalidad ye ericteroraizante con qe son elaborados. Asi pues, pese al formato en que aparece su natualeza es bi ‘onal y hasta cologuial en muchas ‘ocasiones, Jo que favorece su comparacin com el discurso exerito y formal * Hey apenas una excepcidn, como la que corrsponde al ctor que lamamos tipo edderminacion. Ba linea generals, tanto Ja ausencia de determinacion (O +N) como Ia presencia de determinantes diferentes al antiulo (poresivor, demostratives.favore cen a variant aad (liane) mientras que el atcul se preenta como un factor mis favorable para la forma etimolégica (uid). Con todo, ete factor interacciona a mente do con ottos de carcter extralnglistico, coma los que v explican arb 36 Tapia 4 Distribucién de la variante (los) talib tras el cruce entre los critetios tipo de corpus y periodo temporal, segiin Blas Arroyo (2002a) 22 pion | corpus ectito % eam [eee ol% | escrito % Pass 7 35 2 2% ABC 95 2 4 EL Mundo aL 8 2 Le Vanguardia 100 aL 8 a HPeitio | 6 ad n.d. no disponible, 5. CLASES DE VARIABLES LINGUISTICAS EN LAS COMUNIDADES DE HABLA HISPANICAS Uno de los debates recurrentes en la investigacién variacionista res ponde al grado en que la variacién afecta a las diversas clases de elementos lingiifsticos. Numerosos autores han subrayado a este respecto las diferem cias entre las unidades fonolégicas, por un lado, y otros niveles del anal sis, como la morfologia, la sintaxis, la pragmitica o el léxico. R. Hudson (1981: 54-56) ha destacado, por ejemplo, lainfluencia del inglés de EE.UU. sobre el de Gran Bretaiia, notable en el plano léxico, pero pricticamente nla en el plano fonético, Por otro lado, considera el diferente papel socio lingitistico que la pronunciacién y otros niveles pueden desempefiat: {1 2, por ejemplo, puciera ser que uséramos la pronuneiacién para identficamos con nuestro origen (0 para dar a entender que original: mente perteneciamos a un determinado grupo, perteneciéramos © n0 de hecho a [..]. Por el contario, podemos emplear la morfologs, la sintaxis y el Iéxico para dar a entender nuesto estado social actual, como, por ejemplo, el grado de educacién que hemos recibido (55). Por ello es posible distinguir, como se ha hecho alguna vez, entre comunidades de habla en las que el prestigio lingiistico se localiza fun damentalmente en la pronunciacién (el caso del inglés en paises como Gran Bretafa) y otras en las que la norma se elabora fundamentalmen: te para el uso escrito —sprotector de la gramética»—, por lo que la rea 37 lizacién oral pierde importancia sociolingiistica. En estos casos, la co- munidad suele mostrar una tolerancia mucho mayor hacia la promun: Giacién que hacia la variabilidad gramatical Las variables que son objeto de atencién por parte de la sociolin giistica variacionista deben reunir algunas propiedades minimas, que Labov (1976: 53) resume en las tres siguientes: a) que las unidades lingiisticas investigadas sean frecuentes en el habla de la comunidad. Como veremos mis adelante, tal requisto explica la so breestimacién del nivel fonol6gico en detrimento de otras parcelas de la ler gua, al menos durante los primeros afos de investigacién sociolingtistca; ) que formen parte de la estructura gramatical de la lengua®, y ©) que la distribucién del fenémeno en cuestiOn se halle estratif- cada social o estlisticamente. En las piginas siguientes exponemos algunas de las cuestiones ter casy metodol6gicas que afectan al estudio de la variacién del espafiol en diversos niveles del andlisis. Como sefialamos al principio, en el presente tema nos ocuparemos fundamentalmente de los ictores lingiisticos y es tilisticos que influyen en la variaci6n fonolgica del espaiiol, para com: pletar el cuaco en los capitulos siguientes con el estudio de diferentes es feras de la gramitica, que han recibido una atencién mis tardia de los in vestigadores, aunque no por ello menos prominente. Y es que, pese alas dificultades que supone deslindar estos factores de los de caricter social, hemos decidido proceder de esta manera por razones expositivas y didac: ticas. Asimismo, dejamos para una seccién posterior el andlisis de aque: los casos de variacién lingtistica en los que la influencia del contacto de lenguas se ha demostrado determinante (véase tema XVD). 6. ELESTUDIO DE LA VARIACION FONOLOGICA EN ESPARO! 