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HERMANA DE LA PENITENCIA
DE SANTO DOMINGO
1.- FAMILIA DE SANTA CATALINA
de 1347, gemela de Nanna, Nana murió a los pocos días de nacida, fue
sustituida por otr
Entre los años 1316 y 1353, desde el Oriente, la “peste negra” sopk la muerte
sobre Europa. De los veinticinco hijos de Jacobo y Lapa fallecieron doce y
sobrevivieron trece.
Lapa, como buena madre, trabajaba en los menesteres domésticos del hogar,
en cuyas labores educaba también a sus hijas y las preparaba para el futuro
estado de su vida.
Llegando a las afueras del Barrio Fonte Branda, cerca ya a la casa de sus
padres, Catalina, en forma instantánea, se quedó quieta, sin dar un paso más,
inmóvil miraba a Nuestro Señor Jesucristo brillante, sobre la cima del
campanario de la iglesia de Santo Domingo. La presencia luminosa del Señor
le infundía alegría. Su hermanito Esteban, un tanto asustado, al ver a su
hermanita absorta y que no daba un paso adelante, trataba de despertarla de
su arrobamiento, la llamaba por su nombre y ella no le respondía. En medio de
estos afanes, por fin, Catalina despertó de su éxtasis sobrenatural y con
serenidad y buen humor, devolvió la paz y tranquilidad a su hermanito.
Catalina a los doce años de edad, etapa en la cual los padres de familia de
entonces se preocupaban en ver casadas a sus hijas, corno las muchachas de
esos tiempos, empezaron a engalanarla con el intento de verla más bella.
Ante estos asedios familiares, el fervor piadoso de Catalina, entró en una etapa
de crisis. Su vida espiritual decayó un tanto, a causa de la vanidad femenina, y
todo por complacer a su madre y a su hermana.
4.- “QUIERAS O NO QUIERAS TOMARÁS MARIDO”
Dios, para quien nada hay oculto, dio a entender a Catalina que esas
vanidades femeninas no le agradaban. Catalina, con humildad acogió la
amonestación del Señor; se armó de coraje y, sin pérdida de tiempo, cogió las
tijeras, se cortó los abundantes y sedosos cabellos y se cubrió la cabeza con
una toca para que nadie se enterase.
- ¡Qué has hecho, hija!. Así corno estás, te haces despreciable. A despecho
tuyo, te volverán a crecer los cabellos y, quieras o no quieras, tomarás
marido...
“No ternas. Yo estoy contigo... Todo lo que hagas, todo hazlo mayor gloria de
Dios”.
“Ustedes han hecho tanto para hacer que me desposara con un hombre de
este mundo..., sepan que yo me he comprometido con voto, por esposa de
Jesucristo, desde mi niñez”...
Jacobo a su vez dio a Catalina plena libertad para dar limosna a los pobres,
donándoles algunos vestidos y mantos de su taller...
Desde el año 1355, en Siei surgieron varios partid políticos. En la lucha por el
poder suscitaron muchos alborotos, con grave repercusión (en las familias. Los
hermano de Catalina: Bartolo, Esteban y Bartolomé, se integrar ( en el partido
político de 1 “Doce”. Muchos miembros d partido acabaron su vida en 1
frecuentes revueltas.
La crisis familiar se hizo más aguda, cuando el Gobierno de Siena impuso a los
ciudadanos una pensión económica, si querían vi en paz. Para evadir este
pago, Bartolo y sus hermanos Esteban Bartolomé emigraron a Florencia,
dejando a sus hijos al cuidado de su madre Lapa. Emigraron con miras a
encontrar una fuente trabajo para responder al reto de la pobreza que estaba
afrontan su familia.
- “No quisiera que se quitase de su mente, el deber que tienen con nuestra
madre, a la que están obligados por mandamiento de Dios”.
Les recomendaba este deber ignorando que sus hermanos emigrantes estaban
también abatidos por la pobreza y afrontando enfermedades.
Ante esta dolorosa realidad 1 caridad activa y sin límites d Catalina empezó por
casa. Con sus propias manos sepultó a sus familiares y a muchas víctima de la
peste. Pues, no había quién pedir apoyo.
Fr. Tomas Caffarini escribió: “Nunca había parecido Catalina tan admirable
como entonces: siempre en medio de los heridos por la peste; les preparaba
para morir y los enterraba con sus propias manos. Yo mismo presencié el celo
hecho de amor con el que asistía y la maravillosa eficacia de sus palabras, que
realizaron tantas conversiones. Muchos escaparon a la muerte en virtud de su
extraordinario sacrificio, y, mientras era incansable en sus obras, invitaba a sus
compañeras a hacer otro tanto. En cuanto a sí misma, era insensible al temor y
a las repugnancias: “había estado muerta y había vuelto a la vida”.
“El que quiera seguirme, niéguese a sí mismo, cargue con su cruz y sígame”
(Mc. 8,34).
Desde el día que Jacobo, ordenó a Lapa e hijos que no molestara a Catalina,
encendió en el corazón de la sierva de Dios, el deseo ardiente de hacerse
dominica, ingresando en la fraternidad c las “Terciarias Dominicas de la
Penitencia”, unidas al espíritu carisma dominicano. Vestían el hábito blanco y
negro y podían vivir libremente en comunidad o en su casa.
Catalina, cumplidos los diecisiete (17) años de edad, dio a saber sus padres
que había decidido ingresar en la comunidad de las hermanas Terciarias de la
Penitencia de Santo Domingo”. Con filial respeto les dijo:
- Sepan que yo, desde mi niñez, me he comprometido, con voto, ser esposa de
nuestro Señor Jesucristo...
Penitencia.
Lapa, por su parte, les dio a conocer el vivo anhelo de su hija Catalina, de
ingresar y vestir el hábito de las Hermanas de la Penitencia. Les informó
además que por aquellos días, se encontraba delicada de salud y que gustaría
mucho la visitaran y conversaran personalmente con ella, sobre el carisma y
misión a la que estaba dedicada su institución.
Les hablaba con tanta amenidad y conocimiento de los misterios de Dios, que
no dudaron en manifestarle su ardiente deseo de verla y tenerla pronto como
miembro de la Tercera Orden de la Penitencia de Santo Domingo.
