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SEÑOR CAUTIVO DE AYABACA

Historia

Ayabaca, es una pintoresca ciudad, ubicada en las serranías


piuranas a 2,815 m.s.n.m., y dentro de su bello paisaje andino, de
clima saludable, también se respira en el ambiente una gran
devoción religiosa, por su santo patrono el Señor Cautivo, por
quien su festividad, atrae gran cantidad de fieles, quienes llegan
en peregrinación, de diferentes zonas norteñas del Perú e incluso
desde el vecino país del Ecuador.

Según la historia, el año 1751, el sacerdote español, García


Guerrero quiso dar a su pueblo una imagen del Señor; para lo cual
se decidió utilizar un tronco, del que había brotado sangre luego
que un labrador le diera un hachazo. Era de un árbol de cedro,
encontrado en el cerro Zahumerio de Jililí.

Tres hombres vestidos con impecables ponchos blancos de lana


llegaron al pueblo de Ayabaca. Trotaban sobre tres briosos
caballos albinos. Eran artistas talladores. Y se comprometieron a
esculpir la imagen del Señor Cautivo a condición de que el pueblo
guardara absoluta reserva sobre su presencia. Nadie, además,
debía interrumpirlos durante sus labores y los alimentos les serían
servidos solamente al amanecer. Ningún poblador debía verlos
trabajar.
Pasó el tiempo y la curiosidad de los ayabaquinos pudo más que su
paciencia. Querían ver los avances de trabajo de los tres
misteriosos caballeros. Los pobladores se acercaron a la casa,
llamaron insistentemente y, al no obtener respuesta, creyeron que
se habían burlado de ellos. Entonces forzaron la puerta. En el
interior no había persona alguna y la comida estaba intacta. Pero
ante ellos se alzaba, imponente y majestuosa, la escultura de un
Nazareno con las manos cruzadas. Sólo entonces se dieron cuenta
de que los autores eran ángeles vestidos de chalanes que al
concluir la escultura alzaron vuelo y se perdieron. La historia
creció, al igual que la fe y devoción, más aun si consideraban todo
ello, una “obra de ángeles”; como la llamaron.

El año de 1904, el Rvdo. P. Tomás Eliseo Velásquez, inauguró el


templo, el que fue refaccionado en 1974. Cuando se reconstruyó la
fachada, se agregaron dos escalinatas para facilitar la veneración
de la imagen.

En el día central de la festividad (13 de Octubre), se lleva en


procesión por las calles del pueblo, la bella imagen de un metro
ochenta de estatura. Las calles de dicho recorrido, son
previamente alfombradas con flores.

El Cautivo representa el momento en que, tras ser apresado en


Getsemaní, Cristo fue abandonado por sus discípulos (ver Mt 14,
50). Jesús, de pie, maniatado, refleja en su rostro una profunda
desolación. Viste túnica morada con áureos bordados. Sus
poderosas manos están atadas con dorado cíngulo. Sobre su
cabeza esta una corona de espinas de oro, en la que resplandecen
tres potencias del mismo metal.

En los meses de Septiembre a Octubre quien ha viajado por la


carretera Panamericana Norte, habrá visto pegados a la pista
colas interminables de fieles, vestidos de morado, jóvenes y
mayores, hombres, mujeres, y mujeres con niños en brazos; son los
peregrinos que se encaminan con destino a Paita a venerar a la
Virgen de las Mercedes “La Mechita”, y luego encaminarse a la
serranía piurana, concretamente a la provincia de Ayabaca.

Grandes son las colas que serpentean por el trayecto hacia la


tierra del Cautivo, muchos de ellos llevan una Cruz a cuestas, otros
con sus mochilas y en ella lo indispensable. Con ellos traen
instrumentos musicales y en el camino vienen ejecutándolos,
cantando para atenuar el trajín de la caminata. Estos grupos de
peregrinos son las llamadas Hermandades. Las autoridades
colaboran con la Fe de los peregrinos, socorriéndolos todo el
trayecto. Se sabe de personas con delitos leves purgando cárcel y
que obtienen permiso para retirarse de la penitenciaría y cumplir
con su promesa de “peregrinar” hacia el Divino Cautivo. Cumplida
tal promesa regresan a su prisión.

El 13 de Octubre de cada año se celebra en Ayabaca la festividad


en honor al Milagroso Señor Cautivo de dicha provincia de la
serranía Piurana. Los fieles tienen una gran devoción por los
milagros que reciben de Él.

Himno
A Ti, Señor Cautivo,

¡Piedad, Señor, piedad!

Si grandes son mis culpas,

mayor es tu bondad.

1. Por tu preciosa Sangre,

Piedad, Señor, piedad…

Si grandes…

2. Por tu pasión y muerte,


Piedad, Señor, piedad.

Si grandes…

3. Por tu costado abierto,

Piedad, Señor, piedad.

Si grandes…

4. Por tu afligida Madre,

Piedad, Señor, piedad,

Si grandes…

Oración del Peregrino


Señor Cautivo:

Después de haber caminado, peregrino para cumplir mi promesa,


te adoro mi Dios y te doy gracias porque has dado tu vida por mí.
Te agradezco todo el bien que me has hecho.

Yo se que tu gracia me acompaña, y que puedo hablar contigo en


cualquier parte;
pero he venido a tu santuario y me siento feliz hablando hoy aquí
contigo.
Quiero tocarte, pero más importante, quiero que Tú toques mi
corazón
y lo transformes para ser mejor cristiano, y así trabajar con
empeño
por construir un mundo más justo y reconciliado.
Que cuando regrese a mi casa, lleve a los míos la paz de haberme
encontrado contigo,
y que en mi pueblo sepa compartir la fe y mi alegría con aquellos
que no te conocen.
Hoy a tus pies, Señor Jesús Cautivo, prometo con tu ayuda dejar
mi pecado,
y vestir el hábito limpio de la santidad, de la verdad y del amor.

Amén.

PLEGARIA MATINAL
Señor, bendice la tierra que se despierta;

Bendice a la ciudad y a los suburbios;

a los ricos,

Para que piensen en los otros...


A los pobres,

Para que se amen y se esfuercen por superarse.

Aparta las discordias en los hogares,

Que reine tu paz entre los hermanos.

Has que todos nos sintamos felices

Con este nuevo día que nos otorgas

Y que te seamos fieles en nuestro corazón.

Te pido por aquellos que hoy no se acordarán de Ti,

Te amo

Por todos los que no te aman todavía;

Te doy mi vida,

Para que la vida de ellos sea mejor

Y menos dura.

Te pido por los niños,

Para que lleguen a descubrir, que eres su Padre;

Te pido por los enfermos,

Para que sepan elevar el sentido del dolor;

Por todos los que sufren,

Para que sepan encontrar el sentido de su sufrimiento.

Porque es verdad, Señor, que si es triste sufrir,

No lo es menos no saber por qué se sufre.

Y basta de pedirte.
Antes de despedirme, quiero decirte

Que estoy dispuesto a escuchar tu voz;

Esa voz que me manda que ame a mis hermanos.

"Habla, Señor, que tu siervo escucha".

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