6.1, Cuestionestericas y metodoldgicas en el anéliss de las variables fonolégicas Como se ha destacado numerosas veces, las razones que explican el éxito de la investigacién sociolingiistica en este nivel estriban no » ELhecho de que se hable de estructura gramatical: se expica al ax del modelo generativstaen el que Labov trabaa. Como es sabido, para Chomsky (1963) ys eg dores los niveesfénico y semntio, tadicionalmente indepencdientes en la invests cig lingitica, son dos componentes mis de la graritica de una lengua, que interpre tan los datos procedentes de la sinaxs, Por ello, un rasg fenica tambien foama parte integral de la estructura grmatial de una lng, 38 _ —e— s6lo en una mera —pero ciertamente relevante— cuestion metodolé- gica, como es la considerable mayor recurrencia de las unidades fono- Jgicas en relacién con otras del ansliss ingiistico, sino también en el hecho de que el material fonologico aparece integrado en el seno de sistemas cerrados, lo que facilita enormemente su estudio. Por otro lado, las variables fonolégicas muestran con no poca frecuencia una notable estratificacién social y esilistica, lo que ha atraido el interés de Jos estudiosos acerca de las relaciones entre la lengua y la sociedad (Moreno Fernandez 1998: 21) En la prictica sociolingiiistica, Ia variable fonol6gica se conside- 1a habitualmente como el segmento fonol6gico subyacente, mien: tras que las realizaciones de superficie —esto es, sus variantes— constituyen el conjunto de equivalencia al que nos refesiamos ante riormente. Pese a ello, una caracterizacién como ésta de las unida des del andlisis variacionista no se halla exenta de dificultades. En ocasiones, por ejemplo, se ha llamado la atencién acerca del hecho de que los limites de una variable fonol6gica pueden no correspon: der exactamente con los de un fonema (J. Milroy y L. Milroy 1997: 61). Por otro lado, fonemas distintos pueden coincidir parcialmente en sus realizaciones de superficie, como ocurre en espaol en los casos de neutralizaciOn de ciertas consonantes, como las liquidas. En. su estudio sobre la realizacién de estas consonantes en una variedad ru ral panamefia, Broce y Torres Cacoullos (2002: 342) han visto, por ejemplo, como, pese 2 que los patrones cuantitativos de distribu. cidn sefialan la existencia de dos variables fonolégicas, ambas com- parten las mismas variantes: vibrantes y laterales estandares, varian- tes geminadas y elididas. TABLA Variantes de (7) y () en Cocle (Panama): cifras globales para el corpus (N = 6424) y distribucién segtin los fonemas /*/y /V, segiin Broce y Torres Cacoullos (2002) Vibrane i? Lateral Elida (0) Geminada Orr spina, 39 Otro problema importante con el que se enfienta a menudo el inyestigador es la delimitacién de los conjuntos de equivalencia que representan las variantes de una variable fonolégica (Moreno Fernan- dez 1998: 22). Por lo general, la solucién que se adopta en este caso consiste en el establecimiento de clases 0 tipos de sonidos, que pue den ser agrupados en variantes discretas, dado que las posibilidades de realizacién de un fonema son indefinidas. Asi se ha hecho en los ya numerosos estudios que han tenido al sistema fonolégico del es pafol como principal objeto de interés. Veamos algunos ejemplos re presentativos. En su investigacién sobre el fonema /#/en el espafiol de San Juan de Puerto Rico, A. Quilis y M. Vaquero (1973) descubrieron la presen: cia de scis tipos aciistcos diferenciados: 1) afticado puro, 2) frcativo puro, 3) afticado con tres momentos, 4) fficativo con dos momentos de fricacidn, 5) fricativo con tres momentos de fricacién y 6) afticado con dos momentos de fiicacidn. Sin embargo, el conjunto de equiva lencia utilizado para este trabajo estuvo integrado sélo por dos realiza ciones: una fricativa, que agrupaba los sonidos 2,4 y 5, y otra africada, representante de los demas (citado en Lépez. Morales 1983a: 149). En otra comunidad de habla americana, Alba (1988) realizé una abstrac cién semejante a partir de la alofonia detectada en la pronunciacién del segmento // en posicién implosiva en el espaiiol dominicano, li mitando el andliss a cuatro variantes: lateral f,vibrante [7], vocaliza da fi y cero [@]. Y a este lado del Atléntico, Martinez Martin (19832) redujo también a cuatro tipos las ocho variantes que detecté en su and lisis del segmento /I/ en la ciudad castellana de Burgos. Por otro lado, y como recuerda Lopez Morales (1989: 35) la deter minacién de las unidades de estos conjuntos no ha estado regida por al detalle que procede de los espectrogramas, sino por la realidad ofda, lo que, en ocasiones, ha dificultado la delimitacién de las variantes, cuya némina puede diferir entre unos estudios y otros!’ Tomemos como ejemplo la variable () en posicién implosiva, probablemente el segmento fonolégico del espatiol mas estudiado desde una perspectiva variacionista. Las variantes de esta variable parten de una triada ele mental, que marca las etapas mas sefialadas del proceso de debilita miento consondntico: la sibilante /s), la aspiracién /h/y la eisién [Q)]. "Con todo, en los kimos af han comenzido eliza estdios de variacién Fnica bass en andliss sonogrficos y acstcos, especialmente en comunidades de habla americanas (eft. Cepeda ea 1988, 1991, 1992, Cepeda y Poblete 1993, Rolin 1998, te) 40 ——— —tét Ahora bien, en algunos estudios repartidos por todo el mundo hispé nico, a ésta se han aftadido algunas formas adicionales. En su estudio sobre cl habla de Santiago de los Caballeros (Repiiblica Dominicana), Orlando de Alba (1982a) incluye, por ejemplo, una variante asimilada adicional, y lo mismo se ha hecho con