Las hermanas visitantes de regreso a su Comunidad, informaron a sus
hermanas de las virtudes e inquietud de la joven Catalina, y de su
disponibilidad pronta y gozosa para responder a los planes de Dios. Entonces
la comunidad aceptó jubilosa su ingreso, y sin demora le dieron a conocer que
las puertas de la Comunidad estaban abiertas para su ingreso.
Monna Rabé, madre de cuatro hijos: dos varones y dos mujeres, quedó viuda.
Vivían en el Palacio de los Tolomei. Rabé conocía a Catalina y cierto día la
invitó a su palacio para que conversara con sus hijas: Ghinoccia y Frenciaca.
Rabé presentó sus hijas a Catalina y luego se alejó discretamente.
Este encuentro feliz, hizo que las jóvenes se vieran personalmente con nuevos
ojos y se encendiera en sus corazones el conocimiento del don precioso de la
vocación a la vida consagrada.
Cuando Rabé retornó a la sala donde Catalina conversaba con sus hijas, las
vio enteramente transformadas.
Las Jóvenes convencidas de cuanto les había revelado Catalina optaron por
renunciar a sus comodidades y vanidades, y sin rodeos postularon a la vida
consagrada en la comunidad de las Hermana Terciarias de la Penitencia de
Santo Domingo.
Jacobo atribuía a Catalina, hija del tintorero de Fonte Branda, a quien llamaba
la “maga”, la decisión de ingresar a la institución re1igios de las Hermanas de
la Penitencia.
- “Es un milagro”.
Jacobo era un hombre violento y orgulloso, quería ver a sus hermanas casadas
con varones ricos y poderosos. En el camino le decía a Mateo:
- “Ahora voy y hago trizas las túnicas que se han puesto encima”.
Rabé, su madre, sabiendo lo violento que era Jacobo, advirtió a Catalina que
estuviera precavida. Catalina llamó entonces a fray Tomás de la Fonte quién no
tardó en llegar al palacio en compañía de fray Bartolomé. Jacobo y su familia
conocían a fray Tomás, lo cual facilitó una conversación fluida.
Lo primero que pidió Jacobo a los frailes, fue que sus hermanas dejaran el
hábito y que volvieran a vestir con lujo y de acuerdo a las vanidades a que
estaban acostumbradas.
- “iDe acuerdo con lo que me acaban de enseñar!. ‘Estoy contento de que mis
hermanas Ghianocca y Frenciaca, vivan como han elegido vivir”.
Cierto día, Fr. Bartolomé Domenici, dominico, iba de camino a visita a Catalina
y casualmente se encontró con su amigo Fr. Lazarino, sin rodeos le comunicó
que iba a visitar a Catalina.
- También estoy contenta de verlo. Espero que el Señor lo mandara aquí, para
enseñarme también algo, y ayudar a mi pobre alma. L ruego que lo haga por
amor de Dios.
Catalina le respondió:
Con esta respuesta, Fr. Lazarino, aquel mismo día, se convirtió en discípulo de
Catalina y se incorporó en la comunidad de los Catarinianos.
- “En la escuela del Espíritu Santo comenzó a comprender que era necesario
reservar al Creador toda la pureza del cuerpo y de alma; para ello (Catalina) no
anhelaba otra cosa que conservar la pureza virginal”.
- “Hija, hay en el mundo un gran número de almas que yo quiero que se salven
y que se salven por medio de ti. Para este fin: Vete por tu camino; ve con buen
ánimo. De aquí en adelante es mi voluntad que cambies de modos de vivir. Ya
no estarás más encerrada en tu celda; andarás en cambio, por el mundo para
ganarme almas a Mí.
“Hija, sabes quién eres tú y quién soy Yo? Si llegas a conocer estas dos cosas,
serás feliz. Adquirirás sin dificultad, toda gracia, verdad y luz”.
Catalina le respondió:
Catalina acogió con gozo la amonestación de Jesús y desde aquel día, con el
vigor de su fe y confianza en el Señor, cargó con alegría la cruz de las
tentaciones que la asediaban, y en el fragor de esta tormenta espiritual, repetía
una y otra vez:
- “Hija mía, Catalina ¿ves cuánto he padecido por ti? Pues no te desagrade,
padecer por Mí”.
- Estaba en tu corazón...
Catalina llevaba una vida reservada, y cuidaba que nadie se enterase de sus
penitencias y obras de caridad. Pero, “No hay nada oculto que no se llegue a
saber”, dice el Señor.
Lapa, cierto día se asomó al cuarto de su hija y pudo ver y constatar los
instrumentos con los que se mortificaba y unas tablas tiradas en el suelo, sobre
las que dormía.
Entonces cargó sobre sus espaldas las mantas y llegando al dormitorio, armó
su camastro, cerca al catre de su madre. Llegada la noche oraba y luego se
acostaba. Cuando veía que su madre estaba dormida, se levantaba y en
silencio, oraba de rodillas.
Catalina soportaba estas pruebas no con amargura, sino con gozo’ optimismo,
haciendo suyas las palabras de San Pablo:
Tan grande era la humildad de Catalina que cuidaba de que nadie se enterase
de lo que hacía, en bien y provecho de los pobres. De esta manera ponía en
práctica la enseñanza de Jesús.
(Mt. 6, 2-3)
Catalina haciendo uso de la facultad que su padre Jacobo le había dado para
disponer libremente de algunas telas de su taller, no tuvo a menos socorrer a
los pobres, cuando llamaban a las puertas de su caridad.
A paso ligero llegó a su casa, se quitó el abrigo que llevaba bajo su capa y
regresó veloz al encuentro del mendigo que la esperaba Y le entregó el abrigo
que necesitaba. El mendigo besó el manto y con el rostro rebosante de gozo,
agradeció a su benefactora.
-“En el hospital tengo un compañero que tampoco tiene con qué abrigarse, ¿no
podría usted proporcionarle alguna ropa? yo se la llevaré.
Surgió esta inquietud en su corazón, porque ya no tenía qué dar. Pues todo lo
que tenía lo había dado a otros mendigos. Ante esta situación apremiante,
Catalina le respondió con respeto y prudencia:
- Mira, amigo mío, si yo pudiera privarme del vestido que cubre mi desnudez,
de buena gana te daría lo que mc pides; pero no lo puedo hacer. No lo lleves a
mal.