otras poblaciones americanas y peninsulares"!. Incluso otros autores, como Hidalgo (1990), han llega doa plantear la existencia de cinco variantes —tensa, predorsoalveolar, aspirada, interdentalizada y omitida— en su anélisis sobre la distribu ci6n de (s)en el espafiol de Mazatlan (México), Un niimero similar al empleado por Martin Butraguefio (1992) (sibilante, aspitada, asimila da, elidida y fr) entre la poblacién inmigrante de Getafe (Madrid) Las diferencias resefiadas en los pérrafos anteriores aumentan la di ficultad para el estudio comparativo de una misma variable en comu nidades diferentes, incluso entre aquellas que se encuentran préximas geogrificamente. Ello ha ocurtido, por ejemplo, en el estudio del fone ma /d/en algunos contextos intervocilicos, otra de las variables estu diadas como mayor profusién entre nosotros. Asi, en su estudio sobre esta variable fonolégica en el espariol hablado en Caracas, D’Introno y Sosa (1986) propusieron el andlisis de tres variantes diferenciadas (una fricativa plena, un sonido de transicién debilitado y una variante clidida), Por el contrario, algunos aitos més tarde, otro estudioso de la variacién fonolégica venezolana tomaba s6lo en consideracién dos de estas formas (frcativa y elidida) en el habla de otra ciudad, Puerto Ca bello (vid. Navarro 1995). LAgicamente, entre las realizaciones fricat- vas de esta ultima investigacion debieron incluitse algunas variantes debilitadas, por lo que resulta dificil hacerse una idea cabal de las posi: bles diferencias distribucionales entre ambas comunidades. Asi ecurte, por ejemplo, en las investigaciones emprendidas en comunidades ur bunas como La Habana (Terell 1975), Panam’ (Cedergren 1973, 1978), Rosario (Doni de Mirande 1987), Fiadelfia (Poplack 1979), Caracas (Longmire 1976), San Juan de Puerto Rico (Lépe2 Morales 1983), Las Palmas Samper 1990) y Toledo (Calero 1993), Las variantes bisicas de ()(ibilants, aspraci y elsién) ban sido anlizadas también en ottas posciones subicas. Aso han hecho, por ejemplo, Garcia y Tallon (1995) «partir cle wna mucstra de expaolhablado en San Antonio (Texas) La principal conclusion de este tabajo esque el proceso de debiltamiento que afecta a esta conso hante en posicin inca deslabaen dicha comunidad norteamericana se limita a unas ‘ocas unitdades Kexcas (gr el pronombre nosas> nokta, por lo que se propone la ‘existenca de un fendimeno de varibildad morfol6gia mis que Fonoldgic, Dstnto es, sin embargo, el panorama que oftece Lips (1983) en el espanol de Honduras, donde los ets de aupiacion de /r/intervocdlica interior e inical de palabra parecen exter dere ripidamente por todo el espectt soca 41 Desde una perspectiva cualitativa, podemos distinguir asimismo dos clases de variables en fancién de su naturaleza fonética (Ward hhaugh 1986: 165). Por un lado, se encuentran aquellas cuyas variantes se hallan suficientemente diferenciadas desde el punto de vista articu latorio y acistico. Asi ocurre en espafiol con (), cuyas variantes prin cipales (sibilante, aspiracién y @ fonético) cumplen con los requisitos anteriores. Por el contrario, existen otras variables fonolégicas, cuyos aldfonos no se distinguen tanto desde el punto de vista cualitativo cuanto desde otro meramente cuantitativo. En este segundo caso, la variacién se produce alo largo de un continuwem fonético a partir de una determinada propiedad actistica (cantidad, nasalizacién, labializacién, etc), entre cuyos extremos se sittian las diversas variantes que son ob- jeto de estudio” Con todo, ls polémica en toro a fa naturaleza de las variantes y su relacién con la variable objeto de estudio no ha dejado de preocupar a Jos estudiosos. En relacién de nuevo con la variable (), por ejemplo, cabe plantearse si resulta licito seguir asumiendo que la forma [2] es tuna més de sus variantes, ala misma altura que las reaizaciones sibi- Jantes, incluso en comunidades en las que los hablantes apenas reali zan estas iltimas. Como destacaba J. Harris (1984: 308) hace ya un par de décadas, en los casos en que compiten dialectos estindares y no es tandares resulta dificil aceptar que las variantes en cuestién constitu yen manifestaciones superficiales de una misma representacién pro- funda. Lo que viene a demostrar una vez més que las variables con las que trabaja la sociolingiistica no siempre se corresponden netamente ‘con las unidades convencionales del andlisis lingiistico. O también, que nuestra disciplina no ha profandizado lo suficiente en fa resol cién de este problema te6rico, limitindose las més de las veces a con siderar las variables lingiisticas como simples instrumentos analiticos (Winford 1996: 178). Por otto lado, en los primeros estudios sobre variacién fonolégica la mayorla de los investigadores proponfan trayectorias independien: tes para la evolucién de ciertos fonemas desde las variantes normativas hasta las variantes no normativas. Desde este punto de vista, las varian- tes representarfan etapas entrelazadas en un proceso de debilitamiento Un ejemplo de este tipo de variables nos lo ofiecen algunos estudio sobre Fen ‘menos com Ia masalizacin vocilicsen algunas regiones del espaol de Amica, como Venezuela, donde algunos invesigadores han llamado l atencion acerea de una fuerte naslizacién voeslca entre los grupos sociales bajas de cadades como Caracas y Mara cabo (ft. Obediente 1998: 12; Chele Flores 1986: 294) 2 _ fonico. Asi, en su estudio sobre la distribucién social de (s) implosiva en cl espaitol de Rosario (Argentina), y siguiendo la senda emprendida anteriormente por otros investigadores en diversas regiones hispano- americanas, Donni de Mirande (1989, 2000) ha indicado la existencia de dos de estas reglas, aspiracién y elisidn, cada una de las cuales viene favorecida por factores diversos: Lsoh 220 Segiin la autora argentina, la primera regla —aspiracién— es im- pulsada preferentemente por la posicién interna de palabra (#tosco»; P.61), los contextos preconsonsinticos («cascos»; P .69) y prevocslicos («toscos y..»; P 61) y el estatus gramatical del fonema en la morfolo- sia verbal (etienes»; P 61). La aspiracién muestra también una corre Jacién signifcativa con el nivel sociocultural de los hablantes ast como con el estilo, de manera que las variantes aspiradas aumentan confor me disminuye el nivel educacional de los hablantes y el grado de formalidad" Sin embargo, y al margen de algunos factores ya reseftados en el pérrafo anterior (estatus gramatical en la morfologfa verbal, nivel socio- cultural y estilo), la tegla de elision (h -> Q) viene favorecida por otros factores diferentes. Asi, entre los de caricter lingiistico sobresale aho- ral contexto prepausal (P.65), el cual, sin embargo, no alentaba la re gla de aspiracién. Y en el plano social, los jvenes, que favorecfan lige ramente la regla de aspiracién, no lo hacen ahora (P 48). Ms complejo seria ain el caso de otros fenémenos, como la evo lucién de (7), para el que se han propuesto dos caminos evolutivos di: ferentes: uno de trueque de /r/ [ly otto, de debilitamiento, por el aque (r] realiza el siguiente recorrido hasta legar a la elisién (cf. Ceder gren 1973: 112; Poplack 1986: 97): {1] > vaviante espirantizadla —> variante aspirada —> variante geminada > vatiante elidida ‘Sin embargo, Broce y Torres Cacoullos (2002: 346) han propuesto mds recientemente un andlisis en el que todas estas variantes se inter Complementariamente, los hablantes jévenes son Jos nicos que alintan lev mente ents regla dento dela pirkmide generacinal 4B pretan como independientes entre si. Dicho de otra manera, no supo- nen que son el resultado de reglas ordenadas que operan solamente después de haberse aplicado otra regla anterior. Por el contratio, estas, autoras consideran que las variantes asimiladas y espirantizadas no se producen durante un proceso de debilitamiento hacia el cero fonético, Aunque hay quien sostiene que la elisién pasa por una etapa previa de aspiracién (D. Sankoff 1986), Broce y Torres Cacoullos dicen hallar muy pocas ocurrencias de esta tltima en el espafiol de Coclé (Panam) como para que puedan considerarse como una fase previa en la evolu: hrasta la variante elidida, 6.2. Restrccionesestructurales en la variacin fonolégica del espaol La variacién fonolégica se halla condicionada a menudo por facto- tes lingiisticos, sociales y estilisticos, generalmente por este orden de relevancia, Los primeros aluden a las presiones internas del sistema lin gilistico y entre ellos es frecuente distinguir diversas clases, en especial las tres siguientes: ) disribucionales, los cuales afectan a la posicién en que aparece la variable objeto de estudio en el seno de la cadena hablada (posicién, inicial, intermedia o final de sflaba, palabra...); ') contextuaes: dan cuenta de los elementos que aparecen en el cotexto contiguo —previo o siguiente—del segmento fonoldgico analizado, y c) fienconaes: aluden a la naturaleza gramatical de la variable (fun cin gramatical, clase de morfema, etc.) "A esto factores se ha aiadido ms excepcionalmente otros, que han demostr: do ser también sigiticativos en cits investgaciones sobre variacon fonclégica, A ‘curs, por ejemplo, en el estudio de Orlando de Alba (19824) sobre ()implosiva Santiago de los Caballeros, en el que se incluye el rimero de slabas de la palabra como factor explicativo de la variacin: las palabras polslabicas(vatrcena)favore cen el debilitamiento de la consonante, mientras que las monoslibicas (des) lo desta vorecen, En ia misma linea, Cepeda (1991) ha visto que en el espanol de Valdivia (Crile la retencién de () es mayor en monesilabosy palabras sin acento. Por traioj Ia elisin aparece con mayor frecuencia en las palabras tnicas yen aquellas que cstentan con varia silabas, (tro factor estructural considetado en algunos estudios sobre vaticign fonoldgica ‘la ficcuencia de fos cementosen el discurso. As, en su estudio sobre la varabilidad ddemostada pore fonema labial 4/enel