Respondió:
- “Oh, qué gentil es esta reina que se pasa el día en la Iglesia de los hermanos...”
-“Madre buena, por amor de Dios, no se irrite. Aquí tiene usted la comida...
Aquel día, al caer de la tarde, Catalina volvió a casa y, Lapa su madre, la recriminó
diciendo:
Este paso fue el día y la hora señalada, para que Dios hiciera gustar a Catalina su
amor misericordioso. Las manchas blancas de sus manos desaparecieron y no
volvieron a aparecer más.
5.- LA ANTIPATÍA NO ROMPÍA EL HILO DE SU CARIDAD
-“La frecuente hostilidad entre una generación y otra, y en este caso, entre una
vieja, acaso demasiado rígida y estrecha en sus pensamientos y modos de ser,
y una joven toda fuego y de una profunda actividad de espíritu”, afectó e influyó
mucho en la unión fraterna de la comunidad.
Llegó el día en que Palmerina, enfermó. Fue una ocasión para que Catalina,
con solicitud y cariño reduplicara su atención y cuidado a la enferma. Con una
sonrisa le demostraba su caridad, y la anciana enferma se sentía agraviada
con estas expresiones de cariño y, sin tener en cuenta que se acercaba el día
de su muerte, la miraba con mayor sequedad. Fray Raymundo comenta:
- “La anciana... estaba retenida y ligada por un extraño y oculto vínculo con el
diablo...
Catalina temblaba de horror y pensaba que ella era la culpable y en sus ratos
de oración, con llanto se decía a sí misma: “Qué habré hecho contra ella sin
darme cuenta?; y suplicaba a Dios con lágrimas por Palmerina agonizante, y en
el colmo de su tristeza le suplicaba diciendo:
Una vez más, sus padres acudieron al sacerdote fray Tomás de la Fonte,
confesor de Catalina y el enfermo se resistió al llamado que Dios le hacía a la
conversión. Fray Tomás de vuelta a su convento, toco la puerta de la casa de
las Hermanas de la Penitencia, habló del caso, con Catalina y le recomendó
orar por la conversión del enfermo.
Pero de ti procede el perdón y así infundes respeto, Señor, escucha mi voz que
soy un pecador”. (Salmo 129, vs 2-3)
La lucha encarnizada del invasor alemán, motivó para que el Papa Clemente V
(1305-1314) pidiera apoyo a Francia. A partir de este acontecimiento histórico
los Papas empezaron a emigrar y residir en Aviñon (Francia). El Papa
Clemente VI (1342-1352) pagó una fuerte suma de dinero, para adquirir la
ciudad y el condado de Aviñon, en la que ya residían los Papas.
Transcurridos setenta y cinco años en Aviñón, el Papa Urbano y fue ungido con
el apoyo de algunos cardenales italianos e intentó trasladar y fijar nuevamente
la Sede Pontificia en Roma. Dio los primeros pasos, llegó a Roma, pero luego
desistió y volvió a Aviñon, donde murió el año 1370.
Pontificia a Roma.
Cuando Catalina llegó a Aviñón, sin temor y sin oposición alguna, se entrevistó
con el Papa Gregorio y, con todo respeto, pidiéndole perdón por su audacia, le
recordó aquello que había prometido a Dios. El Papa Gregorio sorprendido y
dudando sobre lo que Catalina le recordaba del voto hecho a Dios, le dijo:
Catalina le respondió:
- Dulcísimo Padre, ¿Qué más prueba quieres que el voto que hiciste a Dios el
día de tu coronación?... ¡Ya, vamos. Vuelve a Roma!
Urbano VI pronto dejó escuchar su voz pastoral. Sobre todo, remarcó las lacras
que afligían a la Iglesia. El Prior de la Gorgonia, Bartolomé Jafarini dirigió una
carta a Catalina, dándole a conocer que el Papa
Este aviso intempestivo, motivó a Catalina a escribir una carta al Papa Urbano
VI, suplicándole “dar la vida por sus ovejas”. Le dice:
Ni, con todo, afloja el fuego del santo deseo, y no quita de sí la margarita de la
justicia, que lleva brillante en su pecho y unida con la misericordia. Ya que, si
hubiese justicia sin misericordia, estaría con las tinieblas de la crueldad, y más
bien sería injusticia que justicia; y su misericordia sin justicia sería en el súbdito
como un ungüento sin quemarla, se corrompe más bien que sana. Mas, unida
juntamente la una y la otra, da su vida en su prelado, en el que ella reluce; y
salud al súbdito, si él no fuese ya miembro del demonio que de ningún modo se
quisiese corregir”. “Quiero, pues, dulce Padre mío, que os enamoréis de la
verdad, para que el santo principio que tuvisteis, conociendo que la Esposa de
Cristo tenía necesidad de un bueno y santo pastor (y por esto os expusisteis a
todo sin temor), para que esto, pues, se vea en vos por obra con
perseverancia, yo os ruego que estéis al oído de Cristo en la tierra para hacerle
oír continuamente esta verdad; de suerte que en esa verdad reforme a su
Esposa. Y decide con corazón viril, que la reforme con santos y buenos
pastores en obra y en verdad, no solamente con el sonido de la palabra; ya
que, si se dijese y no se hiciese, esto no sería nada. Y si no se hiciesen buenos
pastores, jamás cumpliría su deseo de reformarla. Quiera, pues, por amor de
Cristo crucificado, con esperanza y dulzura desarraigar los vicios y plantar la
virtud, según su poder”.
3.- CATALINA ANTE EL CISMA, SUPLICA A LOS CLÉRIGOS FIDELIDAD Y
OBEDIENCIA AL PAPA
Las peleas diplomáticas entre los países europeos y las disputas entre el Papa
Urbano VI y los cardenales, sobre el tema de las “Constituciones” promulgadas
para reformar las normas de vida del sacro Colegio, y principalmente la
“Ponencia” de trasladar nuevamente la Santa Sede a Aviñón; de día en día fue
debilitando la unión “principio de la vida de la Iglesia”.
- “. El Papa Urbano ha sido elegido únicamente por temor a la furia popular; por
ello su elección es inválida...”