espaol hablado en Nuevo México, Torres C2 ‘coullosy Ferreira 2000) advieren que la variate labiodentl os ve claramente fo 4 tz hh ‘A.continuacién mostraremos algunos casos de variacién fonolégi caque permiten ejemplificar la incidencia de dichos factores en diver sas regiones hispénicas. Para empezar nos haremos eco del fendmeno de la lateralizacién de (1), némeno muy frecuente en algunas comunidades de habla cz ribefias y centroamericanas. Uno de los primetos estudios vatiacionis tas sobre este rasgo lo debemos a Shouse de Vivas (1978) en el espaitol de Puerto Rico. Como muestra la tabla 6, los niveles de realizacién de la variante lateral /cantar > cantal] fluctian considerablemente en fu. cién de algunos de los factores mencionados. Asi, un hecho contextual como el contexto «prefticativor (como en «perfecto») se configura como el menos favorecedor del proceso de lateralizacién (8 por 100). Por el contrario, otros factores de la misma naturaleza (a gr, ante con- sonante lateral, como en «Carlitos (48 por 100), asi como algunos de cardcter distribucional (o. gr, la posicién «prepausal») (60 por 100) y fiaw- tional (x gr, la marca de «infinitivo», como en ecantar») (52 por 100), se sitian a la cabeza en la difusién del lambdacismo en la matriz lin giistica de este fenémeno variable. TABLA 6 Factores lingifsticos que afectan ala regla de lateralizacion en Puerto Rico, segtin Shouse de Vivas (1978) fH 010) Prepausal Final de palabra 38 Posicién intema Peeters Prenasl Preficativa Prealveolar/deoval Otns Infinitive Monomorfémica recida entre as palabras mis Ggcuentes, Un hecho, por cierto, que les oblige « desechar clinlujo inteferencial como el clement mis importante en este hecho de vaiacién fo nol seb Gin embargo, véase Philips 1982 para espaol de Los Angeles; mds detalles sta cueston en tema XVI, § 5.32) La distribucién que muestra este trueque fonético en la comuni dad panamefia de Coclé (Panamé) es parcialmente distinta (vi. Broce y Torres Cacoullos 2002: 344). En primer lugar, esta comunidad mues tra una considerable inclinacién mayor hacia el rotacismo (1—> 7) que las reas caribeiias, donde, por el contrario, es mas habitual el Jambdacismo (7 )!®, Con todo, en este iltimo desenlace fonético aparecen impli cados algunos factores estructurales similares a los que-advertiamos en. Ja comunidad portorriqueria. Como puede verse en la tabla 7, de todas fas variables estructurales consideradas, es de nuevo la posicién prepau- sal la que més favorece la variante lateral (16 por 100). Sin embargo, otros contextos que en el caso anterior resultaban significativos no lo son ahora. Asf ocurre, por ejemplo, cuando la consonante va seguida Por sonidos, liquids o vocelicos, cuyos resultados son casi simbélicos en la comunidad panamefa (1 por 100). Tanta 7 Factores lingiisticos que afectan a la regla de lambdacismo en Coclé (Panama), segiin Broce y Torres Cacoullos (2002) Conrexros Obstuyente 8 Vocal 1 Pasa 6 Liquid 1 Nasi 7 Otto excelente banco de pruebas para comprobar Ia incidencia va riable de estos factores estructurales lo representan también aquellos trabajos empfticos que se han ocupado hasta la fecha del estudio acer cade la variacién de () implosiva en diferentes comunidades de habla del mundo hispénico. En su anilisis sobre esta variable en el espaiiol de Las Palmas de Gran Canaria, Samper (1990) ha comprobado, por ejemplo, que ésta depende de todos los factores estructurales mencio- nados en mayor o menor medida. Limitando los datos a la variante mis frecuente en esta comunidad canaria, la aspiracién, esta investiga Elorden de fecucncia relative de ls variants el siguente:()= fr] > Ol siba)> I aterizacién) > geinads 46 ey ci6n variacionista demuestra que la misma se ve favorecida en: a lap sicién interna de palabra (95,5 por 100 frente a tan sélo un 45, por 100 de aspiraciones en posicién final de palabra); b) los contextos revocdlicos (58,24 por 100)", seguidos por los preconsondnticos (51,52 ppor 100). Por el contratio, la posicién prepausal desfavorece claramen: te dicha variante (14,62 por 100); y c) el estatus gramatical del fonema, aunque en el presente caso con diferencias mucho menos significativas que las detectadas en algunos dialectos caribefios: 49,05 por 100 cuan: do la () desempefia una fancién gramatical, como la marcacién del plural en los sintagmas nominales (mesas) o la de persona en la conjur gacién verbal (empiezas), frente a un 43,22 por 100 cuando no cumple dichas funciones, in embargo, en otra comunidad de habla, esta vez situada al otro Jado del Atlantico (la ciudad de Rosario, en Argentina), Donni de Mi- rande (19872, 1989) ha visto que, de las tres clases de factores conside rados inicialmente, tan slo los contextuales resultan determinantes: el contexto prevocilico es el que més favorece la retencidn de la sibilan: tc, seguido del prepausal y por tiltimo, del preconsonantico. Por el contratio, para Ja aspiracién es el contexto preconsondntico, seguido del