Ante este drama doloroso que alteró gravemente la unión de la Iglesia, Catalina
estuvo siempre cerca del Papa Urbano, infundiéndole valor y confianza en Dios
que lo eligió para ser el Pastor de la Iglesia universal.
El 6 de mayo de 1379 en carta escrita y dirigida a Carlos VI, rey de Francia que
se adhirió al antipapa Clemente VII, Catalina le da a conocer que la elección
del Papa Urbano VI había sido correcta. En tono enfático le dice:
A su paso por los pueblos, percibió la soledad en que vivían las comunidades
cristianas. Ante esta realidad. Catalina suplicaba a los clérigos responsables de
esas comunidades, que ejercieran su misión como buenos pastores, con
fidelidad y obediencia al Papa Urbano.
El 28 de noviembre llegaron a Roma y Catalina se entrevistó con el Papa...
“quien quiso luego que hablase del Cisma a los nuevos cardenales creados por
él” allí presentes.
- “Ved, hermanos míos, cómo nos hacemos despreciables a los ojos de Dios,
cuando nos dejamos intimidar. Esta pobre mujercita nos avergüenza, y la llamo
así, no por ella, sino por la debilidad de la condición como mujer, que había
podido aterrorizarla aun cuando nosotros hubiésemos estado llenos de valor, ¡y
en cambio, es ella quien nos anima!...
- “Quién podrá temer jamás al Vicario de Cristo, aun cuando el mundo entero
estuviese en contra de él? Él no puede, él no debe jamás-abandonar su
Iglesia”.
4.- CATALINA A LA REINA JUANA:
- “Abrid, abrid los ojos del entendimiento; y no durmáis más en tanta ceguera. No
deberíais ser tan ignorante ni estar tan separada de la luz verdadera, como para
no conocer la vida malvada sin ningún temor de Dios, de estos que os han metido
en tan gran herejía, pues los frutos que salen de ellos, os manifiestan qué árboles
son.
La vida de ellos os manifiesta que no dicen la verdad; y los consejeros que ellos
tienen entorno, fuera y dentro, los cuales pueden ser hombres de ciencia, pero no
son de virtud; ni hombres cuya vida sea laudable, sino más bien reprensible por
sus muchos vicios. ¿Dónde está el hombre justo que ellos han elegido por
Antipapa, si en realidad nuestro sumo Pontífice el Papa Urbano VI no fuese
verdadero Vicario de Cristo? ¿Qué hombre han elegido? ¿Un hombre de vida
santa? No, sino un hombre inocuo, un demonio; y por esto hace el oficio de los
demonios. El demonio se ingenia para sustraernos a la verdad; y eso hace ese
mismo. ¿Y por qué no eligieron un hombre justo? Porque sabían bien que un
hombre justo habría preferido antes la muerte que haberlo aceptado, porque en
ellos no habría percibido ningún viso de verdad. Y por eso los demonios tomaron al
demonio, y los mentirosos la mentira. Todas estas cosas manifiestan que el Papa
Urbano VI es verdaderamente Papa; y que ellos están privados de la verdad y son
amadores de la mentira.
Y si vos me dijeseis: “Por todas estas cosas mi mente no está clara”. ¿Y por qué
no estáis al menos en el medio? Supongamos que esté clara, cuánto más se
puede pedir. Y si no queréis socorrerlo con los bienes temporales hasta que no
tengáis otra declaración (pues esa ayuda tenéis que prestarle por obligación,
porque nosotros los hijos debemos socorrer al padre cuando él está en necesidad),
al menos obedecedle en las cosas espirituales y en las otras estaos de por medio
(neutral). Mas vos procedéis como apasionada; y el odio y el desdén, y el temor de
perder aquello de que por vos misma estáis privada, el cual lo habéis granjeado
por un maldito repetidor, os ha quitado la luz y el conocimiento; para que no
conozcáis la verdad, obstinada en este mal: y con esta obstinación vos no veis el
juicio que viene sobre vos.
…Bien tienen en la mente que cuando el Papa Urbano VI, verdadero Papa, fue
creado con augusta y verdadera elección, y coronado con gran solemnidad, vos
hicisteis celebrar la fastuosa y gran fiesta, así como debe de hacer el hijo por la
exaltación del padre y la madre por la del hijo. Porque para él era para vos hijo y
padre: padre por su dignidad, a la que ha llegado; hijo, porque era súbdito vuestro,
esto es, de vuestro reino. Y por eso hicisteis bien. Mas, mandasteis a todos que
debiéramos obedecer a su Santidad, como a sumo Pontífice. Ahora os veo
mudada, con la condición de la mujer que no tiene firmeza; y queréis que hagan lo
contrario. ¡Oh pasión miserable! Aquel mal que tenéis en vos, queréis darlo a ellos.
¿Y cómo creéis que ellos os pueden amar y seros fieles, cuando ven que vos sois
un motivo para separarles de la vida y conducirlos a la muerte, de la verdad en
meterlos en la mentira? Los separáis del Cristo que está en el cielo y del Cristo de
la tierra, y los queréis ligar con el demonio, y con el anticristo, amador y anunciador
de la mentira, él y vos, y los otros que le seguís.
No más así, por amor de Cristo crucificado. Con todo esto provocáis el juicio
divino. Duéleme. Si vos no reparáis en la ruina que viene sobre vos, no podéis
escapar de las manos de Dios. Corregid vuestra vida, a fin de que escapéis de las
manos de la justicia, y permanezcáis en la misericordia. Y no esperéis el tiempo;
porque a veces querréis y no podréis. ¡Oh ovejas!, volved a vuestro redil, dejaos
gobernar por el pastor; de lo contrario, el lobo infernal os devorará. Recuperad las
defensas de los siervos de Dios, que os aman de verdad, más que no vos a vos
misma; los buenos, los maduros y discretos consejeros. Porque el consejo de los
demonios encarnados, con el temor desordenado que os han metido por miedo a
perder el estado temporal (que no tiene firmeza y pasa como el viento; que o él
nos deja a nosotros, o nosotros a él por la muerte), os ha conducido allí, donde vos
estáis.
Si no cambiáis de modo, llorad aun, diciendo: “¡Ay de mí, ay de mí”, yo soy quien
me he privado a mí misma de aquello, pues me metieron miedo los consejeros
malvados”. Más aún hay tiempo, carísima madre, de ponerse al abrigo del juicio de
Dios. Volved a la obediencia de la santa Iglesia, reconoced el mal que habéis
hecho, humillaos bajo la poderosa mano de Dios; y Dios, que mira la humildad de
su esclava, os hará misericordia; aplacará la ira que tiene por vuestros pecados.
- “... ¿Y dónde está vuestra gratitud a esta Esposa (la iglesia) que os ha criado
a su pecho? No veo en vosotros otra cosa que ingratitud:
Las consecuencias del Cisma fueron fatales. Se desataron las guerras entre los
estados pontificios y los condados franceses. En esos tiempos los “estados
pontificios” estaban sujetos a la autoridad y al poder político de los Papas,
residentes en Roma.
Con frecuencia los vecinos del barrio Fonte Branda veían pasar gente que se
dirigía a la casa de los Benincasa, para entrevistarse con Catalina. Del
encuentro frecuente y el compartir sus inquietudes con esa gente nació la
familia religiosa denominada “Los Catarinianos”. La vida espiritual de Catalina
tenía una irradiación atrayente; seguían sus pasos muchos varones y mujeres
a tal punto, que llegaron a formar una comunidad cristiana ejemplar.
- “En sus confesiones me revelaba los misterios de Dios y lo que le pedía hacer
por el bien de la Iglesia”.
1.- Y ACEPTÓ DIALOGAR CON EL GOBERNADOR EXCOMULGADO
- “Sabed Monseñor que yo, en mis dominios, soy Papa, emperador y rey, y no
permitiré que ni siquiera Dios obre contra mi voluntad”.
El Papa Gregorio XI, sucesor de Urbano V, hizo todo lo posible para hacer
entrar en razón a Bernabé y levantarle la excomunión, pero todo fue en vano.
En un gesto de burla, “vistió de sacerdote a un loco, y lo envió a proclamar por
las calles y plazas la excomunión contra el Papa”.
Catalina “sedienta de paz” hizo suyo el anhelo del Papa Gregorio y accedió
gustosa a la invitación del Cardenal Delegado. Manifestó su sentimiento en dos
cartas, una dirigida al Delegado Pontificio, y otra, al Gobernador Bernabé.
Catalina escribió estas cartas con la finalidad de que el Gobernador Bernabé
frenara su codicia política y devolviera la paz y el bienestar a los pueblos
explotados y oprimidos por la violencia. La respuesta de Bernabé fue negativa
e injuriosa.
Ante esta actitud prepotente y agresiva que se manifestaba en los trastornos
sociales y políticos, el Gobernador de Reggio, el Marqués de Ferrara, el
Delegado del Papa y el apoyo incondicional de muchos ciudadanos, declararon
la guerra al Gobernador Bernabé, y fue derrotado.
Bernabé, ante esta prueba durísima, acudió a Catalina para que abriera camino
a la paz con el Papa. Catalina aceptó la propuesta y mediante una carta, con
toda familiaridad lo exhortó y llamó a reflexionar sobre su destino temporal y
eterno. El texto de la carta mencionada reza así:
Amad, amad. Ved que fuiste amado antes que vos amaseis...”
- “Así os digo mi carísimo padre y hermano en el dulce Cristo Jesús, que Dios
no quiere que vos, ni ninguno, os hagáis verdugo de sus ministros.., más bien
debemos elegir perder las cosas temporales y la vida, ya que estas son finitas y
la gracia de Dios es infinita, que nos da en bien infinito... Os lo digo y os ruego
de parte de Cristo crucificado, que no os entrometáis nunca jamás...
Beatriz, esposa de Bernabé Visconti, e hija de Mastino II, Señor de Verona, era
muy apreciada. Sus paisanos la llamaban “Reina de Ligures”.
“Ella (el alma) se nutre con el fuego del amor, porque se ha visto amar tanto;
cuando se ve haber sido aquel campo y aquella piedra donde fue clavado el
estandarte de la Santísima Cruz. Pues vos sabéis bien que ni la tierra ni la
piedra habrían sostenido la cruz, ni los clavos ni la cruz habrían tenido al Verbo
del Hijo Unigénito de Dios, si el amor no le hubiese tenido...
Con esta respuesta del Pontífice a los delegados de Bernabé, cesaron las
guerras y sucedió la paz. El Papa Gregorio, nombró entonces al Abad Belisario
de Lezat, Gobernador de Perusa y Nuncio en Toscana. El Abad lo primero que
hizo fue escribir una carta a Catalina, pidiéndole consejo: Catalina a la vuelta
de correo mediante una carta le respondió invitándole a reflexionar sobre lo que
está llamado a hacer como Gobernador y como Nuncio. Le sugiere sobre todo,
que en la unción de los nuevos prelados, se corten “tres vicios: las inmundicias,
la avaricia y la soberbia”.
Jesús, diciendo:
-“Recibí, dulce padre mío, vuestra carta con gran consuelo y alegría, pensando
que os acordáis de tan vil y mísera creatura. Entendí lo que decía; y,
respondiéndoos a la primera de las tres cosas que me preguntáis, diré que
nuestro dulce Cristo en la tierra creó, y así aparece en la presencia de Dios,
que estaría bien que se quitasen dos cosas singulares, por las cuales se echa
a perder la Iglesia de Cristo. Una es la demasiada ternura y solicitud por los
parientes, en cuanto a la cual convendría especialmente que en todo y por
todo, él fuese totalmente mortificado.
Sería, pues, de desear una fuerte justicia para corregirlos; ya que la demasiada
piedad es grandísima crueldad, más se habría de corregir con justicia y
misericordia. Mas ciertamente os digo, padre, que yo espero por la bondad de
Dios que este defecto de la ternura a los parientes comenzará a quitarse por
las muchas oraciones y estímulos que él tendrá de parte de los siervos de Dios.
No digo que la Esposa de Cristo no sea perseguida; mas creo que
permanecerá floreciente, como debe permanecer. Es necesario que él se gaste
hasta los fundamentos para reparar todo. Y esto que he dicho es el gastar (se)
que yo quiero que vos entendáis, no de otro modo.