prevocilico, el entomo més favorecedor, Especialmente problematicos resultan los factores de naturaleza “funcional, cuya incidencia en la variacién de (+) ha arrojado ocasional: ‘mente resultados muy diferentes. Algunas investigaciones han destaca do que la elisién de este segmento disminuye en los contextos en que posee un valor funcional relevante, como ocusre cuando la ~ es marca de plural (diecionarios) o permite distinguir entre la segunda y la tercera persona del singular en la conjugacién de algunos paradigmas verbales (cantabas 0s, cantaba). Asi en un estudio variacionista pionero sobre el dialecto portorriquefio de la ciudad de Jersey, Ma y Herasimchuke (1971) vieron cémo este papel gramatical de las influia positivamente en la retenci6n del segmento, de manera que los porcentajes de elisién disminufan conforme se incrementaban las posibilidades de ambigiie- dad funcional, Aftos més tarde, y esta vez en una comunidad peninsw Jas, Calero (1993) llamaba también Ia atencién sobre el hecho de que la ya de por sf escasa propensién a las realizaciones elididas de (s) en el habla de Toledo (Bspatia) decrecia todavia mis en aquellos contex: tos en los que el fonema representaba el morfo de plural en los sintag Y dentro de éstos, los prevocslicosétonos 66,68 por 10 fente a los 28,52 por 100 pest tena i ‘mas nominales. Estos resultados vendrfan a avalar la llamada hipétesis funcional, enunciada entre otros por Kiparsky (1972: 175) y Terrell (1977, 1980-1981), y segtin la cual: «... si una regla esta gobernada prin: cipalmente por determinantes gramaticales, los determinantes actua rin de manera que se conserve la representacién morfoldgica de las ca tegorias gra Sin embargo, otros estudios variacionistas sobre el mismo segmen: to han restado valor a dichos factores funcionales. En su investigacién acerca del espaitol hablado en San Juan de Puerto Rico, Lépez Mora les (19832) advertia, por ejemplo, que salvo en algunos casos que afec tan a palabras monomorfematicas (dos) los papeles gramaticales atribui bles al fonema /s/ no reforzaban las variantes sibilantes y aspiradas!®, Por su parte, Valdivieso er a. (1988) han comprobado también emo en las ciudades chilenas de Concepcién y Valparaiso la funcién grama tical no resulta significativa en la variacién de (s)®. Y en la misma It nea argumental, Ranson (1988) asegura que sus datos acerca del espa: jiol y andaluz no confirman la hipétesis funcional. Entre otras razones porque, las més de las veces, la elisién de -s no provoca dificultades de comprensién, ya que la regla se aplica en sintagmas en los que pue den utilizarse otras informaciones gramaticales y contextuales para inferir adecuadamente tanto el nimero de los nombres como la per sona verbal. Sefialemos, por titimo, que la influencia de los Factores estructura les puede diferit no sélo entre comunidades de habla diferentes, sino también entre sociolectos diversos dentro de una misma comunidad. En su estudio sobre la distribucién social de diversas consonantes obs ‘ruyentes posnucleares en Caracas, J. Gonzalez. y M. E. Pereda (1994) han comprobado que, en posicién interior de palabra, éstas presentan un espectro de realizaciones fuertemente asociado al nivel socioeconé mico de los hablantes. Asi, las variantes elididas (pepsicala —> pesicola, concepcién — concecin.,) se producen con notable mayor frecuencia en: aticales primatias». "Ya anteriormente Poplack (1979) haba advertido que en otra comunidad port rrigueta de EE-UU. (esta ver en la ciudad de Fadel) I els de (3) y ouas meas morfoldgicas de plural no provocabs amibgedad, y por lo tanto no alentaba mecanis ‘mos compensitorios 1 Inciuso en una teers comunidad chilena la ciudad de Valdivia, Cepeda (1992, 198Sa) ha advert una curiosatendencia al elisi6n de (+), prcisamente en la forma cin de los plurales. En este proceso seve afectada también la posicién secuencial de Ia ‘marca de plural en el cno del SN, De este modo, por ciemplo, la /s/redundante de los ajetivos pospuests (is eras tende a cldise con mayor fecucncia que en la post ‘ibn antepuesta fers oi) 48 Fr tuc los hablantes de los estratos sociales medios y bajos de la capital ve nezolana (74 por 100) que entre los correspondientes a los niveles al: tos (24 por 100). Sin embargo, el patrén distribucional es considerable mente distinto en el caso de la ( cantal) disminuye considerablemente desde el estilo més informal (A) hasta el estilo més formal (D: lectura de pares de palabras), como consecuencia de la activacién progresiva de la conciencia lingiifstica de los hablantes. Grarico 1 Perfil diafésico de lateralizaciones de -/r/ en San Juan de Puerto Rico, segiin Lépez Morales (19836) til A Bal lo C silo D Otros autores, menos confiados en La bondad de estas estrate gias, prefieren obtener las diferencias estilisticas a través de otros procedimientos. Asi, para la obtencién del estilo mas casual, por cjemplo, algunos investigadores reservan la iltima parte de las entre vistas sociolingtifsticas que sirven para fa obtencién de sus muestras de habla. Se supone que en esta fase la confianza del interlocutor se halla mis asentada, lo que aprovecha el analista para preguntarle acerca de ciertos temas més personales, y destinados a incrementar su locuacidad (al tiempo que disminuye la atencién que presta ha cia su propia habla): hablar sobre los momentos més vergonzosos vividos por el informante, los sustos, accidentes o situaciones peli . sgrosas, etc, Broce y Torres Cacoullos (2002: 346) recuerdan q esta parte de la grabacién (los itimos quince minutos de sus entrevis tas, que, en contraste con la primera parte, utlizaron para extraer el es tilo més esponténeo de habla) se produjeron abundantes risas y hasta en algunos casos, palabras obscenas. Ello contribuye a explicar por qué en las dos variables fonolégicas analizadas en este trabajo —(1) y (J— al factor estlistico resultara significativo: en comparacién con la pri mera seccién de las entrevistas, todas las variantes no estindares (el si6n, lateralizaci6n o rotacismo, geminaci6n) surgian ahora con mayor frecuencia. Limitando nuestra ejemplificacién al caso de (7), obsérvese la tabla 8 cémo todas las variantes presentan esta diferencia esilistica de forma significativa. Las realizaciones de la variante estindar (r] se ven favorecidas en el habla mis cuidadosa (P .58 frente a P .35 para el habla causal). Y Io contrario sucede con las demés variantes, cuyas fre cuencias y pesos probabilisticos se incrementan significativamente en Jos pasajes de habla mas informales. TaBLa 8 Incidencia del ¢jeestilistico en la variacién de (7), n Coclé (Panama), segiin Broce y Torres Cacoullos (2002) | fl 2 a Gmnanapas | rLelel«lrl«l? Ahori bien, a importancia del factor estlistico se advierte todavia ‘con mayor precisién cuando los hablantes con similares atributos socio l6gicos muestran diferentes patrones de variabilidad en funcién de fac tores discursivos particularmente relevantes. Pese a ello, son escasos has tala fecha los estudios que analizan la incidencia de estos parmetros ‘Como ha recordado Medina Rivera (1999) a propésito de uno de ellos: La mayeria de los estudios en los que se toma en considerscin L vatacin estilistica no muestra a relacién que existe entre el hablante ® Sobre ls problemas metodologicas que plantean estos recursos, relacionados con la llamada parade dl obseroador,véanse Moreno Kernndez (199) y L. Mbioy (1987), SL y su interlocutor, o entrevstador y entrevistado, y en muchos casos, étos ni siquiera hablan el mismo dialect. Por esta razén, en su andlisis acerca de dos variables fonolégicas en el ‘spafiol hablado en Puerto Rico —fi7)y (7), este autor propone un tra: tamiento de la variacién estilistica de acuerdo con la teoria sobre la saudienca, la cual permite distinguir cuatro factores situacionales diferen- testl, Junto a la relacién entre [os interlocutores (a) informantes cono: ‘idos previamente por el entrevistador, y b) informantes desconocidos hasta el momento de la entrevista) se analizaron tres factores indepen: dientes, a saber: 1) la situacién comnicativa (conversacién individual, conversacién, en grupo y presentacién oral); 2) el gérero discursvo; y 3) el tema de la conversacibn. Los resultados del presente estudio muestran cémo dichos factores son inchuso més significativos que los de orden social, O dicho de otra ‘manera, que algunas diferencias sociolectales abundantemente resefia das en la bibliografa sociolingiistca pueden neutralizarse como conse cuencia de la intervenciin de este tipo de variables discursivas. Asi, por ejemplo, ¥ en relacién con el primero de los factores considerados (véa- se tabla 9), Medina comprobé que la produccién de variantes no estan: dares tenia lugar con mayor frecuencia en la conversacién con los infor- ‘mantes conocidos previamente por el investigador (P .58 y P 51 para (y (rd y 7 respectivamente) Por el contratio, Ia conversacién con desco- nocidos o bien desfavorecia estas formas en algunos casos —asi las de ():P_39— 0 bien no ejercia influencia alguna —el caso de (m7): P 49. Pesc alo, ain resultaron mas reveladores tanto la situacién com nicativa como el género discursivo. Como muestra la tabla 10, la probe- bilidad de que las variantes no estindares —por ejemplo, la velariza- idn—se incrementen en el curso de la interaccién estéintimamente re lacionada con el tipo de entrevista en que intervienen los informants. De este modo, y como cabia de esperar, las formas verndculas se dan preferentemente en las conversaciones en grupo (P .66 y P .85), en las uc la conciencia lingiistica se diluye en mayor medida, seguidas por 2 Las observaciones tedricas sobre el defo del lengusje de acuerdo con la adic: ie svieron previamente a Finegan y Biber (1994) pass comprobarempiicaments eSmo los reistros, sean oraeso escrito, no exsten al margen dela audiencia. 