Así es que esperad, y tened como cosa firme que la divina gracia os los ha
perdonado. Ahora asumid, pues, un orden de buena vida: teniendo con
fortaleza plantado en vuestro corazón el amor atormentado que Dios os tiene,
eligiendo antes la muerte que ofender al Creador o tener a la vista que sea
ofendido de vuestros súbditos...
Nanni respondió:
Luego se puso en pie para despedirse; pero en esos instantes sintió una fuerza
que le impedía salir, y estalló en llanto, clamando en voz alta:
Catalina, con las obras de caridad y enseñanzas que impartía a través de sus
cartas, manifestaba una clara intención de procurar el saneamiento de la vida
moral, espiritual, social y política de su tiempo.
Para evitar esta sentencia el Delegado del Papa Gerardo Roggerri intervino a
favor de Toldo y, sobre todo, pidió respeto a lo dispuesto por el Papa y al quinto
mandamiento de la Ley de Dios, que ordena:
- “No matarás”...
- Fui a visitar a aquel que sabéis de dónde recibió tanto confort y consuelo, que
se confesó y se dispuso muy bien a morir.., y le recordé la sangre del Cordero.
Su boca no decía más que Jesús, y diciendo eso, recibí su cabeza en mis
manos, fijando mis ojos en la bondad Divina... (Carta 273)
Catalina, inmóvil permaneció largo tiempo en el lugar del martirio, orando por el
alma de aquel afortunado mártir... yo lo vi todo y nunca, ni siquiera en las
fiestas fue tan grande, como en los funerales de Toldo”.
7.- CATALINA INVITA A HACER LAS PACES CON DIOS Y CON LOS
ENEMIGOS
- “Mi paz les dejo. Mi paz les doy, no como la da el mundo... Ámense unos a
otros como yo los he amado”... (Jn. 14,27)
En la carta dirigida a los hijos de sus hermanos, los invita a amar a Dios y a su
prójimo y a hacer las paces con Dios y con los enemigos...
Y por eso os dije que deseaba ver vuestro corazón y afecto pacificado con
vuestro Creador. Este es el verdadero camino: no hay ningún otro. Yo, pues,
hijos míos, deseando vuestra salvación, quisiera que con el cuchillo del odio
fuese quitado el odio de vosotros, y no hicieseis como los necios y locos, que,
golpeando a los otros, se golpean a sí, ya que tienen clavada en el corazón la
punta del odio, y su corazón ha muerto a la gracia. No más guerra, pues, por
amor de Cristo crucificado. Y no pretendáis tener en el tormento el alma y el
cuerpo. Tened temor del juicio divino, que está siempre sobre vosotros.
No quiero decir más sobre esto; las otras cosas que tocan a vuestra salvación,
os las diré de boca. Mas ahora os ruego y os apremio de parte de Cristo
crucificado acerca de dos cosas: La una es que yo quiero que hagáis las paces
con Dios y con vuestros enemigos; porque en otro caso no las podríais hacer
con la dulce Verdad, si antes no las hicieseis con vuestro prójimo. La otra, es
que no os sea molestia venir un poco hasta mí lo más pronto que podáis. Si no
me fuere a mí tan dificultoso ir, yo iría a vosotros. No digo más. permaneced en
la santa y dulce dilección de Dios. Jesús dulce, Jesús amor”.
8.- AFANES DE CATALINA PARA EL RESCATE DE TIERRA SANTA
El 28 de junio de 1375 Juan Agudo, invadió los pueblos próximos a Pisa (Italia),
y asentó su dominio en el pueblo de Calci. Agudo se caracterizaba por su
inclinación a las guerras, y sus manifestaciones de crueldad y rapiña.
Agudo recibió la caita, la leyó y se sintió rendido. Tal fue el efecto que produjo
en Agudo el clamor de Catalina, que optó por dejar Italia y Europa para
emprender su marcha a Tierra Santa, con sus vasallos.
En la carta de Catalina a Agudo, se lee:
¡Oh carísimo y dulcísimo hermano en Cristo Jesús ahora sería así una gran
acción que os dirigieseis un poco a vos mismo y consideraseis cuántas son las
penas y los afanes que habéis soportado estando al servicio y sueldo del
demonio. Ahora desea mi alma que cambiéis de modo y toméis la soldada y la
cruz de Cristo crucificado, y todos vuestros secuaces y compañeros, de suerte
que seáis una compañía de Cristo, para ir contra los infieles que poseen
nuestro Santo lugar, donde la primera dulce Verdad descansó y soportó muerte
y trabajo por nosotros.
Digo esto por el olor de las flores que comienzan a abrirse, por el santo pasaje
por el que ahora el Santo Padre (Gregorio XI) y nuestro Cristo en la tierra ha
encomendado que se investigue por querer saber la santa disposición y
voluntad de los cristianos, esto es, si querrán dar la vida para adquirir la Tierra
Santa; y diciendo que si encuentra las voluntades dispuestas, que dará toda su
ayuda, y usara su poder con solicitud. Así dice la bula que ha mandado a
nuestro provincial y al ministro de los Hermanos Menores y a fray Raimundo; y
mandóla, ordenando que fuesen apremiados a investigar las buenas
voluntades por toda la Toscana y en todo otro territorio; y quiere por escrito,
para ver su deseo, y cuántos son, para dar órdenes después y llevar a efecto.
Por consiguiente, yo os invito a las bodas de la vida perdurable y que os
inflaméis por el deseo de pagar sangre por sangre; e invitad a cuantos podías;
ya que a las bodas no se quiere ir solo. Y no podéis luego tornar atrás. No os
digo más”.
1.- CARTAS A LOS SOBERANOS
-“Ardía en tanto su amor a Dios y al prójimo, que deseaba soportar las penas
de todos, por la causa de Cristo. Tanto era el ardor de su alma, que parecía un
friego que incendiaba”
Las cartas de Santa Catalina son testimonio verdadero de su vida real; en ellas
apunta sus gozos y sufrimientos vividos en los días de litigios y guerras,
particularmente en los Estados Pontificios, sin respeto al Papa y a la Iglesia.
El alma que teme con temor servil, ni una de sus obras es perfecta; y en
cualquier estado que esté desmaya en las cosas pequeñas y en las grandes, y
no lleva lo que ha comenzado a su perfección. Oh cuán grande y peligroso es
este temor! Él corta los brazos del santo deseo; él ciega al hombre, no
dejándole conocer ni ver la verdad, ya que este temor procede de la ceguera
del amor propio de sí mismo. Ya que en seguida que la creatura que tiene en sí
razón, se ama con amor propio sensitivo, en seguida teme, y esta es la causa
por que teme: porque ha puesto su amor y esperanza en una cosa débil, que
no tiene firmeza en sí ni estabilidad alguna, además pasa como el viento. Oh
perversidad de amor, cuán dañosa era para los señores temporales y
espirituales, y para los súbditos! De donde, si él es prelado, no corrige nunca,
ya que teme no sea que pierda la prelatura, y no sea que disguste a sus
súbditos.
Y así mismamente es también dañosa para el súbdito, ya que no hay humildad
en aquel que se ama con parecido amor; aun hay ahí una soberbia enraizada;
y el soberbio nunca es obediente. Si él es señor temporal, no posee la justicia;
otro sí, comete muchas iniquidades y falsas injusticias, obrándolas según su
placer o según el placer de las creaturas. Así, pues, por no corregir o por no
mantener la justicia, los súbditos se hacen malos; ya que se nutren en sus
vicios y en sus maldades. Por consiguiente, pues, ya que el amor propio con el
temor desordenado es tan peligroso, es de huirse; y hay que abrir el ojo del
entendimiento en la mira del Cordero inmaculado, en el cual está nuestra regla
y doctrina, y a Él debemos seguir. Ya que Él es eso, Amor y Verdad; y no
buscó otra cosa que el honor del Padre y nuestra salvación. Él no temía a los
judíos, ni sus persecuciones, ni infamias, ni mofas, ni descortesía; y a lo último
no temió la ignominiosa muerte de la cruz. Nosotros somos los discípulos, que
hemos sido colocados en esta dulce y suave escuela”.
3.- CATALINA LLAMA A LA CONVERSION AL CONDE DE FONDI
Me desagrada que yo vea ahora vuestra alma tan enrudecida que obre contra
esta verdad ¿Cómo sufre vuestra conciencia que vos, que habéis sido hijo
obediente y bienhechor de la santa Iglesia, ahora hayáis recibido tal semilla
que no produce más fruto que de muerte?.
Por tanto, os ruego que humildemente con gran solicitud volváis a este yugo.
Buscad al labrador y la viña de vuestra alma en la viña de la santa Iglesia; en
otro caso seríais privado de todo bien y caeríais en todo mal. Ahora es el
tiempo. Por amor de Dios, salid de tanto error.”
(Carta 313)
4.- CARTA A LOS ANCIANOS DE LUCA
- “Yo os ruego, por el amor a Cristo crucificado... que siempre estéis firmes y
perseverantes en aquello que habéis comenzado...”
“Más yo gozo y exulto en mí por la buena fortaleza que hasta aquí habéis
tenido, de haber sido fuertes y perseverantes y obedientes a la santa Iglesia.
Ahora, oyendo lo contrario, me contristé fuertemente, y, con todo, vine de parte
de Cristo crucificado para deciros que eso no lo debéis hacer por cosa ninguna
que sea. Y sabed que si hacéis esto para conservaros y tener paz, caeríais en
la mayor guerra y ruina que pudiera tener jamás el alma y el cuerpo. Pues no
caigáis en tanta ignorancia, sino sed hijos verdaderos y perseverantes.
Vosotros lo sabéis bien: Si el padre tiene muchos hijos y sí uno le permanece
fiel a ese le dará la herencia.
Digo esto que si solo os quedaseis vosotros, estad firmes en este campo y no
queráis volver atrás la cabeza: que, por la gracia de Dios, aún han quedado
otros. Estos son los pisanos, vuestros vecinos que en tanto queráis ser firmes y
perseverantes, nunca os faltarán, mas siempre os ayudarán y os defenderán
de quien quisiere injuriaros, hasta la muerte.
A los esposos de Trenta, Catalina los exhorta con dulzura y vigor, a hacer un
austero desprendimiento de las cosas terrenas y se entreguen a los servicios
de caridad. Les aconseja diciendo:
“Virilmente, pues, entregaos con paz perfecta y unión a seguir las huellas de
nuestro Salvador; el cual nos dirá aquellas dulces palabras: “Venid hijos míos,
que por mi dulcísimo amor habéis dejado los apetitos desordenados de la
tierra. Yo os llenaré y os daré los bienes del cielo y os daré ciento por uno; y
poseeréis la vida eterna”. (Mt 19,28)
- “Y sabed que Dios se sirve de esta y otras cosas para su honor”. Ahora
corramos, pues, hijos y hermanos míos en Cristo Jesús, y extendamos los
dulces y amorosos deseos apremiando y rogando a la bondad divina que
pronto nos haga dignos de ello. Y aquí no nos conviene cometer negligencias,
sino gran solicitud y vosotros siempre pidiendo a otros. El tiempo parece que se
abrevia, encontrando mucha disposición en las creaturas. Y con todo sabed
que aquel fray Jacobo que nosotros mandamos al juez de Arbórea con una
carta en donde se hablaba de este pasaje, me ha respondido que quiere venir
en persona, y suministrar durante diez años dos galeras, mil caballeros, tres mil
infantes y seiscientos ballesteros. Sabed también que Génova está toda
conmovida, ofreciendo para esto mismo los haberes y las personas. Y sabed
que Dios se sirve de estas y de otras cosas para su honor...”