2 Tambide lo son otros de nattleza linge, como el valor morfemitico dels ve sable els niimero de slbas, pero por razones obvas no sen desaolados ag 52 _ ~— TABLA 9 Incidencia del tipo de interlocutor en la vatiacién estilistica de (t)y (rr) en Puerto Rico, segtin Medina Rivera (1999) eC | Yau Vanianres = 7 51 49 Interlocutor conocido Intelocutor no conocido las conversaciones individuales (P .54) en el caso de (7) —no asi en el de 7 la vatiante mAs estigmatizada de todas. Por el contrario, la forma lidad de las presentaciones orales desfavorece claramente tales varian- tes subestindares (P .16 y P 40) Tapia 10 Incidencia del tipo de entrevista en la variacién diafésica de (fy (7) en Puerto Rico, segtin Medina Rivera (1999) Vous | Vanuasres [No ESTANDARES DE () Gmupo as a5 tdi 29 st as a | 16 o3 40 Preenscin | 68 Por tiltimo, la variable se correlaciona también significativamente con el tipo de discurso. Las formas verndculas se difunden ante todo en las secucncias dialogales (P59 y P.72 para (1) (17), respectivamen: te) y en menor medida también en las narrativas (P .58 y P .56). Sin em: bargo, otros tipos de discurso, como los fragmentos expositivos y argu: mentativos, las desfavorecen, y potencian, por el contrario, la apati cidn de las variantes estindares®. ° Sin embargo, el tema de conversacién no result signifiativo en esta investiga cn, aunque quizi en ello pudieran tener alguna responsabilidad ls notables «compl ‘aciones+ que Supuso su ands, emo el mismo autor reconoce (pig. 539). 53 TABLA II Incidencia del género discursivo en la variacién esilistica de (i y (v7) en Puerto Rico, segtin Medina Rivera (1999) Vanianres Vanianr NO ESTANDARES DE () No BSTANDARES DE fn) P Dislogo n Narsativa 56 Otros a re i | Por iiltimo, algunos trabajos sobre variacién fonolégica han de mostrado de forma mis aislada, aunque no por ello menos significat- va, que el estilo no ¢jerce siempre el mismo efecto en todos los contex- tos lingiiisticos en que aparece una variable. Asi, en su investigacion, sobre los factores que condicionan el debilitamiento de (-) implosiva en el habla de los hablantes portorriquefios de la ciudad de Filadellfia, Poplack (1979) pudo comprobar cémo, mientras que en las palabras mono-morfémicas (lis, dos.) se observaba una diferencia signficat va entre el habla casual y el habla formal (esta tiltima favorece la reten- cién de la sibilante), dicho contraste no aparecia cuando el segmento (-s)era marca de plural, En este caso, la variable no se veia afectada por el continu est 64. Bibliografia complementaria sobre variacitn fonolégica en espaiiol Para concluir esta secci6n, oftecemos una relacién adicional de‘in- vestigaciones variacionistas en el plano sincrénico (eludimos las que tienen sélo carécter descriptivo y de momento también, las que se oct pan de fenémenos de cambio fonolégico, que serin abordadas en un tema posterior), en las que se tratan diversos fendmenos de variacién fonologica en comunidades de habla hispanas. Las referencias se agra pan por fenémeno, autor y comunidad estudiada: (3): Cedergren (1973): Ciudad de Panam; Fontanella de Weinberg (1973): Buenos Aires; Poplack (1979): Filadelfia; Caravedo (1987): Lima; Garcia Marcos (1987): costa granadina; Lafford (1982): Cartage: 54 =D na de Indias; Navarro (1995): Puerto Cabello; Lipski (1983): Hondu fas; Lopez Morales (19832): San Juan de Puerto Rico; Lépez Scott (1984): Honduras; Calero (1993): Toledo; Alba (1982a): Santiago de Jos Caballeros; Cepeda (1990a): Valdivia; Tassara (1988): Valparaiso; Guillén (1992): Sevilla; Bedmar (1992): Ciudad Real; Moreno Fernan: dex (1994): Oran (véanse mas referencias sobre otras comunidades en Lipski 1996). (a): Samper (1990): Las Palmas de Gran Canaria; Uruburu (1994) Cérdoba (Espaiia); D'Introno y Sosa (1986): Caracas; Garcia Marcos (1990): costa granadina; Garcia Marcos y Puentes Gonzalez (1996): Al- seria; L. Williams (1987): Valladolid; Molina Martos (1992): Toledo; Blanco (1995): Alealé de Henares; Martin Butraguefio (1991): Getafe; Paredes (1994): La Jara (Cceres); Turel (1996): Barcelona. (2): Haché de Yanen (1982): Santiago de los Caballeros; L6pez Morales (1981): San Juan de Puerto Rico; Poplack (1978): Puerto Rico. (Dy (ry) Moreno de Alba (1977), Perissinoto (1972): México; Lopez ‘Morales (1983b): San Juan de Puerto Rico; Cedergren, D. Sankoff y Rousseau (1986) y D. Sankoff (1986): Panama; Gordon (1987): Bolivia, Neutralizacin de /l/e /9/ (etsmo): Thon (1986): Corrientes Chapman etal. (1983): Covarrubias. ‘Raxgos suprasegmentales: Chela Flores (1994): esquemas entonacio- nales en el espafiol de Maracaibo; Tapia (1995): diferencias generolec tales en la entonacién de preguntas y respuestas entre j6venes chilenos; Cepeda (19952), Cepeda y Roldan (1995): entonacién femenina en Val divias Cepeda (1998): esquetnas anticadenciales en el habla de Valdi via; Sosa (2000): andlisis comparativo de los contornos entonacionales enel Caribe, América y Espaiia; Almeida (1999): tiempo y ritmo en el cspaiiol de Canarias.

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