7.- CARTA DE CATALINA A SU SOBRINA EUGENIA
- “Carísima hija en el dulce Cristo Jesús, yo, Catalina, sierva y esclava de los
siervos de Jesús, te escribo en su preciosa sangre, con el deseo de verte
gustar el alimento angélico, puesto que no has sido hecha para otra cosa... A
esto te invito a ti y a las otras: y te mando, dilectísima hija mía, que estés
siempre en la casa del conocimiento de ti misma, donde encontramos el
alimento angélico, encendido deseo de Dios hacia nosotros; y en la celda
actual con la vigilancia y la humilde, fiel y continua oración; despojando tu
corazón y afecto de ti y toda creatura, y vestida de Cristo crucificado. Piensa
que tu esposo Cristo, dulce Jesús, no quiere nada entre ti y Él, y es muy
celoso. Donde en seguida que viese que tú amases alguna cosa fuera de Él, Él
se macharía de ti; y serías digna de comer el alimento de las bestias. ¿Y no
serías tú bien bestia, y alimento de bestias, si dejases al Creador por las
creaturas, y el bien infinito por las cosas finitas y transitorias, que pasan como
el viento? ¿La luz por las tinieblas? ¿La vida por la muerte? ¿Lo que tc viste de
sol de justicia con la hebilla de la obediencia y con las margaritas de la fe viva,
firme esperanza y caridad perfecta, por aquello de que te despoja? ¿Y no
serías tú bien necia en separarte de aquel que te da perfecta pureza (tanto
cuanto más te acerques a Él, tanto más afina la flor de tu virginidad) por
aquellos que a menudo echan un hedor de inmundicia, y son contaminadores
de la mente y del cuerpo? Dios los aparte de ti por su infinita misericordia”.
“Y para que esto no pueda jamás ocurrir, mira que no sea tanta tu desgracia
que aceptes trato particular ni de religioso ni de seglar Que si yo pudiera
saberlo u oírlo, si yo friese aun más larga de lo que soy, te daría tan gran
disciplina que todo el tiempo de tu vida la tendrías presente; fuera quien fuese.
Mira que no des ni recibas, sino por necesidad, recordando en común a toda
persona de dentro y de fuera. Estate totalmente firme y madura en ti misma.
Sirve a las hermanas caritativamente con toda diligencia, y especialmente a
aquellas que ves en necesidad. Cuando pasan los huéspedes, y site llamaren a
las rejas, estate en tu paz y no vayas allá; más lo que quisieren decirte, se lo
digan a la priora; a no ser que la priora te lo mandase por obediencia. Entonces
inclina la cabeza y estate selvática como un erizo.
Ten en la mente los modos que aquella gloriosa virgen Santa Inés hacía
guardar a sus hijas. Ve para la confesión, y di tu necesidad; y, recibida la
penitencia, huye.
Procura que no enlaces tu corazón con otro que con Cristo crucificado; ya que
a veces querrías desatarlo, y no podrías, pues te sería muy duro.
Digo que el alma que ha gustado el alimento angélico, ha visto la luz que esto y
otros cosas susodichas le son un modo de impedimento para su alimento, y por
ello lo rehúye con grandísima solicitud. Y digo que ama y busca aquello que le
hace crecer y la conserva. Ya que ha visto que gusta mejor este alimento con
el medio de la oración hecha en el conocimiento de sí, con todo eso, allí se
ejercita continuamente en todos aquellos modos con que más puedas acércate
a Dios.
Así os digo, carísimo padre y hermano en el dulce Cristo Jesús, que Dios no
quiere que vos, ni ninguno, os hagáis verdugo de sus ministros. Él lo ha
encomendado a Sí mismo, y eso lo ha encomendado a su Vicario: y si su
Vicario no lo hiciese (que lo debe hacer y está mal si no lo hace), humildemente
debemos esperar la punición y corrección del sumo juez, Dios eterno. Aun si
nos fuesen quitadas por ellos nuestras cosas, más bien debemos elegir perder
las cosas temporales y la vida del cuerpo, que las cosas espirituales y la vida
de la gracia, ya que estas son finitas y la gracia de Dios es infinita, que nos da
bien infinito; y así, perdiéndola, tenemos mal infinito. Y pensad que por la
buena intención que vos tengáis, no os excusará, sin embargo, ni Dios ni la ley
divina ante Él; antes caeréis en la separación de la muerte eterna. No quiero
que caigáis nunca en este inconveniente.
“Mas qué venganza tomaremos del tiempo que habéis estado fuera? De esto,
padre, me parece que se prepare un tiempo en el que podremos tomar una
dulce y graciosa venganza: que, como vos habéis dispuesto el cuerpo y los
bienes temporales a todo peligro y muerte en guerra con vuestro Padre, así
ahora os invito de parte de Cristo crucificado, a una verdadera y perfecta paz
con el Padre benigno, Cristo en la tierra, y a guerra contra los infieles,
disponiendo(os) a dar el cuerpo y los bienes por Cristo crucificado. Disponeos:
que os conviene tomar esta dulce venganza; que, como vos habéis ido en
contra, así vayáis en su ayuda, cuando el Padre levante en alto el estandarte
de la santísima cruz; ya que el Santo Padre tiene grandísimo deseo y voluntad
de ello”.
9.- CARTA A FRAY RAIMUNDO DE CAPUA
En medio de estas pruebas, Fr. Raimundo de Capua, con toda sencillez, evadió
el peligro de la violencia en las discusiones con los cismáticos.
La carta 371, es una expresión dolorosa de cuanto sufría Catalina, por la unión
en la Iglesia y la paz en el mundo. Veamos:
“... Ahora digo: gracias, gracias sean dadas al altísimo Dios eterno, que nos ha
puesto en el campo de batalla, como caballeros, para combatir por su Esposa,
con el escudo de la santísima fe. El campo ha quedado libre para nosotros, con
aquella virtud y potencia con que fue derrotado el demonio que poseía a la raza
humana, el cual fue derrotado, no en virtud de la humanidad, sino en virtud de
la Deidad. No es, pues, ni será derrotado el demonio por el sufrir de nuestros
cuerpos, mas por virtud del fuego de la divina ardentísima e inestimable
caridad”. (Carta 371)
2.- CATALINA DE CAMINO AL REINO DE DIOS
Catalina daba los últimos pasos en este mundo, caminando por las calles de
Roma hasta llegar al Vaticano, y postrada de rodillas, en la tumba de San
Pedro, oraba por la unión de la Iglesia y por el Papa Urbano.
El Papa Pío IX gustaba de leer las cartas de Santa Catalina, y antes de leerlas
las besaba, y el 13 de abril de 1866, la proclamó Patrona de Roma, y defensora
del Pontificado.
El año 1970 el Papa Pablo VI la declaró, junto con Santa Teresa de Jesús,
Doctora de la Iglesia.